tijuana crimen y olvido l.humberto crosthwaite.pdf

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las pasen como por encima de las fronteras y las aduanas y ateTricen en todos los campos.

'licente Huidobro

mimero nueve de la colcccion

ui..J.U\...-0-\..l~~ por

Es una edicion de cambios que la

en 2010, por lo que csta deber8. considerarse la version definitiva.

I~] autor es miembro del Sistema Nacional de Creadores 3)

Rocio Romero

Sisterna Nacion:oJ

\.......!.L.ll.il\ . ..-il y volumen 9)

© Luis £-Iumberto

ISBN-13: 978-1479387786 ISBN-1 0: 1479387789

2010,2012.

Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

1. I\fagda Gilbert 2. Entrevistas ................................. 1

1 ' '::>

0 1 -\ ; '\J . d-~ ,'1 (~'()QC"\ ~..., j,Juan~'1.ntoruo 1nen lvll \L :J; ................. . lL:

4 I'. l ., f'J0Qc- 1);: L "CiC7\ . '-~nmenyov1ao \~J.:J, 'cY;-l'Ju;; ............. .

5. Notas varias ................................ 259

6. Cronologia ................................. 273

7 n que perdi (201 0) .......................... 279

Epilogo ........................................ 289

.\ d . . "'~9 Hgra eom1entos ................................. . )L'

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2 suerte cen1za,

1 see i'J!:Y heart is black.

Prefacio

Ivfagda guardaba una pistola bajo la almohada. Ella se habia

acostumbrado a dornur con el grueso bulto debajo de la almo­

hada y no sabemos cuanto tiempo habria mantenido esa cos­

tumbre si no hubiera conocido a Juan.

Esta es la bistoria personal de Magda Gilbert y Juan

nio Mendfvil, ambos periodistas radicados en la zona fronteriza

formada por Tijuana y el Condado de San Diego. Tambit§:n es 1a

bistoria de Fabian Flores Alvarez, quien fuera novio de Magda

y duefio de la pistola.

En el momento en que escribo estas lineas lo unjco que se

sabe con exactitud es que Fabian fue asesii'1ado en las primeras

horas del 22 de marzo de 2001. Es el prop6sito de este libro

analizar las circunstancias de su homicidio y la posible conexi6n

de este hecho con la desaparici6n de los periodistas cuatro afios

despues.

No se sabe su paradero, si se encuentran con v-ida, si fueron

victimas de un secuestro o si, como argumentan algunos, viven

felices en una playa de las costas del Pacifico. Las dudas gene­

radas por la investigaci6n policiaca, asi como mis propios des­

cubrimientos me motivaron a escribir el presente documento.

La imenci6n es elemental pero de v-ital importancia: esdarecer

un misterio.

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un prine1p10 supe que habria muchas maneras de

al tema. Podria ser este un tratado de rigor perio­

basado exclusivameme en los hechos; pero creo que asi

el relato queclar{a inconcluso, dadas las muchas incognitas. Con­

trario a lo que se esperaria, la desaparicion de los periodistas no

se ha investigado lo suficiente; las autoridades mexicanas actua­

ron con su habitual desinteres. El 1\iinisterio Publico de Baja

California, acostumbrado a no resolver ciertos tipos de crime­

nes, prefirio arcbvar los casos y no desperdiciar horas/hombre

en lo que considera pueriles investigaciones.

desaparicion de Juan Antonio Mendivil ocupo un mayor

espacio en la prensa. Se trataba de un conocido periodista, 'lin­

Clllado a uno de los diarios estadounidenses de mayor circuJacion

en California, The San Diego Tnbune. La publicacion se distribuye

aun en el fronterizo Condado de San Diego, compuesto por die­

ciocho ciudades y un aglomerado de comunidades rurales.

El 17ibune dedico amplios espacios noticiosos tanto a la de­

saparicion del columnista como a la creciente ola de violencia

en la frontera norte de Mexico ( concentrandose en la ciudad de

Tijuana, por ser la mas proxima); asimismo, se rucieron especu­

laciones en paginas editoriales que trataban con su habitual

desden a la impericia de la polida bajacaliforniana. En el punto

algido de la discusion pareda que el suceso tendria matices de

escandalo intemacional; pero como no bubo un cad2.ver y nun­

ca se descarto la posibilidad de que Juan y Magda simplemente

huyeron a un paraiso tropical, donde disfrutaban de una pro­

longada luna de miel, los editores decidieron seguir con sus

rutinas y no con la noticia. Es includable que hubiera causado

resquemor generar un escandalo en la prensa y luego ver que Magda y Juan regresaban felices.

]VIientras tanto, en Tijuana se babrfa alg{m tipo l 1 ~ 1

resp-~esta por pane oe los colegas oe l::',lia era reponera y

formo parte de la fuente polidaca de un conocido diario local,

cubriendo notas de diversa indole, incluyendo crfmenes \" se­

cuestros vinculados al narcomifico. La noricia se clio a conocer

como un acontecliniemo mas en una serie notas

madas por "La Redaccion", y los editoriales

ron de mencionar la desaparicion de la reportera, obsesionados,

como suelen estar, con temas politicos de corte alcance.

prominente diario capitalino, en cambio, publico un

articulo escrito por el autor sinaloense Elmer I'viendoza, donde

rd1exionaba sobre los peligros de ejercer el periodismo en l'vfe­

xico y bacia una referencia pasajera al caso de Magda. En el

pice tono desenfadado de Mendoza, senalaba los riesgos que

corren los periodistas que reportan las notas policiacas:

Dentro de los agudos problemas del gremio periodistico ( ... ) existe una linea imaginaria, que el periodista puede cruzar sin darse cuenta. Una vez que lo ha hecho, ya no las tiene todas consigo. Esta reflexi6n no es sobre un cliche, sino sobre una region que ha perdido a muchos periodistas, donde la violen­cia es cotidiana.

En mi opinion, es evidente que Magda y Juan no estan disfrutan­

do de una luna de miel, como decidieron las autoridades mexica­

nas para cerrar el expedieme y como sus amigos quisieran creer

par~ evitar la pena de enfrentarse a su desaparicion. Mi investiga­

cion empezo cuando tuve acceso a documentos privados de

Magda: un cuademo; las cartas dirigidas a un ex nmio y sus

apuntes tanto periodisticos como personales.

Uno supondria que estos documentos estarian en poder del

IYl:inisterio Publico, que serian parte de un cumulo de pruebas

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tos

su

recen

y al mismo

en proceso; pero esos documen­

en casa de Magda cuando yo entre a

me abri6 la puerta de la red-

de la senora nj un solo agente

en su casa para realizar las mas

v Jas notas, el caso fue aclaran­

se volvi.6 truculento. Descu­

los protagonjstas, los temo­

con su profesi6n y los riesgos que

y constantes. era una reportera meticulosa

hasta detalles que podrian parecer

experiencias cotidianas, transcribia dialo­

como los que mantenia con Juan Ante­

con otras Dersonas como es el caso del reconoci-'·

con quien converso en vanas

evidentemente admiraba.

encontrados en su habitaci6n ca­

continuidad, sobre todo los que halle en hojas sueltas,

ensamblar la historia a conciencia. no contar

con fechas exactas de los acontecimientos, he seguido la se­

cuenC1a de hechos como lo marca el cuaderno, donde la {mica

cronologia disponible es la senalada por el seguimiento de las

su vez, t1e desarrollado labor de campo entrevistando a

personas que conocieron a l\'Iagda y Jwm en ambos lados de la

induido un grupo cercano de reporteros que cubre la

polidaca en Tijuana. No obstante, la narraci6n se basa

en especulaciones oersonales v cor lo tanto carece de ~ ' l

~1 Al dl·d ;• un tmm r~uaro por a e anta o que me tome crertas

libertades al intentar rellenar los huecos en la narratrva; exclusivamente oeriodistico sino que ten-

''Ue P1 ti·"b8J.O IV) " " ~..{ _ '-'- ~-CL C.- --'-

dria elementos de ficci6n polidaca. F~scribo estas lineas en la ciudad de Tijuana, Baja California,

a casi dos anos

Magda Gilbert y

la Ultima vez que se supo el ps.radero

i\monio :'viendiv-il.

1\iarzo

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·~

pr:imera impresion es la de encontrarse en la redmara de una

nina. Y esto se debe a que Magda habia guardado varios recuer­

dos de infancia: dibujos pegados en la pared, la imagen de un

amigable dinosaurio purpura, recortado de una revista; una pieza

rectangular de madera con la impresi6n de dos peguenas manos y

la frase "Te guiero mucho, papi" escrita con la fina letra de gujen

seguro fue su maestra de preescolar, entre otros detalles. Existen

tambien algunos recuerdos de adolcscencia, retratos de artistas y

cantantes de moda aungue la mayoria de los adornos eran detalles

:infantiles y de colores rosaceos.

La red.mara es parte de la casa de la familia Gilbert, pero

tiene su propio acceso exterior. Emma Gilbert, su prima, co­

menta que fue una cond:icion que ella estipulo para seguir vi­

'riendo en cas a de sus padres. Iv1agda se habia querido i.ndepen­

dizar a los dieciocho aiios, lo cual causo severos problemas

dentro del micleo familiar. Sus padres intentaron impedirselo,

pero la muchacha era obstinada y al final term:inaron ced:iendo a

sus condiciones con tal de que no se marchara.

Ademas de una cama individual y dos libreros atiborrados

de libros y revistas, se aprecia un mueble que sostiene una tele­

vision de 27 pulgadas y alberga una breve colecci6n de peliculas

en formato DVD; junto a este una cajonera y dos bur6s a los

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Jados de la cama. Los muebJes son blancos, incluyendo un

pequefio escritorio que le regalaron a Magda sus papas cuando

salio de secundaria.

Durante muchos afios ese escritorio habia sido su mesa de

trabajo. La mama aseguro que nada se habia cambiado de lugar,

los objetos que estaban encima del escritorio se encontraban

dispuestos en la forma que ella los habia dejado: papeles suel­

tos, cascaras de cacahuate, un vaso de ceramica con ]apices y

plumas, una camara forografica digital sin tarjeta de memoria,

una botella vada de Sprite, una lampara de mesa con el foco

fundido y la computadora portatil marca HP que ella usaba para

redactar sus reportajes y conectarse a Internet.

El escritorio tiene dos cajones dellado izquierdo. AI abrir el

segcmdo cajon, lo unico que contenia era un cuademo negro de

pasta dura y doscientas paginas, marca Universitario. En su

interior abunda informacion de diversa indole, donde se pue­

den encontrar listas de mandado, numeros telefonicos, direc­

ciones, una receta para flan napolitano o fechas de citas con

amigos. Pero lo mas relevante es la informacion personal que

apuntaba Magda en el cuaderno, desde dialogos hasta las expe­

riencias y los sentimientos que marcan la pauta de este relato.

2Cuando empezo a redactarla y por que dejo de hacerlo?

son preguntas que no se pueden responder con facilidad. Daba

la impresion de que habia empezado a escribir por la epoca en

que conocio a Juan Antonio Mendivil, despues de una confe­

rencia en la que el habia participado. Si es asi, podemos situar la

fecha de inicio el jueves 8 de abril del 2004. En el cuaderno se

observa la personalidad compulsiva de Magda. El contenido

esta casi en su totalidad escrito con tinta azul. Es obvio que ella

releia sus apuntes porque hacia correcciones de puntuacion y

erra-::as con boligrafos de color rojo. Las anotaciones al margen

estan escritas con tinta negra, por lo general para agregar algu.na

re±1exion posterior ala escritura. El ordenamiento de ideas no es tan puntual como la

critud con que estan escritas. Hay un desorden general porque

muchos de los apumes eran ocurrencias e ideas sueltas escritas

al garete. Hacia el final, acercandose al ultimo apunte, el conte­

nido refleja el estado de animo de quien escribe, se vuelve cao­

tico y abunda en frases que se repiten obsesivamente. Interca­

lados en e1 desorden se encuentran los siete textos dirigidos a

Fabian Flores, y que, enlo sucesivo, llamare C'artas de despedida.

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descedida .!_

vas a acusar estar influenciada por las telenovelas. Te

esa sonnsa que tanto me gustaba, bur­

apuntes, de lo que pienso, de lo que siento. Has

estado junto a mi como un fantasma burl6n, espiandome, ha­

zan

travesuras. Eres un extra:fio angel de la guarda, cuidando

no me caiga al precipicio, como ese par de ni:fios que cru­

temerosos un puente desvencijado. 2Por que cruzan, no

al fuego ser cautelosos? nino pequefio no mete las manos

que se va a quemar. 2 Sabia yo que me

el incendio que provocarias adentro de nmos

destinado a caer. la imagen, a tu lado yo cruzaba un

··~

Nunca imagine que Juan pasaria la noche conmigo. Una mujcr

no sale de su casa y dice voy a cazar a un hombre, o al menos

yo no soy ese tipo de mujer. Ni modo de imaginarme que voy a

scducir a un cscritor con pcdirle que firmc un libro. Yo no soy

asi. Y mucho menos sin conocerlo. Si fuera el caso no le habria

pedido a Emma que me acompaiiara, ni habria tenido la necesidad

de rogarle para que fuera conmigo. El \ricrnes de la confercncia era

una tarde como cualguier otra, y yo no queria estar sola. Pase por

ella a su trabajo y me la lleve a tomar un cafe.

-Acompaiiame.

-Estis loca, estoy cansada.

Emma es ejecutiva en una agenda de publicidad. Es mi prima

pero tambien es mi mejor amiga. Queria que me acompa:fiara.

soledad me desganaba; yo pasaba demasiado tiempo en mi casa y poco a poco habia decidido dejar esa cueva. Ella misma me habia

dicho muchas veces que ya era hora de salir, que debia reintegrar­

me ala vida, al mundo, y ahora yo usaba ese argumento para con­

vencerla de que fuera conmigo al centro cultural.

explique que en la conferencia participaria un periodista

que queria conocer. Ella me mir6 con cara de prima sospecho­

sa, tratando de adivinar otro motivo.

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-,:: Y qui en es ese periodista?

-Trabaja en San Diego. Tengo mucho tiempo que leo sus

articulos. Y mira, traigo un libra suyo, quiero aprovechar para

que Jo firme. Emma tomo ellibro, lo hojeo sin imeres. Descu­brio la foto del autor en la solapa.

-A]~ esta muy joven.

-Que te pasa, es una foto vieja, mira en que aiio nacio.

- Tiene cuarenta y cinco -dijo despues de una veloz sustra-

ccion-, te lleva diecinueve anos. No la chingues, gliera, es de­masiado viejo para ti.

-Nolo quiero para mi, que te pasa.

-Entonces para que quieres ir -dijo como sino hubiera otra razon para salir mas que conocer galanes.

- Ya te dije, quiero conocerlo, lo respeto como periodista.

-Oh, lo respetas. Pues que respetuosa me saliste -agrego, riendose de mi.

Pinche Emma. Yo tambien me rei pero no claudique, segu­

ra de que mi morivacion era profesional. Por lo menos la con­

vend de que me acompaiiara. De pronto ella tenia la curiosidad

de ver que tanto cambia fisicamente una persona en veinte aiios.

- Va estar gordito, te lo asegum. Y calvo.

mno

No se por que me gusto. Quizas fue por su inteligencia o su

cabelio alborotado.

Quizas por la manera en que se expresaba, como queriendo

convencer al pu.blico de una parte de si mismo que no existia.

Quizas fue porque yo imaginaba que un hombre de su edad

deberia reflejar seguridad en si mismo y no como el, tan fragil y

torpe, con ese tormento que carga en mirada.

Quizas porque lo admiraba como escritor y queria cono­

cerlo, mas alli de unos instantes de charla cuando me firmara

su libra.*

Como un combatiente derrotado y abandonado a su suerte

en el campo de batalla, Juan recogia los documentos con que

intent6 demostrar su autoridad sobre el tema de la conferencia.

En la mesa lo habian acompafiado como ponentes un par de

soci6logos del Colegio de la Frontera Norte, quienes acapara­

ron la mayor parte del tiempo de discusion. Juan no habia teni­

do oportunidad para lucir su conocimiento delante de los ex­

pertos, estaba fuera de su liga no por falta de erudici6n sino por

su incapacidad de participar en un enfrentamiento de ideas. Los

*Nota al margen en tinta negra: "Al menos eso fue lo que yo erda ode lo que me quise convencer al principio".

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tarios

y

penCJa freme a la audiencia,

y basta incluyendo comen­

en cuando, para despertar a los

era clare que no estaba de

"~6~auv \Terse como un nino

la Ll.ane:ra de ser escuchado por un par de

de unos cuantos silencio, dejando que elios siguieran

que parecian haberla ensayado.

dandome codazos, que en el lenguaje . ·c . . " " _.

!JLlllM:o s1gruuca me qrue:ro 1r y para que me cuenta

el tono los que le aburria el tema de la

le pareda pedame.

eclici6n

En los tiempos de la universidad, un profesor me habia pres­

tado un libro con la advertencia de que ca111biaria mi v':ida.

ve:rdad, siempre he dudado de los libros que pretenden cambiar

la vida de sus lectores v de las nersonas que las recomiendan ~ L '

desde La Biblia hasta ]uan Salcador Gaviota y 1!,[ Principito. Se su-

ponia que el profesor habia encontrado "puntos de contacto"

entre lo que yo escribia en mis ensayos y las ideas que el escritor

exponia en su libro. Para mi sorpresa, se trataba de una novela

policiaca, como las que me gustaban, sobre un crimen sin

resolver que habia sucedido en Tijuana hacia finales de los anos

sesenta y que se suponia que estaba basado en hechos reales.

Era una historia truculenta sobre el asesinato de una americana

en la epoca en que Tijuana se ponia a disposici6n de gringos

borrachos.

Para que negarlo, yo era la tipica presumida del grupo, la

primera en levantar la mano cuando el maestro pedia una opi­

nion. Mi actitud me enajenaba de mis companeros, lo cual me

tenia sin cuidado. La verdad es que me escondia detras de una

innecesaria careta de petulancia, cuyo unico fin era esconder el

hecho de que era sumamente bruta. No me caus6mucha gracia

que el profesor opinara sobre esos puntas de contacto. ~A que

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se referia? I'vfe resisti a] argumento de que alguien, quien fuera,

pudiera coincidir conmigo en ideas o cosmovisi6n. * Ni siquiera

disfrute el libro. Es cien:o que la prosa fluia con un agradable

sentido del humor, pero no habia terminado de convencerme la

manera en que concluia el entramado de la historia, con una

especie de interrogatorio policial; ademas, habia cabos sueltos que me molestaban.

El profesor habia dicho que la edicion era dificil de conse­

guir, y que deberia jurar con sangre y ante la tumba de mis

antepasados que se la regresaria antes de que terminara el ciclo

escolar. Fue tanta su alharaca que en ese momento decidi no devolverselo.

Era el semestre final de mi carrera y al profesor le hada

falta calificarme un trabajo. La l"1ltima vez que lo vi me recordo

que le devolviera el libro, me califico un ensayo y quede muy

formal de llevarselo la semana siguiente, sin falta, sabiendo que

estaria de vacaciones con mi familia fuera de la ciudad.

* Nota al margen: "Si, 'cosmovision'; (que otra palabra podria usar una chica que entonces se consideraba una mezcla de sor Juana, Frida Kahlo y Chavela Vargas:l"

: llaves

Tu mejor que nadie, Emma, deberias saber que no me iria

centro cultural hasta que consiguiera lo que buscaba. Es cierto

que la conferencia duro mas de lo deseado y el publico literal­

mente huyo al finalizar la funcion, pero no seas mala, prima,

esperame tantito, 2okey? Ven para que lo conozcas. 2No? En­

tonces no seas latosa, solo sera un momento.

Me acerque al escritor con mi mejor sonrisa y, fingiendo

que me ruborizaba, le mostre ellibro.

-Hace mucho que no veia uno de estos -dijo, alzando las

cejas en actitud de sorpresa. Su rostro aun ret1ejaba el desen­

canto del combatiente derrotado.

-Me gusto lo que dijiste -menti-. De hecho me parecio genial.

Pregunto mi nombre y batall6 para escribir una dedicatoria.

Finalmente garabate6: "Para Magda, agradeciendo su (palabra

tachada) lectura de este antiguo Jibro. JAM".

-No soy bueno para las dedicatorias -se disculp6.

Ya se, otros escritores dicen este tipo de cosas para fingir

humildad y conquistar chavas, pero Juan me pareci6 sincero.

Su confesi6n acentuaba la fragilidad que yo habia notado

desde un principia. Me imagine que si se levantaba de la silla

requeriria un bast6n o de alguien en quien apoyarse. 2 Por que

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en

atTae su

1

1a un hombre rne

era como una se desprenclido en el suelo.

un contemplaba esa hoja, y

Decicli en ese momenta que

Por eso deje que te fueras sola,

era necesar1o

arbol.

no Jo puedo explicar. inoceme y te ofred las llaves

mostre mi

Ja

Volkswagen. tengo que queda:r, ya me conoces,

Se, pero solo .. Foy a cenar con eJ, SO]o eso,

" Noca al margen: "Si no es por esa parte mama que tenemos las mujeres, debe ser por esa parte pendeja que tenemos los seres humanos".

~

cualquiera lo hubiera notado, v vo mismo lo descubri solo - ~ ~

despues de varias visitas a la habitacion de Magda. Habia las

notas necesarias para empezar este libro, y solo deseaba imagi­

narla en su espacio intimo, recostada en la cama, escuchando

musica o en silencio, mirando lo mismo que yo podia observar.

Sentado en la cama y observando la habitacion, me percate

que el acomodo de unos libros llevaba cierta logica, no tenian

un acomodo casual sino que paredan responder a una estra­

tegia determL'l.ada. cliferencia de los otros que se encontraban

en los libreros, seis de ellos paredan estar colocados a

posito en distintas partes del cuarto y todos eran del escritor

mexicano Jose Agustin.

Los libros se hallaban a la misma clistancia, uno de otro,

dispuestos en angulos similares como si fueran espejos que in­

tentaran atrapar el mismo rayo de luz. Su ubicacion era la si­

guiente: en los buros, a los lados de la cama, se encontraban las

novelas Se esta hacienda tarde y Cerca del foego) am bas ocupando el

mismo lugar sobre los muebles; esquina superior derecha en

uno e izquierda en el otro. Ciudades desiertas estaba sobre la tele­

vision. En su escritorio, tambien en la esquina, De peifil. Dos ho­

ras de sol sobre una cajonera y El YfJ' se acerca a su templo encim.a

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de una silla. Si fuera posible guitar todos los objetos y muebles, los libros formarian un hexagono.

Una entrevista posterior con su prima Emma revelo que

1\{agda guardaba un ejemplar de la novela La tumba en la guan­

tera de su carro. Por alguna razon que aun desconozco, Magda

consideraba que su buena suerte dependia de los siete libros de

Jose Agustin. Le habia dicho a Emma que siempre estarian abi,

acomodados en esa posicion. Eran su amuleto, y que jamas sa­caria La tumba de la guantera.

: despedida :

Fabian, 2Por que me cuesta trabajo decirte adios? De que me

sirve tanta lectura y el tiempo que pase en la universidad. Si yo

fuera tan inteligente como varios suponen (o como yo misma

lo creo a menudo) no estaria luchando por olv1darte."

J'v1i plan requiere de un esfuerzo de voluntad. Para olv:idar

no se puede formular una estrategia o un plan de accion como

redactar una nota de periodico. No puedo utilizar recursos de

memorizacion como concentrarme en tus recuerdos o repetir

una vez tras otra lo mismo; tampoco puedo utilizar metodos

inversos, si es que existen: 2desconcentrarme o repetir cada vez

menos? La unica opdon para seguir el camino es quitarte del

centro de la mesa, ponerte en una caja y guardarte en el sotano

de mis pensamientos, donde ya no seas peligroso. En el futuro

extraere esa caja del sotano, le quitare el polvo y la abrire para

pensar en ti con nostalgia. Sere una dulce anciana, querida por

vecinos y parientes. ''Ay, Magda", me dire, "2como fuiste tan pen­

deja, como permitiste que ese muchachito echara sus rakes

adentro de ti, como perdiste el tiempo con un fantasma?"

" Nota al margen: "0 teniendo que escribir estas estupidas cartas para

lograrlo".

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se un neriodista cruza la linea? l

ser una pregunta que atormentaba a Magda. Se

ver en varias partes del cuaderno, en distimas hojas, en

ucLc6 ,_u y en notas garabateadas sin pensar: cruzar la

cruzar la linea, c:ruza:r la linea ... Esa frase, que en Tijuana

atravesar la frontera internacional para ingresar a los

un significado severo para Magda. La

era la division entre los periodistas que estan a salvo y los

morir. Los reporteros no piensan que

el cuello cuando escriben una nota porque

sabe realmente que ofendera al lector. De promo un

'"P''"''""t-"'p inflamatorio no causa resuello y una nota circunstan­

rutina, provoca reacciones Lflesperadas. Segu_n Magda:

un nombre y ya estar al otro lado de la

linea sin saberlo. Cuando rnenos lo esperas se detiene un auto

a ti, unos hombres te obligan a subir y sabes que todo

esta UCl.UlUU

tratan de proteger a su gente y podemos ver

peri6dicos esconden los nombres de quienes re­

notas. De todas maneras se sabe quienes son los

que tratan temas "delicados", estan en la calle a la

publico, no es dificil investigar ellugar donde viven.

son que bacen las preguntas, los gue sufren las con-

secuene1as.

Page 19: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

: despeclida :

Fabian, seria complicado despedirme de ti si fueras un ser Vl­

viente. Esa si seria una calamidad. Porque si no hubieras desa­

parecido, yo de cualquier modo habria tenido que decirte adios.

Me gustaba el peligro, ese era el problema.

Me gustaba sentirte parte de un destino inevitable, mi lado

oscuro; era como fumar: sabes que es una chingadera que a la

larga te hara escupir los pulmones pero mientras tanto lo dis­

frutas: que deleite, que sabrosura.

Me gustaba que mi madre te odiara. Ella aseguraba que yo

acabaria mal, siguiendo contigo, perdiendo mi tiempo "con al­

guien como el".

Ella era un autentico cliche. Pero yo tambien lo era, mucha­

cha rebelde que hada lo contrario a lo que sus papas dedan.

Eso era mi familia, una guerra de cliches.* Lo malo es que ser

un peligro no fue suficiente para despedirme de ti.

El peligro no es como una verruga en la nariz, algo horrible

con lo que no se puede v-i.vi.r. Facilmente me habria despedido de

una verruga, o si tuvieras el rostra desfigurado por un accidente,

o si te faltara un declo, te mordieras las ufias o si tuv-ieras mal

*Nota al margen: "Cambiar el tiempo verbal a 'eso es mi familia', porque muy poco ha cambiado".

34

alien::o. 1:-'oJ peligro era atractivo, seductor, calentaba m1s entra­

fias, me hada sudar. No era como recibir una cachetada o des­

cubn una infidelidad de tu parte, razones de peso para

despedirme de ti, por mas guapo que fueras*. El peligro que­

daba muy abajo en la lista de razones, y lo peor era que yo lo

ponia en la lista de virtudes; no en la de los defectos.

*Nota al margen: "Porque sf eras guapo, pinche Fabian. Muy limpio, per­fumado y bien vestido; besabas y bailabas como ninglin otro. Y tenias una

sonrisa encantadora".

?.t::

Page 20: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

el ori~en de los temores de I'vfagda es necesario

apuntes desperdigados a lo largo de las

se encuentran breves notas que re­

guardia nocturna en el pe­en un horario de siete de la ma­

nana a tres de la tarde (aunque sus jornadas fluctuaban); cada

uno de los reporteros debia cubrir un tiempo adicional en la

ella permaneda en el periodico hasta Jas

22:30 horas, cuando la reemplazaba otro reportero. Realizo esta

experiencias en el cuaderno Universi­

Solorzano, recuerda que Magda un dia

se oresento aiteraaa: "No se veia bien, ya no tenia el humor de

guardias nocturnas la transformaron. Bueno, mas bien

sido un problema personal; el caso es que la ·vi mal y

trabajamos aqui lo notamos. Temiamos que estu-

enferma ... "

v1sta de las circunstancias, Solorzano acepto que Magda

el {mico miembro de su equipo que no cubriera el horario

nocturno.

2,,<

• o-qn;';\;c:l . • b '---Ch'-Llct •

Viernes en la noche, guardia en el periodico. Los demas estan

en sus casas, viendo la television o preparandose para salir a una

cantina. No hay mucho que hacer, esperando la noticia.

templas los escritorios alrededor y tratas de adivinar los habitos

de los reporteros que los utilizan, por las manchas de cafe y el

desorden. En un escritorio lejano esta un disenador muy con­

centrado en su trabajo, es un empleado nuevo. Pobre, nose ima­

gina las desveladas que le esperan, esta es la primera de tantas.

sirvo un cafecito, navego en la red, reviso mis correos, aten­

ta a las voces que surgen de 12, frecuencia policiaca, esperando

nouc1as 1ugosas. ~- . . uc tac, t1c tac. .. Son las 8:30 y nada ha sucedido esta noche. En dos horas me

voy ami casa. Quisiera vera Juan, pero con el nunca se sabe.

Page 21: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

:guardia:

Guardia en el periodico, atenta a la frecuencia policiaca.

El aparato escupe los ruidos de la noche, cuando Tijuana

deja de ser una ciudad como cualquiera y se vuelve una selva,

cuando se apoderan de ella los animales. 1\,fientras los habi­

tantes duermen, la ciudad se transforma. Los polidas recorren

sus calles, encerrados en sus patrullas. Guardianes temerosos,

siguen 6rdenes a veces, la mayor parte del tiempo solo tratan de

sobrevivir. Noles pagan sufiente para arriesgar el pellejo; saben

que participan en una guerra absurda, sin fin ni finalidad. El

narco es quien gana la guerra.

(Quien diablos decide ser polida en lugar de contador o

maestro?

En la Redaccion el aparato me introduce a la Tijuana noc­

turna, la odiosa y vengativa. Los representantes de la ley deam­

bulan en la noche con sus habituales y cripticas claves (12-16,

heridos; 10-51, arma larga; 10-50, arma corta; 10-cincuentazos,

disparos de pistola). Sabemos donde estan las patrullas, sabe­

mos que hacen los polidas, sabemos lo que ellos quieren que

sepamos.

"Unidad 47 solicita refuerzos."

Las voces no siempre son de la polida. A veces son voces

extranas que no se preocupan por claves ni tienen que recurrir

38

?J m~1nual: "Ese mi comandante, lo estamos vigilando. Ya casi le

roca su turno". El turno, la arnenaza, la guadana que cada vez esta mas

cerca. t.Ds criminales se divierten con los polidas. Los imagino

en una casa, echandose unos tragos, igual hablando de futbol o

quejandose del clima. Para pasar el rato, usan la frecuencia poli­

ciaca, ponen musica, mandan saludos, se divienen. De repente

e1 a?arato escupe el estruendo de las canciones sinaloenses,

algun corrido estupido. Se trata de molestar al projimo."'

* Nota al margen: "2C6mo se llama ese corrido? Habla de la valentia de los que son hombres verdaderos. Habla de amenazas contra polidas, ar­mas largas y polvo blanco. Dice algo asi como 'me gano el respeto a bala-

zos'. Ojo: preguntarle a Pablo".

~C)

Page 22: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

1 en 1a '-.-vJ.ulua.

atenta al aparato. Reporte de balazos

polida hace preguntas desde la co-

tlempo se escucharon los balazos? unos cliez minutes.

por fa.

los balazos.

tranquilo, dicen los vecinos. 2Seguimos la

que, se acab6.

40

: tunsta:

Muchas personas que acaban de morir parecen dormidas,

tienen esa serenidad, esa actitud de reposo. Si no fuera por 1a circunstancia en la que se encuentran: en medic de una calle, en

un lote abandonado o sobre una banqueta; si no fuera porque

la posicion de sus cuerpos delata que trataban de huir de un

agresor o porque el parabrisas de su autom6v11 esta heche

afucos, pareciera que estan descansando. Como si el suefio o un

abrupto cansancio los hubiera alcanzado y ellos no hubieran

encontrado otra opci6n que echarse de lado o dejarse caer. Asi

los encontramos. Y si no fuera por la sangre y las visceras que

se asoman, me atreveria a decir que parecen cargados de una

extrafia dulzura; por mas culpable que haya sido un hombre

por sus crimenes, la muerte violenta le devuelve la inocencia.

A veces paso la mano con suavidad por el cabello de los

muertos, como quien intentara despertar a un nino sin asus­

tarlo. Eso quiero hacer, despertarlos, decirles "Ya es hora de

vantarse, dormilones, hora de irse a trabajar".

Pablo se escandaliza.

-Est2s loca. Dejalos en paz.

Procuramos llegar primero que la polida Oo cual no es difi­

cil) para inspeccionar la escena del crimen, tomar fotos al ca-

!11

Page 23: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

&iver antes de que se acumulen los mirones y arrasen con los

casquillos o cualquier prueba que se encuentre alrededor como recuerdito.

No falta quien me diga: "Si quieres te tomo una foto con el

muerto, J'vfagda". Pero no se trata de eso: no soy turista. Sola­mente quiero despertarlos.

42

v1ta...rn1nas

De haber sabido que el escritor pasaria la noche conm1go

hubiera escondido la pistola, pero las circunstancias se dieron

de otra forma. Fabian, 2me creerias si te dijera que nunca ima­

gine a Juan en mi cama? Emma diria lo contrario, pero tuvieron

que pasar una botella de vino y una conversacion sabrosa para

que yo me convenciera de que queria coger con eL Me gustaba

su sonrisa y sus ojos brillantes cuando se emocionaba por lo

que estaba diciendo. Yo me comporte como una Magda ejem­

plar, calladita y risuefia.

Juan tiene una fascinacion por el cine asiatica y me aseguro

que desde hada mucho solo veia actores con ojos rasgados.

Menciono una lista de directores; yo conoda a Kurosawa y solo

algunas de sus peliculas de samurais. De las peliculas que

menciono de \JZ,bng Kar \v'ai yo habia \rlsto In the mood for love;

ambos estabamos convencidos de que era una obra maestra;

Jv.an preferia otra del mismo director, Days of bei1zg wild, que me

platic6 con lujo de detalles.*

Hablamos sobre uno de los actores, Leslie Cheung.

* Nota al margen: "Despues descubri que lo que me cont6 era una ver­sion distorsionada de la pelicula, lo que el mismo inventaba para no con­

fesar que se le habia olvidado".

43

Page 24: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

se

0\'P"T"'"'\t"i:.

-rne pregunt6.

cxistia y de pronto me dices que

s1n pensar oue nuro a un

veinticuatro

mor1r, no chingaderas.

val entia.

es otra cosa.

de Hong

convencido que r, ·1 d ·' racL ecmo pero

t\.T'Te una que se trag6 un frasco de pastillas.

le pas6?

que bombearle el est6mago en el

.uLUL.u.lu de su "rida y todo fue por un hombre.

se con el y tres hijos despues se divorci6. Eso sf, su

sistema inmunol6gico se volvi6 impenetrable con tanta vitami-

nay nunca ha una gnpe, que yo sepa.

;\ le pareci6 divertida la anecdota; a mf me sigue pare-

L.lCuuu deprimente. Luego hice una pregunta idiota:

mia.

te matarias?

la primera ocasi6n que ce­

tantas que se sorprendia con una pre-

una forma engafiosa.

-(C6mo?

que pasaran los afios.

-(Y?

o temprano me moriria, ser.fa un suicidio lento y

tormoso.

-Eso no es un stucidio.

Cheung se encontraba en el apice de su carrera, una

las estrellas mas queridas de Asia. El amor de millones de

44

personas no tue suficiente para salvarlo. lo imagino en la

cornisa del piso veinticuatro. I-labra hecho viento y

arriba. El no sentia porque debia cumplir una misi6n. Adios,

rnundo crueL Seguro dej6 una gran mancha en el asfalw. se

acab6.

45

Page 25: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

: pistola:

Esd.bamos en pleno agasajo sobre la cama cuando Juan se clio

cuenta de que yo guardaba una pistola bajo la almohada. Se so­

bresalto y me piclio que encencliera la luz. Torno la pistola y la

observe) en silencio. Me parecio como un nino fascinado por

un regalo que acaba de abrir, no me hubiera sorprenclido que clijera "guaaaauuuu".

-De veras que eres una chica interesante -dijo.

Me molcstaba que alguicn hubicra descubierto rru secreto. Juan tocaba un objeto que era mio como ningun otro, representa-

ba una herida profunda, un pasado, una interrogante; era Fabian

convcrtido en metal. Juan ya me habia quitado la blusa y el brasier,

ya habia tocado mis pechos ... (mi cuerpo podia ser suyo pero la

pistola no). Iv1e maldije por no haberla guardado en otro lugar.

Quise quitarsela, arrebatarla pero no pudc, trate de explicarle:

-Noes lo que ru crees.

-Detras de toda arma hay una historia, cuentame la tuya

-clijo Juan, sus ojos esplenclidos y luminosos.

-Noes tan interesante como te imaginas.

Me entrego la pistola y la guarde en el cajon del buro. Me

miraba como si tratara de leer una novela policiaca en mi ros­

tro. Le hable de Fabian, le clije lo que sabia. Fue una noche de

confesiones tambien: Juan me como todo acerca del olvido.

46

2cuando se cruza la linea? Es una pregunta que al parecer Magda

le quiso hacer a Samuel Ordonez. Sin detallar, documenta en el

cuaderno los encuentros con el perioclista. Para ella, el era u..na

t1o-ura monumental, un viejo oraculo imprescinclible. En varias b

ocasiones lo fue a visitar con cualquier excusa pero cuatro de

estos encuentros resultan relevantes para esta investigacion. Fue­

ron reuniones breves en los dias que ella sabia que el estaria

menos ocupado, despues de cerrar la edicion. Don Samuel la

recibia con agrado e inevitablemente, antes de despedirse, le

preguntaba cuando se iria a trabajar para el.

2Era una propuesta de trabajo o un gesto de cortesia?

Magda acababa de salir de la universidad cuando lo conocio

("antes de su fallecimiento, en la escuela los maestros hablaban

de el con desden o para criticarlo; ahora es clistinto, por su­

puesto"). Habia aceptado hacer trabajo social en un cliario. Una

de sus primeras tareas fue entrevistar al perioclista. Le clisgus­

taba no ganar dinero porque significaba depender un poco mas

de sus padres, pero le habian clicho que era la unica manera de

poder empezar a trabajar ahi.

Estaba emocionada por conocer a Ordonez y habia dedi­

cado varias horas a prepararse para la entrevista. Queria realizar

47

Page 26: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

1.1n No fue basta despues

conversar con el ucuuu1:, que la habian usado

con la que el diario mos­

sus mas odiados rivales.

habia criticado en nume­

periodistas que mostraban una agenda

su

su

rosas

no se salvaba de las acusaciones,

al gobernante en turno".

interesado en entrevistar a Ordo­

del atentado de 1997.

arriba al semanario entendi6 la magnitud

simple vista, frente al ediflcio, habia cuatro hom­

con fusiles de asalto, mismos que la observaron

de su Volkswagen. Adentro reinaba la

una sonriente recepcionista, custodiada por

periodista se encontraba al interior

llegar a ella tuvo que dejar su mod,illa y

el escrutirjo otros hombres.

mano y la

RECORD.

p1e para recibirla, la salud6 de

a sentarse en un sill6n. Magda coloc6 su gra­

ambos, y presion6 los botones PLAY y

despues, el periodista sac6 su propia graba-

e hizo lo mismo.

guste -dijo.

se sintio tome v la situacion entera le oareci6 .1.. "" .i

ridicula.

-Es un error --dijo, tratando de esconder una mueca de

fastidio.

un error?

no deberia estar haciendo esta entrevista. Ten-

48

o-o ·poco que sali de la escuela v b - ~

es apenas la tercera nota en

la que trabajo para el peri6dico. La primera - -

entrevistar a

barrenderos nmnjcipales, la segunda fue preguntarle a la gente

Jo que pensaba del dinero que gastan los partidos en sus carrt­

pafias. ;Y ninguna de esas notas aparecieron firmadas con

nombre, yo solo recabe la informacion!

eso la hace sentir que no esta calificada para hacer una

enrrevista? -Podria aventarme, pero no le veo caso. Prefiero regresar a

entrevistarlo en unos tres afios.

Ambos apagaron sus grabadoras.

-No es una cuesti6n de tiempo sino de

en esos tres a£1os --dijo el periodista.

-Espero seguir hacienda esto.

que usted haga

-Yo estoy seguro de que si -agreg6 don Samuel mientras se

levantaba para despedirse-. Yo apuesto que en tres afios estara

lista para lo que sea. Hasta podria invitarla a trabajar conmigo.

49

Page 27: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

La segunda ocasion que .l'v1agda visito a Ordonez habian pasado

dos meses desde el primer encuentro. Le pidi6 disculpas y le

inform6 que habia renunciado a su empleo. Estaba segura que

su editor la us6 para faltarle al respeto y por ello se sentia pro­

fundamente apenada.

-Esperaban que lo entrevistara y que escribiera alguna

torpeza y 2sabe que hubieran hecho con la entrevista?

-No tengo idea.

-La hubieran tirado a la basura porque yo no tengo nada

malo que escribir de usted.

-Me da gusto -dijo el periodista, sonriendo.

-Queria reiterarle que deseo continuar en esto, no lo voy a

dejar.

-Nose olvide que la espero en tres anos.

50

: pistache:

Magda sorprende a Juan con un comcntario:*

-La memoria es como un cuaderno que hojeas en busca de

recuerdos. Te sorprende que algunas paginas se han vuelto a­

marillentas: es el paso del tiempo. Yo crco que lo que tU haces

es arrancar las hojas incomodas. Por eso ohridas.

Para el cualquier discusi6n era una fogata que debia cuidar­

se para que no se apagara: Juan arroja trozos de lena como

combustible: -Si la memoria es un cuaderno -comenta-, 2por que no

puedes abrirlo en la pagina uno?

-No entiendo la pregunta.

-2Cual es tu recuerdo mas antiguo? -pregunta Juan.

-Dejame ver ... Podria ser una vez que me cai.

-2De nina?

-Si.

-2 Y que edad tenias?

-Nose ... Unos tres anos.

-Esa no es la pagina uno del cuaderno.

* En varias ocasiones Magda recurre a la tercera persona para hablar de si misma. La intencion era quizas distanciarse de lo que narraba. [N. del A.]

51

Page 28: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

.--:Tienes no es como un cuaderno, fue una

Es como una caja llena de fotografias. Quieres

y bus cas en la caja; rev'".isas, escoges ... esta

encuentras el recuerdo exacto.

encuentras --.-rJice Juan.

Es como cuando te preguntan cual era el sabor

tu abuelita y no te puedes acordar. Sabes

anos la viste comer helado pero no recuerdas

no era limon, sabes que no era chocolate.

de la circunstancia: una visita al parque (un dia sin

porque la abue jamas queria salir de su la casa,

elllCl.ctUL

o viendo la tele). Pero (que sabor era

que corni6 en el parque? Buscas y buscas en la caja ...

no encuentras el recuerdo -agrega Juan-, quizas ya no

para mi es el olvido.

como algo definitive; yo no qu.iero creer

no esta en la caja. Meto las manos y sigo

me conformo con olvidar. Porque clasifique

esa toto como "no importante" y le eche muchas otras enci.ma,

como el rerrato de una amiguita de la primaria, o la foto de los

esa amiguita. Estabamos en segundo ano y me da-

mucha env:idia sus zapatos de charol. N adie mas llevaba

charol a la escuela. 2 Por que crees que me acuerdo

esa pendejada y no me acuerdo del sabor del helado?

fueron importames esos zapatos, porque los que­

quizas sentiste envidia por primera vez.

52

cierto -admite T\Iagda-, los recuerdos se clasifican oor el

impacto que causa la experiencia.

-Cuenrame.

eso me acuerdo de la caida.

Magda iJuminada continua: una fiesta de cumplea1l.os. Mi mama habia invitado a

las hijas de la vecina y a familiares. Por ahi andaba Emma, me

acuerdo perfectamente, te puedo decir el color de su vestido.

-(Zapatos de charol? -No, pero su vestido y el mio eran parecidos. Muy infanti-

les, con holanes y mm1os; verde limon, el mio; rosa, el de ella:

mi. tia lo habia comprado en la misma tienda que mi mam2,.

Recuerdo la fiesta, el pastel, la gelatina, la pinata con forma de

princesa. Y recuerdo que est9.bamos corriendo de un lado para

otto, jugando, cuando de pronto me cai de bruces sobre el ce­

menta. Me ardian muchisimo las rodillas y empece a llorar, al

principio de dolor y luego de coraje porque mi mama no Ue-

gaba para ayudarme. -De nuevo, te acuerdas de ello por el impacto.

-Si, que divertida es la memoria. -2 Y sicvieron helado en esa fiesta? -No podia faltar la nieve

con el pastel.

-Y 2de que sabor era?

-(La nieve?

-Si.

-iDe pistache!

-Que rico.

Magda de nuevo iluminada: -No. De pistache era el sabor del helado que cornia m1

abuelita. Me acorde.

-Que bien.

53

Page 29: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

- Y tti sa bias que lo recordaria.

-c:Yo como iba a saberlo?

Magda sonriente, altiva:

-Me ayudaste a buscar entre el manton de fotogratlas; no

metiste las manos a la caja pero me ensenaste a buscar.

- Te juro que no era mi intencion.

-Ahora sigo yo.

-c:De que?

- Te voy a to mar de la mano, te voy a ensenar a bus car las

fotografias. Te ayudare a recuperar lo que has olvidado.

observa la sonrisa de satisfacci6n en el rostro de la

muchacha mientras deja que la fogata lentamente se apague.

54

: despedida :

Fabian, para despedirme de ti habria necesitado mucha madurez.

Sentia que brillabas, que emanabas luz propia y me gustaba es­

cucharte hablar; tenias opinion de todo lo que sucedia alre­

dedor. No eras el tipico hombre de tres temas: deportes, autos

y trabajo; eras inteligeme, atractivo y poseias un don para con­

vencerme de lo que fuera. No me dejarias partir.

- Vengo a despedirme -te habria dicho.

-(A d6nde vas?

- Voy a dejarte.

-c:Dejarme d6nde?

-Dejarte para siempre.

-c:Asi nomas?

-Pues c:de que otra forma?

-Esta bien, dime c:por que te vas?

Pensativa, en silencio, estaria tratando de hallar una res-

puesta.

c:Porque eres un peligro? Te habrias reido de mi.

c:Porque mi mama te odia? Yo me habria reido de mi.

c:Porque tengo miedo, porque todo indica que valemos

madre, porque tarde o temprano te van a matar o nos van a

matar juntos?

-c:Quienes nos van a matar? -habrias preguntado.

55

Page 30: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Sl

am or

11.0)

$11, I "'1 (.'()!'~ ~.,_

'~S-\-Qo ~!<'<(;;

}uS0 b'5·t) ... N(A3 · {\l'f!..i•

.-..,.\'"'>'>.0<>-f<~, .

ti, despedirme de ese rudo

pendeja habria contestado que

era imposible separarme de ti: tequiero teadoro amor-

me

ahora no estas frente a nu, tus replicas ni argumemos. Puedo hacer

un peligro y todavia lo sigues siendo.

56

desDerlida -'-

Porque ya no estas en este mundo, solo en mi cabeza.

Porque te mataron los que matan, ellos; te desaparecieron

los que desaparecen, ellos.

Porque te he gu.ardado tres aiios en la ,>Jtrina de mi memo­

ria como si fueras un muiieco de porcelana, fragil y triste.

porque qmero recomenzar.

Porque hay alguien en mi v-ida .

... V(.:Vf',...>

e.t""<\,o)f.f2~· h'•"!..0r<- N~~s: ;, t...v'S;?,>.Je..~ 'OJ

W\.-tWo CON'$>tR..v~l:;:. •Jp.J A y:A/.2-T;R

vlvi,-Q

i'jO /Vi.

Porque necesito las atenciones de un ser viviente.

Porque necesito del tacto ajeno, la suavidad de una piel di­

ferente a la m{a.

Porque necesito palabras amorosas susurradas en mi oreja y

quizas una lengua que la acaricie despues de decirlas.

Porque ya no existes, chingada madre.

-Fabian, he decidido olvidarme de ti.

57

Page 31: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

: olvido:

(A que se refiere Juan con la palabra olvido?

Me explico que el olvido era como estar en una playa cuya

marea esta subiendo. De esa misma playa podia decir que hace

muchos anos las olas estaban lejos, en la distancia, y podia dis­

frutar su belleza. Los hombres vivos se mantienen lejos del ol­

vido, saben retirarse a tiempo; pero el habia permanecido in­

movil, como lo hacen los muertos, mientras las olas seguian

aproximandose. La creciente marea era el olvido que lenta­

mente se apoderaba de el.

Juan aseguraba que el mar terminaria pot cubrirlo y que a

partir de ese momento no tendria un solo recuerdo. No solo

desaparecerian de su memoria experiencias lejanas sino tambien

las inmediatas, olvidaria incluso quien era el mismo. Y entonces

estaria solo.

1v1ientras ella deseaba olvidar,* ellograba hacerlo sin inten­

tarlo. Sus vivencias desaparedan, dejando atras una estela de

vado; tarde o temprano la olvidaria tambien a eUa.

-(Cual es tu recuerdo mas antiguo? -pregunto Magda.

* Nuevamente, refiriendose a si misma en tercera persona. [N. del A.]

58

No se rascaba la cabeza, no intemaba buscar esa lejana me­

moria. Lo habia hecho ya muchas veces y sabia que el resultado

era una mezcla de confusi6n y oscuridad. Recordar se habia

vuelto un verbo inutil: su infancia, adolescencia, su epoca de

estudiante, sus primores amores ... poco a poco la marea subia y

lo iba perdiendo todo. Tarde o temprano tambien la perderia a

Sin embargo, el saberse efimera en la vida de una persona

e.:::citaba. Cuando conoces a un hombre que te gusta, se deda, y

luego descubres que hay quimica y que no es un tarado, quieres

quedarte con el para siempre. Juan era el hombre con el que ella

deseaba quedarse."' Le llamaba la atenci6n su dulzura, su ma­

dura inmadurez, la manera en que la escuchaba y respetaba sus

opiniones. A menudo sentia que no habia conocido a nadie co­

mo el, pero su lado racional le recordaba que ya habia sentido

con otros hombres esa sensacion de primera vez. Para ella el

enamoramiento era sentir una y otra vez la primera ocasi6n,

olvidar y empezar desde cero.

* Nota al margen: "Es el hombre con el que deseo quedarme, es el hom­

bre con el que deseo quedarme, es el hombre con el que ... "

59

Page 32: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

SC PROPIO

a los hombres de su edad, los de su trabaJO,

la escuela. Invariablemente, en cuanto la

Jevantaban la guardia, ponfan Jos punos en

dedan PROHIBIDO ENT'r0\R, PASE BAJO

Cl'lDiiDO CO~ EL PERRO, ::\0 EST/\CI0:\:1\RSE ...

al estar en guardia esos hombres le paredan pedantes. No 1 l / 1 ur1a respuesta certera, toao o convert1an en oroma.

amor porque se volvian unos ninos cuyo

era correr a esconderse tras la falda de sus ma­

segun :ivfagda, deberia estar formada por

que podian caminar en silendo a traves de un

ligera brisa de la tarde los haria juntarse. Si

comenzaba una llovizna el hombre no diria que no a sentarse

con ella en el cesped o en una humeda banca del parque. No

necesidad levantar la guardia, no habia punos sino

manos abiertas que empezaban a mojarse per la lluvia. Suponer

la olvidaria le pareda emocionante. Ella tendria que

causar un impacto que su cerebro la admitiera como su

recuerdo, Ja Ultima fotografia de esa caja que es la

marea

seria para el cuando Ia caja se quedara vada, cuando

cubriera ocr completo? Plla deseaba saberlo. Queria

60

estaf a su lade cuando sucediera, conocer esa zozobra, observar

e1 rostro de un hombre encobijado por el olvido, eswdiar su

mirada, hallar la manera de prolongar ese ultimo recuerdo.

Corno el cuento de Poe en que los personajes desean ret:rasar el

instante de la muerte para capturar sus misterios: asi trataria ella

de sostenerlo y mantenerse en ese recuerdo final.

61

Page 33: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

r ("' : totograna :

-c:Quien le clio la foto? -pregunt6 Samuel Ordonez.

-No se, la halle bajo wj puerta, en un sobre manila.

-c:Quien cree que se la clio?

-Un tio de Fabian.

ver, expligueme.

-Creo que fue su tio, un polida americana. -Que se llama ...

-Nose. Fabian le decia Tio Efe.

-,;Como aue edad tenia el tio? - l

-Es una nersona mavor. ,;Lo conoce? .l .I '-

-( Y por que cree que le clio la foto?

-El me clio la pistola.

-(La pistola de su novio?

-Sl. Me la entreg6 en una caja, me la clio en el funeral de

Fabian. Yo estaba muy mal, triste, desconcertada, ni siquiera

pense en ello. La caja estuvo semanas en mi carro sin que yo la abriera.

-c:No le clijo algo cuando se la clio?

-J\1e clijo "es un recuerdo para ti".

Yo lo conoda porque venia seguido a Tijuana. Visitaba a

Fabian, paseabamos con el, ibamos a comer. El senor pagaba

todo. No me pareda una persona de confianza. Por las noches

62

se iban juntos, nunca supe lo que hadan, pero parece que

bian le ay·udaba con algunos asuntos. Despues trah mucho

dinero. J\iagda se detuvo de promo. Le incomodaba el recuer­

do. Hubiera preferido cambiar de tema o despedirse y salir a la

calle. Necesitaba aire, silencio; queria estar sola. Pero se recn­

per6. Como muchas veces lo hada en su trabajo despues de un

dia pesado, dio -v'Uelta ala pagina y continuo:

-Cuando abri la caja reconoci esa pistola ...

Ordonez, en silencio, ordenaba sus ideas. Magda adivin6 su

pensam1ento.

-( U sted conoce al tio de Fabian?

-Recuerdo que habia un I'v1b:icoamericano que durante mu-

chos afios fue enlace entre la polida de aqui y la de alla. La rela­

ci6n entre las corporaciones era espinosa en aquella epoca, tan­

to los americanos como los mexicanos guardaban con recelo los

datos extraidos de sus investigaciones, ademas que desconfiaban

mucho unos de otros, habia demasiadas colas que pisar en am­

bos lados de la frontera. Le llamaban el Comandante Efe. La

polida mexicana lo consentia mucho, seguramente le daban su

bonificaci6n semanal. En tl.n ... c:por que cree que le clio la foto?

-Es una persona extrana, actUa como si fuera parte de una

conspiraci6n permanente, ocultando sus motivaciones hasta de

lo mas simple. c:Que vas hacer manana, tio? Se ponia el declo

indice en los labios: eso no se pregunta. Hablaba de su juven­

tud, presumia de haber sido despiadado, que extrafiaba los tiem­

pos en que a la polida no se le juzgaba por sus metodos sino

por los resultados. Queria impresionarme. Me pregunt6 si yo

seria capaz de matar a alguien, me dijo que incluso las personas

mas puras eran capaces de crueldad extrema, que me podia

imaginar con las manos llenas de sangre, sin remorclimiento.

63

Page 34: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

con tu mente

anos

placer .. For eso m.e clio la pistola,

la foto. Sigue jugando conmjgo dos

anecdotas Coman dame pero

menC1ona me su car:icter. Si es el mismo que usted

un personaje interesante.

tro esta

es.

del tio? interesamemente enfermo ... 2 Y cual cree

v clio con el asesino de Fabian. Es una mateS.

no se sorprendi6, esboz6 una leve sonrisa.

cualquiera, se la pudo dejar un vecino. El ros­

podria ser uno de muchos individuos. pensar que este hombre es un asesino?

un presentimiento. Y usted puede confirmarlo si sabe

no puedo confirmar nada.

no?

-Quiero saber una cosa, don Samuel: si usted conoce a ese

un asesino? que sabe de el, c:seria capaz de asesinar a Fabian?

periodista la contemplaba, le veia los ojos, la estudiaba. rompi6 el silencio con una somisa.

que le sirve saberlo? El hecho que yo piense o sepa

un hombre es capaz de matar a otro es irrelevame porque no

confirmaria si en efecto mateS a su novio. Mejor quitese esa idea cabeza.

64

: reg:resion :

Magda odia los silencios.

-Para mi silencio significa esas ocasiones en que mj papa y

rni mama se pelean y dejan de hablarse. Ahi esta la familia ente­

ra, ellos, mi hermano y yo, sin saber que decir. Y mi mama esta

lamentandose y mi papa esta encabronado, y una quisiera pen­

sar en una palabra que decir, pero no hay nada, solo silencio.

Magda rellena los espacios de silencio con la diligencia con que

un aprendiz de odont6logo llenaria las cavidades dentales. Abre

las compuertas y escapa un torrente de ideas que muchas veces

ni ella misma logra controlar. /\.dvierte en su cuerpo un placer

estimulante al escucharse. I\1uestra ese placer en su rostro, en el

color que le sube ala cara y la energia que la llena cuando pien­

sa que esta expresando un argumento ingenioso. Se defiende

del silencio, entabla con el una guerra sin tregua. Le encanta

que el escritor no compita con ella, que alimente a esa bestia

que necesita escapar de su encierro, cuestionando sus argu­

mentos, provocandolos y luego quedandose callado. Juan abre

la puerta, aceita las bisagras, la deja perderse en delirios seman­

ticos, conclusiones dispersas y algoritmos misteriosos.

-Los seres humanos estamos condenados a confundir el

amor con el orgasmo.

65

Page 35: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

-,:A que te re:fieres? -pregunta Juan. r- 1 h . 1 1 . J'viagda aclara que no se renere a a umamoao entera smo a

las mujeres, }' corrige luego diciendo que no se trata de las mu­

jeres en general sino de las que ella conoce, las que son de su

edad, sus amigas.

Entre esas ar:.nigas no hay una sola que no se hubiera ena­

morado de su actual novio despues de la primera cogida o el

primer orgasmo, que por lo general no llegaba durante la pri­

mera COf!,-ida, aunque habia excepciones.

-Los hombres se conv".ierten en cachorros, nunca son tan

fr:igiles como cuando se escin vi.niendo. Es una especie de re­

o-resi6n, retornan a su infancia, mas atras h1clusive. b

-Es una hip6tesis interesante -comenta Juan.

Para Magda no era una hip6tesis sino un hecho establecido;

ella funciona con certezas, la incertidumbre es para otro tipo de

mujeres. Y ha sentido en carne propia el arrebato de los orgas­

mos masculinos y los Linguidos restos del macho que se ha ve­

nido arriba, debajo o a un lado de ella. Lo comprobaba con las

conversaciones que mantenia con sus amigas (Sandra, Evelyn,

Rodo, Juana); elias constataban que asi era: orgasmo igual a

amor; novio igual a cachorrito lechero.

-2 Y cuanto tarda el hombre en volver a ser el hombre que

era, el marido indiferente, el proxeneta explotador, el violador

arrebatado? -pregunta Juan.

regresi6n es instantanea y dura unos segundos. Culmi­

na el orgasmo y el marido se levanta a mear, el proxeneta se

guarda la navaja en el bolsillo y el violador se pone a pensar en

la siguiente ·victima.

Magda espera impaciente otra pregunta, sus ojos y sonrisa

se agrandan.

66

-(Sera cuantificable -pregunta Juan-, podra medirse esa

regresi6n org3.smica que mencionas, podran colocarse electro­

dos para localizar hasta que instame se regresa el que se

viniendo? -Yo diria que el hombre se regresa mas de su '-'ida

-res?onde Magda.

-2 Mas alla o mas aci?

-Si, mas aci. -Entonces note refieres a su vida sino a su pre-vida.

-Es primigenio, Juan: los hombres regresan a un tiempo en

que no habia con que cubrirse y estaban expuestos a la natura­

leza. Despues de un orgasmo, alg .. mos hombres lloran en mis

brazos como nifios. No habia problema con disertar sobre la evoluci6n o invo-

luci6n del homo sapiens, pero a Juan le desagrada hablar de los

otros amores de Magda.

-2Tuviste varios hombres?

-Varios, si -agrega Magda, naturalita.

-2I'vLis de cios?

-Dos, mas, varios, 2que importa?

-Lo unico que estas hacienda es confesar que has tenido

nuv:ios maricones -el escritor de pronto siente una molestia

pero intenta racionalizarla. - Te estoy hablando con seriedad -dice Magda- y tU me sa-

les con una chingadera. No cabe duda de que eres hombre.

-Sere hombre -dice Juan-, pero no soy de los que se vie-

nen y lloran.

67

Page 36: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

mteresa obse:rv::-Jr!n<; porque son indefensos, rodeados de un

entnstezca

es como los muertos se preparan para el

qmen los Jlore, quizas. Habra quien se indigne o esa repentina, pero el olvido no tardara

en Hep-ar y cuando se manifiesta su presencia es definitiva. una llct.x::Jluau de vivos, olvidar a los que se fueron; es la

adelante.

ver descuartizados ni con el rostra hecho

muerto reciente es LrlOfensivo y triste. Parece que

hambre; parece desprotegido. Por eso quiero que

las balas fuera de su cuerpo y abran los . Q.. 1 1

OJOS. ms1era aorazanos.

~. ' ' se preocupa por mi:

loca. Dejalos en paz.

puedo, es una sensaci6n de temura. Soy hija y mam~i de

los guiero olvidar, lo senti asi desde la primera vez: ese

ultima reportera en llegar al lugar de los hechos, un

en las afueras de la ciudad. No queria arrimarme

y estaba nerviosa, los otros reporteros se conside­

veteranos de guerra delante de la muchacha nueva, rna-

68

chos alfa todos ellos. l\hi viene una mas que intenta ser perio­

dista, que en-dan al campo de batalla sin experiencia, sin

rnanejar un fusil.

La polida lleg6 media hora despues.* un fot6grafo le

e1 honor de hacerme la novatada: me encontr6 y caminamos

juntos mientras me distraia con su conversaci6n, fmgiendo

darme. De pronto caigo al suelo, habia tropezado con el muer­

to. Las risas surgieron disimuladamente entre los periodistas. El

lugar se encontraba lleno de mirones y unos nifios lanzaban

piedras al cadaver, ellos tambien se reian a carcajadas.

mire de cerca: una sola bala de grueso calibre le habia

abierto un precipicio en el pecho. Era un hombre joven y

parecido. Vestia ropa formal, como quien hubiera ido a una

fiesta la noche anterior. Ni siquiera alcanz6 a despeinarse, su

cabello engomado lucia a{m brilloso.

Senti el bochorno que me subia a la cara, me levante y sa­

cudi mi pantal6n.

Esperaban que llorara, pero me aguante.

Tenia publico: reporteros, fot6grafos, mirones. Ocultaban

sus nsas .

Lleg6 la polida, el forense, hicieron sus diligencias, se lle­

varon al muerto.

La version oficial: "Por las caracteristicas del crimen, es

vio que no esta relacionado con el narcotrafico". Apunte en mi

libreta, no llore.

Regrese al Volkswagen, encendi el motor y recorri las calles

de Tijuana, rumbo al peri6dico. Me detuve en los semaforos,

* Nota al margen: "La teoria detras de eso es que si ya falleci6 el difunto, (CUal es la prisa por llegar?"

69

Page 37: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

observe a los desconocidos que cruzaban delante de mi sm

saber, imaginarse o interesarse que un hombre joven habia sido

condenado a ser joven para siempre. Lejos, busgue un centro

comercial y entre al estacionan11emo. Resguardada por los ca­

rros estacionados a mi alrededor y por la indiferencia de la gen­

te que iba de compras, apague el carro y me mire en el

retrovisor: gruesas lagrimas descendian. Uore mucho. Llore

cuanto pude y hasta que no pude mas.

Nadie me vio, no les di el gusto a esos cabrones.

70

:guardia:

Frecuencia policiaca: "Gl-1er1ta, se que estas ahi, se que me estas

0yendo. Me refiero a ti, la que hace preguntas. Te estoy vigi­

lando, se donde vives, conozco a tu familia. Guerita, tarde o

temprano voy a ir por ti".

71

Page 38: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

recer Lln

se llama?

le mi insistcncia. Poclia habla:r sob:rc temas, citar autores, libros que leyo; pero se atoraba en

era su escudo. Preferia hablar sin que

menos con preguntas. Claro que yo

2Por que habria de quedarme sin veces me pareda que Juan necesitaba un apoyo,

le ensenara el camino para no pa­

sobrevivir en una isla solitaria.

mirada de Juan cuando pareda que se en­J.ente en un cuarto oscuro.

to se encantaba, en cambia, ver su expresion cuando de pron-

-Se -me dijo, casi gritandolo, entusiasmado

significaba haber capturado un recuerdo en

proseguia a disculparse con frases como "no es que lo

o "como crees que se me olvidaria". Hasta que

que yo era su compJice y no habia necesidad de jus-

cuanto nola ves?

72

luan era un misterio, incluso para el mismo. A veces me J -

preguntaba como era posible que v-iviera solo, como eran sus

actividades diarias, como poclia convivir con la gente en general

0 con sus companeros de trabajo. Nunca llegaba tarde a una

cita· para ello contaba con una agenda electronica oue a cada ' - 1

rato sonaba alarmas que le recordaban citas, el horatio de sus

medicamentos o cosas insignificantes como ponerle gasolina a

su carro. Yo sabia que visitaba un doctor y que se medicaba

porque sonaba una alarma y sacaba de su bolsa uno de esos

tipicos frasquitos anaranjados de las medicinas recetadas en

Estados Un.idos. Nos veiamos en restaurantes, bebiamos vino y

terminabamos en mi casa, desvistiendonos. Hada el amor co­

mo un adolescente. No me hubiera sorprendido que se soltara

llorando a mitad de un orgasmo. Nos desprencliamos y el per­

maneda boca arriba, en silencio. Asi podia quedar mucho tiem­

po si yo no interrumpia sus pensamientos.

}\ie platicaba de lo que habia transcurrido en el clia como si

no existiera ese creciente olvido en su cerebro. Me interesaba

que escribia en el periodico, pero me pareda un desperdicio de

su talento. Se lo dije. Hada cronicas sobre la v"ida de mexicanos

que emigraban a los Estados Un.idos, relatos que por lo general

contenian la moraleja de que era posible tener exito a pesar de

la adversidad. Mucha gente de la que hablaba era indocumen­

tada. Se habian internado a un pais ajeno, atravesando el de­

sierto o escondidos en la cajuela de un automovil. Para ellos, la

deportacion era una espada colgando sobre sus cabezas. Vivian

temerosos de ser descubiertos y a la vez esperanzados porque

recibian mejores ingresos que en su tierra. Los reportajes eran

dukes pero les faltaba el brillo que Juan habia depositado en su

libra.

73

Page 39: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Si no intervenia una pregunta, su memona se expandfa.

Podia hablarme de sus autores favoritos (.3orges, CalvitJ.O,

Cortizar, Kundera) o de alguna novela que habia leido durante

su adolescencia Qa primera que no fue producto de una tarea

escolar: Veinte mille,_r;uas de viqje submarino). Podia entrar en detalles

sobre la trama, las acciones y los personajes, muy convincente;

pero una vez lo pille haciendo trampa. Descubri que ]a imagina­

cion llenaba los huecos de su memoria cuando lo deje que ha­

blara de una novela de Ursula K. Leguin sin decirle que yo tam­

bien Ia habia leido. Lo que me conto era similar a la trama, pero

con grandes fragmentos que el mismo habia inventado.

-El doctor le induda los sueiios -corregi-. Bajo un trance

hipnotico, George soiiaba lo que el doctor le pedia pero rein­

terpretaba las palabras del psiquiatra. Sus suenos se volvian

realidad y los resultados eran catastroficos.

-( Ya la leiste? -Tenia la mirada de un nifio que habia sido

atrapado con la mano en el jarro de galletas-. c:Estas segura que

es como tU dices?

-Completamente segura.

-c: Y que tal si te digo que leimos el mismo libro, pero ese

mismo libro eran dos distintos, sujetos a dos interpretaciones?

-Las interpretaciones pueden ser muchas, pero la trama

solo es una -clije tajante.

-En tu mundo, Ursula hablo de una cosa yen el mio hablo

de otra. Es la misma trama pero no, son dos escritoras, dos

realidades, dos universos.

-1vie parece genial. c:Por que no escribes un cuento con eso?

74

-De seguro alguien lo hizo, pudo habcr sido la misma

Ursula. De cualquier forma, en mi novela tendria que h:1ber un

migrante, mi editora lo exigiria -Juan ya habia logrado darle

vuclta al dialogo, ya no tenia que cnfrentarse al olvidc; disfcu­

taba escucharse-. El perscnaje que suena tendria que haber cru­

zado la frontera sin documentos, escondiendose de la migra, y

no podria ponersc a disposicion de un psiquiatra porquc no

tendria seguro medico. La trama se complicaria. -1\pareceria un curandero -intervine, siguiendole el juego-,

un curandero indocumentado que lo ayudaria a cntendcr cl

universo a traves del peyote. - Y asi seria como -agrego Juan-, por un acto de magia an-

cestral, Ursula K. Leguin se transformaria en Carlos Castaneda.

-Claro, Las ensei'ianzas de Dona (Jrsula.

75

Page 40: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

se

H.La~ua penso que Samuel Ordonez no queria i.n­

con una respuesta directa y salio molesta por no ha­

la informacion que buscaba. Luego entendio, y

su cambio de opinion en sus apuntes,

no se protegia a si mismo sino a la gente que

del cuademo de Magda: "El ya habia

para eso estaban sus guardaespaldas;

u.c--<-.caua. era cuidar el bienestar de quienes le ro-

En varias ocasiones e1 semanario recibio rafagas de ii.K47* y

eran tan frecuentes que la recepcionista

eJJas en tono de broma. Eso era lo minimo que habia

;:,uLcwuu en su carrera como periodista, lo que mas pesaba eran

muertes de sus allegados: en 1988 su codirector habia sido

en 1997, el mismo Ordonez habh sufrido un apara­

toso atentado en el que murio su escolta y el recibio tres impactos

tu'V-ieron varios meses en el hospital. Se sabia de

una orden para asesinarlo y al gobiemo del estado no le qued6

mas remecuo que asignarle guardaespaldas permanentes. Pero si

*Nota al margen: "Como un recordatorio, las marcas de las detonaciones aun permanecen en las paredes del edificio".

76

balas ya no podian encontrar su destino, habia otras formas

de lastimar. En el 2004 habia sido ases~1ado en su auto, frente a

sus hijos peguefios, uno de sus editores. Ordonez vivia bajo custodia permanente, se elevo la barc1a

de su casa, se construyeron barricadas para protegerlo. Uegaba

a1 semanario en una camioneta blindada que utilizaba rutas dis­

rintas para frustrar cualquier otro atentado. En entrevistas, el

periodista confesaba su frustracion. No lo habian matado pero

5u vida estaba arruinada: ya no era un individuo que gozaba de

Ebertad, no podia realizar faenas normales como ir al cine o al

supermercado, el peligro de muerte lo perseguia cada instante.

Se puede decir que Ordonez conoda aquella frase de 11on­

tesguieu, vitmn impendere vero_. consagro mi vida a la verdad; di­

cho de otro modo, anulo rill vida por la verdad. El pensador

frances conocio las atrocidades de Ia Historia y conoci6 las

implicaciones de su frase. Sin embargo, nunca pudo imaginar

una situacion como la que vivio el periodista en Tijuana, ace­

chado por las balas del narcotrafico. Montesquieu no tuvo que

vivir encerrado, rodeado de custodios, prisionero por haber

realizado lo unico que sabia bacer: escribir, dar a conocer las

noticias, lo que sucedia en Tijm.na. c:Cuando cruzo la Jinea? Si Magda no se atrevio a formular

esa pregunta al periodista que tanto adrniraba, si la tuvo pre­

sente durante mucho tiempo. En el breve apunte que escribi6

despues de asistir al funeral de Ord6:fiez, ella cierra el recuento

con esa pregunta: "Don Samuel, c:usted cuando cruz6 la linea?"

77

Page 41: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

:guardia:

"lvfua lo que tengo para ti. Voltea, te estoy esperando. No, no,

mejor buscame cuando salgas de trabajar porque voy a estar

muy cerca . .i\'1e retl.ero a ti, giierita, la que hace preguntas. Me

gustas mucho, no te lo habia dicho, me gustas un chingo ... Y ando antojado. 2Te digo que se me antoja?"

78

: archipielago :

-c:Como se llama? -lc prcgunte a Juan.

El brusco cambio de tema le sorprendio.

Lo hice a proposito, Fabian, c:Te pareceria horrible s1 con­

fesara que a vcces experimentaba con el? Fuera de los curiosos

episodios descritos en los libros de Oliver Sacks, no habia co­

nocido a alguien con un problema similar, perdiendo la memo­

ria como se pierde dinero en un casino.

A veces Juan me pareda tan normal que dudaba que fuera

cierto lo de su olvido. Quizas inventaba ese nmndo para vel­

verse intcrcsante; para dar lastima, yo que se. c:Para conquistar a

las chicas? A mi me conquistaba, me fascinaba, me conmovia.

-Se llama Natalia.

-c: Y haec cuanto que no h ves?

Su memoria era como un archipielago y habia que nadar de

una isla a otra para encontrar la ruta correcta. Cuando se atora­

ba en una rcspuesta, cuando sus silencios se volvian demasiado

largos, yo buscaba otra forma de penetrar en la oscuridad.

-2Que recuerdas de Natalia, sabes donde vive?

A veces lc molestaban mis preguntas, como si se tratara de

estupideces: su edad, su nombre o el contenido de sus bolsillos,

datos que por alguna razon no olvidaba.

79

Page 42: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

que te

con el

se don de vive, era nuestra cas a. 2 Quieres

de

el tema. Diserto sobre una pelicula de

conoda y que de seguro inventaba.

la novela Leguin-Castaneda:

es real, que algujen nos esta imagi­

en .realidad vivia en el pasado pe.ro sofiaba no sabia cu9] era su realidad.

escribi6 Cortazar. cuemo se llama La noche con e1 hilo de su conversacion. Mi pre­

en el aire-. 2Que recuerdas de Natalia?

-y no

80

Son viccimas tanto las personas secuestradas como sus fami­

liares que permanecen atemo.rizadas en sus casas. La sensacion

de impotencia, la incercidumbre, el no hallar respuestas es una

forma dolorosa de secuestro. 2Como dar clausura al dolor, co­

mo decir adios a un ausente, como frenar el to:rrente de dudas

si no hay un cadaver, un porque, una explicaci6n que sacisfaga?

Aprendi hace mucho ciempo que en una narracion bien hecha

no deberia haber cabos sueltos; sin embargo la realidad, esa

gran instructora, nos dice que los cabos sueltos son el comun

denominador, que en la existencia de un ser humano habra du­

das sin resolver, preguntas que permaneceran en el aire. La uni­

ca respuesta es que no hay respuestas.

81

Page 43: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

:evasion:

-(Por que las mu1eres son tan curiosas? -pregumo Juan fin­giendo fastidio.

-(Por que los hombres son tan evasivos? -pregumo Magda fingiendo fastidio.

-Una de las ventajas de no recordar -dijo el- es que puedo ser convincentemente evasivo.

No lo deje seguir, se volvia un juego; guarde silencio y fingi

enfado. Era mi forma de desarmarlo: convencerlo de mi falso

enojo mientras que lo que hada era deleitarme con su rostro

2Jargado, sus ojos cafes y largas pestanas. Las pecas, el bigote,

las canas que aparedan y desaparedan, como sus recuerdos,

entre su cabello ondulado. De pronto respondio a su manera:

-Natalia no sabia llorar. 2Puedes creer eso?

-Si puedo creerlo, (por que no sabia llorar?

-Su rostro se contraia, pero las lagrimas no fluian. Y no es

que reprimiera elllanto a proposito sino que nunca habia apren­

dido a soltarlo. Llorar es lo primero que aprendemos cuando

llegamos a este mundo y ella no sabia como hacerlo. Era extra­no. Como si no lo hubiera practicado lo suficiente.

-Sigue.

-Me di cuenta de ello al principia de nuestra relacion. Te-

niamos poco de novios cuando se murio su papa. Yo la habia

82

ido a visitar en ese tiempo y pasariamos un fin de semana jun­

toS. c:Te dije que vivia en el Distrito Federal?

-Juan, es la primera vez que me hablas de ella. Sigue.

- Teniamos planeado un rico fin de semana: comeriamos,

cogeriamos, platicariamos y cogeriamos. El sabaclo (recuerdo

que era sabado porque yo llegaba al DF los viernes en la noche)

recibio una llamacla de un hermano: su papa. estaba agonizando.

Ella se apresuro en vestirse, compungida, cperia llorar, gemia.

Le di un abrazo para ayudarle a liberar el dolor, se solto de mis

brazos y salio apresurada de la casa.

-Las lagrimas son importantes -interrumpi.

-SL

-~ Y ]a -v'"iste llorar alguna vez?

-No quiero hablar de ello -respondio Juan con seriedad.

-(Cuanto tiempo vivieron juntos?

-Siete anos. Fue una relacion en la que la responsabilidad

de llorar le tocaba al hombre.

-Si los ojos son las ventanas del alma, entonces las lagrimas

son como \XV'inclex.

-Manda ese slogan a los fabricantes de \%'index -agrego

Juan-, les encantara.

No continue con el tema de su esposa. No habia sido facil

para ei recuperar esos recuerdos. Un psic6logo diria que sus

olv-idos eran un intento por evadir un pasado doloroso. Pero yo

no soy psic6loga, solo reportera: me interesan mas los hechos

que la raz6n de ellos. No soy analista. Yo si le creia, no me im­

portaba que fuera una evasion, para el y para mi era olvido.

Juan era el origen del olvido.

83

Page 44: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

por causas naturales el 27 de octubre

Magda escribio una nota al margen,

contexto de lo que relataba en su cua-

un encuentro en la calle con un ex companero de

no hab!a yisto en mucho tiempo y con quien

apunto la siguiente nota al margen

aislada en un principia, una chispa

en su cerebra cuando releyo el dialogo con su

1.cucAluu posterior cuyo significado seria dificil

no dejo pensar que Magda se referia al perio-

una breve cronica sobre el funeral y esa nota des­

aparece referencia a Ordonez en el cuaderno

84

':n""t'·alli a ..l. \........ L,.L

Hace unos dias Magda entrevisto al comandante de la polida.

No queria hacerlo, la verdad. Sabia que recibiria las mismas res-

puestas que hace seis meses. -Que caso tiene -se quejo con su editor.

Solorzano ya lo sabia pero guardaba la esperanza de que

soltara alguna novedad. Para Magda, novedad y funcionario pu­

blico eran dos conceptos que no podian estar en la misma fra­

se. Y por supuesto, tuvo razon. Ella pudo haber pe:rmanecido

en su luga:r, en la espaciosa redaccion del pe:riodico, y haber

bricado sus contestaciones; incluso pudo habe:r detallado la

forma en que el comandante se sentaba, la manera en que re­

soplaba sus :respuestas, el tamborileo de sus dedos en el escri­

torio, la neurosis de esta:r viendo insistentemente su :reloj ...

-2De veras esta todo perdido? -Nada esta perdido. Los esfuerzos del gobierno aniquilan

al narcot:rafico. 2Que no lo demuestran los resultados?

El comanda.c'l.te respondio como si la reporte:ra vinie:ra

un mundo ajeno a las noticias del planeta Tierra. En general, a Magda le molestaba no ser tomada en serio,

ya sea por el comandante o por cualquiera de los tantos polidas

que vigilaban la ciudad; para ellos era una muchachita que de­

beria estar de compras en un mall y no hacienda averiguaciones

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en ]a escena de un crimen. Aunque con ella eran especialmente

pendejos, las autoridades en general hablaban acerca de su

trabajo con un paternalisnJ.o ofensivo, partian de una idea: la

ciudadania debfa ser defendida de la realidad: como si fueran

ninos, los habitantes de Ja ciudad no deberian enterarse de lo

que hacen los adu1tos. Lcs repugna el periodismo que insiste en

reportar las malas noticias; el gobiemo defiende e1 derecho de

un ciudadano a la desinformacion. Se ofenden porque los pe­

riodicos insisten con sus encabezados salvajes (violencia, se­

cuestros, asesinatos) como si no bubiera noticias mas intere­

santes en la ciudad.

comandante alecciono a la mucbacbita sobre la respon­

sabilidad de los medios de comunicacion.

-Me queda clare que contigo la situacion es distinta -dijo a

manera de despedida-. Siendo tan joven y responsable, tanto yo

como el alcalde confiamos en que no denostaras el esfuerzo o

la imagen de las autoridades.

Magda se habia vestido de una manera similar a como lo

habia becbo en la entrevista anterior: una falda corta y una blu­

sa primaveral con un amplio escote, el disfraz que le servia para

que los funcionarios soltaran la lengua. El ya habia ohridado

aquella entrevista y seguramente nunca leyo lo que ella bizo con

la imagen del gobierno en la nota que escribio. Por ahora no

dejaba de sonreir y mostrar su reiterado agradecimiento basta

que salio de la comandancia. Afuera solto la metralla de lo que

estaba pensando: "Chinga tu madre, pinche pendejo, estupido

de mierda". Trato de no gritarlo, solo que saliera como un

suspiro, pero no pudo evitar que algunos polidas la escucharan.

De cualquier forma, la muchacbita no parecio interesarles.

86

: relatos:

Dentro de lo que cabe, la ciudad funciona con relativa tranqui­

lidad. La reportera camino por las callcs, compro unos churros

azucarados, sonrio a unos muchachos que le devolvieron la

sonrisa. Vio a hombres y mujeres seguir su camino cotidiano

sin temor. En Tijuana toda.,1a se podia vivir, las tiendas seguian

llenandose de compradores avidos de ofertas. Los parques fun­

cionaban, los ninos se divertian. Estudiames de secundaria se

burlaban entre ellos y parcjas de jovencs caminaban tornados

de la mano. c:De veras esta todo perdido? Lc pregunto al vendedor de churros, a una secretaria que

caminaba con prisa, a unos albafules que emplastaban las pate­

des de un edificio, a una mujer haciendo fila en una tortilleria, a

un estudiante esperando un camion, al tendero de un locsJ de

artesanias, al dueno de una farmacia, a un taxista que esperaba

la llegada de pasajeros. Palabras mas, palabras menos, ellos seguian optimistas. Te-

rnan sus propios relatos de violencia, de carros robados e in­

trusos que asaltaban los negocios. Siempre habia un primo en

la carcel, un vecino que habia sufrido agresion, el papa de una

amiga, un cunado, el esposo de una profesora que habia sido

victima directa de un atraco. Sin embargo, ellos no creian que

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en otros lugares de 1\1exico o Estados Unidos. pJabras opinaban que la crisis era global.

menos no estamos en guerra como otros paises. Una

recorria como un fantasma los conti-la resignaci6n ...

88

• n-, l'"' -rcu1" a . S'-'-o~,

'~;\yer fuiste al supermercado, ~verdad? Siempre andas sola, no

esta bien. c:Por que no te acompana el pendejo con el

cages? Chale, si fueras mi culito yo te acompanaria a todas par­

tes, estaria contigo en el mercado o donde sea. Guerita, ya pron­

to voy por ti."

89

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Es clara que el idilio de Juan y Magda habia tcrminado antes de

la desaparici6n de ambos. Los apuntes en el cuaderno Univer­

sitario son clara evidencia de una relaci6n que se desvanece y

todo indica una ruptura. Es obvio que ella queria continuar con

el noviazgo pero el estado psiquico de Juan habia cambiado.

IYiagda dej6 de transcribir en su cuaderno las conversaciones

que le deleitaban. A cambio, habia comentarios breves: 'juan

no me ha llamado", "~Que le pasa?", "Hoy no fue lindo conmi-

1 . r " go; a contrano, rue grosero .

A medida que se lienaba de temores por su trabajo, el es­

critor se distanciaba; por lo tanto, no se sabe con certeza si lle­

garon a conversar sobre las amenazas a su vida. f] empez6 a

molestarse por situaciones que anteriormente no le causaban

problema, como el hecho de que Magda tmriera que cancelar

sus citas con ei. Juan sabia que como reportera no era duena de

sus horarios, de repente debia salir con urgencia porque su

editor le enviaba un mensaje de una noticia que era importante

cubrir. Temas comunes entre ellos se volvieron inc6modas dis­

cusiones. Aunque en un principio, Juan habia sido quien le

recomend6 escribir las cartas de despedida ("te ayudara a libe­

rarte; en cuanto a mi, asi como eres, esclava o libre, me gustas,

me gustas mucho"), Fabian se habia vuelto un tema tabu, ya no

90

querfa saber de el a pesar de que los deta1les del bomicidio le

segt.uan intrigando. ~1 l . 1 h , " d . 1 d 1

• ' • t o v1oo a01a eJaGo e ser tema oe conversae1on. JUan ya

110 querfa ser imerrogado, le abrumaba que 1\:Iagda insistiera.

Una vez, estando en un hotel, se enoj6 tanto que golpe6 las

paredes de la habitaci6n basta que sus punos enrojecieron.

apunto:

@,tl

1~i Atv~ ~

Le preocupaban estos cambios de animo, se preguntaba si no

era parte de su trastorno mental: "el olvido, su enemigo, le

cambiaba el caracter, lo volvia un Juan irreconocible, adusto,

intransigente". Le dej6 de hablar de su trabajo, de sus proyec­

tos. Cuando ella le llamaba, el guardaba silencio y daba mues­

tras de estar molesto. Magda pens6 que se habia enredado con

una mujer, que se habia enamorado de otra. "Los hombres son

asi, prefieren enojarse que enfrentarse a una separaci6n". Pero

Juan regresaba por la necesidad que tenia del afecto que le

mostraba la muchacha. Ya no habia intercambio de caricias,

solo Magda apaciguando a la bestia que existia en el interior de

su hombre. En sus brazos, Juan se quedaba callado y dormia.

Cuando el fastidio super6 a la preocupaci6n, l:viagda le re­

clam6. Lo tom6 de los hombros, lo sacudi6, "tya no me quie­

res?, jdimelol" El hombre comenz6 a llorar, arrepentido de sus

actos; intent6 bablar con ella, explicar, pero no hall6 las pala-

bras para responder.

91

Page 48: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

ticar.

: ropero:

que tanto era producto de una enfermedad o de su

veces llegaba emocionado y con ganas de ph­

me alegraba escucharlo, no sabia si me encon­

al autentico Juan, el hombre inteligente que me

o era este una sombra de aquel.

nos esta pasando?

preguntas, que nos puede pasar, estamos bien.

encontre sentado en el filo de la cama, con la

r:m ropero.

guardada, (i.rerdad? -clijo sin cambiar el rumbo de

SU lllllaua.

yo sabia a lo que se referia, pero claro que no

inmediato. Era como si hubiera descubierto

le habia sido infiel.

te refieres?

-Ya sabes.

se.

pistola. Ahi esta guardada. Me dijiste que te desharias

ella, pero Ia guardaste en el ropero. No necesito verla, se que

esta ahi. c:Lo rjegas?

-;Q"ue te nasa Tuan? '- l. 'J

-c:Quieres que yo la baje?

92

es necesar10.

habia dicho :no facil deshacerme de ella,

deberia tenerme paciencia. Esperaba que comprendiera que era

parte de un proceso, una lema despedida no solo de la pistola

sino de su historia, la de Fabian, lamia. No podia desbaratar el

nasado ni convertirlo en migajas de un dia para otto, no soy la

r:nujer maravilla, no soy una dama de hierro o de pieci.ra, soy l

blandita, de carney hueso, y dolida au.n, por Fabian, por lo que

sucedia con Juan, por todo. c:Era demasiado pedir que me en-

tendiera?

93

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Ultimo que Magda supo de Juan era que escribia una novela,

que .ra estaba fastidiado del periodismo y que buscaba regresar a "Ja escritura verdadera".

Fue por telefono. Habian pasado tres semanas sin que Juan

se comunicara y :\fagda lo not6 entusiasmado por primera vez

en meses. Ella se sorprendi6 por esa inesperada euforia que te­

nia el por comunicarle sus planes, pero no pudo compartir su

entusiasmo. No hubo una propuesta de verse con J'vfagda ni

una explicaci6n por su ausencia, tampoco un intento de reparar daiiado.

-Conod a un senor que me cuenta unas historias extraor­dinarias. Fue polida de San Diego ...

-Me da gusto que estes bien -le dijo Magda, y prosigui6 a colgar el telefono.

94

' : portada:

Tijuana es una ciudad en constante reparaci6n, sus calles ce­

rradas, la maquinaria estorbando a los autom6viles. l'vlientras

que hay colonias que parecen lesiones desatendidas, a punto de

infectarse, las avenidas principales gozan de una frecuente ciru­

gia plastica. Los equipos de trabajo reducen los carriles, la cir­

culaci6n se vuelve lenta y se caldean los animas de la poblaci6n.

Se repara, se construye, se derriba.

Conv1.vimos con el miedo, lo ignoramos. Creamos fronteras

psicol6gicas, nos albergamos en el falso sentimiento de seguri­

dad que nos brinda la idea de que la peor violencia se desata en

los rincones mas alejados de la ciudad, en la otra Tijuana, la

desposeida, Ja tierra de nadie.

A pesar de la demora que me caus6 estar atorada en un

embotellamiento, llegue con tiempo a Zona Rio y decidi pasar

por Dorian's antes de ver a Emma. Recorri todo y nada me in­

teresa, quizas unos zapatos ... pero finalmente no me conven­

cieron. Sali de la tienda v me detuve frente a la cartelera de cine . ' repase las novedades en una libreria. Aumentan como epidemia

los titulos de superaci6n personal, los best sellers acaparan los

mejores lugares del aparador. Abundan los escritores descono­

cidos, cada dia hay uno nuevo, imposible leerlos a todos, "los

demasiados libros".

95

Page 50: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

era a Emma, camine unos pasos hacia el

la sensaci6n de que algo habia

que habia -vista en la libre-

y estucl.ie de nuevo el aparador, alga

no podia encontrar. Recorde

con grandes letras rajas. Curiosamente,

se exhibian tenia la portada asi; sin em­

primer plat10 se encontraba una

una pistola en la mano derecha,

de noche. Ella pareda tener una

su fuerza. Portaba botas altas y una

bacia el suelo.

macizas se arqueaban ligeramente.

sido captada en un momenta critico: un auto le

y la encandilaba. El carro estaba al fondo

con luces amenazantes. Por estar de espaldas y porque la foto-

se cortaba antes de Jlegar a la cabeza, no se podia apreciar

el rostro la mujer, pero daba la impresi6n de que los pasa-

carro la habian sorprendido en el callej6n.

2C6mo era que pudiera describir con tanto detalle

la de ese libro?

96

fue entonces que los -vi.

Ellos. Tres hombres bajaban de una camioneta Suburban.

Corrian.

Corrian hacia mi. No supe que hacer, no pude huir.

Me tire al piso, me cubrf la cabeza.

No pude llorar, gritar.

Venian por mi.

Estaba perdida.

Elias.

Los que matan.

Corrfan bacia mi.

Sin embargo, no senti sus garras.

97

Page 51: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Tampoco los golpes.

Sus duras palabras, su maltrato, estrujarmc, arrastrarme.

Pasaron de largo, sc alejaron de mi.

Levante la cabeza y mire a mi alrededor: la conmoci6n de la

gente ... la incomprensi6n ... el asombro en sus miradas ... el temor de

sentirse desprotegidos ... cl temor a que ellos se acerquen, de que co­

rran hacia ti ... el temor de que algo asi puede suceder cualquier dia,

a cualquier persona ... el horror de saberse indefenso.

Interceptaron a un hombre, no fue al azar. Un hombre de

traje y corbata, cincuenta y tantos aiios. Lo sacudieron. Lo ame­

nazaron. El hombre intent6 defendcrse pero un culatazo en la

mejilla lo tranquiliz6 al instante.

La Suburban los esperaba. Metieron al hombre ultrajado y

lo arrojaron al interior de la camioneta como a un muiieco de

98

trapo. Fue veloz, bien orquestado, una coreografia mud:1as ve­

ces ensayada. Subieron los tres y rapidamentc se adentraron ala

calle y desaparecieron en el wifico.

Nadie se sorprendi6 por verme en el suclo ni ayu.daron a

_levantarme. Yo no fui_ la agraviada; era una loca atcmorizada en

un mundo de locos. Me levante con prisa, sacudi mi ropa, me

aleje rumbo al cafe.

Transcurrieron unos sep-undos v la gente si2:Ui6 su marcha 0 .I ......._., . '

continuo con sus compras. El hecho fue lanzado al olv'ido.

99

Page 52: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

encuentra el texto completo de la Ultima

encuentran en u1ar1ctJ_

a Fabian. En su cuaderno, esta CO­

apunte; el resw de las paginas se

conclusiones a las que pude llegar analizando

sus notas y a gente que 1a conoci6, no bay mas que

una serie de preguntas sin respuesta, importante ]a que nos daria raz6n de su paradero.

mas decir, me gustaria presumir que mi inves­

que pude llegar a una conclusion tan adminlJ]p rni'Yln ]" ~n= pedantemente me propuse cuando

de este libro.

tom6 cuando sali6 de su casa? 2Que pensaba?

c::,11acer de la pistola? 2Con quien se encontr6 en el

sucedido un momento similar a] que ella des­

de un libro? "La unica respuesta es que no hay respuestas", como ella tan notablemente lo dijo.

significativo que la Ultima palabra que escribi6 Magda

"acii6s". el punto final y ya no volvimos a saber de ella.

100

: despedida :

J\ie llevaste a mi casa, nos estacionamos afuera, apagaste las

luces del carro y nos besamos. I\,fordiste mis labios con ternura,

J. uo-abas con mi boca de esa manera que me had a siempre re-o -gresar a ti. Te odiaba por ser como eras, pero te amaba por ser

como eras: J\1agda v'ivia en universos paralelos. Esa noche

biera cluerido besarte mucbo mas, no terminar de hacerlo; pero

luego ya pusiste todo en su lugar como lo hadas a menudo.

Siempre eras tu el primero en despedirse y lo subrayabas con

una actitud fria que debia convencerme de que tu partida era

inapelable. Quise hacer planes para el dia siguiente pero me

dijiste que estarias ocupado, lo cual queria decir que verias a tu

tio. Yo deseaba estar contigo, queria ver tus ojos por la manana.

Para entonces ya te habias vuelto el frio Fabian que se despide,

no podias volver a ser el joven hermoso que yo amaba, hubiera

sido una debilidad imperdonable para ti. No me qued6 otra op­

ci6n que bajarme del carro, darte la espalda. Asi fue nuestra des

pedida. Pasaron semanas. 2Por que no me llamabas? Lo peor era

que tus amigos tampoco sabian de ti. Tu mama comenz6 air a

mi casa porque estaba segura de que yo seria la primera a quien

llamarias para decirme que todo estabas bien. En realidad nada

estaba bien. Doce dias de no saber de ti, de incertidumbre, de

pensar lo peor ... y sucedi6 lo peor. Emma me dijo que su papa

101

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lo habfa vista en el peri6dico: habfan identificado a un joven

muerto, una estadfsrica m:is que ya se habia convertido en ser

humano y recuperado su identidad: Fabian Flores Alvarez, 26

aiios. Emma n1e lo dijo llorando como si ella ya hubiera empe­

zado a sentir e1 dolor que yo apenas comenzaba a conocer.

Ya no te volv:i a ver. Estabas en un ataud sellado por 6rde­

nes de tu papa, para que nadie viera las buellas de la tortura; yo

con deseos de estar ahi contigo, encerrada. Ya no eras mi guapo

Fabian; tampoco el frio Fabian, no eras nadie. Pasaron varios

meses cuando recorde el regaJito que me habia dado tu tio du­

rante el funeral. Yo vivia una existencia dolorosa, encerrada en

mi cuarto, oyendo el deambular de mi madre en la cocina o

cuando se acercaba quedamente a la puerta de mi cuarto para

escucharme, para sentirse tranquila. Por primera vez habia de­

cidido dejarme en paz, solo interrumpia mi luto llamandome

para la comida. Yo babfa olvidado la caja como deseaba olvidar

el funeral, tu papa y mama llorando y abrazandome. El tio Efe

lleg6 a la funeraria sin decir palabra, sin dar pesames, saludan­

dome de lejos con esa mirada suya, perturbadora. "Es un re­

cuerdo para ti", recorde sus palabras. Abri la caja y me inquiet6

ver tu pistola. Fue una sorpresa pero la crueldad del regalo no

lo fue tanto, sabiendo de quien provenia. Era de esperarse. El

tio de las bromas pesadas, el tio de 1a mirada obscena, el tio que

podia ser exageradamente amistoso o ignorarme del todo. To­

me la pistola y jale el gatillo. Nada sucedi6 porque tenfa puesto

el seguro. Aprendi a quitarle el seguro y me pregunte muchas

veces si yo seria capaz de disparar, si existia dentro de rni una

Magda fria que fuera capaz de disparar contra alguien, en de­

fensa propia o como un acto de venganza. ~Seria esa .l'vfagda

capaz de acabar consigo rnisma? Y me pregunte (CUantas veces

102

habras disparado n5_ esa pistola? (Habrias podido matar a un ser

hurnano? Y mi respuesta era que no. No mi Fabian, no el que

conozco, con el que baile y bese tamas veces. ese Fabian

pero quizas el otro sf, el frio Fabian que se despedia de mi. 0 el

frio Fabian en el que te convertias cuando saliamos a comer

con tu tio. Yo que no me imaginaba ese tio como parieme tuyo,

v1endolos juntos me pareda que el parentesco era indiscutible,

arnbos poseian el brillo de la muerte en los ojos. (Por que tenia

la pistola? 2Tu. se la diste? ,:Te la quito el? Estoy cansada de pre­

auntas infructuosas, cansada de buscar los porques. Me despido, ya no por Juan sino por mL Porgue guiero estar

;:,

en paz, quiero gozar de esa tranquilidad que se llama "sin

Fabian", una serenidad que podria tambien Jlamarse "sin Juan",

una felicidad llamada "Magda". Quiero disfrutar la vida, Fabian.

Te escribo para entregarte al olvido. Y esta fotografia que insisto

en ligar a tu muerte, esta foto que quizas es una bron12. macabra

del rio, que tal vez no tiene nada que ver con el o si, tiene que ver

con su humor negro y su crueldad. Mando al carajo esta foto y

esta pistola. No son utiles los recuerdos cuando te has propuesto

olvidar; me despido de estos objetos como me despido de ti. Esta

pistola que tanto amabas, que los dos Fabianes amaban tanto.

Esta pistola que llevabas en el carro. Esta pistola de la que nunca

hablabamos, salvo cuando me queje de que siempre la llevabas

contigo. Mando a1 carajo esta pistola sin sentimentalismos, se va

de mi casa y de mi vida. Y la foto, en este mismo instante la rom­

po. J\!lira. En este mismo instante la quemo. Mira. En este mismo

instante desaparece el rostro an6nimo de ese hombre. Ivlira. Todo

es para entregarlo al olvido. Ya no quiero saber de ti, Fabian. He

decidido olvidarte, no se quien eres, esta es la ultima carta y aqui

tienes la Ultima palabra que te dedico: adios.

103

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"hmm/] G;·lbP~+-..1 .. -' -- Ov .1 Vl.L.

Emma Gilbert tenia 26 anos cuando la entreviste en el 2007 en

un cafe cercano a la agencia de publicidad donde se desempena

como ejecutiva. Es una muchacba jovial, de rasgos finos y ca­

bello claro, caracteristica familiar que comparte con su prima

Magda.

Por sus similitudes podria ser la hermana menor de Magda.

Sin embargo, Emma es mas delgada y, a diferencia de su prima,

la blancura de su piel le hace parecer fragil; parece que siempre

tiene frio, incluso en los dias m3.s calurosos. Fue agradable con­

versar con ella, sonreia todo el tiempo, lo hada incluso con tris­

teza cuando evocaba experiencias desagradables.

Entrevista con Emma Gilbert Romero, Cafe de la Flor, mayo

16 de 2007, 6:35 de la tarde.

LH: c:Tu y Magda tenian una relaci6n cercana?

EG: Si. De todos los primos, con ella era con quien mas ha­

da click, nos volvimos cercanas no solo por el parentesco sino

por las coincidencias en nuestra forma de pensar.

LH: c:Que es lo que mas te gustaba de ella?

107

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EG: :'vfmmmm ... tantas cosas. Era mi mejor amiga, mi com-

nos estabamos ahi una para otra. Y ella era

como rll_j_ era solo tres anos mayor que

\Tiajado y conoda mucho del mundo. Era sabia y di­

- r hada reir todo e1 tiempo, iera muy

LH: c:Cuando fue la 'rez que supiste de ella?

:EG: hablamos por telefono. Pense que

Je habia dado un resfriado porque la note

\..-illlaua. J.llLi.~mace a una :vfagda callada, era imposible. Hada mu­

con

le

LH:

. EG:

Ll-i:

quizas desde lo de Fabian. Le pregunte

y me dijo que solo estaba cansada.

te dijo oor oue estaba desanimada?

de su cansancio, nada .

no se atreviera a decirte ...

EG: rues no.

LH: planes

EG:

verse pronto?

hadamos planes porque nos veiamos

al trabajo y comiamos juntas.

LH: Dices que no la habias visto asi desde lo que sucedio

Hablame de eso.

EG: h0 de Fabian fue muy pesado para ella. Yo la iba a visi­

tar a su casa, pero acorde con mis tios de no presionarla, dejar

hablara cuando ella quisiera. La \risitaba durante un par de

horas, ella generalmente estaba acostada, escuchando musica.

a noco fue saliendo de su concha.

LH: Y luego conocio a Juan.

antes de Juan mi prima ya habia empezado a

su letargo. Saliamos juntas, incluso con chicos,

amigos mios de la agencia. No creas que guardo un luto de

EG:

despertar

108

piedra. No no, la Gi.iera estaba 1lena de vida y de planes; Io u.ni­

co que no se permitia eran los compromisos. LH: Me llarna la atencion que le llames Gi.iera, porque n.i

tambien eres bastante gi.iera. (

r• . J ) V • L' b 1 . -EG: \::;onnenao. ~a se. nra SLL no1n re oe canno.

UI: c:Te mencion{) que habia recibido una foto?

EG: Si, la foto, que onda con eso. La recibio en un aniversa­

rio de la muerte de Fabian. Se la mando el tio de Fabian, pinche

V1ej0-LH: c:Tu estas segura de que se la mando el tio?

EG: Pues quien mas. Y fue por joder.

UI: c:Tu conociste a ese tio Efe? EG: No, ni ganas. Pero la Gi.iera se quejaba de ese viejo ro-

noso. Deda que se le quedaba mirando. Guacara, nomas de

sarlo. LH: Oye, te ves bien cuando refunfunas (Emma bqja la

mirada) se mboriza). c:Y tu opinion de Fabian? EG: Ay, pues que te puedo decir. Yo pense que se iban a casar,

se querian mucho. Anduvieron tres anos de novios pero a Fabi;in

lo conociamos desde hace mucho; los Flores viven cerca de mi

casa. Su hermanito y yo quisimos andar, pero no funciono. Fabian

era un buen chico, simpatico y ocurrente.

LH: c:Y tu opinion de Juan? EG: No pense que duraria esa relaci6n aunque yo conoda

los gustos de mi prima por los hombres mayores ...

LH: c:C6mo, le gustaban los hombres mayores?

EG: Ay, note hagas menso,. tambien me habl6 de ti.

LH: c:Que te dijo de mi? EG: Que eras como su mejor awigo, pero que no te decidias

a ser mas que eso.

109

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u I: IV1e rom pes el coraz6n, Emma. ]" ' EG: poco no te cnste cuenta:-

LH: Claro que me di cuenta, pero no me anime. La veia

como a una chavita, como a una amiguita a quien queria mucho.

La conod cuando era una nina, luego creci6, se hizo mujer, im­

posible no darme cuema de ello.

EG: Pues me hubieras gustado ttl mejor que Juan para ella.

LH: 2Por que?

E /•. '-·'- serio, demasiado intelecrual. Yo prefiero a los hom-

bres que se equivocan y Io reconocen, no los que creen que siem­

pre tienen la raz6n.

LH: ( Y Juan era asi?

EG: Digamos que era complejo y me toc6 verlo de mal hu-

mor en casa de Magda, fue una situaci6n desagradable.

LH: Oye, CY que onda con Jose Agustin?

EG: (Que onda de que?

LH: La manera en que estan acomodados sus libros en el

cuarto de Magda. Me pareci6 rarisimo.

EG: A la Guera le encantaba Jose Agustin, tenia todos sus

libros. Y asi era de obsesiva con lo que le apasionaba. Para ella

era como un culto, una superstici6n. Terminaba de leer un libro

y casi hada una ceremonia (l!.mma se rie). Y noes todo, tenia un

libro en la guantera de su carro, deda que el libro la cuidaba,

que nada malo le podia pasar mientras estu\l.era ahi.

LH: 2Te acuerdas que libro era?

EG: Claro, La tumba. Y no me lo vas a creer, que le van

abriendo el carro y que le roban el mentado libro. jNo jueguesl,

era como que le hubieran robado un amuleto sagrado (Emma se

divierte con esta anecdot.a). Dej6 el carro afuera de mi casa, esta­

cionado por semanas, porque no conseguia otra Tumba para

110

reemplazar a la que habian robado. Y no movi6 el carro llasta

que lo consigui6. Asi de loca era mi primita.

ur: Si, yo tambicn le conoda ese tipo de det;-illes.

EG: t\h si, 2como que?

LH: Como su obsesi6n par la musica. Cv.ando descubr:fa un

nuevo grupo no descansaba hasta emerarse de la vida priYada

de los integrantes, conseguir los discos y escuchar obsesivamen­

te lo que habian grabado. :Magda era muy clavada, me encanta­

ba eso de ella. EG: Era obsesiva. Luego te digo lo que a ella le atraia de ti.

LH: 2Luego? Dimelo ya.

EG: (Haciendose la interesant.e.) Luego.

LH: Esta bien, Emma, luego me Ja voy a cobrar, cuando

menos te imagines.

EG: Ay si, mucho susto.

LH: Regresando al tema de nuestra platica ... 2Tu sabias que

Magda temia por su ·vida?

EG: A veces pense que exageraba. Como aquella vez que

nos vimos en un cafe y ella lleg6 bien nerviosa porque crey6

que la iban a secuestrar. Se me hizo exagerado. (Quien te iba a

querer secuestrar?, le dije (los ojos de Emma enrqfecen). Es rriste ...

muv triste ... me dov cuenta c1ue sus temores ... J J

LH: 2Tu crees que la secuestraron?

EG: Nose. No quiero pensar que la secuestraron.

LH: No falta quien piense que se march6 con Juan, que a lo

mejor se escin divirtiendo, de vacaciones.

EG: Ni al caso con las hip6tesis. Es absurdo. La Guera no

se iria nomas asi, sin decirrne, sin ayisar a sus papas. Tenia pro­

blemas en su casa, como yo, como cualquiera, pero tanto como

para preocupar a mis tios de esa manera, nunca, nunca lo haria.

111

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1~11a no es as1. te una cosa, a veces me gustaria que

se la esta pasando de lo lindo con

ambos. Quisiera recibir una postal,

va a regresar. Tengo dos afios sin

muchisit11o, la quiero de v'Uelta.

112

Pablo Jaime Sainz

Sabia que para ver a Pablo, habria que acompafiarlo en su tra­

bajo. Se mostr6 cordial desde el primer contacto y quedamos

de vernos en una conferencia de prensa en la Procuraduria

neral de la Republica (PGR) en Tijuana. Se trataba de la presen­

taci6n de unos presuntos narcotraficantes, recientemente captu­

rados.

Los delincuentes se encontraban parados, uno junto al otro,

custodiados por polidas federales enmascarados. Frente a ellos una

mesa con armas de alto calibre, celulares, identificaciones y fajos de

billetes, d6lares y pesos. Yo me encontraba con Pablo y otros re­

porteros que cubrian la fuente polidaca. En el grupo el ambiente

era festivo, como estar con unos preparatorianos en plena asam­

blea. Se quejaban de que la PGR los convocaba con urgencia como

si se tratara de la captura del mismisimo Jefe de Jefes, aunque eran

puros pescaditos. Lo malo era que debian asistir a todas las ruedas

de prensa, por si las dudas, no vaya a ser que en una de esas fuera

un pescado grande al que habian aprehendido.

Pablo Jaime Sainz tiene versatilidad de escribir sobre

cualquier as unto, incluyendo los relacionados con la delincuen­

cia organizada; pero si le dieran la opci6n de escoger un tema

13

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en particular, seria ]a musica regional mexicana y todo lo que

ver con su querida Sinaloa.

~"l.cabo de emrcvistar a los Tigres del None, les propuse escribir una biografia de ellos.

LH: 2Y que te dijeron?

PJS: Les encanto la idea. Me dijeron que no seria el primer

libro que se escribe sobre ellos, pero que de seguro sf serfa el me) Of.

LH: Oye, pues gracias pot darte la oportunidad de hablar de 1\Iagda un ratillo.

PIS: Por Magdita 10 que sea.

u I: Lis rima que sea aquf.

PJS: Disculpa, pero me traen en frieguiza; en un rato mas

tengo una entrevista en la comandancia. De todas formas estas

presentaciones son barto aburridas, la repeticion de una y otra

funci6n, es como una obra de teatro. Primer acto, los capturan;

segundo acto, confiesan; tercer, acto, se reline a la borregada de reporteros.

LH: c:De plano?

PJS: Tres elias seguidos, tres funciones. No se por que no los presentaron juntos, ya ni la chingan.

LH: c:Aquf venia Magda?

l~JS: Simon, se la pasaba conmigo y los demas, parte de la bo­rregada.

LH: c:La conoces desde haec mucho?

PJS: Pues practicamente desde que ella empez6 como re­portera.

LH: c:Sabfas que apuntaba en una libreta lo que le suceclia y con frecuencia te mencionaba?

PJS: c:De veras? Puras cosas buenas de seguro.

114

LH: Si, por cso guise hablar contigo, para ella eras un amigo

de confianza.

PJS: Pues si, nos hadamos el paro, nos ayudabamos.

rnos una bolita que nos juntabamos cuando tcruamos tiempo y

nos fuamos a echar unas cervezas. Ella era la unica morra del

grupo.

LH: c:Dondc se veian?

PJS: 2En el bar La Roca, lo conoces? Esta detras de ...

LH: Si lo conozco, como no. Me dijiste pot telefono que ahi

fue donde la viste por ultima vez.

PJS: Si, nos echamos una cheves.

LH: Fue una semana antes de que la reportaran como desa-

parecida ...

P)S: Si, un miercoles. Estuvimos toda la bola.

LH: cY como la viste?

PJS: Yo la vi bien.

LH: c:Intranquila, asustada?

PJS: No. Cansada si. Fue cuando mataron a la familia del

polida, (te acuerdas? Lo mataron a Cl, su mujer )' sus hijos

morrillos. Nos toc6 verlos en su casa, no fue agradable.

LH: c:C6mo reaccion6 ella?

PJS: Uta pues hay veces que ya no reaccionamos, pero esa

vez estuvo pesada. Los plebes no tenian vela en el entierro.

Basta tiro de gracia les dieron a los pobrecillos. Por lo general

estamos cansados pero de buen humor. Estabamos calladones,

sin ganas de cotorrear. Luego me pare y les puse unas rolas de

Paquita la del Barrio en la radiola, para que se aliveanaran. Y

como que mejor6 el ambiente. Un compa dijo que los hombres

no pocliamos ser tan malos como deda la Paca, pero 1v1agda

inmediatamente se avento un "icomo que no!" que nos hizo

115

Page 60: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

reir a

cas a.

LII:

nosotros.

una cad a se fue a su

o te veas tan decepcionado, nunca note

le pas6?

nesgos, que habia motivos para

corria el mismo riesgo que

hacemos una que otra preguntilla y

otros peri6dicos. Escribimos mu­

es lo que quiere leer la raza. Pero

te asignan notas menos intensas. Un dia pue­

en una nota sobre la venta de arbolitos de navidad

un multihomicidio.

libreta, ella tenia miedo de que la ma­

si no se habia pasado de la rava

que habia escrito?

saber entonces. :Cvfira, hubo una vez

en el peri6dico flrmaron una nota con su

esas notas no llevan el nombre del repor­

editores, pero se les fue la onda en su

el nombre de Magda. Se clio una emputada

mi arr.J.guilla y fue a reclamarle a su editor, lo puso p1.'1to. Pero

v-i mas enojada que asustada.

C ' 1 •. /"")

LH: 2 uanao sucedlo;

unos tres afios. no era una nota bien aca, que

116

rnenoonara nombres; no, una nota normal... Oye, cambiando

de tema ... c:Te das cuenta de que todos confiesan?

LH: 2C6mo? PJS: Si, los changos que presenta la PGR siempre llegan con

una confesi6n en la mano.

ur: Que bueno, 2no? PJS: Pues si, pero (Cua.l crees que sea el incentivo para que

confiesen?

UJ:: Nose. PJS: ;\horita ya me tengo que ir pero luego Jo platic::Jmos si

quieres. u-r: (En La Roca?

PJS: ;\rre, usted si sabe.

117

Page 61: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Gustavo Solorzano

Gustavo Solorzano Fernandez es un hombre de 42 afios, jefe

de informacion de uno de los diarios de mayor circulaci6n en

Tijuana. La conversacion que tuve con ei fue via telefonica por­

que asi lo pidi6. Puntualizo que no daba entrevistas, que debe­

ria considerarme afortunado; ademas, era en el mejor interes de

Magda y le agradaba que alguien retomara el tema de su desa­parici6n.

LH: Senor Solorzano, muchas gracias por su interes. GS: 2Estas grabando?

LH: (Como?

GS: Que si estas grabando la conversacion.

LH: S:f, nada mas para ...

GS: Apaga la grabadora, no me gusta que me graben. LH: Es conildencial ...

GS: Apagala.

LH: Esta bien.

GS: (Ya la apagaste?

LH: Si.

118

GS: (Seguro?

LH: Sf.

GS: Que bucno.

u I: Senor Solorzano, como le clije,

desa?aricion de 1V1agda Gilbert.

GS: (Que quieres saber?

investigando la

LJ I: Quiero saber si us ted cree que su desaparicion tuvo que

ver con lo que ella escribia.

GS: No, para nada.

LH: Hableme de Magda, usted la comrat6.

GS: Una muchacha imeligente, hada su trabajo a tiempo, no

se retrasaba. Uno no puede pedir otra cosa.

LH: Se que escribia sobre narcotrailco ...

GS: Como todo mi equipo.

LH: Pero no hubo una nota en especial ...

GS: Claro que no; ademas, tenemos mucho cuidado con

usar los nombres de los reporteros. Como sabes, es una norma

editorial de esta empresa no poner nombres en las notas deli­

cadas. Es para salvaguardar la integridad del equipo.

LH: En la calle se sabe quienes son los reporteros. Si alguien

quisiera saber quien redacto una noticia es tan sencillo como

preguntar, (O no?

GS: No sabria decirte.

LH: U steel cree que los reporteros no corren peligro en el

ejercicio de su profesion.

GS: Al menos los m.ios no.

LH: Tengo la impresion de que Magda tcmia por su -v-ida.

GS: Si es asi, no tenia nada que ver con su trabajo.

LH: Esto es algo que ella platico con Samuel Ordonez.

GS: 2Lo hablo con Ordonez?

119

Page 62: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

cl

LI~I: vanas veces.

GS: es asunto

LH: nuncala asustada.

GS: uau.ua de estar asustada?

LH: escrito que le molestaban las guardias en

GS: Si, si.

LH: confirmarlo?

GS: Cualquiera que re hable de Magda Gilbert te va a decir

era una r:c'"luchacha amable, con un gran sentido del

demasiado nerviosa.

LH: (Nerviosa?

GS: SL. mas que otra gente. Las guardias son normales en

cualquier peri6dico. Ella no era la {mica que cubria guardias noc­

turnas. Lo siguen haciendo otras reporteras, pero elias no se que­

MaQ"da se angusti6 desde la primera vez.

LH:

GS: carnbiada. se veia bien, ya no tenia cl hu-

mor antes, las guardias nocturnas la transformaron. Bueno,

mas sido un problema personal; el caso es que la vi

maly los que trabajamos lo notamos. Temiamos que

es1J.J.v-1era enferma. Asi que cuando me pidi6 que la dispensara

de las guardias, no dude en hacerlo; hasta le recomende que se

tomara unos dias libres. De nada me sirve un reportero asus­

buscar la nota, ganarle a los otros, es una com­

petencia feroz. No tienen tiempo de pensar, yo soy el que pien­

sa oor ellos. (Se te ofrece algo mas?

LH: Pues ...

GS: ::,1 termmat'TIOS con este asunto, pues entonces nos

despedi..r:nos.

120

U-1: Tengo dud as ... GS: Yli:ra, yo se que editores que han perdido gente, se

han descuidado, asi es este negocio. Nomas acuerdate de una

cosa: yo no descuido a mis muchachos. Y yo no tengo la culpa

de que elios se arriesguen demasiado. Uno les advierte, es todo

lo qu.e se puede hacer. Si elios rascan mas alia de lo que uno les

picle, pues ya no es asunto mio.

121

Page 63: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Natalia Padilla

La entrevista con Natalia Padilla fue dificil de lograr, ademas

que cl resultado no fue el que hubiera deseado. La intenci6n era

hablar de Juan Antonio ?vfendivil, con quien habia compartido

una relaci6n sentimental entre 1990 y 1998. Padilla acept6 que

la entrevistara despues de una larga sucesi6n de llamadas a su

secretaria a lo largo de seis meses.

La licenciada Natalia Padilla Guzman es una funcionaria pu­

blica que reside en cl Distrito Federal. Su carrera en la burocracia

empez6 modestamente en Tijuana como empleada del ayunta­

miento. ;-\ partir de entonces su ascenso fue mete6rico, seglin

opinan algunas fuentes, debido a los contactos politicos de su

familia y la cercania de esta con el presidente de la republica.

Result6 desconcertante que haya aceptado ser entrevistada

ya que era obvio que le incomodaba hablar de su pasado y de

su vida personal en general. No se comport6 como la figura

publica que conocemos a traves de la prensa o la television,

donde suele mostrarse con amabilidad y prudencia; durante

nuestra entrevista en su oficina se comport6 dura y cortante,

incluso ofensiva.

122

/\i final, Padilla abandon6 su oficina comunicandome con

ello que la entre-v-ista habia terminado. Fueron denevados mis

..1 0

intentos posteriores de comunicarme con el fin de corroborar

datos de otras fuemes; con amabilidad sus asistentes me infor-

111aron que la licenciada se encontraba fuera de la ciudad, aun

cuando era obvio que ella estaba en su oficina.

Entrevista con la licenciada Natalia Padilla Guzman, en su ofi­

cina de la Ciudad de Iviexico, noviembre 1 7 de 2008. LH: El motive de esta entrevista, licenciada, es hablar de

Juan Antonio Mendivil.

NP: 2 Para que? LH: Estoy trabajando en una investigaci6n sobre su desapa-

rici6n. :;;P: Dudo mucho que yo tenga algo que decir al respecto.

LH: Fue su esposo ...

NP: ;Y eso que tiene que ver~ Lf-l: ?vfe estoy documentando sobre su vida.

NP: (Sobre mi vida?

u-r: Sobre la de eL

NP: No le veo caso. LH: (Cuando fue la ultima vez que tuvo contacto con el?

NP: No me acuerdo. LH: Se que ustedes no partieron en buenos terminos ...

NP: ( Y como lo sabe? LH: ... pero quisiera saber si lo volvi6 a ver despues de su se-

paraci6n en 1998. NP: Si, creo que lo -v-i ... en una ocasi6n.

LH: (J\!fe podria decir cuando lo vio?

123

Page 64: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

~P:

L LJ• u.

I\'P" tres anos sin verlo y d de pronto se aparece en

m1 casa,. ibamos a hablar?

j_J--1:

LH:

I\'P:

LH:

NP:

'\!P:

LH:

r1a

:\IP:

LH:

I\'P:

loH:

NP:

1998, ni siqujera se despi­

es de esas personas dramaticas

no dudes que pronto vuelva.

otras ocas.iones habia desaparecido?

parranda con sus am.igotes perc re­

y borracho pero regresaba.

sus olvidos?

veces me he preguntado si sus fallas de memo­

que ver con alguna lesion que hubiera recibido, el

olvido desde mucho tiempo atras?

era olvidadizo, si.

ret1ero al olvido como patologia.

le crei al principia de nuestra relaci6n perc luego

eran babosadas, olvidos convenientes. Segtin el lo

exnlicaba, sus ohridos eran cronol6gicos, pero de repente lo l -

descubda con algJ.n recuerdo de su hlfancia.

LI-:I: cc.uaua en cara?

NP: Fues clare, no me iba a quedar callada.

LH: Regresando ala Ultima vez que se vieron, 2cuanto tiem­

me dijo que fue despues de su separaci6n?

124

NP: te dije.

HI: t_Me lo pu.ede decir?

NP: U nos tres anos.

LH: 2. Y hablaron de ... ? NP: Lleg6 a mi casa haciendose el confundido, "que estov

haciendo aqui", '\;_a poco ya pasaron tres anos?" Haciendose el

pendejo. LH: t_Busc6 una reconciliaci6n con usted?

NP: No se lo permiti, lo eche de mi cas a.

rH: t.Usted no cree que tenia problemas de memoria?

NP: l, ~-LH: 2. Y que fue lo que caus6 la ruptura entre ustedes?

1'\P: Que te importa. LH: Le pido disculpas por mi intromisi6n, pero si creo que

es relevante. NP: c Relevante para qui en, para ti?

LH: Para la illvestigaci6n. NP: 2. Y se supone que tu investigaci6n te da permiso de

husmear en mi vida privada? LH: No, licenciada. No hablaremos de lo que usted no

quiera hablar, perc le aseguro que profundizar en la vida

Juan es vital ... NP: No hay nada que profundizar. Juan se largo porque no

soportaba cow.rivir con una mujer exitosa. El hubiera preferido

que yo no madurara, hubiera sido mas feliz con una persona

que se quedara en la casa, una sirvienta que atendiera todas sus

necesidades. Pero yo soy una mujer illteligente y he tenido

oportunidades que decidi no dejar escapar. Por eso soy quien

soy, 2.me entiendes? LH: Si, si le entiendo.

"125

Page 65: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

::-.;p: /\demas, seguro se hubiera largado de todas formas sj

hubiera renunciado a mi trabajo. Era un tipo desequilibrado, yo

tenia que pensar en

LH: Entonces en su opinion el accidente no tuvo que ver ...

:\:P: jCual accidente!

LH: Me refiero a1 accidente automovilistico del 3 de abril de

1998.

:r\P: jQue te pasa:

LH: Es natural que un matrimonio no resista las consecuen­

cias de una tragedia como esa.

~P: ]Ciliate, que estas cliciendol 2Por que voy a hablar de

eso contigo?

LH: Jjcenciada ...

:\:P: jCillate y largatet

LH: Licenciada, lo que menos me interesa es ocasionarle un

malestar, pero si usted me permite ...

:r\P: Note lo permito.

LH: Licenciada ...

En este momento Padilla se puso de pie y sali6 de su oficina

abruptamente.

126

3

(2005)

Page 66: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Existen pocos elementos para reconstruir minuciosameme la

1Tida de Juan lw.tonio Mendivil en las ultimas semanas antes

su desaparicion; sin embargo, tampoco hay una ausencia total

de informacion. A la ma...11o estan los apuntes de :IVIagda Gilbert

que utilice para elaborar la primera parte de este libro, tambien

converse con algunos vecinos de Juan y con sus compaiieros de

trabajo en el periodico para tener una idea de como era visto

tanto por personas que tenian poco trato con el como con las

que convivia diariamente.

En mi experiencia, los periodistas suelen ser muy malos in­

formantes, sobre todo porque son muy celosos de los datos que

manejan y prefieren guardarlos para sus propios proyectos.

sucedio asi con la reportera Norma de la Vega, quien se inte­

resaba mas en llegar al fondo de lo que habia sucedido con su

amigo que en las posibilidades de una nota periodistica, com­

partiendo amablemente todo cuanto sabia del caso y por lo tanto

ayudando mucho a mi investigacion.

A pesar de un estado depresivo que lo habia alejado de la

creacion literaria durante muchos aiios, constatado en los apun­

tes de Magda, todo parece indicar que Juan se proponia a em­

pezar una novela en la vispera de su desaparicion.

129

Page 67: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

La polida de San Diego obtuvo una orden judicial para

revisar su departamento. partir de esa Yisita se pudo llegar a la

conclusion de que el periodista no se habia ido de viaje ni se ha­

bia mudado de casa, ya que las habitaciones todavia tenian sena-

de uso o al menos todo pareda estar en su lugar, incluyendo

las maleras que se hubiera llevado en caso de un ·viaje prolongado.

Junto a su escritorio se hallo una caja de carton, cuyo con­

tenido eran fotocopias del expediente cornpleto de un homi­

cidio acaecido en los anos sesenta. El expediente tenia varios

parrafos marcados en color amarillo y suficientes notas al mar­

gen como para comprobar que, en efecto, Juan pensaba escribir

un libro. Tambien unos documentos en su computadora laptop

reiteraron que reunia apuntes para una novela que pr6ximamente

empezaria a escribir.

Sobre el origen de la caja, las conclusiones son mias, basa­

das en el testimonio de Norma de la Vega, con quien Juan a

menudo platicaba, y en la conexi6n que yo hice del policia Eden

Flores con el tio de Fabian, a quien Magda menciona en la pri­

mera parte de este libro, llamandolo "Tio Efe".

SegU.n mi conversaci6n con Norma, Juan mencion6 que es­

taba basando su novela en un expediente que le habia entregado

un polida jubilado. Se trata de una investigaci6n realizada por

Eden Flores entre 1964 y 1967. Juan y el ex polida se reunian

en un bar llamado Club 13 para conversar sobre el asunto.

Decidi elaborar la parte de este libro que corresponde a

Juan Ivfendivil, utilizando una narrativa que reuniera la informa­

cion recabada con mis propias conclusiones.

130

: olvido:

Cuando piensa en su memoria Juan Antonio sabe que podria

estar exagerando. Habria que preguntarse, 2realmente se esta ol­

vidando de todo? El piensa que sL Esta tan convencido que

decidi6 convertirlo en una tragedia personal. Su cerebro es el

perfecto alquimista, mezclando ingredientes que hacen resplan­

decer su dilema. No es una depresi6n comun y corriente, se di­

ce, sino que esta inundada de oh""ido. Y ese olvido es perma­

nente. Y tarde o temprano acabara con el. No esta dispuesto a aceptar que es un individuo comun,

que su depresi6n, enfermedad mental o como se le llame, es

producto de su imaginacicm, un invento que trata de ocultar el

hecho de que es un hombre como cualquier otro.

Le explica a Magda los detalles de su olv""ido. La muchacha

de grandes ojos verdes reflexiona sobre lo que escucha, medita

frunciendo la boca, con esos labios carnosos que parecen inde-

pendientes a su rostro. -Pero, 2gue no es asi con toda la gente? -pregunta ella, sus

labios erguidos-. Yo misma me acuerdo de ciertos eventos y no

de todo junto. Imaginate si mis recuerdos se presentaran de

golpe, creo que no seria agradable. La memoria es una mesa con

documentos revueltos. Recordar es organizar el desmadre que

tienes en el escritorio.

131

Page 68: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

al

ello, la magia no tiene sentido para

de los trucos. Si el quisiera se apo-

un especialista aclararia si lo que sufre

broma de su imaginaci6n. c:Enfer­

locura o pendejada? De cualquier

exponerse a la ciencia no ten­

si :r.illsmo es un acto de fe: no se

no responde ala l6gica convencional.

recuerdos de infancia. Pero c:cuantos

cuarentas, almacenan memorias de aquellos

muchos. Ademas que es dificil discernir en­

y una situaci6n prefabricada. c:Fuiste ese

o estas recreando la imagen de una fotogra­

decenas de veces? Nino pequeno en una caja

:rnientras su mama sonriente lo alimenta; nino dando

pasos en el zaguan de una casa; nino grande junto

de regales; nino en triciclo con una

nino en fiesta dando beso a una nina; primera co­

y pa:fiuelo arreglado per su mama; gra-

y.Llllla.Ua en un teatro de Tijua_na; mudanza tras mu-

lo su mama llamaba el hogar perfecto.

son recuerdos de una experiencia real?

es aue no tiene recuerdos de adolescencia. Y muchos

en sus cuarentas los tienen min. Las muchachas en el

salon de dases, las competencias tribales, el futbol, las chicas

que rondaban los pensamientos nocturnes; los pleitos con su

el sentirse i.ncomprenclido, las amistades salvajes, las dis­

cusiones sobre cine y musica hasta el amanecer. Juan extiende el

mazo de su memoria y coloca las cartas bocabajo sobre la mesa.

Escoge una y sin voltearla trata de adivi.nar su contenido. No

132

haY contenido, Juan lo sabe, ni un olor, ni una sensaci6n, mucho

111enos un recuerdo.

Cierto es que el olvido ha penetrado mucho mas aJJ.a de la

infancia y adolescencia. c:Cuanto recuerda de sus primeros em­

pleas? (A que se dedic6: repartidor de comida, asistente conta­

ble, capturista de datos? c:Cuando se decidi6 por el periodismo?

y aqui es donde los recuerdos empiezan a llegar con timidez,

rnurmullos de una distancia indescifrable: el escritor que fue, la

esposa que tuvo, el hijo que perdi6 ... triunfos y fracases de una

vida que no quisiera Hamar comun. Le explica a Magda lo que piensa del olvido: es como una

playa, le dice. Es la marea que esta subiendo. Es el agua fria que

va esta en sus pies, que asciende y alcanza sus rodillas, que pronto

le llegara al abdomen y al pecho. t1agda se divierte con sus propias condusiones. Es una mu-

cbacha brillante a quien le entusiasma sentirse brillante. Una nina

que ausculta razonamientos ajenos, que indaga y persiste. Explo-

radora, cientifica, reportera ... -( Y desde cuando te acuerdas que no te acuerdas?

Juan no cae en la trampa, se resiste. La pregunta es absurda,

mal articulada, no merece respuesta. Hubo un tiempo en que qwso organizar anecdotas con res-

pecto a su olvido con el fin de que formaran un buen tema

conversaci6n, un relate entretenido como aquello que escribia

en el pasado y que hizo reir a un grupo de oyentes ... Se detiene en la imagen del grupo de oyentes. Atrapa en

plene >.ruelo una duda, se pregunta: 2_en verdad hubo un grupo

de oyentes que se ri6 de lo que escribi? 2_Cual texto mio les cau­

s6 risa? 2Cd.ntos eran en el grupo? 2_D6nde era la wJ.ni6n? Se

regodea en ese tipo de olvidos, en las ideas fragmentadas que no

B3

Page 69: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

logran conformar un recuerdo, que aparecen inconexas, pie;ocas

sueltas que no se unen a otras vivencias. Sin mucho analizar, re­

conoce que el suyo es un olvido cronol6gico, pero que tambien

puede ser aleatorio, caprichosos eciipses dispersos en su cere­

bro. 2Es posible seguir llamandose escritor si no puede evocar el

pasado? Es como estar condenado a ser por siempre un escritor

en ciernes, basando sus textos en lecturas porque no hav re­

cuerdos acumulados de donde rescatar vivencias.

Sin embargo funciona en la sociedad. Despierta sabiendose

el mismo que se acost6 a dormir en la noche, conoce la cara que

lo rnira en el espejo, ubica sus rutinas: banarse, su cafe matutino,

el desayuno; sabe que pierna meter primero en el pantal6n. Sale

de su casa y se dirige al peri6dico, no se pierde en el camino,

llega con puntualidad, localiza su escritorio, enciende la compu­

tadora, recuerda el texto que dej6 pendiente.

134

: accidente :

En ocasiones trata de atribuir su olvido al accidente.

Pudo haber sido un golpe, se dice Juan. Pero esta seguro

que su olvido viene de un tiempo anterior a la tragedia. No ha­

bia Magda sino Natalia. Ella era quien se dcclicaba a escudrinar

su cerebra. Natalia de risa estridente y piernas alargadas. Natalia

de sonrisa amplia y manos que formaban figuras geometricas en

el aire cuando hablaba. 2D6nde esta el ramillete de experiencias felices que hay en la

vida de las parejas? 2D6nde esta el costal de ocasiones infames, de gritos v

ofensas? Natalia lejana. Natalia perdida. El mar subiendo, por encima de todo, llegando a la costa

con furia y destruyendo cuanto encuentra, arrasando con expe­

riencias, pasado, recuerdos, levandose todo. El mar, las olas, el

frio constante, la humedad que llega a los huesos, el vado.

135

Page 70: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

: semanano:

pocas certezas, una de elias y lamas clara es que tra­

como perioclista. Est;i semado frente a su computadora en

la reda~ri!m rlP un imponante cliario regional, en una ciudad que

se llama .San Diego, California, Estados Unidos de America.

Reconoce a su alrededor a sus compaiieros de trabajo, un

personas que lo saludan conforme van llegando.

periodista hace un denodado esfuerzo por evitar su

e1msmo al escribir positivamente sobre la vida de los

en Estados Unidos. Recrea experiencias de

salieron. los inmigrantes se regresaran a

le pide cada quince dias un articulo que muestre el

'-li<i.llla, la tragedia y la lucha de los inJnigrames latinoamericanos

contra la adversidad que diariamente se presenta en Estados

sobre todo para los indocu_rnentados. Ella tiene la

infatigable ta1·ea de asegurar que su grupo de periodistas en­

importancia del trabajo que realizan cada semana para

la comunidad. Encabeza la produccion de un semanario en es­

pa.iiol con fines mayores; una publicacion, seglin se lee en

"para el placer y la h"'lformacion de los lectores latinos de San Diego".

136

Alrededor de la isla que conforma el equipo de

personas esta el grueso del staff que produce el cliario en inglb;:

reporteros, correctores, editores, fotografos, orgullosos ganado­

res de premios Pulitzer. Hay una situacion peculiar entre los

periodistas que prefieren hablar espafiol y los que solo

i.ngles, una incomodidad colectiva que se percibe en los pasillos

del periodico, en el ascensor, en la cafeteria. Se saludan cortes­

mente si sus miradas se encuemran por azar, pero se ignoran del

wdo en otras circunstancias. Es una frontera invisible que ape­

nas se percibe y en la que se procura no pensar.

Hace poco, los hombres altos y rubios que dirigen el diario,

llevaron a cabo una investigaci6n de mercado; para ello contra­

taron a una importante agencia que se dedica a formular en­

cuestas en el pais que adora las encuestas. La agencia desarrollo

un cuestionario telefonico dirigldo a gente con apellidos en cas­

tellano, y eliminando la gran cantidad de filipinos con quienes

los latinoamericanos no comparten la lengua pero si los sonoros

apellidos en espafiol. Los resultados fueron obvios, pero eso no

quito que los jerarcas altos y rubios se sorprendieran y mara­

villaran: a) un gran porcentaje de la comunidad latina quiere leer

informacion en espafiol; b) un enorme porcentaje de esa misma

comunidad esti interesada en noticias de la region; c) un des­

proporcional porcentaje pide a gritos una publicaci6n como la

de ellos, gratuita y con noticias de actualidad.

Los jerarcas felicitaron a la agencia que realizo la encuesta y

se felicitaron ellos mismos por el esfu.erzo que realizaba el pe­

riodico americano por involucrarse en el mundo de los hispa­

noparlantes. Para alivio de Aida y de su equipo, el diario seguiria

publicando e1 semanario en espafiol. Solo habia un problema:

los montones de periodicos en espafiol que se ponian en lugares

137

Page 71: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

estrategicos, tales como mercados o estaciones de transporte

publico, no eran recogidos por los lectores potenciales; se lleva­

ban unos cuantos pero ignoraban ala gran mayoria (tipicamente

extraian los cupones de descuento de las tiendas y dejaban Jo

demas). Era una situacion que pollia en emredicho el contenido

editorial del semanario, tomando en cuenta que existia otra pu­

blicacion en espafioJ, con menos recursos, que era mas valorada

por los residemes de San Diego.

Sin herramientas racionales para entender o resolver el pro­

blema, Ja editora tomo ]a decision de ignorarlo por completo,

tratarlo como si fuera una paradoja cientifica, parte de lo ine­

vitable, incalculable, inexplicable; el equipo opto por lo mismo:

no hablar de ello. (Para que imerrumpir el esforzado trabajo que

realizaban cada semana solo porque pocos o nadie los leia?

Eso piensa Juan mientras trata de escribir sobre una ser.ie de

crimenes en Tijuana, todos ellos vinculados al narcotrafico. Aida

le pidio una perspectiva original, la de alguien que conoda la

ciudad, que habia vivido ahi y que, desde otto pais, podia obser­

var la guerra con neutralidad, en toda su extension y rapifia.

Al escritor le incomodo la asignacion del reportaje. Su edi­

tora poseia una idea fija de lo que sucedia al sur de la frontera y

el no deberia desdecirla. La ciudad era mucho mas que una no­

ticia para el, y lo que sucedia no era alentador: asesinatos bruta­

les, violencia rampante e indiscriminada. No queria escribir un

texto que denostara a una ciudad que aun consideraba suya.

-( Por que no me enfoco en lo poco conocido de Tijuana,

los aspectos positivos, de lo que nadie habla?

-No creo que le interese a nuestros lectores -afirmo]a editora.

El escritor no sabia como enfrentarse a una imagen tan abs­

tracta como aquello que la editora liamaba "nuestros lectores".

138

2

Quienes eran los hipoteticos lectores? la muchedumbre

gue no recogia el semanario? (CC)mO visu?Jizarlos, que cara

ponerles? Juan habia llegado a la conclusion de que el termino

''nuestros lectores" podia definirse de la siguiente manera: "la

idea que yo ten go del uni,cerso; atentamente Aida". Pero elJa no

era representativa de los intereses de los mexicanos que viven

en el sur de California, mucho menos de los que se obstinaban

en segui.r leyendo en espafiol. ElJa era hija de mexicanos, pero

habia recibido una educaci6n formal en Estados Unidos desde

]a primaria hasta la universidad. Hablaba un espanol aceptable

pero su lengua principal era el ingles, lo cual significaba que si

no trabajara como editora del semanario, tampoco lo leeria. Si.n

proponerselo, sin saber como hacerlo de otra manera, diseiiaba

el contenido editorial como si estuviera dirigido a un publico

norteamericano y esa era la razon por la que los lectores

mexicanos no se interesaban: era demasiado ajeno, representaba

e1 nuevo mundo al que se resistian a pertenecer, a pesar de ha­

berse convertido en su hogar. Siendo asi, el semanario estaba

destinado al fracaso. El escritor piensa en sostener una charla seria con .Aida

acerca de este tema, pero ya no tiene idea de cuantas veces lo

ha intentado. Los pocos lectores del semanario eran hombres

y mujeres mayores de 40 afios, oriundos de Mexico, interesa­

dos en noticias de farandula y res1.1ltados de futbol. Y sobre

todo, eran tan lectores como lo fueron antes de emigrar a Es­

tados Unidos, o sea que leian poco y se informaban por medio

de la television. No se interesaban en noticias del narcotra.fico,

en la violencia desmedida al sur de la frontera, querian entrete­

nerse, afiorar a J\:1exico festejando su cultura, su cine y su

musica.

139

Page 72: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

tu nota el Junes -dijo Afda, anulando cual-

un mal contrincante en el ring de las

un tiempo en aue necesitaba nuevos v frescos l -

vez que se hablaba con el, pero recientemente se

c:a.u~auu. En un tiempo los reporteros Hiram y Norma le

lo consideraban un viejo toro, aiios desnuP:s riP una corrida memorable.

que una parte de el ya no funciona­

su personaJidad tuvo una luz encendida,

en un ir1stante de su vida que Juan no

en cambio, le deleitaba entrar a una discusi6n, tiraba golpes de paJabras con la agilidad mental

liP"ero. era un veterano boxeador con sobrepeso 0

del primer round. Sus pensam.ientos se

y lejanos, era el toro indultado que J;;;;Ua..Lua.ua. ~llt::llclu y distancia.

140

'liolencia

Juan teclea con rabia, teclea con furia.

alarmante ola de violencia sacude a Tijuana. Cunde el

temor entre sus habitantes. Autoridades inmiscuidas en actos

delictivos. A.lcalde reitera compromiso con gobierno federaL

Vccinos de la colonia M se quejan de ... Crimen organizado con­

trola la economia. Candidato asegura que puede solucionar

problema de inseguridad en quince minutos. Se rompe record

este aiio por mS.mero de asesinatos. Continuan crimenes sin re­

solver. Balacera a mitad de la calle deja varios heridos. I'vfueren

inocentes en fuego cruzado. J\un sin resolver caso de estudiante

asesinada. Se queja viuda que la muerte de su marido f1..1eo ..

Secuestran a periodista, comando lo detiene en plena via publi­

ca. Se teme que integrantes de la polida esten inmiscuidos en ...

J'vliembros de la sociedad civil critican la mala imagen que brin­

dan medios de comunicaci6n. Madre de estudiante asesinada

haec huelga de hambre frente a Palacio de Gobierno. Asocia­

ci6n de artistas se compromete a resaltar aspectos positivos de

la ciudad. Gobernador de gira por Jap6n. Empresarios atemo­

rizados por inseguridad. Obispo advierte que hay muchos mas

secuestrados de los que se sabe. Narco inmiscuido en el contra­

banda humano. Encuentran muerto a conocido sacerdote. Des­

cubren otro cadaver de mujer en faldas del cerro... Aparecen

141

Page 73: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

cuerpos descuartizados. Dejan mensaje engrapado a cadaver.

Narcomantas sobre puente amenaza al ejercito. La poblacion temerosa de que ...

Teclea, teclea, teclea.

142

. . . : nnpae1enC1a :

Fernando Prado llega en la manana siempre cercano a la euforia

y Jevanta a Juan de su asiemo para invitarle la matutina taza de

cafe. Despues de escuchar los wtimos lamentos de su amigo,

abre el cajon de su escritorio y muestra con orgullo el resplan­

dor de sus frasquitos anaranjados. Con dedos expertos recorre

los envases y sin mirar la etiqueta selecciona el indicado.

-Si estas no te sirven, ya sabes que hay nmchas otras -dice

el disefiador con actitud de sabio guru.

Juan admira esa felicidad. Las pastillas magicas tienen poder

aunque Cl todavia no logra alcanzarlo. Algun d1a conocere el ca­

mino de la paz generada por medicamentos, se dice.

La sonrisa de Fernando tiene un resplandor pastillero; con­

trae sus mejillas, alarga sus labios y deja ver con orgullo su den­

tadura. Aunque se preocupa por el bienestar de su amigo, su

continua euforia a veces le impide inquietarse demasiado o mas

bien hace que le valga un carajo; no asi Norma de la Vega, cuya

funci6n es tanto period{stica como maternal.

-2Por que note tomas unas vacaciones? -sugiere.

Para Juan, unas saludables vacaciones no son alternativa. La

rutina de su trabajo le brinda seguridad. Sale del peri6dico, ago­

tado v nervioso v se encierra en su departamento. No quiere J ' J

que nadie invada su espacio, y no abre si alguien llama a su

1 Ll /) ,.)

Page 74: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

turn.o es -11na

\.Tentu~ras

0 noticias de Dios. Enciende la tele-

El cine asiatico es su obsesi6n mas

el japones. Empez6 cronol6gicamente des­

ahora recorre los afios sesentas y Ia pelicula en

la serie Zatoichi. Juan se entretiene con las des­

espadachfn ciego, se anima, a veces llora, luego se

c~ con la relajante seguridad de que nada cambiara a su la manana empieza de nuevo la jornada, por

otra pelicuJa de Zatoichi. la

1

: adolescente :

Cuando lleg6 la invitac:i6n de participar en una mesa redonda

sobre inm:igraci6n indocumentada en el Centro Cultural Tijua­

na, Norma y Fernando no dudaron en tratar de convencerlo de

que participara. A Juan le pareda mala idea, y varias veces trat(S

de cancelar su participaci6n, atlli despues de haber aceptado.

Fue su propia ineptitud la que le impidi6 ser suficientemente

acertivo, los organizadores no aceptaron su cancelaci6n y tuvo

que asistir. i\l final, el evento habia resultado ser lo mejor que le

habia sucedido en los Ultimos afios. Ahi conoci6 a una mucha­

cha que lo admiraba y se entusiasmaba cuando lo escuchaba ha­

blar. Era lo opuesto de Juan: tomaba clases de danza y yoga,

pracricaba nataci6n y ciclismo. Le pareda alucinante la simple

idea de que una mujer joven y atracriva se interesara en a mas era inteligente y podia ser bastante diverrida.

Magda lo sac6 de su rutina, llevandolo a cenar, al cine y a la

casa de ella, donde se pasaban horas conversando sobre una va­

riedad de temas. Juan comenz6 a sentir que tenia un prop6sito.

Conoci6 la inquietante sensaci6n que produce la impaciencia.

IVfuaba el reloj con insistencia, contaba las horas y los minutos

como un adolescente que acaba de conocer el amor. Salia co­

rriendo del peri6clico para clirigirse a Tijuana, para recuperar la

ciudad de su infancia, para meterse entre las frias sabanas de

145

Page 75: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

una cama y acurrucarse entre los dJidos muslos de una mucha­

cha. Era mejor que las pastillas magicas de Fernando.

Por un azar, por su buena suerte o por lo que fuera, I\1agda

se sentia feliz junto a .Juan. /\lgo en su aspecto de viejo toro in­

dultado hada que ella sonriera y quisiera abrazarlo.

146

: lectores:

Con el pretexto de estar ocupado, el escritor ignora las llamadas

telefonicas que recibe. Si tiene tiempo, recorre los mensajes en

cl buzon de voz y hasta puede predecir el contenido. Su querido

anciano es el primero de la manana, no puede fallar: "Antoniou)

)'OU have to stop. Haven)t )'OU noticed that you)re dreaming? lt)s time to

wake up and retum to the place you came .iom)). Sit,:rue el mensaje de

un doctor que recita porcentajes y nombres de empresas farma­

ceuticas, acusandolas de propagar enfermedades para enrique­

cerse. Luego una mujer histcrica que trata de encontrar a su

marido, desaparecido hace tres aiios. Despues voces laconicas

que Haman para desearle mala suerte, para decirle que es una

horrible persona y que deberia regresar a 1'v1exico en lugar de

criticar a la gente honrada de Estados Unidos. "How dare you

cn'tici;:e the country that givesyou shelter!'' Etcetera. Etcetera.

El telefono insiste. De nuevo timbra y Juan duda si tiene al­

glin sentido contestarlo. Seguro es alguien quejandose de lo que

escribio; o alguien que desea saber el costo de la publicidad; o

alguien que reporta que fall6 la prediccion del clima por dos

centesimas de grado Fahrenheit; o alglin perdido que lo felicita

por el ultimo reportaje.

147

Page 76: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

ser el anciano, su devote anciano.

·/~Nm Wll/ shouldn)t be writing in my god-dammed

j-ld_uld.u<J. vanas veces a la semana para quejarse de sus re-

traducidos al ingles. veces ni siquiera se referia a lo

que habia escrito. Podia tratarse de politica, deportes o cruci­

decidido que Juan era el unico escritor

i0 Antoniou. You don:t fucking k:aow

su lector mas atento.

se habfa acostumbrado tanto a las criricas suma­

en el cuando empezaba un rep or­

mientras tecleaba: "Esto le va molestar al viejo

gringo", se deda. esto de seguro me va a decir que la cague".

poco

lectores en general eran impredecibles.

frecuencia el hombre le llamaba por la manana. Lo

el peri6dico mientras bebia cafe, un viejo

uc:~ataba su amargura dej3.ndole mensajes a ese

.1..uua.uu por el ciJ.1e, Juan imaginaba sus notas

de una habitaci6n, tachadas con en­

es este idiota que trabaja en mi peri6dico? 2A estas mamadas?

148

No se sabe la fecha precisa en que Juan tuvo contacto por pri­

mera vez con la persona que se idenrific6 como Eden Flores,

pero pudo baber sido bacia finales de julio de 2005. En sep­

tiembre, Juan ya estaba estudiando los documentos que el ex

polida le habia entregado, y compartia minuciosamente sus

adelantos con algunos de sus compa:fieros de trabajo.

149

Page 77: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Juan contesta el telefono:

-Hello?

: llamada:

-Fd like to speak to mister Antoniou lvlendiuil. -17zis is he.

-Senor Juan Antoniou, que bueno que lo encontre.

-Si, digame -le sorprende el repentino cambio a espafiol.

-He tratado de localizarlo, no me gusta dejar recados ...

No es su anciano, lo habia confundido; la voz se parece pero el tono es amigable.

-(Que se le ofrece?

-Como explicarle, yo soy polida. Bueno, fui polida. Estoy

retirado. Fui policia hace muchos afios; aun hago trabajos por mi lado ...

-(En que puedo ayudarle?

-Necesito su pluma,Juan Antoniou ...

El escritor esta a pu.nto de decirle que tiene un cajon lleno

de plumas, que podria regalarle una o dos. Sabia a donde se

dirigia la conversacion: este ex polida buscaba a un monigote

que escribiera sus memorias. Con frecuencia recibia este tipo de

solicitudes: viejos polidas, viejos politicos, viejos educadores,

viejos senridores publicos que pensaban que su historial era menos aburrido que la de otros.

150

-c:Por que mi pluma?

-Bueno, es que yo siempre leo lo que usted escribe.

-(Nolo lee en la manana mientras toma cafe?

-(Como sabe?

-No importa, siga.

-]\1c agrada que usted sea tan mexicano.

Sin saber por que, el escritor se siente ofendido por el co­

mentario, hace una mueca y esta a punto de colgar.

-Tan mexicano como yo -corrige el anciano con risa bur­

lana-. Bueno, quizas ya no soy tan mexicano, soy un ex mexica­

no como soy ex polida. Hace unas semanas lei un reportaje su­

yo que hablaba de los campesinos mexicanos que se han asen­

tado en el norte del condado, sus convivios bajo la luna, cuando

alguien saca la guitarra y empiezan las viejas canciones al calor

de una fogata. Parece que hablaba de mi, Juan Antoniou.

-c:Le gusto?

-Si, mucho. Y pense que usted pocL"i'a ayudarme. Qu.iero

gwen que escriba un episodio de mi vida, quisiera hacer una

pelicula con esa historia.

-( U sted hace peliculas?

-No, no, no, un amigo ...

-Quiere que le ayude con el guion.

-Andele. Pero primero hay que presemar la historia. Se la

conte ami amigo y le parecio buena idea. Me dijo que la necesi­

taba por escrito, unas cinco hojas. Y me acorde de usted, usted

me puede ayudar.

Aida se lo habia dicho, responder las llamadas telefonicas

era un servicio a nuestros lectores. Era importante escuchar a

los que quieren hablar, a los que quieren ser escuchados, no en

vano ponian su nW:nero al final de los reportajes.

151

Page 78: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

es

A

no puedo -dice Juan-. Tengo dema­

me alcanza el tiempo para proyectos inde­

en mi casa lo que menos quiero hacer

yo trabajaba de polida, 10 que menos

en rru casa era seguir atrapando criminales -se una nsa que a le parece conocida-. agra-

su arenoon.

tenga cuidado.

de colgar, ei escritor escucba la voz del hombre

"Juan)". Levanta de nuevo el auricular:

lo menos acepte que le invite un trago -dice el viejo.

152

: canc10nes :

i\ Juan le agrada el ambiente del Club 13, le gusta la camaraderia

de otros hombres que, como el, aprovechan el alcohol y la charla

para olvidarse de sus problemas. Los acompaiia la musica que

surge de una rocola; puede ser un bolero nostalgico o una deto­

nacion melodica a cargo de una banda sinaloense, depende de la

edad y los gustos del que pone la moneda.

Personas desconocidas conversan con el sin hacer una sola

pregunta. Nadie le pide su nombre ni quiere saber donde traba­

ja. Las conversaciones son relajadas, abundan platicas de futbol

pero de vez en cuando alguien habla de su familia sin entrar en

detalles. Los nombres no tienen importancia, se menciona al

hijo, la novia, el patron, la vecina, el hermano y a veces brotan

quejas de la vieja, la gorda, la fiera, la que no quiere salir de la

casa a divertirse, la que prefiere quedarse \G. en do telenovelas. No

es un anonimato consciente sino que los nombres resultan

trascendentes en el ambiente amistoso del Club 13. Juan recibe

el bautizo oficial como "Profesor" porque alguien dice que

parece maestro de escuela primaria. Asimismo hay un ingeniero,

un licenciado, un patron y un compadre. Es un arreglo que le

complace. En una epoca Juan publico relatos donde vertia

anecdotas de su v-ida. Esa epoca habia pasado; y conforme

153

Page 79: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

avanzaba ei tiempo se consideraba cada vez menos escritor y

mas un redactor de noticias, una pluma asalariada.

Eden Flores es un hombre de 71 anos, ex policia de narc6-

ticos, que tiene dificulrades para caminar, dice, por una antigua

herida de bala. :Cvfenciona un cancer de pr6stata como si se tra­

tara de un parieme lejano. Sobresale su buen sentido del humor

y una gran nostalgia por el Mexico de su infancia. Es dichara­

chero, platicador. Su madre es un tema recurrente, los sacrificios

que ella realiz6 por buscar el bienestar de sus hijos. Le emocio­

na contar anecdotas de su pasado. Se nacionaliz6 estadouniden­

se a los 20 anos, cuando regres6 de la guerra. Es un hombre

alto y corpulento que saluda con un fuerte apret6n de manos,

dice que el Club 13 es un oasis. A veces lleva su guitarra y a la

menor provocaci6n reproduce viejas y melanc6licas canciones

con una deliciosa voz de tenor que no falta a quien le recuerde a

Pedro Vargas. No parece importarle el guion o la pelicula que lo

motiv6 a reunirse con el escritor, no parece tener prisa. Se

interesa por el intercambio de anecdotas con sus companeros.

el mayor de todos ellos y se deleita recordando su edad al

que se ponga enfrente. Presume que el Club 13 ha cambiado de

duenos y ambiente pero el permanece en el mismo lugar como

una piedra; empieza a cantar "de piedra ha de ser la cama, de

piedra la cabecera ... " y luego la inevitable carcajada.

A diferencia del resto del grupo, no le importa dar su nom­

bre. Extiende la mano y con un fuerte apret6n se presenta con

los que llegan por primera vez: "Eden Flores, a sus 6rdenes". Le

dicen don Eden pero con mayor frecuencia ':Abuelo''. Cuando

las conversaciones se alejan y el estruendo de la rocola lo per­

mite, el senor Flores evoca el pasado. Cuando sali6 del ejercito

intent6 varios oficios, desde carnicero hasta boxeador, tambien

154

quiso abrir una ferreterfa pero era malo para los negocios y pre­

feria desperdiciar su poco dir1ero en juegos de azar. Se cas6 la

primera vez demasiado joven, segun dice, y nwo un hijo que no

ha visto en muchos anos.

- Y n\, c:ticnes hijos?

- T uve ... -responde Juan.

-c:C6mo que tuviste?

-No tcngo hijos. Ya no. A traves de los ventanales del Club 13, Juan ve que en la

acera de enfrente se encuentra un nino, observandolo. No es la

primera ocasi6n en la que se siente 'igilado por los ninos.

155

Page 80: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

cammata

veces Juan se despierta llorando, sofocado por una pesadilla

se c1esvanece de inrnec:liato pero que deja su putrido aroma 1 1 di / 1 1 h ~ en 1a can1a. e_ a esta oe mill umor por un sueno que no

en la computadora: "Estoy atrapado en un

estoy despierto. Suefio que tengo una vida

Estoy atrapado, quiero despertar".

tantes dorrnian.

1-JCllLUM en donde unos seres palidos y alar­

la realidad de una ciudad miemras sus habi­

despertar, los transeu.ntes y automovilistas

nose cuenta la c:liferencia. Cominuaban en el mismo

totJ.hneme cambiado, como si nada hubiera sucec:li­

se pregunta si recuerda bien la trama de la pelicula o

simplemente esta inventando.

Camino varias horas por las calles oscuras de Tijuana. Era

, au.n no conoda a Magda asi que sus viajes ala

eran esporac:licos. veces corria tratando de esconderse

eran inevitables como el frio y el cansancio.

pasos lo llevaron al barrio donde mvo una familia,

un diligente marido y padre de familia. Levamaba a

su h110 en la manana, lo ayudaba a ponerse el uniforme escolar,

1-JCllldU"- hasta que lograba veneer cabellos implacables. Vigi­

desayunara bien, lo escoltaba a colegio, se

156

despedia de el con un beso. el barrio donde tuvo una 'Vrida

111uy c6moda y centrada: misa los domingos, comida con

gos, visita de los suegros y cunados ...

157

Page 81: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

: puerta:

Son las dos de la manana y de pronto esta frente a la casa. Su

mente regresa a mejores tiempos, cuando cortaba el et~sped,

recogia las hojas secas y le ensenaba a su hijo los pormenores de

Ja iardineria. Lo rccuerda corriendo iunto a los rosales, inten-; '

tando jugar con la manguera de agua aunque sabia que no es­

taba perwitido. Su elocuente sonrisa, molacha y hermosa. Lo

extrana, lo quiere ver.

Natalia no abre la puerta al primer toquido; tampoco lo ha­

ce al quinto, sexto, septimo, ni siquiera porque son cada vez mas

intensos. No es facil despcrtarla. Su sueno es profundo, ex­

plorador. Juan puede tocar mas fuerte y es probable que pri­

mero despierten los vecinos. No es basta que empiezan a doler­

le los nudillos que la luz de la sala se enciende.

-Soy yo -dice Juan con su voz s6lida, el hombre que regre­

sa a casa luego de una jornada de trabajo.

-Juan? -Natalia sorprendida y somnolienta entreabre la

puerta.

-Que bueno que te encontre despierta -dice Juan. Intenta

una sonrisa que muestra melancolia, humildad, nostalgia.

-No estaba despierta.

-Tenia ganas de platicar ... Hay cos as que no te he dicho ...

-2D6nde has estado, Juan?

158

-Caminaba por aqui... -( Y regresas tan natural, como si te hubicras ido aver?

-Quiero platicar contigo.

-No estoy sola, Juan. -No te voy a quitar tiempo, hace frio y he cstado camman-

do rnucho. Para mi es importante que me escuches.

-,;Oiste ]o que dije? -Si, que no estas sola. Pero no c1uiero molcstarte, dame

unos rnmutos. -Estoy con alguien,Juan. Un hombre que vive conmigo.

-No los quiero molestar.

-c:C6mo quieres que te deje entrar a estas horas?

-Antes platid.bamos mucho, c:te acuerdas?

-Hace mas de tres anos que te fuistc, te espere mucho

tiempo. Despues del accidente era l6gico que nos distanciara­

mos .... Pense que podriamos empezar de nue\'O, superar la tra-,.

gem a ...

-c:Tres anos? -Tres aiios que no supe de ti. Ni siquiera me llamaste para

decirme como estabas. Luego escuche que habias conseguido

trabajo en San Diego. No trate de buscarte, no tenia sentido.

Pero eso ya para mi es pasado. Ahora estoy tranquila. No pue­

des entrar a la casa, no estaria bien por la persona que vive con-

migo. Y por rni misma. Esa habria sido Ja despedida perfecta si el escritor hubiera

permanecido en silencio, una despedida sin drama, tan racional

como siempre habia sido Natalia, tan duena de sus emociones.

Pero el escritor no puede quedarse callado, las palabras explotan

en su interior y tienen que salir en forma de pregunta:

-c:C6mo esta el ni.t-l.o?

159

Page 82: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

ro.stro

asesta un

no entiende.

la cara que el escritor aca­

y se aprendio de memoria.

se hace tnzas, desencajado. Su mano se eleva y

en la cara del escritor, un golpe que de un tajo

nariz y boca, un golpe irreconciliabJe. Golpe de

devastador. ' 1 • ' l ' que te crees penaejo c:estas oco:-

y azota la puerta. Cierra, cierra el

la puerta. Llanro de mujer adolorida.

160

: expediente :

i'J principia Juan no le halla forma a lo que esta leyendo, docu­

mentos legales, oficios en hojas membretadas con el sello del

State of California Department of Justice, reportes escritos con

frialdad por un policia que seguro se aburria con su escritura.

propio senor Flores habia redactado esas paginas; pero no habia

en ellas nada de la emocion que mostraba cuando recreaba el

caso. Entonces el viaje rejuveneda, se entusiasmaba por sus

logros. Despues de todo, para el joven Flores, quien en 1967

contaba con 32 afios, la redaccion del repone no habia sido mas

que un trabajo rutinario.

La caja que le enttego el viejo Flores contiene un legajo

unas doscientas hojas fotocopiadas, redactadas las primeras el

22 de junio de 1964 (case number 64-0 153) y las Ultimas hacia

finales de 1967 (lvovember 24th), cuando el agente Flores cerro la

investigacion, su firma al calce. Las hojas no escin engargoladas;

pero sf por lo menos, organizadas cronologicamente. En el

paquete se encuemra un sobre manila que contiene diversas fo­

tos, la mayoria en blanco y negro.

El joven Flores nunca imento escribir una novela polidaca,

ni se imagin6 que alguien estaria viendo con lupa sus apuntes,

casi cuarenta afios en el futuro. El ingles era frio y mednico:

161

Page 83: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Xx XX:Y,XXXXX, XXX.XXXXXX XXXX.X, XX XXXXXXXXXX.X XX XXXX

~XXXXXXXX.XXXXX, XXX XXXX XXX XXXX, XXXXXX XXX XXXXX XXXX.

Y0CXXX XXX xxxxxx xxx.x xxxx XX xxxxx ...

se traduda aJ espai'lol de la siguiente forma: "El 24 de

octubre de 1964, gwen esto escribc, con el fin de continuar con

Ia presente imrestigacion, se encontr6 con el fiscal de distrito del ...._ <...~-

Condado de San Diego, Josepb H. Kennedy, y el investigador

Charles Harrison. Quien esto escribe recibi6 de ellos una

serie de reportes que derallaban la investigacion que llevaba a

cabo el Departamento de Polida de San Diego".

Abundan tamas fechas, horas y nombres de personas que

confunden al escriwr, precisiones que eran necesarias para la

investigacion, pero excesivas para una obra literaria.

Por fortuna el viejo habia acompaiiado el reporte con un

par de hojas de resumen: hacia mediados de 1966, el policia

Eden Flores, asignado a la division de narc6ticos del Departa­

mento de Justicia del estado de California, se habia hecho cargo

de una im'estigacion en proceso: el asesinato de un comerciante

llamado George Mendez, acaecido tres afios atras en San Diego.

Tras una rninuciosa investigacion, el policia por si solo habia

resuelto el crimen que orros ya daban por expediente muerto.

investigacion habia llevado al arresto del principal sospe­

choso, un tal Harold Rutheford, que a la posrre habia huido a

Mexico para evitar la aprension de las autoridades estadouni­

denses.

Aprovechando los contactos de Flores en la polida de Ti­

juana, y habiendo Rutheford cometido "un horrible crimen" en

esa localidad, logr6 que las autoridades mexicanas le entregaran

al sospechoso.

162

Lamentablemente Rutheford nunca fue procesado ya que

rrro.ri6 durante una trifulca en la d.rcel estatal a poco tiempo de

haber sido capturado. La investigaci6n se resume sin problema, pero lo jugoso se

encuentra en los documentos oficiales, donde Flores alude a un

estudio pormenorizado de los testimonios recabados por la po­

lida de San Diego y el hallazgo de una clave importante que la

rnisma habia ignorado. El reporte subraya que Rutheford nunca habia sido inves-

tigado por la polida, lo cual, al parecer del joven Flores, fue una

a-rave falta en la metodologia de los primeros agentes asignados 0

al caso.

163

Page 84: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

su lectura, el esc:ritor no deja de mantener con-tacto con el senor v"1e)O tlene una memoria sobre­

fechas y hasta el mimero de la

se alude a los acontecim.ientos. No es

los asuntos mas importantes de su

enm1

como investigador.

cambi6 mi vida. Ni yo wismo me imagi­

ramificaciones de lo que hada y como iba a repercutir

ascenso como subjefe divisions], uno de los

ostentaba tal posicion en California y

en esa epoca, senor Flores?

racismo sino una desconfianza generali­zada. Eran tiempos dif.fciles,Juan.

~eneral evitaba las preguntas que danaban el prestigio

L1stituci6n. Flores moriria siendo un agente leal a la cor­

po:raci6n donde trabaj6 cerca de cuatro decadas. Debajo de ese

suave caparaz6n de amigable anciano habia una mente agil que

' ' 1 1 1 . / d '1 se negaoa a especwa:r soore a reso UClon e un caso, como e

se habia originado en una corazonada. -( Por que corazonada?

64

-Porque nadie habia pensado en Rutheford.

-( Y por que no?

-Porque no pareda estar ligado al caso.

-( Y solo fue una ocurrencia suya?

-Lo reconoci en una foto de .Mendez, tomada poco antes

de que lo mataran. Mendez y su esposa en una fiesta, la tipica

foto del recuerdo.

-,.;Rutheford estaba en esa foto? ·~

-Si, pero nadie lo habia notado.

-(C6mo?

-Necesitabas fijarte en el fondo, oscurecido por el flash que

habia iluminado solo a la pareja. Atras habia un grupo de gente,

otros invitados, Rmheford entre ellos.

-Yo no diria que fue una corazonada, senor Flores. Usted

:m.ir6 donde otros no lo hicieron.

-Puede ser -dice Flores con evideme modestia-. Rutheford

era un conocido vendedor de drogas, de mediana estampa.

la agencia lo teniamos en la mira desde hada mucho tiempo,

tenia antecedentes, habia estado ya en la d.rcel por un delito

men or.

-Esta seria una excelente novela polidaca -dice el escritor.

-Si, pero yo quiero que sea pelicula -replica Flores, son-

riendo.

-Podria ser una novela y luego una pelicula.

165

Page 85: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

: novelas:

escritor echa a volar su imag1nac16n, piensa en los libros que

escribio en el pasado (una novela y un libro de cuentos), la

atencion de la prensa. Juan podria ser el autor de una serie de

novelas cuyo personaje es un detective hispano que resuelve

crimenes en los suburbios latinos de San Diego, lc daria esc sa­

bot fronterizo que suele ser popular entre lectores y drculos

academicos. Seguirian las presentaciones publicas y las confe­

rencias, lo que se habia perdido por habet cambiado la literatura

por el periodismo. Por fortuna el viejo Flores tenia diversas

anecdotas que disfrutaba mucho relatar, unas mas interesantes

que otras pero la mayoria con posibilidades literarias.

-2No le importa si uso su nombre?

-Claro que no.

-Seria mucho mejor que un simple trabajo periodistico,

tcndria que inventar situaciones, datos personales acerca de usted. 2No le importaria?

Flores se sientc halagado.

-Siempre le he admirado, Juan. Estoy seguro de que hara un gran trabajo.

En ocasioncs el escritor iba a casa del senor Flores donde

seguian la platica. El ex investigador tenia una casa en Vine

Street, en 1a zona de Lakeside, un suburbio al sureste del con-

166

dado, donde vivia con su esposa. Era una residencia con las

comoclidades tipicas de los hogares estadounidcnses. jardin

a1 ±rente sin ccrcos que lo separen de sus vecinos con el cesped

finamente cortado y un puntual sistema de riegos. Los interiores

cran amplios con una comoda temperatura interior. La decora­

ci6n era antigua y de buen gusto. S6lo una pared rompia el

decoro y las sutileza de las otras, escasamente adornadas.

esta estaban los diplomas y condecoraciones que Flores habia

recibido a lo largo de su carrera, acompanados de retratos don­

de se observaba al polida en distintos momentos de su vida; en

una de elias saludaba de mano al ex presidente Gerald Ford.

En el patio trasero estaba la habitual piscina rodeada por

sillas y mesas de plastico con sombrillas, una barra con diversos

Jicores y al fondo una cascada artificial de donde surgia el soni­

do de una grabaci6n de pajaros. Alrededor de la cascada, hecha

de piedra, estaba un jardin de cactaceas que el viejo cultivaba

como un homenaje a su querida Sonora, el estado mexicano

dor:de habia nacido.

El escritor se acostumbra a v1s1tar la casa de los Flores,

charlan bebiendo cerveza o tequila, incluso bacanora sonorense,

o cenan algun platillo tipico del norte mexicano.

167

Page 86: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

desdoblamiento

l'-',2,.-l'--::>"'- a su analisis de los documentos. Lee un parrafo, se

cuentes. e intema extrapolarla para crear pasajes elo­

un cuaderno especial, de pasta dura, que es­cogi6 con que seria el contenedor de su no­

deberia empezar con un Flores

se aproxima a un periodista para

sobre su vida. El protagonista se

no puedo. Tengo demasiado tra­

Y no me alcanza el tiempo para proyectos independien­

la propuesta como un acto de compasi6n por

VlVe sus ultimos dias. Luego, de alguna manera que

"'--ywc1c justificaci6n, en una especie de desdoblamiento, el per­

se convierte en un joven Flores y empieza a narrar en

168

: traici6n:

.Ha querido dedrselo a Magda; ella seguro tendria un comen­

tario sarcastico. El humor no salva a Magda de sus problemas,

pero los aligera. (Que diria ella, seria su:ficiente para convencerse

de que Juan esti loco de remate? Si sus problemas de memoria

no son suficientes, quizas hablarle de los nifios la convenza de

que es un caso clinico, apto para el manicornio. Pero no

nada mas vergonzoso para un hombre inteligente que

reconocer que esta enloqueciendo y que no puede evitarlo.

traiciona el rnismo cerebro que Ie ha dado lo mejor de si rnismo.

2 0 es una locura de siempre, la que le perrnitia escribir y ahora

se lo impide? Cualquiera que sea la respuesta, prefiere callarlo

delante de Magda; opta por solo rnirar sus ojos claros, perderse

en ellos sin decir palabra.

- Te no to muy callado, algo te pasa.

Juan quiere hablarle de esos nifios o de un nino en particu­

lar, quiere compartir los pocos recuerdos buenos que le quedan.

No. El cerebrose lo impide. No, mejor guarda silencio.

169

Page 87: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

: runos:

pnmera vez que Juan comento que un nino lo estaba mi­

rando fue en una ocasion que paso por su hijo ala escuela.

-2Quien es ese nino? -pregumo Jua..n cuando su hijo se su­bio al carro.

-,;Cual?

-Ese nino, el de lentes.

Su hijo busco entre la marabunta que salia de la escuela,

entre el frenesi de maestras desesperadas y mamas que peleaban por recoger a sus hijos.

-Nose como se llama, es nuevo. cPor que quieres saber? -Se me queda mirando.

-..;Cual? \..

-Esc, ese ...

-(El que trae el sueter amarrado?

-Si, ese. Nos esta mirando, (que no ves?

-Pues ... no se ... siesta volteando paraca ...

-No importa, olvidalo.

-No se quien es, puedo investigar. (Quieres que le pregunte por que te mira?

-No, no le preguntes. Oividalo.

-Puedo ...

-Que lo olvides, te digo.

170

Los ninos son asi, no es extrano que miren a una persona

que desconocen, su naturaleza les pide que obser\ren ?J mundo;

pero Juan no sentia que la mirada del nino la escuela o lade

111uchos otros era normal. Pasando por un parque o un centro

corDercial, en cualquier lugar donde hubiera ninos, siempre ha­

bia uno que lo observaba. Y no era una mirada peculiar, en rea­

lidad se podria decir que no tenia nada de especial: era como ser

observado por slguien que conoce un secreta intimo, sin juz­

aarlo. ,;Curiosidad? Tal vez. Nliradas de intriga, sin acusaciones. 1::> -

]\i[iradas que parecen tenet conciencia de que tarde o temprano

algo le sucedera. Esos pequefios lo sabian. Algo cambiad. y solo

esperan el momenta, solo quieren ser testigos.

:Lvfientras Juan iba de un punto a otro, recorriendo la ciudad,

no faltaba un nino que lo estuviera ,r:iendo :insistentemente. En

ocasiones el chico parado en una esquina y lo veia pasar como si

esperara. Acompanado de Ivfagda, saliendo del cine o de su

casa, a cualquier hora, un nino estaba ahi, estudiando sus

acciones como si lo escuchara de lejos, como si vigilara. _Aj

principio le parecio curiosa, pero los ninos lo hadan tan a me­

nudo que se obsesiono con la idea de que fuera una especie de

presagio maldito. Algo cambiad., se deda. Ellos lo saben.

171

Page 88: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

se

sos, no

te.

: arr_ugos :

en un y Fernando quiso decides, pero

se arlimo a explicarles lo del presagio, su vida podria cambiar repeminamente.

con

eso -dijo Norma, consternada-. La vida no

cuando uno lo dispone. Y cuando se acaba no hay avi­

oU1en te mande un boletin de prensa para informat-~ "

y salud, decit -corrigio Fernando, levan-su cerveza en seiial de brindis.

tanto -agrego Norma.

sus compaiieros se preocupan por el, las invita­

no son en vano. Quieten estar al tanto de su estado

identifican como una persona fragil, propenso a la

como responder con acierto al carina de

pasa el tiempo tratando de tecuperar lo que ha

sin saber con exactitud lo que es. Cuando miraba a su

saliendo de la escueh, despidiendose de sus compaiieritos,

se preguntaba si esa arristad de infancia perduraria hasta que su

Juan no podia presumir de un solo amigo que

muchos afins 2Los habia olvidado a todos o nunca

172

Para el era dificil concebir una amistad o cualquier relacion

cercana que fuera perdurable; tenia una sensacion de habet

dido mucho mas: compafieros de escuela, de farra, de aventuras

adolescentes ... Tenia la impresi6n de que sus actos lo habian

alejado de todos los seres con quienes habia tenido contacto

cercano.

-Somos tus amigos -aclar6 Norma-, nos oreocupamos por ~ . L

ti. Ya se que en este p2iS las amistades gringas suelen ser super-

ficiales, pero nosotros no tenemos que ser asi.

-Somos mexicanos -dijo F'ernando con sonrisa ebria v

feliz-. ;Viva Mexico! -grito con tal enfasis que otros cliemes

voltearon a verlos.

Esas visitas al bar eran esporadicas y terminaban temprano

porque Norma empezaba a preocuparse por la hora y por su

hija, que salia tarde de la universidad. Fernando hubiera prefe­

rido quedarse hasta el amanecer, pero Juan tambien preferia re­

gresar temprano a su departamento.

Eran las diez de la noche cuando salieron. Juan camino

hasta la estaci6n del trolley y descubri6 que un nino de cabello

alborotado caminaba juto a d en el otro lado de la calle. Le in­

quietaban sus miradas mas no le sorprendian. Eran pequefios

fantasmas de su imag1naci6n, bromas de un cerebra aburrido y

agotado, recordatorios de lo que habia perdido, lo irrecuperable.

173

Page 89: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

El mon6logo que se presenta a continuaci6n tue escrito per e1

propio Juan Mendivil como parte de sus apuntes. Parece ser una

forma de ensayar en primera persona la voz del personaje que

seria protagonista de su novela. No se sabe si esto lo dijo Eden

Flores tal como aparece aqui o J'vfendivil ya estaba tomando atributos propios de un escritor.

174

: abuelo:

:tvli papa deseaba algo distinto para nosotros, no queria que nos

quedaramos en Sonora, como su padre, como su abuelo. El era

un campesino jodido, sin tierra propia, y lo unico que nos que­

daba a nosotros era ser campesinos tambien, seguir recogiendo

las migajas que arroja el destino. Pero mi padre decidi6 romper la

cadena, decidi6 que el ciclo no se iba a repetir. Nos vamos a los

Estados Unidos, dijo, yo no quiero esto para ustedes. Hubo un

gran pleito en la casa porque rni abuelo no queria que nos fue­

ramos. Si nos ibamos el se quedaba solo, no habia quien atendiera

la casa y le diera de comer. Ademas, c:que habia en los Estados

Unidos? Ni modo que oro en las calles. Hay muchos pendejos

que regresan igual de pobres y hasta mas jodidos, deda el abuelo.

1\1i papa era testarudo y ya se habia heche a la idea, tenia por fin

una esperanza. Plane6 que nos fueramos con el, pero el asunto se

volvi6 complicado: el abuelo se adelanto, me sac6 de la casa y me

llev6 a Cajeme. Aver si se van sin mi, pens6, y clara que mi ma­

ma no se quiso ir. Por eso mi papa se fue solo y dijo que volveria

por nosotros. En cuanto se supo que rni papa se habia marchado,

ahi viene el abuelo de vuelta. Nadie lo cuidaba mejor que mi

mama, la queria de sirvienta. Era un ·viejo malo. Dicen que no era

tan malo de joven, pero yo no lo conoci distinto. Dicen que la

175

Page 90: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

dudo que la gente cambie tanto.

estar jodiendo al pr6jim0

,

casa era suya, d modo de

que hacia, nos y sus patrones gabachos en

Angeles. queria seguirlo, no me dej6. Yo tenia quince alios y l11i

busca ai padre y mi mama lo sabfa

ley6 la carta de mi papa donde

que lo alcanzaramos, incluso habia

nosotros. Dijo el abuelo que eran

saldria de la casa, nadie se iria nunca. v-e.-e..ca.ua con 1ni hermano pero no contaba que yo

Habia mucho de el en mf, mucha

mucho egoismo, y le puse el alto. Saque la

el guardaba para cazar venado. Lo encanone y

te quedas guieto, nosotros ya nos vamos". Era la

lo tuteaba y mi madre casi me rompe el hocico

un golpe, pero tampoco deje que interviniera. :Nfi hermano

estaba cbille y chille y le ordene a mi mama que empacara por­

a ir. Mientras tanto yo seguia encanonando al

y el dijo "Yo se que no te atreves a matarme, pendejo, ru matar". Y era cierto, yo no sabia de matar pero

unas ganas de jalar el gatillo y acabar con su v-1da mi­

di un empuj6n y cay6 al suelo, le di una patada y ya

no se quiso volver a parar. Me miraba con rabia, el 'liejo Flores

en el suelo_ el ioven FlnrP" parado apuntandole con la carabina. no

que decirle, solo furia, cabrona y ase-

176

sina. 2Sabes que el deseo de matar se hereda? Wii padre fue un

hombre bueno; pero yo no pude ser como el, yo era el abuelo

vv.elto a nacer, yo era el abuelo que se fue a la Revoluci6n y se

ching6 a cuanto cabron tuvo enfrente, no por la causa, no por la

tierra ni la pma libertad sino por el placer de matar, la satisfac­

cion de poder guitar una vida, terminar con una hlstoria. Que

naclie me lo dijera entonces, yo odiaba a ese abuelo y nw"lca me

habria comparado con el. Huimos de la casa, tomamos un ca­

mi6n y nos fuimos a la frontera, prirnero a Nogales y luego a

Tijuana. Cruzar no era difkil pero Tijuana no era para una mu­

jer como mi mama y mucho menos alguien que se veia inde­

fensa, con sus dos hijos y unas balsas llenas de ropa y sartenes.

Para mi era una ciudad impresionante, y sobre todo los sucios

lugares donde andabamos, tratando de localizar a un coyote que

nos avudara con la cruzada. Era 1949 v Estados Unidos se hada • 0

de la v-ista gorda en sus fronteras cuando cruzaban jovenes

como yo. Te lo digo porque nos detuvieron y un gabacho nos

descubri6 ya cuando estabamos adentro. 2Tu crees que nos

detuvo? Mi mam2. no sabia que empezaba w1a nueva guerra, y

que hada falta algo mas que mano de obra en Estados Unidos.

Se necesitaban soldados, came de canon mexicana. El gobierno

habia aprendido con la Segunda Guerra que no era facil ganar y

que las muertes de jovenes gabachos eran costosas para el pais.

(Por que mejor no llevamos a los pendejos mexicanos? Cuando

nos encontramos con mi papa en Los .Angeles, estaba enfenno,

ni siquiera podia trabajar. Lo habian corrido de la cas a que ren­

taba y compartia un departamento chico con otras dos familias.

"Mira donde vine a traerte, Gabriela", le dijo ami mama; pero

ella ni lo pens6, sabia que nuestro lugar era con eL Y a los dos

meses que muri6 mi padre, tampoco pens6 en regresar. Su

177

Page 91: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

marido

tr:ue1onar. marcado el camino del futuro, y no lo fbamos a

178

: maldad:

Las conversaciones en el Club 13 se alargan y el tono de ph1tica

cambia conforme aumenta el alcohol en la sangre. Eden Flores

tiene ganas de hablar. Juan conoce esa necesidad de los viejos

por recordar, el torrente de experiencias tiene que salir, no pue­

de quedarse reprimido en la memoria. A veces los recuerdos del

sefior Flores prov1enen de latitudes insondables, parecen v"iejas

confesiones que luchan por escapar.

-Mate a muchos coreanos, era mi trabajo, para eso nos pa­

gaban. Pero ese tipo de muerte es facil, muchacho. En la guerra

cualquier pendejo puede matar. A tu alrededor escuchas el silbi­

do de las balas y todo mundo parece que corre o se muere y sa­

bes que t:U eres el que sigue asi que disparas como loco y bacia

todas las direcciones, matas, matas a muchos, incluso a los

tuyos ... pero en realidad eso no es matar, muchacho, es defen­

derse, es andar pendejeando. Matar es pararte frente a un ca­

bron y darle un balazo entre los ojos, saber a quien te estas

chingando, a quien le robas la vida.

-Mas que matar, eso es maldad -aclara Juan.

-2Como que maldad?

-Yo no dudo que us ted ha tenido que matar en la guerra y

tal vez como polida. Pero es distinto defenderse o hacer lo que

la justicia dicta que matar por rabia o por venganza.

179

Page 92: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

sea que los policias somos buenos y los

buenos y malos, senor Flores. Pero

se justifican ...

te di~o la verdad, la maldad existe y puede es­

en un maestro, en tu abuelita o en una puta

no es el mats.r lo que te hace malo, entiendelo. Ma­

tar es un acto natural al cual los seres humanos no podemos

resistirnos, esta en nuestros genes. Cain mat6 a su hermano no

porque Jo tenia hasta la chingada, esa muerte era

me levantara ahora y te diera un plomazo

en la cabeza.

se el tono del senor Flores que habla con

y ademanes rejuvenecidos. Nose atreve a interrumpir.

a decir lo que es maldacl, muchacho: volver a la

escena del crimen y regocijarte con la ausencia que dejaste: clarle

a la muerte. Ivfaldad es convivir con la familia que

y carina y perm1tlr que te quieran y te

la vuelta de un par de anos te pediran ser el padrino

de prirnera comur.J6n del hijo mayor del difunto. Tu y d en la

iglesia, ~te irnaginas?, tU sabiendo que te chingaste a su papa y

disfrutandolo .. Maldad es entrometerte con los seres queridos de

ese que mataste, escuchar sus lamentos, luego regresar para

irnpedirles superar el luto; jugar con ellos, sentirte superior, tal

vez causarles otra tragedia para continuar con el ciclo. Maldad es

arnma:rse a la maJ.'lJa del difunto, cuanclo esci en su lecho,

cuando ya te conside:ra un sustituto del hijo que

perdi6; acercarte a su oido y decirle que tU fuiste el que le robe a

su que:rido y describirle su sufrimiento, como :rog6 por su

y como le hiciste para que no se muriera tan pronto po:rque

180

querias escucharlo gritar de dolor. Hay gente que mata y gente

que sabe matar, pero la maldad es un lujo que solo unos cuantos

poseen ...

181

Page 93: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

: niiios :

-Se llama Javier -coment6 su hijo el dia siguiente-. Y me dijo que no te conoce 111 te n11ra.

-c:Es tu amigo?

-Noes mi amigo, a veces plaricamos.

-(Que te dice cuando platican? -Nose.

-(C6mo no sabes?

-No me acuerdo.

Era viernes y Juan estaba molesto. Por la manana tuvo una

discusion con Natalia, le habia quedado el mal sabor de boca.

Recordaba el pleito mas no el motivo. Podia haber sido cual­

quier cosa, era lo mismo. Pelearse con su esposa se habia vuelto rurinario.

Antonio no habl6 con su hijo mientras regresaban a su casa.

Iban llegando cuando el nii:io quiso romper el silencio.

- Ya se. 1Hablamos de los Power Rangers!

Juan recuerda que era viernes y que no le comesto a su hijo

ni quiso seguir hablando con el. No hablo con el tampoco el dia

siguiente porque habia pasado horas ensimismado, reprochan­

dose en silencio, como lo hada a menudo, una larga lista de fra­

casos: no podia escribir, su esposa lo mantenia, su fracaso como

hombre, como esposo, como proveedor de su familia ... las ideas

182

se conectaban una con otra hasta obsesionarlo. o podia dejar

de pensar en ello ni alejarlas, tampoco podia hablar o ver el

resto del mundo a su alrededor. Como solia suceder, la cadena

de frustraciones llevaba consigo fantasias de muerte. Se veia a si

rnismo colgado de un arbol, engullendo pastillas, arrojandose al

mar. Las fantasias volaban sobre el como aves de rapiiia. Por

supuesto, habia sido su cerebra quien les habia dado la

bienvenida y dejaba que formaran un circulo encima de el y

alimentaran su obsesi6n. Quizas ya sea hora, repetia su cerebra.

Quizas ya sea hora. Luego corregia: No, mas bien estoy segura.

de que ya es hora.

Juan recuerda que la Ultima conversaci6n que tuvo con su

hijo fue eJ viernes. Lo recuerda bien porque el sabado por la

noche sucedi6 el accidente.

183

Page 94: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

es una persona vulnerable y Juan se siente

Espera que un mesero dej e una ma­

""" v.uc::,, pulpo, callo de hacha, ostiones, acorn­

de cenrezas Bohemia) sobre lamesa ai-:ttes

'-'UULia del restaurante es una de las mas sabrosas

duefios tienen el mal gusto de ambientarlo

LdllUo..lU de Una banda Slnaloense que SOlO permite que

comensales platiquen entre los recesos de los musicos. Justo

esos recesos (la banda habia terminado una interpre­

icv·;-p rL T ~ mula bronca), Magda le dijo que era un

en uno

VLUnerable.

en el mundo que les agrada ser con­asi --dice Juan-. Hombres de piel suave que lloran en

peliculas tristes y caminan abrazaditos de sus no·vias. Hom­

comparten las palomitas durante la pelicula. Hombres

:ixnitando a Ricky Martin. Hombres que platican con

con que acaban de coger, que les regalan flores. Hom­

entonan rolas de Shakira cuando van en el carro, que

uc..uuc.u la cama como les ensefio su mama. Hombres con bue-f ,. H

1 di "lad . "Vln na ortogra_la. _ ·om ores que cen s am as pnmero . u e-

no sov asi. ellos. Seguro les encanta esa palabrita. Pero yo

184

Durante su juvenmd Juan Antonio leyo novelas policiacas

que estigmatizaban la vulnerabilidad de los hombres. tn un

rnundo duro, solo los duros sobreviven, se deda, y el habia

creado 1.-m mito de si mismo: abandono sus estudios para ayudar

con el gasto de su casa y habia aprendido demasiado pronto las

reglas de la calle; no tenia la mayoria de edad cuando ya se pa­

seaba por prostfbulos; habia COlj~do numerosas veces antes de

que una mujer le besara los labios; conclusion: una vida como ls.

de el no podia llamarse >.rulnerable.

-Me vas a decir que naciste en una favela de Rio de Janeiro

-comenta Magda con sarcasmo.

-Tal vez, pero incluso si esa no fuera mi bstoria -continua

Juan-, si solo hubiera vivido episodios bonitos y ejemplares,

misa los domingo, comodidad, sir\:cienta, buen sueldo ... aun asi

la vLJlnerabilidad me parece una mariconada.

A Magda le gustan esos arranques de machismo, le gusta

escuchar esos argumentos que suelen acabar en la misma con­

clusion:

-En realidad me escis diciendo que soy un afeminado -dice

Juan bajando el volumen de su voz-. Mejor dime que no te

gusto en la cama.

-Esci bien, no me gustas en la cama.

Aunque ella solo cumple con lo que Juan le habia solicitado,

observa como el hombre cambia su expresion ofendida a una

de tristeza. Ella saborea por unos segundos ese momenta, luego

el se recompone y con'dnua:

-No se de donde sacaste que soy v'Ulnerable. Estoy pen­

sando que deberiamos ir a un hotel para demostrarte que no lo

soy. Es mas, ahorita mismo, en el carro, en el estacionamiento,

te bajo los calzones y te demuestro que no soy vulnerable.

185

Page 95: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

-Ferdon por decirte la verdad, cariiio. Coges rico, pero eres

\'U.lnerable -dice I'vfagda, satisfecha y sonriendo.

Juan tiene preparada una replica, pero le gana la sensaci6n

de una caricia en el ego. Se detiene, respira profunda para no reir.

Termina el receso de los musicos, la banda empieza a inter­

pretar El sauce _y lo palma. Entre Juan y Magda se interpone el

estridente sonido de dieciseis m{lsicos: tuba, clarinetes, trombo­

nes, trompetas, timbales y una tambora: orgullo sinaloense. y con ello se da por terminado el tema de la vlllnerabihdad.

186

Las sospechas de Juan sobre el caso posteriormeme se tornaron

bacia el propio Eden Flores. Habl6 de ello con Norma de la

Vega, a quien le explico que a veces pareda que "el senor Flores

estaba jugando" con el. Aunque el periodista no tenia elementos

para hacer esta conexi6n, es evidente que Eden Flores era el tio

de Fabian que I'v1agda habia descrito como "una persona extra­

iia" y truculenta.

Si en efecto Flores habia dejado aquella foto que Magda en­

contr6 bajo su puerta y que la hizo pensar que se trataba del

asesino de su nuvio, 2era todo parte de un elaborado juego con

el que se entretiene una mente perversa? 2Le estaba dando Flo­

res "seguimiento" ala muerte de Fabian?

187

Page 96: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

C01TIO

fotografias

en el sillon de la sala, el control remota

en la mano, inseguro de como habia llegado hasta

y extrae una cerveza del refrigerador. Abre la bo-

television esta encendida. Personajes

feudales discuten arrojando palabras

desenfundan las katanas y un grupo de samu­

defender su propia version del honor y la digni­

subtftulos son rafagas que Juan ha dejado de leer.

U"'"l"-" de Mendez y Rutheford. Hay docu-mentos forenses que habia evitado mirar, fotos de cadaveres,

acercar:.rliento a las heridas del muerto. Imagenes de varios auto­

la epoca. Una motocideta. El exterior de una casa.

abierta llena de fajos de billetes. Una pistola.

retratos de Ru~~eford le parecen curiosos, varios tienen

como trasfondo la Tijuana de su infancia: la tipica zona turistica,

el J--.Jpodromo previo al incendio de 1970. Una foto del

en el fondo una escena con ni:fios, como si

CVHlauu en los alrededores de un parque. Yo podria

ser unos de ellos, se dice el escritor. Y empieza a revisar con una

una de las pequd1as figuras fuera de foco. Analiza con

fotos de Mendez y ninguna de elias es la que wuJ.uuuu Flores, la del hallazgo, la de la corazonada.

188

Rutheford no tiene cara de asesino pero habr:la que ver que . ~ . . ~ . T: . .

cara nenen los asesmos, p1ensa el escntor . .era un gnngo )Oven

que sabia vestir con elegancia, fuera de ello le pareda conven­

cional. Ademas de la imagen de los ni:fios le llama la atencion

otra Polaroid del asesino. Estaba sentado con una mujer joven y

guapa. El mira directameme a la camara con seriedad; ella sonrie

fascinada y lo esci tomando del brazo. Se encuentran en un

tipico restaurante de la avenida Revolucion, con una coleccion

de carteles taurinos en las paredes. Los acompa:fia un sujeto

cuyo rostra es indescifrable; al parecer alguien hab{a raspado

con un objeto filoso su cara para borrarlo de la foto.

La edad de la imagen se aprecia en el tipo de cartulina don­

de fue impresa, con unos ligeros dobleces en las esquina, y

perdiendo los colores originales. Es un retrato de mala calidad

que seguro tomo un fotografo ambuJante, el raspon sin embar­

go no parece \'1eJO.

El escritor trata de imaginar la personalidad de esos indivi­

duos. ~Quien era Harold Rutheford? ~Que hada en Tijuana los

meses que ahi v.ivio? ~Que comida o musica preferia? ~Quienes

eran sus amigos de parranda y quien era esa mujer que lo

acompa:fiaba?

Juan podria responder a estas preguntas reconstruyendo

una Tijuana en 1967, pero necesita informacion precisa de los

protagonistas para ahondar en las motivaciones de Rutheford.

Seria mas sencillo si el reporte de la investigacion le diera una

pista; para empeorar el asunto, la investigacion daba un salto

logistico que se resumia en el siguiente parrafo:

189

Page 97: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Xxx.xxx, XXX XXX..XX XXXXX X XXXXXXXX XX XXXXXXX, XXXXXX

XXX XXXX XX:XX XXXX. Xx )LX:X.-X XX XXXXX XX XX.-XXXXX, XXXXXX X

xxxxx xx xxxxxx xxxxxx xx xxxxxx..x. Xxxx xxxxx xx xxxx x XXX.J\.X XXXXX.

Seg6n esta informacicm, Harold Rutheford cruz6 la frontera

de Mexico albergandose en las leyes que no permitfan (o al

menos hadan dificil) la cxtradici6n de criminales. Era sabido

que se podfa cometer un delito en Estados Unidos y el perpe­

trador podfa cruzar la frontera y esrar a salvo, siempre y cuando

no rompiera las leyes en J\1exico. Y Rutheford no pareda una

persona inteligente ya que, al parecer, habia cometido una

torpeza. El reporte no lo senalaba, pero si el resumen de Flores,

que deda que se trataba de "un horrible crimen".

190

: extraclici6n :

Conversaci6n telef6nica con Eden Flores:

- Tengo una duda acerca de Rutheford.

-Dime. Estoy a tus 6rdenes. -No entiendo por que la polida de Tijuana lo entreg6. 2Lo

e:xtraditaron? -J'v1as o menos -se r!e-. Si mal no recuerdo no hubo mucho

papeleo, la policia de Tijuana lo envolv'i6 en una cobija y lo

arroj6 al otto lado del cerco. Nosotros estabamos ahi para re-

cibirlo. -Pero 2por que lo hicieron? Si cometi6 un crimen en

Tijuana no lo hubieran metido a la d.rcel en Tijuana?

-Digamos que se querian deshacer de el.

-2Por que? -Fue un asunto complicado, Juan. Rutheford tenia mucho

dinero y, por lo tanto, muchos amigos en el gobierno mexicano.

Lo protegian con la condici6n de que se portara bien, cuando

no se port6 tan bien result6 vergonzoso para ellos.

-2Se avergonzaron? Me resulta dificil creerlo.

-Es que fue un crimen horrible, Juan. En Tijuana no se ha-

bia -v'isto nada parecido.

-2Que pas6? -Recuerda que Rutheford era un loco.

191

Page 98: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

el

tiene importancia.

esta manera, sell.or Flores. 1\Jo se podria entender

que usted hizo, librandonos de Rutheford, si no doy a maldad que el personificaba.

quiero contar en persona, si se puede.

vemos manana en el Club 13, a las cinco.

192

Norma de la Vega se entero de la conversacion anterior por el

propio Juan Mendivil. Le pareda muy poco serio de Flores que

solo diera medias respuestas, y le preocupaba que la frustracion

pot no obtener pistas concretas afectara negativamente la salud

de su amigo. Juan se deterioraba fisicamente en la medida que

convertia su trabajo en una obsesion personal. Empezo a fallar

en sus otras responsabilidades, se retrasaba en la entrega de re­

portajes y estaba en constante conflicto con Aida.

-Yo creo que ya tienes bastante informacion -trato de con­

vencerlo Norma-. Dejalo yay escribe tu novela.

Por Ultimo, Men&vil le conto algo que a Norma dejo

perpleja. Le dijo que Flores estaba convencido de que Juan

era un fenomeno inexplicable, un salto en el orden natural del

universe. Segun el viejo, Mendivil tambien habia sido parte de

esa investigaci6n en 1967 pero no como el rnismo sino como

un sujeto llamado Raul. 0 sea que el viejo habia conocido a

Juan en aquella epoca; era parte del pasado y al pasado debia

regresar.

Era una broma de mal gusto; pero, debido a la inestabilidad

emocional de su amigo, Norma procuro ser cautelosa con sus

comentarios. Por mas descabellada que fuera esa broma, su

193

Page 99: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

am1go la veia como una explicacion posible de los problemas

que le aquejaban.

-Esta clarisimo, Norma. Todos nus ohridos tienen un mo­

No recuerdo mi infancia como Juan l'vfendivil porque nu11_

ca la tuve. Pertenezco al pasado, nada de esto es real.

-Pe:ro si nada de esto es real, 2tampoco nosotros lo somos?

Fernando, Aida, Hiram... (todos fuimos invemados nada mas

para que ill vivas esa fantasia? Piensalo bien, no puede ser.

Juan no tenia respuesta. En su cabeza, sus amigos si exis­

tian, solo el era el fantasma. Ellos, sin saberlo, convivian con un

personaje del pasado y que por alguna extra:fia razon ahora se

encontraba entre ellos. Por eso la depresion, la angustia cons­

tante, los ni:fios ...

En opinion de Norma, Juan debio cortar de tajo su relacion

con Eden Flores. Escribir la novela no valia la pena si arriesgaba

su equilibria mental. En el mejor de los casos, el viejo era un

mitomano que ni siquiera se daba cuenta del da:fio que le cau­

saba a Juan. Pero tambien existia la posibilidad de que Flores

fuera un sociopata que se divertia con un hombre que estaba

perdiendo la cordura. (Sera posible que exista geme tan alevo­

sa?, se preguntaba Norma. Nolo podia creer.

Tanto su curiosidad de reportera como la preocupacion por

su an1igo, la convencieron de querer conocer en persona a Flo­

res. Llego a pedirle a su amigo que le pern1itiera acompa:fiarlo la

proxima vez que lo visitara. Juan no tuvo inconveniente, pe:ro el

trabajo en el semanario exigia demasiado de sus tiempos y

nunca lograron aterrizar el plan.

En retrospectiva y con remordimiento, Norma cont1esa que

le hubiera gustado hacer mas por su amigo; lamentablemente se

clio cuenta que los problemas de Juan tambien afectaban su

194

propia salud. Empezo a tenet dolores de cabeza y espalda, cla­

ros sintomas de que ella tambien se estaba estresando. Por el

bien de ella misma, llego a la conclusion de que deberia ser mas

1110derada con los problemas ajenos. Juan era un adulto y lo que

111enos necesitaba era una amiga que se creyera mama sobre­

protectora. La unica manera de a-yudarlo era estar en contacto '] b 1 . 1 1 l f. ' con e , escuc aLo y tratar ae entenaer o. Asegurarse de que

eswv1era bien, sin entrometerse, era lo mejor que podia hacer.

Lo vio por Ultima vez el jueves 10 de noviembre de 2005.

Juan se encontraba de buen humor, habia convencido a Flores

que le diera los Ultimos detalles de la investigacion y lo veria en

unos dias. Sentia que la lUstoria completa ya estaba a su alcance,

que solo faltaba sentarse frente a la computadora para empezar

a escribir. Sin embargo, el viernes rvfendiv1l no volv1o al perio­

dico, tampoco ellunes o el mattes. Preocupados, Norma y Fer­

nando fueron a buscarlo a su departamento. Se asomaron por

las ventanas, hablaron con los vecinos. Nadie lo habia v1sto salir

o entrar en los Ultimos dias; claro que tampoco le dedicaban

demasiada atencion ya que el nunca hablaba con ellos y el senti­

miento comun en los departamentos era que no le interesaba la

gente que vivia a su alrededor.

195

Page 100: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

y nunca conoe1eron a Magda fuera de las

llego a contarles. En un momenta les con-

conocido a la chica ideal y que se estaba enamo­

sido muy elocuente y hasta poetico al des­

que una relacion sentimental era lo mejor para

curiosidad inicial que Juan saci6 con creces,

nu_:nca !J-L"-<U.J.l.. lo necesario. Era la 1.inica parte de su

consideraban equilibrada.

1unciar la desaparicion del periodista ante las

"--""'"'i'Sv, Norma hizo algunas llamadas telefo­

Magda, con la esperanza de que Juan

o que ella tuviera informacion acerca de su

paradero. Tras unos dias, finalmente localizo a Emma Gilbert y

se vieron en un cafe de Tijuana, cercano al centro cultural don-

y se habian conocido.

Seglin la familia Gilbert tampoco sabia nada de

unas semanas. Habian denunciado la desa­

parici6n ante el IviLnisterio Publico, pero las autoridades mexi­

canas actuaban con su habit-ual desgano. Entonces los padres de

lY'-'"i'Su'" empezaron su propia investigaci6n, y por esos dias sos­

pechaban que Juan Mendivil podria ser el causante de la desa-

196

parici6n de su hija. Emma les habia dicho que su prima l1eg6 a

quejarse de que el periodista a veces actuaba como un dese-

quilibrado. Norma no esperaba esa noticia. Despues de que pago la

cuenta y se despidi6 de Emma, sinti6 una repentina taquicardia

y su cuerpo empez6 a temblar. Su cabeza pareda que revemaria,

sobrecogida por una intensa migrana. Como pudo, condujo su

carro basta la fromera. Por fortuna la espera fue leve pero re­

gres6 a su casa en el norte de San Diego sin que la migrana de-

sistiera. Por la noche no pudo dormir y cuando regres6 al trabajo el

signiente dia, se le veia pilida y ojerosa. Asi comparti6 la noticia

con 1'\fda y sus compafieros de trabajo: no se trataba solo de

Juan, eran dos los periodistas desaparecidos.

197

Page 101: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Los detectives de San Diego, asignados al caso Mendivil, hicie­

ron las pesquisas correspondientes y lo declararon "missing per­

son", dando a conocer los resultados de su investigaci6n al Bur6

Federal de Investigaci6n, que tambien tom6 cartas en el asunto.

Su nombre y fotografla aun aparecen en boletines policiacos en todo eJ pais.

Los investigadores no tomaron como concluyente la ultima

conversaci6n que tuvo Juan con Norma. No habia manera de

comprobar que el hombre que se hada Hamar Eden Flores

habia causado dano al periodista. Contemplaron con mayor de­

talle el estado mental de Juan Antonio Mendivil las semanas an­

teriores a su desaparici6n y empezaron a dudar de que real­

mente hubiera tenido una relaci6n con el ex polida, aunque si

hubo noticias del periodista y un hombre mayor en un bar

1lamado Club 13, ubicado en National City. Tras ver sus foto­

grafias los parroquianos no se pusieron de acuerdo sobre el

nombre del v-iejo, mucho menos si alguna vez habia entrado o

salido acompanado de Juan. Las amistades que se formaban en

el bar eran efirneras; ellos se veian, se saludaban, bebian juntos y

luego cada quien se iba por su lado.

198

Durante la investigaci6n que hice para realizar este libra, con­

verse con varias personas, entre elias un detective que yo habia

conocido ail.os amis durante un trabajo que realice para una

comparua de seguros. Off the recor4 mi contacto me explic6 que

los detectives encargados del caso no sabian que hacer con el

expediente Mendivil. Sin lugar a dudas correspondia a1 depar­

tamento de missing person:;~ porque no se tenia noticias de su

paradero; sin embargo les pareda descabellado que el caso

luego fuera turnado a Hornicidios -como asi sucedi6-, ya que

no habia un cadaver, un arma, un motivo o por lo menos una

presunci6n de asesinato. Mi contacto, asi como varios de sus

companeros, creia que el traslado del caso de un departamento

a otro se debi6 a las presiones que ejerci6 el San Diego Tribune

sobre la dependencia policiaca en particular, y al gobierno en

general, sobre la urgencia de ubicar el paradero del periodista.

I'vli opinion, compartida con Norma de la Vega, sobre la

posible culpabilidad de Eden Flores le pareci6 especulaci6n

pura; para la cual, segun mi contacto, no habia suficiente evi-

dencia. -2 Y por lo menos saben si Flores esta vivo?

-Claro que esci vivo, cobra sus cheque de jubilaci6n cada

mes.

199

Page 102: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

me

-vn.re.

FJores lleva varies afios v.cc"ucuuau de un asilo de ancianos en Florida.

mucha gente aun admira y respeta.

a San Diego, seguramente seria el

seria para celebrar su vida, no la clesaparicion de un loco.

tone sarcastico me molesto, pe:ro lo peer de todo es que

de sus argumentos. Tal vez los en­

con Flores fue:ron solo un invento de su in­

la alucinacion de un hombre der:rotado que luchaba seguir viv-iendo.

ser una fantasia.

tener acceso a los expedientes de un

acceso a esos archivos v1ejos, hasta haber solicitado.

un registro ello, c:no? necesanamente.

estaba seguro de que su trato era con Eden Flores, in­escribio que lo habia visitado en Lakeside.

su memento, los detectives perdieron el tiempo reco-

casa por c2.sa de la Street en Lakeside, bajo la su-

quizas alguien se habia heche pasar por el

hallaron ninguna evidencia de ello. Toma en cuenta esto: en el remote case de que Flores dejara su como-

contactar a Mendivil, no lo haria sospe­

un cnmen a menos que tuviera un motive contun-

200

dente. Asimismo tampoco se sospecharia de la senora de la

Vega, quien aparentemente fue la tiltima persona que lo vio.

podemos hacer suposiciones asi nomas, sin evidencia.

I'vfe despedi del detective asegurandole que la proxima visita

seria en un bar, con unas frias y un juego de futbol americano

en la television.

-Esci bien, con que no hablemos de trabajo -dijo.

-Es exactamente lo que te iba a decir.

Fue por pura cortesia porque en ese memento no se me an­

tojaba volver a verlo en mi vida, aunque supuse que tarde o tem­

prano seria necesario. Asi es este negocio. Se trabaja con lo que se

tiene y se agradece que se tenga.

No podia dejar de pensar en Juan Antonio Mendivil, un lo­

co como muchos otros. Tenia todo para darme por vencido; ya

no habia una sola motivacion para seguir con este proyecto.

Magda seguia ausente pe:ro flaqueaba mi investigaci6n. La lo­

cura de Juan empezo a hacerme dudar tambien de mis conclu­

siones acerca de rvfagda y Fabian.

c:Era Eden Flores un delirio de Juan, un espejismo o algo

mucho peor?

Recorde la definicion de maldad que, seg-6n Mendivil, le ha­

bia confesado el viejo polida al calor de las copas: "Entrome­

terte con los seres queridos de ese que mataste, escuchar sus la­

mentos, luego regresar para impedirles superar elluto".

El regocijo por el dolor ajeno no es un tema en el que yo

queria ahondar; quizas merezca un tratamiento mas extenso en

otro libro, con ot:ro autor. En este case, reconozo mis lirnitacio­

nes y prefie:ro renunciar a este trabajo que sentirme atrapado

por el. La obsesion de Mendivil es un ejemplo de lo que se debe

evitar a toda costa: la historia y los personajes se vuelven cada

201

Page 103: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

vez mas grandes mientras que el escritor empeque:fiece basta

desaparecer.

Ya ha habido suficientes desaparecidos en esta historia, pte­

fiero renunciar antes de que mi cordura sea la siguiente "\rlctima.

No ha sido facil escribir este libra. En una ciudad como Ti­juana, donde redacto estas lineas, la maldad es un hecho coti­

diano que ha cobrado muchas vidas. Saber que sucede es esca­

lofriante, emerarse cpe alguien lo disfruta seria demasiado. Los

tijuanenses soportamos la existencia de la maldad mantenien­

donos aJ margen de las noticias. Es lo unico que podemos hacer

para tenet una vida rranquila en la ciudad que tanto amamos.

±lnalmente, lo Ultimo que nos gueda: seguir con nuestra

existencia cotidiana, guardar silencio y tratar de sobrevivir.

202

4 CRIMbN

(2005, 1964-1967)

Page 104: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

: persecusi6n :

No puede dorwjr, se da vueltas en la cama, arroja los cober­

tores. Se sienta, esti sudando, inc6modo. Sabe que pierde su

tiempo, para que i_nsistir si el cuerpo se niega a descansar. Se

,riste, prefiere salir, caminar por las calles limpias de San Diego.

Las avenidas iluminadas y bulliciosas de Tijuana contrastan con

la oscuridad de los suburbios americanos y el encierro de sus

vecmos.

Un nino lo observa desde la acera de enfrente. 2No es de­

masiado tarde para que este en la calle? Bajo la penumbra de

una luz mercurial, de pronto el nino le parece conocido.

Cruza la calle, lo alcanza con facilidad, lo toma de los bra­

zos, lo sacude. 2Que quieres?, le dice. 2Que quieres de mi?

nino esta horrorizado. Yo no, yo no, yo no, dice, llora, se lamen­

ta. Ese llanto es conocido, muy conocido. Empieza a gritar, gri­

tos que aturden a la oscuridad, que desesperan, que hacen que

Juan sacuda al nino con mayor fuerza.

Hty, escucha que alguien llama.

Es un rubio fornido, sin carr.dsa, con pantalones de pijama.

Hty: grita enfurecido. Leave the kid alone!

Recoge algo parecido a un garrote, un bate, 2un machete?

Juan entiende de pronto que esti en peligro, que ese gringo lo

puede matar. No hay tiempo que perder. Trata de llevarse al

205

Page 105: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

runo pero este se resiste. Lo mira, le suplica que vaya con el,

tienen que hablar. No me voy a enojar contigo, no te voy a re­

ga:fiar.

El rubio avanza a paso veloz, dando grandes zancadas.

Juan no insiste mas, suelta al nino y se echa a correr.

bio acelera el paso, corre tras el.

ru-

Quiere regresar a su casa, es lo unico que piensa. ]:;ucking

id£ot.' Siente el golpe que apenas aJcanza a tocarlo en ]a nuca, no

lo lastima pero lo hace tropezar, dar vueltas en el suelo. El rubio

no alcanza a frenar y cae encima de d; por un momenta lo re­

basa unos pasos. Sin ponerse de pie, el rubio se arrastra hacia

Juan, intenta atraparlo. Ambos estan en el suelo, uno tratando

de huir, el otro lanzando golpes. Se rev"Uelcan, intercambiando

freneticos punetazos v patadas. Algunas luces se encienden en las

casas vecmas.

Peroert.', grita el rubio, anunciandolo como s1 esperara re-

fuerzos.

Juan recibe un putl.etazo en la cara y la desesperaci6n pot

sentir el golpe hace que tire patadas sin rumbo. Un par de pun­

tapies alcanzan al rubio en la cara, lo aturden y Juan aprovecha

para zafarse. El hombre se sienta en la banqueta y se talla los

ojos, aturdido. Juan no deja de correr aun cuando mira que el

rubio permanece demolido. Sigue huyendo aunque sus pulmo­

nes estan a punto de explotar, se inflan y desinflan agitada­

mente, desacostumbrados. El rubio grita, jura matarlo la proxi­

ma vez que lo vea.

Fud--ing peroert!

206

1 . aesp1erta

Juan llega a su departamento, siente las piernas pesadas y le cues­

ta trabajo respirar. Tiembla cuando introduce las llaves en la

puerta. Entra, saca una cerveza del refrigerador y casi acaba el

contenido de un trago. Se deja caer encima del sill6n. No puede

creer lo que acaba de suceder, un incidente vergonzoso, torpe.

Duerme con respiraci6n entrecortada. Suena con fuertes ruidos

y luces que lo encandilan, luces de carros, pitidos, trafico

incesante. En su suetl.o esta huyendo. 2De quien? -jDespierta! -dice una voz, gritando--. Tou)Te dreaming every-

thing is a dream.

207

Page 106: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

1' d llama _a

oscuridad y calma. Harold Rutheford.

tanto el nombre que ya siente que conoce

lo debido. Sin embargo, tiene dudas. Quiere

rev1sar nuevamente el expediente pero esta demasiado cansado

y encender las luces. AJcanza el tele:fono y marca

el numero

-dice una voz enfurecida.

_,.,r.irP la VOZ.

-2Sabes es?

desperte.

me despertaste, pendejo. Tu

no me 1moorta. 2 Para que llamaste?

me tiene sin cuidado,

tengo que saber ...

que, pendeio. " - J

con el senor Flores?

-2Crees a resolver tus dudas? No tienes idea de

esta a punto de colgar. El fulano que contest6 lo esta

confundiendo con otra persona, es un numero equivocado. Sin

208

embargo, es la voz del viejo, la reconoce, mas joven. Quiz<is la

voz de uno de sus hijos. tienes idea porque eres un imbecil -sigue en un tono

cada vez mas humilJante-. 2Tienes dudas de que, del caso?

-Si, el caso. 2Es usted, senor Flores, senor Eden Flores?

-El caso esta en los papeles, Raw. 2No lo entiendes? Ahi

esti. me hagas encabronar. He tratado de explicarte que no

deberias estar aqui, que hay un error. But _you're so dumb.

practically a retar-d. 2Que no entiendes que todo es una mentira?

Todo lo que te he contado ha sido un invento para captar tu

atenci6n, para que entiendas que este no es tu lugar. Cuesti6n

de que leas los documentos, los analices, cuesti6n de que te en-

cuentres en ellos, Raul -JiYake up! -dice una voz distinta, gritando.

209

Page 107: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

atrofiado

Juan despierta.

La luz del dia se asoma timidamente entre las cortinas. El

telefono en su mano, descolgado. (Fue un sueno?, se pregunta.

Se levanta del sill6n con la sensaci6n de que su cuerpo va a

explotar, un dolor que oprime sus musculos. Con dificultad ca­

mina al bano, se desviste, abre el agua fria de ]a regadera y entra

bajo el chorro. Lanza un alarido, el agua helada penetra como

espmas.

Sus pensamientos son una mezcolanza de imagenes desco­

nocidas. 2Recuerdos? Suyos no. Imagenes fugaces que recorren

su casa y rebotan en las paredes y tumban cuanto encuentran,

cuadros, boteUas, una lampara; se estrellan, entrechocan, pensa­

mientos que son detonaciones en su cerebro, que se repiten y

rebotan en el interior de su craneo. Piensa en lVIagda: si tan solo

pudiera veda, estar con ella, donnir a su lado. Cierra el agua, aun

temblando, el frio y el dolor adentro de sus huesos, se siente

atrofiado.

Magda no puede ayudarle.

Sale de la regadera, el agua escurriendo de su cuerpo y

busca refugio en su cama, bajo las cobijas. Ni el mismo entien­

de: su olvido, su soledad, el hueco que crece, la marea que sube

e intenta ahogarlo. Magda no lo entenderia, pero lo haria reir,

210

diciendo palabras que le quitarfan el frfo, qiJ.e Jo despertarian, si,

d 1 -porque eoe ser un sueno. Quiero despertar, se dice, qujero salir de este sueno. iQuiero

despertad

211

Page 108: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

un

13:

cuatro de la tarde. Se 1evanta y en el

agua tibia lo acaricia, la ducha es

cotidiana, cepillarse los dientes, observar su rostro trente al espejo, peinarse. Se v:iste, come una dosis de cereal

con leche y azu.car. Sale de su casa. En la acera de enfrente esta el

quieres de mi?), piensa en alcanzarlo pero va

Sube a su carro y conduce. Por el retro­

que el nifio levanta el brazo como si se estuviera

encuentra con un Club 13 abando­

atienda, que le ofrezca una anecdota o un

Club 13 abandonado y remodelado. Nota cambios en el interior, la barra es otra, las paredes no escin

sino aue tienen un oscuro y manchado papel tapiz. No

anundos de cerveza con chicas guapas o el

las decoraciones parecen de otra epo­ca. ,.iLO h~n i"f>mnrl.,JArl~ 0 CS deterioro?

unos minutos pero hay una impaciencia que est9. tragando. sabe por que pero quiere largarse cuanto

a su alrededor y siente que se encuemra en un lu-antes.

212

gar desconocido. No puede precisar sus sentimientos: tvado?

podria hablar de un vado que crece en su interior, un espacio

desconocido que se expande. T,tubea. No sabe si permanecer

en la cantina o mandar a la chingada la novela. c:Huir? Mira

alrededor, esta solo. Frente a el, por lo menos la misma barra.

Los bancos han sido retirados y solo permanecen dos. Esa sec­

cion de la barra es el ur.Jco lugar desenpolvado, con tarros, un

salero y un plato de limones verdes cortados en cuarros. Camin.a

bacia ese lugar, inspeccionando el resto del mobiliario. Sobre las

mesas hay botellas de cerveza a medio beber, platos con caca­

huates y chicharrones cubiertos de lama. En lamesa de billar las

bolas esran desparramadas e igua.lmente empolvadas, como parte

de un juego que fue interrumpido hace tiempo. c:J\.fios?

Sale, decide salir.

Afuera esta haciendo frio, c:d6nde dej6las llaves de su carro?

Busca en sus bolsillos, en la profundidad de sus bolsillos, en el

fondo mas oscuro e incierto de sus bolsillos. Incertidumbre, que

bien le queda esa palabra. No estan las llaves. c:Las dej6 adentro,

sobre la barra? En Ja acera de enfrente esta un nifio. No le im­

porta. Que tiene de malo, solo es un nifio.

c:Erltonces por que tengo miedo?

El nifio a...hora esta parado junto al semaforo, esperando que

cambie el color de la luz para cruzar la calle. Su rostro inmu­

table, sin sonrisa de nifio, sin expresi6n de nifio, mirando,

mirandote. Te percatas de que las llaves estan en el suelo, se

te cayeron. c:Las ves? Estan cerca de tus pies. Te agachas para

213

Page 109: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

recogerlas. La cambia a verde y el nino cruza Ja calle.

Caminas bacia d carro, cada paso una hazana, lento caminar ' dificillos pasos. El carro. El cano parece estar lejos. La can-

tina, la ciudad, la cita, la persona que esperas. Debes huir. 2A

que le tienes miedo, al niPio que ahora esd. junto a ti? Baja la

rnirada, miralo. Te observa, de cerca te observa. (LO reco­noces?

Quiere hablar contigo. El nino no sonrie ni se mueve. Te

llaman la atenci6n unas Bores que lleva en la mano. No las habias

visto. Deberias preguntarle. No, debes huix, irte pronto de ahi.

El nir1o te observa con ternura; ahora sonrie, atento a lo que

haces. 2Quiere darte las Bores? S61o te dice: "Es hora de regre­

sar". Ves atras de ti: la cantina, tu carro, el estacionamiento, t:U

en el centro, un eje alrededor del cual todo da vueltas. Ahora

son varios ninos, salen de todas partes. Tus recuerdos regresan,

2no es asi? Todas las memorias galopando, Uegan a tu cerebra. I\1iralas.

Son muchas~

me corifunden.

No importa~

qwero que

sigan llegando.

Megusta tenerlas· aqui.

Recuerdos de infancia. Tu madre sonriendo. Fue una trave­

sura. Mama te expJica. Papa se enoja mucho. Discuten entre elJos

cuando ei Ievanta Ia mano a punto de golpearte. Paseos a par­

ques. 1\hma te compra chmros azucarados. Saluda a una vecina.

214

fe enfermas, fiebre. Ella no se mueve de tu lado. Papa quiere

golpearte, se ha quedado con las ganas. Golpear, golpear, s6lo

en eso piensa. Recuerdos, recordar; memorias, memorizar.

Regresas al presente. Tu estas en el estacionamiento del Club

13, jubiloso. Eres un sol y los plan etas f:,ti.ran a tu alrededor ...

menos el nino, claro; el no gira, te observa fijamente. Eres un

gigante frente a sus ojos, un sol que lo encandila. nino hace

vicera con su mano derecha para verte mejor.

Es hora de regresar. Te ofrece las Bores que todavia no sabes si deberias aceptar.

Finalmente el nifio tiene la iniciativa. Deja caer las Bores, levanta

sus manos y te abraza. Su cabeza pegada a tu abdomen. Sus

brazos rodean tu cintura, tratando de apretar mas y mas.

-Te quiero, papa. Sientes ese abrazo fuerte de nino, y no sabes que hacer con

toda esa emoci6n que te inunda, con todos esos recuerdos en

los que te conviertes.

Cierras los ojos y regresas.

215

Page 110: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

, A quefoiste? c~-

No queria ir, queria estar lejos, pero me dijeron que hab:da

dinero.

;_()yien te dijo? 2Quien me dijo? que importa.

c"()J;ien te dijo? Me lo dijo Natalia.

c·Y ella como supo que habria dinero? No se. Ella me dijo que me buscaba la polida. Me dijo que

se, no me Simplemente estaba ahi. me necesitaban.

(No te dijo para que te necesitaban?

No me acuerdo.

c·C6mo) note acuerdas? De muchas cosas no me acuerdo.

216 217

Page 111: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

A ve7~ otra Dez, r:·a quefaiste al Club 1 3?

· a esperarlo. diio que fuera.

C·Ouien te dijo? ~ '

polida. clijo que lo esperara en el Club 13, a las cinco.

1c •/ b i • J 1 c ,e o ec eczste.

No queria pero necesitaba el dinero.

c "'" , djjo cu(mto dinero?

El polida no me dijo del dinero. Natalia me habl6 del dine­

ro. El polida me picli6 que lo esperara en el Club 13. Insisti6.

Me cxplic6 que a las cinco. ~Ves cstas marcas? Fue el policia.

Insisti6 con la mano cerrada, con el puiio insisti6. Y yo no que­

ria ir. Me clije: con ellos no me meto, los policias no cumplen,

no son geme de palabra. Pero Natalia clijo que habria dinero, el polida le habia clicho.

cElla conocia al policia?

Nose, creo que si. Yo necesitaba el dinero, me urgia.

S'igue.

l\lgo me deda que no deberia estar 2.hi. Era una sensaci6n

extraiia, algo me deda que me fuera. La cantina desolada, ni si­

quiera un cantinero. Yo nervioso y temblando, miren, sigo tem­blando. Yo no queria estar ahi, no era mi lugar.

218

(l el policia?

Cuando lo mire ya habia entrada a la cantina. eli cuenta

porque se le cayeron unas monedas. No lo oi entrar, simple­

mente apareci6 ahi, recogiendo unas monedas. Las meti6 en la

rocola, una por una.

r:Luego? Empez6 la canci6n. Se acerc6 a preguntarme si la conoda.

Le clije que no. Me dijo el nombre, no me acuerdo como se

llama. Me dijo que esc era el problema con los mexicanos, no

sabiamos nada de buena musica, escuchabamos pendejadas de

rancheros ... Yo no se, le dije, no me importa. Pero el insisti6,

clijo que un pueblo se definia por la musica que escuchaba. Los

pueblos de mierda escuchan m{lsica de mierda, y este pueblo se

est9. volviendo mierda por tanto mexicano que ha invaclido y se

ha apoderado dellugar. Y me resultaba raro que clijera eso por­

que el tambien pareda mexicano.

c·Qye te dfjo que hicieras?

Yo queria saber del dinero pero el queria hablar de musica,

de los Rolling Stones, dijo. Y yo conoda esa banda, pero nunca

le habia puesto atenci6n. La musica no me interesa, le repeti. Yo

vine por el dinero. Pero d se enoj6.

No te hagas pendejo, Raul, me clijo. Tu viniste porque yo te

clije que vinieras. Te clije que a las cinco y mira el reloj: son las

cinco. Estas aqui porque yo te dije, no me salgas con chingade­

ras. El destino y yo te trajimos al Club 13 y te sentamos en un

banco de la barra, el banco de los acusados. Nfua, parece que los

asientos son iguales, ~verdad? Cualquiera que no ponga atenci6n

diria que son iguales, pero el tuyo es un banco pequeiio, y tU

219

Page 112: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

eres

y

rne,

note

vas a te diga. de sencillo.

de nuevo.

en rr\lrlh~

a hojearla. Finalmente se detiene

contacto en Tijuana me inJorma que

de Harold Rutheford varias veces.

miedo de nada, como si la ciudad

en cuenta se ttataba de Harry. Intente levantar-

su mano en mi hombro, me detuvo. Le dije que yo

pot favor me dejara ir. Pero el insisti6.

costillas, asi. Un golpe duro que doli6 mucbi­

el insisti6. Golpe en la nuca, aqui,

tonto, aqui. Que quieres, le pregunte. Y el

sus apuntes: que chingones los dos, como si

clijo, como si nadie lo buscara a el, porque a ti

ni tu chinzada madre -se ri6-. Pero a ese Harrv va ~ J -

buscandolo, no sabes cuanto, Raulito.

Padfico, desde Seattle lo vengo rastrean­

es como tenerlo a el, la misma chingadera; lo

a tl no te aceptan para que tomes su lugar, si no te

echaria ala circel y me iria de vacadones. No, tU si_rnplemente

me vas a uevar a donde esti Supongo que sabes d6nde vive,

2verdad? Rutheford cree que porque esta en Mexico no lo pode­

mos tocar, pues si lo voy a tocar y lo voy a tocar duro. Lo voy a

tocar ta_n fuerte que me va a rogar que lo saque de Mexico. Tu

nomas llevame, Raulito. P::Lra ti es f:icil: me llevas, te doy tu di­

nero y te largas con tu puta adonde quieras. No hay mucho que

la canci6n y empez6 de nuevo.

220

(),'h .. ) ~ .,;ye . "u:zste. Nose, nose que hice.

· Vo recuo:vdas! C'l C·' •

No.

Sigue. No se que mas sucedi6.

r;·C6mo) no recuerdas? Ni siquiera se lo que estoy hacienda aqui.

Q];tiero llegar alfondo de esto; Raul. .Necesito que me digas lo que sucedi6.

Debes recordado. cA que Juiste al Club 13?

Fui pot el dinero.

221

Page 113: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

dinero?

El que me dijo Natalia. Necesitabarnos dinero.

c. 1 ella como supo

Nose.

J_}u(mdo te lo dij'o?

habda dinero.J

l\fas temprano, fue mas temprano.

dia?

Si. (0 fue la noche anterior?

I' ' _:f fo D '/) c·vuanuo, e) 1lau .

noche anterior regrese a casa de Natalia, yo tenia mucho

tiempo fuera de la casa. Me sentia mal, harto del drculo en el

que estaba viviendo, g.,rando alrededor de un eje sin poder

escapar. De nuevo estaba buscando a Natalia, queria regresar a

ella, escucharla de nuevo. Toc1ue cinco, seis, siete veces, hada

mucho frio. No es facil despertar a Natalia, su suefio es

pro±"Lmdo. Yo necesitaba un lugar d6nde quedarme. Y ella abri6

la puerta, Se sorprendi6 al mirarme. Y se enoj6, es obvio que se

enoj6. Ya ni la cbingas, grit6. Son las cuatro de la manana, son

las cuatro de la manana, ya ni la chingas. Es demasiado, le dije,

ya no aguanro. Las higrimas se me escapaban, no poclia

detenerlas. Mucho frio. Necesito d6nde quedarme. lvfe dej6 en­

trar a la casa, y trate de abrazarla, se alej6. (D6nde estuviste? Y

ella rnisma se puso a llorar. Y trate de abrazarla otra vez, y otra vez se alej6.

(Tienes 1.mas cet"lleza, lo que sea?, le pregunre.

222

/\.cuestate en el sil16n, duermete, me dijo. Pero la segui a su

cuarto, camine detras de ella. Estas loco, pendejo. /fu crees que

yo voy a coger contigo? Estas pendejo. Y me empuj6, me em­

puj6 con fuerza y cai al suelo.

Das lastima, cabr6n, ni puedes estar parado, me dijo.

que es demasiado, le dije. No puedo seguir.

No se pa que volviste. va nadie te necesita. Y se acerc6 oara - ./ .I . 1._

asegurar que la escuchaba: 11\ !'JO Th NECESlTO.

Es dura esa Natalia, sigue siendo dura, pero me ayud6 ale­

vantarme. Busc6 la manera de subirme al sill6n. Ese olor a per­

fume, si, recuerdo ese olor al perfume, ni siquiera alcanz6 a ba­

fiarse, acababa de llegar.

No me dejes, estoy solo, tengo frio, no me dejes.

Duermete, cabr6n, me dijo, pero su voz ya no era tan dura;

quizas record6, quizas volvi6 a su memoria el pasado que com­

partimos, quizas por ello me ofreci6 una cobija. No sonri6 pero

su mirada se hizo menos burafia. Manana hablamos.

c· Te djjo que preguntaban par ti?

Si, esa nocbe me dijo que la polida me buscaba.

Y te dfjo del dinero ...

Esa noche no mencion6 el dinero, fue hasta que desperte.

Esa noche yo en el sill6n, con esa cobija pero muriendome de

frio, temblando, mas que ahorita, temblando mucho, vuelta tras

vuelta. La casa se volv-16 frfa de repente. Me levante por un vaso

de agua. Recorri la casa en la oscuridad. Tropece. Natalia movi6

los muebles de lugar, no se puede estar quieta.

223

Page 114: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

la 1iltima vez estuviste a!zi?

Entre a la cocina un vaso de agua. Natalia compr6 un

'n-p;·-or1n,. lP i'h-o hic>n a la cabrona. Seguro ya tiene cliente fijo,

se acuerae cuanto Je ay11de, ojaLi que se

Por eso me dej6 enrrar a la casa, no fue por lastima. Fs

de cuando ella y yo ...

te dijo del dinero?

De re-oente me acorde del r.cino. De segu.ro el nino duerme

con ella, en su cama. Por eso no me dej6 entrar a la recamara,

ese

a

es que el nino esta con ella. -:Que edad tiene

Tendra unos ocho anos cuando mucho.

-'-'--''-"-llla.Lcc, pero era la pura Natalia sobre la cama.

sobre la cama, pura, pobre, sobre la cama. 1\:Ie

a ella, calientita. (De veras huelo tan feo?, ya ni la

a ver, Natalia, se te olvida quien soy. Me acoste junto

encaramarme a ese cuerpo caliente, pero no te-

queria subirme, montarla como en los viejos tiem­

su brazo. el contorno de su v'ientre sobre el camis6n,

sin despertarla, que despertarla; toque su piema suave por

su brazo, levemente, asi asi, para no 1 1 . ; ae1 canuson,

el

el siguiente dia. despen6 el telefono. Tarde en iden-

tificar el sor.cido. Ring, ring, telefono. Ring, ring, que se calle.

voz.

esroy? Casa de Natalia, recamara. (D6nde esci el puto

el bur6, en el bur6. Levante el auricular y escuche

224

-cAntoniou?

Q .. 1 bl ~ -( men na _a:' -You think you're dreaming; but )!OU're not. You are not dreaming

anymore. Dolor de cabeza punzante, explosivo.

;Natalia? '-

levante para ir al bru1o. Ella se acababa de bafiar.

,;Natalia? '-

?vie mire en el espejo durante un rata, tratando de identitlcar

al hombre que me veia. Palido, largas ojeras, c:en verdad yo era

esa cara, ese cabello, esa barba crecida? Lo dude. Me lave, deje

que el agua fria me despertara por completo. 2D6nde has estado,

de d6nde vienes? Si, soy el mismo Raw. El mismo pendejo de ayer, antler,

anteayer, la semana, el ano pasado. El mismo venido a menos.

El mismo borracho callejero.

Hijo de J\{aria y I:vliguel.

Hijo de la chingada.

Esposo de.

Padre de.

El mismo Raul Escuche ruido en la otra habitaci6n.

-(Natalia? En cuanto entre a la sala recibi un golpe fuerte, un pufietazo

a qui. Estaba en el piso, tumbado mas por la sorpresa que por el

golpe. Queria levantarme cuando senti un duro zapato en las

costillas, patada en el est6mago, incendio en el cuerpo. Una mano

aferrandose a mi cabello, levantandome la cara para que escu-

chara bien:

225

Page 115: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

-c:Te me andabas escondiendo? Creias que no te iba a encon­

trar. Que pendejo eres.

La mano en mi cabello, sin soltar, me levanta lo suficiente

oara darme otto golne. Incendio en la cara. IJorando. Como un L <~ l

tonto, llorando. Tan f<'icil que es llorar. Tan facil que se derrum-

ba el mundo entero. Tan facil que se echa a perder. No lloraba

por el dolor ni la humillacion sino por la desesperanza, el fraca­

so, el sin sentido.

-Manana te quiero ver en el Club 13. A las cinco. ( Ves este

reloj?

Mas que verlo, sentia como el reloj presionaba mi nariz v

lastimaba el golpe reciente en la mejilla. No necesite responder.

cEntonces el no mencion6 el dinero?

No, fue Natalia.

c· Te dijo cwinto?

Natalia se dedico a lavar mis heridas. Abrio el agua ala tem­

peratura adecuada. Se metio a la regadera conmigo y restrego mi

cuerpo con un esttopajo enjabonado. Cern§ los ojos mienttas ella

me tallaba la espalda y ponia atencion a los lugares donde me

gustaba. Se agacho y me Iavo los pies y las piernas. Comenzo a

chuparme pero se rindio, mi cuerpo no respondia. Le dije que

siguiera pero ella se puso de pie.

-(Donde estuviste? Fue mucho tiempo -se quejo con sua­

"-1dad mienttas ponia sus brazos alrededor de mi cintura-. Te

espere, llore por ti, desapareciste sin dejar palabra. Solo me que­

do tu ausencia ...

Apago el agua y comenzo a secarme con delicadeza para no

lastimarme. Me llevo a la cama, se acosto a mi lado.

226

-c:Donde estuviste? -:repitio.

Acerque la mano a su sexo y guise penetrarla con un

pero ella se rehu.so.

-( Y el nino? -pregunte. I\ie observo sorprendida, como intentando leer la pregunta

en mi mirada. Sonrio nuevamente. Me beso, mordio mis labios

(la humedad y el movimiento de su lengua eran el mayor alivio)

y solo desistio cuando se dio cuenta del dolor que me causaba.

-Desapareciste sin decir palabra. Te fuiste, me abandonaste.

Nose vale, Raw. Sentia el rostto en llamas, un incendio que arrasaba con mi

vida. Descanso su cabeza sobre mi pecho, ella, escuchando el

palpitar de mi corazon; yo, pasando los dedos por su cabello.

.Asi, asi. -c:Cual nino? -murmuro despues de unos minutos. Su voz

era un arrullo, una Natalia distinta a Ia de la noche.

-Me tengo que ir -le dije-. No puedo quedarme, va a re-

gresar por

-(A donde vas a ir?

-Nose, a Los Angeles, quizas a Los Angeles.

Ella se acurruco, cabeza en mi pecho. Su mano aqui abajo,

acariciandome. -Deberias ir con el polida. Te va a dar dinero, me dijo que

te iba a dar dinero, que no era gratis lo que te pedia. Para irnos

los dos. Nos podemos ir a Los Angeles o adonde quieras. Ya

estoy harta de esta ciudad. Estis loca, quise decide pero no lo hice. Quizas ella tenia

razon, lo mejor seria irnos.

227

Page 116: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

el dinero para irte con ella?

te iba a dar te podrias largar con tu puta a

el em 'fJara eso?

a Tijuana.

it.

te oblig6 o el dinero?

228

Entonces se foeron a Tijuana ... Todo era distinto. El carro de Flores, la carretera imerestatal

nueva y brillosa, recien asfaltada, los demas carros recorriendola

aprisa. Eden no se interesaba en platicar, hundido en sus pensa­

mientos. inquietaba ese silencio. Silencio de nino abandona­

do, solitario, tembloroso; silencio que no servia para nada.

cA d6nde queria que lo llevaras?

d6nde mas, a casa de Harry.

sabia d6nde Divia?

Supongo que no.

c·Qyi no tenia contactos en Tijuana?

Si tenia contactos en la policia loca~ (·no debi6 ser facil saber d6nde vivia?

cPor que no foe solo? te dijo?

No me dijo nada.

habl6 en todo el camino? Cruzamos la fromera: Tijuana, la ciudad, el infierno que me

esperaba; yo no queria regresar.

c_Por que no querias?

No queria ver a Harry.

c_·Tuvieron problemas?

No quiero hablar de eso.

229

Page 117: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

arm;go.1~ c·que no?

1-lubo zm tiempo en que Han_)! y tzi eran cercanos. Par eso Flores acudi6 a ti. c' Cudnto tiemjJO estw:iste con ez en Tjjuana?

mala memoria?

recuerdos vienen y se van. A veces me roman por sor­

presa, son mis enemigo. No siempre fue asi; tampoco me acuer­

do de cuando empece a olvidar. A veces me oscurezco por

dentro, ro.i cabeza se llena de vado, es la verdad, unas veces no

recuerdo quien soy y otras veces recuerdo cosas extranas, que

no entiendo, que no parecen recuerdos mios.

Como cuando ll~gaste al Club 13) dijiste que de repeate estabas ahi.

Si. 0 cuando llegue agui, no recuerdo como lo }lice.

Entraste tu solo) cruzaste la puerta y te sentaste. )Vadie te oblig6.

Pero no lo recuerdo. Es como dormir y despertar. Es como

estar despertando cada instante, varios despertares, uno tras

otro, sin recordar haberme quedado dormido.

c· Te sucedfa lo mismo en Tyuana?

No tanto. 1'Vgunas veces, quizas.

lo df:jiste a Hany?

No recuerdo haberselo dicho, pero tengo la impresi6n de

que ya lo sabia. Estamos enfermos, me deda. Sufrimos de lo

rnismo. Pero no se a que se referia. Creo que hablaba de la sole-

230

dad. Sufrfamos de lo mismo cuando nos encontramos. ambos

estabamos huyendo; el, del policia, yo ...

c· Tu de que huias?

Harry me deda que el futuro no existia, tampoco el pasado.

?vfe lo mostraba cuando ibamos cami.cJ.ando, me deda que cada

paso es el presente que vas construyendo; cada paso que diste es

el pasado. Y los pasos dados ya no existen.

c"A que se reftria? No se, asi hablaba el.

c_·Qyifoe lo que sucedi6?

Hubo un pleito.

(Te peleaste con Harry?

Yo hablo de Natalia. Nos peleabamos, ya era comun. Llo­

'rian razones para discutir y lo hadamos por lo general para no

morir de aburrimiento. Ella no entendia rnis anhelos, mis dese­

os, lo que queria; yo tampoco los suyos. Ese era el problema. Ella

empezaba dale y dale con sus necedades, con sus exigencias, me

chingaba, y yo nomas queria vivir en paz, queria tranquilidad en

mi casa, estar solo, pensando, viendo la tele, lo que fuera pero

solo. Y ella no lo entendia, se quejaba de mis silencios, se queja­

ba cuando no hada nada en la casa, se quejaba de que no qui­

siera salir, se quejaba cuando salia y tardaba mucho en regresar.

Tuvimos otro pleito, de los mismos que ya me tenian hasta la

madre. Ni siquiera lo pense: sali de la casa sin darle una explica­

ci6n, convencido de que no regresaria, de que era mejor dejar a

Natalia, dejarla en su pinche mundo.

231

Page 118: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

simplemente sucedi6. Yo trabajaba

en sus negocios. Hada trabajos para

el enemigo, me decia. u1uucua. su otra mitad que lo cazaba.

un otro del cual tenemos que

me gu.staba oirlas. Y cuando me dijo

alcanzado, yo mismo le sugeri que nos fue­

ramos a 111uana. Ya habiamos hablado de ello, ya habiamos ha-

a MeXJco. Pero el no queria ir muy al sur, queria

cerca de la frontera, donde min pudiera controlar sus

a c·sabes hace cwintojue eso?

232

r:·Y sabes por que tefoiste de Tljuana?

cLo recuerdas?

Por Deborah.

Sino foera J~Or ella ...

... yo seguiria en Tijuana, con Harry. 0 clonde el estuviera.

Eramos amigos.

c.· Qyi hacias en Tyuana?

Por las mananas Harry me clejaba manejar el convertible.

Recorriamos el centro. Desayunabamos, y me daba dinero para

que yo repartiera buenas propinas a los meseros. Me estaba

acostumbrando a que me llamaran "senor". Los lunes a primera

hora cruzaba la frontera para recoger la correspondencia. Pa­

quetes que e1 recibia de lugares como Georgia, Connecticut y

Nueva York; de paises tan remotos como Cllli1a y Tailandia.

Los miercoles en la noche yo entregaba un paquete en la co­

mandancia de la polida de Tijuana. Nunca me detuve a contar

el dLnero; de veras, nunca me interes6. Los viernes me prepa­

raba para las visitas que recibia Hart)~ hombres de negocio que

yo recogia en cuanto cruzaban la garita. Los llevaba a su hotel y

preparaba lo que fuera necesario para que pasaran un buen fin

de semana. Por lo regular, regresaban el lunes temprano tras

tirar su dinero apostando en las carreras de caballos o en el Jai AJai. Unos llegaban solos, y en esos casos habia que preparar

eventos menos familiares, organizar fiestas con musica y muje­

res. Yo no participaba en las conversaciones privadas con esos

hombres, ni siquiera me detenia a escucharlas. Estaba conforme

233

Page 119: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

con lo poco que tenia. Esos fines de semana Harry casi no ha­

blaba conmigo. Depositaba su atenci6n completa en sus invita­

dos. De v"eZ en CLnndo me arrojaba una mirada de complicidad

o un guifio cuanclo me peclia que realizara algtin trabajo, que por

general tenia que ver con las acompafiantes de los hombres

negocio: se rompi6 la maleta de la senora Gollnick, trae unos

cigarros para la senora Lewis, ve por el doctor porque la senora

:vla§;'T!an se siente mal. Harry les habia dicho que podian contar

COwJ.Jigo; por lo regular habia que devoJver a los mas borrachos

al hotel; habia que evritar los pleitos de quienes se volvian

violentos; habia que repartir dinero, callar los rumores; los

problemas debian evitarse a como diera lugar. La frase clave era

low prqfile) navegar debajo de los radares, no ser detectado,

invisible. Martes y jueves las noches eran para mi, al menos asi

me pareda. Harry dormia casi todo el dia. Empezando la noche

recorriamos los bares de la avenida Revoluc16n, donde eramos

recibidos como reyes. Eramos el senor Harold y el senor Raw.

Harry preferia el jazz y la mejor banda tocaba en La Fuente, se

llamaban Los Travelers: el Plato Peralta, el Pitulo, Esteban y

Adolfo. Platicabamos con ellos, especialmente con el Plato.

Harry sabia tocar el piano, siempre lo deda, aunque nunca lo vi

tocando. Lo que Harry bacia y deda era extrano y maravilloso.

alcoholle soltaba la lengua. Era mas joven que yo pero habia

hecho cosas que me paredan grandiosas, conoda a personas

importantes que incluian a artistas de Holly\vood, pero mi pa­

tr6n era discreto y lo deda poco a poco, despues de unas cuan­

tas botellas de J&B. Que haria sin ti, me dijo una vez, eres mi . .

me1or armgo.

234

(:',n pocas ocas10nes era eJ a quien debfa sacar de una can­

tina. No se peleaba ni era problematico. veces se pollia a lld­

rar, las melodias que tocaba el Plato lo hadan llorar, la forma en

que el pianista acariciaba el teclado. Duke Ellington, deda

rry, el Plato lo interpreta como se debe tocar, mi familia estaria

orgullosa de escucharlo. Ellos eran musicos tambien, estarian

aqui, con nosotros, si aun vivieran. Mi papa tomaria el saxof6n y

una brisa Hamada Coleman Hawkins acariciaria el alma de los

que estml}eramos escuchando. ]VIi m21"'Tia estaria a su lado, mi

bella Dorothy, pelirroja y elegante. Nlichael y Dorothy. Los re­

cuerdos le caian como una suave llm':ia hasta que se dormia, su

cabeza y brazos sobre la mesa. Yo lo levantaba y lo llevaba al

c01wertible, lo llevaba a nuestra casa. Varias veces tuve que des­

vestirlo y acostarlo. ]\fe aseguraba que estuviera bien tapado, que

no pasara frio en la noche. rvfe sentaba en su cama, lo observaba

en la penumbra, sin luz que lo molestara. Era como un nino.

Solo una vez me acoste a su lado para asegurarme que durmiera

tranquilo. Sentia un dolor adentro, en su alma, oculto; era cierto,

sufrfamos de lo rnismo. Lo abrace, acaricie su cabello. Estuve

con el varias horas aun despues de que se habia dormido. En

toda mi puta vida nunca me habia sentido tan bien. Entendi que

finalmente la vida me pagaba con felicidad despues de tantos

anos de chingaderas. Quise abrazarlo, por que no, guise darle las

gracias, quedarme con el en su cama, dormir ahi, a su lado, era

mi lugar.

235

Page 120: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Ja nada.

c

hablar

lo que teniamos.

lo arruin6?

no era lo mismo.

cambia?

r:.· Qyiin em ella) quien era Deborah?

esposa.

236

·Harrv estaba casado? lo sabias?c·Cuando se cas6? c ~

Yo que se. Fue antes que lo conociera, yo ni siquiera sabia.

Nunca hablcS de ella. De repente me lo dijo: quiero que hoy va­

yas a la linea por mi esposa.

(.Fuiste a recogerla?

Hice lo mismo, cruce la garita, espere.

c_En que pensabas?

Estaba confundido. c:De dcSnde habia salida esa esposa? 2 Por

que no me lo habia clicho? Me clio co:raje. c:CcSmo era posible

que me ocultara algo tan impo:rtante? Nosotros que habiamos

platicado tanto, que nos habiamos confesado todo. Pero me

aguante, hice mi trabajo. T:rate de ser amable como el me lo ha­

bia pedido, como deberia ser con el resto de los invitados. Me

dijo que tenia que esforzarme por ser cortes con los L.·Tvitados,

que ellos lo esperaban de mi. Cuando ven a un mexicano, ellos

esperan alguien amable y servicial, dispuesto a cualquier cosa por

ayudarlos. Y yo creo que t:U eres asi, me dijo, pero a veces no te

sale ser mexicano. T:ienes que esforzarte.

Y yo trate de ser muy mexicano con ella, muy caballeroso.

Era inutil. Nunca me tratcS como el mejor amigo sino como el

unico sirviente.

c:·O!Je crees que le molest6 de ti?

Yo que se.

711: d"" ) c:·nunca te yo ....

No me dirigia la palabra.

237

Page 121: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

c_)'iunca te habl6?

0.

Erplicame.

Si me hablaba, pero solo con insrrucciones: trae el carro

lleva esto, hablale a Harry. Y le deda a su esposo que no queria '

verme tanto, que me dijcra que hoy me fuera a pasear, se que­

jaba de mi presencia. Pero yo me encontraba a las 6rdenes de

Harry. Y Harry me queria a su lado.

c·El no te explic6?

Harry dej6 de hablar con..'11igo, cambi6 mucho cuando ella

lleo-6 me converti en un empleado. b '

c.Por que crees que no mencion6 que tenia esposa?

JYluchas veces me lo he pregumado. Nolo entiendo.

c· O.Jte tipo de par~ja eran?

Una pareja norn1al.

J:r1.zamorados?

Yo que se, no me importa.

te impor!a?

Yo veia las atenciones que Harry tenia con ella y me pre­

guntaba como era posible que haya escondido de mi un se­

creta tan grande, que nunca hubiera hablado de ella cuando

se notaba que la queria tanto. (Cuando la conoci6? (Que no

sufria separado de ella? (C6mo puedes no pensar en alguien y

luego convertirlo en el centro de tu universo?

238

J)ime una cosa, Raul.

Que.

c·Qyien mat6 a Deborah?

Yo nola mate.

te estO)' acusando. esMs aqui jJor eso.

2 Por que estoy aqui?

Porque quieres llegar a la verdad.

es cierto?

239

Page 122: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

mornento n1e

quien la habia matado. Estaba seguro de

dijo que era un loco, que habia rna­

que era impulsive y que yo hasta ese

salvado. Queria saber si huf de Tijuana ' d" 1 1 me amenazo, porque me 1 cuenta oe o que era ca-

dije que no. T1.i sabes que la mato, me dijo. Tu

dije que estabamos juntos la noche que murio

un pleito ese dia, es cierto; pero

estuve con el toda la noche en el

Como a la una de la manana ella salio por unos cigarros.

Eso es absurdo, dijo Flores, le hubiera dicho a un mesero o te

era ella,

se los trajeras. Yo me ofred, le dije. Pero a

la tarde se habia quejado de que le

Quiso salir a que le diera el aire.

Tijuana nos conodan, sabian quien

-AJguien no la 'rPcnpt-A -clijo Flores mientras conducia su

carro

-le dije con t:isteza-, alguien no la respeto.

Flores estaba enfurecido, se le notaba:

-2_Que necesita hacer un hombre para que lo metana la car­

eel en esta puta ciudad? Degollar a una mujer no es su:ficiente.

no sabia que responderle.

que te .fo.iste de Tyuana? Deborah ya no podia molestarte) Harry te

mas que nunca. que lo abandonaste?

me queria ir.

240

'[ranquilo, Raul. queria abandonarlo, tampoco soportaba '·'erlo.

C; J c. orno: Deshecho. No era el mismo Harrv, no era mi Harrv, el

0 "

rry de antes que Uegara Deborah. ,:__A poco la queria tanto?

ausencia de algillen puede arruinarte de esa manera?

;_Qyi hizo la policia de Tijuana? Supongo que foe un esc(mdalo. Ella era

la hija ... Salio en el periodico. comandante fue a \TJSltarnos.

mismo queria saber que habia pasado.

c'Sospech6 de Harry? Eran amigos. No hacia falta que Harry diera explicaciones,

no habia mas que verlo. No dejaba de lamentarse. ,:__Como era

posible que la quisiera tanto? Solo el podria amar asi.

r a ti) c.· que te pregunt6 la policia? Si habia estado con Harry esa noche, y les dije que si. Lo

unico que les importaba era que Harry tuviera una coartada, y la

tenia conmigo. Y yo con eL Luego el comandante se disculpo

por lo del periodico, la foto en primera plana. Fue una canalla­

da. El sabia que esos asuntos no se ventilaban en publico. Me

dijo que ya habia hablado con el editor y que no se- mencionaria

mas, pidio disculpas de nuevo.

Pero si Harry nola mat6) ;_no sospech6 de ti?

Por supuesto que no.

241

Page 123: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

c que?

Sabia que yo no era capaz ...

c.Por que tejuiste de 1 !juana entonces?

Porque Harry se moria, se dejaba morir por la ausencia de

esa mujer. Trate de animarlo. Estuve con el dia y noche. Tam­

bien yo me perdia, tambien yo moriria por una mujer que nisi­

guiera me importaba. No, no lo iba a perrnitir. Yo necesitaba

que me cuidaran, yo no me podia perder por el o por nadie. :i"vfe

aleje porque era la {mica manera de salvarme.

c·C6mo lo tom6 cuando le dfjiste que te ibas?

No le dije.

c. Te foiste sin decirle?

0 quizas si le dije, no me acuerdo. No le importaba.

Abandonaste a tu mrgor amigo.

Tuve que hacerlo. No fue facil, me cost6 mucho abandonarlo.

Pero ya no era rni mejor amigo, era un extrafio. Comprendi que

yo nunca habia sido su amigo.

Lo drgaste solo.

Lo drgaste) como a }/atalia.

Yo se lo que es eso, a mi tambien me han abandonado. Se

muri6 mi mama, mi padre se fue. Me dej6 solo, yo se lo que

es eso. Me voy antes de que me dejen.

242

Lo d~!_jaste ... Pero volvi, volvi por el.

Voluiste con Flores.

Volvi para salvarlo.

( TL2 crees que Flores lo iba a salvar? el ouo yo gue deda Harrv, no nodia de)·ar que se mu-

., J .l . .t

riera. Lo necesitaba.

Eran enemigos. Pero se necesitaban; ninguno podia dejar que el ouo se mu-

nera.

Pendejadas, tu mismo lo dijiste. Las pendrg.adas que te decia Harry. No

crefas en ellas.

A veces si erda.

c.·Curindo te convenciste de que C!:J!V.dabas a Hany?

Que.

}Yo quenas regresar a Tijuana, te obligaron. cEn que memento del reco­

nido con Flores te convenciste de que hacias lo mrgor para tu amigo?

Nose.

c.En que memento, Raul? Tal vez cuando ya estabamos frente a su casa. Cuando Flo-

res se estacion6 y se baj6 del carro. Flores sac6 algo de la cajue­

la, luego me abri6 la puerta.

-Vamos -me dijo.

243

Page 124: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

rne.

Me

• . 1 . con cora1e-, no qwero oa)ar-

dijiste, quiero mi dinero.

no esta y tenemos que esperarlo.

seguro. esta.

y me encamin6 a la puerta. Me dolia el

.Yo creo, como a un :niilo insolen­

como a un animal que requiere de

ucucLL<L Ivfe hubiera golpeado de nuevo, estoy

unico le

ver a Harry, queria volverlo a ver y que­

abandonarlo. Me necesitaba. Yo era lo

puerta de la casa estaba abierta, en-la

se encontraba en la sala, sentado en el sillon. Pareda

no se hubiera movido un centimetro desde que lo deje. Se

enfermo, con fiebre.

-Ya para cuidarte de nuevo -le dije ala vez que le daba un beso enla frente.

244

r! Qyi sac6 Flores de la cqjuela?

Harry apenas podia hablar, apenas podia moverse.

La casa sucia: botellas, basura, comida echada a perder. Se

guiso alimcntar, qucria sobrcvivir.

Intente abrazarlo, pero se alei6 de mi. -(Por que lo hiciste? -pregunt6. Era parte de su deliria.

-Yo no hice nada, Harry. De pronto senti un golpe pot la espalda. Un golpe desga-

rrador que me tiro al suelo.

r! Recuerdo.s que sac6 Flores de la cojuela?

Si.

c. Qyi foe?

Un machete.

245

Page 125: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

· extrai1o ver a Flores con ese machete en la mano. Te parecio

primitiz.·o) como alguien que regresa desde muy lejos despues de una

!arc;a caceria. romo quien llega azin con la ;u·· ria de la muerte;· la vio-,_:~ ..- <._ ~

lencia en las manos. El hombre estaba detras de ti) amena;:ante .. con­

lando los nn.nutos que lo sejJaraban de obtener su ma}or trqfto. r:.Y tu que pensabas? Solo tenias a Harry en !a cabe;:a) no podias pensar en

otra cosa. Estabas cansado) aturdido) prifr:ri.ste ignorar a lo demos. Y

aunque no lo lzubieras aceptado delante del policia, estabas ansioso por

ver a tu amigo. Cuando estuviste l~jos) conociste de primera mano el

ardor que causa la ausencia. Te apretaba el pecho. Tenias que regresar

a Harcv) tarde o temprano tenias que hacerlo. cPero como? cLlegar ast

de la nada, como si te hubieras marclzado el dia anterior? Ya entendias

lo que signijicaba para Harry lafalta de su mujer: un agu:Jero enonne)

un boquete) un desgqjo de la tierra que te arrastra) que te hunde. Qy,e­

Tias !Zenar ese hueco) querias correr hacia Harry) abra;:arlo J! decirle

que nada le faltaria si solo te d~jara regresar a su vida. Tu plan era

ensef!.arle a olvidm~ convencerlo de que todo se puede df:jar atras si se olvida.

Oluidar a Deborah como tu habias olvidado a Natalia.

Olvidar todo lo que estorbara entre ustedeS)J empe;:ar de nuevo. OZ.oidar a J?lores...

246

Cai'ite al suelo, el primer go!pe no foe szificiente. esfocd lzacer lo que el

policia intentaba)· el primer go!pe no estuvo bien dado. pemwne-

cia en el sillon. c·Qyi pasaba jJor tu cabe;:a?

No me queria morir. Queria quedarme con Harr;~ conven­

cerlo de que yo no habia sido el que mat6 a su esposa. Todo era

absurdo, era una pesadilla. Harry sentado, sin voltear a verme,

como si nada succdiera delante de cl, y yo buscando su ayuda,

implorando que me auxi.liara.

Recibiste un segundo go!pe) mas certero.

No habia dolor, simplemente sangre, sangre. Queria levan­

tarme, correr, pero mi cuerpo no respondia, perteneda al mons­

truo, ya no habia manera de escapar. Pasc mi mano por la parte

de awis de mi cuello y toque la came abierta. No podia ser yo el

duefio de ese cuerpo. Ya no era Raul, era otra persona. Un pe­

riodista como los que salian en las peliculas. Nunca aprendi a

escribir bien pero me gustaba la idea de ser el primero en llegar

a la escena del crimen, preguntar, investigar, saber mas que el

resto de la gente. Cerre los ojos, los abri de nuevo: yo era Juan

Antonio rvfendiv'il, escribiendo en una maqu.ina, escribiendo

nada menos que esta historia, la historia que el viejo Flores me

habia pedido que convirtiera en un guion. Y a no era Raul,

trabajaba en un peri6dico de San Diego y me obsesionaba por

el caso de Flores y Rutheford ...

Una alannante ola de violencia sacude a Tijuana. Cunde el temor entre sus habitantes. Autoridades inmiscuidas en actos delicti­vas. Alcalde reitera compromiso con gobiemo federal. Vecinos de la colonia ...

247

Page 126: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

248

Yo \rivia con un dolor abismal en el alma. Siento ahora ese do­

lor, aqui, fuerte y profunda. Recorde el accidente. Natalia y yo

en el carro, \riajando por la carretera costera, saliendo de una

fiesta, ebrios y necios, peleando, gritandonos mientras el ni.fio

lloraba en el asiento trasero, asustado por las injurias y maldi­

ciones que arrojabamos. Quise acabar con ello. Ya no queria es­

cuchar a Natalia, pero su voz se incrustaba en mi cabeza v re-. -corria mi cuerpo, lo quemaba por dentro como una sucia enfer­

medad. Y el nino lloraba, no dejaba de llorar, era mi maldicion,

ambos eran mi maldicion por tener una \rida insensata, por el

vado, por ... I'vli cuerpo temblaba, mis manos aferradas al volante

sin tener ya palabras para responder a Natalia, para decirle,

gritarle, exigirle que se callara. La decision era mia, la solucion

estaba en mis manos, lo entendi de pronto. Vire hacia la

izquierda cuando saliamos de una curva y el carro se sali6 de la

249

Page 127: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

carretera, quedando solo unos instantes sostenido por la nada,

un poco de tierra v arbustos, lo suficiente para que Natalia

dejara de gritar. Y en esos instames s6io la mire. Y sonrei.

el carro se volte6 sobre un costado y empez6 a dar vuel­

tas cuesta abajo, rapidas y violentas vueltas que no paredan

terminar. Natalia gritaba, si, pero esta \'ez eran gritos de terror,

gritos adoloridos. Hasta que de pronto grit6 e] nombre del nino.

Juanito. Fue un despertador, una alarma que son6 dentro de mi y que me exigia despertar.

Ivfj hijo.

Juanito habia dejado de llorar; su silencio pareda hecho de

flores .

.I'vfj silencio, en cambio, era de metal, silencio de suicida, de

asesino, de padre insen:ible.

El carro se precipit6 hacia la orilla del cerro y sigui6 una

caida libre hasta la playa rocosa.

Golpe de metal y cristal.

Olas enemigas estrelLindose contra el carro.

Silencio, finalmente el silencio que anhelaba.

Demasiado tarde.

El precio habia sido muy alto.

Y esto no era lo que habia pedido: era un silencio siniestro.

A lo lejos, el sonido de las ambulancias.

2C6mo fue que sobrevivi?

250

Raul...

251

Page 128: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

ca.rro, m1s errores, co11:1enzar de nuevo.

moverse. c unos momentos empez6 a

en el asiento trasero. estaba.

se hab:fa quedado en casa, que esto y para m1.

era otra.

una mesa, su ' e1 cerro.

Oil<_..UC..LU se

roto como algo fragil que de pronto se cae

\71J.elto pedacitos estaba desparramado

vu.elto oscuridad.

esto te1mine?

decir quii:n mat6 a Deborah?

252

Deborah estaba enojada desde antes que llegaran al cabaret, era

obvio que acababan de tener una discusi6n y que aun no ter­

minaba. Ya me habia acostumbrado a esos momentos en que

Harry dejaba de sonreir y Deborah se sentia dueiia de todo. El

salud6 a sus amigos y tard6 en llegar a la mesa, largos minutos

en que solo estabamos ella y yo, evitando miramos. De pronto

empez6 a decirme las cosas que habian quedado pendientes

entre ellos: iou)re a.foo~you know) afocking.fool. Andifyou thinkTm

,£;Ding to stqy in this gorjforsaken town) then you;re a bigger fool than I

thought... Le pareda una perdida de tiempo seguir en Tijuana.

Ella no se escondia de nada, tenia una familia que la extraiiaba,

tenia un padre que la recibiria con los brazos abiertos. Queria

largarse cuanto antes. Esta bien, que se largue, pense. Pero no

era tan sencillo, se queria llevar a Harry, queria que regresaran a

los Estados Unidos pero ya sin huir, que se enfrentara a sus

253

Page 129: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

acusadores, que se defendiera. Como yo, Harry amaba la vida

nocturna de Tijuana, no queria irse. (Qu.ien le creeria? La mujer

deda que contratarian a los mejores abogados; por el contrario,

su papacito dejaria que Harry se pudriera en la carcel, era Io

mejor para el hijo de puta que se habia robado a su hija. Harry

finalmente llego a la mesa y permanecio callado. No podia

creer]o: lo vi ceder, poco a poco, aceptando que regresar era lo

mejor para el, para ambos.

-You)re right -le dijo-. I have to go hack) Fm tired qfmnning. Ya

no quiero segttir escondiendome.

Esto ultimo en espanol, me lo deda a mi, sin mirarme. Me

lo deda a mi.

No era posible que lo echara todo a perder de esa manera,

que se rindiera asi de facil. JVli molestia inicial por la llegada de ella

a Tijuana se convirtio en odio. Hubieras visto como disfrutaba

esos momentos de triunfo. Saco un billete de cinco dolares de su

bolso, y me dirigio una mirada coqueta.

-Raul darling would )IOU he so kind as to bring me ciganetes?

Hija de su puta madre. Hija de su putisima madre. Me que­

ria de testigo, queria que yo conociera de primera mano el do­

minio que tenia sobre su marido. Como si no hubiera tenido ya

tantas veces la oportunidad de observarlo. /\.hora me mandaba

por cigarros. Tambien era necesario humillarme, Raulito no de­

bia olvidar que era solo un sirv-.iente.

Sali a la calle pensando que no podia dejar que Harry se

rindiera, (Como podia abandonar esto que amabamos tanto?

Los bares, la musica, las atenciones de la gente. Ese era nuestro

universe. No hice nada por conseguir sus pinches cigarros.

Regrese y le dije a Debbie darling que no habia encontrado su

marca de cigarrillos. Para entonces, Harry se habia sentado en

254

otra mesa, donde conversaba con unos conocidos; asi que no se

clio cuenta de nuestro amistoso intercambio. Tampoco ':-.io a la

mujer cuando se levanto enfurecida y salio del cabaret.

tras ella, ]a segui sin que se diera cuenta. La mujer no

respondio a los saludos de los policias ni de los porteros de otros

bares que la conodan bien. Estaba concentrada en su coraje, en el

odio que sentia por mi, por la ciudad. Tampoco se dio cuenta que

me habia convertido en su sombra desde la acera de enfrente.

Uego a una licoreria y compro sus preciados tabacos. n una cua­

dra de la avenida Revolucion, las calles paralelas paredan donni­

das; cruce la calle, la espere en un callejon. Le hable cuando paso.

-Harry te esta buscando -le dije desde la oscuridad del ca­

llejon-. Se regreso temprano a la casa.

Ella se sorprendio en un principio pero reconocio mi voz y

se detuvo. -De seguro le dijiste que yo me habia largado, (Verdad?

Eres insoportable -respondio en espafiol.

Yo guardaba una navaja en el bolsillo. Mientras la mujer ha­

blaba empece a preguntarme si esa navajita seria suficiente para

trozar su cuello delicado. Nunca habia matado a 1..m ser humano.

Me pregunte sobre la presion que habia que ejercer para que el

filo traspasara la piel humana. -Lo bueno es que ya nos vamos manana -prosigci6-, ya no

tendre que soportarte. Su actit:ud lo volvia todo mas facil. La tome de la muneca y

la arrastre rapidamente hacia el i.nterior del callejon. Ella force­

jaba y me injuriaba pero nunca grito. No se lo esperaba. Ni yo

mismo lo hubiera dicho de mi esa manana. (Soy tan hombre

como para asesinarla? Nunca crei que fuera tan facil. La mujer

era mas fragil de lo que imaginaba. La gire, le tape la boca con

255

Page 130: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

una mano y con la otra la punta de ]a navaja en su cuello.

rne

un buen jal6n para que arrasara con todo lo que ha­

retire la navaja todavia tuve que dar otro

la navaja se habia atorado en algo.

unos segu..Ddos, salpicando las paredes

y nils manos. Lmpie la navaja en su vestido. La do­

bolsillo. Revise el bolso de la mujer y encon­

lentamente del callej6n.

regresar con Harry, llegue a una cantina donde

esta Debbie? --Fue pnmero que me pregtmt6.

fui DOt sus cigarros -y le entregue la ca-

los secretos, ahi estan estorbando hasta que

uno los saca. rero note he dicho todo. Tambien mate ami hijo,

los anos que dieron vuelta en nil ca­

de olvidar esa tragedia. Podia olvidar mi

era incapaz de borrar el accidente, la

muerte de rr1.1 nino. 1\11 ni__iio de cabello alborotado que odiaba

y corria en las mananas para despertarme .... Mi nino ...

no eres

256

Recuerdo haberme ido de la casa, abandonar a Natalia, abando­

narme, perderme en una oscuridad que cada vez era mayor y

que me absorbia. Pero queria \Tivir. Apareci6 Magda en mi vida.

Magda hecha de luz. Y crei que podia salvarme. Lo que yo

necesitaba era una raz6n. 2Quien mejor que ella para darme vi­

da de nuevo, para levantarme y ensefiarme a recorrer los dias?

Eso pense. Trate de reconstruir nil vida a su lado ...

Tu sabes que nada de eso existw. },/.[agda no existe aun. Es parte de un

foturo sin construir, pero no es el tuyo. Nunca te casaste con Natalia)

nunca tuviste un hfjo. Es una alucinaci6n) Raul) una invenci6n tuya. La

realidad es esta: hoy es noviembre 12 de 1967, 11:3 4 de la noche. Flores

esta encima de ti y se dispone a dar otro golpe con el machete, el tercero, el

difinitivo. Segura de si mismo, te df!'}ara muerto en la casa de Hany. Tu

cuerpo hecho pedazos. Ruthqord ya no tendra foerza ni animo para dqenderse de quienes lo acusaron de haber cometido ese "horrible crimen';.

La polida de Tijuana no queria saber nada de ese gringo loco que mat6 a

su esposay destmz6 en pedazos a su oyudante.

257

Page 131: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

;Pc:ro eso c:s el que no?

es!ds soizando.

c:'"l' ;\iagda? quiero escoger la reaLidad C]Ue me pertenece. He

conocido a las dos y prefiero a la de Juan Antonio N!:enclivil. l\o

una realidad sin ~fagda, ahora Jo entiendo. Me aleje ronta­

meme cie ella pero estoy preparado para regresar a su lado. Yo

sov Juan Antonio Mendivil, soy periodista y he publicado dos

conod en el centro cultural, ella guarda una pistola ...

por su vida. Tengo que cuidarla. Ella debe saber que estoy

a su lado.

Llegaste a !a ve1dad. Tenias que llegar tz{ solo. Ahara si todo puede ter­

minar. ((}Jtieres que tennine?

?vlagda ...

Suelta esa historia. Ponli! punta final. cEstds dispuesto?

Tu, c:quien eres?

c-E.stas dispue.sto?

Si.

258

5

Page 132: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Eden Flores

Aunque se trata de una figura pu.blica, un jefe policiaco estadou­

nidense, se sabe poco de su -v"ida privada. Naci6 en 1935, en un

pueblo llamado La Aduana, Sonora. Emigr6 con su familia a los

Estados Unidos en 1949. Segun expedientes, perteneci6 a las

fuerzas armadas de Estados Unidos y particip6 activa_rnente en la

Guerra de Corea durante la duraci6n del conflicto, entre 1950 y

1953. En 1956 ingres6 ala pohda de San Diego y se traslad6 al

Departamento de Narc6ticos en 1964. En 1967 fue condecorado

por la investigaci6n que ilev6 a h capmra de Harold Rutheford y

por este mismo hecho fue promovido a supervisor. Para 1969 ya

era subjefe di-visional, el primer mexicano en ocupar un puesto de

ese nivel en el sur de California. Sus actividades como pohda

escin asentadas en los arcbivos policiales, asi como en docu­

mentos de la corte. Con frecuencia su nombre apareda en

medios de comunicaci6n de San Diego, citado por reporteros

cuando hacia declaraciones sobre una investigaci6n en curso o las

cuatro veces que fue condecorado por heroismo, donde suele

aparecer la frase "comportamiento ejemplar". En ninguna cir­

cunstancia se revelan rasgos de su personalidad o sus intereses.

261

Page 133: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

cuanto a sus incursiones en Tijuana y otras partes de

J\ibcico, se sabe, segCm documentos, que con frecuencia viajaba

como parte de las investigaciones que le eran asignadas por sus

superiores. En Tijuana, lo apreciaban las autoridades locales y

fue ahi donde obtuvo el apodo "Comandante Efe". La infor­

macion sobre estos ''iajes es escueta.

Despues de su jubilacion en 1999 se t1enen muy pocos re­

gistros de su paradero, por lo cual algunos medios de comuni­

caci6n opinan que pudo haber entrado al sistema federal de

protecci6n de testigos. Durante mi investigaci6n, un polida me

inform6 que se encontraba en un asilo de ancianos en Florida,

pero fue imposible comprobarlo debido a lo escueto de la in­formacion.

262

Fabian Flores

Segun lo informaron varios medios de Tijuana, ademas de los

documentos presentados por agentes del ::Vfinisterio Publico

estatal, Fabian Flores Alvarez fue encontrado muerto el 17 de

octubre de 2001, en un paraje ubicado al sureste de la Presa Ro­

driguez. El cadaver se encontraba desnudo, env11elto en plastico

y atado con una gruesa cinta adhesiva. Tenia muestras de haber

sido golpeado sin piedad y mostraba el rostra desfigurado,

ademas de diversas laceraciones. Habia recibido impactos de

bala en ambos pies y manos, y ultimado con un solo tiro en la

frente. No se sabe con certeza la fecha en que Fabian fue "le­

vantado", si es que en realidad fue victima de un secuestro. Pero

se puede especular, seglin la Ultima carta de Magda, que el hecho

aconteci6 bacia el 5 de octubre si tomamos en cuenta que ella

mencion6 "doce dias" sin tener contacto con el joven.

Los informes polidacos ligan su muerte al narcotrafico, aun­

que no presentan pruebas de su dicho. Un amigo cercano de

Fabian, cuyo nombre retengo por razones de seguridad, lo des­

cribio como a un muchacho aficionado a divertirse, al dinero y a

andar con varias chicas al mismo tiempo; neg6 cualquier indicio

263

Page 134: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

estuv-iera involucrado con el crimen organizado.

es ooradicamente para su tio

el tipo de trabajo que realizaba

mas de lo que me habia dicho.

con respecto al tio Efe nunca fue se­

Publico de Baja California.

264

Harold Rutheford

Todavia hay testigos que recuerdan las andanzas de Rutheford

en Tijuana entre los anos 1965 y 1968. Diversas fuentes lo des­

criben como un estadounidense atractivo, alegre y generoso con

quienes lo ayudaban. Tenia mucho dinero que derrochaba en

alcohol y apuestas, y solo se sabe que era "comerciante". Un par

de informantes opinaron que hada "negocios chuecos", sin es­

pecificar, aunque la mayoria habl6 de el con benevolencia.

ellos era "un gringo adinerado" a quien le gustaba divertirse.

Pocos hablaron de su esposa Deborah. Quienes la mencio­

naron se refttieron a ella como joven, guapa y carismatica (mas

de un testigo la compar6 con la actriz Marilyn Monroe). Ningu­

no de los informantes dijo recordar los hechos ocurridos en

1967, cuando Rutheford fue aprehendido por el polida Eden

Flores. Por medio de documentos de la fiscalia de San Diego, se

sabe que fue recluido en la carcel del Condado, donde poco

despues muri6.

Harry naci6 en un pueblo cercano a Portland, Oregon, en

1939. Siguiendo su rastro se sabe que vivi6 en Seatde, donde

conoci6 ala joven Debbie Kraft. Ellos se enamoraron y huyeron

265

Page 135: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

la ciudad en 1961, aparentemente con planes de casarse; este

hecho lo reportaron varios periodicos de la ciudad como un se­

cuestro. Ella tenia 18 anos y era menor de edad, mientras que

tenia 22.

Se menciona poco en documentos oficiales acerca de la

muerte de Rutheford. parecer fue victima de un altercado

entre presos en la penitenciaria estatal de San Quentin; pero

queda abierta la posibilidad de un crimen premeditado ya que su

agresor, un tal Ted Lackie, formaba parte de una investigacion

que lo identificaba como presunto asesino a sueldo de la ma:fia

local.

Lackie fue encarcelado tras declararse culpable de un robo

en el que ni siquiera era sospechoso. No pasaron ni dos dias

cuando ya habia ultimado a Rutheford, matandolo a la primera

oportunidad que tuvo. Lackie paso el resto de su vida en prision

sin alterar su historia de que la muene de Harold no habia sido

mas que el resultado de un altercado espomaneo.

266

Samuel Ordonez

Mucho se sabe sobre este distinguido personaje, oriundo de San

Luis Potosi. El mismo dejo testimonio a traves de sus articulos

y libros, acerca de sus experiencias en el periodismo. La libreta

de Magda no consigna las fechas de sus charlas con Ordonez,

pero se puede deducir que el primer encuentro ocurrio en 2002

y fue un ano despues cuando tuvo la reveladora conversacion

sobre el Comandante Efe, cuando el periodista supuso que po­

dria ser el rio de Fabian.

En una colw11na titulada "La polida de Tijuana y sus ami­

gos", publicada a principios de 1997, Ordonez menciono al po­

lida estadounidense. El texto no estaba dedicado al Coman­

dante Efe pero apareda de manera prominente como un "gran

amigo de varias personas de alto rango" dentro la polida baja­

californiana:

El llamado Comandante Efe trabajaba para la policia de nar­coticos de California y fue gran amigo de varios comandantes. Durante decadas fungio como enlace entre las autoridades es­tadounidenses y las mexicanas. A diferencia de otros policias americanos, que mantenian su distancia, Efe se sentia c6modo

267

Page 136: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

en Mexico y disfrt.ttaba de ias comodidades y bendiciones que le brindaban sus amigos en esta ciudad. z,Que tantas fueron esas bendiciones y con que gracias fueron devueltas? Solo Dios sabe.

268

Deborah Kraft

Deborah .A.nne Kraft, llamada Debbie por sus ar:rligos, era la

{mica hija de una familia adinerada, parte de la dinastia de los

magnates de la alimentaci6n en Estados Unidos. Se sabe la fe­

cha exacta de su asesinato, el 16 de octubre de 1966, porque lo

documentan los diario Noticias y El Heraldo en Tijuana, asi como

el norteamericano San Diego Tribune.

Dadas las circunstancias misteriosas de su asesinato, y auna­

do que la victima provenia de una familia pudiente en Estados

Unidos, la noticia fue un escandalo internacional, reportado

atupliamente en ambos lados de la frontera. La norteamericana

fue degollada en un callej6n ubicado en la Calle Sexta, a unas

cuantas cuadras de la zona turistica ubicada en la avenida Revo­

lucion. Se sabe que Deborah era esposa del comerciante Harold

Rutheford, y que la noche de su asesinato ambos habian estado

en "un conocido cabaret de la ciudad". Al parecer, ella sali6 sola

del cabaret y ya no regres6.

La informacion que se divulg6 en los diarios descartaba el

robo como motivo aparente, ya que ella alin llevaba puestos un

269

Page 137: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

aretes y un collar de gran valor cuando la encontraron; su

fue localizado abierto pero con el dinero intacto.

Estados Unidos se comentcS mucho la noticia. El go­

bernador de Baja California, Raul Sanchez Diaz, tuvo que hacer

declaraciones a la prensa, asegurando a la familia Kraft y a la

sociedad norteamericana que no se detendria hasta encontrar al

culpable. Sin embargo, luego de varios meses de especulaciones

y pistas falsas, donde naclie sufri6 mas maltrato que la respeta­

bilidad de la propia clifunta, la noticia pas6 de primera plana a

interiores y posteriormente al olvido. Hasta donde se sabe, el

asesinato de Debbie sigue impune.

270

Ra{ll

No seria exagerado decir que este personaje es una clave im­

portante para resolver las partes faltanres de la bsmria que do­

cumenta el presente libro. La informacion que compartio con el

polida Flores fue de vital importancia para la captura de Harold

Rutheford, aunque no se sepa el contenido pleno de los datos

que clio a conocer.

Poco se sabe de Raw, su presencia opacada en la memoria

de mis informantes debido a la personalidad exuberante de su

patron Rutheford. Por lo tanto, es clificil cliscerni.r su participa­

cion en los hechos.

Fue imposible constatar su existencia, su nombre completo,

lugar de origen. Varios testigos lo vieron con Harry en Tijuana,

ya fuera en el Hipodromo, donde el americana era asiduo a las

carreras de caballos o en las giras nocturnas que hada Ruthe­

ford con sus arnigos por los bares de la avenida Revolucion,

donde al parecer la presencia de su asistente era frecuente.

Lo que se sabe de cierto es que Harold Rutheford tenia un

empleado y que este habia sido quien lo trajo a vivir a Tijuana.

Los testigos que recordaban a Rutheford mencionaban a su

271

Page 138: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

es

era como su secretario" '

mene1on6 como su

fisica de Raul, la memoria no

gue era alto y tlaco mientras que otros

y bajo de estatura. Coii1ciden en que

que descuidado en su apa-

con Ia elegancia y buenas maneras dej

son hombres mayores de setenta

actividades durante la epoca en

meseros, musicos, etc.). Uno

habia muerto poco des­

asesinada. Habia sido un asunto

no recordaba los detalles.

un asesinato ocurrido por esas

como en expedientes policiacos, pero

la muerte de RaUl.

272

6

Page 139: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

1921 Probable nacimiento de Raw.

1935 Nace Eden Flores, el22 de enero, en Aduana, Sonora.

1939 Nace Harold Rutheford, el 13 de octubre, en Canyon City, Oregon.

1943 Nace Deborah I(raft, el26 de agosto en Los Angeles, California.

1949 La familia Flores se traslada a Estados U nidos.

1950-1953 Flores ingresa a las fuerzas armadas y participa activamente en la Guerra de Corea.

1959 Nace Juan Antonio Mendivil, el27 de febrero en Baja California.

1961 Escandalo en Seattle cuando Harold secuestra a su novia Deborah Kraft.

275

Page 140: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

1965

1

tm.

1973

1

est a y conoce a RaUl en National City, California.

a

le sigue la pista y decide de

ocmbre, tenia 23 anos. Raul regresa a Esta­permanece en Tijuana.

v mLJere en una fecha indetermi.J.1ada. Harold por la policia local y devcdto a los Estados Unidos.

Rutheford en la carcel estatal de San Quen-

el 21 de ju0io.

_._,_,_a."'ua Gilbert, el 3 de julio.

nublica el nrimer libra de J1uan Antonio IViendiv-iL la novela EZ .L .L ~

crimen maldz:to, seguido de su segundo y Ultimo libro, Dinastia del oluido.

ulLUlllU J\fendivil y Natalia Padilla se conocen.

1 el de ambos.

276

1993 Juan y Natalia se casan.

1997 Arentado contra Samuel Ordonez. La camioneta en que viajaba fue

atacada por un equipo de sicarios.

1998 l'vfagda y Fabian empiezan una relacion senlli'11ental. El tio Efe co­wienza a frecuentarlos. Abril 3: muere el hijo de NatsJia y Juan en un accidente automovilistico. La pareja se separa en octubre.

2001 Secuestro v muerte de Fabian el 22 de marzo. Durante el funers1 ~ ~

Eden Flores le emraga una pistola.

2003 Marzo: aniversario luctuoso de Fabian, Magda recibe una fotografia

anonima.

Diciembre: ella le muestra la foto a Samuel Ordonez, queriendo sa­

ber si se trata del asesino de Fabian.

2004 Abril: Magda conoce a Juan y empieza con el una relacion sentimen­tal. Comienza a redactar sus "cartas de despedida", dirigidas a Fabian.

Octubre: Muere Samuel Ordoi'iez.

2006 Enero: Ultimo contacto de Magda y Juan.

Marzo: Eden Flores busca a Juan para que le ayude a escribir una

his to ria.

Nuviembre: Magda redacta la ultima carta de despedida y no se vuelve a saber de ella. Poco despu,§s, Juan es vis to por Ultima vez.

277

Page 141: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf
Page 142: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Han pasado cuatro anos desde que empece este libro y seis des­

de la desaparici6n de Magda. Reviso nuevamente su cuaderno,

los apuntes, y trato de encontrar un sentido, una direcci6n, una

pista. A veces imagL.1o que hablo con ella. Esta parada detras de

mi, asomandose por encima de mi hombro para ver lo que es­

toy escribiendo en la computadora. Me separo del teclado, le

digo:

-Lo siento mucho, intente, me entusiasm6 la idea de inves-

ugar pero ...

Ella no responde, hace una de sus muecas de fastidio. Su si­

lencio me habla de una decepci6n enorme: "Pense que no para­

rias hasta saber la verdad". Me parece injusto su reclamo. Hice

cuanto pude. Por Io menos tengo la justificaci6n de haber hecho

el intento, la polida ni siquiera eso, el carpetazo fue lo mas facil.

Me duele renunciar, Magda, me duele no tener respuestas pero la

verdad es que estoy cansado y ya ni siquiera deseo encontrarlas.

Me pregunto si te perdonaria que estuvieras con Juan en

estos momentos. Quizas el eslab6n perdido no es mas que una

reconciliaci6n entre ustedes y ahora estan juntos, amandose. (Te

perdonaria si regresaras un dia a Tijuana, muy campante, des­

pues de la alharaca que se hizo en los medios de comunicaci6n,

despues de lo que he hecho y escrito por ti? La frustraci6n me

281

Page 143: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

hace responder que no te perdonaria, Magda, que el agravio seria

demasiado grande, que el dolor estaria por encima de la felici­dad que me daria verte de nuevo.

Dime, (COmo podria superar e1 desencanto?

282

c'mico que me resta son los recuerdos de

La conod hace tiempo. Ella era una adolescente, una chica ace­

lerada y risueiia que se sentia comoda en compafJa de adultos.

Yo la veia durante reuf1jones sociales en casa de anligos; por lo

general tambien estaban sus padres.

Al paso de los aiios, era la muchacruta que le agradaba juntarse

con un grupo de hombres mayores que ella. No le incomoda­

ban las diferencias generacionales que suelen aislar a los j6venes,

sentia una atraccion que le estimulaba intelectualmente. Le atra­

ian nuestras discusiones sobre arte y literatura, asi como la mu­

sica sesentera que escuchabamos. Ella nunca fue considerada

miembro de nuestro grupo Oa desdeiiabamos por su juventud y

porque era mujer), pero nos complada verla entre nosotros.

283

Page 144: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

se

un rornance

un

la

a verla fuera de esas reuruones.

el haberla besado. Magda y yo tuvimos

llamarse asi; dos o tres pasa­

no recuerdo siquiera si fueron agradables.

entonces. Nada me importaba fuera

donde me sentia protegido de un

Odjaba salir y me volv-ia cada

Jua"'u"- y yo nos volvimos cercanos despues de esa experiencia

no a tocar ei tema de habernos conocido intima-r .. ncnte.

rasgaba en

ven fragil

su inteligencia y sentido del humor que a veces

gel'ial. Era una critica ruda de la realidad, una jo­

aparentaba ser fuerte. Uoraba y sonreia con facili­

deshacer y rehacer a cualquier persona con su analisis,

me tenia medido pero se guardaba sus condusiones, rata vez me criricaba.

284

Aparece en un cuemo m{o titulado Diez minutos defoturo. Era un

personaje secundario, mucho mas lucido que el protagonista

(parecido ami, por cierto). La Magda de rni cuemo terrninaba

enfadandose de la falta de madurez del personaje mayor, que no

hallaba como resolver sus problemas personales.

Ella era rni confidente pero no logre ser el suyo (ni imente).

parrafos -quizas estas paginas- no son mas que la confe­

si6n de un hombre egoista, confromado a su naturaleza por la

desaparici6n de un ser querido.

Nunca me import6 su relaci6n con Fabian. Poco la apoye des­

pues de la desaparici6n de su novio, tampoco cuando la vi llorar

una vez que compartimos una conversaci6n en un cafe.

Debi6 ser por ese motivo que deje de buscarla.

285

Page 145: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

paso de varios meses, cuando estuvimos de nuevo en con­

tacto, fue por iniciativa de ella. Acepte nuevamente su amistad

porql.JC cada vez habia menos gente que se interesaba en mi.

siempre, ella estaba clispuesta a escucharme.

Nunca pregunte como se sentia, como sobrevivia la perclida de

Fabian.

J\:le entere de su relacion con :lvlendivil, el periodista de San

Diecro. Para entonces yo me habia clivorciado y me sentia fraca-o ~ ~

sado. La relacion de ellos me hizo sentir una profunda enviclia.

Supe de lo cautivada que se sentia por un breve mensaje que me

envio.

"Es un hombre con el que creo que puedo ser feliz. No mere­

fiero a felicidad en el sentido cursi, sino a la felicidad como una

sensaci6n de paz interna. Yo se que es un hombre con proble­

mas, que sufre y que muchas veces no encuentra el camino o la

salida; pero me siento util cuando lo apoyo. Me doy cuenta de

aue ten0o-o la necesidad de estar a! cuidado de al0QUlen v esa

" ' ~ necesidad, que no se de d6nde surge, se ve plenamente satisfecha

cuando estoy a su lado."

286

Evite responder a sus liamadas telef6nicas, ignore sus correos

electr6nicos. Ella dejo de comunicarse. Yo decidi borrarla de nli ' . 1 escueta nomma ae genre cercana.

l'v1e reencontre con ella a traves de la lecrura de su cuaderno.

Con frecuencia regresaba a la redmara y contemplaba los obje­

tos que habfan sido suyos. Ya no me interesaba seguir escribien­

do ellibro, queria estar donde ella habfa estado, tratar de enten­

der su amor par un hombre parecido a mi, mayor que ella, frus-

trado, enojado con el mundo.

2Que fue lo que perdi?

Una Magda mucho m9.s plena y consciente de si misma.

Una I'vfagda atenta, clispuesta a ayudarme.

287

Page 146: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

ternerosa, necesitaba apoyo, que solicitaba con

una 1nano armstosa la ayudara a levantarse.

me ignores. Reviso y reviso para ver si

tonteria en mis ultimos correos; ves como soy

veces no te entiendo, pero respero tus silencios."

Eso

288

Page 147: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

El absurdo de la oscuridad, la oscuridad del encierro.

El absurdo de la impotencia, de la fragilidad del ser humano:

es tan facil rnorir, dejar de existir, desaparecer.

La sensaci6n de ser marioneta, de format parte de un juego,

ser un peon, una figura menor dentro de la gran estructura. Y

los dados se lanzan y determinan quien eres, quien seguiras sien­

do. ~Que pasa si los dados estan cargados? En tal caso no eres

titere del infortunio sino el infeliz que, por un acto de azar, ha

senalado la maldad como su siguiente victima.

Todo esto lo pienso unos meses despues de los hechos, en la

intranquilidad de mi casa, observando por la ventana, imag1nando

sombras, como cuando era nino y veia monstruos en los estam­

pados de las cortinas; asi, abro la puerta porque creo escuchar,

creo ver algo que no existe. Surge el escalofrio, esa reacci6n inutil

del cuerpo que proviene de los albores de la humanidad. Escribo

con boca seca, con sudor en las manos, temblando mientras le­

vanto con dificultad la taza de cafe. No quiero dormir, temo so­

nar, temo despertar y mirarlo a el a punto de dar el Ultimo golpe.

Lo mejor es no dormir. La pesadilla no es peor que la realidad,

no es peor que el temor a volver a encontrarlo.

Tan curiosos como absurdos fueron los acontecimientos v ''

sobre todo que no pude pronosticar su origen. El incendio, el

291

Page 148: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

una

el secuestro. sucede porque si, me dijo Flores. Nada

palpable.

que persisten, las lesiones

manera de recordar para siempre

sucedido, tatuajes mentales, imbo­

necesitaba, sentir en came propia el

e] temor ala muene.

y tortura, me dijo, pero (C6mo

si :10 los has vivido? Fabian cbill6 como

su mami Lleg6 la muerte como una

Era un ni£1o envuelto en si mismo, orinado, asustado,

esa pesadilla maldita y regresar corriendo a

nuevo ese calorcito en los brazos de su

es encantadora, me dijo Flores. Tu deberias

292

Empez6 cuando abandone mi 1ibro, cuando me di cuema de

que todo habfa sido una farsa.

293

Page 149: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Muy facil es adjudicar a un dios o al destino la llegada de una tra­

gedia. Lo hacemos para iibrarnos de la responsabilidad de las

pesadillas de nuestra existencia; fabricamos deidades para sentir­

nos a salvo, para que sirvan de ejemplo, para que nos regaiien o

castiguen cuando nos portamos mal. J\ diferencia de nuestros

propios padres, que son faiibles, el padre celestial no puede serlo.

Podemos encomendarnos a sus manos sin temer a la fatalidad.

Siendo asi, un incendio no puede ser solo un siniestro sino

una reprimenda div'ina.

Decidi abandonar rni libro, renunciar a un proyecto agota­

dor que me hab.fa robado parte de mi tiempo y de rni vida. El

entusiasmo inicial, el arrebato, la adrenalina que me impulsaba a

escudriiiar entre temas escabrosos, la motivacion que habia ser­

\'ido para que escr.ibiera una tras otra cuartilla, freneticamente,

poseido, se habia esfumado entre una polvareda de fracaso y

desilusion.

La investigacion acerca de las desapariciones de Juan y

Magda paso de la clar.idad a una dificultad siniestra, los cabos

sueltos y las puertas cerradas habian sido demasiado para rni

temperamento, siempre enfermizo y defectuoso. Darme cuenta

de que nunca me habia impulsado el descubrir la verdad habia

294

sido el acaboce. Y sin esa fuerza, yo estaba perdido. Regresar a

casa una noche y descubrirla envuelta en llamas, no me causo

coruuoci6n alguna. El fuego en roi interior se habia extinguido '~

mucho antes y por lo tanto no me importaba lo que me arroja-

ran los dioses. Contemplar la destruccion del hogar de mi in­

fancia, el espacio de los recuerdos y de mi intimidad me parecia

congruente con mi estado de animo y mi renuncia.

"Eso fue lo que perdi" fueron las ultimas palabras que re­

dacte, rni despedida. No era mas que una confesion, un recono­

cimiento de mis limitaciones. Soy, despues de todo, un ser hu­

mano y puedo ser v1ctima incluso de mi rnismo, de rills torpe­

zas. Esta reaiizacion, por mas dura, no me clio luz ni fuerza para

continuar; por el contrario, me hada sentir profundamente depr.i­

rnido. Apague la computadora y me despedi de Magda y de to­

do lo que ella sit:,m.ificaba para mi. Imposible continuar con el

bro porque nada era real.

No lograria esclarecer la desapar.icion de los periodistas; pero,

por lo menos, podia enfrentarme a mi verdad personal: que ya

no me importaba hacerlo.

Nunca me intereso encontrar a Juan Mendiv-il. Para mi no

era mas que un objeto en el camino para llegar a una ilusion

mada Magda. En reaiidad, sentia un gran desprecio por el hom­

bre, lo consideraba un escritor mediocre y lo cuJpaba de la de­

saparicion de Magda; mas que Eden Flores, el era el \Tillano de la

historia. 2Cuantas veces es necesar.io inventar a estos villanos para evi­

tar ver el fracaso que existe en uno mismo? Nos ahorra la mirada

interior. Asi como tenemos deidades benevolas que nos resguar­

den de los males del mundo, inventamos a los anticristos para

tener a quien culpar de nuestra propia estupidez; es una forma de

295

Page 150: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

al el bien v el mal en la balanza ' ' . '

UillUllU vital.

nunca hubiera conocido a Juan Men­

sumergia en el absurdo de la auto­

en el regodeo de lo irrealizable.

humillaci6n cuando me enfrente a lo

tanto empeno negaba: tal como me lo dijo su nrima ~ . r '

_v.l-o.""ua. estu.vo a mi akance, pude habet construido lo que fuera

mor,

na,

ser

mi propia torpeza e imposibilidad de

otra persona. responder a sus 1lamados, in-

au:YiJio, i:U.e el resultado de mi falta de amor

ego repulsive que me exigia ignorarla. Abandone a

oledad y la decision no me caus6 el menor resque­

como mirar las llamas que consumian mi casa.

hasta saber su desaparici6n y de los detalles de su

que ella otra vez se volvi6 el centro de mi

si su tragedia l ae

hubiera hecho crecer como perso­

se convertia nuevamente en el

al era necesano rescatar del olvido, habia que

a la doncella y conocer la verdad. Crei que en mis manos

el deserJace de su historia.

su momento consided~ que el incendio no fue mas que un

acto de la pro-videncia, un mandato di'irino que me exigia aban­

esfuerzo de los bomberos logr6 salvar la

cas a. habian perdido una de las recamaras

estnJ.ctura de madera y mi estudio. Los dafios no

fueron mayores. Perdi dos computadoras, un escritorio, cientos

libros y, por supuesto, 111is manuscritos.

v

perd{ todo vestigio de mi investigaci6n. Tenia respaldos

a salvo, podria cominuar si asi lo decidiera; sin embar-

296

go, la devastaci6n me pareci6 lo suficientemente dramatica

como para que fuera el punto final de lo que escribia. La his­

toria no tendria deserJace, Tjjuana: crimen y olvido nunca se pu-

blicaria. Amen.

297

Page 151: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

En los dias siguientes empece con la tarea de reparar los dafios

de mi casa, muchos de ellos ocasionados por los propios bom­

beros, que habian destrozado una buena parte de ella en el afan

de salvarla. Todo estaba mojado, hasta los lugares donde nunca

hubo lumbre; me dedique a mover el escombro y sorprenderme

al descubrir artefactos y trozos de papel (sobre todo, fotogra­

fias) que hace mucho no veia ni recordaba. Me resulto detesta-

ese breve reencuentro con el pasado asi que termine pagan­

do a unos sujetos para que realizaran el trabajo, con la instruc­

cion precisa de tirar todo a la basura. Cerre con candado las

puertas que llevaban a ]a recamara y estudio, cuyas rui.nas ahora

formaban parte del jardin trasero.

Lo que siguio fue un encierro personal, rodeado del pene­

trante olor a humedad y madera quemada. Dias de dormir a to­

das horas, despertar solo para mal comer o cambiar de canal a la

television que estaba constantemente encendida. Algunos veci­

nos me buscaron y a los pocos que recibi tuve que mentirles di­

ciendo que me hallaba termi.nando un libro, por eso el silencio y

mi aislarniento. Llegaban las condolencias por las estancias per­

didas, y yo agradeda con desgano los gestos de buena voluntad.

Nadie sabia que los dafios ala casa no representaban una per-

298

dida importame; mas dolorosa era la ausencia que

de mi, el pantano en que habia decidido · ·

299

dentro

Page 152: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

se puede superar: la muerte de un parien­

crisis existencial; la mia fue

imposible que siguiera enclaustrado

buscar nuevamente un sustento,

fuera para rev1.stas y peri6dicos; po­

comenzar un nuevo proyecto de libro. La luz al fi­

'-umuLuu con una Hamada telef6nica. Los dioses se

crei.

me hablaba era un hombre llamado Valentin Rosales,

que estaba formulando planes para desarrollar

editoriales, entre ellos w1a revista de noticias

sucesos politicos en el norte de Mexico. En lugar

como otros proyectos, me dijo, que se dirigen desde la

con un punto de v'ista put:lJ.JJ.ente centralista, Rosales pro­

una publicaci6n comprometida con los intereses del norte

coraz6n

la frontera con Estados Unidos. Habia pensado

hacer el centro de operaciones en Monterrey, ~ "

decidido por Tijuana, ciudad que consideraba el

frontera.

300

Desde un principia me entusiasm6 la idea de colaborar y le 1 ' n h ' agraaeo que me tornara en cuenta. 1Jero era muc o mas que una

invitaci6n a escribir, queria que dirigiera la rev1.sta.

-Nadie mejor que usted, Luis Humberto -y empez6 con

una retahila de elogios que tuvieron en mi el efecto deseado.

Se comprometi6 a llamarme para afinar los planes, poste­

riormeme harfa un viaje a Tijuana para platicar en persona y em­

pezar con la localizaci6n de un espacio que fungiera como

cina de la revista. Luego seguiria el reclutamiento de reporteros,

editores \' columnistas.

301

Page 153: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

La segunda llamada sucedio varios dias despues, hablo de un

aspecto imponame: su "~.rision politica, la linea de la revista. Aun­

que ya habia aceptado e1 trabajo, me reconforto escuchar que

tenfamos ideas afines, se requeria un nuevo periodismo, con un

acercamiento fresco a la noticia y nuevos enfoques en general.

Comentamos algunos sucesos recientes y fue grato enterarme,

que aun siendo empresario, Valentin tenia una clara preferencia

por la izquierda. Hablo acerca de los negocios de su familia,

mencion6 nombres que yo desconoda pero que daban la ilu­

sion de validar su experiencia e interes en el periodismo.

Con esa llamada empece a sentir una cercania hacia Valen­

tin, el surgimiento de una amistad que se corrobor6 en la tercera

llamada, cuando el tema giro de lo profesional hacia lo personal.

-J'vli esposa es una mujer joven y bella -dijo, casi con un sus­

piro-, he hecho todo a mi alcance por tal de que sea feliz; pero

ya no puedo mas. N uestra relaci6n se ha vuelto mon6tona y

estoy seguro de que hay otro hombre en su v'ida. Su infidelidad

se ha vuelto una obsesi6n para mi y no me detendre hasta des­

cubrir con quien se esta acostando.

Su tono me conmovrio tanto que estuve a punto de contarle

que habia sucedido con Magda. Me contuve solo porque no

302

deseaba dar indicios de debihdad, queria que supiera que su re­

v'ista estaba en manos firmes y experimentadas. Solo le dije que

lo entendia, que habia pasado por cosas similares, lo que se

cuando no se quiere decir nada.

Un mes despues, en un vTuelo nocturno lleg6 Valentin a Ti­

juana con su esposa. No esperaba que su mujer lo acompafiara

pero los recibi en el aeropuerto con un gusto genuino. era un

hombre de unos treinta y tantos afios, nada semejante a lo que

esperaba. Por alguna equivoca razon me habia hecho a la idea

de que era un hombre elegante, como si la elegancia tuv.iera que

ver con el exito fmanciero. En realidad Valentin era un tipo

gordo y desalifiado. No un hombre de modales finos sino mas

bien tosco y con un rostro que mostraba cansancio y hastio.

Yo habia hecho una reservaci6n en el Hotel Camino Real v

tenia una agenda preparada para el dia siguiente, pretendia de­

jarlos ahi y regresar por ellos en la manana. Sin embargo tenian

otra idea: querian divertirse.

-Uegamos a Tijuana, ni modo de quedarnos encerrados en

la noche -dijo el. A diferencia de su esposo, Maribel era una mujer hermosa.

Me atrajo desde un principia su mirada enigmatica, su forma de

vestir, entallada y provocativa. Todo en ella me pareda delicado, su

fina silueta, sus manos de dedos alargados y un cuello esplendido

que ella lograba destacar con un peinado por encima de la cabeza.

-Sube con nosotros a la habitaci6n -dijo Valentin-. Dejamos

nuestras maletas y salimos de juerga.

-Los espero en la recepcion.

-Maribel se va a ba:fiar y ya sabes como son las viejas -in-

sistio-. Sirve que platiquemos de algunas cosas importantes que

tenemos pendientes.

303

Page 154: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

el , no me atrevia a n1irarlos. quer:fa obse-sioll.arme con el me paredan una pareja extrana,

en sus aspectos y la forma fria en

que era la voz de Valentin, no podia

CC)il

creer con quien habia tenido tres amenas ~T,=~·saciones telefonicas.

en

su

la vista del piso era que no de­

que mi expresion revelara lo

se meti6 a banar y el abri6 el servibar

no sabe nada whiskys -me dijo.

unas botellas pequenas de Johnnie \X/alker y de Eucha­

como si fueran refrescos, luego abrio

y empez6 a esculcar entre su ropa. -"\1 no encontrar lo

de su esposa y con insolencia

al piso. Sin sorpresa alguna me

por que chjngados carga condo­

tenet hijos, ni modo que sean para mi. Pinche

me insistio que la trajera porque se iba a ir de compras a

Diego.

esculcando que sac6 de las profundidades de la

wcucLa un sabre que irhuediatamente abrio. Sobre lamesa de un

escritorio comenz6 a format gruesas lineas blancas. Enrolle) un

y asprto hasta no dcjar ni un vestigia del polvo. Hada

tiempo que no consumia cocaina, asi que dude en 1

I: . ' 1 b"ll aceptar cuano.o me 01teC1o e1 1. ete.

estemos parejos -dijo-; sino, como varnos a tra-

304

Acepte con renuencia y me sorprencE6 sentir un ardor en la

nariz y gargiliJ.ta; posteriormeme el efecto de la droga golpe6 mi

cerebro como una rafaga.

-Esto no es cocaina -dije, y bebi un poco de whisky para

librarme del sabot a..margo.

-Cristalito puro --corrigi6-, es una belleza.

Se zambuti6 otra linea; hice lo mismo. En unos minutes es­

tabamos parejos, como el habia pedido; yo queria hablar de la

revista, pero el insistia con el tema de su esposa.

-Deberia valerme madre, pero no soporto imaginarla con

otto cabron. Deberias verla eager, Luis. ;Es una perra ja:riosal

Empez6 a describir cosas que uno no deberia enterarse

una mujer hermosa que se supone inalcanzable, como la esposa

del patron. Posiciones, expresiones, fantasias... con mimica me

mostr6 como la tomaba de las caderas y la jaloneaba. era gro­

tesco mirarlo hacienda movrimientos tan burdos y ofensivos,

esperpentos que yo habia disfrutado en los tiempos preparato­

rianos pero que ahora me paredan insolentes. l\1ientras tanto,

no dejabamos de vaciar el servibar, comiendo cacahuates, papas

fritas, cuanta golosina encontrabamos y bebiendo botellas que

paredan salir de la nada, tequilas y tones como si fueran jugos

de frutas. Y una tras otra linea de cristal mientras escuchabamos

algunos sonidos en el bafi.o: el correr de la cortina de la ducha,

golpeteos de frascos y la voz de Maribel que tarareaba una can­

cion.

No podia controlar mis pensamientos, se amontaban uno

encima de otto y deje de comprender lo que me deda Valentin.

Paredan palabras inconexas entre risas y escupitajos; solo cuan­

do mencionaba el nombre de }\1aribel se abria una ventana en

mi cerebra que exigia mi atencion.

305

Page 155: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Sali6 de] bano desnuda, sin dar muestras de que le incomo-

que hubicra un extrano en la habitaci6n. Si11 ropa, .1\Iaribel

se veia mas alta; su cuerpo era atle:tico, macizo como el de las

mujeres que pasan rnuchas horas en el gimansio. Pezones rosa­

ceos, senos redondos y pequenos. Sus piernas lat·gas, de eviden­

te suavidad, estaban finamente moldeadas, sin imperfecci6n al­

guna. Para mi era como Yer a una diosa enojada cuando empezo

a redamarle a su marido el desorden de su ropa tirada en el piso.

Nunca volteo a rnirarrne, para ella yo no existia ni se dio cuema

de mi cara de estupido admirador. El hombre no permanecio

callado, se lanz6 sobre ella tratando de estrangularla. Hubo un

forcejeo, con el que logr6 librarse. Intercambio de amena-

zas, de palabras soeces. El gordo finalmente la agarr6 del cabe­

llo basta dominarla, luego le dio un punetazo que la arroj6

sobre la cama. Ahi la abofete6 con la palma y el dorso de su

mano, y mientras ella se recuperaba de los golpes, Valentin se

baj6 la bragueta y la penetr6. 2Veia yo la escena o era parte de

un mal viaje causado por la droga? Me atrap6 la imagen de la

hermosa mujer debajo de ese hombre repulsivo, su cabello

oscuro cayendo en cascada por un lado de 1a cama, sus pechos

moviendose con el vaiven, en armonia, contrastando con los

asquerosos bufidos de Valentin.

-No te hagas pendejo, bien que se te antoja -me dijo-. 2Le

quieres entrar por el culo? 1A ella le gusta de todo!

Maribel no hablaba, tampoco se quejaba. Pensandolo bien, ella

no habia dicho una palabra desde que llegaron al aero puerto. No

habia sonreido, su rostro nunca ruvo e:s:presi6n alguna, solo en el

bano escuche su voz tarareando. Abora podia estar muerta, libre

de emociones. Estaba rendida completamente. Podria yo mismo

haberla penetrado sin que ella notara el cambio de hombre.

306

El sudor, la humedad, el aroma del sexo me hicieron sentir

nauseas. No soportaba ver el rostro de Maribel, sus ojos cerra­

dos, su rostro singularmente fino, su cuello mordido por un ru­

fian, un ogro que de seguro no sabia nada de la belleza que tenia

entre sus manos y que embestia como un animal rabioso.

u_nico que pensaba era quitarle a ese monstruo de encima y aco­

planrce a las entranas de Maribel, mi cuerpo entero lo exigia.

Pero ni siquiera la mezcla de metanfetarn11a y alcohollograron

que me liberara de mis prejuicios. Sali corriendo de la habitaci6n

y me refugie en el ascensor despues de presionar el bot6n de

llamado con urgencia. 2Hace cuanto habia estado en ese mismo

elevador con ellos? Todo habia sucedido con prisa, ahora pasa­

ba coniendo frente a la recepci6n, rumbo al estacionamiento,

sin importarme los gritos del recepcionista y de un polida que

me llamaban. Tenia que huir de ese hotel, buscar un lugar don­

de pudiera respirar, aclarar mis pensamientos. Llegue ami carro

y me encontre con que tenia una llama ponchada; no busque

solucionarlo, sali del hotel y no me detuve hasta un par de cua­

dras despues, donde el agotamiento mental y la falta de aire no

me dejaron continuar.

Frente a mi estaba un hombre.

-Luis Humbertou -me dijo-, que gusto encontrarlo.

Luego recibi un fuerte golpe en la cabeza.

307

Page 156: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

a

tLimbos. Estaba dentro de un

era un bulto, sin voluntad, mis manos

en una bolsa de pl:1stico. Luchaba

lc<--<::::>m'-u"- aire pero era inut:il, me sofocaba. Grite,

a.u_'--Ulu. ]\,fe detuve para entender mi sitLiacion;

el terror que se expandia dentro de mi.

ese lugar, qucria aire, queria poderme mover. 1Vfe

romper las ataduras; me sacudia y

regresar a rni casa, meterme bajo las cobijas;

correr, jugar, saltar. l\1i cuerpo me pedia liber­

a ese lugar seguro que guardaba en la me-

eJ pasado sereno y los brazos de mi madre. La mire

llamandome, abriendo los brazos para recibirme.

al<--allL,a.ua. pero incluso eso estaba prohibido. Por eso

por eso llore sin parar. De pronto se detLivo el movimiento

alrededor y algo se abrio. En ese momento me entendi de

que estaba en la cajuela de un automovil, y como pude, luchando

logre deshacerme de la cinta que cubria mi boca,

aspirar aire fresco que entro a mis ptili:nones

como un torrente. En un it1stante estaba gritando con todas mis

pidiendo mediante ruidos que con dificultad

boca seca, ruidos absurdos que trataban de imi-

308

tar a una voz humana. de nuevo un golpe, ahora en la cara,

mientras varias manos se posesionaban de mi cuerpo, me saca­

ban de la cajuela y me tiraban al suelo. Senti el sabor de sangre en

mi boca mientras todo mi cuerpo se movia como el de una cuca­

racha que lucha imitilmente por salvar su trivial existencia. Me

quitaron la bolsa y pusieron mas cinta adhesiva en la boca y al­

rededor de la cabeza, vueltas y vueltas hasta taparme la nariz y los

ojos. :::Cuantos eran los que me golpeaban y pateaban en la os­

curidad? No escuchaba otra cosa que un ruido en mi cabeza, in­

cesante, continuo, y los golpes que no paraban, algunos con pies

y otros con objetos pesados. Solo queria aire. Solo queria salir de

ahi. Solo queria vivir. Y esas mismas manos me levantaron,

cargaron conmigo y me arrojaron con fuerza a otro sitio, algo

parecido a un barranco o a un hoyo. Si, era un hoyo, era mi

mmba. Y deje de sacudirme para entender lo que pasaba, escuche

una voz decir: ":::Como vas a escribir sobre ello si nunca lo has

vivido?", luego paladas, el ruido del metal incrustandose en el

suelo arriba de mi, y la tierra que caia sobre mi cuerpo, y no, no,

no, no, eso no, no quiero eso, por favor no, dejenme en paz, por

piedad, y las paladas no dejaban de escucharse y el peso de la

tierra que caia y las paladas y la tierra y mi esfuerzo por gritar y

mi necesidad de aire y el sabor a sangre y la resequedad de mi

boca y el dolor y el ruido incesante en mi cabeza no, no, no, no ...

309

Page 157: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Con clificultad abri los ojos.

Habfa una sensaci6n de encandilamiento, de estar rodeado

deluz.

Una luz intensa. como estar en el centro de un esce-

nario, una gran brillantez clirigiendo mis acciones.

T odo alrededor era oscuridad.

Estaba semado y frente a mf habia una taza de cafe. Antes

que verla, lleg6 el rico aroma del cafe con leche. Alee mis manos

temblorosas hacia la taza, la envolvi, el calor quemaba pero me

sostuve de ella como si fuera un salvavidas. No pude levamarla.

Poco a poco, la luz se convirti6 en una vemana, en ilumina­

ci6n solar. El calor entraba ami cuerpo.

310

Era de dia.

Como quien aprende a leer y va asignando una palabra a

cacla objeto, identifique cosas conocidas a mi alcance: salero,

peri6clico, servilletero, una bolsa de papel que podria contener

pan dulce. _1\lzar la cabeza fue un reto: un calendario en la pared,

reconod las cortinas y el reloj.

Un retrato: mi madre, mis hermanos y yo, sonriendo. Aunque

habian pasado unos cuarema anos desde que ese momenta fue

capturado, podia evocarlo sin dificultad. Podia oler el perfume de

mama, el mismo que us6 toda su vida. Era un martes caluroso.

Acababamos de comer. Papa lleg6 con una dmara nueva.

Mama clijo: ~Que traes ahf?

Papa contest6: Compre la camara que querias, la Vivitar.

I'vlama no era expresiva, sonreia pocas veces.

Rodeamos a papa para observar la caja que contenfa la ca­mara. La abri6 con mucho cuidado y extrajo una camara como

nunca habiamos ·visto, una cajita negra y alargada que induia su

propio flash. Sin leer las instrucciones le puso un rollo que ha­

bia comprado y un par de baterias.

Papa clijo: Vengan afuera.

Mama se quito el mandil y todos salimos al patio.

Papa senal6 ellugar donde deberiamos pararnos.

311

Page 158: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

bacia ese punto y nosotros nos apeiiuscamos

a su

necesidad de estar tan juntos pero nos gustaba

sennr su cuerpo pegado al nuestro. El olor de wi madre, su rna­

no sobre mi hombre, yo era el mayor y mas alto: diez aiios.

sonreimos, nos encandilaba la luz del sol que estaba

ont-ros, por eso la expresi6n risueiia y de ojo chiquito.

aiios despues, la toto en la pared de wi casa, la 1b 1 ll • T d / uuo+:::---u que me queaa a ae aque 10s t1empos. Lo emas,

la lumbre y el olv'ido.

312

Era de dia. Yo estaba sentado frente a la mesa del comedor, en mi casa.

El olor a madera quemada me pareci6 triste y redentor. A mi

alcance estaba una taza de cafe con leche.

]\Ji cuerpo me delia demasiado para pensar que solo habia

sido una pesadilla. Me costaba trabajo levantar ]a taza para sor­

bet elliquido caliente. :\lis brazos y piernas no respondian y por

poco me caia de la silla; unas manes firmes me ayudaron a man­

tenet el equilibrio.

-Comp6ngase, ya pas6 todo.

Las manos eran de una persona que se encontraba atras de

mf; ]a voz provenia de otra que estaba enfrente.

Levante la mirada con agradecimiemo, yo era un perro / -

lastimado y hambriento al que le habian ofrecido una porci6n

de pan. No conoda al hombre que estaba sentado frente ami,

un anciano que me miraba con buen humor.

-Muchas gracias por ayudarme --dije.

El interior de mi boca era una caverna de amargura y rese­

quedad. Algunos diemes no estaban en su lugar, mi lengua pas­

mada reconoda con dificultad las cavidades en mis endas.

-Muchas de nadas -contest6-. 2 Ya mas recuperadito?

-Me siento de la chingada --dije.

313

Page 159: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

-Noes para menos, por poco se moria.

-Gracias ... ~ci.ije sin entender por que agradeda-. 2Donde

me encontro?

-2D6nde? Que pregunta, Luis. 2 Ya no se acuerda?

recuerdo nada, salvo la madriza y ni siquiera eso com­

pletamente.

-Ayer en 1a noche, usted estaba corriendo, se detuvo en una

esqu.ina, ahi estaba yo, 2no se acuerda?

Habia logrado levantar la taza y acercarla a mis labios. Sus

palabras h'l.terrumpieron el sorbo y escupi el cafe en medio de

un ataque de tos. No lo veia bien, apenas podia ver con claridad

mi entorno. Aspire profundamente y sin levantar la cabeza to­

que mi rostro con las manos, senti la inflamaci6n y el dolor que

ocasionaba el tacto de mis dedos. No era facil mantener los ojos

abiertos.

-2 U sted me hizo esto? -pregunte con un hilillo de voz.

-Usted se lo hizo solo, Luis Humbertou, yo solo le di con-

tinuidad a lo que habia empezado -hizo una pausa, el tambien

bebia cafe; tom6 su tiempo antes de seguir-. No se pueden de­

jar las puertas abiertas asi nada mas, sin regresar a cerrarlas.

Cuando una persona comete ese descuido, los demonios se

escapan.

No entendia que carajos me estaba diciendo. Queria echarlo

de mi casa pero me costaba trabajo hablar. Mi garganta estaba

irritada y cada que intentaba emitir una palabra, se escurria un

susurro lastimero.

-Usted ha estado hacienda preguntas aqui yen San Diego

sobre asuntos que ya no tienen importancia. Fue ala polida en

Estados Unidos, habl6 con agentes y reporteros. Fue a un bar

en National City. Investig6 en periodicos. Tomo notas como un

314

obsesivo. Estuvo muchas noches escribiendo hasta altas horas

de la madrugada en esta casa. 2Nunca sintio que lo observaban?

2Nunca se asom6 por la ventana en la oscuridad y sinti6 una

presencia? Estaba tan embebido en su investigaci6n que no se

clio cuenta que yo lo estaba tambien investigando. Fue ala casa

de Magda, habl6 con su mama, con una prima y con unas amis­

tades. Entr6 varias veces a la recamara de la muchacha; ya no

habia mas que hacer ahi pero de todas formas regresaba y re­

gresaba. Lleg6 incluso a acostarse en la carna y apagar la luz en

una ocasi6n. No quiero pensar que se la jal6 ah1 en el cuarto de

la pobre chamaquita.

Escuche una risa detras de rni, no guise voltear a verlo; quien

fuera, queria que ambos se largaran de mi casa.

-Resulta que usted escribe un libro, Luis. Aqui mi mucha­

cho lo ley6 y dice que esta impresionado porque le atin6 a varias

cosas que sucedieron en el pasado.

]'vii cerebro funcionaba con dificultad, intente sacudir el do­

lor de cabeza para alcanzar por lo menos un instante de lucidez.

-Eden Flores -dije y senti una punzada en la garganta y el

est6mago.

-rCorrecto! Otra cosa mas que le atina -de nuevo la risa a

mis espaldas-. Lo que no entiendo es por que ya no sigue con

su libro; no me diga que porque se quem6 su casa.

-Eso a usted no le importa.

-Como que no me importa, si yo soy el mero ching6n de su

libro, el malo mas malo de todos, 20 no? Me interesa mucho lo

que escribe y estoy aqui para responder a sus dudas. Quiero que

lo termine de escribir -y lo que sigue lo dijo con una voz que

pretendia ser sarcastica-: [l'v'Ie muero de suspenso por conocer

el final!

315

Page 160: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

vez la a mis espaldas.

eso -respondi.

matan, que sirva de algo su expenen esta todo jodido, sucio y apestoso.

a dejar que se bane, solo quiero

su librito. Y por favor no me

porque entonces voy a tener

se asusta mucho cuando insisto.

la presion de las manos del hombre

rnuchacho".

--sigui6 Flores sin dejar de sonreir-,

:Lvlagdita, Ivfendivil, mi vida, usted

un Lilcesante ruido en mi cabeza, una chicharra que

no cte sonar, y este v[ejo imbecil queria que yo pensara

nuevamente en el tenia preguntas, lo u.nico que desea­

en mi cama y tratar de olvidar.

""'-'J.HU'-'- me ha fascinado de los hombres es que l l

son blen nredecibles -dijo Flores-. Ese es un buen tema para

comenzar, c:no cree? Pasan los a1l.os, las generaciones, avanza su

tecnologia, la sociedad en conjunto cambia de actitud pero los

siempre permanecen en su nivel mas basico. Aprietas

los mismos botones y iloran, aprietas los mismos botones y

muchacho

botones para que sufran, sientan env:idia, lu­

sobrino Fabian, por ejemplo, era un buen

solo hubo que aplastar botones para que se

en un L'Tibecil. tuve que hacer porque necesitaba

certezas, Luis. queria ser mi heredero, e1 hombre que seguiria

mis pasos, lo tanto yo necesitaba una muestra de adhesion. El no paso el e:samen, lamentablemente. Aprete botones

316

y se volvio ambicioso, quiso tener mas de lo cp.1e yo le daba y

sufrio consecuenoas. hubieras visto llorar, Luis (c:no te

1mporta que te de tu.?, ya rne cago tanta formalidad). Chi-

llaba como una ninita de brazos que siente su culito rosado.

Acerq1..1e la pistola a su craneo y ni siquiera se dio cuenta de que

se iba a morir. Era un nino envuelto en si mismo, orinado, asus­

tado, queriendo escapar de esa pesadilla maldita y regresar co­

rriendo a sus papas. Queria sentir de nuevo ese calorcito en

brazos de su mama. La regresi6n es encantadora, Luis. Tu de­

berias saberlo. Por cualquier pendejada el ser humano regresa a

su pasado infantil o incluso a su pasado animal; se nota que

aflora sus tiempos de bestialidad. Yo soy un estudioso del homo

sapiens y me gusta comprobar que despues de tantos milenios

de evolucion sigue siendo un animal que funciona por puritito

instinto, igual que cuando se colgaba de los arboles, respon­

diendo a las mismas necesidades de alimentarse y reproducirse;

igual desea, ambiciona, odia y mata, solo que ahara lo encubre

con distintas facetas, con una moral bien pendeja que va en con­

tra de todos sus instintos pero que, en el fondo, es la m.isma

chingadera. Ahi tienes a Juan Antonio Mendivil, nomas le COnte

unas cuantas anecdotas y ya se sofiaba como un escritor famo­

so, ihazm.e el chingado favor! Pero resulto mas loco que una

cabra, se apendejo demasiado y rermino por aburrirme.

Era dificil de entender lo que Flores me estaba diciendo, c:de

veras erda que con su verborrea aclaraba mis dudas acerca de la

L.1vestigacion? El era el verdadero loco de esta historia, el que

perseguia y asesinaba.

-( Y Magda? -pregunte.

-A diferencia de los hombres -respondio el viejo-, las mu-

Jeres no son tan faciles de manipular; se requiere de mayor pe-

317

Page 161: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

nCJa. ellas es rnas un juego de toma y daca. Se planta una

y se deja germinar, regresas aiios despues para ver como va

todo: a veces no pasa nada y tienes que hacer otra cosa, insistir.

le di a ella un obsequio, la pistola de Fabian, para que sus

pensamiemos se encaminaran en la direccion que yo queria, y lo

hicieron en cienos aspectos. Hasta le mande una foto para que

continuara con su carninito. c:Sabes quien estaba en la foto? Era

el mismo Juan. Ella creia que era la toto del cabron que habia

matado a su Fabian, y en realidad era el mismo glie)' que ella se

estaba cogiendo. c:Te das cuenta de la genialidad de mis acciones

y la forma en que los evcmos se encadenan, uno tras otro? No

sabes el placer enorme que siento cuando veo los resultados,

nada en el mundo me da un placer similar. Crear y destruir son

el principio y el tl.n de la misma secuencia ...

-Esto es un juego para usted.

-Nolo llamaria juego, pero sf me divierte. Soy el que mueve

los hilos de las marionetas, por eso existo. No puedo dejarlas a

su libre albedrio, son demasiado elementales para sobre-vivir por

si solas. Prefiero jalar los hiles, apretarlos. En este mundo nada

sucede porque si. Nada que tenga importancia, al menos.

-( Y qui en se cree que es para jugar con la ·vida .. .?

-Soy Eden Flores a tus ordenes, el v:illano de tu libro. El

mage que hace que las personas aparezcan y desaparezcan, el

titiritero. He hecho muchas chingaderas en mi v"ida y tengo mu­

cho dinero, puedo hacer lo que me de la gana. Vendo, compro,

hago truec..1ues, soy un comerciante de vidas; me gusta observar,

mover piezas, demostrar que este mundo no tiene salvacion.

Igual que a ti, todo esto se lo explique a Magda mientras ella

lloriqueaba. Me desespere, la creia mas inteligeme ... -solo en

este instante el viejo parecio estar molesto, pero pronto recu-

318

pero la compostura-. pesar todos mis ior:rros, un hombre 0

como yo necesita entretenerse, y me encanta manipular a los

hombres porque siempre, siempre, van a responder a mis esti­

mulos. El don de la prediccion es mi mejor atributo; pero no

surge de la nada, Luis, no soy un oraculo, viene de calculos exqui­

sites, maniobras inf1rlitesimales. I'vfanipular es posible, no solo a

una persona sino a mucbas a la vez.

Ni siquiera de un politico habia escucbado salir tantas pen­

dejadas. El v-iejo queria convencerme de que todos los sucesos

estuvieron programados por el desde un principio, que sabfa

como actuarian Fabian, Juan y Magda, que incluso sabia como

responderia yo. (Como era posible que Flores le diera a Magda

la foto de Juan si cuando ella la recibio ni siquiera conoda al es­

critor? (Predijo que se encontraria con el, adivino la atraccion

que ella sentiria? Era imposible. Lo unico real era mi determina­

cion: no continuar con el libro, abandonarlo por completo y eli­

winar todo, hasta los respaldos.

-Aunque sabes muchas cosas de mi, sigo siendo una perso­

na anonima. No me ves en carteles de la FBI, no soy de los mas

buscados. Despues de tanta chingadera que he hecho, mi nom­

bre sigue siendo una incognita. Perc en Mexico no pasa nada

sin que yo lo sepa y estoy detras de todo: narcos, polidas, politi­

cos. Ellos saben que existo y todos me temen sin saber mi nom­

bre. Ahara lo van a leer en tu libro, quizas sumen dos mas dos v

entiendan quien es el verdadero Eden Flores. For eso quiero que

termines de escribirlo; tu explica que soy mas cabron de lo que te

imaginabas, quiero que lo sepan todos.

Termino su discurso. Me lo hizo saber sugiriendo que des­

cansara, flngiendo una autentica preocupacion po:r mi salud.

Sugiri6 que fuera al doctor, que me podia recomendar a uno

319

Page 162: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

a

1 - " oanara, me haria bien y que

su muchacho y lo ayud6

era un anciano fragil, que apenas po­

surgian de su decrepitud: los des­

cierto poder y que ahora no

conocer al Lo

empequeneciendo. Con mucho

del brazo al joven. Crei re­

visto en fotos, c:era el? I'vlis pier-

nas entumidas y un fuerte dolor recorri6 mi espalda

moverme. rtlCe un esfuerzo por levantarme; co­

mo 1:me1e, me sosmve del marco de la puerta e intente hablar con

tras otra;

vo1te6 instintivamente.

la cabeza, la expresi6n endurecida de

cuenta que el nino no ha aprendido la lec­

luulat.-uv regres6 hasta donde yo estaba, me empuj6 y

el piso sufri sus patadas agudas, una

la respuesta eran mas golpes.

senti el rostra del anciano cerca de mi como un lobo

11v.cuc.L a su vici:hua, sus ojos fulgurante y de­

rm cabeza con una mano, provocando un

en el interior de mi cuerpo.

tener la certeza

-dijo el viejo, acemuando las palabras para

que yo no las olvidaria-. Tu acaba ese libra o

te va a doler mas que ahora o mas que ayer en la noche. Tu aca-

ese libra y a lo mejor perdono ms ofensas. Termina ese libro

y qwzas te dej o vivir. Quizas, cabr6n, porque lo acabes o no yo

podria regresar cuando me diera la gana y nunca sabrias de

el golpe final. Puede que te llamen por un trabajo,

te im1.ten a visitar otra pais; puede que alguien te informe

320

que ganaste un prem1o. Podria llegar una mujer, encandilarte

con su belleza. Te enamorarias como un estupido, querrias in­

cluso dar la v-ida por ella, por estar a su lado. Y detras de esa

mujer estaria yo. Y tarde o temprano regresaria para decirte que

toda m vida era parte de wi plan, toda tu puta ·vida. En lo que a

ti respecta, pendejo, yo soy m dios, m creador, el mismisimo de­

monio. Y quizas decida que tU no eres nada en este mundo, na­

da que valga la pena salvar, y sentiras el peso de Eden Flores

sobre ti, aplastandote, machacandote, disfrmando m dolor.

321

Page 163: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

asomo por la ventana y miro hacia la calle mientras escribo

esras ultimas lineas. Han pasado algunos meses desde la visita

del viejo. Por fortuna, mis vecinos me descub1ieron en el piso y me llevaron al hospital. Ahi redacte los primeros apuntes de este

que hubiera deseado nunca escribir.

Todavia cargo con secuelas de la golpiza, una pierna que no

me na sanado y el brazo izquierdo que me duele cada vez que

intento levantarlo; aun asi, siento que me estoy recuperando de

mis lesiones mas no de los recuerdos de aquella noche y de la

presencia de Flores. Ivli cuerpo no ha quedado tan marcado co­

mo suponia, las cicatrices fisicas fueron m.inimas. He regresado

a mis actividades con tranquilidad y con deseos de realizar nue­

vos proyectos. La perorata del viejo no respondi6 a mis dudas

sobre el caso de Magda y Juan, solo me sirvi6 para organizar al­

gunas ideas vagas que despues se transformaron en inquietudes.

Esas inquietudes generaron algunos juicios que integre a este li­

bro en distintos lugares, sobre todo en lo que respecta a los en­

cuentros de Eden Flores con Juan Mendivril; me queda claro

que algunas cuestiones nunca tendnin una resoluci6n adecuada,

tampoco pretendo ofrecerla.

322

viejo no ha 'luelto a buscarme, pero no descarto su regreso.

323

Page 164: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

VUl..LUilUU IT.il

no.

dos: empece a

se

mejor que puedo. podria decir que soy

de este libra hace unos anos;

certezas. Sov mucho mas inseguro y

como escritor, como ser huma­

enjambre de malos teener­

barrio, redescubrirlo. Yo

se ha perdido pero sigo in­

vecinos y hago esfuerzos por conversar

trabajo de remodelaci6n de

eliminar vestigios del incendio. De vez en

que he empezado a lia..rnar "amigos",

me tomo unas cervezas con ellos para sentir que sigo v-1vo. He

a valorar sus gestos de solidaridad, el esfuerzo que

por atenderme y buscar mi bienestar. Se sorprenden por

mi genuino interes en sus vidas. Yo mismo me sorprendo; sin

duda, de algo sin-16 mi experiencia, alga positivo se movi6 den­

tro

324

Esta noche, la lampara mercurial de la calle se ha averiado y la

noche parece mas desolada que de costumbre. l'vfe pregunto si

el tuvo alga que ver con la falla o es simplemente una descom­

postura. Flores se ha \?uelto un espectro en mi existencia, esta es la

cicatriz mas dificil de eliminar. /1 veces pienso que no me con­

venci6 de sus delirios de grandeza, que eran demasiado irreales,

exageraciones de una mente enferma; sin embargo no puedo de­

jar atras mis vivencias y las tragedias que estuve investigando.

En otras ocasiones me pregunto si puede existir un sujeto capaz

de movernos como marionetas, jugar con nuestros destinos, di­

vertirse de esa forma. Tal vez mi vida siempre ha estado en rna­

nos de alguien asi, que igualmente mueve los hilos de muchas

otras personas. Me pregunto desde cuando soy un peon en su

tabiero. £\.ntes no temia a la oscuridad, como aduito habia dejado

atras todos los miedos irracionales de la infancia. Ahara, el mie­

do a lo indefmido es otra consecuencia de haberme atrevido a

investigar la desaparici6n de dos periodistas. Imagino ruidos, so­

Didos extranos, metalicos, que pruvienen de afuera de mi casa.

La oscuridad parece ser un aliado del viejo, quizas el mismo sea

la oscuridad.

325

Page 165: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

?vfe han dicho que debo veneer mis temores, enfrencindo­

los. Lo hago cada noche cuando abro la puerta y me asomo al

exterior. Hoy la oscuridad no me permite ni un atisbo de lo que

bay afuera de mi casa. ?viis ojos tardan unos segundos en acos­

tumbrarse, y mas que ver algo espedtlco, siento una presencia,

algo que me observa.

-2Quien anda ahi? -Pregunto a la nada y espero una con­

testaci6n. Por supuesto, no la hay.

Cierro con llave la puerta de mi casa, aun sabiendo que s1

Flores regresara nada lo detendria.

I\:Ie asomo por la ventana.

Cada noche repito estas palabras, a manera de oraci6n:

"Silencio, no parece haber nada mas que silencio alla afuera,

en la oscuridad. El silencio es mi aliado, no mi enemigo."

:rvli pronunciaci6n es lenta y clara, trato de convencerme.

La intenci6n es ahuyentar mis fantasmas.

Pero es inutil.

326

~

Page 166: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

Agradecimien to

Este libro conto con la bendicicm, critlca, apoyo y complicidad de varios gueridos amigos. Quiero agra­decer a ::'vlatia ~-\ntonieta ~v1endivil, Karla Martinez,

.Alvarez Ponce, Rogelio Arenas, Abraam Pache­co, Cesar Silva :'v1arquez, 0Jorma de la Vega, Fernan­do Prado, Lilia O'Hara, Abraham Nudelstejer, Derek Johnson.

Agradezco muy especialmente a las personas sin las cuales este libro no habria existido: Mariana Martinez Estcns por su inspiracion y su amistad incondicional, a Manuel Villasenor por sus hipnoticas atenciones, a Francisco Mendoza y Aaron Magnan por todas las cervezas del mundo, a Guillermo Samperio por darme luz en momentos de oscuridad, a Veronica Flores por ser una editora infalible ...

Y a Rocio Romero Ramirez por ser una generosa duefia de todo lo que es Luis Humberto.

Page 167: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

0BRA RECNID/' DE

LCIS HC\lBERTO CROSTHWAITE

TITULOS Pl'BLIC/illOS

Tijuana: crimen y olvido.

Aparta de mi este d.liz

Iviarcela y el Rey al fin juntos

(Edici6n de 25 aniversario)

PRc)XIMOS TITULOS

El Gran Pretender

Idos de la mente

Sabaditos en la noche

No quiero escribir no quiero

La luna siempre sed. un amor dificil

Instrucciones opara cruzar la frontera

Cuentos reunidos

Page 168: TIJUANA  CRIMEN Y OLVIDO  L.Humberto Crosthwaite.pdf

La presente edici6n dellibro

Tfjuana: crimen y olvido) de Luis Humberto Crosth\vaite,

estuvo al cuidado de

Alfredo Duplat y LH Crosthwaite.

Se envi6 a los talleres de CreateSpace,

el4 de diciembre de 2012,

fecha en la que se conmemora

el19 aniversario luctuoso

del maestrisimo

Frank Zappa.