todorov- el origen de los géneros

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  • 5/14/2018 Todorov- El origen de los gneros

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    , ~ ~ J!;).j-:;j'!,.

    ~TEOR IAIDE LOS G ENERO S L ITERAR IO S

    T. T o i r o v . Ch. Brook, Ro",. P. Hemadi. A. Fowler,B . E. Rollin, J. M. Schaeffer, G. Genette, W. D. Stempel,M. L. Ryan, W. Raible, N. Salvador Miguel

    COMPlLACl6N DE TEXTOS Y BlBLlOGRAFfAMiguel A. Garrido Gallardo

    UNIVERSIDADALBERTOHURTADO

    BIBLIOTECA

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    ~l"- L l S A

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    b

    EL ORIGEN DE LOS G.ENERO~ i \q&t)TZVETAN TODOROV

    C.N.R.S. rad,

    ISeguir ocupandose de los generos puede parecer en

    nuestros dias un pasatiernpo ocioso adernas de anacr6ni-co. Todos saben que existfan -baladas, odas y sonetos,tragedias y comedias=- en tiernpos de los clasicos, pero,lhoy? Incluso los generos del siglo XIX, que, sin embar-go, no son para nosotros generos de un modo absoluto-poesfa, novela-, parece que se disgreguen, por 1 0 menosen la literatura "que cuenta. Como escribia Maurice Blan-chot de un escritor rnoderno, Hermann Broch: Ha sufri-do, como otros rnuchos escritores de nuestro tiempo, esapresion impetuosa de la literatura que no soporta ya la dis-tincion de los generos y necesita romper los limites.

    Inc1uso seria un signo de autentica rnodernidad en unescritor no someterse ya a la separacion en generos. Estaidea, a cuyas transformaciones podemos asistir desde prin-cipios del siglo XIX (aunque los Romanticos alernanes, enparticular, fueron grandes constructores de sistemas gene-ricos), ha tenido en nuestros dfas uno de sus mas brillan-tes portavoces en la persona deMaurice Blanchet. Con m a srotundidad que nadie, Blanchot ha dicho 1 0 que otros noosaban pensar 0 no sabian forrnular: no existe hoy ningunintermediario entre Ja obra singular y concreta, y la litera-tura entera, genero ultimo; no eXlste, porque Ia evoluclon-n __ ude la literatura moderna consiste precisamente en hacer decada obra una interrogaci6n sobre el ser mismo de la lite-

    TI~ulo o~iginal: "ICorigine des genres, publicado en T. Tononov,La rwilOTI de illliratlJrt et auttes essais, Paris, Seuil, 1937. pags. 274-6. Nuevaversion del trabajo pubficado previarnente en ingles The origin of Gen-res". NfW Literaru History vut I 1976 pags 14-5-158 y en frances ellI l ib J J " , .,' ,~ 1 ro del auror Les genres du discours Paris Seuil, 1978, pags. 4466.lTaducC"ion de Antonio Fernandez Fc~rer. Tdxto rraducido y ':"produci-do Con autorizad6n del au tor y del editor.

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    TZVETAN 'i'OIlOROV

    ratura. Releamos esas elocuentes lfneas: "S610 importa ellibro, tal cual es, aparte de los generos, fuera de las clasi-ficaciones -prosa, poesfa, novela, testimonio- en las querehtisa incluirse y a las que niega el poder de fijar su lugary de determinar su forma. Un libra ya no pertenece a ungenero, todo libro remite iinicamente a la Iiteratura, comosi esta contuviese de antemano, en su generalidad, los tini-cos secretes y formulas que perrniten dar a 10que se escri-be realidad de Iibro , Todo ocurriria, pues, como si, habien-dose disipado los generos, la literatura se consolidase sola,como si brillase sola en la misteriosa c1aridad que propagay que cada creacion literaria le devuelve multiplicandola,-como si existiera, por 10 tanto, una "esencia" de laIiteratura=- ( Le li vr e a uenir, 1959)_ Y mas aun: "EI hechode que las formas, los generos, no tengan verdadera signi-ficacion, de que seria absurdo preguntarse, por ejemplo, siFinnegan '5 Wake pertenece 0 no a la prosa y a un arte quese llama novelesco, denota ese profundo esfuerzo de la li-teratura por tratar de afirmarse en su esencia, arrasandolas distinciories y los Iimites (L ' espace l it ie ra i re , 1 9 55 )_

    Las frases de Blanchot parecen tener par sf mismas lafuerza de la evidencia. Solo un aspecto de la argumenta-ci6n nos inquieta: el privilegio otargado a nuestro ahara .@abemos que toda interpretaci6n de la historia se hace par-J \tiendo del momenta presente, 10 mismo que la del espaciose construye partiendo de aqui, y la del otro partiendo del~. Sin embargo, cuando a la constelacion del yo-aqui-ahorase le atribuye un lugar tan excepcional -punto final de lahistoria entera-, podemos preguntarnos si la Busion ego-centrica no tiene nada que ver con ello (engafio cornple-mentario, en suma,_d~lo 9H..~~ulhan_llamaba ilusi6n del

    -_."".> explorador).- 'Par otra parte, si leemos los mismos escritos de Blan-chat en que se demuestra esa desaparicion de los generos,aparecen , de hecho, categorias cuya semejanza con las dis-tinciones generic as es diffcil negar. ASI, un capitulo de Le- + . J i ! : ! ! j v~1!f!_~_sta_c!s:_Qkg!c\g_~aIAiaL:io..inti.m,Q.;tro, allenguajeprofetico. Al hablar del mismo Broch (

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    34 TZVETAN TODOROVnueva norma? Los excepcionales juegos de palabras de Joy-ce, lno se han convertido en la regla de una cierta litera-tura moderna? iNo sigue ejerciendo la novela, par muynueva novela que sea, su presion sobre las obras que seescriben?

    Si volvemos nuestra atencion a los Romanticos alerna-nes, y a Friedrich Schlegel en particular, encontraremos ensus escritos, junta a ciertas afirmaciones croceanas (vcadapoerna, un genera en S1 ) , frases que van en sentido opuestoy que establecen una ecuacion entre la poesfa y sus generas.La poesia comparte con las dernas artes la representacion,la expresion, la accion sabre el receptor. Tiene en cormincon el discurso cotidiano 0 erudito el uso del Ienguaje. S6-10 los generos le son exclusivamente propios. La teorfa delas especies poeticas serfa Ia doctrina de arte especifica dela poesia. Las especies de poesla son propiamente la poesfamisma ( Co nu er sa c id n s a br e l a p o es ia ). La poesia es la poetica,los generos, la teorfa de los generos.

    Al abogar par la legitimidad de un estudio de los gene-ros, nos encontramos, de pasada, con una respuesta a lapregunta implicitarnente suscitada por el titulo el origen del o s gen ero s. iDe d6nde vienen 16sgeneros? Pues bien, muysencillamente, de otros generos. Un nuevo genera es siem-pre la transformacion de uno 0de varios generos antiguos:por inversion, par clesplazamiento, par combinaci6n. Untexto de hoy (esta palabra designa tambien un genera,en uno de sus sentidos) debe tanto a la poesia como ala novela del siglo XIX, 10 misrno que la cornedia lacri-mogena combinaba rasgos de la comedia y de la tragediadel siglo precedente. No ha habido nunca literatura sin ge-neros, es un sistema en continua transformaci6n, y la cues-tion de los origenes no puede abandonar, hist6ricamente,el terreno de los prapios generas: crano16gicamente hablan-do, no hay un antes de los generos. Saussure deda enun caso comparable: "EI problema del origen del lenguajeno es otro que el de sus transforrnaciones. Y ya Humboldt:"N0 llamamos a una lengua original sino porque ignoramoslos estados anteriores de sus elementos constitutivos.

    La pregunta que quisiera formular sobre e1 origen, sinembargo, no es de naturaleza historica, sino sistematica;una y otra me parecen tan legitimas como necesarias. No

    :~,~".~

    1'.1. ORGEN DE I.OS GENEROS 35se trata de: ~que es 10que ha precedido antaiio a los gene-ras? Sino: ~que es 10 que determina siernpre el nacimientode un genero? Mas exactamente: lexisten, en eI lenguaje(pues se trata aquf de los generos del discurso), formas que,aunque anuncien los generos, no 10 sean todavia? Y en elcaso de que si, icomo se produce el paso de las unas a losotros? Pero, para intentar responder a estas preguntas, hayque preguntarse primero: lque es, en el fondo, un genero?

    IIA primera vista, la respuesta parece evidente: los ge-

    neros son elases de textos. Pero tal definicion disimula mal,tras la pluralidad de los terminos puestos en juego, su ca-racter tautol6gico: los generos son clases, 10 literario es 10textual. En vez de multiplicar las denominaciones, tendria-mos que preguntarnos por el contenido de esos conceptos.

    Y, en primer lugar, por el de texto 0-propongamosde nuevo un sin6nimo- pOI'el de discurso. Este es, se nosdira, una serie de Irases, Yaqui es donde empieza un pri-mer malentendido.

    Se olvida demasiado a menudo una verdad elementalde toda actividad de conocirniento: que el punto de vistaelegido por el observador redelimita y redefine su objeto.Asf en ellenguaje: el punta de vista dellingiiista modela,en el.seno de la materia idiomatica, un objeto que Ie es pro-pia; objeto que no sera el mismo si se cambia de punta devista, aun en el caso de que la materia siga siendo la misma.

    La Crase es una entidad de lengua, y de linguista. Lafrase es una combinaci6n de palabras posible, no una enun-ciacion .,concreta. La misma frase puede ser enunciada encircunstancias diferentes; para el linguista no cambiara deidentidad, incluso aunque, debido a esa diferencia de cir-cunstancias, cambie de sentido.. Un discurso no esta hecho de frases, sino de frases enun-ciadas, 0, por decirlo mas brevemente, de enunciados. Aho-ra bien, la interpretacion del enunciado esta determinada,por u.na parte, por la frase que se enuncia; y, por otra, porsu rrusma enunciaci6n. Esta enunciaci6n induye un locu-tor que enuncia, un destinatario a quien dirigirse, un tiern-

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    36 TZ\,TIt\N 'IODOROV EL OReEN nF. LOS GF.NE.ROS 37po y uri lugar, un discurso que precede y que continua;en surna, un contexto de enunciaci6n. En fin, con otras pa-labras, un discurso es siempre y necesariamente un actode lenguaje.

    Pasemos ahora al otro terrnino de la expresi6n clasede textos: clase. El iinico problema que plantea es el desu sencillez: se puede encontrar siempre una propiedad co-rmin ados textos y, en conseeuencia, agruparlos en unaclase. lTiene interes que le llamemos genero al resulta-do de tal agrupaci6n? Creo que estariamos de acuerdo conel uso corriente de la palabra y que, al rnismo tiempo, dis-pondriamos de una noci6n comoda y operativa, si se coo-viniera en llamar generos unicamente a las clases de textosque han sido percibidas COmotales en el curso de la histo-ria. Los testimonios de esa percepci6n se encuentran, antetodo, en el discurso sobre los generos (discurso metadiscur-sivo) y, esporadicamente, en los propios textos.

    La existencia hist6rica de los generos esta marcada porel discurso sobre los generos; 10 cual no quiere decir, sinembargo, que los generos sean solo nociones meradiscur-sivas, pero tam poco discursivas, Constatamos la existen-cia historica del genera tragedia en Francia en el sigloXVII gracias al discurso sobre la tragedia (que comienzapar la existencia de esta misma palabra]; pero ello no sig-nifica que en sf las tragedias no tengan rasgos comunes yque, par 10 tanto, no seria posible haeer una descripcionde ellas distinta de la historica, Como sabemos, toda clasede objeto puede convertirse, por un paso de la extensionala cornprension, en una serie de propiedades. EI estudiode los generos, que tiene como punto de partida los testi-monios acerca de la existencia de los generos, debe tenerprecisamente como objetivo ultimo el establecimiento deesas propiedades.

    Los generos son, pues, unidades que pueden describirsedesde dos puntos de vista diferentes, el de la observacionernpirica y el del analisis abstracto. En una sociedad seins-titucionaliza la recurrencia de ciertas propiedades discur-sivas, y los textos individuales son producidos y percibidosen relacion con la norma que constituyc esa codificacion.Un genero, literario 0no, no es otra cosa que esa codifi-cacion de propiedades discursivas.

    Tal definicion exige, a su vez, ser expllcita por los dosterminos que la componen: el de propiedad discursiva, yel de codificacion.

    Propiedad discursiva es una expresi6n que yo entiendoen un sentido inclusive, Sabemos que, aun ateniendonosiinicamente a los generos litera n o s , cualquier aspecto del dis-curso puede convertirse en obligatorio. La cancidn se opo-ne al poema por los rasgos foneticos; eJ soneto es diferentede la balada en su fonologi'a; la tragedia se opone a la co-media por los elementos rernaticos; el relato de suspensedifiere de la novela policiaca clasica en la disposicion desu intriga; por ultimo, la autobiograffa se distingue de lanovela en que el autor pretende referir hechos y no cons-truir ficciones, Podria utilizarse, para reagrupar estas cla-ses de propiedades (aunque esta clasificaci6n no tiene muchaimportancia para mi proposito), la terminologfa del semio-tico Charles Morris, adaptandola a nuestro tema: estas pro-piedades remiten ya al aspecto sernantico del texto, ya asu aspecto sintactico (la reIaci6n de las partes entre sf), yaal pragmatico (relacion entre usuaries), ya, por ultimo, alverbal (termino ausente en Morris que podrfa servirnos paraenglobar todo 1 0 que ataiie a la rnaterialidad rnisma de lossignos).

    La diferencia entre un acto de lenguaje y otro, y, tam-bien entre un genero y otro, puede situarse en cualquierade estos niveles del discurso.

    En el pasado, se ha podido buscar la distincion e in-cluso la oposici6n entre las formas naturales de Ia poesfa(por ejemplo, 10 Iirico, 10 epico, 10 drarnarico) y sus for-mas convencionales, como el soneto , la balada la oda.Hay que tratar de ver en que nivel cobra sentido tal afir-rnacion, 0 bien 10 lirico , 10 epico, etc., son categorfas uni-versales, y por 10 tanto del discurso (1 0 que no excluye quesean complejas; por ejernplo, semanricas, pragmaticas, ver-~ales, al mismo tiempo); pero entonces pertenecen a la poe-trca general, y no (especfficamente) ala teorfa de los gene-ros: canicterizan las manifestaciones posibles de l discurso,y no las manifestaciones reales d e los discursos. 0 bien esen los fenomenos historicos en 10 que se piensa al empleartales terminos; asi, Ia epopeya es ]0 que encarna la Iliadade Homero. En este caso se trata ciertamente de generos,

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    38 TZYEIAN TODOROYpero, en el nivel discursive, estos no son cualitativamentediferentes de un genero como el soneto -basado, tambien,en constricciones tematicas, verbales, etc.-. Lo mas quepuede decirse es que ciertas propiedades discursivas son masinteresantes que otras: por mi parte, me intrigan mucho m a slas constricciones que ataiien al aspecto pragmatico de lostextos que las que reglamentan su estructura fonologica,

    Par e 1 hecho de que los generos existen como una ins-tituci6n es par 1 0 que funeionan como horizontes de ex-pectativa para los lectores, como modelos de escriturapara los autores, Esos son, efectivamente, los dos aspectosde la existencia historica de los generos (a, si se prefiere,del discurso metadiscursivo que toma los generos por ob-jeto). Par una parte, los autores escriben en fund6n del (10que no quiere decir de acuerdo can el) sistema generico exis-tente, de 10 que pueden manifestar tanto en el texto comofuera de el, 0, incluso, en cierto modo, ni una cosa ni otra:en la cubierta del libra; esta manifestacion no es, claro es-ta, el unico modo de dernostrar la existencia de los mode1osde escritura, Par otra parte, las lectores leen en Iuncion delsistema generico, que conocen por la crftica, la escuela, elsistema de difusion dellibro 0 simplernente de oidas; aun-que no es precise que sean conscientes de ese sistema.

    A traves de la institucionalizaci6n, los generos cornu-nican can la sociedad en la que estan vigentes. Es tambienpar este aspecto por 10 cual interesaran mas al etnologo 0al historiador. As!, el primero seleccionara, ante todo, deun sistema de generos, las categories que 10 diferencien delde los pueblos vecinos, poniendo en correlaci6n esas cate-gorias can los dernas elementos de la misma cultura. Lamismo had el historiador: cada epoca tiene su propiasistema de generos, que esta en relaci6n can la ideologfadorninante. Como cualquier institucion, los generos eviden-cian los rasgos constitutivos de la sociedad a la que per-tenecen,

    La necesidad de la institucionalizacion permite respondera otra pregunta que resulta tentador formular: aun adrni-tiendo que todos los generos provienen de aetos de lenguaje,,:como explicarse que todos los aetas de habla no produz-can generos literarios? La respuesta es esta: una sociedadelige y codifica los actos que corresponden mas exacraments

    EL ORIGEN DB LOS GENEROS 39a su ideologfa; par 10 que tanto Jaexistencia de ciertos ge-neros en una sociedad, como su ausencia en otra, son re-veladoras de esa ideologia y nos perrniten precisarla canmayor 0menor exactitud, No es una casualidad que la epo-peya sea posible en una epoca y la novela en otra, ni queel-heroe individual de esta se oponga al heroe colectivo deaquella: cada una de estas opciones depende del marco ideo-logico en el seno del eual se opera.

    Podria precisarse mas el lugar de la nocion de generomediante dos distinciones simetricas. Dado que el generoes la codificacion historicamente coristatada de propieda-des discursivas, es facil concebir la ausencia de cada unode los dos cornponentes de esta definicion: la realidad his-torica y la realidad discursiva, En el primer caso, estariamosen relacion can aquellas categorfas de la poetica general que,segUn los niveles del texto, se Haman modos, registros, es-tilos 0 incluso, formas, maneraa, etc. El estilo noble" aIa narracion en primera persona" son ciertamente reali-dades discursivas; pero no podemos fijarlas en un tinico mo-menta del tiernpo: son siempre posibles. Reclprocamenre,en el segundo caso, se trataria de nociones que pertenecenala historia literaria entendida en sentido amplio, tales co-rno corriente, escuela, rnovimiento 0 en otro sentido dela palabra, estilo, Ciertamente, el movimiento literariodel simbolismo existio historicamente, pero ello no suponeque las obras de las autores que se consideraban miembrossuyos ~e~gan en cormin propiedades discursivas (que nosean tnvlales); la unidad puede establecerse sin mas en tornoa amistades, manifestaciones comunes, etc. El genero es ell;tgar ?e encuentro de la poetica general y de la historiahtera_na; par esa razon es un objeto privilegiado, 1 0 cualp'Odnaconcederle muy bien el honor de convertirse en elpe['sonaje principal de los estudios literarios.

    Tal es el marco global de un estudio de los generos.~uestras deseripcianes actuales de los generos son tal vezU;suficientes: 1 0 cual no supone la imposibilidad de una teo-ria de los generos: las proposiciones que preceden vendriana Ser los preliminares de tal teorfa. Quisiera, al respecto,l"eCordarotro fragmento de Friedrich Schlegel en el que in-tenta formula . ., 1' bIt' ,r una opuuon equilibrada so re a cues ionY Se pregunt . I' . . . da st a rmpresidn neganva que tiene cuan 0

    ,~ :,~.

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    40 TZ\EIi>.N 'l'ODOROVse toma conciencia de las distinciones genericas, no es de-bida sencillamente a la imperfeccion de los sistemas pro-puestos por el pasado: "

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    Yo fui a casa de mi cufiado,Mi cufiado dice: buenos dfas,Y yo Ie digo: buenos dias tengas.Momentos despues, e l dice:

    5 Entra en casa, etc.El relata no se acaba aqui; nos lleva a un nuevo episo-

    dio en el que "yo pide que alguien le acompafie a comer;el episodio se repite dos veces:

    Yo digo: cufiado rnfo,10 Llama a tus nifios,Que coman conmigo esta pasta.Cuiiado dice: ibueno!Los nifios han cornido ya,Ya se han ido a dormir.

    15 'Yo digo: bueno,iTambien estas tu, cufiado!Llama a tu gran perro.Cuiiada dice: [buenolEl perro ha comido ya,20 Ya se ha ido a dormir, etc.

    Sigue una transici6n compuesta de algunos proverbios,y al final se llega a la invitaci6n directa, dirigida esta vezpor "yo a su cufiado ,Sin tan siquiera entrar en detalles, podemos co.nstat~rque entre el acto verbal de invitaci6n y el genera hterar:lOinvitacion del eual es un ejemplo el texto precedente, ne -nen lugar varias transformaciones: .1) una inversion de los papeles de locutor y destin ata:rio: "yo invita al cufiado, el cufiado invita a "yo; .2) una narratiuizacum, 0mas exactamente, la inserct6ndel acto verbal de invitar en el de relatar; obtenemos, enlugar de una invitaci6n, el relato de una invitacion: .

    3) una cspecificacion: no s610sees invitado sin mas, slOO

    42 TZVETAN TODOROVca incluso fuera de su contexto de origen. Por ejernplo, yOinvita a su cufiado a entrar en su casa. Esta forma explfcitas610aparece, sin embargo, en los ultimos versos de ~a~n-vitaci6n (29-33; se trata de un texto rimado). Los vemtio-cho versos precedentes eontienen un relato, en el que yosedirige a casa de su cufiado, y este es quien 10 invita. Vea-'mos el principio del relato:

    F.LORIGN DE LOS Gf.Nf.ROS 43tarnbien a comer una pasta; no s610se acepta la invitaci6n,sino que se desea estar acompafiado;

    4) una repeticion de la misma situacion narrativa, pe-ro que cornporta:

    5) una ualoracion en los actores que asumen el rnisrnopapel: primero los nifios, despues el perro.Esra enumeraci6n, por supuesto, no es exhaustiva, pe-

    1"0 puede darnos una idea de la naturaleza de las transfer-maciones que sufre el acto de lenguaje. Se dividen en dosgrupos que podrfan llamarse: a) internas, en las que laderivaci6n se produce en el interior mismo del acto de len-guaje inicial; es el caso de las trans formaciones 1 y 3 en5; y b) externas, en las que el primer acto de habla secombina con un segundo acto, segUn una u otra relacionjerarquica; es el caso de la transformaci6n 2, en la que "in-vitar se inserta en relatar,

    Tomemos ahora un segundo ejemplo, tambien de lamisma cultura Iuba. Partiremos de un acto de habla masesencial aun: nombrar, atribuir un nombre. En Francia,la significaci6n de los antrop6nimos se olvida siempre; losnombres propios significan por evocaci6n de un contextoo por asociaci6n, no gracias al significado de los morfemasque los componen. Este caso es posible entre los Lubas,pero al lado de esos nombres desprovistos de significadose encuentran otros cuyo significado es completamente ac-tual y cuya atribuci6n esta, ademas, motivada par ese sig-nificado. Por ejemplo (no sefialo los tones):

    Lonji significa FerocidadMukunza significa "Clam de pielNgenyi significa ..Inteligencia

    Aparte de estos nombres en cierto modo oficiales, unindividuo puede tener motes, mas 0menos estables, cuyafunci6n puede ser el elogio 0 simplernente la identificaci6na traves de los rasgos del individuo, como, por ejemplo,su profesi6n. La elaboraci6n de esos motes los acerca yaa formas literarias. Veamos algunos ejemplos de una de lasformas de esos motes, los makumbu, 0nombres de dogiO.:

    ~tta.~da Wa nshindumeenu, viga en la que uno se apaya. I D l UI: F dya kwzklsha mUllnuya, sornbra bajo la cual uno se re- 4fUgla. ,)

    UNIVERSALSEfHURTJ

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    TZVf.TAN 'IDDOROV

    Kasunyi kaciinyi nkelende, hacha que no terne los espinos.Vemos que los motes pueden considerarse como un,a

    expansion de los nombres. En uno y otro caso se descri-ben los seres tal eual son 0 tal eual debieran ser. Desde elpunto de vista sintactico , se pasa del nombre aislado (subs-tantivo a adjetivo substantivado) al sintagma cornpuesto deun nombre mas una relativa que 1 0 califica. Semanticamen-te, se pasa de las palabras tornadas en un sentido lite~ala las metaforas, Estos motes, al igual que los nombres rms-mas, tarnbien pueden aludir a proverbios 0 refranes co-rrientes,

    Por ultimo, existe entre los Lubas un genero literariomuy fijado -y muy estudiado- que se llama el kasala. Soncantos de dimensiones variables (que pueden sobrepasar losochocientos versos), que evocan las diferentes personas Yacontecimientos de un clan, exaltan con grandes alaban-zas a sus miembros difuntos y/o vivos y declaman sus ha-zafias y proezas (Nzuji). Se trata otra vez de una mezclade caracteristicas y de elogios: se indica, por una parte, lagenealogia de los personajes, sit~ando a un?s can respectoa los dernas; par otra, se les atnbuyen cualidades destaca-das: estas atribuciones incluyen frecuentemente motes co-molos que acabamos de ver. Adernas, el bardo interpelaa los personajes y les conrnina a cornportarse de mane~aadmirable. Como puede verse, todos los rasgos caracterts-ticos del kasala estahan contenidos en potencia en el nom-bre propio, y aiin mas en esa forma intermedia que supo-ne eI mote.' f . _ . Volvamos ahora al terreno mas familiar de los generos/ l . de la literatura occidental par~ intentar s~ber si pueden ob-servarse en eUos transformaciones parecidas a las que ea-

    .__.racterizan a los generos lubas.; 1 - - = - Tomare como primer ejemplo el genero que yo mis~?V he tenido que describir en Intraduccuin a fa literature Janlast~-'V ca. Si mi descripcion es correcta, este genero se caractet+'J za por la indecisi6n que debe experimentar el lector acer-

    ca de la explicacion natural 0sobrenatural de los suces~Smencionados. Mas exactamente, el mundo que se descn-be es, por supuesto, e1 nuestro, con sus leyes naturale~ (noestamos en 10 maravilloso), pero en el seno de este univer:

    J-:l. ORIGEN DE LOS GF.NEROS 45so se produce un acontecirniento al eual cuesta trabajo ha-llarle una explicacion natural. Lo que codifica el genero esuna propiedad pragmatica de la situacion discursiva: la ac-titud del lector, tal y como el libro Iaprescribe (y que ellector individual puede adoptar 0 no). Este papel del lec-tor no esta implfcito la mayorfa de las veces, sino que estarepresentado en el texto mismo por los rasgos de un per-sonaje-testigo; la identificacion de uno con otro se facilitapor la atribucion a teste personaje de la funcion de narra-dar: el empleo del pronombre de primera persona "yo per-mite allector identificarse con el narrador, y tambien conel personaje-testigo que dud a acerca de la explicacion queha de dar a los sucesos ocurridos.

    Dejemos de lado, para simplificar, esta triple identifi-cacion entre lector implicito, narrador y personaje-testigo;admitamos que se trata de una actitud del narrador repre-sentado. Una [rase que se encuentra en una de las novelasfantasticas mas representativas, el Manuscrito encontrado enZaragoza de Potocki, resume emblernaticamente la situacion:Llegue casi a creer que unos dernonios habfan animado,para engafiarrne, los cuerpos de los ahorcados . Se nota laarnbiguedad de la situacion: el acontecimiento sobrenatu-ral es designado por la proposicion subordinada; Ia princi-pal expresa la adhesion del narrador , pero una adhesionmodulada por la aproximacion , La proposicion principalimplica, par tanto, la inverosimilitud intrinseca de 10 quesigue, y constituye, pOI' eso mismo, el marco "natural" .yrazonable en que el narrador qui ere mantenerse (y, porsupuesro, mantenernos.)., ~l acto de lenguaje que se halla en el origen de 1 0 fan-tast~co e~, par consiguiente, simplificando incluso un poco.l~sltuaelon, un acto complejo, Podrfa reescribirse as! suformula: "Yo (pronombre cuya funcion se ha explica-do) + verbo de actitud (como creer , pensar,etc.) + modalizaci6n de este verbo en el sentido de la in-~ertidumbre (modalizaci6n que sigue dos carninos princi-pa!es: .eltiernpo del verbo, que sera el pasado, perrnitiendoaSl la lfista ., d di .. . uraClOn e una istancia entre narrador y per-sona,]e y 1 0 d . d .. ,i,' , save ,)108 e modo, como casi 1 " quizas,u sm dUda, etc.) + proposicion subordinada describiendo. n 8UCeso natural.

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    46 TZVETAN TonOROVCan esta forma abstracta y reducida, el acto de lenguaje

    fantastlco puede encontrarse, par supuesto, fuera de laliteratura: sera el de una persona que refiere un suceso quese sale del marco de las explicaciones naturales, cuando,pese a todo esa persona no quiere renunciar a ese mismomarco, y n~s da a conocer su incertidumI:re (situacion talvez rara en nuestros dias, pero en cualquier caso perfecta-mente real). La identidad del genero. esta absolutam~ntedeterminada por la del acto de lengu~~; I~ eual no q,;ueredecir, sin embargo, que ambos sea~ 1de~tlcos. Ese nude?se enriquece con una serie de amplificaciones, en e 1 sent~-do retorico: 1) una narrativizacion: hay que crear una S1-tuacion en la que el narrador acabara formulando nue~;rafrase ernblerna 0 uno de sus sinonimos; 2) una gradaclOn,a al menos un'a irreversibilidad en la aparicion de 10 so-brenatura1; 3) una proliferaci6n ternatica: cierto~ t.emas, co-mo las perversianes sexuales 0 los estados proximos a.;alocura, seran preferidos a los dema~; 4) u.na representaclOnque, por ejemplo, aprovechara laomc~rtldumbre qu~ unopuede tener al elegir entre el sentido literal y el sentido Ii -gurado de una expresi6n. Todos ~st?S son t~~as y proee-dimientos que he intentado describir .cn rru hb:o. .

    No hay, pues, desde el punta de VIsta del onge~, .mn-guna diferencia de naturaleza entre el genera fanta~tl~o ylos que veiamos en la literatura oral. luba, aun SUbsI.~tlen-do diferencias de grado, a 10 que es igual, de cornplejidad,EI acto verbal que expresa la duda fantastica es menoscormin que el que consiste en nornbrar 0 invitar; p,ero nodeja de ser, por ello, un acto verbal como los demas. L~str~nsformaciones que experimenta hasta llegar a genero It-terario son tal vez mas numerosas y variadas que aquellascan las que nos familiarizaba la literatura luba, pero son,tambien, de la misma naturaleza.La autobiografia es otro genera propio de nuestra 80-ciedad que se ha descrito con tanta precision co~o paraque podamos investigarlo desde nuestra perspectlva ac-tual'. En dos palabras, la autobiografla se define por dosidentidades: la del autor can el narrador, y la del nana-dar can el personaje principal. Esta segunda identidad re-

    Concretamente, pienso en los estudios de Philippe Lejeune.

    E. ORrGEN Dc LOS GE.NEROS 47sulta evidente: es la que resume el prefijo auto-, y quepermite distinguir la autobiografia de la biografia 0 de lasMemorias. La primera es mas sutil: separa la autobiogra-ffa (exactamente igual que la biograffa y las Memorias) dela novela, pues esta estarfa irnpregnada de elementos to-rnados de la vida del autor. Esta identidad distingue, ensuma, los generas referenciales 0 historicos de los ge-neros ficcionales: la realidad del referente esta claramenteindicada, puesto que se trata del autor mismo del libro, per-sona inscrita en el registro civil de su ciudad natal.

    As! pues, tenemos que vernoslas con un acto de len-guaje que codifica a la vez propiedades semanticas (1 0 queimplica la identidad narrador-personaje: hay que hablar desf mismo) y propiedades pragrnaticas (en cuanto ala iden-tidad autor-narradcr, se pretende decir Ia verdad y no unaficcion). Con esta forma, este acto de lenguaje esta extre-madamente difundido fuera de la literatura: se practica cadavez que s e n a rr a . Es curioso advertir que los estudios de Le-jeune en los cuales me baso aqui, so capa de una descrip-ci6n del genera, de hecho, han fijado, sabre el particularla identidad del acto de lenguaje, pese a ser unicamcntesu micleo. Este deslizamiento de objeto es revelador: la iden-tidad del genero le viene dada por el acto de lenguaje queesta en su origen, relatarse; 10 cual no imp ide que, paraconvertirse en genero Jiterario, este contrato inicial tengaque experimentar numerosas transformaciones (que no nos~preocupan en este momento).: ' lQue ocurriria con los generos aiin mas complejos to-tlavia, como la novela? No me atrevo a lanzarrne ala for-mulaci6n de la serie de transformaciones que presiden su,'nacimiento: pero, pecando sin duda de optimismo, dire que,"~l; i9~! tarnbien, el proceso no parece que sea cualitativamente,:dIstl!ltO. La dificultad de estudio del origen de la nove-lfl, desde este punta de vista radicaria en el infinite en-c~ . ,J~namlento de actos de lenguaje unos dentro de otros.trnba. del todo de la piramide estarfa el contrato ficcional.e~~e~lr, la codificaci6n de una propiedad pragrnatica}, que.exlgJ.na a su vez la alternancia de elementos descriptivosY J_;a;lrativos,0, ]0 que es igual, describirfa los estados in-IllQVl es y Ia . 1 . ( ,, ' s aCClOnesque se desarrollan en e uempo no-qUe estes dos actos de habla estan coordinados entre

  • 5/14/2018 Todorov- El origen de los gneros

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    48 TZVE1AN TODOROVsf y de ninguna manera encajados co~o en los caso~ pre-cedentes), Se sumarfan a ello constricciones concerrnentesal aspecto verbal del texto (la alternancia del discur~o :Ielnarrador y del de los personajes) y su aspecto semantico(Ia vida personal con preferencia a los grandesfrescos deepoca), y asi sucesivarnente ..,

    La rapida enumeraci6n que acabo de haeer no parece,por 1 0 demas, en nada difereI_lte, a no ser por su brevedady esquernatismo, de los estudios que se,han consagrado yaa este genero, Y, pese a todo, no es asi: falta~a e,s;a ~er~-pectiva -tdesplazamiento Infimo? , ltal v,ez ilusion opt~-ca?- que permite ver que no existe un abl~mo e,l1tre,la li-teratura y 10 que no 10 es, que los gen:ros literarios nenensu origen, lisa y llanamente, en el discurso htrrnario.

    GENEROS HISTORICOS / GENEROS TEORICOS,REFLEXIONES SOBRE EL CONCEPTO DE

    LO FANTAS-TICO EN TODOROVCHRISTINE BROOKE.ROSE

    UniVtTlidad dt Pad! Vlfl ( V i n c l I T l n o ' : . l )

    En su obra sobre literatura fantastica (1970) TzvetanTodorov plante a el tema de la oposici6n existente entre ge-neros literarios te6ricos y generos literarios historicos, Loplantea en primer lugar como caso concreto, a traves deuna crftica de los modes de Frye, y mas tarde, desde unpun to de vista genera1, como parte de una dicotomfa masamplia entre teorfa (0 Poeticajy la mas emplrica tradicionde la critica. Me ocupare primero de estos dos aspectos yposteriorrnente de otros mas concretos, aunque menos im-portantes, relacionados con la actividad te6rica de Todorov,

    1. MODOS DE FRYEA Northrop Frye se Ie tiene generalmente por un teo-

    :f.~co, y como tal probablemente se yea e1 a S 1 mismo. Sin'~':lda su Anatomy of Criticism (1957) resulto innovadora yS?pstituy6 uno de los primeros estudios ingleses que insis-Jleron, en primer lugar, en la literalidad del texto (que a~,ecestambien se ha llamado literar iedad para evitar po->_s19lesconfusiones COn el otro sentido del terrnino literal),',Xque equivale a 10 que J akobson llama funcion poetica,-~.~> , 'Titulo urigi~al: "His[ori~al geol'cs/theoret ical genres: Todorov 00 [he

    PU ,bhcado como capitulo 3 del libro A Rhe tor ic cf t he Unrea l.and s t ru c t ur e , e r p e c i a f l y if t h e Fan t a st i c , Cambridge, Cambridge

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