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19 Toda la información en www.elnoroestedigital.com Del 2 al 9 de junio de 2016 DEITANIA Los molinos han sido industrias de las denominadas “limpias”, muy lu- crativas a lo largo del tiempo, des- de la edad media hasta mediados del pasado siglo XX, cuya propie- dad aseguraba ingresos económi- cos importantes, de ahí que se la disputasen las instituciones públi- cas y los particulares a la búsqueda de los beneficios que generaban. En el casco urbano caravaqueño, una red de molinos se alineaban a lo largo de las hilas que conducían el agua desde los manantiales de las Fuentes del Marqués hasta su encuentro y desembocadura en el río Argos, tras regar las tierras que encontraban a su paso. Del estudio de los molinos en la Comarca Nor- oeste se ocupó en su día Indalecio Pozo Martínez amplia y documen- tadamente, por lo que el lector in- teresado puede encontrar el en el mismo la información completa al respecto. Muy cerca del paraje de Las Fuentes, siguiendo el curso de las aguas, se encuentra el denomina- do “Molino de las Fuentes” o “de los Robles”, al que seguían “El Mo- linico” en el Camino del Huerto, el “Molino de Ramoncico” en la Glo- rieta (frente a la iglesia de la Con- cepción), el de los Álvarez en la C. del pintor Rafael Tejeo; el de “Ni- colás” en la C. Santísimo, el de “los Arañas” en la C. Palomarico y el de “la Parra”, aprovechando la ener- gía limpia que proporcionaba la co- rriente de agua ya dicha, que tam- bién proporcionaba energía a al- mazaras donde se molía la aceitu- na para obtener aceite. Nos ocupamos hoy de uno de estos molinos: el de LOS ARAÑAS, en la C. Palomarico (hoy Dr. Fle- ming), que comenzó su actividad hacia 1919, regentado por el ma- trimonio formado por Joaquín Sán- chez-Guerrero Elum y Concepción Sánchez Pozo. En el mismo edifi- cio, levantado entonces de nueva planta, estableció su residencia la pareja y allí mismo nacieron sus siete hijos: Pepe, Miguel (Michi), Joaquina, Julián, Joaquín, Alfonso y Manolo. Fue aquel un molino de los deno- minados “maquileros” (porque no se cobraba por moler, sino que el negocio se quedaba con una parte de la molienda), que desde el pri- mer momento contó con el apoyo humano de Pepe el “molinero”, alma de la empresa, y varios mozos que se encargaban de los distintos menesteres como aceptar el cereal (trigo, cebada y panizo fundamen- talmente que llegaba de agriculto- res y propietarios del campo como Manolo Hervás y D. Blas Marsilla entre otros), picar periódicamente las piedras de moler, afilar las he- rramientas, limpiar las tolvas etc. Al principio, tanto el padre como todos los hijos se dedicaron a la empresa molinera, ayudados de Pepucho y otros dos empleados entre quienes llegaron a sacar a la calle el recordado “Caballo de los Arañas” en el festejo festero de los Caballos del Vino, el cual rivalizó en la Cuesta durante años con el del “Arturo”, siendo bordados sus atalajes festeros por las Hermanas Valdivieso. El molino tuvo su prolongación como actividad empresarial en la apertura de varias panaderías di- seminadas por la población, que atendieron empleados como Ce- sar, Enrique y Milagros. Una de ellas en la Pl. del Arco y otras en El Hoyo y Calvo Sotelo (hoy Monjas), para las que el molino molturaba a diario, en los primeros años de ac- tividad 700 kg. diarios de harina. Con el tiempo la producción del ne- gocio no fue suficiente para el su- ministro diario de las panaderías, por lo que se hizo necesario adqui- rir la materia prima en el molino de Los Robles (o de las Fuentes), y también fuera de Caravaca, en el almacén de harinas que abría sus puertas en la plaza de Camachos de Murcia. Con el tiempo aumentó el nego- cio y a los cereales se añadió la mo- lienda de pienso animal, por lo que, a la energía proporcionada exclu- sivamente por la fuerza de agua, hubo que ayudarla primero, y sus- tituirla después, por energía eléc- trica. Ocasionalmente, junto al molino funcionó una almazara que apro- vechaba la fuerza motriz de aquel. También funcionaba ésta por el sistema de maquila y contaba con gran depósito del que se abastecí- an los comercios de alimentación de la localidad, entre otros el de Manolo Motoya en El Pilar (que lue- go regentó la familia Carricos). Hacia 1960 dejo de funcionar el molino, como la mayoría de las in- dustrias familiares de esta natura- leza, presionadas por la competen- cia de las grandes harineras regio- nales y nacionales. Con su cierre también comenzó a desaparecer del horizonte caravaqueño la secu- lar estampa del molinero en su tar- tana, surcando los caminos del campo y de la huerta recogiendo el grano y entregando la harina fruto de aquel, pocos días después, tras efectuar la correspondiente maqui- la. Así como también desapareció de la acústica local, huertana y campesina, el sonido ininterrumpi- do del molino, trabajando día y no- che durante veinticuatro horas dia- rias, el aspecto del molinero cu- bierto su cuerpo e indumentaria de polvo de harina y algunos sobre- nombres que identificaban a per- sonas concretas con la actividad laboral a la que se dedicaban. Alfonso Sánchez Guerrero Sán- chez es el último de los Arañas de aquella generación, con quien he tenido el placer de contar como in- formante. Recuerda que el molino tuvo dos épocas bien diferencia- das en su actividad, separadas por el período de la guerra civil. Que en la fachada del edificio se dispuso la imagen del Sdo. Corazón de Je- sús de azulejería valenciana de Ma- nises. Que el funcionamiento me- cánico era a la vez sencillo y rudi- mentario, desviándose el agua del cauce de la acequia, la cual iba a parar al cubo y de allí a la turbina que movía las piedras de moler; y que todos los hermanos varones participaron de alguna forma en el trabajo del molino, hasta que des- de aquel derivaron a otros empleos entre los que los mayores recuer- dan la droguería que regentó Ma- nolo en la plaza del Arco, y el es- tanco que regentó Joaquín en la C. Cartagena, referentes locales, obli- gados ambos, para varias genera- ciones de caravaqueños. Alfonso, “el último Araña de aquella generación” concluyó su vida laboral en Murcia, donde tra- bajó para PRYCA como jefe de se- guridad de la cadena, jubilándose con sesenta y cinco años en 1993. En la actualidad, con 87 años, dis- fruta de su muy bien llevada tercera edad, rodeado del cariño de su es- posa Sita Cantó Romera, de sus cuatro hijos, sus ocho nietos y sus 3 biznietos. El Molino de los Arañas José Antonio Melgares Cronista oficial de la Región de Murcia, de Caravaca y de la Vera Cruz Primera comunión de Alfonso Araña. E. N. Droguería de Los Arañas. E. N.

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Page 1: Toda la información en El Molino de los Arañas · rias, el aspecto del molinero cu - bierto su cuerpo e indumentaria de polvo de harina y algunos sobre - nombres que identificaban

19Toda la información enwww.elnoroestedigital.com

Del 2 al 9 de junio de 2016

DEITANIA

Los molinos han sido industrias delas denominadas “limpias”, muy lu-crativas a lo largo del tiempo, des-de la edad media hasta mediadosdel pasado siglo XX, cuya propie-dad aseguraba ingresos económi-cos importantes, de ahí que se ladisputasen las instituciones públi-cas y los particulares a la búsquedade los beneficios que generaban.En el casco urbano caravaqueño,una red de molinos se alineaban alo largo de las hilas que conducíanel agua desde los manantiales delas Fuentes del Marqués hasta suencuentro y desembocadura en elrío Argos, tras regar las tierras queencontraban a su paso. Del estudiode los molinos en la Comarca Nor-oeste se ocupó en su día IndalecioPozo Martínez amplia y documen-tadamente, por lo que el lector in-teresado puede encontrar el en elmismo la información completa alrespecto.

Muy cerca del paraje de LasFuentes, siguiendo el curso de lasaguas, se encuentra el denomina-do “Molino de las Fuentes” o “delos Robles”, al que seguían “El Mo-linico” en el Camino del Huerto, el“Molino de Ramoncico” en la Glo-rieta (frente a la iglesia de la Con-cepción), el de los Álvarez en la C.del pintor Rafael Tejeo; el de “Ni-colás” en la C. Santísimo, el de “losArañas” en la C. Palomarico y el de“la Parra”, aprovechando la ener-gía limpia que proporcionaba la co-rriente de agua ya dicha, que tam-bién proporcionaba energía a al-mazaras donde se molía la aceitu-na para obtener aceite.

Nos ocupamos hoy de uno deestos molinos: el de LOS ARAÑAS,en la C. Palomarico (hoy Dr. Fle-ming), que comenzó su actividadhacia 1919, regentado por el ma-trimonio formado por Joaquín Sán-

chez-Guerrero Elum y ConcepciónSánchez Pozo. En el mismo edifi-cio, levantado entonces de nuevaplanta, estableció su residencia lapareja y allí mismo nacieron sussiete hijos: Pepe, Miguel (Michi),Joaquina, Julián, Joaquín, Alfonsoy Manolo.

Fue aquel un molino de los deno-minados “maquileros” (porque nose cobraba por moler, sino que elnegocio se quedaba con una partede la molienda), que desde el pri-mer momento contó con el apoyohumano de Pepe el “molinero”,alma de la empresa, y varios mozosque se encargaban de los distintosmenesteres como aceptar el cereal(trigo, cebada y panizo fundamen-talmente que llegaba de agriculto-res y propietarios del campo comoManolo Hervás y D. Blas Marsillaentre otros), picar periódicamentelas piedras de moler, afilar las he-rramientas, limpiar las tolvas etc.

Al principio, tanto el padre comotodos los hijos se dedicaron a laempresa molinera, ayudados dePepucho y otros dos empleadosentre quienes llegaron a sacar a lacalle el recordado “Caballo de losArañas” en el festejo festero de losCaballos del Vino, el cual rivalizóen la Cuesta durante años con eldel “Arturo”, siendo bordados susatalajes festeros por las HermanasValdivieso.

El molino tuvo su prolongacióncomo actividad empresarial en laapertura de varias panaderías di-seminadas por la población, queatendieron empleados como Ce-sar, Enrique y Milagros. Una deellas en la Pl. del Arco y otras en ElHoyo y Calvo Sotelo (hoy Monjas),para las que el molino molturaba adiario, en los primeros años de ac-tividad 700 kg. diarios de harina.Con el tiempo la producción del ne-

gocio no fue suficiente para el su-ministro diario de las panaderías,por lo que se hizo necesario adqui-rir la materia prima en el molino deLos Robles (o de las Fuentes), ytambién fuera de Caravaca, en elalmacén de harinas que abría suspuertas en la plaza de Camachosde Murcia.

Con el tiempo aumentó el nego-cio y a los cereales se añadió la mo-lienda de pienso animal, por lo que,a la energía proporcionada exclu-sivamente por la fuerza de agua,hubo que ayudarla primero, y sus-tituirla después, por energía eléc-trica.

Ocasionalmente, junto al molinofuncionó una almazara que apro-vechaba la fuerza motriz de aquel.También funcionaba ésta por elsistema de maquila y contaba congran depósito del que se abastecí-an los comercios de alimentaciónde la localidad, entre otros el deManolo Motoya en El Pilar (que lue-go regentó la familia Carricos).

Hacia 1960 dejo de funcionar elmolino, como la mayoría de las in-dustrias familiares de esta natura-leza, presionadas por la competen-cia de las grandes harineras regio-nales y nacionales. Con su cierretambién comenzó a desaparecerdel horizonte caravaqueño la secu-lar estampa del molinero en su tar-tana, surcando los caminos delcampo y de la huerta recogiendo elgrano y entregando la harina frutode aquel, pocos días después, trasefectuar la correspondiente maqui-la. Así como también desaparecióde la acústica local, huertana ycampesina, el sonido ininterrumpi-do del molino, trabajando día y no-che durante veinticuatro horas dia-rias, el aspecto del molinero cu-bierto su cuerpo e indumentaria depolvo de harina y algunos sobre-

nombres que identificaban a per-sonas concretas con la actividadlaboral a la que se dedicaban.

Alfonso Sánchez Guerrero Sán-chez es el último de los Arañas deaquella generación, con quien hetenido el placer de contar como in-formante. Recuerda que el molinotuvo dos épocas bien diferencia-das en su actividad, separadas porel período de la guerra civil. Que enla fachada del edificio se dispusola imagen del Sdo. Corazón de Je-sús de azulejería valenciana de Ma-nises. Que el funcionamiento me-cánico era a la vez sencillo y rudi-mentario, desviándose el agua delcauce de la acequia, la cual iba aparar al cubo y de allí a la turbinaque movía las piedras de moler; yque todos los hermanos varonesparticiparon de alguna forma en eltrabajo del molino, hasta que des-de aquel derivaron a otros empleosentre los que los mayores recuer-dan la droguería que regentó Ma-nolo en la plaza del Arco, y el es-tanco que regentó Joaquín en la C.Cartagena, referentes locales, obli-gados ambos, para varias genera-ciones de caravaqueños.

Alfonso, “el último Araña deaquella generación” concluyó suvida laboral en Murcia, donde tra-bajó para PRYCA como jefe de se-guridad de la cadena, jubilándosecon sesenta y cinco años en 1993.En la actualidad, con 87 años, dis-fruta de su muy bien llevada terceraedad, rodeado del cariño de su es-posa Sita Cantó Romera, de suscuatro hijos, sus ocho nietos y sus3 biznietos.

El Molino de los Arañas

José Antonio Melgares

Cronista oficial de la Región de Murcia,de Caravaca y de la Vera Cruz

Primera comunión de Alfonso Araña. E. N.Droguería de Los Arañas. E. N.