trabajo infantil : no es jugando

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Trabajo infantil: No es jugando ¿Cuál es la realidad de los niños trabajadores en Nicaragua? Y ¿cómo se compara con la de otros niños que gozan de mayores oportunidades? Axel Gámez tiene la piel oscura y tostada por el sol A sus ocho años no estudia, según él, porque no tiene útiles escolares. Pero sabe contar el dinero que obtiene como vendedor ambulante. Su escuela ha sido la calle. Esta tarde, en las cercanías de El Malecón de Managua, Axel vende tajaditas de mango, a cinco córdobas la bolsa. Tiene una capacidad casi ilimitada para convencer de la bondad de su producto. Bien podría vender una taza de café en pleno desierto. En un país como Nicaragua, sin embargo, su historia no parece excepcional, sino que se repite miles de veces a lo largo y ancho del país. Según la Encuesta Nacional sobre Trabajo Infantil, realizada por última vez en 2005, 13 de cada 100 niños y adolescentes, unos 238 mil aproximadamente, tienen que trabajar. Y el 2.4 por ciento de todos los niños trabajadores tienen entre 5 y 9 años, como Axel. Pero puede que Axel no sea parte de estas estadísticas, pues la encuesta misma reconoce que no se tomó en cuenta el trabajo doméstico, diversas formas de trabajo en el sector informal, ni el trabajo familiar no remunerado. En otras palabras, la cifra podría ser aún mayor.

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Situación del Trabajo infantil en Nicaragua

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Page 1: Trabajo infantil : No es Jugando

Trabajo infantil: No es jugando

¿Cuál es la realidad de los niños trabajadores en Nicaragua? Y ¿cómo se compara con la

de otros niños que gozan de mayores oportunidades?

Axel Gámez tiene la piel oscura y tostada por el sol

A sus ocho años no estudia, según él, porque no tiene útiles escolares. Pero sabe contar

el dinero que obtiene como vendedor ambulante. Su escuela ha sido la calle.

Esta tarde, en las cercanías de El Malecón de Managua, Axel vende tajaditas de mango,

a cinco córdobas la bolsa. Tiene una capacidad casi ilimitada para convencer de la

bondad de su producto. Bien podría vender una taza de café en pleno desierto.

En un país como Nicaragua, sin embargo, su historia no parece excepcional, sino que se

repite miles de veces a lo largo y ancho del país.

Según la Encuesta Nacional sobre Trabajo Infantil, realizada por última vez en 2005, 13

de cada 100 niños y adolescentes, unos 238 mil aproximadamente, tienen que trabajar.

Y el 2.4 por ciento de todos los niños trabajadores tienen entre 5 y 9 años, como Axel.

Pero puede que Axel no sea parte de estas estadísticas, pues la encuesta misma reconoce

que no se tomó en cuenta el trabajo doméstico, diversas formas de trabajo en el sector

informal, ni el trabajo familiar no remunerado.

En otras palabras, la cifra podría ser aún mayor.

Page 2: Trabajo infantil : No es Jugando

Las razones de Axel

Basta con preguntarle a este pequeño por qué vende en las calles para que se

suelte: "Vendo para ayudarle a mi mama, que también vende en los semáforos de El

Nuevo Diario. Todo lo que hago se lo doy a ella. Hoy vendo mangos, pero también he

vendido agua helada, chicles, caramelos, cigarros".

"Tengo cinco hermanos, que también venden en otros puntos. A mí me toca sólo aquí

(en El Malecón)".

¿Y tus hermanos chiquitos van a la escuela?

No, porque no tenemos para los útiles escolares —repite.

Cuenta que sus padres están divorciados y que su papá no les da nada. Sólo los zapatos

que anda puestos.

Descoloridos y excesivamente grandes para su talla.

¿Y no te gustaría ir a la escuela? ¿Qué quisieras ser cuando seas grande?

Sí me gustaría y sería, no sé, lo que Dios me mande.

En el 2005, tres de cada 10 niños o adolescentes trabajadores señalaron que trabajan

para contribuir a hacer frente a los gastos del hogar, como Axel.

También aseguraron que casi nueve de cada 10 córdobas que ganaban se los entregaban

a sus familias.

Page 3: Trabajo infantil : No es Jugando

Empezando a madurar

Esteban Acevedo, un adolescente de 15 años que trabaja en un taller de vulcanización,

no comparte el 90 por ciento de su salario con su familia, pero contribuye a pagar parte

de la factura de servicios básicos.

Dice que trabaja porque le gusta andar dinero en la bolsa, y para no pasar sin hacer nada

en las tardes. En las mañanas, cursa tercer año de secundaria.

“Como tengo a mi tío que es el dueño de esto (una vulcanizadora) entonces le dije que

le iba a venir a ayudar después de clases y me paga, según como esté la semana, 200,

300 o 350 córdobas”, dice Esteban mientras revisa el aire de la llanta de un vehículo.

Y a pesar que recibe menos del salario mínimo estipulado por la ley, Esteban por lo

menos recibe un salario.

Según la encuesta, a seis de cada 10 niños trabajadores sus empleadores no les pagan.

Esteban tampoco está entre el 43 por ciento de los menores de edad que trabajan y no

asisten a la escuela.

Él tiene aspiraciones y familiares que le han dicho que la única manera de salir adelante

es estudiando.

“Mi mamá me aconseja que siga estudiando y cuando salga de la secundaria me

gustaría estudiar ingeniería eléctrica”, dice Acevedo, quien no sabe que el doce por

ciento de los niños y adolescentes nicaragüenses que trabajan no saben leer ni escribir.

Page 4: Trabajo infantil : No es Jugando

Según las estadísticas, la situación es particularmente crítica para los niños y

adolescentes del campo.

Ahí, el porcentaje de analfabetismo entre los menores trabajadores equivale a dos de

cada diez.

“Para ayudar a mi mamá”

Carlos Salazar tiene apenas 11 años pero responsabilidades de adulto.

Se le puede encontrar todas las tardes en las cercanías de la Estación Cuatro de la

Policía con una cajita de lustrar zapatos.

Los huesitos de Carlos se aprecian débiles, como de pájaro, y cuando carga su caja de

lustrar parece que se va a desplomar.

Pero en realidad ya está acostumbrado al peso. Desde hace tres años paga por su

alimentación, y la de sus hermanos, con lo que gana lustrando zapatos: entre 35 y 80

córdobas, dependiendo del día.

Como el mayor de cuatro hermanos le toca ayudar a su mamá, una vendedora de ropa

ambulante en el Oriental.

Pero a diferencia de Axel, Carlos va a la escuela, junto a dos de sus hermanos en edad

escolar.

Axel y Carlos, sin embargo, tienen muchas cosas en común: ninguno debería trabajar,

según la legislación nicaragüense, que estipula que la edad mínima para laborar es de 14

años.

No obstante, según el Ministerio del Trabajo, casi cuatro de cada diez niños trabajadores

(unos 86 mil 400 en el 2005) tienen menos de 14 años.

Y además, según un documento de la Comisión Nacional para la Erradicación

Progresiva del Trabajo Infantil y Protección del Adolescente Trabajador (CNEPTI):

Page 5: Trabajo infantil : No es Jugando

“Los niños y las niñas que laboran por debajo de la edad mínima lo hacen en trabajos

peligrosos, como en minas y canteras, agricultura, silvicultura, caza y pesca”.

Según este documento, cerca de la mitad de las personas adolescentes trabajadoras

también “labora más horas que las permitidas por la ley, ha sufrido accidentes laborales

y utiliza herramientas peligrosas sin equipos de seguridad”.

Mientras, una inspección realizada por el Ministerio del Trabajo (MITRAB) entre enero

y septiembre de 2007 encontró que 86 empresas a nivel nacional tenían como

empleados a niños y adolescentes.

Aunque de los 437 casos encontrados, sólo 38 eran menores de 14 años.

Aún así, esto es demasiado. Antes que trabajar, estos niños deberían tener tiempo para

estudiar, jugar, pintar y cantar.

Esa no debería ser la rutina de unos pocos privilegiados, sino la de todos los niños de

Nicaragua.

Las peores formas de trabajo infantil

(y los lugares de mayor riesgo)

1. Picar piedra (especialmente grave en Chinandega)

2. Cortar café (Matagalpa y Jinotega)

3. Cultivar palma africana (Kukra Hill, RAAS)

4. Cultivar naranjas (Río San Juan)

5. Trabajar en ganadería (Boaco y Chontales)

6. Extraer piedra pómez (Masaya)

7. Sembrar tabaco (Estelí y Jalapa)

8. Fabricar tejas y ladrillos (León y Ocotal)

9. Vender en la calle (Managua, Chinandega y Ocotal)

10. Recoger basura (Managua, Chinandega)

11. Extraer piedrín (Chinandega)

12. Trabajar como maletero (Somoto)

Según el Código del Trabajo, Los niños y adolescentes no deben:

Laborar más de seis horas diarias. Pero, según el MITRAB, ese es el caso de seis de

cada 10 menores trabajadores.

Trabajar en horarios nocturnos. Sin embargo la encuesta del 2005 dice que el 10 por

ciento laboraba en horarios nocturnos.