tipos y costumbres de la isla de cuba

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Anecdotas y cuentos cortos, todos con ilustracion inicial por Victor Landaluze (1829-1889). Short tales. A plethora of drawings by Victor P Landaluze illustrating each separate story. Published 1881 in Havana, Cuba, during the Ciban colonial period.Dibujos por Victor P Lancaluze, caracteres tipicos de la Cuba colonial. Todas las Estampas Cubanas que aparecen en mi seccion de scribd estan incluidas en el libro--sans photoshop ajustes, por supuesto.

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ENERO DE

1881.-

COLECCIN DE ARTCULOS

TIPOS Y COSTUMBRESDE LA ISLA DE CUBAPOR LOS MEJORES AUTORES DE ESTE GENERO.

OBRA ILUSTRADAPORD.

VCTOR PATRICIO DE LANDALUZE.^^OTOTi^i^^ T ^^ t;^ :H3 I IK ^^

PRIMERA SERIE.

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OBISI^OIiii]uvnt)i(lol

ISrTJI^EIS.O 50.

HABANA."AvisulT("oMK'n-iiil." AiiiarLrulii''.'>.

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TIPOS Y COSTUMBRES.

AL EXCMO.

SR.

DON RAMN BLANCOMARQUES DE PEA PLATAGOBERNADOR GENERAL CE LA ISLA DE CUBA.

INTRODUCCIN.aun no est escrita segn ya se ha observado. Poco tiempo hace quehistoria de los pueblos

La

martirologio de las naciones, y su cronologa, la de sus gobernantes. Los pueblos de la Edad media volvan sus ojos hacia las pocas clsicas, para tener no muy exactas ideas de momentos libres y morales para la Humanidad. \ La imprenta aplicada todas las exijencias sociales ha tenido que innir de una manera eficaz en dar su fisonoma los |)neblos; y las obras de imaginacin y recreo han contribuido acaso ms que las graves y serias ese gnero de ilustracin. Al renacimiento, la difusin de los conocimientos, el periodismo se propuso retratar la sociedad contempornea y aparecieron los Expeddores^ los Censores^ las novelas histricas y de costumbres. Inglaterra dio el modelo en el Expectador de Addison, siguila el fi-ancs y en Espaa fi notablela historia erael

m-f

TIPOS Y COSTUMBRES.

por SUS formas cultas y su mrito el Pensador que public Clavijo, cuyo apellido ha eternizado Beaumarcliais y la literatura alemana, que lo han hecho figurar en el personaje de un drama, de quien deca aquel en su viaje Espaa (Memorias) que ninguno le superaba como escritor. Pronto Mxico tuvo su Pensador, de que se ha reimpreso, la coleccin, como la de Clavijo. En la Habana apareci en el mismo ao 1764 un Pensador^ que redactaron, segn Pezuela, dos abogados llamados Santa, Cruz y Urrutia. Todos esos peridicos tenian por principal objeto la pintura de tipos sociales; la censura de los vicios; el retrato social; la historia contempornea.Elfu sin

Regan de

la

duda en ella el pero no el nico de su especie. Encomendada la redaccin del papel de la Sociedad Econmica sus socios por turnos le toc el suyo D. Manuel de Zequeira y sededic observar^ firmando El Observador curiosos artculos de costumbres. Censursele en las juntas generales al principiar el siglo XIX, de que hubiera descuidado las secciones del diminuto peridico ocupndolas de esos artculos y de poesas; pero su Relox de la Habana y lo dems que dio la estampa, bien mereca poderlos coleccionar, figurar en un interesante libro, retrato de la Habana de 1800 1805. Coleccin de tipos cubanos desde los negros que conducan al amanecer los cuadrpedos al bao del mar, atropellando cuanto encontraban; desde los arrieros que esperaban el caonazo del Ave Mara en las puertas de la ciudad para penetrar en la plaza del mercado; desde las damas en sus retirados aposentos cubrindose el rostro de albayalde y cascarilla; desde los ricos en la holganza y en el juego, hasta h)s laboriosos talleres y todos los demstipos sociales.

Habana^ peridico que public J). Buenaventura Ferrer, mas apreciado y apreciable de esos trabajos (ao 1800)

El renacimiento de las instituciones liberales que se esi)e]'aban en el ao de 1830 se inici en la Isla desde que amaneci parala Madre Patria. El periodismose

reanim

al

asomar esas esperanzas. Una multitud de imitadores de Larra, luegobrill

en diferentes publicaciones en especial en el Diario de la Habana^ todava, entonces de la Sociedad Econmica, y desde 1830 hasta diez aos despus en cuya fecha empez la era del desarrollo periodstico, y solo con el nombre de obras por entregas que abri el camino con esa frase y con sagacidad D. Mariano Torrente, que nulific la prohibicin vigente de |)ublicar peridicos que no fuesen tcnicos. En todos los prospectos se ofrecieron artculos tpicos de costumbres insulares. Ya se publicaba en 1830 (sali(') el primer nmero el 7 de Noviembre) "La Moda Recreo Semanal del Bello Sexo." Colabon') en los primeros nmeros D. Domingo Delmonte, aunque desgraciadamente, para el inters de la obra, poco tiempo: varios de los artcidos Modas con que empezaba cada nmero venan ser de costumbres, poique introduca personajes contem])orneos que discurran sobre trajes y sucesos nuevos c)m})ar;mdoles con los antiguos defendidos por aejos interlocutores. Los tipos se contra} )onian en ingeniosos paralelos. La historia de Cuba hasta entonces impresa era pobrsima, como sigue sindolo, de la narracin de nuestras costumbres, de nuestros sucesos populares. Ningn cubano amigo de la historia completa de su pas natal, puede leer sin inters esas pocas(')

de 3Iesonero Romanos

6

TIPOS Y COSTUMBRES.para un

jKii'iiuis

en

({lie

()l)jet()

al ])ai'eeer frivolo se la

del Serensiio Si:

Ahiurdide y de

evoean memorias de los tiempos extinguida Factora, y se habla de capitanes

de milicias y factores cesantes. Entre los imitadores del movimiento iniciado en 18^U), los (pie seguian a los maestros de la Pennsula hasta hnitando sus pseud'mimos, tienen (jue recordarse los cpie han dejado mejores obras del gnero: Jos Yictoriano Betancourt y Jos(3 Maria de Crdenas y Rodrguez. Los estilos han variado como los hombres: mas escojido V correcto en El Pensador Mafrifensej en las obras de Fgaro; sencillo hasta (' intencionado en IJl ser vulgar en Bl lifyarion, shi desalio mas popular Pensador Mexicano, pues Lizardi haca el sacrici(^) de descender al terreno en que crea mas ventajoso su Apostolado. Xo desconoca Lizardi los buenos hal)listas: el recuerdo del (Quijote se ve en cada lnea e\ Periquillo Sarniento, gran cuadro de tipos de costumbres; hasta puso el nombre de Quijotita otra novela y el de D. C\iatrin de la Fachenda su tipo contem])oriRM). En las obras de Betancourt El dia de lie yes. Un velorio en Jess Mara, Los Xi(jos, en fin, no podan dejaide encontrarse en la narracin los escollos de unas materias tan escabrosas j^ara el estilo

y

])ara la

lengua.

Los productos de ese movimiento han sido escasos pero no desprovistos de mrito en consideracin los obstculos que han tenido (jue vencer. Aun cuando no (juedase como memoria ms que el interesante libro de Jeremas Docaransa de esosesfuerzos de los aficionados al estudio de las costumbres,l

bastara para su honra.

Pero no es ese el nico monumento (jue existe en nuestra pobre historia local. El libro de Docaransa es sin duda uno de los ms bellamente impresos en Cuba y de los mejores de su clase: se titul(') ''Coleccin de artculos satricos de costumbres'' l)or I). Jos M. de Crdenas y Rodrguez (Jeremas Docaransa.) Se hnprimi en 1817 en la ofichia del Faro Industrial como las obras de Milans y las Antigedades Americanas que honran los tip(')grafos del pas. Crdenas haba publicado en los pericSdicos y en su mayor })arte en el Faro Lidustrial en (pie fi^imos compaeros esos artculos con su anagrama. Otros, c(mio ya dije, usaitm de pseud()nimo: elCrticolitario

Parlero, traduccin del

Curioso Parlante;

el

Sitiero

de Canioa,

el

So-

de Casa Blanca y otros muchos: Quernbin de la Ponda, Salantis fieron antfases de ^liguel Porto y Stanislas; y para no dejar de imitar Larra hu])o varios Bachilleres algunos parientes del que esto escribe: I3r. Cndido Tijereta; Br. Tirso de Porra y Saeta y tantos que no recuerdo. Pero el entusiasmo de la poca en que se escribieron los primeros ensayos de la literatura sobre costumbres cubanas tuvo de 1830 1887 la leAadura poltica y muchos de los trabajos im}>resos posteriormente pertenecen esa poca: entinices la leyenda pi'ovincial se entreg) recuerdos de lo pasado y se inici la novela histrica:sobre los Bandidos de la poca del mas incansable de sus perseguidoi-es el Marcpis de la Torre, ya enh'nices antiguo Capitn General; de los jugadores refirindose las pocas de Vives en los Dos Cuadros (1519-1828) las dos misas, la primera l^ajo una seiba y la segunda en el Templete que la sustitua; la cueva deseescribi(')

(')

amplio retrato de las ferias cvico-religiosas de que ya c{uedanios muy pocos testigos. Eran tipos todos de cosas que sucedan Los tieni]^()s cambiaron y las luchas haban precisamente de haber sucedido.(pie prece(li(^ Cecilia Valds,

Taganana

TIPOS Y COSTUMBRES.

nuevas dieron otro curso las formas y al entusiasmo: sucedieron las discusiones de la filosofa de tiue tenemos cjue separarnos aqu: los desengaos, los contratiempos alejaron los irnos; y otras ocupaciones los mas. ()]^ser\ Yillaverde al ocuparse del libro de Crdenas (1847) que hahia diez aos (jue solo se escriban versos en laliteratura

amena.erael

Yocta^'o

tal

inor potico ({ue

con el ttulo de ''Las (Oliva 18 -t) en verso; la dedic al Sr. D. Vicente Oses. Hasta 1852 no recuerda el que suscribe nada que mejorase k)s ensayos ante"Los (Aibanos riores, en este ao se pul)lic(') la primera coleccin especial de tipos. pintados por s mismos" se agotaron los recursos de la poca para hacer un libro de lujo. Ilustraba la obra el inteligente Landaluze v eran los grabados hechos \wi' D. Jos de Rolles en lminas f iradas parte en papel de china. Debi constar la obra de 2 tomos y solo se public() uno. Se reprodujeron algunos tipos ya impresos y bien recibidos de los que entx'nices escriban sobre asuntos semejantes anlogos, y se ofi*eci una extensa C(jlaboracion; que con referirse al ao de 1852, casi han desaparecido de este nnmdo los que en la lista figuraban. Pero queda alguno y aun ofrece su colaboracin al libro de que son parte estas lneas. El Sr. 1). Blas San Millan escribi el prlogo introduccin del lil^ro encomiando el i^ropsito de los Cubanos

Bartolom J. Crespo public un cuadei'no en Habaneras pintadas por s mismas, en miniatura"1).

que queran pintarse como lo hicieron antes h)s franceses y los espaoles. Estrech "defectos el crculo de los escritores al parecer cuando sostuvo (jue los tipos genialidades, por mejor decir han de ser peculiares del ])ais; i)()rque mal se pintaran

de los ingleses Felicia, (jue contri]>uy(') ; la ol)ra con el tipo de una coqueta de los esjiaoles:" casi se encarg(!) de coml)atii' esa ()i)inion al principiar su obra indicando (jue "Hay en la gran familia humana algunos tipos generales ((ue todos los pases pertenecen y como ciertos planetas... brotan bajo cualquier cielo." Testigo de estol^or

ejem])lo los ranceses

co})iando los hbitos y

costuml)res

(')

la corpieta.

maestro .Vuber: en todo lo que sea moral, si son invariables los principios, son nuiy diversas las formas de la humanidad, mas que las de su expresin las lenguas Quin encontrai' hoy el tipo del bodeguero en la Habana de fines del siglo anterior? Dnde el del tendero mixto del campo hasta nuiy corrido el actual? Ellos influan en todas las familias por los esclavos y criados sus comensales y contertuhos; ellos acuaban moneda con el nombre de cMcos y cuartillos con hoja de lata, colare () madera y los anticuarios mexicanos han escrito libros con lminas para perpetuar esa costumbi-e soberana, que all tambin tupieron. Quevedo ya lo observ, (jue con Cervantes tanto han influido en las literaturas extranjeras que imitaban los espaoles, hasta el punto que ha reconocido Mr. Vctor Fourncl en su estudio sobre los romances cmicos. ''Siefinpre deca el filsofo es])aol, se hicieron en el mundo las mismas cosas, y slo es nuevo Hasta el libro de Scarron que ese prlogo el modo de hacerlas en diversas pocas." Como se precede se parece en esencia al viaje entretenido de Fernando de Rojas. distingue la canoa del primer navegante del ])U(iue de vapor de hoy, se diferencian los cuentos de Buenaventura Des Periers, del Cymhuluin Mundi, de Gei-nimotenia raznla inteligente

Y

y simptica

hija del (querido

TIPOS Y COSTUMBRES.

dv Bocacio y los Decanierouos, de la iioNcla y de los i])os de costumbres actuales: solo es nuevo el modo de Jiacerlo. Los artculos de costumbres tienen ([ue ser auxiliares de la historia como lo ha sido la novela: las guerras caIcs de Granada, las dos conquistas de Espaa con la pretensin de historias verdaderas; las debidas G. Scott, F. Cooper y sus imitadores han exi)arcido mas instruccin histrica en el mundo (jue todas las crnicas, anales, memorias y ordenadas historias de los pueblos. Las modas, las costumbres hacen mudar los accesorios de los hechos ya libres, ya \oluntarios, en cuanto se refiera la humanidad. Como cuestin de arte cada cuadro es una copia de lo que sucede verdadero verosmil: se desciende hasta el tipo individual en el gnero histrico: pero si el tipo tiene que ser indi^'idual la persomdidad njuriosc es grosera: ni sicpiiera la earieatura puede cargarse en artculos de costumbre. Hay en las obras sol)re tipos de costumbres mucho mas de arte que en otras Aariedades del gnero histrico: entra en ellas mas de imaginativo y antstico. La literatura tiene (|ue ocu})arse del Vd>ro^ no solo de la idea y en la armona de la forma con la esencia campea la crtica esttica. Antes de que el contemporneo Revilla, justamente celebrado como excelente crtico, pubhcase sus lecciones sobre literatura, un Hispano Americano, Y. F. Lpez (IS-tS) catedrtico en Chile, escribi sus Curso de Bellas Letras^ dAdiendo su tra))ajo en una rnii nuy anloga la del Sr. Revilla en que se separaban de los planes de exposicinMoi'liii

(italiano),

anteriores.

Las consideraciones en (|ue se fijaba para demostrar la necesidad de cambios en la redaccin de la historia segn las pocas, son mas aplicables las oleras sobre costumbres: ''el primer hecho que presenta un ser libre es la facultad de cambiar continuamente sus condiciones morales y ofrecer en estos caml^ios la razn de todas las situaciones de su vida." Una bien encadenada serie de obserA'aciones conduce al hombre encontrar en la histoi'ia la ley del jjrogreso como principio fijo en sus

infinitos

cambios.

la

"El establecimiento de los gobiernos representativos, agregaba, ha hecho que historia (|ue antes no era sino la ciencia de los prncipes es hoy la de los ciudadanos;

la ciencia

de

los

que tienen

el debei'

de conocer

la

naturaleza de la sociedad j^ara

dirigir bien sus moA'imientos."

Era una necesidadaficionados latipos

continuar los esftierzos hechos hasta hoy por los especialidad objeto de este libro y llenai"la ha respondido su editorhistrica

D. M. de Villa sin perdonar sacrificio para conseguirlo.

La obra reproducir algunos

ya clebres de los que no envejecen, ni pierden con los aos; modificarn, otros sus autores y sern originalmente escritos ])ara la ocasin los dems. Entre los que en los ltimos aos han coleccionado sus tral)ajos, figui'arn siempre los Sres. Valerio y Gelabert, [)or sus a])i'eciables dotes.

&4'i? i( lili

ScieJ) 1 1 le

II

((Jlfiam.

9

TIPOS Y COSTUMBRES.

T.nndnhtzr Dilmj.

EL

OP'^ICIAL

DE CAUSAS.

Fototipia Tanira.

TIPOS Y COSTUMBRES.esas descripciones (jue con aplanso de los

nico objeto que ante nuestros ojos se presenta, y hemos de pintarle con todos sus pelos y seales Oh t Joaijuinito como hablas de escaparte de miestras pinceladas, habiendo para ellas abundantes tintes y colores, siendo tu fisonoma tan pronunciada entre las faces sociales, y teniendo aqu este lienzo que muy pronto ser un espejo en (|ue vers tu imagen completsima y t impertrrito acuchillado cuyo nombre solo, es cifi*a de mil campaas que denodado has sabido vencer en concursos, testamentaras, intestados, tyecuciones, filiacin, sevicia, y toda falange de procesos en que intervienes y t intrpido y locuaz y t el de la risita fingida y t el eterno embrolladoi' (jue haces (Jonnir los expedientes tu placer "Ya usted flilta los deberes del escritor de costumbres, ya usted hace alusiones, ya usted personifica y ese es un ata(|ue No personificamos camarada, de nadie hablamos, nadie aludimos, hacemos observaciones y nada ms: acopiamos datos, unimos particularidades y si de todas podemos formar el personage que hemos de pintar para (|ue en l se A^ean como en el foco de un lente, las costumbres generales que sin ofendei' nadie describimos entonces y slo entonces pintamos, y ni remotamente se nos ocurre lastimar en lo mas mnhno esa clase laboriosa, honrada, dedicada con la mayor constancia al trabajo, la cual apreciamos y queremos por sus virtudes, esceptuando los que hacen entierros de cruz baja, cobran al agente una firma dos veces, no estn sus horas en el oficio, y nos persuadimos ([ue ni una (jueja siquiera recibii'inos ])ues : nadie habremos aludido, ni de nadie habremos hablado.ahora. ElOjivlaJ decaicsa,^ es el

ya usted ve Nada, nada vemosS pero,

amantes de

la litemtuia

publicamos.

que

Pues yo creo Y. hace nuiy mal Pues hacemos djenos usted en nuestra ocupacin Pues me inmediatamente Pues hgalo \ en y no vuelva IcAantarnos En buena y hasta nunca, eh?({ue

mal,

si

mal,

ir

.

feliz

hora,

;

(juitarnos el tiem])o. ni

;

polmicas, ni

contradecirnos,

ni

;

distraernos.

hoi'a

Esto dijimos; fuese el nmjadero, y cerrando la j)uerta y picndonos ya la mano nos sentamos frente i frente del lienzo; arreglamos colores, bosquejamos la figura, y con sombras ms menos fuertes, mas men(js suaves nos dedicamos la obra, hispirados por la memoria, y sostenidos por la imaginacin por esa potencia creadora. A'iva, palpitante, hermosa, que al fresco ofrece nuestra vista, cuanto ella vio en pasadas horas, y aun en remotos chmas, hiriendo nuestros sentid)s cual si recibiendo estuviesen las impresiones que nos conmovieron. largo silencio pas y largo espacio emi)leamos. Yed pues el cuadro. (V)locaos de manera que est en su luz; no confundis las sombras, ni Acais las negras tintes (pie vuestia indiscrecin, a uestra malignidad Auestra hgereza pretenda advertir, sino lo (jue hemos j^intado, y nada mas. A((u, mas cerca, no tanto, desviaos mas la z([uierda... eso es.... lui'adlo ahora.

Y

(')

12

TIPOS Y COSTUMBRES.

Ese hombre

en

al,i>-unas

atnn'iesa diaiiaineiite las calles de la ciudad, ({ue entra y sale casas, ([ue sube y l)aja escaleras; para Nolverlas sul)ir y bajar el(jiie

otro mas joven cargado de pa])eles ([ue apenas puede (lel)ajo (le l)razo contener, es nn Oficial de causas y el otro su escril)iente, (3 ayudante (^ue es lo mismo para el caso; este es parte integrante de atiuel, y diz (pie solo por eso se trae colacin, (pie justo es, segn cierto principio, y salvas sean las excepciones, cpie lo accesorio siga la natuitileza de losiguiente(lia.

c|ne detnis

junto

l lleva

princii)al.

El Oficial de causas, ese joven (pie las nue^e de la escril)aiiia, (pie suelta sombrero y bastn, que abre con

maana

entra en unallave el

una petpiea

escaparate de cedi-o su espalda colocado, que se sienta delante de su mesa y se posesiona de ella, (pie va colocando proceso, arreglando escritos, dictando

estendiendo algunas notificaciones del dia anterior, ([iie apenas se ocupa de los objetos ni de las personas ([iie le rodean, segm'o de (jue se acercarn \, los (pie de (l necesiten; ese joven que con rostro sereno mira impasible a los dems, que alguna vez se sonrie pero solo con los labios; que otras manifiesta aspereza 6 resignacin, (pie tan pronto ojea un proceso desde la primera hasta la ltima pginaoficios,

comoes

pensativo se detiene en algunos lugares de la actuacin; este incividuo finalmente (pie tanto lugar ofi-ece la observacin en sus anomalas y contrastes,

una persona poderosa inuyente en la traiKiiiilidad de las familias por lo mismo (pie en sus manos tiene sus bienes intereses, su reputacin y honra, que ambas cosas dependen muchas veces de la suerte que corren los litigios. Hemos dicho que el Oficial de causas es persona poderosa influyente, y no nos faltar ocasin de demostrarlo. A las diez de la maana ha recojido ya infinitos escritos, tiene casi redondeada la audiencia del dia anterior, saho algunas intimaciones que auiuiue le faltan pronto llenar; arregla sus papeles, coje sus procesos, distribuye el tral)ajo con su escribiente, toma una pluma, mal cortada por lo regular, se dispone ir casa de los Tenientes, (esta era la expresin cuando los hal)a manda al ayudante la de los asesores particulares, (tambin han desaparecido como nubes que lleva el huracn), })()ne en la pestaa de los escritos asesor Flores y Alcalde 1, asesor Piedra y Alcalde 2 &c. &c.. entrega \h^ firmas con cuenta y razn de las insolventes y de oficio y bien es])era algn otro escrito (pie le interesa, se v por su lado ;i despachai'. ^Vl momento (pieda desierta la mesa, eternamente acompaada de una carpeta con mas cortadas (pie agujeros, un gran tintero cerca de su esquhia atra^esa(lo por mas seas con un clavo que lo fija en acpiella para eA'itar shi duda (pie en la salvadera lo e(piivo(pien, apesar de estar casi proscripto su uso y ventajosamente reemplazado i)or el mismo pao (pie cqjido de un canto arroja sobre el escrito la arenilla ({ue pr()digas manos derramaron solare \. Esto mismo sucede en todas las escri])anas, hora muerta para el Oficial de Causas, pero \'iva, vivsima para el oficial de cuadernos (pie \'e agi'U])arse al rededor suyo infinitos vendedores, poderdantes, prestamistas y usureros, no de esos cpie exijen tres firmas y cuanto sal)eii sus vctimas, sino otros mas piadosos y humanos que :d descuento y con hipoteca y con renuncia de todos ti",mites y pregones fijan)

13

TIPOS Y COSTUMBRES.

precio la uca para ([ue sin necesidad y con la simple presentacin del testimonio se proceda sn inmediato remate; y todos queriendo ser los primeros,el

c^ne este es

achaque frecuente en hombres de negocios, aunque no tengan mas

que uno.Cartulario entre tanto impvido, sereno recoje certificaciones de pago, y a^ erigua y pregunta si se satisfizo la hipoteca, si la alcabala est corriente, de quien hubo la finca el vendedor, si es casado, si tiene entredichos, si es menor,el

Y

su curador interWene, y mil y mil preguntas que dejan atnito al que por vez luego muy serio, y sin mirar los otorgantes, primera se acerca ese lugar. coje el cuaderno, y con una rapidez de vapor lee el extenso documento que acaba de escribir que tantas y tantas cosas contiene, y alarga la mano, y da la pluma, y los contratantes que quedaron tan instruidos de lo que oyeron, como nosotros de lo que pasa ahora en Pequin, se sientan y firman, y pagan los derechos, no los pagan, y complacidos se van. Pero de esto en otra ocasin, quesi

Y

nos distraemos del punto principal, y el oficial de cuadernos ser objeto de otro artculo que aplazamos para cuando tengamos tiempo, espacio, y sobre todo voluntad (|ue es la nica que domina en las altas regiones de la inteligencia. Entra y sale el Oficial de Causas en el estudio de los asesores, entraba debemos escribir, que y esto pertenece la parte histrica de nuestro foro, y segn el inters (|ue tiene por el pleito as insta por el despacho: toma cualquier peridico, lee y espera pronto se retira diciendo. "Licenciado, maana despacharemos." Y cuando ha repetido esta frase tres cuatro veces, se aparece de sbito con un escrito de apremio, y en l un decreto en estos trminos: ocurra el escribano jmmerc audienciay Autos como estn pedidos^ Se entiende en el despacho', decretos que como en nada peijudican, segn dice el oficicd, salvan de una molestia al abogado, porque de momento le libertan del despacho, y para esto se escoje precisamente la hora en cpie est ms entregado su bufete. Amistoso y familiar, de todo habla, de todo pregunta, en todo entiende, salvas sean las excepciones, que de todo hay en la via del Seor, y ustedes saben muy bien (hablamos con los oficiales) (|ue estas son verdades y que nada su]K)nemos, y que es bueno el callar; rie y se chancea, da su opinin sin pedrsela, pide prestado algunos libros, mxime si estn en verso y sino (jue lo diga Pepe, se aplaza ])ara la pera, para el drama de la noche, se emlmlla para los toros, y cuenta cuanto en esos espectculos ha pasado, haciendo estensivas sus palabras {i empresas y conquistas amatorias de las (|ue siempre ha salido triunfante, amen de los bailes y gallos de temporadas que nunca falta y que le dan ocasin para

'^

y entretenerse. Hoy han ^ arlado las cosas de una manera notable: hoy el Oficial de cansas ha perdido mucho y ganado tambin ms. Ha perdido entre mil cosas, (jue nodivertirse

todas son para escritas, la p>r(jp)ina de los asesores, letrados, calificadores, comisionados i)ara remates, pruebas, declaraciones &c. Ha ganado limitando sus diligencias puntos determinados, no teniendo que ir tantos y tan distintosestudios,

de tantos y tan diversos asesores, pues ascriptas

las

escribanas al

14

TIPOS Y COSTUMBRES.desloadlo de un Alciilde mayor, este juzgado y nada mas tiene el ofkkd de cansas que acudir y aqu lo hace todo; provee, illa sentencia que no es poco cosa que digamos cuando antes tenia que acudir tan distintos y

encontrados lugares. las doce poco mas, ya est de vuelta en la Escribana; ya espera la Audiencia que mand firmar, ya tiene atestada la mesa de procesos, ya vienen los litigantes, agentes y procuradores, y sentndose unos, acercndose otros, tomando la pluma abriendo el Cuaderno de providencias^ todos hablan y preguntan, y tosen, y fuman, y accionan y se desesperan, y cojen, y sueltan el proceso; y l impvido, en medio del huracn todos contesta, todos habla, todos satisfixce. Y estiende una notificacin, y pone una nota, y dicta una orden, y folia un proceso, y coje otro, y pone en continuo ejercicio su incesante y prodigiosa actividad. Qu hay en la Castro? grita un imberbe escribiente. Autos, responde el oficial, Qu hay en el intestado de Recio? Xo han despachado. Qu hay en el concurso de Taravilla? Han venido las resultas de la orden? Ya contest esa gente el traslado?

A

Cundo pagan apremio? Est Ya puso Evacuaron reconocimiento? Firm Se aprob acuerdo? Vinieronla asesora?

suelto

el

se

el

testimonio?

el

el

^Vlcalde?el

Ratificaron

el

escrito?

los testigos?

mil y mil preguntas en mil distintos procesos; y el respondiendo siempre bien, mal, con verdad sin ella, satisfaciendo unos, desesperando otros,

Y

alegrando a muchos, entristeciendo esotros con estas palabras casi siempre las mismas y que cada cual pesca y las escribe en su cuaderno. Traslado Autos No han despachado Est en la firma El asesor enfermo No han dado para el papel El ministro no ha dado cuenta Lo tiene el escribano para notificar No han venido las ratificaciones Entregense Estse lo provehido ...

Cmplase mandado Se oye en un..

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

lo

.

.

.

solo efecto

.

.

Y

otras cosas parecidas

que en

s

envuelven los

temores, la esperanza.

15

TIPOS Y COSTUMBRES.gozoincertidumbre,

los clculos, ella

la

el

anhelar continuo de los

que tienen

desgracia de litigar. El Oficial de Causas, ese hombre que veis siempre afanado detras de la mesa, entre escritos y procesos, es todo, nada. Imparcial, nadie se inclina, la misma actividad para unos que para otros, no revela el secreto de la prueba, no intriga en el remate, no iniuye con los peritos, no violenta los trminos, no extiende notificacin que no ha hecho, no dice el embargo decretado antes que se ejecute, no habla del asesor, no compele los agentes para que se instruyan en vspera de dos tres dias feriados, no da copia de interrogatorios, ni de repreguntas; es igual para todos. Interesado en la causa, es todo lo contrario; solas se goza de su minador influjo, y si algo le decis, se pondr tan pequeo, que en una palabra os

"que es un triste oficial mancebo de escribana, que l no provee, que nada puede, y que no hace ms que cumplir con sus gravosas obligaciones." Pero cuando desplega toda su actividad^ cuando se multiplica hasta lo infinito, cuando est en todas partes, cuando no tiene hora segura en el oficio, cuando todo lo desatiende es cuando se trata del jm/o de costas. Oh! entonces es prodigioso, entonces todo lo allana, todo lo facilita, todo lo remueve, todo lo anda y nada se queda que no venza y alcance su inftitigable laboriosidad. en una hora, redondea el expediente, lo pasa al ( )h! si le apuris, en un dia, tasador, embarga bienes, busca postor si de remate se trata, cobra, percibe, reparte el dinero no en pos de la cuarta, sino en pos de la propina que le dan abogados, procuradores, peritos &c. &c. Verdad es que todos se resisten al tiempo de liquidar, que hay clientes que vienen al estudio del abogado (algunos nos estn leyendo) por la maana, al medioda, de tarde, de noche, todas horas; que all leen los peridicos, fuman, tertulian, hablan, tosen, oyen y ven para hablar en otras partes acaso lo que ni vieron ni oyeron, halagan y aun adulan su defensor, le exponen sus temores, adquieren nimo, se llenan de esperanzas, y todo, todo est muy bien, pero llega el momento de las costas, el pleito se tranz; aqu de la astucia, de la malicia y de cuanto agregarse quiera. El Cliente ya no es cliente, ya cesaron sus zozobras, ya se desvanecieron sus inquietudes, ya no ha menester del abogado, ya tiene en su poder el dinero que nunca viera en tanta porcin reunido, ya manej segn la expresin del Oficial de causas, y no vuelve, y todo lo olvida y le parecen altos, excesivos, escandalosos los honorarios, inmensas las costas y habla y murmura y pronuncia desatinos y afecta enojos, y quiere con ridicula hipocresa encubrir su punible comportamiento, y el Oficial de causas, aguerrido, experimentado, instruido en la ciencia de Lavatei-, no le sorprende saber lo que ya vio su ojo perspicaz en el rostro del clientedir

agradecido.

Otros se hacen insolventes pesar de pesares, llevan mil recibos, otras tantas sangras que disminuyen la exhibicin, j que e' oficial sufre con necesaria resignacin. Verdad es que no siempre sucede esto, y que l tiene veces ms que todos, porque de todos tiene, y de la parte de todos hace la suya.

16

TIPOS Y COSTUMBRES.causas so })inl?m^o ({uiere ser l)anco. En lugar de una baraja limpia, lleva una baraja compuesta por otro amigo, tambin bobo^ que le eiise(') ;i manejar kf frisa. Hermosa como un pino de oro est Florita, ja ser engaado monte. Pobrecito! Ya a ser

esmerada: su lado estn Anita, Rosita, Juanita, Antoica etc., jvenes de igual mrito personal sino mayor, pero ])ol)res. Pregntale un bobo que est entre ellas: Con cul de estas nias te (juieres casar, mentecato? y apuesto xcite contra uno a (|ue se i)one j)jdido y emprende la caera diciendo: ''Yo me (jiieh) casa con Flovita'' Meveje, bobo viejo^ trata de tomar seis on/as ])remio y (^Ij^cavo usurei'o le echa el dogal al cuello pidindole cinco pesos })()i' onza: y fa necesidad ohVvy'd al uiocente cojvr el dinero. No seas bobo le dice un anngo al tiempo de iniiar el documento mii'a ocas y circunstancias su decidida aficin los gallos. Pero no es solo la capital de la mayor de las Antillas el xeidadero centro y punto culminante de semejantes diversiones; en sus vrgenes y olorosas campias es donde el genio de la galoma(piia ha establecido sus redes, entronizndose y enarbolando su estandarte en losi)untos ms rec(')iiditos, incultos y desconocidos. Si el clebre Gall, descendiente como se \ de la raza galluna, (pusiera enriquecer su sistema frenol>gico, debera analizar los crneos de nuestros

22

TIPOS Y COSTUMBRES.!

caiiipesiiios,

y

ciiCMHitiana

(l('Sciii"()lhis pulmones y gaznate de liiei'ro, agilidad y soltura, es]U'cialinente en rodillas, l)razos y manos, con algunos humos de al(|uiinia, (pie es cosa muy socorrida para la profesin. El gallero vive dedicado exclusivamente su tral)aj(), cumpliendo la misin lara (]ue naciera y (pie hered de sus pi'imitivos padres. Habita en la gallera establecida en los solares patrios, y los gallos (pie cuida son genos, bien de uno o de imu^hos dueos, y auiKpie suele tenerlos de su }>ropiedad,no es esto comn, pues ms agrada pelear con p(jlvora agena. Su vida es eremtica; siempre solo y aislado, no tiene muchas veces tiempo ni para el cuidado Tan pronto limpia como tusa; ya distribuye el rancho, de la gallera. militarmente por horas y por tasa; y?itopa^j? afila, ora pre})ara las />o^(.s, ora los zapatones; y no descansa ni durmiendo, pues sus ms gratos sueos son perturbados por el estre]>itoso canto de los gallos. Las armas y blascmes (pie ostenta, escu(io de nuevo h(''roe, son, sobre embarrado y guano, las tijeras ylia

las cuchillas.

rigurosamente tro2)ical, de lienzo, za])atos de becerro, regularmente virado, medias de carne, s(mibrero de |>aja o jipijapa y galh en mano. En invierno el mismo pelage, con solo la adicin del cap(^te de barragan () cluKpieton ordinario guisa de suiiout Los ms famosos emjnricos de la antigedad se (piedariaii muy en mantillas comjiarados con nuestro \\\h). Para l sus gallos son brujos, invulnerables como Aquiles y nunca pierden; a])ostar ellos es robar salir al camino con un trabuco. .VI taJisai/o de y (J se le puede ir la vida; una })icada y la cazuela. rnalotoJn), Al (jiro, vender la ropa, jugar, porcpie mata al ])rimer revuelo. (pie solo se puede jugar /re y la mujer, siendo verdaderamente admirables el comps y el desembarazo con que ejecutan pasos sumamente difciles, en que la vista no puede seguir los giros que describen los pies. Y es costumbre (jue cuando una l^ailarina entusiasma los espectadores por su habilidad y garbo, reciba de stos, ademas de bulliciosas muestras de aprol)acon, todos los j^auelos que quieran colgarle en los hombros, todos los sombreros (jue medan ponerle en la cabeza, sucediendo veces que al concluii" S(^ siente abrumada })or la carga; pero esto tiene su recompensa, pues cada unolos quilates

dama, alaba

61

TIPOS Y COSTUMBRES.

de los que le ponen una prenda tiene cpie hacer su presente, generalmente de dinero, para recobrarla, y la obsequiada saca gloria y provecho de su donosura

y

destreza.

Esos bailes, que se llamaban guafeques, concluian mal frecuentemente: un galn celoso despreciado, un guajiro de otro partido que se ci'eia ofendido por los conceptos de una de las dcimas cantadas, tiral^a repentinamente del machete, haca pedazos con l los liroles en que ardian las tristes velas de sebo, alumbrado del sarao, y con las tinieblas comenzaba una zambra de dos mil demonios, de la que resultaban contusos, heridos y aun muertos, por lo comn involuntariamente, pues nadie sabia (piien atacaba ni de quien se defenda. Otras veces, guajiros enemistados con los que daban el baile, iban expresamente desbaratarlo, comenzando siempre por apagar las luces ydestripar el arpa.

no se amedrentaban demasiado con tanta barbaridad; se cul^rian con los bancos y las sillas, y esperaban que el capitn el teniente vinieran alum])i'ar de nuevo el campo de batalla, en el que no encontraban ms que las vctimas, pues todos los combatientes hbiles habanotro caso, las riiujeres

En uno y

desaparecido, sin poderse averiguar (|uienes eran los culpables.

Esto no impedia que el domingo siguiente hul)iese otro guateque mas concurrido que el anterior. Entre los muchos hechos que prueban el carcter aventurero de los guajiros, sus reminiscencias intuitivas de la poca de capa y espada, hay uno muy notable. El campesino amante y correspondido, bien admitido por la familia de la novia, se crea obligado al rapto de sta, para casarse en seguida. Burlar la vigilancia paternal fraternal, robarse la novia colocndola en la grupa del caballo, correr las eventualidades de una persecucin encarnizada, Y las jvenes se bat'se si era preciso, tena para l un incentivo extraordinario. prestaban dcilmente esa costumbre y arriesgaban su vida, sintindose orgullosas de ser concpiistadas por mi valiente. En medio del caos moral en que viva el guajiro, en medio de los muchos defectos que eran consecuencia precisa de un estado, bajo muchos conceptos primitivo, brillaban las cualidades de que estaba dotado. Su inteligencia, aunijue sin cultivo alguno, era perspicaz y le haca adivinar en las soledades del campo, sin mas roce social que el de los esclavos, las dcultades de la vida del mundo, las celadas de la mala f, y hacindose desconfiado y astuto, temiendo siempre el engao, proceda con una cautela y una previsin que hicieron popular la frase malicioso como un (juajiro; pero sencillo en sus hbitos, en sus gustos y en sus aspiraciones, leal y desprendido por naturaleza, siempre que no se trataba de contratos, se presentaba tal como era, servicial y hospitalario. Ya fuese en el pobre boho, ya en la casa de embarrado y palma, ya ocupase vivienda ms confortal)le, toda amila tena constantemente fuego dulce una olla llena de caf que era la vez alimento y refresco. Y en las cocinas haba siempre por lo menos un puerco ahumado, colgando junto las tortas del pan de yuca llamado casal^e, y de los pltanos y boniatos. Esas provisiones, y las

62

TIPOS Y COSTUMBRES.

y cuanto adems hubiera, esta])an disposicin de todos los transentes, que eran acogidos con cario, con patriarcal conanza y bene^olencia, y ol^ligados aceptar una hospitalidad que dejaba y aun deja atrs la de los ral^es, porque no se aceptaba nada en recompensa de ella. Apese y tomar caf era la frase sacramental del guajiro, cuandoalgun^ lajero se acercaba su morada, })edir informes sobre el camino que debia seguk, sobre la persona en cuya busca iba, y poco la guajira, madre hija, ofreca la taza del luuneante nctar, que nadie rehusaba. Y si era necesario por alguna bifurcacin de la ruta, por la inseguridad de sta, que el guajiro acom})aase al viajero hasta dejarlo bien encaminado, ensilUiba su caballo sin demora, y con el mayor agrado, y siempre sin admitii' ])ag() alguno, hacia el oficio de guia, la vez que el de guardin celoso, capaz de hacerse matar. Muchos guajiros, ya como mayorales de ingenios potreros, ya cultivando sus propias tierras, llegaban fuerza de intehgencia, laboriosidad y economa reunir grandes riquezas, y figurar entre los hombres de pro, dando sus hijos educacin esmerada. Todos conocemos docenas de familias distinguidas cuyos alnelos eran de esos mayorales, que antes nos hemos referido, que con un pauelo atado en la cabeza y otro en la cintura, al desmontarse de la mua yegua en que venian de recorrer el campo y de dar cuerazos diestro y siniestro, echaban mano la gran vejiga curada y gritaban con ronca y potente voz sacando un veguero: Criollo, candela! Hoy el tipo legtimo del guajiro no se encuentra sino en algunos puntos del interior de la Isla, donde no imperan an el ferro-carril, el telgrafo, el telfono y las dems golleras de la civilizacin. En el departamento Occidental ya no existe el guajiro que cantaron Domingo Delmonte, Ran]on de Palma, Ramn Yelez Herrera y otros poetas notables. Hay que ir algunos lugares del Centro y el Oriente para dar con l. Pero en realidad no hay que hacer tan largo y j)enoso ^iaje con el fin de satisficer tal deseo. La lmina adjunta, una de las mejores obras de Landaluce como composicin y ex})resion, como verdad en los detalles y armona en el conjunto, os dar una idea bastante exacta del tii)o. En ese cuadro de gnero que Meissonier no se desdeara de firmar, est retratada (Veiprs 7iature^ una familia guajira reunida en el colgadizo de la casa del potrero en un dia de trabajo. El padre, que acaba de desmontarse, e^t en medio de los suyos taciturno y ensimismado. Puece que su pensamiento, siguiendo las espirales de su veguero, computa el nmei'O de aojos, toretes y yuntas que puede vender en el ao, y las hanegas de maz, las aves y los huevos que ha de mandar la ciudad, y calcula si todo eso le alcanzar j^ara completar el precio de unas caballeras montuosas que lindan con sus terrenos, y que ansia comprar, aunque se cuida de no demostrailo. La esposa est tejiendcj un sombrero de yarey que debe sustituir al ya l)astante usado que lleva su dueo y seor, y vuelve la cabeza hacia su hija, (jue est apoyada en el espaldar de un taburete de cueio, y (|ue rie con tal ^ei'ladaves del corral,

63

TIPOS Y COSTUMBRES.

de sus carcajadas. Parece que le alegran las plticas de su galn, que, de paso, y caballero en un potro negro que se destaca admiral)lemente, le muestra el gallo afamado que acaba de adquirir para jugarlo en la inmediata temporada de peleas. Quiz del xito de stas dependa la realizacin del convenido enlace! All, en el segundo plano, estn dos esclavos, que vienen del sitio de

que cree u

oir el gorg-eo

viandas con la batea de ames y boniatos'. Cunta verdad, cunto colorido local hay en ese cuadro, copia de otro que pint al leo su autor para una galera de Madrid! Con ese cuadro, y las preciosas dcimas del Oucalamb, (aples Fajardo,) que insertamos continuacin y que refieren una historia de amor y celos de un veguero de Holguin, no hay temor de que se olvide el tipo del guajiro. Esas dcimas narrativas, las complaintes de los antiguos trovadores, estaban nuiy de

moda

entre los guajiros

y

constituian sus crnicas.J.

Q. SZARTE.

(Habana, Marzo 20 de 1881.)

DCIMASPorla deliciosa orilla

Contemplando aquel gran

rio

Que

el

Cauto baa en su giro

Y

ja montado un guaj'o Sobre su yegua rosilla: Una enjahna era su silla Trabajada en Jilmcoa,

su corriente de plata. De una guajirita ingratael infiel

Record

desvio.

Su ademan

era sombro

guacacoa Llevaba en la mano un fuete, Y puesto al cinto un machete De all de Guanabacoa.flexible

De

Y triste aquella ocasin, Y herido su coraznDe mal vengadosagravios

Dej escapar de sus labios El nombre de Concepcin.

Fiiera de sus pantalones

Meca

la 'esca brisa

La

falda de su camisa

Guarnecida de l)otones: Llevaba unos zapatones,

Era Concha una beldad Hermossima aunque pobre, Como la que est en el Cobre, Yrgen de la Caridad; En lo mejor de su edad,Silvestre flor peregrina.

DeEn

pellejo de maj,

Flores de Guatapan

Su boca dulce y

divina.

Y

sombrero; era aquel hombre un veguero De las vegas de Aguar,la cinta del

Hmedos

sus labios rojos,

Y

seductores sus ojos. Como los de mi Rufina.

64

TIPOS Y COSTUMBRKS.

Su pobre

aniaiitc rendido

Que

se llamaba Polonio,

Se eutreo como un bolonioaquel amor fementido. Otro j^en del partido Tam])ien por Concha suspira,

A

Conchita fu la que un dia Debajo de unos ciruelos Puso fin mis desvelos Diciendo que me queria.''

Y

ella,

ardiente

como

pi'a.

Tuyo ser, me deca, Mi dulce y primer besito; Y la que amor infinitoJur en plticas suscintas. Tuvo dos caras distintas.

Entregse sus halagos, Cual se rinde los estragos Del huracn la jejira.

Como

la hoja del caimito.

Por eso

el

que

la

adoraba

Y

asp'aba ser su esposo Busc su rival dichoso

"Adis, ingrata beldad. Coqueta sin sentimiento

Y

voluble,

como

el

viento

Que Camilo

se llamaba:

A

la

sombra de una yaba

Se vieron los mozalbetes, Y entre dimes y diretes, Despus que l^ien se injuriaron,Furiosos desenvainaron

Que vaga en la inmensidad. Tu perfica y tu crueldad En furor mi sangre enciende. Ay! dichoso aquel que entiende Del amor la santa ley.quiere el curujey Al rbol donde se prende.

Como

Sus relucientes machetes.Camilo qued rendido ^ Con una herida en el pecho, Y Polonio satisfecho De emigrar tom el partido. Descarriado y perseguido

"Adis, que ya roto el hilo. De mi amor, en mil pedazos. Puedes vivir en los brazos

De tu amante don Camilo. Yo voy buscar asiloAl pueblo del Camagey, Y ojal, mujer sin ley. Que en medio tu dulce arrobo, Te suceda lo que al jobo Cuando lo enreda el jagey."

Por

la justicia severa,

Del Cauto por la ribera Se alejaba lentamente, Y con voz triste y doliente Cantaba de esta manera:

65

I

TIPOS Y^ COSTUMBRES.

DOA SERAFINA

Yivia en un cuarto interior, frente mi casa, con las rentas que le producia su capital de quinientos pesos, colocados con toda seguridad al seis por ciento como antes se decia, peso por onza, con los cuales pagaba los diez pesos

cobraba mensualmente el ama de casa. El resto lo habia distribuido de tal modo con la casera^ que le llevaba el ahnuerzo y la comida, y con la lavandera y el vendedor de estampas y novenas, (|ue al fin del mes se hul^iera hallado muy alcanzada, por otros gastillos menores, si la pensin que le pagaban las madres de dos negritos que educaba y algunas costuritas de fuera, con que se entretena, no hul)ieran completado su modesto presupuesto. D? Serafina no se habia casado nunca y llevaba encima, con la resignacin ms cristiana, los cincuenta aos que contaba de soltera. Jams asisti bailes ni teatros, ni se trataba con nadie y, si embargo, conoca todo el mundo. Daba gusto verla en su redu(;ida vivienda, sentada en un tabwetico de cuero, cosiendo delante de una silla, en la cual colocaba la canastilla de la costura y los palitos de tabaco que acostumbraba mascar, enseando hablar su cotorra y, al propio tiempo, la cartilla de La Torre los dos pequeos negritos. Yamos, Teodorito le decia uno de sus discpulos. Lee con cuidado: repite conmigo: ''Ifam y i)ap. Yo ^nucJiachifo. Mo bonito. Dame caf y lecheT As, as me gusta: la gente debe saber leer y escribir, y no ser ignorante.

que

le

Cotica!

aada, dirijindose la cotorra.

Daca

el

piojo,

qu rico! qusi

rico l^iojo!

ms

luego, llamando al otro negrito. adelantado c[ue ayer; lee despacito.

Y

Yen ac''

Cirilito,

\'mos ver

ests

mi

zapaticor

Bueno,

Dame miDaca

cachuchita^la pata!

mi

chaquetica,

as est bien.

Cotica?67

perra borracha.

TIPOS Y COSTUMBRES.

Quin pasa? Sintate Teodorito, y t tambin, Cirilito. El Santsimo Sacramento qne va su casa! qu va su casa. ... su casa!Cotica? T eres casada? T eres casada, Cotica? La ltima dase que daba Doa Serafina, era la de Moral, con ejemplos histricos, Oigan bien! les deca los negritos: cuando ustedes sean grandes, csense por delante de la iglesia y luego bajando la voz para que no digan por ah lo que dicen de los amos de esta casa. porque lo mejor que uno tiene es su reputacin. No hagan ustedes lo que el vecino de aqu en -ente, que come ms que siete y no paga los caseros: y si despus que ustedes se casen procrean, tengan mucho cuidado con las hembras, porque luego les sucede lo que la nia de esta casa, que tuvo una debihdad y ahora le pesa. Yo no lo s de cierto, pero me lo he figurado. No compren ropa, sino cuando tengan dmero, porque es muy feo lo que est haciendo el amo de esta casa: todos sus hijos, me parece, que los viste al fiado. No vayan decirlo nadie! t principalmente, Teodorito, te recomiendo mucho que cuides de tu mujer, para que no te suceda lo que al paisano de la otra puerta, que no sabe quin compra la carne que se come en su casa. Cotica? Buen viaje! Arrodllate, pecador, que pasa nuestro Seor! Quin s? El fi-aile que

.

.

.

A

quiere entrar

puerta de la calle, comprando leche: alh estudiaba prcticamente las costumbres de sus vecinos, vea el que entraba en todas las casas, y el que sala de ellas y preguntaba los criados lo que iban comprar y con qu condiciones: lamentaba la enfermedad de aquel, se consolaba con la salud del otro, inquira la causa al nio que hacia pucheros^ y los criados si estaban chsgustados con sus amos: all permaneca firme hasta que sabia por qu no se bautizal^a el asitico Aben y si le faltaba mucho para cumplir su contrata. All estaba firme Doa Serafina, aunque el sol la derritiera, hasta que llegara la negra Acndedora que le lle^ aba su almuerzo y la cual iba dando convoy hasta la puerta del cuarto: y como le pagaba al contado, no se descuidaba nunca en jDcdir la contra para su gato franciscano. As estudiaba Doa Serafina, la moral que enseaba sus discpulos. Perdname, lector, la falta de no hal^erle dicho al principio que Doa Serafina tenia tambin un gato franciscano, y si la hora del almuerzo ves en la puerta de una casa una seora cincuentona recibiendo dos negritos de seis siete aos, con mameluquitos de listado, sombreritos de yarey y cartilla de La Torre, saluda Doa Serafina y dale memorias de mi parte.la

Al amanecer estaba Doa Serafina en

68

TIPOS Y

COSTUM

Jal:l.2'.

r>U-u-

EL MASCA V DH Oi

H'tvi.r'.l

T.n-

irit.

i

TIPOS Y COSTUMBRES.

EL(Hirioso sera

MASCAVIDRO.

conocer al inventor de este termino sobremanera grfico. Hay (juien dice que cierto furibundo borracho, des])ues de zamparse una regular dosis del licor (jue t|iiema, no hallndose an satisfecho, continu mordiendo el vaso, la sazn que uno que lo observaba, le grit desde la puerta de la bodegaJlascan'ch'iof

digno de investigarse la causa de que el nmero de los aficionados empinar el codo vaya en aumento, cuando no hace muchos aos era raro ver ninguna persona decente tomar ginebra, por ejemplo, en los cafs, cual lo hacen hoy nnichos, con la misma sans facn que saboreaban antes un

Tambin

sera

sorbete una limonada.

pretendo decir ])or eso, que todo el que tome alguna vez que otra ginel)ra ron, sea mascavidrio, ni mucho menos; pero s me atrever asegurar (pie as se empieza y que poco poco se v lejos. Precvanse, pues, los (pie sin escrpulo ni desconfianza tomen hoy umc ginebn'ta, maana un coaquito y luego un ajenjo, porque la larga pudiera acontecerles beber como la (jente del bronce, ginebra medio dia, ginebra por la noche y cognac la maana, por variar; exponindose acaso que su nmjer su suegra les diga en su cara, ni verles dar un traspis, mascavidrio. A propsito de esta |)rol)al)ilida(l, voy contarles un hecho reciente (pie viene corroborar las malas consecuencias que puede traer las familias el que su representante truecpie sus hbitos de rlen y de regularidad por los delmascavidrio.

No

Erase una muchacha de algunos veinte aos, cpie teniendo como todas horror la soltera y al aislamiento, haba conseguido duras penas, con ayuda de su eficaz y difigente mam, el que su novio entrase en la casa y la hiciese formal promesa de unirse ella en matrimonio. Dcese que por lo general cuando un hombre entra en la casa, se casa. Hay, sin embargo, frecuentes escepciones, y de ello es un ejemplo notorio el hecho que aludo. Tres meses haca ya (pie Arturo llevaba relaciones amorosas con su futura

69

TIPOS Y COSTUMBRES.

Felicitas, sin

({ue

que lml)iese ocurrido otra novedad que irse l enfriando medida pasaba el tiempo y (|ue intimaba su trato, no slo con la nmcliacha, sino

de la familia. Empeza])a comprender (pie se haba metido en un atol 'adero y haca esfuerzos inauditos ]:)ara idear algn pretexto (pie lo librase de la coyunda. En honor de la verdad, la amilia de Felicitas no era para atraer nadie. Componase desde luego de un par de apuntes, sea de Sabroso, que por este apodo conoca todo el mundo al padre, quien realmente se llamaba Eleuterio; de Cucha, la madre, cuyo nombre no era otro sino Mara del abuelo, Bl Pelao, un viejo impertinente y grun, (pie en todo quera intervenir, siendo la calamidad mayor en aquella casa. Taml^ien era parte integrante de la susodicha familia, una tia anciana de Felicitas, que asimismo tenia su correspondiente sobrenombre de Muonf/a y el hbito de charlar hasta por los codos. Arturo no se hallaba all en su centro. Tena que soportar las majaderas de El Pelao, (piien le refera interminables historias campesinas, pues en sus mocedades ha))ia sido mayoral de un ingenio y tena suma complacencia en relatar las hazaas y las heroicidades que haba llevado cabo, con ltigo con machete en mano, auxiliado de sus perros. Felicitas se volaba escuchndole, y deca ])or lo l)ajo Arturo, cpie no hiciera caso de semejantes cuentos, pues El Pelao estaba medio trastornado, y eso era un rasgo de locura, en atencin (pie su abuelo no hal)a sido otra cosa en toda su vida ([ue Capitn de llilicms. Soldado JiKiloJero si acaso; deca para sus adentros .Vrturo. Por lo que respecta la tia Juilonga^ sola tambin tomar })or su cuenta al joven, para referirle un viaje (pie haba he('ho al Caimito, el ao 1,854, en que le salieron unos ladrones, los que por poco le arrancan hasta las orejas, para robarle los aretes de brillantes; y eso que decan los muy arrastrados, aada ella, que eran de fondo de vaso. Tambin lo dudo; murmuraba su oyente, contray(3ndose que jams liul)iera podido tener hrlantes, la vieja que iiabia ido al Caimito.el resto;

con

casa hallbase instalada una bodega, en que se reunan individuos de varias clases que tomaban, cual es costumbre en estos establecimientos, turcas tremendas y rean y gritaban y hasta decan versos y desvergenzas, Arturo se vea veces puesto en un potro con semejantescasi

Como

frente

la

escndalos, teniendo que armarse de valor para no echarlo todo rodar definitivamente de a(piellos contornos.Cierta noche

y huir

uno de los borrachos, vestido con un saco de alpaca muy raido y un sombrero de paja casi negro por el uso, improvis la siguiente dcima:" Blindo

con mucha ambrosa

Porque la giniehra corra, Y que lleven Mazorra Al que no se ajume hoy dia. No hay nada cual la beba

mundana; Y aunque yo coma maana PUmtano y tasajo brujo., Dar un viva quien nos trujola

En

carrera

Giniehra de

La

Campana.''''

70

TIPOS Y COSTUMBRES.

iiidA

BruAo,

l)ravsiiiio!lial)ia

(|u

iiispimdo

Sabroso/ T aqu? amigo; compadre, Ni que porquei)or

iduo (|iie se improvisacin.deitfra,

deteiiido

ante lacontest(')

Verde Botella] exclam un puerta de la bodega escuchar laests,

cjue ah tesi

da

el

Verde Boiella, acercndose su sereno y puedes coger un reiifriado.

lo pienses,

traspaso estos umbrales

y me

junto contigo,

puedo dar un resl)alon de ordago, y yo he hecho el juramento de no bel)er ms (|ue agua dulce en el resto de mi vida El agua cria gusarapos en la barriga, Sabroso; mientras que la caa anima los esi)ritus vitales y entona y da calor salutfero al cuerpo humano, Dispnsame, chico; pero no me convences: estoy escarmentado. Sabroso ser posible? as desairas un amigo? qu dirn estos ca])alleros aso que desaparecen los enfermos, tanto que si la cosa sigue as, taita de gentes (piienes administrar drogas y jarabes, tendrn que curarse s propios los mdicos rec])rocamente, lo cual, creo que no liartu jamas por motivos que ellos no QUoran. Sucede, pues, comunmente, (jue un lioml)re ([ue tiene la fortuna de ser casado y que adems es padre de dos lujos, lo cual es otra fi)rtuna, viene la })artera })resurosa y con estusiasmo anunciar (|ue su esposa (del h(mibre) acaba de dar luz un infante tamao (ap se esmera aijuella profesora en sealar con aml)()s brazos). El recien pap, que, como dijimos, lo es ya de otros dos tambin robustos infantes, d gracias Dios, s pro})io y su nuijer por el aumento de prole, y all para su capote dice poco ms menos lo (jue sigue: ''Ya tenemos en casa un futuro abogado y un aspirante farmacutico. pues seor, este angelito (|uc acal)a de regalarme mi muy cara esposa ser, ser. mdico: no hay remedio, por mejor decir, tendremos quien nos d remedios y con eso nos ahorraremos el pago de honorarios por escritos largos^ los veinte reales fuertes por un simple jarabe simple y el consal)ido j)esito deFaruiaceuticosll.

Hay

.

.

.

.

.

.

.

la visita.

En

efecto,

crece

el

nio,

v

la

escuela, es

el

mismo demonio, pocoyal orosuz.

estudioso, travieso, en estremo aficionado los dulces, las i)astillas

El pap deduce de todas estas cualidades que su hijo tiene grandes disposiciones

medicina; y como no lo puede sufrir en casa, se lo manda entero y verdadero al maestro de escuela que ya lo tena medias es decir medioparala

})upilo.

un muchachon, con pelo la romntica, l)igote y ]iera de chivo que mete miedo. Entonces pasa estudiar y todas la vez, un sin nmero de ciencias, de las cuales una sola bastara paraEl nio yaes nio,

Pasan aos.

no

sino

TIPOS Y COSTUMBRES.

()ciii)ar la

vida cutera de un liombre aj^lieado, jiero

((ue

el

alumno

tiene

quealla

saber, porcjue todas,

todasser

le

han de

servir,

si

no

i)ara curar los

enfermos,

menos parabotnica, la. . .

llegar fisica, la

iiidko.

Es de ver como por encanto, a})rende,

qumica, la fisiologa, la anatoma, la terap(''utica, la Seor. una infiuidad de cosas ms fciles de mencionar que de a])render. Si ])or desgracia, el alunnio no tiene aficin la medicina y en >ez de escuchar atentamente al catedrtico, no asiste con ])untualidad las clases,ir

prefiriendo

inmediata confitera refrescar, engullndose para hacer boca duu' la crme y fin de hacer pasar todo eso, media docena de })astelitos tanil)ien si el enemigo una copa de granizado de naranja un vaso de agraz, ay ay de los le tienta se pone jugar unas cuantas mesitas al l)illar enfermos que cayeren algn dia en las terribles manos de nuestro (laleno Por eso, cuando queremos dar un voto de confianza algn medico (piien no conocemos y nos decidimos , encomendarle nuestro cuerpo y nuestra existencia, preguntamos con soln-ados motivos: Que tal? Era buen estudiante? El ([ue no toma estos informes demuestra menos inters ])or s pro|)io (pie por las agencias funerarias, y convengamos en que los aficionados la filantr()})a no })ueden exigir tamao sacrificio; y regla general: no hay cosa })eor pam los enfermos que tropezar con mdicos que en vez de haber hecho estudios profundos en la divina ciencia, se hayan entretenido en hacer versos, en enamorai" muchachas, alarma, en pasar su poniendo los papas en un continuo estado de tiempo en los cafs, en el tiro de pistola, o en el canij^o cazando pjaros. Todo esto es de fatal agero para los pobres enfermos. Tan pronto como el bachiller en medicina recibe su diploma, busca la proteccin de algn mdico de reputacin, para (pie le acabe de ensearlo (pie la(')

(')

!

!

.

.

.

no sabe el l)achiller) y le jiefccione en la humanitaria ciencia de curar. El mdico protector fi'aiupiea al modesto bachiller su bil)lioteca compuesta de cuntos libros sol)re medicina se han escrito desde Hip(3crates hasta nuestros dias, es decir, de medio milln de gruesos volmenes llenos de admirables teoras, lo cual pruel)a de un modo evidente lo mucho que han .... sudado las prensas ti]H)grficas. Si el mdico director es partidario del sistema aiitifiogstico, no permitir que lea su disci)ulo sino las obras en que se prueba de una manera que no deja la menor duda que desde que el mundo es mundo hasta la fecha, esto es, desde que lio haba mdicos y cada quisqus se curaba como Dios le daba entender, y moriaii las gentes ni ms ni menos como ahora (aunque no en regla es muy ciertj) el mdico que no manda sacar sangre y no emplea (para los enfemios) las sanguijuelas y ventosas, no es digno de entrar en el gremio de la ficultad, non ets diqnus intrare in docto eorpore.... siempre hitlues.... de cocina, quiero decir, de medicina. Empapado el alumno en tan sabias doctrinas, jura, cual otro Anbal, puesta la mano sobre un tomo de Broussais^ o(ho implacable todos los sistemas

no sabe (por supuesto

({iie

ha])lo

de

lo (jue

curativos pasados, ])resentes

y

fituros,

un cario digno de mejores

bichos.

y desde luego profesa las sanguijuelas Hace adems firme proposito de no recetar

83

TIPOS Y COSTUMBRES.

sino aiiiellos remedios

(|iie

seala la teraputica

comoal

(lel)ilitantes,

estemiantes

y que tienden precisa y directamente desabogar

doliente de cuanta sangre

tenga en el cuerpo para luego tener el gusto de rsela renovando (si es que escapa el enfermo) merced de limonadas, suero, leche, huevos pasados por he aqu el enemigo; li agua y cuando nmcho sopas de (jato. La irritacin aqu el duende sea coco que hay c|ue combatir. A(juel ]\en alumno, por lo dems de buena ndole y an amable, no suea sino con las sangras, las sanguijuelas, las ventosas y no habla en todas partes ms que de las irritaciones, de ias sopas de gato, de los baos caUentes, de aneurismas, de agua helada,. .

.

.

de belladona, de (/astro (uteritis, cefalgias, colitis, peritonitis, atrofias, etc. Hasta en su misma casa, viene ser el terror de su familia, queriendo curar los buenos y sanos, para probar la eficacia de su sistema; pero como quiera que todo el nnmdo le zafa el cuerpo, ya es un inocente perro, ya un apacible gato, ora una incauta cotorra, ora un robusto cochino los que esperimentan, con notoria desgracia, los admirables resultados de su mtodo.

mdico director protector es humorista, es preciso entonces declarar guerra muerte as sangras, las sanguijuelas, los calmantes, al agua fra,Si elal

agua cahente, las limonadas, los baos, los jarabes, las pastas, las tisanas y en general toditas las drogas de la botica. Xo hay ms que penetrarse mejor vanidad humana, es pura dicho, impura corru})cioii y basura; y as es fuerza limjiiarlo constantemente ni ms ni menos que nuestra casa (pie aseamos todos los dias con la escoba. Y cmo? (_V)n purgantes y vomitivos, com ainl)as cosas la vez, () al menos alternando sucesivamente hasta (pie quede el cuerpo limpio como una patena. Es de advertirse (entre i)ariitesis) que este sistema tiene pocos partidarios entre los discpulos de Hip(X'rates, sin (luda desde que los enfermos se han convencido (pie para zam[)a]'se dos tres cucharadas de Le Boy no se necesita llamar ningn mdico. Si el caballero mdico director es partidario del sistema de Bcspail, hablar en estos trminos al joven ahimno: ''Todos los achacpies desagradables que afligen la humanidad ])rovieiien de una multitud de bichos gusanos enemigos del orden y de la tranquilidad del hombre, que han dado en la gracia de andarse paseando por nuestro cuerpo con la misma libertad que si estuviesen en su casa. pero cmo, dirs t, joven alumno, cmo? Conviene, pues, desalojarlos. por medio del alcanfor? No acierto comprender como hasta la fecha, no habamos dado con ese remedio universal que es el nico que cura todas las enfermedades. Muchos individuos ignorantes (sin ser mdicos) conocan, hace

de (pie nuestro cuerpo, objeto de

la

.

.

.

siglos, la notoria eficacia del alcanfor,

para destruir la polilla y otros insectos que se alojan en las gavetas de una c(3moda en los escaparates; pero estaba reservado Raspail el honor de hacernos conocer (pie el alcanfor y sus compuestos mata los insectos do quiera que se les pueda pillar. Yiva, pues, tan admirable remedio, que, adems tiene un olor muy agradable para el quele guste.

Et

sic

de cceteris. ... es decir, que de los sistemas curativos adoptados por

8A

TIPOS Y COSTUMBRES.

los

mdicos directores, resulta lo mismo. Tada cual ])ondera el suyo y asegura que el de su cofrade no sirve para maldita la cosa. Yo creo que todos tienenEl bachiller,d(')cil

razn.

los consejos de su director, acompaa ; este en todas sus A'isitas y an en sus ausencias y enfermedades le sustituye, no apartndose ni un pice de las doctrinas (pie le inculcara su sabio maestro. Esto lo alienta y aun se permite n ocultis curai' ])or s y ante s algn enfermo, pero esto es muy raro y si lo hace es ... sin ejemplar..

Guiado por las mximas y el ejemplo de su maestro, nmda de costumbres, de carcter y aun de fisonoma. Se vuelve serio, gasta poca conversacin, tiene trazas de estar siempre meditando acerca de las innumerables enfermedades que afligen la humanidad y de busca' remedios i)ara curarlas. De un abogado vivo y hablador, dirn las gentes, cuando nmcho, que es travieso y de ardiente imaginacin y por supuesto muy propio para hacerse cargo de un pleito por desesperado que sea: de un mdico locuaz, de genio alegre y que camine de prisa, dir el vulgo: ''es un loco; no le llamar por cierto, si tengo la desgracia de caer enfermo." Esto lo saben los mdicos y por tanto se dominan, hablan poco, caminan con paso grave y su semblante revela, al parecer, como dira un escribano, los afanes y desvelos; y aun nnichos gastan espejuelos pesar de tener una vista de lince. Muy rara vez se permite el mdico ciertas diversiones inocentes como los teatros y las sociedades filarmnicas, pues se lo impide el constante ingrato estudio de la ciencia que profesa. .Vdems qu opinin formara el i)l)hco de un hombre cuya vida pertenece los enfermos, si le viesentodas las noches en el teatro? Haci(3ndole sobrado favor, diran las gentes (pie no tiene aquel mdico enfermos (piienes visitar que no tiene amor la carrera. El mdico no debe tampoco ir los bailes. El mdico no baila: esto es

indigno de su carcter, de su indisi)ensable gravedad. En fin, ya nuestro bachiller es mdico: ya vuela con sus propias alas, por su cuenta y ent()nces, merced algn complaciente localista que anda caza de noticias con (pie llenar la seccin (pie est su cargo, puede leer cuakpiiera el prrafo siguiente: Grado. Tenemos el gusto (Te anunciar nuestros lectores que antes de ayer, previo un riguroso y lucidsimo examen, recibi el grado de licenciado en medicina el aplicado joven I). Luis Serato y Miel Rosada, quien felicitamos cordialmente desendole el mejor xito en su noble y ardua carrera. Vive (aqu las seas). El primer cuidado de nuestro tipo es proporcionarse, costa de los primeros enfermos (pie caen bajo sus manos, uiii volante quitrn flamante, con buenos arreos, robusto cal)allo y rechoncho calesero. Este aparato que nada tiene que ver con la ciencia mdica, es indispensable. El mdico que visitase pi, se dara todas las trazas de un corredor ^endielldo granos de caf muestras de azcar. La volante indica el gran nmero de enfermos; los arreos de plata anuncian la comodidad y lujo con que vive el mdico cpie todo lo del)e sus admirables aciertos; en cuanto al rechoncho calesero y al rol)usto caballo son las pruebas vivas y palpables de (pie en casa del facultativo todos estn gordos,..

.

.

^'

TIPOS Y COSTUMBRKS.

Iludios

y sanos (iiie d gusto, desde el amo liasta el cal)allo, y cuenta que este ltimo no cesa de trabajar todo el santo dia, otra seal inequvoca de que el mdico \\o puede con sus enemios, es decir, no puede dar abasto con los dolientes aimque no teng-a toda^'a ninguno. Con efecto, en todas las carreras hay cjue pasar lo que vulgarmente se llama el tmo de noviciado^ mxime en la de medicina en que ]iululan los mdicos. Veis aquel hombre que v en un quitrn, con un libro folleto en la mano,absorto, al parecer, en la lectura de algn nue^'o remedio para ciu'ar la hidrofobia,

vulgo rabia? A donde se dirige? Ni l mismo lo sabe. Lo esencial es que el ])l)lco naturalmente curioso, llegue saber que all va el doctor tal. Lo esencial, pues, es darse conocer, porque nadie quiere curarse con mdicos desconocidos. Esto lo saben los mdicos y i)or eso inventan mil ingeniososarbitrios para ad(|uirir reputacin

y

crdito.

un comunicado suscrito por un amigo que estuvo agonizando, pataleando que meta miedo, con los prei)arativos hechos y el lio debajo del brazo para irse al otro mundo, avisada la agencia funeraria y ajustado el entierro de segunda clase, cuando. ... oh asombro! vino habrselas con la inexorable Parca el j()ven licenciado I). j\hmierto Mosca y en menos de quince dases

Ya

comunicante, que, en cuanto salt de la cania, se a])resur rendir el del)ido homenage de gratitud su joven salvador que ^'i\'e en la calle de .... tal .... nmero .... Ya es un soneto remitido y suscrito por una seora a (piien el j'ven Dr. 1). Ventura Bistur practico la difcil operacin de estraer siete golondrinos que no la dejaban dormir haca la i'iolera de nueve meses. Dice as el soneto que es ftan bueno c(mio losnmchos (pie se})ublican todos los das en los peridicosarrebat su presa la odiosa Muerte, restituyendo la vidaal

Presa de horrendo mal, la sepultura Ante mis })asos dl)iles se abra; De (laleno la ciencia resista Mi perenne opresora calentura.

Hice del testamento la escritura Y de mis hijos ya me despeda, Cuando acercse en venturoso dia A exanmiarme el sl)io don Yentura.

Aunque la fama le n(jmbraba

esperto,

Su remedio acept sin esperanza; Porque ese don de levantar un muertoDios de Me levant enSloal

los orbes se le alcanza.seis

YComo(juiea (|ue,

estas gracias le

horas el bendito! ofrezco por escrito.

segn ya hemos dicho, pululan los vates en esta feraz tierra de Cuba, le es sumamente fcil un mdico que quiere darse conocer, grangearse la amistad de algn poeta complaciente que le obsequie el da de su

86

TIPOS Y COSTUMBRES.

santo con nn par de sonetitos poi-el estilo del anterior y en los que asegura (jue Du])uytren, un Corvisart, un Magendie, un el tal doctor es por lo bajo unVali)eau, etc., etc.

un anuncio pomposo redactado ])or el mismo facultativo en (pie l)articipa sus amigos y al publico (cuya amistad anhela tambin) que por un mtodo sumamente sencillo, 'ruto de una larga })rctica y constante observacin, cura todas las enfermedades conocidas y por conocer, endereza jorobas de nacimiento, vuelve la vista los ciegos, compone brazos y piernas que es un primor, bate las cataratas en un abrir y cerrar de oj'os, facilita la salida de los etos sin dolor ni lesin; posee el secreto para que las nmjeres morosas tengan al n el dulce consuelo de dar o, yo creo, que debe necesitarse ndole especial para El billetero nace; se dedica este oficio, porque

le

seria

inn)osible

consagrarse a otra ocupacin. Por eso el billetero es un tipo. El o'arrote en una mano v la cartera de los l^illetes con las io-eras en la Algunos hasta del^en dormir con otra, son partes integrantes de su individuo. dichos ol)jetos. Lo ms caracterstico del tipo que bosquejo es su nmltiplicidad. Podr usted no encontrar cuando los necesite, im mdico, ima comadrona, un sereno, una pareja de Orden Pblico, un carruage de alquiler y hasta nn amigo (piien pedirle un favor; pero un billetero, jams. Salh- la calle y no tropezar en una sola cuadra^ con seis siete, es imposible. A qu hora del dia, y ya hoy hasta de la prima noche, no se oyen en nuestras calles gritos semejantes los siguientes? Diez y siete mil nuevecientos cuarenta y siete! La suerte para (juien la quiera! El ltimo que me queda! El ltimo! \^ premiaditol Qu nmero tan l)onito! exclama desde la sala de su casa Petronila, una muchacha soltera de treinta y nueve cuarenta aos, dirigindose una ntima amiga y contempornea suya, que se halla all de visita. Y que tiene cbula, observa la otra cuarentona. Es verdad, s, confirma Petronila; empieza con diez y siete y acaba con Mira, y suma veinte y ocho, aade con sbito regocijo; la fecha del siete. (ha ({ue se juega, sea el jueves que viene, memorable j^ara nn por cierto, como que hace un ao que peli con Ramn, y si me sacara u)i pico, podra quizs atraerlo de nuevo .... No te lo dige? Ese billete tiene que salir, con tantas casualidades; cmpralo, Tronila. Ahoritica. Asmate y llama al billetero, antes que se le antoje alguna

.

.

.

otra.

A Lo va Qu

La amiga

obedece, y })oco se acerca

la

ventana

el

susodicho.

ver ese diez y siete mil; le dice Petronila. tomar enterito"^ })regunta el l)illeter(>.dice,

hombre!

Ojal-

pudiera!

93

TIPOS Y COSTUMBRES.anmese, mire que este nmero se \a llevar los doscientos mil foJefes, sin farta y hiego le va c pesar; dice el billetero, rindose y dejando ver dos hileras de dientes desconninales y un colmillo maysculoYaiiK)8, caserita

Martina. digo! La presinando una Qu cosa? veamos; contestsuerte?JVohora.

que causa grande asombro las dos amigas. Si su boca de usted digera verdad, insina Petronila con una sonrisa significa ti\ a, era yo capaz entonces de empear hasta los aretes y las sortijas para quedarme con todo el billete. No hay noved por eso; mrquemelo de cuahiuiei'a manera y reprtanselo entre las dos, como buenas hermanitas. Si no somos hermanas, casero. Pues yo creia (|ue lo eran, porque tienen la mesma, pinta. Se ha equivocado usted. Eso no le hace: era una comparanza. Y dgame, casero, salt Martina, que as se llamaba la amiga de Petronila; por qu no se saca ese colmillo tan grandshno, que le delie molestar hasta para comer? Porque yo tengo ya las mandarrias muy duras, y no quiero que me anden en ellas cf)n las tenazas los dientistas, No, homl)re, si no se pasa ms que un dolorcito de un momento. Y la sangre que se jeclia y el hujero que queda? Amejor estoy as. Qu miedoso! Usted no puede traer la suerte, rpi vcif observsobresaliente,

lo

Si

yo

le

cuento usted una cosa, se cpieda

Petronila, despertada

pero entre, casero, que est lloviznando; aadi al vei' algunas gotas. iAlal)ado sea Dios! dijo el billetero, quitndose su ancho sombrero de paja y pasando adelante; con licencia de la c-S^ra, aov beber una pjoca de agua fresca, que tengo una sequa rabiosa. Quiere un poco de aguardiente para que no le haga dao el agua? pregunt Petronila. Yaya, casera, si usted me lo d caritativaniente, lo tomai- su salud y la de la compaa. Se entiende, casero, y gracias por su buena intencin. Y Petronila, dirigindose al primer cuarto tom la l)otella del aguardiente, destinado los usos domsticos, y sin ningn escrpulo, ech medio vaso al

ya en ella la curiosidad; ([ue empezaban caer

,

billetero.

hizo despus de haber bebido, enjugndose boca con manga de vamos ver cuento que nos ha prometido, Con sealndole una verdad antepasado, yo No El quejJah!la

ste,

la

la

cha([ueta.

([ue

el

dijo Petronila,

silla.

es cue:ito, casera,(jue lo

es la

purita.

sorteo

traiba un

mimero

venia cantando

jior la calle

Cerrada del Paseo, y que

94

TIPOS Y COSTUMBRES.era el quiiee mil pelao^ cuando al llegar la Calzada de la Reina, me para un caballero muy currutaco, con nuiclia cadena de oro, mucho alfiler de brillante,

con una ropa de primera y una

peluda

muy

lustrosa.

Pareca un conde

^Y

le

comprsonver,

el

nmero y

se sac el

premio grande, no es eso?est usted pregona u,do;

Los

ricos

dijo.

quince mil que casera; dme Ahora busca busca que entregue, y Yo de algn algnese

siemprese lo

afortunados;el,

interi-umpi ^artina.

me

te

el

dinero, peroindustria,al

Seria

petardista,

caballero

no lo encontraba. de esos que suelen

andar vestidos como unos marqueses, para engaarPetronila.

quees

se

haga bobo; observtiene

\m presonage que Qu, nadita de he sabido dimpus que Banco Espaol. mas cheques habra robado alguu oh idado Entonces pagase luego, para que me Yo tuve hitenciones de dndome seas de su Y por qu no hizo? Usted debe de muy desconfiado; Martina. puerta de una casa de estaba parada en Porque una seoraeso:si

(pie el

se

le

hal)ria

la cartera,

se la

carterista.

dejarle

el l)illete

lo

las

casa.

lo

ser

dijo

(pie

la

enfrente, sacuda los brazoscejas,

y la cabeza, retorciendo los ojos y encaramando las como dicindome que no me fiara del endeviduo ({ue le tenia volvki la(^u

espalda.

extrao Una seora? Yo, que me hahia percatado en

est eso!el

acto del manejo de la dona Fulana,

un ptkor en todo el cuerpo, cog miedo del hombre de la bomba relumbrante, y me disculp con l, dicindole que me iba ya para mi cuarto, porque tena muchsimo doloi- en los callos. Qu mentiroso exclam Petronila rindose. Qu cpiera, casera, si la seora no dejaba de decirme que n con los dedos, de revolver la mano asi, dndome entender que trataliau de robarme el billete y de hacer muchas muecas (pie me daban mucho que pensar. Era alguna loca? Qu loca! Lo que ella (pieria era otra cosa.

me

entr

!

amiga. seora Para mi Ah, una una de lechuga. Bueno,Pues, seor,gusto, lalechuza vieja!ensalada,la

.

.

.

la historia es

interesante; observ Martina, volvindose suacpiella era bruja, prosigui el billetero.

Yieja! Mi\s rejuveneca ({ue u^te,

casera;el

regordetona yentrecejo,

fi-esca

comoi)or

adelante; dijo Petronila, arriioando(pie

ya enfadadala f[iie deca

comparacin

habia establecido

el billetero

entre ella

y

que

era bruja.

Es

([uerer decir, casera, (pie la seora

adi^ina,

porque apenas se

fu' el

de que hablaba endenante, del)ia ser hombre de la cadena de oro y de los (^)tros

95

TIPOS Y COSTUMBRKS.llam con nmt'lnx jjricipitacmi, y en cuanto me acercju a ella, casi aiTel)at el billete de la mano, entregndome su importe. En seguida monto

enredo,

me

me

en un

eoclie, (jue esta]>a all cerca,

y

se evapore).

Yo me qued

azorado y sin

saber lo que

No hay De

me

pisa])a.

m me

haciendo un gesto expresiyo. Tocada, lo est ahora, porque le tocaron los doscientos mil grullos, y regal ciento! grit el billetero, goli)eando el suelo con el garrote.duda, estaba focada, dijoj\Iartina,

y eras?

oyendo; el caso fue, segim me cont ella, cuando la fui yer la siguiente maana, (pie hal)ia soado se iba sacar la lotera con el (iiiince m\\ j>eIao; y que al salir aquel dia de la casa de la Calzada de la Reina, donde habia ido un asnnto de familia, al oirme cantar el nmero, por poco Por eso me hacia las seales; por le da una pataleta del susto y de la alegra. eso inyent que el currutaco trataba de robarme y todo lo dems que he dicho(\:)mo lo est usted

Y qu peluda^ como usted de en cnanto pegarse un Lo que mat! pelo y en No, bala pas ms Que nos pasan unas A nosotros y unos chascos que .... pescuezo ms de ima \amos, hay para arrancarse mano y Juan de verdad, premio gordo en maana encuentre para que de noche tenemos que segim jarreando Mientras que nosotros gota gorda para ganar cuatro rkdes en y sudaiido disimulando mal cmo Y ahora que me acuerdo, bruja? supo usted dnde conocido mi, y no tuye ms que Port|ue cochero que para averiguar su paradero. dejarme repuso Cuntas Y dgalo para vender don qu? pregunt Usted Don patrono de verduras. yo me llamo como Pues verdadero usted que yo soy pito? Pues acaso parezco con Cmo No, he pregunt don Y eso come con cuchara de palo delia lieclio el

las caseras.

la horidxi

dice?

hizo fu

tiro

yi la hsta. ...

Jess, sela

le

restrerjando el

se clay

el

techo.

historia

rara, casero!

los billeterosel

cosas,

yez.

S,

es

tenerla

el

la

drselori(

;i

los Palotes,

la

se

pisimo.

los pjrohes billeteros,

la

papel.

salt Petronila,

la risa

yiyia la

el

la lley, era

caer |)or

el tren,

casualidades!

Martina.

usted, casera.

es propsito

billetes

.

.

Petronila.

Isidro;

el

las

bien, ilon Isidro,

es el

tipo del billetero.le

es eso,

flaco

este

desenrollo?

hom1)re,se

el tipo,

dicho.

plata

fina?

en toda su longitud y anchura ambas hileras de dientes y su tremendo pronunciado colmillo. Quiero dccii*, don Isidro, que es usted el prototipo del vendedor de l)illetes; que ha naor la

implicancia y contrariedadla facilidad

de sus manifestaciones.Si le vierais al)S()lver

un pliego de repreguntas, os asombraran

y

ligereza con que d sus respuestas a los mi particulares (pie se le interrogan. Entonces no recurre al gran registro que su memoria le i)resenta; no piensa, no

Impvido, sereno, todo lo contesta, y i)ara nada cuida de buscar consonancia con lo primero que antes declai'. O se aprende el a])unte ({ue le facilitaron, y sin discrecin i)or([ue no es posil)le acertai- con cuanto la sagacidad contraria exige, lo contesta todo trastornando lo mismo que no pudo combinar; con la mayor confianza y seguridad espone lo primero que en aquel instante se le ocurre, cual si fuera lo que verdaderamente debiera contestar. Recibe uno, dos, ms pesos por su declaracin, segn sea el caso, y la importancia de su dicho; jams pregimta cpiien es la persoma en cuyo favor va prestar sus servicios, y es tal la prerogativa que veces suele gozar, que sin necesidad de molestarse, ni interrumpir las ocupaciones que tan afanoso le traen, entra en el oficio, pide una pluma y firma sin exnen alguno lo que le ponen delante; que esta prontitud, facilidad y falta de escrpulo, forman parte y muy importante del favor que en aquel momento se sirve dispensar. Tienen taml)ien amigos y stos nada lleva, con ellos nada interesa, porque en cambio le proporcionan ganar algunos medios que llevar su casa para sostener sus precisas y gravosas obligaciones. Firme en los portales, busca all la vida vagando en los lugares que antes hemos mencionado, y si presto, ligero y veloz acude donde le llaman, presto tambin olvida lo que ha dicho, para ocuparse en lo que le resta por decir. Initigable, no pierde otros recursos iguales este, para sacar el diario que su subsistencia demanda. Contrae deudas mezquinas, j^ero numerosas, y jams sale de ellas, porque su prostitucin es tal, que siempre lo tiene abismado en la miseria. Tal es aunc[ue ligera y d))ilmente bosquejada el Testigo de estuche; ese ser corrompido y degradado que prostituye la pureza del corazn, que turl)a la paz de las familias; que hace de su viciosa vida un trfico vergonzoso y criminal. Enemigo del trahajo, se entrega en brazos de la vagancia, haciendo de esta su execrable ocupacin; vctima de la inmoralidad atribuye su suerte, lo t|ue solo es efecto del abandono de su educacin, de la indolencia con que viera correr Pasa sta rpida y fugaz, y sorprendido en los dias preciosos de su juventud. medio de su funesto letargo, cuando una esposa, unos hijos, una familia todamedita.

reclaman su cario y vigilancia, en vano puede comprender y alcanzar la im])()rtancia de sus del^eres, i)orque incauto y desj^re venido, jams se le ocurri (pie la sociedad exija ])ara su sosiego y bienestar, el cultivo de su corazn, la dignidad de su alma, la pureza, y rectitud de sus costumbres.

M. Costales.

103

TIPOS Y COSTUMBRES.

Landaluze Dibuj.

EL CALESERO

Fototipia 2'aveira.

\\

TIPOS Y COSTUMBRES.

EL CALESERO.

I.

pueblos es como la vida de los Edividiios (|iie constituyen sus moradores. Tienen su perodos de gestacin, de dc^arrollo. de virilidad, pero no llegan con la edad madura, al aniquilamiento y la muerte, como los miiltiples seres de la creacin, menos que sus vicios y desaciertos los empujen la decadencia, que es su muei'te material y su muerte nioj"al. La Habana de hoy no es la Habana de ayer. Ha crecido, y se ha transformado. El |)rogreso lo ha invadido todo; todo lo ha trastornado, subvertido, modificado, siguiendo esa ley ineludible C[ue lleva los rios al mar y no los vuelve nunca su cauce. Cuando las nun-aUas hacan de la Habana dos poblaciones, dividiendo con bastiones de canto y granito la ciudad vieja, que era la ciudad del comercio, de la \ida, del movimiento, de la riqueza, y la ciudad nueva, residencia por lo comim de las clases menos acomodadas, y en cuyos su))url)ios, que se llamaban el Manglar, Jess Mara y el Horcn, vivan las (ue en la moderna jerga poltica se denominan hoy Jfimas capas sociales; cuando la .Vlameda del Prado se extenda sin interrupcin desde la Punta hasta el Arsenal, dando sombra de dia con su arbolado los ({ue hacan ese forzoso trnsito en las horas en que el sol alumbra y quema, y sombra de noche para que se deslizasen las aves de mal agero: entonces, la famosa Pila de la India, era, como la estatua de Fernando YH en la Plaza de Armas, uno de los ms bellos adornos de esta culta capital. La matrona de piedra que simboliza la fertilidad de Cuba, jxMlestal digno de

La vida de

los

105

TIPOS Y COSTUMBRKS.

y tanto llamaba la atencin entre los monnmentos de Cuba, que no hay ])eridic() ilustrado de hace cuarenta aos, que no registre en sus colunmas semejante \'ista, adicionada con un trozo de las veijas del Campo de Marte. Como si no uese bastante la popularidad del |)eri(lico y el li))ro, la Pila de la India aj^areci tambin sirviendo de adorno la Aajilla. Un industrial ingles llev el dil:)njo su patria, hizo competencia con l poco tiempo despus al de las corridas de toros, la sazn en l)ooa. Flatos, tazas, jarrones, jofainas, y otra nmltitud de olyetos de loza, de nombres fciles y difciles de citar, presentaron en tinta azul y en tinta roja, en su fondo en sus costados, esa famosa vista. Pero ni un slo gral)ado de los mmierosos que he visto, ni un slo objeto de loza de los que contenan la Pila de la India como principal adorno, careca de un detalle esencialsimo, que ms que accesorio, pareca ])arte principal del cuadro: un quiirin volante, en el que se recostaban, con la gracia que es innata las cul)anas y la indolencia f|ue produce este clima ardoroso, tres mujeres, que yo llamara ngeles, si me fuera fcil ])robar que los ngeles dejan sus etreasla

mejor fuente de

la Hal)aiia,

eva de tal

modo

notal)le,

regiones para ])oblar el suelo. Meditando sobre esa vista, (|ue realmente era bonita, me ha ocurrido siempre quisieron los artistas presentar realmente en ella la Pila de la la misma duda India, fu su intento dar una idea del elegante carruaje que tena el envidiable pi'ivilegio de servir de asiento cmodo para paseos y visitas las encantadoras:

cubanas? En ese caso, la histrica fuente, las palmas ya destruidas y el Campo de Marte, hoy campo de Mercurio, eran los accesorios; y lo principal, lo notable,lo so1)resaliente era el quitrin.

11.

El quitrin, la rolante, es el cai'ruaje primitivo de esta tierra. He leido y reledo multitud de historias y crnicas, buscando su origen, y ninguna me lo ha dado. Querr esto decir que pertenece, como el hongo, la familia de las plantas que se dan espontneamente? Ridicula presuncin, que rechazo! La volante^ el quitrin, es ]>uramente cubana? Si se considera el servicio que ha prestado en el pas; su comodidad para los paseos y viajes; su forma especial, tan distinta de los dems medios de locomocin usados en otras tierras, creerase (jue era hijo natural de Cul)a, donde se busca el dulce descanso como compensacin de la atiga y de las molestias que causa el sol ardoroso denuestro clima.

con voz campanuda, ({ue los i)rimitivos hal)itantes de la Habana vinieron de Cdiz, y pocos ignoran (jue la (xdesa gaditana es de parecida forma al quitrin culmino, aunque, desde luego no hay punto de comparacin, en lo que toca las comodidades que proporcionan, entre el vehculo andaluz y el carruaje de Cu))a. Uno y otro tienen una l)ro)iedad indiscutil^le; la de servir como ninguno para que la mujer en l reclinada ostente sus gracias y encantos en toda su plenitud.Sal)ido es,

y

as lo dice la Historia

106

TIPOS Y COSTUMBRES.

bardos espafioles, el poeta discreta preseiitacioii del quitrin en estos versos:Eljtopularlos

ms

de

Zorrilla,

ha hecho una

El quitrin lleva siempre en su testero tres seoras, en traje tan lijerocual las flores que adornan su tocado,

no cabe en (juitrin francs sombrero. Va expuesta de las tres la ms graciosa, la que llaman la rosa., que es punto de aquel tringulo hechicero.])ues