tratamiento arqueológico de las vías romanas - … · tiﬁcación, diagnóstico y análisis...

Las técnicas y las construcciones de la Ingeniería Romana 47

VI

AE

Tratamiento arqueológico

de las vías romanas

Este trabajo se ha concebido inicialmente como una reflexión sobre la problemática que plantea el estudio de las vías romanas desde una perspectiva estrictamente ar-

queológica, basándonos sobre todo en nuestra expe-riencia práctica en el desarrollo del Proyecto de iden-tificación, diagnóstico y análisis técnico-constructivo de vías romanas en Castilla y León. Un proyecto de investigación que se realiza bajo la dirección cientí-fica de Isaac Moreno Gallo, y que realizamos en el marco del Convenio firmado entre la Junta de Casti-lla y León y el Área de Ingeniería e Infraestructura de los Transportes de la Universidad de Burgos. Su de-sarrollo en un ámbito geográfico concreto determina, por tanto, que haya sido éste el marco territorial en el que se han desarrollado nuestras experiencias y en el que consecuentemente se centrará buena parte de nuestra reflexión.

Como puede deducirse del contexto en el que se desarrolla dicho Proyecto, es decir el de la Ingeniería Civil, ha sido necesario implementar estrategias de documentación adecuadas a nuevos planteamientos derivados de la necesidad de reconocer adecuada-mente la estructura constructiva de las vías romanas, actualizando los criterios de intervención arqueoló-gica empleados hasta entonces. No es nuestra inten-

ción abordar aquí un análisis de dichos criterios des-de una perspectiva historiográfica1, inabarcables por otra parte en el contexto de esta comunicación, sino centrarnos en el desarrollo de una metodología de intervención contrastada, que aporta unos resultados ciertamente relevantes para el conocimiento y carac-terización de las evidencias físicas pertenecientes a los primitivos caminos romanos, habiendo resultado éstos determinantes en muchos casos para que efec-tivamente hayan sido considerados como tales.

En este sentido, nuestro proyecto contrasta con la mayor parte de los estudios arqueológicos realiza-dos sobre la red viaria romana, centrados en buena medida en el reconocimiento de los trazados a partir de trabajos de prospección2, o con participación de

1 Desde los estudios precursores de Saavedra y Coello hasta la consolida-

ción de una tradición investigadora bien representada, por ejemplo, por

la publicación El Miliario Extravagante o la Tabula Imperii Romani, dos

iniciativas surgidas como consecuencia de iniciativas bien distintas —la

primera impulsada por Gonzalo Arias y la segunda surgida como una

Unión Académica Internacional—, que ponen de manifiesto claramen-

te el alcance y trascendencia que esta temática tiene en la actualidad.

Una presentación exhaustiva de la abundantísima bibliograf ía existente

constituiría un alarde innecesario de erudición que hemos descartado

intencionadamente para centrarnos en el objeto de nuestro estudio.

2 Citar a modo de ejemplo los trabajos realizados por J.A. Abasolo en

la provincia de Burgos (1975 y 1978).

Ángel L. Palomino Lázaro

Mª Gloria Martínez González

[email protected]

© Ángel Palomino Lázaro [email protected] http://www.traianvs.net/

viae tratamiento arqueológico de las vías romanas

V Congreso de las Obras Públicas Romanas48

medios aéreos3. En efecto, la mayor parte de los estu-dios sobre la red viaria romana se han centrado en la definición de los trazados, tomando como referencia los datos derivados de las fuentes —Itinerario de An-tonino, Anónimo de Ravena, Guidonis Geographica, las Tablas de Lépido o los vasos de Vicarello— que fueran editadas por Roldán en 1973. En este contexto inves-tigador merecían especial interés tanto los emplaza-mientos de las mansiones citadas en dichas fuentes, como la existencia de miliarios y puentes, en discur-sos de marcado carácter historiográfico tendentes a la elaboración de análisis sobre las dinámicas de po-blamiento de los territorios estudiados y al desarrollo de los “procesos de romanización”, en la medida que tales evidencias constituyen uno de los mejores in-dicadores de tales procesos (González, 1988; VV.AA, 1990; VV.AA, 1999). Sin desestimar la validez de tales planteamientos, y en lo que respecta al tratamiento arqueológico de las vías, en contadas ocasiones se contemplaba la excavación arqueológica de los cami-nos, supuesta o realmente romanos, como estrategia de documentación4.

Está dinámica investigadora experimenta una profunda transformación, al menos en sus aspectos cuantitativos, a partir de la irrupción y proliferación de las intervenciones arqueológicas vinculadas a los grandes proyectos de infraestructuras y de desarrollo urbanístico que han tenido lugar en nuestro país con la entrada del nuevo milenio —polvos que trajeron es-tos lodos—, en los que adquiere protagonismo el mo-delo de Arqueología de “carácter profesional”, cuyos planteamientos han de adaptarse a las necesidades generadas por los nuevos modelos de gestión patri-monial en relación con tales desarrollos. En este sen-tido, las intervenciones arqueológicas tienen como objetivo prioritario “el salvamento” y la documenta-ción técnica de los bienes afectados, en un proceso acelerado de “gestión ordenada de la destrucción”, ejecutándose por tanto inicialmente al margen de programas de investigación específicos, marco en el que hasta entonces se habían llevado a cabo los estu-dios sobre la red viaria romana en Hispania. Este tipo de actuaciones han tenido un alcance ciertamente relevante en el territorio en el que se centra nuestro

3 Más recientemente los realizados por Didierjean (2007), en colabora-

ción con el anterior autor y contestado por Moreno (2009).

4 Excavaciones realizadas por Caballero (1970) y Abascal (1976). Fuera

de nuestras fronteras, pero constante referencia en nuestro país, son

los trabajos en la Vía Segodunum-Cessero, realizados por Sillières y

Vernhet (1985). En nuestro ámbito territorial y realizados en fechas

recientes destacar los trabajos de Rodríguez, Morillo, Martín en Becilla

de Valderaduey (Valladolid) (2007) y los llevados a cabo por Manuel

Jiménez (2010) a quién agradecemos especialmente el habernos pro-

porcionado el acceso a los mismos recientemente finalizados (ambos

Informes técnicos inéditos).

proyecto, toda vez que, como no podía ser de otra manera, la red viaria contemporánea se adapta en su trazado al de los corredores históricos, produciéndose fenómenos de convergencia y solapamiento entre las infraestructuras actuales y las antiguas, siendo la red viaria romana, no solo por su entidad sino también por haber sido proyectada con mentalidad ingenieril, la más seriamente afectada.

En este sentido, resulta especialmente relevante la incidencia de estas nuevas infraestructuras en uno de los tramos mejor conservados hasta finales del siglo pasado de la Vía de Italia a Hispania en el entorno de la ciudad de Burgos donde, al margen de nuestro es-tudio, se han llevado a cabo en torno a cinco interven-ciones arqueológicas en un tramo lineal de no más de 3100 m. En este caso, la aplicación de metodologías de excavación poco adecuadas, del tipo de las aplica-bles a los yacimientos, posiblemente tanto por desco-nocimiento, como por falta de modelos de excavación contrastados y suficientemente difundidos en la bi-bliografía arqueológica, han supuesto la desaparición de un buen trecho de la vía romana con pérdida casi absoluta de la información arqueológica.

En este nuevo contexto, la problemática arqueoló-gica que plantea el estudio de la red viaria romana se redefine, a nuestro entender, en las siguientes cues-tiones principales:

Análisis y documentación tomando con refe-rencia tanto las fuentes históricas como las diferen-tes investigaciones que se hubieran realizado sobre el área objeto de estudio, incluyendo dentro de esta actuación todos aquellos elementos que pudieran es-tar relacionados de forma directa o indirecta con la traza de la vía (yacimientos arqueológicos, puentes, miliarios).

Reconocimiento de trazados mediante prospec-ción arqueológica exhaustiva (entendiendo la pros-pección aérea como parte de la misma) y la excava-ción arqueológica.

Más recientemente se han incorporado aspectos tales como la puesta en valor y/o musealización de los trazados (en todo o en parte) y la consideración de los tramos conservados como yacimientos ar-queológicos susceptibles de protección mediante su incorporación a los documentos de planeamiento urbanístico5.

5 La catalogación de los restos conservados de la red viaria romana

como yacimientos arqueológicos en los diversos inventarios arqueoló-

gicos provinciales, aunque pueda parecer un aspecto trivial y carente

de importancia, ha sido determinante en la conservación de estas

evidencias. Su incorporación a los catálogos arqueológicos incluidos

en los documentos de planeamiento urbanístico supone, a priori, un

grado de protección reglamentado del que hasta ahora, sencillamente,

han carecido.


Las técnicas y las construcciones de la Ingeniería Romana

Ángel L. Palomino Lázaro / Mª Gloria Martínez González

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La imposibilidad de abordar todas estas temáticas en este documento (algunos se tratan en otros trabajos presentados en este mismo Congreso) nos lleva a cen-trarnos de forma exclusiva en el tratamiento arqueoló-gico de las vías mediante la excavación arqueológica.

Uno de los aspectos fundamentales a la hora de plantear la excavación arqueológica en un camino ro-mano es la consideración por parte del arqueólogo de las cuestiones relacionadas con la técnica constructi-va. Estos aspectos han sido recientemente abordados desde diferentes puntos de vista, en unas ocasiones manteniendo planteamientos y estrategias de corte tradicional (González, Velázquez, 2005: 201-234; Vi-gueras, 2004), mientras que en otras han aportado in-dicadores válidos para identificar los caminos roma-nos a través del análisis contrastado de los sistemas constructivos empleados (Moreno 2001; 2004; 2009).

Su comprensión implica una planificación de la excavación arqueológica adecuada a las necesidades de documentación de tales infraestructuras. Sin pre-tender en absoluto repetir conceptos que han sido expuestos en extenso, la aplicación del método estra-tigráfico ha de adaptarse a las condiciones de estra-tificación particulares que presentan las vías, ya que en estos casos la estratigrafía representa un hecho deliberado, desempeñando los depósitos una inten-cionalidad funcional determinada, de carácter exclu-sivamente estructural, a diferencia de otros contextos arqueológicos de tipo sedimentario cuya formación evidencia otro tipo de dinámicas —ocupación do-méstica, funeraria, etc.—.

Es por tanto necesario diseñar estrategias de inter-vención que permitan identificar y definir el desarro-llo estratigráfico-constructivo de la vía, reconociendo las sucesivas capas de afirmado desde la base de la secuencia. En este sentido, es clave tratar de recono-cer las características del substrato natural y su trata-miento previo, en la medida que actúa como soporte sobre el que apoya el resto de la estructura. En otro trabajo presentado a este mismo Congreso se analiza el significado que, desde el punto de vista de la técni-ca constructiva, tienen todos estos factores, y su “fia-bilidad” de cara a identificar un camino como romano, por lo que no nos extenderemos en estos aspectos. Únicamente destacar la importancia que desempe-ñan en dicha caracterización, además del afirmado, el diseño de un trazado con pendientes longitudinales reducidas y una proyección en planta que minimice la distancia entre los puntos a comunicar.

Por otra parte, uno de los condicionantes funda-mentales que plantea la excavación arqueológica de este tipo de infraestructuras deriva de la aplicación del propio método estratigráfico, en la medida que

supone una afección directa para la conservación del monumento. En efecto, si cualquier excavación arqueológica supone la destrucción de la evidencia material intervenida, en el caso de las vías ésta re-sulta aún más difícilmente justificable, por lo que la intervención ha de adaptarse escrupulosamente a los objetivos de documentación planteados, es decir, el reconocimiento de la secuencia constructiva o “la lec-tura del afirmado de la vía romana” (en palabras de Isaac Moreno en este mismo volumen).

Por ello, entendemos que la metodología de exca-vación más adecuada para este tipo de yacimientos es aquella tendente a obtener secciones transversa-les completas, ya que permiten reconocer y analizar con detalle la dinámica y el desarrollo de la secuencia constructiva. Otros aspectos relacionados con tales procesos son accesibles mediante una proyección longitudinal de la excavación en escalonados progre-sivos. Este sistema no solo añade información sobre las características de los sucesivos aportes, sino que a su vez permite el reconocimiento de determinadas dinámicas del proceso constructivo, como por ejem-plo los medios mecánicos empleados en el extendido de los materiales. Frente a estos sistemas, el deca-pado en extensión tanto de los niveles de rodadura, como de los lechos que los soportan hasta llegar a la cimentación de la vía, considerada en no pocas oca-siones como la “auténtica vía romana”, suponen un reconocimiento muy parcial de la misma, e implican una afección considerable sobre el yacimiento.

Las intervenciones arqueológicas realizadas en las vías romanas excavadas en el Proyecto que sirve de referencia a este documento, se han adecuado al sistema de secciones transversales, habiéndose desa-rrollado diferentes modalidades en función de situa-ciones y posibilidades igualmente diferenciadas:

limpiezas longitudinales: proyectadas sobre es-pacios en los que la vía romana ya se encuentra afectada por cauces de arroyos, reparaciones de caminos o cortes producidos por carreteras. Per-miten la documentación de la infraestructura via-ria siguiendo un eje longitudinal.limpiezas transversales: idénticas a las anteriores en sus planteamientos y ejecución, permitiendo la documentación de la infraestructura viaria si-guiendo un eje transversal.secciones transversales completas: proyectadas en aquellos puntos en los que se trataba de docu-mentar íntegramente la secuencia constructiva de la vía, incluyendo los márgenes laterales.secciones transversales completas escalonadas: la excavación arqueológica se proyecta longitudinal-

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mente sobre la capa de rodadura, así como sobre la capa de regularización superior de la cimentación, obteniendo una documentación en diferentes pla-nos de la secuencia constructiva de la vía.Otro aspecto que consideramos importante re-

señar, por el alcance que tradicionalmente se le ha venido asignando en la interpretación de las vías desde una perspectiva cronológica y/o cultural, es la presencia de restos de cultura material en los depó-sitos excavados. Dicha presencia, que constituye una de la claves en la interpretación de la mayor parte de los depósitos arqueológicos, pone de manifiesto, en el caso de la vía romanas, dinámicas cuya compleji-dad es necesario comprender en relación directa con el proceso constructivo. Como ya se ha señalado, la estratigrafía de las vías romanas responde a una in-tencionalidad estructural evidente, desempeñando las capas inferiores una función de soporte y distri-bución de la presión transmitida por las superiores, sobre las que actúan los diferentes agentes o usua-rios del camino, soportando un desgaste permanen-te y sostenido. En consecuencia, la configuración de la vía difícilmente puede admitir en su estructura la presencia de sedimentos orgánicos que alterarían la capacidad portante de todo el conjunto. Por tanto, la aparición de dichos materiales, además de espo-rádica, debe entenderse como consecuencia de di-námicas muy variadas, que irían desde su presencia originaria en los áridos aportados —convirtiéndose por tanto en un elemento de datación relativa post quem—, a su amortización accidental —por pérdida o desecho— durante el proceso constructivo, lo que permitiría una aproximación cronológica aproxima-da para la formación de ese depósito, o bien rela-cionados con el uso del camino —presentándose generalmente en sus márgenes pero no dentro de su estructura—, cuyo valor como indicador cronológi-co se limita a indicar las diferentes fases de uso del camino.

Por último, y antes de pasar a analizar aquellos ejemplos que representan diferentes actuaciones arqueológicas en vías romanas dentro del Proyecto señalado, consideramos oportuno llamar la atención sobre un aspecto difícilmente argumentable desde el punto de vista metodológico, pero que se ha ma-nifestado como un buen sistema de documentación de la secuencia estratigráfica-constructiva de las vías romanas. No estamos refiriendo a los procesos de meteorización que, pasado algún tiempo, los agentes atmosféricos producen sobre los cortes estratigráfi-cos —a partir de los seis meses éstos se manifiestan, según las zonas, con bastante claridad—, ofreciendo una imagen de los depósitos mucho más depurada,

cuyo análisis complementa las informaciones obteni-das en la actuación inicial.

A continuación presentamos la relación de vías que constituyen el soporte analítico del trabajo que presentamos:

Vía 01 De Italia a Hispania y Vía 34 De Hispania a AquitaniaVía 27 en el tramo de Tarazona a CluniaVía 17 De Astorga a Braga por ChavesVía De Clunia a SegisamoneVía De Osma a TiermesVía De Pisoraca a Iuliobriga

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Vía 01 De Italia a Hispania-18, estado inicial y limpieza




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Limpiezas longitudinales

vía de italia a hispania y vía de hispania a aquitania:

Unidad de excavación 18 (X: 415185; Y: 415185)6

Limpieza de un tramo de la vía romana identifica-do bajo el lindero de una parcela, situada en el pago de Valdemizara (Sasamón, Burgos), junto al Camino Viejo de Sasamón a Burgos, que afecta a un tramo de 14 m de longitud.

En la base de la secuencia se documenta un aporte –UE 182- de piedras calizas de diferentes tamaños tra-badas con un recebo de composición arcillo-arenosa y estructura compacta que se dispone directamente so-bre las gredas naturales –UE 183-, situándose las pie-dras de mayor tamaño en el contacto con éstas —en el extremo meridional de la sección superan los 30 cm

6 Se aporta referencia de localización en coordenadas UTM (Datum

European 1950).

de longitud—, mientras que los cantos decimétricos se localizan en la parte superior. Este nivel forma par-te de la cimentación de la vía romana, que presenta un espesor de 30 cm conservado bajo el lindero de las parcelas situadas inmediatamente al este del camino actual, que ha seccionado parte de la calzada.

vía en el tramo de tarazona a clunia:

Unidad de excavación 09 (X: 565158; Y: 4626275)

Esta actuación se localiza en las inmediaciones del Camino de las Cordilleras (Aldealpozo, Soria), en un lindero de una parcela agrícola, habiéndose inter-venido en un tramo de 18 m de longitud.

Se identifica el substrato natural -UE 093- com-puesto por arcillas y limos de tonalidad pardo-rojiza, sobre el que se deposita una capa −UE 092- de natu-raleza arcillosa y estructura compacta, cuya potencia oscila entre 15-20 cm, formada por una gran cantidad de piedras gruesas, unas areniscas y otras calizas, de mediano y gran tamaño. Éstas se alinean longitudi-

Vía 27 en el tramo De Tarazona a Clunia-09, estado inicial y limpieza

Vía 27 en el tramo de Tarazona a Clunia-36, estado inicial y limpieza




nalmente, relativamente ordenadas —aunque algunas se encuentran desplazadas de su posición original—, constituyendo un nivel homogéneo que se correspon-de con la cimentación de la vía romana. Sobre esta capa se dispone una nueva capa -UE 091- de matriz arcillosa y estructura medianamente compacta, con una potencia media de 25 cm, que contiene numero-sas gravas calcáreas (zahorras naturales), y que se in-terpreta como la capa de rodadura de la vía romana.


La documentación se ha llevado a cabo en una longitud de 12 m, coincidiendo con el cauce de un arroyo ensanchado artificialmente, actuación que ha seccionado y dañado la vía romana convertida en ca-mino agrícola, en la localidad de Zayas de Torre (Al-cubilla de Avellaneda, Soria.).

Sobre el sustrato natural -UE 363-, constituido en este sector prácticamente por limos arcillosos que cubren sin solución de continuidad a la caliza del pá-ramo, se ha depositado una capa -UE 362- de ma-

terial parduzco de matriz limo-arenosa que contie-ne abundantes piedras calizas blancas micríticas, de pequeño y mediano tamaño, junto con alguna pieza de arenisca, formando la cimentación de la vía roma-na. Sobre éste se dispone un potente echadizo -UE 361- compuesto zahorras naturales de grano fino, de coloración marrón clara y estructura muy compacta y homogénea, que contiene gran cantidad de cantos de cuarzo y calizos de pequeño y mediano tamaño, cuyo desarrollo vertical ronda los 70 cm de potencia, dando paso ya al nivel de roturación -UE 360-, en el que siguen estando presente las gravas del anterior y abundantes gravillas que pertenecerían al nivel de rodadura totalmente destruido en este sector.

vía de hispania a aquitania:


Localizada el desfiladero de Pancorbo (Burgos), ha supuesto la limpieza de un tramo longitudinal de 18,50 m, oscilando la altura del corte entre 0,60 m y 2,50 m.

Vía 34 De Hispania a Aquitania-15, detalle del proceso de limpieza




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La estratigrafía documentada pone de manifiesto la existencia de un talud troncocónico de formación natural –UE 152- sobre el que se dispone la cimenta-ción de la vía romana –UE 151-, que mantiene en este sector una marcada dirección NE/SO. Este cimiento está construido a partir de la alineación de una gran cantidad de bloques irregulares de caliza de mediano y gran tamaño, algunos dispuestos transversalmente, cu-yos intersticios se rellenan con piedras de menor tama-ño y gravas calcáreas. Todas ellas se encuentran receba-das con un aporte de tonalidad grisácea y composición areno-arcillosa de origen calizo, formando la estructura de cimentación de la vía romana de una considerable solidez, que ha sido seccionada longitudinalmente por el trazado de la N-I, habiéndose perdido el resto de los depósitos que conformarían la estructura de la vía.


Se localiza en el denominado Camino de Fuenga-ramilla (Ameyugo, Burgos), que parte desde la ca-rretera hacia el NE. La documentación efectuada ha consistido en el reconocimiento de unos 25 m de la vía romana que aparece cortada por dicho camino —la excavación posterior de un corte ha puesto de manifiesto la conservación de un metro de anchura del camino romano original, habiendo desaparecido el resto con la reforma y acondicionamiento del ca-mino moderno—.

El sustrato natural –UE 172- está compuesto por un paquete de arcillas de tonalidad anaranjada y es-tructura muy compacta, sobre las que se dispone la

cimentación de la vía romana –UE 171-, construida por un aporte regular y ordenado de bloques calizos de mediano y gran tamaño y abundantes gravas cal-cáreas, cohesionadas por un recebo areno-arcilloso que compacta considerablemente todo este nivel, cuya potencia media se sitúa entre 30-40 cm, sin que se observen restos de las capas superiores.

vía de clunia a segisamone:


Aprovechando los cortes laterales de la vía ori-ginal, conocida aquí con el significativo topóni-mo de Camino Empedrado (Caleruega, Burgos), la documentación arqueológica se ha centrado en la limpieza superficial de la vía romana en una longi-tud de 15 m afectando a todo el ancho conservado —unos 4m—.

En todo este sector de la campiña situada al nor-te del Duero el substrato geológico se caracteriza por el predominio de los depósitos limo-arcillo-sos, de intenso color anaranjado y estructura muy compacta, que se desarrollan sobre las calizas de los páramos, sumamente desmantelados en todo esta área. Sobre este nivel -UE 044- se construye la ci-mentación de la vía romana -UE 043- con grandes bloques irregulares de piedra caliza, entre los que se intercalan piedras de menor tamaño amalgama-das por un aporte de textura arcillo-arenosa y es-tructura compacta que contiene algunas gravillas. Sobre este nivel se extiende la capa de rodadura -

Vía 34 De Hispania a Aquitania-17, detalle de

la limpieza




UE 042-, constituida por una capa de composición arcillo-arenosa, estructura compacta y homogénea, que contiene gran cantidad de gravas silíceas mez-cladas con gravas calcáreas, cuya conservación es muy parcial. Además, cabe señalar la presencia en su superficie de una ligera concavidad que podría corresponderse con la huella de los últimos tránsi-tos (recuas) situada en la zona central.

LIMPIEZAS TRANSVERSALES

vía de astorga a braga por chaves:


Se localiza al N de la Colada de Carrillinos (Cas-trocalbón, León) y en su planteamiento se ha apro-vechado la sección de 8 m producida en la vía por el encauzamiento de un arroyo, realizado por las labo-res de Concentración Parcelaria años atrás.

El substrato natural –UE 126- está compuesto por un conglomerado poligénico cubierto por un nivel de arcillas rojizas –UE 125-, que ocasionalmente incor-poran algunas gravas de calibre mediano. Sobre este depósito se dispone el afirmado viario compuesto por tres capas. En la base se sitúa una capa de com-posición arcillo-arenosa y tonalidad rojiza –UE 124-, de apenas 10 cm de espesor, que contiene algunas gravas y cantos de pequeño tamaño formando el asiento de la cimentación. Por encima se disponen un conjunto de piedras informes, de origen cuarcítico y de mediano tamaño, que conforman la cimentación de la vía romana –UE 123-, con un desarrollo vertical aproximado de 20 cm. Sobre ésta se dispone una ter-cera capa –UE 122- que conserva unos 16 cm de po-tencia, formada por un aporte de características muy similares al conglomerado basal —cantos y gravas de granulometría fina—, relativamente compactado, que constituye la capa de rodadura.



Esta actuación ha consistido en una limpieza del Camino de los Llanos, en Pinilla Trasmonte (Burgos), afectado por un corte transversal de unos 9 m, reali-zado para abrir una pista forestal.

En la base de la estratigrafía se documenta la roca natural del páramo -UE 098-, que forma un plano

Vía De Clunia a Segisamone-04, detalle de la intervención




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bastante uniforme y resistente, escasamente alte-rado en su superficie, que aparece cubierto por un sedimento compacto -UE 097- de arcillas margosas, también natural, que sirve de asiento a los paquetes del afirmado de la vía romana.

En primer lugar se documenta una capa -UE 096- compuesta por un depósito de textura arcillo-arenosa con abundantes bloques y lajas de piedra caliza de mediano tamaño, formando un paquete bastante compacto y homogéneo cuyo espesor osci-la entre 5-12 cm, que desempeña una clara función de regularización de la superficie del terreno. Sobre éste, se aporta una capa homogénea y muy compac-ta −UE 095-, de entre 6 y 12 cm de espesor, formada por una tierra arcillosa que contiene gran cantidad de gravas de caliza y ocasionalmente de cuarcita, que constituye el asiento de la cimentación. Ésta -UE 094- se construye con bloques y lajas de piedra caliza de calibres diversos, si bien predominan las de pequeño/mediano tamaño, amalgamados por un aporte arcillo-arenoso bastante suelto con abun-dantes cantos y gravilla de piedra caliza, que remata en un plano marcadamente cóncavo en el que las lajas están relativamente sueltas, apoyando tanto

sobre la cara plana como de canto o ligeramente in-clinadas. El espesor de la cimentación alcanza 30 cm en la zona central, reduciéndose considerablemente en los bordes, donde no sobrepasa 10 cm. Este ci-miento se encuentra cubierto por una capa de regu-larización -UE 093-, compuesta por un aporte arci-lloso en el que se mezclan algunos cantos calizos y cuarcíticos, conformando una capa muy compacta que se adapta a la concavidad del nivel infrayacente, presentando una potencia media de 5 cm en la zona central y 10 cm en los extremos. Este nivel soporta a un nuevo aporte de composición arcillosa -UE 092- que contiene abundantes bloques y lajas de caliza de pequeño y mediano tamaño, así como una fina gravilla de caliza, dando lugar a un afirmado muy consistente que se ha interpretado como una nueva capa de regularización sobre la que definitivamente se dispone el nivel de rodadura -UE 091-. Este úl-timo se caracteriza como una capa arcillo-arenosa, relativamente compacta, que contiene numerosas gravas silíceas y algunas calcáreas de mediano ta-maño —zahorras que no están presentes de forma batural en el entorno—, cuya potencia conservada hoy es de 20 cm).

Vía 17 De Astorga a Braga por Chaves-12, estado inicial y limpieza

Vía 17 De Astorga a Braga por Chaves-12, estado inicial y limpieza




Vía De Clunia a Segisamone-09, sección este en Los Llanos

Vía De Clunia a Segisamone-09, detalle de la intervención.

La vía romana, interpretada por Abásolo (1978: 40), en este mismo sitio de Los Llanos.




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vía de pisoraca a iuliobriga:


Las labores realizadas han consistido en la lim-pieza de una sección de drenaje, de unos 6 m de longitud, que ha cortado la vía, realizada durante las obras de concentración parcelaria que construyeron el camino que discurre inmediatamente al E, en la localidad de Menaza (Aguilar de Campoo, Palencia).

El substrato geológico –UE 603- se caracteriza en este sector por un sedimento de matriz arcillosa y estructura muy compacta sin inclusiones. Sobre éste se dispone la cimentación de la vía –UE 602-, construida con cantos rodados de distintos tama-ños, dispuestos los más gruesos en la base, amal-gamados en un aporte arcilloso, con una potencia media de 30 cm. Esta estructura se encuentra enca-jada en uno de sus extremos por un bordillo cons-truido por cantos de cuarcita de gran tamaño —se conserva en el lado occidental, mientras que en el opuesto parece haberlo destruido la cuneta del ca-mino moderno—. Este cimiento se encuentra cu-bierto por una nueva capa–UE 601- constituida por un aporte de tonalidad parda y estructura areno-arcillosa, relativamente compactado, que contiene numerosos cantillos de pequeño tamaño —zaho-rras—, identificado como la capa de rodadura de la vía romana, cuyo espesor ronda los 20 cm, y que en la actualidad soporta una cobertera herbácea muy espesa –UE 600-.

Secciones Transversales

Completas

Las secciones transversales completas excava-das han permitido documentar dos sistemas cons-tructivos diferenciados:

la cimentación se construye mediante diversas ca-pas de afirmado a base de piedras de tamaños va-riados, generalmente calizas o cuarcitas en función del tipo de contexto litológico en el que nos en-contremos, asentadas sobre el suelo natural, sobre las que se disponen diferentes capas de afirmado de materiales sedimentarios más finos. Se anali-zan un total de 4 ejemplos documentados en las vías 01, 34 y Clunia-Segisamone.toda la estructura del camino, desde la cimenta-ción hasta el nivel de rodadura superior, se confi-gura mediante diferentes depósitos de gravas, que generalmente presentan una granulometría más fina en la parte superior de las diferentes capas.



Esta actuación se ha centrado en un terraplén “fo-silizado” conservado inmediatamente al S de un ca-mino actual en Fresno de Rodilla (Burgos); la sección tiene unas dimensiones de 7,20 m de longitud por 1,50 m de anchura.

El sustrato geológico se caracteriza en esta zona como un potente paquete de arcillas, muy compacto

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Vía De Pisoraca a Juliobriga-06, detalle de la intervención.




y sin inclusiones -UE 035-, sobre el que se disponen las capas que constituyen el afirmado de la vía roma-na. En la base se deposita un echadizo –UE 034- de textura arcillosa y estructura muy compacta, con algunas piedras calizas cuyo grosor no supera 10 cm, cuya finalidad es regularizar el terreno sobre el que se asienta la cimentación -UE 033-, que em-plea en este caso abundantes piedras irregulares de caliza, en su mayoría de gran tamaño —20-30 cm—, trabadas con un aporte arcillo-arenoso bas-tante sólido. El cimiento queda cubierto por un nivel de arcillas -UE 032- con numerosas piedre-cillas calcáreas, que forma un paquete compacto de unos 10 cm de espesor que regulariza el plano superior de la cimentación, dando paso a un nuevo aporte de textura areno-arcillosa, estructura suelta y homogénea, que contiene gran cantidad de can-tos rodados de calibre reducido y algunas piedras irregulares de pequeño tamaño —zahorras—, ca-racterizado como nivel de rodadura -UE 031-, que apenas conserva aquí los 10 cm de grosor. Por últi-mo, y delimitando lateralmente la estructura inter-na de la vía se documenta una capa de arenas de tonalidad pardo-amarillenta y estructura suelta y homogénea, que constituye el talud del terraplén –UU.EE 036 y UE 037-.


La excavación de esta sección se ha llevado a cabo en el denominado Camino de los Romanos, en la zona de Las Mijaradas (Hurones, Burgos), con unas dimen-siones de 7,50 m de longitud por 1,50 m de anchura.

El nivel geológico -UE 095- está formado por la roca caliza de la paramera, que sirve de asiento a los

diferentes paquetes del afirmado de la vía romana, en una secuencia estratigráfico-constructiva muy simi-lar a la señalada previamente, no en vano este punto apenas dista del anterior 8,6 Km. En efecto, también aquí se identifica un echadizo arcilloso -UE 094- con algún canto de caliza que regulariza el asiento de la cimentación -UE 093-, cuyo núcleo está conformado por un paquete de piedras calizas —bloques, lajas, cantos y grava— de tamaños variados, nivelada de nuevo en su plano superior por un aporte sedimen-tario –UE 092- que contiene abundantes gravas cali-zas de mediano calibre. El nivel de rodadura original se encuentra en este punto profundamente alterado, por no decir totalmente suprimido, por una repara-

Vía 01 De Italia a Hispania-03, detalle del afirmado

Vía 01 De Italia a Hispania-09, detalle de la estructura.




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ción moderna7 (siglo XVIII), cuando esta vía opera como Camino Real de Bilbao a Burgos.

vía de hispania a aquitania:


Esta sección se ha excavado en el camino denomi-nado Camino Real Viejo, en Santa María Ribarredonda (Burgos), con unas dimensiones de 6,40 m de longi-tud por 1,60 m de anchura.

El terreno natural –UE 144- está constituido por un potente paquete de arcillas sobre el que se dispone la cimentación de la vía romana, construida con un aporte considerable de piedras calizas de mediano ta-maño, amalgamadas en un aporte arcilloso para for-

7 Una capa de tierra de tonalidad parda y textura arcillo-arenosa con

numerosas piedras calizas procedentes de machaqueo que tiene una

potencia media de 10 cm -UE 091-.

mar un nivel bastante compacto de unos 10 de poten-cia. Esta estructura queda cubierta por un echadizo homogéneo y muy compacto –UE 142-, compuesto por un aporte arcilloso que alberga abundantes can-tos de cuarcita y caliza de pequeño tamaño, cuya po-tencia media es de 30 cm, caracterizado como nivel de rodadura de la vía romana y que en el extremo norte del área excavada coincide con el nivel de rodadura del camino actual –UE 140-. El proceso constructivo culmina con la identificación de un nuevo echadizo –UE 146-, localizado en el borde meridional e inter-pretado como el talud de la vía, caracterizado como un aporte arcilloso, sin inclusiones, muy parcialmente conservado ya que se ha visto muy alterado por di-ferentes actuaciones modernas —vallado, instalación de una torreta de alta tensión, acumulación de verti-dos—. Por su parte, el talud N ha desaparecido como consecuencia del intenso laboreo agrícola.



Esta sección se ha proyectado en el terraplén que se conserva inmediatamente al S del camino conoci-do como Camino Empedrado, en el término de Arauzo de Torre (Burgos); tiene unas dimensiones de 4,5 m de longitud por 1,50 m de anchura.

El terreno natural -UE 033- se caracteriza como un sedimento arcilloso muy compacto que contie-ne pequeños cantos de cuarcita. Sobre este nivel se construye la cimentación de la calzada -UE 032- con grandes bloques de piedra caliza, dispuestos sin or-den aparente y sin una estructura interna definida, recebados con una tierra arcillosa de tonalidad par-do-rojiza y estructura muy compacta, formando un paquete de unos 30 cm de potencia, con un desarrollo ligeramente superior en la zona central que se reduce

Vía 34 De Hispania a Aquitania-14, detalle de la cimentación

Vía 34 De Hispania a Aquitania-14, sección este




hacia los laterales. La cimentación queda cubierta di-rectamente por la capa de rodadura -UE 031-, un ni-vel de gravas, tanto calizas como cuarcíticas, no muy compactado, de matriz arcillo-arenosa y estructura poco compacta, cuya potencia es menor en el centro que en los laterales, donde ronda los 20 cm.



Esta Unidad de Excavación se localiza en un te-rraplén fosilizado situado en la vega del arroyo del

Valle, junto a su margen izquierda, en la localidad de Olleros de Tera (Calzadilla de Tera, Zamora). Se trata de una sección completa de 15,50 m de longitud por 1,80 m de anchura.

En la base de la secuencia estratigráfica se docu-menta el substrato geológico –UE 214-, formado por un estrato de arenas de tonalidad amarillenta y gra-vas silíceas, relativamente compacto, sobre el que se disponen las capas de afirmado de la vía romana. Su ejecución comienza con la construcción de un muro –UE 212- en el lado O, levantado a modo de conten-ción frente al cauce del arroyo del Valle que discu-rre inmediatamente al S, habiéndose documentado

Vía De Clunia a Segisamone-03, detalle de la cimentación.

Vía De Clunia a Segisamone-03, sección sur.




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en un tramo aproximado de 2 m. Su fábrica emplea piedras de gneis glandular junto con cantos rodados de mediano tamaño que rellenan los huecos existen-tes en la parte superior, con una anchura de 1,20 m y un alzado máximo de 0,26 m, asentando directa-mente sobre el terreno natural sin zanja o cajeado de cimentación. Se constata un terraplén de material arcilloso contenido por el muro y por encima se ha depositado un potente nivel de zahorras –UE 211- de granulometría fina que forman una capa bastante compacta con un espesor máximo de 1,20 m. En la parte superior se observa un amplio rehundimiento,

de aproximadamente 1 m de anchura y 0,18 m de profundidad, que se proyecta longitudinalmente a lo largo de este tramo y que, según noticias del inge-niero Enrique Gadea (1874), sirvió para soportar una pequeña acequia molinar. Por último se identifica un nuevo echadizo de gravas –UE 213- de tonalidad marrón oscura, textura areno-arcillosa y estructura medianamente compacta, que podría interpretarse como el talud de la vía.



Esta Unidad de Excavación tiene unas dimensio-nes de 8,70 m en sentido de longitud y 1,80 m en sentido de anchura, se localiza en el camino conocido como Carril de Las Brujas, en la localidad de Villálvaro (San Esteban de Gormaz, Soria).

El sustrato natural -UE 306- está representado por un sedimento arenoso, muy compacto y homogéneo, que sirve de soporte a un sedimento de características similares -UE 305- que viene a regularizar el plano superior del anterior, permitiendo asentar un nivel de zahorras -UE 304- de granulometría fina que forman una capa muy sólida y compacta. Sobre el anterior se suceden dos nuevos niveles de zahorras muy com-pactos -UU.EE. 303/302-, que difieren únicamente en su coloración, rojiza en el primero y amarillenta en el segundo. Este último aparece cubierto por un aporte compacto -UE 301-, compuesto fundamentalmente por gravas y gravillas, que se corresponde con la capa de rodadura de la calzada, que conserva una potencia media de 20 cm, encontrándose en algunos sectores parcialmente alterada por la incidencia del arado.

Unidad de excavación 38-a (X: 471351; Y: 4620967)

Esta excavación se localiza en el monte de Valdo-ria, en Alcubilla de Avellaneda (Soria), muy próximo a la divisoria con la provincia de Burgos (Coruña del Conde); tiene unas dimensiones de 10 m de longitud por 1,50 m de anchura.

El nivel natural -UE 385a- se caracteriza como una capa de zahorras de tonalidad rojiza sobre el que se deposita un nivel de zahorra natural –UE 384a- de textura arenosa y estructura muy compacta for-mado por zahorras de granos calizos y de cuarzo de pequeño tamaño, con una potencia de apenas 6 cm, cuya función habría sido la de regularizar la super-ficie. Prácticamente sin solución de continuidad se

Vía 17 De Astorga a Braga por Chaves-21, panorámica del

afirmado y detalle del muro de contención.




suceden varias capas de características similares a la anterior, aunque suelen variar las coloraciones de las gravas -UU.EE 383a, 382a y 381a-, representan-do el superior el nivel de rodadura, que alcanza un desarrollo máximo de 30 cm. Toda esta estructura de capas de zahorras sucesivas de afirmado se encuen-tran delimitadas por un nuevo aporte de gravas -UE 387a- que define el talud O del camino romano.

SECCIONES TRANSVERSALES

COMPLETAS ESCALONADAS

Este tipo de actuación ha consistido en la exca-vación de la infraestructura de la vía en diferentes planos, generalmente proyectados a partir de una sección completa, lo que permite obtener una docu-

Vía 27 en el tramo De Tarazona a Clunia-30, sección oeste.

Vía 27 en el tramo de De Tarazona a Clunia-30: detalle de las capas de afirmado.




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mentación longitudinal de las diferentes capas que definen la secuencia constructiva.



Esta sección se ha localiza en un terraplén “fosili-zado” conservado junto al denominado Camino de los Romanos, en el término Quintanapalla (Burgos); tiene unas dimensiones de 9,20 m de longitud por 1,50 m de ancho, habiéndose procedido al escalonamiento longitudinal a partir del perfil occidental.

El suelo natural está representado en este sec-tor de la paramera por un estrato de roca caliza -UE 055-, sobre el que se dispone el afirmado de la vía. El proceso constructivo se inicia con una capa -UE 054- de tierra arcillosa muy compacta, sin intrusiones de ningún tipo, que tiene una potencia media esti-mada de 14 cm y que se dispone directamente sobre la roca, cumpliendo una función de nivelación previa al asiento de la cimentación -UE 053-. La cimenta-ción se lleva a cabo con numerosos bloques y pie-dras calizas de mediano tamaño, así como con cantos

y gravas igualmente calizos, trabadas en un aporte muy compacto de composición arcillo-arenosa que alcanzan un desarrollo medio de 30 cm. La cimenta-ción queda cubierta por un nuevo aporte -UE 052- de composición arcilloso-arenosa y estructura compac-ta, que contiene abundantes piedras calizas de pe-queño tamaño, cuya función es regularizar y nivelar el plano de cimentación, habiendo quedado en la su-perficie del mismo las improntas de tres rodadas de carro, con una anchura de 14 cm y una profundidad que varía entre 2 y 5 cm. Sobre éste se dispone un paquete de gravillas cuarcíticas de granulometría fina -UE 051-, ligeramente compactado, que se conserva solamente en el extremo N del área excavada, iden-tificado como la capa de rodadura. En este mismo sector se documenta un aporte arenoso, de tonalidad blanquecina y estructura muy compacta con alguna grava caliza, que se corresponde con el talud lateral de la calzada -UE 056-.


Esta Unidad de Excavación se localiza en un te-rraplén situado inmediatamente al sur de la carrete-ra BU-V-5021 -Burgos-Poza de la Sal-, en Villayer-

Vía 27 De Tarazona a Clunia-38a, detalle de las capas sucesivas de zahorras.




Vía 01 De Italia a Hispania-05, arriba, panorámica de las distintas capas de firme. Abajo, primer plano de las huellas de carro

documentadas en la capa de regularización superior de la cimentación.

Vía 01 De Italia a Hispania-05, sección oeste.VíVí 0011 DD IIt llii HHii ii 0505 ióió t




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no-Morquillas (Burgos). Se ha realizado una sección completa de 10,80 m de longitud por y 1,60 m de anchura, habiéndose llevado a cabo una limpieza superficial a partir del perfil occidental y un escalo-namiento de las capas de rodadura, regularización y cimentación.

En la base de la secuencia estratigráfica se docu-menta un nivel natural -UE 135- arcilloso, de un in-tenso color marrón oscuro y muy compacto, que se superpone a las arcillas naturales de tonalidad blan-quecina –UE 136-. Sobre el primero se suceden sin solución de continuidad las diferentes capas de firme que constituyen la estructura de la vía romana. En el plano inferior la cimentación –UE 133-, formada por

una capa de piedras calcáreas de tamaños muy varia-dos, disponiéndose las más gruesas en la base y los cantos de calibre más fino en la parte superior, rece-badas con un aporte blanquecino de composición ar-cillosa hasta formar un conglomerado muy compacto y apisonado de unos 30 cm de potencia. Por enci-ma se dispone un nuevo nivel –UE 132- compuesto por abundantes piedras calizas de pequeño tamaño, formado una capa muy apisonada de unos 20 cm de potencia, que cumple la función de regularizar la su-perficie de la cimentación. Éste queda cubierto por un aporte de naturaleza areno-arcillosa –UE 131- formado por una gravilla caliza de calibre fino y me-diano que forma la capa de rodadura, cuya potencia ronda los 15 cm. Bajo este nivel se han documentado dos huellas de carro equidistantes entre sí 1,40 m, con una anchura de 16 cm, variando su profundidad entre 1 y 3 cm. Finalmente, se documenta un últi-mo aporte –UE 134-, bien documentado en el en el flanco N, constituido por un material de matriz arci-llo-arenosa que contiene algunos cantos de pequeño tamaño y que configura el talud de la vía romana con el que culmina su construcción.



Esta actuación se localiza en tramo en desuso que conserva un destacado terraplén, de la llamada Cal-zada del Obispo, en Castrocalbón (León); tiene unas dimensiones de 7,60 m de longitud por 1,60 m de an-chura. Se ha realizado una limpieza longitudinal de los perfiles N y S de 0,90 m y 1,50 m respectivamente, seguido de un escalonado de los bordillos N y SO.

En la base de la estratigrafía se sitúa el terreno na-tural –UE 086- compuesto por limos arenosos sobre los que se desarrolla el afirmado de la vía romana. Directamente sobre el anterior se dispone la cimen-tación, formada por una capa –UE 082- de matriz ar-cillosa y estructura muy compacta que contiene gran-des bloques de arenisca y de cuarcita dispuestos en un plano horizontal, rellenándose sus intersticios con piedras de menor tamaño, hasta alcanzar un desarro-llo máximo próximo a los 40 cm. Se encuentra deli-mitada en sus extremos por sendos bordillos -UU.EE. 083/084-, en cuya construcción se han empleado grandes piedras irregulares de arenisca alineadas, fi-jando la anchura de la vía romana en 6,50 m. Toda esta estructura está cubierta por un aporte –UE 081- de zahorras naturales, trabadas con un material simi-lar al anterior, cuya potencia no sobrepasa hoy los 10 cm, que vendría a conformar la capa de rodadura.

Vía 01 De Italia a Hispania-13, proceso de excavación.Víí DD I lli Hi i 13 dd óió






Esta excavación se localiza en la conocida desde tiempos de Saavedra como Calzada Romana de Uxama a Augustobriga, cuyo trazado en este sector discurre a escasos 25 m al S de la carretera N-122, en Calataña-zor (Soria). Se ha excavado una sección completa con unas dimensiones de 9,30 m de longitud por 1,50 m de anchura, habiéndose procedido, con bastante pos-terioridad y una vez meteorizados los perfiles —pro-ceso que facilita la labor de retirada completa de los materiales arcillosos que enmascaran las piedras—, a

una limpieza y escalonado de las capas de rodadura y de regularización de la cimentación a partir del perfil occidental.

El terreno natural está formado por un nivel de limos y arenas -UE 196- muy compacto, sobre el que se deposita una capa -UE 194- de naturaleza areno-arcillosa y tonalidad parduzca, cuyo espesor ronda los 10 cm, formado por un aporte de gravas y cantos rodados de mediano tamaño que da lugar a una capa bastante compacta para asentar la cimentación. Ésta -UE 193-, se diferencia como un nivel de bloques de caliza karstificada mezclados con piedras calcáreas de mediano tamaño, distribuidas en un plano irre-gular, con un desarrollo máximo de 20 cm. Sobre ella

Vía 17 De Astorga a Braga por Chaves-08, panorámica de sección y escalonado y sección norte.




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se dispone una nueva capa -UE 192- que contiene abundantes cantos calcáreos de pequeño y mediano tamaño, recebados con un aporte de composición arenosa y tonalidad blanquecina, que forma una es-tructura muy sólida y compactada, de unos 10 cm de espesor, interpretado como la capa de regularización del cimiento. En este nivel se han identificado un par de pequeños canalillos rehundidos de apenas 3 cm de profundidad, equidistantes entre sí 1,40 m, que parecen corresponderse con sendas huellas del carro empleado en el transporte de los materiales de la capa superior, cuyo extendido habría “fosilizado” dichas improntas. Dicha capa se corresponde ya con el nivel de rodadura -UE 191-, compuesto por un paquete

de gravas de unos 20-30 cm de grosor, relativamente compactado. La estructura constructiva de la vía se completa con un último aporte -UE 195- de una capa areno-arcilloso escasamente compactado, reconoci-do en el lado N del área excavada, que representa el talud de la vía romana —en el flanco meridional ha desaparecido debido a la acción del arado—.


Esta actuación se localiza en el páramo de Calata-ñazor (Soria); tiene unas dimensiones de 9 m de lon-gitud por 1,80 m de anchura, habiéndose procedido, una vez meteorizados los cortes, a un escalonado lon-

Vía 27 en el tramo De Tarazona a Clunia-19, sección oeste.

Vía 27 en el tramo De Tarazona a Clunia-19: detalle de la meteorización del perfil oriental.d llll dd ll ii ióió dd ll fifill ii ll




gitudinal realizado a partir del perfil oriental, donde se han identificado los bordillos que delimitan la vía ro-mana. La secuencia constructiva de la vía en este sec-tor es muy similar a la documentada en otros puntos ya analizados, concretamente en el anterior, siendo la presencia de los bordillos y sus implicaciones para la caracterización de la vía, la que nos ha llevado a pre-sentar los resultados de esta intervención.

El sustrato natural -UE 237- está formado por un potente nivel de arcillas sobre calizas karstificadas. Sobre éste se ha dispuesto una capa -UE 234- de composición arcillosa, tonalidad parda y estructura medianamente compacta, de unos 8 cm de potencia, que contiene piedras calcáreas de pequeño tamaño y que cumple la función de regularización del terreno para el asiento de la cimentación. Ésta se identifica como un nivel formado por piedras calizas hetero-métricas y numerosas gravas de distintos calibres, trabadas por un aporte de naturaleza arcillo-areno-sa, de color marrón, formando una unidad bastan-te compacta y consistente -UE 233- de unos 20 cm. Dicho cimiento se encuentra delimitado en sus ex-tremos por bloques irregulares de piedra caliza, ali-neados en el sentido del trazado —en este caso una marcada dirección NE/SO—, que se corresponden con los bordillos de la vía romana -UU.EE. 238/239-, fijando su anchura en torno a 6,50 m. Por encima se

identifica un nivel de gravas calcáreas -UE 232- con un espesor de apenas 8 cm, relativamente compacto, que regulariza el plano de cimentación, en cuyo perfil oriental se han identificado un par de huellas de ca-rro pertenecientes al momento de la construcción del vial romano, dando paso sin solución de continuidad a un nuevo depósito de gravas calizas -UE 231-, de estructura suelta y homogénea, con una potencia aproximada de 20 cm que define la capa de rodadura de la vía romana.

Finalmente el proceso constructivo se remata con el aporte de una capa arenosa, relativamente com-pacto y homogéneo, que contiene algunos cantos de caliza de pequeño tamaño, identificado en los extre-mos del área excavada, por lo que se ha interpretado como el talud de la vía romana —talud N/UE 236 y S/UE 235—.



Esta intervención se localiza en Solarana (Burgos) y ha consistido en una sección completa de 10,40 m de longitud por 1,80 m de anchura, habiéndose pro-cedido al escalonamiento longitudinal a partir del perfil meridional.

Vía 27 en el tramo De Tarazona a Clunia-23, panorámica de las distintas capas de firme delimitadas por bordillos laterales

y huellas de carro en la parte superior




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Vía De Clunia a Segisamone-16, panorámica de la sección realizada y detalle de las distintas capas de firme.




La secuencia estratigráfica se inicia con la do-cumentación de un nivel de formación natural -UE 166-, de composición arcillosa, con bloques y cantos de piedra caliza, y estructura compacta, situado sobre las calizas cretácicas -UE 167- que constituyen el sustrato geológico en este sector. A continuación se disponen los diferentes paquetes del afirmado de la vía romana que presentan en común tanto su textura arcillo-arenosa, como su estructura relativamente compacta. En primer lu-gar se reconoce el nivel de asiento de la cimenta-ción -UE 164-, formado por una gran cantidad de piedras calizas de pequeño tamaño que forman un plano regular a partir del cual se procede a la cons-trucción de la cimentación propiamente dicha -UE 163-, que emplea abundante piedra caliza de dis-tintos grosores —bloques, lajas, cantos y grava—, mezclados con un material arcilloso hasta confor-mar un nivel homogéneo y compacto de unos 40 cm de grosor. Sobre ésta se dispone un nivel de

grava y gravilla caliza -UE 162- que regulariza el plano de cimentación, formando una capa regular y uniforme en la que se han reconocido varias hue-llas de los carros de transporte, de características similares a las ya documentadas en otros cortes, que quedan cubiertas por la capa de rodadura -UE 161-, un nivel de gravilla caliza relativamente compacto, que conserva unos 16 cm de espesor. El proceso constructivo de la vía se completa en este sector con el talud -UE 165-, identificado en el ex-tremo oriental del área excavada.

vía de osma a tiermes:


Esta actuación se ha centrado en un terraplén fosi-lizado, con escaso alzado, situado junto al denomina-do Camino Real, en Montejo de Tiermes (Soria); tiene unas dimensiones de 10 m de longitud por 1,80 m

Vía De Osma a Tiermes-10: Vista aérea (foto: I. Moreno).




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de anchura, habiéndose procedido al escalonamiento progresivo a ambos lados del perfil septentrional con el objetivo de documentar los bordillos que delimitan la cimentación de la vía romana.

La secuencia estratigráfica se inicia con el recono-cimiento del substrato geológico -UE 102- formado por la roca caliza característica en este sector de la paramera termestina, presentando su parte superior sumamente exfoliada y fragmentada. Sobre ésta se dispone la cimentación de la vía -UE 101-, un nivel constituido por gran cantidad de bloques, cantos y grava calizos, trabados con un material arenoso de color marrón y estructura compacta. Este cimien-to se encuentra encajado entre dos bordillos que delimitan la estructura basal de la vía tanto por su lado oriental -UE 103-, como occidental -UE 104-, fijando su anchura en 6,50 m. En ambos casos están construidos con piedras calizas irregulares de gran tamaño dispuestas de forma alineada. Éstos, al igual que la cimentación, se encuentran cubiertos por una

capa arenosa -UE 100- y bastante compacta forma-do por un paquete de gravas y gravillas, de unos 12 cm de potencia, que conforman la capa de rodadura de este vial.

CONCLUSIONES

Los ejemplos analizados en este trabajo, más allá, pero no menos importante, de confirmar el carácter romano de determinados trazados viarios cuyo dis-currir podía plantear más o menos dudas, ponen de manifiesto como la aplicación sistemática de un mé-todo de excavación adecuado puede aportar unos re-sultados relevantes para avanzar en la caracterización y el conocimiento de los caminos romanos.

La caracterización de estas evidencias, como ya se planteó al inicio de esta comunicación, debe realizar-se tomando como referencias principales las cuestio-

Vía De Osma a Tiermes-10: Primer plano del bordillo este.




nes relacionadas con la técnica constructiva, que se ha manifestado como el indicador más válido para la identificación de la red viaria romana. En este senti-do, entendemos que la excavación arqueológica está en condiciones de contribuir de forma determinante a resolver la problemática que tradicionalmente se ha planteado en torno a este tema, aportando datos que permitan superar planteamientos que han constreñi-do el análisis de estos elementos de ingeniería histó-rica orientándolo hacia interpretaciones de marcado carácter historicista, poco preocupadas, en definitiva, de contrastar si tal o cual de los trazados propuestos era efectivamente romano o no. Cuando no exclu-sivamente procuradas de proponer una clasificación tipológica de las vías como via lapide strata, via terrera o glarea strata, bien si se utilizaba la terminología de Livio o de Ulpiano.

Las excavaciones arqueológicas realizadas en el marco del proyecto que nos ocupa para el territorio castellano-leonés, más allá de los detalles particula-res sobre estratigrafía o características del afirmado viario que cada uno de los casos analizados mani-fiesta, están evidenciando la existencia de secuencias constructivas perfectamente articuladas, que denotan una planificación clara del proyecto de ejecución de cada trazado, manifestando dinámicas o “modos de hacer” perfectamente establecidos y pautados para todo su desarrollo.

En términos generales, el empleo de materiales procedentes del entorno inmediato, como ya se ha señalado de forma reiterada en trabajos recientes, parece ser una constante, siendo los niveles de roda-dura los que presentan unos materiales más especí-ficos, adaptados a su función de favorecer el tránsito y ofreciendo a su vez una resistencia y compactación suficiente como para soportar el desgaste permanen-te al que estarán sometidos. Las gravas y zahorras

de calibres fino y mediano cumplen esta función a la perfección, por lo que su empleo puede suponer la presencia de materiales ajenos al contexto geológico más próximo.

Otro aspecto que la excavación arqueológica de las vías romanas ha venido a confirmar, es la ausen-cia sistemática de materiales arqueológicos —arte-factos— formando parte de los depósitos que consti-tuyen las capas de afirmado, y que dado el volumen de sedimento movilizado en el desarrollo de nuestro proyecto, vendría a confirmar lo ya señalado al res-pecto al inicio de esta comunicación. Esta consta-tación debiera llevar a los arqueólogos a reflexionar sobre determinadas interpretaciones sugeridas a raíz de las intervenciones realizadas en este tipo de yaci-mientos.

En definitiva, la excavación arqueológica constitu-ye una herramienta de trabajo adecuada para el estu-dio de las vías romanas, no sólo como complemento de otras fases del proceso de investigación sobre es-tas infraestructuras, como por ejemplo la prospección en su concepción más amplia, sino sobre todo y fun-damentalmente para fijar unos parámetros o varia-bles estratigráficos bien contrastados a partir de los cuales poder identificar con mayor precisión los ca-minos cuya técnica constructiva es indudablemente romana. Otra cuestión no menos relevante es fijar los criterios que permitan caracterizar e identificar otro tipo de infraestructuras o elementos de la red viaria, como son los caminos secundarios o divertícula, que constituyen la malla articuladora del territorio a una escala más detallada, cuyo análisis tal vez deba plan-tearse sobre otras bases o criterios técnicos, donde los yacimientos arqueológicos de cronología romana juegan un papel determinante, pero este debate ex-cede ampliamente las posibilidades actuales de este trabajo.




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tratamiento arqueológico de las vías romanas - … · tiﬁcación, diagnóstico y análisis...

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