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1 EXPOSICIONES EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO DE CATEQUESIS

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EXPOSICIONES

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO DE CATEQUESIS

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Hno. Enrique García Ahumada, F.S.C.1

Las historias de la catequesis extrañamente omiten a Jesucristo y comienzan con sus sucesores. Ciertamente el estudio de la catequesis de Jesucristo es complejo. En el primer capítulo de este trabajo se aporta una aproximación al tema, sujeta a debate y a nuevos aportes y correcciones, como corresponde a toda teoría científica. La omisión de este capítulo fundamental en teología catequética suprime la posibilidad de tomar como modelo para los catequistas a Jesucristo, con las debidas distancias de su persona divina, y de referirse a Él en esta función como criterio para evaluar y perfeccionar en lo sucesivo a estos servidores del reino de Dios en la Iglesia. Esas consecuencias se confían a otros estudiosos, principalmente a formadores de catequistas, sin perjuicio de que intervengan también en los fundamentos aquí propuestos. La concepción guía de la catequesis se refiere en este estudio al concepto actual de iniciación a la vida cristiana, y su evolución se describirá por la variación de factores que la caracterizan en distintas épocas.

Capítulo 1. La catequesis de Jesucristo La Carta a los Efesios distingue varios carismas afines confiados por Dios y derivados de Cristo como fuente del servicio a la Palabra de salvación; “A cada uno de nosotros le ha sido confiado el favor divino a la medida de los dones de Cristo…Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros…para la edificación del Cuerpo de Cristo” (Ef 4, 7.11-12). Un texto paralelo señala estos carismas como más importantes que otros generalmente muy apreciados: “Y así los puso Dios en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en seguida como profetas; en tercer lugar como maestros; luego, los milagros; luego, el don de las curaciones, de asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas” (1 Cor 12, 28). En esta reflexión sobre Jesucristo catequista es útil vincular inicialmente el rol de catequista con los carismas principales señalados en ambos textos, y acudir a la tradición viva de la Iglesia que se prolonga en la experiencia actual para agregar otros aspectos indispensables. 1. Jesucristo es apóstol En griego apóstolos es literalmente enviado. Con frecuencia Jesús se definió como enviado (Jn 5, 24.30.37; 6, 57; 8, 26). Cuando le preguntaron, ¿quién eres tú? dijo: “El que me ha enviado está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada…Yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que él me ha enviado” ((Jn 8, 25.29.42). Así afirmó reiteradamente ser el Mesías esperado en el Antiguo Testamento. Jesús al conversar con Nicodemo aludió a este envío fundamental en un kerygma propio suyo en que señala su motivo y su objetivo: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16). En ese versículo resumió el plan de Dios y toda la Biblia. Esa afirmación es a mi juicio la cumbre en la jerarquía de las verdades del misterio cristiano. En torno a la Trinidad, con el Espíritu Santo sugerido al hablar del amor, se enlazan la creación, la encarnación y la redención con su meta escatológica. Jesús no empezó su catequesis con este kerygma. Ya había mostrado con hechos el amor de Dios liberador. Nicodemo al entrar a verlo le dijo: “Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él” (Jn 3, 2). Todavía más prekerygma fueron sus treinta años sin predicar (Lc 3, 23), sólo agradando a Dios y a los hombres para mostrar accesible la santidad a niños, jóvenes y personas comunes (Lc 2, 52; 3, 23a). Sus interlocutores israelitas contaban con un más amplio prekerygma en la Ley y los Profetas, el Antiguo Testamento. En esos libros, a veces como a tientas, se plantean las grandes preguntas humanas, como ¿qué es el ser humano? Un salmista lo ve entre la ilusión y la nada (Sal 62, 9), otros cavilan sobre la 1 Doctor en Teología, docente en la Universidad Católica Silva Henríquez, en la Universidad Católica del Maule y en el Seminario Pontificio de Santiago de Chile, Experto de la Sección Catequesis del CELAM.

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fugacidad de la vida (Sal 39, 5-7; 102, 11; Sal 109, 23); admiran a Dios, que se ocupa de él (Sal 144, 4); les asombra la maravilla metafísica de ser por obra del Hacedor (Sal 139, 13-18). En vez de comparar como los filósofos griegos al ser humano con los demás animales para identificar su superioridad, los pensadores israelitas lo relacionan con Dios gracias a sus intervenciones paternales históricas con Abraham y los profetas. El poema dramático de Job medita el problema del sufrimiento de los inocentes, agravado por la burla de los malvados a los creyentes (Jb 17, 1-16…). Qohelet contrasta la inmensidad de Dios con la limitación del intelecto humano (Qo 3, 11) hasta negar con pesimismo que el más sabio pueda entender algo del misterio del mundo (Qo 7, 24; 8, 17) y el de la acción de Dios en él (Qo 11, 5). La madre de los mártires Macabeos, en cambio, agrega al asombro por la gestación maravillosa de cada hijo, su esperanza en el poder de Dios para volverlos a la vida (2 Mac 7, 22s). Jesús Ben Sirac se pregunta por el ser humano (Si 18, 8) y admira la sublimidad de Dios (Si 18, 1-7). En el libro de la Sabiduría se reconoce en el ser humano perecedero (Sb 2, 2-5), agraciado con el ser y la vida donados por Dios (Sb 15, 11), un saber precario en comparación con los pensamientos de Dios (Sb 9, 13-18). Lo más semejante a un kerygma de salvación, vinculado primero sólo a la promesa de un territorio, es la esperanza mesiánica desarrollada sobre todo desde Moisés (Jn 5, 46-47). Jesús desarrolla después su kerygma basado en la revelación de Dios Padre con quien actúa unido para la salvación universal: “Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas oyen mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno…Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre” (Jn 10. 25-30.37-38; ver Jn 5, 19-34; 6, 45-46.57; Jn 8, 26-29.38.42). Jesús fue mistagogo, conductor hacia el misterio, hacia Dios que lo enviaba y con quien era idéntico. Cumplió su misión de diversas maneras. 2. Jesús es testigo de Dios. Sabe que viene de Dios y revela al Padre (Jn 3, 31-34; 13, 3; 16, 28). Se declara testigo de haber visto a Dios (Jn 7, 28s; 8, 38-47). Se dice testigo de la verdad (Jn 18, 37). Comunica principalmente su experiencia de Dios (Mt 11, 27; Lc 10, 22; Jn 1,1). Es llamado "testigo fiel" (Ap 1,5; 3, 14). Su experiencia en la vida de Dios supera las capacidades humanas (1 Tm 6, 16; Jn 1, 18). Viene a compartir esa gloria de Dios con sus discípulos (Jn 1, 4-5.14). Al salir a su vida pública, recibe una manifestación de su misión (Lc 3, 21s) y se le abren los cielos al bautizarlo Juan (Mc 1, 10). Éste invita a otros a seguirlo (Jn 1, 29-37) y se alegra al presenciar en Jesucristo la comunión nupcial de Dios con la humanidad (Jn 3, 29). Jesús promete a Natanael y demás discípulos una experiencia similar (Jn 1, 51). Pasa en el desierto un tiempo no sólo de tentaciones y ayuno sino de intimidad con el Espíritu Santo (Lc 3, 1s). Después a menudo dedica tiempo para orar solo (Mc 1, 35-37; 6, 46; Lc 3, 21; 5, 16; 6, 12; 9, 18.28-36; 11, 1-12; 22, 39-46). Vive en compañía permanente con Dios (Jn 8, 16.29; 16, 32), vive en Dios con Dios en él (Jn 10, 38; 14, 10s), tiene la misma vida propia de Dios (Jn 5, 26). Es uno con Dios (Jn 5, 17-36; 10, 30). Es imagen de Dios (Col 1, 15). La experiencia de Dios en Él es activa (Jn 5, 17.19-20), capaz de resucitar muertos (Jn 5, 21). Quien vive en Jesús y cree en él vence a la muerte (Jn 11, 26). Actúa procurando agradar al Padre (Jn 8, 29). Dios Padre y Jesús actúan unidos (Jn 14, 10). La comunión con Dios se ahonda y se ilumina al obrar bien (Jn 3, 21). Más que hacer muchas cosas, importa obrar en la fe (Jn 6, 28s). Por su unión con el Padre, Jesús es capaz de dar la vida por sus discípulos (Jn 10, 15.17-18). Al hacer el bien, Jesús se atrae odio (Lc 6, 6-11). Atestigua su misión cuando le informan de una campaña para matarlo (Lc 13, 31-33). Discute para salvar aun a quienes se le oponen (Jn 5, 31-34). Da testimonio de amor hasta el fin (Jn 13, 1). Defiende el honor de Dios expulsando a los mercaderes del templo (Mt 21, 12-17). No usa violencia para defenderse (Mt 26, 51-56). Tampoco acepta un alivio antes de la crucifixión (Mt 27, 33s) ni emplea su poder para librarse de la cruz (Mt 27, 41-44). En el enfrentamiento con los poderes del mal da su hermoso testimonio (1 Tm 6, 13). Los Apóstoles estiman necesario para suceder a un Apóstol, ser testigo de la experiencia de Dios manifestada en Jesús desde el bautismo de Juan hasta su resurrección y ascensión (Hch 1, 21-22). Los que son de Jesús comparten con él su unión al Padre (Jn 14, 19-20). Son enviados a dar testimonio de Jesús (Jn

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15, 27). Los testigos de esa comunión de vida con Dios, la extienden para llenar de alegría a otros (1 Jn 1, 1-4). 3. Jesús es comunicador. Si como testigo está vuelto hacia Dios, al volverse a los demás es un comunicador. Modelo de trato a las personas, les dedica tiempo (Mt 14, 14), aun cuando busca soledad (Lc 9, 10s). Recibe al que se le acerca (Mt 8, 1-3; 17, 14-18) o cuando va de camino (Mt 8, 1s) o está retirado de noche (Jn 3, 1s). Despide con calma a las personas (Mt 14, 22s; 15, 39). Atiende bien a familiares de amigos (Lc 4, 38s), a personajes importantes (Mt 9, 18). Conversa con un militar del ejército invasor (Mt 8, 5-13). Deja todo para atender un pedido urgente (Mt 9, 18s). Da preferencia a los marginados que otros acallan (Mt 19, 13-15; 20, 29-34), a mendigos (Mt 9, 27-29), a extranjeros (Mt 8, 5-13; 15, 21-28), a niños (Mt 19, 13-15). Se comunica con la mujer, entonces más postergada que hoy (Jn 4, 27), y recibe de ella compañía y apoyo (Lc 8, 1-3). Resucitado, se aparece primero a mujeres (Mt 28, 1-9) y a discípulos sin relieve (Lc 24, 13-35). Se retira cuando no es bien recibido (Mt 8, 34; 13, 58; Lc 8, 37) especialmente si lo quieren matar (Mt 12, 14s; 14, 1-2.13). Es sensible hasta el llanto (Lc 19, 41; Jn 11, 33-36), el abatimiento (Jn 12, 27), el pavor, la tristeza y la angustia (Mc 14, 33s), con todo lo cual es cercano a todos. Jesús prefiere hablar con hechos más que con palabras (Mt 11, 2-6.18s). Transmite algunas verdades con experiencias impactantes (Mt 17, 1-9; 21, 18-22; Lc 8, 23-25; Lc 14, 1-6; Jn 13, 3-15). Usa medios visuales (Mt 18, 1-4; 22, 19-21). Expresa hechos sicológicos en imágenes sensibles (Mt 6, 2.5.16s.22s; 7, 15.17; 13, 19-23). Usa el idioma como el común de su pueblo: "hijo de hombre" en hebreo significa hasta hoy hijo de vecino o simplemente hombre; "no juzgar" (Lc 6, 37) significa no condenar en vez de no pensar ni analizar; "setenta veces siete" significa lo que en castellano es "cien veces" o "mil veces" y en francés “36 veces”. Repite refranes populares (Lc 17, 37) y observaciones corrientes sin sentar doctrina ni profetizar (Mc 6, 4; Mt 26, 52). En su oratoria despierta la atención con muchas preguntas (Mt 5, 46s; 6, 25-31; 7, 3s.9s.16; 9, 4; 11, 7-9; 12, 26s.29; 16, 13; 22, 41-46). Sus discursos para multitudes están hechos de breves sentencias capaces de mantener la atención. Usa esquemas fáciles de memorizar, como el paralelo (Mt 6, 5s.16s.19s; 6, 31-33; 7, 11.21-23.24-27; Lc 11, 27s) que a veces duplica (Mt 6, 14s.24; 7, 13s.17s; 11, 16-19; 12, 33-35), el discurso en tres partes (Mt 7, 7s.22; 8, 20; Lc 12, 52s) o en siete partes (Mt 6, 9-13). Recurre a figuras de lenguaje amenas y fáciles de entender (Mt 6, 3; 7, 6; 16, 26; 17, 10-13; Lc 12, 49). Emplea comparaciones sencillas, claras, fáciles de recordar (Mt 6, 24.28s; 13, 10-16). Usa sentencias enfáticas para dejar pensando (Mt 6, 34; 7, 22). Recurre a calificativos rotundos (Mt 7, 1-5). Acude a exageraciones impresionantes (Mt 5, 27-30.39-41.48; 8, 22; 13, 31s; 17, 20; 18, 8s.22; 19, 24; 23, 24). Emplea comparaciones curiosas (Mt 11, 13-15. 21-24; 18, 1-4; 19, 30; Lc 14, 13s). Usa frases enigmáticas (Mt 16, 5-12; 16, 24; Lc 14, 26; 22, 35-38; 23, 26-31; Jn 2, 18-22; 3, 3-8.14s; 16, 25). Propone contrastes impactantes (Mt 12, 38-42; 16, 25; 21, 31). Usa también la ironía (Jn 3, 10; 13, 38). Prefiere el lenguaje directo (Mt 5, 37). Los guardias enviados a detenerlo reconocen: "Nadie ha hablado jamás como lo hace este hombre" (Jn 7, 44-46). A veces la gente no le entiende (Jn 10, 6), ni sus discípulos ( Mt 16, 5-12; Jn 4, 31-40), ni siquiera José ni María (Lc 2, 50). Muestra la necesidad de un don de Dios para comprender íntimamente algunas cosas (Mt 19, 10-12). Explica que sólo le entienden los bien dispuestos (Jn 8, 43.47). Encuentra mejor acogida en los sencillos que en los letrados (Mt 11, 25). No hace caso de las burlas (Mt 9, 24s). No discute con quienes rechazan la evidencia (Mt 21, 14-17; 26, 59-63) ni con los falsarios (Mt 27, 11-14), pero sí con los que piden garantías razonables (Jn 6, 23-69). Calla ante quienes no se interesan por seguirlo (Mt 26, 63; Lc 23, 6-11; Jn 19, 9) o responde evasivamente (Mt 21, 23-27). 4. Jesús es profeta En ese servicio está el contenido de su comunicación. Profeta es un portavoz de Dios (Ex 4, 11-12; 7, 1; Jr 1, 9s; Ez 3, 10s). Él es la Palabra de Dios (Jn 1, 1) o imagen mental de Dios (Heb 1, 3) que se ha hecho hombre (Jn 1, 14). Podemos oírlo como Palabra y verlo como imagen del Padre. En su bautismo fue ungido por el Espíritu Santo (Mt 3, 16s), como algunos profetas de la Antigua Alianza (Nm 11, 24-30; Jr 1,

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5). En la sinagoga de Nazaret se aplicó una profecía de Isaías donde se declaró ungido por el Espíritu para liberar los necesitados (Lc 4, 14-21). Fue reconocido como profeta (Mc 6, 15; Mt 21, 11.16; Lc 7, 16; 24, 19), el profeta por excelencia (Jn 6, 14; 7, 40). En su Última Cena prometió a sus discípulos enviarles el Espíritu para superar las tendencias mundanas que ofuscan a las personas (ver Jn 14, 16s). Se comparó a los profetas rechazados en su tierra (Lc 4, 24) o asesinados en Jerusalén (Lc 13, 33). Propio del profeta es declarar la voluntad actual de Dios o anunciarla para el futuro (1 S 10, 1-7), denunciar (2 S 12, 1-12; Jr 30, 32) y consolar (Is 40-55). Jesús declara la llegada con él del reinado de Dios2 (Mt 12, 28). Es la luz del mundo para dar vida a quienes lo sigan (ver Jn 8, 12) como rostro del Padre que lo envió a salvar al mundo (ver Jn 12, 44-47). Anima a creer en él como luz, para pertenecer a la luz (ver Jn 12, 35). Promueve la pureza de corazón para poder conocer a Dios (Mt 5, 8). Realiza acciones cuyo simbolismo explica después, como la pesca milagrosa (Lc 5, 4-10) o la curación de un ciego (Jn 9, 1-7.39-41). Manifiesta un significado encubierto en ciertas actuaciones (Mt 26, 6-13). Declara que vino al mundo para “decir lo que es la verdad” (Jn 18, 37). La Palabra que es vida y ha venido como luz de la humanidad (Jn 1, 4) entra en conflicto con las tinieblas (Jn 1, 9-14), como dicen el Apocalipsis (Ap 19, 11-21) y las cartas de Juan (1 Jn 1, 5-7). Quienes lo acogen como Palabra de Dios son engendrados como hijos de Dios (Jn 1, 12). A los fieles a su palabra la verdad los hace libres (Jn 8, 31s) y reciben vida eterna (Jn 5, 24). Quien guarda en su corazón el mensaje de Jesús, queda unido con el Hijo y con el Padre hasta la vida eterna (ver 1 Jn 2, 24s). Quien conoce de veras a Dios, obedece sus mandamientos, se perfecciona en el amor a Dios, se une a él, vive como vivió Jesucristo (ver 1 Jn 2, 3-6) y lo muestra en que ama a sus hermanos (1 Jn 3, 10s). Nuestros hechos permiten discernir si somos de la verdad (1 Jn 3, 18-22). Somos de la verdad si vivimos unidos a Dios (1 Jn 3, 19-24). El que sabe y cree que Dios nos ama, “vive en el amor, vive en Dios y Dios en él” (1 Jn 4, 16). Quien acepta por la fe a Jesús como Palabra e Hijo de Dios vence al mundo (ver 1 Jn 5, 4s). Jesucristo, el “Fiel y Verdadero” cuyo nombre es “la Palabra de Dios” (Ap 19, 11-13) vence a los poderes mundanos que actúan como falso profeta (ver Ap 19, 19-21). La Iglesia, animada del Espíritu y de la luz de Dios manifiesta al mundo la presencia de Dios (ver Ap 21, 9-11), es luz para las naciones (ver Ap 21, 23-25). Jesús predice repetidamente su muerte y resurrección (Mt 16, 21; 17, 22s; 26, 1s). Prevé la traición de un amigo (Mt 26, 21.24), la negación de otro (Lc 22, 33s) y la debilidad de todos sus Apóstoles (Mt 26, 31). Anuncia a sus fieles su apoyo hasta el término de la historia (Mt 28, 20). Jesús denuncia por sus incoherencias a los doctores de la ley y a los fariseos (Mt 23, 1-39; Lc 11, 37-54). Hace distinguir a los falsos profetas por sus frutos (Mt 7, 15s). Discrimina entre los que buscan la verdad y los que sólo pretenden tenerla (ver Jn 9, 39.41). Alerta a los ricos y satisfechos de este mundo (Lc 6, 24-26). Llama a la conversión a propósito del sacrilegio de un gobernante o de un accidente (Lc 13, 1-5) o de un llanto equivocado (Lc 23, 27-31). En otras acciones simbólicas denuncia abiertamente el sistema de vida impuesto por los fariseos como excluyente y mortífero (Mc 2, 1 - 3, 6); en vez de parcharlo propone cambiarlo (Mc 2, 21s). Su palabra es difícil de aceptar para quienes lo siguen externamente (ver Jn 6, 60) y para los cercanos interesados en el prestigio mundano (ver Jn 7, 1-5). Es odiado porque desenmascara la maldad (Jn 7, 7; 15, 18s). Los apegados al poder ocultan la verdad con la opinión de mayorías y de poderosos (ver Jn 7, 45-48); buscan argumentos para acusar mañosamente (Jn 8, 3-6); se apoyan en la legalidad en vez de aceptar la verdad (Jn 9, 13-16; 19, 7); pretenden saber la verdad de antemano, insultan y abusan de su poder en vez de rendirse a la evidencia (ver Jn 9, 24-34); defienden su poder disfrazándolo de bien común (ver Jn 11, 47-50; Lc 22, 25). La falta de unión con Dios impide abrirse a la verdad (ver Jn 8, 47) y entenderla (ver Jn 8, 43). El rechazo a la verdad lleva a aprisionarla (ver Jn 7, 32; 18, 12), a suprimir las pruebas de la verdad (ver Jn 12, 9-11) y a la violencia asesina (ver Jn 8, 37-40. 44). El interés por poseer se viste de apariencias de bien (ver Jn 12, 3-6). El apego al propio prestigio y el temor a

2 Contra una expresión muy usual, enseña Benedicto XVI: “Ciertamente no ‘podemos construir’ el reino de Dios con nuestras fuerzas…El reino de Dios es un don, y precisamente por eso es grande y hermoso, y constituye la respuesta a la esperanza” (Spe salvi, 35). Nosotros anunciamos, extendemos el reino de Dios y colaboramos en su crecimiento. Lo construye Dios, es obra de su Espíritu.

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los poderosos impiden reconocer públicamente la verdad (Jn 12, 42s). El temor a la opinión pública puede hacer a un discípulo negar la verdad (ver Jn 13, 36-38; 18, 25-27). El apego al poder personal puede hacer rechazar la autoridad legítima (3 Jn 9), dar la espalda a la verdad (ver Jn 18, 37s), descargar en otros la propia responsabilidad (ver Jn 19, 1-8) y hacer condenar a un inocente (ver Jn 19, 5-16). Rechazar el mensaje del amor lleva al homicidio (ver 1 Jn 3, 11-15). Otra característica del profeta es la autorrenuncia como en el Bautista (ver Jn 1, 19-31) y en María (Jn 2, 1-5). Para alcanzar vida eterna hay que desprenderse del placer, del poder y del poseer mundanos (1 Jn 2, 15-17). Jesús se desprende de apegos personales para hacer la voluntad de Dios (Jn 5, 30). No acepta “gloria que venga de los hombres” (Jn 5, 41). Enseña a renunciar al prestigio humano en favor de la gloria de Dios para alcanzar la fe (ver Jn 5, 44) y estar en la verdad (ver Jn 7, 18), a desapegarse de la propia vida para tener vida eterna (ver Jn 12, 25). Jesús consuela con sus bienaventuranzas a los sufrientes (Lc 6, 20-23; Mt 5, 3-6) y a los compasivos, puros, pacificadores y justos perseguidos (Mt 5, 7-12). Consuela a los oprimidos proponiendo acercarse a Él y vivir humildemente la nueva ley (Mt 11, 28-30). 5. Jesús es evangelizador Más que consolar, anuncia con palabras y signos la buena noticia de la llegada del reinado de Dios (Mt 4, 23s). Su gran noticia es que Dios es amor (1 Jn 4, 8.16). Atestigua el reinado del amor de Dios en él sanando enfermos (Mt 4, 23) y dando pan a multitudes hambrientas (Mt 14, 13-21; 15, 32-38). Pero valora más que los dones materiales salvar del pecado (Mt 9, 1s; Jn 6, 26-27). Contrasta con el Bautista amenazador de calamidades (Lc 3, 7-9) como otros profetas (Ez 5, 7-17, etc.). Trae alegría (Jn 15, 11; 17, 13) aunque haya que pasar por la cruz (Jn 16, 20-24). Su sermón del monte anuncia felicidad a los pobres y anhelosos de justicia, a los cuales anima a la alegría y al regocijo (Mt 5, 1-12). Proclama dichoso al que escucha la palabra de Dios y la practica (Lc 11, 28), al que cumple su deber cotidiano (Mt 24, 45s). Sus parábolas de la misericordia insisten en la alegría del cielo y de la tierra cuando hay conversiones (Lc 15, 3-32). Se presenta como la verdad que libera de la esclavitud del pecado (Jn 8, 31-34). Su primer signo extiende la alegría nupcial multiplicando el vino (Jn 2, 11). No siempre logra conversiones (Mt 11, 20). Envía a sus discípulos como anunciadores (Lc 8, 1-3; 10, 1; Mt 5, 14-16) para todos los pueblos con sus culturas (Mc 16, 15; Mt 28, 16-20). 6. Jesús es maestro Fue reconocido como tal desde el comienzo de su vida pública (Jn 1, 35-39), no sólo por sus discípulos (Jn 3, 1s; 4, 31; 6, 25; 9, 2; 11, 28) sino también por escribas y fariseos críticos (Jn 8, 3s). Didáskalos se traduce a veces por doctor, en el sentido de docente, que no se debe reducir a profesor. Cuando alguien es llamado maestro como Juan Bautista (Jn 1, 35; 3, 26) o Jesús, no es por enseñar cosas, sino por enseñar a vivir, a cambiar de vida o a perfeccionarla. Jesús “hizo y enseñó” (Hch 1, 1). Su primera enseñanza fue su larga vida en un pueblito sin fama ninguna (Jn 1, 46) como buen hijo, agradable a Dios y a los hombres (Lc 2, 40.51 Hasta sus enemigos reconocían su prestigio al decirle: “Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas” (Mt 22, 16). Es modelo para todo educador, aunque no sea catequista ni predicador, ya que hasta su muerte fue laico, sin rol oficial en el culto (Heb 7, 13s). Aparte del contenido religioso de sus enseñanzas, interesan sus procedimientos. Jesús es el primer maestro en la historia de quien se conoce un modo coherente de educar basado en su identidad personal y en su proyecto sobre las personas y sobre la humanidad3. Atrae por el amor amistoso y la alegría (Jn 15, 9-15). Sus discípulos educadores que han dejado huella son unánimes en hacer del amor la clave de su estilo. Dinamiza a sus discípulos con la ley del amor (Mt 22, 34-40). Conoce a cada discípulo por su nombre (Jn 10, 3). Se desvive por ellos (Jn 10,

3 GARCÍA AHUMADA, F.S.C., Enrique. Los cristianos en la historia de la educación. Santiago, Tiberíades, 2007, 4 v. En lo que sigue se reordena, sintetiza y complementa teológicamente lo dicho en el tomo I A, párrafo 2.2, págs. 100 a 121.

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11-13). Alivia el peso de las obligaciones con su compañía y ejemplo (Mt 11, 28-30). Mejora las relaciones humanas por la regla de oro (Mt 7, 12). Supera enojos por la reconciliación (Mt 5, 22-24), el mutuo entendimiento (Mt 5, 25-26) y la corrección fraterna (Mt 18, 15-17). Forma la voluntad para actuar según la voluntad de Dios (Mt 7, 21). Exige mejorar las intenciones además de la conducta (Mt 5, 28). Anima con promesas (Mt 7, 7-11; 18, 19-20; 19, 27-29; 21, 22). Estimula con recompensas espirituales (Mt 6, 4.6.17-18; 10, 40-42; 19, 17.28; Lc 10, 20) e incluso terrenales (Mt 19, 29). Felicita insistentemente en público (Mt 8, 10-11; 15, 28) y en privado (Lc 10, 17-24; 19, 9). Tiene ascendiente porque sabe de dónde viene y adónde va (Jn 8, 14). Le creen porque en palabras y obras busca sólo agradar a Dios (Jn 8, 27b-30). Hace de la autoridad un servicio (Mt 20, 28). Estimula la autoestima dentro de una sensata humildad (Mt 6, 26-27; 13, 16-17). No acapara la autoridad sino que valora también la legítima de otros (Mt 8, 4; 23, 1-3), la de otros discípulos que hacen el bien sin ser del grupo cercano (Lc 9, 49s). Rehusa intervenir en lo que no le compete (Lc 12, 13s). Compadece a la gente carente de guía (Mt 9, 36). Impide que le aparten a los niños (Lc 18, 15s) y a los necesitados (Lc 18, 35-43). Va delante de sus discípulos, los guía con su voz (Jn 10, 4) y da la vida por ellos (Jn 10, 14-18). Anima a desarrollarse plenamente (Jn 10, 10). No teme proponer un ideal absoluto (Mt 5, 48). Soporta la rebeldía contra él como hombre, pero no la rebeldía contumaz contra el Espíritu de Dios y de la verdad (Mt 12, 31s). Prefiere que nadie se deje llamar maestro ni guía, porque él es el único maestro y todos los demás somos hermanos (Mt 23, 8.10), pero envía al mundo personas que llama maestros para continuar su obra (Mt 23, 34). Pide a cada maestro hacerse discípulo de Dios acumulando cosas antiguas y nuevas (Mt 13, 52). Valora la autoridad y derechos de los padres (Mt 15, 4-6). Antes de morir cuida que su madre no quede sola (Jn 19, 25-27). Pone de ejemplo de sencillez para recibir el reino de Dios a los niños (Lc 18, 15), declara condición para ingresar al Reino ser como niño en no pretender ser tenido por gran cosa (Mt 18, 1-3); que acoger un niño es como hacérselo a él (Mt 18, 5); que el niño es altamente respetable (Mt 18, 10) y no hay que impedirle acercarse a Dios (Mt 19, 13-15); que dar mal ejemplo o pervertir a un niño merece máximo castigo (Mt 18, 6). Acaricia y bendice a los niños (Mc 10, 16), los atiende pero los devuelve a sus padres (Lc 9, 38-43). Encarga comunicar primero a la familia los beneficios de Dios (Mc 5, 18-20). Promueve la familia mediante la unidad (Mt 19, 4-9), la unión (Mt 12, 25), la fidelidad (Mt 5, 27s), la tolerancia mutua (Mt 5, 31s). Subordina las relaciones familiares a la unión con Dios (Mt 10, 37; 12, 47-50) y a la práctica de su palabra (Lc 11, 27s). Utiliza variados procedimientos educativos. Da enseñanzas ocasionales a partir de hechos (Mt 12, 1-8.46-50; 17, 24-27; 24, 1s; 18, 1-4; 22, 19-21; Lc 13, 1-4; 21, 1-4) y de las preocupaciones de las personas (Jn 4, 5-26). Da orientaciones espirituales apelando a la imaginación (Mt 7, 13s). Saca conclusiones morales a partir de experiencias (Mt 12, 46-50; 17, 24-27; 19, 13-15; 24, 1s; Lc 14, 12-14; 17, 1-13). Pone a prueba a algunos que le piden favores (Mt 15, 21-28) o que quieren seguirlo (Mt 8, 19-22). No accede a peticiones caprichosas (Mt 12, 38-42; 16, 1-4) ni a preguntas inútiles (Lc 13, 23s). Aprovecha un signo de buena voluntad para acercarse a un descarriado (Lc 19, 1-10). Interpela según el modo de ser de las personas (Mt 12, 27; 21, 23-27) y de los grupos (Mt 23, 19-29) hasta tocar las conciencias (Jn 8, 3-11). Explica sus parábolas a quienes están bien dispuestos (Lc 8, 9s; Mt 13, 36-43). Repite con paciencia enseñanzas difíciles (Mt 16, 21; 20, 17-19; 26, 1s; Lc 9, 44s), sus exhortaciones (Mt 26, 37-46) y sus correcciones (Lc 9, 46-48; 22, 24-27). Enseña la gratitud para con Dios (Lc 17, 11-19) pero se resigna a la ingratitud (Mt 26, 47-50) y prepara a sus discípulos a padecerla (Lc 6, 35). Respeta con paciencia la libertad (Lc 9, 51-56) pero deja en claro las responsabilidades (Lc 10, 10-12.16). Conduce el diálogo para hacer pensar en lo más importante (Mt 19, 17; 22, 41-46; Jn 4, 7-26). Advierte contra las enseñanzas torcidas (Mt 16, 5-12). Ayuda a distinguir la apariencia y la realidad (Jn 7, 24), lo durable y lo pasajero (Mt 24, 1s), lo terrenal y lo eterno (Lc 12, 16-21.31-34), lo importante y lo secundario aunque sea válido (Mt 23, 23), el valor de la persona por encima de lo material (Mt 16, 26; Lc 12, 23), el aprecio de los hombres y el de Dios (Lc 16, 15). Corrige con precisión los errores (Mt 22, 23-32.34-40; 23, 13-36) y las opiniones

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inconsistentes (Mt 5, 27-28.31-48). Critica pero señala en qué mejorar (Mt 8, 26; 12, 28; 22, 1-12. 15-21). Despierta la capacidad crítica y da criterios de discernimiento (Mt 7, 15-20; 12, 33-35). Alerta ante la despreocupación y el afán de alabanzas humanas (Lc 6, 24-26), el obrar mal (Mt 10, 37-39; 11, 21-24), llevar al mal a otros (Mt 18, 7), enseñar falsedades y hacer trampas (Mt 16, 1.6.12). Contrasta las malas costumbres públicas con lo que agrada a Dios (Mt 6, 1-8.16-21; Lc 14, 7-11). Para situaciones difíciles señala procedimientos precisos, como la excomunión (Mt 18, 15-18). Censura las mezquinas preocupaciones mundanas, el escuchar enseñanzas sin pensarlas o sin practicarlas (Mt 13, 18-23). Reprende para enderezar el criterio y volver a lo básico (Mt 16, 23; 17, 14-20). Usa la energía física en defensa del supremo valor de las cosas de Dios (Mt 21, 12s). Evalúa logros y frustraciones (Lc 9, 18-21; 10, 17-24). Prepara a sus discípulos para las dificultades y el dolor (Jn 15, 18-21; 16, 2-4.20-24.33). Motiva a aceptar el sufrimiento diario (Lc 9, 23). No oculta los padecimientos que sobrevendrán a quienes lo siguen, pero los alienta con la esperanza de la vida eterna (Mt 5, 11s; 16, 24-27). Eleva el nivel de intereses materiales hacia otros espirituales (Mt 9, 1s; Mt 6, 19-21; 19, 21; Jn 4, 46-53; 5, 14; 6, 26s) hasta el punto de dejarlo todo por Dios (Mt 19, 28). Jesús forma líderes. Despierta interés por aumentar los operarios dedicados a los demás (Mt 9, 36s). Elige colaboradores (Mc 3, 13; Jn 15, 16s). Los llama personalmente (Mt 4, 18-22; 19, 21). Acepta a quienes lo siguen por propia iniciativa (Mt 20, 34), encamina a algunos según sus dotes (Mc 5, 18-20). Llama a personas de toda condición y mentalidad (Mt 4, 18-22; 9, 9; 10, 4). Los acompaña para formarlos (Mt 11, 1; 16, 20; 20, 17-19). Les infunde desprendimiento (Lc 9, 57-60), prontitud y perseverancia (Lc 9, 61s), espíritu de servir por gratitud (Mt 10, 8) y de confianza en el Espíritu Santo (Mt 10, 19s), búsqueda de la voluntad de Dios (Mt 5, 19), autodominio (Mt 5, 11s.22-28.44; 6, 21; 7, 12; 8, 23-26; 10, 22.28.37s), autoestima (Mt 6, 26; 10, 29-31; 12, 11s), espíritu servicial (Mt 8, 19s), previsión (Mt 6, 33.34; 10, 11; 16, 1-3), creatividad y ánimo emprendedor (Mt 5, 13), capacidad de decisión valiente (Mt 10, 25-27), prudencia (Mt 7, 24-27; 10, 16s; 16, 6.11s), flexibilidad (Mt 5, 25), sentido organizativo (Mt 13, 44s; 15, 32-38), preocupación por el desarrollo de los demás (Mt 14, 24-32; 16, 24s), hábito de acogida (Mt 5, 47). Los hace ser críticos sobre las opiniones de la gente (Mt 16, 13-17). Reprende sus torpezas (Mt 16, 22s; 20, 33; 17, 1-9). Entrega responsabilidades gradualmente. primero que bauticen (Jn 3, 22; 4, 1s), luego elige doce para predicar y sanar (Lc 9, 1-6), envía después otros setenta en parejas a una predicación preparatoria (Lc 10, 1). Acepta iniciativas de otros (Mt 14, 15-20. 36; 15, 34-36). Da pautas precisas: dónde ir y dónde no (Mt 10, 5s), qué decir (Mt 10, 7.27), qué actitudes tener (Mt 10, 8. 16), qué hacer (Mt 10, 8), qué apegos y distracciones evitar (Lc 10, 4), cómo actuar según la acogida (Mt 10, 11-14.23; Lc 10, 5-12). Explica cómo superar el temor (Mt 10, 22.26.28. 31) y promete su apoyo personal (Mt 10, 19s.32.40). Finalmente se retira entregando total responsabilidad, aunque les mantiene su compañía espiritual (Mt 16, 18s; 28, 18-20). Es el único maestro que ha podido decir: "Yo soy la luz del mundo. El que me siga no caminará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12). 7. Jesús inicia sistemáticamente a vivir con Dios Se sienta a educar la fe (Mt 5, 1). Hace resonar la palabra de Dios al enseñar (Ga 6, 6). Anima a conocer bien la Sagrada Escritura (Mt 22, 29). Destaca textos bíblicos postergados (Mt 22, 34-40). Usa la simple cordura para interpretar algún texto (Mt 12, 9-13). Identifica la felicidad con el reinado de Dios (Mt 5, 3-12; 6, 33). Somete la conducta al juicio final de Dios (Mt 16, 27). Enseña a vivir en presencia de Dios con los hechos (Lc 4, 42; 6, 12; 9, 29) y con las palabras (Mt 6, 3s.6.17). Se apoya en la Sagrada Escritura para enfrentar críticas (Mt 12, 1-8; 15, 1-9; 22, 23-33). Emplaza a encontrar el sentido de algún texto difícil (Jn 10, 34s). Pone en aprietos a los conocedores de las Escrituras (Jn 3, 10; Mt 22, 15-22.34-40). Muestra la coherencia del conjunto de los libros sagrados de Israel (Lc 24, 24). Rechaza limitarse a proclamar la letra (Jn 8, 3-9). Al interpretar las enseñanzas bíblicas explica su coherencia y unidad hasta entonces desconocidas (Lc 24, 24; Jn 5, 39s). Anima a cumplirlas y a enseñarlas (Mt 5, 19s). Corrige los criterios ajenos a los de Dios (Mt 16, 21-24). Invita a superar la obligación por la generosidad gratuita en gratitud a Dios (Mt 19, 16-21). Deja como distintivo de sus discípulos el amor mutuo como el que él da a cada uno (Jn 13, 34s). Ordena los mandamientos hasta hacerlos culminar en el respeto a los padres y en la regla de

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oro (Mt 19, 18s). Los resume en el amor a Dios y al prójimo (Mt 22, 34-40). Subordina la ley a la misericordia con personas y animales (Mt 12, 1-13). Descalifica la solidaridad de grupo separada del querer de Dios (Mt 15, 12s). Advierte a los ricos sus errores éticos (Mt 19, 23-26). Acata las leyes de Israel pero las perfecciona, llevándolas a sus últimas consecuencias (Mt 5, 17-19). Critica a los maestros de la ley por cargar a sus seguidores sin darse molestias (Mt 23, 4). Supera las tradiciones exteriores por la adhesión a Dios (Mt 15, 1-20). Su catequesis no es solamente bíblica, a menudo educa la fe a propósito de sucesos. Encarna su enseñanza en la cultura de sus oyentes. Apela a su observación de la naturaleza (Mt 6, 22; 12, 33; 13, 3-8.32.43; 15, 10-20; 16, 2s; 18, 8s; 24, 32; Lc 12, 54-56; 16, 20s; Jn 4, 10-14; 6, 35; 11, 11-14; 16, 21). Asume las costumbres religiosas correctas: peregrina a Jerusalén (Lc 2, 41s), celebra la Pascua (Jn 2, 13; 6, 4; 12, 12s) y otras fiestas (Jn 5, 1) como la de las tiendas (Jn 7, 2-10) y la dedicación del templo (Jn 10, 22s). Enseña en el templo (Lc 19, 47s; Jn 8, 1s). Corrige las malas prácticas religiosas: el afán indebido de milagros (Mt 12, 38-40; 16, 1-4), las limosnas vistosas (Mt 6, 2), las oraciones aparatosas (Mt 6, 5) los ayunos exhibicionistas (Mt 6, 16), el legalismo en el culto (Mt 12, 9-12), la religión puramente exterior (Mt 15, 1-20). Enmienda la soberbia religiosa con la humildad (Lc 18, 10-14), el rigor en la observancia por la misericordia (Mt 9, ll-13) y cambia la religión lúgubre por la alegría de estar con Dios (Mt 9, 15). Confronta las creencias populares con la revelación divina (Mt 16, 13-17). Más que la salvación terrenal valora la eterna (Mt 15, 25-27). Toma como ejemplo los usos sociales: la distinta relación familiar de los hijos y de los esclavos (Jn 8, 35), la manumisión de los esclavos (Jn 8, 36), las costumbres domésticas (Mt 13, 33.51s), la comezón por comunicar alegrías (Lc 15, 4-6.8s), la cortesía en los banquetes (Mt 22, 1-14), la buena atención a las visitas (Lc 7, 44-46), la prudencia de los invitados (Lc 14, 8-11), la previsión en las damas de compañía (Mt 25, 1-13), la insensibilidad social de los opulentos (Lc 16, 19-21), los hijos caprichosos (Mt 21, 28-31), los jóvenes rebeldes y vividores (Lc 15, 11-32), la búsqueda de oscuridad de los malhechores (Jn 3, 20), los procedimientos de los ladrones (Lc 12, 39s) y de los salteadores (Mt 12, 29; Lc 10, 29-37), los casados que quieren separarse (Mt 19, 3), las prostitutas arrepentidas (Mt 21, 32), la soledad de enfermos y presos (Mt 25,36.43), los juegos de niños en las plazas (Mt 11, 16-19), la comunicación en familia de acontecimientos gratos (Mc 5, 18s), la organización de una fiesta (Lc 15, 23-25), las tenidas de gala (Lc 15, 22), el aseo de los vasos por dentro y por fuera (Mt 23, 25s), el destino de las excretas (Mt 15, 17s), el blanqueo de los sepulcros (Mt 23, 27), la preferencia por los conterráneos sobre los foráneos (Mc 7, 27). Promueve conciencia de las realidades económicas, particularmente las necesidades de los pobres (Mt 25, 31-46; Lc 16, 19-31). Alude a la confección del pan (Mt 13, 33), el parchado de la ropa (Mt 9, 16), el añejado del vino (Lc 5, 37-39), el abono de los frutales (Lc 13, 6-8), la poda para aumentar la producción (Jn 15, 2), la diferencia entre siega y rastrojo (Mt 12, 1-3), el embodegado de las cosechas (Lc 12, 16-21), el arriendo de campos (Mt 21, 33-41), la competencia desleal entre agricultores (Mt 13, 24-28); el cuidado del ganado menor (Mt 18, 12-14; Jn 10, 1-16); el forraje de animales comparado con el alimento para trabajadores (Lc 15, 15s), la pesca de arrastre (Mt 13, 47), la selección de mercadería (Mt 13, 48); los cimientos de la construcción (Lc 6, 47-49), los recuentos de haberes domésticos (Mt 13, 52), el barrido de la casa para hallar una moneda (Lc 15, 8), el desempleo y el contrato de jornaleros (Mt 20, 1-16), el contrato de temporeros (Jn 4, 36), el doble empleo (Lc 16, 13), la diferencia entre el trabajo familiar y el trabajo asalariado (Jn 10, 11s), los contratos de arriendo (Mt 21, 33-45), la administración hogareña (Mt 21, 28-32; 24, 45-51); la buena y la mala administración de personal (Mt 24, 46-51); la administración fiscal (Mt 21, 28-32), la promoción de los buenos funcionarios (Mt 24, 46s), el trato merecido por los incumplidores (Lc 12, 47s), los buenos prestamistas (Lc 7, 41-43) y los buenos patrones (Mt 20, 13-15), el fraude administrativo (Lc 16, 1-11), el cálculo de presupuestos (Lc 14, 28-30), las ventajas comparativas de inversión (Mt 13, 44-46), las prácticas empresariales (Mt 25, 16-18); los capitales improductivos (Mt 25, 24-26)), los depósitos bancarios (Mt 25, 27), la pena de cárcel por deudas (Mt 18, 30), la esclavitud (Mt 18, 25; 20, 27), la explotación (Mt 20, 25).

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Saca ejemplo de las prácticas políticas: los impuestos abusivos (Mt 17, 24-26), la oposición al gobernante (Lc 19, 15.27), las responsabilidades de gobierno (Jn 19, 11), la tiranía (Mt 20, 25), las campañas de escarmiento (Mt 22, 7), los abusos de los jueces (Lc 18, 2-8), el procedimiento correcto de investigación judicial (Jn 18, 19-21), los funcionarios tramitadores (Lc 18, 2-5), las guerras civiles (Mt 12, 25), la diplomacia (Lc 14, 31s). Sabe negar respeto a la autoridad indigna (Lc 13, 31s; 23, 8-11) y defender sus derechos (Jn 18, 22s). Hace asumir su responsabilidad al gobernante injusto (Jn 18, 33-36; 19, 1-11). 8. Jesús es sacramento de comunión Ha venido a compartir como hombre la comunión que tiene con Dios (Jn 1, 9; 3, 13; 7, 29; 16, 28; 17, 11.20s) Forma una comunidad multiplicadora de comunidades (Mc 1, 16-20). Según Marcos, Jesús recibió el bautismo de agua de Juan (Mc 1, 6-8), donde hubo manifestación del Padre y del Espíritu Santo (Mc 1, 9-11). Después empezó a misionar anunciando la llegada del reino de Dios (Mc 1, 14-15). Cuando tuvo discípulos, los bautizó mediante sus discípulos (Jn 3, 22-30; 4, 2). Era bautismo preparatorio, pues el bautismo en el Espíritu Santo comenzó después de su muerte y resurrección (Jn 7, 39; 16, 7). Celebró la eucaristía la víspera de su muerte y también después de resucitar (Lc 24, 13-35). Donó el Espíritu Santo el domingo de resurrección (Jn 20, 22) y su Espíritu Santo confirmó a su madre y demás discípulos en Pentecostés (Hch 2, 1-41). Introduce en el misterio de Dios en una catequesis mistagógica, sumergiendo en la Trinidad por el bautismo (Mt 3, 11), por la Eucaristía que une a Él (Jn 6, 54-58) y por el modo de vivir según los mandamientos que atrae su don del Espíritu Santo (Jn 14, 15-21.23.26; Jn 15, 5.7-10; 16, 13-15). Para Jesús la vida de los discípulos se desarrolla, se santifica y se significa en comunidad por los sacramentos4. Jesús por tener en el Espíritu Santo el sello del Padre, promete una comida que da vida eterna (Jn 6, 27). Él mismo es el don del Padre, bajado del cielo como pan para vida del mundo (Jn 6, 33). Es el pan que sacia el hambre y sed de plenitud del ser humano (Jn 6, 35). Compartir la comunión con Dios en Jesús es comunicación de vida plena (Jn 10, 10), inicio de vida eterna (Jn 17, 3), adentrarse en Dios que es amor (1 Jn 4, 15s), da alegría completa (Jn 15, 11; 17, 13; 1 Jn 1, 4). Su comunicación satisface una necesidad de plenitud en el ser humano (Jn 6, 35; 7, 37). El que está en comunión con Jesús puede comunicar esa satisfacción a otros (Jn 7, 38), para extender la comunión con Dios (Jn 15, 4s.8s; 17, 11.21-24). Quien se abre a la gracia o don que viene del Padre, tiene a Jesús como su pan de vida (Jn 6, 48). Para quienes conocen a Jesús, la comunión sacramental es condición de vida con Dios (Jn 6, 53). El cuerpo y sangre de Jesús son signo e instrumento de comunión mutua con Jesús (Jn 6, 54), similar a la comunión de Jesús con Dios Padre (Jn 6, 57) que se prolonga hasta la vida eterna (Jn 6, 58). Quienes aman a Jesús y lo siguen, conviven con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Jn 14, 15.23), viven en Dios y Dios en ellos (1 Jn 3, 24), gozan de la manifestación de Jesús (Jn 14, 21), son gloria para Jesús (Jn 17, 9s). Su comunión es con Dios y con la comunidad de los unidos a Jesús (1 Jn 1, 1-3). Celebrar el sacramento de comunión exige superar divisiones (1 Cor 11, 17-20), especialmente entre ricos y pobres (1 Cor 11, 21s). Celebrar el memorial de la Pascua de Jesús lleva a dar la vida como Jesús por la salvación del mundo (1 Cor 11, 23s), confirmando con la propia sangre la alianza o comunión con Dios (1 Cor 11, 25s).

Conclusión Jesús, Palabra de Dios Amor, fue enviado por la encarnación en María a salvar a los hombres que lo acogen por la fe, del pecado con que se han apartado de Dios, y conducirlos a la vida plena de amor en la eternidad con Dios. Llegó a un pueblo preparado por la revelación a los profetas para preguntarse lo que es el ser humano, el sentido del sufrimiento, de la muerte, de la vida y de la historia. Esas cuestiones integran la precatequesis de sus interlocutores que como testigo de la experiencia de Dios que Él tenía como su Hijo eterno los preparó a aceptar su kerygma anunciador de la salvación, que pronunció sintéticamente como ejemplar comunicador y lo. anunció como profeta llamando a la conversión por el

4 Sin atender al itinerario de Jesús, los teólogos sistemáticos nombran la confirmación después del bautismo, por ser uno el nacimiento a la vida cristiana y el otro el fortalecimiento para la adultez, y después la eucaristía. ¿En qué orden celebrarlos en la praxis? Hay debate.

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acatamiento de la voluntad de Dios mientras consolaba ante los sufrimientos e injusticias con la compañía de Dios. Alegró al mundo como evangelizador de la buena noticia del reino del amor de Dios que vino a extender mediante seres humanos evangelizados y evangelizadores. Fue reconocido como maestro de vida que educa con amor en el amor usando creativos recursos para el pleno desarrollo de cada persona con vida cada vez más plena. Fue catequista especialmente cuando iniciaba a los conversos en la vida con Dios haciendo penetrar el amor de Dios en su cultura, relaciones sociales, económicas y políticas con el fin de llevarlos a la vida plena con Dios. Fue sacramento de comunión de los hombres con Dios y entre sí, al encaminarlos a celebrar el bautismo, la vida eucarística y la confirmación de la vida en el Espíritu de Dios. Estas ocho funciones de Jesús en la tierra, muy vinculadas entre sí, son indispensables en lo que lo caracteriza como catequista por excelencia. En consecuencia, todo catequista está llamado a vivir su vocación de testigo del amor recibido de Dios, comunicador agradecido y acogedor, profeta del cambio hacia la vida con Dios por el kerygma de salvación, evangelizador gozoso que lo explica para iniciar con la Biblia y la experiencia eclesial en la vida con Dios que lleva a la íntima comunión sacramental, vivencial y de servicio al mundo con Dios en Cristo.

Capítulo 2. La catequesis en la época apostólica El personal iniciador de cristianos está constituido ante todo por los Doce incluyendo a Matías, otros llamados también apóstoles en el Nuevo Testamento como Pablo, Bernabé, Andrónico y una mujer, Junia (Rm 16, 7). Pablo es misionero principalmente entre paganos (Ga 1, 16); pero además de viajar pasa meses educando en la fe en Antioquía (Hch 11, 25), Corinto (Hch 18, 11), Éfeso (Hch 19, 10), Malta (Hch 28, 7-11) y Roma (Hch 28, 30). El matrimonio formado por Áquila y Prisca o su diminutivo Priscila, reunía asamblea en su casa en Roma (Rm 16, 3-5), en 51 en Corinto (Hch 18, 2; 1 Cor 16, 19) y después en Éfeso, donde completaron la formación deficiente del elocuente Apolo de Alejandría (Hch 18, 24-28). El didáscalo era un ministro formador de cristianos reconocido en Antioquía (Hch 13, 1). El lugar principal de comunicación de la fe fue la familia, como las de Cornelio en Cesarea Marìtima (Hch 10, 44-48), Lidia en Filipos (Hch 16, 14), Crispo en Corinto (Hch 18, 8), Aristòbulo en Roma (Rm 16, 10) y Narciso (Rm 16, 11), Ninfa en Laodicea (Col 4, 15) y Filemòn (Flm 1s)5. Pablo recomienda esas reuniones domésticas de oración y de compartir la Palabra (Col 3, 16-18). La catequesis familiar fue la principal comunicación de la fe en la época apostólica. Las artes educan la fe. En las catacumbas o cementerios subterráneos de Roma aparecen pinturas religiosas. Respetaban las imágenes sin adorarlas en sus reuniones de culto, puesto que la prohibición mosaica era contra la idolatría (Lv 26, 1). Representaban escenas evangélicas como el buen pastor, el orante en postura oriental, la adoración de los magos, la Última Cena. Cantaban himnos y aclamaciones para agradecer y alabar a Dios (Ef 5, 19; Col 3, 16). Algunos permanecen en la liturgia, como el Gloria en la eucaristía dominical (Lc 2, 14) y los tres asumidos después en el oficio divino o liturgia de las horas: el Cántico de Zacarías por la mañana (Lc 1, 68-79), el Cántico de María por la tarde (Lc 1, 46-55) y el Cantico de Simeón al anochecer (Lc 2, 29-32). El proceso formativo tenía una primera etapa con simpatizantes o adoradores del Dios único, como los griegos que pidieron ver a Jesús (Jn 12, 20), el centurión romano a quien Jesús sanó un criado (Lc 7, 1-10), el centurión Cornelio a cuyo hogar el Espíritu Santo encaminó a Pedro (Hch 10, 1-2), la samaritana inquieta sobre la verdadera adoración de Dios (Jn 4, 19s). En la segunda etapa se comunicaba en vez del kerygma de Jesús, que sintetiza la historia de la salvación en el Padre que envía a su Hijo para que quien lo acepte no muera sino que viva para siempre (Jn 3, 16), el kerygma de los Apóstoles presenta la cumbre de esa historia en la muerte y resurrección de Jesús para el

5 GNILKA, J. La comunità domestica nella cristianità primitive. “Euntes Docete” LVII-2 (2004) 27-38.

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perdón (Hch 2, 22-24.37-39), llamando a seguirlo en la comunidad centrada en la eucaristía. Pablo distingue entre el camino hacia la fe y su profundización, como plantar o regar, poner cimientos o construir el edificio (1 Cor 3, 5-11) y el escrito a los Hebreos los compara con la leche en contraste con la comida sólida (Heb 5, 11-14). La tercera etapa, después de la conversión, es la profundización o catequesis, que lleva al bautismo, de ingreso a la comunidad eclesial (Hch 2, 37-41). Al tesorero de la reina de Etiopía, un “adorador de Dios”, el diácono Felipe después de interrogarlo sobre sus preocupaciones religiosas (Hch 8, 29-31), en segundo lugar le transmitió el kerygma sobre el sacrificio de Jesucristo (Hch 8, 32-35), en tercer lugar, al notar su buena disposición, prolongó dicho anuncio inicial en una catequesis suficiente gracias a la cual él pidió el bautismo y así completó sacramentalmente su iniciación (Hch 8, 36-38) dejando a la comunidad cristiana su continuación. Para su formación permanente “se reunían frecuentemente para escuchar la enseñanza de los apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2, 42) con lo cual atraían a otros (Hch 2, 47) y evangelizaban aunque fueran perseguidos (Hch 8, 1b-4). La reflexión doctrinal parte del hecho central de la resurrección de Jesucristo y confiesa la fe bautismal con un esquema trinitario (Mt 28, 19) en el cual Jesucristo ocupa el mayor espacio (Hch 28, 30s). Una exposición muy vivencial del credo trinitario basado en el amor que culmina en el juicio final está en 1 Jn 4, 7-21. Con base en estos pasajes, a fines del siglo I parece haber tomado forma en la preparación al bautismo una primera redacción del credo, bastante similar en diferentes comunidades. En su primera carta apostólica, Pablo basa y resume la moral cristiana en la gratitud: “Den gracias a Dios por todo, porque eso es lo que él quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús” (1 Ts 5, 18; ver Ef 5, 4b.20). La entera carta a los Colosenses es una entusiasta presentación del misterio cristiano como fuente de gratitud por tanto amor recibido de Dios en Cristo. El primer canal es la comunidad, la fe al comienzo se comunica por el testimonio y oralmente, con encargo de transmitirla a la familia, como en la tradición israelita. En Pentecostés dice Pedro: “La Promesa es para vosotros y para vuestros hijos” (Hch 2, 39). Canal nuevo es la comunicación escrita, iniciada por Pablo en su carta a los Tesalonicenses. De la catequesis oral repetida en el marco litúrgico de las comunidades gracias al recuerdo de los discípulos, surgen los libros del Nuevo Testamento. Es narración de testigos más que explicación de sabios. Los primeros escritos cristianos son de acompañamiento a las comunidades de neófitos, a partir del segundo viaje de Pablo, iniciado el año 50. Pablo establece la costumbre de hacer transmitir sus cartas en la liturgia a las Iglesias vecinas (1 Tes 5, 27; Col 4, 16). Después del recuerdo de los hechos y enseñanzas de Jesús y de los Apóstoles, la primera fuente de educación de la fe de los primeros cristianos fueron las Escrituras Sagradas por ser inspiradas. En resultado, las comunidades se multiplican (Hch 6, 7; 9, 31; 16, 5). Consideran indispensable la preocupación por los pobres (Ga 2, 6-10) y se ayudan en lo económico (Hch 11, 27-30). La Iglesia se organiza internamente (Hch 20, 17; 1 Co 12, 27 - 13, 3). Sufre persecución y hay testimonios heroicos (Heb 10, 32-39). Pero no todos los convertidos y catequizados perseveran, como lo muestran las insistencias del escrito a los Hebreos (Heb 2, 1; 10, 23-25) y de la primera carta de San Juan (1 Jn 2, 18s).

Conclusión El personal que inicia cristianos son los apóstoles varones o mujeres, matrimonios o varones o mujeres animadores de comunidades cristianas domésticas, u otros maestros laicos de la vida cristiana, principalmente en familia. Con arte crean lugares litúrgicos con pinturas y tiempos litúrgicos con himnos y salmos bíblicos y otros cantos religiosos. El proceso formativo primero despertaba preguntas sobre Dios

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para encaminar a la fe a adultos o jóvenes simpatizantes o adoradores del único Dios; en segundo lugar, les daban el primer anuncio o kerygma misionero sobre la vida, muerte y resurrección de Jesucristo; en tercera etapa a quienes lo aceptaban les daban como alimento espiritual más sólido una catequesis trinitaria conducente a la vida en caridad por libre agradecimiento para vivir como discípulos de Jesús, lo cual celebraban con el bautismo; para su formación permanente en cuarta etapa los reunían para escuchar las enseñanzas de los apóstoles, la fracción del pan y las oraciones, compartir sus bienes y atender a los pobres, y además de ser admirables con su vida nueva, si eran perseguidos, adonde iban evangelizaban. El principal canal o ámbito de la iniciación de cristianos era la comunidad familiar en la comunidad eclesial local, a lo que se agregaron los escritos que hoy forman el Nuevo Testamento, de los que transmitían una síntesis como credo cristiano trinitario, uno de los cuales fue 1 Jn 4, 7-21. No todos se convirtieron a la fe, hubo pecados y divisiones entre los conversos, pero la Iglesia creció impulsada por el Espíritu Santo.

Capítulo 3. En la alta Edad Media Después morir los Doce, en medio de persecuciones hubo laicos formadores de cristianos y de catequistas. San Justino de Naplusa (105?-165?) fundó en Roma una escuela de filosofía donde formaba catequistas comenzando por la defensa de la fe como precatequesis. Panteno de Sicilia (+200?), en la Escuela o Didascaleo de Alejandría introdujo hacia el año 180 por iniciativa privada una enseñanza filosófica previa a la catequesis para formar catecúmenos de cultura helénica capaces de dar razón de su esperanza (1 Pe 3, 15). Clemente de Alejandría (150?-215?) sin que conste igual que de Panteno si fueron laicos, diáconos o presbíteros, desde el 202 dio en el Didascaleo cursos libres que permitían a los catecúmenos cultos dialogar con el saber de los paganos . Escribió una trilogía que parece ser su plan de formación por etapas para los catecúmenos cultos: 1) Exhortación a los Griegos o Protréptico, vibrante llamado misionero a la conversión que hace creíble el cristianismo a los paganos. 2) El Pedagogo presenta a los conversos a Jesús como el gran formador práctico en la virtud de quienes lo siguen, y explica a los bautizados que viven en una sociedad pagana cómo han de discernir en su vida familiar, económica y política. 3) Strómata (Tapices, o Miscelánea), para los bautizados, considera la sabiduría cristiana superior en perfección y belleza a las filosofías paganas. Aprecia la erudición del catequista, porque le ayuda a persuadir. Orígenes de Alejandría (185?-253) por encargo del obispo Demetrio (g. 188-231), dirigió el Didascaleo desde los dieciocho años para iniciar catecúmenos, y elevó hacia el 215 el nivel de estudios. En vez de enseñar filosofía como preparación a la fe, incorporó la razón a la reflexión de la fe en forma más metódica que Clemente de Alejandría, convirtiendo el Didascaleo en la primera escuela teológica de la historia de la Iglesia, nacida del afán por la catequesis. Usó la interpretación alegórica y científica de la Biblia, y formó cristianos capaces de dialogar con los filósofos griegos. Propuso a los catequistas explicar la fe con los esquemas filosóficos de sus interlocutores. En 231 fue ordenado sacerdote, pero por haberse castrado al interpretar a la letra Mt 19, 12, Demetrio declaró nula su ordenación por ser contraria a los cánones. Murió mártir. El presbítero Tertuliano de Cartago (160?-220?) escribió para catecúmenos entre el 198 y el 200 el primer tratado Del Bautismo, que alerta frente a las controversias del momento y concluye con un capítulo sobre la necesaria preparación. El diácono San Efrén (306?-373) en Asia Menor fundó para formar catequistas una escuela de teología. San Hipólito de Roma, mártir en 235, en su libro La tradición apostólica describe hacia el 215 la organización del catecumenado en Roma. Quien atraía a alguien a la vida cristiana lo presentaba ante la comunidad por su capacidad para escuchar la Palabra, la cual examinaba al candidato y sus motivos. No se admitía a quien ejercía un oficio conducente a la impureza (prostitución), a la idolatría (maestros) o al derramamiento de sangre (jueces, militares). La iniciación duraba tres años, abreviables según la conducta del candidato. Se admitían niños si sus padres se comprometían en su formación cristiana. Antes de la preparación próxima al bautismo para ser electo o competente había un escrutinio especial en que lo decisivo era el modo de vivir del candidato, y dicha etapa era intensa, exigente y rica en signos de conversión. Los tres últimos días de preparación, dentro de la semana pascual, se caracterizaban por el ayuno y otros signos. Se recibían el domingo de Pascua los tres sacramentos de iniciación. Los niños más pequeños recibían la eucaristía bajo el solo signo del vino

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consagrado (II, 21ss), práctica atestiguada también por San Cipriano6. Santa Catalina de Alejandría (288?-305) por la lectura de filósofos se interesó por el Evangelio, estudió en el Didascaleo donde pidió el bautismo, se consagró como virgen, fue maestra eminente, llevó a la conversión a los filósofos encargados por el emperador Maximino Daia de refutarla, fue mártir y es patrona de los filósofos. Las Constituciones Apostólicas recopiladas en Siria hacia el 380 atestiguan un catecumenado de tres años, dirigido por catequistas laicos preparados en doctrina y costumbres cristianas. Si la persona era aprobada en un “escrutinio” decisivo acerca de su vida y conocimiento, pasaba a ser “elegida”, “iluminada” o “competente”, con lo cual terminaba para ella la “disciplina del arcano” y podía participar después de la liturgia de la palabra, también en la liturgia de la eucaristía. En Cuaresma tenía catequesis diaria del obispo o de un catequista especial, y exorcismos con imposición de manos para animar a la vida nueva.

Al terminar Constantino y Licinio en 313 las persecuciones con el acuerdo conocido como edicto de Milán, y sobre todo al hacer Teodosio al cristianismo religión oficial del imperio de Oriente en 391 y desde 394 también en el de Occidente, dejó de ser peligroso ser bautizado y se generalizó el bautismo de niños. El concilio de Nicea en 325 exigió una preparación mínima de 15 días para los adultos. San Cirilo de Jerusalén (314?-387?) agregó una semana de catequesis mistagógicas a los neófitos después de Pascua para interiorizar los sacramentos7, y atestigua la recepción en la mano de la hostia consagrada al comulgar. A su ejemplo otros obispos prefirieron la duración de una Cuaresma para el catecumenado, que prolongaron a ocho semanas contando para 40 días sólo de lunes a viernes al no ayunar sábado ni domingo. En la conversión de Clodoveo rey de los francos en 496, comenzaron los bautismos en masa. San Basilio de Cesarea de Capadocia en Asia Menor (330?-379), hermano de San Gregorio de Nisa y amigo de San Gregorio Nacianceno, llamados los grandes capadocios, en su sermón Protréptico sobre el santo Bautismo urge a los “procrastinantes” (que dejan el bautismo “para mañana”, en latín pro crástina) que prolongan por años su estado de catecúmenos sin inscribirse como “soldados de Cristo, atletas religiosos, ciudadanos del cielo, para la preparación que les dará acceso al pan de vida, al reino de Dios, al rey, a un tesoro, a sanar, a ser liberados de la esclavitud”. Describe esa preparación próxima, más moral y práctica que doctrinal. Insiste en los deberes para con los pobres: “El que puede remediar el mal y voluntariamente y por avaricia difiere su remedio, con razón puede ser condenado como homicida”. San Gregorio Nacianceno (330?-390) “el Teólogo”, originó la mariología ratificada en el concilio de Éfeso de 431. San Gregorio de Nisa (335?-394), colaborador del nacimiento de la teología a partir de la preocupación catequética, en su Discurso catequético8 sintetizó para catequistas la doctrina trinitaria, cristológica, sacramentaria, moral y escatológica del Concilio de Constantinopla de 381. Los capacitó para dialogar en ambientes neoplatónicos y para enfrentar herejías. Considera decisivo el cambio de vida para admitir al bautismo. Desde San Paulino de Burdeos (355-431), obispo en Nola, Italia, el poema religioso alimenta la fe. El I Concilio de Vaison en 442 inició los asilos para educar niños expósitos. Teodoro de Antioquía, antes de ser obispo de Mopsuestia de 392 a 428, en sus Homilías Catequéticas9 da una explicación mistagógica prebautismal del bautismo10, y de la eucaristía con sus ritos de la liturgia antioqueña y las funciones del garante que inscribe a los candidatos al bautismo, del testigo o guía que los orienta y respalda, de los acusadores, exorcistas, diáconos y del obispo en el Bautismo de adultos, entrega a los catecúmenos una exposición exhortativa del Credo de Nicea, y presenta el padrenuestro como fundamento de la vida moral cristiana, como San Cipriano de Cartago11 (c. 200-258). San Juan Crisóstomo (344?-407), como encargado de preparar a los “competentes” en Antioquía pronunció hacia el 388 unas Catequesis Bautismales descubiertas en 1955, algunas prebautismales y otras postbautismales, pero ninguna mistagógica. Al explicar la eucaristía atestigua también el uso de recibir la

6 De lapsis, 9, cit. ANDRESEN, C. y DENZLER, G. Dizionario storico del cristianesimo. Milán, Paoline, 1992, art. Battesimo dei bambini. 7 CIRILO DE JERUSALÉN, San. Catequesis. Buenos Aires, Paulinas, 1985 (348), págs. 81s. 8GREGORIO de NISA, San. Discurso Catequético. Madrid, Ciudad Nueva, 1990. Su título griego es literalmente Katejeseos logos, traducido al latín como Oratio Catechetica Magna, por lo que también se conoce como Gran Catequesis. 9 R. TONNEAU, O.P. et R. DEVRESSE. Les homélies catéchétiques de Théodore de Mopsueste. Città del Vaticano, Biblioteca Apostolica Vaticana, 1949. 10 Aunque Teodoro se expresa en futuro, J. QUASTEN. Patrología. Madrid, BAC5, 1994, II, 454 dice extrañamente que son postbautismales. 11 Sobre la oración del Señor, en: Obras de San Cipriano. Madrid, La Editorial Católica, 1964, 199-229. Tiene a su vez influjo de Tertuliano, De Oratione 1, 2, 5, 4, 6, 7, 8 en sus párrafos 1, 9, 13, 14, 20, 22-23, 25 respectivamente.

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hostia consagrada en la mano. Justifica el bautismo de niños y la celebración de cumpleaños. Es venerado como Padre de la Iglesia en Oriente junto a San Basilio, San Gregorio Nacianceno y San Atanasio. San Ambrosio de Tréveris (337?-397) obispo de Milán, junto a San Agustín, San Jerónimo y al papa San Gregorio I Magno, fue reconocido en 1298 por Bonifacio VIII entre los escritores antiguos, santos y ortodoxos llamados Padres de la Iglesia en Occidente. Su tratado De los Sacramentos12 es colección de seis homilías mistagógicas postbautismales pronunciadas en la semana de Pascua en Milán. De los Misterios sistematiza brevemente la doctrina de una colección similar de homilías mistagógicas de distintas fechas. Defiende la comunión diaria de los neófitos. Su enseñanza de moral social manifiesta a menudo las fuentes bíblicas. En el siglo IV se latinizó la Iglesia de Roma, antes de habla griega, y San Jerónimo de Estridón (340?-420) hizo la Vulgata Latina, traducción de la Biblia al latín popular o del vulgo. Nicetas de Remesiana, en Croacia actual, describe el catecumenado de adultos hacia el año 400, con escrutinio más doctrinal que de sus costumbres: “A los que se preparan es necesario examinarlos sobre las enseñanzas fundamentales de la fe que incluso las almas incultas pueden comprender y mantener en su memoria, no adquiridas por propio ingenio, sino recogidas de la predicación de las Sagradas Escrituras. Con ellas se instruye a los elegidos para el bautismo, de modo que sepan qué es lo que han dejado, y comprendan mejor qué desean y reconozcan mejor qué van a recibir y qué deben observar"13. Describe la celebración bautismal en la vigilia pascual en un edificio vecino a la catedral llamado bautisterio, donde al salir del agua los neófitos se ponen vestiduras blancas para usar en semana de Pascua, reciben del obispo la confirmación y entran en procesión a la catedral, como quienes ingresan a la Iglesia, para recibir por primera vez la eucaristía. San Agustín de Tagaste (354-430) en Argelia actual, en De catechizandis rudibus14 (Cómo catequizar principiantes) explica el contenido y el método para iniciar personas de diversos niveles culturales. El contenido es una historia de la salvación hasta el hoy de la Iglesia, en la cual se participa por los sacramentos. En su interpretación y predicación de la Biblia usó la lógica, el conocimiento de las lenguas y de la interpretación de textos literarios, la interpretación alegórica tomada de Orígenes para leer el Antiguo Testamento desde Jesucristo y la Iglesia, aplicándolo a la vida actual, y respetó las ciencias de la naturaleza conocidas por la razón, cuyo conocimiento no hay que buscar en la Biblia15. Acerca del catecumenado, insiste en discernir sobre las motivaciones del simpatizante16, informa que la ceremonia de ingreso incluye los símbolos de la signación y de la sal, como no exclusivos de su diócesis de Hipona17. En un sermón pascual18 enuncia los temas principales tratados ya en sus homilías prebautismales: sobre el símbolo o credo19, sobre el padrenuestro20 y sobre el bautismo21. Ya se usaba la entrega del Credo para recitarlo y profesarlo22, y dos semanas antes de Pascua explica la entrega del Credo ("traditio Symboli") que “no se escribe en tablillas ni en ningún otro material, sino sólo en el corazón” (según Jr 31, 33) aprendiéndolo sólo de oído23, para devolverlo una semana después recitado (“redditio Symboli”)”24, lo que daba lugar a explicaciones exhortativas. Introdujo para este día la entrega del padrenuestro ("traditio orationis Domini") como preparación próxima a la comunión25. “Y pues ya recibisteis y tuvisteis y devolvisteis el símbolo donde se dice cómo se ha de creer en Dios, recibid hoy la oración donde aprenderéis cómo ha de ser invocado”26. Esta oración también se “devuelve” aprendida recitándola ante la asamblea (“redditio orationis Domini”) en la vigilia pascual, como les anuncia: “…la

12 AMBROSIO, San. Los sacramentos y Los misterios. Sevilla, Apostolado Mariano, 1991. 13 NICETAS DE REMESIANA. Catecumenado de adultos. Madrid, Ciudad Nueva, 1992, págs. 129s. 14 AGUSTÍN, San. La catequesis a principiantes (De Catechizandis Rudibus), en: Obras Completas. Madrid, BAC. XXXIX, 1985 (400), 425-534. 15 AGUSTÍN, San. Del Génesis a la letra, I, 19, 39, en: Obras Completas, Madrid, ob.cit., t. XV, 567-1271. 16 Id., 5, 6, 8 y 17. 17 Id., 11. 18 Sermón 228, 3, en: Obras Completas, Madrid, BAC, 1983, XXIV, 291. Hay que agregar el Sermón 216 para La Devolución del Símbolo, Ibid, 186-198. El texto del símbolo aparece allí con variante propia de su diócesis 19 Sermones 212 a 215, ob. cit. 20 Sermones 56 a 59, ob. cit. 21 Sermón 228 A, ob. cit.. 22 Sermón 216, sobre La devolución del Símbolo, en: Obras Completas de San Agustín, ob.cit., XXIV, 197s., n. 11. 23 Sermones 212.2 y 214.1. Se evitaba su divulgación a los no iniciados. 24 Sermón 213.11. Hoy la redditio Symboli no se reduce a la recitación, se amplía a la manifestación de la fe en lo cotidiano. 25 Sermones 56.1 y 90.1. 26 Sermón 58.1.

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oración que ahora recibís para tomarla de memoria y darla a los ocho días”27. Se ayunaba en Cuaresma excluyendo sábado y domingo, y había retiro de uno o dos días antes del bautismo en Pascua de Resurrección. El día de Pascua la homilía se centraba en el bautismo y la eucaristía, como se ve en sermones conservados de distintos años28, previo a lo cual se despedía a los catecúmenos permaneciendo sólo los bautizados, a quienes se reservaban estos temas según la llamada disciplina del arcano. Según dice en un sermón de Pascua, la semana de Pascua es de catequesis mistagógicas29. Hay homilías suyas para la semana de Pascua, referidas a las apariciones de Jesús resucitado y no a los sacramentos de iniciación, es decir, no mistagógicas30. Al responder aun amigo acerca del contenido básico del cristianismo, lo resume en la fe, la esperanza y la caridad en su "Enquiridion a Lorenzo"31. Para lo primero explica el Símbolo (cap. 7-113), para lo segundo el Pater (cap. 114-118) y para lo tercero recapitula el pecado, la ley, la gracia y la gloria (cap. 114-122) cuestiones ya tratadas al explicar el Símbolo, para mostrar la mutua implicación de las virtudes infundidas por el Espíritu Santo. Ha sido mal interpretado por muchos donde dice: "Si te respondiese que Dios debe ser adorado por la fe, esperanza y la caridad...pedirías que te explicara en pocas palabras lo que se relaciona con cada una de estas tres virtudes: es decir, qué se debe creer, qué se debe esperar, qué se debe amar" (cap. 3). Estas tres última frases han originado esquemas de catequesis de un moralismo voluntarista basado en deberes, muy ajeno al gran teólogo de la gracia que él fue. En el primer concilio de Hipona que convocó en 393 reconoció como inspirados por Dios los 27 libros del Nuevo Testamento, cuestión fundamental para la catequesis, concordando con la Carta Pascual del obispo San Atanasio de Alejandría de 367 y con el Decreto Gelasiano de 382 del Papa Dámaso en Roma32.

Conclusión Hubo laicos eminentes formadores de catequistas, como San Justino de Naplusa, en el Didascaleo de Alejandría Santa Catalina de Alejandría y Orígenes, de Panteno de Sicilia y de Clemente de Alejandría no consta si fueron laicos o no en esa misma escuela donde por interés catequístico surgió la teología.

También formaron catequistas el diácono San Efrén; los presbíteros Tertuliano de Cartago y Teodoro de Antioquía antes de ser obispo de Mopsuestia, desde que eran presbíteros los obispos Padres de la Iglesia Basilio de Cesarea de Capadocia, San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno en Oriente, y en Occidente San Ambrosio y San Agustín, además de los obispos San Cirilo de Jerusalén, San Gregorio de Nisa, Nicetas de Remesiana y el Papa San Hipólito de Roma, conscientes de la importancia de la catequesis para la vida y madurez de la Iglesia. Los laicos y presbíteros nombrados, anteriores al Concilio de Nicea en 325, crearon el catecumenado de adultos para que esos cristianos resistieran las persecuciones hasta el martirio. Los obispos nombrados posteriores a 325, entre ellos los después identificados como Padres de la Iglesia, al verlo tan abreviado y decadente lo enriquecieron con una Cuaresma de ocho semanas, agregaron la entrega (traditio) y devolución (redditio) no sólo del credo sino también del padrenuestro como hizo San Agustín. Acompañaron la iniciación doctrinal y moral con ayunos, exorcismos, oraciones, cánticos y lecturas bíblicas en ritos litúrgicos y arquitectura de basílicas y catedrales con imágenes que impresionaban los sentidos corporales. Enriquecieron los escrutinios examinando las costumbres y doctrina de los catecúmenos antes de aceptarlos como competentes o electos o iluminados para la preparación próxima al bautismo. El contenido de la catequesis se enriqueció de Biblia gracias a la traducción al latín hecha por el también Padre de la Iglesia San Jerónimo, y se sintetizó para su comprensión popular en el credo trinitario centrado en la vida y Pascua de Cristo, esperanza para todos. El catecumenado quedó como el más completo modelo histórico de iniciación cristiana.

27 Sermón 59.1. 28 Sermones 227, 228 B, 229, 229 A. 29 Sermón 228, en: Obras Completas de San Agustín, ob.cit., XXIV, 289-292. Com-petentes, los que piden juntos, según un juego de palabras con la etimología, propio de San Agustín. 30 De lunes a sábado de Pascua sus Sermones 231, 232, 237, 246, 250 y 253 respectivamente en: Obras Completas de San Agustín, ob.cit., XXIV, 390-571. 31 Enquiridión o Manual de la fe, de la esperanza y de la caridad, a Lorenzo, en: Obras de San Agustín, ob. cit., IV, 453-639. 32 ÁLVAREZ VALDÉS, A. ¿Quién reunió los libros del Nuevo Testamento? “Didascalia” LVIII- 569 (2004) 18-23.

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Capítulo 4. En la baja Edad Media Al extenderse el cristianismo, el pueblo incluso rural participaba en sacramentos, procesiones, peregrinaciones y devociones, recibiendo una socialización religiosa que no siempre implicaba la conversión personal. La ciudad se edificaba alrededor de un monasterio o de un templo, el arte servía al culto en basílicas, catedrales y monasterios que pasan del estilo románico al ojival con pinturas vitrales y esculturas sacras, surgen danzas religiosas, se difunde el canto llano o gregoriano, la polifonía de solistas, el drama sacro. Las Biblias de los pobres eran trípticos tallados en madera polícroma o esculpidos en cerámica con una escena evangélica flanqueada por dos imágenes veterotestamentarias que prefiguran el misterio de Cristo del centro. En Oriente la fe no se comunica por la enseñanza de la doctrina sino al celebrar la liturgia y orar ante íconos. Las escuelas episcopales iniciadas por San Agustín fueron promovidas por el concilio de Toledo en 525; San Gregorio VII en el siglo XI mandó a los obispos tener escuelas catedralicias. Desde el siglo XII se multiplicaron los monasterios femeninos, que educaban niñas, donde descolló Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179). Las leyes se inspiraban en la moral cristiana; los trabajadores urbanos pertenecían a gremios con santos patronos. Para los pobres los cristianos crearon hospitales y escuelas gratis. En ese ambiente de cristiandad la preparación a los sacramentos y a la muerte fue principalmente doctrinal, resumida por los sínodos desde el siglo X en cuestionarios breves que después incorporaron enumeraciones de 7 peticiones del padrenuestro (gracias a la oratoria memorizable de Jesús), 7 sacramentos, 7 virtudes teologales y cardinales, 7 pecados capitales, 7 obras de misericordia corporales y 7 espirituales, 7 dones del Espíritu Santo (aunque en hebreo en Is 11, 2 son seis). Se organizaron los doce artículos del credo en 14 "artículos de la fe", de los cuales 7 se refieren a la divinidad y 7 a la humanidad de Jesucristo. Aparecen manuales de teología elemental para clérigos en preguntas y respuestas, procedimiento por ellos repetido al enseñar la doctrina, que pasó por rutina a considerarse como el método catequístico, subsanado por las homilías, más bíblicas y exhortativas. El papa Bonifacio V superó en 624 la mera exigencia de conocimientos al exigir para el bautismo dejar el culto a los ídolos, creer en un solo Dios creador y aceptar el Evangelio. Carlomagno (742-814) exigió una enseñanza completa de la religión y culto de la cristiandad, extendió la escuelas parroquiales y creó la primera escuela palatina, dirigida por el monje Alcuino de York que le hizo suprimir la pena de muerte a quienes no querían bautizarse y exigió una preparación de siete a cuarenta días al bautismo, basada en De catechizandis rudibus. Las confraternidades o cofradías del siglo XI practican devociones recibiendo atención sacerdotal. El candidato a miembro o “hermano” (en latín, frater) debe mostrar conducta cristiana, conocer la doctrina y practicar buenas obras, lo cual es una iniciación cristiana aunque no prepara al bautismo sino al ingreso a la hermandad. Los terciarios de órdenes con ramas masculina y femenina son seglares varones o mujeres que después de un noviciado de un año practican obediencia, pobreza y castidad compatibles con su estado, con frecuente oración en común, prédicas formativas y apostolado libre incluida la escuela, surgidos de los trinitarios en 1198, de los franciscanos hacia 1221, de los agustinos en 1256, de los dominicos en 1285, de los Siervos de María fundados por Santa Juliana Falconieri (+1341). La Beata María de Oignies (+1213) fundó beguinas en comunidades educativas femeninas sin votos, como los Hermanos y Hermanas de la Vida Común del diácono Gerardo Groot (1340-1384); Santa Rosa de Viterbo (1235-1253), Santa Margarita de Cortona (1247-1279) y Santa Ángela de Foligno (1248-1309) organizaron beatas educadoras en comunidad con votos privados para no tener que enclaustrarse. Santo Tomás de Aquino en su última cuaresma en 1273 predicó en dialecto napolitano una síntesis de la fe (credo y sacramentos), de la esperanza (padrenuestro) y de la caridad (Decálogo) en sermones breves, prácticos, vitales, apoyados en la Biblia como autoridad y como inspiración a la oración. San Raimundo Lulio en su Doctrina Pueril hacia 1273 orientó la educación y catequesis familiares con base en su experiencia de padre de familia. Crearon catequesis social para gobernantes, generales y nobles Paulino de Aquileya antes de 799, Alcuino de York en 801, el obispo Jonás de Orleáns (+843), Sedulio Scottus en 855, el arzobispo Hincmaro de Reims, Vicente de Beauvais, OP, Juan de Salisbury inició el género De Regimine Principum en que sobresale Santo Tomás de Aquino. Los primeros catecismos elementales fueron el Lay Folks Catechism de 1357 del cardenal John Thoresby, arzobispo de York y el Catecismo Vauriense del sínodo de Lavaur en 1369. Jean Charlier de Gerson (1363-1429), canciller de la universidad de París que enseñaba la doctrina a los niños, escribió para clérigos De cómo

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llevar a los niños a Cristo y un primer manual para niños: ABC de los sencillos. El arzobispo San Antonino de Florencia (1381-1459) escribió un Libretto della doctrina christiana donde introdujo diez mandamientos de la Iglesia sobre la vida sacramental.

Conclusión El pueblo incluso rural recibía una socialización religiosa mediante sacramentos, procesiones, peregrinaciones y devociones, que poco implicaban la conversión. La liturgia comunicó el misterio cristiano mediante los sacramentos con apoyo de la arquitectura, la escultura, la pintura la música, el canto, ciertas danzas y la poesía. La piedad popular se expresó también en el drama sacro, poesía, canto, música y danzas. El Oriente la fe no se comunica por la doctrina sino por la liturgia y la oración contemplativa ante íconos. Para gobernantes hubo catequesis social iniciada por Alcuino de York en 801 hasta culminar en De Regimine Principum de Santo Tomás de Aquino. San Raimundo Lulio en su Doctrina Pueril hacia 1273 orientó la educación y catequesis en familia con base en su experiencia paternal. Desde San Agustín las escuelas catedralicias y después las palatinas, conventuales y parroquiales comienzan preparando futuros clérigos y después amplían su destinatarios al pueblo. La iniciación cristiana se concentró en los noviciados de conventos masculinos y femeninos, en las órdenes terceras de seglares varones o mujeres, y en las cofradías, aunque no preparaban al bautismo. Las beguinas sin votos y las beatas con votos privados en algunas ciudades atendieron escuelas femeninas gratuitas. Los sínodos prescribieron enseñanzas mínimas, ampliando el credo al padrenuestro, el Decálogo, conocer virtudes, vicios, obras de misericordia, que se limitaron a lo doctrinal. Eso condujo a los primeros catecismos: el Lay Folks Catechism de 1357 del cardenal arzobispo John Thoresby en York, al Catecismo Vauriense del sínodo de Lavaur en 1369 y al ABC de los sencillos del canciller de la universidad de París Jean Charlier de Gerson hacia el 1400 y el Librito de la doctrina cristiana de San Antonino de Florencia con 10 preceptos de la Iglesia sobre vida sacramental.

Capítulo 5. En el Renacimiento, América y el Concilio de Trento El Renacimiento iniciado en Europa en el siglo XV, caracterizado por admirar la cultura de la Antigüedad, principalmente pagana, inició la secularización de la cultura en Europa. El Pbro. Erasmo de Rotterdam (1466-1536) renovó la teología al rechazar el uso decadente de los métodos escolásticos aunque admiró a Santo Tomás de Aquino, estudió en sus fuentes bíblicas el cristianismo y en pastoral propuso traducir los Evangelios y las epístolas para los más sencillos y los indígenas33. Creó un sistema de catequesis en tres niveles: 1) escribió en 1512 un manual elemental, Christiani hominis institutum (Instrucción del hombre cristiano) llamado después “catecismo menor”, para los niños de la Schola catechizationis de la catedral de San Pablo, atendidos en Londres por su amigo el deán John Colet, que en 1513 lo adaptó en su propio Katechyzon; 2) para jóvenes y adultos reflexivos hizo con gran originalidad lo que después se usa llamar “catecismo medio” o “catecismo de adultos”: Inquisitio de fide (Investigación de la fe) y 3) para párrocos, catequistas y padres de familia hizo en 1533 un manual teológico después considerado como “catecismo mayor”: Symboli Apostolorum, Decalogi praeceptorum, et Orationis dominicae explanatio (Explicación del Símbolo de los Apóstoles, de los preceptos del Decálogo y de la Oración dominical o del Señor, Dominus). En vez de enumerar piezas catequísticas de valor equivalente, sus catecismos presentan la fe en la palabra de Dios centrada en Jesucristo, la cual obra por la caridad (Ga 5, 6). Los cristianos enriquecieron con contenidos bíblicos, nuevas técnicas y estilos todas las artes, con las que colaboraron en la difusión y educación de la fe. En Italia Albertino Bellarati fundó en 1481 las primeras escuelas de catequesis para mantener el fruto de las misiones populares, apoyándolas con una fraternidad que, con el espíritu y método aportado por el Pbro. Castellino da Castello (1476-1566), San Carlos Borromeo (1538-1584) organizó con Estatutos como Cofradía de la Doctrina Cristiana, de duración multisecular. La terciaria franciscana Santa Ángela de Mérici (1474-1540) en 1535 creó la Compañía de

33 ERASMO de ROTTERDAM. Paráclesis, en: Ensayos escogidos. México, Secretaría de Educación Pública, 1984, 137-151.

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Santa Úrsula o ursulinas, con varias formas de consagración: célibes asociadas viviendo en familia de su trabajo, o comunidades con votos privados y apostolado educativo y catequístico, con lo que se anticipó a las congregaciones docentes masculinas. San Felipe Neri (1515-1595) organizó el Oratorio Festivo para entretener, educar y evangelizar muchachos de la calle, que aprendían con el canto la doctrina, la oración y la vida cristiana; inició en 1564 la comunidad de los Sacerdotes del Oratorio, sin votos ni gobierno central, dedicada a la educación y a la catequesis y recibió el apoyo del polifonista Juan Pedro Luis de Palestrina, que para ellos creó como nuevo género musical el Oratorio. Antonio Possevino, SJ, por primera vez separó la metodología en su Práctica del Catecismo (1592) de su Teología Catequética (1593), que fundó como ciencia teológica. El agustino Martín Lutero centró la acción eclesial en la Biblia, considerada única autoridad en la Iglesia, la tradujo al alemán en 1525, con su norma de “libre examen” dejó a cada uno su libre interpretación, comentó devotamente el Cántico de María34 y se separó de la Iglesia en 1520, iniciando la Reforma. En 1528 publicó su Pequeño catecismo en forma de letrero para exponer y explicar en casa lo necesario para llevar vida cristiana, en 1529 le agregó el subtítulo de Enchiridion para uso de los pastores y predicadores poco instruidos, un Prólogo y una Breve Exhortación a la Confesión con Dios o con el prójimo para liberarse “del Papa y sus adictos”, todo lo cual es su Catecismo menor, obra maestra de sencillez, claridad y fervor religioso35. En enero de 1529 escribió su Instrucción en cinco tablas que debe enseñar el padre a su familia, seguida de otras tres en marzo. Antepuso la memorización a la comprensión. En abril de 1529 llamó Catecismo mayor36 a un manual para los padres de familia en 40 preguntas rítmicas seguidas de un sencillo ritual familiar. Fue el gran divulgador de la palabra catecismo, con que llamó al manual y al proceso de aprender a ser cristiano. Su originalidad fue preparar a vivir cristianamente en familia y a madurar con la lectura personal de la Biblia, superando la enseñanza medieval memorística encaminada más a la confesión y a bien morir. Pidió a los concejales de las ciudades multiplicar las escuelas cristianas para superar el analfabetismo y hacer leer la Biblia. Organizó con responsables preparados los tres canales catequéticos existentes: familia, parroquia, escuela. El emperador Fernando I de Habsburgo pidió a los jesuitas componer un resumen de la doctrina cristiana para maestros y predicadores contra los errores de los reformadores. El encargado fue San Pedro Canisio, SJ, (1521-1597), quien hizo la mejor obra catequética individual de su época. Fernando I lo declaró texto oficial en 1554, antes de la publicación en 1555 de la Summa Doctrinae Christianae37, que puede considerarse un catecismo mayor por destinarse a estudiantes mayores y docentes universitarios, con temas para vivir como cristiano con sabiduría y justicia apoyados en unas 2.000 citas bíblicas y 1.200 patrísticas: 1) el Credo; 2) Pater y Ave Maria; 3) Mandamientos; 4) sacramentos, considerados “un muy eficaz remedio contra los pecados” y alimento de la vida teologal; y 5) la justicia por las virtudes frente a los pecados en vista de la salvación, donde enfrenta a los reformadores sin mencionarlos. Canisio presenta la conducta cristiana no como meta ni como medio, sino como resultado de la vida nueva en Cristo por la gracia del Espíritu. Procede por preguntas y respuestas sin intención de memorizar, con lenguaje concreto. En 1566 Canisio amplió temas conciliares: la fe, la justificación, la Iglesia, la transubstanciación, María Santísima y publicó su Catechismus Minor Latinus en 59 preguntas para niños, del cual hizo en 1575 la primera edición europea de un catecismo con grabados, que fueron 50. Su mayor éxito fue su “catecismo medio” de 1558 para adolescentes, Parvus catechismus catholicorum, que a su muerte llevaba 134 ediciones que predominó dos siglos en la catequesis alemana, alcanzando más de 400 ediciones, y traducciones a unas 50 lenguas38. Enfrenta las herejías con presentación serena de la

34 LUTERO. Obras. Salamanca, Sígueme, 1977, pp.176-204. Introduce este opúsculo con la invocación: “Que esta dulce madre de Dios me consiga capacidad de espíritu para comentar su cántico útil y profundamente”. Comienza afirmando que “la bienaventurada virgen María habla en fuerza de una experiencia peculiar por la que el Espíritu Santo la ha iluminado y adoctrinado”. Y sigue: “La dulce madre de Dios, por el ejemplo de su experiencia y por medio de su palabra nos dice la forma en que se tiene que reconocer, amar y alabar a Dios”. 35 LUTERO, M. Catecismo breve para uso de párrocos y predicadores en general, en: Obras. Salamanca, Sígueme, 1977. 36 LUTERO, M. El catecismo mayor. Buenos Aires, El Escudo, 1972 (1529). 37 Traducción castellana de 1558 en la Biblioteca Nacional de Madrid, signatura R 6257. 38 Llamado también Catechismus catholicus o Instructiones doctrinae christianae, traducido como Catecismo católico trilingüe, Madrid, Benito Cano, 1798.

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doctrina, respuestas concisas y claras, no abstractas sino penetradas de Escritura y de Padres de la Iglesia, aunque más como confirmación e ilustración de la enseñanza que como fuente. En 1589 hizo otro manual con imágenes y breves leyendas, Glaube zum anschauen (Fe para contemplar). San Ignacio de Loyola (1491-1556) hizo catequesis a niños durante sus estudios en Alcalá, Salamanca y París y en Roma. En París con los estudiantes San Pedro Fabro y San Francisco Javier. en 1533 hizo votos de pobreza y castidad en seguimiento a Cristo y a sus apóstoles. En 1540 Pablo III aprobó su Compañía de Jesús, dedicada al “progreso de las almas en la vida y doctrina cristiana, la propagación de la fe por el ministerio de la predicación, ejercicios e instrucción cristiana de los niños y de los ignorantes”. Ignacio fue beatificado en 1610 y canonizado con San Francisco Javier en 1622. El Maestro San Juan de Ávila (1499-1569) consejero de Santa Teresa de Jesús, de San Ignacio de Loyola, de San Juan de Dios, de San Francisco de Borja, de San Pedro de Alcántara, de San Juan de Rivera, de fray Luis de Granada y de otras personalidades, extraordinario evangelizador, a pedido del arzobispo de Granada entregó unos Memoriales para el Concilio de Trento39, donde pidió suprimir el latín en el rezo de las oraciones, sugirió crear pequeños colegios y preparar tres catecismos, en la línea de Erasmo: uno menor, “y será bien que sea un mismo catecismo para toda la cristiandad”; otro para adultos, más extenso y narrativo, y uno mayor, para sacerdotes. Felipe de Meneses en Luz del alma cristiana de 1554 hace una larga introducción sobre la espantosa situación de ignorancia religiosa. Expone el credo, los mandamientos de Dios y de la Iglesia, los pecados y las obras de misericordia, los sacramentos, los dones el Espíritu Santo y la oración40. Bartolomé Carranza de Miranda, OP (1503-1576) al acompañar tres años en Inglaterra a Felipe II con ocasión de su matrimonio con María I Tudor, encontró presbíteros que no sabían ni el Credo, por lo cual en 1557, escribió para ellos su Comentario sobre el catecismo cristiano41, con unas 3.000 citas bíblicas y cientos de los Padres de la Iglesia. Carranza, cardenal arzobispo de Toledo y primado de España, fue encarcelado en 1559. En 1576, año en que murió pocos días después de salir de la cárcel para cumplir unas penitencias con que se le conmutó la pena, su Comentario sobre el Catecismo cristiano fue agregado al Índice de Libros Prohibidos, del cual fue retirado en el siglo XIX. Fue la fuente principal del Catecismo de Trento42. Fernando de Valdés, presidente de la Inquisición de 1547 a 1566, hizo quemar públicamente en “autos de fe” muchas obras teológicas y pastorales, algunas de Fray Luis de Granada, de Fray Francisco de Vitoria, de San Roberto Belarmino, de San Francisco de Borja y del Maestro San Juan de Ávila, lo cual inhibió la creatividad catequística en España y América y acabó con el breve siglo de oro de la catequesis española. Para enfrentar el catecismo del reformador francés Juan Calvino, Edmond Auger, SJ (1530-1591) escribió con el mismo plan un catecismo medio43, donde contesta punto por punto las cuestiones debatidas, perdiendo la jerarquía de las verdades. Desde 1569 sus obras fueron sustituidas en Francia por las de San Pedro Canisio. En la invasión hispana, portuguesa, francesa, inglesa y holandesa en América el catecumenado fue escaso. Excepcionalmente en la isla Kiskeya, en la actual República Dominicana, fray Ramón Pané, lego catalán de

39ABAD, C. (ed.). SAN JUAN DE ÁVILA. Memoriales para el Concilio de Trento. “Miscelánea Comillas” (1945) 41-151. 40 VELO PENSADO, I. Felipe de Meneses: Luz del alma cristiana, Estudio preliminar y edición de…Madrid, Universidad Pontificia de Salamanca, 1978 (Valladolid 1554), pág. 152. 41 Amberes 1558, reimpreso en Madrid, BAC, 1972, y en edición crítica de J. I. TELLECHEA IDÍGORAS. El catecismo del Arzobispo Carranza. Madrid, Atlas, 1976. 42 RODRÍGUEZ, P. y LANZETTI, R.. El Catecismo Romano: fuentes e historia del texto y de la redacción. Bases críticas para el estudio teológico del Catecismo del Concilio de Trento (1566). Pamplona, Universidad de Navarra, 1972, 153-157. 43 Catéchisme et sommaire de la doctrine chrétienne, avec un formulaire de diverses prières catholiques et plusieurs advertissements pour touts estats, et manières de gens (1563).

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la orden de los jerónimos, realizó desde 1494 un catecumenado de dos años con la familia de un cacique, en la cual cuatro neófitos fueron protomártires de América. Se conocen los nombres de Juan Mateo Guatícaba y de Antonio de Macorís44. En Asunción el capellán Francisco de Andrada desde 1538 demoraba un año antes de bautizar indígenas carios, hasta que cambiaran sus costumbres. Era común adoctrinar a los indígenas con poco más que las cuatro oraciones (Credo, Padre Nuestro, Yo pecador y Salve Regina) y los mandamientos, para sacramentarlos cuando sabían lo suficiente, considerándolos cristianizados. Surgió una religiosidad de masas que mantuvo sumergidas pero presentes las religiones ancestrales. No mucho más exigió en 1512 el Concilio Provincial de Sevilla, metrópoli entonces de San Juan de Puerto Rico y alcanzó 22 diócesis americanas en 1546 cuando fueron hechas arquidiócesis México para Guatemala y Norteamérica, Santo Domingo para el Caribe y Lima desde León de Nicaragua al extremo sur en la parte hispana. Mandó a los que tenían cura de almas y confesores esmerarse en enseñar a los fieles y a los penitentes el Padre nuestro, Ave María, Credo y Salve, los sacramentos, el Decálogo, los pecados “mortales” (debiendo decir “capitales”) y las obras de misericordia, que debían nombrarse en una tabla visible en cada iglesia parroquial. Los conventos fueron los primeros centros de misión y catequesis en América. Los frailes cultivaban trigo y uva inexistentes antes acá, traídos por los conquistadores para poder celebrar la eucaristía. El error corriente entonces de considerar necesaria para la salvación la fe explícita en Jesucristo, impulsó vocaciones misioneras y movió a multitud de indígenas a pedir el bautismo por temor. Los tres franciscanos llegados en 1500 a Kiskeya bautizaron ese año al menos a tres mil indígenas con rito breve y escasa preparación. En 1526 en Honduras había quienes no exigían para el bautismo ni siquiera saber las cuatro oraciones básicas45. Desde 1535 en Perú se bautizaba a menudo por aspersión un centenar de indígenas luego de una sola plática. En 1537 Paulo III en la Constitución Altitudo exigió saber el catecismo y cumplir el Ritual. Don Alonso Manso (g.1512-1534), primer obispo en América en San Juan de Puerto Rico, que incluía desde 1511 Venezuela y la Guayana, quien asumió el 25 de diciembre de 1512, inició la costumbre de enviar a la capilla cada mañana a los niños y niñas indígenas de 6 a 12 años, y que los encomenderos fueran a misa con los indígenas los domingos y fiestas desde dos leguas alrededor de una iglesia46. Los religiosos aportaron cientos de traducciones de catecismos con esquemas mentales europeos. Robert Ricard en solo México entre 1524 y 1572 registra 109 obras en lenguas indígenas, 80 escritas por franciscanos47. Desde su llegada en 1511 a la ciudad de Santo Domingo, los dominicos decidieron aprender las lenguas, predicar en forma de narración histórica y vivir pobres para hacerse creíbles. Su superior fray Pedro de Córdoba inauguró la catequesis narrativa apropiada al indígena al escribir su Doctrina cristiana para instrucción e información de indios por manera de historia, pero la catequesis ordinaria persistió en la práctica de preguntas y respuestas teóricas Ellos iniciaron la defensa de los indígenas con los sermones de Adviento firmados por todos y encargados a fray Antonio de Montesinos, que originaron las leyes de Burgos de 1512 en favor de los naturales. Único diálogo intercultural en la época hispánica fue el de los doce primeros apóstoles franciscanos con los sabios nahuas, registrado por Bernardino de Sahagún, OFM, en Coloquios y Doctrina Cristiana48 El Beato Pedro de Gante, OFM, fue el primer maestro de la inculturación de la fe. Empleó los

44 PANÉ, O.S.H., Fray Ramón. Relación acerca de las antigüedades de los indios. Nueva versión con estudio preliminar, notas y apéndices por José Juan ARROM. M´dexico, Buenos Aires, Madrid6, 2008 (1974).. 45 DIEZ, Z., Historia de la Catequesis de Honduras, Tegucigalpa, Centro de Publicaciones del Obispado de Choluteca, 1993, 37. 46 HUERGA, OP, A. La implantación de la Iglesia en el Nuevo Mundo. Ponce, Universidad Católica de Puerto Rico, 1987, 135. 47 CAYOTA, M. La Iglesia Indiana: un anhelo en gestación, en: Indoafroamérica: cinco siglos de historia franciscana. Montevideo, Centro Franciscano de Documentación Histórica, 1993,7-75, pág. 67. 48 Coloquios y Doctrina Cristiana con que los doce frailes de San Francisco, enviados por el papa Adriano VI y por el emperador Carlos V, convirtieron a los indígenas de la Nueva España. Los diálogos de 1524, dispuestos por fray Bernardino de Sahagún y sus colaboradores Antonio Valeriano de Azcapotzalco, Alfonso Vegerano de Cuauhtitlán, Martín Jacobita y Andrés Leonardo de Tlatelolco, y otros cuatro ancianos muy entendidos en todas sus antigüedades. Edición facsimilar, introducción, paleografía, versión del náhuatl y notas de Miguel León-Portilla. Universidad Nacional Autónoma de México, 1986. Esta edición incluye la traducción castellana del capítulo 14, ausente en el manuscrito descubierto en el Archivo Secreto Vaticano por el P. Pascual Saura, OFM, y publicado en 1924 en su versión castellana por el P. José María Pou y Martí, OFM, transcrito por Juan Guillermo Durán en su Monumenta Catechetica Hispano Americana I, 313-352.

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procedimientos de los calmecac aztecas en una educación cristiana innovadora, en lengua náhuatl con lenguajes plásticos y musicales autóctonos; importó en 1523 las cofradías donde se formaban fraternalmente españoles, indígenas, negros, mestizos, mulatos y zambos y creó un catecismo en pictogramas sin palabras, que parejas de catequistas salían a explicar desde su cultura. Las culturas azteca, maya, inca y otras de América tenían la tradición de representar mitos y epopeyas mediante coreografías acompañadas de poesía, canto y música, que pronto los franciscanos Andrés de Olmos y Luis de Fuenzalida, entre otros religiosos, usaron para comunicar los misterios cristianos. Los franciscanos Beato Pedro de Gante, Luis de Fuenzalida y Francisco Jiménez y pusieron desde el comienzo la doctrina en verso náhuatl. Fray Domingo de Vico, OP, llegado a Guatemala en 1544, escribió las coplas atribuidas hasta 1986 al P. Luis Cáncer49. Su Theologia Indorum expone el mensaje cristiano en forma de historia de la salvación en lenguas cakchiquel, quiché y z'utujil50. Por otra parte, los maestros de capilla en las iglesias principales enseñaban la polifonía que se estaba produciendo en Europa y componían obras corales sacras de alto nivel. Desde 1537 el chantre en la catedral de Cartagena de Indias Juan Pérez Materano (+1561) enseñó música y canto llano y polifónico, sobre lo cual escribió un tratado, y con sus melodías atraía a la iglesia de mañana a los esclavos negros que llegaban a América por ese puerto. En Buenos Aires el capellán del campamento militar Juan Gabriel Lezcano enseñó en 1536 a los indígenas música y canto junto con la doctrina cristiana51. En 1538 al levantarse dicho campamento se trasladó junto al fuerte de Asunción, abriendo también escuela para niños indígenas y españoles, con lo cual comenzó la catequesis sistemática en Paraguay. El Pbro. Bartolomé de Las Casas (1484-1566) al descubrirse en Cuba cómplice de la opresión de los indígenas mientras preparaba su homilía de Pentecostés de 1514 sobre Eclesiástico 34, 21s: “La vida del pobre depende del poco pan que tiene; quien se lo quita es un asesino. Quitarle el sustento al prójimo es como matarlo; no dar al obrero su salario es quitarle la vida”, renunció a su encomienda de indígenas. Hizo una experiencia misionera sin escolta militar en Cumaná, en Venezuela actual, y al fracasar por intervención de piratas cazadores de indígenas, entró en 1522 de dominico como discípulo de fray Pedro de Córdoba. Escribió desde 1523 el primer tratado de misionología, De unico vocationis modo52, donde fundamentó la misión pacífica y rechazó en la catequesis los castigos. Influyó sobre la bula social Sublimis Deus de Pablo III de 1537, que defendió los derechos de los indígenas a sus propiedades, a su autogobierno y a ser llamados a la fe por el buen ejemplo y la predicación, y puso la base misionológica de la posterior iniciación cristiana. Hubo niños indígenas repetidores en la enseñanza de la doctrina, entre los cuales los primeros mártires de la catequesis en América: el Beato Cristóbal de Atlihuetzía, de trece años en 1527, y en 1529 el Beato Antonio de Tizatlán, de trece, con su criado el Beato Juan, de doce, colaboradores en Tlaxcala de franciscanos y dominicos. El primer obispo de Lima fray Jerónimo de Loayza, OP, en una influyente Instrucción, ordena en 1545 que en los pueblos pequeños, niños bien preparados enseñen la doctrina cristiana. En 1551 el I Concilio Provincial de Lima manda en su amplísima provincia eclesiástica a los sacerdotes, preparar en cada pueblo tres o cuatro muchachos en buenas costumbres, en saber las oraciones de la mañana y de la noche, la bendición de las comidas, leer, escribir y contar, para que den doctrina cada día a los niños y niñas. El I Sínodo de Santa Fe (de Bogotá) manda también en 1556 dejar a muchachos esta tarea. El I Sínodo de Quito en 1570 llamó con razón coadjutores y no catequistas a estos niños repetidores. Desde 1532 en Nueva España se mencionan indígenas llamados alguaciles, que

49 BOSSU, E.M. Un manuscrito K'ekchí del siglo XVI. Transcripción paleográfica, traducción y estudio de las coplas atribuidas a fray Luis Cáncer. Guatemala, Universidad Francisco Marroquín, p. 196. Tesis inédita. 50 LLADO, Marie. "Theologia Indorum" (1553, cuatro tomos) de la Biblioteca Nacional de París, en: Evangelización y Teología en América (siglo XVI). Pamplona, Universidad de Navarra, 1990, 947-954. 51 BASSENHEIM, Norah von, Historia de la música en la Argentina. Buenos Aires, Acervo Editora Argentina, 2006, 13. 52 LAS CASAS, OP, B. de. Del único modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religión. Introducción y notas por Lewis Hanke. Versión española de Atenógenes Santa María. Advertencia preliminar, edición y anotación del texto latino por Agustín Millares Carlo. México, F.C.E., 1942. Ver BARREDA, OP, J.A. Ideología y pastoral misionera en el "De unico vocationis modo" (B. de Las Casas, OP). Madrid, Instituto Pontificio de Teología, 1981, también en “Studium” XXI-2 (1981) 187-354.

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fiscalizan la vida cristiana en los pueblos, con facultad para castigar infracciones como la borrachera, la idolatría, el amancebamiento y la profanación de un sacramento, bajo la autoridad civil. El I Concilio Limense en 1551 confió a los llamados también fiscales la atención espiritual de los enfermos graves y ayudando a bien morir, con lo que gradualmente tuvieron rol de catequistas. El Pbro. Pedro de Quiroga denunció en Perú en 1563 que tanto a los fiscales como a los niños repetidores de la doctrina se les daba poca formación, por lo cual los indígenas estaban sacramentados pero poco catequizados53. Entre muchos otros laicos, en 1509 un soldado anónimo enfermo fue dejado en la isla de Cuba, encargado a unos indígenas. Agradecido, aprendió su lengua y fue su catequista, por lo cual ellos levantaron el primer templo cubano, donde colocaron una imagen de la Santísima Virgen54. Catalina de Miranda, sobrina del conquistador de Chile Pedro de Valdivia, fue distinguida catequista de indígenas, tal como la princesa inca Beatriz Clara Coya, esposa del gobernador del mismo reino Martín García Oñez de Loyola55. María Santísima, llamada de Guadalupe, agració en 1531 con visiones al chichimeca San Juan Diego Cuauhtlatoatzin y dejó su imagen en su tilma o manto, de características inexplicables por la ciencia56, y con sus favores a los necesitados aceleró la evangelización El oidor Vasco de Quiroga, después obispo de Michoacán, al crear desde 1531 los pueblos hospitales o de Santa Fe de suficiente autonomía económica y autogobierno con colaboración de indígenas, donde los únicos españoles eran los religiosos misioneros encargados del poder judicial, inició una educación cristiana comunitaria única en la historia de la catequesis que después aplicaron franciscanos, mercedarios, dominicos y finalmente jesuitas. En México hubo 159 de estos pueblos hospitales entre los siglos XVI y XVII. Pedro de Betanzos, OFM, fundó en Centroamérica más de 200 “pueblos de indios”, que no excluían españoles. El obispo de Lima fray Jerónimo de Loayza, OP, publicó en 1545 una Instrucción de la orden que se ha de tener en la doctrina de los naturales, y en el I Concilio Provincial exigió treinta días de preparación al bautismo. Influyó desde el año siguiente en las otras provincias eclesiásticas. .Fray Juan de los Barrios en Santa Fe de Bogotá exigió dos meses de preparación al bautismo solicitado libremente, y no bautizar niños sin uso de razón contra la voluntad de sus padres. No consta larga preparación de los bautizos de indígenas en las primeras décadas en Brasil. La catequesis indígena en Brasil, descubierto en 1500, comenzó en 1550 una vez instalados los jesuitas del P. Manuel de Nóbrega57 llegados en 1549. La primera catequesis sistemática en Brasil comienza con la escuela encargada por el superior jesuita Manuel de Nóbrega poco después de llegar en marzo de 1549, según escribe: "El Hermano Vicente Rijo enseña la doctrina a los niños cada día, y también tiene escuela para leer y escribir"58. Su catequista de Pernambuco María da Rosa construyó la casa de Nuestra Señora de las Nieves, donde poco antes de 1576 se fue a vivir en la primera comunidad de terciarias franciscanas

53 QUIROGA, Pedro de. Libro intitulado "Coloquios de la verdad". Trata de las causas e inconvenientes que impiden la doctrina e conversión de los indios de los reinos del Piru. Valladolid, ICI – Seminario Americanista de la Universidad de Valladolid, 1992 (1563). 54 ENCUENTRO NACIONAL ECLESIAL CUBANO. Documento final e Instrucción Pastoral de los Obispos. La Habana, 1986, nn. 63 y 86. 55 ROSALES, S.J., D. de. Historia General del Reyno de Chile, Flandes indiano. Santiago, Universitaria, 1969 (1878) 351. 56 Richard Kuhn, premio Nobel de Química, comprobó en 1936 que la imagen no tiene colorantes naturales. Un estudio al infrarrojo realizado en 1979 ha diferenciado la parte original de la imagen que comprende el rostro, las manos, la túnica rosa y el manto azul, de sorprendente luminosi-dad a pesar de la falta de apresto y de barniz en el tosco tejido, respecto de agregados posteriores en franco deterioro, según Philip CALLAHAN y Jody SMITH. La tilma de Juan Diego: ¿técnica o milagro? Estudio analítico al infrarrojo de la imagen de Ntra. Señora de Guadalupe. México, Alhambra Mexicana, 1982, cit. en: ALCALA ALVARADO, MSpS, A. Santuario de Guadalupe: la sagrada imagen y las ciencias, en CELAM, Nuestra Señora de América, Documentos CELAM 102, Bogotá, 1988, II, 9-49. Un ingeniero peruano al ampliar a escala 2.500:1 las pupilas de la imagen identificó personajes allí impresos: un indígena sentado; un anciano calvo de barba concuerda con el retrato de Zumárraga realizado por Miguel Cabrera; un joven que puede ser el intérprete Juan González; Juan Diego abre su manto ante el obispo; una negra sirviente del obispo y un blanco que mira pensativo: José ASTE TONSMANN, Los ojos de la Virgen de Guadalupe. Un estudio por computadora electrónica, México, Diana, 1981, cit. en ALCALÁ ALVARADO MSpS, A., ob. cit. 57 LUSTOSA, OP, O. de Figueiredo. Catequese católica no Brasil. Para uma história da evangelização. Sao Paulo, Paulinas, 1992. 58 E. HOORNAERT. A evangelização do Brasil durante a primeira época colonial, en: História Geral da Igreja na América Latina. II. História da Igreja no Brasil. Petrópolis, Vozes, 1979, 105s.

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regulares de Brasil59. En 1553 como aspirantes a jesuitas Leonardo do Vale de quince años y San José de Anchieta de diecinueve, al naufragar en su llegada a Brasil convivieron con los indígenas, lo que les permitió después contribuir en diccionarios, gramáticas y catecismos en lenguas locales. Fray Pedro Palacios, OFM, (+1570?) vivió desde 1558 en una gruta hecha santuario de Nuestra Señora de la Peña cerca de Villa Velha, hoy Vitória do Espíritu Santo. Compartía sus limosnas con otros pobres, rezaba tercia con los indígenas aimorés y enseñaba catecismo a los niños60. Fray Toribio de Benavente, OFM o Motolinía y fray Luis de Fuensalida, OFM, fundaron en 1528 un colegio para más de cuatrocientas niñas indígenas a cargo de Catalina Bustamante .en el palacio de Netzahualcoyotzin. En 1529 unas damas españolas en Texcoco enseñaban doctrina y labores, y algunas aprendían a leer en las cartillas catequísticas. En 1530 partieron a México unas terciarias franciscanas de Salamanca y otras sevillanas con quienes fray Juan de Zumárraga, OFM, erigió el Colegio de la Madre de Dios. Catalina Bustamante viajó en 1535 al Consejo de Indias y obtuvo apoyo para fundar con maestras sevillanas en Texcoco otro colegio indígena femenino, mientras Elena Medrano fundó el convento de la Concepción. Tres damas de nombre Isabel fundaron en 1563 en Osorno, Chile, la primera congregación autóctona de América, en un monasterio que dedicaron a Santa Isabel de Hungría, que pronto amplió su dedicación a la oración y a la penitencia con la educación de las indígenas, entre las cuales admitió novicias. En 1534 llegaron a Quito los franciscanos de los Países Bajos Josse van Rycke, llamado Jodoco Rique, y Pieter Gosseal, llamado Pedro Gocial. Enseñaron en los veinte años siguientes a los indígenas "todos los géneros de oficios... hasta muy perfectos pintores, y escritores, y apuntadores de libros". Al formar Fray Pedro Gocial artistas plásticos indígenas, originó la importante corriente pictórica del área andina llamada escuela quiteña. En 1552 se integró el P. Francisco Morales, OFM, quien organizó el colegio de San Andrés como internado para los pobres indígenas, mestizos y huérfanos españoles61. El concilio de Trento entre 1545 y 1563 enriqueció el contenido de la catequesis, a) con su doctrina de que la fe se funda en la Biblia y en la tradición permanente de la Iglesia interpretada auténticamente por el Papa y los Obispos; b) con el canon o lista de los libros de la Sagrada Escritura incluyendo los deuterocanónicos del AT; y c) con dogmas sobre el pecado original, la justificación, los sacramentos, el purgatorio y las indulgencias. Ordenó publicar un Catecismo para Párrocos como texto de referencia doctrinal, dejando amplia libertad metodológica confiada a las iniciativas apostólicas, y en liturgia mandó publicar el Misal llamado de San Pío V, y además dio orientaciones sobre el arte sacro. En catequesis mandó al obispo supervisar la enseñanza religiosa de los maestros, sin limitarse a normarla; prescribió dar los domingos y fiestas fuera de la misa instrucción religiosa a los adultos mediante personas responsables, y otra distinta a los niños, sobre todos los elementos de la fe y la obediencia como base de la conducta moral, además de prepararlos a comenzar a confesarse y comulgar. Responsabilizó al clero de la catequesis, lo que inhibió la iniciativa de los laicos. Su propuesta de 1546 de elaborar un catecismo de preparación la lectura de la Biblia se desvirtuó cuando Alonso Castro, OFM, teólogo del cardenal Pedro Pacheco, logró que el Concilio restringiera la difusión popular de la Biblia para evitar herejías. El Catecismo para párrocos o Catecismo Romano apareció en 1566. Se propone despertar el deseo de conocer a Jesucristo y de seguirlo, dejándose arrebatar por el amor de Dios, meta de los mandamientos y felicidad única del ser humano, amor del cual surge toda práctica de virtud cristiana. Trata: 1) de la fe y del Símbolo; 2) de los sacramentos 3) del decálogo y 4) de la oración y del padrenuestro. Las dos primeras partes presentan la iniciativa de Dios y las dos últimas la respuesta correcta del hombre, esquema tomado de Santo Tomás de Aquino. Clarifica la doctrina católica sin polemizar con las herejías, con riqueza bíblica, patrística y de magisterio eclesial, proponiéndola a la contemplación admirativa y al compromiso activo,

59 VAN DER VAT, OFM, Fr. Odulfo, The first Franciscans of Brazil. “The Americas” V (1949) 18-30. 60 PEREIRA, OFM, M., Actividad evangelizadora y cultural de los franciscanos portugueses en el Brasil durante el s. XVI, en: Actas del II Congreso Internacional sobre Los Franciscanos en el Nuevo Mundo (siglo XVI), Madrid, Deimos, 1988., 913. 61 ZAMORA, OFM, H. Educación franciscana del indígena americano, en: Actas del I Congreso Internacional sobre Los Franciscanos en el Nuevo Mundo, l.c., 251-292, p. 263-267.

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con gran calidad espiritual y pastoral. Sin embargo, muchos lo interpretaron sólo como una explicación doctrinal. En consecuencia, surgió gran creatividad catequística, aparecieron los primeros catecismos diocesanos y muchos de autores. San Roberto Belarmino, SJ, (1542-1621) escribió una Doctrina Cristiana Breve, una Declaración más copiosa, de carácter conceptual y polémico y para los predicadores una Declaración del Símbolo. Al conocer los manuales de San Pedro Canisio consideró innecesarios los suyos62. El belga Juan Leunis, SJ, (1532-1584) fundó la Congregación Mariana para el apostolado laical, que se amplió a las Hijas de María. San José de Calasanz (1556-1648), español fundador en Roma de escuelas pías a cargo de su congregación de escolapios, escribió catecismos escolares. El Beato César de Bus (1544-1607), fue maestro de la metodología. catequística, dejó Instrucciones familiares y fundó la Congregación de la Doctrina Cristiana para educación y catequesis. San Vicente de Paul (1581-1660) fundó la Congregación de la Misión o vicentinos y con Santa Luisa de Marillac las Hijas de la Caridad; escribió el Pequeño Catecismo de la Misión. Adrián Bourdoise (1584-1655) fundó en su parroquia de San Nicolás del Chardonnet en París un seminario para formar sacerdotes catequistas, y elaboró catecismos. Juan Jacobo Olier (1608-1657), fundador de los Sacerdotes de San Sulpicio, escribió un Catecismo Cristiano y creó en su parroquia el llamado método de San Sulpicio, de gran duración. Jacobo Benigno Bossuet (1627-1704) obispo de Meaux, escribió Política sacada de las Sagradas Escrituras, antecesora de las encíclicas sociales, el Catecismo de Meaux y Catecismo de las fiestas y solemnidades. Claude Fleury (1640-1723) en su Catecismo histórico rechaza el lenguaje teológico y las narraciones dudosas, reprobado por jansenista, pero muy difundido. Francisco Fenelón (1651-1715), en La educación de las jóvenes promueve catequesis agradable mediante imágenes, poesía y música, y ver la mano de Dios en los acontecimientos. San Juan Bautista De La Salle (1651-1719) fundó los Hermanos las Escuelas Cristianas y, pionero de la catequesis escolar en Francia, publicó en tres niveles su catecismo Deberes del Cristiano que en el siglo XIX completó 300 ediciones, centro de un sistema pastoral escolar que prepara a vivir bien con apoyo testimonial de la familia y de los maestros, y con apoyo litúrgico de la parroquia. En España al inhibir la Inquisición la creatividad, predominaron desde el siglo XVI hasta el siglo XX y también en Hispanoamérica las Doctrinas Cristianas de los jesuitas Gaspar Astete, muy ampliada por Gabriel Menéndez Luarca, y Jerónimo de Ripalda, aumentada por Juan Antonio de la Riva, fusionadas por Santiago José García Mazo con su lenguaje ajeno a la Biblia, a la liturgia y a la vida actual. Diego de Ledesma, SJ (1519-1575), hizo metodología en De modo catechizandi y escribió una Dottrina Christiana breve de 23 páginas con 99 preguntas y respuestas, muy traducida. Publicaron catecismos en inglés Lawrence Vaux y Henry Tuberville, influyentes después en los Estados Unidos de América y la Venerable Mary Ward fundó en 1609 para la educación católica la Congregación de Jesús. En Alemania el arzobispo Johannes von Schönenberg y también Nikolaus Cusanus, SJ escribieron una metodología catequística y un tratado de teología catequética.

Conclusión Erasmo de Rotterdam acogió la admiración por la Antigüedad sin aceptar la secularización de la cultura a que conducía el Renacimiento. Renovó la teología con el estudio de la Biblia, y la catequesis por medio manuales renovados: un catecismo menor para niños, otro medio para adolescentes y adultos reflexivos uno mayor para sacerdotes, catequistas y padres de familia, diversificando los destinatarios. Martín Lutero inició la Reforma que originó nueva división del cristianismo en varias Iglesias, apoyadas por los estados alemanes y nórdicos, el ginebrino y los británicos. Surgieron numerosos catecismos más extensos que las enumeraciones doctrinales medievales y, en lo cualitativo, con preocupaciones de ortodoxia, integridad de contenido, ordenamiento sistemático y precisión doctrinal. Enfrentaron la espantosa ignorancia religiosa detectada por Lutero en Alemania, Calvino en Francia, Felipe de Meneses en España, fuente de vicios, injusticias, herejías y perdición. Reformadores y católicos compitieron con catecismos para la familia, la escuela y la parroquia. Surgieron nuevos agentes laicos con la Cofradía de la Doctrina Cristiana impulsada por San Carlos Borromeo, mujeres laicas y religiosas docentes con las ursulinas fundadas Santa Ángela de Mérici, y religiosos sacerdotes como los jesuitas de San Ignacio de Loyola, entre los cuales San Pedro Canisio elaboró excelentes catecismos en los tres niveles propuestos por Erasmo y 62 Cit. J. A. JUNGMANN, SJ. Catequética. Barcelona, Herder, 1966, 33.

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uno en imágenes con breves leyendas para los más sencillos. En América los agentes de la iniciación cristiana fueron primero los religiosos, y ejemplarmente el lego jerónimo Fray Ramón Pané, primero en realizar en América un catecumenado de adultos que formó incluso futuros mártires, y los dominicos con su testimonio de iniciar la defensa de los indígenas sistematizada por fray Bartolomé de Las Casas; los obispos que legislaron sobre la formación de cristianos, comprometieron también religiosas, sacerdotes y laicos europeos y nativos adultos y también niños y muchachos coadjutores para ello, pero fue casi nulo el acceso de indígenas al sacerdocio. Los contenidos fueron al comienzo muy insuficientes en lo doctrinal y en la exigencia de vida cristiana para recibir el bautismo, hasta que se legisló sobre eso. Los lenguajes fueron variadas expresiones artísticas autóctonas e importadas y multitud de idiomas locales, con sólo algunos casos de inculturación por maestros como los franciscanos el Beato Pedro de Gante, Bernardino de Sahagún, Jodoco Rique, Pedro Gocial, , el dominico Fray Domingo de Vico, el jesuita San José de Anchieta y otros. El resultado fue en general la incorporación de los indígenas como súbditos de los imperios coloniales en calidad de bautizados trabajadores, con algunos casos de santidad, buena iniciación de los que participaron largos años en pueblos de indios económicamente autogestionados o ingresaron como religiosos o en cofradías o se formaron en colegios masculinos o femeninos, con mayoría sacramentados pero poco catequizados, como observó en el siglo XVI el Pbro. Pedro de Quiroga, y cantidad difícil de ponderar que conservaron sincreticamente sus creencias y prácticas ancestrales. El Concilio de Trento enriqueció el contenido de la catequesis con la doctrina de que la fe se basa en la Biblia y en la tradición interpretadas auténticamente por el Papa y los obispos, al establecer el canon bíblico, con dogmas especialmente vinculados a la salvación y al mandar publicar el Catecismo para Párrocos o Catecismo Romano como referencia doctrinal para la catequesis, con sólida estructura teológica, sin ánimo polémico y con gran inspiración espiritual, dejando libertad metodológica, pero restringió la difusión de la Biblia. Dio orientaciones para el arte sacro, que en lo sucesivo ha animado la vida de fe, e hizo renovar el Misal. En cuanto a los agentes, exigió a los obispos supervisar la enseñanza religiosa escolar y confió la catequesis a los párrocos, sin dar iniciativa a los laicos. Como instrumentos surgieron en Europa variedad de tratados de teología catequética, catecismos diocesanos, y muchos autores en diversos países han compuesto manuales para distintos destinatarios, los padres de familia, los adultos y jóvenes, los niños, los maestros de escuela, los párrocos y nuevos agentes laicos o religiosos de ambos sexos por inspiración de fundadores de organizaciones laicales y de personal de especial consagración.

Capítulo 6. En el Concilio Vaticano II San Juan XXIII convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II (1962-1965) “para que las enseñanzas y los preceptos cristianos se apliquen perfectamente en la compleja vida diaria y sirvan para la edificación del Cuerpo místico de Cristo y el cumplimiento de su misión sobrenatural”63. Este objetivo renovó la catequesis. Si el Concilio no dedicó un documento a la catequesis, casi todos la mencionan64. Sus cuatro grandes constituciones renovaron los cuatro ámbitos de la misión eclesial, con impacto en la catequesis. La Constitución Dei Verbum (DV) renovó radicalmente el contenido. Centrado en Jesucristo Profeta, Maestro y sobre todo Palabra de Dios. Enseña que Dios actúa hasta hoy con hechos y palabras en una historia de salvación (DV 2). Renovó la interpretación bíblica superando el fundamentalismo apegado a la letra, llamando la atención sobre los géneros literarios y sobre el modo de pensar, de expresarse, de narrar que usa cada hagiógrafo (DV 12). Reconoce que los libros del Antiguo Testamento “aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros, nos enseñan la pedagogía divina” (DV 15). Exige a los

63 JUAN XXIII, Constitución Apostólica Humanae Salutis por la que convoca el Concilio Vaticano II, 9. 64 VALLADOLID, F.S.C., José María. La educación de la fe según el Concilio Vaticano II. Textos catequéticos conciliares. Salamanca – Tejares, Sígueme – Instituto Pontificio San Pío X, 1967.

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ministros de la Palabra “leer y estudiar asiduamente la Escritura” (DV 25). Puso la Palabra de Dios contenida en la Biblia y en la Tradición apostólica al centro de la vida de la Iglesia (DV 21). Exhorta a evitar la exageración y la mezquindad al alabar a María Santísima (LG 67). Su capítulo VI originó la animación bíblica de la pastoral y. mandó dar a los fieles fácil acceso a la Sagrada Escritura (DV 22). La Constitución Lumen Gentium (LG) renovó la comunidad, fuente y meta de la catequesis. Cambió una visión jurídica estática de la Iglesia por otra más teológica y dinámica como “sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (LG 1). Identifica el mensaje central de la catequesis como la llegada del reino de Dios por Cristo Salvador (LG 5). Llama Iglesias las legítimas reuniones locales de los fieles unidas a sus pastores (LG 26) lo que promovió las pequeñas comunidades de base como lugares de catequesis. Cambió la visión piramidal de la Iglesia con el Papa y los obispos en la cumbre y los laicos abajo, por la de pueblo de Dios de bautizados con igual dignidad y misión aunque diferentes funciones (LG 30-38) y multiplicó los catequistas seglares, antes cosa excepcional65. Fundamentó la catequesis familiar en todas sus formas (LG 11b; ver GEM 3a; AA 11b). Favorece la vinculación del catequista con la comunidad educadora por ser la Iglesia Madre en la maduración de la fe (LG 64). La Constitución Gaudium et Spes (GS) llamó la atención al entorno de la catequesis y exigió una catequesis para el compromiso activo al promover el servicio en lo social (GS 47-52; 77-90), lo cultural (GS 53-62), lo económico (GS 64-72) y lo político (GS 73-76) con base en la dignidad del ser humano como imagen de Dios (GS 14-16). Hace obligatoria la doctrina social de la Iglesia (GS 43). Abrió el diálogo evangelizador de la Iglesia con las culturas de hoy (GS 53-54), con las artes y las ciencias humanas (GS 57; 62) para un mejor servicio a la justicia y a los pobres (GS 63) y la defensa de los derechos humanos (GS 73). La Constitución Sacrosanctum Concilium (SC) promueve mediante la catequesis una liturgia festiva y pascual (SC 6), participativa (SC 14-15; 30), inculturada (SC 19; 36.2; 37), misionera (SC 48) y educativa por sus signos (SC 59b). Exige formar a los cristianos para la práctica del sacramento del perdón (SC 109b). Manda: “Incúlquese…por todos los medios la catequesis más directamente litúrgica” (SC 35, 3). Mandó revivir en países de cristiandad más antigua el catecumenado, usual en las misiones de Asia desde el siglo XVI y desde el XIX en África (SC 64). Cambia como destinatario preferente el adulto en vez del niño, para darle modelo y acompañante. Siete documentos renuevan la misión catequística de los responsables. El Decreto Christus Dominus (CD) manda a los obispos promover catequesis de calidad, que describe (CD 14; ver PO 6d y GEM 4) adaptada a los problemas actuales (CD 13). Pide catequesis integrada en la pastoral orgánica (CD 17a). En vez de publicar un catecismo universal, que se discutió, ordenó componer un Directorio Catequístico (CD 44). El Decreto Presbyterorum Ordinis (PO) manda a los presbíteros promover catequesis para cultivar su vocación con libertad y caridad (PO 6b). Promueve al laico, pues deben presidir como hermanos servidores porque todos edifican la Iglesia (PO 9ab). Manda interesar en la catequesis por las necesidades apostólicas de la Iglesia y por las vocaciones de especial consagración (PO 11). Señala la responsabilidad catequística de la comunidad (PO 6d). El decreto Optatam totius (OT) exige formación catequética para los seminaristas (OT 19), y exhorta a todos los educadores cristianos a cultivar las vocaciones de especial consagración (OT 2a).

65 El catequista por escasez de clero se consideraba como suplente ayudante: “Por medio de (la Cofradía de la Doctrina Cristiana) encontrarán los párrocos, especialmente donde sea escaso el número de sacerdotes, ayudantes laicos para la enseñanza de la catequesis”. PÍO X, Encíclica Acerbo nimis” V, 4.

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El Decreto Apostolicam Actuositatem (AA) afirma el derecho y el deber apostólico de todo bautizado (AA 3a). La catequesis debe formar para el apostolado (AA 30c). Los seglares requieren formación apropiada (AA 29a), para ver, juzgar y actuar según el Evangelio (AA 29f), para “entablar diálogo con los demás, creyentes o no creyentes, a fin de manifestar a todos el mensaje de Cristo” (AA 31a); para defender la doctrina católica y atestiguarla con la vida (AA 31a) y para intervenir en las instituciones según la moral social de la Iglesia (AA 31b). El Decreto Ad Gentes (AG) promueve la evangelización respetuosa de la libertad y de la conciencia y orienta la iniciación y el crecimiento cristianos (AG 13b). Describe el catecumenado posterior a la conversión inicial (AG 14). Compromete a la comunidad eclesial en la iniciación cristiana (AG 14d). “Cultívese también el espíritu ecuménico entre los neófitos” (AG 15e). Valora a los catequistas ”como cooperadores eficaces del orden sacerdotal”66 (AG 17ab). Manda multiplicar escuelas diocesanas y regionales de formación de catequistas con buena doctrina católica bíblica y litúrgica orientada a la santidad de vida, método catequético y praxis pastoral (AG 17). Sugiere hacerlos ministros con misión canónica67. Promueve centros catequéticos superiores68 (AG 31). La Declaración Gravissimum Educationis Momentum (GEM) proclama el derecho universal a una educación integral para la libertad y la responsabilidad hacia los demás (GEM 1) y el derecho de los cristianos a la educación cristiana en el Cuerpo místico de Cristo (GEM 2), recuerda a los padres su deber de primeros y principales educadores de sus hijos, a quienes han de introducir en la sociedad y en el pueblo de Dios (GEM 3a; 6)); proclama el derecho de la Iglesia a educar y a anunciar la salvación (GEM 3c); define el objetivo de la catequesis: “que ilumina y robustece la fe, nutre la vida con el espíritu de Cristo, conduce a una consciente y activa participación del misterio litúrgico y excita la acción apostólica” (GEM 4). Destaca la importancia de la escuela y la vocación de los educadores (GEM 5) el servicio de los miembros de la Iglesia en las escuelas no católicas (GEM 7) en la escuela católica (GEM 8-9) y en las facultades de ciencias sagradas para que se comprenda cada vez mejor la revelación divina (GEM 11). El Decreto Inter mirifica (IM) anima al uso apostólico pronto, vigoroso, actualizado, previniente, diligente y eficaz de los medios de comunicación social (IM 15b). Manda dar catequesis de la comunicación social (IM 16). Tres documentos mejoran el trato a las personas de otras confesiones o sin fe. La Declaración Dignitatis Humanae (DH) define la libertad religiosa (DH 2), sus consecuencias sociales (DH 4e), incluso el derecho educativo de los padres de familia (DH 5) y los deberes del cristiano sobre la verdad cristiana (DH 14d). El Decreto Unitatis Redintegratio (UR) compromete a la Iglesia Católica con la unidad de los cristianos (UR 1) y a la catequesis para la unidad de los cristianos (UR 6b), con comunicación dialogal y no polémica en servicio a la verdad (UR 11). Reservó el ecumenismo teológico a los peritos (UR 9) y pidió a todos los fieles participar en el ecumenismo espiritual (UR 8) y social (UR 12). La Declaración Nostra Aetate (NA) exhorta a evitar en catequesis “lo que no esté conforme a la verdad evangélica y al espíritu de Cristo” en el diálogo con miembros de otras religiones (NA 4f).

Conclusión El Concilio Vaticano II declara el derecho de todo cristiano a la educación en la fe y el de la Iglesia a educar y anunciar la salvación. Proclama la excelencia de la escuela cristiana y de los educadores cristianos para la escuela católica y no católica. Define la catequesis y cuándo es de calidad. En cuanto a los agentes, declara la responsabilidad catequística de la comunidad, exige formación catequética de los

66Lo de cooperadores del clero (trabajadores con, co-laboradores) se explica mejor en PO 9ab, al decir que la edificación del Cuerpo de Cristo fue encargada a todos los fieles. 67 CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE. El Servicio del Coordinador de Catequesis Parroquial (Ad experimentum por tres años). Santiago, 2005. 68 En Chile se creó en 1992 el primer centro en Latinoamérica para preparar licenciados romanos formadores de catequistas, que desde 2007 es Magíster en Educación Religiosa con especialidad en Pastoral Catequética en la Universidad Católica Silva Henríquez.

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seminaristas, considera al catequista y a su interlocutor como miembros del pueblo de Dios de bautizados con igual dignidad y misión aunque con diferentes funciones, con lo que promovió una multiplicación inimaginable de catequistas laicos. Fundamentó la catequesis familiar en todas sus formas. Ve al catequista incorporado a la Iglesia en cuanto Madre en la maduración de la fe, en una pastoral orgánica. Exige al catequista formación con asidua lectura y estudio de la Sagrada Escritura, un ejercicio con hechos y palabras, promueve escuelas diocesanas y regionales de formación de catequistas y centro superiores de reflexión y formación catequética. En cuanto a los interlocutores de la catequesis, cambió como destinatario preferente el adulto en vez del niño, para dar al niño modelos y acompañantes. En cuanto a los interlocutores, pide respetar su libertad y su conciencia, formar laicos en ver, juzgar y actuar según el Evangelio. Llamó la atención al entorno de la catequesis y exigió una catequesis para el compromiso activo al promover el servicio en lo social, lo cultural, lo económico y lo político con base en la dignidad del ser humano como imagen de Dios y por tanto hizo obligatoria la doctrina social de la Iglesia, manda dar catequesis de la comunicación social, para la unidad de los cristianos y para el diálogo con otros creyentes y con no creyentes en forma no polémica; promovió una catequesis de calidad, integrada en la pastoral orgánica, adaptada a los problemas actuales; abrió el diálogo evangelizador de la Iglesia con las culturas de hoy, con las artes y las ciencias humanas para un mejor servicio a la justicia y a los pobres y la defensa de los derechos humanos. Promueve mediante la catequesis una liturgia festiva y pascual, participativa, inculturada, misionera y educativa por sus signos. En cuanto al contenido considera que la Revelación o Palabra de Dios está contenida en la Biblia y la Tradición, que constituye el centro de la vida de la Iglesia; por eso orienta la interpretación bíblica para superar el fundamentalismo literalista y estima como mensaje central de la catequesis la llegada del reino de Dios en Cristo Salvador. En cuanto a los interlocutores exige darles amplio acceso a la Sagrada Escritura. En cuanto a la relación con la Iglesia, la entiende como sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano; promueve la animación bíblica de toda su acción; considera la comunidad eclesial local como fuente, lugar y meta de la catequesis, ya que toda comunidad local de fieles unida a sus pastores es Iglesia, por tanto, las pequeñas comunidades de base son lugares de catequesis. En cuanto a instrumentos, considera la Biblia el primer manual de catequesis y ordenó componer un Directorio Catequístico (CD 44). Entre las metas de la catequesis pide promover una catequesis para cultivar su vocación con libertad y caridad; promover una liturgia festiva y pascual, participativa, inculturada, misionera y educativa por sus signos. Exige formar a los cristianos para la práctica del sacramento del perdón. Manda realizar “la catequesis más directamente litúrgica” y revivir en países de cristiandad más antigua el catecumenado. Capítulo 7. En la Conferencia General de Aparecida Los obispos en Aparecida69, después de analizar las consecuencias del cambio de época para la evangelización, decidieron que “el proceso catequístico formativo…para la iniciación cristiana sea asumido en todo el Continente como la manera ordinaria e indispensable de introducir en la vida cristiana, y como la catequesis básica y fundamental” (DA 294). La forma principal de iniciación cristiana es el catecumenado para no bautizados (DA 288). Esta renovación exige una conversión pastoral, “requiere nuevas actitudes pastorales de parte de obispos, presbíteros, diáconos, personas consagradas y agentes de pastoral” (DA 291). Proponen: 1) Meta personal, formar discípulos misioneros (DA 14; 297); meta social, que nuestros pueblos en Cristo tengan vida (DA 384), la cual implica una catequesis social incisiva (DA 505). 2) Etapas: a) un proceso misionero de variable duración es previo a la iniciación (DA 277).

69 V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE. Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan Vida. “Yo soy en Camino, laz Verdad y la Vida (Jn 14, 6). Aparecida, Documento Conclusivo. Santuario Nuestra Señora Aparecida, Brasil, 13 al 31 de mayo 2007. Se abrevia: DA. El Discurso Inicial de Benedicto XVI: DI

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b) Como respuesta a esas “aspiraciones profundas” se presenta el kerygma para el encuentro personal con Jesucristo… c) “que lleve a la conversión, al seguimiento en la comunidad eclesial y a una maduración de fe en la práctica de los sacramentos, el servicio y la misión” (DA 289; 278). d) La iniciación plena al misterio es la “catequesis mistagógica” (DA 290), 3) Destinatarios: además de los adultos y jóvenes no bautizados, los adultos bautizados no suficientemente evangelizados o alejados, los niños bautizados y los no bautizados que, habiendo escuchado el kerygma, quieren abrazar la fe (DA 293). 4) Lugares para formar discípulos son las formas de presencia de la comunidad creyente: a) la familia (DA 302), especialmente mediante la catequesis familiar (DA 303); b) la parroquia renovada (DA 170; 304-306) y las pequeñas comunidades centradas en la Eucaristía (DA 180); c) la escuela católica y la no confesional (DA 330; 481-483), mediante formadores de discípulos misioneros (ver DA 338), con responsabilidad especial de las universidades católicas (DA 341-342); 5) Agentes: a) el Obispo con el proyecto diocesano orgánico de formación (DA 281; ver DGC70 274-275); b) el personal especialmente consagrado a formar discípulos misioneros (DIA 5); c) el personal laico, señaladamente los catequistas (DA 211). 6) Condiciones comunicativas: a) el encuentro con Jesucristo, renovado constantemente por el testimonio personal, el anuncio del kerygma y la acción misionera de la comunidad (DA 6.2.1a); b) el acompañamiento espiritual y pastoral (DA 282; DA, Mensaje Final 3; 5); 7) Contenido: la Palabra de Dios que es Jesucristo, atestiguado en la Escritura y en la Tradición (DV 10), explicado con instrumentos como el Catecismo de la Iglesia Católica, el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (DI 3 l), el Compendio de la doctrina social de la Iglesia” (DI 3n; DA 299), el Directorio ecuménico (DA 231), abarca: a) Contenido formativo del ser de personalidades capaces de asumir la propia historia y sanarla, de vivir cristianamente en un mundo plural con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior, que maduren en comunidad en contacto con la realidad y abiertas al Misterio de Cristo como la Virgen María para celebrarlo y comunicarlo a impulso del Espíritu (DA 280; 284; 292). b) Contenido formativo del saber agradecido y gratificante del amor recibido del Padre gracias a Jesucristo por el Espíritu Santo que viven en nosotros (DA 14; 17; 109), adquiriendo conciencia semejante a la de María, discípula misionera por excelencia, que en su Cántico se muestra profética y comprometida ante su realidad (DA 451), para la dignificación y redención de la humanidad (DA 104; 387-390), extendiendo la comunión mediante la Iglesia que encamina a los discípulos de Jesús a la santidad (DA 137-142) y a la transformación de la historia (DA 151) para hacer de la humanidad un pueblo de hijos y hermanos (DA 524), comenzando por la unidad entre los cristianos (DA 227). Capacita para el diálogo entre la fe y las culturas (DA 229; 465), para iluminar con el Evangelio y el magisterio eclesial las cuestiones éticas (DA 465), particularmente la ética social y política (DI 3), para el uso crítico de los medios de comunicación social (DA 486f), y favorecer la objeción de conciencia ante leyes injustas (DA 436; ver 469i). c) Contenido formativo del saber hacer, que orienta al discípulo misionero a la liturgia principalmente eucarística (DA 191; 251-252) y penitencial (DA 254), y desciende a sugerencias metodológicas, tales como tomar como punto de partida educativo la piedad popular (DA 262), especialmente la piedad popular mariana (DP 290; 300); adecuar el lenguaje, las estructuras, las prácticas pastorales, los horarios

70 CONGREGACIÓN PARA EL CLERO. Directorio General para la Catequesis. 1997.

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(DA 518); integrar en los programas el conocimiento, el sentimiento y el comportamiento (DA 518); favorecer el empleo del arte en la catequesis, con la excelencia técnica y profesional requeridas (DA 499; 518 l); recurrir a los medios de comunicación contemporáneos (DI 3m; DA 485a; 489); estudiar y considerar las pedagogías adecuadas y atrayentes para la educación de la fe (DA 441f; DA 446d); dedicar tiempo amable y constructivo a los pobres (DA 397); visitar con afecto a los enfermos, encaminándolos a los sacramentos (DA 420). 8) Resultados esperados: a) la renovación misionera para comunicar vida en el propio territorio (DA 167; 169; 370); b) la misión transformadora de la sociedad hacia estructuras más justas (DA 385) en una convivencia con bienestar y paz (DA 404)

Conclusión Catequesis en Aparecida es sinónimo de iniciación cristiana, entendida como iniciación a la vida cristiana, no sólo ritual, obviamente incompleta porque no encamina a la vida nueva en Cristo. Toda forma de catequesis debe inspirarse en el catecumenado de iniciación cristiana de adultos. Epílogo En el futuro próximo se esperan novedades exigentes si se cumple lo propuesto para catequesis en Dei Verbum por Benedicto XVI y entusiasmantes con el gran aporte catequético de Francisco en Evangelii Gaudium, que inspirarán La alegría de iniciar cristianos en el cambio de época, Nuevas Orientaciónes para la catequesis en América Latina, que prepara el CELAM.