trabajo del apostolado
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los apostoles su sufrimiento, medios de sostenimiento, misiones y logrosTRANSCRIPT
INTRODUCCIÓN
En la Historia del cristianismo, la idea de misión se aplica tanto a
colectividades como a individuos e implica una forma de vocación, que se
interpreta como un llamamiento positivo de Dios que «envia», para llevar un
encargo o realizar un trabajo apostólico: la tarea de anunciar el evangelio,
conforme al mandato final puesto en boca de Jesús de Nazaret en los Evangelios
de Mateo y de Marcos:
«Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he
mandado.»
Mateo 28:19-20a
Y les dijo: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura».
Marcos 16:15
El sufrir por Cristo siempre va a ser una parte de ser un seguidor de
Cristo.
A menudo nuestro mayor sufrimiento proviene del interior cuando
batallamos para tener control sobre un corazón que debe morir a su propia
voluntad y entregarse al señorío de Cristo. En cualquier forma que se presente el
sufrimiento, debemos aceptarlo como una insignia de honor y un privilegio en el
cual nos gozamos, tal como los apóstoles, “…de haber sido tenidos por dignos de
padecer afrenta por causa del Nombre.” (Hechos 5:41)
SOSTENIMIENTO DE LOS APOSTOLES
Los hechos de los apóstoles narra que aquellos primeros cristianos tenían
un solo corazón y una sola alma, es decir, Vivian conforme a lo que Jesús les
había enseñado “en esto conocerán que son mis discípulos, en el amor que se
tengan los unos por los otros Jn. 13:35.
Los hechos de los apóstoles menciona no sólo la oración, la enseñanza de
la palabra de Dios, sino también el aporte económico de los fieles a la iglesia y
sus líderes Hch. 4:35. Se pone de manifiesto que, si bien la comunión de una
comunidad cristiana no se reduce solamente a la participación en el aporte
Económico para la obra evangelizadora, tampoco la participación puede ser
plena sin dicho aporte.
Una de las características de los cristianos de la iglesia primitiva era su
generosidad en el sostenimiento de sus líderes locales y en sus ofrendas para los
necesitados en otras áreas.
Hechos de los apóstoles, en sus capítulos iniciales, no ilustra claramente
sobre la vida económica de la iglesia en sus primeros años de vida Hch. 2:45;
4:32-35
En el capítulo 6 encontramos que una de las primeras crisis de la iglesia
vino a consecuencia de que, al distribuir las provisiones diarias, dejaron en el
olvido a las viudas de unos griegos cristianos. Según estos y otros pasajes, es
evidente que la iglesia de Jerusalén contaba con un tesoro común del cual se
hacían gastos para aquellos que tenían necesidades.
También el libro de Hechos de los apóstoles, cuando ya se habían fundado
iglesias fuera de Jerusalén, se deja entrever que había una profunda solidaridad
entre las iglesias locales de las diferentes provincias. Las cuales aunque estaba
distante una de la otra, formaban un solo cuerpo y se interesaban en las
necesidades y problemas que afectaban a las congregaciones de otra región. Lo
económico, lo doctrinal y lo administrativo, son aspectos que se manejaban
como un solo cuerpo. Hch. 11:27-30; 15-:3-4.
Queda claro, que debía de haber algún tipo de ingreso económico, pues
eran viajes de varias semanas por tierra, a pie, en barco o cabalgadura, sin
descartar que también debían alimentarse durante esos viajes.
Todo lo anterior debía tener sus costos de tipo económico, a parte
también tengamos en cuenta que en la apertura de nuevas obras, la estadía
inicial por varios días y en ocasiones por semanas en una ciudad, implica el
manejo de una economía para el sustento de la obra.
SUFRIMIENTO DE LOS APOSTOLES
La Biblia habla mucho del sufrimiento por amor a Cristo. En la época en
que fue escrito el Nuevo Testamento, los seguidores de Jesús eran víctimas del
ostracismo por sus propias familias y comunidades. Algunas de las peores
persecuciones vinieron de los líderes religiosos (Hechos 4:1–3). Jesús dijo a Sus
seguidores, "Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos." (Mateo 5:10). Él recordó a Sus discípulos:
“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a
vosotros.” (Juan 15:18).
En cualquier forma que se presente el sufrimiento, debemos aceptarlo
como una insignia de honor y un privilegio en el cual nos gozamos, tal como los
apóstoles, “…de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del
Nombre.” (Hechos 5:41)
Hechos 5:40–41describe la reacción de los apóstoles después de que
recibieron otra paliza por la predicación de Jesús: “Y ellos salieron de la
presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer
afrenta por causa del Nombre.”. En cualquier forma que se presente el
sufrimiento, debemos aceptarlo como una insignia de honor y un privilegio en el
cual nos gozamos, tal como los apóstoles.
SUFRIMIENTO DE PABLO
El libro de los Hechos nos certifica del realismo de todo ello: cárceles,
tribunales, latigazos, insidias, amenazas de muerte, motines... El sufrimiento
físico ha acompañado a cada paso al apóstol en su existencia.
Desde su primer viaje misionero o, mejor dicho, desde su conversión,
Pablo encontró resistencia; fue perseguido y molestado. Para impedir y
obstaculizar la acción de Pablo sus adversarios recurrían a la fuerza de la policía,
al poder de las autoridades o a otros medios de presión: en Damasco (Hch 9,23-
24), en Jerusalén (Hch 9,29), en Chipre (Hch 13,8), en Antioquía de Pisidia (Hch
13,50), en Iconio (Hch 14,5), en Licaonia (Hch 14,19), en Filipos (Hch 16,22), en
Tesalónica (Hch 17,5-9), en Berea (Hch 17,13), en Corinto (Hch 18,12), en Efeso
(Hch 19,23-40), en Jerusalén (Hch 21,27-30). Una vez la policía salvó la vida de
Pablo: en Jerusalén, cuando corría peligro de ser linchado por la multitud en la
plaza del templo (Hch 21,31-32). Llevado a Cesarea, Pablo tuvo que comparecer
ante Félix, el gobernador romano, quien aceptó el proceso y lo tuvo preso, sin
juicio, durante dos años (Hch 24,22-27). En Roma Pablo continuó preso por más
de dos años, aguardando el juicio que, por lo que todo indica, no tuvo lugar por
falta de pruebas (Hch 28,30-31). Pero no fue la única vez, Pablo estuvo preso
varias veces: en Filipos (Hch 16,23), Jerusalén (Hch 21,33), Cesarea (Hch 23,23)
y en la ya nombrada Roma (Hch 28,20). Además debió haber sufrido una prisión
muy pesada en Efeso, desde donde envió cartas para los Filipenses (Flp 1,13),
para los Colosenses (Col 4,18) y, quizás, a Filemón (9 y 13). Fue tan pesada esa
prisión en Efeso que Pablo llegó a perder la esperanza de sobrevivir (2 Cor 1,8-
9). Fue como "una lucha contra animales salvajes" (1 Cor 15,32). El resumen de
los padecimientos de Pablo es éste: flagelado 5 veces por los judíos con 39
azotes, flagelado 3 veces por los romanos, apedreado una vez, padecido 3
naufragios, un día y una noche en el agua, prisión, golpes, hambre, desnudez,
frío, y cansancio en los viajes a pie.
MARTIRIO Y MUERTE DE LOS APÓSTOLES
Esteban fue uno de los siete hombres elegidos por los discípulos, poco
después de la resurrección de Cristo, para atender la distribución de la ayuda
destinada a las viudas de la iglesia, de tal forma que los apóstoles mismo
pudieran realizar sus tareas espirituales (Hch. 6:1-6).
Esteban había despertado la furia del concilio contra su persona, cuando
sostuvo que veía a Jesús a la diestra de Dios (Hch. 6:15-7:53). Fue llevado y
muerto por apedreamiento (7:54-60). Enfrento la muerte con valor, como lo hizo
su maestro, ante acusaciones de falsos testigos.
La única muerte de los apóstoles registrada en la Biblia es la de Jacobo
(Hechos 12:2). El rey Herodes mató a Jacobo “a espada” – probable referencia a
ser decapitado. Las circunstancias de la muerte de los otros apóstoles solo
pueden ser conocidas basándonos en tradiciones de la iglesia, así que no
debemos concederle mucha credibilidad en ninguno de los otros relatos.
LA MISIÓN DE LOS APÓSTOLES
La misión de Jesús de Nazaret se prolongó con la de sus propios enviados,
los doce apóstoles, que tornaron en misioneros para curar (Lucas 9:1) y para
anunciar el evangelio (Marcos 16:15), enviados «como ovejas en medio de lobos»
(Mateo 10:16). Además, Jesús envió delante de sí misiones más numerosas en
discípulos (Lucas 10:1). La misión de los apóstoles enlazó con la propia misión
de Jesús: «Como el Padre me envió, yo también os envío a vosotros» (Juan
20:21).1 Así, a todos los apóstoles se les atribuye haber muerto en ciudades o
tierras de misión.
Pablo es considerado como el Apóstol de las naciones, el prototipo del
misionero cristiano.
Entre las personalidades del siglo I, Pablo de Tarso amerita una mención
especial por haberse constituido en el motor de construcción y expansión del
cristianismo en el Imperio romano, merced a su talento, a su convicción, y a su
carácter indiscutiblemente misionero. Así había sido presentado el propio Pablo:
como un instrumento de elección que llevaría el nombre de Jesús ante los
gentiles, los reyes y los hijos de Israel (Hechos 9:15).
CONCLUSION
Al igual que en los tiempos bíblicos, muchos cristianos hoy en día han
encontrado que hacer una declaración pública de fe en Cristo puede resultar en
prisiones, palizas, tortura o muerte (Hebreos 11:32–38; 2 Corintios
12:10;Filipenses 3:8;Hechos 5:40). A menudo aquellos de nosotros que vivimos
en naciones libres tiemblan ante la idea, pero nos sentimos relativamente
seguros. Entendemos que hay miles que sufren diariamente por amor a Cristo y
estamos agradecidos de que no tengamos que hacerlo.
Al adherirse estrechamente a las enseñanzas de la Biblia, nos preparamos
para el rechazo, la burla, la soledad o la traición. A menudo, la más cruel
persecución proviene de aquellos que se consideran espirituales pero han
definido a Dios según sus propias ideas. Si optamos por tomar una firme
posición para la justicia y la verdad bíblica, nos aseguramos ser incomprendidos,
escarnecidos, o peor. Tenemos que tener en cuenta que ninguna amenaza de
sufrimiento disuadía a los apóstoles de predicar a Cristo. De hecho, Pablo dijo
que perder todo valía la pena "…a fin de conocerle, y el poder de su resurrección,
y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su
muerte." (Filipenses 3:10). Hechos 5:40–41describe la reacción de los apóstoles
después de que recibieron otra paliza por la predicación de Jesús: “Y ellos
salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de
padecer afrenta por causa del Nombre.”
El sufrimiento de una u otra manera siempre va a ser parte de un
verdadero seguidor de Cristo. Jesús dijo que el camino que lleva a la vida es
angosto, y por tanto, difícil (Mateo 7:14). Nuestra congoja también es un modo
de identificarnos de un modo pequeño con Su sufrimiento.
INSTITUTO TEOLOGICO
MINISTERIAL SION
CIUDAD BOLÍVAR
Libro de Hechos de los
Apóstoles
Profesora: De Corales Carmen
Alumna:
Vivas Ana
TURNO: Sabático
Ciudad Bolívar, mayo de 2015.-