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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DIRECCIÓN DE POSGRADO FACSO DIPLOMADO EN DESARROLLO COMUNITARIO Y GESTIÓN DE PROYECTOS DE AGUA Y SANEAMIENTO (PRIMERA VERSIÓN) GESTIÓN 2020 TRANSFORMACIONES TERRITORIALES A TRAVÉS DE FORMAS DE AUTOGESTIÓN Y GOBERNANZA DEL AGUA: CASO ZONA SUR DE COCHABAMBA Estudiante: Jhovana Marisol Orozco Merida Lucero Challapa Pinto Noemi Mamani Jachacata Tutor: Lic. Víctor Perales COCHABAMBA – BOLIVIA 2020

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Page 1: TRANSFORMACIONES TERRITORIALES A TRAVÉS DE FORMAS DE

UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

DIRECCIÓN DE POSGRADO FACSO

DIPLOMADO EN DESARROLLO COMUNITARIO Y GESTIÓN DE PROYECTOS DE

AGUA Y SANEAMIENTO (PRIMERA VERSIÓN)

GESTIÓN 2020

TRANSFORMACIONES TERRITORIALES A TRAVÉS DE FORMAS DE

AUTOGESTIÓN Y GOBERNANZA DEL AGUA: CASO ZONA SUR DE

COCHABAMBA

Estudiante: Jhovana Marisol Orozco Merida

Lucero Challapa Pinto

Noemi Mamani Jachacata

Tutor: Lic. Víctor Perales

COCHABAMBA – BOLIVIA

2020

Page 2: TRANSFORMACIONES TERRITORIALES A TRAVÉS DE FORMAS DE

INTRODUCCION

Los recursos hídricos son un elemento de la primera necesidad para el consumo humano en este

contexto se analizarán las experiencias que atraviesa el municipio de Cochabamba y su entorno,

en relación a la aplicación del modelo de autogestión, gobernanza del agua y la fragmentación

urbana se enfoca en la participación de las organizaciones vecinales donde ellos buscan estrategias

dirigidas a la autogestión cuyo fin es garantizar el acceso de agua de manera equitativa y

permanente.

Sin duda alguna el recurso de agua es uno de los problemas más grandes que agobia a la población

principalmente aquel relacionado a la escases, en la población cochabambina los niveles de

cobertura son muy bajos, por consiguiente se buscan nuevas estrategias como sistemas

autogestionarios que llegan a administrar con sus propios recursos que generan a partir de las

afiliaciones al agua potable, pago de consumo de agua potable y por cuotas que ellos determinan

en plena asamblea de las cooperativas.

En ese sentido la presente monografía estudia las transformaciones territoriales a través de formas

autogestión y gobernanza del agua y su efecto sobre la configuración territorial en la Zona Sur de

Cochabamba, misma que se detalla a continuación.

1. JUSTIFICACIÓN

Según la Constitución Política del Estado, el agua constituye un derecho fundamental para la vida,

en el marco de la soberanía del pueblo. En ese sentido es importante analizar la gobernanza

urbana del agua donde la mayoría de la población sufre la escasez de abasteciendo de agua

potable, ante la limitada capacidad del sector público para dotar de servicios básicos e

infraestructuras al interior del área urbana de Cochabamba, donde muchas organizaciones

vecinales desarrollan prácticas y estrategias encaminadas a la autogestión de diferentes servicios,

entre ellos el agua para consumo humano. Estas estrategias alrededor de la autogestión del

servicio de agua son desarrolladas por una serie de operadores locales de pequeña escala,

pequeñas organizaciones cuyo fin principal es garantizar el acceso a servicios de agua mediante la

administración de pequeños sistemas y redes de servicio de agua.

El municipio de Cochabamba, es uno de los sectores más vulnerables a los escases de agua ya que

existe fuerte crecimiento de las construcciones de viviendas destinada a familias de bajos ingresos

económicos, prácticamente este municipio especialmente la zona sud. sufre la falta intervención

de las autoridades municipales en cuanto al sistema de abastecimiento de agua potable, en tal

sentido la población optó en crear diferentes sistemas de abastecimiento de recursos hídricos

como sistemas comunarios, cooperativas, comités de agua autogestionarios, mediante la

perforación de pozos para luego abastecer la cobertura de las OTB Este tipo de respuestas han

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crecido rápidamente en los últimos años de modo que estos sistemas vieron la necesidad de crear

una asociación de sistemas comunitarios de agua potable y satisfacer la necesidad de agua para

consumo humano. Estas formas de autogestión contribuyen a la desintegración de las

infraestructuras, favoreciendo a la fragmentación de la estructura social y material, transformando

la configuración territorial de la ciudad.

2. DEFINICIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Sin duda alguna el agua es uno de los problemas fundamentales que agobia a la población, donde

no acceden en cantidad suficiente, ni a precio accesible de calidad aceptable, donde existen bajos

niveles de cobertura en las zonas marginales, debido a que el operador principal SEMAPA no

llega a abastecer agua en su totalidad, motivo por el que surgen los sistemas autogestionarios

donde no tienen ningún tipo de respaldo, presencia, asesoramiento y planificación del Estado,

funcionan con sus propios recursos, es la forma que la población encontró de resolver su

problema de acceso al agua. Ante la ausencia del Estado la gestión de los recursos hídricos casi

siempre estuvo en manos de las organizaciones locales “como ser los comités, cooperativas y

asociaciones de agua que definen el derecho de acceso en base a sus usos y costumbres de control,

al hacer uso del manejo de agua se toma decisiones de distribución de los derechos de propiedad

de las fuentes.

3. OBJETIVOS

3.1. OBJETIVO GENERAL

Estudiar las transformaciones territoriales a través de formas autogestión y gobernanza del

agua y su efecto sobre la configuración territorial en la Zona Sur de Cochabamba

3.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Identificar las formas de autogestión del agua, con especial incidencia en el sistema de

abastecimiento de pozos.

Reconocer las relaciones de poder y gobernanza urbana generadas por los

operadores locales en torno al agua

Describir el proceso de fragmentación urbana a través de redes de agua generados por los

operadores locales de pequeña escala.

4. PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN

¿La escasez o la falta de agua promueven formas de organización social?

¿Las relaciones de poder y de gobernanza en torno al agua transforman la ciudad?

¿El control de las redes de agua y sus formas de abastecimiento genera la desintegración

de la ciudad?

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¿Qué impacto tendría la existencia y acción de los Operadores Locales de Pequeña Escala

(OLPE) dirigidas a la obtención de agua para consumo humano en la gestión, gobierno y

configuración del espacio urbano de las ciudades?

¿El agua puede ser “causa” principal de la centralización o descentralización de poder?

I. MARCO CONCEPTUAL Y TEÓRICO

Predominación del mercado y privatización extranjera en una gobernanza neoliberal

Como argumenta Zurbriggen (2011), surge la transformación de un modelo de desarrollo

centrado en el Estado a uno bajo el predominio del mercado. Estos cambios se sintetizaron en el

"Consenso de Washington", el cual resume las recomendaciones de reformas neoliberales de parte

de los organismos internacionales (principalmente por el BM y el FMI) que debían implementar

los gobiernos para retomar la senda del desarrollo: disciplina fiscal, reducción del gasto del

Estado, liberalización financiera y comercial, apertura a la inversión extranjera directa,

privatización de las empresas y servicios públicos, desregulación, fortalecimiento del derecho de

propiedad y descentralización.

Este conjunto de reformas estatales llevadas a cabo a fines de los ochenta ha sido llamado

también "reformas de primera generación", cuyo énfasis estuvo puesto en desregular y reducir el

gasto, el tamaño y la intervención del Estado en la economía y la sociedad.

Zurbriggen 2011 explica también que el modelo de la gobernanza de mercado neoliberal en

América Latina a finales de los años 80, formo parte de una notable redefinición de la

funcionalidad del Estado, que implicó también un conjunto de reformas institucionales basadas en

la creencia que el despliegue del interés privado promoverá adecuadamente el interés público, en

todo caso se le entrega al mercado la gestión de buena parte de provisión de servicios e

implementación de políticas con el argumento que las soluciones privadas a los problemas

públicos tienen mejores resultados. La idea era exponer a los organismos estatales a una

competencia mayor con el mercado, con el fin de incrementar su eficacia y eficiencia, sustituyendo

el modelo de gestión pública jerárquico-burocrático por la Nueva Gerencia Pública, por el cual el

Estado tiene que dejar de ser un proveedor directo para pasar a ser un articulador, un mediador

entre los actores de esa compleja matriz de provisión de servicios públicos. La tarea principal del

Estado se convirtió en solo regular y renegociar los contratos con las empresas privadas ganadas

en las licitaciones, apartándose de su rol central de ser agente del bien público de una comunidad

y garantizar un acceso universal. Esto provocó cambios importantes en el papel del Estado, dando

el mayor lugar de participación al sector privado y las ONGs en provisión de bienes y servicios

públicos, el sector privado se involucró en los servicios de infraestructura, al tiempo que la

sociedad civil lo hizo en programas locales y políticas sociales. Este modelo de gobernanza

impacto grandemente en la provisión de servicios de agua y saneamiento, que favoreció las

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desigualdades y servicios y políticas diferenciadas para diferentes categorías de ciudadanos. Se

transformó el rol del Estado con la privatización de los servicios de agua y saneamiento en

América Latina. Es así que el modelo de gobernanza de mercado neoliberal se ha convertido en

una “herramienta alternativa para alcanzar la mejora sustantiva de la gestión en los servicios”.

No se puede dejar de lado a Fernando Calonge Reillo (2016), quien señala que la gobernanza

neoliberal implica transformar las metrópolis en un profuso mercado, lo que quiere decir que se

entregó la responsabilidad del soporte de los bienes públicos al mercado y las ciudades pasaron a

depender de la llegada y el mantenimiento de capitales tanto nacionales como extranjeros, lo que

ha hecho que las ciudades se conviertan en mercados atractivas a los inversores. Según Calonge la

gobernanza “no sólo se trata de que el mercado resuma la agregación política de intereses sino como una forma de

garantizar la mejor provisión de bienes y políticas públicas, en lo sucesivo se transformarán la mayor parte de las

políticas públicas para garantizar un más efectivo funcionamiento del mercado”.

Gobernabilidad y gobernanza del agua

La Asociación Mundial del Agua define la gobernanza del agua como el rango de política, sistemas

sociales, económicos y administrativos que existen para la gestión del agua, los recursos y la

prestación de servicios de agua, en diversos niveles de la sociedad (Global Water Partnership, 2002).

Esta definición, sin embargo, es problemática porque prácticamente la totalidad de la literatura sobre

el agua recaería en aspectos de política, economía, finanzas y regulación. También sufre de un

problema de especificación, porque los mecanismos para desarrollar y gestionar los recursos hídricos

a menudo no están bien especificados, y por lo tanto sus implicaciones operativas para la

investigación y la política de aguas no están claras. Por otro lado, el Fondo para la Gobernabilidad del

Agua ofrece una definición más concreta: argumenta que la gobernanza del agua debe retomar

principios de equidad y eficiencia en los recursos hídricos y la asignación de los servicios, la

administración del agua basada en las cuencas, la necesidad del agua integrada, enfoques de gestión,

y la necesidad de equilibrar el uso del agua entre las actividades socio-económicas y los ecosistemas.

También pide la clarificación de las funciones del gobierno, de la sociedad y del sector privado, y sus

responsabilidades con respecto a la propiedad y la gestión de recursos y servicios hídricos (UNDP

Water Governance Facility, 2013). El concepto, no obstante, ofrece principios rectores e implicaciones

políticas claras, pero no abunda en su utilidad.

Otros autores como Kashyap (2004) hacen referencia a la gobernanza del agua como la cualidad para

desarrollar la capacidad de adaptación. Del mismo modo, Hirsch (2006) argumenta que la gobernanza

debe entenderse como una manera para negociar de forma sostenible, equitativa y productiva. Tropp

(2007), por el contrario, se refiere a la gobernanza del agua en términos de la evolución de las redes

formales e informales, asociaciones, decisiones conjuntas que incluyen el diálogo y los resultados

negociados como mecanismos de dirección de la gobernanza del agua. Mollinga (2008) emplea un

enfoque de la sociología política y argumenta que la gobernanza del agua es un dominio político

controvertido. Este enfoque puede tener valor teórico, pero no abunda sobre la política de los

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mecanismos que generan conflictos por el agua, las alternativas para resolverlos y sus implicaciones

para la eficiencia, la equidad y la sostenibilidad. Pahl-Wostl, Gupta y Petry (2008) definen el término

como el desarrollo y la aplicación de normas, principios, incentivos, herramientas informativas y de

infraestructura para suscitar un cambio en el comportamiento de los actores a nivel mundial en el

ámbito de la gobernanza del agua. Esta definición es similar a la de la Asociación Mundial del Agua y

del Fondo para la Gobernabilidad del Agua, porque se enfoca en aspectos de política, economía,

finanzas y regulación. Biswas y Tortajada (2010) argumentan que el término gobernanza del agua ha

sido sustituido por los términos “gestión del agua sostenible” y “gestión integrada de recursos

hídricos”. Finalmente, Wiek y Larson (2012) resumen algunas de las características clave de la

gobernanza del agua como una perspectiva sistémica, un enfoque de gobernanza en los actores

sociales, un discurso transparente y accesible en valores y metas, y una perspectiva amplia sobre la

sostenibilidad del agua, siendo la definición más amplia de las analizadas.

Modelo de la Gobernanza del agua

En el modelo de gobernanza de Fung y Wright, el enfoque llega para presentarse como una forma

no jerárquica de gobierno, caracterizada por la cooperación con actores no estatales en el interior

de redes de decisión mixtas entre lo público y lo privado, los procesos gubernamentales aluden a

una concepción de buen gobierno en el que se destaca a los actores no gubernamentales y se les

incluye en los procesos de toma de decisión para la producción de políticas públicas y programas

de gobierno. Se supone que un Estado que promueve la participación en este sentido es más

flexible y capaz de descentralizar funciones, transferir responsabilidades y ampliar el universo de

actores participantes, claro que sin que ello implique el abandono de instrumentos de control y

supervisión. Al mismo tiempo, estas nuevas modalidades de gestión de gobierno pretenden

potenciar los derechos de los ciudadanos. La gobernanza se asocia al buen gobierno, porque

además de las preocupaciones sistémicas más fuertes del modelo de la gobernanza (eficacia y

eficiencia en la resolución de problemas), incorpora una dimensión normativa: el gobierno debe

ser a la vez promotor de la profundización de la democracia a través de mejores sistemas de

representación de intereses (Mussetta, 2008).

La gestión de agua implica saber conciliar conflictos de interés de manera tal que fructifique la

organización, que se forje la unidad y se creen, en el proceso, reglas de juego razonables, equitativas

y efectivas. Esto más que ciencia es todo una arte (Chicas, León y Prins , 2008).

En la actualidad, el uso del agua no sólo es determinado por la disponibilidad natural del recurso

(aguas superficiales y subterráneas), sino también por la 7 organización social que define el acceso al

agua y su aprovechamiento. Las condiciones sociales y económicas de los usuarios asentados en una

microcuenca hacen que recurran a diversas acciones para lograr el acceso al recurso. Tales acciones

se expresan como demandas a las instituciones encargadas de la administración del recurso, o como

conflictos entre los usuarios y otras instancias o los mismos propietarios de la tierra (Chicas, León y

Prins, 2008).

La gobernanza trata sobre los procesos y mecanismos de interacción entre los actores

gubernamentales y no gubernamentales, es un concepto dinámico; mientras que la gobernabilidad se

refiere al estado resultante de la aplicación de estos mecanismos y procesos, es un fin de la

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administración. Es preferible, cuando se habla de gobernanza referirse al buen gobierno, más allá de

la gestión o manejo, conceptos ligados a la administración. La gobernanza se refiere a los procesos y a

los sistemas a través de los cuales opera la sociedad. Se refiere al amplio método de gobernar, que

incluye, pero no se restringe a la perspectiva más limitada de “gobierno”. Se refiere a la interrelación

de las estructuras formales e informales, a los procedimientos y a los procesos (HOEKSTRA, 2006); a

los sistemas de hacer las reglas, las redes de actores a todos los niveles de la sociedad (de lo local a lo

global), dentro del contexto del desarrollo sustentable (IHDP, 2006). El reto en las Américas es

consolidar la gobernabilidad de los recursos hídricos a través de procesos democráticos (Colegio de

México, 2012).

Según (ASORECH, 2011). La gobernabilidad del agua comprende el conjunto de medidas de política,

legislación y administración del aprovechamiento y protección del agua acordadas por la sociedad y la

capacidad institucional de aplicarlas y cumplirlas en función de dar respuesta a las necesidades y

expectativas de la población. Una organización de agua y saneamiento es la asociación voluntaria

creada por un grupo de personas que representan a la comunidad, dispuestas a desarrollar un

conjunto de actividades orientadas a alcanzar uno o varios objetivos, que no podrían lograr de actuar

de forma individual

En relación del agua podemos indicar que la gobernabilidad es una serie de sistemas políticos,

sociales, económicos, administrativos que están vinculadas para organizar y normar la gestión de

recursos hídricos, asi para el suministro del agua, para diferentes usos, necesidades en función las

necesidades de la sociedad

Modelo de gobernanza del agua de la Unesco (2006)

Este modelo teórico de la Unesco se enfoca en temas gubernamentales, cuya finalidad es la

formulación de políticas y de su ejecución por parte del Estado (Unesco, 2006). El modelo se

integra por las dimensiones social, económica, de la capacitación política y de la sostenibilidad

medioambiental.

La dimensión social hace referencia a un uso equitativo de los recursos hídricos. El agua no solo

se distribuye de manera heterogénea en el tiempo y el espacio; sino también entre los diferentes

estratos socioeconómicos de una sociedad, tanto en los asentamientos rurales como en los

urbanos. La dimensión económica describe el uso eficiente de los recursos hídricos y el rol del

agua en el crecimiento económico global. Las perspectivas de una fuerte reducción de la pobreza

y de crecimiento económico siguen dependiendo, en gran medida, del agua y de otros recursos

naturales. Los ingresos per cápita y la calidad de la gobernabilidad están reducidamente

interrelacionados de manera positiva en diversos países, debido a esto una mejor gobernabilidad

ejerce un gran efecto en los ingresos per cápita. La dimensión de la capacitación política toma en

cuenta a las partes concernidas y a los ciudadanos, en igualdad de oportunidades democráticas,

para influir y controlar los procesos políticos y sus resultados. Los ciudadanos marginados tanto a

nivel nacional como internacional pueden ser los pueblos indígenas, las mujeres, los habitantes de

barrios marginales, entre otros. Otorgar poder a las mujeres, al igual que a otros grupos

marginales es decisivo para conseguir una gestión equilibrada y eficaz. La dimensión de

sostenibilidad medioambiental explica que una mejor gobernabilidad permite un uso sostenible

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del agua y la integridad del ecosistema. Un flujo suficiente de recursos hídricos de calidad es

fundamental para conservar las 26 funciones, servicios del ecosistema y sustentar los acuíferos, los

humedales y otros hábitats naturales (Unesco, 2006).

Modelo de gestión integrada del agua de Guhl (2008)

El modelo teórico de la gestión integrada del agua explicado por Guhl (2008) pretende promover

el manejo y el desarrollo coordinado del agua, la tierra y los recursos relacionados con el fin de

maximizar el bienestar social y económico resultante de manera equitativa; sin comprometer la

sustentabilidad de los ecosistemas vitales. La importancia del concepto es que maneja la variable

ambiental, social y económica (Mussetta, 2008). La gestión integrada del agua es un modelo

teórico que tiene tres principios centrales que están de una u otra manera en todas sus

definiciones: equidad, eficacia y sostenibilidad. Además, implica una visión de la relación

sociedad-naturaleza, basada en un marco conceptual orientado a gestionar la búsqueda de la

sostenibilidad y el desarrollo de los recursos hídricos. Lograrla supone que la población cambie las

prácticas insostenibles de consumo y de uso, adquiera una visión de conjunto sobre los efectos de

las acciones individuales y se dé cuenta de que los impactos que causa cada individuo,

aparentemente insignificantes, se agregan a los de los demás amplificándose por millones (Guhl,

2008).

Teoría de recursos de propiedad común

Esta teoría se basa en el reconocimiento de formas de regulación, comportamiento y acción

colectiva del agua en comunidades, como dinámicas sostenibles en determinadas condiciones.

Las teorías de Elinor Ostrom vinieron a contradecir algunos de los paradigmas a los cuales se

aferraban con mayor fuerza los investigadores de finales de los años sesenta y principios de los

setenta.

Los bienes de uso o acceso común (common pool resources) se definen como aquellos cuyo acceso no puede

ser denegado (non-excludable, no excluyentes) pero cuyo consumo es rivalizante (rivalrous), lo cual significa

que el consumo del bien por parte de un agente limita la posibilidad de otro agente de hacer uso del mismo

recurso. La compartición de recursos finitos por parte de actores heterogéneos con intereses egoístas conlleva

el posible agotamiento de recursos de acceso común.

El aprovechamiento de dichos recursos involucra necesariamente interacciones de diferentes

actores, entre los cuales se pueden presentar conflictos por el uso (Andersson y Ostrom, 2008;

Huitema et al., 2009; Ostrom, Gardner y Walker, 1994; Ostrom et al., 2001). Cada actor se

preocupa por su bienestar (de acuerdo con la teoría de elección racional) y, por lo tanto, las

decisiones que toma en materia de gobierno de los recursos son individuales y privilegian el

interés propio sobre el bienestar colectivo. Algunos ejemplos de dichos recursos de uso común,

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como los denomina Pedro Álvarez-Icaza Longoria (2006), incluyen los recursos pesqueros, el

agua y los bosques.

El uso de los bienes comunales siempre ha incluido mecanismos de cooperación social que

imponen limitaciones a su uso con el fin de evitar situaciones límites como el agotamiento

(Aguilera Klink, 2006: 118). De hecho, para Hardin hablar de eficiencia no necesariamente implica

hablar de justicia. Es más, claramente prefiere la primera a la segunda:

“Una alternativa a los recursos comunes no necesita ser perfectamente justa para ser preferible.

Elinor Ostrom, otro Premio Nobel de Economía (2009), ha enunciado numerosos ejemplos –

incluso dentro del paradigma de mercado- de cómo el agua puede ser gobernada manteniendo su

carácter de bien común mediante instituciones autogestivas más justas para los miembros de las

comunidades (Ostrom, 2011, pp. 186-249; 356-359). Otros autores más críticos, como Esteban

Castro, apuntan al proceso de mercantilización del agua y otros bienes comunes. Para él se trata

de la asimilación de bienes como privados y cuyo valor de cambio incluye una ganancia que es

apropiada por un agente privado, quien detenta su derecho de propiedad sobre el recurso.

La obra de Elinor Ostrom se insertó en el marco conceptual de la «Nueva Economía Institucional», que a

partir del análisis microeconómico puso su foco en aspectos desatendidos por la teoría economía

convencional, tales como los costes de transacción, el estudio de las reglas del juego, los mecanismos de

control y mantenimiento de los acuerdos sociales. A partir de este enfoque Ostrom logró conciliar desde una

perspectiva económica los conceptos de eficiencia y sostenibilidad, destacando el rol de las instituciones, la

necesidad de atender a la variable temporal, los incentivos al cambio institucional y los costes de

transacción, desde un modelo de racionalidad limitada. Superó así una dicotomía tradicional que asigna a

los bienes privados al ámbito del mercado, de acuerdo a los parámetros del orden espontáneo de Adam

Smith, y por otra parte radica los bienes colectivos al monopolio del «Leviatán» Hobbesiano que entiende

que el orden social descansa sobre la fuerza y no sobre la interacción entre sujetos.

La tesis fundamental de la obra de Ostrom señala que se puede sintetizar en que no existe nadie

mejor para gestionar sosteniblemente un «recurso de uso común» que los propios implicados

(1995: 40). Pero para ello existen condiciones de posibilidad: disponer de los medios e incentivos

para hacerlo, la existencia de mecanismos de comunicación necesarios para su implicación, y un

criterio de justicia basado en el reparto equitativo de los costos y beneficios.

Musgrave (1959) establecio una clasificación introduciendo la variable de exclusividad y el

concepto de bienes «de mérito». La exclusividad es importante porque describe la posibilidad de

apartar del uso o consumo de un bien a quien no paga por acceder a ellos. Un bien es «no

excluible» cuando técnicamente, o por razones de costo, no se puede impedir que quienes no

contribuyan dejen de acceder a él. Esta clasificación no indica necesariamente propiedad estatal o

privada ya ambos casos los puede proveer el sector estatal o un actor privado. Buchanan (1965) va

a matizar la separación tajante entre bienes públicos y privados que estableció Samuelson a partir

de la idea de bienes puros e impuros, que van más allá de la simple descripción del régimen de

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propiedad jurídica en que se encuentren actualmente. La intención de Buchanan fue salvar lo que

denominó «la increíble distancia establecida por Samuelson entre el bien puramente privado y el

bien puramente público». (Buchanan, 1964: 1-14) A partir de Buchanan se comenzó a hablar de

bienes públicos «impuros» como una categoría intermedia entre los bienes privados y los bienes

públicos puros.

Bienes comunes como instituciones y recursos de fondo común

En ese marco, Elinor Ostrom (premio nobel de economía 2009) desarrolló una propuesta

conocida como “El Gobierno de los bienes comunes” (2000), donde respondiendo a la pregunta

¿Por qué individuos plenamente racionales, cuando actúan de manera colectiva para aprovechar

ciertos recursos, toman decisiones que conducen a resultados irracionales? reflexiona las

diferentes opciones de propiedad, y sugiere que opciones como la propiedad privada y Estado

controlador serían apenas una parte de la vasta variedad de la experiencia humana, postulando que

la acción colectiva de redes pequeñas sería una tercera vía, es decir la administración colectiva de

Recursos de Uso Común (RUC).

Muchas de estas organizaciones pueden ser consideradas sólidas o “robustas” en el sentido de que

las reglas que regulan sus operaciones cotidianas, han sido diseñadas y modificadas con el tiempo,

de acuerdo con un conjunto de reglas de opciones colectivas y opciones constitucionales (Shepsle,

1989). En otras palabras, estos sistemas han sido sostenibles por largos períodos de tiempo. La

mayoría de los medios ambientes estudiados son complejos e inciertos e interdependientes, en

donde los individuos continuamente afrontaban incentivos substanciales para actuar en forma

oportunista. El problema que abordé en mi libro Governing the Commons (1990), fue cómo los

individuos que utilizan estos sistemas, logran sostenerlos durante períodos tan largos de tiempo.

(Ostrom, 1999)

Un bien común puede ser pequeño y servir a un grupo reducido o puede tener escala comunitaria

o se pueden extender a nivel internacional. Pueden también estar muy acotados y delimitados,

pueden ser transfronterizos o sencillamente no límites claros (Hess-Ostrom, 2006: 4-5). Esta

descripción se complementa al introducir la diferencia entre «sistemas de recursos» y «unidades de

recursos». Ostrom recalca continuamente esta distinción: «Para la comprensión de los procesos de

organización y gobierno de los recursos de uso compartido es esencial distinguir entre el «sistema

de recursos» y el flujo de «unidades de recurso» producidas por el sistema, mientras se reconoce

su interdependencia» (Ostrom, 2011: 77).

La mayoría de recursos de acervo común son lo suficientemente grandes para que varios actores

puedan usar simultáneamente el sistema de recursos y los esfuerzos para excluir beneficiarios

potenciales sean costosos. Ejemplos de recursos de acervo común incluyen tanto sistemas

naturales como sistemas hechos por el hombre, los cuales abarcan: cuencas de aguas subterráneas,

sistemas de riego, bosques, pastizales, computadoras servidores, fondos gubernamentales y

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corporativos y la Internet. Ejemplos de unidades del recurso que se derivan de los recursos de

acervo común incluyen agua, madera, pastos, unidades de procesamiento por computadora, bits

de información y asignaciones de presupuesto. (Ostrom, 2002: 2).

Pero la contribución de Ostrom sobre la acción colectiva cooperativa como tercera vía refuerza

no solo las capacidades de autogestión, sino también las de auto gobierno, hecho que des-

estructura la idea unitaria de gobierno, pero también de gobernanza en su sentido general, pues la

“tercera vía” se liga totalmente a la fragmentación y lógicas de autonomía en términos políticos y

administrativos, que tienen indispensablemente efectos en el ámbito espacial a través de

segmentación física en la ciudad.

Desarrollo local

A nivel general, el desarrollo local pretende situar como punto central al ser humano y a los

intereses colectivos, potenciando en su esfera diaria las capacidades de los individuos. Es un

enfoque y una práctica que persigue impulsar el desarrollo endógeno, la auto-organización y el

bienestar social, para lo que requiere tanto de la participación colectiva como de la intervención

individual.

Es un concepto relativamente reciente2, que ha sido considerado desde perspectivas muy

diversas. Desde el punto social se podría tomar como una dinámica que evidencia la eficacia de las

relaciones (no exclusivamente mercantiles) entre las personas para poner en valor las riquezas de

las que dispone (Pecqueur, B. y Colletis, G.; 1995). G. Colletis y B. Pecqueur hicieron aparecer la

territorialidad como recurso estratégico de los actores económicos integrando un espacio de

proximidad (Réquier-Desjardins, D. 1998), eligiendo cuatro elementos que lo fundamentan: el

sentimiento de pertenencia, la transmisión de conocimientos, el efecto permanente y la fuerza de

los actores individuales. A partir de esto, desarrollan el concepto de sistema productivo local

(SPL), asociado a una forma de desarrollo basada en dinámicas endógenas. Otros autores

(Caravaca, 1998:104) valoran el espacio local como elemento único para conseguir un sistema sin

competencia: “el entorno contribuye, pues, a provocar el dinamismo socioeconómico y en la lógica

global de las redes, permite comportarse a determinados espacios como ganadores o emergentes”.

Por tanto, el territorio se eleva al ser un elemento que permite contar con ventajas, que en ningún

caso pueden copiarse; la diferencia persistente, la que no puede modificarse, solamente se puede

derivar del carácter único del espacio, estas son las ventajas competitivas que debe aprovechar

todo espacio local (Benko, 2000).

Las redes urbanas

Ante la evolución de las tecnologías, la sociedad contemporánea se encontraría inmersa en un

proceso que confiere a las comunicaciones y sus técnicas un papel clave. Las nuevas tecnologías

de comunicación habrían creado un universo particular, una relación espacio-tiempo diferente que

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afecta de manera decisiva a los vínculos establecidos entre el hombre, el espacio y el territorio.

(Juan Cabrera, 2015)

Castells expresó con acierto este “nuevo” contexto en su libro “La Era de la Información. La

Sociedad Red” (2001) al calificar al mundo actual como una sociedad- red. Y ello, no por la

disponibilidad de las redes de telecomunicación o el acceso a Internet, sino por la transformación

social que lleva aparejada y que operaría un cambio histórico que permite dos axiomas: 1) La

tecnología es sociedad; 2) La tecnología de por sí no determina la sociedad.

En ese marco, Gabriel Dupuy en su libro “L'Urbanisme des réseaux : théories et méthodes”

(1991) cuestiona el papel que el urbanismo y la planificación convencional desempeñan en la urbe

actual, que todavía verían a la ciudad como un sistema dependiente de una estructura (ciudad

zonificada), y de forma menos frecuente como fractal (ciudad fragmentada), proponiendo que

para el análisis de las transformaciones de las ciudades y de las políticas públicas ya no son útiles

esos modelos, sino que es necesario aplicar un nuevo enfoque, a menudo interdisciplinario, en el

que se integren diversas teorías sobre la articulación del espacio urbano, porque estas nuevas

tecnologías serían responsables de la producción de un tipo de ciudad particular.

Siguiendo las primeras proposiciones de Cerdá (1867) el espacio urbano contemporáneo se

encuentra entonces, en opinión de Dupuy, centrado en el concepto de redes que "generan su

propia organización territorial, sin detenerse y evolucionando siempre". La red en la ciudad sería,

no solo un objeto, sino también una idea globalizadora que expresa la nueva organización del

espacio. Para él la idea de red explica mejor que otros enfoques, ciertos tipos de relaciones entre

espacio, tiempo, información y territorio, los mismos que constituyen características esenciales de

las sociedades actuales (posmodernas).

Pero desde la perspectiva de la fragmentación, toca reflexionar sobre aquello referido desde inicio,

la capacidad diferenciadora de la red, que sugiere que existen ciudades o polos al interior de las

ciudades que se constituyen medios productores de innovación y de riqueza, y que son capaces de

integrar tecnologías, sociedad y lograr alta calidad de vida, contra otros que no logran las mismas

capacidades (Finquelievich: 2004). Lo mismo que plantearon De Graham & Marvin (2001), pero a

una escala mayor.

Entonces, las redes constituyen hoy un nuevo principio de organización social y espacial que

pueden desarrollarse a escala barrial como global y pueden condicionar los tipos de relación social

de espacio, tiempo, información y territorio, así como la diferenciación social y espacial.

Pero ¿Cómo se representan estos principios en la perspectiva material? A través de las propuestas

de Graham & Marvin, así como las observaciones desde LATTS referidos en la parte anterior,

damos cuenta de que para entender cómo se representan estos principios en el ámbito físico se

debe hacer referencia a dos dimensiones, la espacial y temporal, porque todas las redes en su

materialización actúan en un espacio y tiempo, ya sea como “aparatos” articuladores o

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desarticuladores a escala local o global, y como instrumentos de fragmentación o no a través de

intervenciones que varían en espacio y tiempo, dos sub-dimensiones fundamentales para

comprender la dinámica de las redes.

II. DESARROLLO TEMÁTICO

Formas de autogestión en el sistema de abastecimiento a través de sistemas comunales

de pozos en la zona sur del municipio de Cochabamba.

Las preocupaciones más comunes en el municipio de Cochabamba es el incremento de la

población residente en áreas marginales como es la zona sur de Cochabamba, por lo tanto, el

suministro y cobertura de agua potable y alcantarillado en el Municipio de Cochabamba resulta, en

general, inadecuada, desigual e insuficiente. Según el Censo Nacional (INE, 2001), un 65 por

ciento de los hogares del área urbana cuenta con agua por cañería de red pero sólo 34 por ciento

de los rurales, pero según el Censo del 2012 solo se accede por cañería de red un 64 por

ciento, esto puede ser debido a que se amplió la red pero no así mismo el suministro de agua

donde aparecen las redes muertas del Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado

(SEMAPA), esto indica que no todos acceden al agua. Y la población que no accede al sistema

público de agua potable implementa estrategias arriesgadas para garantizar su consumo mediante

la perforación de pozos individual y sobre todo comunal bajo formas de cooperativas,

asociaciones y comités, finalmente se tiene la compra directa de agua de los carros cisterna

"aguateros" y además de utilización de fuentes de agua de ríos, vertientes y tajamares que

funcionan de forma autogestionaria por las Organizaciones Barriales.

Para entender un poco más sobre sobre las formas de autogestión en el abastecimiento de agua a

través de pozos, tenemos un estudio publicado el año 2013, llamada El agua nuestra de cada día de la

PhD. María del Carmen Ledo García, donde coincide que en el municipio de Cochabamba

Page 14: TRANSFORMACIONES TERRITORIALES A TRAVÉS DE FORMAS DE

satisface solo el 50% de sus habitantes y que SEMAPA realiza una categorización de distribución

a la población y que alrededor de la mitad de los hogares cochabambinos carece del servicio

público de agua potable y permanentemente esto obliga a buscar otras estrategias y fuentes de

abastecimiento. Para ilustrar un poco se presentará un mapa de la metrópolis del municipio de

Cochabamba, donde se muestra con una mancha más oscura que representa alrededor del 50% de

su territorio, tiene acceso a la red pública de SEMAPA, el resto de los pobladores deben buscar

auto solucionar sus problemas de manera autogestionaria.

El estudio menciona también que, a mediados del año 2008, se realizó un censo en la zona

de Villa Israel, una Organización Territorial de Base, localizada en el Distrito 9 de la periferia sur,

donde se ha podido generar una impresionante base de datos, que son la plataforma empírica que

contribuye con el esclarecimiento de los mecanismos de sostenibilidad de dichos movimientos. Y

es que resalta en esto es que estos sistemas cuya base de organización fue enteramente

motivada por los movimientos sociales, son los vecinos los que en más del 60% de los casos

tuvieron la iniciativa, estos sistemas autogestionarios de propiedad de los pobladores de los

barrios pobres, han logrado en algunos casos con éxito hacer sostenible sus sistemas, en otros la

falta de control social de las actividades realizadas por sus dirigentes ha significado un fracaso y

colapso de los mismos. Sin embargo, se debe poner en alto, la fortaleza y las imaginativas

estrategias de auto-abastecimiento y almacenamiento del agua, debido a la particularidad social de

su conformación, ya que gracias a ellos se ha logrado mitigar la demanda insatisfecha de alrededor

de 12 mil de los 36 mil hogares, que no cuentan con acceso al líquido elemento.

Situación del acceso al agua potable en el Municipio de Cochabamba

Un servicio básico de primer orden, es el acceso al agua para el consumo humano, se denomina

así al agua que puede ser consumida sin restricción para beber o preparar alimentos. La cobertura

del servicio identificada durante el CNPV-2012, se expresa en el siguiente cuadro:

Cuadro: 01: Acceso al agua para consumo humano

Cochabamba Condiciones de acceso al agua para consumo humano

Cobertura

%

Distribución

Por cañería

dentro la

vivienda %

Por cañería fuera

de la vivienda %

No se

distribuye por

cañería %

65,5 46,6 26,5 26,8

Fuente: Plan Territorial de Desarrollo Integral Cochabamba 2016-2020

Estos datos expresan las respuestas de las familias a la hora de responder a la pregunta “tiene

agua”, las formas de provisión/distribución se efectuaron en siguientes preguntas, datos que se

expresan en el cuadro que antecede. La cobertura expresa la disponibilidad de agua sin importar la

fuente o responsable del servicio.

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El operador principal en el municipio, es la Empresa Servicio Municipal de Agua Potable y

Alcantarillado Sanitario (SEMAPA), que presta los servicios de agua potable y alcantarillado

sanitario a más o menos 50,08% de la población del municipio, tiene autorización para el uso y

aprovechamiento del recurso hídrico de las fuentes de agua. El Plan Maestro Metropolitano de

Agua Potable y Saneamiento (PMMAPS) ha contabilizado 189 operadores locales de pequeña

escala, conformados por Sistemas Comunitarios de Aguas, Cooperativas, Comités, Asociaciones,

Organizaciones Territoriales de Base (OTB’s) y Empresas Prestadoras de Servicios de Agua

Potable y Alcantarillado Sanitario (EPSA’s); 45 de ellos se encuentran afiliados actualmente a la

Asociación de Sistemas Comunitarios de Agua del Sud, Departamental y Entidades Prestadoras

de Servicios de Agua y Saneamiento y 4, lo están a la Federación de Cooperativas de Agua Potable

y Alcantarillado de Cochabamba.

El sistema principal de SEMAPA cubre más o menos 70 mil conexiones. Sus principales fuentes

superficiales son: Escalerani 217,4; Wara Wara 42,7; Galería Chungara 10,3; Arocagua 9,7;

Misicuni aproximadamente 500 litros/segundo, alcanzando aproximadamente 780 litros por

segundo.

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Complementariamente se tiene otro referente importante de un estudio realizado por estudiantes

de la Universidad Mayor de San Simón el año 2015, sobre el funcionamiento de estos sistemas de

abastecimiento y lo interesante de todo esto es que estos aunque muchos no lo veíamos así, son

una realidad para gran parte de la población cochabambina, sistemas autogestionarios que

funcionan con sus propios recursos, que nacen a partir de la necesidad de abastecerse de agua, la

iniciativa parte en cada OTB, las mismas que recurren a técnicos para la perforación del pozo,

cada organización territorial de base designa un directorio que se encargue de la administración

de este sistema, estos sistemas son considerados por muchos autores como un Modelo para

abastecer el servicio de agua, donde la comunidad o en este caso la OTB es dueña del sistema,

cada familia usuaria es socia y por lo tanto co-propietario de la infraestructura, la comunidad

opera y mantiene el sistema.

En este estudio también se puede destacar la información que se tiene, ya que de las 434 OTB

visitadas para la recolección de información, 88 OTBs se abastecían de estos sistemas de pozos,

con 289 pozos detectados. Para ilustrar tenemos este mapa de la ubicación de estos pozos.

Fuente: N. Mamani, O Mamani 2015.

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Según este estudio los sistemas de pozos están organizadas en comités, cooperativas o

asociaciones de agua y se encuentra distribuido en los Distritos 1, 2, 3, 4, 7,8 y 9. Que conforma el

17 % de la población que utiliza este sistema. Estos sistemas denominados autogestionarios

funcionan con recursos de la misma OTB, y esta recolección sirve para mantener la

infraestructura. Uno de los problemas aun presentes en este tipo de sistema de agua comunal de

pozo es la falta de personaría jurídica para cada sistema en cada OTB, la falta de reconocimiento

por parte del Estado y las pocas relaciones con instituciones externas.

La organización se la realiza de acuerdo a un consenso entre los mismos vecinos donde se

determinan las decisiones y acciones que se va a tomar y en consecuencia se elige a una directiva

encargada de administrar su sistema de agua, en algunos casos estas personas tienen un sueldo

moderado para movilizarse y hacer las gestiones pertinentes para su sistema. Donde se cuenta con

un presidente del agua, una secretaria para los cobros de tarifas y el plomero que se encarga del

mantenimiento y arreglo de su sistema y el que controla los medidores.

Si bien los Comités, Cooperativas y Asociaciones de agua tienen muchas limitaciones en el

mantenimiento de la infraestructura y la calidad del agua, está demostrado que son eficientes en

el servicio, administración y gestión, por lo tanto, está considerado por las OTB’s, comunidades y

comités como una garantía de acceso al agua y de una gestión más sostenible y transparente que la

gestión municipal. Como menciona el estudio realizado en la UMSS, estos sistemas comunales de

pozos estas organización en tres modelos de gestión de la cual la administración, la gestión del

agua y hasta sus estructura jerárquica son casi similares donde son para uso común y según el

trabajo de campo se pudo identificar que hay más Comités que los otros modelos de

organización de donde los Comités llegan a un 44% del total de OTB’s que cuentan con el

sistema de pozos perforados y seguidamente las Cooperativas con 36 % y las Asociaciones con

solo un 20 % que llegan a cubrir una pequeña parte.

Lo interesante de estos modelos de organización de los sistemas comunales de pozos en el

Municipio de Cochabamba es que las asociaciones que representa un 20 % se encuentran más

concentrados en la zona sud y los comités se encuentran en los límites de los Distritos 3, 4, 7 y

parte del 9 y las cooperativas respectivamente están esparcidas por todas las OTB’s donde están

este sistema de pozos perforados claro en menores proporción.

Quiroz (2006) aporta en su estudio que en Bolivia el término “Comité de Agua Potable” se usa

debido a las intervenciones de apoyo en el sector de agua potable y saneamiento en zonas rurales.

En este sentido para garantizar la sostenibilidad de los sistemas de agua comunales era importante

organizar a la comunidades, por ello se gestionó la creación de un Comité o Junta conformado

por miembros de la comunidad, también denominado la directiva. Es así que la conformación de

este comité tenía la responsabilidad de operar y mantener el sistema.

Las asociaciones y comités corresponden a auto-identificaciones por parte de la población, que no

tiene diferencia de situación legal ni de funcionamiento, mientras que las Cooperativas en muchos

casos no son reconocidas por el estado por no contar con la personería jurídica en simple palabras

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casi a la mayoría de estos sistemas y organización locales, el estado no los ve como una solución

sostenible al problema de agua y no los respalda. Mientras que las Asociaciones y Comités son

sistemas de abasto de agua para consumo humano construidos y operados por las propias

comunidades, mediante una organización participativa y con una concepción colectiva de la

propiedad.

Sin duda alguna estos sistemas autogestionarios de agua son responsables de cubrir la mayor

parte de la demanda de agua para consumo humano en las zonas rurales y peri-urbanas.

Relaciones de poder, organización social y gobernanza urbana en torno al agua

La gobernanza del agua toma poder a partir de las organizaciones sociales quienes delimitan sus

jurisdicciones a partir de la red de distribución de agua potable. Frente este panorama el Autor

Juan Edson Cabrera Quispe ,2018 que desarrolla lo siguiente: ante la limita capacidad del sector

público en Bolivia para dotar servicios básicos e infraestructura al interior de la ciudad de

Cochabamba, docenas de organizaciones vecinales desarrolla prácticas y estrategias dirigidas a la

autogestión de diferentes servicios, entre ellos está el agua para consumo humano que son

desarrolladas por una serie de operadores locales de pequeña escala, las pequeñas organizaciones

barriales tienen cuyo fin principal garantizar el acceso de agua de manera equitativo y permanente.

Asi mismo la autogestión es un sistema de organizaciones en manos de actores sociales,

comunarios o sociedad civil organizada, que implica la participación directa en la toma de

decisiones en áreas de administración, ejecución de sus recursos para el beneficio colectivo.

Servicios de agua

Para lograr la dotación de agua, cada barrio por medio de su OLPE posee normalmente entre uno

y cinco pozos con profundidades de entre 80 m y 100 m. Estos pozos producen caudales

suficientes para cubrir la demanda a bajos costos, con lo que se alcanzan coberturas de entre el 70

% (más bajo) hasta 100 % de su población, con una oferta de entre 18 y 24 horas/jornada. No

hay racionamientos significativos y los que existen se vinculan con la necesidad de ahorro de

energía eléctrica, ninguna consideración ambiental. El servicio del operador público municipal

tiene un costo bajo (10 bolivianos/mes = 1,3 dólares) y cubre aproximadamente 20 % de la

población con una oferta promedio de cuatro horas por día.

En términos de calidad de agua en Quillacollo, ni los OLPES ni el operador público han logradola potabilización del recurso. El tratamiento más frecuente consiste en que los OLPES vierten cloro al torrente, minimizando su contaminación, mientras que el operador público de la jurisdicción estudiada no logró implementar plantas de tratamiento y hoy otorga agua sin tratamiento a sus consumidores. Estos hechos repercuten directamente en problemas de salud de la población vinculados con EDA (enfermedades diarreicas agudas) en todo el municipio. La situación de los servicios en toda la metrópoli es similar.

Quizás el aspecto más relevante de la autogestión del servicio de agua en este contexto es la generación y administración de recursos económicos para su utilización en el financiamiento de diferentes ítems. Los OLPES obtienen recursos económicos de dos fuentes: (i) la afiliación a la

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red de agua que varía entre 250 a 600 dólares por vecino, (ii) y los pagos por el servicio y otros relativos a multas, cuotas específicas y cargas que varían significativamente entre barrios. De acuerdo con esta investigación, la adición de los aportes relativos a la afiliación en los OLPES ha generado montos totales de entre 25 500 dólares, hasta 382 300 dólares; mientras que los ingresos mensuales por pago del servicio se ubican entre 144 dólares hasta 1 647 dólares, por barrio y de acuerdo con la cantidad de conexiones y el costo del servicio, así como la existencia o no de micro medidores. El micromedidor crea una significante frontera entre más o menos la cantidad de recursos económicos que obtienen los OLPES, por lo cual hoy la mayor parte de los barrios busca la implementación de este artefacto. Mientras tanto, los ingresos del Operador Público en Quillacollo no superan los 11 000 o 12 000 dólares por mes, monto insignificante para lograr un buen servicio y mantener la infraestructura en buenas condiciones. “Juan Edson Cabrera Quispe 2018”

Viendo la situación del municipio de Quillacollo y en los municipios circundantes, la autogestión del servicio del agua genera la administración de sus recursos económicos, a partir de dos fuentes: la afiliación a la red de agua, pago por el servicio y otros relativos a multas, cuotas mensuales, que relativamente aplican la mayoría de los OLPES de los municipios que gestiona la distribución del agua.

La configuración del espacio urbano

Este hace referencia a la relación directa entre características físicas de la infraestructura de redes de OLPES, la red de viejos canales de riego existentes en el espacio urbano como marca de su pasado agrícola, la configuración física de la ciudad (estructura y morfología) y la desintegración socioespacial de la ciudad.

De acuerdo con lo observado, la forma de cada barrio, es decir, los límites y su extensión, dependen de la manera de disposición y orden de las partes de su red dentro un barrio. En otras palabras, la estructura de las redes OLPE se traduce en la topología y arquitectura de la red, que depende de la distribución de las partes de la retícula en el subsuelo.

Este resultado considera tres elementos que hacen la red OLPE: (i) el o los pozos, (ii) las redes de ductos (cañerías) y (iii) los micro medidores y/o puntos de conexión. La relación entre estos tres elementos con las estrategias de las organizaciones sociales constituye los aparatos de agenciamiento que determinan la forma urbana. Las formas de las jurisdicciones barriales expuestas en la figura 3, más allá de sus formas regulares, irregulares, compactas, alargadas o mixtas, son resultado de procesos de ocupación física de las redes de agua y el subsuelo de la ciudad. Los tres elementos funcionan como dispositivos de ocupación del territorio.

Las formas de las jurisdicciones de los barrios no tienen relación con la lógica de organización espacial derivada de la planificación racional basada en criterios como accesibilidad, simetría y equidistancia, sino que dependen del agenciamiento de las redes, vinculadas con la demanda del servicio, el mercado, las características geográficas heredadas y las formas organizacionales de los barrios. Así, el descubrimiento principal de la investigación en este ámbito es la relación entre estructura de red técnica y configuración del espacio, como se observa en la figura 4. Esta relación determina la forma de las jurisdicciones barriales primero y luego la estructura general de la ciudad. “Juan Edson Cabrera Quispe 2018”.

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Fuente: Juan Edson Cabrera Quispe

La fragmentación urbana

Los hechos arriba indicados exponen un proceso de dislocación y desvinculación de relaciones

sociales de la población, por medio de las formas de gestión de los OLPES; es decir, que estos

operadores locales no solo incentivan el debilitamiento de relaciones entre vecinos de distintos

barrios, sino que mediante de diferentes medidas como la administración de recursos económicos

autogenerados, se mejoran las condiciones de hábitat y se crea un imaginario de propiedad o

tuición sobre aquellas obras o servicios financiados/gestionados por estos.

La solidaridad, el elemento fundamental para la cohesión social, en el escenario denunciado es

permanentemente debilitada al existir un contexto en el cual solo los barrios por medio de sus

pequeñas redes y propios esfuerzos garantizan el acceso al recurso agua a sus socios, convirtiendo

a la acción sobre la gestión y administración del recurso agua, en un elemento de cohesión, pero

elemento de fractura social y espacial con el resto de la ciudad. La dislocación se genera por la

negativa de los vecinos de compartir el recurso agua con otros vecinos y con la población en

general. De a poco esto se traduce en cuatro fenómenos: (i) la negativa de permitir conexiones

“externas” (en algunos pocos casos aceptadas por medio de pago), (ii) la constitución de muros

virtuales alrededor de su jurisdicción que no permiten a la población de otros barrios, la

ocupación de espacio público y uso de infraestructuras (iii) la constitución de una lógica de

autosuficiencia (referencias de autarquía) y autonomía alrededor de la gestión de algunos servicios,

y, finalmente, (iv) la consolidación de lógicas de autonomía alrededor de la regulación social y de

gestión del suelo. . “Juan Edson Cabrera Quispe, 2018”.

Relación entre estructura de red OLPE y forma del barrio

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Con los recursos auto generados como OLPES se dan la iniciativa de mejorar la distribuir de red

de agua ya que es un servicio de primera necesidad de la población, asi mismo ven la necesidad de

mejorar sus barrios como las áreas verdes, parques, etc.

Procesos de fragmentación urbana a través de redes de agua generados por los

operadores locales de pequeña escala y su impacto en la configuración del territorio

La fragmentación urbana a través de redes en Cochabamba, es ante todo el reflejo material de las

estrategias de gestión del agua que los operadores locales de este territorio despliegan. Es decir

que la verdadera fragmentación se da gracias a las lógicas de exclusividad, autonomía, des-

solidaridad que se desarrollan al interior de las organizaciones OLPE y se reflejan en la formad de

administración de sus redes. Desde esa perspectiva la dinámica se circunscribe básicamente en tres

dimensiones: la dimensión espacial, la dimensión temporal y la dimensión de territorialidad. La

primera se expresaría a través de la forma de la estructura y cómo las estrategias definen la

morfología del fragmento; la segunda, la dinámica temporal, relacionada con los ciclos de

desarrollo de la red en el tiempo; y finalmente, la tercera, la dimensión territorialidad que

configura la ciudad conforme a los intereses específicos o colectivos de diferentes actores que

articulados o de forma separada pueden influir en las características morfológicas y de estructura

de la ciudad. (Juan Cabrera, 2015)

Page 23: TRANSFORMACIONES TERRITORIALES A TRAVÉS DE FORMAS DE

Fuente: Elaboración propia en base a datos del PTDI Cbba, 2016

Page 24: TRANSFORMACIONES TERRITORIALES A TRAVÉS DE FORMAS DE

Fuente: Elaboración propia en base a datos del PTDI Cbba, 2016

En el caso propio de las redes OLPE, las diferentes topologías que adquieren ellas al ocupar el

espacio, son el elemento que determina la delineación jurisdiccional de los barrios. Esto se

Page 25: TRANSFORMACIONES TERRITORIALES A TRAVÉS DE FORMAS DE

materializa a través del seguimiento de la forma y la extensión de la red en su proceso de

ocupación territorial.

Conforme a la cantidad de vecinos y las características de la organización OLPE, como se ven en

los mapas anteriores las fronteras de las jurisdicciones son más o menos regulares y están

limitadas en la mayoría de los casos por la propiedad privada predial, antiguos o actuales canales

de riego (principalmente en zonas perimetrales), espacio público o elementos de la geografía local

(ríos, condiciones topográficas, etc.).

Analizando la relación estructura y forma, se puede ver en el mapa anterior que la influencia de

topologías tipo árbol, malla o lineal, determinan las formas alargadas, estrelladas, rectangulares o

compactas de las jurisdicciones, superponiéndose inclusive a límites urbanos de jerarquía como las

vías estructurantes.

En términos sociológicos, puede decirse que la direccionalidad de la retícula es consecuencia de la

heterogeneidad de la demanda (Jaglin, 2003), resultando éste, un factor que obliga a la red a

contraerse, extenderse o articular a nuevos espacios. La forma de la mayoría de las jurisdicciones

no tiene relación directa con una lógica de organización espacial derivada de la planificación

racional (basada en criterios como accesibilidad, simetría y equidistancia) sino que deviene más

bien de una lógica funcional determinada por (cuándo se articula y por donde se articula) el

mercado y las características organizacionales de los OLPES.

Al tener el OLPE la capacidad de decidir internamente la agregación o articulación de nuevas

conexiones (familias), determina necesariamente la configuración de las jurisdicciones y de la

ciudad.

Si bien Dupuy (1985) indicaba que una red se construye a través de la solidaridad de sus

miembros y/o partes, en algunas redes se ve un caso de fractura o división resultado de procesos

de des-solidarización. En este caso, las redes en proceso de maduración se quiebran buscando

modificar sus espacios y/o jurisdicciones para lograr mejores condiciones costo-beneficio, mayor

acceso a servicios, o simplemente mejores condiciones de hábitat.

III. CONCLUSIONES

El poder de la organización social frente a la gobernanza urbana es entiendo como un sistema de

organización en manos de actores sociales, comunarios o incluso de la sociedad civil organizada,

que implica la participación directa en la toma de decisiones en áreas de administración, ejecución

de sus recursos para el beneficio colectivo que tiene como objetivo principal garantizar el acceso a

servicios de agua mediante la administración de pequeños sistemas y redes de servicio de agua, sin

embargo la estructura de las redes OLPE se traduce en la topología y arquitectura de la red, que

depende de la distribución de las partes de la retícula en el subsuelo. Donde se considera tres

elementos importantes que hacen la red OLPE: los pozos, las redes de ductos (cañerías) y los

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micro medidores y/o puntos de conexión. La relación entre estos tres elementos con las

estrategias de las organizaciones sociales constituye los aparatos de agenciamiento que determinan

la forma urbana. Las formas de las jurisdicciones barriales, más allá de sus formas regulares,

irregulares, compactas, alargadas o mixtas, son resultado de procesos de ocupación física de las

redes de agua y el subsuelo de la ciudad. Los tres elementos funcionan como dispositivos de

ocupación del territorio.

Esta mirada a las características de los fragmentos producidos por los OLPES y sus redes, afirma

la idea respecto a que la característica particular de estos fragmentos es que no presentan

elementos de separación física como en otros contextos y no se puede encontrar significativas

diferencias de estratificación social entre ellos, postulando más bien una heterogeneidad

dominante. Sino más bien, la fragmentación se da partir de un conjunto de reglas y normas que

promueven la exclusión y separación espacial y social, principalmente alrededor del acceso al

recurso agua y los beneficios obtenidos mediante el usufructo de este recurso.

El éxito de los OLPEs radica en el compromiso y convencimiento que tiene la comunidad sobre

la necesidad de asegurar un sistema sostenible de agua en términos de acceso. Sin embargo, es

fundamental dar a estas entidades un enfoque de sostenibilidad ambiental ligado al cumplimiento

del ciclo urbano del agua, ya sea ligado al sector público como único ente que garantizaría el bien

colectivo o de manera independiente.

Esta fragmentación es entonces resultado de las condiciones económicas contemporáneas ligadas

al libre mercado que se relacionan con el debilitamiento del Estado respecto a sus competencias y

descentralización de estos a niveles inferiores de gobierno y población civil organizada, así como

la eliminación de regulación a servicios básicos, incluyendo la privatización de los mismos de

acuerdo a los escenarios. Estos repercuten en el ahondamiento profundo de los procesos de

liberalización y desregulación de los servicios básicos que incluyen recursos naturales. En este

escenario el recurso agua es factor de privatización y usufructo, que administrado por un conjunto

de acuerdos localizados (Bornard, 2007) es base fundamental de la fragmentación a partir de

redes.

El modelo de gestión de agua materializado a través de las redes OLPE, tiene la capacidad de

configurar y reconfigurar permanentemente la estructura y forma de la ciudad. En la práctica, la

configuración del espacio urbano depende más de la relación permanente entre los gestores de

agua OLPES y los gestores territoriales OTBs, basados en la capacidad de organización de los

primeros y la capacidad legal de los segundos sobre la disposición de recursos económicos

oficiales.

Alrededor de la dotación del servicio de agua se generan dinámicas que hacen que la actividad se

constituya en un factor de ocupación territorial, fractura y transformación. A partir de su dotación

se amplían o reducen las áreas de acción y gestión, se reconfiguran los espacios

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La fragmentación del espacio urbano es resultado de las lógicas de control territorial de los

OLPES y OTBs alrededor de la liberalización del mercado de bienes comunes y servicios en un

escenario de un gran debilitamiento institucional.

Entendiendo que el agua es un bien común y un derecho humano, entonces es un recurso que no

pertenece a nadie y su aprovechamiento debería sostenido y equitativo, cualquier

aprovechamiento privado que imposibilite el acceso libre a éste, estaría yendo contra el principio

del bien común y el de derecho humano. Por lo cual y al calor de las características de los OLPE,

resulta esta una cuestión importante. Sin bien el modelo OLPE garantiza el acceso al recurso agua

a su comunidad y su éxito se funda en la idea de limitar el acceso al agua a sólo un pequeño grupo

de personas organizadas en forma de cooperativa después de haber garantizado la propiedad

privada de la tierra, así como el pago de cuotas de asociación, por lo que es importante promover

un modelo mixto de servicios públicos y OLPEs sin buscar la predominancia del público, sino la

complementariedad.

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