tres entre montañas

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Fotografíadelautor:Alba.HumpreySlaterenelfrentedurantelaGuerraCivilespañola.

HumphreyRichardHughSlater,escritorypintorbritánico,nacióen1906.Consideradoamediadosdelosañosañosveinteunprometedorartistaabstracto,aprincipiosdelostreintaseafilióalPartidoComunista,paraposteriormentealistarseenlasBrigadasInternacionales.Sintió,comoOrwellyotrosmilesdebrigadistas,lallamadadeEspaña,aunquesupasoporlaGuerraCivilacabósiendolacausadesudesencantodelcomunismo.AsuvueltaaGranBretañaentrenóalaGuardiaNacionalentécnicasdeguerrillaurbanayfueeditorduranteunpardeañosdelarevistaPolemic.Calificadocomosubversivoporlasautoridadesacausadesumilitanciacomunista,fueobjetodeunaestrictavigilanciaporpartedelosservicios

secretos,cuyosinformesretratanalclásicohombredelpartidodeesosaños,conconstantesviajesportodaEuropaparapropagarladoctrina,yunavidapersonaltruncadaporsupropiaideología.Autordeunaobrarelativamenteescasaqueapenascomprendemediadocenadenovelasyensayos,TresentremontañasesyaeltercerlibropublicadoporGalaxiaGutenberg,queharecuperadoporelmomentoLosherejesyElconspirador–queconocióunaadaptacióncinematográficaprotagonizadaporElizabethTayloryRobertTaylor–,unadesusobrascumbre.FallecióenEspañaen1958,encircunstanciasdesconocidas,cuandoalparecerestabaescribiendosusmemorias.

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EnuncampodeprisioneroscomunesdelsurdeFrancia,coincidenunladróndeorigeninglés,unestafadordeorigenalsacianoyuncontrabandistadeorigenespañol.Losnazislostomanportales.Sinembargo,ellectorsabequesontresespíasconimportantesmisionesquecumplir.

Aprovechandountransporteentreprisiones,lostreshuyenconunmismoobjetivo:atravesarlosPirineosyllegarhastaLisboapararetomarsusrespectivasmisiones.Todosconsideranasuscompañerosdelincuentescomunesymientraslosnazislespersiguen,ellossedebatenentrelacolaboraciónolahuidaensolitario.

Noveladeaccióntrepidante,mantieneelsuspensehastaelfinalalavezqueplantealosgrandesdilemas:lalealtadaloscompañerosolasalvaciónpersonal,latraiciónalosidealesoelsacrificiodelapropiavida.

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Enotoñode1944,laprisióndeNaronne,enlosPirineosOrientales,estaballenade ladrones y sádicos acusados de perversionesmenores y actos de violencia.Loscasosinteresantes,comolossospechososdedelitospolíticos,sellevabanenToulouse,dondeseencargabandeelloslasautoridadesalemanas,yNaronnesereservabaaloscondenadosporlosdelitoscomunesmássórdidos.

Once reclusos, que cumplían sentencias de entre doce y dieciochomeses,ocupaban la celda número cinco. Ésta tenía unos anchos bancos de maderafijados a las paredes y, en una de las esquinas, sujeta al suelo de piedra, unamesa de hierro. El techo, muy alto, estaba esmeradamente tallado y por unaclaraboyaentrabaalsesgouncegadorrayodesol;nohabíaventanasylaúnicaventilación era la corriente de aire que pasaba por debajo de las puertas quedabanalpasilloy alpatio.Laclaraboyaera tanpequeñaque, incluso losdíassoleados,laceldapermanecíaoscurayfría;sinembargo,elcalabozonoestabasuperpoblado y los presos podían deambular arriba y abajo libremente yrepantigarseasusanchasenlosbancosmugrientos.

Porlanoche,loscarceleroslesproporcionabancolchonetasyunamantaporcabeza.Lospresosnosedesvestían,pero lamayoríasequitaba lasbotaso lasalpargatas,aunquealgunosseacostabancalzadosycon lagorraoelsombreropuestos. Dormían en los bancos de las paredes, envueltos en lasmantas y encompleta oscuridad.Uno de los hombres hablaba en sueños incesantemente yotrosroncabancongruñidosygorgoteos.Porlanoche,losratonessedeslizabanpordebajodelapuertaparadarcuentadelasmigasyrestosdecomidajuntoalamesa de hierro o para buscar desperdicios en el cubo de los excrementos yduranteeldía,cuandolapuertadelcorredorestabaabierta,llegabaacolarseenlaceldaalguna rata.Devezencuando,unadeellasquedabaencerradapor lanoche y, al pasar por encima de algún durmiente, causaba revuelo entre los

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presos,queempezabanaagredirseaciegasporquealgunocreíanotarqueunosdedoshurgabanensusbolsillos.

Alassietedelamañana,unnegroenormellevabaalaceldauncubodeaguacasi hirviendo y el carcelero que lo acompañaba golpeaba la puerta con unmanojodellavesygritaba,alamaneradeunsargentoprimero:

–¡Enpie!¡Eldesayuno!Loshombresselevantabanenseguiday,arrastrandolospies,formabancon

sus escudillas de latón en torno al cubode agua caliente, temerososdeque lapuertasecerraraantesdeconseguirsuración.

Antesdelaguerra,lospresospodíancomprartabletasdechocolatenegrodelacantinaparadeshacerlasenelagua,peroen1944nohabíanadaquecomprar.Algunosguardabanpedazosdepandeldía anteriorpara tener algoquecomerporlamañana,perolamayoríaaprendíapocoapocoatomarleelgustoasulitrodeaguahirviendomatutino,sinnadasólido.Laceldanúmerocincoeralamáspróximaalacocinaysóloenrarasocasioneseldesayunollegabatibio.

Un corpulento proxeneta, Isidore, expulsado del Vieux Port de Marsella ydetenidomástardeportraficarconopioenSête,seabriópasoentreloshombrescongregadosentornoalcuboyapurósucuencodeaguacalientesinmoversededondeestaba;volvióallenarloyluegoseretiró,abriéndosepasodenuevo,ysesentó a lamesa a observar con impaciencia cómo los demás bebían.Mientrasterminaban, Isidore los observó uno a uno y lanzó unamirada colérica a GilQuinto,uncontrabandistacatalán,quebebíadespacio, tomándosesu tiempo,yqueleparecióqueestabademorándoseapropósitoparamolestarlo.

Isidorese levantó,abrió losbrazosy,conunasonrisaburlona,arrinconóanuevedesuscompañerosdeceldaenunaesquina.

–¡Horadejugar!–exclamó,enunaimitaciónvociferantedelcarcelero.SequitólasuciagorrablancaconviserayalargólamanohaciaClair,unode

lospresosmásenclenques.Agarrándoloporelpelo,loforzóameterlacaraenlagorra,que Isidoresosteníaen laotramanoa laaltura lacintura.Losdemásjugadores se dispusieron en corro alrededor de la víctima y, para máscomodidad,unodeloshombreslelevantóelfaldóndelachaqueta.

Seprodujounmomentodesilencioy,depronto,unpresodebastanteedad

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golpeóenlasnalgasaClairconlamanoabierta,volviórápidamenteasulugarinicialydisimuló,haciéndoseelinocente.

Tan pronto notó la palmada, Clair se incorporó y se dio la vuelta paraadivinarquiénhabíasido.Todos,salvoelculpable,sereíanacarcajadasyClairdecidió que el viejo que estaba tan visiblemente avergonzado debía de estarfingiendo,porloqueseñalóalazaraotro.Comosehabíaequivocado,tuvoqueinclinarseotravezyunsegundojugadordecidióarriesgarseadarleotrogolpe.Clairsevolvióconrapidezsuficientecomoparaver lamanoqueseretirabayadvertir la expresión satisfecha del hombre, en contraste con las ganas apenascontenidas que veía en lamirada de los demás.Acertó al señalar quién habíasido y el culpable ocupó su puesto y se inclinó dócilmente,mientras Clair leponíaenlacaraelgrasientointeriordelagorra.

El grandullón Isidore se sumó a la fila de jugadores y flexionó los dedos,preparándoseparalaoportunidaddehacerdaño.

Eljuegoseprolongócasidoshoras.Lamayoríaseentreteníaconaquelloy,en cualquier caso, a nadie le disgustaba hasta el punto de considerar quemereciese la pena correr el riesgo de tener una trifulca con Isidore, quiendisfrutabahastaelpuntodenoquererjugar,porsupropiointerés,deotromodoquenofueseconelmásestrictobuenhumor.Sinembargo,eljuegonoresultabadivertido amenosquehubiera suficientes jugadores y la únicamaneradequeuno pudiera retirarse, al menos temporalmente, era ir a usar el cubo de losexcrementos situado junto a la puerta. El juego se había convertido en unacostumbreylesocupabatodaslasmañanashastalahoradesaliralpatioahacerejercicio.Luego,volvíanajugarentrelahoradelalmuerzoylasegundasalidaalpatio.Yapartirdelascuatro,cuandolosencerrabandenuevoenlaceldaparapasarlanoche,continuabanhastaquesehacíademasiadooscuroparaprecisarelgolpe y para ver quién había sido. En ocasiones, incluso jugaban durante elperiodo de patio. Así, horas y horas cada día, durante semanas ymeses. Lospresos, sin recursosmentales, estaban tanmortalmente aburridos, en cualquiercaso,quenoeranmuyconscientesdelhorribletediodesuridículopasatiempo,aunquedosotresdeellos,últimamente,habíanempezadoamostrarpreferencia,durante las horas de patio, por entretenerse con cierta versión de la petanca eincluso,parapasmoeirritacióndeIsidore,estabanfabricandounjuegodepiezasdeajedrez.

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GilQuinto,alquehabíandetenidoenunescarpadosenderodemontañaenplenos Pirineos con un cargamento demil plumas estilográficas americanas alomosdeunburro,eraquienhabíaparecidoencabezar,duranteelúltimomes,laleveresistenciaalbrutalegoísmodeIsidore.Comolosdemás,Quintoibasucioy sin afeitar, pero se comportaba con dignidad y hablaba en voz baja con uncerradoacentofranco-catalán.Sudelitoimplicabaquemanejabamásdineroqueningunodelosdemásy,porello,erarespetadocomounhombreimportanteconel que algún día podía resultar ventajoso haber compartido celda. Incluso elgrandullón Isidore alcanzaba a entenderlo así y le permitía un grado deindependencia que no habría tolerado a nadie con una condena menosprestigiosa.

Lagranpuertadehierro se abrió conunchirridoy entróuncarcelero conuna libretaparapreguntara lospresosquéqueríande lacantina.Sesentóa lamesa,sacódeunafundadeterioradasusgafasdemonturametálicaysellevólapuntadellápizalalengua.

Elhombreempezóaescribir condedos torpesenunacaligrafíadeescolarretrasado:

«IsidoreMitau,narcóticos,unacebolla.JeanCrosier,agresiónviolenta,unacebolla.DupinEsgrignon,hurtos,unacebolla.CibotBerryer,agresiónsexual,unacebolla.GilQuinto,contrabando,unpardecordonesdezapatoyunacebolla.RaymondRemonaque,violación,unacebolla.MartinClair,hurtos,unacebolla.»Cuatrodelospresosnoteníandinerodepositadoasunombreenlaoficina,

porloquenopodíanhacerpedidos.Cuandohubohecholalista,elcarcelerosacóotralibreta,laabriójuntoala

primera y pasó el dedo despacio por la lista de nombres, leyéndolos ylocalizándolosenlaotra.CuandollegóaldeFelixSterner,sedetuvo,comparólaslibretasconimpacienciay,conunaregla,procedióatacharlimpiamenteunalínea en una de ellas.Luego, se sentómuy erguido, se bajó las gafas hasta lapuntadelanarizygritó:

–¡Sterner!Un corpulento joven alsaciano, con unmarcado acento alemán, se acercó

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pesadamentedesdelasinmediacionesdelapuerta.Teníaelpelorubioytupido,los ojos azules y las manos y los pies grandes. Siempre estaba riéndose, osonriendoentreunosdientesamarillentos.Llevabaochosemanasen laceldayaúnparecíatanfeliz.

Conunaexpresióncomplacida,elalsacianoseplantóanteelcarceleroybajólavistahaciaél,esforzándosepormantenerunairedeseriedad.

–Túnotienesdinero–lerecriminóelcarceleroconseveridad.Sinpoderdominarse,Sternerestallóencarcajadasysealejó,sacudiendolos

hombrosdelarisa.Elcarceleroseacercóalapuertadelpatioygritó:–¡Ahacerejercicio!¡Pasoligero!Los hombres salieron a empellones, protegiéndose los ojos del intenso sol

otoñal y tiritandobajo el aire fríoy secodel patio, yGilQuintoy elmenudoClair, con su rostro ratonil, empezaron a recoger del suelo piedras adecuadaspara jugar a petanca. Isidore se sintió insultado, pero no intervino. Dupin notardóensumarsealjuego;buscaronauncuartoyllamaronporseñasaSterner.

Sin su principal seguidor, Isidore se encogió de hombros cínicamente, sesentóenelsuelodeespaldasalaparedybajólaviseradelagorrablancaparaprotegerselosojosdelaluz.

Los demás deambularon por el patio, aburridos pero disfrutando del sol.Cibot Berryer accionó la bomba del agua sin esperanzas y, en efecto, noconsiguióextraerelmenorborboteo.Doscarceleros,sentadoscercadelapuertaensendassillasdelacocina,leíanlosperiódicosdelamañana.

ClairyQuintojugabansegúnsuspropiasreglas:secolocabandeespadasala tapia de la prisión, casi tocándola, y desde allí lanzaban sus piedras a unpedazodebaldosaquehacíadebolicheyquesituabanaunosmetros.La ideaera arrojar las piedras muy alto para que cayeran a plomo y no salieranrebotando.La segunda ronda se jugabade cara a la tapia, con el bolichemuypróximo a ella, y la manera más segura de dejar la piedra cerca era hacerlarebotarantesenelmuro.Lagraciadeljuegoestabaenelcontrolyenlaeleccióndelapiedra:unaredondarodabademasiadoyunaplana,siaterrizabadecanto,eraimprevisible.Clairaprendióenseguidaausarlasqueteníancarasyesquinaslomásparecidasauncubo.Sternersiemprepreferíalasredondas,apesardeladificultad de controlarlas, y coleccionaba un puñado de lasmás esféricas.GilQuintoestabaconvencidodequelasplanaseranlasmásefectivas.

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ClairyQuintojugabanconceñudaconcentraciónyapostabanfuerteacadaresultado:Quinto se jugabael aguacalientede lamañanacontra lacebolladeClairdeldíasiguientey,aveces,apostabanlamitaddelpaneincluso,cuandoseexcitaban,todouncuencodesopa.Sterner,encambio,sóloarriesgabauncuartodecebollacadavezy,cuandohabíaperdidoloscuatro,siempreseretirabadeljuego,riéndose.

Los jugadores gritaron, discutieron y midieron distancias minuciosamentehastaque terminó lamañanay fuehorade recogersedenuevo en la celda enpenumbraparalacolacióndemediodía.

Dentro, formaron en cola delante de la puerta del corredor y aguardaronimpacientes,hambrientos, sinhablar.Parecióque transcurríamucho ratohastaqueelcerrojochirrióyelmismopresodeconfianzanegroquehabíallevadoelaguaporlamañanaentróconuncestodepequeñasrebanadasdeunabaguettedeunmetrodelargo.Lacoladesfilóunavezpararecogerlaracióndepany,enelmismoorden,esperódenuevoaquesirvieranlasopa.Siempreeralamismaaguagrasientacasihirviendocon,dosotresvecesporsemana,unospedazosdecarne de mulo o de caballo, casi descompuesta. Todos apuraban la sopaapresuradamente, quemándose la lengua, porque siempre estaban tanhambrientosque les parecíadeliciosa; sólo teníanuna escudilla cadaunoparatodos los propósitos y debían vaciarla antes de que el negro volviera con laracióndiariadeácidovinotinto.

El tiempo entre el almuerzo de las doce y el segundo periodo de patiotranscurríadeprisaytodoselloslodisfrutabancasiconpasión.Ellitrodevinoáspero por cabeza bastaba para llenarlos y excitarlos y lo paladeaban comosibaritas, bebiéndolo a sorbos para hacerlo durar ymordisqueando, entretanto,losmendrugosdepan.Ysiempre,hacialascuatrodelatarde,todosempezabanyaaesperar,conelansiamásviva,laracióndeldíasiguiente.

Eraunasuerteparalospresosqueunodeloscosecherosmásimportantesdela zona fuera hermano del alcaide y que, por lo tanto, tuviese un amplio ylucrativocontratoparaelsuministrodevinoa laprisión,concargoa lasarcaspúblicas. Fuera de los muros de la cárcel, apenas habría existido para loshombres un placer comparable en intensidad con aquél, que se repetía conregularidad,díatrasdía.

Losoncepresossesentaronencírculoenelsuelodepiedraconlaspiernas

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cruzadasydierontragosalvinomientrascontabanhistoriasyrepetíanpoemas,ocelebraban estentóreamente unos chistes que ya habían oídomás de una vez.Cibot Berryer era el más divertido de todos, pues había sido conserje de unburdeldeParísydescribíaalosclientes,sobretodoalosoficialesalemanes,conmalicia y profundo desprecio. Contaba que los alemanes se comportaban contoda corrección en el salón y siempre se descubrían, hacían reverencias yentrechocaban los talones. Pero en los dormitorios, decía, sus excentricidadeserandelomásestrambóticasy,pormásropaquellegaranaquitarse,nosesabíadeningunoque,inclusosisequedabaadormirtodalanoche,sehubieraquitadolasbotas.

–Ladisciplina–suspiróCibot–esalgomaravilloso.–Magnífico–asintióIsidore–.Aquí,enFrancia,carecemosdeella.–Completamente–corroborarontodosconpesadumbre.–Esterrible–dijoCibot.Depronto, todosparecieronmenos animadosy, poco apoco, el círculo se

rompióengrupitosdedosotreshombresquemurmurabanenlosrinconesdelacelda.Pronto,variosdeellosseecharonadormirenlosbancos.

Isidoreseencontrósoloeignorado.Usóelcubodelosexcrementosyluego,bastantealaventuraysinmuchasesperanzas,gritó:

–¿Quiénseapuntaajugar?NorespondiónadieeIsidoresesentóenunbancoysepusoajuguetearen

solitario con un pedazo de cordón de zapato. Al cabo de unos minutos demanosearlo con aire desconsolado, advirtió que Clair roncaba a su lado en elbanco y se entretuvo en suspender el cordón sobre la oreja del durmiente,introduciéndole el extremo en el oído. Clair,maquinalmente, lo apartó con lamano e Isidore se rió por lo bajo, esperó unos segundos y volvió a hacerlecosquillas. Clair gruñó y apartó el cordón, irritado. El juego continuó unosminutos, hasta que Clair despertó por completo y reparó en lo que sucedía.Pálido de odio concentrado, se puso en pie de un brinco ymiró con furia algordobrutoquesereíaenelbanco.Cerróelpuñolentamentey,depronto,lanzóundirectoalrostrodeIsidorecontodassusfuerzas.

Isidoresegolpeólacabezaconlaparedqueteníadetrásyquedóaturdidouninstante,peroserecuperóenseguidayselevantó,conlaspiernasseparadasylosgrandes brazos simiescos ligeramente doblados, balanceándolos delante de sí.

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Bramóy rugióy avanzóhaciaClair, embistiendocon la cabezabaja comountoro.ClairsehizoaunladoágilmenteeIsidorecolisionóconSterner,queestabadisfrutando de aquella interrupción de lamonotonía del día. Los dos soltaronjuramentos con tono feroz y los demás empezaron a lanzar insultos y a gritardesaforadamentecomoparainstigarlosainiciarlapelea.

Isidore embistió otra vez contra Clair pero, cuando intentaba alcanzarlo,perdióelequilibrioycayódebrucesalsuelo.

Entre gritos amenazadores, dos carceleros entraron blandiendo lascachiporras emplomadas.Casi almomento, se hizo el silencio y los presos sequedaronquietosdondeestaban.Isidoresevolvióyalzólavistadesdeelsueloconairedócil.

–Bien–dijoel funcionario jefe–,comoqueráis.Osquedáisunasemanasinvino.

Loshombressemostraroncontritosyasustadosynadiedijonada.Elcarcelerodecidióquelatrifulcahabíaconcluidoy,unosminutosantesde

lahora,abriólapuertadelpatio.–¡Pasoligero!–gritó.Alarmadosyconlacabezagacha,lospresossalieronatodaprisa.Noera la primeravezque los amenazaban conquedarse sinvino, pero en

estaocasiónestabanabatidosporquenopodíanestarsegurosdesi laamenazaibaenserio.

Enrealidad,eramuyinfrecuentequeelalcaidecerraraelsuministrodevino.No era unhombredeshonestoyno le gustaba acumular unas reservas inútilescosteadasporlaRepública.Niseleocurriríavenderlosexcedentesenelpuebloyeraunhombredemasiadofrugalcomoparacontemplarlaideadeecharlosporeldesagüe.Yhabríaresultadomuyimpropio,enopinióndelalcaide,darelvinode los presos a los carceleros. Por otra parte, comprar una cantidadmenor alproveedornoseríasinohacerperderunbuendineroalafamiliay,porlotanto,el hombre consideraba necesario tener la cautela de mantener un consumoconstanteyabundante.

Sinembargo, lospresosdelaceldacinconosabíannadadeestoyestabanterriblemente preocupados por su ración de bebida de la semana siguiente.Pasearondespacioporelpatioengrupitos,rehuyendolacompañíadeIsidoreyde Clair, los cuales deambulaban en solitario, cada uno por su lado, con

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expresión alicaída y como pidiendo perdón. Clair restregó laboriosamente sucuencoconarenadelsuelohastaqueellatónbrillócomoplatabruñida;sentadoconlaespaldaapoyadaenlatapia,raspólacucharaenunapiedraymiróalosdemásporelrabillodelojoparaverquécaraponían.ElsolbrillabaenloaltoyClair reparó en el delicado color rosadodel tejadode laprisión, en lavariadagamadegrisesdelasparedes,llenasdebarrotesnegrosyantiguasrejas,yenlassombraspúrpuraquesedibujabanentodaspartes.Elazuldesvaídodeluniformede los dos carceleros y el negro de sus botas se sumaban a la escena ycontribuíanadarlaimpresióndequehabíansidocolocadosallíapropósitoporunGoyao,pensóClair,poralgúnpintormásreciente,comoManet.

Las facciones cetrinas de Clair, con la barba mal afeitada, expresabanagotamientomientrasseguíarascandolacuchara.

CibotBerryer y cuatromás empezaron a jugar a adivina quién te dio, porpurohábito,eIsidorenotardóenañadirse.

Elaviónde la tardede la líneadeToulouseaBarcelonapasóabajaalturasobre el patio con un gruñidomecánico yQuinto alzó lamirada con envidia.Casi alcanzó a ver a los pasajeros por las ventanillas. Oficiales alemanes deservicio y señoritos españoles que regresaban de unas alegres vacaciones enParís,pensó.

Cuando el aeroplano se alejó, llegó hasta los hombres una canción quesonabaentrecrepitacionesenelviejogramófonodeunadelascasascercanas,alotroladodelatapia,ycuyaletrarepetíacadadosportreslapalabra«bum».Lasvoces contenidas de los que jugaban en el patio aumentaron de tonogradualmente,mientrascontinuabansuinacabablesomantadegolpes.

El carcelero de turno levantó la vista del periódico con aire paternal,complacidodequetodovolvieraaestartranquiloynormal.

Devueltaen lacelda,seprocedióal repartode lasopade lanoche.Era lamisma,recalentada,queyahabíantomadoamediodía,peroladisfrutaroncomosifueralaprimeravez.Cuandohubovaciadosuescudilla,QuintosearrodillóenunrincónaoscurasysacódedebajodeunbancolaspiezasdeajedrezqueélySterner habían hecho dos días antes. Habían reunido pequeños recortes deperiódico, los habían mezclado con pan en la boca, masticándolo todo aconciencia, y luego habían trabajado la pasta con los dedos para dar formatoscamentealaspiezasylospeones.Despuésdeunsecadolento,laspiezasya

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habíanadquiridoladurezasuficienteparausarlasy,conlascasillasdeltablerorayadasenlamesadehierro,SterneryQuintosesentaronajugarunapartida.

Losdemássealinearonparacontinuarsujuegointerrumpidopero,antesdequeempezaran,IsidorevioaClairenunrincón,solitario,conunairefurtivoydeprimido.Sintiólástimadeél,seacercóy,conungestodeperdónpasándoleelbrazoporloshombros,loinvitóavolverconlosdemás.Clairhabríapreferidoquedarseaobservarlapartida,perodecidióqueseríamejoraplacaraIsidoreypasó la hora siguiente dando y recibiendo palmadas concienzudamente. TanprontocomocreyóposiblehacerlosinmolestaraIsidore,escurrióelbultoysesituódetrásdeQuinto,observandosusmovimientos.

Con admiración, descubrió que era un jugador muy competente, aunqueconservador.

Ysediocuentadequeaquelnuevopasatiempoibaasuponerunantesyundespuésensucapacidadparacumplirsentencia,sinenloquecer,enlalamentablecompañíadeaquellosoncepequeñosdelincuentes,sucioseirritantes.

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Cuandosehizodemasiadooscuroparaelajedrezyparaeladivinaquiéntedio,los presos se dispusieron a dormir. Clair se tumbó boca arriba sobre el durobanco y pensó en la vida en la cárcel. Llegó a la conclusión de que el únicomotivoporelquetodavíanosehabíavueltolocoeraquetodoaquelmundodegregarismo,rutina,autoridadesemocionalmente inestablesymalaalimentaciónleresultabamuyfamiliar.Sehabíaacostumbradoatodasaquellascosasantesdecumplir los doce años, en la escuela elemental, y ahora le producíanexasperaciónyleresultabancínicamentedivertidas.

Recordó su primer día de escuela, cuando tenía siete años. Ahoracomprendía que aquel día había sido probablemente elmás difícil de su vidaporquehabíadeterminadoladificultadquetodavíaencontrabaenhaceramigosentresuscoetáneosyenobtenerelrespetodesusmayores.

Laescuelaeraunamansióndeladrillorojodefalsoestilogeorgianoquesealzaba en TheMeads, la zona más cara de Eastbourne. Los ciento cincuentaalumnos,demenosdecatorceaños,vestíanchaquetacruzadadefranelagrisconbotonesdelatónygorradepañoescarlata.Enverano,loschicosdesfilabanporlasampliascallesdedosendos,losmásaltosdelante,caminodelosbaños.

ElseñorScargill,eldirector,eraunhombreamantedeladisciplinayenunaocasióndecidióque los chicos, enpúblico,debíanmarcar el paso.Al cabodeunosdías,sinembargo,anulólaorden,pues,depronto,selehabíaocurridoquela gente podía considerar que sus alumnos eranuna especie deboy scouts sinbastónnieltípicosombrero.ElconflictodelseñorScargillentresuamorporlauniformidadysudeterminacióndepreservaryfomentarelairedeselectobuentono de la escuela agudizaba sumal carácter natural, pero su comportamientoconlospadresdeloscandidatosaingresarenlainstituciónsiempreeraamistosoyapacibleeinspirabaconfianza.Encambio,conlospadrescuyoshijosyaeran

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alumnos de la escuela y era improbable que quisieran llevarlos a otra, semostraba despreocupado o dominante. Algunos chicos realmente brillantes defamiliasmáspobreseranadmitidosenlaescuelaconunatarifareducidaporquesusbecasparaEtonquedabanbienenel folleto;a lospadresde talesalumnoslostratabaconimpacienciay,amenudo,deformaofensiva.Yaesoschicos,lostratabaconcruelseveridad.

Con siete años, Cecil Clair llegó a la escuela del señor Scargill sin haberconocidobienanadiemásqueasuniñera,asumadre,aunatíayasupadre,unhombre amable que eramédico con consulta enWeymouth Stret. Los únicosniños con los que se había relacionadounpoco eran los educadosy vigiladoschiquillos que acudían invitados a tomar el té en el cuarto de los niños.Ceciltoleraba aquellas fiestas porque en ellas se servíanmás dulces de lo habitual,perosiempresesentíaunpocoaliviadocuandolosvisitantessemarchaban.

Una hora después de su llegada a la escuela, a Cecil Clair y seis nuevosalumnos más los habían mandado a la cama. Su madre recibió permiso paraacostarloydarle lasbuenasnoches,peroel chiconopudodisfrutarmuchodeellaporquehabíacincomadresmásenlahabitaciónalmismotiempoyporqueelseñorScargilltratabaalaseñoraClairnotantocomoaunamadrequepagabalatarifacompletaporlaeducacióndesuhijo,sinomásbiencomoaunamujerjovenyatractiva.Mientrassedespedíadeella,ScargillcaptólamiradacríticadelaseñoraApplebyy,bruscamente,cambiódeactitudyvolvióaadoptarlapropiade un maestro de escuela digno de confianza. Comentó que esperaba que laseñoraClairdierasuaprobaciónalahabitacióndelniño.

–Sí, es una alcoba encantadora –respondió ella–, pero vaya colección dehorriblesconejitos.

AlseñorScargillnolehabríaparecidotangraciosoeldeplorableacentodelamujerdenohabersidoporsuencantadorabelleza,suropayelRollsRoycequelaesperabafuera.

Durante todos sus años en la escuela, Cecil Clair se relacionó con los demásniños lo menos posible y fue muy cauto en su trato con cualquier adulto.Compensaba su soledad aplicando con intensidad sus buenas dotes naturalesparalosestudios.Siempreestabaentrelosalumnosmásdestacadosy,alostrece

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años,ganóconfacilidadunabecaparaEton,dondeprontoempezóamostrarunabrillante aptitud para las certidumbres de las matemáticas, tan ajenas a lasemociones.EnlaescueladelseñorScargill,ClairsehabíaacostumbradoaquelodespreciarancomounempollónyelhechodequeenEtonencontrararespetoeinclusoaprobaciónporsuinteligencianohizosinoconfirmarlelairremediableinestabilidaddelosjuicioshumanoseincrementarsusensacióndeaislamientoydeserunbichoraro.

En Eton le fue bien y, aunque no se percataba de ello, se hizo bastantepopular.Alcumplirlosdiecisiete,empezabaarecuperarsedeloshorroresdesuprimeraescuela,quetantolohabíanafectadopsicológicamente.

Por esa época crucial de su vida, se enamoró profundamente de unamuchacha de veintitrés años, Diana Macduff-Montcrief. Se decía que era lajovenmejorvestidadeLondresy,aunquepobre,eradadivosaysiempreandabaendeudada. Pertenecía a una familia más distinguida que la de él. Clair erademasiado joven para ella y desde el principio tuvo pocas oportunidades: ellasiempre rechazó sus invitaciones pero a veces, cuando no tenía otroscompromisos, lo llamabahacia las sietede la tardey seofrecíaadejarque lainvitaraacenar.Eraunamujerpornaturalezafrancaperoinclusoselasdabadeserlomásdeloqueeraenrealidad.CecilClairlaadorabaporserpredecibleyestabaabrumadoyexcitadoporsusensualidad.

Diana era más inteligente y tenía mejor educación que la mayoría de losjóvenesqueconocíayporesonoleimportabaprestaratenciónaClair.Conélsepodía hablar y, en cualquier caso, que alguien estuviera enamorado de ellasiempreleparecíaunrasgocautivador,porjovenquefuese,oinclusoviejo.Enocasiones,sesentíaunpococulpablealpensarenloindignoqueeraporsupartedar alas a alguien tan joven y fácil de lastimar, pero se absolvía a sí mismateniendo buen cuidado en permitir a Clair, a cambio de aquellas cenas,acompañarlaasucasayquedarseapasarlanoche.

Clair recordó toda su vida el exquisito placer de aquellas noches y ladiversiónderegresaracasaaescondidaspocodespuésdelamanecer,antesdequese levantaran lasdoncellas.Unamañana, sumadre lo sorprendióentrandoconlaropadelacena.CecilhabíaolvidadoquesemarchabaenelavióndelamañanaapasarunasemanaenParís.Elencuentroeraunalamentablecatástrofey,duranteunossegundos,aCecilselecortólarespiraciónyestuvoapuntode

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desmayarsedehorror,perolaseñoraClairmiróasuhijoydijocontristeza:–¡Quéespanto!Prontovoyaserabuela.–Unclubnocturno,unosamigos...–farfullóCecil.–Veacambiarteantesdequeteveatupadre.Nodebesponerenapurosatu

padreantesdeldesayuno.

Aquel otoño,Clair ingresó enCambridge yDianaMacduff-Montcrief se casócon un joven banquero llamadoChristopher, que había ganado varias carrerasinternacionalesdevallas.Nosabíaexpresarseperoeraricoyatractivo.

Clair no tuvo más noticias de Diana mientras permaneció en Cambridge,perovolvieron ahacersegrandes amigospocodespuésdegraduarsey él pasóunas largas vacaciones en la casa de Diana en Antibes. Le encantaba elMediterráneo, dijo, pero vivir en la única compañía de sumarido le resultabaaburridoyagradecíalaconversacióndeClair.LaprofundidadyviolenciadelossentimientosdeCecilnoerancorrespondidascon franqueza,peroélconsiguiógradualmente aceptar y disfrutar de la relación poco intensa, aunque sí íntimafísicamente,quepreferíaDiana.

Elmaridosolíaausentarsepornegociosdurantesemanasylosdejabaallíasolas sin lamenor reticencia.No leparecíaposiblequeunmaestrillo flacuchocomo aquel pudiera sustituirlo y prefería queDiana fuese feliz, por lo que noponíaimpedimentosalarelaciónconsiderando,acertadamente,quelapresenciadeCecilayudabaamanteneradistanciaaotrosrivalesmáspeligrosos.

CecilClaireraunbioquímicorespetadoyellibroquepublicósobreesetemacuando tenía veintiséis años fue considerado una aportación sobresaliente. Aprincipios de 1939, aceptó la propuesta de participar en un proyecto deinvestigaciónsecretodelgobierno,peropocodespuésdequeestallaralaguerraempezóapresionarparaqueloliberarandeaqueltrabajoconelfindealistarseenelejército.Elmotivoprincipalparahacerlo–losabíaperfectamente–fueque,comocivil,por indispensablequefuera,sesentíaendesventajaanteelmaridodeDiana,quesehabíaalistadoenlaMarina.LeirritabalamaneradepavonearsedeChristopherporelRitzyelDorchesterconaquelcómicouniformedemarino,pintorescamentearcaico.

Unanoche,cuandoClairlollamó«marineritofeliz»durantelacena,Diana

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se tomó el comentario con perplejidad y enfado y discutieron en serio porprimeravez.DianadijoqueeramuyrespetableporpartedeChristopherhabersealistadoafilasyocuparundestinoenelfrenteenlugardebuscarse,comobienpodríahaberhecho,algúntrabajofinancieroenWashington.

–Déjalequepresumaunpoco,siesoledivierte–comentóella–.¿Porquénohabríadehacerlo?

–Porque es un fastidio para sus amigos –replicó con su preciosa voz deprofesor.

–Pormí,nohayproblema–declaróDiana.Sesepararonenfadadosy,alamañanasiguiente,Clairreforzósusanteriores

peticionesverbalesconelenvíodeunacartadedimisiónasudepartamento.Seismeses después, quedó liberado para presentarse voluntario y, al cabo de seismás,seincorporóaunregimientodeinstrucciónenSurrey.

El paisaje era desolador, cubierto de tojos y cuatro abetos escuálidos. Elcuartel de ladrillo rojo, al estilo de los asilos de los victorianos pobres, erahúmedo y sombrío. Cuando Christopher, que estaba de permiso y lo habíallevado en coche desde Londres, se marchó dejándolo ante la verja con sumaleta, Clair se sintió desamparado. «¡Sigue el pífano y el tambor!», entonóChristopheralegremente(insensiblemente,pensóClair)mientrassealejaba.

Alassietedelamañanasiguiente,lodespertóunsoldadodeciertaedadconuncubodetécaliente,delicioso.Llenólajarrademediolitroybebió,sentadoenlalitera.

–¿Nuevo?–preguntóelhombredelaliteracontigua,portrabarconversación.–Sí–respondióClair.–Asqueroso,¿verdad?–dijoelhombre.En realidad, a Clair le había sorprendido la actitud amistosa y jocosa de

escribientes y sargentos y la atmósfera hogareña en general. El té le gustaba,peronoqueríadarlaimpresióndequecontradecíaasuamablecompañero.

–El servicio es razonablemente eficiente–dijo, conairepedante–, peromequejarédeloscolchonesalgerente.

Durante tres meses, Clair recibió instrucción en el recinto cuartelero,formandopartedeunpelotónmandadoporunsargentonegroquenosabíaleerni escribir. Sin embargo, la voz de mando del sargentoWilliams era clara yperfectamenteacompasada, loque facilitabaquesushombres,alcabodeunas

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semanas,destacaranentrelosdemásreclutas.Unamañana,loscondujeronaunbarracónprefabricadoparahacerunostests

de inteligencia. Sentados en filas como escolares, resolvieron rompecabezas,basadosencomplejosdibujos,enunoscuadernos.LosresultadosdeClairdieronuncocientedeinteligenciatanasombrosoqueeloficialencargadodelaspruebassospechóquehabíaencontradoalgunamaneradeengañarlo.Cuandolosdemássalieron, le ordenó quedarse y llevar a cabo otro test más complicado, bajoestrictasupervisión.Losproblemasmáscomplejosteníanqueverconseriesdecifras,enlasquefaltabauna,queelexaminadodebíacompletar.Clair,excelentematemático, losencontrófacilísimosderesolveryalcanzóunapuntuaciónaúnmásaltaqueenlaspruebasanteriores.

EralaprimeravezquesehacíanpruebasdeinteligenciaenaquelregimientodeinstrucciónyelcoronelquelomandabamostrótantointerésqueordenóqueClairfueseaverloaquellatarde.

Lepreguntóaquésededicabaenlavidacivil.–Soyquímico,señor–dijoClair.–¿Dóndeejercesuoficio?–EstoybecadoenCambridge.La respuesta incomodó un poco al confundido coronel, quien declaró con

irritaciónqueunhombredesuinteligenciadeberíahabersolicitadoelingresoenun curso de capacitación para oficial, como si alistándose de soldado rasohubieseincumplidoconsudeber.

–Tengoentendidoquehoydíanoesimposibleascenderporméritos.AlcoronelleirritóeltonodeClairasícomolaverdadquerezumabadesu

respuesta.Leparecióqueloestabahaciendoquedarenridículoypusofinalaentrevistabruscamente.ElsargentoWilliamssellevódeldespachoalsoldado.

Clairnoseextrañódelosucedido.LasituaciónerauntípicoejemplodeloqueleveníasucediendodesdeelprimerdíaquehabíapasadoenlaescueladelseñorScargill.Pensóconironíaquehabíatenidoelgestopatrióticodealistarse,enlugardecontinuarcómodamenteinstaladoenunempleoseguroyfácil,yloúnico que conseguía a cambio era un trato rudo y descortés por parte de sussuperiores.Sinembargo,elsargentoWilliams lo reconfortóy,conunasonrisaufana,casipaternal,ledijoqueeraunmotivodeorgulloparaelpelotón.

Unas semanas después, Clair recibió la orden de trasladarse con sus

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pertenencias a las antiguas dependencias donde se alojaba el pelotón de losaspirantes a oficial. Se trataba de unas cabañas decrépitas, construidas hacíacincuentaaños,quehabíansidocerradasporfaltadecondicioneshigiénicasperoque,conelestallidodelaguerra,volvíanaemplearsecomocuartel.

Clairdisponíadeunaminúsculahabitaciónalfondodeunadeellas,conelsuelo de cemento cuarteado, que había sido el lavadero. Le resultaba muyagradableencenderelfuegobajoelgrancalderodehervirlaropaypasarallílasnochesasolas,leyendoenlacama.Elúnicoaspectodelavidaenelejércitoqueledesagradabaprofundamenteera la convivenciapromiscuaque sedabaenelcuartel.

El trabajoen launidaddecapacitacióndeoficialesconsistía sobre todoenlecciones increíblemente aburridas sobre temas como el reconocimiento deaeronavesosobreelfuncionamientodelmotordecombustióninterna,perolosaspirantesaoficialestabanliberadosdetodoslosservicios.

Cuando aprobó el curso comomejor de la unidad, no le sorprendióque elcoronellofelicitaracongenuinacordialidad.Clairsiempredabaporsentadoquesussuperioreseranimpredecibles.

Llevabaunasdossemanasdeexigentetrabajoenlaunidaddeinstruccióndeaspirantesaoficialcuandosepublicóunaordenporlaquetodosloscadetesquehablaran idiomas extranjeros debían presentarse para una entrevista con dosoficiales de Inteligencia, con la posibilidad de recibir destino inmediatamente.Clairestabacansadode subirybajarmontañasa lacarreraydeabrirycerrarbrazosypiernasdurantelosinterminablesperiodosdedicadosalanuevaformarítmicadelapreparaciónfísica,porloqueinformógustosamentedesudominiodelespañol,elfrancésyelalemán.

Suexpedienteacadémicoysuanteriorempleoenlaboressecretas,juntoconsuperfecto francés,hicieron inevitablequeel cuerpode inteligenciamilitar loaceptaseenseguida.Clairesperabatenernoticiadelresultadodelaentrevistaenel plazodeunmes, perouna cálida tarde, apenasunosdías después,mientrasrecibía instrucciónsobrecómopasarpordebajodeunaalambradareptandodeespaldas, el ayudante del coronel, que estaba observando el ejercicio, lecomunicó para su sorpresa que le habían adjudicado un destino y que debíainterrumpir la instrucción de inmediato y acudir al sastre para que leproporcionaraununiformeaquellamismatarde.

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TuvoqueesperarveinticuatrohorasaqueeluniformeestuvierapreparadoyluegotomóelprimertrendelamañanaaLondres,exultante.

Cenó con Diana, quien admiró con entusiasmo espontáneo su nuevouniformeylaestrellaquelucíaenél.Eldíasiguiente,recibióconexpectaciónlaorden de iniciar un curso intensivo de seguridad que duraría unmes.El lugarprecisodondesedesarrollaríaelcursoeratansecretoquenoselocomunicaron,pero le dieron órdenes de presentarse al oficial de trasmisiones de Perth, dequien recibiría nuevas órdenes lacradas.Aquella atmósfera siniestra encantó aClair, que esperó con expectación vivir una experiencia de lo más intriganteentregenteintrépidaysutil.

CuandollegóaPerth,lesobresaltóverqueeloficialdetrasmisiones,enunasalaabigarradadesoldados,porterosyoficinistas,llamabaporteléfonoypedíaabiertamenteuncocheparallevaraunoficialalasdependenciasdelcuerpodeinteligencia en Drumnagarry. Clair se inquietó más aún cuando, a la mañanasiguiente,descubrióquelajornadadetrabajoempezabaalassieteymediaconun periodo de instrucción física y continuaba a lo largo del día sin másactividades que el combate sin armas, el boxeo, el entrenamiento con labayoneta, la lucha libre, el jiu-jitsu y las tablas de gimnasia. El único buenmomento del día, que era entre las nueve y las diez de la noche, tuvo lamásremotarelaciónconelespionaje,puesestuvodedicadoalagramáticaelementalfrancesa.

Durante los tresmeses siguientes, el programa no cambió. Todos los díaslaborablessesucedíanlasmismasactividadesenelmismoorden.Losdomingos,a los alumnos los llevaban en autobús a Perth para acudir a la iglesia y lossábadosjugabanafútbolporlamañanayarugbyporlatarde.Lossábadosporla noche, en lugar de francés, se organizaba una reunión obligatoria en elcomedor para cantar a coro. El bar vendía diez cigarrillos por hombre al día,pero no bebidas alcohólicas. Dentro de las limitaciones de aquel programadesconsolador, los cuarenta y cinco jóvenes oficiales vivían bien, inclusolujosamente.Todosteníanunasistentequeseocupabadesuropaylesllevabaeltéalacamaporlamañana.Elcaserónenormeenelquevivíanteníamásdeunadocena de cuartos de baño forrados de azulejos con espejos que no seempañabanyelserviciodeaguacalientefuncionabaconeficiencia.Lascomidaseransencillas,abundantesycompletasynocabíadudadeque,alfinaldecada

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plato, hasta el último de los oficiales a punto de amotinarse se sentía mássaludablequenuncaensuvida.Sóloaquellasensacióndebienestarfísicoyelhecho de que la mayoría de los demás estuvieran tan amargados como él lepermitieronaClairresistirhastaelfinalaquellosnoventadíasabsurdos.

Acontinuación,duranteunañoycuatromeses,Clair trabajóen la salademapas de un centro de planificación. Su labor podría haberla llevado a cabocualquierordenanzaespabilado.Yentonces,cuandoyaempezabaaabandonarlasesperanzasdeparticiparenalgunaactividadmásinteresante,leasignaronsuprimerayúnicamisióndeservicioespecial.

Se trataba de algo tremendamente importante. Iba a ser lanzado enparacaídassobreFranciacon ladocumentacióndeun farmacéuticodehospitalfrancésysumisiónconsistíaenencontrartrabajoenunhospitalcivilyusarelempleocomopeldañoparaoptaraunpuestoenunhospitalmilitaralemán.EraunhechoconocidoquelahisteriadeHitleribaenaumentoyquesetemíaqueeldesembarcode los aliados enFrancia, planificadopara laprimavera siguiente,llevaraalfrenéticolíderaarriesgarse,aterrado,alanzaralgunaformadeguerrabacteriológica.Eraabsolutamentenecesarioqueelaltomandoaliadoconocierasi los alemanes llevaban a cabo algúnpreparativo en aquel sentido, comounacampaña de vacunación preventiva de sus propias tropas, y solamente unbioquímicoexpertocomoCecilpodíaaveriguarlo.ComoClairnosabíanadadeltrabajoquehacíaunfarmacéuticoprofesional,tuvoquededicarquincedíasaseraleccionado por el francés cuya documentación llevaría. Trabajaron en elhospitaldeGuyy,alcabodeunasemana,Clairsesintiósegurodepoderpasarporauxiliarconunañodeexperiencia,queeraloqueafirmaríaser.SesabíaqueenFranciaexistíaunaagudaescasezdepersonalmédicoyseconsiderabaqueaClairnolecostaríamuchoencontrarempleo.

Se le adjudicó un radiotelegrafista –un natural de la zona en la que seríalanzado– y recibió instrucciones de que, en el caso de que fallaran lascomunicaciones por radio, estuviera de regreso en Londres para informar enpersona antes del 1 de enero de 1944, fuera cual fuese el resultado de suindagación.Cruzaría la frontera española, se entregaría comounprisionerodeguerra fugado y sería devuelto a Inglaterra gracias a los acuerdos ya en vigorparatalpropósito.

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Unanochedeluna,elcapitánClairysuradiotelegrafistafueronlanzadossobreuncampoderemolachasaunosseiskilómetrosdeNantesduranteunraidaéreosobrelaciudad.Novolvióaverasuacompañanteyporello,alascincodelamadrugadaydespuésdeenterrarsuparacaídas,seunióaunamultitudquehabíapasado la noche en campo abierto por seguridad y que regresaba a pie paradirigirse a su trabajo cotidiano.Vioaunamujer con treshijospequeños cuyocochecitodeniñohabíaperdidounaruedaenalgúntramodelcaminoaoscuras.Alapobremujerleresultabaimposibleempujarelcochecitoysostenerlosobretres ruedas y, al propio tiempo, cuidar de los dos niñosmayores, que estabancansadosdelalargacaminataydelaexcitacióndeacamparalairelibretodalanoche. Los pequeños se rezagaban y corrían peligro de perderse conformeaparecíanmásymásrefugiadosquesesumabanalacolumnadesdelascunetasde la carretera.Lamadre llamóa losniños congritosdesesperadosy cuando,llevadaporlaangustia,estuvoapuntodevolcarelcochecitoymandaralbebéalosadoquines,terminóporsentarsealbordedelcaminoechándoseallorar.

Clairrecogióalosniñosy,tomándolosdelamano,losdevolvióalamadre.Dijoque llevabaelmismocaminoqueellosyque se encargaríadequeno seperdieran. Luego, el grupo continuó caminando sin cruzar palabra hasta quellegó al extrarradio de la ciudad y Clair sugirió detenerse a descansar. Paraentonces,llevabaalmenordelosdoschiquillossentadoenloshombros,conlaspiernecitasentornoalcuello.Sealegródeestarenforma.

Se sentaron en las ruinas de una tienda bombardeada y Clair sacó unastabletas de chocolate francés que le habían proporcionado en Londres comosuplemento de hierro. Para romper el silencio, Clair dijo que era forastero enaquellatierra,puesprocedíadeParís.

Losdoschiquillosmasticaronel chocolatey lamujer llevóunospedacitosmedioderretidosa labocadelbebé.Transcurrieronunosminutosantesdequerespondiera:

–Selenotaenlamaneradehablar.AClairlepreocupóoírqueteníaunacentoraro.Porsuerte, lamenciónde

París que ya había hecho sirvió de explicación y decidió recurrir a ella en elfuturo cuando alguien mostrara curiosidad por él, pero entonces recordó que,segúnsusdocumentos,habíanacidoycrecidoenlaProvenza.

Allísentados,contemplandotristementelasruinasdeunafábricaalotrolado

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delacalzada,Clairhablódelchocolatealosniños.Venía,lesdijo,delhospitaldondeélhabíatrabajado.

–Esundoctor–dijoelmayor.–Bueno,no–respondióClair–.Soyelquemezclalasmedicinas.Lamujersemostródecepcionadaycomentó,conunasomodefastidio:–Unsimplefarmacéutico...A continuación, habló de sumarido, que había sido fotógrafo retratista en

una de las mejores calles de Nantes. El hombre había muerto al hundirse sudespacho durante un raid aéreo, el año anterior.Ahora, lamujer vivía con suabuela,quesenegabaaabandonarlacasa,cayeranbombasono.Eraunabuenacasa,añadió.

Aquello dio a Clair la oportunidad de abordar con bastante franqueza elproblemadelalojamiento.

Lamujerchasqueólalenguaylevantólosbrazos.–¡Ah,alojamiento!–exclamó.Continuaronlamarchahacialaciudadylamujerapreciólasensibilidadcon

laqueClairtratabaalosniños.Eltamañomenudodelhombre,sutrajeraídoylamaleta de cartón atada con un cordel la tranquilizaron y le preguntó si podíapagarseunahabitación.

–Ganounbuensueldo.Clair pensó que sería un error mostrarse demasiado impaciente, aunque

contaba, por supuesto, con una enorme suma en billetes franceses, por si eranecesariosobornaraalguien.

–Pero¿tienetrabajo?–preguntólamujer.Él reconoció que no, pero le enseñó sus certificados y una carta de

recomendaciónydijoquesiemprehabíademandadegentecualificada.La mujer había tenido una dolorosa experiencia en su último parto y

recordabacondemasiadaclaridadlaescasezdepersonaldelhospital.Asípues,sedecidió:

–Mi abuela tiene una habitación disponible... si puede pagar un mes poradelantado.

Clairesbozóunasonrisaespontáneadecontento,mirándolaalosojos,peroenseguidarecordóquedebíaandarseconcautela.

–Antes,tendréqueverlahabitación–dijoconairedigno.

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Lamujernosedejóengañar,perolegustóaquellasonrisaylanecesidaddeaquelhombredemantenerlasaparienciasentredesconocidos.

Clair había tenido una suertemaravillosa. La abuela resultó ser unamujerparlanchinaqueconocíade todalavidaa lamayoríadesusvecinos,a losquepuso al corriente acercade su invitado,monsieurClair, deParís, que teníauntrabajo de tanta responsabilidad como un médico y que había venido paratrabajar en el hospital. Por supuesto, la anciana se calló que su nieta lo habíaconocidoporcasualidadenlacarreteray,comoseconsiderabademasiadodignapara tener inquilinos, insinuó que había algún parentesco lejano con él.Nadieteníamotivosparaponerendudasurelatoporque,enefecto,alcabodedosdíasdesullegada,encontrótrabajodefarmacéuticoayudante.

Alcabodedossemanas,yasehabíahechoalavidaprovinciana:todaslastardesjugabaaldominóenelmismocaféconlamismagenteyhabíaempezadoaescucharbromas,siempreamistosas,sobresuinterésporotradelasnietasdesucasera.Lascosasibanbieneinclusolosraidsaéreoshabíancesado.

Una tarde, durante su segundomes en el hospital, recibió una receta parapreparar una inyección que, de haberse administrado, habría resultado letal.Orgullosamente, comunicó el error y se ganó con ello la buena opinión deldirector.

Cuando,unassemanasdespués,elhospitalrecibiólaordendenombraraunfarmacéutico para destinarlo a una casa de convalecencia del ejército alemáncercadePerpignan,Clairnotuvodificultadesenconvenceraldirectorparaquelo recomendara. Aquella oportunidad convenía a los dos, pues el director deNantespreferíanoperderalotrofarmacéuticodelainstitución,queeraunviejoamigosuyoyllevabaveinteañostrabajandoallí.

Daba la impresión de que nada podía salirmal: los pacientes alemanes serecuperabanenlacasadereposoantesdevolveralfrentey,siestabatomándosealguna medida preventiva en alguna parte, era muy probable que aquelloshombresestuvieranentrelostratados.Elaltomandoesperabalainvasiónylospreparativos para una guerra biológica, de haberlos, ya deberían haberseiniciado.

Clairnoencontróelmenorindiciodetalesplanes,perosediocuentadequeaquel resultado negativo no era menos importante que lo habría sido unopositivo. El mando aliado, en la confianza de que no tenían que temer una

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epidemia entre las tropas invasoras, podía permitirse riesgos que habrían sidoinjustificablessihubieratenidoquetomarencuentalaposibilidaddeunbrotedealguna rara enfermedad virulenta entre los soldados. En realidad, reflexionóClair, todoelplandecampañapodíadependerdesi su informeerapositivoonegativoy, tantoenuncasocomoenotro, susconclusionesserían igualmentesignificativas.

Paraestarseguro,continuótrabajandodurante todoelveranoen lacasadeconvalecencia,con la intencióndeestarderegresoenLondresparaelprimerode diciembre, y se dedicó a comprobar una y otra vez las recetas. Confrecuencia,pasabalanocheenteratrabajandoensualojamiento.

Pordesgracia,alfarmacéuticoquelohabíaprecedidoenelempleolohabíansorprendidovendiendosuministroshospitalariosal farmacéutico localy,desdeelprimermomento,Clairestuvosometidoaestrictavigilancia.

Cuando,enjunio,elcirujanodelainstituciónsospechóqueestabanrobandofármacosotravez,llamóalapolicíayserealizóunregistrodelalojamientodeClair.Apenasencontraronnaday,desdeluego,ningunapruebadequehubieracomerciadoconmedicamentos,peroClairfueacusadodehurtoycondenadoaseismeses.

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FuetalelaliviodelcapitánClairalverseencerradocomodelincuentemenorenlaseguridaddeunaanticuadacárcelfrancesa,enlugardequedarenmanosdelaGestapo,quecasidisfrutóde suprimera semanaen la celdanúmerocinco.Eljuegodeladivinaquiéntedioloaburría,peroprocuróacomodarseenseguidaalas prácticas habituales del resto de los presos. No podía haber nada máspeligroso, en aquel entorno, que mostrarse indiferente a los demás y prontoadvirtió que la persona importante con la que tenía que estar en buenasrelaciones era el grandullón Isidore. Al principio, el parecido entre la vidacarcelariay laquehabía llevadoen laescueladelseñorScargill lo reconfortó,pero al cabo de unas semanas empezó a advertir que sus esfuerzos porcontrolarse eran insoportables. Perder los estribos con Isidore había sidoespecialmente desafortunado; desde el primer día en prisión, Clair le habíaestadodandovueltasalproblemadecómoescapary,antesdecometerelerrorde darle un puñetazo en la cara al detestable hombretón, había llegado a laconclusióndequeIsidoreeraelpresocuyaamistaddebíacultivaryalque,enúltimotérmino,debíaconvencerparaquecolaboraraconéldealgunamanera.Asu parecer, Sterner era demasiado estúpido, Berryer era un borrachínempedernidoyGilQuintoera,endefinitiva,undegeneradotansiniestroquenomerecíaningunaconfianza.

Clair,tendidodecostadoenelbancodelaceldaaoscuras,recordóelgestodeperdónconelque Isidore lohabía invitadoavolveral juegodespuésde lapelea. Se le ocurrió que, en último término, haber perdido la calma tal vez lohabíafavorecido.UnhombrecomoIsidoredebíadevalorarlavalentíafísica,yel que él hubiera sido capazde derrotarlo tan fácilmente quizá le había hechomerecedordesurespeto.Clairsonrióalpensarenloirritantequeresultabatenerque reconocer que el ridículo curso que le habían impartido en Drumnagarry

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quizánohabíasidotaninútil.

Lamañana siguiente,Clairprocuró serunode losúltimosen la coladel aguacalienteparaevitarcualquierriesgodeirritaraIsidore,quesiempreestabadeunhumordeperrosantesdeldesayuno.Cuandohuboapuradosuescudilla,seganólagratituddeIsidorealempezaraorganizarporsucuentaunanuevasesióndeadivinaquiéntedio.LaexpresiónempalagosadeafectocasimaternaldeIsidorellevó aClair a pensar que había entendido la situación pero, un rato después,cuandoseamontonaronenlapuertaalahoradesaliralpatioahacerejercicio,notólosgruesosmuslosdelgrandullónpegadosasuespaldaysunauseabundoalientojuntoalrostroyseabriópasoaempujonesparaapartarse.

Isidorelosiguió,jadeante,pisándolelostalones.Durante toda lamañana, Isidore no se apartó de Clair e intentó en varias

ocasionesrodearlelacinturaconlamano.Loscarcelerosobservaronelgestoyserieron,dándosesuavescodazosdecomplicidad.

Amediodía, Isidore seleccionó losmejorespedazosgrasientosdecarnedemulodelasopayselosllevóenelcuencodesusmanossuciasypeludascomoregalo.AquellostrozosdecarnecocidamediodescompuestaeranlomásvaliosoqueIsidorepodíaofreceryClairsequedóasombradodesugenerosidad,alaparque asqueadoal advertir que, porun instante, sehabía sentido tanhambrientoquehabíadeseadoaceptarelofrecimiento.Isidorecaptósutitubeoyconsideró,sinequivocarsedeltodo,quesedebíaalarenuenciadeClairaprivardelamejorparte de su comida a un compañero. Los demás presos dejaron de hablar yobservaron,mirándosedereojoylanzandoguiños.

Sternerfueelúnicoquenoentendióloquesucedía.SeacercóaIsidoreconunasonrisayledijoquesilesobrabaunpocodecarne,congustolaaceptaríaél.

LafrustracióndeIsidoreanteelrechazodeClairaseramableconélsehizoinsoportableyelgrandullóncerrólospuños,estrujandolacarnegoteante,ylosestampóconfuerzaenlacaradeSterner,queterminóenelsuelo.Allísequedósentado,riéndoseyenjugándoselasangredelosdientesconelrevésdelamano.Actoseguido,selevantóyseencaminóhacialamesadondehabíadejadoelvinoysesentóaapurarlocondospresosmás.

–¿Preguntaresofender?–preguntóamistosamente.

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Enaquella repugnantesituaciónhabíamásaspectosqueconsiderar,sedijoClair.QueríaintentarlahuidayqueIsidoresehubieraenamoradodeélquizáleresultara útil. Por otra parte, no iba a ser fácil controlar al hombretón,evidentemente.Clair sonrió para sí al darse cuenta de que su problema era elmismo que el de tantas jóvenes: cómo explotar en su propio interés lasapremiantes proposiciones de admiradores útiles, pero carentes de atractivo.Clair se preguntó si Diana, cuando era pobre, habría pensado en él de aquelmodo.

EldesdichadoIsidoresesentóasolasenunrincónadarcuentadelacarnerechazada.Engullósulitrodevinoysequedódondeestabahaciendopucherosycasillorando,conlosbrazoscolgandoentrelasrodillas.Alcabodeunrato,setumbóenelsuelodebajodelbancoysedurmió.

Cuandollególahoradesaliralpatioporlatarde,Isidoresenegóamoversededondeestaba.Dijoquesesentíaenfermoyque,encualquiercaso,noteníaánimosparasaliryqueríaquelodejaranenpaz.Elcarceleroacargo,Bertiglia,lehincólacachiporrayloinstóaqueserepusiera.

–¿No tehandadonuncacalabazas?–lepreguntóconunaamigablesonrisaburlona.

Bertiglia llevaba treinta años de funcionario de prisiones en Perpiñán y habíatenido tanto trato con presos, que había desarrollado un estado de toleranteindiferenciahaciaellos.Mientras seportaranbien,dentrode la rutinayde lasreglas, él semostraba campechano, pero lamenor indisciplina lo disgustaba eirritaba insufriblemente. Aquella tarde estaba de guardia a solas y no podíavigilaralospresosqueestabanfueraaltiempoqueintentabaconvenceraIsidoredequeseabstuvierademurrias.Habríasidomásfácildejarloallí,peroBertigliaiba a jubilarse el año siguiente y no tenía intención de jugarse la pensiónarriesgándose a incumplir un ápice las reglas.Si al alcaide se le ocurría haceruna ronda y encontraba a Isidore debajo del banco, sin duda le caería unasanciónpornegligencia.Bertigliaseestremecióalpensarlo.

–¡Enpie,gordomarica!–gritó.Isidore no semovía, por lo queBertiglia salió al corredor e hizo sonar el

silbatotresveces,enérgicamenteperonomuyalto.Deinmediato,sepresentaron

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doscarcelerosmásquesellevaronporlafuerzaaIsidoreacumplircuarentayochohorasenlaceldadeaislamiento.

Bertiglia salió al patio y se sentó cómodamente a leer el periódicovespertino.Algunos presos jugaban con las piedras en un rincón y los demásestabansentadosenelsuelosinhacernada:habíavueltolanormalidadypudoconcentrarsedenuevoenlasnovedadesdelacarreraciclista.Luego,sepusoapensar en lagranjade conejosquequeríamontar cuando se jubilara.Ya teníauna docena de conejas y tresmachos con pedigrí, que guardaba en pequeñasjaulasconbarrotesenel jardíntraserodesucasa.Leencantabadetenerseantelas jaulas a observar a los animales y comprobar que todo estaba como eradebido. Por temor a los ladrones, el hombre tenía un aro de acero de mediopalmodediámetroenelquellevabalasllavesdeloscandadosquecerrabanlaspuertasdelasjaulas.Suactitudhacialosconejosseparecíamuchoalaqueteníahacia los presos, salvo que tenía más poder sobre los primeros y que losanimaleseranmenosproblemáticosymáslucrativos.

Bertiglia recordóquehabíaquedadoenvisitar aunverduleropara recogerlosdesechosconlosquealimentabaalosanimalesyescupió,furioso,alpensarquellegaríaunahoratardealacita,porlomenos,puestendríaqueredactaruninformesobreelincidenteconIsidoreantesdesalirdelaguardia.

Escupió de nuevo, resentido.Había sido prácticamente analfabeto hasta elserviciomilitarytodavíateníadificultadesparaescribir.

De niño, apenas había acudido a la escuela unos meses antes de que lollevaranatrabajaralafábricadesardinaslocal.Recordócuántoaborrecíaelolorapescadoyaceiteycómoansiabaalejarsede todo loquehabíaenCollioure:detestaba el mar y aquellas hermosas casitas blancas, azules y rosadas y losestrechos callejones empedrados. Le irritaban las decenas de viejos queremendaban redes sentados a la sombra por todas partes y le asqueaba cuantoteníaqueverconelmar,lasbarcasyelpescado.

Cuando fue llamado al servicio militar, Bertiglia se alegró tanto demarcharse de casa que le tomó gusto a lamilicia y pronto fue ascendido. Alterminar el servicio, la recomendaciónde su comandante le valió conseguir elempleo de funcionario de prisiones en Naronne, lejos del mar; allí habíatrabajadodesdeentoncesyyalequedabamuypocoparajubilarse.Observóporencima de las gafas a los sucios presos concentrados en sus juegos

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interminables,sesintiófelizyagradecióreverentementealaProvidenciaquelehubiera permitido llevar su vida lejos de la vista delmar.Echó una ojeada alreloj,sepusoenpiey,dandolaordenconvozestentórea,condujoaloshombresalaceldaparapasarlanoche.

Bertiglia tardó tres cuartos de hora en terminar el informe. Luego, seapresuró a salir a la calle y bajó la pendiente casi a la carrera. Temía que suamigoBelveze,elverdulero,sehubieramarchadoalcafédejandoasumujeracargodelatienda,puessabíaperfectamentequesiencontrabalaseñoraBelvezeacargodelnegocio,leharíapagarporaquellascuatroverdurasinvendibles,quesumaridolehabríadadogratis.Bertigliateníaqueahorrartodoloquepudieraporquequeríacomprarunrelojdeoroparasuhijocomoregalodeboda.

Elalcaidede laprisión, con suspantalonesdemontaracuadrosy lagorradeuniforme,veníacallearribaempujandolabicicletayentretuvoaBertigliaconsuconversación, por lo que, cuando llegó a la tienda del verdulero, el hombreencontró a la señora Belveze plantada en la puerta con su delantal negro dealgodón, guardando la mercancía. La vieja de labios finos musitó un cortés«buenastardes»yañadióquesealegrabadeserviraunclientedetodalavidaquesiemprepagabaenmetálico.Hoyendía,decía,muchosparecíanesperarquelesvendieranfiado,sólofiado.

Bertiglialepreguntósiseríatanamabledevenderleunamanzanajugosaymaduraparasusobrina,escogió lamáspequeñaybarataypagóconairealgoarrogante.Sedespidióycontinuósucaminosintiéndosemenosirritadoqueunratoantes.Sefelicitóporhabersidomáslistoquelaviejabruja.EsperaríaaldíasiguienteyvolveríaaprobarcuandoestuvieraBelveze;entretanto,aquellanochelosconejoscomeríanmediaración.Nolesperjudicaría,porunavez.

Entróenelgrancaféjuntoalríoyestrechólamanodedosotresconocidosal pasar entre lasmesashacia el rincónqueocupaba siempre.Un camarero letrajoelvasodelvinomásbaratoqueteníaporcostumbretomaryseretrepóenelasientoabeberlo,satisfecho.Volvióapensarenelproblemadelrelojparasuhijo;estabadecididoacomprarunobuenoparadejarbienalmuchachoantelosparientesdesufuturaesposa.

Eljoyeroalqueseproponíacomprárseloestabasentadoasolasenunamesa

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alotroextremodellocalyBertigliadecidióqueseríaventajosoparaélacercarsecomoquiennoquierelacosaysugerirleunapartidadedominó,acompañadadeunPernodasucuenta.

A Bertiglia le gustaba el Pernod, pero hacía cinco años que se negaba elplacerdetomaruno,porahorrarparasuhijo.Sinembargo,aúnnolealcanzabaparaelpreciototaly,comofaltabansólodosmesesparalabodayqueríallevarel reloj consigo en su siguienteviaje aToulouse, considerabaque le sería útilinvitaraljoyero.Así,elhombretendríamenosmotivosparaponerdificultadesafiarleladiferencia.

Losdoshombres,que se conocíandesdehacíadécadas, sedieron lamanoeducadamenteyrevolvieronlasfichas.Nomencionaronelreloj,peroBertiglia,con tacto, llevó la conversación hacia el tema del enorme coste de la boda y,también,en loafortunadoqueeraalpodercontarconunasustanciosapensióndelgobiernoqueleasegurabaelfuturo.

El joyeroentendióperfectamentedóndequería ir apararelcarceleropero,porcostumbreprofesional,respondióconcautela.Dehecho,sabíaqueladeudaseríapagadareligiosamenteyestabadispuestoavenderleacrédito,conuncincoporcientodeinterés.

PasaronunahorajugandoyluegoBertigliasedespidióysedirigióacasaacenar.

Desde la muerte de su mujer había vivido con su hermana, una activaancianadesetentayseisaños,enunruidosoprimerpisoquedabaalaesquinadedosbulliciosascalles.Elincesantesonardeloscláxonesyeltraqueteodelostranvías eran un placer para Bertiglia porque le gustaba el contraste con elsilencioplanoylamonotoníadesuvidalaboral.Legustabalaruidosaurgenciaylasensacióndelibertaddeltráfico.

ViolettaBertigliasepusoahablartanprontosuhermanoentróenlacocina.Le dijo que se quitara las botas para poder limpiárselas después de cenar ycomentó que había oído que su primo Auguste había tenido que volver a lafarmaciaporellumbagoyquelasnuevasinquilinasdearribahabíancompradodoskilosdetomatesenelmercado.

Violettateníaunavozgrave,amistosa,yhablósinpararhastaquelacomidaestuvoenlamesayempezaronacomer.ABertiglialegustabaestaralcorrientede las noticias y quería mucho a su hermana; su locuacidad no lo molestaba

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nunca porque, cada vez que consideraba que estaba a punto de hacerlo, selimitabaatomarlapuertaysemarchabaalcafé.Unahermananoeracomounaesposa, solía decirse; con una hermana, un hombre podía ser el dueño en supropiacasaypodíairyvenirasuagrado.

Despuésdelacena,bajóalpatiotrasero,cerradoconaltastapias,quehabíaalquiladoparalosconejos.Enuncesto,llevabaloquequedabadelashojasdecolmediopodridasqueleshabíadadoeldíaanterior.

Lasjaulas,construidascongranarte,estabandispuestassimétricamentealolargo de las paredes. Avanzó hasta el fondo del patio haciendo oscilar en lamanoelaroconlasllaves;luego,volviósobresuspasosabriendoloscandadosuno por uno y depositando en las jaulas los restos de col, que había cortadocuidadosamenteenracionesiguales.Bertiglianoteníafavoritosytratabaatodoslosconejosconescrupulosa igualdad.Habríaganado tiemposihubierametidoentre los barrotes las pocas hojas finas que tenía aquella noche, pero prefiriómantenerlarutinadecostumbre.Cuandoterminódedardecomeralosconejosy hubo llenado los bebederos con el agua de una cafetera de buen tamaño,Bertiglia volvió al piso y continuó escuchando a su hermana hasta la hora deacostarse.

Violettasellevóunasorpresacuandoleoyóhablardelrelojymencionóquehabíainvitadoaljoyero.Dijoqueeraunderrochey,hablandodederroches,quesuprimoAugustesehabíacompradounaradio.Losdosestuvierondeacuerdoen que no veían ninguna utilidad al aparato: gastaba electricidad y sólocomplicabainnecesariamenteescucharloquelagentedecía.

Los hermanos pasaron el rato tranquilamente, disfrutando de su mutuacompañíaydelprofundoafectoquesentíanelunoporelotro.Estabanfelices,segurosy en casayno les importabanadaqueno afectaradirectamente a suspropias vidas. Se tenían el uno al otro, tenían sus conejos y pronto tendríantambiénlapensióndelgobierno.

Lamañanasiguiente,mientrasdesayunaban,elcielosenublóyempezaronacaer unos goterones dispersos en el balcón.Violetta se apresuró a limpiar lasjaulasantesdeque sedesencadenara la tormenta.Bertiglia terminóel café sinprisasysemarchósindespedirse,caminodelaprisión.Cuandollegó,llovíaconfuerza y, siguiendo las órdenes habituales del alcaide, pasó por las celdasmaquinalmente,ordenandoalospresosquesepusieranfirmesyanunciandola

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suspensióndelperiododepatiodebidoalmaltiempo.Losprisioneroshabríanpreferidoqueselespermitierasalirapesardetodoy

en la celda cinco, cuandoBertiglia hubo dado la noticia, los once hombres sesentaronadejarquetranscurrieraeltiempo,muertosdeaburrimiento.Isidorenolecaíabienanadie,peroloechabanenfaltaynadietuvoánimosparaproponeruna sesión de adivina quién te dio. Malhumorados por la inactividad, semostraron más irritables conforme avanzaba la mañana; a las once, estabanrabiososdetedioydosdeellosempezaronapicaraCibotBerryerdiciendoqueeraimpotente.Élreplicóyluegotresocuatromásseunieronalgrupoehicieroncomentarios sobre la calvicie deBerryer y su aliento fétido. Pronto, todos lospresosde laceldaexceptoClairyQuinto rodeabanasuvíctimay le lanzabaninsultosagritos.CuandoBerryersoltóunapatadaaunodeellos,retrocedieronyCrosier,unhombregordinflónqueestabaencerradoporagresióngrave,lepusola zancadilla y lo hizo caer debruces al suelo.Losdemás lomantuvieron allípisándolo y algunos se pusieron a escupirle. Berryer le levantó bruscamentehastaquedarhincadoderodillasyCrosierlearreóunbofetónenlacara.Berryerempezóasacarespumaporlacomisuradeloslabiosysepusoadarpenetrantesalaridos,unotrasotro.

Al oír el revuelo desde el exterior del corredor, Bertiglia se puso furioso.Después de la insubordinación de Isidore, ahora iba a tener que imponerdisciplinaalsegundopresoendosdías.Elalcaidepensaríaqueyanoeracapazdemantener la disciplina y quizá perdería el privilegio de ser uno de los queescoltaban a los presos trasladados a Toulouse, lo cual le preocupóespecialmenteporqueyahabíadecididollevarelrelojasuhijolasiguientevezquefuese.Hacíasemanasquenohacíaunadeaquellassalidasyestabasegurodequeprontoletocaría.

Cuandollegóalaceldaconlacachiporraenlamano,BertigliavioaBerryerchillandoenelsueloyalosdemásrodeándoleaciertadistancia,depie,conaireinocente.Learreóunpuntapiéenlascostillasalcaídoylosalaridoscesaron.

Consusañosdeexperiencia,elcarcelerosupoal instantequeelataquedehisteriadeBerryernoeraespontáneo.Tambiénsabíaquenormalmente,unavezconseguidosuobjetivo,lospresossolíandarseporsatisfechosyseportabanbienelrestodeldía.Yestabasegurodeque,comolosucedidonoibadirigidocontralasautoridadesdelaprisión,elalcaideerapermisivoconlaprácticadelacosoy

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noloconsiderabaunainfraccióndelasreglas,amenosquesearmaraunrevuelodemasiadoconsiderable.UnavezqueBerryersehabíarecuperadoylosdemáshacían cuanto podían por mostrarse dóciles, Bertiglia decidió que no eranecesario hacer nada más, ni redactar un informe, y se marchó de la celdamurmurandolashabitualesamenazasrutinarias,nadaconvincentes.

Berryer se levantó y se dirigió arrastrando los pies hacia el cubo de losexcrementos. Luego, se pasó el día acurrucado en un rincón, humillado yavergonzado,ynadieledirigiólapalabra,comosifueseculpabledealgunafaltarepugnante. Clair sintió lástima de él y se habría acercado a dedicarle algúngesto amistoso, pero estaba decidido a no señalarse en modo alguno. Erafundamental que participara de forma natural en la vida de la celda mientrasesperabalaoportunidaddeescapar.

Se sentó a la mesa enfrente de Quinto y reconoció para sí que su únicaesperanza,ocasi,eraquelotrasladarandeprisiónyaprovecharaeltrayectoparaganarlalibertad.Sinembargo,noparecíahaberlamenorposibilidaddequeseprodujerataltraslado.SeleocurriópedirunaentrevistaconelalcaideydecirlequedeseabaserllevadoaNantesporqueallíteníaamigos,pero¿porquérazónibaelalcaideatomarenseriounapeticióntaninfantil?Claircargóelpesodelcuerpo sobre el otro codo y decidió que la única oportunidad sería quebombardearan Naronne y la prisión resultara alcanzada. Se sintió deprimidohastaquellególadeliciosasopadelmediodíayelvino.

Después del éxito orgiástico y satisfactorio del acoso a su compañero, lospresos estaban saciados emocionalmente y Clair, con el vino, fue capaz deconciliar el sueño hasta las cuatro, cuando despertó para la sopa de la tarde.Entonces buscó un asiento cerca de Gil Quinto. Se había fijado en que elcontrabandistahabíasidoelúnicodelospresosquenoparecíahaberdisfrutadohumillandoaBerryer.

Cuando terminaron la colación, Clair le propuso una partida de ajedrez yestuvieron jugando sin parar hasta que oscureció.Quintomurmuraba palabrasininteligiblesparasímientrasseconcentrabayaClairleintrigóobservarqueelhombre, a menudo, empezaba una frase en español antes de cambiarapresuradamente al francés cuando se daba cuenta de lo que estaba haciendo.Quintoparecía desconcertado con sus distracciones.Cuando faltó la luz,ClairintentóiniciarunaconversaciónsobreEspañaydijoquehabíaestadoenMadrid,

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pero Quinto no dio muestras de interés. Al poco, los presos extendieron lasmantasysetumbaronadormir.

Continuó lloviendo toda la noche y por la mañana, poco después deldesayuno,uncanalónatascadodeltejadoreventóyunchorrodeaguasecolóenlaceldaporlaclaraboyaeinundóelsuelo.Alospresoslesencantó:serieronysesalpicaronunosaotrosyalgunossequitaron lasbotasychapotearoncomoniñosconlospiesdescalzos.InclusoBerryerhizouncuencoconlasmanosbajoel chorroy, con timidez, le arrojóel aguaal rostroaQuinto.Clairpercibió lairritación deQuinto, quien, a pesar de ello, hizo un esfuerzo por poner buenacara.Losdemáspresosestabantancontentosconelaguaquetuvieroncuidadoen no reírse demasiado fuerte, por miedo a atraer a los carceleros. SoltabanrisillasyfarfullabanyaúnnosehabíancansadodeladiversióncuandoBertigliaentró a anunciar que continuaban suspendidas las salidas al patio a hacerejercicio.

Elcarcelerosemarchóotravezy,alcabodeunosminutos,elalcaideMariusse presentó en la celda con su habitual pavoneopara examinar el desperfecto.Bertiglia gritó «firmes» con su voz de costumbre y los presos obedecieron,vueltoshacialapuertaydecaraalorondoalcaide,quelucíasuspantalonesdemontaracuadrosylagorradefuncionariodeprisiones.SóloQuintopermaneciósentado,conloscodosenlamesa.

Los carceleros ordenaban a los hombres que se pusieran firmes a cadamomento,sinmolestarseencomprobarsilohacíanrealmente,yQuintonohabíavistomotivoparatomarselaordenconmásseriedadenestaocasión,porloquesiguiósentadoconairedeprimidoydisplicente.

Elalcaidecruzólaceldainundada,chapoteandoydandotaconazossobreelsuelodepiedra,hastallegaralamesa.PusolosdedosbajóelmentóndeQuinto,leforzóalevantarlacaraylegritó:

–¡Enpieyfirmes!Quintoseincorporódespacio,conunaexpresiónsombríaensurostroenjuto.

Era un palmo más alto que el alcaide y bajó la vista hacia él al tiempo querelajabalentamentelospuños.Después,entonocortésyconvozclara,dijoenbuenespañol:

–Eresunpequeñobabuinodespreciable.El alcaide no entendió las palabras extranjeras y sólo apreció el tono

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deferente del preso. Y, como tenía la ropa empapada del chorro de agua quetodavíacaíaporeltragaluz,perdióinterésporelincidente,sevolvióysalióporlapuertaabuenpaso.

ClairpensóqueQuintohabíasidoincreíblementeatrevido.Muchosescolaresfranceses aprendían español y había bastantes posibilidades de que el alcaideentendieraoadivinaraloqueledecía.Clairnosabíaquéadmirarmás,elvalordeQuintoosudominiodesí.Todavíaledabavueltasa losucedidocuandolallegadadelalmuerzodesviósuatención.

Espontáneamente, entre los presos pareció producirse el entendimiento dequecadaunodeellosdebíacontribuirconunpocodevino,sopaypanadarleun gran recibimiento a Isidore a su salida de la celda de aislamiento, dondehabríaestadoapanyaguadurantedosdías.TodosaccedieronareservarpartedelvinoquelesquedabaparatenerconquébrindaralasaluddeIsidore.Yseconsideró muy apropiado que Clair contribuyese con la mitad de su vino yproporcionaseelcuencoenelqueguardarlo.EldeIsidore,quehabíaquedadoenla celda, se llenó de sopa y de una buena cantidad de pedazos de carneseleccionadosespecialmente.TodosconsideraronqueIsidore tendríasuficientehambrecomoparaquenoleimportaraqueelaguagrasientayaestuvierafríaalascuatro,cuandoseesperabaquevolviese.

Lalluviacesóaprimerahoradelatardeyselespermitiósaliralpatioalahoradecostumbre.

Elsol radianteyelairefrescoyvigorizante, juntocon laperspectivade lacelebración,animóa lospresosamontarunanuevasesióndeadivinaquién tedio,conmásbulliciodelhabitual.Todosse sumaronal juegoexceptoQuinto,quetodavíaestabasumamenteirritado.Noquisotenernadaqueverconeljuegoysepasóelperiodoenterodandovueltasyvueltasalpatioembarrado,con lacabezamuyalta.Bertiglialoobservóconatenciónyllegóalaconclusióndequeaquelhombreseríaelsiguienteenprovocarunaltercado.Elrestodelospresos,sinembargo,parecíadebuenánimoyBertigliasabíaqueuna insubordinaciónaislada siempre podía manejarse. En general, Bartiglia estaba contento de lacelda cinco; durante sus años de servicio, había tenido que tratar con gruposmuchomáspendencieros.RecordóqueelhechodequeQuintosesignificaradeaquellamaneranoeratansorprendente:alfinyalcabo,eltipotrabajabaaunaescalamuydistintaalatodossuscompañerosdecelda,pequeñosdelincuentesy

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pervertidos.Naturalmente,Quintosesentíaunpocoporencimade lasordidezquelorodeaba.Ynadieselopodíareprochar,reflexionóBertiglia.

Pocodespuésdequelospresosvolvierandelpatio,Isidorefueconducidodevueltaalacelda,esposado.Elcarceleroabriólapuertayelgrandullónavanzóhasta el centro de la celda con una sonrisa de felicidad, estrechandomanos yrepartiendoabrazosadiestroysiniestrodepurasatisfaccióndevolveraestarencasa.

Loshombreslorodearonyledijeronquelehabíanguardadoalgodecomer.Berryer,conunasonrisaburlona,leinformódequeClairhabíacontribuidoconlapartemayordelvino.

Bebieronybrindaronyunpardepresosnotardóenponersea tararearyadarpalmasenunainvitaciónaecharunbaile.

Hasta que oscureció y desaparecieron los efectos del vino, se dedicaron abailarporparejas,ylosquehacíandemujersepusieronameneareltraseroyalanzar sonrisas tontas. Los que hacían de hombre soltaban risotadas mientrasmagreaban los pechos y los traseros de sus parejas, aunque Isidore fue muyrecatado cuando bailó con Clair. Se mantuvo muy formal, frío y distante, yparecióaliviadocuandohubodadounascuantasvueltasconélyconsideróquepodíabuscarseotraparejamásalegresinparecerdesconsiderado.Entrelosquehacían de chica, Cibot, que el día anterior había sufrido el acoso de suscompañeros, fue el más celebrado: movía las caderas y el traseroincansablementeysonreíayhacíamohinesconloslabiosmientrasbailaba.

Elúnicoquenoparticipó,sentadoasolasenunrincónydandosorbosdesuescudillaconaireceñudo,fueQuinto.

Desde fuera, Bertiglia escuchaba el rítmico sonido, pero el alcaide ya sehabíamarchadoacasaensubicicletayaquellasinocentescelebracionesnoeraninhabituales. Según su larga experiencia, solían tener como resultado que losprisionerosseportabanbastantebienaldíasiguiente.Asípues,fingióquenooíanada.

Cuando los presos se preparaban para dormir, Clair se las ingenió paraacostarse cerca de Quinto. Prefería estar lo más lejos posible de Isidore ytambién sentía interés por averiguar algo más acerca del distinguidocontrabandista. Se quejó de que el banco estaba húmedo y, cuandoQuinto semostródeacuerdo,ledijoenvozbaja:

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–Sabesidiomas...–Heviajado–respondióQuinto,aladefensiva.–¿PorEspaña?–Sí.Eraexasperante,pensóClair.NopodíaseguirhaciendopreguntasoQuinto,

sinduda,empezaríaasospecharqueeraunsoplón.O,máspeligrosoaún,podíaintuirquenoeraexactamentequiendecíaser.Depronto, se lamentódehaberabierto la boca. Debería haber controlado su curiosidad. Y, con todo, eraverdaderamente interesante –e incluso podía resultar útil– averiguar por quéQuintohabíainsultadoalalcaideenuncastellanodeclasealta.Eraevidentequenohabíaaprendidoelidiomaentrecontrabandistasfrancesesocatalanesy,portanto,debíadeser–odehabersido–alguienmuydistintoaquiendecía.

Talvezeratambiénunagentealiado,pensóClairydecidióquedeberíatenercuidado de no estropear algo metiendo las narices en la misión de otro: enadelante,seríamejorevitaraQuinto.

La mañana siguiente, mientras los presos estaban en el patio, apareció elcarceleroBertigliadándosepompososairesdeimportancia.Agritos,ordenóqueformarandelantedeél.Tardóunmomentoenconseguirquesealinearanyluegogritó:

–¡Silencio!Los presos dejaron de murmurar y esperaron en una astrosa fila mientras

Bertigliaseponíalasgafasyrevolvíalospapelesqueteníaenlamano.Todosestabantensosybastanteasustados,sinrazónaparente.

–GilQuinto,contrabando,cuatropasosadelante,¡ar!–gritóelcarcelero.Quintoobedeció.Bertigliaconsultódenuevolospapeles:–FelixSterner,hurtos,cuatropasosadelante,¡ar!SterneravanzóconunasonrisayBertigliagritó:–MartinClair,hurtos,cuatropasosadelante,¡ar!Quinto,SterneryClairquedaronfrenteaBertiglia.–¡Firmes!–ordenóelcarceleroy,acontinuación,lescomunicóconuntono

devozgraveydecisivoquealdíasiguiente,despuésdeldesayuno,lostresibana ser trasladados a Toulouse para un interrogatorio. La norma de avisar a lospresosconantelacióneraunaformalidadquesobrevivíade laépocaenquesepodíacomprarjabónycuchillasdeafeitarenlacantinay,deestemodo,llegar

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anteeljuezunpocomáspresentables.AGilQuinto,elanuncioleprodujounmiedoatroz,peronolosorprendió:

desde el primer momento le había parecido curioso que las autoridadesalemanas, ya que no las francesas, no hubieran sospechado antes del alijoinusualmente valioso, de su falta de antecedentes, de sus documentos deidentidadfalsificadosydelaclavedeuncomplejocódigoquellevabacosidaenel forro de la chaqueta.Quinto no podía creer que fuese tan buen actor comoparahaberconvencidoalapolicíafrancesa,alosjuecesyalaGestapodequeeraunsimplecontrabandistadelmercadonegro.

Rechazó con brusquedad la propuesta de Clair de jugar a petanca, seencaminóhacia la bombade aguay sepuso amanosear elmanubrio con aireausente.Habíaunelemento,pensósinmuchasesperanzas,quetalvezresultabaalentador:noeraelúnicoalquehabíanllamado.Sinembargo,tanprontopensóen ello se dio cuenta de que, en realidad, aquello significaba muy poco.Evidentemente, ya que se iba a realizar un traslado, podían considerarconvenienteañadirdosvíctimasmásparaaprovecharelviaje,puesnorequeriríaguardiasomediosdetransporteadicionales.

Hasta aquel momento, siempre lo había interrogado la policía provincialfrancesa. Lo habían acosado durante horas y se habían comportado con unaarrogancia deliberadamente ruidosa e intimidatoria, pero ninguno habíaempleado la fuerza física.Ahora, iba a estar tras losmuros insonorizados delcuartel general alemán enToulouse y alcanzaba a imaginar la suerte de cosasqueleharían.

Quintotorcióunpocoelrostroconexpresiónalicaídaytuvoquesentarsealasombrayagacharlacabezaunratoparaquelevolvieralasangrealcerebro.Llevaba más de dos meses sin comer suficiente y estaba sobrecogido ydesesperado.Permanecióunahorasentadobajolatapiaconlosmúsculostensosy temblorosos. Estaba agotado y tan hambriento que tenía retortijones deestómago.

Asualrededor,losdemásseentretenían–Isidoreysusfieles,consujuegodearrearsegolpesydisimular,yelsiempresolitarioClair,entrenandoconsuspiedras–yQuintosintiódeprontounapunzadadeañoranzaanticipadadeaquelpatio, de la celda y de los ociosos guardianes con sus gafas y sus periódicosmatutinos.Sabíaqueaquélerasuúltimodíaallí:estabasegurodequenosería

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capazde soportarel interrogatorioyque terminaríaasfixiadoomuertodeunadescarga eléctrica en Toulouse. Y en cualquier caso, si no le acompañaba lasuerte y no moría, sus interrogadores sabrían demasiado de él, como parapermitirlevolveralaatmósferahogareñadeunaprisiónalaantigua.

Ojalá encontrase unamuerte rápida, pensóQuinto, y empezó a aceptar demala gana que lo único sensato, lo único que podía esperar, en realidad, eraencontrarlamuerteinmediatamente,dentrodelasdocehorassiguientes.Cuandolohabíandetenido,sehabíapreparadomentalmenteparaafrontarlaposibilidaddesertorturadoyhabíasidocapazdemantenerelvalorydisimularastutamente.Ahora,encambio,debilitadocomoestaba,carecíadereservasdevitalidadparasobreponerse.Inclusodudódesiencontraríalafuerzadevoluntadnecesariaparaquitarse la vida. Y las dificultades puramente prácticas parecían insuperables.Pensó en la posibilidad de colgarse con los tirantes y decidió que tendría quehacerlo en la celda y de noche, pero en aquelmomento no recordaba ningúnsaliente o gancho al que poder sujetar el nudo. Y, en cualquier caso, lo másprobableeraquenomurieseinmediatamente,sinoquehicieraruidoalasfixiarsey alguien se despertara y diera la alarmay le salvara la vida paramandarlo aToulouse.

Yentoncesseleocurrióunaideamejoryseanimóunpoco:podíapedirlealcarceleroqueleprestaraunahojadeafeitareinsistirensuderechoaadecentarseparaelviajedeporlamañana.Conunpocodesuerte,lepermitiríanusarelgrifocontiguoalaoficinaderecepcióny,pormuyestrechamentequelovigilaranallí,sindudatendríalaoportunidadderajarselagargantadeunsolocorteyacabardeunavez.Inclusoconunacuchilladeseguridad,eraprobablequealcanzaraahacerseunaheridamortal.

Noestaríamal,pensódepronto,quesóloresultaseherido,perodesuficientegravedad como para que lo ingresaran en el hospital, donde pudiera ganartiempoyencontrar,talvez,unmétodomejor,infalible.¿Otalvezfueseposibleescapar del hospital? Pero, cuando se le ocurrió esto último, Quinto volvió asentirse desdichado, pues pensó que no tendría el valor de quitarse la vidamientras conservara en el fondo la esperanza de que su intento resultarafrustrado.Existíaelpeligrodequelasheridasquesecausararequirieranapenasunos cuantos puntos, sin anestesia, por parte del médico de la prisión, y queterminarasimplementevendadoyenviadopuntualmentelamañanasiguienteen

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peorescondicionesqueantesparasoportarelinterrogatorio.Quintoapretólospuños,seirguióypensóqueunacosaerasegura:noibaa

permitir que lo interrogaran. Y lógicamente, pensó, una vez decidido asuicidarse,nohabíaabsolutamenteningúnintentodefuga,pormuydesquiciadoeimprobablequepareciera,quenomerecieralapenaprobar.

Observó la superficiede la tapiade seismetrosdealtura, reparóenqueelmortero sehabíadesmoronadoenalgunos lugaresentre laspiedrasgrisesy sepreguntó si no podría encontrar un punto en el que encontrara asideros paramanosypiernashastaloalto.Siencontrabalaoportunidaddehacerunarápidaescaladapor sorpresa, quizá podría saltar la tapia y perderse de vista antes dequeloscarceleros,sentadosjuntoalapuerta,pudieranreaccionareimpedírselo.Ignoraba si iban armados con pistolas ocultas pero, aunque así fuera, más levalíaserabatidoabalazosporlaespaldaquedejarseconduciraToulouseparaquelotorturasen.

Quintoobservódetenidamentea loscarceleros,midiendoladistancia,ylesvioquitarse lasgafas.Ycuandollególaorden,«¡pasoligero!»,volvióconlosdemásalaceldaparalacena.

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«GilQuinto»eraelaliasqueconstabaenlosdocumentosdeidentidadfalsosdeRuyManuelJesús,condedeQuintanilla.Unaliaspropiodeunaficionado,pueshabríasidomásprofesionalhaberadoptadounseudónimomenosparecidoasutítulo, pero había inventado aquel «Quinto» en 1939, cuando era todavía unexperimentadoproscrito,ybastantelehabíacostadomantenerseencontactoconsus colaboradoresdesdeentonces comoparaponer las cosas aúnmásdifícilescambiándoseelnombreporelqueseloconocía.

RuyManuelerahijodeManuelo,ensudíaeltoreromásfamosoycelebradodeEspaña. Sumadre, que se había fugado con su padre de origen campesinocuando tenía dieciséis años, era hija de una de las familias de más rancioabolengodeCastillayaquelemocionanteromancelehabíavalidoaManuelo,enúltimotérmino,elafectocasihistéricodelpúblicoaficionadoalostoros.

Enprivado,Manueloera enjuto,pálidoy frío engradopatológico,pero laexquisita seriedad de su austeramanera dematar toros agotados inspiraba lascontinuas hipérboles de los críticos y el entusiasmo siempre creciente de lapoblación en general. Manuelo se hizo inmensamente rico, mezquino yarrogante:vivíaconfrugalidaddeldinerodesuesposaeinvertíahastalaúltimapeseta que ganaba en valores y acciones, y cuandomurió desangrado de unacornadaenlaingle,todaEspañalolloróduranteunasemana.

ElhijodeManuelo fueeducadoen laprovinciadeValenciapor sumadrearistócrata, aconsejadapor el tíoPío, unpariente lejanoporpartematerna.Lacondesanosehabíaperdonadonuncasualocadadecisióndelaadolescenciayelsentimientodeculpabilidadquelaembargabaporhaberdadoasuhijounpadreplebeyonohabíahechosinoincrementarelafectoqueprofesabaalpequeño.Sinembargo, la madre era una persona sensata y cuando Quintanilla, de niño, lepreguntabaporManuelo,siemprelehablabacontristeza,aunqueconcalma,de

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lalamentablecogida.Nieludíaeltemadelaprofesióndesupadre,niinsistíaenél,ysiempreprocurabadaraentenderqueeraunasuntodepocaimportancia.

Desde su más tierna infancia, Quintanilla supo que no era así. Pasaba lamayorpartedeltiempoconsusniñerasyconloscriadosy,naturalmente,prontoadquiriódeellosunsentimientodeveneraciónasupadre,queeravistocomounhéroe.Loscocheros,mozosdecuadra,peones,comerciantesydemásgentequeconocíalotratabanconunaamabilidadyunadeferenciaquesedebía,comoelchicodescubriómuypronto,alrespetofanáticoquetodossentíanporManuelo.Cuandojugabaenlacalleconloschicosdelpueblo,siempreselepermitíahacerdetoreroyniunasolavezentodasuinfanciaselesugirióquedeberíaturnarseconlosdemásparahacerdetoro.

Solían jugar cerca de la fuente, con las patas de una vieja silla porcornamenta.Unchicoagachabalacabezayembestía lacapaquesosteníaRuyManuel y los espectadores adultos aplaudían con seriedad cada delicado pasequedaba,complacidosantelapalidezylasolemnidaddeRuyManuelyantelaprecisión con la que arqueaba la espalda y se ponía de puntillas, exactamenteigualquesupadre.Alosochoaños,RuyManuelmandabaasusbanderillerosypicadores –montados a la espalda de los chicos mayores– con completaautoridad y a veces, cuando se juntaba un grupo numeroso de espectadores,exigíaquelepagaranporlaactuación.Seplantabacongestoserioenmitaddelruedo,formadoporlosrestosdeloscimientosdeunacasaenruinas,ymandabaa los demás chicos a pasar la gorra. Él observaba la escena atentamente yseñalabaalosqueveíaquenocontribuían.Alfinal,juntabatodaslasmonedasen unmontón delante de él, contaba el dinero y lo dividía en dos partes. Lamitaderaparaélyelrestoserepartíaapartesigualesentrelacuadrilla.

–¿Yparaeltoro?–habíapreguntadounespectadorenciertaocasión.–Eltorononecesitanada–replicóRuyManuelcondignidad–.Estámuerto.El chico que había resoplado, bramado y embestido bajo el sol ardiente

durante casi una hora se mostró decepcionado, pero no sorprendido, y saliócorriendodeinmediatotraselrestodelgrupo,queibaacomprarchocolateconlarecaudación.Elchicoeramásfuertequelamayoríadeellosyconfiabaenquealfinal,lejosdelaautoridaddeltorero,conseguiríaunaparte.

Con gallarda formalidad, Ruy Manuel se quitó la improvisada montera ydedicóunareverenciaalpúblico,traslocualsemarchósoloacontareldineroy

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guardarloenlacajadeplatalabradadondedepositabasustesoros.Devueltaencasa,elchiquillobajólainmensaescalinatadepiedraysalióal

exuberante jardín de la parte de atrás. Había localizado el cadáver endescomposicióndeunconejodebajodeunosarbustosy,conunacuchara rotaquelehabíadadolacocinera,recogióunmontóndegusanosylosguardóenunalatadesardinas.Luego,seencaramóaunárbolquesealzabajuntoalatapiayse dejó caer al otro lado, en campo abierto. Tras una larga caminata por unaarboledaderoblesdepequeñoporte,pocomásquematorrales,encontróelnidode corneja que llevaba observando desde principios de primavera. A estasalturas, contenía cinco voraces polluelos y Ruy Manuel, con absolutaimparcialidad, distribuyó los gusanos uno a uno en los pequeños picosdesesperadamenteabiertos.

Cuando vio que el sol apenas tocaba ya las blancas cumbres de la sierra,regresó apresuradamente a casa para la cena, temeroso de que lo alcanzara lanocheporelcamino.Alllegar,fuealavarselasmanos,abriólapuertadelsalónyentróconlacabezaaltaygestoconfiado.

–Buenasnoches,mamá.Buenasnoches,tíoPío–dijo.–Buenasnoches,RuyManuel–respondiósumadreconlamismaceremonia.Sinañadirpalabra,RuyManuelseacercóasutío,queacababadellegarde

Madrid,ylediolamano.–¿Quéhashechohoy,hijo?–lepreguntósumadre.–Hejugadoalostorosconunoschicosdelacalle–respondióRuyManuel.Alacondesalecomplacíanlosademanespatriciosquemostrabasuhijode

natural,peroleinquietabacadavezmássuinterésporlatauromaquia.Aquellaeraunasituación,pensólamujer,querequeríacautelaytacto.

–Noesunamalaactividad,paraunniñodetuedad–apuntoellacondulzura.RuyManuelestuvodeacuerdoenesoy,comoerademasiadopequeñopara

percatarse de la indirecta que encerraba el comentario, sólo percibió su tonoafectuoso.Seencaramóasuregazoylepasólosbrazosentornoalcuello.

Lacondesaleacaricióelcabelloypreguntó:–Cariño,¿creesqueestábienexigirleeldineroaesapobregente?–En los toros, todo el mundo paga. Y yo tengo que dar de comer a mi

cuadrilla–fuesurespuesta.Locompletoydetalladodelafantasíainfantiltranquilizóalacondesay,en

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cualquiercaso,elsentidodelaresponsabilidadquemostrabaRuyManuelparaconsussubordinadosleparecióabsolutamentecorrecto.Finalmente,decidiónoprohibirlequeaceptaradinero,puessabíaquealosdelpueblolesdivertía–y,enciertomodo,loshalagaba–poderecharunasmonedasaljovenherederodeunade lasmayores fortunas deEspaña.Ymás adelante, supuso lamadre, aquellosería algo que el joven conde de Quintanilla preferiría olvidar; en últimotérmino, no estaríamal que en el fondo de sumente hubiera recuerdos de latauromaquia de los que se sintiera vagamente avergonzado. Y no porquehubiera, a su modo de ver, la menor probabilidad de que su hijo, dada suposición,quisieraadoptareloficiodesupadre;sencillamente,leinquietabaqueRuyManuelseimplicaradealgunamaneraenlaúnicaclasedeactividadsobrela que sería imprudente, socialmente, atraer la atención. Sin tener plenaconcienciadeello,lacondesaestabadecididaacompensarelterribleerrorquehabíacometidoensujuventud,casandoasuhijoespectacularmentebien.

Doscriadossirvieronunacenasencillaabasedepollo,arrozyplátanofrito,que el tío Pío acompañó de tres vasos de buen vino.El tío era un hombre decortaestaturayhombrosanchos,deunoscuarentaaños,conunrostrocuadradode facciones recias que recordaba un poco aMussolini, aunque sus principioseranapasionadamente liberalesy republicanos.Era representanteen lasCortesdeunapartedeValenciaquesiemprehabíasidoantimonárquica,desdelosdíasde Napoleón, y era el único de la familia Quintanilla que, desde el primermomento, se había mostrado comprensivo con el bochornoso embrollo de lajoven condesa. Desde la providencial muerte temprana de Manuelo, siemprehabíaprocuradoencontrartiempoparavisitarasudesafortunadasobrinaunavezalmes,porlomenos,yéltambiénesperabarestablecerelprestigiodelafamiliaguiando a RuyManuel a una carrera distinguida. Ya había decidido que susplanesteníanunabuenaprobabilidaddeéxito.Noseleescapabaqueelniño,asu tierna edad, ya presentaba varias características muy prometedoras: eraresuelto, pero reservado, y capaz de mandar y dirigir a sus compañeros dejuegos.YeltíoPíotambiénteníaquereconocerdemalaganaqueelinstintoquehabíaheredadoelchicodeatesorarcadamonedaquecaíaensusmanossugeríaque eramás probable que demayor fuese sensato y digno de confianza, quederrochador o desenfrenado. Cuando creciera un poco, se le podría enseñar aemplearsuriquezacomoinstrumentoparasuascensosocial.

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RuyManuelpasótodasuinfanciaenelcaserónquedabaalaplazamayordelaciudaddeprovincias.Loeducóuntutorfrancésdebuentalante,monsieurBotin,que enseñaba todas las asignaturas, incluidas las matemáticas y los idiomasextranjeros.RuyManueladquirióunexcelenteacentofrancésyunrisibledejealemán. El tío Pío había escogido a un francés porque en aquelmomento nopodíafiarsedelrepublicanismodeningúnespañol.LaincompetentedictaduradePrimodeRiveraera,apesardetodo,lobastantepoderosacomoparaintimidaracualquieraquequizáshabríapreferidomostrarseneutralenpolíticayeltíoPío,cuyos antepasados habían sido destacados anti-monárquicos durante cincogeneraciones, sentía una desconfianza bastante esnob hacia todos losadvenedizosconversoscontemporáneos, siempre inflamados.Tambiéndeseabaqueelmuchachofueraeducadoencombinarlasopinionesanticlericalesconunaaparienciadeconformidadsocialmentedecenteysabíaqueseríacasiimposibleencontraraunespañolquenofuesecatólicomilitanteoateofuribundo,aloquehabíaquesumareldelicadoproblemade lacondesa,quien,conformesehacíamayor, semostraba cada vezmás devota e inclinada a esperar que su hijo setomara en serio la religión.El tío Pío no se opuso a que celebrase la primeracomuniónyRuyManueltuvosuceremoniaysumeriendaabasededulces;sinembargo, el hombre puso todo su empeño en convencer a la duquesa de queencontrarsebajo ladoble influenciadeunconfesorydesu tutornoharíasinoconfundir almuchacho.Así pues, el sereno escepticismo francés demonsieurBotinno seviocomplicadoporningún íntimocontactocon la fecatólicayelmuchachosiempreasociólapiedadconmujeresrespetablesysolitarias.

Cuandosuahijadocumpliódieciochoaños,eltíoPíopensóconsatisfacciónquesuplaneducativohabíasidounéxito.EljovenQuintanillaeraunmuchachoinstruido,serenoyseriosinllegaralexceso.

Era primavera enMadrid cuandoRuyManuel llegó para hacer el serviciomilitar. En teoría, estaba destinado en un destartalado cuartel de un barrio dechabolasenelcaminoaFuencarral,peroenrealidadvivíaenunlujosopisoconvistasalosjardinesdeElPardo.Sesuponíaquedebíacomparecertodoslosdíasapasarrevistaalasnuevedelamañana,peroeramuyhabitualquelosjóvenesricos se ausentaran (sobre todo los días de paga, cuando el sargento primeropodíaembolsarsesushaberes,ademásdelospropios,encompensaciónporlosfavores que les hacía).Ymientras hicieran acto de presencia en determinadas

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formaciones, que siempre tenían lugar haciamediodía, nadie se quejabade suindolencia.ElcondedeQuintanillaeraunpocomásescrupulosoquelamayoríay, en su caso, la actitud habitual de los reclutas forzosos corrientes, quedetestabanyenvidiabanalosprivilegiadosseñoritos,eradistinta:élsiempresemostrabacortésy,comohijoyherederodelinmortalManuelo,erapopularentresuscamaradas,sobre todoporquenoseperdíanuncaunacorrida importanteydespués disfrutaba describiendo a los hombres, en los términosmás técnicos,hasta el último detalle de lo que había sucedido. Sentado en cualquier cafébarato, entre el zumbido de las moscas, pasaba horas discutiendo y sentandocátedrasobreelúltimonovilleroprometedorqueacababadetomarlaalternativa,osobrelasuperioridaddeltoreoclásicosobreelmoderno.

Quintanillanosellevabatanbienconlosjóvenesdesupropiaposición.Suseriedadloshabríaaburridofueracual fuesesu ideariopolíticopero,dadoqueprofesabaopinionesrepublicanas,lamayoríadeellosseresistíaahaceramistadconél.Susposturaspolíticas, tanmal acogidas,nohabrían importado tanto sihubiera sido un juerguista y hubiese derrochado el dinero como hacían ellospero,apesardelagranfortunaquesesabíaqueposeía,sóloparecíainteresadoenfrecuentarlasplazasdetorosylosmítinespolíticos.Alprincipio,enalgunaocasión,algúnconocidoensituacióndesesperadalepidióprestadodinero,peroél siempre se negó y como consecuencia, durante aquellos primeros años enMadrid,RuyManuelhizomuypocosamigosdesuedad,peroalmismotiempoevitó también verse involucrado con camaradas indeseables. Vivíamodestamenteconunapequeñapartedesusingresosycontribuíaregularmentea losfondosrepublicanos,a travésdel tíoPío,conunacantidad iguala laquegastaba en sí mismo. Lo que sobraba lo reinvertía en bonos norteamericanossegurosainteréscompuesto.Estaterceraporcióneramuchomayorquelasumadelasotrasdos,perolasgananciasdeManuelohabíansidotanenormesquelapartequegastabaQuintanillabastabaparallevarunestilodevidapropiodeunjoven grande de España. Contrató un criado, se compró un coche deportivodescapotable, con asientos de piel de color rojo, y aceptó obedientemente lasmuchas invitaciones socialesquesumadreseocupabaenconcertar.Sucriadoera un hombre eficiente y Quintanilla siempre llevaba la ropa bien cortada ymejorcuidada.

Cuando llevaba dos años en Madrid, se enamoró de una adolescente, la

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duquesadeTurgulla.Laconocióenunbaileenlaembajadaargentina,cuandolachicateníadieciocho,ylavioconfrecuenciaenlascasasdegenteinfluyenteala que su madre, no siempre sin rechazos y dificultades, conseguía que lopresentaran.IsabelaMaríaerarubiayfrágily teníaunavozdelicadayunairereservado,peroeratercayestabaconsentidaentodoporsupadre,queocupabaunaltocargoenlacorte.

Una tarde, Quintanilla se llevó a Isabela María a una corta excursióncampestre.Antesdesalir,tomaronelalmuerzoenunpequeñorestaurante,dondeera improbable que los viera nadie que pudiese andar con el chisme de queIsabela no llevaba carabina. Los dos disfrutaron de la atmósfera furtiva de lacomidayhablaronenvozbaja,casiensusurros.Hablarondeellosydelostoros.Naturalmente,IsabelaescuchóconatenciónloscomentariosdeQuintanillasobrelos méritos técnicos de diversos toreros, pero discutió ardorosamente sobrecuáles eran valientes y cuáles cobardes.Ninguno de los dos insinuó elmenordesprecioporlosque,enopinióndeambos,teníanmiedo;dehecho,estuvieronde acuerdo en que quienes merecían más admiración eran aquellos cuyaactuaciónenlaplazanoseveíaafectadaporelmanifiestopánicoquesentían.

IsabeladirigióunatímidamiradaaQuintanillaydijodepronto:–Manuelodebíadesermaravilloso.Quintanilla se sintió turbado, pero sabía que tarde o temprano tendría que

afrontarelasuntodesupadre.–¿Atiteavergonzaríatenerporpadreauntorero?–preguntó.Lachicalomiróuninstanteyluegorespondió,despacio:–Sí.–Amí me produce vergüenza y orgullo –dijo él–. Depende de con quién

estoyhablando.–CreoqueManuelotehaceatractivoyexcitante–añadióella.De pronto, Quintanilla se sintió profundamente agradecido de que la

muchachahablaraconaquellafranqueza.–¿Tecasarásconmigo?–lepreguntó.–Meparecequeno–respondióellaconbastanterotundidad.–¿Porquéno?–Labodanopodríaacordarsenunca.Mipadrenolopermitiría.Quintanillaseirritóconsigomismoporhabersidotanimpetuoso.Suprimera

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intencióneraquedarseasolasconellaenlasmontañasycontemplarlapuestadesol rodeados de un absoluto silencio. Allí la habría besado y la habríaconvencidodecomprometerse,parasí,sinpalabras.

Pagó la cuenta, montaron en el coche y avanzaron por la nueva carreteraradialhaciaeloeste.Luego,tomaronhaciaelnortehastaelpiedelGuadarrama,dondelacarreterasehacíaestrechayeraimposiblecorrer.AIsabelalegustabair deprisa y lamentó que hubieran dejado la carretera principal, pero entoncesrecordóque en ladirección en laque iban sehabía inauguradohacíapocounclubdecampoconpiscina,cóctelesyunaorquestadebaileamericana.

Tuvieron que detenerse para dejar pasar a un campesino con un burro eIsabelallamóalhombreylepreguntóelcamino.Elcampesinonosabíaquéeraunclubdecampo,demodoque les indicó ladireccióndeMadrid,perono sesorprendiócuandolaparejadesoyósusindicacionesycontinuaronenelsentidoenquevenían.

–Encontraremosunpueblodondepreguntar–dijoIsabela.–¿Esprudentequenosveansincarabina?–Estáshechounprovinciano.–Tútambiénloparecíascuandoteinvitéaalmorzar.–Esoeraunatáctica.Noqueríaquepensarasqueaceptabalainvitaciónenel

acto.–Bitch–dijoéleninglés.Aella legustóque replicaraasu insultoutilizandounasofisticadapalabra

extranjera y se dijo que, decididamente, era la persona más atractiva queconocía.

Llegaron aunpueblogris, árido, en el que todos lospostigosde las casasestaban firmemente cerrados, como si el lugar estuviera deshabitado. En laoficina de correos encontraron a un joven, vestido con un chaleco sucio,pantalonesdealgodónyzapatosdesalóndecharol,queconocíaelcamino.SalióconQuintanilla,montóenelcoche, se sentósobre lacapotaabiertay leshizogestosdequecontinuaran lamarcha.Avanzarondespacio,bamboleándoseporcaminosdemulas,duranteunoskilómetros.Cruzaronunvadopocoprofundoy,finalmente,salieronaunacarreteranuevaquepasabapordelantedelaverjadehierrodelclubdecampo.

Quintanilla no supobienquéhacerdel joven: loshabía acompañadohasta

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allíynohabríanencontradoelcaminosinél,peronoibavestido,precisamente,paratomarunacopaenunsitioelegante.

Se detuvieron y se apearon y, cuando se abrió la puerta, los tres seencaminarondeinmediatohaciaeledificio,directamentealbar.

–¿Quéleapetecetomar,señor?–preguntóQuintanilla.IsabelapidióunPimm’sNumberOneyeljovendijoquetomaríalomismo.Bebieron y hablaron de las magníficas carreteras nuevas y, cuando

terminaronlacopa,Quintanillapropusoquetomaranunasegunda,paraayudaralseñorensulargocaminodevuelta.

Eljovenrehusó.–Nodebodescuidarmitrabajoenlaoficinadecorreos–dijo.Se estrecharon la mano y Quintanilla insistió en lo agradecidos que le

estabanporsuayuda.–Enabsoluto–dijoelhombre–.Hacetiempoquequeríavisitarelclub.Soy

yoquiendebeagradecerleslaoportunidad.Cuandosehumomarchado,Isabelacomentó:–Mealegrodequeloinvitasesaentrar.–¿Porqué?–Hasidomuyamableportuparte.–Heestadoapuntodenohacerlo.–Ahíestáotraveztugentilezaprovinciana.Las puertas correderas de cristal se abrían a un cuidado jardín lleno de

árboles y arbustos. Quintanilla tomó del brazo a lamuchacha y la llevó a unrincónapartado,dondelabesóapasionadamente.

Cuando volvieron al edificio, y mientras cruzaban el bar camino de lapiscina, los abordó un camarero con la cuenta en la mano y les preguntó,excusándose,sieranmiembrosdelclub.Quintanillasacóunatarjetadevisitadeun tarjetero de oro y escribió a lápiz debajo de su nombre, «e IsabelaMaría,duquesadeTurgulla».Dejólatarjetaenlabandejadelcamareroyañadió:

–Dígalealgerentequenosproponemosinscribirnos.Pasaron el resto de la tarde bañándose y descansando a la sombra,

acompañados por la música de swing que salía de un altavoz colgado de unnaranjo. Sólo había tres o cuatro bañistas más y los camareros rondabandiscretamente con sus chaquetas blancas, pendientes de que los llamaran con

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unas palmadas para pedir otra bebida. A lo lejos, las montañas lucían unluminoso tono azulado bajo el sol radiante y los picos más altos brillaban,cubiertosdenieve.Enunmomentodado,mientrasIsabelayacíabocaarribaconlasmanosdebajodelanuca,RuyManuelseinclinólentamenteypasósulenguaporelvellofino,incipiente,desusaxilas.

De regreso, tuvieron que apresurar la marcha a fin de llegar con tiemposuficienteparaqueIsabelapudieravestirseparalacena.Porelcaminohablaronde las elecciones generales y Quintanilla la divirtió con sus posicionesrepublicanas. Sin embargo, cuando ya entraban en Madrid, riñeron en serioporqueéldijoquenopodíallevarlaalostorosaldíasiguiente.

–¿Porquéno?–preguntóella.–PorquedeboviajaraValenciaparacolaborarenlacampañadeltíoPío.–Mandauntelegramadiciendoqueestásenfermo.–Tengoqueir;debopronunciarundiscurso.Loscartelesmeanunciancomo

elhijodeManueloyesorepresentacientosdevotosque,deotromodo,el tíoPíonoconseguiría.

–Tendrás que aplazarlo –insistió Isabela con rotundidad–. Mi padre y yosalimosparaSantanderelviernesypuedequenovuelvaaverteensemanas.

–No–dijoQuintanilla–.Tengoqueir.–Nopuedocreerqueseastandesconsiderado.–PuedoiraSantanderdespuésdelaselecciones.–Tejuroque,sivas,novolveréahablarteenlavida.–Esoesmuyinfantilportuparte–replicóQuintanillaafectuosamente.Habíanaparcadodelantedelcaseróndondevivía Isabelay lamuchachase

apeóycruzólaverjadehierroforjadoconlacabezamuyerguida.Quintanillanohizonadaporquenoteníaintencióndedejarplantadoasutío

ynoseleocurríanadamásquedecir.Regresóasupisoalborozado.Alfinyalcabo,sedijo,lapataletadeIsabelademostrabaquelegustabaestarconél.EraevidentequehabíadisfrutadodelaexcursióntantocomoélyRuyManueltuvolacertezadequehabríaotras.

PasólaquincenasiguienteenValenciayalrededores,enfrascadoenlacampañaelectoral,yentreactoyactosequedóadormirencasadesumadrevariasveces.

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Una de esas noches, después de cenar, los dos se sentaron a solas en el gransalón.Duranteunrato,sededicaronachismorrearsobreasuntosdeloscriados:quiéntendríaquecasarseconquiénycuántoestabadispuestoapagarelpadredeella.Entonces,depronto,RuyManuelsepreguntóenvozaltasiquizánoseríabuenaideaqueél,también,pensaraencomprometerse.

La condesa apretó los dientes y contuvo el aliento, esperando con unainquietudcasi insoportablequesuhijo ledijeraconquiénseproponíacasarse,pero él se limitó a seguir soltando generalidades triviales sobre si tal vez eranecesario que él también empezara a pensar en establecerse, ahora que habíaterminadoelserviciomilitar.

–Noesquenopuedapermitírmelo–añadió.Con un esfuerzo de voluntad que la hizo sentirse físicamente enferma, la

condesapreguntóconaparentecalmasihabíapensadoenalguienenconcreto.–Hayunpardechicasadecuadas–dijoél.Lacondesahabíaintentadoconcertarlabodadesuhijoporsucuentaysintió

pánicodecontinuarlaconversación,portemoraquehablardeellolemetieralaideaenlacabezaaRuyManuel,deunaformaprematuraydemasiadovaga,sindarle tiempo a ella de hacer sus planes. Al mismo tiempo, era urgente queaveriguaradeinmediatosihabíaalguienenconcretoenquiensuhijoestuvierapensando.

Sinquefueraconscientedequesedebíaaello,oírqueRuyManuelutilizabalapalabra«adecuadas»laanimólosuficientecomoparadecirle:

–Háblamedetusproblemas,cariño.RuyManuelhabíapensadoenIsabelaMaríayhabíasoñadoconella todas

las horas desde que se habíamarchado deMadrid y le había costado un granesfuerzoabstenersedehablarconstantementedelamuchachaasucriado.

–HeestadopensandobastanteenIsabelaMaría,lahijadeToledo–confióasumadre.

Lasangrelevolvióalacabezaalacondesatandeprisa,quediounrespingoy,conunasonrisaanimadayreveladora,exclamó:

–¡Bueno,esoesotracosa!Quintanillasólovioquesumadresemostrabacomplaciday,porotrolado,

él también estaba demasiado obsesionado con sus propios pensamientos comoparafijarseenloextrañodeaquelcomentario.Lecontóloenamoradoqueestaba

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ylehablódelaexcursiónydelapelea.Lacondesalehizopreguntasyprontollegó a la conclusióndeque suhijohablaba en serioydeque talmatrimoniosería perfectamente conveniente en todos los aspectos. Lamujer llevaba tantotiempo viviendo en el campo que había exagerado el significado de ladisposición de Isabela María a aceptar invitaciones a solas con su posiblepretendiente.En su juventud, tal conducta habría sido impensable enpersonasquenoestuvieranpúblicamentecomprometidasydioporsentadoquedebíadesignificar,cuantomenos,queIsabelaMaríasentíatantoafectoporRuyManuelcomoélporella.

La condesa pidió al servicio que trajera una botella de vino y continuaronhablandohastapasadalamedianoche.Pocoapoco,empezóadarsecuentadelodifícil que sería concertar tal boda. Toledo era un monárquico visceral y enaquellosmomentoscríticosquevivíaelpaíseramásqueposiblequeseopusierarotundamenteacualquiervinculaciónconunparientedeltíoPío.

Apesardeello,sepropusoencontrarunasoluciónalproblema.–Estádecidido–dijo–.Tecasarásconella.–Elproblema–replicóRuyManuel–esqueToledoesdemasiadoricocomo

paraquemidineroseaunbuenseñuelo.–Eldinerosiempreesunseñuelo–lecorrigióellayañadió–:Ysiactúascon

valor,nopuedesfallar.Toledoesunpadreindulgentey,alfinal,cederá.RuyManuelmirófijamentealosojosasumadre.–¿Quéestásdiciendo?–Siquierescasarteconella,hazlo.–Yo creía que siempre, o casi siempre, habías deplorado la menor

irregularidadenestascosas.La condesa estaba tan complacida con suhijo, queno le incomodó loque

dabaaentender.Serióydijo:–Quieroqueconsigasloquequieres.RuyManuelsonrióy,alcabodeunosminutos,dio lasbuenasnochesasu

madreconunbesoysubióasuhabitaciónaterminarunacartaaIsabelaMaríaantesdeacostarse.

Mientrassudoncellalecepillabaelpelo,lacondesapensóconscientemente,porprimeravez,enloemocionantequeseríaquesuhijoprotagonizaraunafugade amantes tan brillante como desdorosa había sido la suya. Tenía la vaga

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sensación de que, de alguna oscura manera, con aquello quedaría vengada yabsuelta.

IsabelaMaríaleyólacartadeQuintanillaunamañana,alahoradelalmuerzo,enpresenciadesupadre.Toledoeradeunageneraciónqueconsiderabasudebersupervisar la correspondencia de las hijas y no esperaba que ella lo llamaseentrometidocuandolepidióverlacarta.

–Noteinteresaría–dijoIsabelaMaría–.Esdeunodemisamantes,nadamás.AToledosiemprelehacíangracialasbromasdesuhijaysediocuentade

quenoconseguiríasupropósitoamenosqueseloexigieradeformaautoritaria,lo cual cortaría aquel momento de familiaridad amigable y alegre. Al mismotiempo,noqueríadarseporvencidocompletamente.

–¿Cuál?–preguntó.–Quintanilla.–¡Desvergonzada!–exclamóconunarisilla–.Elhijodeuntorero...–Esmuyrico.–¡Mercenaria!–Tengoel deber con la familiadehacerunabuenaboda–declaró ella con

vozrecatada.Toledoseriódenuevo,lediounaspalmaditasenlamanoynocontinuóla

conversaciónporquenocreíaposiblequeIsabelatomaraenserioaQuintanillacomoposiblemarido.Elconde,quehabíavividosiempreenelreducidocírculode lascontadas familiasmáspróximasa lacorte,consideraba insignificantesatodos los demás y no tenía el menor interés por la militancia política deQuintanillaporqueladesconocíaporcompleto;apenashabíaoídohablardeltíoPíoysólorelacionabaaljovenconManuelo,quien,comolamayoríadetorerosdefama,podíapresumirsequehabíasidorespetuosamentelealalrey.

IsabelaMaría había decidido que estaba enamorada de RuyManuel, perosentía tanto afecto por su padre que no se planteaba casarse con nadie sin suaprobación.Porotraparte,estabadisfrutandotantodesuprimeratemporadadeactividades adultas, que no quería en absoluto comprometerse de inmediato.Estar enamorada y tener citasmás omenos clandestinas conRuyManuel eraemocionante,perocasarseeraalgoqueapenasimaginabamuyvagamente,enun

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futuroinconcreto,ysubodatendríaconcertezatodalaparafernaliahabitualdevestidosnuevos,regalos,madrinas,lirios,velosymúsicasolemne.

Mientras tomaban el café con unas tostadas, por la radio empezaron aanunciarse losprimeros resultadosde laselecciones.Perplejos,nooyeronmásque derrotas monárquicas. A Toledo, las noticias le parecieron tancompletamente impensables que, durante un rato, creyó en serio que estabaoyendo alguna especie de irrupción propagandística organizada por losrepublicanos desde alguna emisora extranjera. Pasó la mañana haciendollamadas por teléfono y, antes del almuerzo, partió para Madrid con IsabelaMaríaensucochemásrápido.

Condujeron sin parar y llegaron a última hora de la tarde al centro de laciudad.Lescostóavanzarentrelamuchedumbrequedabavítoresporlascalles.EnlaPuertadelSol,habíaunatascodetráfico.Eraimposiblemoverse.Muchosde los manifestantes vociferaban, agitando antorchas improvisadas de las quesaltaban pavesas que causaban pequeños pánicos localizados y estimularon eintensificaronelgriteríovociferanteylacrecientehisteriamasiva.CincojóvenesconreciasbotassesubieronaltechodelRolls-RoycedeToledo.Unaventanillase rompió de una patada y las tachuelas de la bota alcanzaron a Isabela y lecausaronprofundoscortesenlaorejay lamejilla.Lescostóunbuenratosalirdelcoche.Toledodejóalchoferacargodelvehículoy, rodeandoconfirmezaporloshombrosasuhija,seabriópasoaempujonesycodazosconunasonrisaartificialenelrostroyrespondiendocondisculpasalenojodelagentealaqueempujabacondemasiadabrusquedad.

Lamultitud, cada vezmás numerosa, se sentía triunfante y se volvía cadavezmásamenazadora.LapolicíahabíadesaparecidodelascallesaprimerahoradeldíaydecenasdemilesderevolucionariosfieramenteexaltadosproclamabanagritossuintencióndeasaltaraquellanocheelPalacioRealysacararastrasalrey.Lossoldadoseran tanpocode fiarcomo lapolicíay,antesdelamanecer,Alfonsohabíaabdicadoyhabíaabandonadoelpalacioporunacallesecundariaconsufamilia,ensecretoyatodaprisa,caminodelexilio.

ToledoeIsabelalosiguieronporvíaaéreaaldíasiguiente.

El tío Pío se encontró convertido, para su sorpresa y asombro, en miembro

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importante del nuevo gabinete republicano. Su conocida moderación eintegridad, combinada con su experto conocimiento de la teoría fiscal, loconvertíanenunmuyidóneoministrodeFinanzas.El inesperadohundimientodelamonarquía,delanochealamañana,habíapilladoporsorpresaatodoslospartidosyelnuevogobiernohubodeimprovisarseatodaprisabajolainiciativadelosescasoslíderesreconocidosquehabía.ElministeriodeltíoPíoeratalvezelmásdifícildedotardepersonalporquesusfuncionarioshabíansidoescogidosporelanteriorministrodebidoprecisamenteasuextremoconservadurismo.Erademasiadoarriesgadonodespediraunagranpartedeellosy,sinembargo,erandemasiado pocos los republicanos con la cualificación necesaria parasustituirlos.

Inevitablemente,pues,eltíoPíosevioobligadoaseleccionarahombresqueconocíaenpersonaydecuyocarácteryconviccionesestabaseguroy,aunqueporunsegundolepreocupólaideadelnepotismo,decidióquesuahijado,RuyManuel,eraexactamenteeltipodejovensolventequenecesitabanyqueestabaperfectamente capacitado, por méritos propios, para desempeñar un cargo deresponsabilidad. Así pues, sucedió que mientras Isabela María mandabatelegramas desde el Claridge’s a RuyManuel para que volara de inmediato aInglaterra,élestabaocupadoendarlosprimerospasos,partiendodeunpardepeldañosdelacima,enlaescaleradesucarrerapolíticaenEspaña.

Durantelosmesessiguientes,IsabelavivióconsupadreenCurzonStreet,enunpisoamuebladosincarácter,aburridayechandodemenoselsolylavidaalairelibredeEspaña.EscribiólargascartasimperiosasaQuintanilla,insistiendoenquesepresentara inmediatamenteenLondresyaprovechara laoportunidadde congraciarse con supadre.Unavezque toda la estructura tradicional de lavidaenlacortesehabíaderrumbado,decía,seríafácilconvencerasupadreparaqueaccedieraasumatrimoniosiRuyManuelteníalasensatezdevenirseavivirenLondres,donde todos losexiliadosespañoles,agrupadosen ladesgracia,seconocíanyseapoyabanyseaprobabanmutuamente.

Las respuestas de Quintanilla eran apasionadas e inflexibles: la amabadesesperadamente, pero tenía mucho trabajo. Quizá pudiera tomarse unoscuantosdíasdevacacionespornavidadyhastaentoncessólopodíareafirmarseenlaintensidaddesusdeseosdeverlaydesuamorimperecedero.

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Sinembargo, lascosas sedesarrollaronde talmaneraquepasaronvariosañoshasta que volvieron a verse. Sobreviviendo a los cambios y más cambios degobierno entre la caída de la monarquía y la rebelión fascista de 1936,QuintanillacontinuótrabajandoparaeltíoPío,elúnicoministroquepermanecióen todo momento en el poder –y desempeñando la misma cartera– hasta elúltimoañodelaguerracivil.

Hacia 1938, en círculos gubernamentales empezó a hacerse secretamenteevidente que los rebeldes dirigidos por el general Franco conseguiríanimponerse.Pocosseatrevíanacomentarlo,nisiquieraasusamigosmásíntimos,pormiedoa laubicuapresenciade lapolicíapolíticaque losconsejeros rusoshabían establecido para entonces en todo el territorio republicano. Sólo en lasreuniones del propio gabinete gubernamental, del cual formaban parte doscomunistas y unos cuantos compañeros de viaje, se podía insinuar la teóricaposibilidad de una victoria de Franco sin correr el riesgo de la liquidacióninmediata por derrotismo. E incluso entre los ministros, sólo uno de loscomunistas habría aceptadodedicar un instante a discutir tal contingencia.Sinembargo, la catastrófica derrota en Aragón y la división de la España leal algobiernoendospartesobligaronfinalmenteaquesehablaradeltema.Elavancedelenemigoforzóatomarladecisióndetrasladarlasreservasnacionalesdeoroa un lugar alejado de la lucha, y para entonces no había ciudad ni pueblo enEspañaqueelgobiernolegítimoestuvierasegurodeconservar.

Se trataba de una valiosísima y fabulosa cantidad de lingotes de orofácilmenterealizables,porvalordedecenasdemillonesdelibras,yelgabinetedebatió la cuestión con gélida intensidad. Los socialistas de la coaliciónpropusieronesconderlaenunaciudadpequeñaquelosdemássabíanqueestababajocontrolsocialista,mientrasqueloscomunistassugirieronunaprovinciaquecasualmente, según hicieron notar los socialistas, estaba dominada por tropascomunistasexclusivamente.EltíoPío,queeraelúnicoliberalquequedabaenelgobierno, quedó muy decepcionado ante la exhibición de flagrante interéspartidarioaexpensasdeEspaña,peronoparticipóenlasdiscusioneshastaquelosdemás,trasmuchashorasdetirayafloja,llegaronalacuerdodequeelorodebería ser enviado al extranjero. Los comunistas propusieron Moscú comolugarmásseguroylossocialistassedecantaronporMéxico.Loscompañerosdeviaje intentaronunasolucióndecompromisoyseñalaronParíscomolacapital

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másconvenienteparaguardareltesoro.FueeltíoPío,comotantasvecessucedía,quienpropusolaresoluciónquese

adoptó finalmente.En ella se recomendaba que una parte fuese aMoscú, otraparteaCiudaddeMéxicoyotraaParís.Elexperimentadoministro tuvobuencuidado en redactar la resolución en estos términos y en lograr que quedaraconstanciaoficial de ella, pueshabíadecididopor su cuentaque, en cualquiercaso y por principios, una cuarta parte de la herencia nacional españolapermanecería en territorio nacional. La resolución, que hacía referencia a tres«partes» y no a tres tercios, le permitía, sin apenas remordimientos deconciencia, aprovechar el hecho de ser el único miembro del gabinete queconocía con precisión cuánto oro había, dónde estaba exactamente y bajo quécondicionesseguardaba.Yparajustificarseasímismolareticenciaquehabíamostradoduranteeldebate,apelóalhechodequedosmiembrosdelgabinete,porlomenos,guardabanlealtadalCominterndelaUniónSoviética,antesqueaEspaña.

Comoministroresponsabledellevaralaprácticaladecisiónadoptada,eltíoPíopodíaelegir librementeasuscolaboradoresyfueinevitablequecolocaraaQuintanillaacargodelacuartapartesecreta,cuyaexistenciasóloconocíanellosdos. Dispusieron que el oro, embalado en sólidas cajas de transporte demunición,fueseenterradoenunapequeñameseta,estrechaycasiinaccesible,enel corazón de los remotos Pirineos, amenos de dos kilómetros de la fronterafrancesa.Alossoldadosqueparticiparonenel trasladose lesdijoqueestabanestableciendo un depósito demunición de emergencia y, aunque se les exigiójuramentodeguardar secreto,Quintanilla consiguióque todos creyeranque laoperacióneraunasuntorutinario,pocoimportanteybastantetedioso.Eltesorofue acumulado gradualmente por hombres procedentes de distintas unidades yningunodeellosteníalamenorideadel tamañodeldepósito.ElúnicocaminoquellevabaallugarfuedinamitadomuyaconcienciaparahacerloinaccesibleyQuintanillaconfióenqueeltesoronoseríadescubiertofortuitamenteporningúngrupode soldadosen retiradaoporunaavanzadilladeexploración.El tíoPíohabíainsistidoenqueloúnicoimportanteeralaseguridad,dandoporhechoque,cuandonecesitaranaccederaloro,dispondríandetodoelapoyogubernamentalparaabriryconstruirunnuevocaminodeacceso.

Aquel invierno,RuyManuel pasóunosmeses enFrancia para arreglar los

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detalleslegalesrelativosaltransportedelasotrastrespartesdeloroyenenerosetomóunascortasvacacionesenDavosparaesquiar.

Isabela y su padre se alojaban en el mismo hotel. Ruy Manuel seguíaenamoradodeellae Isabela secomportódeunamaneramuy formale intentóconvencer a supadredequeaccediera al compromiso,perono sirviódenadaporqueToledonoquisohablarsiquieradeemparentarconalguienqueapoyabalo que él llamaba «la junta bolchevique» española. El hombre se mostróespecialmente difícil porque, para entonces, ya era muy evidente que RuyManuelestabaenelbandoperdedor.

Unosmesesdespués,conelhundimientofinaldelgobierno legítimo,el tíoPíoyQuintanillaescaparonaBurdeosy,elañosiguiente,laconquistaalemanade Francia obligó al tío Pío a embarcarse apresuradamente en un mercanterumboaMéxico,dejandoaRuyManuelcomoúnicoresponsabledelosasuntosde su partido en Europa. Según se vio después, el tío Pío tuvo motivo paracongratularsedesuprevisióncon respectoa las reservasdeoro,puestoqueelgobierno francés devolvió la parte guardada en París al régimen de Franco,victorioso aunque ilegítimo, y los rusos se limitaron a repartir pequeñascantidades de la suya exclusivamente a aquellos políticos republicanos queseguíanalpiedelaletralalíneadelpartidocomunista.EltercerodelosenvíosconocidoshabíaterminadoenCiudaddeMéxico,enlacuentapersonaldeunexministro al que, salvo en esto, el tío Pío consideraba un hombre respetable ypolíticamenteleal.Dehecho,elprincipalmotivodequeeltíoPíodejaraEuropafue,precisamente,negociarunasoluciónmásconstitucionaldeaquelasunto.

Ensucondiciónderefugiadoindividualsinrespaldooficialenningúnpaís,elveteranopolíticohabríadescubiertoasullegadaaMéxicoque,apesardesufamadepersonaíntegra,carecíadeunabaseconvincentesobrelaquenegociar,de no haber sido por la existencia de aquella ignorada cuarta parte de lasreservas,quecalculabaquedebíaascendera,porlomenos,tantocomolapartequetodavíareteníaensupoderelotroexministro.

Durante las negociaciones, la extraordinaria revelación del tío Pío no secuestionó,peronofuehasta1944cuandopudoacordarseunprogramapolíticodefinido, para el cual deberían emplearse ambaspartesdel tesoronacional.Y,antesdecomprometersealaentregadelcontrolexclusivodesuparte,elgrupomexicanoinsistióenrecibiralgunagarantíarecientequedemostraraqueeloro

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delosPirineosseguíaocultoeintacto.Losconferenciantesnotuvierondificultadesparaponersedeacuerdo:todos

se conocíandehaberpasadomuchos años en laoposicióny en el podery lesuníaelmismoodioalfascismodeFrancoyalcomunismoruso.Porunanimidadycasi sindebate, sedecidióqueQuintanilla era lapersonamásadecuadaa laqueconfiarlainvestigación;susinstrucciones,trasmitidasatravésdeamigosdeunaembajadaneutralenVichy,fueronacudirallugardondeestabaescondidoeloro,haceruninventarioexactodeloqueencontrabaallíeinformardelresultadosindilación.NisiquieraeltíoPíoteníaideadeloimpracticablequeresultabaelencargo,puesdabaporhechoque,aunqueelemplazamientoeracasiinaccesible,aalguiencomoRuyManuel,queteníaunconocimientoprecisodelazona,noleresultaríaimposibleencontrarlamaneradellegar.

Cuandorecibiólamisión,Quintanillanosedejóamilanarporsudificultad.Estaba harto de no hacer nada y el año anterior, en previsión de que pudieraresultarleútil algúndía, habíapasadodos semanas escalandoenSuiza conunexpertoguía e instructor.Sin sermuy consciente de ello, el verdaderomotivoporelcuallacomunicacióndeltíoPíoloalegrótantofuequeelacuerdopolíticofirmado en México creaba un movimiento unitario de todas las fuerzasantifranquistas, excepto los comunistas, e incluía a los influyentes seguidoresmonárquicosdelpretendiente,donJuan,entreloscualesToledoeraunodelosmásactivos.Quintanillacasihabíalloradodegratitudalpensarenlaamabilidaddel tíoPío al concertarle (a sabiendasde loquehacía, sinduda)unencuentrosecretoconelpadredeIsabelaMaríacomocopartícipeenlaconspiración.

La entrevista que mantuvieron en Montecarlo resultó cordial y, aunqueQuintanilla no estaba autorizado a mencionar la existencia de la desconocidareserva,Toledosemostróencantadodeconocerlaincreíblecantidaddedineroqueelgrupomexicanoestabadispuestoaaportaralacausacomún.

Enlareuniónsediseñóunplancomplejoydelargoalcance.Toledoindicóque la primera necesidad práctica era la creación de un sistema por el quemensajeros y dinero pudieran circular libremente y en secreto entre Francia yEspaña. Muchos de los monárquicos habían sido partidarios de Franco hastafechas recientes y no les resultaría imposible conseguir permisos oficiales desalidadelpaíssilosolicitabanporescritoyalegabanmotivosaceptablesparaeldesplazamiento. Sin embargo, con estas peticiones atraerían la atención sobre

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ellos y, si viajaban con demasiada frecuencia, era probable que se hicieransospechososdetenerotrasrazonesparahacerloyfueransometidosavigilanciaconstante.Loqueserequería,dijoToledo,eraunaagenciaqueseocuparaconeficacia de la preparación de todo tipo de viajes, de los cambios de divisas eincluso, en ocasiones, de la falsificación de pasaportes y documentos deidentidad.

Losdosestuvierondeacuerdoenquelapolicíapolíticafascistasecomponíadegenteescogida,preparadaybienpagada,perolasfuerzasdelordencorrientesseguían siendo tan incompetentes y corruptas como siempre. Su plan, porconsiguiente, consistía en formar un grupo dedicado al contrabando por purolucroqueimplicaraavariosagentesdepolicíaydeaduanasyqueconstituyeraunatapaderaútilbajolacualpudieranllevarseacaboensecretolosauténticosobjetivosdelaconspiraciónpolítica.Estedobleengaño,demasiadocomplicadoa primera vista, quizá no habría parecido verosímil de no haber sido por laspeculiares circunstancias de la semiindependiente república pirenaica deAndorra, donde se proponían establecer su centro. Tradicionalmente, losandorranosnoeranlealesaFrancianiaEspañaydurantemuchasgeneracionessu principal industria, si no la única, había sido el contrabando entre los dospaíses. Toledo y Quintanilla dieron por sentado que, si operaban con buenosbeneficios pero eran generosos, podrían congraciarse con los miembros másimportantesde la comunidady, estableciendovínculos con ellosy con fondosilimitados,desarrollargradualmenteunaorganizaciónquetuviera laproteccióndel Consell de gobierno de Andorra y de la cual los agentes de la policíaespañolaresidentesallísedesentendierandiscretamente.

El plan era muy conveniente para Quintanilla. Sabía que el tío Pío y elcomitédeMéxiconosoportabansuaislamientodecualquierpolíticarealistaenEspañayqueaplaudiríansurapidezenformarunnúcleoprácticoparaeltrabajoconcreto. Al propio tiempo, el hecho de que la estrecha meseta donde seocultaba el oro no se hallara lejos de Andorra posibilitaba utilizar laorganizacióncomouncanalmedianteelcualpasar,devezencuando,pequeñascantidades de lingotes que no llamaran la atención. Y, además, Ruy Manuelestabaencantadoconlamanerairónicaenquelosgirosycambiosdelosasuntospolíticos lo habían llevado a una relación de secreta complicidad con elintransigenteprogenitorde lapersonade laqueestabaenamoradadesdehacía

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tantosaños.Así pues, con la energía que le proporcionaba la convergencia entre sus

fervores políticos y personales, Quintanilla preparó su azaroso viaje a lasmontañas.EnelmercadonegrodeNiza,tuvolasuertedepodercomprar,aunprecio fabuloso, una gran cantidad de elegantes plumas estilográficas paravenderlasbaratasenAndorra.

A continuación, se puso en contacto con los dos últimos exiliadosrepublicanos todavía en libertad que conocía, dos hombres suficientementejóvenesydeconfianzacomoparaqueloacompañaranaAndorrayalameseta.Intentaraccederélsoloseríaunalocura,supuso,yaquelloshombrestambiénleseríanútiles, inclusofundamentales,comoayudantesensusnegociacionesconlagentedeaquellarepúblicademontaña.

Los tres partieron por separado hacia su primer lugar de encuentro, unpueblo al pie de las montañas llamado Ceret. Quintanilla viajó en tren, enprimeraclase,con lasestilográficasenunacajaenel furgóndecarga.Habíanacordadoquelostressecambiaríanderopaporelcaminoyseencontraríanenelpueblohaciéndosepasarporcampesinos.HabíansalidodeNizaalcomienzodela primavera, con tiempo suficiente para la travesía antes de que las primerasnievesdelotoñohicieranimpracticablelaruta.

Quintanilla se presentó en Ceret con un burro que había comprado paratransportarlacargayesperódurantetressemanas,perolosotrosnoaparecieron.Seloveíatantoporelpueblo,ysinhacernada,quedespertólacuriosidaddelapolicíalocal,quelointerrogóunpardeveces.Alfinal,sevioobligadoaaceptarqueasusamigoslosdebíandehaberdetenidoconladocumentaciónfalsaynose presentarían. Fue la suspicacia que había levantado su larga espera,probablemente, lo que condujo a su detención, unas horas después de quepartiera solo hacia Andorra. Había decidido continuar adelante porque no eramáspeligrosoquevolverpordondehabíavenidoy,encualquiercaso,tardaríasemanas, si nomeses, en organizar un nuevo grupo; para entonces, ya estaríademasiadoavanzadoelveranoytendríaquepasarotroañohastaqueelcomitédeMéxicorecibierasuinforme,sobrecuyaextremaurgencialehabíaninsistido.Ruy Manuel tenía, pues, muchos motivos para estar decidido a conseguir suobjetivoyhabíaemprendidolamarchaensolitarioconlaesperanzadeque,alfinal,encontraríalamaneradeaccederalamesetaporsucuenta.Porlomenos,

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se dijo, comprobaría sobre el terreno si era posible hacerlo.Y también podríaempezar a relacionarse con los andorranos vendiéndoles las plumas encondicionesmuyventajosas.

El plan, sin embargo, no resultó. La policía llevaba demasiado tiempoobservándoloy,tanprontopagóenlaposada,lapolicíadefronterasfuepuestasobre aviso por teléfono. Le dieron el alto en un angosto camino y lodevolvieron a la comisaría de Ceret, donde lo encerraron en una celdaminúscula,unaespeciedeestablodecabra,durantenuevedías,hastaquehubosuficientes detenidos comopara justificar el usodel desvencijado autobúsquelosconduciría,encadenados,aNaronne.

Para su sorpresa, en el juicio lo trataron como un delincuente de ínfimaimportancia. Esto se debió a que, antes de que lo acusaran formalmente enNaronne,todaslasestilográficassalvounadocenahabíanpasadoapropiedaddelosguardiasdefronterasy lospolicíasdelpueblo,quese lashabíanrepartido.Porsupuesto,élnoaumentólagravedaddesudelitodeclarandoanteeljuezelvalorrealdelalijo,y lapolicíanoteníaelmenor interésencomplicaruncasosencillo llamando la atención sobre la rara historia que contaba el preso y sududosadocumentación.

Losotros cincodelincuentes que compartieron conducción conQuintanilladesdeCeretconocíanperfectamente,poresoscuriososmediosqueparecentenerlospresosparaestascosas,elvalorrealdelalijo. Incluso loexageraron.YlosdosqueterminaronenlamismaceldaqueélenNaronnepusieronalcorrientealos demás.Así pues,Quintanilla se encontró tratado como un pez gordo que,dentro de la desgracia de haber sido detenido, había sabido engañar a lasautoridades con una astucia admirable. Durante las primeras semanas deencierro,eratalsualivioporhabersalidodeaquellasinsertorturadoytantasugratitudasuscompañerosdeceldaporsucordialidad,quecasisesintiófelizysoportóconfacilidadlasuciedad,lacomidainfectaylasincesantessesionesdeladivinaquiéntedio.Sinembargo,últimamentehabíaempezadoaserdenuevoconscientedelacatástrofecompletaeirremediablequesignificabasudetención.El hambre lo había vuelto cada vez más irritable y aquel horrible juegoinacabablehabía terminadoporproducirle tal repulsiónque, la tardequeClairperdiólosnervios,habíatenidoquemorderselalenguaparacontenerlasganasde saltar él también y estrangular al grandullón Isidore por la espalda.

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Quintanillasehabíasumidoenunestadodedesesperacióncasisuicidayaantesde la soleadamañana en que el carcelero Bertiglia se había presentado en elpatio y había leído, de forma rutinaria, la orden por la que los tres debíanprepararseparaserinterrogadosenToulouse.

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Lospresospasarondelsoldemediodíaalaoscuridaddelaceldayformaronenfila, callados, a la espera de que llegara el negro con la sopa del almuerzo.Quintanilla controló el castañeteo de dientes y consiguió no pensar en nadaduranteunosminutos.Sacóbrilloalinteriordesuescudilladehierroconelcodoy,depronto,seleocurrióqueaquélquizáfueraelúltimoalmuerzoquehicieseensuvida.Respiróruidosamentepor lanarize intentónopensarenelviajeaToulousedelamañanasiguiente.

Engullólasopaysecomiótodoelpandegolpe.Acontinuación,agrandestragos,apurósulitrodevinodiario.Sentadoalamesa,apoyóloscodosenellahastaquesesintiómástranquiloymásfuerte;entonces,seechóhaciaatrásconlas manos en los bolsillos y se preguntó por primera vez cómo estaríantomándoseSterneryClairlaperspectivadeltrasladoaToulouse.MiróaClair,queestabaacuclilladoenelsueloapurandoelvino,ydescubrióquesusojillosdepájaroledevolvíanlamirada.Sterner,próximoaClair,sonrióaQuintanilladejando a la vista sus dos filas de dientes cortos, puntiagudos, separados ymanchados. Cada vez que a Ruy Manuel se le ocurría dirigir la mirada acualquieradelosdos,losencontrabaobservándolofijamenteycomprendióque,comoeradeesperar,estabantaninteresadosensureacciónalasituacióncomoélenlasuya.Irguiólaespalda,irritadoconsupropiacobardía,ydecidióquenoibaadejarseavergonzarpordossuciasratasdealcantarillacomoaquellas.

Se puso en pie, sacó las manos de los bolsillos, cerró el puño derecho yresolvió de una vez por todas, casi con ferocidad, que intentaría escapar.Rezongandoporlobajo,sedijoquecualquierintentodefuga,pordesquiciadoeinútilquefuera,resultaríamásrazonablequenohacernada.NoimportabaqueelintentofuesesuicidaporqueahoraveíaclaramentequesudebereraencontrarlamanerademorirantesdequelaGestapoempezaraasonsacarlesecretos.

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Depronto,cayóenlacuentadequeteníaapenasunahoraparadecidirseaprobar de saltar la tapia. Era una lástima que hubiera pasado la mañana tantrastornado, en lugar de dedicarla a hacer una inspección minuciosa de lasgrietasyasiderosquepudieraencontrarenella.Aestasalturas,yadeberíatenerdecididoelpuntoexactoporelqueempezaríaaescalar,porqueasíhabríapuestobuencuidadoenserelprimeroensaliralpatioporlatarde,conelpropósitodealcanzar la pared mientras los carceleros estuvieran todavía en la celda,conduciendo al resto de los presos. Entre él y los revólveres de los guardiashabríahabidounmurodegenteapiñadaenlaestrechapuerta,locuallehabríaproporcionado casimediominuto de ventaja.Quintanilla se acercó al cubodelosdesperdiciosysequedóallí,tratandodedecidirsiarriesgarse,aunsinsaberexactamenteporquépartedelatapiaintentarlo.

Los carceleros llegaron por el corredor mucho antes de que estuvierapreparado,perosabíaqueerasuúnicaoportunidady tomó ladecisióndeque,tanprontoseabrieralapuertadelpatio,saldríayecharíaacorrer.

Por un momento, se sintió sereno, desapegado de todo; sin embargo, depronto,fuepresadelacóleraalverqueSternerseinterponíaentrelapuertayél.

Elcarcelero tuvoqueordenarlesagritosqueseapartaranparaquepudierameter la llave en la cerradura. Los dos hombres forcejearon y acabaron porempujaralfuncionario.

–¡Echaosatrás!–gritóBertiglia.Conparsimonia,abriólapuertayvolvióagritar–:¡Atrás!

Bertiglia esperó, decidido a afirmar su autoridad, y por fin salió al sol.Quintanillacaptóunsilbidoenlospulmonesdelcarcelerocuandolosllenóparadarlaorden:

–¡Pasoligero!Sternerfueelprimeroensaliryseencaminódirectamentehacialatapiadel

otro ladodelpatio, laquedabaalexterior,entorpeciendoen todomomentoelpasoaQuintanilla.Éstehabría tenidoqueecharacorrerparaadelantarlo,perosabíaqueestabanabsolutamentealdescubiertoenmediodelpatiovacíoyqueelviejo carcelero resabiado los vigilaba. Aminoró el paso y se puso a caminartranquilamentejuntoalatapia,buscandoasideros.

Enseguida se dio cuenta de que había sobrestimado las posibilidades deescalarla,puescomprobóquenohabíadóndeasirse con layemade losdedos

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siquiera, y mucho menos dónde apoyar sus pesadas botas para impulsarse.Empezó a considerar que había tenido suerte de no poder llevar a cabo suridículacarrerapatioatravés.

Llevabaunratodeambulandojuntoalatapia,observándoladearribaabajo,cuandoseencontróalladodeSterner,queseguíaexhibiendounasonrisaenloslabios,peroencuyosojosleparecióverunamiradadurayperturbada.Enaquelmomento, Quintanilla decidió que aquel hombre no era el débil mental queaparentaba.

PensóenladeterminaciónconlaqueSternersehabíaabiertopasoparaserelprimero en ganar el patio y, de pronto, le pareció probable que él también sepropusierasaltarlatapia.ObservóquelosdosbuscabanaClairconlamirada...ylodescubrieronobservándolos.

Pronto sería hora de volver a la celda para la cena, pensó, y se habríaesfumadolaúltimaposibilidaddefugarse.Sinembargo,ahorasesentíamenosdesamparado,menossolo,puesempezabaasospecharquepodíansertres,todosllevadospor lamismadesesperación, losquequeríancreer en la esperanzadeescapar.Y entonces cayó en la cuenta de que, en efecto, los tres iban a estarjuntos en aquello de lamaneramás literal imaginable cuando les pusieran losgrilletes para el viaje a Toulouse. Y si todos tenían para entonces la mismadeterminación,cabíalaposibilidaddequeencontraranunaescapatoria.

Imaginó con detalle lo que iba a suceder: los sacarían de la celda yrecorreríanelpasadizohastalaoficinaderecepción,donde,probablemente,losesposaríanylosencadenaríanjuntos.Eraprobableque,desdeallí,doscarceleroslos condujeran en fila hasta las puertas de la prisión y calle abajo, hasta elautobús.

Quintanillavioconclaridadqueaquelseríaelmomentodeintentarlahuida.Una vez dentro del autobús, ya no habría nada que hacer pues, aunque seecharanencimadeloscarcelerosylosestrangularan,quedaríaelconductor,queviajaríaenuncompartimentoaisladoyque,probablemente,iríaarmado.

Sinembargo,prontocambiódeopinión.Seleocurrióque,sireducíanalosdosfuncionariosacompañantes,podríanhacerseconsusrespectivosrevólveresyamenazarconellosalconductor,alqueobligaríanadejarlacarreteraprincipalytomar alguna secundaria poco concurrida. Y en el autobús, probablemente,habríaalgunacajadeherramientasconunalimaparacortarlascadenas.

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Fue esto último lo que le hizo decidirse. Aunque al principio le habíaparecido más sencillo echar a correr tan pronto salieran por la puerta de laprisiónytomaranelestrechocallejón,Quintanillacomprendióque,silohacían,sedaríalaalarmadeinmediatoyresultaríaridículamentefácilvolveracapturara tres hombres encadenados entre sí corriendo alocadamente por las aceras.Sonrióalpensarloy,depronto,sesintióesperanzadoyexcitado.Sielautobúsdejaba Perpiñán puntualmente, sin incidencias, y simplemente se le perdía lapista, pasaría cierto tiempo hasta que se diera la alarma. Primero, habría unallamada telefónicadeToulouse, quizás unpar dehoras despuésde la previstaparalallegadadeltransporte;sedaríaporsupuestoquehabíasufridounaaveríayseconsultaríaalascomisaríasdelaslocalidadesdelarutasisabíanalgodelasunto.Tomandoencuentaelestadodelserviciotelefónicoenaquellostiemposdeguerra,todasestasconferenciaspodíanllevarelrestodeldía,porloquehabíabuenas posibilidades de que no se diera la alarma de fuga hasta transcurridasmuchas horas; de hecho, hasta que se descubriera el vehículo con losfuncionariosamordazadosensuinterior.

Quintanillasededicóunosmomentosaobservarcómolosdemásjugabanagolpearse. Sterner sonreía, pero parecía disfrutar del juego conmuchomenosabandono del habitual. Clair paseaba junto a la tapia con la vista fija enQuintanilla y los dos carceleros permanecían repanchigados en sus sillas sinhacernada.

Clairteníaunaireinteligente,astutoytraicioneroyQuintanilla,inquieto,noestuvosegurodesiatreverseaconfiarleelplan;elhombrecilloparecíalasuertede persona a la que podía ocurrírsele buscar el favor de las autoridadestraicionando a sus compañeros y, desde luego, ya había mostrado unasospechosatendenciaahacermuchaspreguntas.Sinembargo,erainútilandarsecon cautelas, se dijo, pues en aquellas circunstancias estaba obligado a corrercualquierriesgo.Contodo,eraunalástimaqueelcorpulentoIsidorenoformaraparte del trío, en lugar de Clair. Sus brazos simiescos habrían resultado deutilidadenelautobús.Entonces, recordó lapeleaysediocuentadequeClairhabíademostradoquenoerauncobardeyque,sinofuerza,almenosposeíaunaagilidadmuyefectiva.Quizásestarapidezdemovimientosresultasemásútilquelamerafuerzabruta,enunataqueporsorpresaacortadistancia.

De Sterner tenía pocas dudas. Era evidente que había estado pensando en

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escapar y, grande y lerdo como era, sin duda haría lo que se le dijera. Encualquier caso,pensóQuintanilla, todas aquellasvacilaciones eran irrelevantesporqueeraimperiosohaceralgo,porarriesgadoquefuese.

Unodeloscarcelerossedesabrochólachaqueta,sacóungranrelojdeplatay,acontinuación,gritó:

–¡Atención!¡Pasoligero!Devueltaenlacelda,pocodespuésdelacena,QuintanillallevóaSternera

unrincón.HabíaotrospresoscercaySternererademasiadosimpleparaandarseconsutilezasconél.Envozbajayfranca,fuealgranodeinmediato:

–¿Tegustaríaescapardeaquí?–Sí–sonrióSterner.–¿MejoresoqueiraToulouse?–Sí.–Podríaserpeligroso.–Peligroso–Sternerasintiócalmosamente.–¿Tearriesgarías?–Sí.Quintanilla se dio por vencido.No parecía habermodo de estar seguro de

queSternerentendíaloqueleestabadiciendo;simplemente,eltiposelimitabaasonreíryaasentiral instantea todo loque leproponía.Decidióqueera inútilandarse con generalidades; de una persona como aquélla sólo podía esperarsequeentendieselaspalabrasmásclarasyexplícitas,demodoqueledijo:

–Tendremosquecargarnosalosguardiasenelautobús.–Sí–respondióSterner.Quintanilla se habría exasperado aún más si no hubiera advertido la

expresióndeásperacrueldaddeSterneral asentir.Quedabaclaroqueaquello,porlomenos,lohabíaentendido.Además,deprontorecordóqueSternereraunjugador de ajedrez bastante competente; por lo tanto, debía tomarlo por unapersona inteligente, aunque poco expresiva. Aquello le recordó a Quintanillaque,paranodar la impresióndeestarconspirando,seríaconvenientesacar laspiezas y fingir que estaban comentando una partida. Le dijo a Sterner que leguardarasitioenlamesaysedirigióalotroextremodelaceldaparainvitaraClairajugar.

Clair aceptó de buena gana y los tres se inclinaron sobre el tablero,

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murmurando y moviendo piezas de vez en cuando. Quintanilla decidió irdirectamentealgrano:dijoqueélySternerintentaríanfugarseypropusoaClaircolaborar en la huida. Luego, subrayó que la alternativa era la certeza de sertorturado,probablementehastalamuerte,enToulouse.

Clairdijoquesabíaloqueestabantramandoyquesehabíapreguntadotodoel día si proponerles concertar esfuerzos. Quintanilla pensó que parecíainteresado,pero,encualquiercaso,nolequedabamásremedioquefiarsedeél.

Cuando Quintanilla hubo expuesto el plan, Clair apuntó que veía muchasdificultades. Una de ellas era la presencia de otros vehículos en la carretera.También era posible que no los llevaran en el autobús, sino en un furgónpolicial,encompartimentosseparadosycerrados.Asimismo,continuóClair,eraposible que no fuesen los tres únicos presos y que los de las otras celdas noquisieran participar.Y por último, dijo, no tenían garantías de que no fuera ahaber más que dos guardias. Quintanilla comprendió que Sterner y Clair noestabantandesesperadamentedispuestosacorrercualquierriesgocomoély,enlugardereplicaralasobjeciones,creyómejorrecordarleslosmétodosqueusabala Gestapo. Después de hacerlo, Clair no defendió sus objeciones conmuchaconvicciónyprontoquedóclaroqueteníatantasganascomolosdemásdecreerqueelplanpodíateneréxito.

Continuaronhablandounratoy,cuandolaceldaquedóaoscuras, juntaronaúnmáslascabezasy,entresusurros,ultimaronlosdetallesdecómoactuarían.Corrían poco peligro de que los oyeran porque el grandullón Isidore tenía alresto de los presos farfullando, soltando risotadas y dándose sopapos en otrorincóndelacelda.

Lamañanasiguiente,pocodespuésdequehubieranengullidosuracióndeaguacaliente, Quintanilla, Clair y Sterner fueron conducidos a la oficina. Allí lesdevolvieronlaspertenenciasque leshabíanencontradoaldetenerlos(menoseldineroylasnavajasdebolsillo)ylesentregaron,envueltaenpapeldeperiódico,lapartedelacomidadeldíaquelescorrespondía:untrozodepan,unpedazodeembutido y una botella de vino por cabeza. Como habían previsto, fueronesposadosyencadenadosy,acontinuación,elcarceleroBertiglialesfranqueólapuertaylosacompañócalleabajo.Bertigliacaminabadespacioporquellevaba

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unadecrépitamaletadecartón,puesibaapasarlanocheencasadesuhijoenToulouse.

Todos los carceleros más jóvenes habían sido destinados meses antes asupervisarloscamposdetrabajofrancesesenAlemania.Laprisiónestabamuypobladayescasadepersonalyparaeltrámitepocoimportantedeescoltaratrespequeñosdelincuentesquecumplíansentenciascortasnosehabíaconsideradonecesariodedicarmásdeunfuncionario.CuandoQuintanillamiróatrásynovioanadiemás,casilamentóhaberdescartadolaideadeemprenderlahuidaenlacalle. Intentó susurrarle algo a Clair, pero Bertiglia lo oyó y se volvió enredondo.

–¡Silencio!–gritó.Subieron al autobús y se instalaron en una fila de asientos de cara al

carcelero, con la cadena colgando entre ellos. Los tres iban sentados con lasmanos esposadas delante de ellos y los paquetes de comida en el regazo. ElconductorsevolvióamirarporelcristalquehacíadeseparaciónyBertiglialeindicóconungestoquesepusieraenmarcha.Elviejomotortraqueteóporlascallesdelpuebloysalióalarectacarreteraprincipal.

La noche anterior habían acordado que Quintanilla, como señal para queestuvieran preparados, preguntaría la hora. Atacarían mientras el funcionarioestuvieradistraídoconelreloj.Yaestabanenplenocampo,sincasasalavista,cuandoQuintanillainquirió,conmuchaeducación:

–Señor,porfavor,¿quéhoratiene?–¡Silencio!–replicóBertigliaconvozsevera.Sujetando la botella de vino por el cuello con ambas manos, Quintanilla

intentó estrellársela en la cabeza. El carcelero vio llegar el golpe y levantó lamano,peronopudoevitarque,almismotiempo, labotelladeClairsehicieraañicoscontrasusienizquierda.

Elautobústenía losfrenosgastadosyelconductor tardóunossegundosendetenerlo.Paraentonces,SterneryahabíacogidoelrevólverdeBertiglia.Desdeunpalmodedistancia,disparódosvecesalanucadelhombreatravésdelcristalylomató.Elcuerpocayóenmitaddelacarreterayallíquedotendido,demodoquecualquiervehículoquepasaratendríaqueaflojarlamarchaparasortearlo.

Quintanillahincólarodillaentrelospedazosdecristal,lasangreyelvinoybuscó la llave de las esposas en los bolsillos del pantalón del carcelero. Qué

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tontohabía sido,pensó,al imaginarque tendríanqueencontraruna limaen lacajadeherramientas.Sonrióysedijoqueprobablementesedebíaalainfluenciadelasnovelitasbaratasquehabíaleídoensujuventud.EntrególallaveaClair,queseapresuróaliberarledelasesposasehizolomismoconSterner;entonces,Quintanillavioelcuerpotendidoenlacalzadaysaltódelautobúspararetirarlode la vista antes de que pasara el siguiente vehículo.Maldijo la estupidez deSternerygritóaéstequeleecharaunamano.

EraprimerahoradelamañanayenFrancia,poresaépoca,lagasolinaestabatan racionada que había muy poco tráfico; aun así, por suerte para ellos, yahabíanvueltoacargarelcadáverenelautobúscuando,derepente,aparecióalolejoslafurgonetadeunpanadero.

El conmocionado Bertiglia empezaba a recuperar la conciencia y Clair,todavíaesposadoyconla llaveen laboca, inmovilizóalcarcelerosujetándoloporelcuello.

El panadero y otro coche que lo seguía aminoraron un poco la velocidad,pero Quintanilla, a pie de carretera, les hizo gestos de que continuarancirculandomientras sonreíaymovía la cabeza.Laventanilla rotay el aspectoandrajosodelhombre,barbudoysucio,llamaronlaatencióndelosconductoresy,despuésdepasaralautobús,elsegundocochesedetuvodiezmetrosmásalláy el conductor, que era el médico local, sacó la cabeza por la ventanilla ypreguntósinecesitabanayuda.

–Nos las arreglaremos –respondió Quintanilla con una sonrisa tensa–.Tenemosseguro.

Elcochecontinuósucaminoyaceleró,peroapenashabíadesaparecidotrasunrecodocuandoSternerseinclinóyapoyólabocadelcañóndelrevólverenlasiendelcarceleroBertiglia.ClairtodavíalosujetabaporelcuellocontraelsuelocuandoSternertiródelgatillo.

A Quintanilla le pareció que el estampido resonaba por toda la comarca.Volvióalautobúsdispuestoaquitarleelrevólveraaquelimbécil,peroClairseinterpuso,enseñandolasesposasylacadenaaltiempoqueleentregabalallave.Mientras procedía a abrir el cerrojo, Quintanilla tuvo tiempo de contener suirritación.Clairlediolasgraciasy,rápidamente,seagachóycacheóelcadáverdel conductor. Encontró el arma que andaba buscando y se la guardó en elbolsillo del pantalón. Era una lástima, pensó Quintanilla, aunque tal vez

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inevitable, que fueran los dos ladrones irresponsables quienes se hubieranadueñado de los revólveres. Sin embargo, no había tiempo para disputasintestinas.

El autobús detenido en mitad de la carretera llamaba peligrosamente laatenciónyQuintanilladecidióquedebíanponerseenmarchainmediatamente,sopena de ser descubiertos y atrapados con toda certeza. Sin embargo, no teníaintencióndeocuparelasientodelconductoryexponerlanucaalgatillofácildeSterner.

Durante toda su vida, Quintanilla había estado más acostumbrado a darórdenesquea recibirlasyel tonoconelquemandóaClairquecondujera fuefirmeyconfiado.CalculóquesiClairnosabíaconducir,lodiríaySternerquizátuvieseelbuenjuiciosuficienteparacomprenderqueseríaunerrordispararalúnicodelostrescapazdehacerlo.

Clair miró un instante a los ojos a Quintanilla y, con una sonrisa deinteligencia,dijoentonoamigable:

–Muybien,micapitán.Con un chirrido y unas toses, Clair puso elmotor enmarcha y empezó a

avanzar.Quintanillasesentódetrásdeél,cercadelpaneldecristalhechoañicos,y Sterner, con las botas, procedió a esconder los cadáveres debajo de losasientos.Fuemuyoportunoporsupartepues,casideinmediato,untransportemilitardeejesaltoslosalcanzóylosadelantólentamenteconunrugido.Desdelacabinadelcamión,cualquierahabríapodidoverlos.

Quintanilla y Clair intercambiaron unas frases breves, apenas dos o trespalabras seguidas, y estuvieron de acuerdo en que era imperioso encontrar undesvíoaunacarreteramenosfrecuentada.

Al cabo de unos minutos, vieron una carreterita estrecha a la derecha,bordeadadeárbolesfrondosos.Clairaminorólamarchayvolvióaacelerar.

–Demasiadasrodadasdecarrorecientes–dijo.Clair no era tonto, pensó Quintanilla, y tenía valor a pesar de sus ojillos

astutosysusmanerastímidas.Continuaronlamarchahastaquevieronalolejosungrupodecasasenlas

afueras de un pueblo. No podían estar seguros de que el autobús no fuesereconocidoalpasarporlacalledelpueblo,oquenoencontraranalgúncontrolrutinariodetránsito.

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Quintanilla dijo que debían desviarse, por poco prometedor que fuese elcamino.Clair asintió y, al cabo de unos segundos, tocó la bocina y tomóunabuenacarreterasecundariaalaizquierda.

AvanzaronruidosamenteentresetosyaQuintanillaleinquietólapresenciadedoscampesinosquecuidabanunascabrasenunprado,apocosmetros,peroloshombresestabantanenfrascadosensutrabajoquenolesprestaronatención.

Lasaltasmontañas,blancasyazuladas, sealzabandirectamentedelantedeellos,atreintaocuarentakilómetrosdedistancia,yQuintanillaempezóapensarque,talcomoestabanlascosas,suplanderegresaraSuiza,ponerseencontactoconsusamigosyempezardenuevodesdeallíera impracticable.Porbienqueescondieran los cadáveres, no tardarían en descubrirlos; probablemente,mandaríanperrosparaquebuscaranelrastrodesdeelpuntodondeencontraranel autobús, y entonces tendría tras él a toda la policía, local y nacional. Sindinero ni documentación, seguro que lo detendrían, quizá como merovagabundo; pero cuando comprobaran sus huellas dactilares, quedaríademostradasurelaciónconlosasesinatos.

De repente, por primera vez, Quintanilla se percató de que ahora era unasesinoen fugasinuncéntimoyse leocurrióquesumejoropcióneracruzardirectamentelosPirineoshastaEspaña.Desdelaguerra,eraimprobablequelapolicía española tuviera una relación muy efectiva con la francesa. Además,poco interesaría a los españoles un caso que, posiblemente, ni siquiera habríasidomencionadoenlaprensa.Encualquiercaso,pensó,siandabanenbuscadealguienseríadeunfrancés,nodeunespañolcomo,naturalmente,élatestiguaríaserporsuacento.

Pasaronjuntoalportalóndeuncercado,desdeelcualpartíauncaminoquese internaba en un bosque. Nada podía llamar más la atención que vagar sinrumbo con el autobús por aquellas carreteras solitarias y Clair y Quintanillaestuvierondeacuerdoenqueaquéleraelmejorlugarparadetenerse.ClairhizoretrocederunpocoelautobúsmientrasSternersaltabayabríaelportalón;montódenuevosincerrarloytuvieronquedetenerseotravezydejarel incongruentevehículo en mitad del campo, visible desde todas direcciones, mientrasQuintanillasaltabaalsueloycorríaacerrar.

Ibaaserundíadecalory,durantelospocossegundosquelapuertaestuvoabierta,cientosdemoscardasdeltamañodeescarabajosentraronzumbandoyse

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arremolinarondebajodelosasientos.Yaenelbosque,Clairdejóelcaminoenunclaroyseadentróenlaespesura,dondesedetuvo.

Rápidamente, seapearonymirarona sualrededor.Duranteunos segundospermanecieronquietosyalaescucha,perosólolesllegóelzumbidovorazdelasmoscardas,queparecíainvadirelbosqueentero.Quintanillasealejóunospasosyencontróapocadistanciauntorrente.Regresóylostreshombrescuchichearonentreellospalabrassueltasyfrasesamedias.

–Perros–dijoQuintanilla.–Necesitamosunpicoyunapala–murmuróSterner.–Es mejor que los saquemos –apuntó Clair–. Lo primero que encontrarán

seráelautobús.Era cuestión de darse prisa, pensóQuintanilla. Si escondían los cadáveres

lejosdelvehículo,pasaríaciertotiempohastaquelosdescubrieranyconesotalvez ganarían un par de horas de ventaja. Pero, por otro lado, en cualquiermomentopodíapasaruncampesino.Trasuninstantedeindecisión,dijoconvozfirme:

–Sí,saquémoslos.Enel autobús, inclusoa la sombra,hacíacalor.Sterneragarróal carcelero

porelcinturóny,conunúnicomovimiento,losacómediocuerpoporlapuerta;los otros dos bajaron el cadáver y, antes de que lo depositaran en el suelo,Sterneryadescendíadelautobúscargandoalaespaldaelsegundocuerpo.

De pronto, Quintanilla cayó en la cuenta de que la clave era el río; siencontrabanunapozalobastanteprofunda,quizátardaríansemanasendarconlosmuertos.

–Loshundiremos.Esonodejaolor–dijo.ÉlyClaircorrieronalasientodelconductor,buscarondebajodelasientoy

tantearonelsuelo,peroallínohabíaningunacajadeherramientas.Quintanillatuvoqueapretarlosdientesycerrarlosojosparaobligarseasímismoaentraren el autobús otra vez. Tiró de una argolla de hierro que vio en el suelo delvehículo y encontró un gran hueco donde había un gato, tres pesadas llavesinglesas,dosbaterías,unapaladenieve,cuatrojuegosdecadenasparalanieveyvariasherramientasmás.Lasechótodasporlapuertaysefijóenquenohabíaninguna lima, recordando que su primer motivo para rechazar la idea deemprenderlahuidaenlacalledelaprisiónhabíasidolaesperanzadequeenel

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autobúsencontraríaunalimaparaserrarlasesposas.Mientras Quintanilla vaciaba la caja de herramientas, Sterner y Clair

exploraron ríoabajoydescubrieron,entreunos frondososárbolescuyas ramaspendían sobre el agua, una poza en la que cabrían los cuerpos. Regresaron ySterner no perdió un segundo en cargarse al hombro a Bertiglia y llevárselopesadamentehacialapoza.

–¡Lastres! –le gritó Clair. Acto seguido, Clair vació los bolsillos delconductoryledijoaQuintanilla–:Rápido,limpiemosbienesto.

Tomólapalayrecogióconcuidadolospedazosdecristalyloquevioenelsuelo del autobús y lo arrojó al río; después, arrancó dos grandes pedazos demusgodel sueloy arrojóunapaladade tierradebajode los asientos.Subió alvehículoyempezóalimpiarelinteriorconelmusgoamododeestropajo.

Cuandohubodejadoelcuerpojuntoalagua,Sternervolvióporellastre.Sellevódosllavesinglesas,unabatería,doscadenasyelgato.Quintanillaayudóahacer limpieza y Clair le expuso su idea. Quitaron los añicos de cristal quequedabanenelmarcodelaventanillay,pronto,noquedónirastrodelaviolentalucha.Acontinuación,Clairescribióunavisoenunahojadepapelquellevabaen el bolsillo el carcelero y lo clavó en la puerta, con clavos de la caja deherramientas.Elavisodecía:

Estevaliosovehículonotienedueño.Quienloencuentredeberíallevarloalugarseguroyesperarquelleguentiemposmejores,cuandotendrálaposibilidaddevenderloaunpreciomagnífico.¡LargavidaaDeGaulle!¡Abajolosboches!

Clairdijoquecabíalaposibilidaddequeelprimercampesinoquedieraconelautobús abandonado simpatizara en secreto con la resistencia y, además, laapelación a su codicia podía bastar para que resolviera no dar cuenta de sudescubrimientoa lapolicía.Por lomenos, talvez le llevaraunoscuantosdíasdecidirquéhacía.SoltaronunarisillajubilosaalunísonoyQuintanillaempezóapensarqueClairquizáconstituyeseunbuenelementopara suorganizaciónenAndorra.

Sterner estaba ocupado en atar y lastrar el otro cuerpo con el resto de lascadenas,incluidalaquehabíaunidoalostrespresos.Quintanillaobservóquelemetía las esposas en los bolsillos y que llevaba a cabo el trabajo muyconcienzudamente.Luego, forcejeandoentregruñidos,Sterner intentócargarse

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al hombro el cadáver con todo aquel peso, pero ni siquiera su fuerza bastaba.Miró a Quintanilla como disculpándose, pidiendo ayuda, y entre los dosconsiguieron,condosdescansos,arrojarloalagua.

Lapozaresultósermásprofundade loquehabíancalculadoy loscuerposhicieron un ruido como un borboteo mientras se hundían entre las rocasresbaladizas.

Quintanilla volvió al autobús, donde Clair había guardado todo lo que noqueríanenlacajadeherramientasyhabíadespejadoelsuelo.Elautobústeníaelaspecto de un enorme animal gris agazapado en la espesura. Clair entregó aQuintanillalostrespaquetesdecomidaqueleshabíandadoalsalirdelaprisióny la botella de vino de Sterner, que había quedado intacta, y se quedó allíplantadocondosmaletas,ladelcarceleroBertigliayladelconductor,comounviajantedecomercioconsusmuestras.

El trío abandonó el lugar río abajo, casi a la carrera. Faltaba poco para elmediodíay avanzabanbajoun sol ardiente; teníanhambrey estabandébiles acausade lavidasedentariaen lacárcelyClairnotardóenempezara jadearytrastabillarse.Sterneragarrólasmaletasytomóladelanteradelgrupo,marcandoel ritmode lamarcha.Los tresestabanasustadosehistéricamenteansiososdealejarsedeloscadáveresydelautobús.

Continuaroncaminandodeprisahastaquesalieronaunvalleconcultivosydistinguieronaseisosietetrabajadoresenunviñedo,auncentenardemetrosasuderecha.ClairyQuintanillasugirieronundescansoenelbosque,peroSteinerseñaló una arboleda situada más arriba, a menos de un kilómetro de dondeestaban,einsistióenquedebíancontinuarhastaencontrarunesconditedesdeelcualdominaranelterrenocircundante,paraadvertirsialguienseacercaba.Eraunabuena ideayClairyQuintanillaprosiguieron lamarchadetrásdeSterner,tropezandoyjadeandodecaloryagotamiento.Sedesviaronalaizquierdaparadejarunolivarentreellosyloscampesinosy,cuandollegaronaloscamposdecultivo,semantuvieronpegadosalossetosyavanzaronagachadosparaquenoservistos.Unperrosepusoaladrarfuriosamenteenunacasadecampo,aciertadistancia,ylamujerquesalióaveraquésedebíaelescándaloestuvoapuntodedescubrirlos. El río formaba un recodo entre ellos y el bosquecillo al que sedirigían, de modo que buscaron por dónde vadearlo y tuvieron que nadar unpocoparacruzarlo.Sterneralcanzólaotraribera,saliógateandoconcuidadoy

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miróaunladoyaotroparacerciorarsedequenohabíanadiealavista.Los demás se detuvieron en la orilla a beber grandes tragos de agua que

cogíanconelcuencodelasmanosysesintieronrefrescadosyagradecidosporelaltoenlamarcha;alpocorato,Sternerlesanimóaseguiryloscondujoporunazanjaque,paralela aundenso seto, ascendíahasta la arboleda.Desdeallíapreciaron que todo el valle estaba cultivado y que había pequeñas casas decamporepartidasportodaspartes.Cadaunadeellas,pensóQuintanilla,tendríaunperroparadarlaalertadelapresenciadeintrusosy,sinduda,notardaríanenservistos.Llegóhastaellosel rumordel tráficode la carreteraprincipaly losbocinazosdeloscochesalcruzarelpueblojuntoalrío.Estabanenunacomarcaruralpequeñayrecluidaenlaquetodosloshabitantesdebíandeconocerseylosforasterosdepasoeranescasosyllamabanlaatención.

Enlaarboledasesintieronmássegurosydecidierondetenerseadescansarycomer. Clair quitó el tapón a la botella de vino y la pasó a los otros. Por unmomento, se sintieron a salvo y triunfantes y, amodo de celebración, dieroncuenta de toda la comida que tenían. El placer de fumar los cigarrillos quehabían encontrado en los bolsillos de los muertos los regocijó y les dioconfianza.

Cómodamente sentado con la espalda apoyada en el tronco de un árbol,Quintanilla empezó a pensar en su siguiente movimiento. Desde el principio,había tenido la intención de separarse de los otros dos y, ahora que habíadecididoencaminarsedirectamenteaEspañapasandoporlamesetadondeestabael oro, empezó a considerar la dificultad de quitarse de encima a suscompañeros. Sin embargo, ni siquiera estaba seguro de que ésta fuese,realmente,lamejoropción,puesdebíareconocerquejuntosformabanunequipobastanteeficaz.

Entre él yClair, pensó, tenían cerebro suficiente; en cuanto a Sterner, susaptitudes físicas importabanmás que su deficienciamental. Además, cabía laposibilidaddequeloscuerposnofuerandescubiertoshastatranscurridosmeses,pero sidejabaaClairySternery estosdebíanvalersepor sucuenta, eramuyprobableque,faltosdedineroydadasucondicióndeladronesprofesionales,notardaranensersorprendidosrobando.Sinduda,losharíanconfesaryenseguidase intensificaría la caza del asesino que faltaba. En resumen, Quintanillaconsideró que sería más seguro para él que los tres continuaran juntos hasta

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habercruzadolafrontera.Delocontrario,nocabíadudadequeSterner,sinlosdemás,cometeríaalgunatonteríayseríadetenido,yClairnoeraunapersonaenlaquesepudieraconfiarsiunoloperdíadevista.

Entonces,Quintanillarecordóque,sisugeríaquesesepararan,losotrosdossequedaríansinduda los revólveresque llevabany lodejaríancompletamentedesprotegido.Siemprecabíael riesgodequealgúnpolicía ledieraelaltoy lointerrogara antes de que llegara a las montañas; solo y desarmado, podíandetenerloconfacilidad,mientrasquelostresjuntos,condosarmas,tendríanmásposibilidadesdeescapar.

Decidióque sóloeraposiblehacerplanespasoapaso, aunqueprevióque,tanprontocruzaranlafrontera,SterneryClairseconvertiríanenestorbosdelosquedeberíadesembarazarsesinmásescrúpulosquelosquehabíantenidoparaliquidaralviejocarceleroyalconductordelautobús.Quintanillanoseengañabapretendiéndose menos culpable de aquellos asesinatos que los demás, peroestaba seguro de que sus propósitos eran, conmucho, demasiado importantespara el futuro de España como para justificar cualquier decisión que tomararespectoalavidadedospequeñosdelincuentesdelosbajosfondosfrancesesdeprovincias. Serían de utilidad hasta que cruzara la frontera, pero luego noresultarían unos camaradas de fiar y, además, sabrían tanto sobre susmovimientos que no era prudente permitirles continuar por su cuenta.Contempló las laderas rocosasmás allá del valle con sus cultivos y, aúnmáslejos,lospicosazulesdelasmontañasmásaltas.Desdedondeseencontraba,noreconocíanadadeloqueveía,perohabíamemorizadolosmapasdelazonatanafondoquenodudódesucapacidadparaencontrarelcamino.

Noservíademuchoanticiparsedemasiadoalascosas,serepitió.Lomejorquepodíahacereraaprovecharlaoportunidadsegúnsepresentara.SeobligóacentrardenuevolospensamientosensusituacióninmediatayobservóqueClairprocedía a abrir lasmaletas. En ellas había dosmaquinillas de afeitar. Jabón,unastijerasdeuñas,unpijama,calcetinesydosrebanadasdepan,embutido,trespaquetesdecigarrillosnegros,unacajadecerillas,unmecherodegasolinayunrelojdeorosinestrenar,queseveíacaro,enunacajadepielforradadesatén.Era un tesoro magnífico y Quintanilla terminó de convencerse de loinconvenientequehabríasidoproponerquesesepararan;eramuyprobablequehubieransurgidopeligrosasdisputasporelrepartodelbotín.

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–Eshoradequehablemos–dijo.Losdemásasintierony,poruninstante,aQuintanillanoseleocurriócómo

seguir.Decidióqueno convenía ser demasiado sutil, demodoque expuso sinambages que se proponía pasar a España y que conocía las montañas, y queconsiderabamejorparatodosellosquesiguieranjuntos.

–Estoycontigo–dijoClairymiróaSterner.–Yotambiénvoy–declaróSterner.Durante un segundo, Quintanilla se sintió deprimido. Pensó que era una

maldad por su parte aprovecharse de ellos, de su patética ignorancia de lasdificultades que el desconocimiento del idioma les iba a causar. Reprimióaquellos absurdosescrúpulosyempezóa exponer suplandeacción.Dijoquesería imposible cruzar el valle hasta las estribaciones de lasmontañas sin quealguienlosvierayquelostres,conlasbarbasylasgreñas,teníanexactamenteelaspecto de presos huidos o, cuanto menos, de vagabundos peligrosos. Losiguiente que harían, dijo, sería bajar al río a afeitarse y asearse.Después, sepondríanenmovimiento.Evitaríanlascarreterasprincipales,peroandaríanconpaso confiado por las secundarias y por los caminos para aparentar que eranunosrespetablescampesinosquesedirigían,quizás,aunabodaoaunfuneral.Loimportanteeranoparecercohibidosyevitarelmenorasomoderecelo.Silosdeteníaalgúnagentedelaautoridad,añadió,teníanlosrevólveres.

Quintanilla les recordó que era bastante probable que no se supiera quehabían escapado hasta transcurrido cierto tiempo y que, por lo menos alprincipio,nadielosandaríabuscando.Hizoentoncesunapausaypreguntóquépensaban.

–Esincorrecto–dijoSterner.–¿Quéesincorrecto?–preguntóenseguidaQuintanilla,levantandolacabeza

bruscamente.–Lo correcto –continuó Sterner– es esconderse de día y moverse sólo de

noche.Quintanilla lomiró, desconcertado. Le pareció que era una idea que cabía

considerar,sinduda,peroeltonomilitante,dogmatico,deSternerdificultóquelos demás se mostrara de acuerdo con él. Parecía demandar una rendicióninstantáneaeincondicional.QuintanillalepreguntósuopiniónaClair.

–Losdosplanestienensusventajas–fuelarespuesta–.Peronomegustala

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ideadequedarmesentadoaquí,tancercadelaescenadelcrimen.–Puedepasartodoeldíahastaqueempiecelabúsqueda–dijoQuintanilla–y

quizánoencuentrenelautobúsenseguida,MeinclinoapensarqueSternertienerazónyesmásseguroesperaraquíhastaqueanochezca.

Discutieronun ratoyQuintanillayClair rumiaronelasuntoysedieron larazónelunoalotroytuvierondesacuerdosysehicieronconcesionessinprestaratención a Sterner, que interrumpía de vez en cuando para reiterar su primeraopinión. Quintanilla observó el sol y dijo que no quedaban muchas horas declaridadyque, si seguíanhablandomuchoratomás,elproblemase resolveríaporsímismo.Tomóunadecisiónydijoconfirmeza:

–Creoquedeberíamosquedarnosaquíhastaqueoscurezca.Todosestuvierondeacuerdoy,entonces,Sternerdijo:–Debemostenerunlíder.Quintanillasequedóasombradoycomplacido.Evidentemente,pensó,sería

útil que los otros dos aceptaran explícitamente su liderazgo. Era fácil quehubiesemomentosen losque se requiriera tomarunadecisión rápiday,desdeluego,tendríanmuchoganadosiSterneryClairyahabíanaceptadopreviamentequeobedeceríansusórdenes.

–Tienestodalarazón–dijo,pues.Clairnoabriólaboca,perodiolaimpresióndeestardeacuerdo.–Bien–dijoSterner–.Yoseréellíder.Conteniendo a duras penas unas risillas entrecortadas, Quintanilla y Clair

hicieroncuantopudieronporreprimirunacarcajadademasiadodesconsiderada.En un esfuerzo de discreción, Quintanilla cambió de tema diciendo que lesesperabaunanochedifícilyquedosdeellosdebíanintentardormirmientraselterceropermanecíadeguardia.Sterner losmirócongestoenfurruñadoperonopusoreparosa lapropuestay,sindiscusiones,seacordóquefueseQuintanillaquien permaneciera despierto. A Quintanilla le pareció mejor así porque, encualquier caso, no se habría atrevido a confiarse, mientras dormía, a lainteligenciadeSternernialafidelidaddeClair.

Entonces,Quintanillaplanteóque,parasumutuaprotección,quienhicieralaguardiafuesearmado.Y,comosinada,lepidiósurevólveraSterner.

–Esmío–dijoéste.–Notesirvedenadaenelbolsillomientrasduermes–leinstóQuintanilla.

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Sternerdiounaspalmaditasafectuosasalbultodelbolsillo.–No–replicó–.Meloquedo.Quintanilla insistió hasta que vio que Sterner estaba dispuesto a luchar, a

muertesierapreciso,antesqueentregarleelarma.Eracomointentarquitarleaunniñosuositodepeluche,pensó,denoserporque,probablemente,nohabíaacto de violencia o estúpida traición de la que Sterner no fuera capaz. Porprimeravez,QuintanillasintióverdaderorecelodeSterner; lascontradiccionesdesucaráctererantanmanifiestasqueyanoresultabanconvincentes.Aqueltipoera alarmantemente extraño: parecía idiota y jugaba a ajedrez; le gustaba eljuego de zurrar a sus compañeros y a veces era capaz de hacer propuestassensatas,aunquedogmáticas,parasugeririnmediatamentedespuésunasolemnetontería,comoqueéldebíaserellíder.TodoaquelloresultabasospechosamenteincongruenteyQuintanillallegóalaconclusióndequeSterner,porlosmotivosque fueran, se hacía pasar por simple cuando, en realidad, debía de ser uncriminalastutoydepravado.

Quintanillapudoretirarsedeladisputaporelrevólversindar la impresiónderendirsegraciasaqueClairleentregóelqueéllehabíacogidoalconductor.

Volvieronaguardarlascosasenlasmaletasyseocultarontrasunostroncosa orinar.Después, se acomodaron bajo el calor de la tarde. Sterner yClair setumbaronalasombrayQuintanillasalióarondardespacioporlaarboledaconlamiradaatentayaguzandoeloídoentodasdirecciones.Ladensaquietuddeldíasofocante,comouncálidoalgodónabsorbente,lepareciósiniestraycadavezqueunperroladrabaalolejos,oqueoíaelpetardeoirritantedeunamotocicletaenlacarretera,Quintanillaestabasegurodequelacazahabíaempezado.

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Sterner,tendidoenelsuelodelaarboleda,fingíadormir.Habíadecididoqueeramejoraparentarqueestabadeacuerdoconlasideasdelosotros,peroaaquellasalturas habría sido imprudente confiar demasiado en su lealtad. Esbozó unasonrisaalrecordareltorpeesfuerzodeQuintoportomarposesióndesurevólverypensóqueibaaserdifícilmanejaraaquelhombre.

Quinto resultaría útil: era un contrabandista que conocía las montañas ypodíaguiarlosaEspaña.Porlotanto,debíaevitarlasdiscusionesconél.Yhabíahecho bien en asegurarse el revólver, se dijo: desarmado, no habría tenidomaneradeimponersucontrolsobreelgrupoenlosmomentosdecisivos.

SternerrodódecostadoycaptóelruidoquehacíaQuintoquebrandoramassecasensutorperondaporelotroladodelaarboleda.Pensóenloestúpidosqueeran,enelfondo,todosloscriminales:resultabainevitablequesusproyectoslosllevarancon tanta frecuencia a la cárcel, puesparecían incapacesdeplanificarnada de manera organizada. Hasta un crío habría visto, pensó Sterner, queintentardesplazarse a la luzdeldía conunaspecto tan impresentable comoelqueofrecían–ysindocumentaciónalguna,además–resultaríafatal.No,aquelloshombresnoteníanelmenorconceptodelaactividadconspirativaplanificada.

La agotadora jornada empezó a amodorrarlo y tuvo que hacer un esfuerzopormantenersedespiertoyalerta.Sepusoarepasarsuvidayrecordócuando,alos once años, había sido atrapado por la policía deOdesa junto a cientos deniños vagabundos más. Para entonces, llevaba cuatro años viviendo con ungrupodehuérfanosabandonados,desdequesuspadreshabíansidodesposeídosde sus propiedades durante la campaña de colectivización. Su padre erapropietariodedosvacasyhabíasidoacusadodekulakydeportadoaSiberiaconsu esposa. Una vecina había cuidado al niño durante unos días, hasta quetambiénellahabíadesaparecidoenlajefaturadelGPUdelpueblo.

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LospadresdeSternererandescendientesdecolonosdelVolgaalemanesysu idioma nativo continuaba siendo el alemán, aunque también hablaban rusocon fluidez. Hasta los siete años, cuando perdió a sus padres, Sterner sóloconocíaelalemán,lenguaoficialdelaRepúblicadelVolga,queeraunadelasque constituían la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas hasta que, porrazones de seguridad, fue liquidada en 1942 y su población dispersada encampos de trabajo a mil quinientos kilómetros de distancia, más allá de losUrales.

DuranteloscuatroañosquetranscurrieronentreelmomentoenqueSteinerperdiótodocontactoconcualquieradultoysucapturaporlapolicíadurantelasredadas de batzprisorni vagabundos en Odesa, vivió entre niños que sólohablaban rusoy,pocoapoco, fueolvidandoquealgunavezhabíahabladoenotroidioma.ApenasrecordabacómohabíallegadodesdeelVolgahastaOdesa;seacordabavagamentedeuntrendemercancíasydeunguardiairresponsablequelehabíadadounpedazodepescadosecoenlugardematarlodeuntiroenelrincóndelvagóndondeloencontróagazapado.

Tambiénrecordabavagamentecómosehabíaunidoaunabandadeveinteotreintachicosychicasfamélicosquerondabanlaestacióndetrenyelalmacéndemercancíaspararobarelequipajea losviajeroso,enocasiones,unsacodepatatasouncuartoderesdelasfurgonetasdereparto.Loschiquillos,pequeñossalvajes feroces,pululabanpor laciudaden talnúmeroque lasautoridadesnohabíanencontradootromododecontrolarlosquedarordenaloscentinelasparaquelosabatieransinhacerpreguntas.

Los ferroviarios y los viajeros se acostumbraron a las detonaciones de losrifles en el entorno de la estación y pocos mostraron el menor interés por laescena diaria de una docena o más de niños sucios y enflaquecidosdispersándoseparaponerseacubiertodelasbalas,dejandoenelsuelotrasellosaunpardeheridos.

Cadasemana,laenormecantidaddeadultosqueerandetenidosydeportadoscontribuíaaaumentarlasbandasdeniñosindigentesypasaroncuatroañoshastaque las autoridades diseñaron un plan de gran alcance para terminar con sumolestapresencia.

Sterneranduvosueltohastaqueteníaonceaños.Desdeelprincipiofueunchicofornidoyexcepcionalmentefuertey,como

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era paciente y hablaba muy poco, no se metió en problemas y consiguiósobrevivir,mientrasqueotroschicosmássusceptiblessepeleabanysepegabanentre ellos hasta matarse o, simplemente, morían de pena y desesperación.Sternersehizoduroyexperimentado;noeraunchicoconiniciativaysiempreesperaba a que fuese otro quien corriera el riesgo. Tercamente, permaneciócuatro años en los alrededores de la estación y llegó a conocer cada metrocuadradodellugar,elhorariodelostrenesyhastaelcarácterdelosfuncionariosy guardagujas. Planeaba las incursiones a los almacenes y señalaba a suscompinchesdelmomentolamejorrutadeescape,porsisepresentabaalguien;yluego,sieranecesario,élsalíacorriendosoloendireccióncontrariamientraslapolicía,naturalmente,ibaenposdelgrupoprincipal.

No hizo amigos, al principio porque no entendía apenas ruso y, después,porquesunaturalezareservadasevioexageradadebidoasuluchadespiadadayobstinadaporsobrevivir.Eraprofundamenteegoísta,peroteníabuencarácterylacostumbredesonreírquehabíaadoptadoalprincipio,cuandonoentendíaloque ledecían, leproporcionabaunaire simplóny amigablequehacíaque sustransitorioscamaradasconfiaranenély,alavez,lodespreciaran.

Enverano,dormíaalairelibredondeestuvieracuandoempezabaasentirsefatigado,yeninviernosealojabaensótanosycobertizos,acurrucadojuntoalosdemáschiquillosconlosqueandabaenaquelmomento.Sinembargo,duranteelúltimoaño,alolargodelcualsehabíanintensificadolasredadasdehuérfanosvagabundos por todo el país, había descubierto una alcantarilla en desuso quecorría por debajo de los hornos de una fábrica, que siempre estaban calientes.Sterner tuvobuencuidadodemantenerensecretoun refugio tan idealyvivióallí a solas durante los últimos quincemeses,mientras se hacía cada vezmásdifícil para los pequeños evitar que los capturaran y los encerrasen enreformatorios.Comounanimal,solíadormirtodoeldíaensuoscuraguaridaysólosalíadenocheabuscarcomida.Así,lapolicíaylosguardiasdelferrocarrilnoconseguíantenerunblancoclaroysiemprelograbaescapar.

Seconvirtióenunaleyendaentresusperseguidores,igualquelesucedeaunzorroatrevidoenunacomarcarural,yhablabandeélconelrespeto,einclusoelafecto,queloscazadoresmuestranavecesporsupresa.

Sinembargo,hacia1933,lahambrunageneralsehabíaagudizadotanto,queyano seencontrabaelmenorbocadocomestible en losmontonesdebasuray

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Sterner,azuzadoporelhambre,tuvoquearriesgarseaincursionescadavezmáspeligrosas a la estación.Cuando fue capturado,unamañana temprano, llevabadosdíassincomeryestabadébilyconlaguardiabaja.Acababadearrebatarunpaquete envuelto en papel de periódico del regazo de un campesino, perotropezóconunamujerqueentrabaporlapuertadelasaladeesperayelgolpeloderribó al suelo. El campesino consiguió agarrarlo por el tobillo y lo retuvomientrasllegabaunguardia.

Elfamélicomuchacho,vestidoconunachaquetaandrajosa, tenía tantofríoquenileimportóloquefueraasucederle.

Con las manos atadas a la espalda, el guardia se lo llevó sujeto con unacorrea.

En el puesto de control, un cobertizo de chapa ondulada, había una estufaencendida,casialrojo,enlaqueseisosietesoldadossecalentabanlasmanos.ASterner lo ataron a un banco en un rincón, pero la correa era suficientementelargacomoparapermitirlecolarseentrelaspiernasdeloshombresyacercarsealcalor.

Estabadormidoenelsuelo,conlasrodillasencogidascasihastalabarbilla,cuandolarepresentantedeRegeneracióndeNiñossepresentóarecogerlo.Eraunamujerenjuta,deunoscuarentaaños,conunpiedeformequellevabaenunabotanegraconalza.

Sterner tenía las manos amoratadas de la presión de las cuerdas en lasmuñecas y la mujer, con voz chillona y penetrante, insultó y amenazó a losguardiasporsuincivilizadacrueldad.Hizoqueunodeelloslosoltaray,antesdeque Sterner despertara del todo, ella ya estaba frotándole y calentándole losdedos. Sterner vio con el rabillo del ojo que la puerta estaba cerrada,probablemente con llave, ydecidiónohacernadahastaque alguien la abrieraparaentrarosalir.Sesentóobedientementeysonrióa lamujer.Alpoco rato,volvió a quedarse amodorrado sin remedio y durmió en los brazos de larepresentanteconunsueñopesado,enfermizo,mientrasesperabanelcochedelreformatorio.

Cuando llegaron al edificio,Sterner estaba inconscienteydeliraba a causadeltifus.Loacostaronenunacamadeunahabitacióndeldesványunaenfermera

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nosemoviódesuladoentodalanoche.Pasaroncincodíashastaquesaliódepeligroperolafiebrelodejótandebilitadoquenoseteníaenpieysetuvoquequedarenlacama,esperandoconansialalecheyelpannegroylasopaquelellevaban cada pocas horas. Era capaz de distinguir el ruido de la bandeja detodoslosdemássonidosdelacasacuandoselatraíandesdeelpisodeabajo.Lamujerdelpiedeformequehabíavistoenelpuestodecontrolacudía todos losdíasahablarconél.Lepreguntabaquélegustabamás,si la leche,elpanolasopa, y le contaba cuentos de ogros y de animales que hablaban. Pasómuchotiempo hasta que pudo dar unos pasos por la habitación y, sin darse cuenta,empezóasentirseseguroyagustoenaquellugar.Así,cuandoestuvomásfuertey le dejaron explorar la casa durante una hora, le preocupó más volver a suhabitaciónatiempodelasiguientecomida,quecualquierideadeescapar.

Lamujerdelabotararalohabíaayudadoaponerselachaquetaraídayloszapatosdesparejadosconlosquehabíallegado.Todohabíasidofumigado,peronoremendado.

Sternervagóporlospasillosdelenormecaseróndelsigloxix:seasomóalashabitacionescuyapuertaencontrabaabiertaytuvobuencuidadodeevitaralosadultos.Allínoveíarifles,peroeramejornocorrerriesgos.Portodaspartesseamontonabancientosdeniñosandrajososvestidoscongrotescasropashechasderetales de colores; casi todos eran más pequeños que Sterner y se reíandemasiado, pero los envolvía un olor acre que le resultaba familiar ytranquilizador.Enuna de las habitaciones, un hombre con un abrigo de cuerocomoeldelosguardasdelferrocarriltocabaunaarmónicamientrasunaveintenadeniñosyniñasdabanpalmadas,batíanlospiesybailabandanzascampestres;enotra,unamujer señalabaconunavaraunasmarcasblancasdibujadasen lapizarraylosniñosdecíanchillandoelnombredeaquellascosas.

Sterner no se atrevió a alejarse de las escaleras del desván y, al cabo demediahora,volvióasubirasuhabitaciónysemetióenlacamasinquitarselaropaniloszapatos.Cuandolaenfermeraletrajolacomida,loencontróagotadoydecidiónomolestarlomucho.Despuésdeayudarloaincorporareparatomarlasopa,lotapóconunamantaylodejódormirtodalatarde,hastalacena.

ElreformatorioseregíaporlasteoríaseducativasdeKrupskaya,laviudadeLenin, y su personal adulto estaba compuesto de personas que seguían suideario. Para ellos, derrocado y a todo lo que deploraban del mundo. En un

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esfuerzoheroico,seabsteníandedarórdenesalosniñosodeincurrirenmodoalgunoenelerrorde«amaestrarlos»,comolollamabaKrupskaya.Alprincipio,el resultado fue que casi todos los huérfanos, penosamente capturados por lapolicía,volvíanaescaparsealdíasiguientedesullegadaysólosequedabanlosmáspequeñosylosmenosatrevidos.Sinembargo,coneltiempo,elnúmerodelos que preferían quedarse –porque allí comían con regularidad– aumentó. Y,aunque se portaban como animales, poco a poco se fuerondomesticando.Losmiembros del personal consideraban que su deber era guiar a los niños condiscreción, como a iguales, y desarrollar en ellos un sentimiento de civismomediante el fomento del máximo grado de autonomía. El único punto,prácticamente,enelquelosadultossepermitíanintervenirconciertaseveridaderaparamitigarlasalvajebrutalidaddeloscastigosquelosniñosseimponíanentreellos.

Poco a poco, Sterner prolongó sus exploraciones por la casa y encontró amuchosdeloshuérfanosquehabíaconocidoenlasbandasdeOdesay,comolamayoría eran más pequeños, no le intimidaron. Al tiempo que se ponía másfuerte,sefueacostumbrandomásalentorno.Dehecho,noencontrabaunagrandiferenciaentresunuevavidaylaantigua,exceptoqueantesteníaquebuscarselacomida.

Cuandoterminólaconvalecencia,llevaronaSterneraunahabitacióndondehabíamontonesderetalesde tela, limpiosperodesegundamano,de todos loscoloresyestampados.Enunamesahabíagrandesagujasycarretesderesistentehilodealgodónydoschicossepeleabanporunasoxidadastijerasdesastre.Lamujerdelpiedeforme ledijoaSternerdebuengradoque la ropaque llevabaestaba cayéndose a jirones y le sugirió que quizá le gustaría hacerse un trajenuevo.

Aquella era laprimeraactividadescolarorganizadaque se fomentabaparaque desarrollaran los recién llegados, aunque habría sido más económicoproveerlos de ropa ya hecha. Se consideraba, por principios, que la mejormaneradeestimularelrespetoasímismoenunchicoeravincularlacuestióndesuaspectopersonalconsusimpulsoscreativos.

El método tenía éxito, pues con frecuencia un niño tardaba semanas –semanasdepeleasbaldíasyrapacesporalgúnretalenparticularqueteníaotroniño–enquedarsatisfechoconsuobrayparaentoncesyasehabíaacomodado

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allugaryhabíaolvidadolaurgenciadeescapar.CuandoSterneryallevabavariosdíaspeleándoseconlastijerasylasagujas

(yconsuscompañeros),larepresentantesepresentóeneltallerconunlibrodecontabilidadylepreguntócómosellamabaycuántosañostenía.

Nosupoquéresponder.OtrodeloschicosdijoquesellamabaelSonrisas,perolosapodosseconsiderabanincultosylosadultosdesaprobabansuuso.Sinningún motivo concreto, más allá de que tenía que poner algún nombre, larepresentanteloanotóensulibrocomoPeterSmurchka.

Lamujercerróellibroconunestruendoylomiro,satisfecha;tomóasientoyledijoqueseacercara.Leacaricióelpeloyledijoqueyaeraoficialmenteunodeellosyqueahorateníaunacasayunagenteasuladoqueloapoyaba.Sternersonrió,seapartóyvolvióaconcentrarseenlachaquetadefranelarojobrillanteque estaba cosiendo. Había tenido que ponerse duro con el chico que habíaescogidoanteslatela.

La representante se sentía muy satisfecha cada vez que añadía un nuevonombre en el libro: significaba otro chico rescatado y un triunfo más de lasteoríaseducativasquecontantapasióndefendía.

Llevaba tiempomanteniendo una ardua lucha con las incultas autoridadeslocales: enmás de una ocasión había recibido peligrosas críticas por parte deéstas,perohabíasobrevividoapelandoaldepartamentodeKrupskayaenMoscú,desde donde, aunque se le daba respaldo en líneas generales, se la habíaprevenido de que se la juzgaría por sus resultados, y era comprensible que lapolicía local se quejara de la enorme proporción de fugados de suestablecimiento.

Aquellamujer sólo se dejaba llevar por la insensatez en lo que hacía a sufanáticoamorpor losniños.En realidad,habíaen sucarácterunavena sagaz,profundamentepráctica,quelehabíapermitido,duranteelúltimoaño,eludirlascríticas y levantar una de las instituciones de más éxito del país. Para elloempleabaelsencillorecursodeinscribirensuslibrossolamenteaaquellosniñosque yamostraban indicios de querer quedarse; de estemodo, no estaba en laobligación de informar de la desaparición de ningún niño del que no tuvieraregistrooficial.

Los huérfanos eran capturados y enviados al reformatorio desde tantoslugaresdistintos,quenadieteníamediosparacomprobarcuántosdeberíahaber

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enlainstituciónenunmomentodadoylosresultadossólosejuzgabanporlospropios librosde registro.Laúnicadesventajadeestemétodoera ladificultadparadardecomera lapartedechicosdepaso,para lacualno sepodíapedirsuministrosoficiales.Larepresentantesuperabaelproblemaponiendosupropiosueldoymendigandosacosdepatatas,carneyzanahoriasalosdirectoresdelasgranjascolectivasdelosalrededores.

El entusiasmodeAnnaKirilova contagiaba a los demásmiembros adultosdelpersonaly losniñosnotaban laatmósferadebondadybuenavoluntadquelosrodeaba.

Peter Smurchka vivió en este ambiente de libertad creativa, incluso deafecto, durante los tres años siguientes. Era de natural poco aventurero y seacomodó fácilmente a la vida en la institución: su costumbre de sonreír hacíaque losadultos loapreciaranysubuenhumor lohizopopularentre losdemásniños. Pasó los primeros meses jugando, normalmente a solas, en el jardínextensoydescuidadodelafincayenlostalleres,dondesehizounpardebotasy dos camisas bordadas, además del traje que había empezado el primer díadespuésdelaconvalecencia;lasprendasresultabanterriblementegrotescas,peronoeranpeoresqueladecualquieradelosdemás.Todoslosniñoseranpobresporigualyningunoteníamotivosparasentirseinferior,demodoquequienessequedabansolíanganarconfianzaensímismosyerancapacesdeamoldarsealosrequerimientos de la sociedad humana. Peter Smurchka fue especialmenteafortunadoporquedisfrutabahaciendocosasymostrabaunagranhabilidadparalascosasprácticas.Yademás,duranteelúltimoaño,sedescubrióqueposeíauntalentoexcepcionalparaaprenderidiomas.Habíasidolentoenaprenderaleeryaescribirynoeramuybuenoenaritmética,porloquesuéxitoclamorosoenlaclasedealemánresultóaúnmásdestacableylarepresentanteconsideroquesutalento para los idiomas era casi unamuestra de genialidad. No tenía ningúnmotivoparaimaginar,yelpropioSmurchkanoteníaconcienciadeello,quelalenguavernáculadesuspadreseraelalemányqueélmismonohabíahabladoenotroidiomahastalossieteaños.

El chico se sentía feliz con la rutina del reformatorio: presidía el comitédisciplinario del centro y era el líder de la organización juvenil comunista,contabaconelbeneplácitodelosadultosynocaíamalalosdemásniños.Portodoello,lanuevalíneadelpartidoeneducación,queseproclamódesdeMoscú

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cuando su periodo en el reformatorio casi finalizaba, no tuvo malasconsecuenciasparaél.

Smurchkaseconvirtióenelprincipalpropagandistadelanuevalíneaentrelos alumnos por dos motivos: porque era correcto apoyarla y porque leproporcionaba,comosecretario,unpoderyunprestigiomuysuperiores.

La antigua política de desacostumbrar gradualmente a los huérfanoscapturados de su modo de vida asilvestrado siendo amables con ellos ypermitiéndoleslalibertaddedesarrollarsedemaneranaturalfuecondenadaporla nueva línea como una manifestación de degenerada anarquíapequeñoburguesa.SeordenóaKirilovaquesegregaraalaschicasdeloschicosy que instituyera un nuevo sistema basado en los conceptos de disciplina,veteraníay liderazgo.Se establecieronnormas estrictas concastigos severosylos niños fueron clasificados en jerarquías formales, que se apreciaban en losuniformeseinsigniasqueahorallevaban.

Smurchka,ensucalidaddealumnomásveterano,exhibíalasinsigniasmásbrillantes y los mejores trajes. Nunca en su vida había estado tan bienalimentado,tanorgullosoytanfeliz.

Anna Kirilova había pasado tanto tiempo obsesionada en su trabajo enprovincias, que apenas estaba al tanto de los cambios políticos acaecidos enMoscú. Ella seguía anclada en aquellos primeros tiempos revolucionarios dedebatepolíticoycontroversiaynosediocuentadequeahoraresultabanosólopeligroso,sinosuicida,nomostrarsecomoundefensoraultranzadecadanuevogirodelapolíticaoficial.

Apelóporescritoalministeriocorrespondienteyexpusoquesuexperienciademostraba que, cuando los chicos y las chicas eran educados juntos, crecíanmáscivilizadosymenosneuróticosencuestionesdesexoquequienesestabansegregadosdurante lapubertad.Ensumemorándum,apuntabadudassobre lasventajasdeestablecerrangosyprivilegios,locualminabaelrespetodelosniñospor lagloriosa ideade la igualdadde lossereshumanos,y finalizabadiciendoque entendía la necesidad de una cierta dosis de educación militar entre lajuventuddelaUniónSoviética–sitiadacomoestabalapatriaporlosenemigoscapitalistas–, pero que consideraba que este aspecto no debía exagerarse endetrimentodelosprincipiosbásicosdelaeducaciónprogresista.

Al cabo de cuatro días de que se recibiera esta comunicación en Moscú,

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AnnaKirilova fue detenida por elGPUy enviada a trabajar de leñadora a uncampopenitenciariomixtoenSiberia.

El nuevo representante era un hombre joven, educado él mismo en unreformatorioyquedespuéshabíasidosuboficialenunregimientodeartillería.Debido a sus problemas de vista y a su físico endeble, lo habían trasladadofinalmente a un destino civil. En el ejército había disfrutado de su autoridadcomo cabo y, no siendo un hombre interesado en teorías de ninguna clase, ymenosaúnlaseducativas,aprobabaconsinceroentusiasmolosnuevosmétodosquelehabíanordenadoaplicar.

ComoSmurchkaerafuerte,amistosoyperseverante,elnuevorepresentanteencontró en él un instrumento ideal para erradicar el liberalismo del antiguorégimeny,durantesusúltimosseismesesenelreformatorio,elmuchachofueelamo del gallinero entre los demás chicos. Siempre había demostrado tenerconfianzaensímismo,peroduranteesteperiodoadquirióunpundonorconfiadoyunentendimientodisciplinadodecuálerasudeberparaconlacomunidad.Sevolvióásperoeinsensible,peronoarrogante,yejerciósupodermásparaganarla aprobación de los adultos que para compensar cualquier sentimiento deinferioridad.Fueunéxitopolíticoysurendimientoescolar,mediocreenlíneasgenerales,sevioaliviadoporsudestacadotalentoparalaslenguas.

Sinembargo,apesardelaestrictaortodoxiadesuadministración,nopasómuchotiempohastaqueelnuevorepresentanteempezóanotarlapresióndelasautoridadescentralesconsuexigenciapermanentederesultados.Aunquehabíatenidolacauteladerodearlosterrenosdelreformatorioconunavalladealambrede espino militar, el número de niños registrados que se escapaban se habíaincrementado en buena medida. No era fácil que el representante pudieraencubriraquelhechoembarazososinconfiarlasituaciónalosdemásmiembrosdel personal, algo que, dado el sistema prevaleciente de mutua vigilancia ydelaciones, resultabademasiado arriesgadoypeligroso.Eraprecisohacer algoparacontrapesarlamalaimpresiónqueibaacausarenMoscúaquelaumentodedeserciones.

Aquelladificultad se solventóenciertamedidagracias a la llegadadeunacirculardelGPU,enlaquesepedíannombresdechicosrealmentedestacadosalos que se considerara adecuados para recibir instrucción especializada convistas a incorporarse al servicio en el extranjero. Entre las cualidades que se

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enumeraban como más necesarias estaban la reserva, la disciplina, la lealtadpolítica y la capacidad para aprender idiomas. El representante se alegró depodermejorarunpocosucredibilidadmandandoenrespuestauninformesobrePeterSmurchkaescritoenlostérminosmásentusiastas:elmuchachonohablabamuchoyeraobediente,firme,sumamentecuidadosodesuaspectopersonal,deabsolutaconfianzaenlopolíticoyunbrillantelingüista.

De estamanera,Smurchka se encontró al poco tiempoenunaprivilegiadaescuela especial de las afueras deMoscú.Muchos de sus nuevos compañeroseran hijos de importantes funcionarios y estudiaban allí por influencia de suspadres;comoconsecuenciadeello,elnivelacadémicodelaescuelanoeratanexigentecomosepretendíaoficialmente.Graciasaello,alprincipio,Smurchkano dio la impresión de ser tan manifiestamente lerdo; sobre todo, porquecontinuódestacandoenalemán.

Los maestros, como cualquier otro, tenían la obligación de presentarresultados y se resistían a reconocer su fracaso con Smurchka, de quien noconseguíansacargranrendimiento.Durantetresaños,loobligaronaconcentrarcasitodossusesfuerzosenaprenderfrancésy,alfinal,eracapazdehablarconlafluidezsuficiente–yconacentoalemán–paraaprobarelexamen.Encambio,endialéctica,teoríadelvaloryconcepciónmaterialistadelahistoria,resultóuncompleto zopenco y finalmente el profesorado tuvo que reconocer que suacendrada ortodoxia política no bastaba, por sí sola, para asegurar su utilidadcomoposiblediplomáticosoviético.

Aunque no fue recomendado para un empleo en el servicio extranjero, ladiligente simplicidad mental de Smurchka y su evidente lealtad, junto con elhechodequesueducación,aunquenoaprovechadadeltodo,eramuysuperiorala de un joven corriente, le valió un nombramiento con rango de oficial en eldepartamentodeextranjerodelapolicíasecreta.

SmurchkateníadiecinueveañoscuandofueadscritoalaramadelGPUquese encargaba de los asuntos relacionados con el espionaje soviético en elextranjero.Suprimeramisiónnofuepeligrosanidifícil,perosímuyimportante:eraunode los treintaguardaespaldasqueprotegieron aMolotov en suviaje aAlemania al principio de la guerra. Más tarde, se lo utilizó como mensajerodiplomático durante un año, tras lo cual fue ascendido a la participación envariossecuestrosdeescasaentidadyaunasesinatointrascendenteenSuiza.En

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todasestasacciones,Smurchkasemostrófiable,discretoynodeltodocarentedeciertoingeniopráctico.

Másdeunavez,cuandoregresabaaMoscú,su lealtadfuepuestaapruebamedianteunasjóvenesentrenadasparaello,cuyodebereraquejarsedelrégimenensupresencia,enprivado,yasíprovocarlo,talvez,ahaceralgúncomentariodenigratorio.

Comounmecanismode relojería,cadavezqueaquellosucedía,Smurchkadenunciabadeinmediatoalachica,comoerasudeber,pordifundirpropagandasubversiva.Deestemodo,sucréditoentresussuperioressubíacontinuamente,sobre todoporque sabían, pormediosparecidos, que incluso en lamás íntimacircunstancianuncasepodía incitarloavanagloriarsede la importanciade susinteresantesdeberes,oainsinuarlosiquiera.

Una joven, en concreto, se había quejado del aburrimiento espantoso quehabía sido pasar la noche con el taciturno Smurchka y había suplicado, sólomedioenbroma,queleasignaranaotromáshablador.

En1943,cuandohubopasadolopeordelaguerraconAlemaniayelejércitosoviético inició su victorioso avance hacia el oeste, los líderes del Kremlinpudierondedicarsusmentesaasuntosmenosgravesquelosmilitaresyprestaratencióndenuevoalasnecesidadesfundamentalesdelapolíticaestalinista.Unode los problemasmás complejos que tenían sobre lamesa era el informe quehabían recibido sobre la puesta en libertad, enMéxico, de su agente, Jackson,queen1939habíallevadoacaboelasesinatodeLeonTrotsky.EsteJackson,enlibertad,constituíauncabosueltoyunposibleriesgoyeranecesarioeliminarloantesdequecometiesealgunaindiscreciónodequefuesetentadoatraicionarala Unión Soviética. Era de vital importancia que no se produjera ningúnincidente que pudiera perturbar la confianza inestimable, aunque ingenua, deGran Bretaña y Norteamérica. No debía permitirse, al precio que fuese, quesucediera nada que pudiese aleccionar a los dirigentes occidentales,políticamenteanalfabetos,acercadeldesprecioleninistaporlosescrúpulosylamoralburgueses.Nadapodíahabermás inconveniente,enaquellosmomentos,que un recordatorio tangible de la despiadada crueldad bolchevique. Sólo poresto,yaeraprecisoeliminaraJackson,peroademássedabalanecesidad,másgeneralporcuantoafectabaalahistoria,dehacerqueelrecuerdodeTrotskysedesvaneciera; cualquier interés por sumuerte daría a su figura, que incluso a

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aquellas alturas era todavía bastante temida, un realce que el buró político deStalinnopodíasinolamentar.

Encontrar a lapersonamásadecuadapara cumplir lamisión llevómuchosmesesdeinvestigaciones,comprobacionesyconfirmacionesdeexpedientes.Seprecisabadealguienenquienpudieraconfiarsequellevaríaacaboeltrabajoconeficiencia, pero que fuese lo bastante insignificante como para que pudiesedesaparecer por completo, sin dejar parientes quehicieranpreguntas o amigoscuriosos.

El escogido entre la breve lista final de candidatos fue Smurchka. Erahuérfano,vivíasiempreen loshostalesutilizadosporelGPU,no teníaamigospersonales e incluso sus contadas aventuras sexuales eranorganizadaspara él,sinquelosupiera,porsuspropiossuperiores.Nosólonohacíapreguntas,sinoqueeraimprobablequesepreguntaraotuvierainterésensaberaquiénteníaquematar,oporqué.

El único pero que le habían encontrado era su extrema juventud, aunquedespués se acordó que, probablemente, la obediencia de un hombre másexperimentadonoseríatanadmirablementeciega.

ElplanconsistíaenqueSmurchkavolaraconpasaportediplomáticoaSuiza,donde se despojaría por completo de su identidad soviética, y desde allícontinuarahastaLisboa,cruzandoFranciayEspaña,conlosdocumentosdeunalsaciano. En la capital portuguesa, tenía que ponerse en contacto con ciertoagentedetransportequetendríainstruccionesdeencontrarleunpasajeaMéxico.ASmurchkaselefacilitóladireccióndeJacksonyelnombrebajoelqueestabaviviendo,yseleinstruyóparaquelomatase,apodersercaminodesucasaalasalidadelcafé,por lanoche.Luego,despuésdeasegurarsedequenosepodíaestablecer ninguna relación entre el muerto y él, debía presentarse en laembajadadelaUniónSoviéticaenlacapitalmexicana.

ElrepresentantedelG.P.U.enlaembajada,quenosabíanadadelamisión,recibióórdenesdeliquidaraSmurchkasinpreguntas,tanprontoapareciese.Elcuerpo debía ser eliminado en secreto y, obviamente, sin dar cuenta a lasautoridadesmexicanas.Deestemodo,todoelasuntoTrotskyquedaríaresueltofinalmente,condiscreciónysindejarelmásleverastro.

Cuandorecibiósusinstrucciones,Smurchkasesintiómuyorgulloso.Queloenviaranalextranjeroensolitario,conunasumaenormeenmonedaextranjera,

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demostrabahastaquépuntolasautoridadescreíanenél.Pasóvariosdíasensuhabitación,repitiendolosnombresydireccionesdelosdiversosagentesconlosque debía ponerse en contacto a lo largo del viaje para asegurarse de que losrecordaba,ylasemanaquetuvoqueesperarparatomarelavióndeGinebraselehizounaño.Lanocheantesde lapartida fuea laóperay, allí sentadocon laespaldarectaylosbrazospegadosaloscostados,serepitióunayotravezqueeraunodelosejecutivosdemásconfianzadelpaísmásgrandeyricoelmundo,que merecía viajar en aviones especiales de asientos mullidos y cenicerosbrillantesycontodalacomidaquelevinieraengana,servidaporlarespetuosaazafata.Enelentreacto,echóunaojeadaa losobrerosdeaspecto lúgubrequellenabanelpatiodebutacasyelanfiteatro,pensóenlolejosquelohabíallevadosubrillantecerebroysedijoque,enaquellatierradeoportunidades,quienessequedabanatrássólopodíanecharlaculpaasupropiaestupidez.

El rato en que el avión sobrevoló a gran altura la zona de guerra resultópeligroso,peronotuvomiedoycasisintiódesprecioporlasexpresionestensas,verdosas,delosotrosdospasajeros,quefingíanconcentrarseenunapartidadeajedrez.LaúltimapartedelviajeresultóbastantemovidaySmurchkaobservó,complacido,quelosdosdelegadosdecomercio,hombreshechosyderechos,semareaban; cuando la azafata le ofreció una jofaina, la rechazó con un gestograndilocuente.

ApenaspasóunashorasenGinebraantesdesalirdelaciudadapie,vestidodeexcursionistasuizo,hacialafrontera.Despuésdeoscurecer,cruzóanadoelRódanoyentróenFrancia.Antesdelamanecer,enterró todossusdocumentosde identidad soviéticos y desde aquelmomento viajó de contacto en contactohaciéndose pasar por alsaciano. Tardó quince días en llegar al sur en etapasperfectamenteplanificadas:noencontródificultadesnihubouninstanteenquesesintieraenelmásmínimopeligro.Lacuantiosagratificaciónqueentregabaacadaagentehacíaquefuesebienrecibidoyeltratorespetuosoquerecibíahacíaque día a día aumentara su confianza en símismo. Le asombró comprobar elmaravillosopoderdeldineroenlospaísescapitalistasyempezóacreerquenohabía nada que no pudiera hacerse con mil francos. En los restaurantes,descubrióqueconseguíacasitodoloquequeríasóloconsacarelgruesofajodebilletes y manosearlo relajadamente. A la gente se le abrían los ojos y susmodales cambiaban cada vez que repetía el truco. Llegó pensar que era

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infalible...hastalanocheenquedosmatoneslosiguieronalsalirdesuhotelenPerpiñányloapalearonhastadejarloinconscienteenuncallejónaoscuras.Lodespojarondelcinturóndeldineroy lequitaronhasta laúltimamonedade losbolsillos,peronosemolestaronenllevarselosdocumentosdeidentidad.

YaempezabaahacersededíacuandoSmurchka recobró laconciencia.Sedescubrió acurrucado en el umbral de una tienda y un obrero madrugador ledirigióunamuecaalpasar,tomándoloporunborracho.Hacíafríoy,aunqueledolíaunpocolacabeza,teníahambreydeseótomarseunabuenatazadecafé.Volvió del revés dos o tres veces los bolsillos para asegurarse de que losladronesnosehabíanolvidadoalgunamoneda.

Mientrasregresabaapresuradamentealhotel,deprontocayóenlacuentadeque tendría que pagar la cuenta para que le dejaran sacar su valiosa mochilasuiza. No podía contar lo que había sucedido porque el hotel esperaría queinformase a la policía y, desde luego, no era prudente hacerlo. Aunque sudocumentación estaba en orden, sería un error atraer innecesariamente laatención. Cuando ya tenía a la vista la puerta del hotel, Smurchka diomediavuelta,asupesar.Endefinitiva,enlamochilanohabíanadaincriminadoryeramássegurodejarladondeestaba;probablemente,eldueñonosequejaríamuchomientrastuvieraalgunagarantíafrentealadeuda.

Smurchka vagó por la ciudad durante horas, abatido, mientras llegaba elmomento de la cita con su contacto en Perpiñán, un tal monsieur Bonté. Seencontraronamediodía,segúnelplan,enungranrestaurantedelaplazamayor.Smurchka presentó sus credenciales pero fue recibido con recelo. MonsieurBonté esperabaencontrar aun importanteviajeroySmurchkaparecíapobreyafligido y mostraba una actitud obsequiosa, casi servil. El agente pidió deinmediatosudineroylahistorialastimeraquecontóSmurchkaacercadelroboconfirmó sus sospechas. En cualquier caso, no era asunto de Bonté: él habíaconcertadociertosserviciosaunpreciodeterminadoy,sineldinero,Smurchkanoleinteresabanisiquieralosuficientecomoparaofrecerleunacopa.Lodejóallí sentadoy semarchó.Smurchkaesperó treshoras con la esperanzadequevolviera,hastaqueuncamareroledijoquenecesitabalamesa,amenosqueelcaballerotuvieraintencióndepedirdecomer.

Aquella noche, Smurchka volvió a pasarla al raso. Tuvomiedo de lo quepudierasucederlesielGPUllegabaaenterarsedesuinfortunio.Lasórdenesse

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cumplíanylosincumplimientossecastigabancomosabotaje,fuese«deliberado»u«objetivo».Encualquiercaso,habíapocadiferenciaenlaseveridadconlaqueera tratadoel reo.Smurchka sabíaque lagentequehabía conocidodesdequeestaba en Francia eran todos agentes profesionales de baja categoría yestraperlistasquenosabíannadadesumisiónnidesuverdaderanacionalidad.Paraponerseencontactoconsussuperiores,tendríaqueencontrarlamaneradevolveraGinebrayaquellosería fatal, sinduda.Y,encualquiercaso,noseríamás fácil que continuar viaje comomejor pudiera hasta Lisboa, donde estabaprevisto que recibiera una nueva remesa de dineromexicano. Por lamañana,Smurchka estaba consumido demiedo ymuy hambriento y se vio obligado ahaceralgodecisivo.Llegóhastalaestacióndeferrocarrilysellevódeuntirónelbolso de unamujer que estaba en la cola de la taquilla. Sin embargo, ella seresistióunsegundomásdeloprevistoyunmozodecuerdaleechólazancadillaylocapturó.

En la comisaría, a Smurchka lo esperaba pan y un café de achicoria. Lapolicíaeradébilyfácilysonrióalpensarquehabríapodidoenseñarlesunpardecosassobrecómosacarinformaciónalosdetenidos.Parecíannotenerlamenoridea de cómo se llevaba a cabo un interrogatorio efectivo y Smurchka sereafirmó una vezmás en su desprecio por la plácida degeneración de todo elmundo capitalista. El juicio ante los magistrados fue una comedia: a unfuncionariovestidocontoganegraselepermitíainterrumpirconstantementeelprocesoconafirmacionessobrelainocenciadelpresoydeclaracionesdequesetrataba de un caso de confusión de identidad. Antes de presentarse ante eltribunal,Smurchkasehabíaentrevistadoconaquellapersona,quedecíasersuabogado defensor; la idea de que hubieran pensado que lo atraparían con untrucotanvistolomolestóbastante,perotuvolacauteladecontrolarsuirritaciónyfingirentodomomentoqueeraunobrerodemuypocasluces,casiimbécil.

CuandolollevaronalaprisióndeNaronneacumplircondena,aSmurchkale gustaron las comidas regulares y los alegres juegos en la celda. Se habríasentido completamente satisfecho de no ser por la inquietud que lo roía pordentro de que debía llegar a Lisboa antes de que sus superiores empezaran apreguntarse por qué se retrasaba. Sin embargo, no podía hacer nada y yaempezaba a acostumbrarse a la vida en la cárcel cuando, de pronto, tuvo unnuevo y serio motivo de preocupación. Fue el día en que el viejo carcelero

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pregonóenelpatiolaordendetrasladoaToulouseparaserinterrogadoporlaGestapo.

Losfascistasalemaneseranmuydistintos,comobiensabíaSmurchka,delosdébilesfuncionariosdelasdemocraciasburguesas.Losnaziseranrepresentantesde un país joven, combativo y en crecimiento, como la Unión Soviética. En1940,antesdeltraicioneroataquecontraRusia,habíatrabajadoconlaGestapoen Polonia y, tras su experiencia como colaborador en diversos arrestos einterrogatorios rutinarios, sentía un sincero respeto por la manera alemana,inmisericordementeeficaz,decumplirconsudeber.

Mientras tomaba lasopademediodía,Smurchkadecidióescaparse.Habríaido directamente hacia la tapia del patio, siQuinto no se hubiera entremetidocuando salían de la celda. La torpeza de Quinto había puesto en alerta alcarceleroyhabíatenidoquerenunciaralaidea.AdvirtióconinterésqueQuintohabíatenidolamismaintenciónqueélynolesorprendió,cuandosepusieronahablarenunrincóndelpatio,descubrirqueseríasencillomanipularalosotrosdosparaconcertarunintentodefugaorganizado.

Unavezhubosucedidotodo,loasombrólaenergíaconlaqueQuintoyClaircolaborabanenla liquidacióndeloscarcelerosylabuenaayudaqueprestaronendeshacersedelautobúsyborrarelrastro.

Como la mayoría de aquellos extranjeros, se dijo, Quinto y Clair eranvacilantes y propensos a perderse en detalles irrelevantes, pero habíandemostrado que, cuando se aplicaban en serio, eran capaces de actuar condecisión.

Tumbadoentre los árbolesa la esperadequeel sol seocultara,SmurchkareflexionóqueClairyQuintosehabíanportadocomoniñasdeescuelaestúpidascuandohabía surgido lacuestióndel liderazgo,pero supusoqueera inevitableque unos pequeños delincuentes profesionales reaccionaran contra cualquiercosa que pensaran que podía estorbar su voraz individualismo. En cualquiercaso,decidió,debíacontinuarhaciendo loposiblepara reafirmar, con tacto, laautoridadqueyahabíaempezadoaestablecerenlapráctica...

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Toda la tarde, en la arboleda, el bochorno estival se cernió sobre ellosamenazandotormentayaSternerlecostómantenersedespierto.Noseatrevióadormirse porque sabía que su única esperanza de completar la misión que lehabíanencomendadoeracruzarlasmontañasantesdequelasnievesinvernaleslo hiciesen imposible. Era una suerte maravillosa, pensó, que Quintanillaconocieraloscaminosdeloscontrabandistasypudieraguiarlos.

EmpezabaacaerlanochecuandoSternerdespertóaClairy,sinalzarlavoz,llamóaQuintanilla,quemontabaguardiabajolosárbolesaciertadistancia.Lostressesentaronjuntosy,hablandoensusurrosmientrasalolejosresonabanlostruenos,Quintanilla propusoque cruzaranpor la noche el valle cultivadoy seescondieranalpiedelasmontañasapasareldíasiguiente.

Eltríoestabaimpacienteporemprenderlamarcha,peroSternerinsistióconfirmezaenquedebíanesperarhastaqueoscurecieradeltodo.ObservóqueClairpedíaaQuintanillaqueledevolvieraelrevólveryelmuyestúpidolohacía,perole pareciómejor así, pues el hecho de ser el guía ya daba suficiente poder aQuintanilla y, de haber estado armado, habría sido difícil mantenerlo bajocontrol.QueClairtuvieraelarmanoimportabatanto,puesduranteelataquealcarcelerohabíaobservadoqueel ladronzuelodeojillosbrillantes tenía reparosenutilizarlay,encualquiercaso,eraunapersonademasiadoinsignificanteparaatreverseareclamarelliderazgodelgrupo.

Cuandosepusieronenmarcha,lostruenosresonabanenelairecadapocosinstantesyelcielopúrpura,negroyañilparecíahundirsepesadamenteyengullirelvalle.Desdeelpiedelasmontañasnoalcanzabanaverlospicosysiguieronel río durante un rato; luego,Quintanilla dijo que debían vadearlo y cruzar elvalle directamente hacia las alturas. Con las tormentas, los ríos de montañapodíanllenarserápidamenteyresultarpeligrososenelplazodeapenasunahora,

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expuso,yeramejorquecruzaranmientraspodían.Sternerdecidióreafirmarsuautoridad.Elríonoibaadesbordarseencinco

minutos, obviamente, y ni siquiera había empezado a llover. Si lo hacía, aúntendrían tiempo de reaccionar. No había ninguna razón para no cruzar deinmediato,peroconsideróquedebíademostraraQuintanillaqueél sóloeraelguíaparacruzarlafrontera,ynolapersonaalmandohastaentonces.

–Continuaremoshastaquesepongaallover–dijo.Sterner iba en cabeza, cargando con una de las maletas, e incrementó la

marcha demodo que los otros casi tuvieron que correr paramantenerse a sualtura.NoqueríantenerquellamarloagritosyQuintanillanoestabadispuestoadefender su plan hasta el punto de pelearse. Estaba muy oscuro y durante latarde, desde la arboleda, había visto que el río fluía en la dirección correctaduranteunoscuantoskilómetros.

Escalaron un muro de piedras sueltas y continuaron la marcha por unpequeñoolivary,depronto,seencontraronaunosmetrosdeunacasadepiedranegra.

Un perro corrió violentamente hacia ellos entre feroces ladridos, entoncesQuintanilla se inclinó, se dio unas palmaditas en las rodillas y habló en vozsuaveparatranquilizarlo.

Sterner,deungolpeseco,dejóinconscientealanimalconlaculadadelarma.Por suerte, los enloquecidos ladridos del perro y, a continuación, su súbitosilencioquedaronsofocadosenciertamedidaporelestampidocasiseguidodedostruenos.

–Imbécil–dijoQuintanillacuandoestuvieronabuenadistanciadelacasa–.¿Creesqueelgranjeronoharácorrerlavozdequehayalguienporlazonaquelehamatadoelperro?

Sternernohizocaso.Habíaaprendidoatrataralosperrosantesdecumplirlosdiezaños,pensóparasí.

Alcanzaron un punto donde el río trazaba una curva hacia atrás y, sinconsiderarnecesarioconsultaralosdemás,Sternersedeslizóconcuidadoenelaguayvadeólacorriente.QuintanillayClairlosiguieron.Sternersediocuentade que lo único que tenía que hacer era trazar una línea clara y los otros laseguiríandeinmediato.

Lalluviallegódepronto,torrencial,comosilavertierandeuncubo.Estaba

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tan oscuro que no se veía a un palmo y Sterner empezó a temer que seextraviaran;sedetuvoyesperóaqueQuintanilla loalcanzase.Decidieronquesería mejor esperar a que clareara un poco antes de continuar. Necesitabanencontrar un carretera secundaria o un camino que los llevara en la direccióndeseada.Enunanochecomoaquella,corríanpocoriesgodeencontrarseanadiequelesfueraahacerpreguntas.

Empapados, los tressesentaronbajounesmirriadorobleyesperaronhastaquepudieronverseunosaotros.Estabandemasiadomojadosynerviososcomoparanotarelhambrey,agachadosallísinmoverse,prontosequedaronhelados.

De repente, Clair dijo que no había ningún motivo para suponer que lasnubesselevantaríanantesdequesalieraelsol,añadióqueseríaunerrorquelospillaranenmediodelpobladovalleaplenaluzdeldíaypropusoquevolvieranalríoylosiguieranhastallegaraunacarretera.Tardeotempranoencontraríanun puente y algún camino. Quintanilla estuvo de acuerdo, se levantó yemprendiólamarchaconClair.Sternerestabaocupadoenintentarencontrarunaideamejorypermaneciósentadounosinstantesmás.Cuandomiró,seencontrósolo en la negra noche, bajo los árboles. Se asustó, se levantó, se arriesgó allamarlosagritosy regresóapresuradamentepordondehabíanvenido.Estuvocorriendounminutoyalverquenoencontrabaelsetoquehabíansaltado,sediocuentadequehabíatomadoladirecciónequivocadayquenopodíahacernadaparaencontraralosotrosdos.Llovíaconmásfuerzaqueantesylanocheoscuracomo boca de lobo lo aterrorizaba. Se llevó las manos a la boca a modo debocinaygritóygritóenlaoscuridadhastaenronquecer.Oyóquelerespondíaalo lejos el ladrido de un perro y se sintiómenos espantosamente solo. No seatrevióa alejarsemuchodedonde lohabíandejado losotros,por si volvíanabuscarloyestuvocincominutosallíplantado,hastaqueoyóquealgosemovíacercadeél;entonces,silbóygritóotravez,perobastantemenoshistéricamente.

–Silencio–cuchicheóQuintanillaaltiempoqueponíaenlamanodeSternerelextremodeunacuerdaquehabíaencontradoenlamaletaquellevaba.

A continuación, reemprendieron lamarcha los tres juntos, agarrados de lacuerdaparaasegurarsedequenoseseparaban.Quintanillateníaunbuensentidode la orientación y volvieron a encontrar el río bastante pronto. Sin embargo,habíademasiadascasitasdelabranzay,apesardelalluvia,unperrotrasotroseponíaaladrarcadapocosminutos.

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Sterner recuperó por completo el ánimo cuando, poco después demedianoche,lalluviacesóyhubodenuevoluzsuficienteparaverseentreellosy poder distinguir la negra silueta de árboles y casas recortada contra elfirmamento. Descansaron entre unos altos juntos, deseando tener algo quellevarsealaboca.ClairyQuintanillasesentaronunpocoaparteysepusieronacuchichearalgoqueSternernoalcanzóaoír.Alcabodeunosminutos,losdossepusieronenpieyprosiguieronlamarcha.

Sterner los siguió, inquieto. Empezaba a parecerle que los dos ladronesestaban congeniando demasiado; si permitía que aquello continuara, correríapeligrodeperdersuinfluenciasobreellos.Mientrascaminaba,urdióunamaneradedesunirlos.Quintanilla,decidió,eraelmáspeligrosoy,porlotanto,cadavezque hubiera alguna discusión o diferencia de opinión entre ellos, él siempreapoyaríaaClair,queerademasiadomenudoytímidocomoparatenerlamenoraspiracióna liderarelgrupo.Deestemodo,Quintanillaquedaríaenminoríaytendríaquehacerloqueledijeran.

Eraunplanexcelente,sedijoSterner;irguióloshombrosyapresuróelpasoy rebasó a los demás para coger la cabeza. Iban en fila india y Sterner fue elprimeroenverelpuenteylacarreteraquecruzabaelvalle.

–Tomaremosaladerechaaquí–dijoentonoperentorio.Se puso a llover otra vez. Las nubes se cerraron sobre ellos y enseguida

dejaron de verse otra vez. Impaciente, Quintanilla le dijo a Sterner que sedetuviera y agarrara la cuerda. Incluso en una carreta recta, Sterner era muycapazdeencontrarlamaneradeperderse.

SterneradvirtióeltonodeinsubordinacióndeQuintanillayempezóapensarquenopodíapermitirseesperaraquesurgieranespontáneamenteocasionesparallevaracabosuplan.Teníaqueencontrarlamaneradeprovocarunadiferencia–aserposible,unapelea–entrelosotrosdos.

Depronto,vieronaloslejoslosfarosdeuncochequeseacercaba.Rápidamente,saltaronalaprofundaacequiaquecorríaalladodelacarretera

ysearrojaronalaguafangosa.Elcochepasóy,cuandovolvieronalacarretera,Sternerpensóqueseríaunapenaquefueraaestropearseelmagníficorelojquelehabíarobadoalcarcelero;entonces,derepente,sediocuentadequeelrelojconstituía,precisamente,elarmaparaloqueseproponía.Tanprontoclareara,sedetendríaypropondríaunjustorepartodelcontenidodelasmaletas.Sinduda,

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aquello causaría problemas porque todos querrían quedarse el reloj. SternerdecidióqueapoyaríaaClairyasísepondríaencontraaQuintanillay,almismotiempo,seganaríalagratitudylalealtaddeClair.Élsequedaríaelrevólvery,probablemente,recuperaríaelrelojcuandoestuvieranalotroladodelafrontera.

Dehecho,seríaciertamentenecesarioquevolvieraasupoder,puestendríaque venderlo para conseguir el dinero preciso para el viaje a Lisboa. Quizá,despuésdetodo,haríamejorennosoltarlo,nisiquieratemporalmente.

La carretera trazaba una curva en torno a un granero y, de pronto, seencontraronenmitaddelacalledeunpueblo.Delante,salíaluzdeunventanalcon balcón y vieron un coche con los faros encendidos. Cuando llegaran a lazonailuminada,podíanverlosfácilmentedesdealgunaventana.

Se leocurrióaSternerque laúnicacasadondepermanecíandespiertos tantarde tenía que ser la comisaría y empezó a trotar y a tirar de la cuerda paracruzar la zonadepeligro lomásdeprisaposible.La cuerda se le escapóde lamano cuando Quintanilla y Clair se detuvieron bruscamente e intentarondisuadirlo. A Sterner le exasperó su apocamiento, pues era un claro errorretrocederyperderunahoraomásdandounrodeopor lasafuerasdelpueblo,dondehabríatapias,huertosyperrosladradores.Sóloquedabandosotreshorasde oscuridad e iba a sermuchomás peligroso que se encontraran en el valletodavíacuandoamaneciera.

Se agachó a buscar la cuerda para arrastrarlos con él, pero ya habíanempezado a volver sobre sus pasos y cuando se vio obligado a decidirrápidamentesicontinuabaélsolo,osilosseguía.

De repente, oyó a través de la ventana iluminada la voz profunda de unhombre y el grito terrible de dolor de unamujer. El débil gemido del reciénnacidoqueenaquelinstantedabaaluzlamujernollegóalosoídosdeSterner,aquien la voz y el grito confirmaron en su creencia de que la casa era lacomisaría,diomediavueltaycorrióhastaalcanzarasuscompañeros.

Cuando Sterner se acercó, Clair le susurró aQuintanilla que se detuviese.Habíanacordadoque,porlomenosdemomento,erapreferiblellevarconellosaSterner.EnopinióndeClair,elmuchachoteníaelcarácteryhastaelaspecto,enciertomodo,deunjovencaballodetiro:eravoluntarioso,enérgico,algolerdoypropenso a actuar torpemente. Sin alguien que lo cuidara, se perdería y notardaría en volver a ser capturado. Clair sonrió cuando pensó queQuintanilla

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tambiénparecíauncaballo,peroésteviejoydelgado,comoelRocinantedelasilustracionesdeDaumierdeDonQuijote.Luego,sepreguntósitambiénélteníaaspectodecaballo,perodecidióqueno;élseparecíamásaunamulapequeña.

Volvían a estar en la carretera yQuintanilla, que iba delante, no tardó eninternarseenunolivarpararodearelpueblo.Bajolosárbolesestabamásoscuroque nunca y unos perros ladrabanmonótonamente a lo lejos. Clair empezó apreocuparse. Durante toda la noche habían oído a su espalda esporádicosladridos que no parecían deberse a que pasaran demasiado cerca de una casa.Delantedeellos,encambio,apenashabíaladradoningúnperroyClaircomenzóatener la impresióndequelosdeatráserantodoelratolosmismosanimales,que los seguían. Se preguntó si habrían descubierto el autobús y estaríanempleando perros. Desde luego, no podían seguirles el rastro bajo la lluvia.Habíanvadeadomásdeun riachueloy teníaquehaber sido imposibleque lossabuesos, por bien entrenados que estuvieran, fuesen capaces de encontrar suolor.Aguzóeloídootravezparaversicaptabaunaullido.Norecordabahabertenidoningunaexperienciaconsabuesosylosladridoscorrientesqueoíapodíanser,fácilmente,losaullidosqueparecíanproducirsecontantafrecuenciaenlosmelodramasvictorianos.

Clair reflexionó sobre el ánimo asombrosamente poco aventurero que loembargaba a pesar de los elementos decididamente melodramáticos de lasituación:laimportantemisiónhistóricaquelehabíanencomendado,elsaltoenparacaídas durante el bombardeo, la huida de la cárcel con dos peligrososdelincuentes, los asesinatos y la tremenda tormenta de medianoche. Sinembargo, recordó que no había habido un momento desde que había dejadoInglaterraenquehubieratenidolamenorsensacióndeexaltaciónodeespanto;todo lo sucedido a cadapaso le habíaparecido, en elmomentodeproducirse,algo evidente, normal e inevitable de unamanera sórdida, casi doméstica. SuvidaprovincianacorrienteenNantesysudetenciónpocoheroicaporpequeñoshurtos,acargodeunoscansadosgendarmes,yelpolvoylasuciedadyeltediode laprisión. Inclusoel asesinatodelcarceleroapenas se lehabíaantojadounacto chapucero, insensible y cobardemente inevitable. Y ahora que era unfugitivoperseguido, loúnicoquesentía realmenteerael frío,elhambreyunainquietudsordaycorrosivaanteaquellosladridoslejanos.

Eldestellocegadordeunrelámpagoiluminóunsenderodesdeelolivarhasta

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unhuertodetomatesyQuintanillaavivóelpaso.Luego,esperóaquelosdemásloalcanzaranydijo:

–Serámejorquecomamos,ahoraquepodemos.Clairhincólarodillaytiródelosenormestomatesylosestrujóconambas

manos para ver si estabanmaduros. Luego, con la bocamuy abierta, mordióvorazmentelasuavepielyderramójugoysemillas.Rápidamente,diocuentadesietetomatesyluegosellenólacamisacontodoslosquepodíallevar.Cuandose incorporó, algunos reventaron y le gotearon desagradablemente en elpantalón, pero ya estaba tan empapado y cansado, que no lemerecía la penamolestarseenquitarsedeencimalosqueestabandemasiadomadurosycontinuólamarchadetrásdeSterneryQuintanilla.Alotro ladodel campoencontraronunavalladealambredeespinoy,porunmomento,Clairpudosentirsesuperioralosotrosdos.Cuandointentaronsaltarla,suscompañerossóloloconsiguieronalpreciodedesgarrarse las ropas; él, en cambio, se tumbóboca arriba, sujetó laalambradamásbajaconlasmanosypasóreptandopordebajoimpulsándoseconloscodos,comolehabíanenseñadoenelejército.

Demadrugada,cesólalluvia.Empezóaclarearunpocoyyanonecesitaronmás la cuerda. Ahora avanzaban rápidamente por una carretera secundaria ydelante de ellos se distinguían vagamente las montañas. Los tres estaban tanconcentrados en la marcha, que no advirtieron que el sol se alzaba tras elloshastaquelasnubessedespejaronyseencontraroncasiaplenaluz.Repararonentonces en un campesino que caminaba hacia ellos; conducía un rebaño decabrasqueocupabatodoelanchodelacarreterayestabayaaveintepasosdelgrupo.Erademasiadotardeparaesconderseytuvieronquehacerseaunladoyesperar, como estúpidos, a que pasaran los animales, de pelaje pardo liso ybrillante.

Elpastorsesorprendiódeencontrarenaquellacarreteraaunoshombresquenoconocíaysedetuvoacharlarunrato.ClairvioqueSternersellevabalamanoal bolsillo en busca del arma y sintió alivio cuando Quintanilla soltó unchascarrillo obsceno acerca de las cabras con una voz rica y gutural. Clairobservó que el campesino se reía y que no mostraba ningún recelo;probablemente, daba por sentado que procedían de algún rincón de la zona.Desdeluego,habíasidomagníficocontarconQuintanilla,sedijo.Denohaberlotranquilizado inmediatamente, el hombre se habría fijado sin duda en sus

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camisasllenasdetomatesyensusropas,mojadasysucias.No se atrevieron a dejar la carretera por si el pastor volvía la cabeza y se

preguntaba dónde se habían metido. Continuaron hacia delante hasta que elhombreseperdiódevistayentoncesSterner,que ibaencabeza, sedetuvodepronto y dijo que había demasiada luz para continuar y que debían buscar unesconditeparapasareldía.

A ambos lados de la carretera se extendían los viñedos casi hasta dondealcanzabalavistaydelante,aunpardekilómetros,sealzabaunacolinaderocapelada con un bosquecillo rectangular de alcornoques en una de las laderas,comolaespesapelambreradellomodeunanimal.Quintanilladijoquetodavíaeramuytemprano,queteníanbuenasoportunidadesdellegarhastalaplantaciónsinencontrarseconnadiemásyqueallíestaríanmássegurosqueenelvalle.Engeneral, Clair consideró que era la mejor idea, pero también la más obvia;todavíaestabapreocupadoporlosperrosqueladrabanasuespaldadurantetodalanocheytodavíanoestabasegurodequenolossiguierandecerca.Sieraasí,lapolicíahablaríasindudaconelcabrerode lascabrasy,si losperroshabíanperdido el rastro, lo cual le parecía probable, los agentes intentarían adivinardónde se habíanmetido.Darían por sentado que los fugitivos se dirigían a lafrontera y en kilómetros a la redonda no había lugar más evidente para unospresos a los que pisaban los talones que el alcornocal de la ladera de aquellacolinapelada.

AsíloseñalóClairaQuintanillaconciertavacilación,peroestabaapuntodeañadir que, de todos modos, el bosquecillo era probablemente el lugar másseguro, cuando,para su irritación,Sterner lo interrumpióyanunció, conaqueldogmatismosuyo,queClairteníarazónyQuintanillaseequivocaba.Elbosqueeraelpeorlugar,declaró;haríanmejorenecharseenmediodeaquellosviñedos;las plantas tenían más de un metro de altura y, mientras no se incorporaran,nadielosvería.

Clairpensóquepodíanencontrarsecongentequetrabajaralasvides,oquerecorriera los viñedos para ver si tenían insectos o plagas. Había que correrciertosriesgosy,delasalternativas,elbosqueeralamenosinsatisfactoria.

–Seguiremoshastalosárboles–dijoconfirmeza.Quintanilla y él emprendieron la marcha a buen paso y, al cabo de unos

segundos,Sternerlosalcanzóal troteytomólacabeza.Denuevo,Clairpensó

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enlasuertefantásticaquehabíatenido,salvolacatástrofedesudetención.Todolo demás había salido a la perfección: no podría haber escogido mejorescompañeros de fuga. Quintanilla conocía el terreno y era despierto, casiinteligente,ySternereravigorosoyresistente,cuandomenos.Sinolohubierantenidoparaquemarcaraelpaso,dudabadequehubieranllegadotanlejos.

El sol escarlata se alzó sobre los árboles a su espalda y el cielo quedóveteadodecastañorojizobrillanteynegro.Clairnodejabadevolverlamiradaen busca de alguna señal de que los perseguían y admiró y disfrutó, casi sindarsecuenta,deloscoloresqueteñíanelamanecer.Sternerloscondujohaciaelalcornocal siguiendo una apretada hilera de abetos oscuros y puntiagudos,plantadosamododebarreracontraelviento.Avanzarondemasiadodeprisaydeprontoseencontraron,alfinaldelosárboles,aplenavistadeunacasadecampopintada de rosa pálido con brillantes postigos azules. Una anciana de negro,ayudadaporunchiquillodesnudodepiel atezada,perseguíaunagallinanegraconunhachadecocina.

Seocultaronrápidamentedetrásdelosabetosyobservaron,entrelasramas,lacasayelampliojardínqueseextendíadetrás.Clairadvirtióconinterésqueeljardín,perfectamentecuidadoyentrecruzadoderectoscanalesdeirrigación,secomponíacasiporenterodebancalesdezinias,dalias,margaritasycaléndulas,plantadas simétricamente. El diseño del jardín era eminentemente utilitario yevidenciaba que aquellas flores se cultivaban para la venta. Clair reflexionósobreloencantadoryextraordinarioqueresultabaencontraraunafamiliaque,en plena guerramundial, cuando todas las naciones se concentraban de formadesesperada en producir aúnmás armamento y comida, encontrara natural –yposible–ganarse lavidacultivandoyvendiendoalgo tanpuramenteestéticoyabsolutamente inútil comoaquellas flores.Tanto lecomplació la ideaque,porunmomento,olvidósucrecienteterroralapersecuciónque,estabaconvencido,yasehabíadesencadenadocontraellos.Enelmejordeloscasos,pensó,apenasdebíadefaltarunpardehorasparaquelanoticiadelafugaydelosasesinatoscorrieseportodalaregión.

Clairseapresuróasusurraralosdemásquesesentaranyguardaransilencio.Sin duda, el perro de la casa se pondría a ladrar en cualquiermomento. Seríamejorque retrocedierana rastrasa cubiertode losárbolesy sealejarande lasinmediacionesdellugar.

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AQuintanillaleinteresaronmáslasgallinassueltasquelamujerdispersabaensusesfuerzosporcapturaralaquehabíaescogido.Calculabaquetardaríanalmenos dos días y dos noches más en alcanzar la frontera; les esperaba unaexigenteascensiónyyaandabancasifamélicos.Cuandodejaranelvalle,yanohabríamás tomates y lomáximo que encontrarían en adelante sería, si acaso,unasaceitunassinmadurar.

Contempló las gallinas y escuchó sus cacareos con la esperanza de quealguna se acercara lo suficiente como para echarle mano, pero de inmediatopensó en lo fatal que sería que la gallina negra corriese en dirección a ellos:serían descubiertos acechando entre los abetos y, aunque losmoradores de lacasa todavía no tuviesen noticia de la fuga, los tomarían, sin duda, porvagabundos peligrosos. Y, desde luego, tan pronto se enterasen de que trespresosandabanhuidosporlazona,sospecharíanydenunciaríanlapresenciadelostresvagabundos.

Mientras observaba, el niño logró agarrar a la gallina por el pescuezo. Lasostuvoenaltoy,mientraselanimalabríaelpicoybatíafuriosamentelasalas,laentregóalamujer,quelecortólacabezadeunlimpiogolpedehachasobreunbloquedemadera.

A Quintanilla se le ocurrió que en el billetero del carcelero había dinerosuficiente para comprar una de aquellas gallinas.Quizá debería acercarse a lacasaélsoloypedirelprecio.Ytalvezseríamejoraúninventarseunahistoriadequevolvíaacasadesumadreyempezarpreguntandosilevenderíanunramodeflores.Conelloestableceríaunaatmósferafamiliaryentoncespodría,mientrasla mujer cortaba las flores, inquirir por la gallina. De este modo, no daría laimpresióndeandarbuscandocomidatandesesperadamente.

MiróaSterneryaClair.Yavolvíana irmalafeitadosy llevabansemanasdurmiendo con la misma ropa, desde su estancia en las sucias celdas dePerpiñán. Le parecieron unas caricaturas exageradas de los peligrososdelincuentes que eran en realidad. Supuso que élmismo debía de tener aquelmismoaspectoespantosoydecidióquepresentarseasíenlagranjaseríacorrerunriesgodemasiadogrande.Encualquiercaso,seríadifícilcocinarelanimalsinhacerhumo.

Habló en susurros con los demás y se escabulleron siguiendo los abetos.Avanzaronagachadoshastaelbordedelosviñedosyentoncesseincorporarony

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continuaronlamarchaconpasodecidido.Evidentemente,nopodíanarriesgarsea que los vieran en la carretera, pensó Quintanilla, pero sería aún mássospechosoquelosdescubrieranenloscampos,pueslagentepodíapensarquepretendíanrobarloscultivos.Vieronavarioshombrestrabajandoenlasvidesy,desde un murete, Quintanilla divisó casas y personas por todas partes.Finalmente,decidióquedeberían seguir la carretera; así se lohizo saber a losdemásysellevóunasorpresaalverqueasentíandeinmediato.

Vadearonunaacequiaprofundayfangosay,cuandoalcanzaronlacarretera,ibanmássuciosyenfangadosquenunca.

Un pelotón de jóvenes soldados nazis pasó en formación sin prestarles lamenoratención,aparentemente.Lossoldadosveníancantando,ymuybien,unaedulcorada canción de guerra alemana. Quintanilla los encontró a todosexactamente iguales: rubios, musculosos y también increíble y patéticamenteaniñados.Antes de que pasara un año, pensó, lamayoría de aquellos jóvenesserían cadáveres putrefactos en cualquier rincón, muy lejos de sus hogares.Estudiólosrostrosparaversialgunomostrabasignosdeinquietudporelfuturo,pero sólo parecían ser adolescentes fatigados y cumplidamente satisfechos,salidosdealgúncampamentodevacaciones.

Lacarretera trazabauna curva al piede la colinay los tres sedisponían adejarla para ascender al bosquecillo de alcornoques, cuando un gendarmevestidodecaquisecruzóconellos,pedaleandofuriosamentesobreunabicicletadecarrerasdemetalcromado.Surostro,apocoscentímetrosdelmanillar,teníalamiradafijaenlaruedadelanterayenelpardemetrosdecalzadasiguientes,pero de algúnmodo se percató de su presencia, le pareció aQuintanilla, pueshizosonarel timbremetálicoconairearrogante, importante,comosiestuvieraocupadoenalgunamisióntremendamenteurgenteytrascendental.

Quintanilla tuvo la certeza de que la caza había empezado. A aquellasalturas, todas las comisaríasdeFranciaestaríanalertadasde la fuga.Ascendiócongrandeszancadasporlaladerapeladayrocosadelacolinaylosotrosdoslesiguieron,sudando.DecidiónocomentarnadaaClairySternerportemoraqueseamilanaran.Eraunhechoconocidoquelospequeñosdelincuentessolíansercobardes, aunque tuvo que reconocer que, hasta aquel momento, los otros sehabían comportado con el debido valor, aunque cruel e insensible. Volvió apensarenClair.Sufrancéserademasiadocultoparaundelincuentehabitualy,

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noobstante, leparecíacaptarunaligerísimaimperfecciónensupronunciación.Porunsegundo,selepasóporlacabezapreguntarledirectamente,perocambiodeideadeinmediato.SiClairnoeraquienfingíaser,tendríamuchocuidadoenno delatarse y tal vez se le ocurriera que si él, Quintanilla, sospechaba de él,fueseposiblementeporque también tuviera razonesocultaspara representarunpapel. Así pues, resolvió que tendría especial cautela con Clair, pues ahoraestabadecididamentesegurodequenoeraunvulgardelincuentedepocamonta.

Laascensióneramáslargaymásduradeloquehabíanesperadoycuando,alcabodemásdeunahora,llegaronalalcornocal,vieronquelosárboleseranchaparrosyquehabíaunaampliaseparaciónentreellos.Noencontraronningúnbuenesconditey,alolejos,laarboledaapenasseespesabalosuficienteparaqueresultara difícil descubrir con tiempo que alguien se aproximaba. Quintanilladijoquetendríanquecontinuarhastaqueencontraranunsitiomejorparapasareldía

Sterner insistióenquehabíanacordadonomoverseduranteeldía,peroniClair ni Quintanilla le hicieron caso y reemprendieron la marcha entre losárboles.Sternerseencogiódehombrosylossiguióarrastrandolospies.

Alotroladodelacolina,descendieronaunprofundovalleporelquecorríaunalíneaprincipaldeferrocarril.Nohabíacasasniotrosedificiosalavista,perolavíasedividíaencuatroramalesconpiedrasapiladasyviejostopesdemaderaalfinaldeltendido.Situadasalolargodelascombadasvíasdelosramaleshabíadiecisiete gigantescas locomotoras herrumbrosas. Los tubos y chimeneasempezabanacaerseyalgunascalderashabíanreventadocomosidentrodelasmáquinashubiesenestalladounaspequeñasbombas.Entrelastraviesascrecíanhierbasyzarzasytodaslaslocomotorasparecíanhabersidoabandonadasallíalmismo tiempo, hacía por lo menos una década. Los motores eran enormes,llenos de una profusión de válvulas, palancas, ventiladores, tubos de escape ymanivelas.Elextraordinariopesodelasmáquinashabíahundidolosejesyrotolasruedasdeacero,demodoquealgunasyacíanladeadas,otrashabíanperdidolas ruedas delanteras y estaban inclinadas de morro y otras más parecíansentadassobrelasposaderas,ytodasyacíanallíoxidándose,algunasinclinadascomo juntándose, otras como si se apartaran de las demás en ángulosdesequilibrados, discrepantes, caóticos. Sólo una se había derrumbado decostadoporcompletoyhabíaexpiradoconlasruedas,comopatas,alaire.

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Apesardelacomplejamodernidaddesumaquinaria,elenormetamañodelaslocomotorasysuterribledeteriorolerecordaronaQuintanillauncementeriode espantososmonstruos delMesozoicode hacía cientos demillones de años.Quintanillanopodíaexplicarseporquéaquellasmáquinashabíansidollevadasalapartaderoyabandonadasenaquelvalleremotoypensóconirritaciónenlavilincompetenciadelosfuncionariosdeferrocarrilesestatales,responsablesdeldespilfarrodetantastoneladasdechatarraevidentementevaliosa.

Lostresestabancasiagotadosdespuésdelafaltadeejercicioenlacárcelydel difícil periplo tras la fuga. Avanzaron con dificultad entre las máquinas,poniendomuchaatenciónennotorcerselostobillosconlosraílesylaspiezasdeaceroescondidasentrelamaleza.Despuésdesulargamarchanocturna,aquellafueparatodosunapenalidadinnecesaria,gratuitaeirritante.

Del otro lado del apartadero, en lo alto de una empinada cuesta, sedistinguíanlosrestosdeuncastillo.

LatorredevigilanciallamóelinterésdeQuintanilla.Reconocióelpeligrodesubirlapendientedesnudaalaluzdeldía,peropensóque,siconseguíanllegaralaatalayasinquelosvieran,estaríanenunaposiciónperfectaparaechareldíadescansando. Desde allí verían acercarse a los posibles perseguidores desdecualquier dirección y tendrían tiempo de escabullirse al siguiente valle. Lapolicíavendríasubiendolaladera,despacio,ydesdeluegonopodríaalcanzarlacresta antes de que ellos encontrasen un escondite donde ocultarse o, si losperseguidoreseransólodosotres,emboscarseparaabatirlosatiros.

Quintanilla no quería tener más asesinatos sobre su conciencia, pero setranquilizó recordando que, ética y políticamente, su actual misión era unaextensión–yparteintegral–delaguerracivilyqueeranlosfascistasdelgeneralFranco quienes habían empezado el derramamiento de sangre. El gobiernolegítimo, del cual todavía era miembro y decidido seguidor, no había podidohacer otra cosa que defenderse. Quintanilla pensó con desagrado que era decobardesdispararporlaespaldaaunpolicíafrancéspolíticamenteignorantequesólocumplíasudeber,perosereafirmóensudeterminación,recordándosequesuresponsabilidadparaconEspañaeraencontrarlareservadeoroycompletarconéxitosuhistóricamisión.

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Mientraslostreshambrientosfugitivosascendíansudorososlapendientedesdeelapartaderodetreneshastaelcastillo,aveinteypocoskilómetrosdedistancia,monsieur Heger, administrador de un gran terrateniente, espiaba entre losarbustos el autobús abandonado de la prisión. Presa de un gran nerviosismo,permaneciódondeestabaenlugardeseguiravanzandoentrelosárboles.Conlasmanosamododebocina,lanzóunasvocesendirecciónalvehículoy,alcabodeunpardeminutos, sedecidió a acercarsey apartar algunas ramascon lasqueSterneryQuintanillalohabíanmedioescondido.

Heger había crecido en una cabaña de la yerma Camarga, pero no habíatardadoentrasladarsetierraadentro,dondeseenamoródelverdeintensodelasvides y de los árboles de follaje exuberante. A lo largo de veintiséis años detrabajo en diversas fincas de la Provenza, había adquirido profundosconocimientos de viticultura y silvicultura, además de familiarizarse en elcuidadodecaballosyganado.Eraunexpertoagrícoladeprimeray teníabienmerecido hasta el último franco que sacaba, de varias maneras, como jefesupervisorde la enormehaciendademonsieurAlfredMontalba-Latour.Hegerteníacincuentaycincoañosyerabastantemiope;vioelanuncioqueClairhabíaescrito y colgado en la parte trasera del autobús, pero dejó paramás tarde lamolestiadeleerlo.

Montóenelasientodelconductor,ledioalcontactoysellevóunsobresaltocuandopulsóelencendidoautomáticoyelmotorcobróvida.Volvióaapearsede un salto y se apartó unos pasos, observando con nerviosismo sudescubrimiento.

Rodeó el autobús a cortadistancia,mirándolo con recelo, como si pensaraque podía volverse de golpe y atacarlo, y apuntó instintivamente hacia él sulargobastónpuntiagudo,comosifueraelafiladotridentedeunganaderodela

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Camarga.SeacercóconsigiloalapartetraseraycogiólanotadeClair.Sacólasgafas de montura de carey de su nueva funda de piel y se dispuso a leer elextraordinariomensaje.

Le costó descifrar la caligrafía ratonil de Clair y pasó un rato hasta queestuvosegurodehaberleídobien.Mirófurtivamenteenunadirecciónyotrayluego,conpasorápido,sealejócienmetrosporelcaminodelbosque.Cuandoestuvofueradelavistadelautobús,sesentóconlaespaldaapoyadaenuntroncoyencendióuncarocigarrilloalemán.Volvióaleerlanotay,acontinuación,laenterróbajounaalfombrademusgo.

Desde luego, pensó, era un vehículo valioso, en excelente estado, pero siaquelloteníaqueverconlaResistencia,lomejoreraniacercarse,estabaclaro.

No obstante, Heger conocía el garaje perfecto al que vender el autobús.Mejor todavía, se dijo: podía convencer a Montalba-Latour de que tendríautilidadenlafinca.Lociertoeraque,encualquieradeloscasos,podíasacarunbuenprovecho.El consejode la nota eramuy sensato, decidió; lomejor seríaesconderelvehículohastaquefinalizaralaguerra.Lopodíaguardarenunadelas decenas de dependencias del château y taparlo con lonas. Nadie lepreguntaría nada ymonsieurMontalba-Latour era tan anciano y dejaba tantasdecisionesenmanosdeladministradorque,probablemente,nosospecharíadelapresenciadeotrovehículoquenorecordabahabercomprado.Silepreguntaba,Hegerselimitaríaadecirqueeraunagangaquehabíaencontradohacíapocoyquemonsieurveríareflejadalacompraenlascuentasdelmessiguiente.Hegersabía que el viejo disfrutaba revisando interminablemente los libros decontabilidadyeldelacomprainnecesariadeunautobúsdesegundamanosólosería un asunto más entre las decenas de quejas parecidas, seniles, delquisquillosoanciano.

Heger pensó unmomento en la Resistencia.Más de uno de sus hombres,convocado para ir a trabajar aAlemania, había desaparecido en lasmontañas.Hegerlamentabaperderasustrabajadoresenunaépocaenlaque,precisamente,laagriculturasehabíaconvertidoenunnegocioprovechoso.Sinembargo,comolafincasehabríaquedadosinellosencualquiercaso,noteníainquinahacialosfugitivos.Estabamuyaltantodeldesarrollodelalucrativacontiendayleíalasnoticias del día con detenimiento. La invasión angloamericana de Francia seesperabaparalaprimaverasiguienteyHegernoestabasegurodesipodríahacer

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larecogidadelaaceitunaantesdequeempezaraelconflicto.Calculó que los combates importantes se producirían lejos y que, si se

ocupabadesuspropiosasuntos–yde losdesupatrono–,podríamantenerseasalvo de problemas y también, probablemente, salir bien librado de aquellostiempos de dificultad. De hecho, el único problema serio que temía era queestallase la luchaentre laResistenciay losalemanes.Por lanoche,enelcafé,siempre tenía losoídosmuyabiertosysabíaqueen lasmontañashabíavarioscientos de hombres armados con los que la gente del pueblo simpatizaba ensecreto.

Encambio,monsieurMontalba-Latourylostresamigosquelequedabansepasabaneldíadespotricandodelafaltadedisciplinayladecadenciamoraldesuamadopaís,encomparaciónconotrostiempos.Erangrandespatriotas,pensabaHeger,quesacabanbuenosbeneficiossuministrandoalenemigo.

Selevantóyrecorrióelcaminohastaellinderodelbosqueparacomprobarsihabíaalguienalavista.

Nodistinguióanadieen loscamposde labory todavíaeramuytemprano;probablemente,ledaríatiempoameterelautobúsenunodelosgarajesantesdequeelviejo se levantara.Decidióarriesgarse.Unvehículocomoaquélvaldríaunapequeñafortunaalfinaldelaguerra.

Volvió rápidamente al bosque, puso en marcha el autobús y condujo concuidadoporeldesigualsenderohastaunadelasdependenciasmásdistantesdelchâteau.

Tardóveinteminutosendespejarellugardelassillasviejasylasmesasdecaballetequeseguardabanallíparalostemporeroscontratadosparalavendimia.Estaba segurodequenadie lo había visto entrar el autobúsy cerrar la puerta.Después del café mandaría a un hombre con un carro para que recogiera lassillasyloscaballetesylosllevaraaotraparte.

Hegelsepasóeldíarecorriendolosviñedosylasarboledasquerodeabanellugar donde había encontrado el autobús.Habló con todos los que se cruzó ysiemprecondujo la conversaciónhacia la escasezdegasolinay la ausenciadetráficoenlascarreteras.Nodescubriónadafueradelocomúnenlosbosquesnienloscamposysólounpardelospeonesdemásedadcomentaronalgoacercadel tráfico: lamañanaanterior,habíanvistounautobúsde turismosubiendoelsenderodelbosquequequedabadetrásdelchâteau.Habíaalgunosqueparecían

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capacesdecuidarmuybiendesímismosabasede trapicheos, insinuóunodelosobrerosconacritud.

Poruninstante,elcomentariodejóconmocionadoaHegel.Luego, declaró con rotundidad que había tropas alemanas demaniobras al

pie de las montañas. El vehículo debía de ir a recoger a los oficiales parallevarlosdevueltaasualojamiento.

–Asíseahorranlamolestiadetenerqueusarlospies–añadió.Los hombres asintieron con indiferencia. Desde la ocupación les habían

sucedidodemasiadascosascomoparasentirmuchointerésporelasunto.Hegelregresórápidamentealbosqueparaverquérastrosdelautobúshabían

quedadoallí.Las marcas de los neumáticos y las ramas rotas eran muy visibles.

Cualquieraquerastrearaelcaminosospecharíadeinmediatodeaquellugar.Sinembargo, Heger había observado que la tormenta había borrado las rodadasdesdelacarreteraprincipalhastaelbosqueypensóquenohabíaningúnmotivopara que una partida de búsqueda fuera a desviarse e investigar precisamenteaquél, de losmuchos caminos parecidos que había en la zona.Además, iba aseguirlloviendo.

Aquellatarde,bajóalcafédelpueblobastantemástempranodelohabitual.Lamitaddelasmesasestabanocupadas,sobretodoportrabajadoresdelafinca.Hegeravanzódespacioentrelasfilasdemesas,estrechandomanosdeconocidossincruzarpalabraconninguno,endirecciónalaqueocupabasiempre,ytomóasientoasolasenelrincóndondeélymonsieurNicol,elnotariolocal,jugabanabackgammontodaslasnochesdesdehacíaseisaños.EldueñodelcafélellevóunPernodydijoqueesperabaquelatormentanohubieseproducidodaños.

–No–dijoHeger–.Ningunodeconsideración.Dos cosas habían consolidado la amistad de Hegel con el notario: la

costumbre y el mutuo interés de los dos. Heger cerraba numerosos acuerdos,transaccionesycontratosprivadosdetodotiporelacionadosconlasactividadesde la finca y el notario siempre colaboraba eficazmente, por una comisiónrazonable,enaquellasempresasynegociacionesqueHegerdeseabaocultar,demodoespecial,aMontalba-Latour.

Aquella tarde, el administrador esperó con impaciencia a que su amigo sepresentara.Queríaenterarsedelasnoticias.

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El notario había pasado todo el día en la poblaciónmás importante de lacomarca(casiunaciudadpequeña)ynoeraprobablequehubiesesucedidonadadeinterésquenohubierallegadoasusoídos.Hegernoteníaningunaintenciónde mencionar el asunto del autobús, pero a Nicol podía hacerle sin reparospreguntasdirectas–ynoerararoqueselashiciese–,sinexplicarcondetalleloqueintentabaaveriguar.Comobiensabía,parasuamigoelnotario,lacualidadmásimportanteeraeltacto.

Al cabo de media hora, llegó monsieur Nicol, quien también avanzódespacioentrelasmesassaludandoyestrechandomanossinabrirlaboca.TomóasientofrenteaHegeryeldueñolesllevóeltablerodebackgammon.

Jugaronunapartida,queperdióHeger,yluegoseretreparonensusasientosysepusieronacharlar.Eladministradorhizouninformesobrelosefectosdelatormenta en el olivar. No dijo nada interesante y Nicol se dio cuenta de queestabadandorodeosparallegaraalgúnotroasuntomásimportante.

Aunasí,sesorprendiócuandoHeger,connerviosabrusquedad,preguntódepronto:

–¿Quéhaydenuevoenlaciudad?Nicol comentóqueel lunes siguiente se celebraría laPrimeraComunióny

quehabíamodificacionesenelhorariodelostrenes.–¿Losalemanesestánrequisandocaballos?–quisosaberHeger.–Hanencontradomuypocos.–Debendeandarcortosdetransportesmotorizados–comentó.Nicolseencogiódehombros.Heger llegóa laconclusióndequeelnotarionohabíaoídonada,pero fue

incapazdecambiardetema.–Estamañanamehancontadoqueunautobúsmilitarhabíacruzadolafinca

endirecciónalasmontañas.–Lacarreteranoaguantaráeltráficomilitar.Lavanadestrozar–dijoNicol.–Presentaremosunareclamacióndecompensaciones.Continuaronhablandodelasuntounosminutosyconcluyeronquenotenían

lamenor esperanza; luego, callaron unmomento y siguieron con lamirada alsargento de policía local, que cruzaba el café en dirección al mostrador parahablarconeldueño.Elsargentoavanzabaconpasodecidido,comosiestuvieradeservicio.HegerseinquietóyNicolobservósuexpresióndeligerazozobray

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elmovimientonerviosodesusdedos.Laconversacióndelmostradorseprolongóunbuenratoyeldueño,cadados

por tres, sacudía la cabeza y encogía los hombros. Cuando el sargento semarchó,HegerpidióotroPernodeinvitóaunoaldueño.

NicolyHegeraguardaronensilencioaquelescontaralanoticia.Eldueñoseinclinóhaciaellosylesreveló,exultante,quesehabíaproducido

una gran fuga de presos. Siete delincuentes esposados y toda su escolta deguardianes habían desaparecido mientras eran conducidos a Toulouse enautobús.Paradominar a la escolta teníaquehaberse recurridoaunaviolenciaextremaysetemíaquesehubiesenproducidomuertes.

Nicol no apartó un momento su penetrante mirada del rostro crispado deHegery,paradisimularlapeligrosasituación,pidióotraronda.

Heger estaba tan asustado, que no lograba ocultarlo. Se preguntódesesperadamentehastaquépuntopodíafiarsedeNicolysuaprensiónaumentócuando vio que el dueño, gesticulando melodramáticamente, comentaba lanoticiaaunaexcitadamultitudqueseagolpabaenelmostrador.

Hizo un esfuerzo por dominarse e intentó pensar qué hacer. Si decidíainformardelhallazgodelautobús,tendríaqueexplicarporquélohabíaocultadoyporquéhabía tardadodocehorasendecidirsea informara lapolicía.Podíaalegar que había pasado todo el día muy ocupado en inspeccionar los dañosproducidospor la tormentayqueestabacansadoysehabíaacercadoalcaféarecuperarseunpocoantesdedirigirsea lacomisaría.Alfinyalcabo,sedijo,era uno de los vecinosmás respetado y rico de la comarca y habría sido unaimpertinencia,porpartedelapolicía,dudardesupalabra.

Pensóquehabíacometidounaestupidezal encargaraotroque retirase lassillas y los caballetes, aunque, ¿cómo iba a saber que aquel vehículo teníarelación con algún asesinato? Tal vez sería mejor, se dijo, declarar que lamañana anterior dos de sus peones habían visto un vehículo sospechoso quecruzaba por la finca, camino de lasmontañas. Sin embargo, torció el gesto alpensarenloarriesgadoqueseríahacerlo.Sepresentaríaunpuñadodepolicíasainterrogaralosobrerosyquizábatiríanlazona,incluso.Descubriríanelautobúsypareceríaevidentequeélmismoydealgunamaneraestabainvolucradoenelcrimen.

Todos losparroquianos searremolinabanenmediodel local,discutiendoa

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gritos y agitando las manos. Todos habían bebido más de lo habitual paracelebrar las emocionantes novedades. En el centro del grupo de vociferantesentusiastas, los dos peones que habían visto el autobús y se lo habíanmencionadoaHegerestabancontandolahistoriaporterceravezyjurabanqueera el vehículo buscado. Hablaban a gritos para hacerse oír en el tumulto einsistíanenquedecíanlaverdadynoseinventabanunasolapalabra.

Elmayordelosdoshombresafirmóquepodíademostrarlo.Sepusoenpie,apoyándoseenlasillaparanoperderelequilibrio,ysedirigióconpasoinsegurohacia la mesa de Heger. Delante de éste, se quitó la boina y le pidió quecorroborase su historia. ¿Era o no verdad que aquellamismamañana le habíahabladoamonsieurHegeldequehabíavistounautobús?

Hegertuvoqueconfirmarque,enefecto,selohabíadichoylamultitudsedesvióhacialapuerta.Encabezadatriunfalmenteporlosdospeones,lacomitivamarchócalleabajoparatrasmitirlainformación.

Derepente,elcafésequedóvacío,salvoeldueño,Hegeryelnotario.NicolmiróconcautelaalosojosaHegelydijo,conmuchacalma:–Unacosasonlosarreglosprivadosyotramuydistintaelasesinato.Heger había bebido tanto Pernod que se sentía más valiente y afrontó el

hechodequenopodíaconfiarenNicol.Depronto,decidiófinalmentequediríaque había visto un vehículo aparcado cerca del château y había dado porsupuestoquepertenecíaaalgúnvisitantedemonsieurMontalba-Latour.Comotodoelmundosabía,losúltimosdíasestabahaciendountiempohorribleyhabíaconsideradosudeberponerelcocheacubierto.Sialguiensesorprendíadequenolehubieraextrañadoqueuninvitadollegaraalchâteaudebuenamañanaenun enorme autobús, siempre podía representar el papel de sencillo hombre decampocuyolugareraservirasuseñor,ynocriticarsusexcentricidades.

Sacudiólacabezay,conexpresióntriste,sostuvolamiradadelnotarioydijoquetemíaqueeraunmaldíaparalafinca.Aquelloconcerníaalpatrón,enciertomodo, pero ante una sospecha de asesinato era deber de todo buen ciudadanoinformaralapolicía.

MientrasHegeryelnotarioseguíanalamultitudalacomisaría,elcomandanteMarius,alcaidedelaprisión,estudiabalosmapasenlaoficina.Laalertaporla

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desaparición de los presos y los carceleros se había dado la tarde anterior, aúltima hora. De momento, lo único que podía hacer era esperar algunainformaciónquelepermitieratrazarunplandecampaña.

Lospresoshabíanpasadotodoeldíaconfinadosenlasceldasydosterciosde los guardianes habían sido destinados a la búsqueda. Algunos ya estabansiguiendovariaspistaspero,demomento,sólosehabíaverificadounhecho:elmédicodeSaintPaulhabíainformadodequehabíavistounautobúsdetenidoenlacarreteray,juntoalvehículo,adoshombresbarbudosydeaspectopatibularioque podrían ser los fugados. El doctor decía que no había podido detenerseporquesedirigíaaatenderunaurgencia.

Dos funcionarios habían determinado con el testigo el lugar exacto de lacarreteradondesehabíaproducidoelencuentroyelalcaidelohabíamarcadoenunmapaconunabanderita roja.Yahabían llegado informesde toda la regiónalertando de la presencia de desconocidos sospechosos, pero ninguno llevababarbaylostresocuatrocasosparalosquehabíapodidodestinaralgúnhombrenoparecíanmuyprometedores.

Elcomandantehabíapasadotodalanocherevisandoelinterrogatoriodelosrestantespresosdelaceldanúmerocinco.Todoselloshabíansidoesposadosyencadenados rigurosamente, pero sólo el grandullón Isidore había dado laimpresión de conocer algo del asunto y, hasta el momento, se había negadotercamenteacolaborar.

ElcomandanteMariusestabaconvencidodequeIsidoresabíamásdeloquereconocía.Eraevidente,sedijo,queelgrandullónhabíasidodurantesemanaselcabecilla de la indisciplina que había culminado en la fuga. Sin embargo, demomento,parecíaimposiblesonsacarlenada.

Isidoreseencontrabadenuevoenrégimendeaislamiento,adietadepanyagua,yselehabíaadvertidodequeasíseguiríahastaqueempezaraacolaborar.Tal vez fuese necesario incluso, pensó el alcaide, mandarlo a Toulouse parasometerloallíauninterrogatorioespecial.

Elcomandante,veteranodelaanteriorguerra,nosentíaelmenoraprecioporlosalemanesyseresistíaatomarmedidastandrásticas,pero,si laobstinaciónde Isidore lo obligaba, estaba dispuesto a aplicar cualquier medio, pordesagradablequefuera,quelocondujesefinalmentealacapturadelosfugitivos.

Tenerquetomarunadecisiónsemejanteleresultaríaespecialmenteirritante

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porque la tarde anterior, al confirmarse la desaparición del transporte, lasautoridadesalemanashabíansidomuysecasydirectasconél.Antesdequesehubiera abierto una investigación, ya habían empezado a amenazarlo porteléfono con insinuaciones de que, a su debido tiempo, el asunto traeríaconsecuenciasparaélydequeeramejorqueentendieselomuchoquesejugabayquenoperdieraunminutoenentregara loscriminalesfugados. ¡Comosiélfuera un sórdido cómplice, o un confidente que se pasaba de listo con laesperanzadeobtenerunamayorgratificacióneconómica!

El espantoso francés que hablaban los alemanes enfurecía al alcaide y, alevocarlaconversación,seacordódeaquelcorpulentoalsaciano,Sterner.

Apesardequelosalemanesnodejabandehablarelogiosamentedelamoraldesustropas,Mariussedijoquenolesorprenderíaqueunodelosfugados,porlo menos, fuese un desertor corriente y moliente del maravilloso ejército delcaboHitler.

Elcomandanteselevantódelescritorioyseacercóalaventana.Contemplólos luminosos tejados rosa de Naronne y frunció los labios, impaciente. Laineficiencia siempre lo irritaba y, en el fondo del corazón, consideró que losalemanes tenían razón a medias. Efectivamente, era responsable –y debía sercensuradoporello,sinodespedido–dehaberpermitidoqueseefectuaraaqueltransporteconunúnicovigilanteacargo.Sobretodo,tratándosedeaquelinútil,Bertiglia,queyaestabasenil.

Recordar que la prisión estaba terriblemente infradotada de personal no lesirvió de consuelo, pues toda su vida de servicio había considerado que unoficialcompetenteeraaquélcapazdeencontrarlamaneradecumplirlasórdenesen cualquier situación. Una dificultad, solía decir el comandante a sussubordinados, era algo que Dios inventaba para que los buenos oficiales losuperasen.

El comandante Marius oyó una agria discusión en el dormitorio de loscarceleros,enlaplantasuperior.Pulsóviolentamenteeltimbreparallamarasuayudantey,cuandoelhombresepresentó,elalcaideledijoagritos:

–¡Hemandadoquelapatrullamóvilsefueraadormir!¡Quesigadurmiendohastaqueseleordenesaliraparticiparenunapersecuciónqueresultarádifícilyprolongada!

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Todaslascomisaríasestabansobreavisoy,paraentonces,elpúblicoengeneralyadebía de conocer la noticia.El alcaide se proponía esperar a que la policíainformara de algo concreto y enviar entonces su propio grupo a efectuar lacaptura.Sabíaqueeramuyposiblequelapolicíallegaraprimero,peroconsideróquehabíaunaposibilidad,segúnaquelplan,dequesushombresseadelantaseny fueran ellos quienes echaran mano a los fugados. De hacerlo, el asunto seconvertiría, técnicamente, en un mero incidente de indisciplina manejado deformacompetenteporelpropioalcaideenelcumplimientodesudeber.

Llamaron por teléfono de la garita de la puerta para informar de quemademoiselleViolettaBertigliaqueríahablar conel alcaideurgentemente.Nopodía excusarse en que estaba ocupado, pero suspiró de irritación ante laperspectivade tenerqueescuchar conaire comprensivoelparloteo inacababledelaviejaparlanchina.Noobstante,cabíalaposibilidaddequesupieraalgoútilparalainvestigación.Asípues,dijoquelaacompañaranasudespacho.

Cuando lamujer sepresentó, al comandante le costó reconocerla.Tenía lacaradelcolordeunasábanagastadaylospárpadosrojosehinchados.Entróenlaoficinaconairemansoyesperóaqueelalcaidehablase.Cuandoéllainvitóasentarse,noreaccionó.Casienunsusurro,desesperadadeinquietud,preguntósihabíaalgunanoticiadesuhermano.

ElcomandanteMariusrespondióquetodavíanosesabíanada,peroquenotardaríamuchoentenernoticias.

Violetta se quedóplantada enmitaddel despacho, angustiada,macilenta ydesesperada. Movió sus labios secos, pero no logró articular palabra. Allí sequedó,esperando,conlavistafijaenelsuelo.Elalcaidelatomódelcodoconsuavidadylaayudóasentarse.Luego,descolgóelteléfonoypidióquetrajeranunvasodecoñac.Mientrasélapurabalabebida,ellanoabriómáslabocayfueincapazdedarlasgraciasalcomandantecuandoéstelaacompañóporelpasillo,despacio,ybajóconellahastalapuertaprincipal.

Cuando cruzaba la oficina de recepción, de regreso a su despacho, eltelefonista lo llamóparadecirlequehabían recibidounmensaje importantedeCampoussy. Corrió al teléfono y se llevó una enojosa decepción cuando elmensajeresultósersobreunperroalque,alparecer,alguienhabíamatadocon

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unapiedradurantelanoche.Pensó,irritado,queelhechodequehubierapedidoinformesdetodoslossucesossospechososnosignificabaquetuviesequeperdereltiempoentonteríascomoaquella.

Cuando el comandante Marius llegó a su despacho, lo estaba esperando lallamadadelacomisaríadondeHegerhabíahechosudeclaración.Pulsóeltimbreydioordendequelevantaranalapatrullamóvilydequeletuvieranelcochepreparadoenlapuerta.Conmovimientosbruscosperoprecisos,sacóelrevólverdeuncajónyclavóunabanderitadepapelenelpuntodondeaparecíamarcadoenelmapaelchâteau demonsieurMontalba-Latour.Observó atentamente lasdosbanderitasyluegoseapartóunpocoeimaginóunalíneaquepasabaporlasdosycontinuabaadelante.LalíneaseguíaagrandestrazoselvalledelríoTetylasmontañashaciaAndorra,yluegohastaEspaña.

Marius pensó de nuevo en el perro muerto y observó que, si ponía unatercera banderita en Campoussy, las tres quedarían casi en una línea rectaperfecta. Se previno diciéndose que no debía sacar conclusiones precipitadas,pero no era difícil imaginar que los fugados podían estar dirigiéndose a lafrontera.Lesorprendiósentirse tansegurodeellocontanpocos indicios,perode pronto recordó que aQuinto, el de personalidadmás fuerte de los tres, lohabíandetenidoenlasmontañas,cuandoseencaminabaalafrontera.Sinduda,tenía cómplices en España y eramuy probable que intentara dirigirse allí. EnFrancia,sindinero,nidocumentosdeidentidad,niamigos,sabríaqueacabaríancapturándolodenuevo.

ElcomandanteMariusobservóconatenciónlascurvasdeniveldelmapaycalculó que llevaría semanas de marcha increíblemente penosa alcanzar lafronteraporlasmontañasquesealzabanaambosladosdelvalle.Losfugitivosseveríanobligados,aunquesólofueraporelhambre,aavanzarporelfondodeéste,casisiemprealavistadelrío.

Decidió arriesgarse y ordenar a la patrulla móvil que se dirigiera deinmediatoalavecindaddeMontLouis,porlaqueloshuidostendríanquepasar,probablemente.Desde luego,nodebíandehaber llegado tan lejosenundíaymedio y, cuando llegaran, todo elmundo estaría alerta y la patrulla se habríadesplegado para interceptarlos. Al mismo tiempo, otro grupo más pequeño

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partiríaconlosdossabuesosdesdeellugardondesehabíaencontradoelautobúsy seguiría el rastro comomejor pudiese.El comandante no teníamucha fe enestegrupoperseguidor,sobretododespuésdelatormenta,peronoqueríadejarcabossueltos.Nohabríaqueridoperdereltiempodesplazándosehastaallíparainspeccionarelautobús,en lugardeorganizar lapersecuciónvallearriba,perocomprendió que se esperaba de él quemostrara un gran interés en la primerapistaverdaderamenteclaraqueseencontraba;además,porpuracortesía,deberíaefectuarunabreveapariciónoficialenelchâteau,porlomenos.

OscurecíacuandoelcomandanteMariusllegóalgarajedondeestabaelautobús.Encontró allí a varias decenas de agentes de policía y a un grupo de cincodetectivesquebatíanellugar.Todosandabanocupadoseniluminarellugarconlaslinternas,levantarhuellasdactilaresytomarnotas,yprestaronpocaatenciónalalcaidecuyaineficienciahabíaconducidoatodoaquelproblema.

Noselepermitiólaentradaenelgarajeytuvoquepediraladministradordela finca,Heger, que lemostrara el lugar exacto en el que había encontrado elvehículoyenquédirecciónestabaorientado.Hegerestabaexcitado,charlatányvisiblemente complacido de la importancia que le había proporcionado eldescubrimiento,peroeraunhombresimple,probablementemedioanalfabeto,sedijoelalcaide.

Al cabo de unos minutos, la torpeza pueblerina de Heger, rayana en laimbecilidad,incrementólaimpacienciadelcomandantepormarcharsedeallí.Seencaminóalgrupodepolicíasyexigióunaentrevistaconeldetectiveencargadodelasunto,inmediatamente.

La luna no había salido todavía y el comandante Marius era un hombremenudo,nadaimponente.Losagenteslecerraronelpasoyelquehablóconélnoloconocíadevistayempezóaordenarlequeseapartara.Resultóhumillantetenercasique imploraral individuoqueecharaunvistazoasusdocumentosyqueinformaraaloficialalmandoquenoteníatiempoqueperder.

Pasaron diez minutos hasta que el agente volvió para anunciar que elinspectorrecibiríaalcomandanteenelchâteaualcabodemediahora.

Tentado estuvo Marius de marcharse al momento de Mont Louis, peroconsiguió dominarse y decidió esperar por si la policía descubría algo que le

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resultabaútil.Monsieur Alfred de Montalba-Latour recibió a disgusto al comandante

Mariuscuandoéstefueconducidoalsalón,peroyaseconocíanligeramenteynoseleocurrióningunaexcusaparaexpresarlequenoerabienacogido.Leofreció,pues, una copa de vino, pero el alcaide siempre cumplía con estricto rigor lanormadenobeberestandodeservicioypidió,ensulugar,unvasodeagua.

Ocuparonsendoscómodosasientosmientras intentabanpensarenalgoquedeciralotro.Elcomandantenoteníainterésenhablardelafugaporqueaquelasunto era un reflejo de su capacidad y también porque le parecía que apenasconocíanadadelosucedido.Desdeluego,noibaarevelarsuplandecampaña.

El viejoMontalba-Latour no semostró demasiado curioso. El alboroto entornoalacasalomolestaba,yahorateníaquehabérselasconvisitantescuandoloúnicoquequeríaeraseguirrevisandolascuentas,comosiempre,hastalahoradelacena.Hegereraunagricultorcompetente,perountontoignoranteconloslibros.Denoserporlaatenciónconstantequeéldedicabaalacontabilidad,todalafincasehundiríaprontoenlaruinaylaquiebra.

Un arraigado sentido de la hospitalidad llevó aMontalba-Latour a hacerleunas educadas preguntas acerca de la fuga, pero la resistencia del alcaide ahablardelasuntodificultólaconversaciónylosdossintieronaliviocuando,porfin,sepresentóelinspectorjefe.Elterratenientedijoalcriadoquecondujeraaloscaballerosal estudioyque seocuparadequeno losmolestaran.Ledio lamano aMarius sin levantarse y empezó de inmediato a abrir el enorme libromayorencuadernadoenpiel.

Enel estudio, el alcaideyel inspector se sentaronenextremosopuestosde laanchamesadebiblioteca.

Eldetectivedijoqueenelautobúshabíarestosdesangreyotrosindiciosdeuna lucha violenta y que, amenos que se encontrara con vida al guardia y alconductorenelplazodeveinticuatrohoras,daríaporsentadoqueseencontrabaante un caso de asesinato. Había muchas huellas dactilares, que llevaría unasemana analizar. Entretanto, se proponía llevar a cabo un interrogatoriosistemáticodetodosloscampesinosenunradiodecincokilómetrosentornoalchâteau y recibir informes de las comisarías de la zona dos veces al día. Por

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desgracia, añadió, que tenía que darse por sentado que los fugados habríanrobado el dinero que llevaban los funcionarios encargados del traslado y nohabíaningunacertezadequenohubieranescapadoentrenantesdequesedierala alarma. En cualquier caso, tarde o temprano se les terminaría el dinero e,indocumentados,volveríanarecurriraladelincuencia.Sinduda,alfinalcaeríandetenidos,selosidentificaríaporlashuellasyelcasosecerraríaconlacondenadelosfugadosalapenacapital.

Al comandante Marius le impresionó la mente organizada y paciente delinspector y casi se avergonzó de su ofrecimiento de poner a disposición de lapolicía su pequeña patrulla, con dos sabuesos ya bastante viejos. Al propiotiempo,lecomplacióqueelinspectorllevaraelcasodeunamaneratanmetódicaycientífica, sin llegar a conclusionesprecipitadas.Aquelloproporcionaba a lapatrulla principal deMont Louis cierta oportunidad de ser la que efectuara lacaptura,delacualsellevaríatodoelméritosupropiaorganizacióncarcelaria,ynolapolicía.Aquélla,comobiensabíaelalcaide,seríalaúnicamaneraenquepodríarehabilitarse,hastaciertopunto,delantedesussuperiores.

A lo largo de la conversación, Marius no hizo la menor alusión a suconvencimiento de que los presos fugados se dirigían a España, ni sobre supatrullaprincipal.Terminólaentrevistaasegurandoalinspectorsucolaboraciónmás plena con la policía en todo lo que pudiera requerir. Entretanto, dijo, loshombres bajo su mando continuarían sus pesquisas auxiliares y formaríanpatrullas. Si había algo que el inspector necesitara durante los días siguientes,sóloteníaquehacérselosaber.

Sedespidieronentérminosamistosos,cadacualconunlevesentimientodedespreciohaciaelotro.

El comandanteMarius irguió los hombros, salió de la casa y se dirigió alcoche.Erademasiadotardeparapoderhacermuchoaquellanoche,pensó,peroestableceríaunpuestodemandoprovisionalenelcaminoqueascendíaelvallehasta Mont Louis, en el pueblo próximo al apartadero donde estabanabandonadas las máquinas obsoletas. Se pondría en acción con las primeraslucesypasaríalamañanahaciendominuciosasindagacionesenaquellazona.

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AQuintanilla, Clair y Sterner, la distancia desde el apartadero del ferrocarrilhasta la atalaya se les hizo mucho más larga de que lo habían previsto. Elcastillo,quedesdeelvalleseveíapequeñoycasicomodejuguete,eraenormeyestaba muy bien conservado, aunque por completo abandonado. No habíaseñalesdequenadiesehubieseacercadoporallíenmuchosaños.Habíahierbasecasinpisarpordoquieryunamarañadearbustosyzarzalesllenabaelfosodesietemetrosquerodeabaeledificio.Cuandolostreshombresllegaron,estabantan exhaustos de la empinada e incluso peligrosa ascensión por los grandespeñascos,queno lesquedabaenergíani interésparaexplorar los laberintosdehondasbodegas, patios, torresymazmorras.Enseguida, porfiadosy jadeantes,procedieronaascender lospeldañosdepiedramedio rotoshasta lacimade latorredevigilanciamásalta.

Después de la lluvia, el aire estaba limpio y despejado y se divisaba elpaisajetreintaocuarentakilómetrosalaredonda.Quintanillaseñalólasgruesasmurallas medievales de Mont Louis delante de ellos, a lo lejos, y dijo queAndorra y España no quedabanmuchomás allá.Una vez dejasen atrásMontLouis,llegaríanalafronteraenpocashoras.Cuandolacruzaran,estaríanasalvodesusinmediatosperseguidoresyloúnicoquedeberíanhacerseríaprocurarquela policía española no los tomara por sospechosos de contrabando o pormaleantes.

Sesentaron,conlaespaldaapoyadaenlosenormesbloquesdepiedradelatorre, y dieron cuenta con voracidad de los tomates que les quedaban. Clairestaba tancansadoquepensóquenopodíapermanecerdespiertodiezminutosmás,perorecordóqueeldíaanteriorhabíaestadodeguardiaQuintanillayque,por lo tanto, esta vez les tocaba a Sterner o a él. Miró a Sterner y vio quetambiénestabaal límitedel cansancio.Noconseguiríapermanecerdespiertoy

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enlatorrepodíanatraparlosfácilmente.Silapolicíainterrogabaalcabreroconelquehabíanhabladoenlacarretera,

éstelospondríasobresupistaylossabuesos,seguramente,losseguiríanhastaelcastillo. Era fundamental que siempre hubiese alguien de guardia, para poderescaparatiemposiseacercabaalguien.

Clairsepasólamañanacaminando,dandovueltasalatorre;cadavezquesesentabaparadescansarunminutoenelparapeto,selecerrabanlosojos.Teníaqueseguirmoviéndose,perotambiénsabíaquedebíaconservarcadagramodefuerzaquelequedabaparaladecisivamarchanocturnadelamañanasiguiente.MiróhaciaMontLouisy,másallá,haciaelladoespañoldelosPirineos.

Porfortuna,lafronteraestabamuycercayClairintentóanimarsey,paranocaerdormido,recurrióaconcentrarsuspensamientosenlamisión.

Sonrió,satisfecho,alpensarqueaúnpodíamantenerintactalaesperanzadeentregarsutrascendentalinformealaOficinadeGuerraconpuntualidadexacta.Enrealidad,probablementellegaríaantesdetiempo,incluso.Sehabíadispuestolonecesarioparaque,tanprontoseentregaraalapolicíaespañola,siguiendoelplandehacersepasarporunprisionerodeguerrahuido,sucasosetramitaraconla máxima urgencia. Tendría que dar su nombre auténtico, su rango y sunacionalidad.Siemprequeloencontraransolo,nohabríanadaquelorelacionaraconlafugadelacárceldetresdelincuentesfranceses,aunenelcasoimprobabledeque las autoridadesespañolashubiesen sido informadasdel incidente.Clairsabíaquelaorganizaciónquerepatriabaprisionerosfuncionababien;atravésdeloscanalesoficialeshabíanpasadoyamuchosoficialesbritánicosy,comosabíaperfectamenteporquiénteníaquepreguntarcuandolodetuvieranyquéhistoriaconcreta debía contar para asegurarse de que lo trataban como a un veteranoimportante,sesentíabastanteconfiadorespectoalaposibilidaddesuinmediatoretornoaLondresporvíaaérea.

Clairestabasentadoenelamplioparapetoysustranquilospensamientoslohabían llevado casi a rendirse al sueño cuando, de repente, se percató de queexistía una peligrosa y aterradora posibilidad. Si le tomaban las huellas ydescubrían que se correspondían con las de un criminal y asesino francés, lasautoridadesespañolasloencarcelarían,porconvincentequefueralahistoriaquecontase.

Sabíaque,enaquellosmomentos,Españasehallabaenfrascadaenpasarde

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un apoyo no beligerante a las potencias del Eje a una cuidadosa y absolutaneutralidad. Sin duda, las autoridades de Franco considerarían que un presohuido acusado de asesinato no entraba en el acuerdo de intercambio yrepatriacióndeprisionerosdeguerrayloextraditaríanalaFranciadeVichy.

Las reflexiones sobre aquel problema despejaron por completo a Clair.Imaginó que, en aquella situación de guerra, se tardaría algunas semanas eninvestigar las huellas dactilares, seguramente en algún laboratorio deMadrid.Aunenelcasodequerecibierandelapolicíafrancesa lashuellasdelbuscadoLeclerc, para entonces, casi con certeza, él ya habría partido hacia Londres.Además,pensó,noestabasegurodequeenEspañaletomasenlashuellas.Antesde salir de Londres, le habían dado instrucción varios agentes que habíanregresado por los mismos medios desde Alemania y ninguno de ellos habíamencionadolashuellas.Parecíaque,paralosqueseentregabanyacreditabansuidentidad ante el agente destinado en Figueras, el procedimiento habitual eradejarlosen libertadconfianzaalcabodepocashoras.Se lesdabaunpocodedineroyse lespermitíavivir librementeenunhotelhastaquesecompletabanlostrámitesparalarepatriación.

Si lo tenía todoencuenta,decidióClair, elpeligronoeraexcesivo.Si eranecesario,haríavalersudignidadcomooficialbritánicoenservicioactivoysenegaría a que lo sometieran a medidas aplicables sólo a los delincuentescomunes. Era una actitud que un funcionario español comprendería e inclusoaplaudiría.

Con más claridad que nunca, se dio cuenta de lo importantísimo que eralibrarse deQuintanilla ySterner.Si se divulgaba su relación con aquellos dospersonajes,suposiciónseveríapeligrosamentedebilitada.Losobservó,pálidosdeagotamientoydurmiendoconsuharapientaropa.Teníanelaspectoexactodelosasesinosfugitivosqueeranenrealidad.

Clairmetió lamano en el bolsillo del pantalón y palpó su revólver.Nadaseríamás fácil que incrustarles una rápida bala en la cabeza, allímismo y enaquelmomento.Pero,apenasselehuboocurridolaidea,advirtióqueelprimerdisparo despertaría al otro y temió que éste se le echara encima antes de quepudiera disparar por segunda vez. Entonces recordó que Quintanilla no teníarevólver, así que lo único que tenía que hacer era matar a Sterner primero;Quintanilla, por despierto que estuviese, no tendría ninguna oportunidad. En

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cualquiercaso, lomejorsería,probablemente,atontarlosprimeroa losdoscondosrápidosgolpes.

No obstante, rechazó este método porque Sterner y Quintanilla seencontrabanaunosdosmetrosdedistanciaunodelotro,locualcomplicabalascosas innecesariamente. No; lo mejor sería disparar primero a Sterner e,inmediatamente,hacerlopropiocontraeldesarmadoQuintanilla.

La situación era muy tentadora, pero Clair decidió no obrar de maneraapresuradasinsopesarcuidadosamentetodoslosfactores.Elmásobvioeraque,cruzandolafrontera,siemprellamaríamuchomenoslaatenciónunfugitivoquetres. Por lo tanto, solucionar el asunto en aquel momento sería una ventaja,pensó.Nadie parecía haber pisado las hierbas y la vegetación del entorno delcastillo desdehacíamucho tiempo.Eramuypocoprobable queun campesinoque pasara por allí se molestase en subir los cientos de peldaños difíciles einclusopeligrososquellevabanaloaltodelatorre.Conlainminentellegadadelinvierno,podíanpasarmeses,añosincluso,antesdequealguiendescubrieseloscadáveres.Ynohabría otra oportunidadmejor, pensóClair.Apartir de aquelmomento,yhastaquecruzaselafrontera,estaríaencampoabiertoyuncabreroounapatrullafronterizapodíadescubrirporcasualidadlosdoscadáveres.Comosu futuro dependía de que su caso fuera considerado por España como algorutinario,seríaunerrorfatalcometerunasesinatoenterritorioespañolapocoskilómetrosdedondeplaneabaentregarse.

Despacio,Clairdiounavueltaalatorrecontemplandoelgrandiosopaisajede montañas que se alzaban en todas direcciones. No vio señales de sereshumanosperoobservó,apocadistancia,unosalcornocalesyunhuertodeolivoschaparros. Tal vez en ellos había trabajadores que oirían el disparo de unapistola.

Otra poderosa razón para no dejar a los otros en la torre, pensó, era queQuintanillaeraelúnicoqueconocíaelcaminoalafrontera.Silointentabaporsucuenta,sinelconocimientodelossenderosy,sobretodo,delascostumbresdelosguardiasfronterizosqueteníaelcontrabandista,conseguridadsetoparíaconunapatrullafrancesaoseperderíaalcruzarunpasodemontañabordeadodeprecipicios.

Aúnnohabía tomadouna decisión cuandonotó queSterner tenía los ojosabiertosylomirabaconunaexpresióndeintensayaterrorizadasuspicacia.Clair

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había notado que, durante el día, Sterner sólo había dormido de formaintermitente; se había despertado a menudo y constantemente se incorporaba,apoyandolaespaldaincómodamenteenelparapeto,casicomosi intentasecontodassusfuerzasmantenersedespierto.Porlaexpresiónqueponía,eracomosihubieseadivinadoloqueClairpensaba.Quizáselalsacianoestabadespiertoenelmomentoenqueélhabíapalpadoominosamenteelrevólverquellevabaenelbolsillo,sedijoClair.

VolviólaespaldaaSterneryanduvohaciaelotroladodelatorre,pensandoenloextraordinarioqueresultabaqueenaquelmomentonoestuvieradispuestoamiraraSterneralosojoscuando,hacíauninstante,habíaconsiderado,sinelmenor remordimiento de conciencia, la conveniencia de matar a sus doscompañerosmientrasestabandormidoseindefensos.

Clair reflexionó sobre el pasmoso poder psicológico de la autoridad. Sóloporqueunaautoridadqueélacataba,laOficinadeGuerra,lehubieseordenadoquenoseocuparaenotracosaquenofuerahacerllegaratiemposuinformeaInglaterra,estabadispuestoacometerloscrímenesmásbrutalesasangrefríayahacerlo, confesó para sí, con una sensación casi demartirio y de superioridadmoral. De hecho, reconoció, cuanto más sangrienta fuera la violencia quecometiera,máscreeríaquemerecía,cuandovolvieseasupaís,unaCruzMilitar,o incluso una medalla por Servicios Distinguidos. Al fin y al cabo, su solamisiónhabríasignificadounanotablecontribuciónalesfuerzobélico.

Por un instante, pensó en lo desdeñable, bárbaro y también infantil queresultabaeldeseoderecibirunabaratijaconunlazochillónquecolgarseenlachaqueta del uniforme. Se sintió deprimido y avergonzado pero intentóconsolarse recordando que estaba siendo absolutamente sincero en sudeterminación de combatir el fascismo. En el plano ético, aprobaba la derrotamilitardeAlemaniay,lógicamente,aquellosignificabaquedebíaaceptarlaideade que muriesen hombres. No había diferencia moral entre disparar a suscompañeros a fin demejorar las posibilidades de éxito de sumisiónmilitar ylanzarunabombasobreBerlín,salvoque,enelcasodelabomba,moríamuchamásgente,niñosincluidos.

Clair estaba tan cansado que decidió no pensarmás y, hacia el final de latarde,sedescubriótanexhaustoquenosabíasipodríamantenersedespierto.VioqueSternerestabatumbadoconlosojosabiertosycomprendióque,sinodormía

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unpardehoras,aquellanochenopodríacaminarhastaMontLouis.Sinalgodedescanso,nollegaríahastaallí.

Le contó a Sterner lo que ocurría y le pidió que lo relevase en la guardiahastaelatardecer.

SternervioqueClairestabaalbordedelaextenuaciónyseavinoenseguidaenrelevarlodelaguardiaporqueentodoeldíalehabíaresultadodifícilfingirquedormíasindormirsedeverdady,ahoraqueestabantancercadelafrontera, lepareciómásnecesarioquenuncamantenerunaintensavigilancia.Eraconscientedelhechodeque,aexcepcióndeRusia,ignorabacasiporcompletolageografíaeuropeaynorecordabasilosPirineosibandenorteasurodeesteaoeste.Entrelas laberínticas estribaciones montañosas era imposible saber dónde seencontraba exactamente la cordillera principal ySterner estaba seguro de que,parallegaraEspaña,necesitaríaunguía.RecordólaexpresióntaimadadeClairmientrasélfingíadormirysecongratulódehaber tomadolasabiadecisióndenoquitarelojodeencimadesusastutoscompañerosdeviaje.

Quedemomento le fueranútilesnosignificabaque tuviesequeconfiarenellosypermitirseperderlosdevista.

Sternercontemplólosformidablesbastionesdegranitodelcastillo.Duranteunos instantes, su robustez, su enorme altura y su aire solitario lo asustaron ydesviólamiradaenseguida,volviendolosojoshaciaelvalle.

Unacolumnadehumoseelevabaencimadeunaaldeayenladistancia,muylejos, se oyó tres veces el silbato de un tren. Era un sonido familiar yreconfortante.

Nosoplabavientonihabíanubesenelcielo.Enlacalmaabsolutadelatardeybajoelsolimplacableyardiente,Sternerseadormilócasiirremediablemente.Sacudiólacabezaparadespejarseyvolvióamirarhaciaelvalleporencimadelparapeto.

Tenía hambre y advirtió que seguramente tendrían que bajar al valle yconseguir algomás alimenticio que los tomates y las aceitunas amargas, peroentonces recordóque les había costado almenos tres horas subir a lo alto delcastillo y que sería de noche antes de que llegaran donde estaban las casas yvolviesenasubirparaponerseasalvoen lasalturas.Enveinticuatrohoras,no

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habíanavanzadoprácticamentenadaensucaminoalafrontera.Yeltiempoerasumamenteimportante.SternersabíaquelaNKVDnoeraunaorganizaciónqueaceptasemuchasexcusasoelaboradashistoriassobrelafaltadepuntualidaddesusagentesresponsables.

Decidió que era su deber conservar hasta el último gramo de fuerzas y sequedó sentado bajo el cálido sol. Fue un alivio no sentirse observadoconstantementeypoderrelajarseydescansarunpoco.Elsolledabaenlacaray,porunosinstantes,sepermitiócerrarlosojosyadormilarse.Nosepercatódelodebilitadoqueestabaporlafaltadeejercicioycomidadurantesuestanciaenlacárcelydequeloúnicoqueloshabíaimpulsadoaseguiradelantehastaentonceshabíasidoelviolentoapremioaescapar.

Conlosojoscómodamentecerrados,Sterneroyólareconfortanterespiraciónde sus compañerosy, devez en cuando, los lejanos silbidosde los trenesquecruzabanelvalle.Pocoapoco,sequedódormido.

Cuandovolvióadespertar,yaestabaamaneciendo.Despertóderepenteyviolasfranjasdenubesescarlataqueveteabanelcielo

y laauroraverdosaquese levantabaendirecciónaPerpiñányelmar.Porunmomento,intentóconvencersedequeeraelatardecer,peroenseguidalequedóclaroquehabíadormidotodalanoche.

Sterner se maldijo por su debilidad. No sólo habían perdido doce horasvitales,sinoqueélmismohabíaechadoaperderlaautoridadqueteníasobrelosdemás y que consideraba tan importante conservar. Quizá seríamejor, pensó,negarfirmementequeletocabaaquellaguardia.Alfinyalcabo,eraelturnodeClair y, sin duda, Quintanilla consideraría que la falta era de éste, pero elinconvenientedeobrarasíseríaquelaconfianzadeClairensuliderazgo,enelliderazgodeSterner,apenasmejoraría.

Entonces, de repente, mientras pensaba aquello, Sterner advirtió que elresentimientodeClairtalvezleresultaseútil.ElpequeñorateroseenfadaríaconQuintanillapornocreersesuhistoriayelincidentepodíaserlaoportunidadqueesperabaafinderomperlaalianzaquelosotrosdosestabanconsolidando.Másadelante, intentaría que Clair volviese a ponerse de su parte o, por lomenos,procuraríaatenuarsuantagonismo,insistiendo,cuandodividieranlosobjetosdelasmaletasdelosmuertos,enquefueraClair,ynoQuintanilla,quiensequedaraelvaliosorelojdeoro.

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Sinembargo,alcabodeunosminutos, se leocurrióuna ideamejor.PodíaadmitirmansamentequehabíaacordadoconClairque lo relevaríaydecirquehabíanotado locansadísimosqueestaban losotrosdosy lonecesarioqueeraque gozasen de un sueño prolongado. De aquel modo, haría hincapié en supropio sacrificio, enhabersequedadodespiertomedia tardey toda lanoche,ytambiénpodríafingirunagranpreocupaciónporelbienestardesuscompañeros.Acontinuación,podríademostrarsuliderazgoprácticoconlasugerenciadeque,además,habíaconsideradoqueelterrenomontañosoerademasiadoescarpadoyabruptoparaquefueseposibleonecesariorecorrerlodenoche.Recordaríanlasdificultades de la ascensión al castillo y eso bastaría para que estuvieran deacuerdoconélsindemasiadasdiscusiones.

Clair y Quintanilla continuaron durmiendo profundamente y Sterner semantuvomuyquietoportemoraquedespertaranantesdequehubieradecididoloqueibaahacer.Aunquealprincipioselehabíaantojadoplausible,elplandeaceptarlaresponsabilidaddelhechodenohaberdespertadoantesalosotrostalvez no fuese la mejor alternativa. Con eso, la alianza de Clair y Quintanillaquedaríaintactayquizáseconsolidaríaaúnmás.Quizálosdosseenfureceríanconélpornohaberlosdespertado,porbienintencionadosysensatosquefueransusmotivos.Engeneral,sedijoSterner,lacuestióncrucialerasiempreelpoder,el liderazgo. Aquella había sido, recordó, la diferencia entre bolcheviques ymencheviquesy,nobienhubopensadoenellos,experimentóunamomentáneapunzada de culpa. Con tanto darle vueltas a las cosas, sus pensamientos sehabíandesviado,estabaclaro,enunadirecciónpeligrosamenteliberal.

Sterner cruzó la torre con cautela y contempló el paisaje. Ya eracompletamentededíay, con los rayosdel sol aúnbajo iluminándolodesde eleste,MontLouisparecíamáspróximoquenunca.Sternerquedósatisfechodesuperspicaciapolíticayseanimóantelaproximidaddelafrontera.Prontollegaríaa España y la cruzaría camino de Lisboa. Sabía que lo que contaba eran losresultados: lo únicoque tenía quehacer era cumplir su objetivo enMéxicoy,cuandoporfinregresaraacasa,seencontraríaenunaposiciónexcepcionalmentebuenadentrodelPartido.

DiomediavueltayobservóqueQuintanillaestabadespierto.Loviosentarsederepenteyvolverlacabezaalsolqueselevantabaporeleste.

–¿Esporlamañana?–preguntó.

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SternermiróaClair,quedormíahechounovillodebajodelparapeto.–Esehijodeputanonoshadespertado–dijo.Quintanilla contempló unos instantes el paisaje que los rodeaba. Abajo, a

menos de un kilómetro de distancia, había una vieja con unas cuantas cabras.Estaban demasiado lejos como para que llegara el sonido de los cencerrosmetálicos.

–Esperabaque a estas horas ya hubiéramosdejado atrásMontLouis –dijoQuintanilla–.Deesemodo,habríamosllegadoalafronteraantesdelanochecer.

Afindemantenerlasituaciónbajosufirmecontrol,SternerseacercóaClairconpasoligero,letiródelpeloylosacudióparadespertarlo.TanprontoestuvoseguroqueClairloentendería,legritóentonoagresivo:

–¿Porquénotehasquedadodespierto?Clairsepusoenpieymiróasualrededor.–Talparececual sihubiésemosdormido toda lanoche–dijoensu tonode

vozmáscultoypedante.SternerpensóqueClaireraunauténticomequetrefeylereplicóconamargas

recriminaciones, como si realmente se hubiese dormido durante la guardia.Sternerpreguntóparaquédemoniosservíaalguiendequiennosepodíaconfiarquecuidasedesímismoytodavíamenosdesusamigos.

–Corrígemesimeequivoco–dijoClairentonopausado–,perotengolaclaraideadequetúmerelevastedelaguardiayqueportanto,creo,deellosededucenecesariamentequeerestúquientendríasquehabernosdespertado.

SternermiródereojoaQuintanillaparavercómoseloestabatomandoysuira aumentó al descubrir que era incapaz de captar nada en la altanera yarroganteposedelcontrabandista.Habíatenidosuerte,pensó,dequeClairfueratan estúpido y despreciable como para replicar en aquellos términos inciertos.Con aquellas vacilaciones, Clair había reconocido, prácticamente, que el errorhabíasidosuyo.

Sin embargo,Quintanilla no parecía dispuesto a reconocer ese hecho, ni anegarlo.Selimitabaamirarlosalosdoscomosifuerananimalesinofensivos.

SternersesintióimpotenteytambiénincapazdecontrolarlasituaciónyéstaempeorócuandoQuintanillalerobóprotagonismoseñalando,contodasensatez,que el problema seguía siendoquehabíandormido toda la nochey que ahorateníanquedecidirloqueharíanacontinuación.

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–Estoyde acuerdo–dijoClair en español–, pero, poruna cuestióndepuracuriosidad,unacuriosidadquepodríaser inclusocensurable,megustaríasaberloquesellevaentremanosnuestrocompañero.

–¿Quéhaocurrido?–preguntóQuintanilla,tambiénenespañol.Clair se loexplicóy losdosmiraronconaire inquisitivoaSterner,elcual

advirtió que no había logrado debilitar en absoluto la peligrosa alianza de losotros dos. Su tranquila conversación en una lengua extranjera, posiblementecatalán, loalarmóydecidióqueeranecesarioenfrentarlosenunapeleaporelrepartodelaspertenenciasdelcarceleroBertiglia.

Dijo que el terreno era tan escarpado que sería mejor no cargar con lasmaletas.Loprimeroque teníanquehacer era repartirse entre ellos losobjetosquequeríanydeshacersedelodemás.

–Esopuedeesperaraquedecidamoscómovamosaseguirapartirdeahora–replicóQuintanilla.

Claircalló,sinapartarlosojosniuninstantedeSterner.–DebidoalanegligenciadeClair–dijoSterner–,ahoraestamosenunmayor

peligro.Debemosviajarlomásligerosdeequipajequepodamos.Empezóadesatarlasmaletas.Hablando en francés, Quintanilla le preguntó a Clair qué plan creía que

teníanqueseguiryconversaronunosminutoshaciendocasoomisodeSterner.Sternervioquelaautoridadseleescapabarápidamentedelasmanosycreyó

conveniente sacar a relucir el asunto decisivo en aquel mismo momento.InterrumpióaQuintanilla,queestabahablandodeladistanciaquelosseparabadeMontLouis,ydijoenvozaltayenérgica:

–Ante todo está el problema de quién recibirá el reloj de oro. No puededividirseentrespartes.

Desdequehabíadespertado,Quintanillasesentíaexasperado.TeníaunhambreyunasedatrocesylavozroncaylaagresividaddeSternerlehabíanpuestolosnerviosallímite.Desdeelprimermomento,aQuintanillalehabíaquedadoclaroquelaconductadeSternereraladealguienquesesentíaterriblementeculpablede algo,mientras que no sucedía lomismo en el caso deClair. Le quedaron,pues,pocasdudasdeque,por escurridizoyevasivoque fueseClair, las cosas

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habíansucedidocomolascontaba.Sternereraunidiota.Quintanillacontrolóelmalhumorconesfuerzoy,enuntonoexcesivamente

paciente,dijo:–Nonospreocuparemosdelrelojhastaquehayamosdecididoloquevamos

ahacer.–Es un asunto que hay que resolver –insistióSterner y en tono persuasivo

añadió–:Esmuyvalioso.Quintanilla yClair intentaron discutir los planes otra vez, pero Sterner no

dejabadeinterrumpirlosyvieronqueseríainútil.Sternerseemperrabaenqueledieranelrelojhastatalpunto,pensóQuintanilla,quenoibaaprestaratenciónanada más. Decidió que tenía que encontrar una manera de librarse de aquelimbécil y también deClair; al fin y al cabo, si no se podía confiar en que semantuvieran despiertos durante la guardia, era absurdo seguir con ellos. Yaestaban muy cerca de la frontera y no importaba demasiado que los demásfueranapresados, comoabuen seguro lo serían, si continuabanpor sucuenta.Quintanilla estaría muy pronto en España y se pondría en contacto con susamigos.

Entoncespensóquesuoptimismoeraexcesivo.Soloydesarmado,cruzarlafrontera iba a ser sumamente peligroso. En la refriega del autobús, deberíahabersehechoconalgunode los revólveres.Nopensar en ellohabía sidounaimprevisiónporsuparte.

–Estamosperdiendoeltiempo–dijoSterner–.Hayqueresolverahoramismoelasuntodelreloj.

AQuintanillaseleocurrióunaideaparaaprovecharsedeloqueconsiderabacodiciainfantilporpartedeSterner.

–Hay tres objetos importantes –dijo Quintanilla–, y como somos tres, notendría que ser difícil que nos pusiéramos de acuerdo. Me refiero a los dosrevólveresyalcostosoreloj.

Sterner intentó interrumpirlo, pero Quintanilla continuó hablando confirmeza.

–Propongo que Sterner se quede con el reloj y nosotros dos nosconformemosconlosrevólveres.

–Losrevólveresestánfueradetodacuestión–seapresuróadecirSterner–yconsideroqueClairtendríaquequedarseelreloj.

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Quintanillasequedótansorprendidoquesoltóunasonoracarcajada.LuegomiróaSterneralosojosy,lacónico,preguntó:

–¿Porqué?Sternerdiounrespingo,comosilehubieranpegado,ycallóunosinstantes.–Porque...porque...porqueleseríaútil–balbuciófinalmente.–Creoqueningunodenosotrostienederechoatenerunrevólveryelreloja

la vez –dijo Quintanilla–. Si nos ponemos de acuerdo en esto, apoyaré lapeticióndeClairparaquedarseconelreloj.

–Yo no quiero ese reloj –dijo Clair en tono expeditivo–. Decidamos quévamosahaceracontinuación,porelamordeDios.

QuintanillanopudopormenosdefijarseenelinexplicablegestodeasombroydecepcióndeSternery,unavezmás,seconvenciódeque,inclusodesarmado,las cosas le iríanmejor solo.SiClair ySterner seguíandiscutiendo, y parecíaqueesoeraloqueibanahacer,lasituaciónsevolveríamuypeligrosa.Decidióurdirunplanquelebrindaraunaoportunidadadecuadadeabandonarlos.

Tenían un hambre desmedida y la conversación agudizó su sed. El sol yaestabaaltoyempezabaacalentar.Seanunciabaundíamuycaluroso.

Se sentaron bajo el parapeto y hablaron en voz baja, ronca. Prontoconvinieronenqueeraimposiblequedarsedondeestabanniunmomentomás.Sinaguanicomida,alanochecerestaríandemasiadodébilesparaemprendereldifícilcaminoaMontLouis.

Quintanillaplanteóqueelproblemaestabaenque,a la luzdeldía, lostresjuntos llamarían mucho la atención. Propuso que bajaran de la torre y sedirigieran a los alcornocales para esconderse allí. Él seguiría hasta el río y selavaría,seafeitaríaysepondríalacamisalimpiadelcarcelero.Cogeríaeldineroy entraría con toda la calma en la panadería del pueblo; gastaría todo lo queteníanenpan,quesoysalchichónyvolveríaa losalcornocalescon lacomida.Eraunaaccióndesesperadaenlaquecorreríaungranriesgo,señalóQuintanilla,peroalguienteníaquehacerlo.Sinocomían,nosoportaríanlaslargasmarchas.

–Noestoydeacuerdoenquevayassolo–dijoSterner.–Yo, tampoco –dijo Clair, en un tono que a Quintanilla se le antojó casi

amenazador.Yamientras loproponía,aQuintanilla lehabíaparecido improbableque le

confiaraneldineroaélsoloyporesonoleextrañólacontundenteyunánime

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negativaasuplan.Sinembargo,apartedesusecretodeseodesepararsedeellos,creíaquesuplaneraenrealidadelmássensatoypensóenproponerquefueraClairalpuebloenvezdeél.Eraevidentequetresforasterosjuntosdespertaríansospechas,sobretodoporlosuciosqueiban.Yteníanqueconseguircomida.

–Osaseguro–prosiguióQuintanilla–,queno tengoningúndeseoparticulardeseryoquiencorraelriesgo.Quizásunodevosotrosquierair.

Clair se quedó pensando unos instantes y luego dijo que creía que comomejor funcionarían era como grupo. Necesitaban a Quintanilla para que losguiase al otro lado de la frontera, y Quintanilla los necesitaba a ellos por siteníanquerecurriralaviolenciaparasalirdealgunasituaciónapurada.

Quintanilla consideró que lo que Clair había dicho era muy sensato y surespetoporélaumentó.Empezóacambiardeideaconrespectoaabandonarlos.

–Ahora,bajaremoshastaelríoybeberemos–dijoSternerderepente–,yelrestodeldíatendremosqueconformarnosconlostomatesocualquierotracosaqueencontremosenloscampos.Alanochecer,unodenosotrospuedeentrarenunatiendaacomprarpanyqueso,mientraslosotrosmontanguardiafuera.

Los otros dos estuvieron de acuerdo y Sterner sonrió con expresióncomplacidayconfiada.Sacódelasmaletaslosobjetosquepodíaninteresarles,incluido el reloj. Quintanilla consiguió hacerse con la camisa limpia y, en lapoco digna pero amigable refriega, Clair se adueñó de un par de tijeras, unanavaja de afeitar y un trozo de jabón. No había nada más que interesase aningunodelostreshastaelpuntodeconsiderarquemerecieselapenapelearsepor ello, e incluso pudieron dividirse el dinero en tres partes sin que hubierafricciones.LoúnicoqueaQuintanillaleinteresabadeveraserahacerseconunrevólver,perosediocuentadequenopodríaconvenceraningunodelosdosdequerenunciaraalsuyo.

Sternerabriólamarchaescalerasabajoy,enelúltimomomento,Quintanillaadvirtió que se olvidaban los rollos de cuerda, las herramientas y lasmaletas.Evidentemente, debían deshacerse de todo aquello en otra parte, donde fuesemásdifícildeencontrar.

Al llegar al pie de la torre, miraron a su alrededor y descartaron laposibilidaddearrojarlasmaletasalamalezaquecrecíaenelprofundofosodelcastillo,yaquepodíanquedaralavistayalguienpodíadescenderarescatarlas.Por otra parte, en aquel suelo rocoso resultaba difícil cavar hondo y tampoco

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tenían intencionesdequedarsemuchomás tiempoen losaledañosdelcastillo,asíquehicieronunhoyosomero,metieron losobjetosdentroy lo taparoncondosgrandesypesadosbloquesrectangularesdepiedra.AQuintanillaleparecióuntrabajochapucero,unamaneradescuidadadeocultarpistaspeligrosas,perotenía tantasganasdemarcharsedeallí como losdemás.Empezabana sentirsetan acorralados e impotentes en la torre que aquello les provocaba un pánicoirracional.

El descenso entre las abruptas rocas y lamaraña de hierbas les llevómástiempo de lo previsto y, por primera vez, Quintanilla comprendió con todaclaridad que iba a ser imposible avanzar por las montañas que discurríanparalelasalvalle.Inclusoconluzdiurna,lamarchaseríapeligrosamentelentay,de noche, tardarían tanto en llegar a la frontera –que ya divisaban desde elterrenoelevadoenelqueseencontraban–,queestaríanexhaustosyapuntodemorirdehambreynololograríannunca,teniendoencuentasobretodoquelosúltimoskilómetrosseríanlosmásdifíciles.

Tendríanquecaminarvallearriba,conlapoblaciónylaspatrullasfronterizasalertadasdelapresenciadeunossospechososvagabundosforasteros.

Quintanilla empezó a desesperarse. Una persona sola quizá conseguiríacolarsealotrolado,peroalostresjuntosseguramentelosverían.Ahorayasabíaque Clair era un individuo tan astuto, inteligente incluso, que no le resultaríafácil librarse de él.Clair, pensó, ya sospechaba que ésas eran sus intenciones,por lo que se cuidaríamuymucho de no perderlo de vista.YSterner pondríatodosuempeñoenseguirlosconsupaso torpe.Quintanilladecidióqueestabademasiado debilitado y que sus compañeros eran demasiado peligrosos comoparaceñirsea suplanoriginaldepasaraAndorray seguirhasta la reservadeoro.Talcomoestabanlascosas,tendríaquetomarelcaminomáscortoaEspañaconlaesperanzadepoderdesembarazarsedelosotrosdosenalgúnlugardelasmontañas.Seconcentróen lavisualizacióndelmapay recordóque la fronteramás cercana quedaba casi directamente al sur de la población deMontLouis.Seguiría por el valle hasta dejar atrás Olette, donde sabía que encontraría unriachueloquedescendíadirectamentedesdelafrontera,quesehallabaunosochoonuevekilómetrosmásarriba,enlasmontañas.

Tan pronto hubo tomado la decisión de dejar atrás Olette aquella noche,esconderse y descansar al día siguiente y cruzar aEspaña antes del atardecer,

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Quintanilla sintiómás confianza en símismo.Sabía perfectamente queno erarazonable pensar que sus dificultades se desvanecerían por ensalmo no bienpusiera lospiesenEspaña,pero,detodosmodos,seríamaravillososentirsedenuevo en su país y, ciertamente, una vez llegara allí, el peligro de que locapturasencomofugitivoasesinodisminuiría.

Por aquella ruta, seguiría estandoamuchoskilómetrosdeAndorrayde lameseta donde se hallaba el oro, pero tendría la oportunidad de encaminarsedirectamenteaBarcelonaycontactarallícon losconspiradoresmonárquicosydescansary replantearse el futuro.Talvez se arriesgaría inclusoahacerleunavisitaasumadreenValencia.

Con esfuerzo, Quintanilla trató de concentrarse en el inmediato y azarosopresente.

Estabancruzandolosalcornocalesydesdeallíeldescensoseríafácil.Sinohubieranestado tansedientos,habríasidomejornoarriesgarseabajarhastaelrío.

Vieronconclaridadlascasasdelaaldeayeltrendelamañanaquepasaba.Porlacarreteracirculabauncocheseguidodedosmotocicletas,peroQuintanillaestabademasiadolejosynovioquequieneslasmontabanllevabanuniformedefuncionariosdeprisiones.

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ElcomandanteMariusllevabalevantadodesdeelamanecer;habíaesperadounahora más o menos en la gendarmería por si llegaba alguna información queconsiderasemerecedoradeserinvestigadayhabíahabladoconlospropietariosdecafés,ningunodeloscualeshabíavistonadadesacostumbrado,aunquetodosprometieron,conunaefusivadisposiciónademostrarelplacerquelesproducíacolaborarconlapolicía,quesiveíanaextranjerossospechososlosdenunciarían.

Sin saber por qué, al comandante Marius no lo convencieron aquellasexpresiones de respeto a la ley y supuso que todos ellos se sentían culpablesporqueestabaninvolucradosenalgunaclasedemercadonegroprohibido.

El alcaide casi había decidido ir directamente a inspeccionar su patrullamóvildeMontLouis,cuandollegóalacomisaríaunmensajeenelquesedecíaque un cabrero que vivía unos kilómetros valle abajo, declaraba con todarotundidad que había visto la mañana anterior a los tres criminales evadidos.Mariuspensóqueeraunapistaquemerecíalapenaseguir,aunquelacertezadelhombreapenassejustificaba;aunquehubieseleídolavagadescripciónoficialdelosfugitivos,nopodíaasegurarquefuesenelloslosindividuosquehabíavisto.Sinembargo,detodoslosrumoresquelehabíanllegado,aquéleraelmejory,con susmensajerosmotoristas, se dirigía a interrogar al hombre en el precisomomentoenqueQuintanilla,SterneryClaircontemplabansucochedesde losalcornocalesensucaminohaciaelrío.

ElcomandanteMariusencontróalcabreroenunainsalubrecabañasituadaalaveradelcamino.Elhombredijoquehabíavistoalosconvictosenelcaminoque llevaba al apartadero del ferrocarril. Los tres iban mojados, sucios ycualquierahubiesevistoquesetratabadeunossinvergüenzas.

Mariuslepreguntócuántotiempollevabaviviendoenlazona,sirealmenteestaba seguro de que eran forasteros y qué aspecto tenían. Pensó que las dos

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maletas que mencionó el cabrero podían ser las del carcelero Bertiglia y elchóferpero,cuandoelhombreinsistióenquelostresibanbienafeitados,dudódetodoloquelehabíacontado.AlcomandanteMariusseleantojóimprobableque aquellos criminales fugitivos se arriesgaran a ir al barbero para que losafeitasen.TalvezhubiesenutilizadolacuchilladeBertiglia,peroeraimprobableque hubieran pensado que merecía la pena hacerlo hasta que estuviesen máslejos del escenario del crimen. Debían de estar ansiosos y desesperados porponerlamayordistanciaposibleentreellosyalautobúsabandonado.

Duranteunosinstantes,MariussepreguntódóndeestaríanloscadáveresdeBertigliaydelconductor.Supusoquelapolicíaharíaunabúsquedaafondoenlosaledañosdelchâteaupero,encualquiercaso,elhallazgodeloscuerposteníapocointerésparaél:suprincipalpreocupacióneracapturaralosprisioneros.

Llevóalcabreroencochehastaellugardondehabíavistoalosforasterosyluego siguió hasta el apartadero y se apeó para echar una ojeada. Pensó enmandarque trajeran los sabuesos,pero recordóqueel rebañodecabrashabríadisipadocualquieraromaque losperrospudiesencaptar.Alzó lavistahaciaelcastillo colgado en lo alto de la montaña y pensó que podía ser un buenescondite,pero luegoimaginóquelosprisionerosestabanobsesionadosconsupersecuciónyquehabríanseguidoadelante.Avanzaríanmássiseguíanelvalle,pensó.Y,dehecho,estoeraloquehacíanenaquellosinstantes,caminandounosquinceoveintekilómetrospordelante.Sidabaporbuenalaversióndelcabrero,yadebíandehaberllegadoaOlette.

Elcomandantedecidióqueestabaperdiendoeltiempoyquelomejorseríavolver al pueblo a ver había llegado más información que confirmara ocontradijera loquehabíacontadoelcabrero.Le irritó tenerque reconocerqueeradejusticiallevaralhombredevueltaasucabaña,queestabaatresocuatrokilómetros,puesaquellosignificabaperderunosminutostalvezvitales,peroenaquellos infortunados tiempos ya era bastante difícil lograr que la poblacióncolaborase con las autoridadesy creyóconvenientenodisgustar a alguienquecreíaqueestabasiendoútil.

Cuandoel alcaide llegóa sushabitaciones, situadasencimadel restaurantede la población, le comunicaron que había unmensaje para él pidiéndole quetelefoneara al château. Al parecer, la policía había hecho un importantedescubrimiento.Tardócasimediahoraenconseguirlíneay,cuandolatuvo,le

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costó oír lo que le decían debido al ruidoso parloteo del atestado café dondeestabaelteléfono.Despuésdeunosminutosdefrustración,elcomandantesupoquelapolicíahabíaencontradolasgafasrotasdelcarceleroBertigliaacincuentametros del château. Por lo que decían, parecía que se hubiera producido unapelea.

Mariuspreguntólacónicamentesihabíaalgúnrastrodelosprisioneros.Elinspectordijoqueno,peroquecadavezteníanunaideamásclaradelo

quehabíasucedidoypreguntó,másomenosporcortesía,sielcomandanteteníaalgonuevodeloqueinformar.

Mariusledijoquenohabíaaveriguadonadaquemerecieralapenacomentary el inspector cloqueó y le dijo que no podía superar los experimentadosmétodosde lapolicía:Moverseencírculospor todoelcampoerasiempreunamanerainsatisfactoriadeafrontareltrabajo.

Elalcaideconsideróinnecesariamenterudoaquelcomentario,perocontrolósutemperamentosindificultadporqueteníamásconfianzaquenuncaenquelosfugitivossehallabanenalgúnlugardelvalleysetoparíanconsupatrullamóvil.Silapolicíaperdíaeltiempotraspistasinútiles,aquellolofavorecería.

Salió a la abarrotada calle.Recordó que era domingo por lamañana pero,aun así, parecía habermás gente de lo acostumbrado. Preguntó por qué en lacomisaríay ledijeronque lamultitudhabíaacudidoal torneodepetanca,queempezaríaalasoncedelamañana.Loshombresdesupatrullainformaronque,desde que había roto el alba, había llegado tantísima gente procedente depueblos distantes, que no merecía la pena seguir las pesquisas sobre losforasteros sospechosos. Había decenas de personas a quienes los habitanteslocalesnohabíanvistonunca.

El comandante Marius decidió ir directamente en coche a Olette, dondeestabaesperandosuayudante,elcapitánTresser,yunapequeñapatrulla.

Decaminohaciaallí,pensóenTresser.Eraunhombreestrictoycuidadosoque trabajaba lo que le correspondía según el cargo. Nunca tomaba ningunainiciativa sobre la administración de la cárcel y siempre pedía permisos paraocuparsedelosasuntosdelaAsociaciónNacionaldePetanca,delaqueerasumásactivosecretario.MariusnohabíapodidopillarnuncaaTresserenunafaltade puntualidad o una negligencia, pero le enojaba tener que soportar lapermanenteresistenciadesuayudanteahacermásdeloestrictamentenecesario

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eneltrabajo.Mariussehabríalibradocongustodeél,peroenaquellasituaciónde guerra resultaba imposible saber si encontraría a alguien mejor parasustituirlo.Quizáseencontraríasinayudantedurantemeses,mientraselnuevose sometía al complicado proceso de su nombramiento.Y, además, el alcaideteníaquereconocerque,fueradeservicio,Tressereraunapersonainteresanteycordial.Enciertomodo,sentíaaprecioporél.

Mientrasrecorríaelprofundovalleencajadoentrelospicosqueseelevabanacadalado,Mariusvolvióasentirsesatisfechodesímismo.Alolargodevarioskilómetros,algunaspartesdelvalleerantanestrechasquenohabíacampos,sólolacarreterayelriachuelomarrón,crecidodespuésdelosaguaceros.Siestabaenlo cierto y los fugitivos se dirigían a la frontera, alguien los vería y loscapturaría.InclusoaTresserleresultaríadifícildejarlospasarsininterceptarlos,sedijo.Sinembargo,cuandolopensóunpocomejor,Mariussepercatódequeestabasiendoinjustoconsuayudante.Tressernoeranuncaincompetente;sóloestabahartodesutrabajoenlaprisiónydetodoloquetuvieserelaciónconello.Al fin y al cabo, pensóMarius, le convenía contar con alguien comoTresser,puesnolehabríagustadotenerdeayudanteaunentrometido.

ElcomandantellegóaOletteamediodíaysereunióconelcapitánTresserenunpequeño y sucio restaurante situado junto a la carretera.Comieron una truchareciénpescada ilegalmente en el río y sabrosamente cocinaday bebieronvinoblancodelacomarca.

ElcapitánTressereraaltoyapuesto.Habíasidooficialregulardecaballeríahasta la caída de Francia, en 1940, y un grupo de importantes militantesgaullistaslehabíaordenadoentoncesingresarenelserviciopenitenciario,puesleshabíaparecidoconvenientesituaraunoscuantosdelossuyosencargosdeautoridadendiversasprisionesen lasquemásadelante,probablemente, seríanencerradoslospresospolíticos.

Durante su primer año como ayudante, Tresser había podido organizar lafuga de dos ex ministros y un brigadier sin involucrarse políticamente, perorecibió severas reprimendas por negligencia en ambas ocasiones y, a partir deentonces,teníadosmanchasnegrasensuexpediente.Comoeranatural,nohabíaconseguidoborrarlasy,además,sehabíanproducidootrosincidentesque,sino

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equivalían directamente a un sabotaje, habían demostrado, al menos, que noestabacapacitadoparaunascenso.Nosóloseguíasiendounayudantesinoque,además,habíatenidoquesoportareloprobiodequelodestinaranalacárceldeNaronne,unaprisiónmenor.Enrealidad,denohabersidoporlaproteccióndeunfuncionarioimportantedelgobiernodeVichy,lohabríanechadodelpuestosumariamente.

DadoqueenNaronnenohabíapresospolíticos,elcapitánTressernoteníaningún trabajo secreto que hacer en la cárcel, prácticamente, y por ello habíadedicado toda su energía y entusiasmo a organizar el movimiento de laresistencialocal.Sucargodesecretariodelaasociacióndepetancaledabaunaexcusaperfectaparaviajarporlospueblosdelazonayhablarconcampesinosydueñosdecafédetodotipo,entablandoconellosunasamistosasconversacionesque,deotromodo,siendocomoeraunfuncionarioenactivo,habríanlevantadosospechas.

El torneoorganizadoaqueldíaenArboussolssehabíaplaneadoconmesesde anticipación como tapadera de un importante encuentro del maquis de lacomarca.

ElcapitánTresserestabapreocupado.Lafugadelostrespresosdelaceldacinco era lomás inconveniente quehabía podido suceder. Precisamente en unmomento en que necesitaba que el alcaide le diera el máximo de permisosposibles,seveíaobligadoaestardeguardiadíaynoche,fingiendoquellevabaacabounabatidaporlazonaenbuscadelosfugitivos.Sobretodo,eralamentablequeelcomandanteMariussehubieraconvencidocon tantaobstinacióndequesus presas estaban en el valle del Tet, donde los pueblos eran fuertementegaullistasydondeseesperabaunaaccióninminentedelaResistencia.

Elalcaidesepasótodalacomidasentandocátedra,comoerahabitualenél,sobre los movimientos de los fugados. A Tresser le interesó el informe delcabrero porque había hecho correr la voz, entre los de la Resistencia, que nohabíaquecolaborarconlapolicíaendarinformaciónsobrelafuga.Tratándosede forasteros, nadie podía estar seguro de que no fuesen miembros delmovimiento.Tresser había ordenado que no se informase a las autoridades deactividadesinusuales,fueranlasquefuesen.

Decidióentrevistaralcabreroyhacercomprobaciones.Era necesario fingir cierto interés en el asunto y, cuando el comandante

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Mariusdejódehablarporfin,Tresserlepreguntócómopodíaestarsegurosdequelostresfugitivospermaneceríanjuntos.

Porunacuestióndepsicología,afirmóelalcaidemientrassorbíaelcafédebellota con que remataron la comida. Los hombres con asesinatos en suconciencianoqueríanestarsolos.

HabíaotracuestiónquepreocupabaaTresser.Elconductordelautobúseraelúnicofuncionariodelaprisiónenquienhabíapodidoconfiar;losdemáseranhombres mayores, con muchos años de servicio, a quienes lo único queinteresaba era no hacer nada que pusiera en peligro la pensión. Al capitán leentristeció pensar queunpatriota tan valioso como el conductor habíamuertoprobablemente en una reyerta absurda con unos delincuentes sórdidos einsignificantes.

El comandante Marius y Tresser pagaron la factura y felicitaron alpropietarioporladeliciosacomida.Enaquelmomento,llegóunmensajeroconinformaciónprocedentedelacárcel.Comopasabaneldíaencerradosenlaceldasinhacerejercicio,losprisionerossemostrabancadavezmásindisciplinadosypeligrosos y golpeaban las puertas con las escudillas.El ruido se oía desde lacalle.

Elalcaidecuadróloshombrosydictoagritoslasórdenesparaelcentinelaprincipal,queelcapitánTresserprocederíadeinmediatoaponerporescrito.Loscabecillas serían encerrados en celdas de castigo y los demás harían todo elejercicio que la escasez de personal permitiera. La comida y el vino que seahorraría con los prisioneros castigados a pan y agua serían añadidos a lasracionesdelresto.

Noteníalamenorintención,explicóMarius,decaerenlatrampaderetirarhombresdelaspatrullasdepersecución,puestalera,abuenseguro,elpropósitodelasalgaradas.

ElcapitánTressersepreguntóporquéelalcaidenolehabíaordenadovolverpara hacerse cargo del asunto. No le cabía en la cabeza que su superior loconsideraseunapieza imprescindibleenel rastreode loshuidosydecidióqueestaba ante otro ejemplo del entusiasmo del alcaide por lo que él llamabacuestiones de principios: mandar de vuelta a un oficial sería transgredir elprincipiodenodebilitarlapersecución.Enrealidad,aTresserleparecíaquenohabía motivos para suponer que los hombres hubiesen organizado de forma

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conscientealgomássiniestroquemanifestarquenopodíansoportarundíamáselintolerabletediodelasceldas.Sinembargo,alcomandanteMariusnuncaseleocurriría pensar en tal posibilidad. Para él, absolutamente todo lo que sucedíaguardabarelaciónconlapreocupaciónquetuvieseenaquelmomento.

Sería interesante conocer qué opinión tenía el alcaide de él en realidad,reflexionóelcapitán,peroentoncesadvirtióqueelcomandantenuncapensabaseriamente en nada ni en nadie, excepto en sí mismo, su eficiencia y suslegítimosemolumentos.Lagenteleinteresabamenosaunquelapolítica,locualloconvertíaenuncolaboradornaturaldecualquiersistemapolíticoenelqueseencontrase.Y también loconvertía, tuvoque reconocerTresser,enel superiornegligenteidealparauncapitánqueeragaullistaensecreto.

Cuando lo habían destinado a Naronne, y con el fin de que tener laoportunidaddeserdestinadoaunacárceldemásimportancia,elcapitánTresserhabía hecho lo posible para conseguir que el alcaide deseara librarse de él yrecomendarasutrasladoaotraparte.Sinembargo,últimamente,conlainvasiónaliada de Francia tan próxima, Tresser había empezado a considerar que sutrabajoenlaResistencialocaleratanimportantequenodebíaabandonarloyqueteníaquehacercuantoestuvieseensumanoparaquedarseenNaronne.

Decidió que había llegado el momento de demostrar un poco más dedevoción por el deber y pensó en la manera de mejorar su posición ante elalcaide.

En un tono subordinado, competente y castrense, el capitán Tresser pidiópermiso para ir al torneo de petanca de Arboussols. Dijo que su cargo desecretario de la asociación le brindaba la oportunidadde hablar congentes detodotipoyqueeraposiblequelellegasealgunainformaciónque,deotromodo,desconocerían.Le recordóal alcaide la aversióncasi criminaldelpopulachoacolaborar con la autoridad, pero luego añadió que la gente hablaría máslibrementeconalguiendequiensabíanqueeraunentusiastadelapetanca,peseasuempleoenelserviciopenitenciario.

A Marius, la idea le pareció buena. Por un momento, le sorprendió y lecomplacióoírqueTresserhacíaunapropuesta factible,en lugarde limitarseacumplirestrictamenteconsudeber,peroenseguidaadvirtióquelasugerencianoera más que una treta para combinar trabajo y diversión. Lo único quepreocupaba a Tresser era tener una excusa para perder el tiempo siguiendo el

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torneo de petanca. Sin embargo, pensó Marius, de todo ello podía salir algointeresante y la efectividad de la patrulla de Olette no se vería reducida demanerasignificativaporlaausenciadesuapáticocomandante.

Elalcaidelediopermiso,perodecidióobligarloaquehiciera,comomínimo,algunaspesquisasdeverdadyleanuncióqueharíaunrápidoviajeaMontLouisyqueregresaríaaArboussolsporlanocheparaqueleproporcionarauninformedetalladodesusprogresos.

Mariussonrióconcínicoplacerantesupropiasagacidady la incomodidaddesusubordinado.Ledevolvióelsaludocongestorelajadoycruzólacarreteraconpasoconfiadocaminodesuautomóvil.

ElcomandanteMariuspasólatardeentretenidodesplegandosuspatrullasenMont Louis. El funcionario al mando no tenía nada concreto sobre lo queinformar, pero a menos de un kilómetro de la población, carretera abajo, lasmontañas se elevaban tanto desde la estrecha garganta, que resultaría fácilestablecerposicionesfijasquelosfugitivosnopodríaneludirsinserdetectados,inclusoenlanochemásoscura,Elalcaideestabasegurodequeaúnnohabíanllegado tan lejosy todos losguardias fronterizos estabanen alerta.Sólohabíaunos pocos pasos por los que cruzar la frontera y todos ellos estaban bienvigilados,einclusoalgunosdelosconocidoscontrabandistasprofesionalesdelazona habían prometido su colaboración, a cambio de ciertas concesiones nooficiales.

A Marius le pareció que todo estaba absolutamente bajo control y pudoregresaraArboussolsbastanteantesdelacaídadelsol,mientraselumbríolugartodavíaestaballenodeaficionadosqueasistíanalasrondasfinalesdeltorneo.

Formaban largas hileras bajo los gigantescos plátanos, vestidos casi todosellosconcamisasypantalonesazulesdealgodón,descoloridosy remendados.Lamayoríacalzabaalpargatascatalanas,consuelasdeespartoyunaslargastirasnegras cruzadas alrededor de sus piernas tostadas por el sol. Entre los másancianos,algunosllevabanunasbrillantesfajasescarlataentornoalacintura.

A Marius le sorprendió no encontrar al capitán Tresser entre losespectadores.Vestíantodostanparecido,quelohubiesedistinguidoenseguidaydecidióesperarunratoporsisehabíaescaqueadoatomaruntragorápidoenelcafé. Al cabo de un rato, Marius empezó a sentir interés por el juego quepresenciaba.

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Nunca había visto a expertos en acción y se descubrió admirando suasombrosaprecisiónenunterrenotanirregularyllenodeguijarros.AMariuslegustólaformaenquelanzabanlasbolasdemetal,muyaltoenelaire,conefectohacia atrás, demodo que cadaboule cayera casimuerta en el lugar al que eljugador apuntaba y disfrutó con las hazañas del tirage, donde la bola deloponente, muy cercana al bouchon, tenía que ser golpeada y sacada de loslímitesconunsatisfactoriogolpesecomientraslabouledeltiradorseposabaenelsitioquehabíaocupadolaotra.

El comandanteMarius se dijo que entendía la fascinación del juegoy queempezabaacomprenderasuayudante.HabíainfravaloradolameticulosidaddeTresser cuando había supuesto que no tenía otra intención que disfrutar deltorneo. Al mismo tiempo, Marius estaba satisfecho consigo mismo porcomprobar en persona que sus órdenes se cumplían. Era la mejor manera desacarelmáximoprovechodesussubordinados,pensó.Elliderazgoconsistíanosóloendarórdenescorrectas,sinotambiénenasegurarsedequesecumplían.

Dioun rodeoen tornoal terrenode juegoy luego recorrió la callemayor,echandoojeadasalinteriordeloscafés.

En la comisaría, encontró a un locuaz sargento que le dijo que el capitánTresserhabíadejadounmensajeparaelcomandante:estaríaenelcaféSportdeseisasiete.

Saliódenuevoalacalleylepareciócuriosoquetodosloscafésestuviesentanllenos.Sitodaaquellagentehabíaacudidoparapresenciareltorneo,erararoquenoestuvieraenlaplazadisfrutandodelasemocionantesrondasfinales.Entodasparteshabíaunambientededeterminación,casidetensión,ycadavezquemirabaenelinteriordeuncafé,todoelmundodejabadehablarinmediatamenteaunquenadielomiraba.

El alcaide dejó de lado aquellos pensamientos cuando vio a Tresser en elcaféSport,pocoantesdelasseis.Sesaludaronformalmente,sesentaronaunamesayTresserpidióunPernod,queellosytodoelmundosabíanqueerailegal.Tressernoeraestúpido,pensóMarius.Siestandofueradeserviciohacíancasoomisodelaleyyseregalabanconunabebidadecente,sutransgresiónlosharíamás humanos y serían mejor aceptados en aquella zona de mercado negro,contrabandoalviejoestiloysediciónmoderna.

Poco a poco, el tono de voz aumentó de nuevo en la sala y Tresser pudo

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exponersuinformesinquenadielooyera.Dijoquehabíadescubiertoquetreshombres se habían afeitado a orillas del río, a menos de un kilómetro deArboussols.Lerecordóalalcaideque,entreloslugareños,afeitarsenoeracosadetodoslosdíassinoalgomuyserio,querequeríapreparaciónyesmero,comoponerseeltrajedelosdomingos.Muchosgranjerosibanalbarberounavezalasemana y consideraban que afeitarse ellos mismos era casi indigno. Ningúnciudadanorespetableseafeitabajuntoalríoporquelabarbadeunospocosdíasno era nada de lo que avergonzarse; no veían razón para comportarse de unamanera tan extraña.Además, explicó Tresser, los tres hombres, al parecer, sehabíanescondidoenlasjunquerasy,cuandosehabíandirigido,renqueantes,alapartaderodelferrocarril,selosveíacansadosyenfermos.Loshabíanseguidoadistanciaysecreíaqueseguíanocultosallí.ElcapitánTresserdijoquesehabíaenterado de todo aquello hacía apenas media hora y que había decidido noinformaralapolicíalocal.Habíapensadoqueelalcaidequizáprefirieseasumirtodalaresponsabilidaddeactuarapartirdeaquellainformación.

El comandante Marius se sintió alborozado ante esta prueba final de locorrecta que era su suposición sobre losmovimientos de los fugitivos. En untonodevozauténticamenteamistoso, felicitóaTresserporsudiplomaciaysutrabajodeaquella tarde.Entonces,se retrepóderepenteenelasientoy ledijoque transmitieraunaordenpor teléfonoa lapatrulladeOlette. Ibana regresartodospararealizarunabúsquedainmediataenaquelapartadero;élselesuniríaen la carretera, a un kilómetro de Arboussols, y dirigiría la operaciónpersonalmente.

MientrasTresserseponíaenpieparaacercarsealteléfono,unviejosecolóporlapuertadelacalle,susurróalgoacuatrohombresquejugabanaldominóenunaesquinayseacercóatodaprisaaldueñodellocal,queestabadetrásdelabarra.Sin llamar laatención,peroconuna rapidezasombrosa, lamitadde losparroquianosdesaparecióporlapuerta trasera,cruzandolacocina.Ningunodeellospagólacuenta.

Tresser se acercó a unamesa ante la que todavía quedaban unos hombressentados.DijeronalgoenvozbajaqueMariusnooyóyleparecióqueTresserparecíatensoypreocupado.

Eldueñodelcaféydosclientesrecogieronlasbebidasquehabíanquedadoenlasmesasvacías.

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Nadiedecíanadayelúnicosonidoqueseoíaenellocaleraelentrechocardelasfichasdedominóqueremovíauncampesino.

El comandante Marius llamó a Tresser y se disponía a preguntarle quédemoniosocurría,cuandoentraroncincosoldadosde laGestapoyunaburridoteniente.Unodeellosfuea lacocinaehizosalira lamujerdeldueñoalcafé.Luego, se plantó junto a la barra y vigiló el local,metralleta enmano.En unfrancés chapurreado, el teniente dijo que nadie saldría del local hasta quecomprobasenladocumentacióndetodos.

Elalcaideseacercóaltenienteconpasofirmeylemostrósusdocumentos.Dijoque su ayudantey él estaban tratandoun importante asuntooficial yqueteníanquemarcharsedeinmediato.Sinmolestarseenmirarlosdocumentos,eltenientedijoquelamentabacualquiermolestiaquelesestuvieracausandoyquelos caballeros podrían marcharse cuando se completara el registro delestablecimiento.

El comandanteMarius insistió en que sumisión era tan urgente que cadasegundocontaba.

El teniente lomiró con cinismoydijo que, tanprontohabía entrado en elcafé,habíaadvertidolourgentequeeranlosasuntosdeloscaballerosyque,sinlugaradudas, estabanaceleradosengranmanerapor lasplacenterascopasdePernoddelmercadonegroqueloshabíavistotomar.

Elalcaideseenojótantoquecometióelerrordedirigirsealapuerta,ordenaralossoldadosqueseapartaranyempujaraunodeellosparaintentarsalir.

Con ademán lánguido, el teniente ordenó a sus hombres que detuvieran ydesarmaranaMariusyaTresser.Los llevarona lacocinay lesdijeronquesesentaranycallaran.Dossoldadosarmadosconametralladorasseapostaronenlapuerta,deespaldasalacalle.

ElcapitánTresserestabainquieto,peronoasustado,enrealidad.Confiabaenque todos aquellos cuya documentación no estuviera en orden se hubieranesfumadoatiempoy,además,loquecontasedesímismoresultaríaconvincente.Eraunapenaqueelretrasopermitiera,demomento,seguirlibresalosfugitivos,pero,paraél,aquellono tenía importancia.Encualquiercaso,suúnico interéshabía sido congraciarse con el alcaide y lo había conseguido. La únicapreocupación seria era que hubiesen aparecido tropas de la Gestapo enArboussolselmismodíaenquelosdelaResistenciasehabíanreunidoallí.

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Sopesando todas las circunstancias, quizás había sido oportunísimo que elcomandante Marius se hubiese comportado de una forma tan estúpida. Elridículo incidente tal vez distraería la atención de los alemanes deinvestigacionesmásserias.

ElalcaideyTresserpermanecieronsentadosalamesadelacocinacongestoavergonzadomientraslossoldadoslosapuntabanconlasametralladoras.Tresserempezóahablarperounodelosmilitaresgritó:

–¡Silencio!Enlacocinasóloseoíaeltictacmetálicodeunrelojbaratoy,derepente,la

leche de un cazo puesto al fuego en el fogón de gas se derramó y emitió unsilbidoexplosivoque sobresaltóa los soldados, loscualesvolvieron lasarmashaciaelorigendelsonido.

Tresser les sugirió que apagasen el gas, pero el mismo soldado lemandócallarotravez.

Durante diez minutos, todos permanecieron donde estaban, escuchando elruidodelalechealquemarse.Tressersepreguntócuántoratopasaríahastaqueelcazosepusieraalrojovivoysi,llegadoesepunto,lossoldadosconsideraríanque no desobedecían las órdenes si apagaban la llama. Era una especulaciónintriganteylehabríagustadoapostarsobreellaconelalcaide,perovioqueésteestabadeunhumordemildemoniosy,encualquiercaso,sihablaba,volveríanahacerlocallar.

Eltiempoquepasóhastaqueloshicieronvolveralcafélepareciómáslargodeloquerealmentehabíasido.Todoslosparroquianossehabíanmarchadoyeltenienteestabasentadosoloanteunamesaenelcentrodellocal.Ordenóqueelalcaide y Tresser se acercaran y se explicaran. Tresser vio que a Marius lesangrabaellabioinferiordehabérselomordido.

El teniente examinó sus documentos conmuchameticulosidady fingiónoasombrarsealverquiéneseran.SelimitóapedirlesquesesentaranydijoqueelcomandanteMarius,siendocomoeramilitar,apreciaríalanecesidaddeemplearcierta mano dura, cierta rudeza incluso, con los lugareños. Ahora que ya seconocíany tenían la sala para ellos solos, no resultaría inapropiadodiscutir elasuntoquecreíaqueteníanencomún.Sereferíaalafugadelostresespíasqueestabanacargodelalcaide.

–¿Espías?–preguntóMarius.

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Al oír aquello, se quedó tan asombrado que se le olvidó protestar por laforma intolerable en que lo habían tratado y, antes de darse cuenta de lo quehacía,seencontróinvolucradoenunarazonableycasiamistosadiscusiónsobrelafuga.

Alparecer,eltenienteteníalamisiónderegistrarlospueblosfronterizosporordende lasautoridadesalemanasdeToulouse.Erauna tarearutinaria,dijoelteniente, porque lo más probable era que, a aquellas alturas, los fugitivos sehubiesen ocultado en una ciudad importante de la provincia donde pudierancontinuarconsusactividadessediciosas.

TressernotóqueMariusestaba tan satisfechode saberquenoeraasí,quecontroló los nervios y empezó a impacientarse por salir de allí. Sin embargo,estabadecididoaaveriguarmásantesdemarcharse.

–¿Porquéestátansegurodequesonespías?–preguntó.–Por el hecho de que fueran a llevarlos a Toulouse para someterlos a un

interrogatoriopolítico.–¿Yesodemuestraquesonespías?–inquirióTresser.–Enmiopinión,sí–respondióelteniente.–Entonces,¿porquélosencerraronenunlugarcomoNaronne?–Porincompetenciadelapolicíalocal–respondióelteniente–.Alaquedebe

sumarselasenilidaddelosmagistrados–añadió.ElcomandanteMariussepusoenpie,entrechocólostalonesydijoquetenía

unimportanteasuntoqueresolverantesdequeanocheciera.Cuando cruzaron el café camino de la puerta, uno de los soldados les

devolviólosrevólveres.Tresseradvirtióquetodohabíacambiado.Sieraciertoque los prisioneros evadidos eran presos políticos, tenía que evitar que loscapturasen de nuevo. Había ingresado en el servicio penitenciario parasolucionar asuntos como aquel, precisamente. El teniente parecía muyconvencidodeloquecontabaytalvezsehabíamostradoevasivorespectoalaspruebas adrede, por razones de seguridad.Tresser recordóqueningunode lostrespresos teníacondenasprevias, locualerararoenNaronne,yse leocurriópensar que quizáBujol, el chófer, los había ayudado a escapar y luego habíadesaparecidopormiedoalasconsecuencias.

Sin embargo, se dijo, era muy improbable que el viejo Bertiglia seinvolucraseenunasuntodeaqueltipo.

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Tressersabíaqueelalcaideesperaba impacienteque llamaseaOletteynoteníatiempoparapensarenotrasposibilidades.Loúnicoqueteníaclaroeraquenopodíacorrerelriesgodeserelresponsabledelacapturadelosfugados,quetalveztrabajabanparalaResistencia.Sialfinalresultabaqueerandelincuentescomunes,dejarlosescaparperjudicaríamenosquedetenerapersonasquetalvezestuvieraninvolucradasenimportantesactividadesencontradelosalemanes.

Unavezenlacalle,Tresserdijoquepreferiríatelefoneardeunamaneramásprivadadesdelabarbería,queseencontrabaaunoscincuentametrosdelaplazamayor.Noqueríaqueenlacomisaríaseenterasendeloqueibaadecir.

Elbarbero,queeramiembrode laasociacióndepetanca,seencontrabaencasayTresserlecontóelproblema.EntrelosdosdecidieronenviaraungrupodelaResistenciaparaversiencontrabana losfugitivosyaveriguabanquiéneseran. Avisarían a todos los amigos de la zona para que estuvieran alerta ehicieran cuanto estuviera en sus manos para impedir que las autoridadesvolvieranacapturaralosevadidos.

Elbarberosemarchóatodaprisa.Tresseresperótodoloqueseatrevióantesdellamaralapatrullay,cuando

sereuniódenuevoconelalcaideenlacomisaría,sequejódelaineficienciadelserviciotelefónico.

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Cuando se puso el sol, Quintanilla semostró cada vezmás nervioso sobre laconveniencia de esperar a que oscureciera antes de acercarse al pueblo. Sabíaque, en tiempos normales, no era raro que las tiendas de pueblo estuvieranabiertas hasta tarde, pero con la guerra y la ocupación, las costumbres habíancambiado yQuintanilla dudaba de que encontraran nada abierto, si esperabandemasiado.

El valle ya estaba en sombra, pero el sol todavía teñía las cumbres de unbrillanteamarillo.Quintanillasedeleitóenlavisióndelcielovespertinoveteadodeverdeyescarlataysesorprendiódeque,aunenlasincómodascircunstanciasenque se encontraba, todavía fuera capazde interesarsepor lasbellezasde lanaturaleza,cuandotodollevabaapensarqueelhambreyelmiedodeaquellosúltimosdíaslehabríanaturdidolossentidos,enlugardeaguzarlos.

Miró aSterner yClair, recostados entre losmatorrales al lado de las vías,dondehabíanpasadoeldía,yobservósuaspectoexhausto,enfermo.Eraprecisoencontraralgodecomeraquellanoche,comofuera.

Vioqueestabandespiertosylesdijoqueseríamejornoesperarmás;sabíaqueerapeligrosodejarsevercuandoaúnhabíatantaluz,perolastiendaspodíancerraryeraprecisocorrer el riesgo.Siquerían, estabadispuestoa ir él soloyvolverconlacomida.Dehecho,aqueleraelplanmásseguro,ensuopinión.

SterneryClairseincorporaronhastaquedarsentados,atentosaloquedecía,y replicaron rápidamenteque ellos también irían.Aunque fueranmásvisibles,nocabíadudadequeengrupoeranmásfuertes,apuntóClair.

Siguieronlasvíasunoscienmetrosyluegosalieronalacarretera,unalargarectabordeadadeplátanos,queconducíaalpueblo.PasaronpordelantedeungarajedondeunhombrereparabaunviejoFord.Elhombrenosefijóenellos.

Continuaronlamarchaysecruzaroncongruposdecampesinosquevolvían

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asuscasasdespuésdeltorneodepetanca.Delantecaminabandosotresparejasdehombresqueibanenlamismadirecciónqueellos,haciaelpueblo.

La luz se desvanecía rápidamente bajo los enormes árboles.Quintanilla sesintiómásconfiado;si las tiendasestabanabiertas,noibaaresultar tandifícil,despuésdetodo.

Un coche gris pasó a buena velocidad camino de las vías del ferrocarril.Quintanilladistinguiólapalabra«doctor»escritaenuncartónenelparabrisasyalmenosaseishombresapretujadosensuinterior,todosenmonodetrabajo.Lediolaimpresióndequeestabantensosydecididos.

Cuandollegaronalaplazamayor,eltorneohabíaterminado,perotodavíasejugabanvariaspartidasentreaficionados.Yaeracasidenocheynadiesefijóenlosfugitivos.Alfondodeuncallejónmuyestrechovieronluzenunatiendadecomestibles. Cuando cruzaban la plaza en dirección a ella, el alcaide de laprisión y el capitán Tresser aparecieron en la puerta de la comisaría, delantemismodeellos.

Sternersevolvióalinstante,ycasiechóacorrerpararefugiarsedetrásdeungrupoqueseguíalapartidadepetancaysequedóallíconloshombroshundidosy la cabeza gacha. El alcaide alzó la vista al cielo en penumbra durante unsegundo y montó en el coche. Dijo algo a Tresser con voz impaciente y elvehículoaceleróruidosamenteysealejóacompañadodelasmotosdelaescolta,queensordecieronlaplazaconsupetardeo.

Quintanillapasótalsustoysintiótantoalivioluego,queestuvoapuntodedesmayarse.Clairloasióporelcodoyloayudólentamenteacontinuarhacialatienda.

–Uncasoclarodevístemedespacio,quetengoprisa–comentóClair.Quintanillaserecuperórápidamente.AgradecíaelsosténdeClairylehacía

gracia lo que había dicho, pero era evidente que corrían un peligro másinmediatodeloquehabíanimaginado,sedijo.Seríamejorquecomprarantodalacomidaquealcanzaraeldineroysalieranenseguidadelpueblo.Eraunasuertequeélllevaralaropadecampesinoconlaquelohabíandetenido,peroSterneryClair,consusraídasprendasdeciudad,debíanderesultardosfiguraschocantespara cualquiera que los viese. Estaba claro que, con la policía tan cerca, nopodíanarriesgarseaentrarenunpueblo.

QuintanillapidióaClairtodasupartedeldinero.Eramejoraprovisionarsea

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fondo,dijo.Yaestabana lapuertade la tiendacuandoSterner reapareció.Seresistióa

entregar su parte pero, cuandoQuintanilla empezó a alejarse, diciendoquenopodíacomprarlenadasindinero,sacódemalaganasufajodesuciosbilletes.

Quintanillaentróenlatiendaconpasodecididoylosotrosdossequedaronfuera,nerviososytensos.

Mientrasesperaban,unamujerencendióunaluzenlacasadeenfrenteysacóalportalunasillaysumaterialdecostura,dejandolapuertaabierta.Sentadaapocosmetrosdeellos,observóconcuriosidadalosdosdesconocidos.Alcabodeunpardeminutos,preguntósiloscaballerosbuscabanaalguien.

No,dijoClair,sóloesperabanaunamigoqueestabahaciendounascomprasenlatienda.

Sternercerrólamanoentornoalrevólverquellevabaenelbolsillo.La mujer se quejó del precio abusivo de todo y Clair se lamentó de los

sueldos.EstuvieroncharlandotranquilamentehastaquesalióQuintanilla.Había conseguido tres salchichones y unas piezas de pescado salado seco.

Por desgracia, había tenido que gastar dinero en una cesta, pues habría sidoridículo,yextraño,que treshombrescruzaranelpueblo llevando tantacomidaenlosbrazos.

Clair preguntó a la mujer si sabía dónde podrían comprar pan a aquellashoras. Respondió que no, pero ella misma podía venderles una hogaza, siquerían.Clair ledio lasgraciasy lamujerentróen lacasayseencaminóa lacocina.

Pasaronmuchosminutoshastaquevolvióylescobrócuatroveceselprecioregulado,perosealegrarondeconseguirelpansin tenerquedeambularporelpueblo buscando una panadería. Se despidieron de lamujer y volvieron callearribahastalaplaza.

ASternerlepreocupabaeltiempoquehabíatardadolamujerenllevarleselpanydecidióquehabíacometidounerroralentregartodoeldinero.Si teníanquesepararseyescaparatodaprisa,estaríaendesventaja.TocóenelhombroaQuintanilla y se ofreció a llevar la pesada cesta, y se sorprendió al ver que elcontrabandistaaccedíaalmomento.Eraextraordinariolopococapacesdecuidardesímismosqueeranaquellosdos.

En la plaza parecía habermás gente que antes, casi todos hombres.Nadie

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jugaba a petanca y nadie parecía hablar; formando corrillos dispersos, todosmiraban a los tres desconocidos y la cesta. Sterner encabezó la marcha yapresuróelpasohastaquehubieronsalidodenuevoalacarretera.Unavezallí,diograciasdequecasifuesedenoche,puesadvirtióqueungrupodehombresdelpuebloparecíaseguirlos.

Yasehabíanadentradoentrelasdosfilasdeplátanoscuando,deprontoysinquelohubieranvisto,dieronalcanceaotrogrupodemediadocenadehombresquecaminabaenlamismadirección.

Por la carretera no transitaba un coche y el trío se encontró andandoexactamentealmismopasoqueaquelloshombres.Sternersealarmóyacelerólamarcha todo lo que le pareció prudente, pero los hombres hicieron lomismo.Nadiedijounapalabranihizogestodeadvertirlapresenciadelosotros.Todoscontinuaroncaminandoypocoapococogieronelpasohastaqueelpuebloseperdiódevista.

Entonces,Sternernotóunobjetoduroenlanuca.–Quédatequietoyensilencio–dijounavozáspera.Sternerllevabalacestadecomidaenlamanoderechayteníaelrevólveren

el bolsillo de ese lado, pero, en cualquier caso, habría sido inútil. Erandemasiadosysacaronsubfusilesdedebajodelaropay,alcabodeunmomento,elgrupoqueloshabíaseguidodesdeelpueblosesumóasusamigos.Cerraronuncírculoconlostresfugitivosenmedioyrápidamente,casisindarlestiempoaenterarsedeloquesucedía,SterneryClairfuerondesarmados.

Loshombresloscondujeronporuncaminoqueseapartabadelacarretera.Casi era noche cerrada y Sterner estuvo tentado de escapar a la carrera, perodecidióquenoloconseguiríaenaquellascondiciones.Tendríaqueesperaraunaocasiónmejor.Intentóexplicarsequéhabíasucedidoyllegóalaconclusióndequelamujerqueleshabíavendidoelpanloshabíareconocidocomoforasterosy,probablemente,habíaprevenidoasumaridodesumalaapariencia.Elmaridoysusamigos,enteradosdelafuga,habíandecididosacarprovechodelincidenteefectuandolacapturaellosmismosparareclamarlaposiblerecompensa.Porlomenos,pensóSterner,calcularíanqueaquelloloscongraciaríaconlapolicía.

Estabayaoscurocuandollegaronaunaaltaverjadehierroforjado,juntoalacual estaba la caseta del guarda. Una tapia inusualmente alta rodeaba lo queparecíaunpequeñoparque.Mientrasesperabanaqueelguardaabrieralaverja,

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Sternerdistinguióunaenormeplacadebronceatornilladaaunadelascolumnasdepiedragrisquesosteníanlaverja,peroestabaalotroladodelgrupoy,conlaescasaluz,noalcanzóaleerloquedecía.

Continuaronlamarchaporunsenderoorladodehierbasincortarymatojosdescuidados y llegaron a una enorme mansión cuadrada con lo que parecíancientosdepequeñasventanassimétricas.Siguieronuncaminohastalapartedeatrásy,unavezallí,loshombresloshicieronentrarporunapuertadeservicioenun largopasadizo.Enel techohabíauna filadebombillasdesnudas, llenasdesuciedad,quedespedíanunamortecinaluzamarillenta,yhedíaavómitosyorinarancia.Muchos años antes, aquellas paredes habían estado pintadas de verde,peroahoralapinturasecaíaacapasyenalgunoslugarescrecíaelmoho.

NadiedelapartidaentróconlostrespresosySternersepreocupómásquenuncacuandovioqueunhombreconunagorradeuniformecerrabalapuertayechaba el cerrojo. Cuatro funcionarios más con zapatos de suela de gomaaparecieron de la nada y, sin decir palabra, condujeron a los presos por elpasadizo.Elúnicosonidoqueseoíaeraelarrastrardesusbotasgastadasenelcementohastaque,depronto,lesllegóunestallidoderisasroncas,soeces,quesubíandetonohastaconvertirseenungritoagudo.

El sonido cesó bruscamente y continuaron unos pasos más, pero sedetuvieronparadejarpasoaunancianoquesaliódeunlavabo.Elhombreteníaelpeloblancoyunaexpresiónsaludable,benigna,yllevabaunapulcracamisade cuello de mariposa con una pajarita blanca. La chaqueta gris y las botasnegrasparecíannuevas,peronosehabíaabrochadolosbotonesdelabragueta.

Elviejo lesdio lasbuenas tardes,muyeducado,ycontinuósucaminoconrelajadadignidad.

ASternerleasombrólatorpeconductadealguienque,probablemente,teníauncargoenlacárcel,aunquesólofueseburocrático,peronotuvotiempoparapensarmásenello,puesalmomento fueempujadoal interiordeunapequeñaceldaconbarrotesenlaventanayencerradoallí,solo.

Alaluzdelabombilladeltecho,violabutacademaderaylapulcracama,con sábanas, y volvió a pensar en la incompetencia de la policía francesa. Sehabían olvidado de registrarlo y todavía llevaba la cesta de comida. Tenía lanavajayel relojdeoro,conelquequizápodríasobornaraalguien.Lanavajateníaunahojaconsiderableyconunaestocadarápidaalcanzaría,probablemente,

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a clavársela en el corazón al primer carcelero que entrara en la celda. Inclusohabíauna contundentebotellade aguade cristal debajode laventana.Sternersonrióysesentóacomer.

LahabitacióndeClairestabaamuebladacomoladeSterner.Enlaplacadebroncede laentradahabíavistoqueeledificioeraunhospitalmentalyhabíasentidoungranalivioalveraleducadoancianodelpasilloyaloírlarisotada.Aquellosignificabaqueelasiloseguíaenfuncionamientoy,porlotanto,parecíabastante claro que todavía no estaban en manos de la policía. Tal vez loscampesinos que los habían capturado habían decidido encerrarlosprovisionalmente en la «institución» más cercana de la zona mientrasinformaban a las autoridades penitenciarias, pero a Clair le pareció pocoprobablequesetrataradeaquello.Elguardaloshabíadejadopasarsinelmenordiálogo,casicomosilosestuvieraesperando,ylapartidahabíaactuadocasiconprecisión militar. No se había producido ninguna discusión, no había habidopalabrasexcitadas sobrequéhacer,comohabría sidodeesperar si fueragentecorriente del pueblo la que los hubiese capturado.Ni siquiera había habido lamenor conversación con los empleados del asilo que les habían franqueado elpaso–algofurtivamente,enopinióndeClair–porlapuertaauxiliar.

Clairnoseatrevióaserdemasiadooptimistaehizounesfuerzoporrecordaralguna prueba de que estuviera en manos de las autoridades, francesas oalemanas.

Sin embargo, la situación era tan peculiar, tanmanifiestamentemisteriosa,quenoparecíaprobablequelostrespresoshuidoshubieransidocapturadosdenuevo por ciudadanos corrientes para ser entregados a la policía de la formahabitual. El detalle definitivo, para Clair, era el hecho de que la partida dehombres fuesearmadaconunos subfusilesbritánicosqueél sabíaque laRAFestaba repartiendo a miles a los movimientos de resistencia de los territoriosocupadosporlosalemanes.Queloscivilesportaranarmaseraundelitocapitaly, por ello, Clair tuvo la certeza de que, por pura casualidad, se habíanentrometido en algún asunto de la Resistencia local. Qué ironía, se dijo, queaquelloshombresloshubierantomado,probablemente,porespíasdelgobiernofrancés.

Deserasí,pensóClair, tododependeríadeladeclaraciónquerealizara.Lomejor, quizá, sería que fuese absolutamente sincero en contar la mitad de la

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verdad. Diría que era farmacéutico y que había huido cuando lo llevabancustodiado a Toulouse para interrogarlo. Era probable que, si habían tenidonoticia de la fuga, lo creyeran y le dejaran ir. Seguramente, tenderían aconsideraramigo,másqueenemigo,acualquieraaquienlosalemanesquisieraninterrogar.

Sin embargo, pensándolomejor, vio que para aquellos hombres seríamuypeligrosodejarlo libre,ahoraquesabíaqueelasiloseutilizabacomo tapaderapara actividades gaullistas. Por el mero hecho de que lo hubiesen capturado,conocía secretos que la organización no querría correr el riesgo de quedifundiera.Por fortuna, aquello significabaqueexistíauna razóndepesoparaquenoquisieranquecayeraenmanosdelasautoridadesy,talvez,hablara.

Costabaimaginarquéibanahacerconél.Clairsabíaquealgunosgruposdela Resistencia eran brutalmente implacables y consideró la posibilidad de quedieran crédito a su relato y decidieran que la única salida era fusilarlo allímismo. Quizá sería mejor contar la verdad entera desde el principio. Si losconvencía de que tal vez era, realmente, un agente inglés en una misiónimportante,quizálollevaranantesussuperioresyestosserían,probablemente,más fáciles de convencer y menos rápidos en darle al gatillo. Y en algúnmomentoaparecería algúnoficialdeenlacebritánicoquepodríacorroborar suhistoria.

Sinembargo,quecontara toda laverdadonodependía, reflexionó,dequetuvieralaabsolutacertezadeestartratandoconlaResistencia.Siseequivocabaysuscaptoreseranpolicíasdepaisanoogentecorrientedelpueblo,nometidaenpolítica,habersedeclaradoagentebritánicoresultaríafatal.

Recordó lo hambriento que estaba y se puso a llamar a la puerta, coninsistenciaperoconbuenosmodales.Decidiópediralgodecomeryversipodíasacaralgode informacióndequien loatendiera.Eraposiblequeelhombrenohubiera recibido instruccionesdeocultaralprisioneroquién lohabíadetenido.Dehecho,cabíalaposibilidaddeque,sielindividuonoeramiembroactivodelaResistencia, no vieramotivo para esconderle nada.Y si lo era, tanto podíareconocerloabiertamente,comoresponderconevasivasonegarseahablar.

Unauxiliar abrió lapuertay entró en la celda.Clair se fijó en lagorradeuniforme, que le recordó la de un carcelero, pero el hombre llevaba un trajecorrientedesargaazul.Suactituderarelajadaynadaagresiva.

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–Nohecomidonadadesdehacetresdías–dijoClair–.¿Podríatraermealgo?–Esunalástima–respondióelauxiliar–.Yasehaservidolacena.–¿Nopodríabuscarmeunpocodepanyqueso?–Preguntaréporahí–dijoelauxiliarydiomediavuelta.–¡Ah!–añadióClair–,¿ytendríalabondaddedecirmedóndeestoyyporqué

razónmehantraídoaquí?–Preguntaré–dijoelhombreplácidamente,antesdecerrarlapuertayechar

elcerrojootravez.Cuandoelauxiliarregresóconunafuentedejamónytomateyunabotellade

vino,Clairdecidióque,definitivamente,no sehallaba todavía enmanosde lapolicíaode los alemanes. Intentó seguirde conversación con el hombre, perosólorecibiórespuestasvagasyociosasasuspreguntas.

Quintanilla fue el primero de los tres al que sacaron de la habitación ycondujeronpor el pasillohasta los sótanospara interrogarlo.Él tambiénhabíaestadobastanteseguro,desdeelprimermomento,dequeloshabíacapturadoelmaquisy,mientrasbajabalospeldañosdepiedra,decidióquereconoceríadesdeel primer momento que era uno de los presos fugados. Si sus captores,finalmente, resultaban ser de la policía, no tardarían en poder identificarlo detodosmodos,contaraloquecontase.

Porunmomento,Quintanillapensóqueeraunalástimanohabersepuestodeacuerdo con Sterner y Clair para contar todos una historia coherente, peroenseguidasediocuentadequecualquierconsultaconelloshabríasidoabsurda,puesnopodíaponerenriesgosupropiamisiónhaciendolamenorconcesiónalos puntos de vista de los otros dos, salvó que convinieran exactamente a supropósito.

Locondujeronaunsótanoenorme,detechoaltísimo.Treshombresestabansentados a una mesa con caballetes cubierta con una manta del ejército. Lasparedes estaban forradas de compartimentos para botellas de vino, repletos deexpedientesyficheros.AQuintanillaledesconcertóelsilenciohastaquesediocuentadequesedebíaalagruesaalfombraturcarojaquecubríatodoelsuelo.Ala derecha de lamesa había una estufa eléctrica encendida, delante de la cualdormíaungatosiamésdecolortostado.Enunrincón,Quintanilladistinguióunaratoneramontadaycebadaconquesoysedescubriópensandoen lopeligrosoque resultabaaquello: era fácilqueelgato sintieracuriosidadporelobjetode

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alambreymaderayresultaraherido.EldoctorMarsac,sentadoenelcentro,eraunhombremuygordo.Llevaba

untrajenegrodefuneralyunacamisablancaconcorbatadeseda.Enundedolucíaungruesoanillodebodadeoro.

Era el director del asilo y también era el líder delmovimiento local de laResistenciadesde1941.

Quintanillaloobservódetenidamenteyapenaslediotiempoadecidirquenoestabaanteunpolicía,cuandoseencendióunfarodecochecolgadodeltecho,enfocándolo a los ojos. Una voz le ordenó que tomara asiento en una sillaplegable,delantedelamesa.

Nodistinguíanadamásalláde la luzy la indignidaddeverseexpuestodeaquelmodo, como un cadáver desnudo dispuesto para su disección sobre unamesadeoperaciones,loenfureció.Sesentómuyerguidoyapretóloslabios.

–¿Nombre?–preguntólavozdesdelaoscuridad.–GilQuinto.–¿Ocupación?–Viajantedecomercio.–¿Dequéempresa?–Porcuentapropia.–¿Enquécomercia?–Plumasestilográficas.–¿Dóndetienelasmuestras?–Melasconfiscólapolicía.–¿Lapolicía?–Sí–dijoQuintanillaconaltivez.–¿QuéhacíaenArboussols?Depronto,aQuintanillaleentrómiedoy,poruninstante,estuvotentadode

responderconevasivas,perofinalmentepensóqueseríamejorarriesgarsey,conesfuerzo,respondió:

–IbacaminodeAndorra.–¿Porqué?–Lapolicíamebusca–respondiórotundamente.–Hagaelfavordecontarnoscómoeseso.Quintanilla se preguntó si sería justo delatar a Clair y Sterner sin

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consultarles,perodecidióquenoteníaalternativaydescribió,agrandesrasgos,loquehabíasucedido.

–Sólo había un guardia y nosotros éramos tres –añadió–. Lo dejamos sinsentidoyescapamos.

–¿Yelconductor?–inquirióMarsacconrepentinaacritud.El tono de la pregunta hizo que Quintanilla titubease un segundo. Hasta

aquelmomento,laspreguntasyeltonodelinterrogadorlehabíanreafirmadoensu primera opinión y no veía qué interés podía tener para la gente de laResistenciacuálhabíasidoeldestinodelosfuncionariosdeprisiones.Decidióqueeraunasuntoimportante,peroqueconveníaserunpococauto.

–Tambiénloneutralizamos–dijo.–¿Dóndesucedióeso?–EnlacarreteradeToulouse.–¿Ydejaronelautobúsallí?–Sí.–¿Yelchoferestabavivo?–Esperoquesí.–¿Noestáseguro?–Sí,creoqueestabavivo.–¿Peropodríaestarmuerto?–Esposible.El interrogador continuó importunando a Quintanilla sobre aquel extremo

unosminutosmásyluegopasóapreguntarleporsusmovimientosdesdelafuga.Quintanillalamentóhaberesquivadolaprimerapreguntaacercadelconductor–locualsólopodíallevarloamásmentirasdelasqueseproponíadecir–ydecidiósermáscautelosoyresponderalrestodelaspreguntasconlamásescrupulosasinceridad.

Quintanilla fue sometido a un severo interrogatorio cruzado sobre cómo yporquéhabíaaparecidoenArboussolsaqueldíaenconcretoysusinterpelantesmostraronunparticular interésen larutaqueseproponíaseguirparacruzar lafrontera.LostreshombresdedicaronunratoainquirirsobresuvidaanterioryQuintanillapercibióunclarotonocrecientementeamistosoensusvocescuandolesrevelóqueeraunespañolantifranquistaexiliadodespuésdelaguerracivil.Por no contar mentiras innecesarias, se lamentó enseguida de no haber sido

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combatiente,pueshabíapasadotodalaguerraempleadoenunpuestoreservadodelministeriodeFinanzas.Eraadministrativodeprofesión,añadió.

Mientras lo llevabandevueltaasuhabitación,Quintanillasesintiósegurodequehabíandadocréditoasuhistoria,sobretodoporque,cuandohabíapedidoasusinterrogadoresqueledierandecomer,habíanaccedidoenseguidayhabíandadoórdenesaunauxiliarentalsentido.Almismotiempo,sinembargo,teníalaincómoda sensación de que todavía lo seguían considerando, claramente, unprisionero.

Sternerfueelsiguienteenpasarporelinterrogatorio.SeencargódeésteelcamaradaBarty,queeraotrodeloscincomiembrosdelSecretariadodelaZonaSudoccidental. Barty tenía apenas veintiocho años, pelo rubio, hombros muyanchosypiernas cortas ademásde rechonchas; llevabaunaboinanegrayunachaquetadecuerovieja,amarillenta.Erael líderde lafaccióncomunistade lazonay,aunquesehabíaunidoalaResistenciadosañosdespuésqueelrestoyen1940,bajoórdenesdelPartido,habíaabogadoporlacapitulaciónanteHitler,eraya,conMarsac,elmásinfluyentedeloslíderespresentes.ComoQuintanilla,enloprimeroquereparóSternerfueenelfuegoyelgatotumbadoasulado;luego,violaratoneraypensóenloestúpidoqueeradesperdiciarcomidaenungatoy,altiempo,ponertrampasconcebo.

Suspensamientosfueroninterrumpidosporelcamarada,queconectóelfocoy,dirigiendolaluzasurostro,gritó:

–¡Siénteseenlasilla!Sterner estaba asustado, pero pudo controlarse porque la atmósfera del

sótano, con aquellos oficiales pálidos e inexpresivos que fingían una cruelanimosidad, el foco y las sombras negras, le recordó casi con nostalgia otrosinterrogatoriosquehabíapresenciadoensupatria.Lofamiliardelasituaciónloayudóadisimularelnerviosismoqueloatenazaba.

–¿Quién le ordenó venir a espiar a Arboussols? –inquirió Barty con voztranquila,confiada.

Lapregunta le produjo tal sobresalto que fue incapazdepensar.Sequedóquieto,sindecirnada.

–¿Estásordo?–chillóBarty.–No–respondióSterner.–Entonces,conteste.

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–Nolohabíaoído–murmuróSterner.BarnyrepitiólapreguntaySternerdijoquenoestabaespiando.–¿Quéhacía,entonces?–Comprarcomida.–¿QuiénlomandoaArboussolsacomprarcomida?–Unhombrequeencontréenlacarretera.–¿Cómosellamabaesehombre?–Quinto.Medijo que su amigoy él se habían escapadode la cárcel –dijo

Sterner.Lediolaimpresióndequelavozprocedentedelassombrastitubeabaantes

decontinuar.–¿Cuándofueeso?Sternercomprendióque,envistadelaincompetenciadelapolicíafrancesa,

teníaunaoportunidaddeengañarlosfingiendoquecolaboraba.–Esta tarde –se apresuró a responder–. Son peligrosos criminales y me

obligaronabajaralpuebloconellos.Ibanarmados.El camarada Barty no entró en este tema porque el informe decía que se

habíanencontradodosrevólveres,sinespecificarquiénlosllevaba.–¿Paraquéloqueríanconellos?–Nolosé.Talvezteníanmiedodequealguienlosreconocieraynecesitaban

a un inocente para que hiciera las compras en su lugar –dijo Sterner con unamiradadeastucia.Consideróqueaquéleraunargumentointeligenteyplausible,y añadió–: Probablemente creyeron que vivía en la zona y que conocerían devista,deesemodonodespertaríasospechas.

–Yqueseríatantonto–apuntóBartycontonosarcástico–comoparahacertodoloqueellosledijeran,supongo...

Sternersellevóunadecepción,perosemantuvoensustrececonvalentía.–Mirésihabíaalgúnpolicíaenlaplaza,peronovininguno.Lostiposeran

delincuentes peligrosos y decidí no perderlos de vista hasta que encontrara laocasión de delatarlos a la policía. Por eso estaba ahí cuando su gente los hacapturado.

Los treshombres intercambiaroncuchicheosalotro ladode lamesay,porúltimo,Bartydijo:

–¿Quiénesusted?

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–SoydeParís.–¿Nombre?–JeanPerry.–Documentación–exigióelcamarada.–Laheperdido.–¿Quéhaceenestazona?–Buscotrabajo.–¿Dequé?–Deloquesea.–¿Dóndehaperdidoladocumentación?–Creo que uno de esos tipos debió de robármela del bolsillo cuando me

quitaroneldinero.Bartycontinuóel interrogatorioduranteotrahora.Aveceshablabaenvoz

baja y a veces chillaba tanto, que su voz resonaba contra el techo, pero nadaapartó un ápice a Sterner de la historia que acababa de contar. Negórotundamentehaberestadoenprisióneinclusohabervistoalosotrosdosantesdeaqueldía.

CuandocondujeronasupresenciaaClair,BartycediódenuevosulugaraMarsac.Antesdeencenderelfoco,unodelosguardasllevócaféalostresdelamesayClairtuvounminutoparaobservarlos.Losmiródehitoenhitoparaversihabíaalgoensuaspectoquedelataraquiéneseran.Sefijóenlacamisablancalimpia deMarsac, en sus ostentosos gemelos de oro, y los modales de aquelhombreorondo,cortesesaunquereservados,loalentaron.Tuvolacertezadequenoestabaanteunpolicíadepueblocorriente,nianteunalemán.Era,nocabíaduda, un alto cargo de alguna clase y, de tratarse de alguna autoridadpenitenciaria,lomásprobableeraquelosdetenidoshubieransidoconducidosasu presencia en la ciudad donde tuviera su despacho.De ningúnmodo habríaacudido él a interrogarlos en el melodramático escenario de aquel sótano. AClair le dio tiempo de observar la chaqueta de cuero del camarada Barty yadvirtiendoqueerapocoprobablequeaquelhombrefuesepolicía.Seguramente,dospersonajestandiscrepantessólopodíanencontrarseasociadoscomoigualesenunasituaciónprofundamenteiconoclasta.O,serecordódepronto,enunasilomental.

Sonreíaligeramentecuandoleenfocaronlaluzenlacara.

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–¿Sedivierteusted?–preguntóeldoctorMarsacconfrialdad.–Lejosdeello,seloaseguro–respondióconsuvozfina.Marsaclepreguntósunombreyocupación.Clair se sentómuy erguido y dijo que tenía que hacer una declaración de

graveimportancia,enrelaciónaunosasuntostanseriosquedebíasolicitarquesóloestuvieranpresenteslaspersonasqueostentasenlamáximaresponsabilidad.Sugirióquesehicierasalirlosescoltasydemáspersonal.

Eltríodelamesacuchicheóyparecióquediscutíaenvozbaja;porúltimo,Marsacordenóalosguardasqueesperasenfuera.

–Ahora,nombreyocupación–dijoacontinuación.–Comandante C. S. Blair, número del ejército británico 1376520 –se

presentóClair.Sinembargo, se llevóunadecepciónalver la calmacon laqueMarsac se

tomaba lo que sin duda constituía una información sorprendente, inclusodesconcertante.

–¿Regimiento?–Sólopuedodarleminombre,rangoynúmero–dijo–.Soyunprisionerode

guerra en fuga y como tal requiero la ayuda y la protección de todos lospartidariosdelacausaaliada.

–UstedesunladrónpresoenlacárceldeNaronne–replicóMarsacconvozsevera.

–Así es. Las dos afirmaciones, la suya y la mía, no son incompatiblesnecesariamente–dijoClair.

–¿Dequécampodeprisionerosdeguerrahaescapado?Clair decidió que se había comprometido ya tanto, que no ganaba nada si

respondíaconevasivas.Lescontóquellevabaacabounamisiónbajoórdenesdela Oficina de Guerra británica. Por una serie de circunstancias, lo habíandetenido y encarcelado tomándolo por un civil francés, y la naturaleza de sumisióneratal,quenoconveníaalosaliadosquereclamaralosprivilegiosdesuestatutodecombatientebritánico.

–Mehabríanfusiladoporespíasinmáscontemplaciones–dijo.–Yustedhasidoyesunespía,¿no?–inquiriódeprontoMarsac.–Enefecto–asintióClair.Se decidió a contar la historia de la fuga de cabo a rabo, para desviar el

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interés por los detalles de la misión, que, por supuesto, tenía el deber de nodivulgar.Hablóunratoycontólaverdad,salvoenlorelativoalasesinatodelosdos funcionarios, respecto a lo cual sentía unos inexplicables escrúpulos. Selimitóadecirquehabíandejadoalcarceleroyalchóferenunlugardelbosque,atados y amordazados. No mencionó si vivos o muertos. Clair concluyó ladeclaracióndiciendoquesuscompañerosdecárcelyélsehabíanvistoforzadospor el hambre a arriesgarse a bajar a Arboussols para conseguir comida yterminó agradeciendo a la institución su amabilidad al proporcionarle laexcelentecolacióndelaquehabíadisfrutadohacíapoco.

–¿Dónde,exactamente,abandonaronelautobús?–En un bosque, aproximadamente kilómetro y medio de la carretera

principal.–¿Quécasashabíacerca?–Novimosedificiosenlasinmediaciones.–¿Eraunabuenacarretera?–No,eraunapistaenmalestado.–¿Podríatratarsedeuncaminoquellevabaaunagranmansión?–Siloera,noseutilizadesdehacetiempo.–¿Novioningúnchâteaualavista?–No.–¿Cómoredujeronalconductor?–Conunabotella.–¿Lodejaronatadoymalherido?–Supongoquesí.–¿Estabamuerto?–Esmuyprobable.–¿Porqué?Clair se notó agitado y tuvo la seguridad de que su estado no pasaba

inadvertidobajolaluz.Decidióqueeramejorsersincero.–Porquetambiénrecibióundisparo.–¿Quiénledisparó?–preguntóMarsac,demasiadocalmado.–Unodemiscompañeros.–¿Elespañolalto?–No,elotro.

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–¿Quérelacióntieneélconloquenoscuentaqueessumisión?–Ninguna. Dio la casualidad de que lo trasladaban a Toulouse al mismo

tiempoqueyo.Decidimosaunaresfuerzosporlascircunstancias.–¿Quiénes?–UncarteristaalsacianodeBeziers,creo.–¿Loconocedelacárcel?–Hemoscompartidoceldadurantedosmeses.Salvoesto,no tenemosgran

cosaencomún.–¿Yelespañol?–Locondenaronporcontrabando,peroesunhombredetalentoy,yodiría,

muyinstruido.–A la vista de las circunstancias, parece usted conocer sorprendentemente

pocoacercadesusamigos.–A la vista de las circunstancias, habría sido muy inapropiado mantener

largasconversacionesfrancasyamistosassobrenuestrasbiografías.Clair soportó el interrogatorio un largo rato más, pero no consiguieron

atraparloenningunacontradiccióny,cuandoinsistióenquellevaransucasoaun nivel superior de la organización, donde hubiera algún oficial de enlacebritánicoquerespondieraporél,lostreshombresmandaronentraralosguardasparaqueloescoltarandevueltaasuhabitación.

Lacamalimpiaeraexquisitamentecómodaydurmiócatorcehorasseguidas.

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CuandoClairfueconducidodenuevoasuhabitaciónylosguardiassehubieronretiradocumpliendoórdenes,loslíderesquehabíanefectuadolosinterrogatorioscontinuaronsentadosalrededordelamesa,discutiendolasituación.ElcamaradaBarty expuso que lo primero que había que notar eran las discrepanciasexistentes entre las tres declaraciones. Los prisioneros se habían mostradoevasivosydosdeelloshabíanmentidosobreellugardondehabíanabandonadoelautobúsydiferíanensusversionessobreloocurridoconBujol.Eraobvioqueeltercero,elalsaciano,sehabíainventadotodasuhistoria.BartydijoqueestabasegurodequelostreshombreseranlospresosfugadosdelacárceldeNaronne,perotodosellosintentabanocultaralgoynodebíanconfiarenninguno.Elquedecía llamarseClair les había contadounahistoria impresionante pero, habidacuenta de sus mentiras acerca de la posición del autobús, no había por quécreerla necesariamente. Barty añadió que un aspecto que indicaba que loshombres no eran auténticos activistas políticos quemerecieran el apoyo de laResistenciaerasugrotescadeslealtadmutua.Todoshabíantratadodedifamarydesacreditar a los demás y el alsaciano, por ejemplo, había confesado suintencióndedelatar a sus amigos a lapolicía.Personalmente, concluyó,no sesentíainclinadoaperdermuchotiempoconaquellachusma.

EldoctorMarsacdijoquenoveíaningúnmotivoporelquedebierantrataralostreshombrescomosifueranunacélulasólida.Eramásqueprobablequeeldestino los hubiera unido por casualidad, como todos habían afirmado, y ladeslealtadqueBartyseñalabaconfirmaría,dehecho,esteextremo.

En definitiva, dijo Marsac, la historia de Clair era la que resultaba másconvincente.Porsusmodalesysuvocabulario,quedabaclaroqueeraunhombreinstruido y en su acento francés había un ligero deje, casi imperceptible, quepodía deberse a que, en efecto, fuera de origen inglés.Marsac afirmó que la

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riquezadevocabularionopodíafingirseyque,porlotanto,debíanadmitirconbastanteseguridadqueClairpodíaserlapersonaquedecíaser.

–Reconozco–dijo–quepodríamosestaranteuncasodeesosen losque lamentira más grande es la que más fácilmente se cree, pero no es necesariodiscutir sobre Clair porque sus antecedentes, como él mismo dice, los puedeconfirmarunoficialdeenlaceenelcuartelgeneraldelaregión.

Marsacañadióquelasdeclaracionesefectuadasporelalsacianoyelespañoleranmásdifícilesdeverificar,perosiClairdecíalaverdad,loquedecíadelosdemásdebíadeserrazonablementecierto.

–Lacuestiónconcretaypráctica–intervinoBarty–es la siguiente:¿Qué leocurrióaBujol?Tendríamosquellamarloseinterrogarlosdenuevo.

–Remitiréestacuestiónalcuartelgeneral–dijoMarsac–.Nosencontraremosaquímañanaaestamismahoradelanoche–añadióylevantólasesión.

AlcamaradaBartyleesperabatodavíaunalargacaminatay,personalmente,deseaba marcharse de allí cuanto antes, pero, como de costumbre, el tonodictatorial y los aires de superioridad que exhibía Marsac lo sacaba de suscasillas.

A Barty le irritaba el enfoque legalista que el ex inspector de escuelasaplicaba constantemente a lo que, en esencia, eran problemas revolucionarios.La acción para la que la Resistencia llevaba meses preparándose estabaprogramada para aquella semana y cada hora era importante. Barty estabaconvencidodequelostrespresuntosfugadosnohabíanaparecidoporcasualidadenArboussolsenaquelprecisoinstantey,mientrasseabríapasoenlaoscuridadde la noche, pensó que el hecho de que Tresser hubiera ordenado la capturapodíaserlaclavequeaclaraseelsignificadodetodoelasunto.

Lasituaciónpolíticaenelsenode laResistenciahabíaalcanzadounpuntocrítico: hacía poco, los miembros del Partido Comunista habían logrado unaimportantevictoriaenlasecciónregionalalconseguir, trasañosdetrabajo,unincrementodecuatromiembrosenelcomitéejecutivo.Enel transcursode losdebatesyvotaciones,losoficialesdeenlacealiados,sibienfingíanserneutrales,habíanhechocuantohabíanpodidoparaimpedirqueloscomunistaslograrantaléxito y era perfectamente posible, pensó Barty, que los tres prisioneros sehubieraninfiltradoentreelloscomoespíasanticomunistaslideradosporTresser,quientrabajabaalasórdenesdelainteligenciabritánica.

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Sepreguntóquéclasedeextrañotrucoseríaaquel.Sieranagentessecretos,parecía extraordinario que uno de ellos lo confesase directamente y que otrohablasedequererdelatarasuscompañerosalapolicía.Talvezeraunengañomúltipleincreíblementeelaborado,pensó.

Sin embargo, a aquellas horas de la noche, le costaba dilucidarlo. Estabamuy cansado y mientras regresaba a la granja en la que estaba instalado,caminandoatientasenlaoscuridad,sesintiódeprimidoyansioso.Estabamásque harto del sucio henar en el que llevaba diecinueve meses durmiendo.Afeitarseporlamañanaconelaguafríadelabombadelpozoyunascuchillasgastadasde tantousoerauna torturay lacaminatahastaelpueblopara tomaraquel flojo café de bellotas se había convertido en una penalidad casiinsoportable. Barty pensó en el irascible granjero que siempre le exigía elalquilerycasileinsinuabaqueleharíachantaje.Estabamásqueharto,también,detenerquecongraciarseconélymantenerlosiemprecontentoconpromesasyconversaciónamistosa.

Intentódormir,perolasratasquecorríanporelhenarconsuscolaspelonasledabanascoyleimpidieronconciliarelsueño.Sentíaunescozorinsoportableen el costado izquierdo, pero le costaba llegar a él y rascarse debido a ladeformacióncongénitadesubrazoderecho.

Por lo general, estaba agradecido de aquella deformidad porque le habíaservido para que lo declarasen exento del serviciomilitar y, antes que eso, lohabíasalvadodelaminaenlaquetrabajabasupadre.Habíatenidotiempoparaleeryparairareunionesyparahacersecomunista.Sinembargo,enestaocasiónestaba preocupado porque sospechaba que tenía piojos en un sitio del cual lecostaríamuchoquitárselosyserecriminóhaberalargadotantosuúltimapastilladejabón.

Tardómucho en dormirse y poco después de las seis lo despertó el ruidometálicodelaslecherasquetrajinabaelgranjeroenelestablodeabajo.

–¡Buenosdías!–legritóelhombre.Bartysequedóinmóvilynorespondió.–¡Hedichobuenosdías!–repitióelgranjero.Barty le contestó en el tonomenos irritado posible y el hombre empezó a

quejarsedelafaltadeespacioenelestabloydelosmuchosyprovechososusosqueteníapensadosparaelhenar.

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–Medebesdossemanas–ledijo.–Hetenidoquecomprarunasbotasdesegundamano–explicóBarty.–Yyo–elgranjeroescupióysonrió–.Yesoquesesuponequenonecesito

botas.Trabajoenloscampos.–Losiento–dijoBarty–.Yasabesque,alfinal,siempreterminopagando.–Y si no gastases el dinero en cigarrillos caros, podrías pagarme con

puntualidad.–Yatehedichoquesólofumoloquelagentemeregala.–Debedeserestupendotenertanbuenosamigos.Bartyrefunfuñóporlobajo.Sesentíaunpococulpableporque,enmuchos

aspectos,vivíamejorqueelcampesino.Enelasilo,amenudoleservíancomidasexcelentesconvinogranreservayeraciertoquefumabamuchísimo.

–Supongoqueseríaimposiblequemevendierasalgunosdelospaquetesquetesobranparapagarmeelalquiler,¿verdad?–preguntóelgranjero.

–Mañanatepagaré–dijoBarty,enojado.Bajó con dificultad por la escalera, utilizando el brazo izquierdo, y fue a

lavarse y afeitarse en la bomba del agua. Se quitó la camisa y examinóatentamentelascosturas.Lequedabaunfinísimotrozodejabónenformaovalydecidió utilizarlo todo. Era un despilfarro tener que utilizarlo para lavar ropa,pero había que hacer algo con los piojos. Suspiró pensando en el agujero quesignificaríalacompradeunanuevapastilladejabónenelmercadonegroensumagrosalario,quesepagabaconlascuotasdelosmiembrosdelpartido.Noseconsiderabamalretribuidoporquesabíalacantidaddecosasútilesenlasquesepodía emplear el poco dinero que recaudaba la organización, pero aquellapobrezaamargabasuactitudanteeldoctorMarsacylosotrosburguesesdevidaconfortabledelsecretariadodelazona.Lospaquetesquelecaíandelanteenlasreunionesnoconseguíanaliviaraquelresentimiento.

Cuandosehuboafeitadoypuestounacamisalimpia,aunquenoplanchada,salióyemprendiócaminohaciaelpueblo.

A lasnuevede lamañana, losochomiembrosdelcomité localdelPartidoComunista tuvieron un encuentro para decidir la táctica de su grupo en lareunióndelconsejogeneraldelaResistenciaquetendríalugaraquellanocheenelasilo.

Cuando el comité inició el debate, Barty preguntó si podía plantear dos

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cuestiones,unapersonalylaotradeextremaimportancia.Sobrelaprimera,dijoquenecesitaba permisopara tomar prestada unapequeña sumadel dinero queguardaba como tesorero del fondo para la edición de propaganda, pues habíatenidounpercanceconunpardebotaseibaretrasadoenelpagodelalquiler.

–Mirespuestaesafirmativa–dijounodelosmiembros.–Lomismoquelamía–seapresuróasecundarelsecretariodelPartido.La petición quedó concedida y a continuación, de manera breve y

profesional,Barty expuso el problema de los prisioneros fugados deNaronne.Tenía buena memoria y pudo hacerles un relato pormenorizado de lo queQuintanilla,SterneryClairhabíandicho.Insistióenquelacuestióneraurgentey peligrosa porque estaba seguro de que, de una manera u otra, estabarelacionadaconlaacciónprogramadaparaaquellasemana.

El secretario convino enque era esencial descubrir dequé se trababa todoaquello antes de realizar la acción y que, por tanto, no había motivo parainformar del asunto a la ejecutiva regional. Comunicar con Londres costaríasemanas,sinomeses;paraentonces,eldañoqueaquellagente–laorganizaciónpara la que trabajaban los prisioneros fugados, fuera cual fuese– se proponíacausaryaestaríahecho.

El secretario continuó diciendo que era significativo el hecho de que lapropuesta para posponer una decisión llevando el caso a instancias más altashubiese partido de uno de los propios prisioneros. Y, añadió, era típico dellegalismoburguésdeMarsachabercaídoenlatrampa.Eso,sirealmentehabíacaídoenella.Noeraimposiblequehubieseestadoinvolucradoenaquelasuntodesdeelprincipio.

ElsegundomiembroquetomólapalabradijoqueteníanquerecordarqueelchóferBujoleracarcelerode laprisiónyamigo íntimodeTresser,el segundodelalcaide.¿Nopodíaser,preguntó,quelasdiscrepanciasenlasdeclaracionesdelospresossobreellugardondehabíanabandonadoelautobússedebieranalhecho de que el propio Bujol, siguiendo las órdenes de Tresser, hubieseorganizadolafuga?Nohabíahabidoningúnenfrentamientoyelchóferyelotrocarcelero,cuidadosamenteelegido,habíandesaparecido.Elhombreconcluyósuintervencióndiciendoquedebíantenerencuentaque,enlaResistencia,eradetodos sabido que, por losmotivos que fueran, Tresser había organizado otrasevasionesdepresos.

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Sus palabras, sobre todo las últimas, causaron una fuerte impresión ysentaron el tono de lo que quedaba de reunión. Los demás hablaron con lamismasensacióndeduda,peligroyurgenciay se asustaronentre sí, demodoqueelambientedecrisisseintensificópocoapoco.

Finalmente,elsecretariopresentóunaresoluciónformal.DijoqueeltiempoeraunfactordecisivoyrecomendóquelafaccióndelPartidoComunistaenelConsejoGeneral instara a que se emplearan inmediatamente todos losmediosposiblesparaaveriguarquésetraíanentremanoslostresprisioneros.

–Tresserycompañíaquerránsaberquéqueremosdecircuandohablamosde«todos losmedios posibles» –dijoBarty–. Siempre son quisquillosos con esospuntosverbales.

–Queremosdecirloquedecimos–replicóelsecretario–.Sihayalgúnmediomediante el cual podamos arrancar toda la verdad ahora mismo a esosprisioneros,nuestrodeberesutilizarlo.LavidadedecenasdeluchadoresdelaResistenciay el éxitodenuestroPartido talvezdependadenuestra capacidadparatomarunadecisiónenérgica,sindejarnosllevarporelsentimentalismo.

–Querránsaberquépretendemos,exactamente–insistióBarty,testarudo.–Creía que me había explicado bien –dijo el secretario–. Utilizaremos la

fuerzaparaqueconfiesen.–¿Quéclasedefuerza?–preguntóBarty,dubitativoypreocupado.–Lesapretaremoslosdedosenuntornillodebancohastaqueconfiesen–el

secretariolanzóunaduramiradaaBarty.Duranteunosinstantes,reinóelsilencioenlaestancia.Entonces,Bartydijo

queteníaqueoponersealaresolucióndelsecretario.LosmiembrosnopolíticosdelConsejonoseavendríannuncaaunacosaasíy,si loproponíayperdía lavotación, el prestigio del Partido se vería menguado. Todos eran conscientes,dijo, de pronto podrían liderar unamayoría si trabajaban con prudencia, peroaquel tipo de propuestas ahuyentaría a las personas que en las que todavía nohabía arraigado por completo el marxismo-leninismo. El Partido perdería lainfluencia que había tardado dos años en ganar a base de una habilidosaactuación.

–Esunerror–terminóBartyconincomodidad.–¿Elquéesunerror?–preguntóelsecretario.–EsunerrorqueelPartidosealienelossentimientosdelostrabajadoresque

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nosonmiembrosdeél.Esunerroryesunamuestradesectarismo.–Meda la impresión–dijoel secretario–deque tuobjeción sedebeauna

cuestiónpolíticaprácticaoaunsentimentalismopequeñoburgués.Enojado,Bartyrechazóaquellacrítica.Entonces,elsecretariopronuncióun

largoyeficientediscursoenvozbajaenelquedijoqueelPartidoseencontrabaen unmomento crucial de su desarrollo. La gran ofensiva europea contra losalemaneserainminenteyelperiododepreparaciónpacienteibaasersustituidoporunodeacciónmilitarapoyadaenlaviolenciarevolucionaria.HabíallegadoelmomentodequeelPartidoComunistaasumieraelliderazgo.

Había llegadoelmomento, repitióelsecretario,dehacerunademostraciónde fuerza, de un ataque abierto contra los lloriqueantes métodos legalistas deaquellos que, como Marsac y compañía, habían logrado situarse hasta aquelmomentocomolíderesdelaResistencia.Lacuestióndeltratoadispensaralosprisioneros, prosiguió, podría parecer pequeña en comparación con losinminentesacontecimientoshistóricospero,enrealidad,eramuyimportante.ElproblemafundamentaldelmovimientodelaResistenciaeradeenergíafrenteadebilidad, de rapidez frente a dilación, y de audacia frente a cobardía. Teníananteelloslaoportunidadúnicadesepararalosdébilesdelosfuertes.UnasuntodeaqueltipopodíallevaraMarsacyalossuyosadimitir,dejandoelcontroldelaResistenciaalPartido.

ElsecretarioañadióqueelpropiocamaradaBarty,apesardesusnegativasydesusreferenciasalmarxismo,parecíanecesitaralgunasclasesderefuerzodeteoría. Recordaría la actitud de Lenin en la cuestión de los mediosrevolucionarios. Era muy simple: todos los medios que contribuían al finrevolucionario eran buenos y todos los que lo obstaculizaban eran malos. NiLeninniStalinhabíancondenadoningúnmedioquefuncionasey,enrealidad,queuncomunistanoutilizaratodoslosmediosnecesariosdebidoalacobardíaoalosremilgoseraunatraiciónalarevolución.Laluchaporelpodercomunistaeraduraysenecesitabaunagranfortalezaparaderrocaryabolirelcapitalismoytodasudegeneradaconfusióndeética,moralyfilosofía.

Elbarberosecundólaresolucióndelsecretario.Afirmóqueestabasegurodequeocurríaalgoraro.Sabíanque,eldíaanterior,Tresserhabíapasadomásdeuna hora encerrado en el café Sport con los de la Gestapo. ¿De qué habíanhabladodurantetodoesetiempo?¿Porquéelalcaidedelaprisiónyélsehabían

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marchadoapresuradamente?Encualquiercaso,dijo,apoyabalamociónporquedeloquesetratabaeradeaveriguarcuantoantesenquéhabíanestadometidosTresseryBujol.

Acontinuación,hablóunviejoferroviario.Dijoquenolegustaríatenerquejustificarlapropuestaenladelegacióndesusindicatoy,queporello,votaríaencontra.UnjovenquetambiéntrabajabadeferroviarioyquehabíaingresadoenelPartidohacíapocoestuvodeacuerdoconél.

Todoslosdemás,aexcepcióndeBarty,apoyaronalsecretario.Cuandovotaron,hubocuatrovotosafavordelapropuestayBartyylosdos

ferroviarios votaron en contra.Barty insistió con cabezonería hasta el final enquenoseoponíaalosprincipiosdelamoción,sinoquepensabaqueeraunerrorarriesgarseaperderenelConsejoGeneral.

Por lo tanto, lamocióndeutilizar laviolencia físicacon losprisionerosseaprobó por cuatro votos a favor y tres en contra y la reunión continuó con ladiscusión de los detalles tácticos con los que presentarían la moción en laasambleageneraldeaquellanocheydecómopresionaríanparaqueseadoptara.Pordescontado, según la formadeprocederhabitual, los sietemiembrosde lafacción comunista, incluidos los que habían votado en contra en la reuniónprevia,defenderíanlamociónylavotaríanenbloquecuandolapropusieranalaasamblea. Lo único que faltaba decidir era quién de ellos pronunciaría eldiscursoprincipalparapresentarla.Comoeramiembrodelsecretariadoprincipaly,por lo tanto,elmás influyentedeellos,y tambiénporserunoradordeunahabilidadexcepcional,sedecidióqueBartyseríaelmásadecuadoparaaquellalabor.Elhechodequefueseadefenderalgoquehabíarechazadoseconsideróirrelevante.Unavez realizadaunavotación, losmiembrosdelPartido siempreapoyaban,porestrictacuestióndeprincipios,ladecisióndelamayoría.

Cuandoterminólareunión,pocoantesde lasdoce,Bartysedirigióalotroextremodelpueblo,alrestaurantedondesolíaalmorzaryleerlosperiódicos.Laperspectiva de tener que pronunciar el discurso le causaba ansiedad porqueestabasegurodequeeraunerror,entodoslossentidos,peroteníaunaconfianzaabsolutaenlarigidísimadisciplinadelPartidoynolepasabaporlacabezahacerotracosaque llevar a caboconcienzudamente sus instrucciones.Aunque sabíaque era un orador que improvisaba con facilidad, decidió dedicar la tarde aprepararunasnotas.Elhechodediscrepardeloquedefenderíahacíanecesario

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queeldiscursofueralomásbrillanteyefectivoposible.Comolanocheanteriorhabíadormidopoco,decidióecharunacabezadadeunahoraenlatrastiendadelbarberodespuésdelalmuerzo,afindeestarenlasmejorescondicionesparalaasambleadelanoche.

Aquellamismamañana,elcapitánTresserfueenviadoderegresoalacárcelpara supervisar las medidas que se habían tomado a fin de contener eldescontento de los prisioneros. Pasó un par de horas sentado a su escritorio yluego bajó a las pequeñas y oscuras celdas de castigo para hablar con elgrandullónIsidore.EsperabaqueéstelecontaraalgoqueconfirmarasucreenciadequeloqueClairhabíadichodesímismoeracierto.

Después de tantos días a pan y agua en la oscuridad, Isidore estabademasiadodébilymedioinconsciente,porloqueTressercomprendióenseguidaque no le sacaría nada de utilidad. El preso sólo dijo que Gil Quinto era uncaballeroyqueClairySternereranbuenoschicos.Tresserhabíaencendido laluz del corredor de fuera y, durante toda la entrevista, Isidore permaneciósentadoenelbanco,encorvadoycubriéndose los inquietosojosycasi toda lacaraconlasmanos.Lascircunstanciasnopermitíanuninterrogatoriodemasiadoeficiente.

ElcapitánordenóquedevolvieranaIsidorealaceldacincoyqueledieranunpocodecomidaextradurantelosdíassiguientes.Conlosproblemasqueyatenían,explicóalalcaideenfuncionesentonodedisculpa,sólolesfaltaríaunainvestigacióninterna.Podríajustificarsudecisiónanteelalcaide,sedijo,conelargumento de que sería más fácil que Isidore colaborase si se encontrabaacompañadoyenelambiente,máslibre,deunaceldacomún.

Por la tarde, habló por teléfono con las comisarías de policía y con laGestapo de Toulouse. No se había descubierto nada nuevo y Tresser suspiróaliviado cuando el sargento de Arboussols le presentó un informe igual denegativoquelosdemás,enelqueconfirmabaquelaGestaponohabíaactuadoconmásrudezadelahabitual.Sepreguntósinoleconvendríadetenerseenelchâteau,caminodeMontLouis,yversilesonsacabaalgomásaladministradorde la fincaquehabíaencontradoel autobús,pero finalmentedecidióque seríamejor ahorrar energías.Estabamuy cansadoy aquella noche debía asistir a laasambleadelaResistenciaenelasilo.Pensóenloafortunadoqueeradealojarsetancerca,enOlette.

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A las seis, se reunió con el alcaide enMontLouis para pasarle el parte yjuntos dieron cuenta de una espléndida cena. Tresser no tomó vino para noquedarsedormidoenlareunióndelanoche,queseprolongaría,abuenseguro,hastadespuésdemedianoche.Elalcaidesemostródecepcionadopornohabercapturado aún a los fugitivos, pero estaba seguro de que pronto caerían en latrampaquelestenderíanalasafuerasdeMontLouis.

–Estos ladrones de esquinas –dijo– no serán capaces de soportar la vidaasilvestradadelasmontañas.Seguroquenosealejarándelacarreteraprincipalnidelascasas.

Tresser se inventó dos o tres rumores que dijo haber oído y que parecíanconfirmar el optimismo del alcaide. Se despidieron a las nueve en términosamistosos.

Cuando se presentó en el asilo, el doctor Marsac y también los sietemiembrosdelafaccióncomunistahabíanllegadoyayestabansentadosentornoauna largamesadel refectorio, esperando lahorade empezar.HablabanmuypocoyTressercaptóunavagainquietudenelambiente.

Los demás miembros llegaron en los minutos siguientes y empezó laasamblea,coneldoctorMarsacdepresidente.AexcepcióndeTresser,Marsacyotros dos que, obviamente, pertenecían a la clase media de la provincia, losveinte hombres reunidos alrededor de la mesa tenían un aspecto pobre, perorespetable. En lugar de organizadores de la violencia política revolucionaria,parecíanmiembrosdeunasectainconformistadiscutiendoelpreciodeunnuevotejadoparalacapilla.

Tan prontoMarsac declaró el inicio de la asamblea,Barty se puso en pie,tomólapalabraydijoqueteníaqueexponerunasuntodemáximaurgencia,quedebíatratarseantesquelosdemáspuntosdelordendeldía.

La asamblea accedió yBarty se lanzó a pronunciar, con voz poderosa, undiscurso de excelente factura. Realzó su dignidad y su carácter formidableescondiendoenelbolsilloelbrazotullidoyrepitiólasfrasesdelsecretariodelPartido en la reunión de la mañana sobre el nuevo periodo de acción y lanecesidad de emplear métodos violentos para erradicar el legalismo burgués.Dedicó veinteminutos a construir la acusación contra los presos fugados y adeclararsuconviccióndequeeranespías,haciendohincapiéenqueeldeberdela asamblea era utilizar cualquier método para averiguar sus intenciones y

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objetivos. Defendió la importancia histórica de que los fines de la asambleajustificabancualquiermedioeinsinuóqueaquiennoestuvieradispuestoadarlospasosnecesariosparaprotegeralaorganizacióndelosagentesprovocadoresse le consideraría sospechoso. Intentar proteger a los espías significabaidentificarseconellos,gritó.

Luego, bajó la voz y planteó con calma su propuesta de adoptar unaresoluciónformalmediantelacualseautorizaraelusodelaviolenciafísicaparainduciralosprisionerosadecirlaverdad.

Tres miembros más de la facción comunista hablaron a favor de laresolución. Repitieron los argumentos de Barty e insistieron sobre todo en lasiniestrainterpretaciónquehabríaquehacersedecualquierintentodeprotegeralosespías.

LapropuestadejótananonadadoalcapitánTresser,quecasifueincapazdearticular una frase coherente. Había tenido una jornada muy larga y,naturalmente,notraíaningúndiscursopreparado,perosepusoenpieydebatiólomejorquepudo.Dijoquelaresoluciónequivalíaaunapropuestamediantelacual,paracombatirelfascismo,seconvertiríantodosenfascistas.Unfascistanoeraunmonstruobiológicoespecial,sinounserhumanocorrientequeutilizabalacrueldad absoluta y medios malvados para lograr sus fines, los cuales, enmuchoscasossinceramente,considerabadeseables.Entrelosmediosylosfinesnohabíadistinciones,yaqueeran tan interdependientescomo lascausasy losefectos. Unos medios erróneos, exclamó Tresser con dogmatismo, llevaríainevitablementeaunosfineserróneos.

El discurso de Tresser fue teórico y poco inspirador.Agitó demasiado losbrazosyserepitióhastalasaciedady,comoestabacansado,divagóycayóenfrasesyargumentosperogrullescos.

Losmiembrosdelafaccióncomunistaseimpacientaronylointerrumpieronchasqueandolalenguacondesdén.

Tresserintentóencontraralgonuevoquedecir.Anduvodeunladoaotroyluegosedetuvoydijoquellamaríalaatencióndelaasambleasobreunhechodelomáscuriosoysignificativo:peseasuacérrimamilitancia,ningunodelosquehabían hablado hasta entonces habían pronunciado la palabra «tortura». Sólohabíanutilizadoeufemismosmelindrososcomo«presión»o«medidasextremas»yeraobvioquesóloaquellodemostrabaquelosoradoresnoteníanlaconciencia

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deltodotranquila.Como aquella cuestión lo afectaba tanto, Tresser no pudo competir con el

histrionismodesapasionadodeBarty.Terminó con unas frases que sonaron a súplica desesperada y se sentó,

esperandoquealguienhicieseundiscursomáscompetentequeelsuyo.Barty propuso que se votara la cuestión, pero el doctorMarsac insistió en

hablarprimeroafavordelaopinióndelcapitánTresser.Cuando se votó la moción de torturar a los prisioneros para arrancarles

confesiones, ocho votaron a favor, incluido el amigo del secretario comunistaquenoestabaafiliadoalpartido,yseisvotaronencontra.Loscincorestantes,comonoqueríanquelosacusarande«protegeralosfascistas»,seabstuvieron.Con este método, los cuatro que originariamente en la reunión de la faccióncomunistahabíanestadoafavordelapropuestaconsiguieronhacervalersuvozantenueve(incluidoBartyylosdosferroviariosque,porrazonesdedisciplinaalpartido tuvieronquevotar y declararse en contra de sus auténticas opiniones),más otros cinco a los que intimidaron para que no hicieran nada.Aprovechándosedelaletradelademocraciaafindepervertirsuespíritu,cuatrohombreshabían logradoobtener unamayoría formal y vinculante contra otroscatorcequenoestabandeacuerdoconellos.

También se decidió por la misma mayoría de ocho a seis que Barty seencargasede los interrogatoriosyque tuviesen lugar lamañanasiguientea lasnueve.

Duranteel restode laasamblea,Tresserpermaneciósentadocon lacabezaentrelasmanos,incapazdeseguirningunodelosotrospuntosdelordendeldía.La dificultad residía, pensó, en que sus amigos y él habían tenido yamuchasdiscrepancias con los comunistas que se habían dirimido por el voto de lamayoría.Paraevitarladesintegracióndetodoelmovimiento,todaslasfaccioneshabíanconvenidoenaceptarlasdecisionesquesevotabanyactuardeacuerdoconellas.LoscomunistashabíansidolealesenelloyTressertuvoquereconocerasupesarquelascosas,hastaentonces,siemprehabíansidomuyfácilesparaélporque los socialdemócratas habían podido apoyarse en una pequeña, peroestable,mayoríafavorableasuspuntosdevista.

Ladecisióndeempezararomperleslosdedosalosprisionerosalasnuevede la mañana siguiente le impedía, por falta de tiempo, apelar a la ejecutiva

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regional.Hicieraloquehiciese,seríaresponsabilidadsuyayempezóatratardeencontrarrazonesparaabstenersedeactuar.Alfinyalcabo,laResistenciaeraun ejército en guerra; la disciplina, la lealtad y la acción coordinada eranesenciales.Naturalmente, a los líderes individualesno se les permitía hacer loquelesapeteciera,enoposiciónalosplanesconvenidosdemaneraoficial.

Quizá debería dimitir, pensó, pero aquello dejaría el campo libre a loscomunistasenunmomentodecisivo.Sudimisión,yladeMarsac,conllevaríanla elección de un nuevo secretariado y eramuyposible queBarty consiguieraqueloformaseunamayoríadecomunistas.Seleocurrióquetalvezeraesteelmotivoporelquelafaccióncomunistahabíapresentadounapropuestatanatroz:esperabanqueMarsacyéldimitieranenseñaldeprotesta.

Tresseradvirtióquerendirseyabandonarelmovimientoenaquelmomentoequivaldríaatraicionarsusconviccionespolíticasyatodoelmundoquepensaralo mismo que él. A fin de cuentas, aquella cuestión era sólo circunstancial,decidió,ynoseríalaprimeravezque,porpasividad,habíaconsentidolatortura.Desde su nombramiento como ayudante del alcaide, varios prisioneros habíansidoenviadosdeNaronneaToulouseparasometerlosainterrogatorio.Nohabíaprotestadoenesasocasionesy,porlotanto,estabaexagerandoaqueldilema.Ladiferenciaentreestecasoylosanterioressóloeraunacuestióndegrado,nodeprincipios.Alfinyalcabo,habíahechocuantohabíapodidoparaoponersealaresolución.

Además, pensó, siempre cabía la posibilidad de que sus opiniones fuesenerróneas.Erairracionalsuponerquedebíatenerrazónforzosamentey,porello,era de vital importancia averiguar si los prisioneros habían dicho la verdad.Tresseradvirtióqueunapartedesurechazoaemplearlaviolencianosedebíaen absoluto a motivos éticos, sino a que creía que torturarlos resultabainnecesario porque, a excepción del alsaciano, los otros dos habían dadoexplicacionesaproximadasdequiéneseran.

Sinembargo,TresserrecordóqueteníaeldeberdedescubrirloquelehabíaocurridoalchóferBujol.Estabapreocupadoysesentíaculpabledehaberhechomuypocoporaveriguarloquelehabíasucedido.

Cuandolareuniónterminó,Tressersuspiróaliviado.EsperóaquesemarcharatodoelmundoyluegofueconMarsacaldespacho

deldirectordelasilo.

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No había estado nunca en aquella estancia y, por un momento, se quedódesconcertado ante los disparatados y grotescos cuadros surrealistas quecolgabande lasparedes.Eranobrade lospacientesycasi todoserancrudosyviolentos,peroalgunos, todosdelmismoartista, lepareció, estaban realizadoscon una gran técnica y llenos de detalles minuciosos, aunque a la vez eranobscenosyrepugnantesengradosumo.

El doctor Marsac era un entusiasta abogado de lo que llamaba, medioirónicamente,sumétodoterapéuticode«alasaludporelarte».Animabaasuspacientes a pintar y a esculpir con arcilla e incluso a componer música. Unhombrehabíaformadounaorquestaconsilbatos,tambores,trompetasyplatillossobre un suelo de cemento, para la cual había inventado, dijo Marsac, unassecuenciasdesonidohermosasycoherentes.Casientonodedisculpa,MarsaclerecordóaTresserqueeldirectordelasilodeSanRemyhabíasido lobastanteinteligentecomoparaapreciarelartedeVanGoghyalojarloallí.

Sesirvieronsendascopasdecoñacyempezaronahablardelareunión.Marsac sehabíaquedado tan conmocionadocomoTresser, perohabló con

sensatezde loestúpidoqueseríadimitir.Paraelhonoryel futurodeFrancia,dijo,eraesencialquelaResistenciaestuviesedirigidaporlosfrancesesynoporlos rusos y sus engañados agentes. Las personas como ellos no tenían otraalternativaqueaguantarymantenerseensupuesto.Tendríanqueaceptarelvotodelamayoríaporque,enlostiemposqueseavecinaban,suúnicaesperanzaeradefender el método democrático del debate libre y del acatamiento de lasdecisionestomadas.Deotromodo,erainimaginableaquélamentableanarquíalosarrojaríanaquelloscomunistas.

EldoctorMarsacdijoqueentendíalaaversióndeTresserhacialapropuestadeBarty,puesélmismohabíatenidogravesproblemasdeconcienciacuando,aexpensas del bien de los pacientes, había llenado el asilo de ayudantesinexpertos,peroenlosquepodíaconfiar,políticamente.Habíaobradomal,perohabíasidonecesarioporelmásaltointerésdelfuturodeFrancia.

Tressertomóotrocoñacydijoquecasiestabadeacuerdoconloquedecía,pero que sus palabras le sugerían la idea de un alemán justo y honrado que,despuésdelaguerra,intentarajustificarsediciendoque,pormotivospatrióticosy en contra de su conciencia, se había visto convertido gradualmente enresponsablede torturasyque,denohaber colaborado, lohabríandespedidoy

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habría caído en desgracia por desobedecer órdenes. ¿Alguien lo perdonaría?,preguntóTresser.

Discutieronunbuenrato,peroTressersiguióinsistiendoenquetorturaraunserhumanoennombredecualquierhipotéticoidealmáselevadoeralaesenciadel fascismo y que él, personalmente, no lo apoyaría nunca. Oponerse alfascismoconvirtiéndoseenunfascistaeralaestrategiadeuncriminallunático.

ParaTresser,haber tomadofinalmenteunadecisiónfirmesupusounaliviotangrande,quevolvióapensarconclaridad.Noibanaconseguirquedimitieramediantemaniobras.Sehabíacomportadocomounimpetuosoidiotaaceptandoaaquellosprisioneros,dijo,peroloúnicocorrectoahoraeradejarloslibres.

EldoctorMarsaclomiróconadmiraciónenlosojos.VioqueTresserestabadecidido y por lo tanto, no dijo lo imprudente que sería liberarlos. Ahora,aquelloshombres sabíanque el asilo era el cuartel generalde laResistenciayqueelcapitánTressernoeraeloscurofuncionariodeprisionesqueaparentaba.SilosdeteníalaGestapoylosinterrogaba,losforzaríanacontarloquesabían.Ysabíandemasiado.

En vez de exponer todo aquello, sonrió y dijo que era una idea peligrosa,peroqueresultabaobvioqueTressernoleperdonaríanuncanohaberhecholoposible por evitar la tortura. Soltar a los prisioneros antes de las nueve de lamañanasiguienteera,ciertamente,unasolución.

Dijo que todos los ayudantes tenían una llavemaestra de las habitacionesprivadas: las llaves se perdían constantemente y había que sustituirlas, yentonces aparecían otra vez. No había ningún miembro del personal del quepudierasospecharsemásquedeotroy,encualquiercaso,dirimiríanlacuestiónenelConsejo.Siloscomunistasacusabanaunodeellos,oalosdos,pondríanairedeinocenciayasombroypediríanunvotodeconfianzaque,seguramente,ganarían. Los no afiliados al partido, los que no se habían puesto de parte denadieenunacuestiónqueconsiderabancircunstancial,nodejaríandevotarporloslíderesaquieneshabíanseguidodesdeeliniciodelmovimiento,afinalesde1939.Marsac dijo que insistiría en una cuestión que siempremolestaba a loscomunistas y los forzaba a bajar la cabeza e intentar torpemente cambiar detema.SereferiríaalapoyoobjetivodelPartidoComunistaaHitleralpedirlapaztraselepisodiodeDunquerquey laconquistadeFrancia.AqueleraunasuntoconelquesiemprepodríancontarparauniralosveteranosdelaResistenciay

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aislaralosreciénllegadoscomoBarty,quien,comotodoelmundosabía,sólohabíadescubiertosupatriotismofrancéshacíadosaños,cuandoRusiahabíasidoatacada.

TresserestabatanabrumadoramenteagradecidoporelapoyoconfiadoycasialegredeMarsacquesequedósinpalabras.Sepusoenpie,seacercóaélyleacarició el hombro asimismo entre los dedos. Marsac le dio unas afectuosaspalmadasenlamanoyleofrecióotracopadecoñac.

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Cuandoelayudantedelalcaidedelaprisiónlodespertóenplenanoche,Clairsellevóunsustodemuerte.AunqueelcapitánTressernovestíadeuniforme,Clairlo reconoció de inmediato, quizá porque lo había visto hacía muy poco enArboussols.

Tresser ledijoque se levantaray sevistiera enseguida.Luego,volvióa lapuerta cerrada y aguzó el oído para espiar si había alguien en el corredor. Acontinuación, lecuchicheóaClairqueély losotrosdos ibanaser liberadosysacódelbolsillounmapaagranescalaenelquehabíamarcado lamejor rutapara pasar la frontera. Tenían que continuar por el valle, en paralelo a lacarretera,hastaqueestuvieranunpocomásarribadeVillefranche-de-Conflent.Reconoceríanelpuebloporqueestabacompletamenterodeadoporunaenormemuralla. Allí tenían que apartarse de la carretera y tomar un camino forestalhacia el sur hastaSahore.Apartir de allí seguiríanun caminodemulas hastaMantetypasaríanlafronterahastaSetcases,enEspaña.NodebíanacercarseaOlette ni a Mont Louis bajo ningún concepto, le previno Tresser, pues élfalsearía informaciones para desviar las patrullas a kilómetros de ellos, haciaPuigcerdàyAndorra.

ClairnoalcanzóadetectarlamenornotadefalsedadenlavozdeTresseryconsideróqueelplaneramuysensato,teniendoencuentalaprobablenecesidaddesacrificarlocasi todoenarasdedarse todalaprisaposible.Sinembargo, lapresencia allí del segundo del alcaide no acababa de encajar con suconvencimientodequehabíacaídoenmanosdelaResistencia.

–¿Porquérazón,exactamente,nosdejanir?–preguntó.–ViveDeGaulle–fuelasecarespuestadelmilitar.AClairnoleparecióimposiblequeeladjuntodelalcaidefueraensecretoun

miembrodelaResistenciaydecidiódarporhechohipotéticamentequedecíala

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verdad,hastaque sucediera algoqueapuntara a lo contrario.MientrasTresserdespertabaalosotrosdos,ClairpensóqueteníalaocasiónperfectaparalibrarsedeSterneryQuintanilla.Teníaelmapaybastabaconquelesindicaraungiroenladirecciónequivocadayluegoseretrasaraunpoco–fingiendoquesedeteníaaorinar, por ejemplo–, hasta que perdiera contacto con ellos. Al cabo deveinticuatrohoras, antesdeque losotrosdosvolvieran a caer enmanosde lapolicía o consiguieran alcanzarEspaña, él estaría al otro lado de la frontera yquizáshabríaemprendidoelviajederegresoaLondresbajoprotecciónoficial.Desdeelpuntodevistadeldeberpatrióticodeasegurareléxitodesumisión,sedijo,ésteeraelcursodeacciónquedebíaseguir,sinduda.

Tresserloscondujoporlospasadizosbañadosporladébilluzeléctricahastalapuertade serviciopor laquehabían llegadoy laabrió.Lesdijoquedebíanevitarelcaminoporquenoqueríaquelosvieraelguardadelaverja.

Había una buena luna y distinguieron la tapia al otro lado del descuidadocésped.CorrieronhastaellayClairmostróasuscompañeroselexpertométodode escalar paredes que había aprendido durante los tediosos periodos deinstrucción en Drumnagarry. Como era el más ligero, fue el primero enencaramarse con la ayuda de los demás; una vez allí, pensó que era absurdoquedarseenloaltodela tapiaparaayudara losotros,enlugardeescurrirseyabandonarlosmientraspodíahacerlofácilmente.Sinembargo,sedijoamododeexcusa, que apresaran a los otros tan pronto, antes de que hubiera salido delvalle,seríaungranriesgoparaél.

Mientras Quintanilla y él ayudaban a subir a Sterner, Clair se inquietó alrecordarlarotundidadconlaqueelsegundodelalcaideleshabíaprevenidodequeelcentineladelagaritanolosviera.Sinduda,sedijo,elguardateníaquesertambiénunmiembrodelaResistencia,¿no?

Mientras descendían apresuradamente hacia la carretera, Clair prefiriódespreocuparse del asunto, diciéndose que tal vez el guarda tenía una mujerdemasiadocharlatana.Engeneral,estabasegurodequemerecíalapenacorrerelriesgodeseguirlasinstruccionesdeTresser.

Hacía una noche fría y despejada y Clair recordó un poema que habíaaprendido de niño sobre árboles de plata, tejas de plata, campos de plata yratones de plata.Levantó la vista a las nítidas puntas delCarro y a la estrellaPolarparaasegurarsedequeseguíanlabuenadireccióny,mientrascaminaban,

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revelóasuscompañeroselasuntodelmapaquelehabíadadoTresserylarutamarcada.

–Loshijosdeputasehanquedadomirevólver–dijoSterner.–Confieso que me parece un poco desconsiderado por su parte no

prepararnosunpaqueteconbocadillosparaelcamino–apuntóClair.Sterner escuchó con alivio el tono de confianza de su canijo compañero.

Cuandoleshabíanfranqueadolapuertadeserviciodelasilo,habíasospechadoque iban a dispararlesmientras intentaban escapar, pero empezaba a parecerleque habían caído, realmente, en manos de la Resistencia. Con todo, seguíadesconcertándololapresenciadelayudantedelalcaide.

Continuaroncaminandopenosamentedurantemásdeunahora,siguiendoelrío a cierta distancia de la carretera. Sólo encontraron unos cuantos camposcultivadosynopasaroncercadeningunacasa.El terrenopeladoyrocoso,sinvallas ni muros, les permitió avanzar a buena marcha y, cuando empezó aclarear,yahabíandejadoatrásPradesyseacercabanaVillefranche.

SesentaronadescansarbajounosroblesySternerpreguntóaClairporquéestabatansegurodequetodoaquellonoeraunatrampatendidaporlapolicía,dealgunamanera.

–Noestoysegurodenadaenabsoluto–respondióClair.–¿Por qué nos han dejado marchar, entonces? ¿Tú qué opinas? –inquirió

Sterner.–Songaullistasylanotaquedejamosenelautobúsloshaconvencidodeque

nosotrostambiénlosomos.Sternersequedómáspreocupadoquenunca.Siaquelloeraverdad,todolo

que había dicho en el interrogatorio había sido un error y, aunque hubiesendecididoliberaraClairyQuintanilla,aélseguroquelohabríandetenido.Clairseequivocaba,estabaclaro.Pero,entonces,¿quéotraexplicacióncabía?

Pensóensupropiaexperienciaeneltrabajopolicialyrecordóqueunodelosprocedimientosmáselementalesyutilizadoseradejarenlibertadalosdetenidosparaseguirlosyverconquiénseponíanencontacto.Claramente,eraestoloquehabíasucedidoyelhechodequealgoparecierahaber salidomalenelúltimomomento sólo era un ejemplo más de la degenerada ineficacia de la policíaburguesafrancesa.

Entonces,recordóqueClairhabíadichoqueelayudantedelalcaidelehabía

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proporcionadounmapaconlarutaprecisaquedebíanseguir.Sternersefelicitódehaberdescubiertoelengaño.Enalgúnpuntodelaruta,

serían detectados y seguidos hasta España. Probablemente, las autoridadessospechabanqueeranmiembrosdealgunaimportantebandadecontrabandistasyteníanlaimpresióndequeQuinto,quehabíasidocondenadoprecisamenteporcontrabando,eraeljefeylostresestabanjuntosenelnegocio.Loquepretendíalapolicíaeracapturaralabandaentera.

–¿Quéhistoriacontastecuandoteinterrogaron?–preguntóaQuintanilla.–DijequemehabíafugadodeNaronne.–Ytú,¿quécontaste?–Lomismo–dijoClair.–Segúntú,¿porquénosdejaronmarchar?–Noteníanningúnmotivoparaayudaralasautoridadescolaboracionistas.Sternervioqueibaaserdifícilconvencerlosdequeestabancayendoenuna

trampasincontarleselmotivoporelqueestabasegurodeello.Evidentemente,no era aconsejable confesarles que, en el interrogatorio, se había mostradodispuesto a delatarlos y que por eso, si los hombres del asilo hubieran sidomiembrosdelaResistencia, lohabríanfusiladoenelactopordelator,enlugardesoltarlo.

Entonces, comprendióqueperdíael tiempopreocupándosede losotros.SiqueríanseguirlarutaqueleshabíamarcadoTresser,alláellos.Élsemarcharíaporsucuentaycruzaría la fronteracercadeMontLouis.Dadoque leshabíanadvertido muy claramente que evitaran el lugar, era muy probable que aquelfuese el paso más seguro. Sin embargo, pensó, antes de dejarlos tenía quehacerseconelmapa.

–Echemosunvistazoalaruta–ledijoaClair.Era casi de día. Desplegaron el mapa en el suelo y, rodilla en tierra, lo

estudiaronconatención.Tresserhabíamarcadoelcaminoconlápizrojo.Teníanque seguir un torrente hasta el paso y, desde allí, un camino despejado quedescendía hacia España. No parecía haber confusión posible. Sterner observócon interés que el pueblo deMontLouis se hallaba donde la carretera pasabamás cerca de la frontera; evidentemente, aquél era el punto más fácil y seconcentró en recordar el nombre de la aldea de Fontpédrouse, donde tomaríahaciaelsurhastalafrontera.

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AQuintanillaledecepcionócomprobarlolejosqueestabandeAndorraydelasreservasdeoroyllegóalaconclusióndequedeberíaaplazarsuascensiónala meseta. Por muy urgente que fuese para el comité de México recibir suinforme,erademasiadopeligrosoparaélpermanecerenlazonaconlapolicíaylaguardiade fronterasenestadodealerta,probablementeaambos ladosde lalínea. Sería mejor adentrarse directamente en España y descansar un tiempohastaque las cosas se tranquilizaran.En cualquier caso, tendríaque conseguirdinero. Como vagabundo famélico, tarde o temprano sería detenido por unaautoridaduotra.Ylamejormaneradeperdersuidentidaddepresofugadoera,sin duda, establecerse como importante agente político entre los círculosmonárquicos que conspiraban enMadrid. Regresaría aAndorra en primavera,tanprontosefundieranlasnieves,bienarmadoycondocumentosdeidentidadválidos,unequipodeescaladaadecuadoydinero.

Seincorporóyconcentrósuspensamientosenelproblemadecómoquitarsedeencimaasuscompañeros.Hastaquealcanzaraelpaso,sedijo,lasvueltasyrevueltasdelossenderosydelosarroyostributarioserantanenrevesadasquenopodíaestarsegurodeseguirlabuenarutasinelmapa.

Entonces,sepreguntóporquéTresserhabíaescogidoaClairparadarlelasinstrucciones.Clairnoteníaelaspectonielcarácterdeunlídernatural,sinoqueeraunhombremenudoeinsignificante,comparadoconélmismooinclusoconSterner.

ObservóalosdemásyvioqueClairvolvíalamiradaalsolqueasomabaasuespalda y orientaba elmapa contando los contornos de lasmontañas con unaramitaycomparándoloscon lospicosque teníadelante.Daba la impresióndeestarperfectamentehabituadoamanejarmapasmilitaresagranescala.

Era curioso, reflexionó,que lagentede laResistencia loshubiera liberadotan pronto, sin apenas haberlos interrogado y sin tiempo de comprobar susdeclaraciones.Recordóquelasuyahabíasidocortae imposibledecorroborar,por lo que llegó a la conclusión de que había sido Clair quien los habíaconvencido de que no corrían ningún peligro dejándolos libres. Seguramente,pensó Quintanilla, ello se debía a que el propio Clair era miembro de laResistencia. Recordó aquel comentario suyo, «vísteme despacio que tengoprisa»,cuandosehabíanencontradocaraacaraconlasautoridadescarcelariasenArboussols.Clairdemostrabatenerunaplomoextraordinarioysumanerade

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plantear las cosas, así como su actitudgeneral desde el día de la fuga, habíansidocadavezmenoslasdeundelincuentehabitual.

Impaciente por continuar la marcha, Quintanilla metió prisa a los demás.DijoquedebíanseguiravanzandoyobservócómoClairdoblabaconcuidadoelmapayloguardaba.Depronto,parasuirritación,Sterneralargólamanoydijo:

–Echémosleotraojeada.Clair se incorporó, hizo un gesto a Quintanilla y los dos se pusieron en

movimiento.–Nopodemosperdermástiempo–dijoClairaSterner.–Notardarémucho–insistióSterner–.Solamentequieroecharotrovistazo.Clair no hizo caso. Quintanilla vio que no tenía la menor intención de

desprendersedelmapaylocomprendióperfectamente.Recorrierontresocuatrokilómetrossinhablaryentonces,conciertaastucia,

SternerpreguntóporquéconsiderabanconvenienteseguirlarutaqueleshabíamarcadoTresser.

–Quenoshayansoltadodemuestrasubuenafe,sinningunaduda–dijoClair.–Seríamásseguroquetomáramosnuestropropiocamino–apuntóSterner.–¿Porqué?–Nuncasesabe,podríancambiardeidea...Quintanilla casi le dio la razón en que estaban dando por sentadas

demasiadascosas.–¿Elhechodequenoshayandejadolibreseslaúnicapruebaquetienesde

subuenavoluntad?–preguntóaClair.ClairpercibióeltonodubitativodeQuintanillapero,aunquenoqueríadarla

impresión de que escondía algo, no podía explicar que los habían puesto enlibertadporqueéleraunprisionerodeguerraevadido.

Entonces,seleocurrióque,efectivamente,habíaalgoraroentodoaquello.SilosdelaResistenciahabíandadocréditoaqueéleraunoficialbritánico,noteníanningúnmotivoparadudardesudeclaracióndequesusdosacompañanteseran delincuentes comunes con los que se había asociado por casualidad. Sinduda, tenían que haber visto lo arriesgado que era soltar a dos presos sinprincipiosquesabíanqueelasiloeraunatapaderaparasuspropósitossecretosyque el capitánTresser llevabaunadoblevida.Sepreguntóporqué lohabríanhecho.

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Como no quería parecer que se resistía a responder a Quintanilla, dijofinalmente:

–Yotengosuficienteconeso.Perosialguienprefieretomarotraruta,nohayninguna razón para que no lo haga. De hecho –añadió–, creo que sería muyconvenientequenosseparásemosaquíyquecadacualsiguierasucamino.

–Estoydeacuerdo–dijoQuintanilla–.Esunalástimaquesólohayaunmapa.AClairseleocurrió,sinembargo,queelmapateníavariaspartesyque,si

cada cual iba a tomar un camino distinto, la solución estaba en dividirlo deformaquecadaunosequedaraconlasecciónqueleinteresaba.Sugirióhacerloyelgruposedetuvoyvolvióadesplegarelmapaenel suelo.Sterner sacó lanavaja del carcelero Bertiglia, Clair cortó limpiamente la parte que quería yentregóelrestoaQuintanilla.

–Cortalapartequeteinteresa–ledijo.SternercogióelpedazodemapadondeaparecíanOletteyMontLouiscon

una avidez que a Clair le pareció patética. Aunque no podía explicarse losmotivosdeTresserparaliberaraQuintoyaSterner,Clairestabaconvencidodequeelcapitánhabíadicholaverdadalprevenirlodequelaspatrullaspolicialesestarían concentradas en Mont Louis. Aquel pobre idiota de Sterner iba ametersedecabezaenlabocadelloboy,sinduda,seríacapturadoyguillotinadoporasesinato.

–Osruegoquecreáisquetengobuenasrazonesparapensarquenonoshanengañado.

–¿Cuáles?–preguntóSterner.–Noestoyendisposiciónderevelarlas–dijo–,peroteaseguroquecometes

una locura si tepropones ir,precisamente,dondenoshandichoque lapolicíaestaráesperándonos.

Sternerlomiróconsuspicaciaydesconcierto.–Lacuestiónesquiéntelodijoyquémotivostuvoparahacerlo–dijo.Clairlepasóelbrazoporloshombrosenungestoamistosoyrespondió:–Vamos, sé buen chico y no hagas tonterías. Toma hacia el sur antes de

llegaraOlette.Continuaronelcaminojuntoshastaqueelsolestuvobastantealto.Cuando

llegaron al punto en que se proponía dejar a sus compañeros, más allá deVillefranche,unarepentinatristezaembargóaClair.Lostressedetuvieronenel

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puntodondearrancabauncaminodemulasqueascendíaunaempinadacuestayseadentrabaenlasmontañasysemiraroncontimidez.CuandosedespidiódeSternerconunapretóndemanos,Clairsesintiócomplacidoyabrumadoanteelcalor con el que el alsaciano lo besaba en las mejillas y ante la embarazosatorpezaconlaquerebuscabaenelbolsillo,sacabalanavajayselaofrecía.

–Vamos,cógela–dijoSterner.Era un regalo valiosísimo y Clair tuvo reparos en aceptarlo, pero vio que

Sternerera tansinceroensuofrecimiento,que loofenderíasi lorechazaba.ElúnicoobjetodealgunautilidadqueposeíaClaireranlastijerasquehabíacogidode lamaleta deBertiglia. Cuando se las dio a Sterner en correspondencia, seemocionótantoqueseleentrecortóelaliento.

Acontinuación,ofreciósupastilladejabónaQuintanilla.–Esunobjetoinútil,perohuelebien–ledijoentonojocosoyagradecióla

carcajada contenida y digna de Quintanilla mientras lo aceptaba y le daba acambioelpeinedelchóferBujol.

Todos se estrecharon lamanootra vez, se dieron un abrazo y se desearonsuerte.

Clairempezóaalejarsey,alcabodeunpardeminutos,sevolvióhacialosotros,queaúnnosehabíanmovidodedondeestaban,yagitólamano.Todavíaseguían allí cuando, antes de perderlos de vista tras un recododel sendero, sevolvióporúltimavezparadecirlesadiósagitandodenuevolosbrazos.

Cuandohubodesaparecido,SterneryQuintanillacontinuaronlamarchaporelvalle,siguiendoelrío.Sternersesentíadeprimidoysolo.

–Loechoafaltar–dijo.–Amítambiénmecaíabien–sintióQuintanilla.–Temoquelocapturen.–Hassidomuygenerosoaldarlelanavaja.–Darregalosaquiensedespidetraesuerte.En realidad, Sterner no era supersticioso en absoluto, pero hizo aquel

comentario para disculparse consigomismo por haber entregado un arma quepodíaresultarleútilparaeléxitodesumisión.Loquehabíahechoeraunactodeindisciplina,sedijo,ycayóenlacuentadequeeltonocasipaternalquehabíaempleadoClairconélaladvertirledequenoseacercaraaMontLouislohabíapilladodesprevenido.AqueltonolehabríarecordadodeprontoaAnnaKirilova,

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lamaestradelpiedeformedelreformatoriodeOdessa.Nohabíavueltoapensaren ella desdehacía años pero,mientras continuaba lamarcha conQuintanilla,recordóeltonoafectuosoconelquesolíallamarlotonto.

Hizo un esfuerzo por volver a centrarse en el presente y pensar en susiguientemovimientoydecidióquesedesviaríahacialafronteraantesdellegaraOlette.Sacósupartedelmapayvioqueelmejorpuntoparahacerloquedabaatresocuatrokilómetrosdedondeestabanenaquelmomento.

Llegaron a un arroyo que vertía al río y Quintanilla anunció que iba aremontarlohastaelpaso.SedespidiócontonorotundoylealiviócomprobarqueSternernohabíacambiadode idea respectoa seguir supropiocamino.Porunmomento, había temido que el alsaciano recordara que no hablaba español yquisieracontinuarconél.Nose intercambiaron regalos,peroseestrecharon lamanoyQuintanillaledijoquelomejorquepodíahacerenEspañaeramendigar;enelpaíshabíamuchosmendigos,sobretodoalapuertadelasiglesias,ysisehacíapasarporunodeellosno llamaría laatención.Porejemplo,podíaandarsiempreconlabocaabiertayfingirseunpobretontoinofensivo.EnEspaña,lagenteeramásbondadosaconellosqueenningunaotraparte.

Mientras sealejaba,QuintanillapensóquequizáshabíaofendidoaSternerconlasugerenciadequesehicierapasarpor imbécily lamentóhaberlodicho,peroseconsolórecordandolasonrisainsulsadeSternerylasimplezaconquelehabía agradecido elConsejo. Se volvió para decirle adiós conun gesto, comohabíahechoClair,peroSterneryahabíareemprendidolamarchahaciaOlette.

AClair le resultó sorprendentemente fácil cruzar la frontera.La ascensión fueagotadora,peronolepareciópeorqueunaexcursiónporelLakeDistrictinglésy resultó claramente menos desagradable que una marcha de instrucción enDrumnagarry.Elcieloestabadespejadoybrillabaelsolpero,aaquellaaltitud,elaireerafrío.EnlaminúsculaaldeadeSetcases,yaenEspaña,vioauntoscoguardiadefronterasconaspectodetenerpocasluces.Decidiónohablarconélamenos que lo detuviera; aquel hombre, probablemente, era demasiado lerdocomoparadarcréditoaloquelecontaría.

Yamásrelajado,continuólamarchamontañasabajo.Dosotrescamionetaspasaron traqueteando junto a él y se cruzó con un rebaño de vacas. El sol ya

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empezabaadescendercuandollegóaunpueblograndeconcablesdeteléfonoyluz eléctrica. En un café, preguntó por la comisaría y se encaminó hacia ella.Hizounaentradabriosayllamativay,convozfirme,dijoalsargentodeguardiaqueteníaunacomunicaciónimportanteparaeloficialsuperioralmando.

Sterner tuvo más dificultades para salir de Francia, pero consiguió vender elrelojdeoroenunaaldeafronterizayllegóhastaGerona,dondeseleterminóeldineroyacabodetenidoporvagoymaleante.Eratanevidentequeeldetenidoeraextranjero,que lasautoridadespusieronmáscuidadoen investigar sucasodel quehabríandedicado aotrosy lo tuvieron en la cárcelmásde seismesesmientras se comprobaban sus huellas dactilares. Finalmente, fue extraditado aFrancia, donde se le juzgo y condenó por asesinato coincidiendo con laliberacióndeParísporlosaliadosyfueunodelosmuchosmilesdeprisionerosliberadosporlaacciónlocalcuandolastropasalemanasseretiraronyelrégimendeVichysehundió.SternersabíaporexperienciaquenopodríallegaraLisboasindineroydecidióregresaraRusiaatravesandoFrancia.Finalmente,trasladadodecampoencampodepersonasdesplazadas,fuerepatriadoaMoscú,dondefueliquidadodeuntiro,segúnelplanacordado,eldíadespuésdepresentarseasussuperiores.

TambiénQuintanilla consiguió cruzar la frontera sin dificultades, gracias a laeficienciadeTresserendistraerlaspatrullas.Concautela,penetróentierrasdeCataluña y, medio muerto de hambre, fue por los campos de casa en casapidiendotrabajopor lamitadde lasemanadanormal.Alfinal, loaceptaronenunamasíayelsegundodíaconsiguióqueleadelantaraneldineronecesarioparaponerun telegramaasumadre.Eldineroqueella lemandó llegóa loscuatrodíaspero,paranodespertarsospechas,continuó trabajandohastael finalde lasemana pactada. Todas las noches y en las comidas, hablaba de toros conconocimientodeltemaysedespidiódelcampesinoysufamiliaenlostérminosmásamistosos.

LainfructuosaexpedicióndelcapitánTresserylapatrullaperseguidorahastalafronteraandorranamarcósudefinitivodescréditoaojosdelalcaide.Elcapitán

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estabapermanentementeagobiado,eranegligenteensu trabajocarcelarioynohabría tardado mucho en ser despedido por incompetencia si no lo hubieranencontradoundíaenuncampo,cercadeArboussols,conuntiroenlanuca.Lafacción del Partido había interrogado, empleando la fuerza, a uno de losauxiliaresdelasilodelturnodenoche,alquehabíanobligadoareconocerquelanochedelafugahabíavistoalayudantedelalcaideconlosprisionerosenunodeloscorredores.SinremitirelasuntoalConsejoGeneral,lafaccióncomunistadiolaordendeejecutaralcapitánTresserportraición.

AunqueeldoctorMarsacdioporseguroqueasíhabíansucedidolascosas,concluyóqueestabajustificadonohacernadaalrespecto.Enaquelmomento,lofundamental era preservar la unidad de las fuerzas de la Resistencia para laacción que se preparaba y Marsac sabía que, para una operación militar deaquellaenvergadura,elelementocomunistaseríaelmássacrificadoyfiable.EldoctorcontinuótrabajandoconelConsejoGeneralduranteelañosiguientecontoda la lealtad que pudo pero, una vez terminada la guerra, agradeció laoportunidaddevolverasusinvestigacionesdeterapiapsicológicaconunequipodecolaboradorescualificados.

El camarada André Barty se distinguió en las acciones de guerra de laliberacióny,comodiputadocomunista,llegóaministroenelprimergobiernodecoalición.Duranteeldesempeñodesuscargos,fueadmiradoporlasencillezeintegridaddesuvidapersonal.

El administrador de fincas que encontró el autobús abandonado continuóprosperando con el mercado negro y, a la muerte de monsieur deMontalba-Latour, sorprendió a la comarca al adquirir el château y la finca entera. Suamigo,elnotario,acambiode lacomisióndecostumbre, realizó lasgestionesnecesariasparanegociarunacuantiosahipotecaaltresporciento.

Mademoiselle Violetta Bertiglia no tenía a nadie con quien hablar por lanocheylanguidecióymurióantesdequesecumplieraunañodeladesapariciónde su hermano. Los cuerpos del carcelero Bertiglia y del chófer Bujol nuncafueronencontrados.

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Títulodelaediciónoriginal:ThreeAmongMountainsTraduccióndelinglés:MontserratGurguíMartínezdeHuete

yHernánSabatéVargas

Publicadopor:GalaxiaGutenberg,S.L.

Av.Diagonal,361,1.º1.ªA08037-Barcelona

[email protected]

Ediciónenformatodigital:agosto2014

©Herederosdelautor,2012

©delatraducción:MontserratGurguíMartínezdeHueteyHernánSabatéVargas,2012©GalaxiaGutenberg,S.L.,2014

Fotografíadesobrecubierta:©HarryS.TrumanLibrary,2012

Conversiónaformatodigital:MariaGarciaDepósitolegal:B.7801-2014ISBN:978-84-16072-94-1

Quedanprohibidos,dentrodeloslímitesestablecidosenlaleyybajolosapercibimientoslegalmenteprevistos,lareproduccióntotaloparcialdeestaobraporcualquiermediooprocedimiento,asícomoelalquilerocualquierotraformadecesióndelaobrasinla

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