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Palau de les Arts Reina Sofía. Fundació de la Comunitat Valenciana del Sa6 197 58 00 ax (+34) 96 395 22 01 Tristan und Isolde Estreno: 12 de enero de 2014 18.00 horas Richard Wagner

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Palau de les Arts Reina Sofía. Fundació de la Comunitat Valenciana

del Sa6 197 58 00

ax (+34) 96 395 22 01

Tristan und Isolde

Estreno: 12 de enero de 2014

18.00 horas

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Tristan und Isolde

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TRISTAN UND ISOLDE

Contenidos extraídos del programa de mano

Y de la Revista del Real

Página 2 Equipo artístico

Página 4 Argumento

Página 7 Una iconografía en movimiento, por Bill Viola

Página 8 Entrevista a Bill Viola

Página 10 Entrevista a Robert Dean Smith

Página 11 Biografías (selección)

Tristan und Isolde

2

TRISTAN UND ISOLDE Richard Wagner (1813 – 1883) Acción en tres actos (1865)

Libreto del compositor Nueva producción en el Teatro Real La Junta de Amigos del Teatro Real, a través de las donaciones

de sus miembros, patrocina esta producción.

Equipo artístico

Director musical Marc Piollet

Director de escena Peter Sellars Videoartista Bill Viola

Figurinista Martin Pakledinaz (1953-2012) Iluminador James F. Ingalls

Director del coro Andrés Máspero

Asistentes del director musical Christoph Stiller, Daniel Geiss Asistentes del director de escena Alejandro Stadler, Elsa Grima

Asistente de vestuario Cédric Tirado Director técnico de vídeo Alex McInnis Sincronizadores de vídeo Sylvain Levacher, Gilhem Jayet

Maestros repetidores Tim Anderson, Mack Sawyer Reparto

Tristan Robert Dean Smith Isolde Violeta Urmana

El rey Marke Franz-Josef Selig Bragäne Ekaterina Gubanova

Kurwenal Jukka Rasilainen Melot Nabil Suliman

Un marinero. Un pastor Alfredo Nigro Un timonel César San Martín

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real

Tristan und Isolde

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Intérpretes del vídeo Jeff Mills Tristan (cuerpo terrenal) Lisa Rhoden Isolde (cuerpo terrenal) John Hay Tristan (cuerpo celestial) Sarah Steben Isolde (cuerpo celestial) Orestes Matacena Ayudante Penelope Safranek Ayudante El vídeo de Tristan und Isolde es una producción del

Bill Viola Studio, en colaboración con la Ópera Nacional de París, la Asociación Filarmónica de Los Ángeles, el Lincoln Center de Nueva York, la Galería James Cohan de Nueva York y la Galería Haunch of Venison de Londres

Duración Aproximada Acto I: 1 hora y 20 min.

Pausa de 30 min. Acto II: 1 hora y 15 min. Pausa de 30 min. Acto III: 1 hora y 15 min.

Fechas 12, 16, 19, 23, 27, 31 de enero

4, 8 de febrero de 2014 18:00 horas

Retransmisión La función del día 23 será trasmitida en directo

por Radio Clásica, de Radio Nacional de España

Tristan und Isolde

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ARGUMENTO

Acto I

Dos seres maltrechos, furiosos, desesperados y heridos realizan un viaje en la misma embarcación. Nadie espera que

puedan sobrevivir. Para Isolde, la desesperación suicida se traduce en cambios de humor violentos y destructivos; de

sarcasmo amargo, de llanto incontrolable y de la necesidad de hablar de todo. Para Tristan, en cambio, adopta la

forma del silencio cicatrizado y doloroso del bloqueo emocional y de la negación (en ningún momento del viaje se ha

mostrado Tristan dispuesto a reconocer la presencia de Isolde). Sus amigos más íntimos, Brangäne, sanadora y

vidente, y Kurwenal, un antiguo soldado, están decididos a ayudarlos a ambos en sus horas más oscuras y a evitar

que se causen más daños a sí mismos o entre sí.

Años atrás, Tristan había matado al caballero irlandés Morold. Fue en un combate y él mismo había resultado herido

por el cuchillo de punta envenenada de Morold. Únicamente la prometida de Morold, la princesa y hechicera Isolde,

podía curar la herida. Así, haciéndose llamar “Tantris”, acudió a ella para que le curase. Ella eliminó el veneno y curó

la herida; le salvó la vida. Al mirarle a los ojos, ella bajó el arma. Y él volvió a su país de origen.

Y ahora ha vuelto, pero no como Isolde deseaba: para profundizar y consumar su relación. Ha vuelto para recogerla

y, como mensajero, llevarla como trofeo nupcial de su amigo el rey Marke de Cornualles. Íntimamente, Isolde se

siente desolada; públicamente, humillada. Las mujeres que les acompañan en el viaje llevan consigo una reserva

secreta de potentes ungüentos y elixires, regalo de la madre de Isolde. Entre ellos, el más sagrado y precioso es un

filtro de néctar de la más pura y destilada esencia de amor. Asimismo hay una pócima mortal, una solución rápida

para acabar con una vida sin sentido cuando el dolor se hace insoportable.

En el momento álgido del trayecto, Isolde brinda con Tristan con la pócima letal. Se miran a los ojos y beben

ávidamente, cada uno ansioso por poder escapar y extinguirse. Lo que no saben es que Brangäne ha cambiado las

ampollas, y lo que están bebiendo es la esencia del amor. Durante un instante infinito creen que han traspasado la

barrera que separa la vida de la muerte; sus corazones son libres. Y el amor secreto empieza a fluir como un torrente

irresistible y transformador mientras el barco se acerca al puerto y el rey Marke se anuncia con relucientes

trompetas. Las brillantes luces del mundo del poder y el prestigio eclipsan su sueño, y dejan a los amantes confusos y

desconcertados.

Acto II

Mientras la oscuridad de la noche avanza, el sonido de cuernos de caza resuena por los bosques. Melot, el “mejor

amigo” de Tristan, ha organizado una cacería para el rey Marke. Mientras la luz se desvanece, Brangäne adivina que

la auténtica presa es Tristan. Isolde solo tiene ojos y oídos para la belleza natural, la armonía del anochecer y lo

mejor de cada uno que existe en el interior de cada persona. Su corazón está iluminado por la luna, la diosa del

amor, el poder femenino que surge en pleno universo. Cuando apague la última antorcha, Tristan, que está

esperando en pleno bosque, se reunirá con ella a la luz de la luna. Brangäne presiente que hay espías por todas

partes. Le ruega a Isolde que no apague la antorcha, y se dirige a la torre de vigilancia. Isolde apaga la llama y espera

a que su amante llegue en plena oscuridad.

Tras la primera subida de adrenalina creada por el peligro y la euforia llega la incredulidad, y a continuación una

charla ligeramente torpe y, finalmente, aparecen los problemas. Isolde pregunta directamente a Tristan por qué

intentó traicionarla. ¿Qué le poseyó? Con su ayuda, y en medio de dolorosas punzadas de reconocimiento, poco a

poco todo aquello que Tristan había guardado en secreto para sí empieza a salir.

Tristan und Isolde

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El atractivo de la fama, los honores del mundo y los destellos del éxito habían deformado su personalidad,

convirtiéndole en un extraño incluso para sí mismo. Había herido a sus amigos más íntimos sin darse cuenta, y la

creciente disparidad entre su imagen pública y su siempre bajo sentido personal de la autoestima generaba en él un

agitado sentimiento de odio hacia sí mismo. Se sentía indigno de la mujer cuyas virtudes proclamaba, y buscaba

compensación lanzándose a aventuras militares.

Isolde empieza a comprender que aquel hombre a quien veía como arrogante y frío era un ser asustado y

desesperado. Pero también tiene que reconocer hasta qué punto se sentía herida y cuánto queda de las heridas.

Ahora es posible construir una base para una relación sólida, ya que son capaces de enfrentarse a los defectos del

otro, a las decepciones y engaños, distinguiendo la imaginación fortalecedora y transformadora que sostiene el

romance de las mentiras, evasiones y falsedades que minan la confianza.

Juntos entran en el reino de la noche, en el gran espacio interior de cada ser humano que tan poco tiene que ver con

la vida cotidiana. Los pensamientos, apariencias y recuerdos se extinguen en una noche de amor perfecto; “corazón

sobre corazón, boca sobre boca y una sola respiración”. Cuando el embeleso alcanza el éxtasis, la voz de Brangäne

advirtiéndoles resuena en el cielo de la noche como nubarrones levantándose desde el mar. La realidad de que toda

la alegría de este mundo se acaba, de que toda la belleza morirá o será extinguida sublima y eleva la música del

amor. Aquí oímos la voz celestial de la compasión explicando a los mortales las cuatro verdades nobles de Buda.

Isolde empieza a preguntarse qué sucederá por la mañana. Marke y Melot, mirando en los bosques. Tristan tiene un

presentimiento extraño sobre su muerte y declara que está dispuesto a morir aquella misma noche. Isolde le

recuerda suavemente a la pequeña palabra “und” del título “Tristan und Isolde”. De ahora en adelante él podrá

incluirla a ella en sus sueños y pesadillas; ya nunca más estará solo. Tristan es Isolde e Isolde es Tristan. Incluso

muriendo vivirán un amor sin miedo, sin nombres, sin fin, sin más dolor y sin separación.

Y la luz del día irrumpe. Melot se dirige directo al poder político, denunciando el amor prohibido con gran

indignación moral y solicitando las penas más graves para las personas vulnerables. El rey Marke sabe que este

camino no ofrece ni restitución ni justicia. Mientras abre su corazón vemos que el rey no es más que un hombre, que

fue el primero que amó a Tristan, y que “el amor que no se atreve a pronunciarse” es tan intenso como cualquier

otro amor. Se comporta con infinita ternura con el hombre que le traicionó. Él está en el infierno. Y espera saber

algún día la razón de ello.

Tristan abandonó al rey Marke para encontrar a Isolde, y después abandonó a Isolde ofreciéndola al rey Marke.

Absolutamente avergonzado, Tristan se da cuenta de que lo único que puede ofrecer a Isolde, si ella decide quedarse

con él, es una vida de fracaso y muerte. No tiene hogar. Nunca lo ha tenido. Nunca conoció a su padre ni a su madre,

quien murió al darle a luz. Las palabras de consuelo de Isolde son milagrosas. Estén donde estén, esa será su casa.

Ella ama a Tristan, si cabe más en el fracaso que en el éxito

Treinta segundos más tarde, Tristan muere. Tras provocar a Melot, Tristan sucumbe sin oponer resistencia.

Acto III

Después del amor, la última tarea en la vida humana es la muerte. Entramos en la última agonía de un hombre

moribundo, con sus alucinaciones, viajes al pasado y visiones. Los sentidos son intermitentes, pero el dolor es

constante. Se abre una puerta y se cierra otra.

Tristan und Isolde

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Tristan permanece en coma durante varias semanas. Kurwenal traslada el cuerpo a la casa ancestral, en Kareol.

Desde un acantilado con vistas al mar, aguarda mientras contempla el largo y lento descenso de su querido amigo

hacia la muerte. Más allá, en lo alto de la montaña, un pastor toca una gaita; una antigua e inacabable melodía corta

el aire helado del final del día. Kurwenal pide al pastor que cambie la música si ve que un barco se acerca. Ha

mandado a buscar a Isolde. Solo ella, si sigue viva, puede hacer regresar a Tristan del reino de la muerte.

Tristan se mueve. La antigua melodía le pide que vuelva a este mundo. Él intenta describir cómo es la tierra al otro

lado: un estado de olvido infinito y final. Aquí, la luz del sol es cegadora, el dolor agudo que siente su cuerpo es

insoportable. En el interior “la luz no se ha ido todavía; la oscuridad todavía no inunda la casa: Isolde vive y despierta;

me llamó desde la noche”.

Tristan está seguro de que ve su barco en la distancia, de que ella vuelve a él para guarecer sus heridas. Pero no hay

barco. Sigue viendo la vida pasar ante sus ojos mientras se desliza descendiendo más allá del umbral de la

conciencia. Recuerdos de la infancia y pensamientos sobre unos padres a quienes nunca llegó a conocer se mezclan

con un revivir intenso de sus anteriores experiencias próximas a la muerte. El dolor le inunda el cerebro. La

temperatura del cuerpo es insoportable, el alma le desgarra la carne. En el punto máximo de angustia mental y física,

llega un instante de lucidez absoluta: la pócima mágica (¿fue veneno o elixir de amor?), la preparó él mismo, con

todo el daño, dolor, sufrimiento y placer de su propia vida. Se ve un barco en el horizonte mientras Tristan sufre un

último ataque de corazón. Kurwenal se apresura a recibir a Isolde. En un paroxismo final de accesos de dolor

indescriptibles, Tristan se arranca los vendajes y permite que la sangre fluya libremente. Mientras muere oye la voz

de Isolde.

¿No podía esperar una hora más? Ella le ruega que siga respirando. Tiene muchas cosas que contarle. Vino como su

prometida, ¿por qué debería ahora recibir el castigo de asistir a su funeral? El impacto y el dolor insuperables la

sumen en el silencio.

Y se ve a lo lejos un segundo barco. Llegan a tierra Marke y Brangäne. Melot encabeza el grupo para reconocer el

terreno. Kurwenal mata a Melot y a continuación se suicida. El grupo llegó demasiado tarde para el perdón y la

reconciliación.

Entonces Isolde se mueve. Mirando profundamente a Tristan, canta: “Delicioso y suave cómo sonríe, cómo los ojos

propicio abre, ¿lo veis, amigos? ¿No lo veis y sentís?... ¿Solo yo oigo esta melodía, que tan maravillosa y suave,

lamentándose de gozo, diciéndolo todo, dulcemente conciliadora, sonando desde él penetra en mí, se eleva sobre sí,

resonando propicia, rodeándome de sonido?... ¡En la crecida ondulante, en el sonido resonante, en el universo

suspirante de la respiración del mundo... anegarse... abismarse... inconsciente... supremo deleite!”

Peter Sellars

Tristan und Isolde

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UNA ICONOGRAFÍA EN MOVIMIENTO

Bill Viola

“La herida es el lugar por el cual la luz te penetra.”

Rumi

Tristan und Isolde de Richard Wagner es la historia de un amor tan poderoso y profundo, que rompe todas las

fronteras físicas de los amantes. Para alcanzar el apogeo de este amor, Tristan e Isolde tienen que ir más allá de la

propia vida. Este es el tema: la naturaleza espiritual del amor humano. La naturaleza espiritual del amor humano es

un tema muy antiguo, cuyas raíces van mucho más allá de los orígenes medievales específicos de una leyenda celta,

para remontarse a las tradiciones tántricas hinduistas y budistas y que se ocultan profundamente en el

subconsciente de la cultura occidental. El primero que me sugirió esta relación con fuentes orientales fue Peter

Sellars y es una cuestión que me ha ocupado persistentemente. Ya me había fascinado muy pronto la obra de

Wagner, que data del siglo XIX, y a ello cabe atribuir las huellas latentes de su magnético atractivo, así como la

radical y, sin embargo, rica sencillez de la concepción.

En lo que concierne al método de trabajo, primero escuché varias versiones de la música y trabajé a partir del libreto,

para hacer surgir la imagen de un mundo que fluye tanto hacia dentro como hacia fuera, mientras la acción

dramática se desarrolla sobre la escena. Imágenes en movimiento live, en un ámbito que reside en algún lugar entre

el imperativo temporal de la música y el anclaje material de la pintura, y que por tanto resultan adecuadas para unir

las partes constitutivas prácticas de la escenografía con la dinámica viva de la representación. Desde el principio tuve

claro que, con las imágenes no se trataba, para mí, de ilustrar el argumento. Más bien quería crear una iconografía

que vive sobre el escenario en paralelo a la acción, a la manera de una sutil narración poética que transmite la

dimensión oculta de nuestra vida interior.

Las imágenes están destinadas a actuar simbólicamente como explicaciones internas, para expresarlo en los

términos de Seyyed Hosein Nasr, para “convertirse en reflejos de luz del mundo espiritual, en el espejo de lo material

y transitorio”. Dibujan las huellas del movimiento de la conciencia humana, en un momento de máximo peligro y

conmoción: la entrega a un amor absoluto que todo lo absorbe. El espectro de experiencias de este poder se

extiende a toda la vida, desde el agitado e inocente batir del corazón de un adolescente que se enamora por primera

vez, hasta la realización universal de un amor más elevado como principio universal y esencial de la existencia

humana que se adquiere en la madurez a veces gracias a una visión fugaz, y que han descrito hasta los mínimos

detalles los santos y místicos de todas las culturas y épocas históricas.

En los tres actos las imágenes contienen hilos que se entrecruzan y repiten, pero son distintos por lo que respecta a

la reflexión sobre las diferentes etapas del camino que los amantes recorren hacia la liberación:

En el Acto I se presenta el tema de la Purificación, el acto universal de la preparación del individuo para el

sacrificio y la muerte simbólicos, necesario para la transformación y renacimiento de uno mismo. Los

amantes, al acordar mutuamente beber la pócima letal, se sumergen en el océano infinito de un mundo

inmaterial invisible.

El Acto II alude al Despertar del cuerpo de la luz, a la liberación a través de la iluminación purificadora del

amor, a la forma espiritual luminosa encerrada en la inercia oscura del cuerpo material. El tema aborda la

penetración de la luz en el mundo.

Tristan und Isolde

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Sin embargo, cuando el mundo exterior finalmente invade el éxtasis de su unión, una oscuridad temporal y

material se abate y cae sobre los amantes, pues su liberación solo es posible a través del dolor de la

separación y del sacrificio propio.

En el Acto III se presenta la Disolución de uno mismo, en las diferentes etapas de la agonía, el proceso

delicado e insoportable propio del momento de la separación y desintegración de los elementos físicos,

sensoriales y conceptuales de la conciencia. Nos sumergimos en la agonía y el delirio de la muerte y del

dolor, repleta de visiones, sueños y revelaciones alucinantes que tienen lugar en la superficie de la mente de

un espíritu moribundo. Cuando las llamas de la pasión y la fiebre finalmente consumen el ojo del espíritu, y

el cuerpo del deseo nunca puede alcanzarse, la superficie donde se produce el reflejo se hace pedazos y se

desmorona adoptando la forma de ondas de luz pura. Finalmente, a cada amante le llega el turno de

ascender hasta desaparecer, en paz, en un reino que trasciende las polaridades de lo masculino y lo

femenino, del nacimiento y de la muerte, de la luz y de la oscuridad, del principio y del final.

ENTREVISTA A BILL VIOLA

«La música te empuja a lo desconocido»

Bill Viola es uno de los videoartistas más singulares, pioneros e innovadores en este joven arte. Profundo conocedor

de la historia de la pintura, lector atento de los místicos castellanos como Juan de Yepes o Teresa de Ávila, su

aproximación al universo mitológico y simbólico de Tristan und Isolde, junto a la delicada puesta en escena de Peter

Sellars, ha marcado un hito en la representación de este amor imposible con el que Wagner revolucionó la historia

de la música.

[Revista del Real] El proceso creativo empleado para la puesta en escena de esta ópera fue un tanto inusual. Peter

Sellars esperó a recibir el vídeo que usted realizó para adaptar la escena. Eso convierte el vídeo en la piedra angular

de esta producción. ¿Siente que eso entraña una especial responsabilidad para usted?

[Bill Viola] Nunca se pensó que el vídeo fuera la piedra angular de la producción. Esa-Pekka Salonen, Peter Sellars y

yo trabajábamos más o menos independientes uno de otro. Antes habíamos tenido algunas excelentes

conversaciones sobre Wagner y Tristan y lo que pensábamos que podía ser el proyecto, pero hasta que cada uno de

nosotros empezó a desarrollar su parte, la obra no se materializó. Esa-Pekka intentó proporcionarnos a mi

compañera y colaboradora Kira y a mí alguna idea sobre la profundidad de la música; Peter Sellars llegó con una

maleta de libros con varias referencias visuales, incluidas fotos de las deidades indias. Pero hasta que no nos contó el

antiguo mito celta de Tristan y nos mostró algunas de las primeras imágenes representadas en los mosaicos de la

abadía de Chertsey en la Inglaterra medieval, no tuve la sensación de hallar la vía para penetrar en la ópera a través

de la historia. Mientras estábamos con la producción del vídeo, asumimos que Peter estaba trabajando en la puesta

en escena y hasta mucho más tarde no comprendimos que, naturalmente, necesitaba ver el vídeo antes de poder

dirigir a los cantantes; debían coexistir en este universo que nosotros habíamos creado. La dirección de Peter incluye

también un trabajo con los cantantes hasta que estos adquieren una asombrosa profundidad emocional que no

suele ser habitual en la puesta en escena de una ópera.

[RR] Usted ha trabajado con músicos y, en su juventud, también estudió música y tocó en un grupo de rock, pero

antes nunca había creado para una ópera. ¿Cómo se ha sentido?

Tristan und Isolde

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[BV] Penetrar en la ópera de Wagner fue una experiencia de inmersión completa, explorando su vasto potencial. Me

sentí intimidado por una tarea tan imponente. Para poder compartir el mismo espacio con Richard Wagner,

necesitaba dejar a un lado la música y centrarme en el libreto. Entonces pude crear un universo visual que reflejara

el mundo interior de aquello que estaba ocurriendo en la escena. Dado que respondí a la ópera desde una actitud

emocional e intuitiva, de algún modo, al final las imágenes se fusionaban con la música. En términos generales,

siempre trabajo desde la emoción y la intuición, y a menudo no comprendo lo que estoy haciendo hasta que

adquiere forma sobre el papel (habitualmente suelo escribirlo) o hago un dibujo. Es entonces cuando la obra

empieza a revelarme sus misterios.

[RR] Se ha definido Tristan und Isolde como una ópera sobre el amor, el deseo y la muerte; la muerte como la única

vía que tienen estos amantes de trágico destino para trascender sus ataduras terrenales y alcanzar lo sublime. Se

dice que esta música es la más erótica que se ha compuesto nunca. Han pasado algunos años desde el estreno de su

producción. ¿Han cambiado sus sentimientos desde entonces?

[BV] Nunca he sentido que la música fuera erótica. Es sublime, profunda, compleja, rica, perturbadora y arrolladora.

La música de Wagner te lleva hasta el límite y te empuja hacia lo desconocido. Tras escuchar y ver muchas

presentaciones de Tristan, mi apreciación sobre el genio de Wagner se ha hecho más y más profunda.

[RR] En su juventud exploró diferentes vías de la experiencia espiritual –el zen, el budismo, el sufismo islámico y el

misticismo cristiano de San Juan de la Cruz. ¿Abordó Tristan und Isolde desde esta perspectiva?

[BV] Mis estudios y lecturas sobre estos diversos temas espirituales han sido la clave de mi inspiración. Cuando llevo

a cabo una nueva obra, vuelco en ella todos mis conocimientos. Con Tristan, una ópera tan vasta, sentí como si

estuviera condensando mi vida y mi trabajo completos en el espacio de cuatro horas de vídeo.

[RR] A lo largo del vídeo, uno siente como si pasara de un mundo físico a otro sobrenatural. En el primer acto, ambos

protagonistas se preparan para iniciar un viaje espiritual. El agua y el fuego juegan un papel esencial y muy simbólico

aunque abstracto, como ocurre en muchas de sus obras. Es como si el individuo se disolviera y fundiera con el

cosmos para alcanzar la luz al otro lado, a través de un proceso de sufrimiento pero también de liberación.

[BV] Sí, desde el principio del primer acto está claro que Tristan e Isolde caminan hacia su última muerte, disolución

y transformación, y en su preparación necesitan limpiarse y purificarse. Su gradual transformación adquiere la forma

de una travesía desde el mundo físico a un ámbito espiritual, atravesando lo que parece ser la realidad, pero que de

hecho es una ilusión. En el tercer acto, Isolde se aproxima con el fuego, pero cae en el agua, haciéndose añicos su

propio reflejo y disolviéndose en una ardiente ola tras la caída. Poco después, Tristan asciende por una cascada

invertida, también una ilusión. Empleamos dos equipos de actores para interpretar a Tristan e Isolde y los llamamos

los “cuerpos terrenales” y los “cuerpos celestiales”. A menudo grabamos los cuerpos celestiales con lo que denomino

la “cámara granulosa”, una cámara de vigilancia de infrarrojos en blanco y negro que, con poca luz, produce

imágenes espectrales con las que representar la esfera espiritual.

[RR] A menudo hay referencias pictóricas en sus trabajos –en la exposición “The Passions” de 2003 algunas de estas

obras se basaban en pinturas renacentistas– y muestran una pintura evocadora. Pero el vídeo resume el

movimiento. ¿Se refiere con ello a la naturaleza temporal de las pinturas y el paso del tiempo?

[BV] Sí, siempre he sentido que las pinturas tienen movimiento y, sin duda, capturan el tiempo. Se pueden pasar dos

minutos o dos horas ante una pintura (o cualquier otra obra de arte) y siempre cambiará.

Tristan und Isolde

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Yo no intenté poner en movimiento una pintura. Cuando me siento inspirado por un cuadro o algo que he leído, eso

resuena dentro de mí profundamente. Eso puede provocar una imagen en mi interior o también una idea para una

nueva obra.

[RR] Han pasado nueve años desde que esta obra se mostró por primera vez. ¿Cambiaría algo?

[BV] Siempre puedo encontrar algo que necesita ser cambiado. Pero cuando una obra está completa, habitualmente

no vuelvo a ella para modificarla. Cuando algo es perfecto, o si pienso que algo es perfecto, entonces no hay motivo

para continuar moviéndose hacia delante. Lo que deseo es el misterio, no la claridad. Los sufíes estudian la oscuridad

para comprender la luz.

Ruth Zauner

ENTREVISTA A ROBERT DEAN SMITH

«La felicidad imposible»

Tras un otoño de actividad intensa que le ha llevado a París (Aida) y Londres (un concierto en Buckingham Palace

para celebrar el cumpleaños del príncipe Carlos de Inglaterra), Robert Dean Smith recala en el Real con un Tristan

que ha cantado hace pocas semanas en la Staatsoper de Viena. En este caso, se trata de una nueva producción del

Teatro Real firmada por Peter Sellars y Bill Viola que cuenta con la dirección musical de Marc Piollet. Un Tristan que,

según el tenor protagonista, pone el acento en la continua búsqueda de una felicidad que no encuentra.

[RR] Se considera que Tristan und Isolde marca un antes y un después en la historia de la música. Al mismo tiempo,

se trata de una ópera conocida y apreciada por los aficionados, y usted incluso la ha cantado en los Proms de

Londres. ¿Hasta qué punto es una ópera asequible para todo el público?

[RDS] Bien, 150 años conviviendo con Tristan y su influencia han hecho sus innovadoras armonías y el concepto de

representación teatral y musical algo más accesible para el público en todo el mundo. Lo cierto es que Wagner aún

causa división de opiniones hoy en día, aunque por supuesto ya no tanto como en su época. Pero aún hay parte de

los espectadores que no valoran sus obras, sea por la razón que sea.

[RR] Usted ha cantado Tristan en numerosas ocasiones, incluyendo actuaciones en Bayreuth, y de hecho no es la

primera vez que interpreta este papel en Madrid. ¿Cómo definiría al personaje?

[RDS] Me gusta enfatizar el aspecto de Tristan como el de alguien que busca, que tiene un deseo que no logra

satisfacer. Busca una manera de solucionar su problema, pero no es capaz de decirle a Isolde que la ama. Y busca una

manera de morir tras ser herido por Melot. Esta idea de la búsqueda es, de hecho, la que refleja el famoso motivo

del preludio de la ópera.

[RR] ¿Cómo enfoca su Tristan?

[RDS] Mi interpretación intenta, de acuerdo con esto, destacar los momentos claves del drama, aquellos en los que

la acción se ve impulsada o se toman decisiones que afectan a la vida de los personajes.

[RR] ¿Hasta qué punto entraña un reto interpretar a Tristan?

Tristan und Isolde

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[RDS] El tenor wagneriano necesita una técnica que le permita emitir una voz que no pierda flexibilidad mientras

canta una música vocalmente muy exigente durante horas. Además, hay que mantener bajo control las emociones

dramáticas de la música y la escena. En este contexto, cuanto más expresivo logre ser el canto, mejor captará el

público lo que la música nos intenta decir.

[RR] ¿Sería diferente la música de hoy sin Tristan?

[RDS] Indudablemente. Yo estoy convencido de que sin Wagner y sin esta ópera en concreto estaríamos unos 70

años por detrás de donde estamos ahora.

[RR] Peter Sellars y Bill Viola firman esta producción que, pese a ser reciente –su estreno data de 2005, siendo

Gerard Mortier intendente de la Ópera de París– es ya una versión de referencia. Con tanta tecnología e

innovaciones, ¿se puede comparar este momento con las novedades que introdujo Wagner en la ópera, también en

lo escénico?

[RDS] Yo espero que el público siga experimentando la fuerza, la potencia de la música de Wagner sin que lo

distraigan acciones innecesarias en el escenario.

Pep Gorgori

BIOGRAFÍAS

Marc Piollet | Director musical

Nació en París en 1962. Estudió dirección de orquesta y coro en la Escuela Superior de las Artes de Berlín. Recibió

clases magistrales de John Eliot Gardiner, Michael Gielen y Kurt Masur, quienes tuvieron una gran influencia en su

evolución musical. Ha sido director musical de la Volksoper de Viena, así como Principal Kappelmeister de la

Philharmonisches Staatsorchester Halle y director musical adjunto del Staatstheater Kassel. Ha sido director general

musical del Staatstheater de Wiesbaden. Sus mayores éxitos en el mismo incluyen la Tetralogía de Wagner y nuevas

producciones de Don Carlo, Elektra, Falstaff, Faust, Der Freischütz, Idomeneo, Lulu, Rigoletto, Der Rosenkavalier,

Salome y Tosca. Ha dirigido en el Liceu de Barcelona (Carmen), la Ópera de Hamburgo (La traviata), la Ópera de

Flandes (Il trovatore), la Ópera Nacional de París (Les contes d’Hoffmann), la Ópera Estatal de Viena (Il barbiere di

Siviglia), la Ópera de Stuttgart (Così fan tutte y Jenůfa) y la Ópera Estatal de Baviera (Les contes d’Hoffmann), entre

otros importantes centros líricos. En el Real ha dirigido Don Quichotte, C(H)OEURS y L’elisir d’amore.

Peter Sellars | Director de escena

Director de teatro, ópera y festivales reconocido por sus transformadoras interpretaciones de los clásicos. Ha puesto

en escena óperas en destacados centros líricos, como la Lyric Opera de Chicago, la Ópera Holandesa de Ámsterdam,

la Ópera Nacional de París, la Ópera de San Francisco, la Ópera de Santa Fe, y los festivales de Salzburgo y

Glyndebourne, entre otros. Ha llevado a la escena composiciones de Kaija Saariaho, Osvaldo Golijov y Tan Dun,

abriendo con ello el repertorio de la ópera moderna. Ha sido una fuerza impulsora en la creación de muchas obras

con el compositor John Adams, su colaborador habitual. Su más reciente trabajo, The Gospel according to the other

Mary, ha sido aplaudido en Estados Unidos y Europa en 2013. Proyectos recientes han sido Nixon in China en el

Metropolitan de Nueva York y las nuevas producciones de Hercules de Händel en Chicago y La Griselda de Vivaldi en

Santa Fe. Ha sido director del Art Festival de Adelaida (Australia), el Festival de Los Ángeles (entre 1990-1993) y el

Internacional de Teatro de la Bienal de Venecia (2003). Es profesor de la UCLA y ha recibido varios premios por su

labor. En el Real dirigió el programa doble lolanta y Perséphone, Ainadamar y, en la presente temporada, The Indian

Queen.

Tristan und Isolde

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Bill Viola | Videoartista

Reconocido como uno de los artistas más destacados de la actualidad, ha sido clave en el establecimiento del vídeo

como forma esencial en el arte contemporáneo, ayudando en el desarrollo del mismo en términos de tecnología,

contenidos y alcance histórico. Estudió artes visuales y música electrónica en la Universidad de Syracuse (Nueva

York). Sus obras de videoarte han sido exhibidas en las más prestigiosas plataformas (Museo de Arte Moderno de

Nueva York, Kunsthalle de Düsseldorf, Galería Nacional de Londres, Museo Guggenheim de Nueva York, Bienal de

Venecia de 1995, Museo Getty de Los Ángeles, Museo de Arte Mori de Tokio, Palacio de Exposiciones de Roma, entre

otros). En 1977 fue invitado por Kira Perov a exponer su obra en La Trobe University (Melbourne, Australia). Con ella,

tras casarse un par de años más tarde, mantiene una estrecha colaboración artística. La música es parte importante

de su vida y obra. Ha colaborado con compositores como David Tudor o el grupo de rock Nine Inch Nails. Ha recibido

numerosos premios internacionales. Para la producción de Tristan und Isolde, estrenada en la Ópera Nacional de

París en 2005, colaboró con Peter Sellars.

Robert Dean Smith, tenor | Tristan

Tras su exitoso debut en 1997 en el Festival de Bayreuth como Walther von Stolzing (Die Meistersinger von

Nürnberg), este tenor estadounidense ha realizado una espectacular carrera internacional que le ha llevado a cantar

en grandes escenarios del mundo como el Teatro de La Scala de Milán, la Ópera Estatal de Viena, el Metropolitan de

Nueva York, la Ópera Nacional de París, el Covent Garden de Londres, la Deutsche Oper de Berlín, la Ópera Estatal de

Baviera y el Festival de Baden-Baden. De su amplio repertorio sobresalen los personajes de Florestan (Fidelio), Don

José (Carmen), Pinkerton (Madama Butterfly), Cavaradossi (Tosca), Stolzing (Die Meistersinger von Nürnberg),

Bacchus (Ariadne auf Naxos), Paul (Die tote Stadt), Siegmund (Die Walküre) y los protagonistas de Andrea Chénier,

Don Carlo y Lohengrin. Ha colaborado con directores como Mehta, Pappano, Thielemann, Muti, Barenboim, Nagano

y Gatti. Recientemente ha interpretado a Radames en París, a Tannhäuser en Londres y a Rienzi en Bayreuth. En el

Real ha participado en Parsifal, Die Frau ohne Schatten y Tristan und Isolde (www.robertdeansmith.com).

Violeta Urmana, soprano | Isolde

Una de las cantantes más notables en el repertorio dramático italiano y alemán. Nació en Lituania y desde joven

alcanzó gran notoriedad como mezzosoprano, interpretando personajes como Kundry (Parsifal) y Éboli (Don Carlo).

Durante las últimas temporadas ha cantado personajes como Amelia (Un ballo in maschera), Elisabetta (Don Carlo),

Leonora (La forza del destino), Lady Macbeth (Macbeth), Odabella (Attila) y los personajes protagonistas de Aida,

Tosca, Norma, Iphigénie en Tauride, Ariadne auf Naxos y La Gioconda. Es invitada con regularidad a los más

prestigiosos escenarios líricos del mundo (el Metropolitan de Nueva York, la Ópera Nacional de París, el Covent

Garden de Londres, el Teatro de La Scala de Milán y los festivales de Bayreuth, Salzburgo, Aixen- Provence y

Edimburgo. Ha colaborado con directores como Abbado, Barenboim, Boulez, Bychkov, Chailly, Levine, Muti, Rattle y

Thielemann. Ha sido galardonada en numerosas ocasiones y fue nombrada Kammersängerin por la Ópera Estatal de

Viena. En el Real ha participado en La Gioconda, Cavalleria rusticana, Un ballo in maschera, Tosca, Norma, el

Requiem de Verdi y Macbeth (www.violetaurmana.com).

Franz-Josef Selig, bajo | El rey Marke

Considerado uno de los más versátiles bajos de la actualidad, estudió música sacra en Colonia y posteriormente

canto. Ha sido invitado a los más prestigiosos teatros del mundo, como el Metropolitan de Nueva York, el Teatro de

La Scala de Milán, el Covent Garden de Londres, la Ópera Estatal de Viena, la Ópera Nacional de París, la Ópera de

Baviera en Múnich, la Lyric Opera de Chicago y el Festival de Salzburgo, entre otros, en donde ha interpretado a

Rocco (Fidelio), Daland (Der fliegende Holländer), el Rey Marke (Tristan und Isolde), Gurnemanz (Parsifal), Fasolt (Das

Rheingold), Hermann (Tannhäuser), Sarastro (Die Zauberflöte) y Osmin (Die Entführung aus dem Serail).

Tristan und Isolde

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Ha trabajado con renombrados directores como Bolton, Haenchen, Jansons, Mehta, Muti, Nagano, Pappano, Rattle,

Thielemann y Welser-Möst. Recientemente ha interpretado a Claudio (Agrippina) en el Liceu barcelonés y Hunding

(Die Walküre) en el Festival de Bayreuth. En el Teatro Real ha participado en Pelléas et Mélisande (2002 y 2011) y en

Scenen aus Goethes Faust de Schumann (2009).

Ekaterina Gubanova, mezzosoprano | Bragäne

Una de las mezzosopranos más sobresalientes de su generación, nació en Moscú y comenzó sus estudios musicales

como pianista. Más tarde estudió canto en el Conservatorio Chaikovski de Moscú y en la Academia Sibelius. Participó

en el Programa de Jóvenes Artistas del Covent Garden de Londres. Tras su actuación como Brangäne (Tristan und

Isolde) en 2005, en la Ópera Nacional de París, ha realizado una carrera internacional en los principales teatros de

Europa, donde ha interpretado a Fricka (Das Rheingold, Die Walküre), Amneris (Aida), Clytemnestre (Iphigénie en

Aulide), Giovanna Seymour (Anna Bolena), Marina (Boris Godunov), Marguerite (La damnation de Faust) y Giulietta

(Les contes d’Hoffmann). Ha colaborado con Barenboim, Gergiev, Muti y Mehta. Entre sus últimos compromisos

destaca Anna Bolena en el Metropolitan, Die Walküre y Das Rheingold en la Ópera de Berlín, La Scala y los Proms,

Don Carlo en La Scala, Múnich, San Petersburgo y Toulouse, el Requiem de Verdi en Florencia, Nápoles y San

Petersburgo, y Tristan und Isolde en Múnich, Valencia y Tokio. En el Real ha participado en Alexander Nevski, Les

contes d’Hoffmann y en un concierto lírico.

Jukka Rasilainen, bajo-barítono | Kurwenal

Este bajo-barítono finlandés comenzó su formación en la Academia Sibelius de Helsinki. En 1985-86 fue miembro del

International Studio de la Ópera de Zúrich. Tras debutar en 1991 cantando el personaje protagonista en Der

fliegende Holländer, comenzó una importante carrera internacional que le ha llevado por prestigiosos escenarios

como la Ópera Estatal de Viena, el Metropolitan de Nueva York, la Ópera Nacional de París, el Covent Garden de

Londres, la Ópera Estatal de Berlín, y el Festival de Bayreuth. Desde el año 2010 es miembro del conjunto de artistas

estables de la Semperoper de Dresde. Posee un amplio y versátil repertorio en el que sobresalen personajes como

Amfortas (Parsifal), Amonasro (Aida), Scarpia (Tosca), Jochanaan (Salome) y Escamillo (Carmen). Fue un destacado

artistas en la representación completa del ciclo Der Ring des Nibelungen, interpretando a Wotan, en la producción

que fue vista en Zúrich, Dresde, Tokio, París y Buenos Aires. En el 2004 ha sido nombrado Kammersänger del Estado

de Sajonia en Alemania. Recientemente ha cantado Der fliegende Holländer en la Ópera de Hong Kong

(www.rasilainen.com).

Nabil Suliman, barítono | Melot

Este barítono belga estudió en los Conservatorios de Damasco y Bruselas. Fue miembro de la Opera Studio de La

Monnaie/De Munt, donde cantó Antonio (Le nozze di Figaro), Marcelo (La bohème) y el protagonista de Don

Giovanni. Ganador del Concurso Internacional de Ópera de Toulouse (2006), ha sido invitado a cantar en prestigiosos

escenarios como La Monnaie/De Munt (Alceste, La dama de picas, OEdipe de Enescu, Il barbiere di Siviglia de

Paisiello), la Ópera de Lyon (Le Rossignol de Stravinsky, Werther, Le roi malgré lui de Chabrier, La traviata), la Ópera

Cómica de París (Le roi malgré lui), la Ópera de Flandes (Carmen), la Ópera Holandesa de Ámsterdam (Le Rossignol),

la Ópera Nacional de Lorena (Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny) y el festival de Aix-en-Provence (Le Rossignol).

Ha colaborado con reconocidos directores como Dmitri Jurowski, Yannis Pouspourikas, Kazushi Ono y Leo Hussain,

entre otros. Sus más recientes compromisos han tenido lugar en Lyon y Amberes, donde ha cantado a El carcelero

(Dialogues des Carmélites) y a Dancaïre (Carmen) respectivamente.