triformación social
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Basado en varios trabajos de Rudolf Steiner sobre el organismo social surge esta nueva visión del mundo.La máxima "Libertad, Igualdad y Fraternidad" son fundamentados sobre la visión que la Antroposofía tienen del Ser Humano y del Mundo.TRANSCRIPT
Monográficos, nº 1
Triformación Social
Sociedad Antroposóf ica en Valencia
Aparición de la Mo-
neda.
2
Primera Triarticula-
ción de la Historia
4
El Císter y los Tem-
plarios.
6
Aparición social:
Revolución Francesa.
8
No se puede servir a
Dios y a Mammon.
11
Triarticulación de
Rudolf Steiner.
15
Uso Correcto del
Dinero.
18
El Dinero: aspecto
educativo.
23
Contenido:
Nadie se ha preguntado nunca el
por qué de esa especial relación
del hombre con el oro. ¿Cuáles
son los motivos?. ¿Por qué esa
específica significación del oro y
la plata en la historia de la huma-
nidad?.
La primera consideración que po-
demos hacer con respecto al oro
es su ubicuidad. Se encuentra
tanto en el aire como en la tierra
y el mar. Esta difuminado en di-
versos grados de densidad, hasta
el extremo de que en toda la tie-
rra está dinamizado. En el mar
exactamente la potencia de dina-
mización es de 7. Mientras que en
tierra es de 9. Esto se podía tra-
ducir en que hay una parte de oro
en cada 10 elevado a la 9ª porción
de tierra. Tal es así que el oro
podemos encontrarlo, en formas
muy sutiles, en todos los conti-
nentes y mares.
Otra curiosidad es que el oro no
se da en la naturaleza como lo
pueden hacer otros tipos de mine-
rales. Aparece en aspecto de pol-
vo fino o como aluvión formando
pepitas. El oro absorbe la luz, pe-
ro no la retiene sino que la irra-
dia. Esta misteriosa relación la
han usado los pintores para repre-
sentar de forma simbólica los
mundos suprasensibles. Varios co-
lores se forman con soluciones
coloidales de oro, por ejemplo los
rosetones de la catedral de Char-
tres, con ese rojo especial, con-
tienen oro. Los cristales rojos de
los pies de los iconos también
contienen el preciado metal.
Igualmente se han logrado efectos
parecidos con el amarillo, el
marrón, el azul, el negro, etc . . .
La densidad atómica del oro es de
19.3, mientras que la del plomo
es de 11.6. El oro se puede valo-
rar como un metal extraordinaria-
mente estable. Ni se oxida, ni se
combina si exceptuamos con el
cianuro potásico. Se puede consi-
derar como una mezcla casi per-
fecta de ligereza y pesantez. Es la
sustancia más elástica de la tie-
rra, un gramo puede extenderse,
idealmente, a lo largo de un hilo
de dos kilómetros, mientras que
un hilo de 2 mm puede soportar
una fuerza de 60 kg.
En él podemos encontrar los más
extremados contrastes: capacidad
de enrarecerse, pesantez, ductili-
dad. . . Puede pasar de uno a otro
casi con las características de un
fluido. Metáfora inapreciable para
entender cómo debería de ser la
circulación de mercancías en la
Características del oro =
Necesidades Sociales
Otoño 2010
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RAMA MICAEL.
Autor:
Antonio Martínez Alcalá.
vida económica.
Todas estas características son
propias de un metal noble, sin
embargo las circunstancias que
lo rodean lo hacen proclive a
crear en las gentes un culto
insano con respecto a su pose-
sión. El oro, que puede consi-
derarse como una sustancia
pura, ha visto manchado su
tránsito por la tierra con ele-
mentos extraños a su propia
esencia.
Estamos ante una sustancia
que se encuentra entre la ex-
pansión más extrema y la co-
hesión más coherente, entre la
dispersión y el endurecimien-
to. Características necesarias
para el desenvolvimiento co-
rrecto de los procesos vitales
de una sana economía.
En la antigüedad al oro se le
consideraba de origen solar y a
la plata de naturaleza lunar.
Eran usados en los templos co-
mo elementos movilizadores
de la conciencia para facilitar
la circulación de todo aquello
que era necesario para la vida.
La antigüedad le dio al oro un
valor 13.3 veces superior al de
la plata, puesto que la Luna se
traslada a través del Zodíaco
13.3 veces más rápida que lo
hace el Sol. Es ampliamente
conocida la relación de los te-
soros áureos de Egipto con el
Sol. Mientras que en Efeso,
culto lunar, los amuletos y las
imágenes del templo eran de
plata.
hizo que aparecieran como
consecuencia sociedades ce-
rradas que, por razones obvias,
desembocaron en la creencia
de poderes sobrenaturales liga-
dos con las fuerzas de la Natu-
raleza y del destino.
A estas fuerzas el hombre anti-
guo ofrecía sacrificios. Sacrifi-
cios que tenían como elemento
material algo del entorno que
podía considerarse como su-
perfluo para la existencia. Es-
tas ofrendas materiales se con-
sideraban expresión de lo espi-
ritual que se matizaba en un
diálogo con los seres divinos.
Momento en el que aparecen
en la historia las alianzas con
los dioses. Acuerdos que surg-
ían de la libre voluntad como
podemos observar en los textos
tanto de la antigua India como
en la Grecia clásica. En la Ilía-
da y en la Odisea, sin ir más
lejos, podemos comprobarlo.
El pueblo judío también ex-
presó de la misma forma su
Si dedicamos algo de nuestro
tiempo ha estudiar de forma
detallada la historia de la anti-
gua India y de Persia, así como
los antecedentes históricos de
Europa, llegamos a la conclu-
sión de que la vida económica
no se inició con el comercio,
sino que se hizo como conse-
cuencia de las necesidades del
culto.
Tenemos que tener en cuenta
que en un principio las gentes
eran autosuficientes. Es decir
producían todo aquello que
necesitaban, o lo que es lo
mismo, se apañaban para vivir
con aquello que obtenían como
producto de su esfuerzo. No
comerciaban. Se limitaban a
subsistir con aquello que la
Naturaleza del lugar les prove-
ía. La caza, la agricultura, la
domesticación de animales
eran prácticas que en principio
poco tenían que ver con el in-
tercambio. Esta íntima rela-
ción con el medio ambiente
relación con los dioses. Con-
feccionó su ―alianza‖ que era
un pacto de contrapartidas
recíproco entre el pueblo
hebreo y Yavhé.
Aparece, como consecuencia
lógica, que los sacerdotes,
consagrados al culto, no pudie-
ran dedicarse a las prácticas
materiales propias de los hom-
bres no implicados en el culti-
vo de las relaciones con los
dioses. No podían dedicarse a
la caza, el pastoreo o la reco-
lección (Absorbido su tiempo
en las tareas propias de sus
labores de intermediación). De
esta manera aparece la prime-
ra división del trabajo. El pri-
mer pacto. El primer contrato
social.
Los animales destinados al sa-
crificio: corderos, cabras, ove-
jas, palomas, etc . . . eran lle-
vados al templo. Muchos eran
sacrificados. El resto servía de
alimentación para la comuni-
dad religiosa. Con todo y con
Aparición de la moneda. Centros de Misterios
Página 2 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
eso era superior la llegada de
bestias, destinadas a las nece-
sidades sacrificiales y de con-
sumo, a las exigencias propias
de la comunidad por lo que se
creaban excedentes. Esta posi-
bilidad argumenta el hecho de
que la vida tanto económica
como social fuera no sólo con-
trolada, sino también dirigida
y planificada desde los tem-
plos. Esto tiene una importan-
te trascendencia en el futuro
de la humanidad. Gracias a
ello aparece el primer control
de tribus hasta entonces sepa-
radas e incluso enfrentadas. Se
va a dar la inapreciable posibi-
lidad de poder crear entre
ellas lazos de unión y concor-
dia, donde antes había separa-
ción y enfrentamiento.
Por otro lado las grandes cele-
braciones: Juegos Olímpicos o
de culto (Delfos, Atenas, Eleu-
sis . . .) reunían a gran número
de gentes. Transformándose
aquellos lugares, al rescoldo
de las aglomeraciones, en
grandes centros de intercam-
bio. Comercio que era regula-
do por los santuarios. Esta si-
tuación de poder de la casta
religiosa dio lugar a que surgie-
ran desde sus templos las ba-
ses del ordenamiento social.
Esa primera relación de inter-
cambio entre dioses y hombres
regulada por los sacerdotes se
trasformó, con el paso del
tiempo, en una relación
próspera entre hombres.
La evolución del proceso y la
complejidad cada vez mayor
de las transacciones hizo que
el sistema de trueques se mos-
trara insuficiente. Por ello, si
alguien tenía excedencia de
corderos para el sacrifico y
otro por el contrario carecía
de ellos, el templo comenzó a
expender piezas de metal que
facilitaran los intercambios. Si
bien es cierto, que estas piezas
no podían, en un principio, ser
utilizadas como otra cualquier
mercancía, sólo se proporcio-
naban a efectos de intercam-
bio y contables. Las piezas co-
mo se puede fácilmente obser-
var no tenían un valor real, tan
sólo eran consideradas como
valoración simbólica y hasta
incluso sagrada. Estaban
hechas de materiales preciosos
o en su defecto de cobre y,
durante mucho tiempo, fueron
simplemente pedazos de metal
con la inscripción del templo o
con el símbolo del dios corres-
pondiente.
Estas primeras piezas fueron
sustituidas paulatinamente por
monedas más reducidas y de
menor peso. Aunque sigue
siendo necesario entender
que, estas monedas, no tenían
ningún valor consideradas en sí
mismas. Eran símbolos que
ayudaban a despertar la con-
ciencia en los hombres. Así
pues lo que en un principio
fue propio de la administración
del templo (vínculo de los dio-
ses con el hombre), pasó a ser
patrimonio de éstos totalmen-
te desvinculados de su relación
con lo divino. Lo que había
sido considerado como un
crédito por los templos emiso-
res para facilitar la circulación
de mercancías y que, después,
era devuelto al templo como
ofrenda, pasa a ser patrimonio
único y exclusivo del hombre.
Este proceso sufre otro cambio
trascendental en la antigua
Roma. En los tiempos de los
césares se pierde toda vincula-
ción con los dioses. La vida so-
cial pasa a ser codificada por
leyes unilaterales que tienen
como objetivo acaparar el po-
der y el control. Como conse-
cuencia de la aplicación de
estas leyes se desarrolla, rápi-
damente, un sistema diferente
en las relaciones y en la regu-
lación del dinero. El orden so-
cial se había estructura en tor-
no al hombre. Desde esa posi-
ción de salida comienza un lar-
go camino hacia la progresiva
toma de conciencia por parte
de la raza humana. Derechos y
deberes fueron dictados por
los hombres. Se estructuraron
nuevas formas de relación en-
tre poder y trabajo. Por fin el
dinero buscó otros campos de
expresión.
El oro, mientras su circulación
no fue tendenciosa, propicio la
sana circulación de bienes. Sin
embargo hay un momento cla-
ve en la historia que marca el
paso del umbral de una situa-
ción a la siguiente. Es cuando
el rostro de un hombre es acu-
ñado por primera vez en una
moneda. El primer hombre que
realiza tal cosa fue Salomón.
También Ciro de Persia des-
pués de conquistar Lidia tras-
ladó el oro a su país, lo admi-
nistró y lo puso en circulación,
alcanzando su difusión hasta
las costas mediterráneas.
Igualmente Alejandro acuñó su
rostro en la moneda, aunque
su periplo representa un fenó-
meno único en la historia de la
humanidad. En sus conquistas
no había afán de poder sino,
siguiendo las directrices de su
Página 3 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
intereses, de que no se pueden
juzgar otros momentos históri-
cos con los parámetros mora-
les, éticos, culturales, econó-
micos o sociopolíticos actua-
les. Extrapolar estos datos a
momentos pretéritos es distor-
sionar la historia y juzgarla de
manera interesada. El oficio de
En historia siempre ha habido
un peligro latente que el paso
de los tiempos no ha logrado
superar. Invariablemente el
historiador de la época, más
todavía el que especula con la
historia, no son o no quieren
ser conscientes, algunos por
desconocimiento y otros por
historiador, su primer compro-
miso, es situarse en sintonía
con cada momento histórico y
tratar de revivir lo ocurrido sin
introducir variables actuales,
que lo único que van a conse-
guir es distorsionar los aconte-
cimientos en el mejor de los
casos y en el peor convertirlos
Primera triarticualción de la historia.
Regla Benedictina. “ORA ET LABORA”
Página 4 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
pansión y conquista del mundo
romano hacia todas las direc-
ciones de la rosa de los vien-
tos. Y que sus soldados, verda-
deros saqueadores, formaban
ejércitos profesionales que viv-
ían del pillaje como pago a los
servicios prestados. Se asegura
que el oro encontrado por
60.000 trabajadores en Espa-
ña, así como miles de piezas
de oro incautadas por César en
la Galia, sirvieron para pagar
las sucesivas campañas de sus
legionarios. Estos compraron
bienes no consumibles con esas
piezas de oro que, posterior-
mente, remitieron a la metró-
poli. Estos tesoros eran guar-
dados por los ciudadanos ro-
manos, pero el oro empleado
desaparecía de circulación.
Ésta, sin duda, fue una de las
principales causas de la caída
del imperio romano de occi-
dente: la escasez de oro. El
dorado metal salía más rápida-
mente de la órbita del imperio
que la capacidad de producir-
lo. Es del todo aceptado y cier-
to que hubieron otras muchas
causas que provocaron la caída
del coloso, sin embargo una de
las principales, muy poco estu-
diada, fue ésta a la que esta-
mos haciendo referencia.
Esta rápida visión de la historia
del oro nos hace ver con toda
precisión como, su incidencia
en el mundo, desciende desde
ser un producto movilizador de
conciencia y de relaciones
humanas a ser un objeto que
hace surgir la avaricia y la co-
dicia en los hombres. El oro
que no representaba riqueza y
que no era utilizado para ejer-
cer poder o presión, se con-
vierte en instrumento de domi-
nio y de fuerza. Deja de estar
a servicio de los hombres, para
convertirse en herramienta
utilizada en intereses políticos,
económicos o militares. Los
príncipes compran abadías y
obispados. Toman acelerada-
mente los hábitos para hacerse
con las riquezas religiosas. To-
do por importantes sumas de
dinero. Se chalanea con el oro
para obtener beneficios indivi-
duales y obtener influencia y
poder. Es un ejemplo de este
devaneo los sucesivos intentos
de los francos por dominar el
papado romano.
mentor Aristóteles, crear nue-
vas relaciones entre los pue-
blos y extender la cultura. Fue
el primer cosmopolita que in-
tentó unir el Mediterráneo con
la antigua India.
Esta nueva responsabilidad que
toma el hombre de ser inter-
mediario en la circulación de
bienes toma un giro radical en
el mundo romano. Los empera-
dores se veían así mismos co-
mo dioses y, como tales, acu-
ñaron sus rostros en las mone-
das. Sin embargo, al contrario
que en la antigüedad, éstas no
representaron otra cosa que su
propio poder. Así el oro pasa a
ser utilizado en propio benefi-
cio y deja de ser fianza usada
en los templos. Abandona su
área reducida de acción y pasa
a ser distribuido por todo el
mundo conocido. Esto tiene sus
pros y sus contras. Por un lado
pasa a ser instrumento de do-
minio público. Por otro a tener
un valor añadido en lugar del
valor simbólico que tomaba en
los centros iniciáticos.
Lo cierto es que el marcador
del momento pasa por la ex-
Ora et labora es el impulso
monástico
―Rezad y trabajad‖. Este es el
misterio central del cristianis-
mo, puesto que implica, en su
misma definición, la posibili-
dad de que el espíritu penetre
en la materia. Es decir que
aquellos valores éticos, que
deben de orientar la vida del
hombre, pueda hacerlos vivir
en el trabajo diario, en la acti-
vidad profesional. Ante la
perspectiva de la tarea, de in-
mediato, surge la pregunta:
¿Cómo se pueden unir estos
dos mundos?.
La comunidad monástica cons-
tituye este punto intermedio
entre la vida dirigida hacia el
interior (anacoretas anterio-
res) y la vida del trabajo abo-
cada hacia el exterior. Esto se
mantuvo durante algún tiem-
po, durante el cual las dos ten-
dencias permanecieron unidas,
¿pero que sucede cuando des-
aparece esa vinculación entre
lo espiritual y lo cultural?. Lo
podemos observar en nuestra
vida diaria, se produce la sepa-
ración entre dos grupos huma-
nos: los ligados cada vez más
con la producción y el consumo
impregnados de una vida
económica repleta de materia-
lismo y, por otro lado, gentes
que de las formas más diversas
se embarcan aventuras donde
experimentar el placer espiri-
tual. Estas dos formas de enca-
rar el mundo como dicotomía
desarrollan en su seno sus par-
ticulares formas de egoísmo e
insolidaridad. Cuando se sepa-
ran ―ora et labora‖ se produ-
cen dos patologías: una unida a
una espiritualidad ajena a la
tierra y otra en una vida profe-
sional unilateralmente mate-
rialista.
Entonces donde encontrar el
punto de confluencia que per-
mita seguir unida la máxima
bernardina. Schiller lo dejo
claramente expresado a lo lar-
go de toda su obra: en la acti-
vidad artística. El mismo, des-
cribe el arte social como la
en algo totalmente falso.
En el tema que hoy nos ocupa
vamos a tratar de ser fieles a
lo que ocurrió y no tratar de
interpretarlo bajo el prisma
del siglo XXI. Para iniciar nues-
tro trabajo tenemos que ale-
jarnos mucho en el tiempo,
nada más ni nada menos que
hasta el nacimiento de las
órdenes monásticas. Si quere-
mos interpretar correctamente
el tema que nos ocupa: la Tri-
formación Social, tendremos
que bucear en el tiempo hasta
encontrar el camino que lleva
hasta R. Steiner y su visión de
la sociedad del futuro, ya que
en el presente, por la ceguera
humana, se hace inviable. Co-
mencemos con el tema:
Desde que San Benito en el año
529 funda entre Roma y Nápo-
les el primer monasterio, coin-
cidiendo con la clausura por
parte de Justiniano I de la Es-
cuela de Oratoria y Filosofía de
Atenas, incorpora a la orden la
tarea de ser el receptáculo de
la sabiduría en occidente.
También introdujo en su regla
la diferenciación cualitativa de
los ámbitos de la vida en un
orden social triarticulado: Por
un lado la vida espiritual-
cultural (reglas para la vida
religiosa y la oración), por otro
la vida social del derecho
(reglas para la convivencia so-
cial dentro de la comunidad) y
por un tercero la vida econó-
mica (reglas para el trabajo
agrícola y el artesanal). En es-
tas reglas hay una escala de
valores. Las primeras, las reli-
giosas, son escasas; aumentan
aquellas que regulan la vida
comunitaria; siendo las más
complejas y mayoritarias las
relativas a la estructuración
del trabajo práctico Ya duran-
te la época de Cluny hay un
descenso hacia lo terreno con-
virtiéndose, los monasterios,
en centros prácticos de los más
diversos oficios. Esta será la
base de los futuros gremios.
En el año 1098, el monje bene-
dictino Roberto de Molesmes,
funda la orden cisterciense. En
1112 se une a la orden Bernar-
do de Fontaines y desde Clara-
val prepara la misión de los
Caballeros del Templo.
Página 5 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
una lenta evolución hacia la
ciencia natural y su cultivo en
las universidades. Hay un vira-
je hacia el mundo perceptible
por los sentidos. Este trascen-
dental cambio se produce en
los dos siglos de esplendor
templario.
Pero lo que de verdad nos in-
teresa es el uso que los Tem-
plarios hicieron del dinero. Sin
embargo desde entonces se ha
hablado mucho de la Orden
Templaria. Lo cierto es que los
Caballeros del Temple intenta-
ron organizar una nueva admi-
nistración del dinero de acuer-
do con la nueva época que se
avecinaba. Es decir contem-
plar el manejo de la economía
desde un punto de vista cons-
ciente. Intentaron también
darle un valor simbólico al di-
nero con la emisión de che-
ques.. Pero este sistema hacía
necesario poseer una capaci-
dad económica que sustentara
el proceso, para ello organiza-
ron granjas con gentes nativas
que crearan riqueza. Estas ren-
tas no las almacenaban, sino
que las hacían circular. Tanto
para aumentar y mejorar la
agricultura, como para hacer
caminos, puentes y proteger el
comercio tan inseguro en
La misión templaria
Da un paso más, añadirá, a es-
te cometido: la necesidad de
transformar el monacato
abriéndolo al mundo. Hasta
que, gracias a ello, poder ten-
der un puente con la época
moderna. La Orden del Temple
se manifiesta como un vuelco
hacia el exterior, sale de los
muros del monasterio para po-
der actuar en el mundo. La
organización interior del mo-
nasterio se transforma en una
organización social dirigida
completamente hacia lo mani-
fiesto. La teología comienza
El Císter y los Templarios. Regla de Bernardo.
La Triformación sale al exterior:
LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD.
más excelsa de las formas
artísticas. Debemos convertir-
nos en artistas sociales. Pero,
¿cuál será el puente que une
―ora‖ y ―labora‖ desde ese
punto de vista creativo?,
¿aquello que sea capaz de sus-
tentar el edificio artístico que
se precisa en las relaciones
sociales?. Indudablemente: el
uso consciente del dinero.
En el primer momento en que
podemos hablar de libertad,
igualdad y fraternidad en
términos modernos, aunque
eso si de una forma velada, es
con la aparición de los Templa-
rios. Precisamente desde un
movimiento religioso se quie-
ren cambiar el curso de los
acontecimientos. La segunda
vez que se da en la historia un
intento de transformación,
desde esas mismas premisas,
es con la Revolución Francesa.
Ahora se intenta desde lo polí-
tico-social, pero sin perder
nunca de vista lo que había
detrás, para dar una pista bas-
te con decir que el gorro fri-
gio, símbolo del alquimista, es
el distintivo del movimiento
revolucionario. La tercera oca-
sión fue en 1917, aunque sus
primeros escritos parten de
1905-06, cuando desde el espí-
ritu R. Steiner vuelve a tratar
el tema, dándole el contenido
preciso al proceso para sanar
correctamente el organismo
social enfermo.
El objetivo con el que se ha
fundado la orden cisterciense
era el de llevar la sencillez y la
introversión al mundo monacal
cada vez más decadente. Clu-
ny había perdido toda sustan-
cialidad espiritual. Con la nue-
va propuesta monástica se pre-
tende hacer un camino inter-
ior, al mismo tiempo que tam-
bién se humanice, mirando a la
tierra, el recorrido seguido pa-
ra lograrlo. Los monasterios no
sólo se convierten en centros
de vida religiosa y científica,
sino (como ya hemos dicho con
anterioridad) que también,
trabajando los campos, ad-
quieren los monjes una respon-
sabilidad nueva: el cuidado de
la tierra.
Página 6 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
que fueron capaces de realizar
con su actuación fundamental-
mente focalizada en el uso del
dinero provocaron, en una so-
ciedad esclerotizada, un im-
pulso hacia delante que culmi-
naría con una nueva época.
En sus casi doscientos años de
existencia fueron capaces de:
- Suprimir la esclavitud y así
dar un paso decisivo para la
superación del feudalismo
- Su dinamismo y la circulación
del dinero que propusieron
creó multitud de puestos de
trabajo lo que provocó, tanto
la desaparición del paro en Eu-
ropa, durante su prevalencia,
como el freno a las hambrunas
galopantes propias de la épo-
ca.
- Lo que producían lo vendían
a precios justos en los merca-
dos templarios o incluso eran
donados gratuitamente a los
verdaderamente necesitados.
- Prestaron ayuda a los me-
nesterosos de una manera ins-
tituida: viudas, pobres, huérfa-
nos, abandonados, a los perse-
guidos injustamente, etc . . .
- Se enfrentaron decididamen-
te a la expansión del Islam,
sobre todo en la península es-
pañola.
- A la labor de los monjes hay
que añadir que fueron decidi-
dos partidarios de todas las
innovaciones artísticas y arqui-
tectónicas de la época, así co-
mo extraordinarios difusores
de la cultura.
- Custodiaron los caminos que
se habían hecho por aquel en-
aquellas épocas.
Nunca nada de lo recibido o
comprado era vendido con pos-
terioridad. Todo lo que llegaba
a sus manos era retenido, pero
no con la idea de especular o
guardar, sino con la intención
de ponerlo en circulación como
revitalización de la economía y
la producción. Era una manera
de preservar la mala utiliza-
ción del dinero. De caer en la
tentación de invertirlo de for-
ma mercantilista o como ins-
trumento de poder. El dinero
templario siempre estuvo al
servicio de la comunidad.
Era una situación inédita, to-
das esas grandes posesiones no
pertenecían a nadie, pero es-
taban disponibles para realizar
compras, prestamos, poder
satisfacer las necesidades del
peregrino, hacer donaciones o
construir catedrales. El dinero
al no pertenecer a nadie hacía
aflorar consciencia, cumplía el
requisito indispensable que
acompaña al nacimiento de la
moneda. El dinero es conscien-
cia porque hace conocedor al
individuo que lo da de lo que
se está desprendiendo, al mis-
mo tiempo que ofrece posibili-
dades al que lo recibe. Por lo
tanto también aporta cons-
ciencia de lo recibido al recep-
tor. Soy consciente de lo que
doy. Soy consciente de lo reci-
bido. Este sentido del dinero
crea comunidad entre las gen-
tes y fraternidad en sus rela-
ciones.
Los caballeros templarios fue-
ron la fragua y crisol que posi-
bilitó la superación del medie-
vo. Gracias al cambio social
tonces, dada la abundancia de
bandidos y de fieras salvajes.
- Construyeron una extensa red
de nuevas vías que facilitaron
las comunicaciones dotándo-
las, a su vez, de una conforta-
ble seguridad. En los puntos de
cruce colocaron además enco-
miendas y albergues.
La tarea que se propusieron los
Caballeros del Templo de Sa-
lomón fue la de crear en Euro-
pa las condiciones necesarias
para la cristianización de la
vida social. Fueron los prime-
ros impulsores de mecanismos
que luego han sido el anhelo
de todos los reformadores so-
ciales: La libertad y el derecho
del hombre por encima de los
estamentos corporativistas o
instituciones de poder. Estimu-
laron, a su vez, valores tales
como la justicia, la caridad y
el respeto al otro, al diferen-
te.
La iniciativa templaria fue el
intento de generar una nueva
sociedad más humana y cons-
ciente:
Una sociedad cultivadora de la
individualidad que acoge y ali-
menta la perspectiva de que
cada cual desarrolle al máximo
sus posibilidades. (LIBERTAD)
Una sociedad que garantice la
dignidad el ser humano y sea
salvaguarda de sus derechos y
deberes sin distinción de raza,
cultura o religión. (IGUALDAD)
Una sociedad que sea capaz de
desarrollar la hermandad entre
sus miembros, satisfaciendo las
necesidades de todos sus indi-
viduos. (FRATERNIDAD)
Página 7 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
LIBERTAD, IGUALDAD Y FRA-
TERNIDAD, máximas de la futu-
ra Revolución Francesa, en la
que, no lo olvidemos, el gorro
frigio del alquimista fue el
símbolo revolucionario por ex-
celencia. Siempre hay otra his-
toria oculta.
El hombre llega a la Tierra con
unas dotes y capacidades, que
educación y experiencias tie-
nen que completar para, gra-
cias a ellas y por ellas, poder
aportar desde su particular
visión todo aquello que pueda
ser una ayuda para completar
el gesto social que tiene que
acompañarlo durante su vida.
A este activo individual, basa-
do en las capacidades, le va-
mos a llamar valor humano.
Este valor humano es conse-
cuencia de un cuerpo físico,
otro anímico y otro espiritual.
Cada uno de ellos tiene unos
derechos particulares: El cuer-
po físico le es preciso amparo
en todo lo necesario para su
cobijo y seguridad así como
para su sustento y manteni-
miento. Las fuerzas anímicas
que surgen de su alma tienen
derecho a poder manifestarse
en libertad. Y, el Yo espiritual,
a ser reconocido como persona
individual dentro de la igual-
dad. Estas y no otras son los
motores que ponen, como con-
secuencia de los verdaderos
derechos inalienables del ser
humano, en movimiento el le-
ma universal triforme: LIBER-
TAD, IGUALDAD, FRATERNI-
DAD.
Esto aparentemente claro, no
lo fue tanto cuando se intentó
llevarlo a la práctica después
del proceso revolucionario.
Estas máximas que tienen que
vivir cada una en su ámbito
para desarrollarse sanamente,
se mezclaron, no se entendió
el procedimiento y el resultado
fue la confusión que condujo al
uso del poder como elemento
de fuerza y al terror. Como
todos los movimientos que no
alcanzan a comprender que el
proceso no es revolucionario,
sino que enmarcado dentro de
una evolución progresiva tiene
que conducir a una sociedad
triarticulada, terminó en el
más absoluto de los fracasos.
La historia es inexorable en su
veredicto, todas las revolucio-
nes terminan en una restaura-
ción o en una dictadura.
¿Aprenderemos alguna vez?
Esto que, como ya hemos vis-
to, a simple vista parece tan
obvio jamás se ha logrado. En-
contrar las máximas y hacerlas
vivir en el ideal no es demasia-
do difícil, lo complicado es
crear las texturas sociales ne-
cesarias para hacerlo realidad.
Lo cierto es que conocemos
cuales son estos patrones, sin
embargo todavía no hemos da-
do con aquello que los haga
posibles.
El patrón oro en Inglaterra,
1816
Bajo patrón oro, el valor de
una unidad monetaria de la
modernidad, tal como un
dólar, se define en términos de
un peso fijo de oro y los bille-
tes de banco u otros billetes
son convertibles en el oro. Por
consiguiente, aunque los siste-
mas monetarios de los países
se han basado en el patrón oro
ocasionalmente, todos las na-
ciones económicamente avan-
zadas del mundo, han estado
en el patrón oro por un tiempo
relativamente breve. Aproxi-
madamente desde 1870 a
1914, periodo conocido como
el del patrón del oro clásico.
El oro fue utilizado en el Medi-
terráneo aproximadamente
desde el 700 a.C. y continuó
durante el imperio romano. El
uso del oro desapareció de Eu-
ropa durante la Edad Media,
pero durante el siglo XIII Flo-
rencia lo popularizó entre las
ciudades italianas. La influen-
cia de este uso en la península
itálica se reflejo en Inglaterra,
donde comenzó a ser acogido
desde mediados del siglo XIV.
Carlos II introdujo la moneda
de oro en la isla, la nueva mo-
neda fue llamada ―una Gui-
nea‖. El hecho se producía en
1663. De este movimiento
inglés se separó al resto de
Europa occidental.
En los comienzos del siglo XIX,
Aparición social: Revolución Francesa. Uso incorrecto
de la Triarticulación.
Página 8 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
cios en el país A subían más
rápidamente que en el país B.
Los residentes de A comenza-
ran a comprar más mercancías
del país B. El dinero fluiría del
país A al B, aumentando la
fuente de dinero en el B y dis-
minuyéndolo en el A. Estos
cambios en la circulación del
dinero bajaron los precios en
el país A y subieron precios en
el país B. Estos ajustes restau-
raron el equilibrio, eliminando
la necesidad de flujos en el
oro, y estabilizando, de esta
manera, los precios en un nivel
de equilibrio.
Algunas discusiones tuvieron
lugar después de la Conferen-
cia Monetaria Internacional de
1865 en París concernientes a
la posibilidad de que el Reino
Unido se uniera a la Union mo-
netaria latina, a lo que una
Comisión Real de Acuñación
Internacional, reunida para tal
ocasión, examinando la cues-
tión, tomó la decisión de no
unirse con aquella Unión Mone-
taria.
Antes de la Primera Guerra
Mundial, el Reino Unido tenía
una de las economías más
fuertes del planeta, retenien-
do el 40% de las inversiones de
ultramar en el mundo. Sin em-
bargo, para el final de la Gue-
rra el país debía £850 millones,
la mayor parte a los Estados
Unidos, con intereses que cos-
taban al país un 40% de todo el
gasto del gobierno.
En un intento de recobrar la
estabilidad, una variación del
patrón oro fue reintroducida
en 1925, bajo la cual la divisa
fue fijada con respecto al pre-
cio del oro en los niveles en
los países europeos habían des-
arrollado algún tipo de sistema
con el patrón oro. Inglaterra y
otras naciones acuñaron el oro
y la plata y fijaron el cociente
de conversión por el cual el
oro podría ser intercambiado
por la plata. Inglaterra todavía
estaba oficialmente en un
estándar de plata esterlina,
pero en el siglo XVIII el gobier-
no inglés supervaloró la plata
en relación con del oro, cau-
sando de esta manera una sali-
da de la plata y de una afluen-
cia del oro. Lo que colocó al
oro en una posición de superio-
ridad dentro del sistema mone-
tario inglés.
Así pues la libra se trasladó
extraoficialmente de la plata
al patrón oro gracias a esa so-
brevaloración del dorado metal
en Inglaterra que atrajo el oro
del extranjero. La reevalua-
ción del oro se produjo en
1717 porIsaac Newton, maestro
de la Real Casa de la Moneda.
El patrón oro de de facto con-
tinuó hasta su adopción oficial
después del fin de las Guerras
Napoleónicas en 1816. Éste
acuerdo duró hasta que el Re-
ino Unido, de acuerdo con mu-
chos otros países, abandonó el
patrón después de la Primera
Guerra Mundial en 1919.
Las guerras y las revoluciones
del mediados del XIX forzaron
otra vez a los gobiernos a pu-
blicar los billetes inconverti-
bles. Los gobiernos restauraron
a menudo la convertibilidad
estableciendo el patrón oro. El
patrón oro tuvo su edad dorada
entre 1870 y 1914, cuando ac-
tuaba como freno en la emi-
sión de los billetes. Si los pre-
que se encontraba en los mo-
mentos previos a la guerra.
Esta situación fue abandonado
el 21 de Septiembre de1931,
durante la Gran Depresión,
momento en que la libra fue
devaluada un 25%. En conse-
cuencia fu el desastre econó-
mico de los años 30 quien de-
letreó el final del patrón oro
para las economías domésti-
cas. A partir de este momento
tienen en común todas las mo-
nedas del mundo la desapari-
ción de su relación con meta-
les preciosos. Sólo el dólar es-
tadounidense mantendrá esa
relación hasta 1971. El aban-
dono del patrón oro precedió a
la fuerte de la inflación mun-
dial de los años 70. Los críticos
atribuyeron esta regresión a la
pérdida de la disciplina mone-
taria proporcionada por el
patrón oro.
La mayoría de los economistas
ven el patrón oro como reli-
quia de la historia. En ausencia
de este patrón los gobiernos y
las autoridades monetarias go-
zan de más flexibilidad de
ajustar la acción de dinero
doméstico para resolver las
necesidades de economías pro-
pias. La experiencia de los
años 80 y de los años 90 sugie-
re que los países puedan con-
trolar la inflación sin el patrón
oro. Sin embargo se obvia lo
definitivo, la perdida de la
última relación del dinero con
algo tangible. Hoy su realidad
es cada vez más virtual y abs-
tracta, hasta el extremo de
que las grandes transacciones
se hacen con un dinero virtual
que ni tan siquiera existe. En
Página 9 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
lo cotidiano la tarjeta de
crédito ya ha sustituido a la
moneda en la mayoría de las
ocasiones.
Aparición del Estado Unita-
rio.
El principal problema con el
que nos encontramos en la
búsqueda de la Triformación es
el estado unitario en todas sus
versiones: monárquica, repu-
blicana, democrática, socialis-
ta, centrista, federal. . . esta-
do unitario que comienza su
vida en el siglo XVII, se consoli-
da en el XVIII y hace su eclo-
sión en el siglo XIX. Este tipo
de estado no sólo organiza la
vida jurídica, sino que también
se entromete tanto en la vida
cultural (educación), como en
la vida económica, creando
una situación de caótica confu-
sión mezclando aquello que,
en verdad, tiene que estar se-
parado. Es de aquí de donde
nacen todos los males sociales
que nos aquejan desde siglos.
La sociedad actual tal y como
la organiza el estado unitario
desconoce totalmente cuales
son las necesidades humanas
porque, en su realidad más
descarnada, omite al ser
humano (su estudio y conoci-
miento). Steiner con su profun-
da comprensión de la naturale-
za del hombre desde comien-
zos del XX comenzó a hablar
de la estructuración ternaria
del organismo social, organiza-
ción fundada como consecuen-
cia de la honda percepción de
las necesidades humanas. Lo
que pretende la estructuración
ternaria es que tanto las fun-
ciones de la economía
(producción, comercio y consu-
mo de mercancías), como todo
aquello que engloba la vida
espiritual (educación, cultura y
religión) deben de estar com-
pletamente separadas del es-
tado y administrarse por ellas
solas. La vida estatal jurídica
sólo tiene ámbito sobre las re-
laciones entre los hombres
según el derecho público.
Sin embargo el estado unitario
no quiere sólo quedarse ahí,
garantizando el orden jurídico,
quiere también hacerse res-
ponsable de las más variadas
tareas que están muy lejos de
su influencia natural. Así tanto
la vida económica como la cul-
Página 10 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
Las raíces de esta imagen-guía pueden entreverse ya con anterioridad. En
1789 se oían desde las barricadas de la Revoluci6n Francesa los tres gran-
des ideales "libertad, igualdad y fraternidad". Ellos provenían desde un
antiquísimo saber y expresaban qué cualidades debían ser realizadas en la
sociedad. Fueron reconocidos inmediatamente por los hombres de aquella
época y provocaron un gran entusiasmo. Pero los tres ideales no fueron vinculados suficientemente, en lo con-
creto, con la naturaleza del hombre. Por tal razón tampoco fue reconocido, en cuál de los ámbitos de la socie-
dad debían efectivizarse y en cuáles esto no debía suceder.
A nivel histórico la Triformación Social es un impulso de civilización, igual que lo fue la Revolución Francesa y la
Ilustración del S. XVIII.
Antes había existido el impulso civilizador de los Templarios. Coincidió-se combinó con el movimiento cistercien-
se y con el arte gótico. Solo existía el dinero de compra. Durante dos siglos XII-XIV introducen la novedad del
dinero de préstamo con lo cual facilitan el desarrollo de los intercambios comerciales y el sentido cosmopolita y
europeo. Trajeron además la primera letra de cambio. El dinero de préstamo es la mas elevada forma de arte
social (puedo conscientemente inyectar dinero de préstamo –sangre en el organismo social- para vivificarlo y
fomentar los encuentros humanos). La otra forma de arte social es la conversación creativa de trabajo.
Estas dos formas de arte social tienden un puente entre el ora y el labora (piensa y actúa), que son el lema de la
orden de San Benito (S. V). El dinero de préstamo permite materializar una idea, una iniciativa de un emprende-
dor… El dinero de préstamo fue la base de la Revolución Industrial, pues permitió financiar el desarrollo de las
industrias.
Breve repaso a la perspectiva
histórica
―NO SE PUEDE SERVIR A LA
VEZ A DIOS Y MAMMÓN‖
En esta cita bíblica (San Mateo
6,24), Mammón ha sido siem-
pre interpretado como una
metáfora de dinero. Sin em-
bargo si meditamos detenida-
mente la cuestión nos damos
cuenta de que no es así. El di-
nero es un instrumento impres-
cindible para la toma de con-
ciencia del hombre, por lo tan-
to no puede encerrar en sí mis-
mo la envidia, la codicia y la
perdición. En su sano manejo
tienen que aparecer los térmi-
nos de fraternidad, solidaridad
e igualdad. Es elemento nece-
sario tanto para el desarrollo
de la individualidad como para
su reflejo en la sociedad. Es un
instrumento educador y a la
vez incitador de procesos. Si
esto es así, ¿Quién es
Mammón?.
Indudablemente Eldorado, la
fiebre del oro, Fort Knox… se
pueden considerar como hitos
de la codicia y el poder. Enfer-
medades incurables de una so-
ciedad basada en la fuerza y el
dominio. Pero será 1816, mo-
mento en el que el sistema
monetario inglés introduce la
pieza estándar de oro, cuando
se abren definitivamente todas
las cajas de los fuegos y los
truenos. Hay dos consecuen-
cias de este hecho que envene-
nan el proceso.
Una, que al establecer un peso
determinado a la moneda se la
dota, de una forma aparente,
de un valor duradero. Resulta-
do que invierte lo que hubiera
sido la evolución correcta del
desarrollo del dinero. Hasta
ahora la moneda se empleaba
como prenda en la circulación
de las mercancías. A partir de
este momento las mercancías
se usarán para hacer dinero.
Cambio drástico que trastoca
el sentido real de lo que debe
representar el dinero en la
evolución de la humanidad.
La otra, como consecuencia
lógica del nuevo proceso, el
oro comienza a ser objeto de
especulación. El oro se con-
vierte en objeto de comercio y
móvil de negocios. Se podrá
adquirirlo sin necesidad de
producir nada, tan sólo adqui-
riendo habilidades en el mundo
de las finanzas.
Una de las funciones del dinero
tiene que ser hacer consciente
al hombre del complejo mundo
de las relaciones sociales.
Mientras el dinero sea una res-
puesta a lo que produzco, una
medida de lo que debo o de lo
que me deben, estamos dentro
de un uso aceptable de una
parte de lo que representa el
dinero. Sin embargo se envile-
ce en el preciso momento en
el que tiene valor en si mismo.
Es decir en el instante en que
se convierte en mercancía. En-
tonces entramos en una fan-
tasía con el carácter de gran
mentira, puesto que el dinero
nunca debe tener valor propio
y muchísimo menos ser objeto
de consumo. Debemos enten-
tiene que hacer, tendrá que
edificarse en torno a estas tres
esferas que vienen avaladas
por: el valor humano, la digni-
dad humana y el trabajo huma-
no.
Entonces, ¿dónde diablos pode-
mos encontrar soluciones co-
rrectas?.
Indudablemente la solución
tiene que llegar de la mano de
la ciencia. Conocer las leyes
que como en la mecánica o en
la electricidad existen en la
tural se convierten en objetos
de su atención, consiguiendo
de esta manera que todas las
actividades vitales humanas se
cumplan a través de los deseos
de una estatización absoluta.
Sin embargo en los tiempos
que corren hay que dejarlo
bien claro y subrayarlo de for-
ma definitiva: los valores
humanos son un derecho, inde-
pendientemente de raza, co-
lor, credo o cualquier otra ma-
tización discriminatoria. La
futura sociedad cuando ad-
quiera la forma correcta, y lo
complejidad social. Y desde
ahí, con sano criterio, que
aparezcan las fuerzas desde la
propia vida que analicen las
condiciones sociales que per-
turban y degeneran al hombre,
transformándolas paulatina-
mente en energías sanadoras
que propongan condiciones
más favorables . . . Descu-
briendo las leyes fundamenta-
les que desde el hombre deben
de fluir hacia el elemento so-
cial.
Página 11 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
der que no es una mercancía.
Él no puede satisfacer ninguna
necesidad básica, no sirve para
comerlo, con el no podemos
hacer ni unos zapatos, ni una
máquina. Si lo tratamos como
tal estamos dándole un valor
artificioso. Pura teoría sin co-
rrespondencia real.
Una vez poseído este requisito,
de forma ficticia, el dinero ne-
cesita de un servicio equiva-
lente como equilibrio que res-
taure el valor de que es reves-
tido. Esto hace que nos veamos
abocados a otra aberración de
grado superlativo: el que el
trabajo también sea considera-
do como una mercancía. Esta
segunda indumentaria otorga
poder a su poseedor sobre las
personas y los medios de pro-
ducción. Esto sería correcto si
el dinero fuera en si mismo
expresión de la producción
humana. Entonces buscar su
equivalencia en bienes o ser-
vicios sería lo apropiado. Pero
esto no es así.
Pongamos un ejemplo que
aclare el galimatías. Una gran-
ja de gallinas ponedoras vende
determinado número de doce-
nas de huevos. Por este con-
cepto, su poseedor, recibe una
determinada cantidad. El dine-
ro queda en los bolsillos del
granjero manteniendo el mis-
mo valor que tenía en el mo-
mento de la venta. Sin embar-
go los huevos son susceptibles
de deterioro. Por un lado tene-
mos dinero que sigue mante-
niendo su poder adquisitivo.
Por otro una mercancía inesta-
ble, que por deterioro, puede
ir perdiendo su valor de salida.
Esto lleva a los hombres a ver
en el dinero una seguridad.
Pero esto también es mentira.
Normalmente se emite más
dinero que el que correspon-
dería al consumo de bienes
reales. Entonces llega un mo-
mento en el que hay más dine-
ro que bienes disponibles. En
ese instante el dinero ha perdi-
do valor y empieza a resultar
inseguro (ahí está el caso re-
ciente de Argentina). Comien-
za a aflorar la inflación y apa-
recen en la economía mundial
las devaluaciones monetarias.
Así que, como antes era en
cierto modo defraudado el
comprador de mercancías,
ahora es embaucado el ahorra-
dor de dinero. La economía en
lugar de basarse en valores
como la mutualidad, la solida-
ridad, la reciprocidad, la fra-
ternidad . . . encuentra su for-
ma de desarrollo en la false-
dad, el engaño y la estafa. Ese
valor adverso lo contiene en su
misma estructura el uso que
actualmente se hace del dine-
ro. Tratar de eliminar estas
taras en una sociedad que basa
su economía en tal tratamien-
to del dinero, es tan imposible
como intentar contar sus gotas
de agua en un océano.
De una forma aparente se
quiere solucionar este proble-
ma con la aparición de los in-
tereses. A parte de que el in-
terés siempre está por debajo
de los valores de la devalua-
ción monetaria, de forma y
manera que siempre el ahorra-
dor va perdiendo valor adquisi-
tivo. Existe un problema to-
davía mucho más grave, dado
que el dinero no es el que tra-
baja, no es un productor, el
único que es capaz de producir
con su trabajo es el hombre.
Esta imaginación de aumentar
el valor atribuido al dinero
está totalmente reconocida
por los sistemas económicos
modernos. Esta falsedad queda
ignorada y su desconocimiento
es la causa de las más tosca y
primitiva de las pasiones
humanas. Hasta aquellos que
basan sus ideales en la reli-
gión, la ética y los valores mo-
rales son presa de esta ilusión.
Por eso cuando el dinero pier-
de su capacidad de obtener
poder, en las progresivas deva-
luaciones, aparece el miedo. El
pánico se generaliza y surgen
los más bajos instintos como
tabla de salvación.
La ilusión se encuentra en que
la depreciación del dinero no
lleva aparejada la devaluación
en la misma medida de los bie-
nes, más bien ocurre lo contra-
rio. Este espejismo, los que
dominan la situación, intentan
paliarlo con la aparición de los
intereses. Pero sin darse cuen-
ta de que esta solución implica
el sojuzgar a estos intereses
las fuerzas productivas huma-
nas, convertirlas en mercanc-
ía, el error más nefasto de la
civilización moderna. El hom-
bre, desconocedor de este pro-
ceso, inconsciente de su exis-
tencia vive ese desasosiego sin
poder explicarlo. Esto crea en
su interior un vacío que se ma-
nifiesta de manera incontrola-
da. Este agujero succionante y
envilecedor es Mammón. Esta
forma de manejar el dinero
equivocada es la que desenca-
ja la economía mundial y la
llena de convulsiones periódi-
cas. De depresiones y cataclis-
mos que se manifiestan en la
Página 12 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
da sentido a una verdadera
unión económica entre las per-
sonas. En esta circunstancia, al
no tener el dinero un valor
añadido de falsedad, Mammón
deja de ejercer su influencia
en la vida económica.
Con esta nueva visión de la
economía pueden aparecer las
comunidades de apoyo mutuo.
En sustitución de consejos
económicos y centros de deci-
sión que alejados de la reali-
dad sólo piensan en el benefi-
cio privado. La verdadera fra-
ternidad, otro acto de incons-
ciencia, no se corresponde con
esa unión sentimentaloide y
utópica que predican muchos
partidarios de paraísos ficti-
cios. La fraternidad tiene su
único origen en la interdepen-
dencia. En el hecho de que to-
das las personas comparten los
mismos procesos de vida. Reci-
procidad en libertad, es el úni-
co verdadero alimento de la
vida económica sana. La obli-
gación de asumir los procesos,
de compartir libremente,
harán nacer valores morales
que sustancien la ética huma-
na. Esto tiene que ver con la
dependencia que el hombre
mantiene con respecto a los
productos naturales Éstos inde-
fectiblemente siempre se de-
terioran. Los árboles y las
plantas tienen periodo de ca-
ducidad. Igual las máquinas se
gastan, las casas se desmoro-
nan, hasta estamos agotando a
la tierra con prácticas desme-
didas. ¿Y sin embargo quere-
mos que el dinero siga tenien-
do valor inmutable?. ¿Acaso no
es un contrasentido?.
El valor humano se instala en
vida social como rivalidades,
distinción de clases, tensiones
y duelos de fuerza.
Este problema hoy sólo puede
solucionarse con el fortaleci-
miento de la consciencia. Lo
primero que tenemos que
hacer, para penetrar en ella,
es ver el cómo aparecen las
necesidades humanas y cómo
las satisfacemos. Una vez cons-
cientes de cómo somos mane-
jados por exigencias ajenas, en
su mayor parte a nuestras ver-
daderas obligaciones, debemos
plantearnos como se puede
hacer para que el dinero llegue
a todas las personas que lo ne-
cesitan. También es de vital
importancia correlacionar el
valor del dinero con el de los
bienes para evitar ese desfase
del que hablábamos con ante-
rioridad. Para ello es obligato-
rio el no darle al dinero un va-
lor fijo, sino hacerlo flotar de
forma y manera que se depre-
cie o revalúe en la medida que
lo hacen las mercancías.
Un sistema basado en el auto-
consumo del dinero estuvo vi-
gente durante casi cuatrocien-
tos años en la Edad Media. Ese
autoconsumo del dinero absor-
be la depreciación de los bie-
nes. Comprador y vendedor
equiparan los resultados de los
beneficios. El que vende por-
que se ha deshecho de la mer-
cancía y obtiene dinero que se
devalúa en la medida que lo
hacen los bienes. Y el que
compra porque entrega un di-
nero que paulatinamente pier-
de valor. Ahí se encuentran y
se hacen corresponder los in-
tereses. Una mutualidad basa-
da en la interdependencia que
la medida de que el hombre es
capaz de comprender y darle
valor a las ideas correctas e ir
transformándolas y trans-
formándose con ellas. El ser
humano tiene que basar su
existencia en la práctica de
esas experiencias. El ser pere-
cedero (hombre) no le puede
dar valor inmortal a una abs-
tracción como es el dinero,
buscando en ello una pretendi-
da seguridad. Seremos servido-
res de Mammón mientras no
seamos capaces de crear insti-
tuciones que respondan a estos
principios. Los corrimientos de
tierra y los movimientos vio-
lentos (Revoluciones) no pue-
den dar solución a estos pro-
blemas, porque después de la
convulsión de una manera u
otra se reproducen los antiguos
males. Solo la consciencia y el
conocimiento real de las cir-
cunstancias pueden dar funda-
mentos y cimentar convenien-
temente el futuro. Hay que
darle al dinero, es el primer
paso, un uso correcto con la
finalidad de que los hombres
se hagan interdependientes y
mutuamente responsables.
De todo esto debemos de obte-
ner la enseñanza de que en
economía hemos de abandonar
los modelos cuantitativos para
desarrollar aquellos otros de
carácter cualitativo. Eso para,
sin dejar de seguir consideran-
do el aspecto cuantitativo, en-
contrar otros marcos de refe-
rencia más humanos. Cuando
hablamos de desarrollo esta-
mos describiendo una de las
característica de un ser vivo. Y
un ser vivo tiene tal cantidad
de variables que resulta in-
abarcable y nunca puede con-
Página 13 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
centrarse en una fórmula ma-
temática por muy sofisticada
que esta sea. La inteligencia
con la que hoy pretendemos
entender la naturaleza para
nada está de acuerdo con las
leyes que la rigen. Es un tipo
de pensar que desde los grie-
gos hasta hoy ha ido esclero-
tizándose hasta finalizar con-
centrado en un ordenador. In-
teligencia basada en el silogis-
mo: lo que es, es así y no pue-
de ser de otra forma y esto a
su vez, por ser así, nunca pue-
de ser lo otro. Es un modo de
pensar basado en la contradic-
ción que jamás podemos au-
nar. Así por ejemplo la ley de
la oferta y la demanda se ha
tratado de solucionar con
fórmulas matemáticas de ori-
gen cartesiano. Estos modelos
llegan hasta nuestros días,
aunque su bondad fuera puesta
en duda por pensadores como
Schiller, Goethe o el mismo
Hegel, que intentan abrir paso
a una nueva forma de pensar
basada en el aspecto cualitati-
vo, con el deseo de generar un
pensamiento orgánico que se
opusiera al meramente meca-
nicista.
La forma de pensamiento al
uso consiste en observar un
fenómeno y reducirlo a una
fórmula matemática, indepen-
dientemente del fenómeno
que la ha originado. Forma de
entender que se opone frontal-
mente a la Naturaleza, en la
que siempre existe un equili-
brio donde se compensan las
partes. Es la inteligencia del
ecosistema. Nada es vertical,
sino que es en la horizontal
donde se equilibran todas las
variables. En la naturaleza, un
árbol inmenso, puede depen-
der de unas pequeñas hierbas
que viven en su entorno. Hier-
bas que producen ácido oxáli-
co, sin las cuales, el árbol en-
ferma y muere. Con el sistema
cartesiano estudiaríamos a
fondo el árbol y despreciaría-
mos por insignificantes a las
hierbas. Sin embargo con una
forma de pensar orgánica, tal
como la preconizaron Schiller y
Goethe, tendríamos en cuenta
a estas hierbas que, en defini-
tiva, son la clave del ecosiste-
ma.
Esta forma de pensar hoy no es
tenida en cuenta, fundamen-
talmente, porque exigiría una
observación sistemática de to-
das las variables. El hombre de
hoy, movido por la prisa y las
exigencias, se resiste a realizar
el esfuerzo que tal intento re-
quiere. La forma actual tiende
a la abstracción y a la genera-
lización, sin ajustarse a los
problemas propios de cada
mercado. Lo que ocurre en un
lugar produce en otro unos
efectos que pueden ser distin-
tos. Sin saber, a ciencia cierta,
esto por qué sucede se univer-
saliza el proceso. Por eso esa
forma de pensar que dictamina
y extrapola no puede nunca
tener en cuenta toda la com-
plejidad de la economía mun-
dial. Así pues hemos de cam-
biar la forma de pensar por
exclusión, a otra que tenga en
cuenta el pensamiento orgáni-
co por compensación.
El pensamiento por exclusión
nos enfrenta siempre a un dua-
lismo: producción-consumo,
beneficio-salario, trabajador-
empresario . . . Ambos en lu-
gar de complementarse se en-
frentan y son contradictorios.
En estos dualismos siempre
prepondera un elemento sobre
el otro. Colocamos el proceso
en posición vertical en lugar de
buscar, como medio de solu-
cionar enfrentamientos, la
horizontalidad. Los desequili-
brios que cíclicamente se pro-
ducen en la economía mundial
son debidos precisamente a
esta forma de encararla. En
una economía ecosistemática
esto no ocurriría porque no se
daría, como sucede hoy, que si
se potencia la demanda se re-
siente la oferta. Igualmente
ocurre con la inflación y la de-
flación. Si se posibilita un fac-
tor por exceso aparece inme-
diatamente el defecto en el
otro. La economía nunca va
por delante de los aconteci-
mientos, sino por detrás.
El pensamiento por exclusión
fomenta insolidaridad. Así re-
sulta imposible que surja de un
pensamiento insolidario un
proyecto de economía solida-
ria. Es necesario sustituir la
dualidad por la polaridad, en-
tendiendo como polaridad que,
el exceso y el defecto, tienen
que ser tratados de forma con-
junta, es decir a la vez y no
por separado. El principio de
polaridad fomenta la solidari-
dad. Así el empresario y el tra-
bajador tienen que encontrar-
se, puesto que uno depende
del otro y deben de relacionar-
se para beneficio de ambos. Lo
mismo ocurre con ahorro e in-
versión. Su proceso pasa por-
que aquello que se saca de la
circulación tiene que volver a
ella y no quedar apartado del
desarrollo. Esto se ve muy cla-
Página 14 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
Sistema nervioso (pensar)
Sistema rítmico (sentir)
sistema metabólico motor
(voluntad).
Que se corresponden con:
cuerpo-alma-espíritu.
Por ser un ser corpóreo, debe
nutrirse de la tierra; porque
hay muchos hombres, más sólo
una tierra, hemos de compartir
fraternalmente las riquezas de
ella;
porque es un ser con alma,
quiere desarrollarse con liber-
tad;
y siendo el hombre un ser de la
verdad, por el que fluye el
espíritu universal, puede reco-
nocer a sus prójimos como uno
igualitario a él. Só1o por la
presencia ante el espíritu pue-
de fundamentarse una verda-
dera idea de igualdad...
Volvamos a la Triformación
Social.
Sólo un Organismo Social cons-
truido a imagen del Hombre
posibilita el integral desarrollo
del individuo y el cumplimien-
to cabal de su destino huma-
no.
Rudolf Steiner proporcionó,
por así decirlo, la llave de oro,
por la que la fuerza formativa
en lo social, que dormita en
estos tres ideales, puede ser
productiva. Primeramente
mostró, que cada hombre pue-
de comprenderse a sí mismo,
como ser tri-membrado, en
correspondencia con los tres
ideales. Para ello no necesita
ningún previo conocimiento
especial, sólo una capacidad
de juicio sano, libre de prejui-
cios.
Hombre triformado:
Luego Steiner muestra, como
estas tres cualidades son los
principios conductores de los
tres sistemas orgánicos del or-
ganismo social.
De las fuerzas de la libertad ha
de formarse la vida espiritual
de la humanidad; quiere decir,
que en todo lugar donde los
hombres desde sus aptitudes
individuales, quieran ser pro-
ductivos para otros hombres,
toda especie de determinación
ajena frenará, a la larga, el
libre despliegue de estas apti-
tudes.
De las fuerzas de la fraterni-
dad ha de formarse la vida
económica de la humanidad.
Todo aquello que se produce
en bienes y servicios, ha de
orientarse hacia la satisfacción
de las realmente existentes
necesidades. En todo lugar,
donde en semejante produc-
Página 15 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
La Triarticulación de R. Steiner
deprecia igualmente el dinero
que costó. Así todos los bienes
de consumo hoy están sujetos
a este fenómeno de deprecia-
ción. Si el dinero no se va
igualmente depreciando entra-
mos sin solución en un proceso
inflacionario que está en rela-
ción con el dinero circulante.
Esto se podría evitar si el dine-
ro tuviera caducidad en rela-
ción con los medios de produc-
ción y con los bienes también
sujetos a caducidad.
Se han creado modelos de so-
ciedades en los que la base
financiera es el fin de la eco-
nomía en lugar de ser su sopor-
te. Comprar y vender dinero es
una abstracción a la vez de
una aberración. Esto se plasma
en economías especulativas
insolidarias, donde los países
ricos cimientan su bienestar
sobre las espaldas de los países
pobres. De esta forma los des-
equilibrios son cada vez más
grandes e imposibles de ser
solucionados. Ahí reside el al-
ma de Mammón
ro en la naturaleza el agua: se
evapora (sale de circulación),
luego vuelve a licuarse para
regar la tierra (vuelta a la cir-
culación), este proceso se repi-
te de manera constante.
Hoy en los mercados no se de-
precia el dinero al mismo rit-
mo que lo hacen los bienes. Si
compro un coche, en el mo-
mento en que lo matriculo
pierdo el 30% de su valor, in-
mediatamente ese automóvil
entra en un proceso de infla-
ción en la medida que no se
ción se empaña el interés por
las necesidades de otros hom-
bres, debido a una orientación
que busca el beneficio propio,
se daña la salud de la vida
económica.
De las fuerzas de la igualdad,
los hombres han de normar
recíprocamente sus derechos y
obligaciones. Justamente por-
que los hombres son funda-
mentalmente de igual valor, es
dañino para un desarrollo sano
del organismo social, todo in-
tento de lograr mediante el
ejercicio del poder, desigual-
dad, discriminación y privile-
gios.
LA "LEY SOCIAL FUNDAMEN-
TAL"
En un periódico por él redacta-
do, de 1905/1906, Rudolf Stei-
ner publicó un artículo, en cu-
yo centro se hallaba la presen-
tación de una normativa, la
que él mismo, desde un co-
mienzo, denomina la "ley so-
cial fundamental".
"la salud de una comunidad de
seres humanos que trabajan
juntos, será tanto mayor,
cuanto menos cada uno de-
manda para sí mismo de lo
producido por su propio esfuer-
zo y mas lo cede a sus compa-
ñeros y cuanto más sus propias
necesidades sean satisfechas,
no de sus propios esfuerzos,
sino de los esfuerzos de los
otros".
Esta ley no nombra ninguna
máxima moral o norma de con-
ducta. Sólo expresa lo que uno
puede llegar a comprender
desde la observación de los
hechos sociales, que una de-
terminada conducta social,
tiene determinadas consecuen-
cias, a saber:
• Cuanto más los hom-
bres se dejan guiar en el esta-
blecimiento de la vida econó-
mica por el interés hacía las
necesidades de los otros, tanto
más saludablemente se des-
arrollará esta vida económica;
• Cuanto más los hom-
bres, en el logro de acuerdos,
se consideran unos a otros co-
mo adultos e iguales, tanto
más sanamente se desarrollará
la vida del derecho;
• Cuanto más los hom-
bres, en la formación de su
trabajo conjunto, se garanti-
zan mutuamente el espacio de
libertad, en el que pueden
desplegar social-
productivamente sus aptitu-
des, tanto más sanamente se
desarrollará la vida espiritual.
Lo práctico:
Vigencia actual de la Triforma-
ción: no es una moda; es un
arquetipo valido siempre. Lo
característico de estas tres
fuerzas fundamentales es que
no sólo actúan saludablemente
en los mencionados tres ámbi-
tos sociales, sino que ellas "del
mismo modo", obran destructi-
vamente sí exceden el límite
de su ámbito de acción y se
extienden sin transformación a
las otras dos esferas sociales.
Si la libertad quiere realizarse
en la vida del derecho apare-
cen la arbitrariedad y la falta
de derecho; si quiere realizar-
se en la vida económica apare-
ce un indomable liberalismo,
tanto en el productor como
también en el consumidor con
sus injusticias y exclusiones
actuales, el que convierte todo
en mercancía.
Sí la igualdad quiere realizarse
en la vida espiritual, surgen, a
través de una burocratización,
(por ejemplo en la enseñanza)
superficialidad y enajenación,
masifica y empobrece la mani-
festación del espíritu humano;
si quiere realizarse en la vida
económica aparecen el derro-
che o la no-satisfacción de las
necesidades.
Si la fraternidad quiere reali-
zarse en la vida del derecho,
da lugar a la confraternización
como fuerza política
(camarillas), corporativismo y
privilegios de clase y de gru-
pos; si quiere realizarse en la
vida espiritual, aparece una
falta de colorido por compro-
misos irrealistas.
Triformación de iniciativas,
empresas.
Al igual que el ser humano está
triformado, y el organismo so-
cial está triformado, una em-
presa u organización es un or-
ganismo vivo que también se
puede ver a la luz de la Trifor-
mación. Las tres esferas son:
lo jurídico (escrituras de cons-
titución, contratos laborales,
impuestos, cumplimiento de
las leyes, etc)
lo cultural: relaciones internas
Página 16 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
dial, en 1919-20 Rudolf Steiner
habla a fondo de la posibilidad
de organizar
la sociedad en tres esferas
autónomas: cultura, política y
economía. Cada una gobernán-
dose por principios distintos
pero coherentes entre sí, gra-
cias a la acción del individuo
humano soberano, que está en
conexión con las tres esferas y
es capaz por tanto de reconci-
liar sus tres diferentes lógicas.
Steiner presentó una imagen
de la sociedad que por un lado
respondía un cambio largamen-
te buscado y a la vez era un
reflejo del ser humano mismo,
triformado. Esta imagen había
de servir de orientación en
aquel crítico momento históri-
co.
Esta imagen de la sociedad se
conoce como Triformación del
organismo social, Triformación
social o abreviadamente Tri-
formación. El título original
del libro de Steiner era ―el as-
pecto clave de la cuestión
social‖. Y su tema central es la
naturaleza triple de la vida
entre las personas que traba-
jan dentro, conflictos, motiva-
ción, trabajo en equipo...
lo económico: explotación
económica sostenible, benefi-
cios, etc
Lo que aquí se propone no es
un ensayo o un experimento,
de lo que se trata es de hacer
ciencia de la vida, y si la vida
es consecuencia del hombre y
la sociedad su reflejo. En con-
secuencia no es en ésta donde
se encuentran las leyes, sino
en el propio hombre. Es por
tanto necesario conocer y es-
tudiar al hombre en su esencia
más íntima para obtener las
leyes que deben actuar en la
vida.
El modelo de trabajo mas po-
tente de salutogénesis para
los organismos sociales es la
Triformación Social, inspirada
por Rudolf Steiner, donde nos
viene a decir que la salud de
cualquier organismo social se
fundamenta en que cada uno
de los tres ámbitos en que di-
cho organismo se desenvuelve:
jurídico, económico y cultural,
tiene que obedecer a sus pro-
pias leyes y no interferir en la
actividad de los otros dos..
La Triformación Social tiene
aplicación en todos los ámbitos
en que un grupo de seres
humanos interactúan juntos,
ya sea un colegio, una empre-
sa, un equipo de fútbol, una
granja, una ciudad, una na-
ción.
Al final de la 1ª guerra mun-
social, no como esquema o
programa político, sino como
realidad observable. El enfo-
que era fenomenológico, por lo
que cada uno tenía que experi-
mentar y ver por si mismo lo
que Steiner decía y evitar tra-
tar la idea de Triformación co-
mo un
eslogan.
La 1ª guerra mundial marcó el
momento en que la sociedad
estaba ante una elección falsa
y peligrosa. Entre los extremos
del individual-ismo y social-
ismo (políticamente capitalis-
mo y comunismo). La Triforma-
ción Social es un antídoto con-
tra los extremismos en ambos
sentidos. Ve ambos elementos
necesarios pero impide que
ninguno de los dos predomine.
El individualismo es la carac-
terística propia de lo cultural.
En lo social, atender las nece-
sidades de los demás, es lo
propio de la vida económica.
Entre ambas se sitúa un nuevo
espacio basado en el respeto
mutuo y que constituye el ver-
dadero fundamento de la
igualdad y la democracia.
Reconocer estos fenómenos y
organizar en base a ellos nues-
tra vida social, nos permitirá
armonizar la necesidad de in-
dividualismo con el igualmente
importante necesidad de ase-
gurar el bienestar de la huma-
nidad; o sea, ser co-
responsables de nuestro bien
común.
Una sociedad que ya no tiene
un centro dominante en el sen-
tido de un Estado coordinador
Página 17 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
Uso correcto del DINERO.
Sociedad activa o pasiva.
La técnica a la que ha llegado
el hombre actual no sólo ofre-
ce nuevas posibilidades inédi-
tas hasta este momento, tam-
bién coloca zancadillas y tram-
pas difíciles de sortear, hasta
el extremo de que, en muchos
casos, lejos de estar a nuestro
servicio nos domina. Esto se
hace extensivo igualmente al
régimen social, ya que nos lle-
va a querer organizarnos de
acuerdo con un interés que
comienza y acaba en nosotros
mismos. Organizamos la socie-
dad en base a grupos de in-
terés con necesidades clara-
mente definidas. Asociaciones
empresariales frente a sindica-
tos, partidos frente a partidos,
empresas frente a sus competi-
dores, asociaciones de consu-
midores frente a las empresas,
estados frente a estados, paí-
ses industriales frente a sub-
desarrollados. . . la guerra de
todos contra todos. Nuestra
conducta social queda enmar-
cada por nuestros intereses
personales o los del grupo al
que pertenecemos.
A la moderna división del tra-
bajo, esa tendencia unilateral
individualista, la tergiversa.
Puesto que su fin último no es
abastecernos a nosotros mis-
mos, sino, al contrario, esta
organización (la división del
trabajo) hace que tengamos
que entregar a los demás los
valores que producimos. Siem-
pre, dentro de una sociedad
regida por esta característica,
nuestro abastecimiento siem-
pre llega a través de terceros.
Sin embargo para darnos cuen-
ta de esto tenemos que parar-
nos a pensar de una manera
consciente, detenida y con-
cienzuda. Ya que de la manera
superficial con la que hoy lo
hacemos, para la inmensa ma-
yoría de la gente, seguimos
viviendo en una sociedad de
autoabastecimiento. Por un
lado vivimos una circunstancia
altamente tecnológica y sofis-
ticada y por otra, al ser ajenos
a la evolución que supone la
división del trabajo, estamos
estancados en la época del ca-
zador, agricultor, recolector…
No son pues tan azarosas las
situaciones de miseria, dolor,
o de elite conductora(Estado
Unitario), muestra una socie-
dad en la que se mantienen
recíprocamente en un balan-
ceado equilibrio, tres grandes,
relativamente autónomos en-
tre sí, subsistemas, esferas o
miembros:
una vida espiritual que se ad-
ministra a sí misma. La que en
todo lugar donde trabajan
hombres juntos, para hacer
fructíferas sus aptitudes, ha de
crear las condiciones para que
estas aptitudes puedan des-
arrollarse al máximo y tan pro-
ductivamente como sea posi-
ble. Es el plano de la cultura,
la ciencia, la religión, el arte,
del obrar creativo y fructífero
del espíritu humano
una vida del derecho que se
administra a sí misma. La que
se manifieste en todo lugar
donde los hombres logran mu-
tuamente convenios, acuerdos,
reglas de juego, leyes, ya sea
al establecer circuitos econó-
micos, ya sea en la organiza-
ción del trabajo espiritual con-
junto, ya sea en el marco de la
convivencia social. La activi-
dad del Estado debería estar
confinada a la esfera jurídica.
el ámbito de lo jurídico y de lo
político: todos somos iguales
ante la ley, todos nos iguala-
mos en nuestro valor de huma-
nidad. Es el estamento de
nuestros inalienables derechos
y responsabilidades como hom-
bres.
una vida económica que se ad-
ministra a sí misma. La que
sólo tiene su quehacer en la
producción de bienes, en la
circulación de bienes y en el
consumo de bienes; ella tiene
por misión satisfacer las nece-
sidades de los hombres. El con-
cepto fraternidad es más abar-
cante que el de solidaridad y
lo incluye; comprende la acti-
tud consciente de reconocer
en el otro un hermano en las
necesidades básicas, un congé-
nere con quien asociarnos para
sostenernos en nuestras nece-
sidades.
Página 18 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
mos hacía el otro, en tanto lo
consideramos como tal otro,
no como un espejismo de mí
mismo.
La realidad nos dice que los
hombres para satisfacer sus
necesidades dependen unos de
otros. En el vestido, la alimen-
tación, la vivienda, en la edu-
cación, en la formación profe-
sional. . . una parte tiene que
satisfacer una demanda de un
bien o de un servicio determi-
nado a cambio de dinero. En
este aspecto los hombres se
tratan unos a otros como seres
necesitados.
Puede ocurrir que en otros ca-
sos las dos partes, por igual,
acuerden algo oralmente o por
escrito sobre derechos y obli-
gaciones recíprocos, entonces
se tratan unos a otros como
seres emancipados. Por ejem-
plo, cuando quedan de acuer-
do para la prestación de un
servicio y ambos aceptan lo
pactado. Cuando hablamos de
emancipación no nos referimos
tan solo a lo que significa el
hecho de realizar ese acuerdo,
sino a la posibilidad de poder
hacerlo. Aumento de la capaci-
dad contractual que, aunque
todavía muy general, es ya sig-
nificativa.
Para que toda mercancía o ser-
vicio pueda producirse se ne-
cesita de la cooperación para
la satisfacción de la demanda.
Para cooperar es necesario que
las partes se encuentren capa-
citados para llevar a buen
término esa labor común, cada
sufrimiento, injusticia. . . con
las que estamos conviviendo.
El paro no es más que la conse-
cuencia de no asimilar este
nuevo concepto de una manera
correcta. Estamos por detrás
de la evolución y al no alcan-
zarla sufrimos sus coletazos. Y
es que la prosperidad social no
llegará nunca en tanto en
cuanto el trabajador no cam-
bie su chip de pensamiento. No
se de cuenta, que su bienestar
no depende de cuanto debe de
desear para si mismo del ren-
dimiento de su trabajo, sino de
cuanto mayor sea la parte de
su rendimiento que ofrece a
sus compañeros. Cuanto más
satisfaga esas necesidades,
mayor será el bienestar social
alcanzado. Ya que soy yo y el
otro. Yo cuando soy productor
y el otro cuando recibo la pro-
ducción de los demás. Esta es
la ley de oro de la división del
trabajo. Esto visto con la ópti-
ca actual parece un contrasen-
tido sin embargo, pensados los
asuntos sociales en su verdade-
ro significado, no nos pueden
conducir más que a esta con-
clusión. Eso si, debemos dejar
claro que cuando hablamos de
bienestar social, no nos esta-
mos refiriendo sólo a una parte
de esa sociedad, sino a un
bienestar que alcance a toda
ella sin excluir a nada ni a na-
die. Así pues la prosperidad
aumentará en la medida que la
conducta económica de los in-
dividuos se incline hacía el
abastecimiento de terceros.
Disminuirá en la cuantía de
que estos deseen autoabaste-
cerse. Sólo alcanzaremos nues-
tro propósito si dejamos nues-
tro interés egoísta y lo dirigi-
cual en la especialidad que
aporta.
Así en la convivencia podemos
encontrarnos al otro en tres
aspectos muy diferentes, lo
hallaremos y nos encontrará
según estemos en una labor
común, en una contratación o
en la satisfacción de una de-
manda. Esta posibilidad debe
hacerse extensiva a todo hom-
bre sin distinción de sexo, ra-
za, etnia, nacionalidad, clase
política, ideologías o religión:
el ser, o poder llegar a ser ne-
cesitado, emancipado o capa-
citado.
Sociedad pasiva
Es del todo evidente que hoy
sólo nos preocupamos por
nuestras propias necesidades o
por el grupo social, ideológico,
político o religioso al cual per-
tenecemos. Todos buscamos
nuestro propio beneficio. No
sólo las grandes compañías o
los grandes consorcios econó-
micos (aunque sean éstos los
que tienen la sartén por el
mango y, en última instancia,
sean los grandes beneficiarios
del tinglado). Este egoísmo nos
lleva a creer que todos los de-
más tienen que pensar sólo en
nosotros. Esto nos sitúa como
centro del universo. Manifesta-
ción escandalosa del desarrollo
desproporcionado del ego pe-
queño. Resultado de la no asi-
milación consciente de lo que
supone la división del trabajo.
Espejismo que distorsiona
nuestra alma. Esta forma de
Página 19 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
Página 20 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
entender el procedimiento sólo
nos hace reaccionar ante las
coacciones que nos llegan des-
de fuera. Satisfacemos las de-
mandas económicas de las
compañías y del mercado. Pa-
gamos el precio exigido y al
mismo tiempo somos coaccio-
nados por el sistema. Esto no
se puede entender en ningún
caso como una actitud activa.
Es una cualidad irritantemente
pasiva. Nos viene impuesta
desde fuera. No tenemos arte
ni parte en su gestación. Mu-
cho menos en su proceso.
Debemos entender que toda
conducta a favor de los otros
puede considerarse como so-
cial. Todo aquello que se con-
creta en nosotros mismo debe-
mos reconocerlo como una for-
ma insociable. Las relaciones
interpersonales se dan general-
mente en el marco de conduc-
tas antisociales. La supuesta
socialización que se da como
resultado de estos parámetros
de comportamiento es eminen-
temente misántropa.
Es cierto que cada uno para
llegar a ser persona, para lo-
grar su independencia como
ser humano, tiene que preocu-
parse de sí mismo. Esto es sin
lugar a dudas una conducta
antisocial. Evidentemente no
nos estamos refiriendo a este
tipo de comportamiento, sino
a aquél otro que, en lugar de
ser el motor de la propia indi-
vidualidad, se incorpora como
conducta a las relaciones so-
ciales. De forma y manera que
se impone a otros dentro del
contexto de esa sociedad pasi-
va a la que aludíamos.
Cuando ese comportamiento
antisocial se incorpora a la vi-
da social, se manifiesta de tres
formas distintas:
En forma de interés hacía
uno mismo con el fin de ob-
tener el mayor beneficio
posible.
En forma de fuerza donada
a otras personas con el fin
de preservar mi beneficio
(policía, ejército) aplicando
el actual derecho de propie-
dad.
En forma de influencia con
el fin de dominar a los de-
más mediante la publicidad
y propaganda. Incluso con
las formas de contratos de
trabajo.
Así pues tenemos tres formas
antisociales: beneficio, fuerza
y sugestión, producto de la
socialización pasiva en la que
se mueve nuestro mundo ac-
tual. Pero ocurre que el hom-
bre contemporáneo cada vez
está menos dispuesto a ser co-
accionado por otros. Es el mo-
tivo por el cual, para respon-
der a esta coacción, se organi-
za en asociaciones y sindicatos
contra patronos y organizacio-
nes políticas y económicas. Sin
darse cuenta que de esta for-
ma no elimina las causas de la
coacción, sino que las multipli-
ca, dado que las fuerzas con-
trarias para mantener su esta-
tus deben aumentar, refinar y
sofisticar cada vez más sus me-
didas coactivas.
Sociedad activa
No se basa en el interés por si
mismo, sino por los demás. Es
indudable que para poder pre-
ocuparnos del otro tenemos,
por un momento, que olvidar
nuestros propios intereses. Es-
to es realmente difícil. Sin em-
bargo tenemos que desembara-
zarnos de nosotros mismos si
queremos avanzar en esa
búsqueda constante de una
sociedad humana.
Hemos concluido que, el otro,
se nos presenta en la vida so-
cial como necesitado, emanci-
pado o capacitado. Cada uno
de estos procesos sociales de-
manda del otro satisfacción,
contratación y cooperación.
Así pues el interés hacia los
demás no es único, sino trini-
tario, dado que tiene que mos-
trarse según las demandas que
en cada momento exige la si-
tuación del otro. Así pues de-
bemos entender como frater-
nidad la actitud que se debe
potenciar hacia el otro cuando
éste se encuentra necesitado,
igualdad cuando está en una
situación emancipada y liber-
tad ante el ser capacitado. En
los tres casos hablamos de la
misma persona según que su
actividad social se desarrolle
en un ámbito o en otro
(Situación que adopta en cada
Página 21 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
de forma inconsciente en unos
casos y en otros semiincons-
ciente, pero es necesario que
las hagamos plenamente cons-
cientes. La vida en general de-
be organizarse de una manera
verdaderamente social, De
acuerdo con el interés del
otro. Para ello tenemos que
encontrarnos con él de tres
formas distintas y claro, situa-
ciones diferentes, requieren en
sí mismas, organizaciones dife-
rentes. Esto se sólo se puede
alcanzar si logramos desarro-
llar plenamente los afanes de
fraternidad, igualdad y liber-
tad proclamados por la Revolu-
ción Francesa.
Fraternidad, igualdad y liber-
tad se refieren en si mismas a
los tres aspectos de la natura-
leza humana. Cosa que induda-
blemente no ocurre con la con-
ducta social asociada al bene-
ficio, a la fuerza y a la suges-
tión. La manipulación es lo que
se esgrime en forma de man-
dato sobre el capacitado, la
propaganda sobre el emancipa-
do y de la publicidad sobre el
necesitado. Sin olvidar la fuer-
za empleada por el poderoso
para imponerse tanto en la sa-
tisfacción de necesidades, co-
mo en la cooperación y en la
contratación. No existe, en
consecuencia, con este sistema
una estructura diferenciada,
sino que la centraliza y la in-
tenta convertir en un pensa-
miento único. Engendro que
uniformice y conforme a la so-
ciedad según las necesidades
de los grupos dominantes en
las economías capitalistas. In-
tolerantemente unitaria que
circunstancia).
Así las consignas de la Revolu-
ción francesa que tienen que
ver mucho con las sociedades
secretas (No se olvide que el
símbolo de la revolución: el
gorro frigio, es el gorro del al-
quimista), se ha malentendido
y nunca comprendido. Se ha
quedado en una manifestación
hueca, sin contenido e incluso
demagógicamente empleada
por todo el mundo. Ahora ha
llegado el momento de com-
prender la proclama y llenarla
de contenido. Para ello sería
importante que nos contestá-
ramos a las siguientes pregun-
tas:
¿Qué es más importante que el
empresario se esfuerce en sa-
tisfacer necesidades responsa-
blemente demandadas por el
consumidor o tratar de impo-
ner aquello que él quiere qui-
tarse de encima?.
¿Cuándo es más equitativo un
contrato, cuando las cláusulas
son impuestas en una sola di-
rección o cuando son discuti-
das y consensuadas por ambas
partes?.
¿Cuándo serán más fructíferas
las energías y capacidades,
cuando las directrices son mar-
cadas desde arriba o cuando se
decide entre todos y se tienen
en cuenta las iniciativas perso-
nales?.
Estas preguntas y sus respues-
tas bullen en nuestras cabezas
acota todos los campos de la
cultura, el derecho e incluso la
economía en los estados socia-
listas.
Beneficio, fuerza y sugestión
no son patrimonio exclusivo de
la individualidad egoísta y con
poder. Se hace extensivo a las
prácticas sociales como pode-
mos observar en las sociedades
anónimas. Por lo tanto si que-
remos transformar la sociedad
no son suficientes revolucio-
nes, proclamas o ideologías,
debemos de idear formas so-
ciales que se correspondan con
los ideales de fraternidad,
igualdad y libertad. Necesita-
mos de un arte social capaz de
crear nuevas formas acordes
con los postulados hoy tan ve-
jados y manipulados. La frater-
nidad tiene que forjarse en
asociaciones, la igualdad en
estados democráticos horizon-
tales y la libertad en corpora-
ciones.
Acción
Después de todo lo comentado,
la socialización activa nos pro-
pone, al haber abordado el
problema de tres maneras di-
ferentes, tres misiones distin-
tas. Mientras no se trasladen,
estas soluciones, a los proble-
mas de nuestra sociedad actual
(dado que su organización uni-
forme y centralista ha llegado
hasta la vida económica entre-
lazando satisfacción de necesi-
dades, de contratación y co-
operación) los conflictos que
surgen en un lado pronto re-
Página 22 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
percuten en los otros creando
siempre daños colaterales de
difícil solución. Siguiendo este
modelo obsoleto y caduco los
problemas que aparecen en su
seno se transforman, por defi-
nición, en irresolubles.
Hoy lo que se necesita es un
arte para la ciencia social que
resuelva estos problemas de
una manera realista. Aunque
debemos tener muy claro que
este arte tiene que ser tam-
bién el arte de lo posible, no
embarcarnos en soluciones
utópicas que por muy justas
que sean quizás no sean via-
bles en el momento. Hay que
dejar bien claro que cualquier
acuerdo adelantado a su tiem-
po, por muy benefactor que en
apariencia sea, será nefasto en
su aplicación por estar situado
fuera de contexto, al no darse
las circunstancias que lo hagan
posible. No la solución ideal,
sino la real en cada momen-
to.
El hombre pasa del estado de
saciedad al de hambre de ma-
nera alternativa, no hay ningún
alimento con la suficiente cali-
dad energética que lo sacie de
manera permanente. Igual
ocurre en el orden social, se
pasa del orden al desorden de
manera cíclica, porque tampo-
co para el orden social hay so-
luciones definitivas, ni mucho
menos universales. Como no se
da en la naturaleza el alimento
perfecto, tampoco existe solu-
ción concluyente para los pro-
blemas sociales.
Llegados aquí debemos de em-
pezar a ir redondeando el dis-
curso, cuando hablamos de las
necesidades, tenemos que em-
pezar a hacerlo de economía;
si lo hacemos de contratación
de derecho; si es de coopera-
ción de cultura. Esto no lo de-
bemos confundir con la divi-
sión estamental medieval, ni
con el encasillamiento de los
hombres según su oficio: alba-
ñil, abogado o maestro. Al con-
trario, cada persona que traba-
je está inmerso en los tres te-
rrenos en los que se mueve la
sociedad humana. Depende de
otros para resolver sus necesi-
dades, contratar derechos y
obligaciones o cooperar. Así
este aspecto trinitario de la
sociedad tiene que ver con una
organización asociativa de la
economía, una organización
democrática del derecho y una
organización corporativa de la
cultura.
Sin embargo quien todo esto lo
transforme en ideología y quie-
ra imponerlo a la realidad vi-
gente estará siendo un ele-
mento nocivo para el conjunto
social. Este será un hombre de
acción que trabaja con el sen-
timiento, sin embargo los mo-
vimiento en este campo siem-
pre tienen que hacerse desde
el pensar. No se debe imponer
a una realidad, sino que estan-
do dentro de ella, desde ella,
obrar en consecuencia. No se
debe orientar nada, sino hacer
que nazcan las soluciones en
el interior de los hombres, pa-
ra que, libremente, asuman las
posibles soluciones. Que,
además, siempre hay que con-
trastar con lo real para consta-
tar su bondad o ineficacia.
El hombre es un ser social y
antisocial, como ya hemos di-
cho, al mismo tiempo. Convi-
ven en él las dos tendencias.
La antisocialidad del hombre
sólo es perturbadora en el caso
de que salga del terreno perso-
nal y entre como elefante en
cacharrería en lo social. La en-
trada del hombre en el terreno
social será mucho más fecunda
en tanto en cuento sea más
reflexiva. Desde el momento
que esto ocurre, el problema
social, se presenta como algo
higiénico. Porque después de
la primera realización personal
del hombre que es antisocial,
tiene que aparecer la segunda
que es la social. Después de la
realización de sí mismo, la
realización con el grupo. Y tal
es, que si no se consigue ple-
namente la primera se pone en
serio peligro la segunda. Ya
que para alcanzar la realiza-
ción personal hay que dar la
oportunidad de pode entregar-
se a los otros y así lograr un
equilibrio físico, emocional y
mental. Bajo este aspecto el
problema social pasa a ser un
elemento terapéutico. Habría
que hacer una estadística de
cuantas enfermedades actua-
les se deben al desequilibrio
que crea en el hombre el con-
temporáneo estado social. Así,
pues, se puede considerar has-
ta un buen remedio, esta nue-
va reestructuración social, in-
cluso para la salud física del
individuo.
Página 23 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
EL DINERO: su aspecto educativo
dos al proceso. Conflictos que
aparecen en todas las relacio-
nes humanas, aún en las más
insignificantes. El único reme-
dio para despertar la conscien-
cia necesaria en la humanidad
en este momento crucial de su
evolución son: La COMPREN-
SIÓN SOCIAL y el uso correcto
del DINERO.
Pero este tema, el social, por
apasionante que sea, no es el
que hoy nos ocupa, por lo tan-
to, pese a su importancia, va-
mos a dejarlo a un lado para
centrarnos en el motivo de
nuestra charla.
El dinero es el otro elemento
al que se enfrenta el hombre
actualmente de forma inade-
cuada. Todavía no ha com-
prendido de donde viene y cuál
es su función dentro de la evo-
lución de la humanidad.
Esto no es de ONG., ni elucu-
braciones, ni grupos ecologis-
tas, ni cualquier otras agrupa-
ciones no gubernamentales. La
ONU a principios del milenio
realizó una valoración de la
realidad mundial y reconoció
la situación en la que se en-
cuentra la población del plane-
ta, con amplios sectores de la
misma sujetos al hambre, la
miseria, enfermedades, pla-
gas. . . Está confirmado ofi-
cialmente que entre 60 y
70.000 personas mueren di-
ariamente de hambre en el
mundo. A la semana, acogién-
donos a la media 65.000,
455.000 seres humanos falle-
cen, 1.950.000 al mes y
23.725.000 personas al año.
Estas cifras que nos tendrían
que hacer morir de vergüenza,
tocaron la fibra sensible de
190 países que firmaron un do-
cumento a principios del mile-
nio por el cual se compromet-
ían a terminar con el hambre
sobre el año 2014. En el 2007
en el ecuador del proyecto
hicieron una valoración de la
situación y comprobaron que
nada había cambiado, acaso si
lo había hecho era para hacer
más angustiosa la situación. La
realidad era desconcertante, si
cada año se empleaba más di-
nero en paliar la desgracia,
¿cómo era posible que cada
vez el problema resultara más
enclaustrado?, ¿a qué se debía
tal anomalía?. La respuesta
parece sencilla el modelo so-
cial vigente genera más des-
trucción que la ayuda prestada
por los países firmantes cons-
cientes y concienciados de la
tragedia mundial. Esta es la
sangrante realidad.
Si nos paramos a realizar un
pequeño chequeo a la situa-
ción, pronto nos damos cuenta
de las contradicciones en las
que nos estamos moviendo.
Podíamos llenar folios y folios
con ellas, pero vamos a cons-
treñirnos a aquellas que son las
En época griega, la compren-
sión natural del otro no era
preciso educarla. Se poseía o
no. De no tenerla un individuo
estábamos ante un caso pa-
tológico. Hay gran diferencia
entre los seres humanos ante-
riores al siglo XV y los actua-
les. Las relaciones entre seres
humanos dependían, casi ex-
clusivamente, de encuentros
personales.
La aparición de la imprenta
configuró un nuevo tipo de re-
laciones que, paulatinamente,
condenó pasadas habilidades al
olvido. El intercambio de ideas
sin presencia física fomentó
relaciones impersonales. En-
cuentros en soledad con uno
mismo. Con la aparición de la
consciencia, como elemento a
perfeccionar por el ser huma-
no, se desarrolla algo mucho
más individual de lo que eran
los procesos meramente inte-
lectuales anteriores. Esta pe-
culiaridad hace que aparezca
la soledad como experiencia
interior y se acentúe la dificul-
tad para conocer a la otra per-
sona. Sin embargo en ese pro-
ceso del conocimiento mutuo
aparece la posibilidad, como
elemento residual de extrema
importancia, de moldearse
recíprocamente.
La guerra y el conflicto social
son elementos negativos que,
desgraciadamente, por nuestra
propia incapacidad van asocia-
Página 24 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
Segunda contradicción: nunca
más avances médicos, nunca
tanta enfermedad y muerte.
La sensibilidad.- A poco que
profundicemos en el tema, nos
encontramos con un hecho iné-
dito hasta nuestros días, jamás
ha existido tanta conciencia
del tercer mundo, las ONG pro-
liferan, médicos y profesiona-
les de todo tipo prestan sus
servicios a los necesitados de
todo el planeta. Esa sensibili-
dad a flor de piel hacia el pro-
blema del otro choca frontal-
mente con las decenas de gue-
rras que se dan diariamente en
el mundo. Antes las bombas
antipersona, ahora las de raci-
mo, el negocio de las armas, el
terrorismo, el antiterrorismo,
la guerra de religiones. . .
Tercera contradicción.- Sensi-
bilidad ante el problema del
otro, por otro lado guerra,
odio y destrucción.
La riqueza.- Nunca la sociedad
ha sido tan rica. Es extraordi-
naria la riqueza económica que
esta generando. La abundancia
y aun el despilfarro son las ca-
racterísticas de esta oronda
humanidad. La parte occiden-
tal del mundo se sitúa en esa
área de bienestar, donde el
pobre sería el rey en el tercer
mundo. Pero por otro lado está
otra humanidad que vive por
debajo de los grados mínimos
de dignidad, donde la desespe-
ración, el hambre, la miseria y
más llamativas:
La científica.- Nunca el avance
de la ciencia ha sido tan es-
pectacular, en los últimos de-
cenios las cotas a las que ha
llegado la ciencia son asombro-
sas. Sin embargo esa misma
ciencia está acabando con el
planeta, el empleo salvaje de
una técnica que no mide sus
límites está desangrando y em-
ponzoñando el lugar donde de-
bemos vivir. El beneficio está
por encima de la salud y pues-
ta la técnica al servicio del
poderoso no piensa, mientras
cuenta las monedas de oro, en
las consecuencias de su acción
desaforada.
Primera contradicción: nunca
más avances técnicos, nunca
más suciedad, despilfarro y
contaminación.
La médica.- Si los avances
técnicos han sido espectacula-
res no quedan atrás los médi-
cos: operaciones casi increí-
bles, aplicación de los rayos
láser en la cirugía, aparatos de
diagnóstico sofisticados y pre-
cisos, tratamientos espectacu-
lares. . . ¡Si!, nada de eso se
puede negar, pero cada vez
muere más gente de cáncer y
aparecen más enfermedades
nuevas que multiplican la mor-
tandad. La aplicación de la
ciencia de forma inadecuada
ha desatado a los corceles del
Apocalipsis y la Parca afila su
guadaña en laboratorios y tu-
bos de ensayo.
la muerte son sus eternos com-
pañeros.
Cuarta contradicción.- Extraor-
dinaria riqueza económica,
suficiente para mantener a to-
da la población del mundo con
dignidad, frente a la pobreza
más inimaginable.
Podríamos seguir añadiendo
contradicciones, pero creo que
son suficientes para dar una
idea de lo que está ocurriendo
en el mundo.
¿Cómo hemos llegado hasta
aquí?. Un componente muy al-
to del problema está en el tipo
de educación que hemos dado
a nuestros hijos. Sin darnos
cuenta desde pequeños los
hemos imbuido en el impulso
de estudiar. No para aprender
y conocer y gracias a ese saber
encontrar su sitio correcto en
el mundo, sino para alcanzar la
mejor posición social posible,
traducida siempre en más di-
nero. Es cierto que el educan-
do puede conseguir lo que ape-
tece, ¿pero eso satisface sus
verdaderos deseos?, ¿será feliz
cuando lo logre?. Si no es así,
todavía quedan los ansiolíticos
(crece su consumo de manera
exponencial año a año), la de-
presión y aún el suicidio (la
causa de mortandad más alta
entre 15 y 45 años). Y todo es-
to si triunfa, si no es que tiene
que arrastrarse con un sueldo
mileurista como cajero de Mer-
cadota o en otro cualquier
puesto similar.
complicado. Uno de los prime-
ros pasos a dar en esta búsque-
da de soluciones es la transfor-
mación del sistema educativo.
Otro de los grandes problemas
del sistema económico actual
es hablar de leyes dentro del
funcionamiento de la econom-
ía. La famosa ley de la oferta y
la demanda es una gran menti-
ra. Las leyes sólo existen en la
naturaleza, uno no puede sus-
traerse de la ley de la grave-
dad, actúa como necesidad y
ante ella es imposible, por me-
dios propios, la liberación de
su tiranía, lo mismo ocurre con
las demás leyes que emanan
de la naturaleza. No es así con
las pretendidas leyes económi-
cas que son producto de la in-
vención o del interés, la ley de
la gravedad actuaba antes de
ser descubierta, ¿ocurre lo
mismo con la ley de la oferta y
la demanda?. Indudablemente
no, aparece para satisfacer
una necesidad el mercado y es
el hombre, de forma ficticia,
el que la eleva a la categoría
de ley.
Hoy la economía es contraria a
la dignidad humana, es difícil
decirlo pero sus características
más definitorias son la animali-
dad y el instinto. Es instintiva
porque lo que predomina en
las relaciones humanas desde
hace unos siglos, pero que en
la actualidad alcanza sus máxi-
mas cotas, es la individualidad.
El individuo se convierte en
isla y todo se mide por el rase-
ro de sus intereses. Así surge el
problema, hoy de tan difícil
Hemos educado en la compe-
tencia. . . a tratar de llegar
arriba sin mirar el camino. . .
eso nos ha conducido a la gue-
rra de todos contra todos. . . a
prevalecer sobre los otros. . .
a no mirar hacia atrás. . . ha
sido un mal método. Lo prime-
ro que tenemos que cambiar,
si queremos mirar hacia delan-
te, es el concepto que desgra-
ciadamente tenemos de la
educación.
Esto en los momentos de crisis
se acentúa, cuando todo se
ralentiza y el paro amenaza
con sus dientes, el problema se
acrecienta. Sin embargo la cri-
sis actual tiene una diferencia
notable con respecto a las an-
teriores. Hasta ahora estas
convulsiones habían sido co-
yunturales y, hasta cierto pun-
to, beneficiosas para el siste-
ma, dado que en ellas se veían
los problemas y se podían rea-
lizar los ajustes necesarios pa-
ra engrasar de nuevo la maqui-
naria y ponerla al día. En la
que ahora estamos sumergidos
las cosas no son iguales, de ahí
el desconcierto y la falta de
soluciones. Nadie estaba, aun-
que se veía venir, preparado
para una situación como la que
ahora padecemos. Se les ha ido
de las manos y lo que ha apa-
recido junto al maremoto
económico es una crisis de va-
lores. Para salir de ella, de
verdad, se hacen necesarios
cambios estructurales en la
sociedad más que parches y
ajustes en la economía, si no
se hacen, y como siempre acu-
dimos a las componendas, el
porvenir se presenta negro y
solución, entre individuo y co-
munidad. De esta manera la
economía no es resultado de
las necesidades de la comuni-
dad, sino de aquellas que le
son inherentes al individuo,
como consecuencia prevalece
el instinto sobre la razón. Para
que la economía muestre la
dignidad humana, de ahí la
importancia que le dábamos a
la educación, hay que cambiar
al individuo, y éste, dado el
culto a la personalidad en que
hoy se haya inmerso, sólo se
transformará con la autoedu-
cación.
Vamos a ver como el dinero
que no es malo en si, ya que
en su ser está impresa la posi-
bilidad de crear relaciones,
puede ser de gran ayuda en la
autoeducación humana. El di-
nero no es algo anodino y
monótono, tiene diversas cua-
lidades, puede ser dinero de
compra, también puede ser
dinero de ahorro y como últi-
ma posibilidad lo puede ser de
donación.
Empecemos por el dinero de
COMPRA O DE CONSUMO. Hubo
una propaganda de los años de
bonanza económica con el slo-
gan: Lo veo- lo quiero- lo com-
pro, esta es la afirmación del
empleo del dinero de una for-
ma imprudente y dañina. Fren-
te a esta irresponsabilidad el
hombre consciente tiene, an-
tes de comprar, que plantearse
las preguntas: ¿QUÉ?. ¿POR
QUÉ?. ¿DÓNDE?
Página 25 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
¿QUÉ COMPRO? Este apartado
es amplio por lo que vamos a
tratar de ser lo más concisos
posible, el consumo caprichoso
ha llevado a muchos excesos.
Uno, de capital importancia,
es aquél de consumir frutos
fuera de temporada. Esto lleva
aparejado dos problemas. Uno,
si se cultiva, en la misma zona
es forzar el cultivo, hacerlo
artificial y castigar la tierra y
la salud con la aplicación de
sistemas agresivos cuando no
verdaderos venenos. El otro
traerlo del otro extremo del
planeta con el gasto de com-
bustible en el transporte y el
aporte de CO2 a la naturaleza
que esto supone, eso sin tener
nunca en cuenta para nada co-
mo son las relaciones laborales
en esos lugares apartados.
Estos tipos de agricultura son
lesivos para el planeta y lo
están conduciendo a un estado
preagónico que no debe tole-
rarse más. Pero aquí, como en
todo en la actualidad, las ini-
ciativas son individuales, no
podemos echarle la culpa al
empresario, al gobierno, a la
multinacional. . . Somos noso-
tros, otros no lo harán, los que
debemos terminar con estos
tipos de cultivo que están
arruinando el planeta. ¿CÓMO?,
consumiendo y exigiendo AGRI-
CULTURA ECOLÓGICA. Esto se
ha convertido, no sólo en un
tema de salud, lo es ya de su-
pervivencia.
¿PORQUÉ?. Otra iniciativa per-
sonal respuesta a esta pregun-
ta es el CONSUMO RESPONSA-
BLE. Este concepto que ahora
es meramente económico te-
nemos que transformarlo en
cultural, es decir pasar de un
consumo instintivo a otro ra-
cional. Esto supone tratar a
todo ser humano con dignidad
y para que ésta aparezca todo
ser necesita vivir en ella, por
eso junto al consumo responsa-
ble hay que situar el PRECIO
JUSTO. No cuando compramos
algo buscar lo más barato, sino
interpretar lo que hay detrás
de cada producto, lo que ha
hecho posible que esté en la
estantería, toda la gente que
ha colaborado en ello y buscar
su precio justo. Si nuestro
comportamiento es egoísta to-
da esa gente será la que su-
frirá las consecuencias por la
bajada de los precios.
Lograr esto no es tan difícil
hay muchas iniciativas en el
mundo, siempre individuales.
Individuos que se juntan libre-
mente con el mismo impulso,
que han logrado redes asociati-
vas consumidores-agricultores
que están funcionando de ma-
nera ejemplar.
Si somos capaces de dotar al
dinero de compra de estas cua-
lidades estamos siendo verda-
deramente revolucionarios. Ya
que los movimientos cataclís-
micos nunca son acompañados
por cambios verdaderos y du-
raderos. La historia está llena
de revoluciones que han aca-
bado en dictaduras o en res-
tauraciones. Sólo los micro-
cambios individuales son los
que por el ejemplo y la perse-
verancia pueden, el día de ma-
ñana, cambiar el mundo.
El dinero de AHORRO tiene
otra cualidad diferente, mien-
tras que el de consumo está en
circulación en el mundo, el de
ahorro se aparta de este ciclo
de movimiento. Teóricamente
lo colocamos a dormir. Y lo
hacemos, ¡siempre el egoís-
mo!, donde más beneficio pro-
duce. Para hacerlo consciente
y autoeducativo, debemos
plantearnos las preguntas:
¿CUÁNTO?. ¿DÓNDE?. ¿POR
QUÉ?.
Ante la primera pregunta pron-
to nos damos cuenta de que
ahorramos por falta de con-
fianza, por miedo al porvenir,
en consecuencia los BANCOS
nacieron del miedo. Como el
dinero los bancos no son ma-
los, en esencia son o deberían
ser dinamizadores sociales,
donde el dinero entrara en un
ciclo que fuera capaz de gene-
rar empresas, riqueza y traba-
jo. Nunca un banco debería
prestar dinero para el consu-
mo, esa es la causa por la cual
la gente se endeuda y apare-
cen los problemas. El mezclar
el dinero de ahorro con el de
consumo es la fuente de las
inseguridades y de los proble-
mas que hoy destruyen a la
sociedad. El dinero de ahorro
no puede bajo ningún concepto
ser sacado de circulación pues-
to que esto supondría un freno
al desarrollo social y económi-
co, debe de ser puesto en mo-
vimiento (esta es la misión de
los bancos), ser el puente en-
tre el que tiene dinero y el que
tiene ideas. Sacarlo de este
círculo es corromperlo, cuando
los bancos comienzan a dar
Página 26 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
Les fue más rentable vender y
colocar el dinero en los ban-
cos, con los engordados inter-
eses ganaban más sin hacer
nada. Consecuentemente el
paro aumentó. Estas fueron las
causas que motivaron aquella
crisis y que desde entonces, de
una manera u otra, vive con
nosotros.
La gente no hace más que bus-
car los grandes intereses y en-
riquecerse o al menos desaho-
garse un poco con ellos, pero
nadie pregunta qué hace el
banco con el dinero, de dónde
proceden los suculentos inter-
eses. Se puede dar la paradoja
de que el capital de un ecolo-
gista se esté empleando en
transgénicos, o el de un paci-
fista en industrias de guerra.
Entregamos el dinero y con él
carta blanca al Banco que,
lógicamente, para poder aten-
der a esos cuantiosos réditos
tiene que invertir allá donde el
dinero sea más productivo, con
lo que de rechazo la agresión
al planeta continua, aumenta y
se consolida.
Se da el caso, se ha tenido ac-
ceso a documentación de ban-
cos, de que hay guerras que no
se pueden parar, primero por-
que son un negocio y segundo,
porque en la industria arma-
mentistica se blanquea el dine-
ro negro y el procedente de la
droga (los que consumen droga
también apoyan de manera
indirecta la destrucción del
planeta y el sufrimiento en el
mundo). Los créditos dados a
los empresarios son los que
mantienen en muchos casos las
guerras, por lo menos hasta
prestamos para el consumo se
malversa su función y aparecen
en el horizonte todos las difi-
cultades que todavía arrastra-
mos.
Hasta los años 80 no hubo pro-
blemas con los intereses, cada
uno tenía su banco y allí depo-
sitaba su dinero, esta época se
caracteriza por la fidelidad del
cliente con su institución ban-
caria. Pero es en esta fecha
cuando a un banco, para ganar
clientela, se le ocurre aumen-
tar el interés de sus cuentas.
En ese momento el depositario
trafica con las entidades ban-
carias sus depósitos y comien-
za una guerra despiadada en-
tre ellos por ganar clientes.
Esto supuso un cambio drástico
en la sociedad, es cierto que el
interés del banco subía, pero
no es menos cierto que igual-
mente lo hacían las hipotecas.
Es cierto que un padre aumen-
ta el valor de su capital con los
nuevos interese, pero no es
menos cierto que su hijo no
podrá comprar un piso e inde-
pendizarse porque el valor de
las hipotecas se hace irrespira-
ble. Se especuló con todo, se
compró un piso por diez millo-
nes que a los cinco se vendió
por cuarenta, el hijo que tiene
una carga abusiva en los inter-
eses de las hipotecas tiene que
añadir ahora, a su imposibili-
dad de independencia, los pre-
cios desorbitados de lo pisos.
Se consecuente y ¡no te quejes
de que tu hijo no se vaya de
casa!.
Pero todo no quedó hay, em-
presarios que malvivían con
mucha dedicación y trabajo
con escasos o nulos beneficios.
que reporten beneficios. Se
sabe que la guerra de Sierra
Leona se debía prolongar al
menos cinco años más para
que resultara rentable a las
empresas de armas. El negocio
es el negocio.
Así queda claro que el CUÁNTO
depende de la desconfianza el
DÓNDE (el banco) es causa del
miedo y el POR QUÉ es conse-
cuencia de la codicia.
Debemos invertir este proceso
y huir del banco tradicional. En
el mundo existe la Banca ética
que apela a la responsabilidad
ética del prestatario y no a su
codicia, es decir a la razón y
no al instinto, a la conciencia y
no a la competencia. Y esto es
también revolucionario, el to-
mar la actitud de entender el
cuanto como una responsabili-
dad ética, el dónde como una
razón de conciencia y el por
qué como una razón fraterna y
solidaria es estar cambiando el
mundo. Esta banca es transpa-
rente y emite dónde y cómo es
empleado el dinero de los
prestatarios. Siempre en em-
presas ecológicas y en energías
alternativas y siempre de ma-
nera transparente para sus
usuarios. ESTO ES VERDADERA-
MENTE REVOLUCIONARIO, es
trasnochado ya pretender cam-
biar el mundo con el fusil o en
los grandes escenarios. Es en lo
cotidiano, en el día a día don-
de se sitúa lo trascendente. El
camino: LA CONCIENCIA.
Conciencia cuando alguien nos
pregunte sobre la crisis.
¿Crisis, cuál de ellas?, la que
ahora nos aprieta el cinturón o
aquella otra que dura tantos
años y ha sumido a gran parte
Página 27 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
del mundo en la más absoluta
miseria y sufrimiento. Esta que
nos es vecina y nos provoca
miedo o aquella otra que por
ser lejana nos es ambigua y
desconocida. Esta que cierra el
cuerno de la abundancia o la
otra que pasa desapercibida y
no nos preocupa, pero que ma-
ta a niños inocentes. ¿Qué cri-
sis?, la de los ricos o la de los
desheredados. Hemos convivi-
do años y años sin prestar
atención a la miseria que nos
rodea. No hemos movido ni un
dedo. Es más lo lejano pierde
el desgarro de su grito en la
acolchada pared de la apatía y
la indiferencia. Ha llegado el
momento de la CONCIENCIA,
ella también es revolucio-
naria, también conmueve
los cimientos y hace habi-
tables los nuevos espacios.
Seamos coherentes con
nuestra humanidad y bus-
quemos dignidad para los
humanos.
Una opinión diferente nos
merece el dinero proce-
dente de DONACIÓN. Pue-
de surgir de dinero exce-
dente, bien sea porque no
merma la riqueza que se
posee o porque forma par-
te de un dinero que no se
necesita. La característica fun-
damental de este dinero es dar
libertad de acción al receptor
para ser empleado de la forma
que él lo desee. Sin pedir nada
a cambio
En ocasiones donamos forzosa-
mente sin darnos cuenta de
que lo estamos haciendo. Los
impuestos son un ejemplo. Di-
nero que es apartado de nues-
tro destino y empleado en edu-
cación, subsidios, institucio-
nes, obras públicas. . . Estas
donaciones forzosas se hacen
necesarias porque, de lo con-
trario, muchos de esos organis-
mos dejarían de funcionar si
las aportaciones adquirieran el
valor de voluntarias, por ejem-
plo La Enseñanza. Aunque con
la contrapartida de que pierde
su libertad al ser financiada
por el estado, ya que en sus
planes siempre habrán objeti-
vos egoístas.
Para pasar del Dinero de Con-
sumo al de Préstamo hay una
renuncia a gastar una parte de
aquellos fondos que están des-
tinados a cubrir nuestras nece-
sidades. Así, por acumulación,
aparece un excedente de dine-
ro que se encuentra disponi-
ble.
Con el dinero procedente de la
donación se da un paso dife-
rente, se pasa a aplazar el gas-
to del dinero no durante un
tiempo limitado, como ocurre
en el dinero de ahorro –
préstamo, sino de una manera
indefinida.
El aspecto del tiempo pasa a
un segundo plano, para apare-
cer como elemento decisivo el
concepto de LIBERTAD, liber-
tad que damos al otro para to-
mar decisiones con respecto a
nuestro dinero.
¿Pero qué tipo de libertad?
Donamos no sólo dinero, tam-
bién la posibilidad de desarro-
llar las iniciativas del otro, pe-
ro cuando fomentamos esa in-
dependencia nos encontramos
siempre con algunas dificulta-
des. La forma más antigua de
donación que se reconoce es la
Ofrenda al Templo. Pero,
cuando durante la Reforma,
salieron a la luz todos los abu-
sos protagonizados en la
aplicación del Diezmo, pe-
ro sobre todo en las Indul-
gencias, donde por dinero
se abrían las puertas del
Paraíso, esta forma de do-
nar dinero fue cayendo
paulatinamente en desuso.
Este espíritu lejano aún
vive en nuestro tiempo, su
carácter mercenario está
en nuestras concesiones, ya
que siempre esperamos al-
go a cambio de nuestro di-
nero (pensemos simple-
mente en las donaciones
que luego resultan deducibles
de nuestros impuestos). Puede
estar con más fuerza presente
el motivo de recibir algo a
cambio que el mismo de la do-
nación. Con frecuencia tende-
mos a poner condiciones, esto
se ve muy claro en las actua-
ciones de muchas ONG, pero
más claramente en nuestras
aportaciones al Tercer Mundo.
Página 28 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
parte de sus dividendos a de-
volver los servicios prestados a
Instituciones, Laboratorios,
Universidades . . . para que
sigan con una investigación de
la que ellos son los principales
beneficiarios?
La educación, el arte y otras
instituciones son fuentes de
creatividad. Desde este enfo-
que una tarea evidente de la
vida económica debería ser
procurar libertad financiera a
estas instituciones y no dejar,
este capítulo, al apoyo estatal
partidario siempre del viejo
axioma al que pago le exijo. En
este caso, con producciones
afines a las necesidades de la
ideología dominante
La donación de beneficios
podría apoyar decisivamente a
la educación, a las artes. . . y
por ello, como consecuencia, a
las mismas empresas donantes
Pero ese beneficio tiene cuan-
tiosas presas al acecho: el con-
sumidor que dirá que se reduz-
can los precios, los empleados
que pedirán aumento de suel-
do, el mismo empresario que
reclamará más parte en sus
ganancias, el gobierno que de-
ducirá su cuota . . .
Se ve claramente que la vida
espiritual (Educación, Arte y
porque no incluso creencias
religiosas). Es fuente constante
de renovación y estímulo para
la vida económica libremente
También es posible detectar la
fuerte tendencia a controlar
nuestro dinero, antes e inclu-
so después de la transacción.
Efectivamente pretendemos
dar libertad, pero a la vez exi-
gimos garantías. Este es el co-
razón del problema, no somos
capaces de dar libertad a una
tercera persona con la aporta-
ción de nuestro dinero. Tene-
mos miedo a la LIBERTAD, que-
remos obtener algo o al menos
tener la opción de opinar en la
forma de gastarlo.
Si observamos el problema de-
tenidamente, vemos que exis-
ten diferentes fuentes de do-
nación:
De nuestras propias fuentes
de ingresos
D o n a c i o ne s f o r z o s a s
(impuestos)
Transferencias de riquezas
o ingresos por patrimonio
Herencias, algunas con un
propósito claro del bene-
factor
Sin embargo una fuente de do-
nación pocas veces menciona-
da y menos practicada es la
procedente del BENEFICIO. Es
decir dinero sobrante que el
empresario acumula después
de cumplimentados los gastos.
Este beneficio siempre es re-
sultado de la aplicación de la
inventiva y creatividad de
algunas personas e institucio-
nes que necesitan, para seguir
progresando, parte de aquellos
dineros procedentes del exce-
dente acumulado, sin embar-
go: ¿Cuántas empresa dedican
desarrollada. Para poder seguir
aumentando este espacio de
libertad es necesario el dinero
de DONACION. Si este sigue
manteniendo su procedencia:
Arcas del estado . . . no nos
extrañe el empobrecimiento
paulatino, pero inexorable de
nuestra sociedad.
Por eso este aspecto del dinero
también es revolucionario, qui-
tarle protagonismo al estado y
donar libertad al hombre siem-
pre es revolucionario. En los
momentos que corren de las
acciones más progresistas que
puede realizar un ser humano
por el otro, lejos de las dema-
gogias de los estados unitarios
que dan, pero siempre exigen.
La oruga se arrastra por el sue-
lo y no hace otra cosa que de-
vorar todo lo que sale a su pa-
so, de pronto aparecen en su
organismo multitud de células
con un ADN diferente. En un
momento dado se produce una
simbiosis de todas ellas y el
animal que se arrastra estalla
interiormente y aparece un ser
nuevo, una mariposa que vuela
y poliniza. Una servidora del
mundo. Se ha transformado el
egoísmo de la oruga en el al-
truismo de la mariposa. Fo-
mentemos esas células con
ADN diferente en la amorfa y
egoísta sociedad. Ese es el fru-
to y el fermento revolucionario
capaz de cambiar esta socie-
dad enferma.
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Página 30 Tr i formación Social Monográficos, n º 1
El canto de la sangre
a Álvaro y Agnés
La sangre del sol es el oro
la de la luna la plata
y cuando ambas resuenan
forman el canto del alma.
En la fragua del herrero
la sangre del hierro canta
bajo el golpe de las mazas
cuando se forja la espada.
Entre la tierra y el fuego
como el aire y el agua
fluye la mercurial sangre
cuyo canto es la palabra.
En el bronce se despierta
la sangre cristalizada
del estaño y el cobre
cuando canta la campana.
Pesada sangre del plomo
cuyo canto es sombrío
distinto a todos los otros
y ávido de recibirlos.
El silencio y la palabra
a Pilar Picatoste
Cuando alguien
escucha en silencio
la palabra que otro
le está transmitiendo,
si en su ser la acoge
su alma se enriquece,
y el rostro que de ella
es puro reflejo
se ilumina con luz
que le viene de dentro,
que es sabiduría
y es conocimiento.
Y cuando alguien habla
desde el pensamiento
que al calor acoge,
o del sentimiento
que del pensar logra
que sea tibio y tierno,
corazón pensante...,
cálido pensamiento...,
es entonces cuando
aparece el verbo,
creador de formas
siempre en movimiento,
que amplía horizontes
pues crea algo nuevo.
Silencio..., palabra,
palabra..., silencio.
Camino
a Antonio Martínez
Espera, no te vayas,
si por el mismo camino
ambos vamos transitando,
hagámonos compañía,
será más leve el cansancio;
y si al llegar la fatiga
a los ojos nos miramos,
recordarás que, ya juntos,
hemos andado otros tramos,
y nos vendrán nuevas fuerzas
para seguir avanzando
por este abrupto camino,
largo..., de miles de años.
Poemas Manuel Pardo.
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CARMEN VICTORIA RAMOS.
Masaje Doctor Pressel.
Tfno. 657 586 489 — 963 653 042
CENTRO KAIROI
Calle Gascóns 2, 1ª
46002 Valencia.
Teléfonos: 96 394 33 10
96 365 28 76
679 599 809
Juan Antonio Martínez Candel
Médico.
Orientación Antroposó fica.
Experto en Homeospagyria
Consulta:
C/ Gascons 2,1º-1ª 46002 Valencia.
Urb. El Romeral. Sagunto.
Tfno: 645 389 951
e-mail: [email protected]
Consuelo Abad. Psicóloga.
Trabajo Biográfico.
Consejera en educación infantil y
de adolescentes.
Agenda
La Soc iedad Antroposóf ica. Hay personas que sienten en el corazón la necesidad de encontrar un sentido a su vida, y quieren hacerlo desde la
comprensión y la libertad y sienten también que quieren compartir ese camino individual de libertad con otros se-
res humanos con la misma necesidad del corazón. Estas personas pueden encontrar una respuesta a esa necesidad
en la Sociedad Antroposófica. ―La Sociedad Antroposófica es una asociación de personas que desean cultivar la vida
del alma en el individuo y en la sociedad, sobre la base de un verdadero conocimiento del mundo espiritual.‖
La Sociedad Antroposófica tiene su centro en la Escuela Libre Superior para la Ciencia Espiritual, con sede en el
Goetheanum en Dornach (Suiza). En sus diversas secciones se investiga a partir de un conocimiento científico-
espiritual para fecundar y transformar todas las áreas del conocimiento: Ciencias Naturales, Medicina, Pedagogía...
La finalidad de la Sociedad Antroposófica es ayudar y alentar la investigación del dominio espiritual.
La Sociedad Antroposófica en España se constituyó como Asociación sin ánimo de lucro, aprobada por el Ministerio
del Interior, el 10 de agosto de 1982, y está inscrita en el Registro de Asociaciones con el número 46581. Puede ser
miembro de esta asociación cualquier persona que, independientemente de su nacionalidad, religión, o de sus con-
vicciones científicas o artísticas, sienta esa necesidad de compartir con otros la búsqueda del conocimiento, y que
considere justificada la existencia de un centro como el Goetheanum.
La Rama Micael en Valenc ia La Rama es un espacio de encuentro para los miembros que desean profundizar en el estudio de la Antroposofía.
Todos los miércoles a las 19:30 compartimos un esfuerzo común para hacer vivos los conocimientos que Rudolf Stei-
ner dejó como legado de la Ciencia Espiritual. Es también una plataforma para intercambiar y ofrecer los frutos de
las iniciativas que desde la Antroposofía están implantadas en el mundo… la pedagogía, el arte, las ciencias…
Calle Gascons 2, 1ª
46002 Valencia
Tfno: 913 943 310
Email: [email protected]
www.antroposofiaVLC.es
La Antroposofía.
Rudolf Steiner, científico, filósofo y artista, proclamó de una
manera abierta y precisa, que el camino hacia el conocimiento
del hombre y del universo ya era posible para todo aquél que
quisiera seguirlo, y que ese camino lleva a la libertad. Y no
sólo dio a conocer todos los conocimientos por él adquiridos
con el mismo rigor de la ciencia, sino que enseñó todas las pau-
tas para que los demás pudieran descubrirlo por sí mismos. Ese
camino de conocimiento es la antroposofía, un camino que nos
permite descubrir y vivenciar quiénes somos y cuál es nuestra
relación con el Cosmos. Es la realización del mandato de los
antiguos oráculos: ―Hombre, conócete a ti mismo‖. En ese ca-
mino el hombre va descubriendo las leyes espirituales que ri-
gen la existencia, y al igual que el descubrimiento de la ley de
la gravedad permitió al hombre liberarse de ella y volar, tam-
bién el descubrimiento de las leyes espirituales da al hombre la
posibilidad de la libertad en todos los ámbitos de la vida. Por
eso la antroposofía es un camino hacia la libertad.
SOCIEDAD ANTROPOSÓFICA EN ESPAÑA
C/Loeches 1-3, bajos E y B – 28008 Madrid –
Web: www.sociedadantroposofica.com
Tlf/Fax: 91 115 34 78
Rama Micael .