tratado de culinaria para mujeres tristes de héctor abad faciolince r1.0

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Recetas vitales motivadas por dudas

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  • Tratado de culinaria para mujeres tristes es una obra inclasificable, irreductible a un nico gnero literario. Se compone debreves recetas vitales motivadas por las dudas que suelen habitar el imaginario femenino. Hctor Abad Faciolince abordacon humor y sutil tacto los recovecos de la psicologa femenina y propone lo que l mismo llama repentinos antdotos parala pertinaz melancola. Cada pieza es un remedio contra un obstculo profundo y cotidiano. Todo un recetario, un libro deconsejos hilados por el tono de una fantstica prosa potica y pensados para lidiar con el amor, la fidelidad, los celos, latraicin, la melancola, el envejecimiento, el paso del tiempo, la culpabilidad, la seduccin o el miedo.

  • Hctor Abad Faciolince

    Tratado de culinaria para mujeres tristes

    e Pub r1.0

    m a nd i us 10.02.14

  • Ttulo original: Tratado de culinaria para mujeres tristesHctor Abad Faciolince, 1996

    Editor digital: mandiusePub base r1.0

  • A mis cinco hermanasMejor dicho: a mis seis madres

  • Nadie conoce las recetas de la dicha. A la hora desdichada vanos sern los ms elaborados cocidosdel contento. Incluso si en algunas la tristeza es motor del apetito, no conviene en los das de congojaatiborrarse de alimento. No se asimila y cra grasa la comida en la desdicha. Los brebajes ms sanosdesprenden su ponzoa cuando son apurados por mujer afligida.

    Sana costumbre es el ayuno en los das de desgracia.Sin embargo, en mi largo ejercicio con frutos y verduras, con hierbas y races, con msculos y

    vsceras de las variadas bestias silvestres y domsticas, he hallado en ocasiones caminos de consuelo.Son cocimientos simples y de muy poco riesgo. Tmalos, sin embargo, con cautela: los mejoresremedios son veneno en algunas. Pero haz la prueba, intenta. No es bueno que acaricies, pasiva, tudesdicha. La tristeza constipa. Busca el purgante de las lgrimas, no huyas del sudor, tras el ayunoprueba mis recetas.

    Mi frmula es confusa. He hallado que en mi arte pocas reglas se cumplen. Desconfa de m, nococines mis pcimas si te asalta la sombra de una duda. Pero lee este intento falaz de hechicera: elconjuro, s sirve, no es ms que su sonido: lo que cura es el aire que exhalan las palabras.

  • En las tardes de lluvia menuda y persistente, si el amado est lejos y agobia el peso invisible de suausencia, cortars de tu huerto veintiocho hojas nuevas de hierba toronjil y las pondrs al fuego en unlitro de agua para hacer infusin. En cuanto hierva el agua deja que el vapor moje las yemas de tusdedos y grala tres veces con cuchara de palo. Bjala del fuego y deja que repose dos minutos. No lepongas azcar, bbela sorbo a sorbo de espaldas a la tarde en una taza blanca. Si al promediar el litrono notas cierto alivio detrs del esternn, calintala de nuevo y chale dos cucharadas de panelarallada. Si al terminar la tarde el agobio persiste, puedes estar segura de que l no volver. O volverotra tarde y muy cambiado ya.

  • Haces volteretas con el cuerpo y la imaginacin para evadir la tristeza. Pero quin te ha dicho quese prohbe estar triste? En realidad, muchas veces, no hay nada ms sensato que estar tristes; a diariopasan cosas a los otros, a nosotros, que no tienen remedio, o mejor dicho, que tienen ese nico yantiguo remedio de sentirnos tristes.

    No dejes que te receten alegra, como quien ordena una temporada de antibiticos o cucharadas deagua de mar a estmago vaco. Si dejas que te traten tu tristeza como una perversin, o en el mejor delos casos como una enfermedad, ests perdida: adems de estar triste te sentirs culpable. Y no tienesla culpa de estar triste. No es normal sentir dolor cuando te cortas? No arde la piel si te dan unlatigazo?

    Pues as el mundo, la vaga sucesin de los hechos que acontecen (o de los que no pasan) crean unfondo de melancola. Ya lo deca el poeta Leopardi: como el aire llena los espacios entre los objetos,as la melancola llena los intervalos entre un gozo y otro.

    Vive tu tristeza, plpala, deshjala entre tus ojos, mjala con lgrimas, envulvela en gritos o ensilencio, cpiala en cuadernos, apntala en tu cuerpo, apntala en los poros de tu piel. Pues slo sino te defiendes huir, a ratos, a otro sitio que no sea el centro de tu dolor ntimo.

    Y para degustar tu tristeza he de recomendarte tambin un plato melanclico: coliflor en nieblas.Se trata de cocer esa flor blanca y triste y consistente, en vapor de agua. Despacio, con ese olor quetiene el mismo aliento que desprende la boca en los lamentos, se va cociendo hasta ablandarse. Yenvuelta en niebla, en su vapor humeante, ponle aceite de oliva y ajo y algo de pimienta y slala conlgrimas que sean tuyas. Y paladala despacio, mordindola del tenedor, y llora ms y llora todava,que al final esa flor se ir chupando tu melancola sin dejarte seca, sin dejarte tranquila, sin robarte tutristeza, pero con la sensacin de haber compartido esa flor inmarchitable, con esa flor absurda,prehistrica, con esa flor que los novios jams piden en las floristeras, con esa flor de col que nadiepone en los floreros, con esa anomala, con esa tristeza florecida, tu misma tristeza de coliflor, deplanta triste y melanclica.

  • El peso de los aos, como una piedra antigua, un da caer del insondable tiempo hasta tus pies.Sintate si ests echada; levntate si ests sentada y corre a un arroyo de aguas (si las encuentras)puras y transparentes. Inclnate y bebe en la cuenca de tu mano hasta sentir, irrefrenable, la invertidased del vmito. No manches el arroyo, enjugate la cara sin ensuciar su cauce. Regresa a tu casa yayuna hasta el alba siguiente. Guarda toda la orina de la noche y muy temprano riega, con ella, lamata de albahaca. Sin recobrar la juventud, sers ms joven.

  • Alguna vez querrs, por motivos que sabes y me s, que a ese tu austero husped se le suelte lalengua y pronuncie recnditas palabras. Te advierto que si quieres hacerle tanta fuerza, fuerza sertambin usar la sangre.

    Una vez decidida, pedirs al verdugo de las reses un lomo algo maduro de novillo adulto (almenos de tres aos). Cortars las rodajas tan anchas como los cuatro dedos de tu mano, excluyendoel pulgar. Las dejars de sol a sol al aire libre y a la sombra, apenas cubiertas con un enmallado querechace las moscas. Conseguirs tambin mucha pimienta negra que, poco antes del convite, triturarsen el mortero sin dejarla muy fina.

    Huesos y menudencias del bovino servirn para hacer un caldo fuerte. Cada rodaja recibir unacucharada grande de pimienta molida.

    Ya el husped en la mesa, entretenido con alguna lechuga, pondrs en la sartn aceite ymantequilla y delicadamente posars los trozos de lomo sin moverlos, sin siquiera tocarlos, a fuegovivo, un minuto y medio por cada lado. A los tres minutos, pues, los bajars del fuego y puestos enun plato les esparcirs la cantidad de pimienta convenida.

    Una copa de brandy bien colmada pondrs en la sartn de la fritura, y un poco de ese caldopreparado, como dije, muy fuerte. Deposita los trozos del lomito nuevamente en la olla y deja que ellquido se merme muy despacio por Otros tres minutos. Al cabo de este tiempo aade una cucharadade crema por rodaja de carne y deja que la salsa se haga densa sin permitir que hierva.

    Pon todo en una fuente y llvalo a la mesa. Se acompaa con pan y con pur de papas. El vino hade ser tinto de unas uvas que habrn tenido la vendimia antes del quinto ao y despus del tercero.Este lquido rojo ms la rojsima sangre de la res aflojarn la lengua del husped ms prudente ytaciturno.

    La receta es segura. Pero una condicin tendrs en cuenta para que sea infalible: la crema de lasalsa se har con la leche de la misma vaca que pari a la res sacrificada. Si no es as, el husped detodas forma hablar, pero quiz no diga aquello que pretendes.

    Si quieres que otros labios te sean generosos, abre tambin los tuyos.

  • Pocas mujeres desconocen el arte de los ojos: la mirada. O lo aprenden mirando o ya nacen con l delvientre de sus madres. Para la brillantez de la mirada he de darte una receta de probable eficacia y deimprobable dao. Consiste en enjuagarte los ojos con una solucin de dos pizcas de sal por litro deagua hervida. Ya s que algo tan simple no te sonar mgico. La sencillez inspira desconfianza; es estala razn por la que brujos, curanderos y mdicos viven inventando palabras y con juros bastantealtisonantes: nadie cree en lo simple. Lvate pues los ojos con lo dicho, y mientras te los lavaspronuncia esta plegaria de misterioso embrujo: Inocuo antojo, inicuo abrojo, dame la luz del ojo!

    Ms ntidos tendrs los colores del iris, ms transparente crnea, ms libres las pestaas, msblanco el blanco que enmarca el ms brillante prisma de tu cristalino. Y alumbrar tanto tu mirada quelos que alcancen a vislumbrar por un momento tus pupilas no podrn ms que parpadear deasombro.

  • Si algn da te enfermas de palabras, como a todos nos pasa, y ests harta de orlas, de decirlas. Sicualquiera que eliges te parece gastada, sin brillo, minusvlida. Si sientes nusea cuando oyeshorrible o divino para cualquier asunto, no te curars, por supuesto, con una sopa de letras.

    Has de hacer lo siguiente: cocinars al dente un plato de espaguetis que vas a aderezar con elguiso ms simple: ajo, aceite y aj. Sobre la pasta ya revuelta con la mezcla anterior, rallars unestrato de queso parmesano. Al lado derecho del plato hondo colmo de espaguetis con lo dicho,pondrs un libro abierto. Al lado izquierdo, pondrs un libro abierto. Al frente un vaso lleno de vinotinto seco. Cualquier otra compaa no es recomendable. Pasars al azar, las pginas de uno y otrolibro, pero ambos han de ser de poesa. Slo los buenos poetas nos curan la llenura de palabras. Slola comida simple y esencial nos cura los hartazgos de la gula.

  • Que no te aprese la mezquina costumbre del sollozo y crate de esto con porciones de arroz blanco.Te bastar una taza. Enjugalo tres veces hasta que su agua lechosa se vuelva tenue y suave comoseno de nodriza. Pon el doble de agua y una pizca de sal. Cuando haya hervido el agua revulvela unavez. Ponle a la olla tapa y baja el fuego. Diez minutos despus apaga el fuego sin destapar la olla.Espera un cuarto de hora con el arroz tapado. Luego podrs comer.

    Si tienes una yema muy fresca de pato o de gallina, la puedes revolver con tu plato de arroz. Elcolor de la yema en el arroz ahuyenta los sollozos y suprime el llanto. Si mucho, algo despus, tequedar el rescoldo intermitente, casi jocoso, involuntario, del hipo.

  • La nica noche, dijo alguien, es la del desvelo, la noche pasada en blanco. No se guarda memoria delas noches dormidas. As el amor: el ms inolvidable es el que nunca fue.

    Como para el insomnio, tambin para el olvido hay jarabes y menjurjes. Pero ambos sonremedios sin discernimiento. Los unos te dormirn tanto (sin sueos y sin sueo), que ser comomorir. Con los otros no olvidars, si los tomas, lo que quieres olvidar: lo olvidars todo, augusto odisgustoso que haya sido.

    No te revelo, pues, mis brebajes para el sueo y el olvido. Poseen el mismo efecto que tiene lacicuta.

  • A quienes luchadores empedernidos de lo autctono te reprochen tus platos forasteros, tendrsque recordarles que tambin los frisoles y el ajiaco, la carne en polvo y el chicharrn son importados.Ni marranos ni judas ni gallinas haba en estas tierras del extremo occidente. Que llevemos tres sigloscocinando pltanos verdes y maduros no quita la verdad de que nos los trajeron, con sus esbeltoscuerpos, los esclavos.

    Una vida es muy corta para el transcurso de la historia y si llevamos apenas decenios comiendo,qu s yo, queso amarillo o lomo a la bernesa, dentro de dos milenios parecer todo tan viejo como elchcolo, tan autctono como el tamal, tan ancestral como el pan cimo tragado con palabrassangrientas y carnales.

    Los fundamentalistas del estmago limtense a la yuca, la papa o el tomate. Cosas buenas, maspocas. En todo caso, si creen que su pasado es nico, que no son un miscelneo menjurje deamericano, europeo y africano, que se dediquen a cultivar sus limitados horizontes.

    Yo por m, t por ti, sintete multitud de todo aquello, y como pez en el agua y a tus anchaspasate con la felicidad de no sentirte falsa en ninguna de estas tres tradiciones culinarias. Es ms,tampoco sientas ajena la oriental. Todo lo humano es de todos y as como el arroz nos deleita lalengua, tambin los chinos debern encontrar, pues les conviene, el gusto por la arepa.

    Mujer, qudate en paz, come lo que te guste que casi todo es bueno, venga de donde venga. Elregionalismo culinario no es ms que una estrechez de entendederas. Pocos versos tan tontos comoesos de un poeta de la raza (de qu raza hablarn?) en que se trenza en disputa feroz a favor delmaz, contra la papa:

    Salve, segunda trinidad bendita,Salve, frisoles, mazamorra, arepa!() Oh, comparar con el maz las papas.Es una atrocidad, una blasfemia!

    Eso s, si un da ests en la obligacin de invitar a personas que se jactan de ser muy naturales,muy locales y autnticas, perfectamente autctonas, de esas que se envanecen porque jams han idoa tierra ajena, entonces ese da les preparas nuestro ms ancestral plato, la comida nuestra porantonomasia, maravilloso descubrimiento culinario de los indgenas que poblaban nuestras tierras porlos lados del Citar. La receta est ciada por un cronista de la Colonia y consiste en frer unosgusanitos que los indios llamaban mojojui y nosotros todava conocemos como mojojoy.

    Son, deca el viajero, gusanos ms blancos que un armio, pero mejor criados, robustos ymacizos, tienen las cabezas encarnadas, y llaman mojojui. Estos para gente de minas y todos los quese hallan radicados en los montes, son muy apetecidos, pues dicen que es un bocado muy delicado, ylo que he observado es que no son ms que manteca pues los he visto beneficiar para frer. Losrompen a lo largo por la mitad, les sacan las entraas, que no es ms que a modo de una flauta muysutil, les cortan la cabeza, y los tajan lo propio que tocino de cerdo, les echan sal, y los ponen en unasartn al fuego. Rinden mucha manteca, fren huevos en ella, y lo que quieren, y el tostado ochicharrn que queda lo comen con muchsimo gusto. Guisados, y de mil maneras los comen, sonmuy tiles, pues en sus tiempos se proveen varios negros con estos gusanos de manteca para

  • muchos das.Ya vers, mujer, el xito que tendrs con el mojojoy. Es deliciosa y autntica comida, para

    hgados acostumbrados a nuestras hormigas culonas del cementerio de Bucaramanga. Dirs tan sloque son langostinos o camarones autctonos (de la tierra, mejor dicho), pura comida de las entraasde nuestro propio suelo. Si no se los comen, al menos callarn.

  • La pulpa blanca del lenguado es manjar para enfermos. No quieras atraer La enfermedad comiendo,t, lenguado. Aunque no, esto es supersticin: no se enferma de tos el sano que liba miel.

    Es conveniente, sin embargo, para la economa de la cosa pblica, que dejes los remedios aquienes los requieren. Cuando ests sana y goces de un amor correspondido, come alimentos crudos:muerde la manzana, bebe jugos de frutas, pon entre dos estratos de jugosas peras un trozo de quesoseco. El queso con las peras alimenta el amor afortunado.

    Pero no comas queso con pera cuando ests en busca del amor. El queso con las peras no brindala necesaria paz de los sentidos que atrae a los amantes. Los hombres desconfan de cualquier mujerque se muestre muy ansiosa por trabar relaciones. Les atrae mucho, en cambio, cierta alegre y atentaindiferencia. Pon atencin a los hombres que te gusten, que te atraigan, pero no demasiada. Finge quete distraes, que te ocupas de otros, que l es uno ms, igual entre los iguales. Espera a que l empiecea exhibir su inters, sin que antes tu sonrisa parezca para l mucho ms amplia que para los otros.

  • Jams, salvo despus del tercer aniversario de su entierro, intentars imitar las recetas de tu suegra.Con ella en vida sera grave error, pues tu marido dir que no es igual, que falta o sobra sal, que lasazn no est en su punto, que falla la textura o el color es diferente. Adems su madre, si est viva,se sentir an ms desplazada.

    Pero cuando fallezca la suegra y su recuerdo est tambin desfalleciendo, cuando pasen los mesesy su tumba ya pocos se acuerden de adornar con flores, ser una sorpresa bienvenida revivir sussabores. Saldr igual la receta, ni sosa ni pasada de sal, bien sazonada, la textura en su punto, idnticoel color. Y en vez de desplazarla, habrs resucitado lo mejor de ella.

  • Si ests nerviosa, an sirve la vieja manzanilla, mas no debes cortarla con limn ni con dulce. Nofunciona si lo que te preocupa es ms fuerte que t. Y si es as, conviene estar nerviosa.

  • Pero es quizs un mal la soltera? No dejes que te agobien las casamenteras, no dejes que te rondenlas falsas celestinas. Unas hay que se casan a la fuerza y son felices; otras que van sonrientes al ritode la boda sin siquiera pensar que andan hacia el patbulo. No podrn ser felices las que a la fuerzase queden solteronas por carencia de ofertas? Quizs entre las lgrimas te ests ganando un cielo aquen la tierra. Eso de maridarse es una lotera. Los ms apuestos jvenes se vuelven barrigones pocoantes del tercer aniversario. Dictadores ociosos, tiranos insaciables, indiferentes lelos que leen elperidico y ven televisin. Los prncipes azules son escasos de veras.

    No cojas, eso s, los vicios ms funestos de la soltera. Deja de ser chismosa. Rechaza todo rastrode amargura. No seas vengativa con los que viven en parejas nefastas, no escarbes sus heridas con tusdesapacibles comentarios. Desecha las manas, mantn la mente abierta. Goza tu libertad sinrefregarla en la cara a los esclavos.

  • Las posibilidades de comer dinosaurio, en nuestros das, son bastante remotas. Desaparecieron hace65 millones de aos, cuando por la costra de la tierra no se movan ni siquiera prosimios, o seaantepasados de nuestros antepasados. Los sismosaurios, se sabe, tenan buena carne, al menos encantidad, ya que llegaban a pesar 90 toneladas. Los huevos que ponan tambin eran sustanciosos:con un solo huevo de tiranosaurio se podra hacer tortilla para un batalln.

    Y es una lstima que no podamos comer dinosaurio porque su carne as como la improbableleche del mamut son el nico remedio eficaz contra la culpa, es decir contra la lstima por lo quehicimos. Una sola vez en la vida pude hacer un puchero con uno de los cuernos fosilizados de untriceratops. La flica piedra se obstinaba en irse al fondo de la olla y despus de cocerla durante tressemanas sin parar, obtuve una sustancia de tan escasa concentracin que me atrevera a llamarlahomeoptica. Le di el potaje a una anciana necesitada y la mejora fue nmediata, aunque no duradera,ya que al cabo de ocho meses la culpa regres. Y no tuve otra dosis para administrarle y darleabsolucin.

    He encontrado, sin embargo, y con el tiempo, un feliz sustituto de mi secreto antdoto contra laculpa.

    Hay un pez, el ms curioso pez que pueda haber, que lleg a ser contemporneo de losdinosaurios. Es un fsil viviente que nada con torpeza en las profundidades del ocano Indico, cercade las islas Comoro, vecinas de Madagascar. Mi descubrimiento, debo reconocerlo, fue casual. Mehaba ido corra el ao de 1946 de vacaciones de trabajo a Madagascar, con el doble fin de tomarsol y de investigar in situ las posibilidades de perfumera que podan sacarse del cultivo del ylangylang, una flor que se da por aquellos lados y con la que hoy se fabrica nada menos que el Chanelcinco, hasta que una tarde, cansado de olorosos ejercicios con diferentes concentraciones de losptalos, resolv dedicarme por dos das a faenas martimas.

    Al segundo crepsculo ocurri la pesca milagrosa. En la red que los pescadores locales habanlanzado por la maana sali atrapado el ms extrao bicho que hayan visto jams mis viejos ojos. Losnativos queran devolverlo de inmediato a la mar, tal como se rechaza un mal pensamiento casi comosi fuera un demonio, que hubieran pescado, pero yo me obstin en que lo conservramos. Lo tuvecongelado durante semanas e indagu por mar y tierra a cul especie ctica poda pertenecer aquelmonstruo marino. Hasta que me enter de que la curadora del museo de Historia Natural de EastLondon, Surfrica, seora Lastimer ya haba descubierto un pez de esos, ocho aos atrs. Tan grandehaba sido su descubrimiento que a la especie encontrada se le haba puesto por nombre celacantolastimeria. Celacanto por ser como los fsiles de celacanto; Lastimeria en honor de la seoraLastimer. El mismo nombre me orient en los usos de su carne.

    Lo que habamos sacado pues, era nada menos que un celacanto, el ms extraordinario de losfsiles vivientes. En realidad hasta 1938 se lo conoca solamente por el registro fsil y se lo creaextinguido desde los tiempos de los dinosaurios En cambio ah segua, tan campante, nadandocauteloso y taciturno por los profundos mares de Madagascar.

    Con un filete marinado de celacanto hice mi primera prueba de receta antediluviana y deborecalcar que el resultado fue pasmoso El caldo concentrado de celacanto lastimeria puedo asegurarlocura de la culpa, y sus efectos duran al menos 38 meses, plazo en el cual es conveniente dar una dosisde refuerzo.

    Casi idntico a los fsiles de hace 60 millones de aos, los celacantos vivos conservan su carne

  • pesada y aceitosa, su indeleble olor antiguo, su sabor spero, muy del gusto papilar de especies yaextinguidas. Basta un bocado de su carne (hervida o en ceviche) para liberarse de ese mal incurable, laculpa. La mayor concentracin del efecto benfico de su sustancia est en los ojos, ojosfosforescentes acostumbrados a ver donde no hay luz, pero tambin sus aletas carnosas y lobuladas(son las lejanas antepasadas de nuestros pies y manos) dan muy buen resultado.

    El problema es conseguir un celacanto. Cada diez o doce aos se informa que al fin entre las redesde un remoto pescador del Indico ha quedado enredado otro ejemplar. Los pocos que conocemos susincrebles propiedades, tenemos que disputrnoslo a fuerza de millones con cientos de paleontlogosy curadores de museos de historia natural, que quieren arrebatar el ejemplar para darle a la ciencia loque debera pertenecer al arte curativo y culinario.

    Hay que vivir atentos. Si tu mal es la culpa, la indomable culpa, vive a la expectativa de la pescadel celacanto. Ponte en contacto con los pescadores de Madagascar que saben el secreto y no dudesen viajar al sitio en cuanto un anzuelo extraviado saque un no menos extraviado ejemplar decelacanto. Extraviado sobre todo, en el tiempo, pues es contemporneo de los dinosaurios. Ests atiempo de probarlo, quizs, antes de que la culpa te doblegue. Encarga uno para el prximo decenio ytranquilzate que con un solo filete de su antiqusima carne podrs domar, por el resto de tus das,todas las sensaciones de remordimiento Otras recetas contra la culpa son ineficientes Esos insensatosdolores del alma instalados en tu mente por una dolorosa historia culpabilizante de milenios, slo loscura un plato de los tiempos de los dinosaurios.

  • Sana costumbre es hacerlo a diario y a la misma hora. Ests donde ests, al menos seis minutos (yno ms de cuarenta, que el exceso lleva a las almorranas), sentada o acurrucada, pero en paz. Con unbuen libro o un buen pensamiento. No hay frmula ms sabia para que seas visitada por el buenhumor que los antiguos ubicaban, con razn, entre el estmago y los intestinos. Si algo sale mal tenen cuenta lo que comiste diecisis horas antes, y suprmelo. Si en cambio no padeces, ten en cuenta lomismo, y coge ese alimento por costumbre.

  • Djate envejecer: no combatas el tiempo con malicia. Seoras setentonas con la piel ms templadaque cualquier quinceaera, y sin embargo mustias. Con el pelo ms rubio que las beldades suecas, ysin embargo opacas. Sin una sola cana, sin una sola arruga: notoriamente viejas. No engaars a nadie,segn aquel versito que deca,

    por mucho que adelgaces como un rejo,por mucho que te tires el pellejono podrs esconder que ya ests viejo.

    No digo que te eches a morir, que te encorves, camines con paso claudicante, exhibas el bastn,creas que cada cana es un trofeo y pongas cara de muerta; digo que no simules lo imposible. Aceptaque una cara se tiene a los veinte aos y otra a los cuarenta y otra a los sesenta. En asuntos de edad,es imposible mantenerse en los trece por mucho que lo intentes, La vejez, dijo Borges, puede ser eltiempo de nuestra dicha, el animal ha muerto o casi muerto, quedan el hombre y el alma; adems hayarrugas que el rostro dignifican. Con el tiempo, nicamente con el tiempo, uno llega a tener su propiacara, la que su gesto y genio le fabrican. La sonrisa, la concentracin, la rabia, la alegra, dejan surastro en el rostro. No lo destruyas con violencias quirrgicas.

    S, t debes descubrir las tretas con que la muerte nos quiere arrebatar la vida del espritu y delcuerpo. Un sabio higienista francs deca que todos se resignan a esperar el trmino de la vida sinhacer nada para apresurarlo, pero yo dira ms, hay que hacer todo lo posible por postergarlo. Hayque luchar contra la enfermedad, contra la muerte, contra los envejecimientos evitables. Pero sintretas falsas, sin tramposos atajos que no llevan a nada. Los cirujanos plsticos slo pueden servircuando hay grandes estragos.

    La vejez que se admite es natural y es agradable en las que son capaces de llevarla sin disfraces.La que se oculta y disimula con el vano intento de devolver el tiempo, representa un fracaso, da unaapariencia de mscara que inspira desconfianza. El atractivo de tu edad no es ensear el pecho; pasla hora de seducir con las mejillas tersas. Has tenido el tiempo de saber ms cosas, es decir de ser msinteligente: es esto lo que te hace ms atractiva que las adolescentes.

  • Muchas veces, al borde de hallar la receta de la inmortalidad, me distrajo la presencia espantosa de lamuerte.

  • No son las criadillas fritas (ni cocidas ni nada) eficaz remedio para la impotencia. Como el boje nocura la tisis, ni la oreja la sordez, ni los ojos la ceguera, as mismo ese mal no encontrar remedio ennada parecido. La impotencia es pesar que a todos causa risa, menos al tmido varn que la padece, ya la perpleja mujer que teme ser su causa. Su remedio no es fcil, pero yo te aseguro que hay para laimpotencia, eficaz aunque lento tratamiento.

    Si el caso es siempre y en cualquier lugar y con cualquier persona, habr que convenir en que esdifcil, casi desesperado, y escapa a los consejos de mi culinaria. Si el ascetismo es un ineluctabledecreto del destino, mejor es convertirse, sin esfuerzo, en lo que tantos santos buscaron a costa deinmensos sacrificios.

    Pero si el caso, como los ms, es espordico, inexplicable y no slo con quienes nos repugnansino con quienes ms ansiamos responder con amoroso y vigoroso abrazo, puedo garantizar lamejora, la curacin definitiva. Veamos:

    La impotencia no es otra cosa que temor de serlo.Obedece a un diminuto y pernicioso humor cerebral que cercena todo impulso agresivo. Por un

    desequilibrio de flujos en la sangre, el impotente piensa (sin pensarlo) que su fuerza har dao. Estaimpotencia encierra un temor: que haya un deseo superior a su empuje, y sea tal que lo deje del tododesprovisto.

    Algo importante: la nica mano capaz de curar al impotente, es esa de la misma que la causa, Sloel amor de la amada curar al amante. Y una vez curado, ste ser el mejor, el ms constante, duraderoy (por desgracia) prolfico. La mujer del impotente acallar su angustia y no le dar voz a sustemores. Ni se te ocurra un chiste o burla genital. Al hombre, simplemente, le dirs que no hay prisa.Le dars tiempo al tiempo y por treinta y una noches seguidas esperars con calma. Como quien miranubes que se adensan en el horizonte despus de la sequa. No temas, mujer, no sers un desierto. Tumismo deseo ir creciendo con la falta del otro, hasta que ambos se acrecienten y contagien tanto quelleguen a lo inevitable. Lo imposible, de verdad, es que la nube no se rompa en lluvia, ms tempranoque tarde.

    La mujer ser como una pescadora. Se sentar a esperar, poniendo en vista (pero disimulada) sucarne y su carnada. Poco a poco soltar los anzuelos sin que el amante note que lo rondan. Este al finmorder.

    Probado el deleite y asegurado en l, no tendr recadas. Pero jams le des potajes para esto puessembrars la duda, y ya te dije: este mal se reduce al temor de padecerlo.

  • Si comes frutos amargos tu carcter no llegar a ser agrio. La esquiva suerte no se te apartar ms sieres salada. No te volvers dulce a fuerza de arequipe, Y sin embargo, nada que endulce tanto laspenas del espritu como las mermeladas.

    Hay una en especial, mezcla de dos sapiencias, que mete por la boca un consuelo indecible.Comprars una libra de las fresas corrientes, de esas que no se sirven a damas elegantes ni acaballeros tiesos, esas un poco apachurradas y picadas por pico de innumerables pjaros, ycomprars la misma cantidad de ochuvas an en sus cartuchos tostados por el sol. Quitars a lasfresas su hoja y su pezn y sacars las ochuvas de su vaina hasta sentir que ndice y pulgar se teimpregnan de aceite.

    Lavars ambos frutos bajo un chorro abundante de agua fra y los colars bien. Te ingeniarsdespus un fuego lento, tan lento que el compuesto ha de durar, sin secarse, lo que el sol se demoraen salir y ocultarse, en tiempo de equinoccio.

    En una olla, sin agua, sin nada, dejars que la fruta se vaya reduciendo y reuniendo. De vez encuando una vuelta a la cuchara. Llegar, ocho horas despus, a ser un compuesto espeso. Sloentonces pondrs setecientos gramos de azcar muy morena, y algo de canela y cardamomo enpolvo. Al final del tiempo convenido vaciars el compuesto en recipientes de vidrio resistente.

    Tendrs una conserva, qu digo, una reserva de alegra para los tiempos de desdicha.Aburrimiento, soledad, tristeza, digan lo que digan los profetas incrdulos, son ms pasables sirepites el gesto de llenar una cuchara con algo muy dulce que haces pasar a pasearse por tu lengua.

  • Los cambios ms importantes de nuestras vidas ocurren de manera casi imperceptible; se realizanmediante una paulatina acumulacin de detalles que, separados uno por uno, no parecen significarnada, pero que de repente, juntos, se nos manifiestan en todo su tamao y con toda su tremendacarga de transformacin. Los cambios de la edad (pasar de nias a adolescentes a mujeres adultas aseoras viejas), aunque suceden en un proceso continuo y lento, los percibimos a saltos, como sifueran cambios discontinuos, repentinos. Cada da que pasa, aislado, no significa casi nada, pero esosdas que se aglomeran para formar los aos y los decenios, esos pacientes das van dando forma anuestro rostro. Cada maana, ante el espejo, creemos encontrar la misma persona, hasta que unamadrugada desprevenida o una tarde nefasta ya no ves el pelo vivo y los ojos brillantes de la jovenque esperabas ver, sino las ojeras violceas y el cabello ralo de una seora mucho ms madura que,aunque se haya convertido en otra, comprenders que sigue siendo t misma, t misma aunque msvieja.

    Pero fuera de percibir cada decenio o ms estos tremendos saltos, bien notas cada da que tucara de hoy no es la misma de ayer ni de maana. No hacen falta iluminados espejos de aumento parasaber que cambias y que de un da a otro, a veces, no te reconoces. La cara, dijo un sabio, esdescarada.

    Das hay que las mujeres amanecen lindas y das que sera preferible no haberse levantado. Asles pasa a todas y el mal no est en los ojos. La tez es caprichosa y a su antojo vara las facciones.No importa que la gente an te reconozca. T sabes y yo s que hay das en que no eres la misma. Eltiempo a veces corre hacia adelante (te ves ms vieja), y a veces retrocede. Los das de mala caraaprovchalos en asuntos de recogimiento; los das de buena cara, simplemente aprovchalos.

    Para esa pesadumbre de los das en que el tiempo parece haber corrido por tu cara mucho ms dela cuenta, no hay receta, No se cura el estupor ante el espejo. Lvate, sin embargo, con agua helada elrostro; si no da resultado, con agua muy caliente; si el mal persiste, con agita de rosas; si el disgustono cesa, ponte unas gafas negras y cambia de peinado.

    Pero lo mejor es poner la cara al sol por diez minutos, esperar la noche y dormir doce horas.Sueo y sol y esperanza, no lo dudes, obrarn maravillas para el da siguiente. A cualquier edad,incluso en la postrera, es posible lograr que el tiempo de tu cara retroceda. Para lograrlo hay querecuperar tus gestos del pasado; para recuperarlos hay que volver a los sabores olvidados de lainfancia.

  • La traicin es un vicio maligno de los machos que no depende de tu decadencia sino de unaimaginacin enardecida que no encuentra sosiego hasta no averiguar lo que hay escondido detrs deun traje ajeno. Si llegas a saber que l ha retozado con mujer ms moza, no dejes que te aprese la dudade tu cuerpo. No va en busca el hombre de mejores manjares, lo mueve la curiosidad por los platosexticos.

    Qu consejo he de darte para combatir una imaginacin que yo mismo padezco? Trata de noenterarte. Y si te enteras fngele a tu marido que su mejor amigo te pretende. Nada que hinche tanto(y hasta llene) la imaginacin como el ardor de una sutil sospecha. Le bajars los humos. Entenderque no quieres conservarlo a toda costa.

    Hazle saber tambin los deleites que encierra la experiencia y cmo el paladar degusta mssapiente los platos conocidos; sabe encontrarles sus sabores secretos. Las infidelidades suelenconducir a un fracaso de la fantasa; sta se estrella contra una realidad que otorga menos de lo quepromete. Y si la fantasa triunfa en l, si la realidad se le acomoda o la mejora, encuentra entonces ttambin la fantasa porque slo en el lomo de una nueva ilusin conseguirs olvido perdnindiferencia. Y para ilusionarte qu has de hacer? Volver a abrir los ojos a los ojos que te miran, dejaral fin de hacerte la desentendida.

  • No sientes, no sientes, no sientes; hay veces que no sientes. Nada de nada, pero nada. Parecesalejada de tu cuerpo, como si te miraras desde lejos. Domina y manda en ti el fastidioso y metidopensamiento, hay un fracaso de tu fantasa. No temas, no claudiques, usa prudencia y tacto, ensalea tu amante alguna cancioncilla secreta de tu cuerpo y llvale la mano como a un nio que estaprendiendo las volutas de la caligrafa. Reljate, no pienses y no te exijas nada. Pide segn lo quesientas. Hay perodos del ciclo mejores o peores; defnelos y aprovchalos. Hay posiciones que todolo mejoran: contactos que debes atreverte a insinuar, direcciones ms tiles que otras, velocidades,fuerzas, palabras o silencios, quietud o movimiento. Busca tus sensaciones, djalas salir, recuerda queen el hombre verdadero no hay goce que equivalga al de verte gozar.

    Est escrito en los libros que para que la boca se llene de saliva y todo se humedezca con unlquido fresco es necesario que confluyan todos los sentidos. Mantn alertas al goce las pupilas, laspapilas, las ventanillas de las naricillas, las yemas de los dedos que con su pulpa tocan los Sitios detextura menos repetida; no pongas prpados a tus odos y antes concntrate en las melodas que seesconden en las concavidades ms inesperadas.

    Djate guiar por el manso oleaje de las sensaciones, conoce los senderos de tu cuerpo, que todo sehumedezca con su lquido fresco y no pienses, no pienses mucho, porque nada que reseque tanto elvientre como el pensamiento. Mujer, t sabes de qu humedades te hablo; de las ms deseadas, deesas que como claras de huevo se esconden en tu cuerpo y que son el deleite de tu vientre y el deleitede tu compaero. No temas derretirte, deshidratarte, disolverte. Djate ir, no pienses, quiero or ungemido de cuerpo entero, un alarido de poros abiertos. Abre, abre hasta estar partida, sumrgete en elmar de las sensaciones, pirdete, desbcate, destate, permtete ser, por momentos, toda una perdida.

  • Las mujeres, dice el indispensable Manual de Higiene del doctor de Fleury, pertenecen a un sexo queno conoce el cansancio del placer. Ellas, pues, no sufren si se exceden en los goces del amor. Msan: en ellas el amor no tiene excesos y es una de las mayores ventajas que nos llevan las hembras alos dbiles varones, ya exhaustos con tres gritos.

    Crease en otro siglo tan nefasto como ste y turbio como todos, que ciertas enfermedades delsistema nervioso, e incluso algunas enfermedades venreas, eran debidas a los excesos sexuales. Lomismo tratan de inculcarnos de nuevo hoy, con ese mal maligno o virus incurable. Vuelven con lamonserga de que la repeticin muy frecuente del coito es cosa de espritus perversos, deimaginaciones enfermizas, deformadoras del amor y vergenza para la decencia. Claro, hay quecuidarse algo. Mientras no ests segura de ese que te abraza, oblgalo a envolverse en ltex. Pero nocedas al temor del sexo que ahora y otra vez y como siempre siempre nos recetan.

    Oh, esos que hablan de los excesos de juventud, como causa de su decadencia, qu tontos. Goethelo hizo hasta el final de sus das y pocos hombres ms felices que l. La sensata George Sand tuvotantos amantes cuantos amores tuvo. No fue fiel a los hombres, sino al amor y leal con sus amanteshasta que los am. Imtala y anota en tu cerebro este pensamiento de mi maestro, Maurice de Fleury:Ah, que los verdaderos enamorados no se crean obligados a hacer a la falsa higiene el sacrificio intilde los ms dulces momentos de la vida.

  • T y yo nos conocernos. No pretendas negar lo que la misma Alcmena, tan virtuosa, sinti sin darsecuenta: huspedes hay odiosos y que slo quisieras que se fueran desde que los ves atravesar elumbral de tu puei1a pero otros hay que encienden un secreto fuego en la imaginacin.

    Un da llegar en que tu apacible y amena vida marital tendr un parntesis. Vendr alguien aquien por unos das dedicars ms atenciones y asaz ms pensamientos que a tu mismo marido. Note sientas culpable; es una pasajera exaltacin que el destino te manda a modo de fiesta. Es undespertador de espritus dormidos. Es un corto carnaval, unas imaginarias vacaciones de la tenazconvivencia.

    No te hacen falta indicios muy sutiles para reconocer al husped deleitoso. Habr en tu piel unrepentino rubor involuntario, cuando el husped te dedique una mirada, y en tu garganta un levetemblor que te quebrar la voz al dirigirle la palabra para ofrecerle algo.

    Sabios pases hubo, y quizs haya alguno todava, en que el buen anfitrin ofreca su esposa alvisitante. Y si los anfitriones fuesen an ms sabios y un poco menos vanidosos, no ofreceran lamujer al visitante, sino ms bien a la anfitriona el husped, si le place. Es ella la que elige, pues notodos los huspedes poseen el encanto para merecerla. La hospitalidad ser completa cuando ella loresuelva, cuando el agrado del husped ahogue sus escrpulos.

    No mejoran los platos de tu casa cuando l viene? No perfumas sus sbanas como si hubierande acoger ms un abrazo que un sueo?

    Para ese husped, al que acaso no te entregars nunca en acato a las costumbres de tu pueblo,puedes preparar algn manjar que lo deleite; o algo que le done la misma languidez que t percibesdebajo de las faldas.

    Yo tengo la receta. Es cocimiento simple de efecto duradero, pues el sabor se impregna y sedemora dentro de la boca, de la misma manera que en los labios del husped que te gusta se tarda lasonrisa. No es mi plato vulgar artimaa para seducirlo. Es tan slo un espejo, un instrumento paraque en l se refleje el mismo abandono tenue que t sientes.

    A base de un banalsimo voltil est hecho y tiene un nombre que tendrs que excusarme, dadaslas circunstancias: el pollo a la cocotte. Cocotte, cocotte, eres una coqueta? Poco tiene de malo, aveces hay que buscar en los ojos de terceros una confirmacin; es como consultar con un espejo, eneste caso los ojos de los hombres, si an conservas un cuerpo una mirada un alma deleitables.

    La vspera de la llegada de tu husped pondrs el pollo despresado a marinar. Y tendrs listamantequilla, tocineta, jamn, laurel, tomillo, sal, pimienta y organo. Tres manotadas dechampiones frescos, una copa de vino claro y nuevo.

    Doras en mantequilla las presas por un lado y luego por el otro; de buen color lo sacas y allmismo fres cuadritos de jamn y tocineta con las yerbas que dije y con los hongos. Aades luegodos tazas de agua fra y a fuego lento (con el perol tapado) dejas que el agua se reduzca a la mitad. Lacopa de vino y las presas de pollo se mezclan con la salsa, esperas cinco minutos y llevas a la mesa.

    Quieres darle a tu husped un plato menos fcil? No, mira que ya con ste ser difcil sacrtelode encima. No exageres. El ms ameno husped que te enciende, cansa. Si no te cansa y si despus delpollo sucede algo que no debo decirte pues por ti misma podrs darte cuenta, huye con l, novuelvas.

  • No es fcil el consejo cuando de alcohol se trata. Por completo he desistido de intentar decir algo alos varones; ellos creen saber, siempre, lo que ms les conviene y no admiten apuntes de ningunaespecie. Son borrachos impdicos o impdicos abstemios, cul de las dos especies ms nefasta.

    La mujer triste, a veces, quiere buscar en el alcohol consuelo. La comprendo: hay a veces despusde los espritus una euforia ligera que aligera las penas. Pero si eres prudente seguirs algn mtodo;no has de ceder al licor el timn que te maneje. Que no te d el impulso de entregarle el gobernalle atan poco prudente consejero.

    El sabio y alquimista Paracelso, dijo que el alcohol era la esencia o el espritu del vino. Pero notque esta alma de la bebida de Cristo, adquira colores diferentes, como las almas de todos loshombres, segn parece, antes del purgatorio. Aprende, pues, antes que nada, a mirar los colores.Discrirnina. Hay aguardientes blancos tan puros como el agua cristalina. En esta su confusa condicinrevelan su alma: lquido traicionero el que sin serlo se parece al agua. Evita pues bebidas cristalinas.De stas bebers, una copa, solamente en dos casos: si ms fro que el hielo no se hiela, o si es de unatextura tan espesa que fcil se distinga del primer elemento.

    No es el whisky bebida que mucho te aconseje. Sus mezclas amarillas no convienen al pecho en laafliccin. Sin embargo, siendo de single malt, y de aguas escocesas o de Irlanda, puedes tomarte unpar de decilitros. Pero no en cualquier caso: hazlo tan solo cuando te veas en la obligacin de mentircon impudicia; el whisky da una cara tan dura que facilita la mentira. Ms seria que un tramposo,parecers de yeso y todos te creern.

    La fruta irreemplazable para el alcohol benigno es esa que en la misa llaman fruto de la vid y deltrabajo, la bebida litrgica. Aprende a distinguir sus derivados.

    El vino blanco no es de tal color, eso lo sabes bien. Hallars entre ellos los tonos verdecinos, lospajizos, los tenues amarillos, los que tienen un toque naranja casi imperceptible. Prubalos, intentaconocerlos y conocerte en ellos. Siente y ausculta al da siguiente, en tu cabeza, los rastros de su pasopor tu cuerpo. Hallars el color que mejor te convenga. Cada caso es distinto, no hay receta que sirvaa todos los pacientes.

    Tambin el vino tinto tiene tonos variados. Los hay oscuros noche, oscuros sangre, oscuros deviolento violeta arrebatado. Los hay ms claros como moras disueltas, los hay rosados de distintosaspectos. Es trago muy seguro, salvo que la tiamina te produzca irritacin o pesantez en la boca delestmago. Si alguna vez se inventa una bebida de amor, ser con vino tinto.

    Champaa, brandy, cognac, aguardiente de vino Todos tienen su da sealado.El ron de caa de nuestras Antillas es bebida calentadora y de buen gusto. Lo hay blanco, que es

    asaz aromtico y, como ya sabemos, no lo has de beber solo, sino mezclado con algn zumo dulce oincluso con alguna de esas bebidas de artificio que embotellan por millones. El aejo y de colorambarino es estupendo para tomarlo solo, incluso como brandy. No creas que por ser de nuestrastierras y tener bajo precio es de poca categora. Fjate, no lo hicieron los britnicos en sus brumosasislas nicamente porque all no se ha dado la caa, que de lo contrario Pero inventaron su nombre ysus propiedades para entregarlo como consuelo a sus Piratas. El whisky lo inventaron porque nopudieron hacer nada mejor; el ron de sus colonias lo usaron para conquistar el mundo con sus barcos.Con hielo y gotas de limn, el ron descubre sus mejores atributos, pero como con todos los licores dealto grado, tmalo con cautela, sin pasar de tres vasos cada vez.

    Muy sana es la cerveza, y expulsa por la boca su propia flatulencia, Espuma has de sacarle sin

  • que supere el borde de tu jarro. Las hay rubias, morenas, rojizas y negrizas: de los mismos coloresque las razas humanas con climas invertidos. Ms convienen las rubias en el trpico y las oscuras enlas tierras boreales. La cerveza, adems, mantiene en ejercicio la vejiga: cuida de no pasarte.

    Muchos inventos hay que elevan sus efluvios a la testa. Poco puedo decirte: mira el color, loespeso, lo dulce o seco del producto. Ningn alcohol te tragues con la avidez del agua que puedepermitirse a los camellos sitibundos al final del Sahara; prueba, aguarda, sopesa: encuentra tu caminoy tu medida. Domnalo y domnate, sigue mandando sobre tu propio cuerpo. Si la euforia se lleva laconciencia de tus actos, si no puedes parar cuando algo te lo indica desde adentro, no te aficionesmucho: hazlo una vez al ao.

  • La mujer grvida anda llena de antojos, y excelente cosa es hacer cuanto en tu mano est parasatisfacerlos. La embarazada halla tambin definidas y pertinaces repugnancias que si no desaparecenal tercer mes despus del parto, luego ya durarn para toda la vida.

    Cuando un antojo no se puede satisfacer pues a veces los caprichos no coinciden conestaciones, tiempos y cosechas se puede preparar un sustituto universal que no reemplaza elantojo, pero atena el ardor por comerlo ahora mismo. Consiste en lo siguiente:

    No ha de decirse a la grvida lo que est comiendo. Ella no quiere cocinar; no quiere ver carnecruda (la cocida se la evoca), ni colores fuertes, ni olores picantes, ni aromas seductores. Haz,entonces, lo siguiente, en secreto.

    Pon a hervir un litro de agua. Djalo enfriar. Conglalo. Dale a la grvida el hielo: es lo nico quenunca le repugna; es lo nico que hace que olvide sus antojos por un rato.

    Si despus del hielo el antojo persiste y no es posible satisfacerlo, chamanes hay querecomiendan (aunque yo desconfo de sus sugerencias) que la mujer se pasee desnuda por la casa,muy despacio, cantando una cancin que se sepa desde nia, cubrindose el pecho con el brazoderecho y el vientre con el izquierdo.

    Muchas veces hice probar esta receta a las embarazadas sin obtener satisfaccin alguna para susantojos. Si la repito es porque siempre es bueno, de vez en cuando, dar un paseo desnudas por lacasa, incluso sin taparse pecho y vientre. Como tambin es bueno, embarazadas o no, desnudarse enla parte de la casa que equivalga al ombligo, y sentarse all, a esperar nada, a pasar diez minutossentadas en el suelo.

  • En los das de regla no es conveniente que vares tus hbitos. Precepto antiguo es que la supersticintrae muy mala suerte. No hagas, pues, caso alguno a las falsas consejas de comadres malficas queprohben los baos de inmersin, el coito, el ejercicio, los merengues Para salir de dudas bate clarasde huevo; ya vers que te suben como en los das sin sangre. Que tu vida no cambie: corre, salta,retoza, cose, cuece. Para el clico nada como el acto sexual, puesto que distensiona. Mas no obliguesal hombre y hazlo siempre y cuando ni a ti ni a tu pareja le repugne (y a muchos, sbelo, no lesrepugna nada). El menstruo no es motivo de vergenza, no es bueno ni malo, no es impuro nipurificador: es sangre.

  • Si no te gusta el color de tu cara en la maana, no te quedes quieta, haz algo, acta. Si demasiadorubicundo, hazte una sangra larga. Si plido, come alimentos verdes. Si amarillo, toma comida blanca.Slo si tu color es normal tomars comida roja. Nadie como t conoce su propia tez: no consultesquirurgos ni barberos ni doctores al respecto. Te dejarn morir antes de tiempo.

  • Convncete, te ruego, no hay afrodisacos. No busques el deseo por medios de la gula o de la magia.Algunos ignorantes han soltado el embuste de frutos de pasin. Patraa es sta que tiene origen claroy mueve a risa. Fruto de la pasin o pasiflora llamaron los botnicos a algunas plantas rastreras quese enredan y trepan. Su flor se supona que mostraba los estigmas de la pasin de Cristo: la lanza, elcliz, la corona, los clavos De la de Cristo, piensa, que poco o nada tiene que ver con la pasin quebuscan los consumidores de afrodisacos, no ansiosos de martirio sino de desenfreno. Creme, lapasin viene sola o no viene. Si no llega espontnea no la fuerces con pcimas. O surge sin esfuerzo ono vala la pena.

    No es cierto, sin embargo, que no se pueda hacer con la comida nada que favorezca los placeresdel tlamo. Hay algo. Excitar los sentidos, todos los sentidos, es til para hacerlos participar unavez avivados en el rito del abrazo. Se sabe que despus del deseo sexual otra apetencia domina desegunda nuestra urgencia, y es el deseo de saciar el hambre. Para desatar el apetito sexual nada mejorque apagar antes las ganas de comer.

    Aviva todos les sentidos: la vista, con partes estratgicas tapadas y descubiertas de tu cuerpo;con una combinacin armoniosa de colores en el plato. Para el tacto deja que la piel roce la piel y quelos dedos partan la corteza del pan. El olfato: no ocultes del todo tus olores naturales ni los disimulesdemasiado con desodorantes; ms bien prepara la nariz del otro con olores deleitosos de comida queanuncien ya los sabrosos olores de tu carne. El odo con msica rtmica y palabras escogidas. Y parael gusto prepara esta receta:

    Pelas trece langostinos grandes y pones a hervir las cscaras en un buen caldo con cebollas yapios y un trozo de pescado. Fres cebolla y ajo en aceite y mantequilla; luego le echas el caldoreducido a esta mezcla; lo adensas con una cucharada de harina de trigo; le das mejor sabor con unacopa de brandy. Aades all los langostinos enteros y dejas slo que su color pase a un naranjaintenso. Aparte cueces en agua con sal doscientos gramos de pasta corta. Al momento de mezclar lapasta con la salsa, aades pimienta y crema de leche. Este plato avivar sus sentidos hasta el colmo.Si lo acompaas con una botella de champaa seca, el resultado casi, casi es infalible.

  • Hay das en que el pretencioso que convive contigo amanece con la ventolera de invitar a sus jefes, asus amigos importantes, al grupo en pleno de sus compaeros de trabajo, a comer por tu cuenta. Ycompra mucho vino de distintas clases, quesos de fuerte olor, latas carsimas, frutas que jams se hanvisto en tus listas del mercado. Est tenso, adems, y una y otra vez, mirndote a los ojos, pide quela comida de esa noche est perfecta. El mantel de lino bien planchado, impecables los pliegues de lasservilletas, copas de cristal, de vino y agua, para todos (ninguna despicada), los cubiertos de plata dela abuela lustrosos como espejos Y claro, t ya sospechas que con tantos preparativos, consejos,advertencias, amenazas, algo ha de salir mal, irremediablemente.

    As ser, convncete. Tal vez la receta de chuletas te salga como nunca, y las doradas carnestengan la consistencia precisa, y la salsa textura inmejorable: al llevarla a la mesa se caer la fuentefrente a los invitados, y los charcos de salsa salpicarn sus zapatos lustrosos, y los trozos de vidriose clavarn como cuchillos en la carne cocinada.

    O l, por ayudar, echar en el potaje la cantidad de sal que dice la receta; slo que t ya la habasechado. La culpa ser tuya, por Supuesto. O tu hija cortar el jamn como siempre lo ha cortado, sinsaber que esta vez necesitabas algo muy distinto para envolver los cubitos de meln. O tu suegra,tambin por ayudar, har un postre tan dulce que las mismas abejas, si lo probaran, se sentiranhostigadas.

    Algo te saldr mal, inevitablemente, y ese marido odioso, pobre vctima y presa de sus temores yfantasmas, te mirar con ojos inyectados hacindote sentir intil, inepta, despreciable. La solucin esnica: cuando a ese pretencioso que convive contigo le d esa ventolera, dile que s, que claro, peroque cocine l mismo o contrate por fuera un maestro cocinero. Si cedes y te sacrificas, no sers otracosa que la sacrificada.

  • Sana costumbre es que le saques la lengua a tu imagen del espejo. Por un lado hace falta, diariamente,rerse un rato de s misma; y adems aprovechas para echar un vistazo a su color y consistencia. Lalengua es gran depositaria de secretos, como rgano interno que tenemos afuera. Cmo leer lossignos de tu lengua? Ah, este alfabeto es oscuro puesto que cada lengua tiene el propio. Conocerse as misma no es otra cosa que conocer la propia lengua: mrala, indaga en sus montculos y senos,piensa qu hars en este hoy con ella. No seas lengilarga. Antes del chisme, la mentira, la infidencia,murdetela tres veces: despus, si quieres, sultala.

  • Esa tendencia a traicionar, a mentir y a ser perfecta mente franca. A esconderte o a mostrartemucho. Ese cuidado de cuidarte tanto para acabar narrando tu historia, tu verdad con pelos y sealesa un desconocido. Esas ganas de huir, de salir corriendo cuando alguien muestra que empieza aconocerte, aunque no te reveles. Ese vrtigo de quedarte. Esa indomable sed de alguien y de no estarcon nadie. De envolver las caricias en palabras. Esas ganas de cambiar sin renunciar a nada. Esahambre de imposibles. Cmo pensar en esta confusin contradictoria? Es verdad y mentira, estbien y est mal y no hay salida.

    Nada que hacer. Tmate un vaso de agua.

  • Usa la modestia como una coraza para protegerse. Finge que no sabe lo que mejor sabe. Entre unavanidad con fundamento y una modestia falsa elige la segunda. Hablo del azcar.

    La sal es lo contrario: hace creer que sabe hasta lo que no sabe. Su modo de protegerse es laarrogancia. Es vana sin motivo e incapaz de ser modesta.

    Conoce a fondo la sal y el azcar, as sabrs usarlas. La una es muy concreta, la otra demasiadoabstracta. Si usas mucho la una, te hace falta la otra, y ambas te hacen vivir en perpetua nostalgia. Nohay mejor mtodo que el camino trillado: sal al principio, azcar al final.

    Lo salado, adems, sirve para dejarnos satisfechos. Lo dulce en cambio, no es para llenar, sinoque es un estmulo para la fantasa. Bien lo dijo el sabido Savinio: En el orden de las comidas eldulce ocupa el lugar del vicio, o mejor an, de un pecado que no estara mal llamar dulcsimo. No essin un motivo preciso que el dulce se sirve al final del yantar. Los dulces no los aceptamos sinocuando ya hemos saciado el hambre, apagado la necesidad. El dulce hace olvidar lo que tiene denecesario y por lo tanto de lgubre y de mortal la operacin de nutrirse; nos reconcilia con la partedivina de la vida y hace renacer en nosotros la risa, Castigo gravsimo es dejar a un nio sin postrepues es como quitarle el goce y el consuelo.

  • El muy sapiente Artemidoro, mi maestro en sueos, sentenci que no hay fortuna msextraordinaria que la de soar que se devora carne humana, siempre que no se trate de pariente opersona conocida. Comer carne de hombre en el sueo es excelente auspicio; quiere decir, segn elsabio, que uno se aduea de las cualidades de los otros, que emplear en adelante sus virtudes.

    El sueo y la comida van unidos. O se suea con comida o la comida nos provoca pesadillas onos induce sueos deleitosos.

    Si deseas soar con el que amas cuando se encuentra lejos (o aun si est a tu lado, pues soar conl es siempre placentero), brebajes hay que semejante fin prometen. Pero son ilusiones chapuceras yde cada diez veces que los tomes, si tienes suerte, una o dos soars con el que quieres.

    Pero hay una manera de cocer la sopa de cebolla que engendra siempre buenos pensamientos ysueos placenteros. Has de probarla con una condicin: es de rigor beberla mientras llueve y siempreque el termmetro baje de los diez grados.

    Hars primero una bechamel de las corrientes. Cortars luego cebollas cabezonas (dos porpersona) en rodajas finas y las pondrs a frer en mantequilla. Cuando estn quebrantadas y su coloralcance un muy tenue amarillo por encima del blanco, aadirs medio vaso de vino blanco seco y encuanto el alcohol se haya evaporado, tres tazas de caldo fuerte. Deja hervir seis minutos y pon labechamel. En los platos hondos de la sopa, ralla un poco de queso de ese con agujeros, amarillo, yriega un dedo de buen brandy. Tmala calientsima y esa misma noche concntrate en tus sueos.

    Pon bloc y lapicero en tu mesita de noche, pues lo que has de soar ser digno de apuntarse antesde que lo olvides. No consultes intrpretes de sueos, que te confundirn, slo t entiendes, si acaso,lo que tienes dentro.

  • No exageres los modales en la mesa. Come con naturalidad y con los dedos, con los palitos chinos,con nuestros cuchillos y cucharas y tenedores. Llvate a los labios la taza, sin ruidos y sin dudas ysin lamer el borde. Precauciones? Muy pocas daba el rey Alfonso X para los hijos de los reyes. Noveo por qu t, que no eres hija de reyes (supongo) debe tener ms cuidados que los hijos deAlfonso, a quienes les bastaban las siguientes reglas:

    Sabios hobo que fablaron de como deben fazer aprender a comer et a beber los fijos de los reyes;et dixieron que les deben facer comer, non metiendo en la boca otro bocado fasta que hobiesencomido el primero, porque podra ende venir tan grand dao, que se afogaren a su hora. Et non lesdeben consentir que tomen el bocado con todos los cinco dedos de la mano, porque no los fagangrandes; et otros que non coman feamente con toda la boca, mas con la una parte; ca se mostraran enello por glotones, que es manera de bestias ms que de homes; el de ligero non se podra guardar elque lo ficiese que non saliese de fuera de aquello que comiese, si quisiese fablar. Et otros dixieron quelos deben acostumbrar a comer de vagar et non apriesa, por que quien dotra guisa lo usa, no puedebien mascar lo que come, et por ende non se puede bien moler, et por fuerza se ha de daar ettornarse en malos humores, de que vienen las enfermedades. Et debenles facer lavar las manos ante decomer, porque sean limpios de las cosas que ante habien taido, porque la vianda cuanto mslimpiamente es comida, tan mejor sabe, et tanta mayor pro face; et despues de comer gelas debenfacer lavar, por que las lleven limpias. Et limpiarlas deben en las tobaias et non a otra cosa, por quesean limpios et apuestos ca non las deben alimpiar en los vestidos as como facen algunas gentes quenon saben de limpiedat nin de apostura. Et aun dixieron que non deben mucho fablar mientra quecomieren, et non deben cantar, porque non es lugar conveniente para ello. Otros dixieron que non losdexasen mucho baxar sobre la escudilla mientre que comiesen, lo uno porque es grand desapostura, loal porque semejara que lo quieren todo para s el que lo ficiese, et que otro non tuviese parte enello.

    Ms modales que los anteriores principescos son remilgos y exageraciones.

  • Hay pesadumbres que hunden, sin remedio, en el ms hondo desconsuelo. Y el pesar es tancompleto que t misma te asombras de sufrir tanto y poder soportarlo. Slo con l podras aguantartanta desdicha, pero es l quien se ha ido.

    Ha muerto quien amabas y puedes resistirlo? Ha muerto el que te haca soar y sonrer, y sinembargo aguantas? Antes, cuando l estaba, la vida era otra cosa, t eras otra. Ahora sientes que hasperdido lo que te haca palpitar, sin darte cuenta, alegre.

    No puedo consolarte. No tengo receta alguna que se apiade de tu tristeza y la modere. Alcontrario, slo puedo decirte que sufras a tus anchas, que sufras todo lo que puedas, hasta quesientas que tanta tristeza ya no cabe en un cuerpo. No ahorres lgrimas, chapotea en el dolor contanta intensidad como antes en el goce.

    Porque hay una regla ineluctable que, ahora que la oirs, te har incluso ms triste: con el pasardel tiempo ya no sufrirs tanto; querrs sufrir como antes y no sers capaz. Es imposible sufrir ysufrir por mucho tiempo. Incluso a l, a l, acabars olvidndolo. Psele al que le pese y pase lo quepase: si al cabo de treinta y seis meses sigues sufriendo como ahora, no sufrirs por l, sufrirs por laculpa de no seguir sufriendo. Aunque fuera sin lmites el amor que sentas, el dolor es avaro, duramenos.

  • Nadie se atrevi, segn el Evangelio, a lanzar la primera piedra contra la mujer adltera. Quin noesconde en su corazn el eco de un mal pensamiento? Lo dijo, si no me engao, un tipo disoluto: eladulterio es la sal del matrimonio, Es decir que cierta dosis de adulterio es necesaria para no aburrirsemucho, para que no se vuelva soso el yugo conyugal que ata a las esposas con los maridos.

    Una cierta dosis que, por supuesto, no es igual para todas. No todos los adulterios se cometen dela cintura para abajo. Bien lo saben los padres de la iglesia: tambin cometemos adulterio en nuestrocorazn. Nada ms cierto: en nuestro corazn, en nuestra imaginacin, en nuestros sueos. Y de vezen cuando, algunas atrevidas, en la realidad.

    Que le seamos fieles a nuestra pareja hasta en los ms recnditos pensamientos no slo esimprobable: es poco recomendable. A la salud mental le conviene una rendija de infidelidad, unavlvula de escape para el agobio demasiado intenso de la convivencia. No te embeleses en lasfantasas, pero no te cercenes de toda fantasa.

    Es por eso que, insisto, uno de los secretos para mantener el buen genio consiste en una ciertadosis de adulterio. La cantidad adecuada, como con cualquier droga, vara segn las personas. Hayquienes se conforman con fugaces miradas en los buses, con permitirse un goce secreto por lospiropos odos en la calle, con un roce de pies y pantorrillas debajo de la mesa Hay codiciosas quenecesitan ms.

    A stas que necesitan ms, y no las culpo, les doy una receta, no me lo creern, de la mismsimaBiblia:

    He salido a tu encuentro, ansiosa de verte, y al fin te hallo. Tengo tendida mi cama sobrecordones, la he cubierto con colchas recamadas de Egipto. He rociado mi alcoba con mirra, y loe, ycinamomo. Ven, pues, empapmonos en deleites, y gocemos de los amores tan deseados, hasta queamanezca. Porque mi marido se halla ausente de casa, ha ido a un viaje muy largo y no piensa regresarhasta el da del plenilunio.

  • Trato de hacer entrar un sonsonete en tu cabeza. Un disimulado martilleo de palabras que quisieraalegres. No salen siempre alegres. A veces me contagio de tu propia tristeza y siento que no puedohacer un chiste. Si no encuentro una broma en la llenura de la miseria cotidiana, voy hundindome enel lodo del aburrimiento. Y hasta que no encuentro el gusto de aburrirme, no puedo salir de ah, haciaotra aventura (culinaria). Si yo pudiera, si los dos pudiramos comer algo para salir de estapesadumbre. Nada. No hay. Las pastillas embotan, emboban, alelan, enmemecen Si uno fuera capazde encontrar ese plato de la felicidad. Crecimos en penosas circunstancias; vivimos en un pas triste,violento. Un sitio horrendo y egosta donde la gente no se quiere. Se quiere matar. Necesitamos,pues, un manjar de alegra. Lo importante, tal vez lo ms importante, es no querer matarse a unomismo. Luego, estar dispuestos a un ataque de risa. Alguien que tiene risa no se mata o por lo menosespera a que el ataque se le pase.

    Tengo un plato de risa de dudoso efecto por la dificultad de conseguirlo he podido probarlo tanslo cuatro veces, pero que en ocasiones (tres sobre cuatro) me ha dado los resultados hilarantesque buscaba. Se trata del codiciado filete de mamut. Ya sabes, este bicho est extinguido hace siglos ysiglos, pero en los fondos de hielo de Siberia, en el potente congelador natural de los glaciares devez en cuando por alguna sbita e inesperada erosin en los hielos perpetuos, se descubre uncuerpo entero de mamut intacto. Es el momento de prender la parrillada.

    La carne de este mamfero, debes saberlo, tiene un sabor muy fuerte, parece algo almizclada,curada por el tiempo de ese fuego lentsimo del hielo. Evoca, su sabor, la cacera, tiene algo de jabalenfurecido y ebrio de adrenalina, algo de hgado de tigre cazado en ocasin de rabia, sabor que mezclabilis y amargura. Conviene que el romero, la mucha sal, el ajo, los chiles mexicanos, la pimienta, eleneldo, el pimiento, todo esto y otros muchos condimentos maceren esa carne oscura como lascavernas. Conviene al animal y al paladar. Despus de asado, se traga sumergido en vodka a menoscuatro grados, se muerde con cordura y se mezcla en la cueva de la boca con el licor helado, formandocon las muelas un pat fro y fuerte. Traga sin miedo y ayuda a descender por el sensible esfago conotro poco de vodka.

    Tres veces que prob esta receta, como tengo dicho, el efecto del asado de mamut fue feliz ehilarante. Te advierto, eso s, que una vez produjo vmito, diarrea, palidez, e incluso en doscomensales anemias y sangrados. De todos modos, si lo preparan bien, no te pierdas jams unconvite de lomos de mamut asados.

    Niegan algunos cientistas de mente estrecha el efecto hilarante del mamut. No atiendas a susagrios comentarios: ellos jams probaron y carecen, por tanto, de la nica prueba. Es infalible reglaculinaria: confa slo en quien haya probado. Yo que prob el mamut puedo decirlo: tres veces sobrecuatro lleva a la deliciosa hilaridad.

  • Lloran a veces los nios, y no quieren probar ni esto ni aquello. Hacen muecas, chillan, patalean,protestan. Y las madres se jalan el pelo sufriendo porque sus criaturas no se callan ni se calman nicomen ni van a tener tan rubicundo aspecto como las de la vecina. Hay un secreto para ganar estecombate. Secreto no mo, sino de Pellegrino Artusi, mi maestro, el ms sapiente cocinero emiliano,benefactor de las escasas, pero ciertas, dulzuras domsticas. Lo traduzco:

    Si tenis un huevo fresco batid bien la yema en una taza grande, con dos o tres cucharaditas definsimo azcar en polvo; luego montad la clara hasta obtener una esponja consistente, y juntadla a layema mezclando de manera que no se baje. Poned la taza ante al nio con cachitos de pan para quelos meta y moje all, de modo que vaya hacindose bigotes amarillos y se ponga contento. Ah, ojalla comida de los nios fuera toda tan inocua como sta, ya que por cierto habra as menos histricosy convulsos en el mundo!

  • Recuerdas que la suerte de la fea la bonita la desea? El refrn puede ser, simplemente, un consuelopara las feas o un desengao para las bonitas. Es ms bien un aviso: cudate. Hay personas que noavanzan por exceso de talento, porque al ser buenas nunca se esforzaron y se quedaron girandoalrededor de su fcil virtuosismo sin lograr salir de l. Es corriente la idea de que son tontas lasbonitas, y por supuesto no es cierta. Pero algunas bonitas se bastan a s mismas y creen no necesitarnada ms que su hermosura: se descuidan, e incluso llegan, poco a poco, a embobarse. En elsonsonete de su belleza se embelesan, y as se quedan para siempre, aun cuando estn marchitas.

    Algunas, adems de inteligentes, son hermosas. Pero son tanto, lo uno y lo otro, que muchoshombres pierden el nimo, se paralizan sintindose inferiores. Es un defecto de los hombres, claro,pero a ti te afecta; recuerda, si es tu caso, el consejo del sabio: disimula la hermosura con eldesalio.

    Y hay otra circunstancia peligrosa: la incapaz de escoger porque las oportunidades fueronmuchas, Como polillas revoloteando en las farolas la cortejaron muchos hombres, demasiados yquizs ella escogi alguno chamuscado. Pero qu hacer cuando las noches eran un tiempointermitente de sueo y serenatas? Parecan turnarse, los innumerables varones, para llevrtelas, Y esdifcil, as, enamorarse de uno, de uno solo, definitivamente, porque nadie rene en s mismo todas lascualidades y si aqul era ms apuesto, ste otro era ms instruido, aqul otro ms rico, el de all mssimptico, y ese otro ms alegre. Nadie que fuera alegre, apuesto, simptico, instruido Todo almismo tiempo. Te entiendo: hubieras querido preparar un coctel de los mos, mezclndolos, pero noera posible. Y claro, as cualquiera se equivoca.

    En este punto, se supone, debera venir algn consejo, al menos un consuelo. Pero no, no se meocurre nada. Como no sea que cultives tus defectos (pues no hay quien no los tenga), los acicales, lospulas, los exhibas, como una clara seal de que no perteneces al inaccesible mundo de los ngeles. Noescondas tus miserias: puedes estar segura de quien gusta de tus defectos, que a tus encantos ycualidades cualquiera se aficiona.

  • El helado de ptalos de rosa, muy pese a lo que dicen insignes tratadistas, no es bueno para el malaliento. Slo una cosa te salva de este que se vuelve fiel inquilino cuando se instala dentro: cepillos,sedas, grgaras, una higiene exhaustiva de la boca, esa especie de vscera que la naturaleza nos pusotan afuera. Te ofendo si te digo que te laves los dientes? Ya s que lo haces, que no dejas de hacerlo.Si es as y el inquilino no se va, entonces prueba pues los ptalos de rosa, mucho mejores que losaerosoles mentolados. No creo que funcione, pero otras recetas son an ms supersticiosas.

  • A la mujer virgen que desee perder esa su curiosa condicin y que quiera romper ese cerrojo queencarcela su vientre, le dar la llave.

    Tanto ruido se ha hecho con asunto tan simple, que no es fcil despojarlo de las telaraas de lossiglos.

    La virginidad, hace un minuto, la no virginidad, despus: Eso era todo? La mayor parte de lasmujeres, simplemente, se decepcionan; incluso porque no duele tanto y quisieran que la culpa, si lahay, fuera ms dolorosa. Tambin porque el placer rara vez viene tan rpido y quisieran que el gustofuera ms gustoso.

    Opino, en realidad, que no es la virginidad lo que interesa, lo que preocupa. Lo importante, lo quete hace temer quiz o estar ansiosa, es esta rima: la desnudez y la primera vez. No es fcildesnudarse ante un extrao; y toda primera vez es una conjuncin de expectativas, de temores,deseos y dudas confundidas. Tanto que alguien sentencia que el secreto para mantener vivo elentusiasmo es hacer las cosas, siempre, como si fuera la primera o la ltima vez que las hacemos.

    Pero volvamos a lo nuestro. Con quin hacerlo la primera vez? No censuro la vieja costumbre dela noche de bodas, con marido oficial ya autorizado e himeneo legal. O como lo decan los manualesde mujeres piadosas: inmola tu virginidad en el sagrado altar del matrimonio. Es un desvirgamientoprotegido por leyes y bendecido por iglesias que le da al acto la solemnidad de lo que nadiedesaprueba. Sin embargo no todas quieren esperar a la luna de miel para probar aquello. No las culpo.Antes el himeneo se realizaba a los catorce aos; ahora para casarse hay que esperar, qu s yo, a losveinte, a los treinta, aun ms tarde. Y dejar que por decenios slo la imaginacin tenga conocimiento,puede llegar a hinchar demasiado sueos y pensamientos.

    Con quin hacerlo, pues? Con el querido novio? Con un amigo comprensivo? Con un primoen vacaciones? Con un desconocido que no exija consecuencias? Con el hombre que amesdesesperada o esperanzadamente? Con uno que no importe demasiado pero que sirva para salir deesto? Amiga, no lo s. Mujeres han probado todos estos remedios y la respuesta es parecida entodas: nada del otro mundo. Lo preferible, aunque escasea la feliz circunstancia, es hacerlo con amory siendo amada, pero no siempre se puede esperar a tan escasa coincidencia.

    Evita, por supuesto, al bruto y al violento. Evita al memorioso puritano que toda la vida te sacaren cara el tonto orgullo de haber sido el primero. Saca el cuerpo, tambin, a quienes tengan una edadmuy alejada de la tuya. Es bueno que la emocin y la experiencia no sean muy distintas. El asunto, enrealidad, no es nada trascendente. Recuerda el aforismo de aquel sabio: el ideal de la virginidad es elideal de los que quieren desvirgar. No es tuyo, temerosa doncella, no es de amables donceles, es demachos prepotentes.

  • He estado consultando manuales y tratados para aconsejarte en lo que has de hacer despus delparto. Hay a tu lado, de pronto, un ser gimiente. Tiene hambre y exige. Por algo le dirn infante ylactante: no habla y pide a gritos lo nico que quiere: leche. Como alguno de tus amantes, hay otroenamorado de tus pechos.

    El muy sabio rey don Alfonso ya lo saba, hace siglos: debes t misma amamantar tus hijos. Nadade biberones y nodrizas, nada de teteros, que para eso la providencia te dio no una sino dos fuentesde cndida leche en los henchidos pechos. Pero si por desgracia tienes que usar nodriza, escucha esteconsejo del sabio soberano: Las unas han de ser sanas, y bien acostumbradas, e de buen linaje, cabien as como el nio se govierna, e se cra en el cuerpo de la madre fasta que nace, otros se govierna,e se cra del ama desde que le da la teta fasta que gela tuelle, e porque el tiempo de la crianza es msluengo que el de la madre, por ende no puede ser que non reciba mucho del contenente, e de lascostumbres del ama.

    As que ya sabes a qu atenerte, tu hijo ha de ser como aquella que te lo cra. Ojo pues con tusnieras y nodrizas y mucamas; de ellas bebe el infante lo que ser cuando hable.

  • Creste haberlo amado alguna vez. Mejor dicho lo amaste. Pero ahora, slo pensar en l te produceescalofro, repugnancia. Fue como amar un guerrero en armadura de la que sale, de repente, la flojagelatina viscosa de un ser abominable. Cmo fue posible que yo, esta de ahora, haya querido algunavez a semejante Cmo vivir con este recuerdo perfumado de rabia.

    Lo malo es que todava, de vez en cuando, te vuelve a la memoria su coraza vaca, su carne demolusco. Y t quisieras poder sumar todas las miserias y pequeeces de ese mequetrefe disfrazadode hroe para adquirir la perfecta indiferencia, para no pensar ya nunca ms en l o pensarlo como sepiensa en que se te olvid comprar la jalea para el desayuno, Sin odio, sin temblores, sin ganas devenganza.

    Una hechicera de los pramos del altiplano, una altiva hechicera, me dio una vez la receta paradisolver el recuerdo disgustoso de un mal amor pasado. Para cancelar esa oprobiosa memoria, alparecer, se requiere volver a la sevicia de los rituales salvajes y, como en ellos) es necesario hacerviolencia a un animal inocente pero, como el recuerdo, repugnante.

    Habrs de conseguirte una babosa, un caracol sin concha, mejor dicho. Una de esas que despusde la lluvia se pasean parsimoniosas por el suelo, dejando una estela de baba espumosa que dabascas, como el recuerdo de aquel. Pondrs la babosa sobre un pauelo de lino de color pastel ycogers un puado abundante de sal fina. Echa la sal sobre la babosa y aprecia cmo empieza aretorcerse y entre retortijones a disolverse en nada. No mires ms, ata el pauelo y entirralo veintecentmetros bajo tierra. Con la babosa disuelta en sal se disolver tambin ese asqueroso recuerdo.

    No he probado jams esta receta, pero la risuea sacerdotisa de los pramos me asegur sueficacia.

  • Pocos conocen y menos reconocen la eficacia de la cura que pasar a explicar. Pero es, quiz, la nicareceta que jams decepciona. He querido llamarla la cura del rostro, porque no hay quien no tenga enla memoria un grupo no muy grande de caras que, a su vista, producen alegra.

    El rito del sosiego es el siguiente. Dos sillas y una mesa, un pat de hgado de ave, tostadas depan fresco y trigo ntegro, una botella helada de vino de Sauternes, y frente a ti la cara del amigo, de laamiga, el rostro que conoces, uno de esos que con solo verlos nos devuelven la calma.

    El pat, a los amigos, les recuerda que son carne. El pan no los deja olvidar que todo nace de latierra y todo a ella vuelve. El espritu del vino de Sauternes aviva lo que ms nos hace vivos: laposibilidad de unir dos pensamientos.

  • Quiero decirte ahora de un arte muy antiguo: el arte fisiognrnico. Lo debes cultivar desde muypronto pues slo la experiencia te ha de guiar sin tropiezos por el conocimiento de la gente a travsde los signos de su cuerpo. Tal vez sin darte cuenta ya ejerces esta ciencia cuando, al ver una cara,haces una hiptesis del que la lleva. Si lo piensas bien vers que cada rostro revela su propia historia;incluso los mejores actores no pueden ocultar las huellas que la vida va cavando en su cara.

    Todo el cuerpo nos habla del dueo de ese cuerpo. La forma del crneo, que tan a fondoestudiaron los frenlogos, no es una clave unvoca y ntida, pero tampoco tan oscura como para nodecir nada. Fcil es descartar las frentes muy estrechas, pues qu han de contener menos de tresdedos de materia gris entre el final de las cejas y el comienzo del cuero cabelludo? Evita las cabezasmuy pequeas pues la oligofrenia indica ya la pequeez de espritu.

    Unos ojos muy separados, unas cejas ausentes, un labio superior que se aprieta sobre el de abajohasta desaparecer, un cuello demasiado corto, las uas carcomidas por los dientes, una gran panza, laobesidad del insaciable, la enjutez seca del delgado en extremo, los pies enormes, el arco sospechosoque forman las dos piernas A todo esto y mucho ms has de mirar con cuidado y tambin a la formade vestir pues como dijo en su Partida Segunda don Alfonso el Sabio, vestiduras facen muchoconoscer a los homes por nobles o por viles. En un sector de tu memoria encontrars avisos que teayuden a interpretar estas caractersticas. Atiende a esos avisos, confa en ti, no te vayas detrs de loque te inspira asco, tristeza, desconfianza; no trates de vencer lo que crees prejuicios y en cambioson oscuros signos del pasado de tu especie.

  • Cuando cambias de sitio (de geografa), la memoria padece una crisis de recuerdos. El pensamiento,casi siempre, tiene un recorrido que sigue el curso de los ojos, como tus ojos ven asuntos que casi noreconocen ni disciernen, tendrs un martilleo de imgenes e ideas en la cabeza difcil de desenredar.

    Poco tiempo despus vers caras conocidas, pero ya no sabrs a qu sitio corresponden, si al deantes o al nuevo. Las miras fijamente sin saber en qu lengua te hablarn, y cuando abren la boca,antes de que el sonido salga, estars al acecho de todos los indicios. Buscars algo que te diga si estetrozo de existencia Pertenece a tu vida de ahora o a la de antes.

    Al amanecer, al abrir los ojos en ese momento en que la mirada golpea cielorrasos y paredes,los primeros segundos no estars segura de en qu sitio te despiertas, tardars un rato en recobrar elhilo de tu vida, y por un momento sufrirs el temor de que se haya roto definitivamente.

    Una mano a tu lado, una nariz conocida, recta o aguilea pero conocida, podr servirte de ancla aese pasado que no puedes perder si no quieres extraviarte por los nuevos rumbos. Pero si la decisinera cambiar la geografa para cambiarlo todo, para extraviarte de gusto y empezar de nuevo con laesperanza de que en el otro sitio no reaparezcan los errores de siempre, entonces convendr nobuscar caras sino asomarte a la ventana y hacerte duea, desde lejos, del paisaje extranjero.

    As mismo, en los sabores, si quieres recordar, en casi todo hallars reminiscencias y creersdescubrir en la polenta el aroma de la arepa. Si quieres olvidar, en cambio, reconocers que el olor delas trufas no se parece a nada conocido, que la amargura del radicchio nada tiene que ver con elzapote. Y olvidars para siempre el sabor del tamarindo, la avara consistencia del mamoncillo, elempalagoso olor de la guayaba.

  • Unir dos sentencias ajenas y sapientes con el fin de inducirte a la moderacin. La una es deQuevedo, el miope, cojo y lenguaraz Quevedo, que dijo: Todo lo demasiado siempre fue veneno.La otra es del indigesto Ceronetti, experto entendedor de los silencios del cuerpo: Por muy pocoque comas, comers demasiado.

    Qu es esto, te dirs: un cocinero que me invita a la anorexia? No. Para hacerse entenderconviene exagerar. Pero nunca conviene exagerar comiendo: mejor las ganas de repetir que elempalago.

    Adems, slo un secreto hay para no engordar comiendo: preparar bien los platos. La malaculinaria es tan desagradable que quita el hambre mal, no sacia el apetito. Los manjares deleitosos nocomplacen tan slo la barriga: sosiegan el espritu y por eso permiten raciones razonables. Mientraspeor sea lo que comes, ms te atiborrars de todo aquello, te llenars sin piedad en busca de undeleite profundo que no llega.

  • Al que dice quererte cmo creerle? Si hubiera alguna estratagema para saber que no miente, unpotaje mgico de color amarillo que, si l lo tomase con cuchara de plata, revelara el secreto de susverdaderos sentimientos. El potaje se volvera verde en caso de mentira, y naranja subido, casi rojo,cuando fuera seguro que te quiere mucho; y cuanto ms subido el rojo, ms amor te tendra. Si lasopa, en cambio, conservara su amarillo original, querra decir que en cuanto al corazn le resultas deltodo indiferente.

    Yo s que esta receta me hara rico. Sera un invento til y fcil de entender. Como un semforo.Me he pasado decenios con polvillos, races y verduras, buscando este potaje tornasol. An no lo hehallado. Pero a falta de un mtodo infalible, sigue el viejo consejo matemtico: hay que creer la mitadde la mitad. Si despus de ese par de divisiones queda en pie una llamita alumbradora, empizale acreer, pero no olvides los hombres son cobardes para amar.

  • Que qu cansancio, que no tiene un minuto. Mentiras. Lo que no tiene es fuerzas para pensar lavida, calma para sentir como transcurre.

    Cuando l no tiene tiempo, cuando l trabaja mucho y mide los segundos como otros las horas ylos das, cuando l es incapaz de sentarse a conversar, sin ansiedad, un rato, no le creas. El trabajo esel escondite que hallaron los hombres para no vivir segn un ritmo ms humano y ms decente. Es sumanera de poder estar solos sin tener que decir que quieren estar solos.

  • Recuerdas el precepto antiguo, del amigo de Ditima, concete a ti mismo? Lo recuerdas, claro.Por una vez, conscientemente, me voy a permitir una observacin de puro macho chovinista: esteprecepto no sirve a las mujeres; ellas, antes que a s mismas, prefieren conocer a los dems. Encuanto a conocimiento, las mujeres tienen una indudable vocacin al altruismo.

    Las personas, eso lo sabes bien, no nos gustan o chocan por sus grandes gestos, por sus hazaaso sus empresas importantes. Es en lo nimio, en lo nfimo, en los diminutos detalles insignificantes,donde se encierra el significado de los hombres, su diseo secreto: all resolvemos si hay afinidad orepelencia.

    Una vez, por una confluencia de casualidades que alguno no dudara en calificar de mgica, me fuerevelado el mtodo para conocer a las personas. Es sencillo, pero requiere una desprevencin casiinfantil para percibir los detalles. Como en una partida de ajedrez, todos los participantes han decontar con las mismas piezas. Que son cinco:

    Un plato de porcelana medianoTenedor y cuchillo de buen filoUna servilletaUna naranja maduraQuiz, como siempre, mi excesiva simpleza sea decepcionante. Pero he comprobado que en el

    modo con que una persona corta o pela una naranja, y en el ademn con que la prepara y se la vacomiendo, est la cifra y clave de su personalidad, de los motivos de su comportamiento.

    Habrs de ver, ante todo, que hay metdicos como teutones y japoneses en todas las razas, yjaponeses y teutones caticos como el ms crudo y burdo de los salvajes. Analizars los detalles. Laforma de pelar es de gran importancia: no es lo mismo ese ir dndole la vuelta al fruto, de polo a polo,en forma de curvado caracol, dejando al final una sola serpiente llena de cimas y sinuosidades oespecie de resorte, que el corte de los polos y luego las incisiones longitudinales para arrancar ptalossimtricos de piel. No es igual el que en vez de pelarla la parte y con la cscara se lleva medialunas denaranja hasta la boca donde los dientes se encargan de sacar la pulpa, al que corta una tajada porencima y con el cuchillo remueve lo Interior para irlo sacando poco a poco o el que despus depelarla se la va tragando gajo a gajo.

    Formas de comerse la naranja hay casi tantas como personas. Y formas de sacarse las pepitas dela boca, y de hacer muecas ante la dulzura o acidez del lquido. No s darte la clave de todomovimiento: pero observa a tus huspedes mientras comen naranja: all est la cifra de su mundo: alldecidirs si te gustan o no. Incluso en el gesto de esos extravagantes que rechazan la naranja diciendo:perdn, me hacen dao (la manera de muchos para decir no me gustan) los ctricos, hallars unmotivo de conocimiento, de gusto o de disgusto.

  • Que eres fea? Perdname si supongo, ms bien, que eres ignorante. Hay una cosa, deberas saberloque se llama artes plsticas. Lo que con estas artes se produce, es tan maravilloso que desde hacemilenios el hombre lo cultiva, lo cuida, lo conserva. Es la memoria, la memoria de lo que nos gusta.Piedras talladas, vasijas con dibujos, pinturas, lienzos, muros, esculturas, y ms recientemente fotosy pelculas. Y all hay, sobre todo, imgenes de mujeres. Mira bien y vers que seas como seas (tucara, tu cuerpo, tu adelantado o tu trasero) en alguna parte, alguna vez, habrs sido prototipo debelleza. Y una belleza sers, de todas formas, para alguien.

    Cuando te dices fea querrs decir que tu hermosura no est ahora de moda. Lo que no significaque no haya quien te admire pues todava hay gente con carcter que no juzga segn los modelos delambiente sino con los ojos, con los propios ojos.

    Tal vez an no lo sepas, pero a alguno t haces perder el sueo, el apetito. l te ha visto una vezy sin embargo, es como si de siempre te estuviera buscando, y como si en un momento dedeslumbramiento, al verte, al fin, te hubiera hallado. Como por efecto de una memoria ancestral tereconoce y es a ti, slo a ti, a quien l buscaba. T tal vez no lo sabes, pero en algn rincn de latierra hay un hombre que te est buscando.

  • Te enfermaste y no hay nada qu hacer; vas a morirte. Lo que queda de vida podr contarse enmeses (tres, once, diecisiete), ya no en aos. Los que te quieren lo saben y lloran a escondidas paraque t no sepas que ellos saben. T lo sabes y lloras a escondidas para que ellos no sepan que tsabes. Te despides. Te quedas largamente mirando los objetos que quisiste. Miras por la ventana elguayacn con hojas todava verdsimas y sabes que ya no habr tiempo para volver a verlo furioso deamarillo. Te despides. Imperceptiblemente te despides de cosas y personas. Miras con la nostalgiade la ltima vez y algo por dentro te aprieta, se encoge, quisiera protestar pero no puede, se resiste yse resigna.

    Despus de un tiempo quisieras abreviar el sufrimiento, pero no eres capaz. Los que han probadoopio sostienen que lo nico real es el dolor. Est bien que suprimas el dolor, es decir la realidad. Lareceta es el opio. Tienes derecho, si quieres, a despedirte de la vida en calma. La receta proviene de laflor de amapola.

  • No permitas que l, que nadie, te encierre en la cocina, as muchos supongan que la cocina es el sitioreservado a las mujeres. En la cocina, sola, no puedes estar acabars cocindote en tu propia salsa deamargura. Es cierto que en las ollas se halla distraccin y que con buen cuidado y buenos ingredientesmantendrs muy despiertos todos los apetitos de quien contigo habita. Pero no te limites a estar en lacocina, y menos sola. Ms bien haz lo siguiente: consigue que l aprenda a hacer un plato fcil y queempiece a creer que por ser hombre (todos lo creen) lograr superarte (tambin, siempre dicentambin) en la cocina.

    Para este plan no es mala idea una tortilla de esos tubrculos que los espaoles, alargando la vozintilmente, insisten en llamar patatas y son papas. Eso s, a la tortilla, no permitirs que sea l elque le d la vuelta. Ensale a pelar las papas y a cortarlas en rebanadas ni delgadas ni gruesas. Paraque entienda bien, dile que no ms gruesas que las monedas de quinientos que guarda en el bolsillo (ylo has de ver sacando la moneda y midiendo el tamao). Ensale tambin a ponerlas en la sartn conel aceite an fro. Dile que no es tan fcil batir muy bien diez huevos en una coca grande, que no debequedar rastro de yema ni de clara, que la medida de sal es sutil e importante, as como el momento enque las papas se deben aliar con una nica cebolla cabezona en rodajas, ms una manotada de perejilpicado muy menudo.

    Dile tambin cmo, al alcanzar un tenue dorado, un bronceado leve como de costa del sol en elotoo, se cuelan las papas y la cebolla frita y cmo debe mezclarlas, en fro, con los huevos batidos.Despus, en poco aceite, ensale a depositar la mezcla con cautela y dile que te avise cuandoempiece a secarse por encima. Dar vuelta a la tortilla, ya te dije, es lo nico difcil. Pero no se lo hagassaber, mndalo a otra parte mientras en una tapa haces la voltereta necesaria. Cuando l vuelva ver laparte dorada por encima y se sorprender de sus dotes culinarias. Pocos minutos ms y dile queponga la tortilla en una fuente, con rodajas de pan.

    Este es un buen comienzo para tener un compaero fiel en la cocina. Sigue con ensaladas, carnesrpidas, jugos de frutas varias. Llegar el da en que lo vas a ver leyendo una receta y dandofinalmente una sorpresa. Al cabo de los aos una pareja encuentra que su mejor acuerdo se encuentraen la cocina. Por eso no te encierres, no dejes que s