tularemia - colegio oficial de veterinarios de madrid · los primeros puestos de la historia...

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ELÍAS F. RODRÍGUEZ FERRI Departamento de Sanidad Animal. Universidad de León Introducción A finales de 1997 tuvo lugar un brote de tulare- mia en Castilla y León, una enfermedad que hasta entonces nunca antes se había diagnosticado en Espa- ña. El brote se prolongó con gran virulencia a lo largo de 1998 y parte de 1999, con un saldo final de 559 casos confirmados, la mayor parte (513 casos) de la Comunidad Autónoma, y el resto de otros nueve terri- torios autonómicos, principalmente relacionados con partidas de caza llevadas a cabo en tierras de Casti- lla y León 1 (País Vasco, Cataluña, La Rioja, Madrid, Navarra, Asturias, Galicia, Cantabria y Valencia). El primer aislamiento de F. tularensis de origen humano se consiguió en el Hospital del Río Carrión, de Palencia. El brote de tularemia estu- vo relacionado principalmente con la manipulación de liebres, especie que sufrió de una importante mor- talidad a lo largo del verano y otoño de 1997. Un segundo brote, menos nume- roso, con 19 casos humanos, tuvo lugar en la provincia de Cuenca en 1998, relacionado con la manipu- lación de cangrejos en la localidad de Moncalvillo de Huete, próxima al río Mayor y el embalse de Buen- día. Se detecto la presencia de Fran- cisella tularensis por PCR a partir del estómago y hepatopáncreas de los cangrejos y se aisló la bacteria de las muestras de agua procedentes de una depuradora situada en el tramo de río autorizado para la pesca del cangrejo. Los diagnósti- cos humanos se confirmaron por serología. Estas cifras, tan altas, han suge- rido comentarios a propósito de su comparación con los niveles ordi- narios en otras latitudes. Según señalan Eirós y Rodríguez Torres, en los EE.UU. se declaran al año unos 200 casos y en Japón, desde 1996, solamente se han descrito 10 casos. Otras cifras recogidas por Guerra (2007) inclu- yen para Escandinavia los brotes más numerosos (entre 1966 y 67 se recogieron 600 casos, en 1981 529 y en 2000-04, un total de 234. Recientemente, en agosto de 2004 se denunciaron en Francia un total de 15 episodios. En cualquier caso las cifras del pri- mer brote denunciado en España permite situarle en los primeros puestos de la historia reciente de esta enfermedad. En el brote de 1997-98, la forma clínica más fre- cuente fue la ulceroganglionar (el 55’4%) seguida de la forma ganglionar (15’3%), tifoidea (6’6%), oro- faringea (5’2%), pulmonar (4’6%) y oculoganglio- nar (1’8%). Antes de estas fechas, Gutierrez et al (2003) seña- lan la presencia de 9 sueros con títulos sospechosos (4 de ellos con valores de 1/80 y uno con título de 1/160), probados nega- tivos frente a otras bacterias de reac- ción cruzada, de un total de 4.825 sueros procedentes de varias provin- cias de la comunidad autónoma recogidos en 1996. En lo que respecta a la enferme- dad en los animales, la primera denuncia fue realizada por los caza- dores, quienes hicieron notar en el otoño de 1997 una elevada morta- lidad de liebres (se llegó a estimar cifras de entre 15.000 y 20.000 lie- bres), en especial en la comarca de Tierra de Campos (unos 11.000 km 2 ), en la confluencia de las pro- vincias de Palencia, Burgos, Zamo- ra y León, lo que motivó que los ser- vicios veterinarios dependientes de la Consejería de Agricultura y Gana- dería, así como los dependientes de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, iniciaran una recogida sistemática de mues- tras y su envío a distintos laborato- rios oficiales del país, con el propó- sito de conocer la causa. En el Laboratorio Central de Sanidad Ani- mal, dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Z Z o o o o n n o o s s i i s s 74 TULAREMIA Brote nuevo en Castilla y León en 2007 Ejemplares de liebre europea (Lepus europaeus) y de topillo (Microtus arvalis), dos reservorios de tularemia en España

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ELÍAS F. RODRÍGUEZ FERRIDepartamento de Sanidad Animal. Universidad deLeón

Introducción

A finales de 1997 tuvo lugar un brote de tulare-mia en Castilla y León, una enfermedad que hastaentonces nunca antes se había diagnosticado en Espa-ña. El brote se prolongó con gran virulencia a lo largode 1998 y parte de 1999, con un saldo final de 559casos confirmados, la mayor parte (513 casos) de laComunidad Autónoma, y el resto de otros nueve terri-torios autonómicos, principalmente relacionados conpartidas de caza llevadas a cabo en tierras de Casti-lla y León1 (País Vasco, Cataluña, La Rioja, Madrid,Navarra, Asturias, Galicia, Cantabria y Valencia). Elprimer aislamiento de F. tularensisde origen humano se consiguió enel Hospital del Río Carrión, dePalencia. El brote de tularemia estu-vo relacionado principalmente conla manipulación de liebres, especieque sufrió de una importante mor-talidad a lo largo del verano y otoñode 1997.

Un segundo brote, menos nume-roso, con 19 casos humanos, tuvolugar en la provincia de Cuenca en1998, relacionado con la manipu-lación de cangrejos en la localidadde Moncalvillo de Huete, próximaal río Mayor y el embalse de Buen-día. Se detecto la presencia de Fran-cisella tularensis por PCR a partir delestómago y hepatopáncreas de loscangrejos y se aisló la bacteria delas muestras de agua procedentesde una depuradora situada en eltramo de río autorizado para lapesca del cangrejo. Los diagnósti-cos humanos se confirmaron porserología.

Estas cifras, tan altas, han suge-rido comentarios a propósito de sucomparación con los niveles ordi-narios en otras latitudes. Segúnseñalan Eirós y Rodríguez Torres, en

los EE.UU. se declaran al año unos 200 casos y enJapón, desde 1996, solamente se han descrito 10casos. Otras cifras recogidas por Guerra (2007) inclu-yen para Escandinavia los brotes más numerosos(entre 1966 y 67 se recogieron 600 casos, en 1981529 y en 2000-04, un total de 234. Recientemente,en agosto de 2004 se denunciaron en Francia un totalde 15 episodios. En cualquier caso las cifras del pri-mer brote denunciado en España permite situarle enlos primeros puestos de la historia reciente de estaenfermedad.

En el brote de 1997-98, la forma clínica más fre-cuente fue la ulceroganglionar (el 55’4%) seguidade la forma ganglionar (15’3%), tifoidea (6’6%), oro-faringea (5’2%), pulmonar (4’6%) y oculoganglio-nar (1’8%).

Antes de estas fechas, Gutierrez et al (2003) seña-lan la presencia de 9 sueros con títulos sospechosos

(4 de ellos con valores de 1/80 y unocon título de 1/160), probados nega-tivos frente a otras bacterias de reac-ción cruzada, de un total de 4.825sueros procedentes de varias provin-cias de la comunidad autónomarecogidos en 1996.

En lo que respecta a la enferme-dad en los animales, la primeradenuncia fue realizada por los caza-dores, quienes hicieron notar en elotoño de 1997 una elevada morta-lidad de liebres (se llegó a estimarcifras de entre 15.000 y 20.000 lie-bres), en especial en la comarca deTierra de Campos (unos 11.000km2), en la confluencia de las pro-vincias de Palencia, Burgos, Zamo-ra y León, lo que motivó que los ser-vicios veterinarios dependientes dela Consejería de Agricultura y Gana-dería, así como los dependientes dela Consejería de Medio Ambiente yOrdenación del Territorio, iniciaranuna recogida sistemática de mues-tras y su envío a distintos laborato-rios oficiales del país, con el propó-sito de conocer la causa. En elLaboratorio Central de Sanidad Ani-mal, dependiente del Ministerio deAgricultura, Pesca y Alimentación,

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TULAREMIABrote nuevo en Castilla y León en 2007

Ejemplares de liebre europea (Lepuseuropaeus) y de topillo (Microtus

arvalis), dos reservorios de tularemiaen España

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sobre una liebre recibida el 10 de diciembre de 1997,procedente de Montealegre (Valladolid), se consiguióy comunicó el primer aislamientode Francisella tularensis. Entre esafecha y finales de enero de 1998,dicho laboratorio procesó un totalde 77 muestras, de vísceras o decadáveres de liebres, así como 7cadáveres de topillos (Microtusarvalis). Del primer bloque de mues-tras se aislaron 22 cepas y 1 más delos topillos. En este estudio, lamayor parte de las muestras positi-vas procedieron de la provincia deValladolid, seguida de la de Zamo-ra, y en menor número de las dePalencia, León, Segovia, Burgos,Ávila y Soria.

En definitiva, el brote de 1997-98 respondió a los criterios quedefinen la emergencia de enferme-dades infecciosas, en particularzoonosis; descripción por primeravez en España, enfermedad de grandifusión, alta infectividad y otrasconnotaciones añadidas (condi-ción de agente clasificado, en par-ticular para el tipo A).

Después de estos primeros estudios acerca del ais-lamiento de F. tularensis, se ha comunicado que con

anterioridad a 1997, una gran mor-tandad de liebres que tuvo lugar en1994, en la misma zona geográfica,se debió también a un brote de tula-remia. Durante la temporada 94-95un brote diagnosticado como “sín-drome de la liebre parda europea”produjo decenas de liebres muer-tas en el campo. Fernández de Lucoet al consiguieron en 1998 (a raízde la descripción del brote quecomentamos) el aislamiento de F.tularensis a partir de vísceras de lie-bres procedentes de las provinciasde Burgos, Valladolid y Zamorarecogidas entre 1994 y 1995, y quehabían sido conservadas congela-das. Este dato conjuntamente conel referido antes (Gutierrez et al.,2003), pone de manifiesto la pre-sencia de la enfermedad antes de1997 y no diagnosticada, ni en losanimales ni el hombre. Tampocopuede descartarse que solamente lazona de estudio sea la única contularemia.

“Los factores deriesgo recogidos por

la encuestaepidemiológica

atribuyen la relaciónprincipal con los

casos a la condiciónde agricultor o

jardinero, encontradaen el 31,9 % de loscasos, seguida del

contacto conroedores, en el

18,71%”

Fig. 1 Perfiles de las cepas de F. tularensis del brote de Castilla y León (1997-98): 1) REP-PCR, 2) ERIC-PCR Y 3) RAPD-PCR. M = patrón de peso molecular (Fuente: García del Blanco, N. Tesis Doctoral)

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Entre 2000 y 2006 se produjoun silencio epidemiológico apenassalpicado por algunos casos espo-rádicos. Se cita un caso en 2000,otro en 2001 (debido a la manipu-lación de cangrejos en la provinciade Palencia), 4 en 2004 (en la pro-vincia de Zamora), 6 en 2005 y unomás en 2006, cifras que ponen demanifiesto el asentamiento deFrancisella tularensis en la región,adaptada a uno o varios tipos dehospedadores reservorios, capazde producir esporádicamente bro-tes explosivos en coincidencia conla sobrepoblación de alguno deellos, en particular, liebres y, segu-ramente, también roedores decampo (en menor medida), sinexcluir la posible participación decangrejos de río, en particular lavariedad Procambarus clarkii (can-grejo rojo americano) mucho masvoraz que la especie autóctona(prácticamente extinguida) ycapaz de acceder a cadáveres deanimales muertos de la enferme-dad, tanto dentro como fuera delagua. Las posibilidades de conta-minación del agua, incluso la posible existencia dereservorios como las amebas (demostrada enNoruega en el caso de Acanthamoeba castellani)sería otra posibilidad a tener en cuenta, igual quela participación de invertebrados, fundamental-mente garrapatas.

Tularemia

La Tularemia, “una septicemia de origen bacte-riano, altamente contagiosa, de los roedores y tam-bién de otros mamíferos, aves, reptiles y peces, trans-misible al hombre y caracterizada por una altamortalidad” recibe su nombre del condado califor-niano de Tulare, donde fue observado por primeravez entre las ardillas en 1911.

El microorganismo responsable, inicialmente ais-lado de ardillas en medios con yema de huevo y deno-minado Bacterium tularense por McCoy y Chapin,fue redenominado Francisella tularensis en honor aFrancis, quien había probado en 1919 el papel de lasliebres en la transmisión de la enfermedad al hom-bre, además de aportar otros estudios como los refe-ridos a las relaciones entre estos agentes y otros delgénero Brucella. El primer caso en seres humanosfue descrito por Vail, Wherry y Lamb en 1914.

La tularemia ha recibido también otras denomi-naciones, muy descriptivas, en distintas partes delmundo, que aluden a algún carácter particular de supresentación, vehículo de transmisión o infección, oautor que realizó la primera descripción. Es el caso,por ejemplo, de denominaciones como “fiebre detábanos”, “fiebre de los conejos”, “fiebre de las lie-

bres silvestres”, “enfermedad de Ohara” o “enferme-dad de los cazadores de ratas de agua”.

Francisella tularensis es un bacilo o cocobaciloGram negativo, inmóvil y no esporulado, de peque-ño tamaño (0,2 x 2 micras), dotado de una seudocáp-sula extracelular de composición compleja (glúcido-lípido-proteica). Es aerobio y de crecimiento lento (2a 10 días a 37ºC y un pH de 6,8 a 7, aunque los sub-cultivos acortan el periodo de incubación y puedenobtenerse colonias en 48 ó 36 horas. Producen colo-nias pequeñas, transparentes, confluentes, manteco-sas y emulsionables en agua.

Necesita de aminoácidos azufrados para el creci-miento, en particular cisteína y suelen utilizarsemedios ricos como el agar sangre agar chocolatesuplementados, o el medio de Thayer-Martin, modi-ficado.

Desde el punto de vista taxonómico F. tularensisincluye, en la actualidad, 4 subespecies: F. tularen-sis tularensis (también denominada nearctica o tipoA), que se distribuye por América del Norte y parala que estudios recientes han propuesto su divisiónen los subtipos A1 y A2 con distintas áreas de distri-bución en Estados de USA, F. tularensis holarctica(también denominada palaearctica o tipo B), que sedistribuye por todo el hemisferio norte, desde Amé-rica del Norte a Europa, Asia y Japón, en la que sediferencian tres biovares, los tipos I (sensible a eri-tromicina ó eryS), II (resistente a eritromicina ó eryR)y la biovariedad japónica. Además se incluyen, tam-bién las subespecies mediásiática (en Asia) y novici-da (descrita habitualmente en América y, reciente-mente, también en Australia).

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Fig. 2 Perfiles de RFLP (electroforesis en campo pulsante) de las cepas de F.tularensis aisladas en el brote de Castilla y León (1997-98). A la izquierda con

la enzima Xhol y con la enzima BamHI a la derecha (Fuente: García delBlanco, Tesis Doctoral)

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Caracteres de interés epidemiológico

Desde el punto de vista epide-miológico existen numerosas cues-tiones de interés. En primer lugar, lapropia distribución de la enferme-dad, originada por las distintassubespecies patógenas. Como se haseñalado antes, el tipo A (subespe-cie tularensis) se distribuye preferen-temente en Norteamérica, con par-ticularidades entre los Estados quejustifican la propia subdivisión ensubtipos comentada. Por otra parte,aunque en Europa no se había seña-lado tradicionalmente la presenciade esta subespecie, se ha descritorecientemente algunas cepas aisla-das en Eslovaquia entre 1986 y 1988,y en Austria en 1990, a partir de mos-quitos, garrapatas y micromamífe-ros2. Estos hallazgos se han consi-derado de un enorme interés dadala virulencia de la subespecie y seha recomendado su vigilancia extre-ma. Se consideran de origen antro-pogénico.

La subespecie holarctica (tipo B) se distribuye portodo el mundo, en el hemisferio norte. Es la subespe-cie encontrada en España en los brotes reconocidoshasta el momento, pero resulta especialmente comúnen el norte de Europa, Rusia y Japón, donde ocasio-nalmente produce brotes de distinta importancia.

La zona de influencia de la subespecie mediasia-tica es Asia y Japón en particular, mientras que la dis-tribución de la subespecie novicida es fundamental-mente América y, recientemente, se ha descritotambién en Australia.

Desde el punto de vista epidemio-lógico es destacable la supervivenciade esta especie que, pese a carecerde esporos, verdaderas cápsulas uotro tipo de atributos relacionadoscon la resistencia o estabilidad en elmedio ambiente, le permite sobrevi-vir periodos prolongados en la natu-raleza, en particular en condicionesde frío ambiental, como sucede eninvierno, hasta 3 y 4 meses. La con-gelación no le afecta y se mantieneperfectamente, incluso en cadáverescongelados, o en condiciones idóne-as de humedad.

En agua sobrevive semanas omeses, siendo este un aspecto degran interés en la difusión de laenfermedad, pues el agua puedecontaminarse por la presencia decadáveres de animales muertoscomo consecuencia de la enferme-dad y ser vehículo de contagio albeber, tanto en el caso de los ani-males como del hombre; por otraparte, se ha descrito en Noruega laposibilidad de que amebas de vida

libre de la especie Acanthamoeba castellani puedanactuar como reservorios de Francisella tularensis enperiodos interepizooticos3.

En los cadáveres infectados puede sobrevivirperiodos variables, de hasta 4 meses en condicionesde frío, aunque otros autores son más restrictivos yseñalan que los cambios que se suceden en el cadá-ver eliminan la bacteria en pocos días.

La persistencia en los aerosoles es escasa, siendoinactivada con cierta rapidez como consecuencia delefecto combinado de las radiaciones ultravioleta, la

desecación y la oxidación. Por últi-mo, F. tularensis es muy lábil tantoal calor (se inactiva a 55ºC despuésde diez minutos de exposición) y alos desinfectantes ordinarios.

Hospedadores. F. tularensis esubícua y está capacitada para alojar-se en multitud de hospedadoresvivos. Hasta la fecha se ha descrito apartir de más de 150 tipos de verte-brados, incluyendo mamíferos, aves,peces, anfibios y reptiles, así comode alrededor de cien especies deinvertebrados, algunos de los cualesresultan críticos en el mantenimien-to y difusión de la infección.

Esta condición de especie demúltiples hospedadores, como ocu-rre a menudo, va pareja de la selec-ción de unos pocos que tienen lacondición de reservorios que cons-tituyen las fuentes de infección tra-dicionales. Este papel se reserva,fundamentalmente a los lagomor-fos y los roedores.

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“Otras relacionesintercausales desde

el punto de vistaepidemiológico

serían el contactocon perros o gatos

(16,87%) o el contacto(manipulación) concangrejos de río (el

15,64%), mientras queel contacto con

liebres solo aparecerelacionado en el4,6% de los casos”

Francisella tularensis. Tinción por Gram

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Entre los animales domésticos,algunas especies son susceptiblesen mayor o menor grado, pero porlo general no se comportan comoreservorios, igual que sucede con elhombre, de tal modo que la infec-ción está condicionada a la presen-cia de otra fuente de infección yéstos no se comportan del mismomodo, no actuando como portado-res-eliminadores. Se incluyen ove-jas, caballos, perros o gatos. Losbovinos se consideran resistentes.

En el tipo A (subsp. tularensis) seconsideran reservorios principalesel conejo de cola de algodón (Syl-vilagus audubonii) común en Amé-rica, roedores acuáticos y muchostipos de garrapatas. El tipo B (subsp.holarctica) tiene en la liebre, roedo-res y garrapatas sus principalesreservorios.

Las garrapatas son verdaderos reservorios, igualque vectores, y pueden transmitir la bacteria a sudescendencia (transovárica y transestádica) o deforma horizontal a otros hospedadores sanos. Seincluyen múltiples especies, particularmente Ambl-yoma americanum, Dermacentor andersoni, D. varia-bilis, Ixodes spp, etc. En Estados Unidos, Europa, Asiay Japón se han descrito aislamientos repetidamentede F. tularensis a partir de garrapatas.

Otros invertebrados como los mosquitos y las mos-cas son igualmente vectores y reservorios. Los prime-ros se han señalado en brotes epizoóticos en Eurosia,Escandinavia y la región del Báltico en Rusia. Se inclu-yen principalmente especies de Aedes como A. cine-reuso A.excrucians. Finalmente, entre las moscas pica-doras o mordedoras, la transmisión de la tularemiaestá acreditada desde los primeros tiempos de su cono-cimiento, como lo atestiguan algunas de las denomi-naciones ya señaladas (fiebre de tábanos, fiebre de lamosca del ciervo, etc.). Se incluyen Chrysops disca-lis, Ch. aestuaris, Ch. relictus o Chrysozona pluvialis,entre otros.

Epidemiológicamente las garrapatas suelen aso-ciarse a los lagomorfos y los mosquitos y moscas alos roedores. Está descrito un ciclo roedor-mosquitoen Rusia y Escandinavia. Además, se ha observadoque los picos humanos que tienen lugar en verano oestaciones cálidas se relacionan más con garrapatasy roedores, mientras que los que suceden en épocasfrías, de invierno, se relacionan principalmente conliebres.

La transmisión entre animales tiene lugar pormuchas vías, por contacto directo enfermo-sano oindirecto, a través de la intervención de un ambien-te contaminado con heces, orina o pelo, proceden-te de individuos infectados. Debe contarse tambiéncon la participación de vectores invertebrados, a losque se ha aludido, incluyendo parásitos externoscomo pulgas, mosquitos, garrapatas, etc.,. Entre losanimales, un procedimiento común común de trans-

misión en los carnívoros tiene lugarcomo consecuencia del consumode animales enfermos o cadáveresde animales muertos como conse-cuencia de la enfermedad. Final-mente, en algunas ocasiones, laingestión de agua contaminada esla responsable de la infección.

El hombre se contagia a partirde los animales como consecuen-cia de su contacto y manipulación,especialmente en lo que se refierea las piezas de caza, como las lie-bres que al ser manejadas para supreparación culinaria (desollado,evisceración y troceado) proporcio-nan situaciones de riesgo (nubes depolvo o pelos contaminados, con-tacto con tejidos o fluidos contami-nados, cortes o heridas con instru-m e n t o s u t i l i z a d o s p a ra l apreparación de los animales, etc.) y

ello considerando que en la práctica las posibilida-des de ingreso de la bacteria pueden producirse demúltiples modos (exposición de mucosas: conjunti-val, nasal, oral, ingreso a través de heridas, arañazoso rasguños e incluso de la piel íntegra, previamentemacerada por contacto con agua). La vía oral esmenos común si es el consumo de alimentos conta-minados el que se contempla, dada la labilidad de F.tularensis al calor, que hace que mínimas prepara-ciones culinarias calientes la inactiven; sin embargo,si es posible el contagio a través de la ingestión deagua contaminada.

En estas condiciones se constituyen operacionesde riesgo, como se ha dicho, el desollado de las pie-zas de caza, la manipulación de cangrejos proceden-tes de zonas sospechosas de tularemia, las excursio-nes en zonas densamente pobladas de garrapatas, elcontacto con animales parasitados, la ingestión deagua de zonas sospechosas y, de modo muy especial,el trabajo en laboratorios de diagnóstico o investi-gación en los que se manejan volúmenes importan-tes y concentrados del microorganismo. Esta parti-cularidad obliga al uso de niveles 3 de bioseguridad(F. tularensis es un agente de clase 3) en los que sedispone de barreras primarias y secundarias y seadoptan prácticas especiales para minimizar o anu-lar el riesgo de contagio.

En cualquier caso, la transmisión natural al hom-bre se considera de perfil bajo y connotaciones dife-rentes según se trate de una subespecie u otra. Ladosis infecciosa es baja en el caso de la inoculacióno inhalación, en la que son suficientes (en el caso deltipo A) 10-50 ufc, mientras que para la vía oral se pre-cisan (en el mismo tipo) valores de al menos 108 ufc.

Grupos de susceptibilidad. Con carácter generalse consideran 3 grupos de susceptibilidad, alto,medio y bajo. Al primero pertenecen la liebre y roe-dores como el topillo (Microtus arvalis), hamster ocriceto y ratón. En el grupo medio se incluyen otrosroedores silvestres, la oveja o el hombre y, finalmen-

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“Con caráctergeneral se

consideran 3 gruposde susceptibilidad,

alto, medio y bajo. Alprimero pertenecenla liebre y roedores

como el topillo(Microtus arvalis),

hamster o criceto yratón”

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te, en el grupo bajo de susceptibilidad se incluyenlos peces, reptiles, perro y gato, bovino, etc.

La DL50 del tipo A es, por lo general, muy bajapara los animales de experimentación como el coba-ya (bastan menos de 10 ufc para producir la muerteen un plazo de 2-10 días) o el conejo o el ratón (igualque el cobaya), que es un buen modelo de estudioexperimental. En el hombre la DL50 es inferior a 102(casos sin tratamiento) y en el caso de los ovinospuede producirse una tasa de mortalidad del 50% omás y 20-40% de morbilidad. El tipo B es muchomenos virulento; en el caso del conejo, por ejemplo,la DL50 es superior a 106 ufc.

Patogenicidad y virulencia

El tipo A es el más virulento. En el caso del hom-bre es el responsable de más del 80% de los casoshumanos y de la práctica totalidad de los casos fata-les descritos, en particular en individuos no trata-dos. El tipo B es moderadamente virulento; en el casodel hombre raramente produce casos fatales. F. tula-rensis mediasiatica es apatógena para el hombre y lasubespecie novicida se define como escasamentevirulenta; de modo infrecuente se asocia con enfer-medad en el hombre.

F. tularensis es un patógeno intracelular facultati-vo capaz de sobrevivir en el interior de macrófagosy monocitos, en los que se multiplica después de eva-dir la formación del fagolisosoma. Con este propósi-to dispone de varios factores de virulencia cuyo cono-cimiento ha sido objeto de intensa investigación enlos últimos años. Se incluye el lipopolisacárido (LPS),atípico, una cápsula o seudocápsula anticomplemen-taria y un importante número de proteínas entre lasque se cuentan una isla de patogenicidad (FPI) recien-temente descubierta de 33,9 kb que no se consideraresponsable de la alta virulencia del tipo A, una seriede proteínas reguladores transcripcionales denomi-nadas MglA, MglB, que se requieren para el creci-

miento en los macrófagos y se relacionan con la viru-lencia en el ratón; entre ellas, la MglA regula posi-tivamente los genes pdpA, pdpD, iglA, iglC e iglD yla IglC (una proteína de 23 kD) rompe la señal delreceptor de los linfocitos T (TLR) relacionándose conla virulencia, pues los mutantes son atenuados.

Otros componentes relacionados con la virulen-cia incluyen ‘fosfoantígenos’, que expanden célulasgd-T de (significado desconocido) y los sistemas decaptación de hierro, mal conocidos, aunque se hadescrito el gen fur (un regulador).

Clínica

Animales salvajes. Con carácter general, el cua-dro clínico depende de la susceptibilidad del animalconsiderado; por término medio el periodo de incu-bación va de 2 a 10 días y el cuadro clínico se carac-teriza por una septicemia mortal que correspondecon un cuadro agudo, como ocurre en roedores ylagomorfos. Es habitual que los animales se descu-bran muertos. En el caso de las liebres, por ejemplo,se observa debilidad, fiebre, úlceras, abscesos y ade-nopatías. Una característica típica incluye el compor-tamiento anormal, por ejemplo captura fácil porqueno corren o lo hacen lentamente, ni huyen de losperros, se frotan la nariz y las patas con la tierra, seobserva rigidez muscular, aspecto anoréxico, diarreay disnea. En estos animales, dependiendo de la sus-ceptibilidad nuevamente, las lesiones más significa-tivas, en forma de focos necróticos blanquecinos foca-les, se observan en el hígado y bazo, no siendo extrañoque se descubran también en pulmones y médulaósea.

Animales domésticos. En el caso de las ovejas, porejemplo, se han descrito brotes en áreas enzooticasde América del Norte, especialmente después deinviernos fríos y en animales muy parasitados de garra-patas. Se observa fiebre, pérdida de peso, adenopa-tías, dificultad respiratoria, tendencia a aislarse del

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Fig. 3 Factores de riesgo relacionados a través de la encuesta epidemiológica de los servicios sanitarios, con los 326casos confirmados de Tularemia en Castilla y León.

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rebaño, caminar rígido, etc. Las muertes más fre-cuentes se suceden en los animales jóvenes.

En el caso de los caballos y otros équidos, la enfer-medad cursa con fiebre, depresión ataxia, edema deextremidades, disnea y rigidez.

En cerdos adultos la enfermedad suele ser subclí-nica, mientras que en los jóvenes, se observa fiebre,disnea y depresión.

Entre los pequeños animales la enfermedad sola-mente se describe en grupos de riesgo muy particu-lares (perros de caza o pastor, animales de zonasrurales, incontrolados) en los que se observa fiebre,anorexia, dolores musculares, descargas nasales yoculares y, ocasionalmente, abscesos en el punto deinfección. En los gatos se ha descrito también fiebre,anorexia, apatía y úlceras en la lengua y paladar.

En los animales domésticos las lesiones post-mor-tem varían ampliamente según sea la especie animalde que se trate. En general se puede observar la pre-sencia de focos necróticos gris blanquecinos cuyotamaño va desde puntiformes a de varios mm de diá-metro que asientan principalmente en los ganglios lin-fáticos, bazo e hígado, principalmente.También se hadescrito la presencia de trombosis e infarto en peque-ños vasos sanguíneos e hiperplasia de hígado y bazo.

Clínica en el hombre

En el hombre, el cuadro clínico depende de la víade inoculación, la virulencia de la cepa y la dosis deexposición. En general, se admite la existencia dediversas formas4:

Ulceroganglionar (úlcera cutánea con linfadeno-patía regional)

Ganglionar (linfadenopatía regional, sin úlcera)Oculoganglionar (conjuntivitis con linfadenopa-

tía preauricular(Orofaríngea (estomatitis o faringitis o tonsilitis y

linfadenopatía cervical)Intestinal (dolor abdominal, vômitos y diarrea)Neumónica (enfermedad pleuropulmonar prima-

ria)Tifoidea (tifoídica) (enfermedad febril, sin locali-

zación precoz de sígnos o síntomas)La forma ulceroganglionar se produce cuando la

bacteria penetra a través de la piel (picadura de insec-tos, garrapatas, cortes accidentales, heridas, etc.); des-pués de una pequeña lesión de la piel (pápula), laherida se ulcera y es evidente la hinchazón de losganglios linfáticos regionales (adenopatía), que pue-den supurar.

En la forma ganglionar sola-mente se observa el infarto ohinchazón de los ganglios,aunque en este caso no se cir-cunscribe a una región deter-minada, sino que pueden apa-recer gran número de ellosafectados.

La forma oculoganglionar seproduce cuando la infeccióntiene lugar a través de la muco-sa ocular; se observa conjunti-vitis e inflamación de los gan-glios linfáticos regionales(ganglios preauriculares y gan-glios submaxilares), que sonmuy evidentes.

La forma orofaríngea por logeneral es consecuencia de lainhalación (contagio por vía res-piratoria) de aerosoles altamen-te infectantes, o por ingestión deagua o alimentos contamina-dos. Se observan signos de farin-gitis no exudativa.

La forma neumónica puedeser consecuencia primaria de la inhalación del microorganismo,aunque también puede repre-sentar una complicación de lasotras formas. Es la forma másgrave.

La forma tifoidea es conse-cuencia de un estado septicémi-co, con fiebre. En ocasionespuede haber participación pul-monar o meníngea.

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Fig. 4 Casos de Tularemia en Castilla y León a 1 de octubre (Servicio deVigilancia Epidemiológica y Enfermedades Transmisibles. Junta de Castilla y

León. Distribución por edades y meses en 2007

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Inmunidad

Después del padecimiento de laenfermedad, tanto en el hombrecomo en los animales (cuando estosla superan con o sin tratamiento) seproduce inmunidad prácticamentepermanente; de hecho, la reinfec-ción es un suceso raro, aunque enel hombre se han descrito varioscasos.

La aparición de anticuerpostiene lugar después de la segunda otercera semana, con un pico que seproduce alrededor de la tercera ocuarta. Son anticuerpos de granpersistencia, incluso en nivelesaltos, hasta los 6 meses o más. Sehan descrito, en el hombre, casos depersistencia de anticuerpos (espe-cialmente de tipo IgG y menos en elcaso de IgA e IgM) después de 25años del padecimiento de la infec-ción. No existe relación directa entreel título de anticuerpos y la grave-dad de la infección y, desde el puntode vista diagnóstico (ver después),una serología negativa no excluyeinfección pasada o la ausencia derespuesta de base celular.

La inmunidad de base celular esmucho más precoz y persistente,relacionada con la condición de patógeno intrace-lular facultativo de F. tularensis. Se han descrito deindividuos en los que después de 25 años del pade-cimiento de la infección, en un 85% continúan dandorespuesta proliferativa en la prueba de blastogénesislinfocitaria (células T). De igual modo se ha señala-do también pruebas de intradermorreacción positivacon tularina en individuos 40 años después del pade-cimiento de la infección.

Diagnóstico

En el caso de los animales tienen valor los ante-cedentes clínicos de sospecha de infección (compor-tamiento anormal, altos porcentajes de mortalidad,etc., en el caso de hospedadores altamente suscep-tibles, reservorios principales, como ocurre con laliebre o los roedores, en Europa). El diagnóstico defi-nitivo es el aislamiento e identificación del agente,para lo cual puede recurrirse a la toma de muestras(por lo general material de lesiones o sangre, en elcaso de animales enfermos o recién muertos, direc-tamente del corazón), como sucede en los lagomor-fos, roedores o, un triturado en el caso de insectos ygarrapatas. La sangre, por otra parte, de modo espe-cial en los animales domésticos, como ocurre tam-bién en el caso del hombre, es fuente de suero, conel cual se llevan a cabo determinaciones serológicas.

Cuando el material está muy contaminado, ade-más de recurrir al uso de medios de cultivo selecti-

vos, puede recurrirse también a ino-culaciones en animales de experi-mentación, por lo general cobaya oratón, en los que se inocula una sus-pensión de material sospechoso. Lapresencia de F. tularensis conducea la muerte del animal en el plazode una semana, permitiendo poste-riormente la recuperación a partirdel bazo, corazón o el hígado.

Pueden llevarse a cabo tincionesdirectas y aislamiento por cultivo apartir de material clínico, contem-plando en todo momento las parti-cularidades de virulencia de estasbacterias, que demanda niveles 3 debioseguridad. Se utiliza agar de Tha-yer-Martin, agar chocolate o agarsangre enriquecidos con cisterna. Laidentificación considera algunascaracterísticas, especialmente elcrecimiento lento, pegajoso, laincapacidad para acidificar el glice-ro (en el caso del tipo B) o la pro-ducción de ácido (tipo A), la ausen-cia (tipo B) o presencia (tipo A) dela actividad citrulin ureidasa y lavirulencia (alta en el tipo A o bajaen el tipo B).

Desde el punto de vista inmuno-lógico son de aplicación diversotipo de reacciones. La más común,

probablemente (tanto en el hombre como en los ani-males domésticos) es la aglutinación lenta o microa-glutinación. En un caso u otro se exige para la con-firmación seroconversión positiva en dos tomas desangre-suero separadas dos semanas (aumento deltítulo cuatro veces). Se consideran sospechosos lostítulos superiores a 1/128 en el caso de la microaglu-tinación o de 1/160 en el caso de la aglutinaciónlenta. Deben descartarse posibles reacciones cruza-das (especialmente cuando la clínica no es orientati-va) frente a Brucella spp, Proteus OX-19 y Yersinia O-9; en estos casos el título frente a F. tularensis debeser al menos 2 veces más alto que frente a alguna delas bacterias referidas, para considerarse indicativode tularemia.

Pueden utilizarse también otras reacciones de baseinmune, como la inmunofluorescencia directa o indi-recta, en general a partir de material de punción deganglios o pus, utilizando un conjugado fluorescen-te. En los últimos años se han realizado interesantesavances en relación con la técnica ELISA, que puedeutilizar antígenos crudos procedente de cultivo soni-cados o LPS purificado. Este tipo de determinacióndetecta tanto IgM como IgG o IgA, puede hacerlo delLPS si se dispone de anticuerpos policlonales o mono-clonales convenientes y en la actualidad es ya técni-ca preferida de muchos laboratorios, tanto por su sen-sibilidad (95,7 %) y especificidad (96%), superioresa las de la aglutinación. Además, produce menos reac-ciones inespecíficas (cruzadas) que la aglutinación

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“Entre los pequeñosanimales laenfermedad

solamente sedescribe en grupos

de riesgo muyparticulares (perros

de caza o pastor,animales de zonas

rurales,incontrolados) en los

que se observafiebre, anorexia,

dolores musculares,descargas nasales y

oculares”

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con Brucella spp y Yersinia spp, sien-do también más precoz.

Las reacciones de base molecu-lar o genética se están convirtien-do en una alternativa muy intere-sante, igual que ocurre con lamayoría de las enfermedades infec-ciosas o parasitarias, tanto para ladetección como una herramientade gran versatilidad para la tipifica-ción de cepas. Entre los distintos pri-mers que se han utilizado hasta lafecha destaca especialmente el pro-ducido a partir de secuencias delgen que codifica para una pequeñalipoproteína de 17 kDa, igual queel del 16S RNA. En conjunto es unprocedimiento más rápido que lamayoría de las determinacionesserológicas, muy sensible (aunque ello plantea tam-bién problemas de contaminaciones) y, sobre todo,elimina el riesgo de trabajar con materiales vivos, loque representa un gran beneficio para los emplea-dos y técnicos de laboratorios de diagnóstico. La sen-sibilidad hace que sirvan cantidades muy pequeñas.

Actuaciones

En el caso de los animales salvajes, pocas inter-venciones son posibles. Las experiencias del pasadoverano en Castilla y León a propósito de la sobre-población (plaga) de topillos ha propiciado inter-venciones de diverso tipo, resumidamente: 1) direc-tas sobre los animales, mediante el uso derodenticidas; 2) limpieza de cunetas y quema de ras-trojos, con el propósito de cambiar el microhábitatde los animales, lo que les hace más vulnerables asus depreadadores y condiciones ambientales, ade-más de que les aparta de sus posibles fuentes de ali-mento tradicionales y 3) arado profundo (20 cm)con el fin de destruir sus huras (madrigueras), lo quepone en cuestión la viabilidad de las crías. En cual-quier caso, esta sobrepoblación de roedores siguesus propios criterios cíclicos en opinión de los exper-tos, dando lugar a censos importantes cada 3 o 5años, coincidiendo además con clima suave, húme-do, que proporciona abundancia de comida. Des-pués, el equilibrio natural se logra merced a la inter-vención de sus depredadores naturales (aves depresa, carnívoros salvajes, etc.) y la coincidenciacon el frío. Además de ello, la limpieza y ordena-ción de los cultivos, colabora positivamente.

En los animales domésticos (en particular laoveja) y ocasionalmente en los perros pertenecien-tes a grupos de riesgo (perros de pastor y de caza)es importante su atención higiénica, especialmenteen lo que se refiere a la parasitación por garrapa-tas. Desde este punto de vista debe utilizarse unatécnica de eliminación adecuada, con pinzas quepermitan la extracción completa del parásito, apli-cando después un antiséptico para evitar la conta-minación adicional en el punto de la picadura, y una

desparasitación preventiva-curativacon productos sistémicos. Algunosanimales de alto valor o singulares,infectados accidentalmente justifi-can el uso de antibióticos, en par-ticular estreptomicina, gentamici-na, doxiciclina, tobramicina ociprofloxacina, entre otros, conbuenos resultados.

En el caso del hombre5, se hanpublicado muchas directrices detratamiento y profilaxis de la tula-remia. Actualmente se considerande elección tanto estreptomicinacomo gentamicina durante 10 días.Las quinolonas (principalmenteciprofloxacina) se recomiendancomo alternativa eficaz durante almenos 14 días. En los casos graves,

debe considerarse combinar dos antibióticos, comoaminoglucósidos y fluoroquinolonas. Los macrólidosno están recomendados. Existe una vacuna atenua-da, no patentada, que parece ofrecer protección con-tra la tularemia ulceroglanglionar y neumónica, aun-que no se recomienda la vacunación como profilaxistras la exposición.

Tularemia en España

Estudios moleculares realizados a partir de losaislados del brote de 1997-98. Después de cerradoel brote de Tularemia de 1997-98, algunos grupos deinvestigación hemos contribuido al esclarecimientode distintos aspectos relacionados con el origen ydifusión de los microorganismos causantes desarro-llando técnicas para el diagnóstico y tipificación deestas bacterias, y otros6.

En nuestro caso, 34 de las 44 cepas aisladas deanimales en Castilla y León, incluyendo la cepa ais-lada de un topillo en Zamora y las dos cepas aisla-das de garrapatas, juntamente con 8 cepas de ori-gen humano y otras de origen clínico y de referenciaaisladas en otros países, fueron sometidas a diver-sos análisis genómicos basados en la reacción PCR,como la REP-PCR y ERIC-PCR7, y la RAPD-PCR8,que permitieron la discriminación de los aislados anivel de subespecie y cepa. Otras técnicas, como laPFGE (electroforesis en gel de campo pulsante) yAFLP (análisis del polimorfismo de la longitud de losfragmentos genómicos amplificados) permitierondemostrar, primero, la gran proximidad entre lascepas aisladas en España y otras de distintos luga-res de Europa, lo que podría significar un origencomún. En relación con ello, observando el compor-tamiento de las bacterias españolas comparándolascon las francesas podría radicar la posible entradaprocedente de Francia, de forma natural o como con-secuencia de repoblaciones cinegéticas. A este res-pecto, recientemente se ha demostrado la emergen-cia de un subclon procedente de una deleccióngenómica, que se ha distribuido por ambos países(Francia y España)9.

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“Es habitual que losanimales se

descubran muertos.En el caso de las

liebres, por ejemplo,se observa debilidad,

fiebre, úlceras,abscesos y

adenopatías”

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Por otra parte, la aplicación de estos métodos,en particular la comparación de las bacterias aisla-das de casos humanos con las aisladas de los ani-males (liebres, topillo y garrapatas) permitió con-cluir un origen común, es decir, el origen animal delas cepas humanas, confirmando para la enferme-dad la condición de zoonosis, de la que en ningúncaso se había tenido duda. Entre las cepas aisladasde liebres pudieron establecerse hasta 10 tipos dife-rentes combinando varias técnicas, lo que podríaentenderse como una cierta diversidad genética; porotra parte, el tipo más común de entre estos, solo seaisló de este animal y también de garrapatas. En cuan-to al único aislado obtenido de topillos fue encua-drado en un tipo molecular diferente, sugiriendo unorigen distinto al resto10, aunque el escaso númerono permitió establecer conclusiones más sólidas.

Por otra parte, un estudio de las secuencias delgen para el ARN ribosómico 16S de las cepas delbrote de Castilla y León y su comparación con lasresponsables del brote de Castilla-La Mancha per-mitió observar diferencias que justificarían la exis-tencia de dos variantes perfectamente definidas ennuestro país.

(Fig. 1 y 2 )Susceptibilidad a los antibióticos. Todas las cepas

aisladas en el brote de Tularemia de Castilla y Leónen 1997 y 98 resultaron muy sensibles, en condicio-nes de laboratorio, a los grupos de antibióticos ami-

noglucósidos (especialmente tobramicina), tetraci-clinas (tetraciclina y doxiciclina) y fluoroquinolonas(especialmente levofloxacina y ciprofloxacina),como resultado de un estudio llevado a cabo sobre34 productos diferentes, lo que avala la utilidad deestos productos en el tratamiento médico de lospacientes o en el de animales domésticos, llegadoel caso.

El Brote de 2007 en Castilla y León

En el momento presente y durante todo el vera-no, se asiste a la explosión de un nuevo brote detularemia en la comunidad autónoma coincidenteen el tiempo con una plaga de topillos (Microtusarvalis) que afecta fundamentalmente a las provin-cias de Palencia, Valladolid, Zamora, Avila, Salaman-ca, Burgos y León.

Según se describe a nivel oficial11, el 25 de juniopasado se notificó la existencia de 9 casos ‘de fie-bre de origen desconocido’ en una zona de aten-ción primaria de Paredes de Nava (Palencia), al tiem-po que casos similares estaban siendo investigadosen León. La investigación epidemiológica conclu-yó con el diagnóstico de tularemia, lo que puso enalerta la Red de Vigilancia Epidemiológica de Cas-tilla y León. Hasta el 1 de octubre, se habían noti-ficado un total de 326 casos, con la siguiente dis-tribución provincial:

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Fig. 5 Zona de Riesgo, objeto de las actuaciones en el Plan de Vigilancia de la Tularemia. Distribución geográfica demunicipios en los que se obtuvieron muestras de topillos positivas y casos humanos (Fuente: Servicio de Sanidad

Animal. Dirección General de Producción Agropecuaria. Junta de Castilla y León)

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Provincia Núm. casos % sobreconfirmados el total

Ávila 1 0,3Burgos 14 4,3León 24 7,4Palencia 196 60,1Salamanca 3 0,9Segovia 0 0,0Soria 0 0,0Valladolid 35 10,7Zamora 53 16,3total 326 100,0

Según puede verse, la provincia de Palencia figu-ra en primer lugar seguida de Zamora Valladolid yLeón. No se ha denunciado hasta la fecha ningúncaso en las provincias de Segovia y Soria.

Los factores de riesgo recogidos por la encuestaepidemiológica atribuyen la relación principal conlos casos a la condición de agricultor o jardinero,encontrada en el 31,9 % de los casos, seguida delcontacto con roedores, en el 18,71 %. Otras relacio-nes intercausales desde el punto de vista epidemio-lógico serían el contacto con perros o gatos (16,87%) o el contacto (manipulación) con cangrejos de río(el 15,64 %), mientras que el contacto con liebressolo aparece relacionado en el 4,6 % de los casos.

(Fig.3)En lo que hace referencia a la distribución etaria,

por sexo y mensualidad, los datos de la Junta de Cas-tilla y León ponen de manifiesto que la media deedad se sitúa en torno a los 50 años y el grupo eta-rio de 50 a 54, siendo más frecuente en hombres (el81,35%) que en mujeres y que su pico se produjoen el mes de julio, en el que se contabilizaron elmayor número de casos.

(Fig. 4)Por último, en lo que hace referencia al tipo de

presentación clínica, la forma más frecuente ha sidola tifoidea (tifoídica), con un 56,88% de los casos,seguida de la ulceroganglionar (17,19 %) y ganglio-nar (11,88 %) y las que menos la orofaríngea y ocu-loganglionar (2,19 y 1,25 % de los casos, respecti-vamente).

En relación con la enfermedad en los animales,desde que se cerró el brote de 1997-98, se han venidomanteniendo tareas de vigilancia de animales encon-trados muertos, en especial lagomorfos y roedores.

A finales de 2006 y en los primeros meses de 2007,se registró una mínima alerta sanitaria al encontrar-se cadáveres de liebres en el campo, coincidiendocon salidas de cazadores. Como consecuencia deello, el Servicio de Sanidad Animal de la Junta deCastilla y León (Consejería de Agricultura y Ganade-ría. Dirección General de Producción Agropecuaria)activó el Plan de Vigilancia y a lo largo de enero yfebrero estableció un programa de recogida siste-mática de cadáveres de estas especies, que en losdos meses alcanzó la cifra de 23 liebres, 30 conejosy 13 topillos. Aunque no se encontraron ni conejosni topillos positivos en el aislamiento cultivo, e iden-

tificación de Francisella tularensis, no ocurrió lomismo en el caso de las liebres en las que se obtu-vieron 9 animales positivos.

Estos primeros resultados permitieron definir unazona de riesgo sobre la que desde el mes de marzo(14 de marzo de 2007) , hasta la fecha presente, sepuso en marcha un ‘Programa Específico de Vigilan-cia de la Tularemia’ que implicó medidas adicionalesa las que hasta entonces se venían realizando, inclu-yendo tanto actividades de vigilancia pasiva (toma demuestras de cadáveres de liebres y topillos) como acti-va, extendiendo la investigación a otras especies conposible relación epidemiológica, incluyendo ganadoovino, perros de aptitud de riesgo (perros de pastor yde cazadores), cangrejos de río, garrapatas y muestrasambientales (agua, fundamentalmente).

(Fig. 5)Liebres. A fecha 19 de septiembre, según datos de

la Dirección General de Producción Agropecuaria(Consejería de Agricultura y Ganadería) de la Juntade Castilla y León, se habían recogido por distintosconductos un total de 92 liebres, de las que 13 esta-ban pendientes de análisis. Del resto, un total de 27(el 34,17 %) fueron positivas, siendo su distribuciónprovincial la recogida en el siguiente cuadro:

Provincia Total de positivas % muestras positivas

Avila 4 0 0Burgos 12 8 66,66León 7 3 42,85Palencia 28 9 32,14Salamanca 1 0 0Soria 4 0 0Valladolid 21 7 33,33Zamora 2 0 0Totales (13 más, pendientes) 79 27 34,17

Recogida y análisis de liebres en provincias de Castilla yLeón. Resultados a 19 de septiembre de 2007 (Servicio de

Sanidad Animal. Junta de Castilla y León)

Respecto de los topillos (Microtus arvalis), en estetiempo se han recogido un total de 853 animales (lamayoría cadáveres) procedentes fundamentalmente dezonas con tularemia humana o en las que la plaga deesta especie resultaba especialmente acuciante. A lamisma fecha, pendientes de estudio un total de 57 mues-tras, los resultados se muestran en la siguiente tabla:

Provincias topillos positivos % AV 226 0 0BU 49 49 0LE 64 3 4,68PA 271 9 3,32SA 17 0 0SG 8 0 0SO 29 2 7,40VA 63 0 0ZA 69 2 2,89Total* 796 16 2,01

* 57 más pendientes de análisis. Servicio de Sanidad Ani-mal. Junta de Castilla y León

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De igual modo se han procesa-do, también, un total de 236 mues-tras de cangrejos, la mayoría proce-dentes de la provincia de Palencia(106 muestras) con resultado nega-tivo, igual que en el caso de 41muestras de garrapatas recogidasen las provincias de León y Valla-dolid con el mismo resultado y 59muestras de agua, también conresultado negativo.

A la vista de los resultados,resulta innegable la participacióndel topillo en los casos de enfer-medad humana, aunque en las con-diciones de masificación de suspoblaciones y teniendo en cuentalas grandes oportunidades de con-tacto directo e indirecto con elhombre, sorprende el bajo núme-ro de animales encontrados positi-vos, hecho que no ocurre con laliebre, razón por lo que nos incli-namos a pensar que pese a todo,la liebre es reservorio primordial,mucho más susceptible en nuestraslatitudes que los topillos y que unosy otros propician los casos huma-nos de una forma u otra. Por otraparte, dada la abundancia de estosanimales y considerando que enesta especie, como en la liebre, latularemia cursa de ordinario enforma aguda, con desenlace fatal,debería haber sido perceptible unimportante número de cadáveresocasionados por esta razón, quenadie ha denunciado hasta la fecha,centrándose precisamente losesfuerzos en la búsqueda de alter-nativas de otra naturaleza parareducir sus poblaciones. Faltacomprobar, en cualquier caso, talhipótesis, mediante estudios similares a los efectua-dos en el brote de 1997-98, para poder comprobarla identidad de las variantes humanas según proce-dencia.

La Junta de Castilla y León, inició un plan dechoque para la erradicación de la plaga, aún encurso, en el que se han complementado actuacio-nes directamente sobre los animales (uso de ceboscon rodenticida clorfacinona), e indirectamentesobre el hábitat, incluyendo la quema controladade rastrojos y limpieza de cunetas, y a la espera delas lluvias, una vez recogidas las cosechas, rotura-ción en profundidad (20 cm o más) de tierras delabor. Tenemos confianza en que estas medidas,conjuntamente con la colaboración de la naturale-za, especialmente la participación de los depreda-dores naturales (zorro, aves rapaces, etc) y la lle-gada de las bajas temperaturas invernales, puedacontrolar estas poblaciones de roedores.

En el caso de las liebres, es cier-to que el número de positividad eselevado (34,17%) aunque elnúmero de cadáveres estudiadoshasta la fecha no permite estable-cer conclusiones consistentesdesde el punto de vista de su sig-nificación estadística. Habrá queesperar, en cualquier caso a fina-les de año, especialmente al desa-rrollo del otoño-invierno parasaber si su evolución sigue mante-niendo estos valores discretos obien, se modifican.

Además, todas las muestrasobtenidas tanto en el caso de lago-morfos como roedores han sidoprocesadas para la investigación deotros patógenos animales con elcarácter de agentes de zoonosis,incluyendo Borrelia burdorgferi(agente de la enfermedad de Lyme),Coxiella burnettii (agente de la Fie-bre Q) y leptospirosis, en todos loscasos con resultado negativo. En laactualidad se están llevando a cabo,también, investigaciones relativas aotros patógenos, incluyendo Liste-ria spp y Ehrlichia spp.

Aunque el ganado ovino poseetrascendencia patógena y epidemio-lógica en el caso de la infección porel tipo A de Francisella tularensis, queno ha sido descrito en España y comose ha indicado, es endémico y cir-cunscrito a América del Norte, den-tro del Plan Especial de VigilanciaEpidemiológica pareció convenien-te a las autoridades de la Conseje-ría de Agricultura de la Comunida-da Autónoma, llevar a cabo análisisserológicos a partir de muestras pro-cedentes de ovinos explotados en

régimen extensivo de las provincias y demarcacio-nes incluidas en la zona de riesgo, incluyendo lasprovincias de Zamora, Palencia, Valladolid y Leónhasta un total de más de 30.000 animales cuyos aná-lisis a fecha de hoy están en proceso aunque un avan-ce de los mismos pone de manifiesto que la tasa detítulos sospechosos (títulos iguales o superiores a1/80) apenas alcanza al 0,15% de los animales, segúnse recoge en la tabla siguiente.

TítuloProvincias Estudiados 1/80 1/160 1/320 1/1.280

LE 1.786 1 2 0 0PA 12.206 25 8 1 1VA 2.223 52 0 0 0total 16.215 78 10 1 1Distribución de sueros ovinos sospechosos y positivos con

título a 19 de septiembre de 2007 (Servicio de SanidadAnimal. Junta de Castilla y León)

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“Después delpadecimiento de la

enfermedad, tanto enel hombre como en

los animales (cuandoestos la superan cono sin tratamiento) seproduce inmunidad

prácticamentepermanente

Los cazadores constituyen un grupode riesgo en la tularemia

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Como puede observarse, el valorde los posibles positivos es insigni-ficante (0,55% de media e interva-los que van desde 0,16 a 2,33%,pero considerando cualquiera de lostítulos, desde 1/80 y una sola deter-minación, que no permite excluirreacciones cruzadas, especialmen-te con Brucella spp), lo que pone demanifiesto la resistencia de estaespecie animal al tipo B de Franci-sella tularensis, hecho ya compro-bado en otras regiones de Europa,al contrario de lo que sucede en losEstados Unidos, con el tipo A.

Del mismo modo, se ha contem-plado también la investigación sero-lógica de sueros procedentes deperros pertenecientes a ‘grupos deriesgo’, esto es, perros pastores yperros de cazadores. Según datosproporcionados por el Servicio deSanidad Animal de la DirecciónGeneral de Producción Agropecua-ria, hasta mediados de septiembre sehabían procesado 442 sueros repar-tidos por todas las provincias, ennúmero de entre 50 y 70 en el caso de la mayoría, aun-que en el caso de Ávila y Salamanca, el número fuemucho menor. Como en los ovinos, solamente se hanconsiderado los títulos serológicos iguales o superioresa 1/80, pendientes de confirmación. La cifra alcanza aun total de 31 sueros sospechosos, que representa el7% del total. Su significado debe entenderse, deriva-da de la presunta circulación de Francisella tularensisen el ambiente habitual de estos animales, razón queha llevado a considerarles buenos ‘indicadores’ de lasituación epidemiológica de la región. A título de ejem-plo, en algunas regiones del norte de Europa donde laTularemia es enfermedad endémica, los porcentajes depositividad en los perros ‘de riesgo’ pueden alcanzarvalores del 25% y superiores. En cualquier caso, estaespecie animal no es considerada reservorio ni fuentede infección para otras especies o el hombre. Suelecontagiarse en campo como consecuencia del consu-mo de cadáveres de animales muertos de la enferme-dad o debido a la picadura de garrapatas.

Notas

1 Brote de Tularemia en Castilla y León. BES 1997,5:26/249-256. http://bvs.isciii.es

2 Gurycova, D., 1998. First isolation of Francisella tula-rensis supbs. tularensis in Europe. Europ. J. Epidemiol.14: 797-802Chaudhuri, R.R., Ren, Ch-P., Desmond, L., Vincent,G.A., Silman, N.J., Brehm, J.K., Elmore, M.J., Hud-son, M.J., Forsman, M., Isherwood, K.E., Gurycova,D., Minton, N.P., Titball, R.W., Pallen, M.J., and R.Vipond. 2007. Genome sequencing shows that Euro-pean isolates of Francisella tularensis subs.. tularen-sis are almost identical to US Laboratory Strain Schu

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6 De la Puente Redondo, V., et al. y E. F. RodríguezFerri. 2000. Comparison of different PCR approachesfor typing of Francisella tularensis strains. J. Clin.Microbiol., 38:3, 1016-22

García del Blanco, N., et al., y E.F. Rodríguez Ferri.2002. Genotyping of Francisella tularensis strains bypulsed-field gel electrophoresis, amplified fragmentlength polymorphism fingerprinting, and 16S rRNAsequencing. J. Clin. Microbiol., 2002. 40:8, 29-64-72

García del Blanco, N., et al., y E.F. Rodríguez Ferri.2004. In vitro susceptibility of field isolates of Fran-cisella tularensis subsp. holarctica recovered in Spainto several antimicrobial agents. Res. Vet. Sci., 76:3,195-198

7 Reacción PCR (reacción en cadena de la polimera-sa) basada en la secuencia de elementos repetitivos:REP-PCR (elementos palindrómicos extragénicos yrepetitivos) y ERIC-PCR (secuencias consenso inter-génicas repetitivas).

8 RAPD-PCR (reacción en cadena de la polimerasabasada en ADN polimórfico amplificado al azar)

9 Dempsey, M.P., et al y C.B. Gutiérrez Martín. 2007.A genomic deletion parking an emerging subclone ofFrancisella tularensis subsp. holarctica in France andthe Iberian peninsula. App. Environ. Microbiol. (pp)

10 García del Blanco, N. Tularemia en España. Carac-terización fenotipica y molecular de cepas de Fran-cisella tularensis de origen humano y animal. Desa-rrollo metodológico y aplicaciones epidemiológicas.Tesis Doctoral. Universidad de León. 2002

11 Servicio de Vigilancia Epidemiológica y Enferme-dades Transmisibles. Dirección General de SaludPública, Investigación , Desarrollo e Innovación.Junta de Castilla y León

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“En los animalesdomésticos (en

particular la oveja) yocasionalmente en

los perrospertenecientes agrupos de riesgo

(perros de pastor y decaza) es importante

su atención higiénica,especialmente en loque se refiere a laparasitación por

garrapatas”

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