TROLOALFONSO CABALLERO ROMERO

©Alfonso Caballero Romero©Trolo

ISBN papel 978-84-686-1107-5

Impreso en España

Editado por Bubok Publishing S.L.

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Idea original, diseño y textos: Caballero Romero, AlfonsoIlustración: Todas las ilustraciones realizadas por: Caballero Romero, ConsueloPrologo y Sinopsis: Solozabal, Ander

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PRÓLOGOpor Ander Solozabal

Creo recordar que fue al comienzo del invierno de 2010.

Poncho me comentó que tenía ganas de escribir prosa, no sabía qué, re-lato, cuento, novela. Quería probar en un género para él desconocido. Había escrito muchas canciones, concretamente las que poblaban sus cin-co discos editados, y también algunas diseminadas por trabajos de otros artistas. Años atrás, había sacado un libro de poesía con letras que no habían tenido cabida en sus obras musicales y por lo que me había dicho en distintas ocasiones tenía intención de convertir �Zurraspas� en una trilogía a medida que su carrera musical fuera avanzando, por eso, su anuncio de escribir narrativa, me sorprendió.

No volvimos a hablar del tema hasta muchos meses después. Me dejó caer que ya estaba liado con Trolo, así se iba a llamar lo que tenía entre manos.

Al soltarme el título desde el principio, además, con evidente convicción, pensé que la cosa no pintaba mal. La cuestión estaba en ver ahora lo que era capaz de hacer en un género de tiro largo como es el épico.

Así llegó el día que leí Trolo por primera vez.

En su lectura apenas encontré pistas que me llevaran a su universo sono-ro, buena señal, estaba deslindando ambas facetas y para los seguidores de Poncho K eso suponía una gran noticia, se iban a acercar mejor al autor.

Para cualquier seguidor de Poncho es difícil adivinar cómo es el artista. Sus canciones le han servido de escudo, son corazas que blindan su cora-zón y marcan distancias entre el autor y los seguidores que tiene por todo el mundo. Los fans buscan señales de cómo será Poncho�. lo intentan descifrar en cada figura literaria que aparece en sus canciones, en lo que diga en sus contadas entrevistas, o en lo que suelte con cuentagotas en sus directos.

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Con Trolo el escritor desnuda el alma. Es lo que tiene relatar una histo-ria en primera persona del singular. La identificación autor- personaje en esta forma verbal traza una línea muy fina que a los lectores les cuesta muy poco superar. En su lectura y a medida que vayan conociendo a Trolo lograrán acercarse más al escritor y desarrollarán suposiciones que escuchando sus canciones no lograban hilar ni releyendo el libreto.

Alfonso Caballero escribiendo este relato deja jirones de su piel y no escatima nada. Es igual de cierto que no le gustan los cobardes como que escribe con la sangre y no le importa.

Hace un uso salvaje del lenguaje. La jerga coloquial narrada o dialogada baila agarrada con las metáforas escritas con mano pródiga. La lectura adquiere un ritmo endiablado que engancha pronto, pero también, des-prende esta historia, una frescura inocente, ahora desgarradora y luego hilarante, pero siempre desde un trasfondo de mirada limpia y honrada conseguido de forma magistral.

La esperanza siempre escucha las confidencias del poeta.Las baldosas gastadas de la plaza tuerta bien lo saben. Ahora serán los lectores los que disfruten.

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A ti, hijo, por encender la luna cada noche.

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No me acostumbro a dormir solo, retraso el momento de meterme en la cama a toda costa, me fumo otro piti, vacío el cenicero en la pape-lera, y de paso echo un vistazo a la nevera. Creo que tomaré un yogur, bueno, mejor me preparo un cola cao o... si, un cola cao, si. Vuelvo a mi-rar la nevera, y después de haber sacado la leche me quedo colgado en la puerta sin saber por qué, me viene a la cabeza la frase que me decía el viejo cuando era un crío. �¡Niño, cierra, que se escapa el gato!� Y asqueado la cerraba, sin llevarme nada a la boca.

Siempre intento tener papel a mano para escribir estas cosas, pero al final nunca apunto nada. Continuamente me vienen recuerdos de la ni-ñez, y otras veces cosas que no tienen ningún sentido. No es que sea un tarado ni nada de eso, es algo raro que no se explicar ni yo mismo, como una manía o algo parecido, pero una manía interna, no sabrías esto si no lo estuviera contando, hoy por ejemplo he estado todo el día pensando lo mismo, he entrado en el baño, y mientras cagaba, me he puesto a leer un bote de gel y he empezado a imaginar que estaba en la tele hablando de este producto, como en un anuncio de esos absurdos que nadie ve pero que todo el mundo habla de ellos. Me he emocionado mucho con las ven-tajas que tendría usarlo. Creo que lo compraré, pensé.

(Se queda dormido mientras piensa) -Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiinnnggg!!!!! Suena el despertador.

Joder! Las 9.00. No aguanto el despertador por la mañana, y me cago en la puta mosca, lleva dándome el coñazo mas de una hora. Tanto pensar no me dejó dormir hasta las 4.00 por lo menos.

Ese cabrón de Tomás me las va a pagar algún día todas juntas. Después de 8 años currando para él. Que si córtame el césped este fin de semana, que si ve a no se dónde y tráeme no se qué, que si busca otra asistenta, que ésta se escaquea... para qué cojones querría una casa tan grande, si luego no es capaz de mantenerla por si solo, y encima nunca estaba. Mucho rollo es lo que tiene, mucha casa, mucho coche y mucho traje, pero de pagar, nasti. Me dejó a deber 4 meses y se esfumó sin decir ni adiós. Por

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su culpa estoy viviendo en esta ratonera, por llamarlo de alguna forma, que esa es otra que tal baila, la casera, cuando se rompe algo y la llamo para que lo arregle, siempre esta muy liada y no me coge el móvil, pero a principio de mes nunca tiene nada que hacer y sólo se dedica a llamarme para que le pague. ¿Y Fragua, que será de él? Era el perro de Tomás, por decir algo, porque yo me encargaba de sus cuidados, de buen gusto por supuesto, incluso me lo llevaba a dormir conmigo a casa, a Tomás no le importaba, pero cuando desapareció se lo llevó consigo. Desde entonces no concilio el sueño. No hay peluches que se asemejen a Fragua.

Suena el teléfono. - ¿Si? - Hola, guapo!!

Es Irene. A ella también la echaron, fue la ultima asistenta que me encargué de contratar por orden de Tomás. El primer día que la vi entrar por la puerta de la mansión, creo que manché los calzones. Nunca había visto una mujer tan atractiva. Dejé todo lo que estaba haciendo y me que-dé parado frente a ella sin gesticular ni articular palabra alguna.

Dijo. - Hola!

Pero no un hola cualquiera, no. Ella soltó un hola con voz tímida, mientras dejaba caer su mirada y su labio inferior, medio enseñando su dentadura alineada perfectamente y luciendo un blanco profundo.

Intenté dejar de mirarla pero seguí allí parado como un gilipollas em-bobado, como cuando un recién nacido te mira y no sabes qué cojones hacer. Así se quedaría ella, pensaría: qué hace este tío mirándome así. Cuando de pronto escucho una voz fría y desagradable de fondo.

- Trolo, trolo, TROLO!

¿Trolo? ¿Cómo se atreve a llamarme Trolo delante de tal monumento? Creería que soy un cualquiera. Nunca le perdonaré aquello a Tomás. En ese momento, se me vino a la cabeza el día en que me apodaron Trolo. Fue

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en Salinas del Corzo, un pequeño pueblo costero al sur de la península. Ese es mi pueblo. Cuando era niño, me quedaba pensativo en cualquier situación. En casa, en la calle... y en la escuela, un día, estando en clase de ciencias, don Saturnino me dijo que se me ponía cara de troglodita, todos se echaron a reír y desde ahí troglo, que mas tarde degeneró a Trolo. Su-pongo que se les atragantaba la g a los muy subnormales.

Aunque reconozco que a día de hoy no respondería a otro nombre con tanto entusiasmo, lo escribo en todas partes, incluso tengo una camiseta con mi apodo en grande en el centro. Como me gusta mi apodo, sobre todo cuando lo dice Irene. De pronto volví en mi y pensé: seguro que he puesto cara de troglodita.

Respondí con voz suave para crear un ambiente de normalidad.- Dime, Tomas.

Enséñale la casa a la señorita Irene y explícale su cometido, desde hoy trabajará con nosotros. Irene se instalará en la ciudad pero aun no tiene sitio para quedarse, he pensado que podías hacerle un hueco en tu casa hasta que encuentre alojamiento. El estomago me pellizcó de la emoción de pensar que dormiría bajo el mismo techo que ese bombón.

- ¿Qué dices?, dije. Intenté normalizar de nuevo la situación pero esta vez ni siquiera me acerqué.

- Si, si, claro, claro, no hay problema, el tiempo que quieras, Irene. Ella sonrió tímidamente, arrugando a medias los carrillos tersos de su

cara y volvió a dejar caer la mirada y el labio inferior, pellizcándome en el estomago de nuevo con unos alicates amuecados.

- Muy bien, os veré mañana, ahora tengo una reunión importante, dijo Tomás mientras se colocaba la chaqueta y se dirigía hacia la puerta.

En cuanto se fue Tomás, levanté la tapa del móvil y me puse a hacer que hablaba por teléfono con una amiga, le hice una seña a Irene para que me siguiera y fui haciendo el paripé todo el camino hasta casa. Cuando llegamos, entró al baño y yo aproveché para hacer algo de cena y así evi-tar tener que hablar con ella de cosas banales. No me gustan las primeras

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tomas de contacto, son un coñazo, sobre todo por el corte que me da, y solo se habla de tonterías para caer bien. No me gusta tener que caer bien a un desconocido, es raro, no se.

Cuando fui al salón para decirle que ya estaba la cena, me la encontré tronchada en el sofá. Le pregunté que si quería cenar pero apenas me res-pondió. No pude evitar empalmarme mientras la llevaba en brazos hasta mi cuarto para cederle mi cama. Antes de echarle la colcha, eché otro vistazo a su silueta para guardarme una imagen suya en horizontal, para masturbarme a su costa. Yo tampoco cené, me fui echando ostias al sofá para bajar el empalme.

Joder, como me ruge la tripa, debería comer algo, ¿he dicho ruge? Ufff�, con el asco que me da esta palabra! Hay palabras que me dan asco, mucho asco, como: ruge, también me dan asco otras palabras como sacerdote, chorizo, huésped, embrión o urbanizable. Me da mucho asco que la gente utilice estas palabras en su vocabulario. Pero la palabra que mas asco me da sin duda es �brutal�. No entiendo cómo alguien puede decir que algo es brutal, no me entra en la cabeza. Lo que mas asco me da de esta gente es que acaban haciendo que se me pegue y por ahí no paso, así que, el estomago me compromete, si, creo que diré me compromete, me gusta esta palabra, lo diré sin mas. Pero bueno, no se porque os cuento todas estas cosas, si no os conozco de nada. El caso es que Irene me esta llamando al teléfono, y si os sigo dando la chapa al final me colgará.

- Trolo, estas ahí?- Si, si, perdona, ya sabes que tengo lagunas. - No te preocupes, que... ¿Qué haces? ¿Quedamos?- Vale, ¿nos vemos en la plaza tuerta?- Estoy en cinco minutos, guapo. - Hasta ahora.- Ciao!

Irene siempre me esta llamando guapo. Hola guapo, adiós guapo, gua-po esto, guapo lo otro... Ella dice que solo me lo dice a mi, pero yo creo que es una coletilla que utiliza con todo el mundo, aunque a mi no me

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importa, pero no se por qué miente, a mi no me importa que se lo diga a otros, a fin de cuentas yo no soy guapo, pero ella lo dice en sentido cariñoso. Una vez me dijo que mi guapura estaba enterrada, creo que ahí también mentía, ¿qué puede encontrar de atractivo en mi alguien como ella? Somos todo lo contrario.

Yo soy un alma libre, no me siento dueño de nada, y nada es todo lo que quiero tener, no pertenezco a ninguna religión, raza o patria por muy tópico que suene. No tengo inclinación política, mis ideas son inciertas. En este momento solo me apetece encender la luna. Eso es lo que me gustaría. Que al llegar la noche me encontrara por el camino una escalera hasta la luna y que allí hubiera un interruptor para ser yo el encendedor lunar. Eso sería la polla.

Ella sin en cambio, no es de encender lunas ni nada por el estilo. De hecho, también piensa que estoy loco, todo el mundo lo piensa, incluso Irene, aunque diga que no, ella solo dice: qué cosas tienes, Trolo, pero en realidad quiere decir: estas loco Trolo, pero no lo dice por no herirme y la verdad es que me dolería, o, no se, a lo mejor me daría igual, es igual.

El caso es que ella no es como yo, tiene objetivos en su vida, quiere tener hijos y casarse. Tener una casa grande, un coche lujoso e irse de vacaciones una vez al año, aunque sea a costa de estar todo el año con el agua al cuello. Yo la respeto porque es mi amiga, aunque no la entiendo muy bien, pero si algún día tengo un golpe de suerte y pillo talegos, le pagaré sus vacaciones, se que eso le haría feliz.

Irene es el amor de mi vida, pero no un amor de hombre-mujer, hablo de otra cosa. Me ha enseñado muchas cosas, aun no se cuales, pero se que lo ha hecho. Hay cosas que no se aprenden a través de las palabras, basta con estar al lado de alguien para aprenderlas y no digo mas, ponte a su lado y veras como me entiendes.

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Mira, aquí tengo una foto suya.

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La plaza tuerta sigue como siempre, parece que el tiempo no pasara por sus adoquines y bancos, siguen tan viejos como siempre. Seguro que esta plaza está contenta de parecer vieja y por eso es tan bonita. Y esto también lo aplico a las personas. A lo mejor no entiendes lo que digo, lo que quiero decir es que pienso que las personas mas bellas son las que se alegran de ser como son, las que se aceptan tal y como vienen al mundo y no desean tener la cara de alguien famoso, por poner un ejemplo. A veces hablo con gente o simplemente las saludo cuando voy en el ascensor o algo así y se distinguir perfectamente quien se acepta y quien se repudia.

Una vez me crucé en el ascensor con una chica guapísima y solo me hicieron falta 2 pisos de caída para darme cuenta de que no era auténtica. Que cosas pasan, primero ves a alguien y tienes ganas de morderle los la-bios y en unos pocos segundos te dan ganas de salir corriendo de su lado, que rara es la vida.

Pues esta plaza es autentica, Se quiere vieja y espléndida como las bandadas de pájaros

que cruzan por su humilde llano como por su casa, desierta o poblada, harta y orgullosa del acontecimiento diario,

del cotilleo de señoras que se aburren, de los primeros besos de adolescentes,

del alba y sus destellos, del alba y sus destellos, Cuanto motivo de ser te alberga,

Cual susurro en ti rebosa,Te llamo tuerta por que a mi solo me ves con un ojo

Siempre me quedo detrás de un árbolNunca he terminado de verte,

Para respetar tu intimidad.

T - Hola Irene.I - ¿He tardado mucho? Perdona es que me he entretenido con una

chica que me estaba haciendo una encuesta, que coñazo, pero me ha dado no se qué decirle que no. Toma esto.

- ¿Qué es?- ¿Qué va a ser hijo? Es una llave, quiero que la tengas.

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- Pero... esta es la llave de tu casa. Estás llorando! ¿Qué te pasa?- Verás, Trolo, las cosas no están bien con Dani, últimamente llega

borracho a casa casi todas las noches y me dice unas barbaridades que no sé de dónde salen, creo que se le ha ido la olla, y yo paso de aguantar a nadie, la vida es un rato y yo no quiero malgastarla. La semana pasada me ofrecieron el traslado en el curro para el extranjero.

- ¿Al extranjero?- A Caldar para ser exactos.- ¡Eso está en la otra punta del mundo! ¿Qué vas a hacer tan lejos? No

conoces a nadie y además allí te vas a deprimir, ¡no da casi el sol! No me entra qué vas a hacer en Caldar, no sé... ¿Cuándo te vas?

- Esta noche.- ¿Esta noche? ¿Desde cuándo lo sabías? ¿Por qué no me lo habías

dicho antes? - Lo siento, Trolo, pero no quería que estuvieras dándole vueltas toda

la semana, ya está confirmado y no hay vuelta a atrás, mi vuelo sale en 2 horas, Y no me mires así, ¡dime algo, joder!

- No se... abrázame un rato, quiero llorar un poco, dame 5 minutos por lo menos y luego te acompaño al aeropuerto.

- Te quiero, Trolo.

Al día siguiente:

Me duelen mucho los ojos, he estado toda la noche llorando por Ire-ne. Cómo lloraba al despedirse antes de subir al avión, pobrecita. Cómo la odio en este momento y cómo la quiero a la vez. Cómo odio a Dani, el es puto culpable de todo esto. Nunca me gustó ese tío para ella, pero ella nunca me escuchó. Que le jodan a ese cabrón. Que puta mierda. No tengo ganas de afrontar la vida sin ella. Voy a quedarme todo el día en la cama a pensar cuánto odio al mundo en este momento, sobre todo a Dani.

Con lo que me jode odiar, nunca me ha gustado odiar pero es que hoy no puedo evitarlo. Cómo odio odiar. Ya se, me tomaré todo el día de odio, voy a odiar con todas mis fuerzas todo el día y toda la noche, hasta que no me quede odio alguno y mañana pensaré qué voy a hacer.