trabajo final weber

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Santiago López Zuluaga 1020781914 Itayosara Rojas Herrera 1022394918 Mi papá me Kafka 1 Abstract En el presente texto se propone realizar un análisis crítico de la obra El Proceso, de Franz Kafka, a la luz de la teoría sociológica de Max Weber. Para ello se hará primero una reseña extensiva de la obra y luego se producirá una comparación en tres ejes: desmitificación/racionalización del mundo, tipos ideales de dominación y Gobierno burocrático, esta última tomada de Hannah Arendt. Ello con el fin de establecer cómo se le presenta a la literatura los procesos sociales que Weber describe en su quehacer sociológico, e identificar allí otro tipo de aproximación a la realidad, no dependiente del andamiaje teórico científico. Introducción El Proceso es una novela -presuntamente inacabada- escrita por Franz Kafka, publicada de forma póstuma, en 1925, por su editor y amigo cercano Max Brod. Brod hizo caso omiso de la sugerencia de Kafka en su testamento, quien le sugirió quemar la totalidad de los manuscritos luego de que él muriera. El Proceso es el fruto de uno de los manuscritos más grandes (el otro corresponde a El 1 Graffitti que se hallaba en el Jardín de Freud. 1

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Weber 2014

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Page 1: Trabajo Final Weber

Santiago López Zuluaga 1020781914

Itayosara Rojas Herrera 1022394918

Mi papá me Kafka1

Abstract

En el presente texto se propone realizar un análisis crítico de la obra El Proceso, de

Franz Kafka, a la luz de la teoría sociológica de Max Weber. Para ello se hará primero

una reseña extensiva de la obra y luego se producirá una comparación en tres ejes:

desmitificación/racionalización del mundo, tipos ideales de dominación y Gobierno

burocrático, esta última tomada de Hannah Arendt. Ello con el fin de establecer cómo

se le presenta a la literatura los procesos sociales que Weber describe en su quehacer

sociológico, e identificar allí otro tipo de aproximación a la realidad, no dependiente del

andamiaje teórico científico.

Introducción

El Proceso es una novela -presuntamente inacabada- escrita por Franz Kafka,

publicada de forma póstuma, en 1925, por su editor y amigo cercano Max Brod. Brod

hizo caso omiso de la sugerencia de Kafka en su testamento, quien le sugirió quemar la

totalidad de los manuscritos luego de que él muriera. El Proceso es el fruto de uno de

los manuscritos más grandes (el otro corresponde a El Castillo) que Brod debió ordenar

y editar para su futura publicación. Si bien el relato concluye, el último subtítulo se titula

El Final, Brod recalca que Kafka le había advertido que aún faltaba mucho camino para

la culminación del mismo. El libro, por ello, tiene un final abrupto, donde transcurre una

gran cantidad de tiempo como dentro de una caja negra.

La reseña del libro se hará de forma crítica e intensiva, pues nos expandimos más en

los pasajes que consideramos más importantes para el desarrollo del trabajo. Por ello

haremos más énfasis en la narrativa que teje el hilo conductor del proceso, y no tanto

(aunque sí se mencionará) los líos amorosos y laborales a los que el personaje

1 Graffitti que se hallaba en el Jardín de Freud.

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principal se ve arrojado. La finalidad de este trabajo consiste en realizar un análisis de

la novela de Kafka a la luz de la teoría sociológica de Max Weber. Para ello se tomarán

fundamentalmente dos aspectos de la teoría de Weber, y se usará uno complementario

de la filósofa alemana Hannah Arendt. De Weber tomaremos la visión de la

modernización como proceso de racionalización del mundo, de desmitificación.

También recurriremos a las categorías sobre tipos de dominación para dar cuenta de la

amalgama de tipos ideales que hay en el universo Kafkiano. Finalmente tomaremos de

Arendt la noción de Gobierno de la Burocracia, porque la consideramos una autora que

retoma múltiples elementos de la teoría weberiana.

Resumen de la obra El Proceso

Muy propio de Kafka (también ocurre en La Metamorfosis), el texto abre con una de sus

frases más famosas: “Alguien debió de haber calumniado a Josef K., porque sin haber

hecho nada malo, una mañana fue detenido”. La novela narra la historia de Josef K (o

simplemente K, como lo nombrará Kafka), apoderado de un banco que se enfrenta con

un proceso judicial que ha sido llevado en su contra. La novela inicia, como ya se dijo,

con la detención de K, quien es notificado de que se encuentra arrestado el día de su

cumpleaños número treinta. Es asaltado en su habitación (vive en una dependencia)

por dos hombres vestidos de negro. K se encuentra molesto, y le preocupa que su

trabajo en el banco se vea perjudicado por su nueva condición de arrestado. Sin

embargo un encargado de mayor rango ingresa en el cuarto de su vecina le aclara que

su detención no le impedirá desarrollar su vida cotidiana, pero debe tener en cuenta

que se ha iniciado un proceso en su contra. Además del encargado y los dos guardias

en el cuarto hay otras tres personas, empleados del banco que fueron traídos para que

K no llegase solo a su trabajo. A la llegada del trabajo siente la necesidad de explicar la

situación a su vecina, la Señorita Bürstner, cuyo cuarto fue desorganizado. Ello termina

en un breve romance de una noche.

A K se le notifica por teléfono que debe asistir el domingo a un interrogatorio en un

barrio periférico de la ciudad, sin especificar la hora ni el lugar exacto. Al colgar

intercambia incómodas palabras con el subdirector del banco, quien es su rival

profesional. Éste lo invita a un viaje en Yate el domingo, a lo que K debe declinar por la

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necesidad de asistir al interrogatorio. Si bien no le especificaron la hora, K decide llegar

allí a las 9am, hora de apertura de los juzgados. Una vez en el barrio se ve en apuros

para encontrar el lugar exacto del interrogatorio, y pregunta en un edificio puerta por

puerta por un carpintero, sólo con el fin de poder mirar hacia dentro.

En un momento toca a una puerta y le abre una señora con delantal, él pregunta por el

carpintero inventado y ella lo invita a seguir. K, desubicado, entra y encuentra al

juzgado sesionando en una estrecha, oscura y bajita sala, tan estrecha que algunos

tenían almohadones para evitar que su cabeza se maltratara con el techo. La sala

estaba repleta de gente bien vestida. Había una pequeña plataforma donde estaba

sentado el juez, que lo invitó a seguir a pesar de su tardanza (en la búsqueda había

perdido una hora). El juez permanece en silencio, y K le reprocha la corrupción e

ineficiencia del aparato jurídico, a lo que el juez hace oídos sordos pero los múltiples

espectadores aplaudían o callaban según la situación. Ante la pasividad del juez K

desespera, esgrime un último discurso y sale de la sala enfurecido, ante la atónita

mirada de los espectadores. El juez le advierte que está cometiendo un error, y que su

renuncia a un interrogatorio podría resultar crucial en el desenlace de su proceso. Una

vez K sale del cuarto donde se estaba sesionando el ruido reanuda, más fuerte que

antes.

K esperaría durante una semana entera una nueva citación, que no llegaría. Consideró

prudente volver a presentarse al tribunal el domingo siguiente a la misma hora. Al llegar

a las 9, ya conociendo el camino, encontró una casa de familia limpia y aseada. Le

abre la misma señora que le abrió la ocasión pasada. Al pasar a la sala del tribunal, la

encontrará como una sala de una casa. La señora le explicará que su esposo es Ujier

de los juzgados, y que le permiten vivir en ese sitio con la condición de que se celebren

allí los interrogatorios. La mujer confiesa que es acosada por un estudiante distinguido

del juzgado, y éste entra en la sala y la lleva por unas escaleras estrechas. Una vez el

Ujier llega a casa le explica a K que allá arriba están las oficinas de los funcionarios, e

invita a K a acompañarlo a entregar un documento.

Las estrechas escaleras conducían una puerta que, una vez abierta, arrojaba al ujier a

un nuevo escalón, mencionó que eso es sólo el principio de la hostilidad de las oficinas

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de los funcionarios. Una vez adentro observa, atónito, lo absurdo del sitio. La oficinas

están repartidas en un estrecho pasillo con múltiples ramificaciones, y a los

funcionarios se los ve o quietos, o charlando, u observando en el vacío. K se pregunta

cómo, con la cantidad de procesos que deben atender, pueden estar perdiendo el

tiempo de esa forma. El ambiente de las oficinas es denso, el tejado de madera es

calentado por el sol de forma que el aire dentro se convierte en irrespirable. Cuando K

espera fuera de una oficina al ujier, no logra soportar el ambiente y dos funcionarios

deben ayudarlo a sentarse, primero, y luego a salir de las oficinas. Con sólo respirar el

aire de afuera K se recupera y regresa a su casa.

Luego de un tiempo, donde K buscará fallidamente a la señorita Bürstner, quien ahora

compartiría su habitación con la señora Montag, afrancesada y detestable. En el

capítulo V se narra cómo en una noche de trabajo normal, K se da cuenta de unos

extraños gemidos, en la búsqueda por su origen abre una puerta que conducía a un

cuarto útil que nunca había notado. Dentro ve una escena que lo avergonzará: un

verdugo golpeaba con un palo a dos de los hombres que el inspector había llevado a

su casa. K se había quejado de que ellos desordenaran la habitación de la señorita

Bürstner, pero no previó dicho castigo. Intentó convencer al verdugo de que los librara,

sin éxito. Finalmente debió dejarlos a su suerte, cerrar la puerta y convencer a los

curiosos de otros pisos que se trataba de un perro gimiendo en el patio trasero. Esta

imagen no se borrará fácilmente de la mente de K.

El transcurso de su proceso lo tendría casi sin cuidado hasta la llegada de su tío (y

tutor), un terrateniente adinerado y con importantes contactos llamao Albert. Él se

mostrará preocupado, pues el proceso de K perjudica no sólo a Josef sino también a la

familia en su totalidad. Su tío lo persuadió de acudir a un abogado, viejo amigo de él.

Cerca a los sitio del interrogatorio, en un barrio periférico de la ciudad, se encontraba

aquel importante abogado. Tocaron a la puerta varias veces, hasta que una enfermera

les abriera y les comunica que el abogado Huld se halla enfermo. Sin embargo Albert le

recuerda que él es un viejo amigo de Huld. La enfermera concede a avisar sobre la

presencia del tío de K al abogado, quien les permite pasar. Una vez la enfermera sale

de la sala Albert comienza a explicarle la situación de su sobrino. El abogado, tumbado

en una cama, se anima al darse cuenta que no correspondía a una visita de enfermo

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sino una entrevista de trabajo. Por ello revela la identidad de un nuevo participante de

la conversación, que se hallaba escondido en la penumbra, el jefe del negociado, quién

no dirá su nombre. Tuvieron una fluida conversación encriptada en términos

jurisprudenciales sobre la situación de K, hasta que se escuchó afuera de la habitación

un sonido de una porcelana rota, que rompió la conversación. K se ofreció a salir para

ver lo que pasaba, a la salida se encontrará a Leni (la enfermera), quien le reprochará

su tardanza en salir. K tendría con ella un amorío breve, que Albert le reprochará a la

salida de la casa del abogado, pues no había vuelto a aparecer y retrazó a su tío un par

horas. Albert consideró este acto como poco protocolario y falto de tacto.

La quietud del proceso frustrara a K, debido a que su abogado no hacía nada por lograr

llevar su proceso a buen término, incluso consideró llevarlo a cabo con sus propias

manos, intentando hacer sus Memorias. Sin embargo el proceso iría, paulatinamente,

apoderándose de la mente de K, quien ya no podría rendir en su trabajo de la forma en

la que lo hacía antes. En ese contexto ejerciendo su trabajo en el banco, como

apoderado, K recibe a un importante industrial con el que previamente había realizado

negocios. Su distracción le impide ponerle atención al negocio, cosa de la que el

industrial se da cuenta. El subdirector, en acto de superioridad, decide él recibir al

industrial, quitándole a K el poder sobre ese negocio. A la salida, el industrial se dirige a

K para hablar de su proceso. K se sorprende de que esté enterado de ello, sin embargo

le presta atención, porque asegura tener información útil para su proceso. El industrial

mencionó a un pintor, que le hace algunos cuadros y que trabaja retratando a jueces y

conoce bien los intrincados caminos de la jurisprudencia. Da el contacto a K, quien

decide ir a visitarlo independientemente de dejar 3 asuntos pendientes, de los cuales el

subdirector también se encargará.

La dirección conducía a un deprimido sector de la ciudad. En el último piso de un viejo

edificio se hallaba la puerta del pintor Titorelli, custodiada por un grupo de niñas. Una

vez dentro (no sin la oposición de las niñas), K decide entregarle la carta de

recomendación del industrial. Se distraen en conversaciones sobre el oficio del pintor

antes de tocar el tema central: el proceso de Josef. El pintor recalcará que el oficio en

el juzgado tiene un carácter hereditario, y que él tiene inmunidad por ello.

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Page 6: Trabajo Final Weber

Cuando K pide su opinión sobre el proceso, Titorelli le dirá que tiene tres desenlaces

posibles: absolución real, absolución aparente y aplazamiento. El primero está fuera de

su alcance, pues Titorelli le recuerda a K que el juzgado no emite ningún proceso que

no esté seguro de ganar de antemano, que es sordo a todo tipo de pruebas. Sin

embargo aún tiene dos posibilidades. La absolución apartente consiste en pedir ayuda

al pintor, que recogerá las firmas de cuantos jueces pueda, para probar por un

documento legal la inocencia de K. Con esto el tribunal archivará el proceso, pero es

sólo aparente en la medida en que en cualquier momento otro juez puede reanudar el

proceso y volver a arrestar al acusado. Esta opción requiere de un esfuerzo

concentrado, y una vez libre el acusado debe ser consciente de que puede perder la

libertad en cualquier momento. En este sentido introduce la tercera opción, el

aplazamiento. Éste consiste en dejar el proceso en sus instancias primarias, sin

permitirle avanzar hacia el acusatorio. Así el proceso siempre se mantendrá en un

estado de no-resolución, y el acusado podrá gozar de tranquilidad. K se retiró,

prometiendo volver a buscarlo para darle a conocer su decisión. Antes de irse el pintor

le hace comprar algunos cuadros, y le sugiere no salir por la puerta por la que entró,

sino por otra que estaba trancada por la cama de Titorelli, para evitar a las molestas

niñas. Una vez abre la puerta K se percata de que tras ella había, como en la otra casa

del suburbio, oficinas del juzgado.

Las citas con el abogado Huld se mantendrán constantes, así como sus encuentros

con Leni. La frustración por la quietud de su proceso no sólo lo llevaría a visitar al

pintor, o a intentar hacer él mismo las memorias, sino que incluso le había llevado a

tomar la decisión de prescindir totalmente de los servicios del abogado. En una de esas

citas se encontrará con un comerciante de apellido Block, también cliente de Huld.

Mientras Leni sirve la cena al abogado, K y Block establecen una conversación sobre el

Huld. Block y K hacen un trato, Block hablará de su proceso siempre y cuando K le

revele algún secreto del suyo, en aras de una igualdad de condiciones. Block confiesa

que la ineficiencia del abogado que lo había llevado a recurrir a los servicios de otros

cinco abogados, cosa de la cual Huld no debería enterarse. Sin embargo advirtió a K lo

vengativo que el abogado podría ser. Una vez Leni regresó a la sala y llamó a K. Antes

de abrir la puerta Block le recuerda la promesa, a lo que K responde: “prescindiré de

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los servicios de Huld”. Leni y Block se avalanchan a intentar interrumpir a K, pero él se

adentra en el cuarto y cierra con seguro.

Una vez dentro, y luego de divagar sobre el estado del proceso de K, él hace pública su

decisión de quitar la defensa al abogado. Éste responde con calma, primero, pero con

la decisión de no abandonar el proceso de K. Hace alarde de su poderío, de todas las

personas que se pelean porque él les defienda, y que le dará una segunda oportunidad

para repensar su decisión. Hará una demostración de su poder con el pobre de Block,

quien deberá humillarse frente a Huld para que este le comunique el estado de su

proceso. Frente a la humillante escena K reafirma su decisión, y al retirarse prometerá

romper lazos con todo lo que Huld significa, incluso con Leni.

Tomar el proceso en sus manos desgastó aún más a K, quien bajará su rendimiento en

el trabajo, parecerá siempre cansado y poco productivo. Poco a poco iría dominando

todos los aspectos de su vida, impidiéndole pensar en otra cosa que no fuera el

proceso. Al llegar de una citación frente a un cliente, el director le informa que hay dos

posibles clientes italianos a los que él deberá recorrer por la ciudad en aras de que

conozcan los monumentos artísticos. K, que sabía italiano y había estudiado Historia

del Arte, era el personaje idóneo para ello. Resaltan que si bien pueden prescindir de

todos los monumentos importantes, la visita a la Catedral es inaplazable. Se citan a las

10am en la Catedral. K llega puntual, y se dispone a esperar a los clientes italianos.

Afuera comienza a llover muy fuerte, K se sienta en unas escaleras y ojea el libro sobre

los monumentos artísticos de la ciudad. Luego de esperar un tiempo prudente, y

considerando la lluvia y la oscuridad, K comienza a dar vueltas en la catedral, mirando

los cuadros con ayuda de una linterna. Verá un púlpito pequeño, estrecho y feo

contrastado con el púlpito principal. En él se llevará a cabo una de las metáforas más

conocidas del texto. Alrededor del púlpito se comenzarían a congregar sacerdotes, y

uno empezaría a subir las escaleras lentamente, como disponiéndose a dar un sermón.

K intentará huir, pero el sacerdote, que ya se encontraba en el púlpito, lo llama por su

nombre y lo señala. K se detiene, el sacerdote baja y comienza a hablar con él sobre

su proceso, del cual está enterado. K argumenta que él está esperando a unos clientes

italianos, a lo que el sacerdote responder que ello era sólo una excusa para

encontrarse con él.

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El sacerdote procede a narrar el, ya famoso, fragmento Ante la ley. Es una lástima que

no se pueda reproducir íntegramente, pero intentaremos hacer un breve resumen de lo

que se trata: Un campesino llega a las puertas de un gran castillo pues le dicen que allí

se establece la ley. Las puertas, si bien están abiertas, están resguardadas por un

guardián. Éste le dice al campesino que puede entrar, pero que no debe olvidar que él

es un hombre muy poderoso, y que adentro hay más puertas con guardias aún más

poderosos que él. El campesino se sienta en un banco y durante años intenta

convencer al guardia, con argumentos y sobornos, para que le permita cruzar la puerta,

y siempre encuentra una respuesta negativa. Finalmente, cuando el campesino ha

esperado demasiados años y se encuentra viejo esgrime la siguiente pregunta:

“¿cómo es posible que durante tantos años sólo yo haya solicitado la entrada?”. A lo

que el guardia responde: “Ningún otro podía haber recibido permiso para entrar por

esta puerta, pues esta entrada estaba reservada sólo para ti. Yo me voy ahora y cierro

la puerta”. El campesino muere. Este relato suscita una fuerte discusión entre K y el

sacerdote, donde se evalúa la moralidad del guardia y del campesino, sin llegar a

acuerdo alguno. K sale de la catedral.

El final del libro es abrupto. Pues luego de la narración sobre la catedral nos hallamos

directamente en la víspera cumpleaños treinta y uno de K. Dos hombres fuertes entran

a la casa de K a las 9pm y lo llevan, diciendo que su proceso había concluido

desfavorablemente. A lo que K con dignidad asume como una condena. Lo sacan de

casa, lo transportan hasta las afueras de la ciudad, donde lo matan con un cuchillo que

le corta la garganta, sin sentencia, sin oportunidad de haber conocido a sus jueces, sin

oportunidad de haberse defendido y, lo más importante, sin conocimiento sobre de qué

trataba el proceso que se había instituido en su contra, pues éste se guardó en el más

hermético silencio.

Modernidad como racionalización del mundo.

El proceso es considerado por Albert Camus como el libro que inaugura la experiencia

existencialista en la literatura. Más allá de comprobar si eso es cierto o no, nos

remitiremos a resaltar los elementos de racionalización del mundo que este universo

kafkiano nos relata. En ambos autores se puede rastrear el tufillo pesimista frente a los

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Page 9: Trabajo Final Weber

procesos de la modernidad. Tanto en Weber como en Kafka hay cierta añoranza al

pasado mítico, al momento previo a la modernidad donde el hombre estaba protegido

por Dios (en el caso de Kafka) y asegurado por la tradición (caso Weber).

Una de las formas en las que se expande la racionalización del mundo es la expansión

de la burocracia en su forma estatal. El aparato estatal moderno requiere de una

compleja red de cuadros burocráticos que garanticen su funcionamiento, y esto debe ir

de la mano de un proceso de racionalización de los procesos sociales. El derecho, por

ejemplo, es un ejercicio racionalizador de la conducta social. En él se condensan lo que

puede o no hacer un ciudadano, y la circulación de los manuales y las leyes es

relativamente ágil. Foucault nos recordará que el derecho estandariza a la población

frente a un procedimiento, porque el estado racionaliza, clasifica y tipifica los tipos de

delitos y las condenas aproximadas que deben devenir de ellos.

La abrumadora omnipresencia de los juzgados y de las oficinas de los funcionarios es

relato de ello en el libro. Su atmósfera literamente sofocante no es más que una

metáfora de la atmósfera sofocante a la que ellos condenan a la ciudadanía, pues los

caminos de la burocracia son intrincados y, muchas veces, irracionales. El relato de

Kafka no parte de un tipo ideal, sino que intenta retratar la sensación de ahogo de un

individuo frente a la abrumadora máquina que es el estado. En este sentido su

intención no es narrar las cosas como deberían ser, o producir tipos ideales para

contrastar con la realidad, sino exponer la realidad tal cual es. En ello no se distancia

de Weber, sino que por el contrario resulta casual encontrar en los dos el mismo

resquicio de precauciones frente a la modernidad. La racionalización del mundo, la

muerte del mito es el que incita a la Escuela de Frankfurt a escribir Dialéctica de la

ilustración, como herramienta teórica; pero también motiva a Camus a escribir El

extranjero o a Sartre La Náusea, dos relatos más desde la experiencia humana común.

Lo inmenso en incomprensible del Estado Burocrático en Kafka retrata la frustración del

individuo frente a esferas de la sociedad que no le son cognoscibles. Josef, sin siquiera

conocer el contenido de su proceso, acepta su condena en la medida en la que

considera el trabajo del juzgado como legítimo, más allá de las críticas que esgrimiese

en el interrogatorio. El Proceso se va tragando la vida de K, condicionando o

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suprimiendo su vida laboral y amorosa, como la racionalización va colándose en todos

los aspectos de la vida del ciudadano moderno. En Kafka está la clave explícita de lo

que en Weber se llama ambiguamente Jaula de Hierro, la sensación de malestar

implícita en el proceso de modernización.

Si bien el trato es diferente, en Kafka se encuentra exacerbado el sentimiento de

precaución que hay en Weber. El sentimiento de frustración de la individualidad frente a

la colectividad (ambos inventos de la modernidad, que exacerba al individuo y fortalece

a la sociedad) se halla narrada a la perfección en Ante la ley.

Tipos de dominación

Weber produce tres tipos ideales de dominación: carismática, tradicional y racional-

burocrática. Cada una de ellas tiene un tipo puro: el patriarca, el caudillo y el burócrata.

Cada una de ellas se hallan en la modernidad, pero la última toma especial relevancia

en el contexto de la modernización. Sin embargo, como lo recordará en los Ensayos

sobre metodología sociológica, los tipos ideales no existen en la realidad, y es

necesario realizar análisis empíricos sobre las formas en los que éstos se amalgaman.

De nuevo, Kafka no escribe desde la ciencia, escribe desde la forma en la que la

sociedad se le aparece al individuo. Sin embargo en su relato podemos encontrar

claves para dar cuenta de la forma en la que, en la realidad, funcionan los tipos de

dominación: de forma amalgamada.

La dominación carismática consiste en el tipo de dominación que se ejerce por la

personalidad de quien la ejecuta, a quien se le atribuyen cierto tipo de atributos. Como

ejemplos de ello podremos tomar no sólo a Huld y su poder dentro de la organización,

básicamente basado en sus triunfos en el pasado y en su oratoria, sino también a los

jueces en general. La escena del interrogatorio, donde el poder del juez reposa en la

posibilidad del mismo de ser juez, es decir, en su posición en cuanto tal, nos permite

ver cómo una estructura que se supone imparcial se ve viciada por diversos tipos de

influencias externas. Las ofertas de Titorelli serían vanas si esta estructura no fuera

permeable al poder de los sujetos que en ella ocupan cargos de poder.

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Page 11: Trabajo Final Weber

La dominación tradicional es más difícil de rastrear, pues es un universo que está

muriendo a manos de las formas modernas de dominación, tanto en la realidad como

en el relato. Sin embargo cuando en las conversaciones sobre los juzgados, K pregunta

a Titorelli sobre la posibilidad de su absolución real él contesta desde la tradición:

nunca ha habido una absolución real. El poder de las cosas como ocurrían, y la certeza

de que como han ocurrido siempre ocurrirán es lo que caracteriza este tipo de

dominación. Los cargos en los juzgados de los funcionarios picapleitos y los abogados

bajos pueden considerarse racionales, pero los de los abogados altos refieren a una

casta de hombres que, hereditariamente, llevan ostentando el poder en los altos

tribunales desde tiempos remotos. La necesidad de los abogados bajos de retratarse

en vestimentas y posiciones de abogados altos retrata el poder que la tradición ejerce

sobre ellos. Sin embargo ésta sólo se halla narrada de forma refractada, como en la

conducta de la dueña del inquilinato cuando reprocha las conductas sexuales de la

señorita Bürstner. En todo caso éste tipo de dominación no ostenta un carácter central

dentro de la trama principal: el proceso.

Finalmente la dominación burocrática se presenta como la más constante en sus

consecuencias y la más ausente en sus formas organizativas. Esto quiere decir que, si

bien se halla permanentemente presente en sus consecuencias, la estructura

burocrática no funciona según las rigurosas normas que Weber le atribuye. El tipo ideal

de dominación burocrática es la que se ejerce de forma impersonal e imparcial, el

burócrata no debe dejar influenciarse por ningún tipo de ruegos individuales por parte

de los actores. Sin embargo el juzgado no se comporta así, y únicamente aparece

impersonal e imparcial a la hora de someter y sofocar a K no permitiéndole conocer el

estado de su proceso, o la causa de su judicialización. Opera impersonalmente porque

ningún funcionario está haciendo nada malo, únicamente cumpliendo su deber, sin

siquiera conocer las razones por las cuales debe arrestar a los acusados (como

confesará el mismo inspector).

Gobierno de la burocracia

Para la filósofa alemana Hanahh Arendt no existe gobierno más tiránico que el

gobierno de la burocracia, allí “nadie está obligado a darle cuentas a nadie”, nadie

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Page 12: Trabajo Final Weber

pregunta o sabe lo que está sucediendo, el individuo parece ser aplastado por algo

mucho más grande que él, algo a lo que no puede responder y despierta la urgencia, la

emergencia de escapar de algo. Quizás parte de esto planteamiento esbozado por

Arendt estaba conectado con lo que sentía Josef K, la imposición de una sociedad, de

su ley, de sus normas sobre una sola persona que solo quiere escapar.

En consecuencia, Arendt considera que la burocracia es una forma de dominio de un

complejo sistema de oficinas, en donde no cabe hacer responsables a los hombres, ní

a uno, ni a los mejores, ni a pocos , ni a muchos; parece ser el dominio de nadie

(Arendt; 2006: 53). Esta forma gobierno se encuentra atravesada por dos elementos, el

primero de ellos es este gobierno no se encuentra obligado a dar cuenta de sí mismo, y

el segundo, resulta ser la imposibilidad de identificación del enemigo; estos dos rasgos

constituyen las causas de la amplia intranquilidad difundida en la sociedad moderna

racional y de su caótica naturaleza. Las implicaciones de este dominio burocrático

sobre el individuo deviene en un profunda angustia existencia, se ha configurado entre

tanto un desencanto del mundo, de sus normas y de sus dominios.

Creó que para Arendt la cuestión de fondo sobre este gobierno tan profundo sobre el

individuo y la sociedad resulta ser el poder, las relaciones que allí se empiezan a

dibujar y desdibujar entre el obediente y a quien hay que obedecer, que para una forma

de dominio tiránica como lo es la burocracia resulta ser una imposición de un gigante,

imposición que en mi opinión resulta ampliamente retratada por Kafka en la experiencia

de Josef K. En este sentido, el poder resulta ser la esencia de todos los gobiernos, en

el caso puntual el de la burocracia está afirmación permanece latente. Ahora bien

¿cómo definir al poder, cómo entenderlo?, ¿Cúal es el poder con el que se relaciona

K ? y finalmente ¿Qué tan justificable o legítimo es este poder?.

Para Arendt el poder resulta ser la capacidad humana para actuar concertadamente, no

es propiedad de un sólo individuo, por el contrario le pertenece a un grupo que se

encuentra cohesionado. Capacidad en la que se expresa una suerte de autoridad que

se le atribuye a personas o entidades que se caracterizan por el reconocimiento de

aquellos a quienes se les pide obedecer , no precisa ni de la coacción, ni de la

persuasión. En breve, el poder es un fin en sí mismo, es la condición que le permite a

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un grupo de personas pensar y actuar en términos de categorías medios y fines,

propios de un proceso creciente de racionalización y modernización de la vida.

Por otra parte, la filósofa alemana también establece una diferenciación entre la

justificación y la legitimidad del poder, puesto que la legitimidad al verse amenazada

apela al pasado, a la tradición mientras que la justificación del poder se encuentra en el

futuro.

Los crecientes procesos de organización de la vida, se acompasan con nuevas formas

de gobierno sobre los hombres en la sociedad, que cada vez se van sofisticando y

complejizando; asunto que despertó el interés de Max Weber, de Hannah Arendt y la

creatividad literaria de Franz Kafka. La sociedad inmersa en este creciente complejo

proceso de racionalización de la vida, establece canales de dominación, como la

burocrática que en medio de su perfeccionamiento permanente se convierte en un

tiránico gobierno sobre los individuos que inician la búsqueda del escape y que

constituye hoy en proporciona una de las reflexiones existenciales más relevantes de

los sujetos modernos.

Conclusiones

Podríamos considerar que Kafka es una herramienta útil para entender el andamiaje

teórico de Weber. Nos permite adentrarnos en la experiencia subjetiva de la

modernidad y de los procesos de modernización y dominación. A la vez nos propicia

espacios para la realización de evaluaciones de los conceptos de Weber, pues al

ponerlos frente a un caso empírico (que también puede ser una narración literaria), nos

revelan todas sus potencialidades y deficiencias. El trato de la literatura como

documento científico nos permite desmarcarnos del positivismo de los hechos y de la

dictadura del dato. En ella se encuentran relatos que sería imposible captar por vía de

números o artículos científicos. En esa medida recuperamos el papel de Kafka como el

más pesimista de los weberianos.

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Page 14: Trabajo Final Weber

Referencias Bibliográficas

Arendt, H. (2006). Sobre la violencia. (A. Editorial, Ed.). Madrid.

Gonzales García, J. (2014). Afinidades electivas entre Max Weber y Kafka. Centro de Investigaciones Sociológicas, 49(49), 259–264.

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Weber, M. (1996). Ensayos sobre metodología sociológica. Barcelona: Amorrortu editores.

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