trabajo final: curso de neurobiología y plasticidad neuronal · o según se entiende desde el...
TRANSCRIPT
Trabajo Final: Curso de
Neurobiología y Plasticidad Neuronal
Alumno: Jesús Soriano Fonseca
www.asociacioneducar.com
Mail: [email protected]
Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar
TEMA. La conciencia, sus bases filosóficas, religiosas y neurobiológicas.
Teorizaciones sin fin.
1. Introducción.
Lo difícil no es definir la conciencia y qué entendemos por ella. Lo difícil está en
cómo se relaciona esta con el ser humano, convertido en un ser eminentemente
práctico. O según se entiende desde el pragmatismo; el pragmático abandona el
concepto de verdad en el sentido de la concordancia entre el pensamiento y el ser.
Para el pragmático, verdadero significa útil, valioso, fomentador de la vida. El
hombre no es un ser teórico o pensante, sino un ser práctico, de voluntad y de
acción. Su intelecto está íntegramente al servicio de su voluntad y de su acción. El
intelecto es dado al hombre, no para investigar y conocer la verdad, sino para
poder orientarse en la realidad.
La conciencia todavía es un término escurridizo tanto para la filosofía como para la
ciencia misma, incluyendo las neurociencias y la neurobiología y lo único que han
hecho estas disciplinas es especular alrededor de ella, pero la especulación no
nos acerca necesariamente a la verdad, sino solo a lo probable. A no dudarlo y
desde ciertas posiciones religiosas, existen variadas formas teóricas de conciencia
(moral, espiritual, religiosa), en razón de no poder llegar a ella con una explicación
que deje satisfechos a fieles, legos y letrados, sino como un freno a las acciones
naturales de los seres humanos. Es por ello que estaríamos en la posición de
dudar de las religiones organizadas y de todos aquellos que tratan de definirla sin
saber qué es. Por lo ya expresado, decimos y sostenemos que toda definición
mata al concepto, puesto que lo limita, y, la limitación se debe al contexto en el
cual se desarrolla o se trata de definir.
Otro asunto que ocupa a muchos teóricos, filósofos, neurocientíficos y
neurobiólogos es tratar de encontrar explicaciones entre lo que sucede en los
hemisferios cerebrales derecho e izquierdo. Si uno tiene tales funciones
delimitadas como son el razonamiento lógico, entre otras (hemisferio izquierdo) y
el derecho definido como más emocional, entonces llegaríamos a ciertas
conclusiones apresuradas, tendríamos al menos dos yos o yoes o la unión de
ambos para aquellas personas sin lesiones cerebrales de importancia, pero ¿qué
sucede con aquellas personas que habiendo padecido crisis convulsivas u otro
tipo de lesiones, se ha tenido que proceder prácticamente al corte de los
hemisferios? ¿Sus dos yo lo convierten en dos personas o dos personas en una?
No quisiéramos tampoco ser muy especulativos al tener que considerar desde la
psicopatología o desde la misma psiquiatría que su yo, al haberse dividido, lo
puede convertir en esquizofrénico puesto que tiene un yo escindido.
Existen planteos, obviamente de tipo teórico que consideran que el Siglo XXI será
el siglo de la conciencia. ¿Será que definitivamente llegaremos a conocer qué es
esta y en qué consiste o seguiremos especulando? ¿Qué tan importante es la
conciencia que merece tal atención? Si se logra entender su verdadero sentido
para el ser humano, nada nos desagradaría más que considerar que existen los
actos inconscientes, ya que no se trata de dualidades, esas solo son
especulaciones psicoanalíticas. Lo decimos porque si se descubre qué es la
conciencia, habrá que gastar y dedicar igual energía y tiempo, o más, en saber
qué es la inconsciencia.Tampoco habría nada que nos desagrade más que creer
que tenemos razón al definirla desde tal o cual posición meramente teórica y
especulativa.
Enseguida, sostenemos que para entenderla en su magnitud, se debe descubrir
científicamente qué es, y si no se logra, el resto seguirán siendo especulaciones
filosóficas, religiosas, metafísicas o de otro tipo. Por otra parte, sostenemos y
esperamos que serán las neurociencias y solo ellas las que finalmente lleguen
a conclusiones más o menos acabadas.
Por otro lado, tenemos otra preocupación de tipo teórico ¿los animales tienen
conciencia o este escurridizo término es privativo de la raza humana? Si la
respuesta se centrara en el ser humano, empezamos a dudar de que así sea, en
razón de que solo el ser humano acuña conceptos, pero todavía no se ha
conocido qué piensan los animales al respecto. Nuestro argumento no está en
polemizar si los animales son inteligentes o no. Nos parece que abundan
evidencias al respecto, sino en qué nos hace diferentes de ellos, o por el contrario,
encontrar las semejanzas, ya que finalmente somos seres vivos y compartimos el
planeta con ellos. Y aún más, ¿qué sería del ser humano sin el resto de los seres
vivos? No perdamos de vista el eslogan que maneja la Asociación Educar; somos
mente-cuerpo-cerebro-ambiente. Posiblemente en esta tetralogía y
específicamente en el binomio cerebro-mente, encontremos alguna posible
explicación sobre la conciencia. Esperamos que sea creíble para toda la raza
humana, ya que sería una verdad universalmente válida, pero no una verdad
absoluta, de lo contrario, dejaría de ser científica para convertirse en dogmática.
¿Qué opinaríamos de lo siguiente? El martes 31 de julio de 2012, científicos
prominentes de diferentes ramas de las neurociencias se dieron cita en la
Universidad de Cambridge para celebrar la Francis Crick Memorial Conference, la
cual trató sobre conciencia en animales humanos y no humanos. Al finalizar las
conferencias se firmó, en presencia de Stephen Hawking, la Cambridge
DeclarationOnConsciousness (Declaración de Cambridge sobre la Conciencia), la
cual resumió los hallazgos más importantes de la investigación allí expuesta y
discutida:
"Decidimos llegar a un consenso y hacer una declaración para el público que no
es científico. Es obvio para todos en este salón que los animales tienen
conciencia, pero no es obvio para el resto del mundo. No es obvio para el resto del
mundo occidental ni el lejano Oriente. No es algo obvio para la sociedad."
“Descubrimos que las estructuras que nos distinguen de otros animales, tales
como el córtex cerebral, no son responsables de la manifestación de la conciencia.
En pocas palabras, si el resto del cerebro es responsable de la conciencia y esas
estructuras son semejantes entre seres humanos y otros animales, como
mamíferos y aves, llegamos a la conclusión de que estos animales también son
conscientes”.
Philip Low, en la presentación de la Declaración de Cambridge sobre la
Conciencia, 7 de julio de 2012. Cita recuperada de internet el día 25 de junio de
2014 a las 13:45 horas.
Si estas conclusiones neurocientíficas son ciertas, ¿qué sucederá con las
religiones que tienen la conciencia en alta estima y es uno de sus fundamentos
para tener sometidos y arrodillados a sus creyentes? ¿Continuará la pugna entre
ciencia y religión o nos pondremos de acuerdo?
Creemos que existen varios comentarios al respecto y uno de ellos, nos acarrea
muchos problemas de tipo ético y moral, ¿existe la buena o la mala conciencia?
De seguro continuarán las especulaciones filosóficas, científicas, y ahora, las
teológicas. En algunas ocasiones hemos escuchado la expresión, “hazlo según te
lo dicte tu conciencia”. Esta expresión pone en posición ética y moral al
individuofrente a una toma de decisiones, porque de seguro hará lo más
conveniente (pragmatismo), no lo que le dicte su conciencia moral, ética o
religiosa, ni de ningún otro tipo. Seguramente que asumirá ante los demás que su
decisión fue de algún tipo ya descrito, pero no confesará que fue pragmática.
Bajo el esquema de las neurociencias o de la neuropsicoeducación, ¿cómo es que
un proceso evidentemente físico-cerebral, da lugar a la llamada conciencia y cómo
es que la conexión sináptica de millones de neuronas puede dar lugar a una
respuesta consciente y subjetiva (relativa al sujeto)? Evidentemente que tampoco
esperamos respuestas de ciencia ficción, esto es para tomárselo en serio, muy en
serio.
Algunas otras cuestiones, son aquellas relacionadas con la separación de la
misma palabra; con ciencia, lo cual tiene una explicación sencilla, lo que se hace
con la ayuda de la ciencia ydel método científico, aunque no todo lo que se hace
con ella necesariamente es verdad. También tenemos la palabra conciencia (del
latín conscientia), que literalmente significa conocimiento compartido, en tanto
que el primer término (conciencia) es ser conscientes de ello, y, así, volvemos a
caer en nuestra propia trampa semántica y conceptual.
Para no dejar fuera los llamados actos inconscientes, quisiéramos decir algo más
al respecto. El inconsciente freudiano, es especulación teórica y nada más.
Creemos que podemos sostener que el no darse cuenta de algo, no es por un acto
inconsciente, es algo en lo que no se reparó y punto, de lo contrario, habría que
dividir a la humanidad en dos tipos de humanos, los conscientes y los
inconscientes, o, dividirnos a nosotros mismos en varias personalidades, según
cometamos actos conscientes o inconscientes. Nuestra aseveración anterior tiene
un fundamento de tipo ético, moral, y aún, legal. Si alguno de nosotros comete un
acto que perjudica a terceros, y aquí habría que ser cuidadosos, porque se está
mencionando toda forma de vida, bien se puede argumentar a favor que fue un
acto inconsciente o alegar insania, y ya, está arreglado el asunto. ¿Cómo se
explica esto desde las neurociencias o desde la neuropsicoeducación, si es que
existe alguna explicación? Al parecer son dilemas pendientes (por cierto existe
otro de la mayor importancia, la muerte y sus enigmas), y, posiblemente no les
corresponda resolverlos, sino a otros campos del conocimiento como son la
filosofía, la ética, la religión no organizada, la antropología, la sociología o la
invención de nuevas disciplinas. Una forma es ponerse de acuerdo a través de la
búsqueda común entre disciplinas (interdisciplina), y aún, más allá de las mismas,
latransdisciplina o lametadisciplina.
2. La neurobiología de la conciencia. Puntos de análisis.
Desde la neurobiología de la conciencia de Antonio Damasio, nos preguntamos,
¿es posible que al tomar decisiones cotidianas seamos totalmente racionales?
¿Influyen nuestras emociones en la toma de decisiones? ¿Podemos decidir sin
emocionarnos, o aún más, sin razonar?
Es difícil responder a la primera pregunta, ya que una vez descubiertas las
emociones humanas, se sostiene que estas son inseparables de todo acto
biológico que realicemos, excepto claro, en los trastornos psicopáticos y
posiblemente en algunos otros trastornos disociativos de la personalidad.
Respecto a la segunda pregunta, el parecer teórico es que las emociones influyen
decididamente en nuestra toma de decisiones. El único cuestionamiento que aquí
hacemos es que cuando se desbordan las emociones probablemente hagamos
decisiones no racionales y eso podría perjudicar nuestro desempeño y aún más,
comprometer nuestra propia existencia. Es por lo tanto de dudar que las
emociones sean indispensables en la toma de decisiones. El hecho de que
participen, no las hace indispensables. Nuestra posición al respecto está
fundamentada en lo siguiente;si se afirma que el sistema límbico está relacionado
con las emociones humanas y otros actos naturales, debemos entonces plantear
que no es una única estructura, sino una serie de vías nerviosas que incorporan
estructuras profundas de los lóbulos temporales, como por ejemplo el hipocampo y
la amígdala. Al formar conexiones con la corteza cerebral, la materia blanca y el
tronco encefálico, el sistema participa en el control y la expresión del estado
anímico y las emociones, el procesamiento y almacenamiento de la memoria
reciente, y el control del apetito y de las respuestas emocionales a la comida. El
sistema límbico también está asociado con partes del sistema neuroendócrino y el
sistema nervioso autónomo, y algunos trastornos neurológicos, como la ansiedad,
están asociados con cambios hormonales y del sistema autónomo. También se ha
visto su implicación en los estados depresivos.
Damasio quien ostenta la cátedra David Dornsife de Neurociencia y Neurología,
además es director del Instituto Cerebro y Creatividad de la Universidad de
Southern California, tiene como uno de sus objetivos comprender las emociones
sociales para poder así abordar el conflicto social.
Damasio asegura que los sentimientos son en primera instancia un fenómeno
físico. Nuestro cuerpo reacciona de una forma u otra según el entorno y las
circunstancias que lo rodean. Una vez el cuerpo ha reaccionado, el cerebro
asimila estos cambios y los traduce al lenguaje de las emociones. Es entonces
cuando sentimos. Tras ello, podemos racionalizar lo que sucede y tomar una
decisión meditada. Es decir, las emociones son biológicamente indispensables
para tomar decisiones.
Podríamos considerar lo anterior como no necesario para la toma de decisiones,
en razón de que si las emociones son un fenómeno físico, sostenemos que
también son actos mentales preconcebidos ya que cuando el organismo tiene
delante de sí un objeto de la realidad, este no es el objeto de la realidad en sí, sino
una imagen del mismo o su representación y las reacciones están en función de
cómo percibimos ese objeto o cómo lo hemos percibido anteriormente, por lo
tanto, personas diferentes tendrán reacciones diferentes ante un mismo objeto.
Damasio también establece la relación entre los sentimientos y la anatomía del
cerebro, pone de manifiesto la importancia de la conexión entre el córtex frontal y
las zonas profundas del cerebro -como la amígdala- a la hora de tomar las
decisiones comunes para cualquier persona que se enfrente a la necesidad de
actuar frente a la sociedad. Un puente entre lo intangible y lo puramente material.
Se pueden resumir estas funciones en dos, que a su vez están interrelacionadas:
1) Elaborar una imagen del estado interno del organismo que permita activar los
mecanismos reguladores encargados de mantener el medio interno en
condiciones adecuadas para la vida; y,
2) Elaborar una imagen del mundo exterior que permita programar la actividad
motora que necesita el organismo para sobrevivir y reproducirse.
Aquí sostenemos que los sentimientos son aprendizajes, reaprendizajes y
desaprendizajes a lo largo de la vida del individuo y además, dependen de la
cultura imperante. No debemos perder de vista que ninguna persona nace
amando u odiando, estas emociones se aprenden y se aplican según la
circunstancia individual o colectiva.
Por el contrario, dice Damasio, el escepticismo es mucho mayor cuando nos
referimos a la posibilidad de descubrir las bases cerebrales que hacen posible la
emergencia del yo. Damasio rastrea los orígenes del yo mediante un enfoque
evolutivo de las principales funciones que lleva a cabo el sistema nervioso.
Si nos declaramos escépticos del concepto del yo, tendremos que ir más allá de lo
que plantean las diversas corrientes del pensamiento, así como las diversas
formas en que este concepto se define. El concepto es tan vago como escurridizo.
El origen se remonta a la raíz latina en forma de ego, así mismo, a lo largo del
pensamiento humano se le ha considerado de diversas formas, alma, esencia,
psique, espíritu, conciencia, cognición, etc. Todo depende de la disciplina en
cuestión. Nos preguntamos entonces, ¿es posible rastrear los orígenes del yo
mediante un enfoque evolutivo de las principales funciones que lleva a cabo el
sistema nervioso o bien tomarla desde la posición filosófica, epistemológica o
antropológica? No deberíamos perder de vista que desde Copérnico con el
heliocentrismo (el sol como centro del universo) se le dio la estocada final al clero
que consideraba al ser humano (homocentrismo) y a la tierra como el centro del
universo (geocentrismo). Cabe aclarar aquí que no fue precisamente Copérnico
sino Aristarco de Samos (antes de Cristo) quien primero sostuvo el heliocentrismo.
¿No podría ocurrir lo mismo con la pretenciosa sensación de encontrar el proceso
evolutivo de un hecho intangible (el yo) y hacerlo material a través del sistema
nervioso? Por otro lado, el sistema nervioso está en proceso permanente de
evolución y si lo entendemos como la forma en que el individuo se sitúa en el
universo (cosmovisión o nanovisión como le llamamos), ya tendremos más de 8
mil millones de personas tratando de ubicarse en el cosmos.
Damasio sostiene que, durante el proceso evolutivo, han surgido en ciertas
regiones cerebrales la capacidad de hacer representaciones de segundo orden
que reflejan los cambios que experimenta el proto-yo cuando el organismo
reacciona y se altera como consecuencia de su interacción con el mundo exterior.
Para Damasio, el sentido del yo proviene precisamente de esta representación
neuronal de segundo orden que refleja los cambios del proto-yo. Surge así lo que
el autor denomina el yo-central, del que sí somos conscientes y que se dispara
ante la percepción de cualquier objeto.
Si la palabra proto, proviene del griego que significa primero eindica prioridad,
preeminencia o superioridad, ignoramos si Damasio, lo toma en este sentido. Al
parecer no lo hace así. El proto-yo sería lo que él llama representaciones de
segundo orden y entonces ¿significaría que en ese acto no somos conscientes? Y
si el sentido del yo proviene de esta representación neuronal que refleja los
cambios del proto-yo dando lugar al yo-central del que sí somos conscientes y que
este yo-central se dispara ante la percepción de cualquier objeto,
¿necesariamente habrá que pasar por dos etapas para ser conscientes de la
percepción de un objeto?
Para aclarar su posición, Damasio establece que las estructuras implicadas en
esta representación de segundo orden podrían ser la corteza cingulada y el
tálamo, y quizá también algunas áreas de la corteza prefrontal.
¿Podrían ser? Esta posibilidad nos deja con la sensación de que no está seguro
de su declaración y se deja lugar más a la duda. Para aclarar todo este asunto,
vayamos a las partes que mantienen una posición más definida. Investigadores
franceses han descubierto que la corteza cingulada anterior está implicada en la
toma de decisiones y en procesos valorativos y adaptativos (24/01/2008). ¿Esto
fue anterior o posterior a lo que declara Damasio?
El tálamo cumple dos funciones en el mecanismo encargado de las sensaciones:
1. Al llegar a tálamo,losimpulsos que vienen de los receptoresapropiados
producen reconocimiento de las sensaciones más burdas y menos críticas de
dolor temperatura y tacto
2. Las neuronas cuyas dendritas y cuerpos celulares se encuentran en ciertos
núcleos del tálamo relevan toda clase de impulsos sensitivos, excepto
posiblemente los olfatorios hacia el cerebro.
b. Interviene en el mecanismo encargado de las emisiones pues asocia los
impulsos sensitivos con las sensaciones placenteras y desagradables
c. Participa en el mecanismo de excitación o alerta
d. Interviene en el mecanismo que produce reflejos complejos
Lo anterior es meramente la función neurobiológica de ambos, la corteza
cingulada y el tálamo. Damasio solo los asocia y no tendríamos problemas al
entenderlo así, solo se debe expresar que así es para pasar de la mera
especulación a la certeza.
Damasiotambién distingue, dos niveles de conciencia y, en su caso, dos tipos de
yo. La conciencia central, que está acompañada del yo-central, y la conciencia
ampliada, a la que le corresponde el denominado yo-autobiográfico. La conciencia
central se da cuando los dispositivos de representación de segundo orden
producen un informe no verbal y en forma de imágenes de cómo se ve afectado el
estado del organismo por el procesado que el organismo efectúa de un objeto y,
como consecuencia de ello, se resalta la propia imagen del objeto causante de la
alteración del proto-yo, situándolo de manera destacada en un contexto espacial y
temporal. El alcance de la conciencia central es el aquí y el ahora. No existe otro
lugar, no hay antes ni hay después, no hay concepto de pasado ni de futuro. La
sensación del yo proviene de la percepción del cambio que experimenta el
organismo al percibir el objeto.
Damasio denomina conciencia ampliada a la activación de la conciencia central
producida por un objeto y por los recuerdos autobiográficos que se recuperan
durante esa percepción. La conciencia ampliada exige disponer de estructuras
cerebrales responsables de la memoria a largo plazo y de la memoria de trabajo.
La conciencia ampliada proporciona al organismo un sentido del tiempo histórico,
consciente del pasado vivido y capaz de anticipar el futuro, y le permite conocer
mejor el entorno aprovechando las experiencias previas.
La conciencia ampliada y el yo autobiográfico sólo se dan en organismos con una
capacidad memorística sustancial y una cierta capacidad de raciocinio, pero no
requieren la presencia del lenguaje. Para Damasio, los chimpancés, y
posiblemente otros mamíferos, poseen conciencia ampliada y sentido
autobiográfico del yo. Evidentemente, esta capacidad alcanza su cima en el ser
humano con el desarrollo del lenguaje y el incremento de la capacidad
memorística y racional.
Conclusiones
¿Podríamos concluir respecto a la búsqueda de la conciencia, sus bases
filosóficas, religiosas y neurobiológicas? O como se enuncia desde el principio,
¿son teorizaciones sin fin? A no dudarlo, los avances en las neurociencias, la
neuroimágen la interdisciplina, la multidisciplina y aun la transdisciplina, nos hará
mirar más allá de nosotros mismos y de nuestras especulaciones.
Desde tiempos remotos, al hombre le ha preocupado su lugar en el cosmos, de
dónde viene, qué hace aquí y hacia dónde va. Podemos rastrear nuestro origen
desde el proceso evolutivo. Aún más podemos anticipar el futuro mediante la
planeación o planificación. Podemos definir lo que hacemos en el aquí y el ahora,
pero cuando nos planteamos preguntas existenciales como qué es la conciencia,
sus orígenes filosóficos, antropológicos, religiosos, neurobiológicos, sus
consecuencias para nuestra vida, etc., empezamos a tener problemas que no nos
habíamos planteado. Incluso debemos llegar más lejos, ¿puede por ejemplo un
aborigen o un niño, tener consciencia de sí mismo? ¿Cómo se representan su
propio mundo? ¿Sus emociones son iguales a las de todos o dependen de
factores culturales? ¿Su conciencia está orientada solo a la sobrevivencia, la
cacería o el juego, o a estar conscientes de su misión en la tierra? ¿Cuál es
nuestra misión en la tierra? Interrogantes inacabadas como inacabada es la
capacidad de aprendizaje.
Una vez descubierto el sistema nervioso y su gran capacidad para ubicarnos en el
cosmos, llegamos a la feliz conclusión de que sabemos poco de él. ¿Cuáles
debieran ser los campos del conocimiento que lo deberían abordar? Nuestra
respuesta es que se logrará solo a través del diálogo entre disciplinas o entre
saberes.
BIBLIOGRAFÍA utilizada:
Curso de Neurobiología y Plasticidad Neuronal
Algunos párrafos fueron tomados de Ciencias cognoscitivas de Costa Rica. Blog
publicado el 28/1/2012. cienciascognoscitivascr.blogspot.com/.../educacion-
emocional-eduard-pu. Recuperado el 2 de julio de 2014.