toma de notas en grupo

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EL MOMENTO DE LA TOMA DE NOTAS. PROPOSICIÓN DE UN MÉTODO DE ANOTACIÓN EN LOS GRUPOS CLÍNICOS 1 El trabajo clínico grupal, nos lleva a menudo a enfrentarnos después a las pistas que hemos elaborado: la toma de notas que no son siempre precisas y pertinentes y tenemos la necesidad de cuestionar el material, construir hipótesis y confrontar estas reflexiones con terceros. El trabajo de la recogida de notas en situaciones clínicas grupales en una cuestión importante que no obstante ha sido poco trabajada. Forma parte del dispositivo establecido para la recogida y tratamiento del material clínico, en este aspecto forma parte del ámbito interno del clínico y debe ser pensado de manera precisa. Como ha dicho Bion “el pensamiento psicoanalítico necesita de un sistema de anotación y también de unas reglas que regulen su empleo, que permitan trabajar en la ausencia del objeto para facilitar el trabajo en presencia del objeto…” La actividad de anotación pone en tela de juicio nuestra elección, implica sobre lo que es pertinente o no de identificar, anotar o interpretar, así como nuestra manera de tratar el material clínico durante y después de las sesiones. Es por esto, que está estrechamente ligado a nuestra representación a la situación clínica y a nuestro modelo de grupo, de su naturaleza y de su funcionamiento. Por estas razones, nos parece importante estudiar con precisión nuestro método de observación, de localización o identificación interna de los elementos pertinentes de la toma de notas, de nuestra manera de intercambiar información con nuestro coterapeuta (cuando hay uno) y de restituir a otros el material clínico. Tenemos el proyecto en este artículo de analizar las cualidades de una recogida de notas pertinentes en situación de grupo y de presentar un método que responda a estas expectativas. Hemos elaborado en particular un método de anotación para las situaciones de grupo y en particular de psicodrama y grupos analíticos sin psicodrama. Se trata de la adaptación de un método de toma de notas desarrollado para una investigación clínica con pacientes psicóticos en situación individual. 1 GIMENEZ, G., BARTHELEMY, S., Rev. Psychotherapie psychanalytique de groupe, 2011/1, nº 56: 171-185 1

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EL MOMENTO DE LA TOMA DE NOTAS. PROPOSICIÓN DE UN MÉTODO DE ANOTACIÓN EN LOS GRUPOS CLÍNICOS1

El trabajo clínico grupal, nos lleva a menudo a enfrentarnos después a las pistas que hemos elaborado: la toma de notas que no son siempre precisas y pertinentes y tenemos la necesidad de cuestionar el material, construir hipótesis y confrontar estas reflexiones con terceros. El trabajo de la recogida de notas en situaciones clínicas grupales en una cuestión importante que no obstante ha sido poco trabajada. Forma parte del dispositivo establecido para la recogida y tratamiento del material clínico, en este aspecto forma parte del ámbito interno del clínico y debe ser pensado de manera precisa. Como ha dicho Bion “el pensamiento psicoanalítico necesita de un sistema de anotación y también de unas reglas que regulen su empleo, que permitan trabajar en la ausencia del objeto para facilitar el trabajo en presencia del objeto…” La actividad de anotación pone en tela de juicio nuestra elección, implica sobre lo que es pertinente o no de identificar, anotar o interpretar, así como nuestra manera de tratar el material clínico durante y después de las sesiones. Es por esto, que está estrechamente ligado a nuestra representación a la situación clínica y a nuestro modelo de grupo, de su naturaleza y de su funcionamiento. Por estas razones, nos parece importante estudiar con precisión nuestro método de observación, de localización o identificación interna de los elementos pertinentes de la toma de notas, de nuestra manera de intercambiar información con nuestro coterapeuta (cuando hay uno) y de restituir a otros el material clínico. Tenemos el proyecto en este artículo de analizar las cualidades de una recogida de notas pertinentes en situación de grupo y de presentar un método que responda a estas expectativas. Hemos elaborado en particular un método de anotación para las situaciones de grupo y en particular de psicodrama y grupos analíticos sin psicodrama. Se trata de la adaptación de un método de toma de notas desarrollado para una investigación clínica con pacientes psicóticos en situación individual. El punto común con la situación de grupo es la dificultad de guardar para sí y después traducir sobre el papel los elementos sobrevenidos y difíciles de poner en relación

LA TOMA DE NOTAS

Cuando hablamos con los colegas que dirigen grupos clínicos, se observa que a menudo la toma de notas se reduce a traducir sobre el papel las impresiones más importantes de la sesión. Estas notas son a menudo el resultado de una charla entre coterapeutas o sirven de soporte para un diálogo interior cuando el clínico dirige solo el grupo. La toma de notas tiene una función de memoria y de inscripción de hechos de la escena. Tiene también una función de articulación entre los clínicos en caso de codirección de grupo y de base de elaboración cuando el objetivo de presentarlo a terceros: supervisor, colegas, trabajo de investigación. Finalmente tiene una función elaborativa y de traducción del material clínico. Hemos intentado elaborar un método fiable y preciso que permita localizar, anotar y poner en su lugar todo distinguiendo el material sensorial (verbal y visual), el material interno (emociones y pensamientos del clínico) y la dimensión elaboradora sobre lo que ha sido identificado.

1 GIMENEZ, G., BARTHELEMY, S., Rev. Psychotherapie psychanalytique de groupe, 2011/1, nº 56: 171-185

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Para la situación de grupo, teníamos como proyecto poder igualmente identificar la forma rigurosa y dinámica la cadena asociativa grupal. Se trataría de construir con rigor un dispositivo clínico y poner mucha atención el método utilizado para dejarse llevar más libremente en el estado de atención libremente flotante: es el procedimiento elegido por Bion cuando construye su “esquema”; el trabajo de la intuición va parejo con un modelo de referencia preciso y bien construido

DE LA OBSERVACION A LA ANOTACIÓN INTERNA. EN ESTADO DE RECEPTIVIDAD

El primer nivel de anotación es interno y se desarrolla durante la sesión. El método de recogida de notas influye en esta anotación interna. Es una primera transformación de los “hechos de la sesión” (Bion,1970) en notas internas. Sucede al trabajo de observación e implica la localización de los elementos clínicos pertinentes y su diferenciación respecto a los muy numerosos elementos que son menos o que no lo son. Esta localización y esta discriminación implica un trabajo en origen sobre el método de observación y de anotación, una reflexión sobre el estado psíquico necesario que permita efectuar esta localización y sobre él o los modelos de referencia que sirven de apoyo al clínico en la práctica clínica. El tema de la observación ha sido más estudiado (Bick,1964; Cramer, 1979; Green,1992; Haag, 1994, etc.) que la recogida de notas ( o la transcripción). Implica una reflexión sobre los que es pertinente distinguir (está directamente relacionado con el método utilizado) y sobre el estado psíquico del clínico que permita identificar algunos de estos indicios clínicos. Freud, en este sentido, desarrolló la noción de atención flotante (o igualmente flotante) para dar cuenta de las modalidades de funcionamiento del clínico que permiten recibir, localizar y tratar las producciones de las asociaciones libres del paciente. Retomaremos este punto más adelante. La recogida de notas implica igualmente desarrollar su atención, tal como ha sido estudiada por Freud y Bion (1970) después. Proponemos definir momentáneamente como la preinversión de lo que aún no ha sucedido, dicho o hecho en la sesión, permite localizar o identificar los indicios clínicos que de otro modo pasarían inadvertidos. Nos situamos en la continuidad del procedimiento de W.R.Bion (1970) que nos invita a profundizar la actitud de la “atención flotante”, tal como la presenta S. Freud. Emite la hipótesis de que el clínico puede conseguir una receptividad que le permita, “despojándose del recuerdo y del deseo” ponerse de acuerdo o al unísono con el grupo y captar intuitivamente la realidad psíquica de los individuos y del grupo. La exigencia de “la atención flotante en relación a las manifestaciones del inconsciente”, implica la identificación de las defensas del clínico que ha de construir en paralelo a la cadena asociativa de lazos que podrían ser ansiógenos, dolorosos, excitantes, etc. En un mismo procedimiento y para estar en un estado de receptividad necesaria para la comprensión del otro, C. y S. Botella preconizan: “El abandono por parte del analista de las representaciones-fin, como Freud sugiere y la aceptación “más allá de la atención flotante”, de un “estado singular de pasividad del yo, de relajación, de apertura de las mallas de la red de inversión”, lo que permite el desarrollo de la intuición, que como recuerda Bion viene del latín : ver (tueri) dentro”. Bion (1970) puso en evidencia los mecanismos regresivos producidos por el encuentro entre dos o más de dos aparatos psíquicos y las transformaciones que se puedan derivar. Llama “transformación en O” al conjunto de estas transformaciones en el clínico. Recordando su posición según la cual el objeto del psicoanálisis no es para él ni las palabras, ni el producto de los sentidos (auditivo, visual, etc.) sino el efecto

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transformador de un psiquismo sobre otro, W.R.Bion describe el efecto apabullante y angustioso del encuentro con el otro con su parte más indiferenciada. La transformación que se efectúa en la psique del clínico puede llevar a breves momentos de despersonalización, o de experiencias de vacío, de angustias apabullantes. El clínico puede entonces hacer de la experiencia pasajera, de la nada, del sin sentido, del agujero negro, aquello que ha descrito Grotstein, 1981, como eco de las angustias muy primitivas del paciente psicótico, llamado agonía por Winnicott (1974). La “transformación en O” se hace posible en el clínico, gracias a una cierta disciplina y vigilancia que le permite estar “sin memoria ni deseo”. C. y S. Botella exploran esta vía abierta por Bion en términos de “regresión formal del pensamiento”:no se interesa en una técnica o un método, sino al contrario, en “el surgimiento inadvertido de un estado regresivo del pensamiento del analista, inadvertido para su yo y sorprendiéndolo cada vez” Este estado de regresión formal del pensamiento puede ser utilizado para identificar, para tratar el material clínico, que de otro modo pasaría desapercibido: la regresión formal, en tanto que estado psíquico regresivo, efecto del fallo, la ausencia de instancias reguladoras y refrenadotas de lo alucinatorio, hace emerger en el clínico una capacidad de “percibir una inteligibilidad que no hace intervenir los procesos secundarios y que dan acceso a ciertas zonas psíquicas de otro modo inalcanzables”. La regresión formal del pensamiento es así presentada como uno de los medios de enfoque de la “no-representación”, lo que se llama frecuentemente “lo negativo”. En situaciones de grupo, la transformación en O reenvía a una reactivación de los grupos internos del o de los clínicos, se trata de grupos internos arcaicos o elaborados, y le lleva a estar en contacto no con una sola voz, sino con una polifonía (escucha polifónica) [Kaës, 1973, 1974] o en algunos casos una cacofonía (babelización). En nuestro procedimiento, los movimientos internos del clínico, ya se trate de sus pensamientos o de sus afectos, forman parte del material clínico de las sesiones y por esta razón, deben estar identificados, analizados y son susceptibles de informar el material de la primera columna.

EL TIEMPO DE LA ANOTACIÓN DE NOTAS

Anotamos el material clínico “a posteriori” por escrito y en dos tiempos. En un primer momento, justo después de la sesión: una primera recogida de notas permite anotar el contenido (o más bien una parte del contenido) de la sesión a partir de recuerdos y de líneas asociativas. En efecto, como ha remarcado W. R. Bion, sólo tomamos las notas que conciernen a la parte del material que hemos podido recogido aunque sólo en parte elaborado o pensado: “Me es difícil describir este tipo de sesiones porque no es posible tomar notas, incluso poco tiempo después de la sesión, de los largos pasajes de verbalización donde la significación, suponiendo que existiera, se me escapa” (Bion, Reflexiones). El segundo momento está constituido por un trabajo de recaudación y viene a completar la primera anotación a medida que los recuerdos y las asociaciones reaparecen en el clínico. Estas asociaciones internas o los recuerdos “a posterior” son añadidos en la segunda columna, en cursiva, para diferenciarlas de los recuerdos durante las charlas. El sistema de representación que da cuenta de nuestra experiencia clínica permite así, en su

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incompletad y su plasticidad, preparar un espacio abierto, apto para recibir a los nuevos elementos surgidos de elaboraciones o de rememoraciones de nuevas hipótesis de trabajo.

EL METODO DE LAS CUATRO COLUMNAS

Hemos elaborado un método de anotación (toma de notas, informe del corpus clínico) que permita dar cuenta de la experiencia clínica y su dinámica (Jiménez, 1993) y diferenciar, poniendo en relación datos sensoriales y movimientos internos y no confundir las anotaciones y las interpretaciones. El método de anotación en columnas tiene como objetivo mantener en relación y al mismo tiempo separados, cuatro niveles de desglose de la realidad psíquica: la descripción y la localización de la cadena asociativa grupal, los guiones de base subyacentes, las reacciones internas e intratransferenciales, y las hipótesis sobre los fenómenos observados.

PRIMERA COLUMNALO VERBAL EN GRUPO Y LA CADENA ASOCIATIVA GRUPAL

En la primera columna, se inscriben los datos sensoriales. Están constituidos esencialmente por elementos auditivos y visuales incluso cuando los otros canales sensoriales (olfativo, cenestésico, gustativo) puedan ser utilizados. Transcribimos nuestras observaciones tratando de aproximarnos lo más cerca posible a la experiencia clínica, describiendo de la manera más precisa posible lo que el paciente y el clínico dejan ver y entender en este particular contexto: esto es, las palabras, expresiones, sonidos del paciente y del clínico, los actos y la mímica del paciente. Nos hemos preguntado qué grado de precisión de las notas debería tener para ser pertinentes y hasta qué grado y hemos decidido anotar lo más preciso posible la experiencia clínica. Nos hemos rendido a la evidencia de que la anotación de los acontecimientos clínicos es ya una primera interpretación, una primera codificación del material. Hemos anotado entre comillas los enunciados que nos parecen los más próximos a ciertos sonidos o palabras pero no comprendidos. A menudo nos ha sido difícil traducir el tono afectivo de tan importancia en frases, del ritmo, de la prosodia, de los silencios, así como de ciertos elementos visuales, tales como las impresiones referente a la espacialidad o movimientos. Una parte del trabajo de anotación de la primera columna consiste en localizar y el transcribir la o las cadenas asociativas de grupo que articulen y enlazan las producciones individuales y grupales. Se observa aquí como “el grupo trabaja el objeto a través del trabajo psíquico de los demás” (Kaës, 2002). La anotación interna durante la sesión permite localizar el proceso mismo de construcción de la cadena asociativa grupal (Kaës, 1994) en su doble movimiento de enlace y desenlace psíquico (Giménez, 2006). Esta localización durante la sesión, pero también a posteriori, en presencia de otro (o de un grupo de pares), permite que ciertos elementos en suspenso, no ligados, encuentren su sitio en la cadena asociativa. A

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posteriori, el reparto en la identificación de la cadena asociativa por los clínicos presentes en la sesión será a menudo muy útil para una mejor articulación de los clínicos y entre ellos. Pero la construcción de la cadena asociativa implica condiciones descritas por René Kaës: como, por ejemplo, las modalidades de la escucha “el discurso mantenido a varias voces”; es necesaria una escucha de la “polifonía de la intersubjetividad y de la interdiscursividad, “así como de los grupos internos de los interlocutores”. Esta escucha polifónica implica igualmente no creer que cuando un individuo toma la palabra en un grupo, una sola persona habla: como Bakhtine lo ha mostrado suficientemente poniendo en entredicho la creencia de la unicidad del autor. En efecto, las palabras dichas por un sujeto no tienen un solo autor; Bakhtine habla desde esta perspectiva de la polifonía del discurso y de los diferentes autores que hablan en nosotros.

SEGUNDA COLUMNA:LA LOCALIZACIÓN DE LOS GUIONES DE BASE

Las cadenas asociativas están sostenidas por una sucesión de lo que hemos propuesto denominar “los guiones o escenas de base” (Giménez, 2000) a identificar y a transcribir. Se trata de escenarios enunciados en el grupo y depurados de los personajes y complementos que cualifican y arropan el guión. Estos guiones están estructurados como una frase: sujeto, verbo y complementos. “Alguien que hace alguna cosa a otro, eventualmente ante un tercero que mira”. Se trata de observar su sucesión y su articulación en cada sujeto y en el grupo, en una sesión y entre sesiones. El clínico soñará estos enlaces y qué figuran o intentan figurar en estos escenarios de base de lo que ocurre en los sujetos y en el grupo. Los diferentes sitios en el guión, que traducen mentes diferentes pero complementarias podrían ser igualmente explorados: esa localización del autor, aquel sobre el que se efectúa la acción y la del observador. Por ejemplo, cuando un miembro del grupo habla de un recuerdo en el que ha sido abandonado por su madre, a la edad de 8 años, en un bosque sombrío y que ha tenido miedo, el guión de base será traducido: “Alguien (una madre) abandona a otra persona (su hijo)”. Los lugares en el escenario son los de el que abandona, el que es abandonado y el que observa la escena del abandono.

TERCERA COLUMNAPENSAMIENTOS, EMOCIONES, CONTRATRANSFERENCIA E INTERTRANSFERENCIA

En la tercera columna pueden ser anotados los movimientos internos, asociaciones y movimientos emocionales contratransferenciales del clínico refiriéndose a los datos de la primera columna (asociaciones, reacciones emocionales), como eco de la relación del paciente y como material que puede enriquecer y completar la observación (Freud,

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1910b; Searles, 1979). En este artículo “Perspectiva de futuro de la terapia analítica”, S. Freud define muy claramente la contratransferencia y le da un espacio fundamental en la investigación y en el trabajo clínico: “Otras innovaciones de orden técnico interesa a la persona misma del [clínico] [….] como consecuencia de la influencia que ejerce el paciente sobre los sentimientos inconscientes de su analista. Estamos dispuestos a exigir que el [clínico] reconozca y analice en sí mismo esta contratransferencia. Con A. Searles, consideramos la contratransferencia como una herramienta de gran valor y extremadamente fiable tanto para la investigación como para la terapia. [La personalidad del clínico investigador] “constituye un instrumento científico fuerte, sensible e instructivo que proporciona información sobre lo que ocurre en el tratamiento, a menudo en los campos verbales inexplicables por el paciente”. De este modo la tercera columna consigna el pensamiento psíquico del clínico, puede ser informativo del material clínico del grupo. Consignamos lo más precisamente posible nuestras asociaciones internas (esto que experimentamos, nombramos y diferenciamos en nosotros mismos) y nuestros movimientos emocionales y constratransferenciales. Se observa que a veces esta columna se queda vacía o que el material clínico aparece en ella de forma dispersa. Estos blancos revelan aquí las incertidumbres del sentido manifestado en los “errores” de la recogida de notas (olvidos, interferencias, lapsus de escritura, lo rechazado, lo negativo, etc.). Estos “fracasos” resultado del negativo, pueden entonces ser tratados como un material clínico a tener en cuenta en el trabajo de análisis. Así como nuestros movimientos contratransferenciales e intratransferenciales aún no bien elaborados pueden retardar la preparación del trabajo de recogida de notas. Se pierde uno alguna vez en la lectura del texto, como los clínicos se habían perdido en las asociaciones vividas como dispersas de los participantes, de los “blancos” en los recuerdos o su doble inverso, demasiado lleno de asociaciones o más aun de interpretaciones que venían a revelar los mecanismos psíquicos aún no elaborados, lo que se traducía en la tipografía de las columnas, demasiado llenas, demasiado vacías o incluso el vacío de una columna era contrarrestrado por el exceso de otra demasiado llena. La tercera columna nos permite identificar y evaluar nuestro estado de receptividad (nuestro acuerdo afectivo en el sentido desarrollado por Stern, 1987) por el que los miembros del grupo buscan dirigirnos. Esta columna permite así mismo identificar los efectos del funcionamiento del grupo que ha sido depositado o ha producido unos efectos por resonancia emocional (Sandler, 1976) en los clínicos. Nos inscribimos aquí en la prolongación de la reflexión de S. Freud, que definió en 1910, en “Cinco lecciones sobre el psicoanálisis” un componente económico de la transferencia: el paciente “derrama” sobre el clínico un exceso de excitación afectiva a menudo mezcladas con hostilidad, que aún no tienen su razón de ser en ninguna experiencia real; la manera en que aparecen y sus particularidades muestran que se derivan de antiguos deseos inconscientes”. En la reacción transferencial, el clínico “juega”, según la excelente expresión de Ferenczi, el papel de un fermento catalizador que le atrae temporalmente los afectos que acaban de ser liberados. Como dice Searles, el clínico “debe convertirse en un ser capaz de soportar e incluso de disfrutar ocupando diferentes posiciones transferenciales”, aquellas que él ve una amenaza a su propia humanidad subjetiva” en particular frente a “transferencia polifónica “y difractada, (Kaës, 1988). En las situaciones donde dos clínicos conducen al grupo, una parte de los efectos de la transferencia se vuelve a juntar en el lazo entre los coterapeutas: se trata de la intertransferencia tal como ha sido descrita por René Kaës (Kaës, Anzieu et coll, 1976, 1982).

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El análisis intertransferencial es el trabajo efectuado por los dos coterapeutas del grupo, centrándose sobre lo que se repite entre ellos (al nivel de las formaciones narcisísticas e ideales) de la problemática no dicha, no consciente y del negativo de los miembros del grupo. Cuando un clínico interviene solo en el grupo, es importante que la experiencia del análisis intertransferencial sea mantenida en su grupo de afiliación. Además, en nuestro intento de anotar nuestras asociaciones internas y nuestras emociones (elementos contratransferenciales) hemos chocado con una dificultad del mismo orden del autoanálisis. Hemos sido llevados a nuestras propias resistencias, lo muestra bien G. Devereux (1967), en tanto que clínicos y hemos sido sensibles al hecho de que las notas, en lugar donde parece fallar en su función de exactitud o de precisión en cuanto a los hechos relatados pueden informarnos sobre elementos psíquicos que permanecían hasta entonces invisibles. Así, G. Devereux, cuando corrige un manuscrito de observaciones clínicas, “busca deliberadamente repetir todos los pasajes redactados de una manera ambigua, donde la falta de claridad es a menudo debida a la presencia […] [de una] idea suplementaria aún latente y preconsciente”. Se da cuenta igualmente de que la dificultad, muy rara, inexplicable y exasperante que a veces tiene para expresar claramente, en un primer intento, una idea aparentemente simple, es casi siempre debido al alboroto de una idea aún inhibida. Por esto, cada vez que esto sucede, deja de pelearse contra la sintaxis y busca más bien descubrir cual es esa idea inhibida que intenta infiltrarse en la información “simple” que quiere hacer consciente. Es de esta manera, como él ha encontrado alguna de sus mejores ideas en las situaciones

CUARTE COLUMNAEL LUGAR DEL TERCERO Y LA POSICION AUTO-META

En la cuarta columna, el clínico escribe la hipótesis que ha elaborado durante o después de la sesión sobre el material clínico identificado y transcrito en las tres primeras columnas. Estas hipótesis son el resultado de una transformación integradora y elaboradora hecha posible por el sistema de representación teórica operacional del o de los clínicos. El trabajo de hipótesis es una transformación del material que implica un método “de interpretación” o de traducción. Estos marcos de referencia (modelo referencial), método y procedimientos de los que disponemos, pueden entonces ocupar un espacio de tercero en la actividad clínica. Recuperamos la posición de Bion (1965) para quien el recurso de la teoría señala el espacio dado al tercero, condición indispensable del pensamiento y del trabajo de simbolización. Como escribió “la teoría apunta a facilitar la observación y su registro en los términos que se prestan a una manipulación científica en la ausencia misma de los objetos”. Las hipótesis se diferencian de las asociaciones del clínico (consignadas en la tercera columna) en que son el resultado de una convergencia significativa de indicios clínicos (coherencia interna) que deben dar cuenta de todos los hechos pertinentes observados de manera no contradictoria (coherencia interfactorial), y que tienen una dimensión predictiva (que se puede verificar o poner a prueba). Es la búsqueda de una convergencia significativa de los indicios y su grado de predicción que constituyen los garantes metodológicos del procedimiento del clínico (Lagache, 1949 y Guillaumin, 1968, citados por Thaon, 1981).

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Estas identificaciones teóricas y estas hipótesis nos permiten contener la experiencia de grupo alguna vez muy cargada de afecto, que constituyen un lugar donde depositarlas después y elaborar estos movimientos internos. Pueden reducir la tensión psíquica producida por el material clínico (en particular los datos emocionales). La metodología del tratamiento del material clínico - en tanto que transformación- puede así tener una función para-excitatoria que nos puede ayudar a mantener la tensión psíquica a un nivel que nos permita continuar pensando y elaborando la experiencia clínica frente al material antiguo. Con G. Devereux pensamos útil distinguir (incluso poner) esta función para-excitativa la utilización defensiva de las teorías: “Es legítimo que el clínico que se ve ante un material ansiógeno busque los medios para reducir suficientemente su angustia para llevar a cabo eficazmente su trabajo, ocurre que el medio más eficaz y el más duradero para efectuar tal reducción es una buena metodología. No vacía la realidad de su contenido ansiógeno, pero “domestica” (lo transforma) en ir probando que puede ser comprendido y elaborado (procesado) por el yo consciente”. Esta columna corresponde así a un trabajo de transformación, de relación y de elaboración de lo que ha sido recibido y guardado por el clínico en la sesión: es la función alfa del clínico (función de metabolismo y de desintoxicación) (Bion, 1962a), de mentalización, de elaboración, función continente y contenedora (Kaës, 1993). El clínico es aquí “llamado” a ser un “aparato de transformación” (Bion, 1962ª; Kaës, 1976, 1993) que ponga en marcha la función de simbolización. La cumplimentación de la cuarta columna implica la función de transformación elaboradora, que permite “digerir” las experiencias emocionales a fin de permitir a la psique crecer por los procesos de aprendizaje gracias a la experiencia. Transforma las impresiones de los sentidos ligados a una experiencia emocional en elementos alfa que son hechos “digeridos” puestos a disposición del pensamiento y del trabajo de la rememoración (Bion, 1962a). La función alfa es la función del “aparato de pensar”, con el que se instituye y se edifica progresivamente. Una parte del trabajo del clínico en la anotación y su elaboración, consiste en transformar esto que los miembros del grupo le han dirigido y que él ha recibido por su capacidad de ensueño o ilusión. La cuarta columna es un espacio específico para el trabajo clínico, garante del trabajo preconsciente del clínico, que alguna vez ha puesto en suspense o ha relegado en el trabajo de grupo. Esta capacidad de recibir permite aprender a tolerar la frustración y a construir esto que Bion (1962a) llama el aparato de pensar. Es el trabajo que se efectúa cuando el clínico desarrolla un diálogo interior con su supervisor interno (Casament, 1985) y así su “propia capacidad de reflexión espontánea”, pero también su actividad de “teorización flotante”. El trabajo de la cuarta columna desarrolla la capacidad de estar no solo plenamente presenta en la situación (primera columna) sino también en una “posición meta”, al lado, desplazado, observando, comentando lo que pasa y apto para intercambiar con su supervisor interno, (Casament, 1985) Se trata de la capacidad de diálogo entre dos partes de si mismo: la primera que experimenta y siente esto que está pasando, mientras que la segunda simultáneamente, observa y comenta lo que pasa. Se trata también de la capacidad para mantener copresentes dos mentes: la de los pacientes (y del grupo) y la del clínico (o los clínicos) y permitirles dialogar. “Con la práctica es posible utilizar estos dos puntos de vista simultáneamente, lo del paciente y el suyo propio, un poco como se siguen las diferentes voces de la música polifónica. Esta capacidad de estar, a la vez, en el lugar del paciente (y del grupo) y en el suyo simultáneamente, sólo puede ocurrir si los

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terapeutas están en condiciones de desarrollar una capacidad de sintetizar los estados del yo aparentemente paradójicos. Es aquí que la función operativa del supervisor interno pasa al primer plano. Es más que un autoanálisis, es más que una supervisión”. El trabajo de localización en columnas debería permitir desarrollar la capacidad de tales diálogos con el supervisor interno. La transcripción del material clínico en columnas permite igualmente desarrollar la capacidad del clínico de identificar y “jugar o actuar” con los escenarios que conducen a callejones sin salida, cosas no pensadas, poco simbolizadas. El sujeto aprende igualmente a explorar, sin demasiados riesgos, los diferentes lugares de estos guiones y también a integrarlos mejor. La anotación permite el desenlace, para organizarse de manera más fluida las diferentes partes de cada uno y los diferentes componentes de los grupos internos de los participantes. Se desarrolla entonces la maleabilidad del clínico (Milner, 1977; Roussillon, 2004), la capacidad de adaptarse de manera fluida a la situación y al otro. De manera concomitante, la formación en su dispositivo de grupo, permite que se trabaje de nuevo la organización de las envolturas del desarrollo individual y grupal y su articulación. La cuarta columna convoca, despierta y excita la pulsión epistemológica (enlace K Knowledge o C conocimiento, según Bion, 1962b). Se trataría de un desarrollo expansivo de un equivalente de la pulsión epistemológica por parte del otro, el movimiento que nos pulsa, empuja a nuestro mejor conocimiento, más íntimo, tal como revelar, compartir con un grupo, “por el trabajo de la intersubjetividad” (Kaës, 2002). En la cuarta columna podrían estar localizados los mecanismos que participan en el grupo (divergencia, clivaje, idealización, proyección, etc.), las alianzas inconscientes, así como las funciones psíquicas particulares en juego, como por ejemplo las funciones fóricas, en el sentido de René Kaës (1993,1994) por las que un individuo del grupo lleva para otro distinto y para el grupo algo que no le pertenece y que podría servir al grupo: portafectos, portavoz, etc.

DESGLOSE DE ELEMENTOS

El desglose de las sesione en elementos numéricos permite referirse a los diferentes episodios clínicos transcritos. El material es dividido en unidades mínimas, que según nosotros pueden conducir a un proceso identificable. ([12] por ejemplo). Hemos observado un efecto retroactivo de localización de procesos sobre la elaboración de la recogida de notas (que son “desglosadas” en función de procesos identificados). Este desglose de los “hechos” o “acontecimientos” permite identificar las repeticiones y los enlaces de los elementos entre sí, lo que constituye así un tratamiento del material clínico. Forma la base de una elaboración aún no articulada a una hipótesis de trabajo. En la presentación de textos clínicos, podemos pues hacer referencia a estos elementos, gracias a un sistema de numeración de las unidades mínimas obtenidas de este modo.

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CONCLUSION

Como acabamos de señalar, la anotación del material clínico es el resultado de un trabajo a posteriori. Pensamos como un compromiso por una parte entre el movimiento de la sesión y por otra la manera de dirigir. La recogida de datos clínicos, ya se trate de la anotación interna durante las sesione o de la toma de notas después, debería ser hecha con un gran rigor, una gran precisión y en la perspectiva de pensar mejor la práctica de grupo y de transmitirlo a otro. Esta herramienta tiene como objetivo permitirnos darnos cuenta de los elementos pertinentes de la sesión: cadena asociativa grupal, dinámica emocional del grupo y el eco interno en los clínicos, y un principio de trabajo de elaboración y de enunciación en forma de hipótesis. La anotación podría convertirse en una herramienta de colaboración, de confrontación entre dos puntos de vista (o mente) y de su articulación posible. Se podrían apoyar las investigaciones sobre los fenómenos y los procesos grupales que le son subyacentes. Podría ser útil, desde esta perspectiva, trabajar antes sobre el lugar de la sensibilización a la toma de notas clínica en la formación de los clínicos que intervienen en la situación grupal.

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