trabajo final salazar

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UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE DERECHO DEPARTAMENTO CIENCIAS DEL DERECHO CURSO HISTORIA SOCIAL DE CHILE S. XIX PROFESOR GABRIEL SALAZAR VERGARA Examen Bastián Astudillo Robles Alvaro Mordojovich Ruiz 1

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Historia social

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UNIVERSIDAD DE CHILEFACULTAD DE DERECHODEPARTAMENTO CIENCIAS DEL DERECHOCURSO HISTORIA SOCIAL DE CHILE S. XIX

PROFESOR GABRIEL SALAZAR VERGARA

Examen

Bastián Astudillo Robles

Alvaro Mordojovich Ruiz

Javier Velasco Velit

1

2

Indice

Indice 3

si aperran hacemos un abstract ;) 5

Título ensayo (cambiarlo si quieren y los otros tb) 5

Introducción 5

Orígenes de la FECH en una crisis generalizada 7

Rol de la FECH en la cristalización de un movimiento ciudadano 12

La FECH, ayer y hoy 20

Capítulo 4 o epílogo (más corto!) 28

Bibliografía x

Anexo

Entrevista dirigente fech 20..

Entrevista a dirigente fech 20..

3

4

abstract (si es con abstract hay que resumir muy breve todo el trabajo (una frase por capitulo

quizás) y poner abajo como 5 palabras claves tipo “crisis del centenario” “fech” “movimiento

estudiantil” y otras dos)

La FECH: entre jóvenes actores sociales y jóvenes ciudadanos

Introducción

“Actuando como “generación”, los jóvenes realizaron gestas históricas memorables, que no se olvidarán jamás. Pero como “historias de vida” individuales, muchos de ellos trazaron después trayectorias históricas zigzagueantes, con giros de 90 o 180 grados, que, cuando se conocen, es mejor no recordar. Razón por la que esos giros no se incluyen en las páginas convencionales de la Historia. La juventud, después de todo, como fase de una vida completa, es un tiempo breve (10 o 15 años sobre 70, 80 o más). En cambio, la madurez y la vejez son fases largas de 40 o 50 años. Si los jóvenes, en el tiempo corto, pueden remecer la historia, los adultos y los viejos terminan siendo doblegados por el peso de la misma. Que, muchas veces, no es más que el peso de sus propias opciones. ¿Dónde debe empezar el ojo de la Historia?”1

La Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH en adelante) es sin duda un

actor social trascendente. Como grupo de universitarios, es un brazo intelectual de la

institucionalidad pero también de la ciudadanía, ya que puede identificar “males” de su actualidad

y estudiarlos permanentemente, con profundidad y recursos académicos. Se centra por lo tanto

indiscutiblemente en la realidad: los desequilibrios y desigualdades dentro de la población

general2.

Pertenecen las organizaciones estudiantiles a la generación joven, aquella con escasa experiencia

política, sea sindical, partidista, o civil. Aquella que es, generalmente, políticamente virgen; y, por

consiguiente, obtiene de sus deliberaciones mayores dosis de idealismo y voluntarismo, al tiempo

que gana en sociabilidad y fraternidad. Eventualmente su actuar se traduce en confianza y

1 Salazar, Gabriel, y Pinto, Julio, Historia contemporánea de Chile, volumen V LOM pp. 186-187.2 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V op cit Los autores argumentan que en estricto sentido, la “calle” tiene tomada permanentemente la ciencia social, y por ende la Universidad; si los estudiantes e investigadores no están en ella recabando datos, ésta está presente protagónicamente en sus aulas y discusión. p. 112.

5

legitimidad frente a “sus” familias, frente a la ciudadanía en general de la cual es parte e hija. Así

fue la coyuntura de la juventud oligarca en 1848, y que no reaparecería -perdida en “viajes de

estudios” a Europa- hasta 1907 acá agregar otras coyunturas importantes y 2011.

El año 2011 se hizo eco de un descontento generalizado en la población, producto de la larga

“suspensión” y “mantención” de una profunda crisis de legitimidad y representatividad arrastrada

a lo largo de dos siglos y en particular desde 1973 y la transición -y cuyo desarrollo escapa al

objeto de estudio de este ensayo-. Al poco tiempo, lideró la opinión pública concitando un apoyo

transversal -que en encuestas de todo tipo y calibre arrojaban cifras por sobre el 80%- en todas y

cada una de las 240 marchas autorizadas (cuyas temáticas no fueron solo de carácter estudiantil

sino que relativas a otros asuntos nacionales) dentro de la Región Metropolitana, y con 6.000

manifestaciones públicas a nivel nacional y más de 2.000.000 participantes en ese mismo año3, sin

mencionar el apoyo internacional que a efectos de las “redes sociales” y la media -y en contra de

la censura presente en la media nacional- lograba recabar. Las manifestaciones “por” la educación

se articulaban en torno a un “pliego de peticiones” que consistía sintéticamente en “aumentar el

financiamiento público en Educación Superior como porcentaje del PIB” (aumento de los aportes

basales para financiar los costos reales, la prohibición efectiva del lucro, eliminación del aporte

fiscal indirecto, entre otros), “democratización del sistema de educación superior” (asegurando las

libertades de expresión, asociación y cátedra) y el “acceso con equidad, calidad, integración y

heterogeneidad social en la matrícula”4 (rechazo a la PSU, entre otras). Impusieron las

manifestaciones temas en la “agenda” institucional, y presión en su elite dirigente, la clase política

civil. En consiguiente, la FECH se auto identificó con lo que ellos llamaron legítimas “exigencias

ciudadanas”.

Para evaluar en perspectiva histórica tanto la justificación como el alcance y contenido del

petitorio FECH, analizaremos los principales hitos, decisiones y conducciones de esta organización

juvenil universitaria en vista de tres períodos, distinguiéndolos por la calidad esgrimida por el

movimiento estudiantil general -de la cual es líder nacional-: aquél período que engloba su origen

como movimiento social (1907-1918), aquél que ilustra su cristalización en movimiento ciudadano

(1918-1925), y aquél que perdura como “involución” matizada a movimiento social (1925 hasta

nuestros días).

3 http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-090X2012000100004&script=sci_arttext#n14 http://infoderechouchile.blogspot.cl/2011/06/petitorio-confech-actualizado.html

6

7

Orígenes de la FECH en una crisis generalizada

“Ciclo IV. 1896-1907. Este ciclo se inició con el debilitamiento de las exportaciones salitreras y trigueras, la inflación de costos del sector industrial y de precios domésticos, y el fracaso de la conversión metálica de 1894. El conglomerado económico extranjero señoreaba en todos los frentes, sin competencia ninguna. El coalicionismo parlamentarista, sin salida, entró en una pendiente de desmoralización, aumentando con su caída la ineficiencia administrativa del Estado. La crisis de la clase popular tocó entonces fondo, reventando en éxodos, pestes, alcoholización, mortandades, huelgas del proletariado industrial con apoyo peonal, bandidaje radicalizado (a esta altura sanguinario), que de tiempo en tiempo se asociaron en paquetes rebeldes crecientemente insurreccionales, mientras una intensa prédica socialista crecía por dentro de ellos en un conjunto (la “cuestión social”) de cada vez más difícil control y represión. El ciclo concluyó con la seguidilla de masacres de 1903-7.”5

“Así, al final del día, a la jeunesse dorée le llegó también el turno de “lanzarse de cabeza” entre los trabajadores y los pobres, no con el espíritu farisaico de la filantropía patricia, sino con la vergüenza de su flamante utopismo social. Con este giro inesperado, el viejo patriciado portaliano y parlamentarista se quedó, como clase, de la noche a la mañana, prácticamente, sin juventud. Sin genes históricos de recambio. Sin delfines.”6

No es claro en qué momento exacto comienza el siglo XX en Chile. Las fechas oscilan entre

-como máximo- 1890 y 1938. Lo que sí es claro es que la oscilación refleja un período especial de

la historia de Chile, en el que se abraza la lógica moderna necesaria e inevitablemente, a expensas

de una república patricia oligárquica totalmente en banca rota, desprestigiada y cuestionada

socialmente, y amenazada y sitiada demográficamente. Es un período violento, y de protestas y

masacres sucesivas.

La lógica moderna aduce a la irrupción de las clases medias o grupos medios tanto en el espacio

público como en las burocracias institucionales y aparatos de poder. En Chile, “el descrédito de la

oligarquía los convirtió en el grupo depositario de las nuevas virtudes que debían gobernar el país.

Perdieron el estigma de siúticos y rotos acaballerados (…) Se convirtieron en la clase culta, de

profesionales e intelectuales, que daría forma a la “esperanza mesocrática.”7 Es innegable

entonces que la clase media (que no pudo ser campesina ni minera -por razones explicitadas en

los otros ensayos del curso-) pudo brotar, brotó, y se consolidó, en el espacio urbano.

5 Salazar, Gabriel, La violencia política popular en las “Grandes Alamedas” LOM pp. 96-97.6 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V op cit p.99. 7 Salazar, Gabriel, y Pinto, Julio, Historia contemporánea de Chile II LOM p. 66.

8

La clase media chilena se remontaría en su origen a la consolidación del artesanado en los ranchos

urbanos aparecidos a mediados del siglo XIX, pero principalmente a la consolidación de un mundo

profesional (público estatal y privado transnacional o de sucursales extranjeras) e intelectual. El

profesorado se expandió desde 1879 con la implementación de reformas “modernas” en la

educación superior (la educación primaria habiendo sido reformada con una primera ley de

instrucción primaria en 1860). En 1877 y como medida previsora se decretó el ingreso de mujeres

a la Universidad. Aparecieron las “escuelas normales” para maestros y maestras y el Instituto

Pedagógico de la Universidad de Chile, “aumentando así la dotación y calificación profesional del

magisterio.”8 Surgen los primeros cuerpos de abogados, literatos, periodistas y médicos. Estos

médicos tendrían especial relevancia, denunciando la cuestión sanitaria, de higiene y

hacinamiento en los conventillos primero que nadie (Alejandro Venegas) y “atendiéndola” de

hecho en los centros hospitalarios de su dependencia universitaria o privada. Coincidió, con muy

pocos años de desfase, con la “cuestión social” importada por la Iglesia desde Roma y practicada

principalmente por las viudas patricias. A su vez, y reaccionando contra la política educacional

estatal, el mundo conservador y la Iglesia Católica abrieron sus propios colegios e institutos

superiores (Universidad Católica de Chile en 1888), aumentando por partida doble el número de

matrículas de estudiantes en el país. Estos jóvenes profesionales no están arraigados a la cultura y

familias patricias: buscan hacer fortuna ascendiendo en las estructuras de poder mediante su

técnica profesional en las artes, la política, la universidad y la empresa privada9.

De suerte que pudo formarse, gracias a estos componentes, un estudiantado o mundo intelectual

mucho más amplio que aquél decimonónico, ilustrado y patricio de los hijos de los oligarcas. Este

nuevo mundo intelectual abrazaría la cultura mediática de y de masas, promoviendo la

“regeneración” (Bilbao) de los hábitos cívicos de la Nación10. La imprenta sin embargo, ahora daba

abasto al más amplio abanico o espectro político, desde el anarquismo a formas más proclives a

un entendimiento o consenso con las instituciones y el poder: el sindicalismo, el comunismo, el

socialismo, y el partidismo de “izquierdas” (o democratismo). No es por ello inusual que el partido

democrático surgido como escisión “hacia la izquierda” del mundo radical haya sido el “partido de

los intelectuales” y de los artesanos y obreros urbanos menos radicalizados en general. Este

espectro se compuso a su vez por elementos endógenos chilenos (sociedades de socorro mutuo o

mutuales -gremial-, mancomunales de administración y contestación política abierta, y sociedades 8 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… II op cit. p. 81 y ss.9 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… II op cit. 10 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V op cit. p. 99.

9

de resistencia -más violentas en lógica “defensiva” frente al brazo armado del Estado) y elementos

internacionales (recepción de distintas corrientes “post” ilustradas o conservadoras, liberales,

marxistas y doctrinas de la OIT y la II y III internacional).

Sin embargo, esta aparición de un mundo profesional intelectual no fue la panacea de las

dolencias ciudadanas. Salazar y Pinto analizan la marcada inclinación de los jóvenes oligarcas de

toda época por el partidismo11, como carrera profesional secuencial posterior a su profesión

universitaria propiamente tal, y posterior también a su “momento” semi revolucionario juvenil. De

esta forma, los jóvenes “girondinos” de 1851 replicaron en su discurso y rebelión la libertad –

igualdad – fraternidad con el mundo urbano y femenino -y en escasas ocasiones, dado el peso de

la noche, con el mundo campesino-. Con Montt (quien “quitó” con su presencia civil la de los

militares en la Moneda) presionado, engrosaron las filas del partido liberal rearticulado y en

abierta consonancia con el mundo conservador. En 1859 y para frenar el autoritarismo “montt-

varista” (pretendido “nacionalista”), se reprodujeron en la lucha armada como liberales rojos, para

posteriormente rearticularse en partido radical (1863), escindido del liberal. Por su parte, el

mundo conservador, humillado por el presidente Montt en la “cuestión del sacristán”, se

convenció de abandonar al estado y su autoritarismo portaliano -que poco rédito les entregaba-,

liberalizando y modernizando su praxis partidista, y decidió atrincherarse en su voto cautivo

hacendado (que intercambiaba al político por posteriores “favores” y “pagos” de parte la

administración), combinando con excursiones “afuera” (la ciudad, los ranchos, los conventillos)

para “evangelizar” el voto y así aumentar su base electoral. Por consiguiente, estos tres partidos,

dominados por jerarcas-caudillos más y menos “ilustrados” y más y menos “progresistas” en la

capital, desplegaron a sus jóvenes profesionales (también oligarcas) a tantear el “difuso” mundo

de la ruralidad y demases provincias del país. En este otro escenario, el poder central se atenuaba,

permitiendo a los jóvenes desarrollar su propio caudillismo con “murgas”, “mítines”,

concientización de la asamblea local o de base del partido, carnavales, desfiles públicos (“comicios

cívicos”), y distintas formas de cohecho. Posteriormente, la nueva escisión a la izquierda del

mundo radical, el mundo “democrático” (1887), vino a confirmar un inconformismo de “nuevos

liberales mesocráticos” frente a la homogeneización evidente del trinomio conservador-liberal-

radical.

11 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V op cit pp. 112 y ss.

10

Por otro lado, el mundo democrático, más horizontal entre intelectuales, artesanos y obreros -que

se constituyeron como actor social por esos años-, “reencendió” una política callejera que

conduciría inevitablemente a turbas y posteriores actos vandálicos12. En consecuencia, la última

versión del liberalismo político de izquierda en Chile, la de jóvenes oligarcas del centenario,

asalariados intelectuales y otros profesionales, tropezó con la metáfora del “aprendiz de brujo”

(cual película “Fantasía” de Disney). El intelectual (aprendiz) quiso dominar a la “masa peonal” (la

escoba, la fuerza de trabajo) pretendiendo encausarla actuando como vanguardia de un

movimiento. Pero esta masa, al menor descuido, se multiplicó sobre sí misma, deviniendo en un

“monstruo peonal”, de múltiples pies, brazos y cabezas, imposible de controlar por el aprendiz.

Este “monstruo peonal” acechó desde las sombras el desplazamiento de los regimientos militares,

saqueando cuanto pudo, cuando pudo y como pudo; y retirándose más y menos oportunamente

ante el poder de fuego. A veces, descontrolada, se hirió a sí misma13. A continuación veremos la

reacción de un joven aprendiz de brujo, la FECH.

En este contexto de crisis generalizada y surgimiento de una contestación más abierta al

régimen, se funda la FECH en 1907. En un comienzo, sin embargo, los estudiantes de la

Universidad de Chile (que eran principalmente oligarcas, si bien algunos provenían de los grupos

medios ya mencionados), acostumbraban a prestar servicios milicianos en guardias cívicas para

repeler “rotos alzados” -que como dijimos tenían sitiada la ciudad desde los ranchos y

posteriormente desde los conventillos- aparecidos súbitamente en 1890 y en masas, con la huelga

general de Valparaíso y otros puertos14. El descontento sin embargo no dejaba de crecer, y de esto

narra Salazar: “…fueron graves advertencias (hacia el patriciado) los alzamientos de las masas

urbanas que, en 1903, demostraron con hechos que podían saquear Valparaíso; en 1905, que

podían, al menor descuido militar, hacer lo propio en Santiago; y en 1907, que eran capaces de

adueñarse de Iquique; y entre 1919 y 1920, que podían movilizar reivindicativamente a casi toda la

12 Recabarren, renunciando al liberalismo y abrazando un autóctono corporatismo social, distinguió la violencia “inútil” de los mítines de la “útil” de las mancomunales y sociedades de resistencia. Pero no renunció nunca al partidismo, es más: se suicidó luego de ser rechazado (en aras de abrazar una alianza intelectual y doctrinaria con el sovietismo ruso) por el partido que él fundó. 13 Reveladoras son las cartas que se envían Recabarren y Alejando Escobar y Carvallo (en Grez, Sergio, Los anarquistas y el movimiento obrero).14 Los “rotos” son el devenir del peón gañán que ya no tienen dónde ir a prestar su fuerza laboral, por lo que retorna en masa a la ciudad. Son valorizados por la visión tradicional únicamente por su valor patriótico durante la guerra del pacífico. Sobre los conventillos y el detalle de su composición e impacto en la sociedad ver Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V op cit pp. 166 y ss.

11

masa ciudadana.”15 Frente a esta amenaza, los jóvenes oligarcas debieron dejar,

momentáneamente, la bohemia parisina (tertulias de salón pero a la vez escapadas a los callejones

del “bajo pueblo”, obras de Vicuña Mackenna -remodelación del cerro santa lucía en espectacular

paseo público-, celebración del primer centenario, etc.) “trasplantada” en Santiago, y que los

ligaba al mundo popular. Defendieron entonces su herencia (económica, social, cultural, política)

patriarcal: tomaron el fusil y palomearon “con dolor” rotos alzados16. De esta suerte, si un espíritu

“girondino” les impulsó a tomar las armas contra el estado pelucón, un “vacío de espíritu” les

obligó a tomar las mismas para defenderse como clase.

Sin embargo, paulatinamente “…la fuerza social del modo científico y cívico de involucrarse en la

crisis se hizo arrolladora y fue destruyendo la hegemonía de tabúes ideológicos tales como el

Derecho Napoleónico, la economía del laissez faire, la política social del “enemigo interno” e

incluso la teología centrada en la mera salvación de las almas (y la mera caridad con los pobres).”17

Por lo mismo, no toda la juventud oligarca se constituyó permanentemente en “guardias blancas”

(guardias cívicas oligarcas paramilitares). Hubo quienes renegaron de su origen y se constituyeron

en juventud universitaria, crítica. A esto nos referimos recién al recalcar que “la calle” tendría

“tomada” la Universidad. Se la tomó definitivamente en 1906 cuando un terremoto en Valparaíso

fraternizó al estudiantado, que fue en caridad a prestar “ayuda social” y profesional (médica sobre

todo). Bastó esa experiencia para que los universitarios reconocieran la amarga realidad de la

masa peonal y de las fuerzas fácticas que parecían empecinarse en mantener esa situación. Al

volver a Santiago, a una recepción hecha por sus padres en el Teatro Municipal de Santiago -

Presidente de la República incluido-, se rebelaron: no aceptaron su reconocimiento (es decir

negaron a sus padres) y abuchearon al Presidente, quien posteriormente para superar el impasse

los invitó a la Moneda. No acudieron (negaron al estado). Constituidos como FECH desde el

escándalo del evento en el Municipal (y constituidos en el patio del teatro), hicieron noticia

internacional al apedrear el carruaje del enviado del papa18, que venía a Chile con expresa misión

de vender los bienes de la Iglesia y proteger las riquezas derivadas de la operación. La Iglesia

Católica veía en Chile el peligro de la revolución Francesa que nacionalizó (estatizó) los bienes del

clero. Estos jóvenes apedrearon al nuncio papal: negaron la Iglesia.

15 Salazar, La violencia política popular… op cit p. 73.16 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… op cit pp. 28-48. 17 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V p. 99.18 Sobre los escándalos y primeros actos de la FECH, ver Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V pp. 109 y ss. Pp. 187 y ss.

12

Esta triple negación al momento de su origen (patriarcado, estado, iglesia) añadido a la

trascendencia de “la calle” o “cuestión social” como objetivo y tema por excelencia de la

investigación, configuró una FECH de abierta contestación a un régimen que se demoraba en

sucumbir, lo que daría paso a una serie de síntomas “morbosos” (Gramsci)19.

Rol de la FECH en la cristalización de un movimiento ciudadano

“¿Quiénes son los protagonistas en el acto de la vida? ¿Quiénes son los que hacen la Historia? La modernidad respondió estas preguntas señalando que éstos son los individuos que tienen conciencia de sí mismos, una conciencia que los lleva a tener voluntad de influir sobre su “yo” y “su circunstancia”, asegurando, por medio de sus actos, la protección y extensión de su libertad. A quien actúa en este sentido se le considera un sujeto, un “actor social” e histórico que, al decir de Touraine, constituye la figura central de la modernidad.”20

“No puede sorprender entonces que la juventud estudiantil se transformara, entre 1906 y 1925 en el actor civil más inquieto, crítico, audaz e incluso influyente -podía moverse dentro de la oligarquía e incluso de los “salones” -pues combatió no sólo la dominación pelucona, eclesiástica parlamentarista, sino también la demagogia populista de Arturo Alessandri Palma. Su vitalidad social y cultural le permitió todavía renacer cuando otras organizaciones civiles (como la FOCH, por ejemplo) había colapsado bajo la bota militar de Ibañez, y hacerlo justo para derribar al dictador.”21

Inferimos una dicotomía entre revolución sociocrática (desarrollo industrial liderado por

una sociedad civil nacional y revolucionaria) y partidismo girondino (lo mismo, con una sociedad

civil nacional y reformista) inherentes a la juventud oligarca universitaria. Además, apareció una

juventud conservadora reaccionaria que se atrincheraba en “guardias blancas” fascistoides con

dispensa y protección del estado portaliano). Corresponde ahora detallar y reparar en la

heterogeneidad tanto del tejido como de la sensibilidad cultural dentro del movimiento

universitario de principios de ciclo. Sólo así podremos revelar sus principales fortalezas (la razón, el 19 “La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer; en este interregno aparece una gran variedad de síntomas morbosos.” En Salazar y Pinto, Historia contemporánea… I p. 73, 96. 20 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… II p. 93.21 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V p. 110.

13

utopismo y la espontaneidad), como sus principales debilidades, en estricta relación con las

primeras (la persistencia de la herencia oligárquico-estatal, la ingenuidad política, la falta de una

organización consistente, transversal y duradera), y sumadas a la vulnerabilidad frente al poder de

fuego estatal.

La FECH fue nutrida por la autonomía social que desplegaban los jóvenes venidos de

provincia, que no compartían la tradición patricia y clerical de la oligarquía santiaguina. Devinieron

crecientemente iconoclastas. El ejemplo más evidente fue la rápida alianza entre los artesanos y

médicos de los alrededores de avenida Independencia (facultad de medicina) y la actual Bellavista

(barrio de bajo pueblo y de festejos). Fue nutrida también por el ideario “liberal laico radicalizado”

de Valentín Letelier (por quien “marcharon” cuando fue vetado por el gobierno como candidato a

rector), y que cayó en desuso luego de la primera guerra mundial; y por cierto por el malestar

social generalizado. Adoptó la FECH una forma carnavalesca y lúdica en su protesta, por lo que no

suscitó más que un “fruncir de ceño” en la oligarquía, lo que a su vez le dio un espacio de

alrededor de diez años para desarrollar su itinerario y rebelión frente al estado. Con marchas que

convocaban a alrededor de 30.000 personas en la calle, frente a 1800 policías, es remarcable que

la FECH no abrazara una política de acción que condujera a la toma “por la fuerza” del poder. Más

bien, se concentraron en atacar directamente la “ignorancia” de la clase obrera, para “libertarlos”,

y así permitir que “ellos mismos” se liberten de sus otras “esclavitudes”: “el vicio, la miseria y la

injusticia”22.

Esta es la idea de obrerismo ilustrado: la razón no está sólo en el hombre, el cual por sus propios

medios deductivos, inductivos y empíricos, logrará emancipar su espíritu y libertad personal: el

iluminismo cartesiano y kantiano “bajan” eventualmente de las altas cúpulas de poder al taller del

artesano y a la fábrica donde se reúnen los obreros. El “obrero” reemplaza al “hombre” en el

esquema iluminista de auto liberación por obra y uso de la razón. Frente a este concepto, se

oponía -al tiempo que complementaba- otro, el de la bohemia. Es curioso que la ilustración

(racional) como itinerario y desiderato “apareció” en la juventud después de la praxis (pasional) de

la bohemia (“perros muertos”, actuar en “tropel” para entrar a teatros y cines, realizar bromas

macabras, disfrazarse, inventar la farándula, veladas bufas, etc.23), propia del romanticismo post

22 Las palabras son de Pedro León Loyola, vicepresidente FECH de aquella época, citadas en Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V p. 191.23 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V op cit.

14

revolucionario del siglo XIX, de la cual los jóvenes del siglo XIX hicieron eco (en su juventud). Es por

ello que la FECH desde un comienzo tuvo dos almas: la “reformista”, ilustrada, que miraba con

buenos ojos la partidización y las organizaciones mutuales (sociocratismo); y la bohemia, pasional,

que miraba con buenos ojos la revolución y las organizaciones mancomunales pero también el

anarquismo (“acratismo”). Con la primera guerra mundial, en donde los obreros “ilustrados” de

Europa finalmente sucumbieron a la lógica nacionalista imperialista y se destrozaron entre sí, el

sociocratismo tambaleó y en la juventud chilena quedó sin sustento material o real; con la

revolución bolchevique tres años más tarde, el anarquismo se sustentaba “realmente”, pero

también el socialismo y comunismo que lo desplazaron precisamente pues no renegaron de la

partidización (que en esta fase conectó “internacionalmente” a los partidos): el anarquismo en un

principio repelía cualquier tipo de representación, incluso sindical.

Pero la primera guerra mundial, como testimonio de una crisis terminal del racionalismo y

la Ilustración reformista, caló mucho más hondo en la juventud que la mera descolocación de

“ideas” en el plano universal. Dio paso a un creciente nihilismo: ser escéptico de todo, incluso del

escepticismo. En palabras de un Pedro León Loyola “menos” joven: “la juventud de hoy sabe lo que

no cree, pero no sabe lo que cree”24. Se negaba todo lo que el “hombre” ha sido a lo largo de la

historia. Se negaba el industrialismo, incluso. Se relaciona con las ideas metafísicas de Nietzsche

(“Dios ha muerto, le mató el hombre”) en “Zaratustra” (creación de un nuevo e inédito hombre

moral, por sobre toda religión o ideología conocida, cuya espiritualidad final sólo le vincula consigo

mismo, no con los demás), lo que conlleva una búsqueda y construcción personalísima. En Chile, el

estudiante de derecho y poeta Domingo Gómez Rojas escribía Rebeldías Líricas en 1913, y en

aquél libro: “por todos los que sufren, por todos los que gimen, mis cantos son protestas y gestas

formidables y ayes de rebelión; por todos los que esperan, por todos los que piensan, por todos los

que bregan, por todos los que creen en la Gran Redención.”25 Salazar y Pinto explican como este

“robo” del concepto de “gran redención” puso a esta juventud diametralmente en contra de toda

la doctrina de la Iglesia Católica y su injerencia en la sociedad chilena. Se explica este rechazo

universitario frente a lo que ven sus ojos, a un lado de la miseria: una sociedad crecientemente

cristiana y cristianizada, por esa época, por obra política y factual de la Rerum Novarum y sobre

todo de las mujeres patricias y la aparición de “visitadoras” contratadas por éstas. La Iglesia

24 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V op cit.25 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V op cit p. 198.

15

Católica por otro lado, no cree en el sacrificio humano, sino más bien en el sacrificio divino “por”

los humanos (esto es la pasión de cristo). En los jóvenes, en cambio, revive la idea de un sacrificio

necesario, místico y corporal para alcanzar un bien “espiritual” superior: una nueva moral. Dentro

de esta nueva moral, la irracionalidad (locura y suicidio) es re valorizada.

Junto al nihilismo, se recepcionó el “arielismo” (libro “Ariel” del argentino José Enrique Rodó)

desde la “revolución” universitaria argentina ocurrida en la ciudad de Córdoba en 1918 – que puso

fin a un “monarquismo absolutista” universitario. El “arielismo” proponía la construcción de un

homo latino americanus en claro rechazo a hacerse parte y cuadrarse con las Europas (que

comenzaban a dividirse en tres regímenes: capitalista (liberal-demócrata), fascista, comunista). El

“arielismo” materializó su fuerza en la construcción de la Universidad popular Victorino Lastarria

para obreros, y en definitiva traer “la alta cultura en el medio obrero” (que “aceleraba” la

“revolución” a comparación con la posición de Pedro León Loyola). Pero, no pudo el impulso

cordobés levantar una FECH propositiva. La propuesta fue “hacia dentro” de la Universidad, “hacia

fuera” perduró el carnaval y las manifestaciones. De suerte que el nihilismo y el “arielismo” no

sirvieron en estricto rigor para materializar un referente ciudadano con organización. Todo lo

contrario pareciera que acercaron aún más a los jóvenes universitarios hacia el anarquismo. A este

respecto, recordemos la unión bohemia-anarquismo antes confirmada. Esta unión era uno de los

dos corazones de la FECH (el otro el partidismo), y el más grande desde la guerra mundial y crisis

del racionalismo. A este respecto escriben Salazar y Pinto: “La bohemia estudiantil, pues, no era

sólo farra y diversión. En lo más profundo de ella, latía el drama de un combate trascendente y

metafísico (Ariel). Su manifestación más directa fue, por tanto, la conversación, el alcohol, la

poesía, el café. Desde allí se podía despreciar y desafiar todo el materialista mundo burgués,

ejemplificado en la sociedad norteamericana (Calibán).”26 No obstante, en otra versión menos

dramática y trágica, de mayor “acción” política, estudiantes se articularon en torno a un

carismático Juan Gandulfo en el periódico Claridad, promoviendo la agitación anarquista.

El anarquismo, con todo, vivió una mutación (desde su recelo total a la organización o

representación de cualquier tipo) desde la matanza de Santa María de Iquique en 1907. Las

razones no las detallamos pues es parte más bien del mundo popular obrero, y nuestro objeto de

estudio es la FECH. Si sumamos los diez años que adujéramos más arriba de “rebelión permitida”

26 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V op cit p. 199.

16

por el patriarcado desde la fundación de la FECH en 1906, constatamos dos procesos paralelos: la

articulación y consolidación de un movimiento social propiamente tal, con un actor social nuevo,

el universitario; y la rearticulación del anarquismo como auto crítica a su responsabilidad

(discursiva y de acción) en las masacres y represiones de obreros inocentes. El anarquismo se abrió

definitivamente, en Chile, a las alianzas estratégicas y a operar en “bases”. Por ello se explica la

primera Fiesta de la Primavera (octubre 1915)27, organizada por “partidistas” y “anarquistas” de la

FECH, con rotundo éxito a nivel comunitario, cultural, ciudadano. Y en ello se explica en parte

(pues la otra parte es el espíritu partidista) por qué la FECH adhirió al proceso de confederar

federaciones: “a su alero (al alero de la ‘cultura soberana ciudadana no masacrable’) se fueron

sumando otros actores: los estudiantes (FECH), los profesores (AGP), los trabajadores organizados

(FOCH), los industriales (SFF), los ediles (AMCH), las clases medias (FCM), los conventilleros, los

ciudadanos probos (Ligas Cívicas), etc. Incluso los oficiales jóvenes del ejército (Club Militar).”28 Este

proceso de confederación desembocó en la Asociación Obrera de Alimentación Nacional, en 1918,

que articulaba el poder soberano de las localidades urbanas y rurales, con el poder proponente y

ejecutivo de las asambleas laborales funcionales y sectoriales29.

Finalmente, la tragedia propia del nihilismo y el sacrificio de la Gran Redención se impuso

a la resurrección de un anarquismo “de base”. La oligarquía, en cuanto vio que el carnaval rebelde

y romántico de la juventud era suplantado, desde 1918, por convocaciones a marchas sociales, de

“petición”, con evidentes signos de articulación ciudadana, respondió con metralla y persecución

draconiana a obreros y estudiantes por igual. La justificación de la metralla fue obtenida por la ley

marcial impuesta por el recién nombrado ministro del interior, Ladislao Errázuriz, que inventó una

movilización de tropas Peruanas en la frontera (Tacna permanecía en jurisdicción chilena en esos

27 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V op cit p. 192.28 Salazar, Gabriel, Dolencias históricas de la memoria ciudadana (Chile, 1810 – 2010), EDITORIAL UNIVERSITARIA (Santiago, 2012) p. 59.29 Salazar, Gabriel, Movimientos Sociales en Chile, UQBAR (Santiago, 2012) p 355. Sobre la AOAN, p. 357: se organizó “para discutir el grave problema de “carestía de las subsistencias” y, a la vez, la inoperancia oligárquica en el Estado. La respuesta fue extraordinariamente amplia y masiva. El paso siguiente fue convocar a comicios ciudadanos en la base, para deliberar sobre los problemas principales. Una vez realizados los comicios y establecidos los acuerdos, el comité obrero de la AOAN convirtió esos acuerdos en memoriales que contenían, en esencia, proyectos de ley, dirigidos a resolver el problema de carestía. Acto seguido, el comité llamó a realizar “marchas del hambre” en todas las ciudades del país, las cuales tuvieron masiva asistencia en todas partes. Al culminar la marcha de Santiago, el comité entregó los memoriales al Presidente de la República, para que los hiciera aprobar en el Congreso Nacional en un lapso de tiempo no mayor a quince días. Fue un ultimátum. El Presidente aceptó la propuesta…”

17

años). De suerte que la “guerra de don Ladislao” permitió cualquier tipo de abusos hacia la

población civil, estudiante y trabajadora. Dirigentes obreros y universitarios (Recabarren,

Gandulfo, Gómez Rojas) fueron apresados, al tiempo que las guardias blancas destruyeron la sede

de la FECH y el estado cancelaba su personalidad jurídica. La FECH ya no era protegida, pues en un

enfrentamiento de jóvenes anarquistas con guardias blancas, murió un hijo prodigio del patriciado

(el portaestandarte Julio Covarrubias Freire), contagiando de tragedia también al patriciado, y de

venganza30. Por ensañamiento murió el joven poeta Domingo Gómez, cuando el juez Astorquiza,

hastiado de la irreverencia que veía en el hábil estudiante durante los interrogatorios, lo esposa,

encalaboza, y atormenta (le mojaban la celda). Al punto que enloqueció, y literalmente se

desvaneció hasta la muerte en un manicomio (Casa de Orates). Era un joven talento, de raigambre

mesocrática (su padre era ebanista), pero de una mesocracia sumida en la inflación, sin crédito,

precarizada. Fue no sólo el primer mártir del estudiantado frente a la oligarquía, sino también, a su

forma, la crónica de una muerte anunciada del poeta español Federico García Lorca, casi quince

años antes. Usando palabras de Violeta Parra, intuimos que es ésta la crisis terminal del

racionalismo en el siglo XX: al “vivir (con fuerza leal) los problemas de la razón popular”, debió ser

aniquilado31.

La irrupción del caudillo Alessandri con un carisma y discurso populista sin parangón en el

patriciado desestabilizó aún más el régimen. Era él también un joven oligarca (partidista liberal),

por lo que, como vimos, inició su profesión política en 1897 en el mundo rural (diputado por

Curicó), “vasallo” del jerarca local, un conservador (hacendado con voto cautivo), a quien le

pagaba desde la administración. Con el estallido del norte, arriesgó su capital político (rompió con

el jerarca) y desde la plataforma (y recursos económicos políticos y sociales) que le daba la

diputaría, se hizo candidatear en el norte como Senador. Quiso ganar y ganó a toda costa en 1915,

elevando los niveles de violencia en las calles y llenando de expectativas a la querida chusma. La

presidencia estando al alcance de la mano (populismo32 en un país efervescente, contra un

30 Salazar y Pinto, Historia contemporánea… V op cit p. 196.31 Violeta Parra, “Rodríguez y Recabarren (Un río de sangre)” “Así el mundo quedó en duelo y está llorando a porfía; por Federico García con un enorme pañuelo; no pueden hallar consuelo las almas con tal hazaña; ¡Qué luto para la España! ¡Qué vergüenza en el planeta! De haber matado a un poeta nacido de sus entrañas.” 32 El populismo es una versión “corrupta” (“corrupto” siendo lo que no funciona según el diseño original) del socialismo, pues, persiguiendo la instalación de una sociedad socialista (estatal-desarrollista) se basa en la figura del caudillo por sobre los partidos (o “el” partido en el caso del comunismo), al tiempo que se refuerza de un voluntarismo e idealismo puros, por sobre el método científico social-demócrata o el análisis material-histórico marxista.

18

decadente congreso oligarca), la obtuvo en 1920, enfrentando de inmediato el muro de la

oligarquía, y viviendo en carne propia, vergonzosamente, el inmovilismo estatal durante casi

cuatro años. La revista Claridad no le creyó el discurso, y ya desde 1922 las masas estaban

frustradas y desilusionadas no sólo de Alessandri: él fue visto como una última respuesta oligarca

después de la metralla. Por lo tanto con él se sepultó cualquier nueva esperanza de transacción

ciudadana “en cancha” oligarca. La oficialidad joven del Club Militar tomó la iniciativa, afectada

fuertemente por la inflación. En 1924, una seguidilla de golpes de fuerza (ruido de sables en el

congreso el 4 de septiembre, cuando se discutía la creación de una dieta parlamentaria -con el

pretexto de que así personas mesocráticas pudieran beneficiarse también de la política

profesional-) y golpes de estado entre la oficialidad vieja y joven, (ganando la última), exilio a

Alessandri y otros oligarcas y echó a andar el andamiaje constituyente de la AOAN.

“Y convocaron, en marzo de 1925, a una Asamblea Constituyente de Asalariados e Intelectuales, la que se inauguró en el Teatro Municipal (…) y acordó una serie de “principios constituyentes” que, en lo esencial, establecían un Estado centrado en el fomento de la producción, un Congreso funcional formado por delegados de las clases productoras, un sistema educacional administrado por la Comunidad y no por el Estado (o sea no por la oligarquía), un ejército de ciudadanos (se abolía el Ejército Permanente), etc.”33

El movimiento social, constituido “presuntuosamente” en colegislador (AOAN), con los memoriales

en mano, devino en un movimiento constituyente (y constituido), uno que “mandató a los

militares para que mandataran a Alessandri” a volver del exilio y ejercer su nuevo mandato en lo

que terminaba el primero. Esto dificultó el proceso constituyente, preso de una ingenuidad

política rotunda. Fue un tiempo suficiente para que un astuto Alessandri, exiliado en Italia, se

influyera de la nueva constitución italiana de corte fascista, para engrosar las atribuciones del

ejecutivo, pero sin renunciar al espíritu liberal inherente al congreso (lugar donde efectuaría su

retiro político hasta su muerte en 1950). Al volver del exilio, tras una nueva serie de artimañas,

intriga y dominio carismático (temperamental y colérico), que no detallamos, Alessandri se impuso

(e impuso su constitución) a los militares incluso, en una gran convención de amigos “notables”.

Ibañez, el caudillo militar joven que se deshizo de la oligarquía militar, y que era el hombre fuerte

definitivamente, resolvió permitir la constitución de Alessandri para, populistamente, usarla él en

un gobierno autocrático: fue ministro de guerra y del interior en 1925, luego ministro único

(“tapándole” la boca al “león”), luego vicepresidente (“león” exiliado), luego candidato único a la

presidencia (en 1927) iniciando la dictadura. Exilió indistintamente a los jerarcas oligarcas

33 Salazar, Dolencias históricas… op cit p. 60

19

(presidente del partido conservador, presidente de la corte suprema, entre otros), y mediante

decretos-leyes (que no requerían de congreso pues obedecen a la lógica de los estados de facto y

no de derecho) creó toda la institucionalidad del estatal-desarrollismo (contraloría, banco central,

nacionalizó el salitre, impuso un código del trabajo, centralizó las municipalidades), relegando a la

sociedad civil a su condición de movimiento social (ya no más ciudadano), peticionista34. Alessandri

mantendría, en su retorno, esta condición.

Pero “no fue la “bohemia de Medicina” la que encabezó esta vez la rebelión estudiantil, sino los

severos jóvenes constitucionalistas de la Escuela de Derecho; eso sí, entusiastamente secundados

(como siempre) por los estudiantes del Instituto Pedagógico.”35 Salazar y Pinto narran cómo cayó

Ibañez (con un país paralizado y seco económicamente). La FECH salió a la calle, se tomó la Casa

Central. Cuando fue sitiada y desocupada hubo represión con resultado de muerte de un joven

egresado de Medicina. El resultado fue que al día siguiente, todos los médicos del gremio estaban

paralizados (solidarizando) en huelga general hasta derrocamiento del dictador: le siguieron el

“Colegio de Abogados, el Instituto de Ingenieros y los arquitectos, los profesores secundarios y los

empleados de banco”36 La cantidad de gente que salió a las calles sobrepasó la capacidad policial y

la crisis se hizo evidente: El descontrol desembocó con la muerte de un profesor de Historia

(ocurrido tras el funeral del joven estudiante de medicina), y un dictador posteriormente

arrancando, y destituido por abandono de funciones.

En síntesis, la FECH, en muy pocos años, vivió procesos muy profundos. Esto es propio de

un gremio cuyos integrantes son renovados en muy pocos años (la juventud dura a lo más quince,

y algunas carreras cinco años, cinco años para una militancia gremial). Esto les permite, como

gremio, mantener un espíritu crítico o racional, pero también utópico y ácrata que llenó de

vitalidad constantemente la opinión pública, acelerando el motor modernizador más y menos

revolucionario, dinamizando la cultura. Heredó la espontaneidad propia a la bohemia, generando

la cultura carnavalesca propiamente chilena, y las fiestas (Fiesta de la Primavera). Al mismo tiempo

que espontánea, la organización juvenil fue más y menos organizada: partidista (democrática,

socialista, comunista), anarquista, nihilista, arielista, populista.

34 Salazar, Dolencias históricas… op cit p. 62. 35 Salazar, Historia contemporánea…V op cit p. 200.36 Salazar, Historia contemporánea…V op cit p. 201.

20

Su dificultad radicó en que ingenuamente creyó (salvo alguno) en 1920 y 1925 en Alessandri

(ingenuidad política); no fue fundamentalmente (sólo coyunturalmente) confederada y ciudadana

(más bien de trinchera social y gremial, en desfiles y diarios), y mucha energía gastó en

voluntarismos azarosos del primer período ácrata. Más peso tenía el hecho de que los “pajarillos

libertarios” que “no le temen a las balas” (Violeta Parra) no tenían poder de fuego, y al conocer “la

seriedad de la muerte” weberiana37, recularon obsecuentes a su condición de actor social,

abrazando de lleno el partidismo y renunciando (a veces exorcizando) al anarquismo. Se

constituyeron en la Clase Política Civil (post oligárquica) de Chile para el período 1932-1973.

ojalá aportar desde el texto “del poder constituyente de asalariados e industriales

La FECH, ayer y hoy

La Federación de Estudiantes de Chile38 surge en Octubre de 1906, a raíz de un anhelo y un

objetivo que consistía en la defensa de los derechos de los estudiantes y la representación de sus

opiniones, como también el de brindar asistencia social a los trabajadores y a la gente más pobre,

en general. En ese sentido, las primeras labores de la federación se concretaron en trabajos

voluntarios, y ejemplo de ello fue la campaña de vacunación contra la fiebre amarilla que se

efectuó en Valparaíso, ese mismo año.

La FECH se fue constituyendo, con los años, como un símbolo de rebeldía y libertad dentro de

los jóvenes chilenos. Dentro de las ideologías preponderantes en su proceso de fundación, se

encontraban tanto el socialismo y el anarco-sindicalismo, como también la de otros jóvenes afines

a las ideas del Partido Radical39.

En sus primeros pasos, la FECH tuvo como presidente a Jorge Ducci, estudiante de Medicina, el

cual recibió el apoyo del entonces rector de la Universidad, el abogado Valentín Letelier. Es

justamente éste último quien habilita el primer espacio que acoge a la federación, dentro de la

Casa Central. Este respaldo que concedió Letelier se debe a que éste también apoyaba los fines

37 Salazar, Historia contemporánea…V op cit p. 197.38 Hoy “Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile”.39 Es importante precisar que estos jóvenes defendían ideas, principios, por sobre maneras de actuar propias de un partido. Estos principios eran básicamente la lucha por la consagración de la sociedad civil frente al Estado, la ampliación del sufragio (reforma electoral) y de las libertades republicanas, la separación de la Iglesia del Estado, la descentralización del país, entre otros.

21

trazados por la FECH, sobre todo los relacionados a las labores sociales (como apoyos médicos y

legales a los obreros).

Se configuró, por sobre todo, como un importante protagonista dentro del acontecer político y

social, y sucesos como la muerte en 1920 del poeta y estudiante de Derecho, José Domingo

Gómez Rojas, a raíz de la Guerra de don Ladislao40, o el impresionante funeral de Luis Emilio

Recabarren en 1924 fueron forjando, en su presencia, a la FECH como un actor social relevante.

Reforma Universitaria en 1931: autonomía y financiamiento

No obstante, y además de lo mencionado, crucial resultó ser el proyecto de Reforma

Universitaria que se llevó a cabo en el país, y particularmente dentro de la misma FECH. Fue la

generación anarco-sindicalista de la segunda década del siglo XX quien planteó esa idea,

influenciada por el Manifiesto de Córdoba de 1918. Esta reforma implicaba tanto una

transformación administrativa, como política, social y académica dentro de las universidades, con

respecto al debate sobre extensión, democratización y autonomía universitaria. Aquello no obstó

a que ya se vinieran prefigurando aspectos de la reforma dentro de la federación, como la ya

mencionada campaña de vacunación encabezada por la Facultad de Medicina, o la creación de la

Universidad Popular Lastarria en 1918, cuyo fin era brindarle educación a las clases más

desfavorecidas. Esto en relación a la extensión, en el sentido que la Universidad de Chile

empezaba ya a salir de su esfera meramente academicista41. Otra orientación de la federación

tenía que ver con su postura con respecto al resto de Latinoamérica, proclamando principios

basados en un “internacionalismo pacifista”, como también su trabajo por la “abolición simultánea

de los ejércitos de todas las naciones”42.

Resulta que años más tarde, en 1931, la FECH manifiesta su oposición a la dictadura de Carlos

Ibáñez del Campo, a pesar de que en un principio éste le concedió a la Universidad de Chile una

autonomía institucional y financiera a través de decretos, lo que a la larga no fue sino una

concesión meramente teórica, puesto que esa autonomía no se logró traducir en hechos reales.

40 Se rumoreó sobre un posible enfrentamiento con Perú para así elevar el nacionalismo en la población y distraerla con respecto a la candidatura de Arturo Alessandri. Gómez Rojas murió en la cárcel a causa de las torturas que recibió.41 Otro caso es la participación de los líderes de la FECH, Santiago Labarca y Juan Gandulfo, en la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional.42 BARRÍA, Jorge. “El movimiento obrero en Chile”, Universitaria, 1960, Santiago. Pág. 194.

22

Esta oposición se reflejaba en las agitaciones públicas que habían, y que se vieron aún más

agudizadas por la prohibición que se hizo de la revista Claridad, el principal medio de difusión de la

federación en los años 20. En este contexto, durante una manifestación en Julio de 1931, se

produjo la muerte de Jaime Pinto Riesco, estudiante de Medicina, a causa del disparo de un

carabinero. Este hecho fue fundamental puesto que a los funerales asistieron varios miles de

personas, ahondando así el rechazo de la ciudadanía frente a Ibáñez del Campo. En medio de

éstos, en su intento de dispersar a las multitudes, Carabineros causó, con otro disparo, la muerte

del profesor Alberto Zañartu Campino. Esa misma semana Carlos Ibáñez dimitía y partía rumbo a

Argentina. Este hito corresponde a uno de los mayores logros de la FECH en tanto que actor social.

Poco tiempo después, cuando se encontraba en el gobierno el radical Juan Esteban Montero,

se logra consagrar, y ya en los hechos, la autonomía de la Universidad, puesto que ésta se

estableció en los estatutos de la misma. Concretamente, desde ahí se pudo alcanzar una

autonomía tanto financiera como institucional, como por ejemplo en las elecciones de rector, las

cuales dependían del voto de los distintos decanos, y ya no de la voluntad del gobierno de turno.

Esta autonomía se fue extendiendo años más tarde a distintas universidades, como la Universidad

Técnica del Estado (que da origen a la USACH) en la década de los 50.

Sin perjuicio de lo anterior, hay que precisar que los jóvenes del período antes mencionado

(1906-1932), terminaron siendo, ya en su profesionalización, parte de la clase política civil del

período que le sucede (1932-1973), en su faceta de tecnócratas o empresarios, colaboradores del

Estado. Si bien se puede entender como parajes propios del camino posterior a la época

universitaria, algo tendrá que ver con la elitización que se venía conformando al interior de la

Universidad de Chile. Eso lo veremos a continuación.

Años 60: rediscusión de la Reforma

Antes que todo, cabe señalar que Eduardo Frei Montalva, en su primer discurso tras su victoria

electoral en 1964, agradeció particularmente a los jóvenes, quienes cumplieron un papel relevante

en su campaña. En aquella década, la Universidad de Chile ya venía adquiriendo un carácter

marcadamente clasista y elitista dentro de su propia composición, lo que se manifestaba, por

ejemplo, en que el gobierno universitario era ejercido por los profesores que eran titulares de

23

cátedra. Ante esto, los estudiantes exigieron una estructura más democrática, un ingreso más

amplio, de manera que se pudiera dejar de lado la discriminación que se estaba concibiendo.

En 1966 se realizó la Convención de Reforma Universitaria, organizada por la FECH, en un

contexto marcado por las corrientes contraculturales de la época y la Revolución Cubana, entre

otras. Esta Convención resultó ser el antecedente directo de la Reforma de 1967, encabezada por

jóvenes militantes, desde la Democracia Cristiana (MAPU e Izquierda Cristiana) hasta el

Movimiento de Izquierda Revolucionario. Ese año se produjo una agitación masiva en muchas

universidades, siendo la Católica de Valparaíso una de las primeras en vivir tomas en su interior.

Efectivamente, su Escuela de Arquitectura fue tomada, con el apoyo de los propios docentes,

quienes exigían cogobierno, universidad abierta y elección del rector por parte de los académicos,

y no por parte de la Iglesia. Días más tarde, fue la Católica, de su sede en Santiago, quien vivió una

toma, más precisamente de su Casa Central. Esto generó un gran revuelo nacional, y visto ahora

podría parecernos casi imposible, dadas las circunstancias actuales.

Más tarde, estos procesos se fueron presentando en otras universidades del país,

paralelamente a lo que se vivía en Francia (1968), como en la mencionada Universidad Técnica del

Estado, la Universidad Federico Santa María, la propia Universidad de Chile o la Universidad de

Concepción. Fue en esta última donde se ahondó y radicalizó el movimiento que se venía

gestando, dado que grupos de izquierda dentro de ella, como el MIR o el MAPU, encabezaron la

definición de demandas tales como la democratización de los espacios universitarios.

Todo esto derivó en distintos estadios de éxito en cuanto a lo que se reivindicaba, pero lo que

se logró al final tuvo que ver básicamente con la elección de las autoridades dentro de cada

universidad, como también con un replanteamiento que se hizo con respecto a las prioridades a

nivel institucional, lo que implicó nuevos objetivos en materia de docencia e investigación, así

como el reforzamiento en materia de extensión (pues ya estaba presente), o la implementación de

proyectos interdisciplinarios.

2011: la “primavera chilena”

Sabido es que el actual sistema educacional se diseñó según la voluntad de quienes decidían

en este país durante la dictadura, y plasmado en sino su más preponderante legado, la

Constitución de 1980. Antes de ella, la educación pública, tanto primaria como secundaria, estaba

24

a cargo del Ministerio de Educación. Luego de la Constitución, en 1981, se le otorgó esa atribución

a las municipalidades (lo que repercutió en visibles segregaciones), a la vez que la educación

privada vivió un gran crecimiento en cuanto a la fundación de varias universidades de este

carácter, a raíz del proyecto de liberalización que se llevó a cabo en la dictadura, y que hoy sigue

reinando. Cuando hoy se habla de universidades “tradicionales” (las de antes de 1981, estatales o

sin fines de lucro) o “privadas” es a causa de aquella época.

Ante esta situación permanente, y luego de climas que se venían gestando a partir de

agitaciones vividas tanto en 2006 (estudiantil en la “marcha de los pingüinos”) como a inicios del

2011 (protesta ciudadana contra HidroAysén), la FECH convoca la primera marcha en Santiago, el

12 de Mayo de dicho año, a pocos días de la cuenta pública del Presidente de la República de

aquel entonces, Sebastián Piñera. A ella concurren más de 10.000 estudiantes de educación

secundaria y superior. Paralelamente, estudiantes de otras regiones convocaban a

manifestaciones en sus respectivos establecimientos. Un mes más tarde, el Ministerio de

Educación informaba que existían 184 colegios que adherían a las protestas en todo el país, en

forma de paros o de tomas.

Esa misma semana, el 16 de Junio, la CONFECh y el Colegio de Profesores convocan una nueva

marcha en Santiago, a la que asisten más de 80.000 personas, entre estudiantes y profesores 43. A

fines de ese mes, ya se encontraban más de 200 establecimientos en toma. El movimiento

estudiantil ya se estaba radicalizando. A pesar de que el MINEDUC fuera presentando propuestas

para ver si podían solucionar este tema, la CONFECh las rechazó pues no satisfacían en lo medular

a sus demandas, las cuales consistían básicamente en un reforma al sistema de acceso a las

universidades que asegurara la igualdad de oportunidades, un aumento del gasto público en

educación superior y una democratización del sistema de educación superior (“educación pública,

gratuita y de calidad” o “fin al lucro” fueron de los mensajes más significativos a la hora de plasmar

lo que se pedía. Su mensaje directo y contundente resultó ser muy convocante para el resto de la

ciudadanía).

A fines de Julio, tras haber vivido un cambio de gabinete, el gobierno de Piñera no hallaba

cómo solucionar el conflicto, para lo cual el ministro de ese entonces, Felipe Bulnes, daba a

conocer un compendio de medidas destinadas a mejorar la educación en Chile. Sin embargo, el

43 http://www.cooperativa.cl/intendencia-confirmo-que-80-mil-personas-se-sumaron-a-marcha-por-santiago/prontus_nots/2011-06-16/200557.html

25

descontento e inconformidad de los estudiantes no se hizo esperar, lo que se tradujo en

barricadas en todo Santiago. Éstas se prolongaron hasta los primero días de Agosto, siendo el 4 de

ese mes el día más álgido en el contexto del movimiento estudiantil, pues ahí se convocaron dos

marchas, una en la mañana y otra en la noche, aunque ninguna de las dos se pudo concretar de

manera óptima debido a la represión del Estado y otras prácticas (como la clausura del metro de

Santiago para que los estudiantes no pudieran ir a los puntos de marcha) que efectuó. No

obstante, se había logrado convocar a un paro nacional para ese mismo día. Fue un día

emblemático en el sentido que el estudiantado (más que solo la FECH) volvía a incidir en el

acontecer político, económico y social, como en épocas anteriores de la federación. Sumado a que

días después, el 24 y 25 de Agosto, fue la CUT quien convocó a un paro nacional en apoyo a las

demandas estudiantiles y las propias del mundo sindical. La noche del 25 se produjo la muerte de

Manuel Gutiérrez, un estudiante de 16 años, tras ser impactado por un disparo policial. La historia

de violencia por parte del Estado se repetía.

Si bien en el segundo semestre del 2011 hubo intentos de diálogo, el movimiento se siguió re-

articulando, al punto que hoy siguen habiendo demandas que no han logrado ser satisfechas, a

pesar de que Bachelet, actual Presidenta de la República, haya dicho en su campaña que lucharía

por los cambios que se necesitaban. El panorama actual se sintetiza en lo siguiente:

“Las demandas de los estudiantes secundarios y universitarios han variado con el tiempo, pero

a grandes rasgos se han centrado en un cambio constitucional, el aseguramiento de una educación

igualitaria, pública y gratuita, desmunicipalización de la educación pública (llegando a la

estatización de la educación), aumento en el presupuesto destinado a la educación (de un 3,1% del

producto interno bruto a un 7%), mejoras en infraestructura con una agenda de meta (…), y la

creación de nuevas formas de ingreso a la educación superior, en rechazo a la actual Prueba de

Selección Universitaria (PSU).”44

44 http://www.educarchile.cl/ech/pro/app/detalle?id=209692

26

Epílogo o conclusión

27

Bibliografía

Libros

Jackson, Giorgio45, El país que soñamos, DEBATE (Santiago, 2013)

Salazar, Gabriel, La Violencia política popular en las “Grandes Alamedas”, LOM (Santiago, 1990)

Dolencias históricas de la memoria ciudadana (Chile, 1810 – 2010), EDITORIAL

UNIVERSITARIA (Santiago, 2012)

Movimientos Sociales en Chile UQBAR (Santiago, 2012)

Salazar, Gabriel, y Pinto, Julio, Historia contemporánea de Chile I, LOM (Santiago, 1999)

Historia contemporánea de Chile II, LOM (Santiago, 1999)

Historia contemporánea de Chile V, LOM (Santiago, 2002)

Artículos

Otros

45 Presidente FEUC período noviembre 2010-noviembre 2011, actual diputado de la República.

28

Entrevista (1): nombre del entrevistado46

Esta entrevista será anexada al examen del curso Historia Social de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, departamento de Ciencias del Derecho, a cargo del profesor Gabriel Salazar Vergara. Tanto el objeto de estudio -la FECH- como las preguntas fueron ideados por los estudiantes. No se contempla su uso para otros fines sin consentimiento previo y expreso del entrevistado.

Preguntas al entrevistado:

1) En tu opinión, ¿cuál es el rol de la FECH y su proyecto en el país?

2) ¿Cuáles son las principales trabas y defectos para cumplir con ese rol y ese proyecto (causas internas a la FECH y causas externas a la FECH)

3) A cuatro años de las grandes “marchas nacionales por la educación”, nueve de la “marcha de los pingüinos”, y catorce del “mochilazo” de estudiantes secundarios, ¿sigue más esperanzado o más escéptico de los logros alcanzados como FECH? ¿y como jóvenes?

4) ¿Cuál es su opinión acerca de la incorporación de dirigentes estudiantiles al congreso? ¿Y acerca de la militancia política (partidista) en general de un dirigente estudiantil?

46 Dirigente FECH año 2014, Facultad de _________; cargo FECH:___.

29

Entrevista (2): Sebastián García Cornejo47

Esta entrevista será anexada al examen del curso Historia Social de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, departamento de Ciencias del Derecho, a cargo del profesor Gabriel Salazar Vergara. Tanto el objeto de estudio -la FECH- como las preguntas fueron ideados por los estudiantes. No se contempla su uso para otros fines sin consentimiento previo y expreso del entrevistado.

Preguntas al entrevistado:

1) En tu opinión, ¿cuál es el rol de la FECH y su proyecto en el país?

2) ¿Cuáles son las principales trabas y defectos para cumplir con ese rol y ese proyecto (causas internas a la FECH y causas externas a la FECH)

3) A cuatro años de las grandes “marchas nacionales por la educación”, nueve de la “marcha de los pingüinos”, y catorce del “mochilazo” de estudiantes secundarios, ¿sigue más esperanzado o más escéptico de los logros alcanzados como FECH? ¿y como jóvenes?

4) ¿Cuál es su opinión acerca de la incorporación de dirigentes estudiantiles al congreso? ¿Y acerca de la militancia política (partidista) en general de un dirigente estudiantil?

47 Dirigente FECH año ____, Facultad de Economía y Negocios; cargo FECH:___.

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