the new girl -tracie puckett

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Page 1: The new girl -Tracie Puckett
Page 2: The new girl -Tracie Puckett

teph, de diecisiete años tiene su corazón puesto en un nuevo

comienzo… por onceaba vez. La mudanza a Webster Grove le

presenta una nueva escuela, nuevos amigos, una nueva

experiencia, incluyendo algunas tiernas miradas de su sexy profesor de

inglés. Después de inscribirse por un puesto de vestuario en la

producción escolar de Romeo y Julieta, codirigida por ningún otro que el

maravilloso Sr. Rivera, Steph pronto aprende las dificultades de resistir

la persuasión del amor prohibido.

Traducido por Jhos

Corregido por LadyPandora

Page 3: The new girl -Tracie Puckett

val_277

Jhos

Im_Rachell

Pandora

Montgomery

Caro_Chan

MaryJane♥

Rihano

nessie

Jhos

Angeles Rangel

Eneritz

bibliotecaria70

Jut

Vericity

LadyPandora

Kachii Andree

Page 4: The new girl -Tracie Puckett

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Siguiente Libro

Sobre La Autora

Page 5: The new girl -Tracie Puckett

Traducido por val_277

Corregido por Angeles Rangel

Lunes, 5 de septiembre

—Llámame Steph —le dije, leyendo la perplejidad evidente en su

expresión.

Me miró y luego de vuelta a la transcripción.

—¿Steph? —preguntó, sin dejar de mirar el papel.

Entendí su confusión. La transcripción no dice Steph. Dice Abcdef, mi

nombre legal. Y con un nombre como ese, ¿Quién no pensaría que mi

apellido es Ghijk? Ah, sí... respondo a las once primeras letras del

alfabeto y no tengo a nadie más que a mi errática e impulsiva madre a

la que agradecérselo.

—Es bueno tenerla a bordo, señorita… ¿Ghi...?

—Ghijk.

— ¿Gih-jik?

—Sí, señor.

—Vamos, entra, yo soy el Sr. Rivera. —Asentí y decidí saltarme otra

introducción torpe—. Este es el primer período de inglés. —Volvió a

caminar al gran escritorio en frente del aula—. Vamos a encontrar un

lugar para sentarte, ¿de acuerdo? —Sacó un cuaderno negro del cajón

superior y hojeó las páginas—. Está bien —dijo, mirando a la

Page 6: The new girl -Tracie Puckett

propagación de mesas vacías—. Parece que la segunda silla de la fila

tres es toda tuya.

Asentí en señal de agradecimiento y me volví a la mesa asignada

cuando marcó el cambio en la tabla de ubicaciones.

Honestamente, no tenía ideas preconcebidas acerca del probable

tiempo de corta duración en la secundaria Webster Grove. Era la

quinta escuela de secundaria a la que había asistido en los últimos

cuatro años, sin embargo, once contando primarias totales de escuelas,

algo más que darle al comportamiento impulsivo de mi madre.

Me deslicé en la silla y me quedé en el mostrador. Mis ojos se dirigieron

a las iniciales talladas en la parte superior derecha en la esquina BW +

NB, amor adolescente romántico, qué lindo.

Saqué un cuaderno, carpeta, y la propagación de los lápices de la bolsa

cuando el señor Rivera se trasladó a la pizarra, dio la espalda y escribió

en pequeños trazos.

Con nada más que su parte trasera para mirar, no tengo quejas, seguí

mirándolo. Era joven, de no más de veinticinco años y, obviamente, un

nuevo maestro. Tenía una perfecta combinación de los activos físicos

que trabajaban de maravillas para él, piel curtida, ojos marrones

oscuros y pelo casi negro. Supuse que era de origen hispano, aunque su

voz no tenía acento audible.

Cuando terminé de evaluarlo, pensé que era hermoso en todos los

sentidos de la palabra.

Traté de no dejar que mi mente fuera allí, después de todo, era mi

maestro. Pero por más que lo intenté, fallé miserablemente. El Sr.

Rivera era sin duda el hombre más hermoso que había visto en el

frente de un aula... o en cualquier lugar, en este caso.

—¿Hay algún problema Srta. Ghijk?

A través de mi ensoñación, de alguna manera no me di cuenta de que

se había girado de la pizarra y me estaba mirando directamente, a mí.

Page 7: The new girl -Tracie Puckett

Salí de la niebla, pero aun así me encontré parpadeando

excesivamente. En realidad me había sorprendido mirando fijamente y

tendría que llegar a algo que no me hiciera quedar como una idiota

lloriqueando. Seguramente no podía admitir que lo estaba viendo,

preguntándome cómo en la tierra verde de Dios había ganado la lotería

genética. Así que, balbuceé por un minuto y luego finalmente conseguí

decir:

—¿Las asignaciones de maquillaje?

—No te preocupes —dijo sonriendo, y sospeché que él sabía

exactamente por qué estaba nerviosa. Parecía el tipo de persona que

estaba acostumbrado a dejar a las chicas con pocas palabras. Aun así,

me aplacó—. Sólo estás entrando en el curso con una semana de

retraso. Teniendo en cuenta tus calificaciones —dijo, mirando por

encima de mi expediente—. Creo que todo irá bien.

Humildemente de acuerdo. Al igual que el Sr. Rivera, yo no previne

ningún problema para ponerme al día. Había trabajado duro durante

los últimos doce años para mantener un GPA1 perfecto. Saltar escuelas

a mediados de año desde la guardería hacía difícil estar al tanto de mis

estudios.

Aun así, me esforzaba por ser una galardona diseñadora algún día y

eso significaba entrar en una universidad de primera categoría. Y para

hacer eso, nunca había dejado de trabajar. En los años en que no había

estado socializando y/o moldeando mis habilidades de relación, me

concentraba en lo académico.

—Esta es una transcripción interesante —dijo Rivera, aún en su

escritorio. Sostuvo el papel durante unos segundos antes de tirarlo

hacia abajo en una pila de carpetas. Vacilante, cruzó la sala y se apoyó

en el borde de la mesa, delante de la mía—. ¿Exactamente de dónde

vienes?

1 GPA: Es el promedio final que obtienes ya sea en secundaria o en la universidad.

Page 8: The new girl -Tracie Puckett

—Sólo de un pequeño pueblo de Kentucky —dije, torciendo los

labios—. Antes de eso... Tennessee.

—¿No eres ajena a las nuevas escuelas entonces, supongo?

—Esa es una manera de decirlo —le dije, colaborando para su

beneficio—. Antes de Tennessee, veníamos de Virginia Occidental.

Después... Nueva York. Pero eso no funcionó, así que tuvimos que irnos

a Carolina del Norte de un tiro.

—¿En serio? —se preguntó, cruzando los brazos sobre su pecho.

—Uno puede hacer estas cosas…

—Esa es una gran cantidad de movimiento.

—Realmente no tiene ni idea —le dije, empujando los lápices

alrededor de mi escritorio para no mirarlo—. Webster Grove es la casa

número dieciocho y la onceava escuela.

Sus cejas se juntaron.

—¿Te importa si te pregunto por qué?

—Tendría que conocer a mi madre.

Él asintió como si entendiera, pero tuve la sensación de que sólo me

estaba complaciendo. Probablemente pensó, basado en mi breve

explicación, que mi madre era una asesina en serie psicótica a la fuga. A

decir verdad, Caroline Ghijk es muchas cosas, pero una asesina en serie

no es una.

Su vida, en realidad nuestra vida, había sido bastante rocosa

directamente desde el principio. Ella se enteró de que estaba

embarazada de mí a los quince años y dio a luz justo después de su

decimosexto cumpleaños. Por lo que sé, mi padre biológico se acercaba

a sus 40 en ese momento. Así que, mamá abandonó la escuela para

vivir con él poco después de que yo naciera. Pero, como sucede a

menudo, el tiempo había cambiado muchas cosas. Después de dos años

de los peores abusos físicos y emocionales por parte de mi padre,

Page 9: The new girl -Tracie Puckett

mamá lleno nuestras maletas y huyó a una casa abandonada en la

ciudad. Él nos encontró allí, así que escapamos de nuevo, y por lo tanto,

se inició un ciclo.

No recuerdo nada sobre el hombre. Ni siquiera sé si lo he visto. ¿Fotos?

Olvídate de eso. Mamá estaba tan empeñada en sacarlo de nuestras

vidas que destruyó hasta el último recordatorio de que tenía... todo,

menos a mí, por supuesto. Y aunque no había habido ninguna señal de

mi padre biológico en más de una década, mamá estaba segura de que

siempre estaba buscando.

Cuando las personas le preguntan sobre nuestras extrañas mudanzas,

se mete en historias elaboradas sobre una aventura de corta duración

(y yo, su amada niña) con una gran celebridad de Hollywood. Prosperó

frente a la reacción que llegaba de los cuentos falsos de paparazzis,

persecuciones y su necesidad de aislamiento.

Tenía una capacidad increíble para hacer que cualquier persona

creyera sus historias... pero cuando llegan hasta ella, mi madre no era

más que una gran y gorda mentirosa.

—A-b-c-d-e-f.

—Bien por usted, Sr. Rivera —bromeé, finalmente mirándolo—. Se

sabe el abecedario.

—Tengo curiosidad por saber de tu nombre.

—Un montón de gente lo está —le dije, sonriendo—. Mamá de alguna

manera pensó que sería el nombre menos sospechoso si... alguien

quería encontrarme.

Una vez más, parecía preocupado, pero no insistió.

— ¿Y lo pronuncias...?

—Ahb-Steph.

—Por lo tanto, Steph.

Page 10: The new girl -Tracie Puckett

—Correcto —sonreí—. Me confunden mucho con Stephanie, así que si

es más fácil para que usted que me llame así, no pasa nada.

—¿Estás bien con eso?

—He encontrado que es más fácil de esa manera, sí —le dije,

respondiendo tan honestamente como pude—. No vale la pena el

tiempo que toma explicarlo. Por supuesto, sin una explicación, una

mirada en el nombre Abcdef y una persona podría asumir que soy

extranjera o que mis padres estaban drogados cuando me lo pusieron.

Un atisbo de sonrisa apareció en sus labios y dejó caer los brazos.

—Ahora, Srta. Ghijk —dijo—. ¿Ser extranjero es realmente tan malo?

Cerré los ojos y en silencio maldije.

—Lo siento mucho, señor Rivera —le dije—. No quise decir…

—No hay problema —dijo, de pie y camino de regreso a su escritorio.

Con un guiño discreto, tomó asiento—, sólo estoy bromeando.

Una campana sonó con una fuerte sobrecarga así como yo había

mirado a mi cuaderno. Un grupo de estudiantes se presentaron en el

aula, hablando y arrastrando los pies mientras se acomodaban en sus

escritorios. Uno de los más ruidosos, un chico flaco, alto y de pelo

oxidado, se deslizó en el asiento junto al mío.

Se dio la vuelta en su silla y fijó sus ojos en mí, pero decidí ignorar su

mirada. Cuando, de un sólo sentido la mirada se volvió incómoda y se

prolongó durante mucho tiempo, finalmente me di la vuelta para

mirarlo.

—Carne fresca —dijo, sus ojos marrones se movían rápidamente

mientras examinaba cada centímetro de mi cara—. ¿Cómo te llamas?

—Steph —le dije, observándole como él había hecho. Tenía el pelo

desordenado y le tapaba los ojos oscuros. Su semi larga nariz estaba

salpicada con pecas y su sonrisa colgaba un poco torcida. Él era lindo,

sí. Pero en general, no era tan lindo como él se pensaba que era.

Page 11: The new girl -Tracie Puckett

—Steph —repitió—. Encantado de conocerte, Steph.

—¿Y tú eres...?

—Oh, voy a seguir siendo un misterio —dijo, batiendo su cabello y con

una caída menor en su silla.

—Oh, pobre, pobre chica —dijo una voz detrás de mí. Me volví para

encontrar una pequeña, pequeña pelirroja apoyada justo detrás de

mí—. Steph, ¿verdad?

—Sí —dije, mi voz temblaba un poco.

—Bridget —dijo, mostrando una genuina sonrisa con hoyuelos—. Y el

hombre misterioso es Nate.

—Las damas me llaman Nathaniel.

—Las mujeres te llaman repugnante —le escupió ella.

Me quedé entre los dos. Llevaban su argumento, pero yo sólo miré y los

observé.

Nate estaba tranquilo y tenía un cierto encanto, encanto (arrogante)

que sólo podía imaginar era muy eficaz en sus llamadas “damas”.

Bridget, sin embargo, tenía una personalidad que gritaba energía y

emoción (el polo opuesto de mis caminos introvertidos). De pie, me

dejé sobresalir por su pequeña estatura.

Sus rizos rojos apretados rebotaron libremente mientras hablaba, me

recordaba que mi cabello castaño rara vez salió del moño en la parte

posterior de mi cabeza. Pero nuestros ojos coincidían, a la luz, casi

caramelo, marrón. Excepto los míos, por supuesto, que se ocultaban

detrás de unos grandes y circulares cristales. No nos parecíamos en

nada, aunque me encontré admirando todo lo relacionado con ella.

—Todos, cálmense —dijo el Sr. Rivera cuando una segunda campana

sonó. Los escritorios una vez vacíos se llenaban ahora de estudiantes,

muchos de los que ni siquiera se habían fijado en mí. Con el comando

Page 12: The new girl -Tracie Puckett

de dos palabras de nuestro profesor, la sala se calló y todos los ojos

miraron fijamente hacia adelante.

—Como algunos de ustedes ya han notado, hoy tenemos una nueva

estudiante acompañándonos.

Nate ya no estaba mirando en mi dirección, pero el resto de la clase se

volvió para mirarme. Unos susurros llenaron la pequeña habitación.

Una rubia, dos filas adelante, levantó las cejas y agitó los dedos con una

sonrisa alegre.

Un chico en el fondo de la sala soltó una risita.

—¿Cómo te llamas, mejillas dulces?

Me hundí un poco más abajo en el escritorio, avergonzada por la

atención repentina y no deseada. Después de un momento de silencio

en mi nombre, el Sr. Rivera levantó la mano para acallar a los otros

estudiantes.

—Steph —dijo, haciendo presión con las manos juntas—. Bienvenida a

clase. No dudes en hablar si tienes alguna pregunta. Estoy seguro de

que tus compañeros estarán más que dispuestos a ayudarte. Por otra

parte —dijo, ahora dirigiendo su atención a Bridget y Nate—. Me

alegro de que la Srta. Wright ya se haya tomado la libertad para

advertirle sobre el Sr. Bryan.

—Ah, vamos, Rivera —dijo Nate, agarrándose el pecho—. Tú sabes que

me amas, amigo. No odies.

Con un guiño rápido y otra cálida bienvenida, el Sr. Rivera volvió a la

mesa y saltó directamente a la lección.

Después de inglés. La siguiente clase “Gobierno Americano” fue igual

de rápida. Como primer período, me senté junto a Nate en este curso,

pero sólo porque no había asientos asignados y me aferré a la

familiaridad. Un bloque de españoles, no había caras conocidas allí,

siguió el segundo período y terminó con el inicio de la campana del

almuerzo.

Page 13: The new girl -Tracie Puckett

Sin un aliado amistoso a mi lado, caminé sin rumbo por los pasillos

tratando de recordar el camino a la cafetería. Seguí la corriente de los

estudiantes, con suerte estaba en el camino correcto.

—Stephanie. —Un fuerte grito agudo resonó en el pasillo. Yo, al igual

que el resto de la multitud, me detuve para mirar a Bridget correr por

el pasillo con los brazos agitándose en el aire—. ¡Stephanie! ¡Steph,

espera! —Se detuvo a mi lado y se inclinó para recuperar el aliento.

Con las manos apoyadas en las rodillas, me miró con los ojos muy

abiertos—. He estado tratando de encontrarte desde que sonó la

campana. ¿No me oíste gritar?

—¿Estabas gritándome a mí?

—Te llamas Stephanie, ¿verdad? —Asentí—. Lo suficientemente

cerca—. Bueno —dijo, de pie recta—. Bueno, puedes sentarte

conmigo. —Ella me tomó del brazo y me llevó a la cafetería—. ¿Y?

—¿Y? —le pregunté, esperando que ella se explicara.

—¿De dónde eres?

—Oh —dije, esperando sólo darle la versión corta—. Nosotros…

—¿Fuera del estado? —preguntó—. ¿Qué pasa con los hermanos?

¿Eres una hija única? Oh —dijo ella, de pronto distraída por la fila del

almuerzo. Tirando de mí, que estaba detrás de un grupo de deportistas,

continuó su línea de preguntas—. ¿Cómo son tus padres? Me refiero a

relajados o ¿algo intermedio? Los míos son bastante estrictos, pero eso

está bien. Sé que tienen buenas intenciones. —Sus ojos se abrieron aún

más y ella me agarró del brazo—. ¡Oh Dios mío, tengo que preguntar!

¿Qué piensas del Sr. Rivera? ¿No es sexy?

—Supongo que sí.

—¡Oh! —Se golpeó a sí misma en la cabeza—. Tonta de mí. Es posible

que desees comer antes de empezar a intercambiar historias.

Seguimos juntas a través de la cola. Bridget se conformó con nada más

que una manzana y una botella de agua.

Page 14: The new girl -Tracie Puckett

Yo hice lo mismo, no estaba en un gran estado de ánimo para comer. Sé

que debería haber dominado en ese momento, pero el primer día

siempre me pone nerviosa.

—Nos sentamos aquí —dijo Bridget, dirigiéndome a una gran mesa en

el rincón más alejado de la cafetería. Nos sentamos una frente a la otra

y se inclinó hacia delante—. ¿Y bien?

—¿Eh?

—¿De dónde vienes?

—Kentucky.

—Kentucky.

Y antes de que tuviera tiempo de disparar otra pregunta, Nate se

deslizó junto a ella.

—Señoritas —dijo, asintiendo. A continuación, tomó poco tiempo para

devorar el humeante montón de espaguetis en su bandeja.

Miré entre Bridget y Nate, esperando ver otra disputa. Pero Bridget

puso los ojos en blanco y masticó un pedazo de la manzana.

—No olvides que esta noche tienes que hacer la audición para la

obra—le dijo a Nate.

—No voy a hacer eso.

—Desde luego que lo harás —dijo ella, tragando el bocado de fruta.

—Olvídalo, Bridge…

—Nathaniel Bryan —dijo con severidad, ahora apuntando con un dedo

en la cara—. Pierdes, paga.

—¿Perder qué? —le pregunté, consciente de que estaba metiendo la

nariz donde no debía.

—La apuesta —murmuró Nate.

—¿Que apuesta? —le pregunté, mirando a una Bridget petulante.

Page 15: The new girl -Tracie Puckett

—Me apostó a que el Sr. Rivera se comprometería con la Srta. Holt para

el comienzo del año. Él estaba tan seguro. Pero estaba equivocado, por

lo que tiene que elegir los términos de su pérdida.

—Gran error —agregó.

—¿Quién es la señorita Holt? —le pregunté, recordando que había

visto su nombre en mi agenda, pero, obviamente, no había tenido clase

todavía.

—Profesora de Matemáticas —dijo Nate, poniendo los ojos en blanco—

. Y yo estaba tan seguro de que tendría un anillo en su dedo.

—Pero no —añadió Bridget—. Nate perdió la apuesta.

—¿Así que es una audición para...?

—Romeo y Julieta.

—Sabes, sólo porque estás en toda esa basura de teatro no significa

que me va a gustar.

—Por un lado, Nathaniel, no es una mierda. Y dos, no me importa si te

gusta. Necesito un Romeo. Ya lo creo. Has perdido. Gané. Lidia con ello.

—¿Eres Julieta? —le pregunté, de alguna manera no me sorprendí.

Bridget parecía del tipo de chica que hacía teatro.

—Todavía no —dijo Nate—. Pero prácticamente es una de las

favoritas. No hay nadie mejor para el papel. —Bridget sonrió y se echó

el pelo detrás de su hombro—. Nadie a excepción de Rach…

—No lo digas —le advirtió Bridget.

—Rachel Canter.

—¿Quién es Rachel?

—Yo soy Rachel —dijo una voz detrás de mí. Me di la vuelta para ver a

la rubia alegre de la clase del Sr. Rivera, la que había agitado sus dedos

hacia mí, como si fuera Miss América. Ella era tan hermosa como

recordaba unas horas antes.

Page 16: The new girl -Tracie Puckett

Su pelo liso adornaba sus hombros mientras dejaba caer la cabeza

hacia un lado y miraba nuestro grupo. Me di cuenta de un lunar

pequeño por encima de su labio, que la hacía fácilmente identificable.

Se puso de pie a un lado de la mesa, mirándome con vago interés.

—¿Y tú eres Steph? Abcdef Ghijk. ¿O no estoy en lo cierto?

—¿Cómo…?

—Yo hago mi trabajo y eso es saber todo acerca de mis compañeros —

dijo con picardía mientras se ponía un poco más alta—. Bienvenida a

Webster Grove.

Ella se fue tan rápido como apareció. Bridget y Nate se volvieron hacia

mí con la boca entreabierta.

—Abcdef Ghijk —dijo Nate, despedazando completamente la

pronunciación—. ¿En qué idioma ha sido eso?

—Olvídalo —le dije, agitando la mano—. ¿Cuál es su problema?

—Inflado ego —dijo Bridget—. Sólo dimensiona la competencia.

—¿La competencia?

—Es candidata a reina para baile de bienvenida —explicó Bridget—. Y

la Presidenta del Consejo Estudiantil... y lo más probable es que sea el

Valedictorian2. Dios —dijo, hinchando las mejillas—. No puedo creer

que vaya a salir en el espectáculo, como si no lo tuviera todo.

Asentí. Conocía a esa gente. Había conocido a más de un puñado de

Rachels Canter en los últimos años.

—Intenta no preocuparte —le dije, dándole un guiño alentador—.

Estoy segura de que obtendrás el papel. —Tomé un trago de mi agua y

me fijé la tapa de la botella—. Quiero saber cómo va, ¿de acuerdo?

—¿No vienes?

2 Valedictorian: Es el/la alumno que tiene las mejores notas por lo tanto pronuncia el discurso de

graduación.

Page 17: The new girl -Tracie Puckett

—¿Eh?

—¡Para las audiciones! ¿No vienes?

—Estoy seguro de que va a venir —dijo Nate, frotándole la espalda. Él

me miró con los ojos muy abiertos—. ¿Vienes? ¿No, Steph?

—Sí, claro —le dije, decidida a no decepcionarla. No había tenido

tiempo de hacer amigos y no quería perderlos con la misma rapidez—.

Iré... a ver, ¿no?

—Oh, gracias a Dios —dijo, aplaudiendo—. ¡Eres un ángel! Te quiero.

¡Te quiero, te quiero, te quiero!

—¿No vas a hacerle hacer la audición? —preguntó Nate,

aparentemente disgustado que él fuera el único que al final tendría que

hacerlo obligado.

—Por supuesto que no —dijo—. Steph tiene el miedo escénico escrito

por toda la cara. Es más una chica de detrás del escenario, un poco,

¿no?

—Bueno, no —dije, sacudiendo la cabeza un poco demasiado fuerte—.

Sólo voy por apoyo moral. No quiero estar en ningún lado del

escenario.

—Oh, tienes que inscribirte —suplicó—. Es la mejor manera de

conocer gente nueva. Estoy segura de que podrías ayudar al director

de escena o algo así. O, si no quieres hacer eso, hay un conjunto para

construir, objetos para recoger, maquillaje, trajes…

—¿Trajes? —le pregunté, de repente con ganas de poner mi

creatividad a trabajar.

—Sí —dijo ella—. Por lo tanto, ¿qué te parece?

—Supongo que eso no suena tan mal.

—¡Genial! —dijo, aplaudiendo de nuevo—. Nos vemos fuera de la

escuela a las cinco. Ah, y vístete bien. Sé que sólo vas a salir para ver,

Page 18: The new girl -Tracie Puckett

pero corre el rumor de que va a dirigirlo el Sr. Rivera y... bueno, hay

que verse mejor. Dios sabe que se vestirá para impresionar.

Bridget y yo compartimos una risita infantil y Nate puso los ojos en

blanco.

—Chicas —dijo, sacudiendo la cabeza—. ¿Qué tiene ese tipo, de todos

modos?

Page 19: The new girl -Tracie Puckett

Traducido por val_277

Corregido por Eneritz

Lunes, 5 de septiembre

—¿Nerviosa? —le pregunté mientras caminábamos hacia el auditorio a

las cinco.

—Por supuesto que no.

—Habla por ti —interrumpió Nate a Bridget—. Creo que voy a vomitar.

El teatro era grande, había pasillos entre los pasillos de rojos asientos

plegables, de felpa, ya llenados con el elenco de esperanza y miembros

de la tripulación. Los estudiantes se enfrentaban a un escenario que se

expandía de una pared a otra y algunos iban con entusiasmo a

socializar mientras que otros permanecían en silencio, aparentemente

a punto de vomitar en cualquier momento.

—Esto es un giro asombroso —le dije.

—¡El amor al arte está creciendo! —Bridget rebotó sobre sus talones.

—Amordázame —soltó Nate, alejándose y tomando un asiento solo en

la parte de atrás.

Una vez fuera del alcance del oído, me incliné y le di un codazo a

Bridget.

—¿Así que tú y Nate...?

—¿Qué?

Page 20: The new girl -Tracie Puckett

—¿Estáis…?

—Hemos sido los mejores amigos desde preescolar —dijo—. Es un

amor-odio.

Asentí con la cabeza. Pero algo en sus ojos me dijo que podría haber

más de su "amistad" con Nate de lo que dejaba ver.

El Sr. Rivera subió al escenario y la sala de inmediato se quedó en

silencio.

—El hombre domina la sala, ¿no? —susurró Bridget.

—Diría yo.

—Buenas tardes, damas y caballeros —dijo, juntando sus las manos—.

Gracias a todos por estar con nosotros aquí. Por desgracia y como la

mayoría de ustedes ya saben, la señora Basting resultó herida en un

accidente la semana pasada. Estará en reposo, en cama, durante los

próximos meses, por lo que no puede dirigir la producción de otoño de

Romeo y Julieta. —Algunos estudiantes se quejaron. Otros pusieron los

ojos en blanco. Algunos, como Nate, no parecían preocupados de una

manera u otra—. Para aquellos de ustedes que están acostumbrados a

las impresionantes producciones Basting, lamento informarles que

estoy un paso adelante para tomar las riendas.

La mayoría de las chicas en el público silbaron y se rieron. Bridget, cosa

que ya debería haber adivinado, estaba entre ese grupo.

Mientras miraba a nuestro profesor delante de la multitud, no pude

dejar de notar la manera en que él mandaba en la sala, en el camino

todos los ojos lo miraban con admiración. Y una cosa sobre el instituto

Webster Grove se volvió repentinamente clara... todo el mundo,

hombres y mujeres amaban y respetaban al Sr. Rivera.

Un grupo de chicos aplaudió y vitoreó cuando la señorita Holt se le

unió en el centro del escenario a su compañero de trabajo. Mi poca

experiencia del día de hoy en la clase de la señorita Holt me dijo todo lo

que necesitaba saber sobre ella, que era una réplica en adulta de

Page 21: The new girl -Tracie Puckett

Rachel Canter. Su cabello rubio caía liso por su espalda,

complementando sus ojos verdes brillantes. Y al igual que Rachel,

caminó alrededor de la sala como si todo el mundo le debiera un favor.

—Shhh —dijo la señorita Holt, levantando un dedo a sus labios

pintados de color rosa—. Silencio. —Cuando los vítores y silbidos

finalmente desaparecieron, continuó—:

Estamos comenzando con entrevistas breves y registros para las

posiciones de la parte de atrás. —Hizo un gesto hacia un escritorio

creado a lo largo de la parte posterior del auditorio—. Sólo toma unos

quince minutos, así que los actores deben empezar a preparar los

monólogos. Además —dijo, mirando más allá de las primeras filas—,

Sólo se les permite quedarse por las audiciones, si tienen la intención

de actuar en el espectáculo. Queremos que este proceso vaya lo mejor

posible, así que no hay rezagados.

Bridget puso los ojos en blanco.

—Lo siento, —le susurré.

—Tengo dos peticiones. —El Sr. Rivera volvió a hablar—. En primer

lugar, por favor, sean pacientes con nosotros. Tenemos claro que no

somos tan expertos y profesionales como la señora Basting, pero sin

duda alguna lo intentaremos tanto como podamos para producir el

mejor espectáculo posible. Y en segundo lugar, sabemos lo mucho que

algunos de ustedes esperan estar en el show. —Su mirada se posó en

Bridget—. Pero hay más estudiantes que posiciones, por lo que algunos

de ustedes tendrán que conformarse con menos de lo que quieren. Por

desgracia, esa es la vida de un actor. Todo lo que pido es que por favor

utilicen este proceso como una experiencia de aprendizaje. No dejen

que el resultado los haga o deshaga. Ahora, con esto detrás de

nosotros, les deseo a todos la mejor de las suertes.

—Está bien. —La señorita Holt volvió a hablar—. Los interesados en

inscribirse para trabajar detrás del escenario deben seguir adelante y

alinearse en la parte posterior.

Page 22: The new girl -Tracie Puckett

Los dos profesores se trasladaron fuera del escenario y hacia el

escritorio. Se sentaron juntos, lado a lado y comenzaron a hablar con

un grupo de estudiantes que ya estaban esperando.

Me volví hacia Bridget.

—¿Debería...?

—Vamos, vamos —dijo ella, empujándome a lo largo del pasillo—.

¿Tienes el currículum?

—Uh, no exactamente.

—¡Steph!

—Nunca he hecho nada como esto —le dije, levantando una colección

de dibujos de mi bolso—. Pero traje una carpeta. ¿Funcionará?

Ella tomó la carpeta y la abrió.

—¿Tú dibujaste esto?

—Sí.

—Cariño —dijo, empujando la colección de nuevo en mis manos—.

¡Vamos!

—Está bien —le dije, sonriendo tímidamente—. Um... buena suerte.

—Rómpete una pierna —me corrigió melodramática.

Con un empujón útil de Bridget, me acerqué a la línea de inscripción.

Acerqué la carpeta a mi pecho y esperé pacientemente mientras el

grupo avanzaba lentamente hacia adelante.

—Señorita Ghijk —dijo el Sr. Rivera cuando por fin llegué a la mesa—.

Me alegra ver que te involucras en tu primer día.

—Bridget.

—Me di cuenta —dijo, sonriendo mientras inscribía mi nombre bajo el

personal de vestuario. Miró el papel delante de él y me miró de nuevo a

mí—. ¿Tienes alguna experiencia en vestuario?

Page 23: The new girl -Tracie Puckett

—No, pero he traído…

—Se dieron instrucciones para presentar una hoja de vida —

interrumpió la señorita Holt.

—Nunca he hecho esto antes —le dije, ignorando su sonrisa burlona.

Mantuve la mirada fija firmemente en los ojos oscuros del señor Rivera

y continué:

—Lo siento, no tengo ninguna experiencia en el teatro, pero he estado

diseñando y construyendo ropa desde los nueve años. —No rompí el

contacto visual mientras extendió su mano para tomar mis diseños.

Abrió la carpeta y de inmediato se mordió el labio inferior. Hojeó unas

cuantas páginas sin una palabra, pero su mirada vagó ampliamente a

través de cada diseño.

—Bueno —le dije después de unos segundos de duración—. ¿Qué

piensa usted?

—Señorita Ghijk, esto es increíble —dijo, mirándome de nuevo—.

Serías una activa valiosa para nuestro equipo.

La señorita Holt tosió interrumpiéndolo.

—Pensé que ibas a preguntarle a tu abuela para ayudarnos a diseñar el

vestuario —le dijo a su co-director, como si yo no pudiera oír la

objeción en su voz.

—La abuela tiene cosas más grandes y mejores que hacer que

molestarse con esta producción —dijo, tratando de mantener la voz

baja—. Además, no hay ningún motivo en pedir ayuda externa cuando

tenemos un candidato estudiantil calificado justo en frente de

nosotros. —Se paseó a través de los diseños de nuevo. Un minuto más

tarde, cerró la carpeta y se la ofreció a la señorita Holt, que no quiso

mirarlo. Hizo caso omiso de su mala educación contundente y me la

pasó de nuevo a mí—. Gracias por venir a compartir esto, Steph.

Puedes buscar la lista del personal a primera hora de la mañana.

Page 24: The new girl -Tracie Puckett

—Gracias —dije, dirigiéndome a la puerta. Llamé la atención de

Bridget y sonreí cuando llegó a la puerta de atrás del auditorio. Hice un

gesto y señalé un pulgar hacia arriba. Para su disgusto, pronuncié

buena suerte y salí del edificio.

Entré en el sol caliente del verano y me trasladé al otro lado del vacío

estacionamiento. Nuestro último alquiler estaba a sólo una manzana de

la escuela, era una mayor comodidad para ir caminando hacia y desde,

sobre todo porque no tenía permiso de conducir.

Doblé la acera de la calle principal y realicé el paseo por la manzana.

Saqué un juego de llaves de mi bolsillo cuando me acerqué a la casa de

ladrillo de dos pisos en la esquina. Entré por la puerta principal y

arrojé mi mochila a un lado.

—Mamá —llamé, mirando alrededor de la primera planta y

esquivando cajas a izquierda y derecha. Ella no había estado en casa

cuando me pasé después de la escuela para agarrar mi carpeta para las

audiciones. Pero ahora el coche estaba en el camino de entrada, así que

tenía que estar en alguna parte—. ¿Hola?

—¡Aquí!

Seguí su voz a través de la cocina y al comedor en la parte trasera de la

casa. Me detuve en seco al verla frente a mí. La habitación había

tomado una transformación increíble en la última hora. Ya no estaba

vacía, ahora había una gran mesa completa con ocho sillas centradas

en una alfombra maravillosamente modelada.

—¿Qué está pasando? —le pregunté, pasando mis dedos sobre el

mantel.

—Nena —dijo ella, sus ojos se iluminaron—. ¿Qué te parece?

—Estoy confundida...

—¿Qué quieres decir?

—Hay muebles.

Page 25: The new girl -Tracie Puckett

—Sí.

—¿Por qué?

—Porque, tontita —dijo ella, volviéndose para ajustar las cortinas—.

¿Por qué no?

—Bueno —le dije—. Para empezar, nunca hemos tenido muebles. Y

cuando nos vayamos, y nos iremos, no seremos capaces de llevarlos

con nosotras. —Cuando me miró, aparentemente confundida,

simplemente me encogí de hombros—. ¿No estás diciéndome siempre

que no posea más de lo que puedo llevar?

—Pero.... —Estaba tratando de llegar a una discusión, pero no tenía ni

pies ni cabeza. Y ella lo sabía—. Está bien, escucha. Esta mesa es algo

más que un mueble, nena.

—Bien....

—Representa algo más grande, una promesa que me gustaría hacer —

dijo, tomando una respiración profunda y alta—. Creo que... es hora de

que nos establezcamos... convertir la casa en un hogar, ¿no?

—Bueno, sí, —le dije, sorprendida—. Pero…

—Pero nada, nena —dijo, tomando una imagen de una caja cercana y

colgándola en la pared—. No nos iremos. Fin de la historia.

Retrocedí y la observé decorar, pero parecía demasiado extraño. Allí

estaba ella... una mujer que siempre estaba en el borde y lista para

mudarse en un santiamén... la decoración, echar raíces. Estaba

tramando algo, pero no podía decir qué. Se estaba esforzando mucho.

Tenía que saber que sería sospechoso. Después de todo, ni siquiera

habíamos desempacado las cajas en las últimas tres casas. ¿Por qué el

repentino cambio de opinión?

Me quedé mirándola, completamente consciente de que había un

ángulo. Sólo tenía que averiguar de qué se trataba. Llevaba el pelo

rubio ondulado arrastrado en una cola de caballo y las manos apoyadas

en las caderas. Con la cara de una muñeca Barbie y la actitud de una

Page 26: The new girl -Tracie Puckett

adolescente, siempre me pareció difícil de creer que tuviese 33 años,

mujer indecisa, a menudo frívola: esa era mi madre.

—Mamá —le dije, tirando de otro marco de la caja—. ¿Qué está

pasando aquí?

—Ya te lo dije.

—Pero, ¿de dónde sacaste todo esto?

—¿Qué cosa?

—La mesa, las sillas, las decoraciones... todo lo que no estaba aquí

cuando me fui a la audición.

—Oh. —Se encogió de hombros—. Un amigo.

—¿Un amigo?

Nosotros sólo habíamos estado en la ciudad durante dos días, lo que

obviamente significaba que este "amigo" era más probable…

—Un amigo de internet —dijo—. Él sólo quería ayudar.

—¡Mamá!

Quería estar sorprendida, pero no pude reunirlo con el shock. ¡Por

supuesto! Ese era su ángulo. Quería que yo subiera a bordo y estuviese

emocionada por su nuevo amor. Por supuesto, yo no podía. Debido a

que esta no era la primera vez que tomaba la decisión de mudarse a

una nueva ciudad o estado debido a un amigo de internet. Era otra de

sus muchas cualidades adolescentes. No podía entender el peligro de lo

desconocido, he visto que puede pasar horas y horas en el chat,

enviando mensajes a viejos amigos y charlando en el teléfono con sólo

Dios sabe quién.

—Cálmate, nena —dijo—. No es como si fuera un extraño. He estado

hablando con él durante meses. Es un tipo muy agradable.

Me froté la cabeza.

—¿Es por eso que terminamos aquí esta vez? ¿Debido a un hombre?

Page 27: The new girl -Tracie Puckett

—Por supuesto que no —dijo, ajustando las cortinas de nuevo para

evitar mi mirada—. Quiero decir, él influyó en la decisión, pero él no

era el único objetivo. —Tomé una respiración profunda y retrocedí

hasta la cocina—. Cariño, ¿a dónde vas?

—Loca —murmuré. Saqué una botella de agua de la nevera antes de

regresar a la sala del comedor—. ¿Supongo que estuvo aquí ya? ¿Tu

príncipe azul, él sabe dónde vivimos?

—No crees en serio que llevaba todo esto por mi cuenta, ¿verdad?

—Oh, Dios mío —le dije, sintiendo el comienzo de una terrible

migraña—. Entonces, ¿qué sucederá cuando te des cuenta que es un ex

convicto, mamá? ¿O ustedes rompen? ¿O descubres que está casado?

¿Empacamos y a marcharse de nuevo?

—No, nena, te lo dije. Estamos aquí por un largo plazo, lo prometo.

—Pero ya he oído eso antes. Las cosas cambian, Caroline.

—En serio, cariño —dijo ella, abrazándome—. Calvin es alguien

que vale la pena. Ah y tan lindo. Tiene el pelo oscuro, ojos color

chocolate y... uf, deberías ver su sonrisa. —Sus ojos pasaron por alto la

simple idea de él—. Además, es chef y dueño de su propio restaurante,

tiene título universitario y todo.

—Eh, eh, —dije, sacudiéndome de su abrazo—. Mamá, en serio.

—¡Y su hermano es policía! Ellos.... —Hizo una pausa y se enderezó las

arrugas de la camisa. Una pausa de Caroline casi siempre significaba

que estaba mintiendo. Así que tomé la próxima perla de noticias como

un grano de sal—. Vieron a tu padre la semana pasada.

—¿Sí?

—Está en una cárcel en espera de juicio por cargos de homicidio en

Georgia.

—¡Encantador! —dije, sin disimular mi sarcasmo por un momento—.

Has elegido un ganador real con que…

Page 28: The new girl -Tracie Puckett

—Todo lo que estoy diciendo —dijo, cortándome—, es que no vamos a

tener que preocuparnos de él por un tiempo muy largo, nena. ¿No es

maravilloso?

A decir verdad, nunca me he preocupado. Ni una sola vez. He tenido

pocas razones para creer que Richard Levin nunca buscó más allá de

nuestra ciudad natal original para encontrarnos. Yo regía el

comportamiento impulsivo de mamá desde hace mucho tiempo a nada

más que una paranoia increíble.

—Está bien —le dije, tirando de una silla de debajo de la mesa para

sentarme—. Siéntate. —Ella se sentó en la silla junto a la mía y se

inclinó hacia adelante—. Háblame de Calvin.

—Tiene los ojos marrones.

—No —dije—. En serio. Lo que lo hace diferente al resto. ¿Qué le hace

diferente de Leroy?

Leroy era su última aventura, después de tres meses de noviazgo, se

enteró de que estaba casado y con dos hijos (¡y otro en camino!). Y, por

supuesto, Caroline Ghijk ama a sus hombres, pero ella quiere todo para

ella. Y después de una desastrosa confrontación con la esposa de Leroy,

mamá terminó la relación con el salto de dos estados en Kentucky.

—No lo sé.

—Exactamente.

—No conozco a este de una sala de chat, nena —dijo—. Puse un poco

de dinero para uno de esos sitios online legales. Estábamos

emparejados al día siguiente y hablamos durante horas. Sabíamos

desde el primer día que queríamos juntarnos.

Levanté mis gafas y me pellizqué el puente de la nariz.

—¿Cuántos años tiene?

—Treinta y cuatro.

—La edad apropiada —le dije, dejando caer mi mano.

Page 29: The new girl -Tracie Puckett

—Siempre hay una primera vez para todo, ¿eh?

Compartimos una sonrisa.

—Sólo prométeme una cosa.

—¿Qué cosa? —preguntó.

—Que tendrás cuidado —le dije—. Porque... no puedo seguir haciendo

esto.

Sin dudarlo un momento, asintió con la cabeza.

—Te lo prometo.

Page 30: The new girl -Tracie Puckett

Traducido por Jhos

Corregido por Eneritz

Jueves, 06 de septiembre

Me quedé de pie en la puerta cerrada del Sr. Rivera y leí la lista. Bridget

estaría emocionada de saber que había sido elegida como Julieta. Nate,

por otro lado, podría estremecerse al saber que su tiempo en el

escenario no se limitaría a una audición al perder una apuesta; iba a

interpretar a Romeo.

Exploré el resto de la lista y no reconocí ninguno de los nombres

restantes. Aunque Rachel Canter fue nombrada suplente para Julieta.

Estaría mintiendo si dijera que no estaba un poco emocionada de ver

su rostro cuando se enterara de que sólo era la segunda, por detrás de

Bridget.

La siguiente página listaba el personal. Debajo de la sección de

vestuario leí:

Abcdef Ghijk

Diseñadora de vestuario y Mantenimiento

Una sonrisa se deslizó por mi cara.

Por primera vez, estaba participando oficialmente en una actividad

escolar. ¡Tenía un lugar, un papel para mí!

Abrí la puerta y me metí en el aula. El Sr. Rivera estaba sentado en su

escritorio y leía en silencio para sí. Levantó la mirada y sonrió.

Page 31: The new girl -Tracie Puckett

—¿Podrías cerrarla detrás de ti?

—Claro. —Asentí, cerrando la puerta suavemente mientras entraba.

Bridget y Nate eran los únicos estudiantes en el aula, ambos, asumí,

llegaron temprano para comprobar la lista del elenco.

Bridget estaba rebotando en su asiento cuando me senté.

—¡Soy Julieta! ¡Yo! ¡Soy Julieta Capuleto! ¿Puedes creerlo?

—Felicidades —dije, ahora mirando a Nate. Estaba encorvado en su

silla con su frente y nariz presionadas al escritorio—. ¿Está bien?

—Voy a matarme…

—Oh, tú no, —dijo Bridget—. Es algo bueno, Nate. —Se giró de nuevo

hacia mí y frunció el ceño—. Es don angustias. De todos modos, busqué

tu nombre. Lamento que no hagas el vest…

—Oh, lo hago —dije, mordiendo mi labio—. Estoy trabajando en el

vestuario.

—¿En serio? —preguntó rascándose la cabeza—. No vi tu nombre…

—Está allí —dije con un guiño—. Entonces… ¿por qué tiene el Sr.

Rivera la puerta cerrada?

—Piensa que las personas son demasiado dramáticas con sus

reacciones a la lista del elenco —dijo descartándolo.

—Lo que ocurre —explicó Nate, levantando su cabeza—, es que

cometió el error de dejarla abierta cuando la señorita Hormonas, aquí,

leyó la lista. —Bridget puso los ojos en blanco, pero Nate se sentó

erguido—. ¿Crees que estoy bromeando? Fue la mejor escena jamás

creada en la propiedad de la escuela. Ella saltó, gritó… maldijo. Al

momento, comenzó a hiperventilar. Pensamos que iba a desmayarse

justo allí en el suelo.

—¿Y tú? —le pregunté, sin dudar de que su descripción de la reacción

de Bridget estaba en lo cierto.

Page 32: The new girl -Tracie Puckett

—En verdad me desmayé —dijo y tampoco dudé de eso.

El timbre sonó y los estudiantes se vertieron en el aula.

El Sr. Rivera se levantó de su escritorio y se dirigió a la clase.

—Buenos días —dijo—. Vamos a comenzar, ¿de acuerdo?

Después de una larga tarea e instrucciones para la próxima

investigación, la campana sonó para el cambio de clases. Bridget, Nate

y yo nos pusimos de pie y recogimos nuestros libros.

—Señorita Wright, Sr. Bryan, Señorita Ghijk, felicidades —dijo el Sr.

Rivera.

—Gracias —Bridget y yo lo dijimos al unísono, ambas ruborizándonos

como niñas.

Estoy segura de haber escuchado a Nate murmurar «muérdeme»

mientas dejábamos el salón.

Nos movimos en el pasillo, con el creciente grupo de estudiantes

corriendo a su siguiente clase. Caminé lado a lado con Nate mientras

Bridget torció hacia francés. Cuando nos movimos pasando la clase de

la Srta. Holt, ella salió y nos detuvo en seco.

—Nathaniel —dijo, sonriendo—. Felicidades, nuestro muy propio

Romeo Montesco.

—Gracias —dijo, casi como si hablarle a ella dejara un saber amargo en

su boca.

—Y Steph —dijo, bajando su cabeza. Podría decir por su sola expresión

que no tenía intención de felicitarme. Y estaba en lo cierto—. Odio

recordarte de nuevo que hay unas estrictas reglas contra la

fraternización estudiante-maestro.

Aclaré mi garganta.

—¿Disculpe?

Page 33: The new girl -Tracie Puckett

—Él es tu profesor —dijo, curvando ligeramente la cintura—. Como yo.

Y me encargaré de vigilarte muy de cerca, jovencita.

Unos pocos segundos en silencio pasaron. La Srta. Holt se rehusó a

parpadear y no respondí. Honestamente, no sabía cómo responder.

Exactamente ¿qué quería decirme?

—Correcto —dijo Nate, rompiendo el entorpecido silencio—. Vamos a

clase. —Agarró mi muñeca y me empujó por el pasillo. Mi

preocupación debió haberse mostrado a través de mí muy fácilmente

porque se detuvo a medio camino y tomó mi mano—. Hey… ¿estás

bien?

—Sí. —Mentí, sacudiendo mi cabeza—. Eso fue sólo… extraño.

—No pienses mucho en eso —dijo ahora palmeando mi espalda—.

Todo lo que puedo pensar es que debes haber hecho algún tipo de

impacto en el Sr. R. Y alguien —dijo, mirando atrás a la Srta. Holt—.

Alguien no sabe cómo ocultar sus inseguridades.

Seguí su mirada y miré de nuevo a nuestra joven y hermosa maestra de

matemáticas. Ahora estaba enganchada en una conversación con el Sr.

Rivera, quien acababa de salir de su propia clase. Ella le dio un codazo

juguetonamente, rió y sonrió. Él parecía incómodo, fuera de su lugar.

Observé su simpatía. Pero entonces, miró arriba, no mirándola a ella y

encontró mi mirada. Ambos sin expresión, nuestros ojos trabados por

unos cuantos latidos. Y sólo cuando Nate ondeó su mano frente a mi

rostro, pensé que atrapé una ligera sonrisa del Sr. Rivera… pero no

había forma de estar segura.

Porque la campana sonó.

Y llegábamos tarde para la siguiente clase.

Viernes, 09 de septiembre

Pasaron tres días y cada uno parecía prolongarse más tiempo cuando

llegaban. Nate y yo no mencionamos nuestro encuentro con la Srta.

Holt a nadie, en especial a Bridget. No estábamos en realidad seguros

Page 34: The new girl -Tracie Puckett

de qué había pasado o por qué. Finalmente era viernes. No había razón

para preocuparse sobre lo incontrolable.

La campana final sonó para terminar el día y Bridget y yo caminamos

fuera de Física. Nos desplazamos por el pasillo, fuera de la puerta y

sobre Main Street. Destino: casa, para una cita de estudio

(¡conduciendo a la primera fiesta de pijamas de mi vida!).

Caminamos a través de la puerta principal para encontrar la casa llena,

con un abrumador olor de productos horneados. Siguiendo el aroma a

la cocina, encontramos a mamá, en un vestido de verano, perlas,

tacones y delantal.

—Te ves como Donna Reed —dije, haciendo un balance de los

productos horneados esparcidos alrededor de la cocina.

—¿Quién? —preguntó, empujando una fresca horneada de galletas del

horno.

Suspiré y sacudí la cabeza.

—Mamá, esta es Bridget. Bridget, creo que esta criatura… —Miré a

mamá de nuevo y sacudí la cabeza—. Esta es Caroline, mi madre.

—Mira, pequeña —dijo mamá, luciendo una sonrisa—. He horneado

para tu fiesta de pijamas.

—¡Qué bue…!

—¿Son comestibles? —pregunté, interrumpiendo a Bridget.

—Por supuesto que lo son —dijo mamá. Pero tenía una pequeña razón

para creer eso. Ella nunca había sido excelente en cualquier cosa

doméstica—. No te preocupes, Calvin me enseñó todo lo básico.

Agarré una galleta de la rejilla de enfriarse y cautelosamente tomé un

mordisco.

—De acuerdo —dije, masticando lentamente—. En realidad no son tan

malas.

Page 35: The new girl -Tracie Puckett

—No parezcas tan sorprendida. —Sus ojos se llenaron con lágrimas—.

Te dije que Calvin sería bueno para nosotras, pequeña.

—Vamos arriba para estudiar —dije, un poco espantada por su

respuesta emocional a mi semi cumplido.

—Siéntase libre de mantener las galletas viniendo, Srta. G —dijo

Bridget.

Bridget y yo nos giramos y caminamos de nuevo a través del vestíbulo.

En cuestión de días, mamá se las había arreglado para convertir una

casa desordenada y llena de cajas en un totalmente amueblado y

decorado hogar. El entorno era tan bienvenido y cómodo que casi se

sentía como otra dimensión. En el pasado, lo más parecido a muebles

que habíamos probado había sido una estantería para las cajas de

cartón. Ahora, con una mesa de comedor, sofá y sillas, esperaba que

pudiera quedarse fiel a su palabra. Estaba en verdad comenzando a

amar Webster Grove.

Arriba de las escaleras y al final del pasillo estaba un dormitorio

individual, grande; mi santuario. De todos los lugares que había pasado

en mi vida, este era por lejos el mejor. Había una gran ventana, con un

asiento de ventana acolchado incluido, que daba al patio. La vista, sin

embargo, estaba ligeramente obstruida por un gran árbol de roble que

crecía demasiado cerca de la pared de la casa.

Mi cuarto era el único que no había desempacado. Las cajas todavía

estaban amontonadas y apiladas contra el suelo de madera dura y en el

armario. La cama estaba desecha y cubierta con sábanas que hacían

juego, clases de almohadas y mantas. Mi escritorio estaba vacío, a

excepción de un laptop y una lámpara de toque plateada.

—No mucho para limpiar —dijo Bridget sin avergonzarse.

Yo sonreí, afectada.

—No nos quedamos por mucho tiempo. ¿Por qué apegarnos?

Page 36: The new girl -Tracie Puckett

—Necesitas al menos pintar esas paredes feísimas —dijo Bridget—.

¿Cómo haces incluso para dormir aquí? Ese color es horroroso.

—Eso no es fácil —admití. Era bastante cierto… si nos quedábamos, el

verde lima tendría que irse.

Bridget levantó un dedo a su boca y miró alrededor de la habitación.

Pensando profundamente, se giró de nuevo hacia mí y sonrió.

—¿Como de confiada te sientes sobre la prueba de inglés del Lunes?

—Bastante.

—Entonces no estudiaremos esta noche.

—¿No?

—No. —Negó con la cabeza—. Estaremos pintando.

Nos aventuramos al pueblo en el auto de mamá, gracias a Dios, Bridget

sabe conducir, y regresamos dos horas después con un galón de

pintura color lavanda para las paredes. Bridget me mostró como tapar

el corte de madera a lo largo del suelo y del techo. Después de poner

cintas, tomamos un descanso para hacer una pizza congelada.

El sol comenzó a ponerse y Bridget y yo hicimos nuestro camino de

regreso a mi habitación. Después de llenar una bandeja de pintura y

sostener un rodillo en mano, miró parpadeando a la pared.

—Uh, Bridget… no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.

—Igual que pintar un set —dijo, como si eso fuese una pista—. Un

trazo a la vez.

Sonrió y cruzó su rodillo en una mezcla de líquido lavanda. Con unos

pocos pegotes contra la pared, el verde lima desapareció lentamente.

Seguí su ejemplo y ayudé a cubrir la primera pared. Luego la segunda.

Entonces la tercera. Y finalmente, la cuarta. Para las cinco de la

mañana, el cuarto había sobrevivido a una segunda capa.

Page 37: The new girl -Tracie Puckett

Para evitar los gases, recogimos mantas del armario de la ropa e

hicimos una enorme cama en el suelo piso del cuarto de invitados por

el pasillo. Acurrucada muy bien debajo de las sábanas, rodé a mi lado y

codeé a Bridget.

—¿Hmm?

—Gracias —dije.

—¿Por qué?

—Por tu amistad. Hacer esto de ajustarse tan fácil.

—Soy impresionante, lo sé.

Compartimos una risa desprovista de sueño.

—El cuarto resultó genial —dije, cerrando mis pesados ojos.

—Ya.

—Buenas noches, Bridge.

—Buenas noches —dijo, rodando a su lado.

Cerré mis ojos y por primera vez en mi vida, conté mis bendiciones.

Mamá nunca tuvo mucho de madre, sólo una adolescente despistada

con una licencia de conducir. Pero aun así, puso un techo (o dos) sobre

mi cabeza cada año. Bridget y Nate eran la cosa más cercana que había

tenido a hermanos y los mejores amigos que una chica podía pedir. Mis

diseños estaban haciéndose mejores con el tiempo y el mismísimo Sr.

Rivera había reconocido mi potencial. Oh y hablando de eso… había

desarrollado mi primer verdadero enamoramiento.

Era difícil no ser barrida lejos por la sinceridad en sus ojos… la dulzura

en su voz… la amabilidad de sus palabras…

—Steph. —Bridget interrumpió mi pensamiento.

—¿Sí? —dije, empujando la imagen mental de nuestro profesor.

—¿Siquiera has estado enamorada?

Page 38: The new girl -Tracie Puckett

—No. —No a menos que cuentes lo que fuera que me había colgado de

mi profesor.

—Creo que lo estoy —dijo, el sueño cayendo sobre ella más rápido que

antes.

—¿Del Sr. Rivera? —Probé.

—No —murmuró, rodando sobre ella.

—¿De quién? —Silencio—. ¿Bridge?

Ella abrió sus ojos, sin mostrar el más mínimo cansancio.

—Nate.

Apreté mis labios y asentí.

Por supuesto, a ella le gustaba Nate… lo vi venir desde un kilómetro de

distancia…

Pero, ¿a él le gustaba ella?

Page 39: The new girl -Tracie Puckett

Traducido por Im_Rachell

Corregido por bibliotecaria70

Martes, 27 de septiembre

—¿No deberías estar trabajando en los trajes? —preguntó Bridget

mientras abría la puerta principal.

—No. Terminé los diseños finales el domingo y mañana los dirigiré a

los directores. Tendré a mi equipo iniciando la construcción de las

piezas tan pronto como el Sr. Rivera le dé luz verde.

—¿Puedo ver lo que tienes hasta ahora?

—Claro —le dije, caminando escaleras arriba con Bridget de cerca.

Había pasado poco más de dos semanas desde que Bridget y yo

habíamos cubierto las paredes de mi habitación con un fresco,

tranquillo y relajante lavanda. Desde entonces me había tomado el

tiempo para añadir un poco de personalidad. Compré cortinas

transparentes para cubrir la gran ventana, cojines tapizados en los

asientos de la ventana y colgué mis diseños preferidos enmarcados en

la pared. Ayer por la noche volví a ir de compras, ropa de cama de color

crema y cojines decorativos morados. Estaba orgullosa de lo mucho

que había transformado, con un montón de ayuda de Bridget, la

habitación.

—Oh Dios mío —dijo cuando abrí la puerta—. ¡Ni siquiera parece el

mismo lugar! ¡Ja! ¡Hasta has desempacado! ¡Y limpiado! —Saltó en su

lugar y luego se disparó a través de la habitación para tener una mejor

Page 40: The new girl -Tracie Puckett

vista en la pared del fondo—. ¡Guau, realmente deberíamos haber

tomado fotos de antes y después!

—Sólo estoy tratando de olvidar lo anterior.

Mamá asomó la cabeza por la puerta.

—Bridget, ¿te importaría si te robo a mi hija un segundo?

—Adelante.

—Los diseños de producción están en la carpeta azul al lado del

ordenador —le dije a Bridget—. Sírvete tú misma.

Salí cerrando la puerta detrás de mí.

Mamá frunció la nariz y suspiró.

—¿Cuándo?

—¿Uh?

—Cuándo nos iremos de nuevo —le dije, leyendo su expresión

retorcida—. ¿Cuándo?

—Nosotras no iremos a ninguna parte, nena —dijo, todavía frustrada

por no haberla creído—. Sólo quería hablar sobre los planes para la

noche.

—¿No podríamos tener esta conversación en mi habitación?

—Bueno, no —dijo ella, rozando una pelusa de mi hombro—. Quería

saber tu opinión acerca de tener a Calvin para cenar esta noche.

—Honestamente, creo que es demasiado rápido. Sólo lo conoces desde

hace... ¿qué, tres semanas? Se ve horrible traerlo antes a casa...

—Déjame ponerlo de esta manera, nena —dijo con severidad—. Calvin

vendrá a cenar. Esta noche. Puedes quedarte o irte, no me importa.

Pero sería bueno si pudieras aguantarlo y hacer esto por mamá.

Suspiré y tiré mi cabeza hacia atrás.

Page 41: The new girl -Tracie Puckett

—¿A qué hora?

—Ellos estarán aquí a las cinco y media.

—¿Ellos?

— Calvin nos quiere presentar a su hermano pequeño —dijo—. Así que

suelta tu pelo de ese estúpido moño y deja de ocultar tu bonita cara

con esas gafas de mal gusto. Quiero que por lo menos luzcas

presentable.

—Bien.

—Mejor comportamiento, nena.

Puse los ojos en blanco y volví a la habitación, cerrando la puerta con

demasiada fuerza detrás de mí.

Bridget se sentó en el asiento de la ventana y hojeó a través de los

diseños.

—¿Todo bien?

Ignoré la pregunta.

—¿Qué piensas de los trajes?

—Son increíbles —dijo—. Dios mío, Steph. ¿Dónde aprendiste a dibujar

así?

—Me enseñé a mí misma, en realidad. Porque... teatro, ballet,

deportes... las aficiones típicas de la infancia... nunca fueron realmente

una opción para mí. Cuando estás en tanto movimiento como nosotras,

necesitas un talento que pueda viajar contigo. —Me senté a su lado y

me quedé fuera en el gran roble—. Me pregunto si sería muy difícil

saltar y escaparse.

—¿Planeando un escapada?

—El nuevo novio de mamá viene a cenar esta noche.

—Ugh, fastidio —dijo ella—. ¿Quieres dormir conmigo esta noche?

Page 42: The new girl -Tracie Puckett

—Nah. Sólo necesito conocerlo ahora y acabar de una vez.

Bridget me ahorró el pensamiento de la temida reunión haciéndome

compañía por un rato.

—¿Puedo llevarme el libro a casa? —preguntó dos horas después—.

Nate vendrá esta noche a dirigir líneas y quiero mostrarle los diseños.

El nombre de Nate sólo surgía en la conversación respecto al

espectáculo. La mañana después de que Bridget me hablara de sus

sentimientos por él, nunca lo mencionó de nuevo... y yo tampoco.

—Por supuesto. Aunque mañana los llevaré a la escuela. Quiero

conseguir su aprobación lo antes posible.

—Está bien —dijo, dirigiéndose a la puerta—. Te veré mañana.

—Espera —dije rápidamente—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Lo que sea —dijo volviéndose hacia atrás.

—¿Crees que... es decir, soy... me veo...?

—Eres hermosa Steph, por dentro y por fuera. —Se adelantó y me

apretó la mano—. No dejes que Caroline te diga algo diferente, ¿de

acuerdo?

Con un rápido abrazo, Bridget me dejó sola. Todavía vistiendo

pantalones vaqueros y el jersey que había llevado al instituto, me miré

en el espejo. La misma vieja ropa, el cabello y gafas como cualquier

otro día tendrían que ser suficientes.

Sonó el timbre y el sonido de los tacones de mamá hizo un ruido seco

en el suelo. Oí la puerta abrirse y voces llegar del nivel inferior.

—Nena —gritó mamá en la parte inferior de la escalera. Salí de mi

habitación en el momento justo—. Vamos hacia abajo, cariño.

Bajé las escaleras lentamente, alcanzando finalmente el vestíbulo.

Mamá llevaba un hermoso vestido negro con su cabello rubio cayendo

por la espalda. Me lanzó una mirada de desaprobación; estaba furiosa

porque no me había cambiado.

Page 43: The new girl -Tracie Puckett

—¿Dónde está Calvin? —le pregunté, haciendo caso omiso de su

decepción.

—Él trajo su famoso pastel de manzana para el postre. Lo está llevando

a la cocina.

—¿Y su hermano?

—Aparcando el coche.

—Aparcando el… dijiste hermano pequeño, ¡como si fuera un niño!

—No, nena. Él está aquí para ti, gansa tonta.

—¿Para mí?

—Para hacerte compañía —dijo—. Como una cita doble, querida.

—Mamá —dije sacudiendo la cabeza—. No estoy interesada…

El timbre volvió a sonar y a su favor, estaba a cinco segundos de

golpearla en plena cara.

Un hombre, que sólo podía suponer era Calvin, volvió a entrar en el

vestíbulo de la cocina. Apoyó la barbilla en el hombro de mamá y le dio

un suave beso en la mejilla. Ignoré el sentimiento de repulsión y abrí la

puerta, sintiendo una niebla súbita establecerse en mi cerebro.

—Adelante, adelante. —Mamá pasó más allá de mí y dio la bienvenida

al hombre en la casa. Era alto, moreno, guapo... y bien entrado en sus

veinte. Su pelo no estaba ordenado, sino un poco desordenado después

de un largo día. Vestía unos vaqueros azul oscuro a medida y una

camisa blanca abotonada. Traté de no mirar, pero nuestros ojos se

encontraron por segunda vez, él sonrió y bajé la cabeza.

Esto era un desastre esperando a suceder.

—Nena —dijo mamá—. Este es Calvin. Y este… —Le dio un codazo al

hombre que estaba a su lado—. Es Alex.

—Alex —dije lentamente—. Bien, bien. Sí. Uh, mamá, ¿puedo hablar

contigo un segundo?

Page 44: The new girl -Tracie Puckett

Sin darle tiempo para responder, me escabullí del vestíbulo en la sala

de estar.

—Nena. —Me regañó mientras me seguía—. ¡Qué grosera!

—¡Mamá! —grité—. ¿Qué está pasando en ese pequeño cerebro tuyo?

—Parecía sorprendida de que no estuviera tan feliz con su plan en

marcha.

—¿Tienes alguna idea de cuántos años tiene? ¿O cuántos años tengo?

¡Diecisiete! ¡Una menor! Y Dios... No puedo salir con él, ¿me estás

tomando el pelo? Él es…

—Cálmate, nena —me interrumpió—. Cumplirás dieciocho años en tan

sólo unos meses y eres un año más vieja de lo que yo era cuando

naciste. Eres hermosa, madura, inteligente.

—No estoy cuestionando mis buenas cualidades —le interrumpí—. Me

estoy cuestionando la calidad de tu juicio. Esto es altamente

irresponsable.

—Es sólo una noche, nena. Calvin ya había hecho planes con Alex. No

quería dejarlo tirado, así que le pidió que nos acompañara.

Simplemente ayuda a mamá, ¿de acuerdo? Por lo menos hazle

compañía.

Respiré hondo y cerré los ojos.

—Mamá, detente. Necesito que me escuches.

—Él es lindo, ¿uh? —Giró sobre sus talones y desapareció de nuevo en

el vestíbulo.

—Sí —le dije a nadie más que a mí misma—. Absolutamente

guapísimo.

Salí de la sala de estar, más allá de la puerta de entrada, en la cocina.

Calvin se inclinó degustando la pasta de mamá. Se puso de pie con sus

manos apretadas a los costados y los dedos cruzados.

Page 45: The new girl -Tracie Puckett

—Está delicioso. —Él besó su mejilla antes de volver a encontrarse con

mi mirada—. ¿Nena?

—Steph.

—Steph —señaló. Estudió mi rostro durante unos minutos, me recordó

a cómo Nate lo había hecho el primer día de instituto y luego extendió

su mano para estrechar la mía—. Es un placer conocerte al fin.

Calvin era guapo, igual que su hermano, aunque un poco más macizo y

poseía una mandíbula más fuerte.

—Alex se ha ido al comedor, nena. Debes seguir adelante y reunirte

con él, la comida estará en breve.

Respiré hondo y empujé la puerta que separaba las dos habitaciones.

Alex se sentó frente a mí, de espaldas a la ventana. Sacudió la cabeza y

se mordió el labio inferior, haciendo a mi corazón latir un poco

demasiado duro.

Jodidamente guapo. Jodidamente bien parecido. Alexander Rivera era,

sin duda, el hombre más sexy que había conocido en mi vida.

—Señorita Ghijk —dijo con una sonrisa—. Esto puede ser muy bien la

cosa más extraña que jamás he dejado que mi hermano me

convenciera…

—Tengo una propuesta que hacer.

—¿Sí?

—Si no se lo dices, no voy a matarte.

Sus ojos se abrieron.

—Manejas un negocio duro —dijo—. ¿Por qué tanto secreto?

—Llámame egoísta, pero me está empezando a gustar la vida que

tengo en Webster Grove. Mamá, sin embargo, no necesita de mucha

persuasión para hacer las maletas y salir a su antojo.

—¿Y dónde encajo yo en todo eso?

Page 46: The new girl -Tracie Puckett

—Caroline Ghijk vive en su propio mundo, señor Rivera —dije—. Ella

no puede soportar la humillación o el rechazo y ve cualquier

negatividad como munición para arrancar y empezar de nuevo.

Imagínate como se sentiría si se enterara de que dejó a su hija

adolescente en una cita a ciegas con su profesor de inglés.

—Técnicamente no es una cita —me corrigió, aparentemente

impresionado de que pensara eso—. Estoy solamente acompañando a

Cal…

—Pero es mi responsabilidad hacerte compañía.

—Está bien —dijo—, si eso es lo que quieres, entonces no decimos

nada. No es más que una noche.

—¿En serio? —pregunté y él asintió—. Está bien... así que, ¿te llamo...?

—Alex.

—De acuerdo.

—Entonces —dijo, mirando la silla junto a la suya—. ¿Te sentarás?

—Um... —Miré el espacio vacío y sacudí la cabeza—. No, estoy bien.

—Probablemente deberías tomar asiento, Steph. Hará esta noche

menos incómoda.

—Sabes, estoy bien de pie.

Bajó la cabeza y me miró.

—Steph.

Genial. Su voz de profesor funcionaba conmigo, incluso cuando no

estábamos en las aulas. Tomé su orden, me senté a su lado y miré el

plato vacío delante de mí. Golpeé mi pie en el suelo y lancé una rápida

mirada en su dirección. Como solía hacer, se mordió los labios.

—Así que, tu hermano —dije finalmente—. ¿Es un buen chico?

—El mejor.

Page 47: The new girl -Tracie Puckett

Más silencio. No sé cuánto duró, pero se sentía como horas, siendo

realistas, mi apuesta fue en sesenta segundos.

—Señor Rivera —dije en voz baja, finalmente encontrando el coraje

para hablar—. ¿Cómo eres capaz de estar aquí esta noche?

—Sé que es difícil para los estudiantes hacer la distinción —dijo—,

pero yo sólo enseño durante el día, Steph.

—No, quiero decir... ¿dónde piensa la señorita Holt que estás?

—Supongo que ella piensa que estoy en mi casa, clasificando papeles o

elaborando planes de lección.

—Pero ustedes dos no…

—Contrariamente a la creencia popular, Steph, Karen no es un objeto

de mi afecto. Ella y yo no estamos juntos.

—Pero todo el mundo dice…

—Sé lo que dicen —dijo, moviéndose en su asiento—. Estás en el

instituto. Deberías saber a estas alturas que no se puede creer la mitad

de lo que se escucha. Los rumores son desagradables, cosas

desagradables...

—¡La cena! —gritó mamá mientras ella y Calvin reventaban la

habitación con ensaladas, pasta y pan. Después de que tomaran asiento

y la comida fuera pasada alrededor y repartida equitativamente entre

los cuatro platos, la rutina familiar comenzó.

—Nena, ¿tienes alguna pregunta para Calvin? —Di un mordisco e

ignoré su pregunta—. ¿Cualquier cosa?

—Hmm, vamos a ver —dije, fingiendo pensar mucho—. ¿Eres un

asesino en serie?

—No —dijo Calvin, ampliando su mirada. El señor Rivera se rió junto a

mí y mamá frunció los labios.

—¿Violador?

Page 48: The new girl -Tracie Puckett

—¡Por supuesto que no!

—¿Casado?

—No.

—¿Homosex…?

—Es suficiente, nena —gritó mamá. Se tomó un momento para

serenarse y luego dijo—. Me refería a preguntas serias.

—En mi defensa, ninguna de esas preguntas iban en tono de broma.

—No pasa nada, Caroline —dijo Calvin.

—No, sí que pasa. Ambos significan mucho para mí y apreciaría

realmente que desearais tomaros el tiempo de conoceros los unos a los

otros.

El dolor brilló a través de sus ojos.

—¿De dónde eres? —le pregunté, complaciendo a mi madre. Además,

Bridget estaría encantada de saber que finalmente...

—De aquí mismo, de Webster Grove —dijo Calvin, tomando un bocado

de la ensalada que había ayudado a mamá a preparar—. Nacido y

criado.

—En una escala más grande, sin embargo, ¿y tus padres? ¿De dónde

son?

El señor Rivera sonrió y bajó la cabeza.

—Nuestros abuelos son cubanos.

Y con eso, treinta minutos pasaron lentamente. El profesor guapo y yo

apenas hablamos una palabra el uno al otro ni a mamá o Calvin. Los

tortolitos nunca apartaron la mirada el uno del otro; estaban

aparentemente patas arriba y en total ignorancia del mundo que les

rodeaba.

Page 49: The new girl -Tracie Puckett

—¿Quién está listo para el pastel? —preguntó Calvin después de que

los platos de la cena estuvieran limpios.

—¡Yo! —mamá saltó en su asiento y aplaudió con sus manos, dando

una extraña impresión de Rachel Canter, mejor aún, Bridget. El señor

Rivera y yo compartimos una mirada que me dijo que había estado

pensando lo mismo. Con una pequeña risa, nos volvimos a Calvin y

colocamos nuestros pedidos.

Calvin recogió los platos sucios y desapareció en la cocina. Regresó

unos momentos después, balanceando cuatro platos pequeños con una

sola rebanada de pastel de manzana cada uno. Los pasó alrededor y

reclamó su silla al lado de mamá.

—Come, cariño.

—Cal hace un pastel increíble —dijo el señor Rivera con la boca llena.

Como era de esperar, era hermoso, incluso cuando estaba desaliñado.

—Estoy de acuerdo —dijo mamá, apretando la mano de Calvin—. Es

un genio en la cocina... y en la cam…

—No digas eso, Caroline —le advertí—. No te atrevas a decirlo.

La sala se quedó en silencio otra vez mientras los hermanos Rivera

miraban entre las mujeres Ghijk. El silencio permaneció durante otros

dos minutos. Saboreé cada bocado, sabiendo que cuanto más rápido

comiera, más pronto el señor Rivera tendría que irse. A decir verdad,

había disfrutado con su compañía.

Levanté el tenedor y tomé el bocado final, sabiendo que no podía durar

para siempre. De un momento a otro, un dolor punzante me atravesó la

boca.

—¡Mierda!

La mano del señor Rivera aterrizó suavemente en mi espalda.

—¿Steph?

Page 50: The new girl -Tracie Puckett

—Sangre —dije, pretendiendo una observación silenciosa. El punzante

dolor y sangrado de encías me distrajo de disfrutar de lo que podría

haber sido un momento mágico de comodidad del hombre sentado a

mi lado. Pasó su mano por mi espalda y me miró con preocupación.

Escupí el pastel masticado en la mano y encontré, mezclado entre los

pedazos de manzana, un anillo de diamantes de gran tamaño.

Calvin hundió la cabeza entre sus manos.

—Idiota. —Se regañó a sí mismo.

—Creo que te pertenece a ti. —Le pasé el anillo a mamá y limpié mi

mano en una servilleta de tela.

—¿Calvin? —Cuestionó la joyería con los ojos muy abiertos.

—Caroline —dijo de rodillas en el suelo.

—Oh, vamos —dijo su hermano—. Cal, levántate.

—Caroline —continuó Calvin, haciendo caso omiso de la objeción de su

hermano—. Sé que no nos conocemos el uno al otro hace mucho.

—Tres semanas —intervino el Sr. Rivera de nuevo.

—Pero nadie más en el mundo alguna vez me ha cautivado como tú lo

haces, amándome como eres y completamente cada centímetro de mi

corazón y mi alma...

—Una vez más —dije—. Sólo tres semanas.

—Nena, por favor —suplicó mamá—. Calla.

No fue hasta que su pulgar comenzó a frotar mi hombro que me di

cuenta de que la mano del señor Rivera seguía plantada firmemente en

mi espalda. Lo miré y me miró, lo que provocó un momento de

innegable atracción. Necesitaba consuelo y algo en su toque me dijo

que entendía eso.

La voz de Calvin me devolvió a la realidad.

—Caroline Ghijk —dijo Calvin—. ¿Quieres casarte conmigo?

Page 51: The new girl -Tracie Puckett

El momento en que la palabra sí se deslizó de sus labios, estaba fuera

de mi silla y salí de la habitación. No podía ser. No podía ocurrir. Por

encima de mi cadáver.

Page 52: The new girl -Tracie Puckett

Traducido por Pandora Montgomery & Caro_Chan

Corregido por Jut

Martes, 27 de septiembre

—¿Qué pasa, Steph? —preguntó Bridget.

Me precipité escalera arriba y llamé a la cámara web tan pronto como

mis dedos podían moverse.

—No vas a creer la noche que he tenido —dije entre lágrimas—. ¡Él le

propuso matrimonio, Bridget! ¡Matrimonio!

—Vaya, Steph... ¿Qué dijo ella?

—¡Sí!

—No... No lo hizo —dijo Bridget, bajando la cabeza—. Oh, Steph. Lo

siento mucho. ¿Estás bien?

Con la luz de tres golpes en la puerta, el señor Rivera sacó la cabeza por

la puerta.

—¿Steph? ¿Todo bien?

Cambié el ordenador sobre el escritorio, en frente hacia la ventana. En

el otro extremo de la habitación, se mordió el labio y se apoyó contra el

marco de la puerta mientras miraba mis manos en mis rodillas,

rezando para que Bridget no lo hubiera visto ni oído.

—¿Quién fue?

Page 53: The new girl -Tracie Puckett

—¿Eh? —le dije, ahora mirando hacia atrás en la pantalla.

—En la puerta —dijo—. Alguien acaba de entrar.

—Oh —Negué con la cabeza—. Era sólo la radio.

El Sr. Rivera contuvo una risa y pronunció “¿la radio?". Me encogí de

hombros y me giré de nuevo a Bridget tal como ella negaba con la

cabeza.

—No, Steph. Te juro que acabo de ver al Sr. Rivera en tu habitación —

dijo—. ¿Estás segura de que no está ahí?

Reí nerviosamente, mirándolo por encima del equipo. Él todavía estaba

apoyado en la puerta, voluntariamente escuchando a escondidas la

conversación.

—Bridge, vamos, ¿por qué iba a estar en mi habitación?

—No tengo ni idea, pero te juro que vi su rostro.

—Oh, bueno, sí... su rostro, seguro... pero no... a él. —¡Mierda!, ¿a dónde

iba yo con esto? Debió de haber estado preguntándoselo también,

porque se puso un poco más alto y escuchó con atención—. Yo... tomé

una foto de él en clase el otro día e... hice un póster de tamaño-

completo para la pared.

—De ninguna manera —dijo, casi saltando en su silla—. Pero no

recuerdo haberlo visto antes.

—Lo colgué después de que te fuiste. No pensé que lo entenderías.

—¿Entender? Cariño, ese hombre es el padre de mis futuros hijos.

—Bridge —le advertí mientras el Sr. Rivera se llevaba la mano a la

boca para contener la risa—. No digas otra palabra.

—Oh, ¡vamos! Incluso admite que es más sexy que…

—¡Bridge!

Page 54: The new girl -Tracie Puckett

—Está bien, está bien —dijo, lanzando sus manos en alto—. Tú te lo

pediste primero

—Nunca me lo he pedido —le dije, más para beneficio de él que de ella.

Mis ojos se encontraron de nuevo con los de él y miré fijamente a

Alexander Rivera. Bridget siguió hablando, pero sus palabras se

perdieron en mí. No podía dar sentido a nada, excepto lo

increíblemente hermoso que era el hombre que estaba en mi puerta.

—¿Steph? —dijo Bridget—. Ho-laaa.

—¿Eh? —Llevé mi atención a ella.

—¿Mirando al Sr. Rivera?

—Ya te lo dije, Bridge. No está aquí.

—Me refiero al poster, Steph. Jesús. ¿Está todo bien?

—Bien. —Asentí con la cabeza—. Sólo estoy nerviosa. Escucha, me

tengo que ir. Dile a Nate que le envié saludos y no te olvides de los

diseños de mañana.

—Está bien —dijo—. Llámame si necesitas algo.

—Lo hare. —Terminé la sesión y apagué el equipo como una

precaución adicional. Levanté la vista hacia mi maestro y fruncí los

labios—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Caroline me pidió que viniera y ver cómo estás.

—¡Ja! Bobo —le dije, sacudiendo la cabeza. Me acerqué a la ventana de

la bahía y me senté—. Ella no quería que vinieras aquí y viera cómo

estaba. Ella sólo quería deshacerse de ti para poder estar a solas con

Calvin.

—Lo supuse —dijo, empujándose a sí mismo fuera del marco de la

puerta—. ¿Te importa si me siento contigo un segundo?

Page 55: The new girl -Tracie Puckett

—Puede ser. —Lo mire fijamente fuera en el gran roble, deseando

tener las agallas para saltar. Los problemas serían mucho más fáciles

de ejecutar si tuviese la mitad del descaro que se requiere para abrir el

cerrojo, saltar y desplazarme hacia abajo... pero, a diferencia de mamá,

realmente nunca me preocupaba mucho por empezar de nuevo. Pero

esta noche, por alguna razón... la idea de dejar Webster Grove en el

polvo nunca había sonado mejor.

—Te habría advertido sobre la propuesta si lo hubiera sabido.

—Lo sé —dije, volviéndome hacia él y empujando mi voluntad para

correr a un lado. Si nada más pudiera dejar de pensar como Caroline.

El señor Rivera se sentó a mi lado y apoyó su espalda en la pared

lateral.

—Steph —dijo, sus ojos mostraban una preocupación genuina—. No

puedo prometer que esto pasará al olvido, pero te puedo asegurar que

Cal es un hombre maravilloso. Es un poco tonto, un poco demasiado

agradable a veces y un protector endiablado. Sé que estás preocupada,

pero realmente creo que va a ser bueno para Caroline, pequeña.

—Me gustaría poder decir lo mismo de ella por él.

El señor Rivera no discutió. De hecho, ambos nos sentamos en silencio

durante unos minutos, probablemente de acuerdo en que yo tenía

razón, Caroline tiene el potencial de arruinar la vida de Calvin que tan

difícilmente había trabajado para construir por sí mismo.

—¿Qué está pasando, Steph? —La mano del señor Rivera encontró el

lugar familiar en mi espalda—. ¿Estás preocupada por ella, o hay algo

más?

—Sostengo su espalda —le dije, jugando con mis dedos—. Lo único

que quiere es lo que todos tienen, pero nunca ha sido tan fácil. Las

cosas han sido difíciles para ella, duro para nosotras dos. Y ella siente

que siempre defrauda a alguien... y entonces yo, de algún modo,

termino teniendo la culpa. Como esta noche —dije, levantando la vista

Page 56: The new girl -Tracie Puckett

de mis manos para mirarlo a los ojos—. Si me opongo al compromiso y

ella y Cal terminan separados, sería inevitablemente mi culpa. Nunca

viviría hacia abajo, no por el resto de mi vida.

—¿Qué hay de lo que quieres? —se preguntó—. ¿Eso no importa?

—Eso nunca ha sido importante.

—Debe ser lo más importante, Steph. —Me aseguró, aún recorriendo

su mano por mi espalda. De repente, las cosas ya no parecían tan

amables. Mi cuerpo se llenaba de calidez, también superado por su

tacto.

Mi corazón se estrelló contra mi pecho. Su caricia interpuso un

escalofrío que me recorrió la espalda, provocando la piel de gallina en

cada superficie de mi piel. El calor corría por mis venas, recordándome

lo cerca que estaba dejándole ir a este hombre. Mi respiración ya no

era constante, y por la mirada de sus ojos, él había reparado en mi

repentino cambio de actitud—. ¿Qué tienes en mente, pequeña?

—Cosas… —Tragué saliva y respiré hondo—. Cosas que no deberían

ser.

—Fácil solución —dijo, como si comprendiera mi conflicto interno.

Cruzó la habitación y cogió la cartera que le había dado en las

audiciones de Romeo y Julieta—. Bueno, he querido preguntarte...

¿diseño de ropa? ¿Qué te inspiró eso?

—Es una historia estúpida.

—Tengo tiempo —dijo, sentado en la esquina de la cama. Pasó a través

de las páginas del libro y sonrió—. ¿Entonces?

—Es un poco infantil.

—¿Por qué tendría eso que molestarme?

—Porque —le dije, sonriendo—. Eres... tú. —Se encogió de hombros

como si mi respuesta no era lo suficientemente buena, así que elaboré

Page 57: The new girl -Tracie Puckett

una—. Eres un adulto... un chico... lo normal. Te lo prometo, no lo

entenderías.

—Pruébame.

Sentí que no iba a renunciar hasta que le hubiera dicho algo, así que

tomé una respiración profunda y dejé caer mis hombros.

—Está bien. Está bien —le dije, tratando de que la tensión de la noche

se desvaneciera—. Um, vamos a ver. La televisión no me interesaba,

que probablemente era algo bueno ya que no tenía. Estaba inquieta,

siempre buscando algo que hacer. Y hace unos nueve años, le rogué a

mamá que me llevara a la biblioteca para pasar el tiempo. Me permitió

visitarla, pero había reglas estrictas que guían ese privilegio; Tenía

treinta minutos supervisados cada lunes y nunca se me permitió

registrarme para obtener una tarjeta. Esto significaba que si quería

leer un libro que había esperado tenía que leer pequeños trozos cada

semana hasta que finalmente lo terminaba.

—Suponiendo que no se había extraído en el momento en que

regresabas —agregó.

—Exacto —continué, pero no sin darme cuenta de lo que

increíblemente fácil que era hablar con él—. Una tarde encontré algo

en la sección de no-ficción. Me encontré con este libro; sólo lo saqué

del estante porque era morado, me lo llevé a donde estaba leyendo.

Abrí el libro con ninguna idea de que esperar. Resultó ser una

autobiografía que una mujer había escrito para contar todos sus logros

de inmigrante sin un centavo a una mundialmente renombrada

magnate de la moda.

—¿Y ella te inspiró?

—Después de veinticinco años de que le cerraran las puertas en la cara

tomó la industria de la moda. No le importaron las críticas. Ella probó

que la persistencia paga y ahora tiene un imperio de diseño global que

da empleo a cientos de diseñadores mundialmente.

Page 58: The new girl -Tracie Puckett

—¿Por eso dibujas?

—De algún modo, supongo —dije—. Fue la primera mujer en mi vida

que me mostró los beneficios del trabajo duro y la persistencia en el

camino de realizar sueños. No crecí con una madre de fuerte y

descarada voluntad, confiada como Adriana Holbrook. —El Sr. Rivera

se enderezó en la silla y se inclinó hacía adelante, todavía oyendo—.

Me quedé atorada con Caroline Ghijk, la cobarde reina fugitiva. Me

prometí a mí misma con apenas nueve años que yo no sería como mi

madre. Juré que sería tan buena o incluso más que Adriana.

El Sr. Rivera se sentó sonriente, pasando las hojas de su portafolio.

—¿Tú piensas que eso es infantil?

—Un poco.

—¿Por qué?

—Porque… es acerca de probar algo. Quiero decir, idealmente, se

supone que debes trabajar en algo que sea tu pasión, ¿no?

Unos ligeros golpes en la puerta interrumpieron su respuesta.

—¿Todos decentes? —preguntó mamá, asomando su cabeza por la

puerta sin previo aviso.

¿Qué pensaba exactamente que se iba a encontrar?

Entró, todavía admirando el anillo de diamantes en su dedo.

—¡Oh Alex! —Se sentó al lado del Sr. Rivera en la cama—. ¿Los

garabatos de mi nena no son adorables?

Volteé mi cabeza y mire por la ventana. Garabatos. Mi corazón cayó en

picado ante ese comentario que no era intencional, pero aun así

insultante. Después me tuve que recordar que la habilidad de mamá en

lo que concierne a temas de soporte emocional estaba justo encima de

su talento para permanecer inexistente.

Page 59: The new girl -Tracie Puckett

—Sus diseños. —La corrigió, ahora mirándome. A través del reflejo de

sus lentes, lo miré mientras él me miraba directamente a mí—. Son tan

increíbles como ella.

Miércoles, Septiembre 28

—¡Ahí estás! —gritó Bridget mientras caminaba hacía la clase—.

Estaba preocupada de que no fueras a venir.

—Perdón, se me hizo tarde —dije, mirando al asiento vacío junto al

mío. La campana iba a sonar en cualquier segundo y Nate no se

encontraba en ningún lugar. Señalé el escritorio—. ¿Dónde está?

Bridget se encogió de hombros.

—No lo sé. Le he mandado tres mensajes y no me ha respondido.

—Buenos días —dijo el Sr. Rivera, cerrando la puerta—. Pásenlos al

frente.

Todos hicieron lo que él dijo. Nadie lo cuestiono a él o a su política de

cero tolerancia, en vez de eso, los estudiantes empezaron a enviar

papeles hacía delante sin un momento de vacilación.

—Tal vez no entró porque no hizo el ensayo —susurró Bridget.

En ese momento Nate entró. La clase lo miro. Completamente

empapado de pies a cabeza. No había duda de que se había caído,

víctima de la lluvia torrencial del exterior. El Sr. Rivera se giró y alzo

una ceja.

—Perdón por llegar tarde Sr. R —dijo Nate—. Llegué aquí lo más

rápido que pude… tenía algo que atender esta mañana.

—¿Alguna dilación con su ensayo, Sr. Bryan?

—No señor. —Sus deportivas mojadas rechinaron en el piso mientras

se dirigía a su asiento. Se deslizó detrás de su escritorio y sacó la tarea

de su mochila.

Page 60: The new girl -Tracie Puckett

—Absolutamente no, Nate —dijo el Sr. Rivera—. Conoces las reglas,

vas a tener que esperar fuera en el pasillo.

—Sr. R, hombre —dijo Nate—. ¡Vamos! No está escuchando hermano.

¡Estaba fuera de mi control!

La clase empezó a susurrar, perdiendo interés en lo que ocurría con

Nate y el Sr. Rivera. Nuestro maestro alzo la mano y los estudiantes se

callaron de nuevo.

—Sr. Bryan —dijo, dejando caer su cabeza—. Si usted me puede

convencer de que cualquier cosa que tuviera que hacer esta mañana

era más importante que llegar a clase a tiempo, olvidaré su tardanza.

Treinta segundos. Empiece a hablar.

—Es así Sr. R. Unos idiotas empapelaron mi casa anoche, mi madre no

me dejó ir a la escuela hasta que cada cuadro estaba fuera del tejado y

de los árboles. No sé cómo se lo perdió, hermano. Cualquiera que

pasara por Main podría claramente verlo.

Bridget se carcajeó con el resto de la clase. Mis ojos se encontraron con

los del Sr. Rivera sólo un momento y luego se volvieron a centrar en

Nate.

—No deje que vuelva a suceder.

Rachel aclaró su garganta mientras Nate tomaba su lugar.

—Perdón, Sr. Rivera —dijo, moviendo su cabello—. Pensé que su regla

era… ¿tolerancia cero? No recuerdo que usted me perdonara por llegar

tarde en el día dos.

—Con todo el respeto, Srta. Canter, una uña rota no constituye una

emergencia. —Rachel puso sus ojos en blanco—. Ahora, si no le

importa, me gustaría continuar mi clase.

Con una mirada final en mi dirección, se giró hacia el pizarrón,

empezando a escribir, sin saberlo, dejando ver una de sus mejores

cualidades. Gracias a dios por los pantalones ajustados.

Page 61: The new girl -Tracie Puckett

—Deberías tomarle una foto a eso —susurró Bridget, mirando

intensamente la espalda de nuestro profesor. Ambas sonreímos y Nate

se enfurruño.

El tiempo pasó y la clase acabó con el usual toque de campana. Los

estudiantes llenaron los pasillos. En unos momentos, Bridget, Nate y yo

éramos los únicos que quedaban en el salón del profesor.

—Srta. Ghijk —dijo el Sr. Rivera—. ¿Puede quedarse unos momentos?

Srta. Wright, Sr. Bryan, ella los alcanzara en unos momentos.

Bridget y Nate intercambiaron una mirada curiosa y se movieron

rápido al pasillo, dejándome sola son el profesor.

—¿Si? —pregunté, sosteniendo mis libros contra mi pecho.

—¿Todavía piensas que yo no comprendería unas niñerías?

—No, señor —dije sonriendo—. Sí pienso que nos excedimos.

—Déjeme asegurarle que no lo hicimos —dijo, restringiendo una

carcajada—. Vivir cuatro años al lado de Nate ha sido una pesadilla. Lo

veía venir.

Abracé mis libros más fuertes. Recordando las tardías horas de la

noche que había pasado con el Sr. Rivera.

Él y Calvin habían estado fuera por una hora. Yo ya me había puesto mi

pijama cuando oí unos golpes en mi ventana. Miré hacia afuera para

encontrar a mi maestro colgado de una rama del árbol de roble. Me

dijo que me pusiera un par de zapatos y me encontrara con él en la

parte trasera… aparentemente necesitaba mi ayuda para algo.

Caminamos por la acera en la noche, sólo con la guía de unos pocos

focos. Cuando llegamos a una pequeña casa de un piso en la acera, el Sr.

Rivera sacó unas llaves de su bolsillo y abrió la puerta de enfrente. Me

hizo esperar en el porche mientras él desaparecía dentro. Momentos

después, regresó con muchos… rollos de papel de baño.

—¿Qué está pasando? —le pregunté.

Page 62: The new girl -Tracie Puckett

—Se lo voy a devolver. —No sonaba como el maestro que me había

acostumbrado a ver cada mañana. Él era… normal… descuidado… sólo

otro chico.

Caminando a la casa de su vecino, cargando incontables rollos, nos

detuvimos para hacer un plan; el tomaría el lado izquierdo y yo el

derecho.

—Espera —dije, antes de que tirara su primer rollo—. ¿Por qué

estamos haciendo esto?

—Este niño ha estado empapelando mi casa durante años —dijo—. Le

dije que su día llegaría. —Me guiñó un ojo—. ¿Lista?

Asentí, sin duda intrigada por la chispa infantil en sus ojos cada vez

que lanzaba un rollo. Lo miré, admirando el esfuerzo que hacía para

probar lo poco que le importaba… Sólo porque dije que él no

entendería algo juvenil.

Sólo quería probar que estaba equivocada.

Tomó tres minutos cubrir la casa entera y los dos árboles. Y después de

que la decoración estuviera completa, el Sr. Rivera me llevó a casa, los

dos riendo por nuestra inmadurez. Se aseguró que subiera al árbol y

entrara a mi cuarto a salvo. Cerró la ventana, sonrió y desapareció en la

noche.

Devolviéndome a…

—¿Por qué no me dijiste que era Nate?

—Pensé que sería más divertido de este modo.

—Bueno. —Asentí. Me esforcé por no contagiarme de su sonrisa, pero

no pude—. Felicidades, usted tenía razón.

Me giré para salir del salón mientras él empujaba la silla hacia atrás

para levantarse.

Page 63: The new girl -Tracie Puckett

—Tengo algo para ti —me dijo, haciendo que me detuviera. Mire como

tomaba una carpeta de la parte superior de su escritorio y me la

daba—. Tomé la libertad de sacar algo de información de internet ayer

por la noche.

—¿Qué es esto?

—Una solicitud para un programa de diseño.

—Gracias, pero he aplicado para estos millones de veces y nunca me

han aceptado.

—La persistencia se paga, ¿no?

No podía discutir. ¿No era yo la que había dicho lo de la importancia de

la persistencia la noche anterior?

—Gracias. —Con el sobre en la mano, me giré hacia la puerta. Cuando

llegué a la entrada mire atrás y sonreí—. Esto es realmente dulce de su

parte, Sr. Rivera.

—Alex —dijo—. De nada, Steph.

Page 64: The new girl -Tracie Puckett

Traducido por nessie

Corregido por Angeles Rangel

Miércoles, 12 de octubre

Habían pasado dos semanas desde que el Sr. Rivera me dio la solicitud

para el programa de diseño; la cual, por cierto, resultó ser del

Internado de Verano de Adriana Holbrook en París. En el sobre, incluía

una carta de recomendación y una invitación a uno de los ayudantes de

Adriana para asistir a la producción de estreno de Romeo y Julieta para

ver los diseños de vestuario (gastos de viaje pagados de su propio

bolsillo). Sinceramente le había dado las gracias un millón de veces y

de pasada tomé su consejo y apliqué para uno de los lugares libres.

Puse la propuesta de diseño y envié la información el viernes siguiente.

La anticipación de la audiencia era a la vez emocionante y angustiante.

Yo no había visto al Sr. Rivera fuera de la escuela desde la noche que

podamos el césped delantero de Nate. Su actitud en el aula seguía

siendo profesional, sólo me hablaba si yo lo hacía y viceversa. No hubo

más retenciones después de la clase, ociosas caricias de nuevo y muy

pocas sonrisas enviadas en mi dirección. Mantuvo la distancia durante

el ensayo de producción, pero eso no quiere decir que no me hubiera

atrapado mirándole de vez en cuando.

—Eso es todo por hoy —dijo la Srta. Holt cuando los actores

terminaron de ensayar el final del V acto—. Mañana pondremos todo

junto. El viernes añadiremos luces. Continúen trabajando en sus frases

el viernes y el fin de semana. Nota: el lunes es nuestro primer ensayo

con vestuario. Srta. Ghijk —dijo, girando en mi dirección—. Vamos a

Page 65: The new girl -Tracie Puckett

agilizar el trabajo y tenerlo listo. Recuerden, sólo quedan dieciséis días

hasta la noche del estreno.

—Equipo, aún les quedan sesenta minutos. También necesitamos

algunos actores voluntarios para quedarse una hora extra para ayudar

a terminar la construcción del set —agregó el Sr. Rivera—. A menos

que la Srta. Holt tenga algo más que añadir, pueden irse.

—Yo me quedo —dijo Bridget.

—Yo también —siguió Nate.

—Cualquier cosa por usted, Sr. Rivera —añadió Rachel desde un lado.

Atrapé a Bridget mirando a Rachel y tuve que reír. La paciencia con su

suplente estaba yéndose poco a poco. Desde que la lista de reparto

subió hace cuatro semanas, Rachel había estado incansablemente

memorizando las líneas y bloqueando el escenario en caso de que

Bridget accidentalmente se cayera, muriese y necesitaran un

reemplazo inmediato.

Y mi paciencia con la Srta. Holt era igualmente comparable. Como la

Srta. Rubia y alegre había recordado bruscamente a toda la sala, la

construcción de vestuario se movía mucho más lento de lo previsto. Yo

tenía un equipo de cinco estudiantes y sólo dos tenían algún tipo de

experiencia con la costura. La presión iba en aumento con el lunes

como fecha para reunirse.

—Srta. Wright —dijo Rivera a Bridget—. ¿Tiene usted alguna

experiencia en vestuario?

—Sí, señor —respondió ella—. Trabajé en los disfraces para las

producciones de mi primer año.

—Voy a tomar sus servicios voluntarios, pero la pondré con Steph.

Averigüe cómo puede ayudar y póngase a trabajar.

Los pocos actores que se ofrecieron a quedarse ayudaron al Sr. Rivera,

a la Srta. Holt y al equipo original de construcción. Bridget se unió a mí,

sentándose en una mesa en la parte trasera del auditorio. Había tres

Page 66: The new girl -Tracie Puckett

grandes máquinas de coser puestas y sólo un ayudante apoyando,

mientras que el resto estaba sentado charlando y jugando con sus

teléfonos.

—¿Qué necesitas que haga? —preguntó Bridget.

—En este momento... no hay mucho que alguien más puede hacer.

—¿Te importa si me quedo a charlar? Yo realmente no quiero ayudar

con el escenario de todos modos.

—Claro —le dije, todavía cosiendo.

—¿Has encontrado un vestido para el baile de bienvenida?

—No —le dije—. ¿Quién tiene tiempo para pensar en un baile cuando

su culo está al máximo?

—¿Cuántos te faltan?

—Seis.

—¿Eso es mucho?

—Déjame ponerlo de esta manera —empecé—. Si no tuviera un

informe de inglés para mañana y un examen de Física el viernes,

estaría bien. Pero ni siquiera he empezado una hoja de la clase del Sr.

Rivera y olvídate de estudiar.

—Por lo menos tienes el fin de semana.

—Sí, por lo menos —suspiré—. Así que, ¿cuáles son sus planes para el

baile?

—Nate y yo nos vamos a saltar el partido de fútbol y sólo iremos al

baile.

Bridget y Nate tenían una tradición de muchos años, durante los

últimos ocho bailes, escuela secundaria incluida, de asistir a todos y

cada uno juntos.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

Page 67: The new girl -Tracie Puckett

—Tal vez —bromeó.

—¿Cuándo vas a contárselo?

—No lo sé. —Se encogió de hombros—. Es posible que nunca...

Bridget y yo nos sentamos charlando, riendo y hablando durante la

siguiente hora. Cuando llegó el momento de terminar la noche, la Srta.

Holt bajó del escenario luciendo su mejor actitud.

—Es hora de empacar, señores —dijo ella, con un teléfono en la

oreja—. No, mamá, ya te dije que no puedo —decía en el teléfono.

Mientras se alejaba, oí claramente que decía:

—Porque Alex me lleva a cenar.

Sin decir una palabra, me puse a ordenar el material sin usar y colgar

los trajes terminados del bastidor giratorio. Cerré los ojos, conteniendo

las lágrimas. Karen no es un objeto de mi afecto, me acordé de lo que

dijo. Y sin embargo, allí estaba ella... preparándose para ir a cenar con

él.

Un gran vacío se instaló en la boca de mi estómago, pero no podía

entender por qué.

—¿Estás bien? —preguntó Bridget.

—Sí.

—Me pregunto quién es Alex —dijo Bridget, ayudando a colgar los

trajes—. Supongo que ella superó su obsesión con el Sr. Rivera.

—Alex es el señor Rivera —le espeté.

—De ninguna manera —dijo—. ¿Está segura? —Cuando no respondí,

ella me tocó el hombro con entusiasmo—. Tal vez están finalmente

saliendo. Nate ha estado sobre ellos desde segundo año.

—Cállate, Bridge —dije y de inmediato me arrepentí—. Lo siento... no

quise decirlo... Lo siento.

Page 68: The new girl -Tracie Puckett

Ella me miró con preocupación, poniendo su brazo alrededor de mí y

acercándome.

—¿Qué te pasa hoy?

—Dolor de cabeza —le dije, limpiándome discretamente una lágrima—

. Estoy estresada... siento haberte contestado.

—Lo que sea —dijo con indiferencia.

—Oh —le dije, más que dispuesta a cambiar de tema—. Pedí algo para

ti. —Saqué un tubo de cartón largo por debajo de la mesa y se lo di—.

Mantenlo cerrado hasta que llegues a casa.

—¿Qué es?

—Una sorpresa.

Giró el tubo en su mano varias veces, tratando de averiguar lo que

había dentro. De repente, su rostro se iluminó y ella saltó dos metros

en el aire.

—Oh, Dios mío —dijo—. ¿Es....= ¿De verdad? —Yo llevaba una sonrisa

a medias y asentí. Ella gritó y me abrazó de nuevo, casi rompiéndome

el cuello bajo su férreo control—. Te amo, Steph. ¡Te quiero, te quiero,

te quiero!

—Sí, sí, sí.

—Justo encima de mi cama.

—¿Eh?

—Estoy colgando al Sr. Rivera justo sobre…

—Mantenlo abajo o tomo el cartel de vuelta —le advertí—. Ahora, voy

a llevar estos trajes al salón de teatro. ¿Puedes empacar las últimas

máquinas, por favor?

—¡Sí, señora!

Page 69: The new girl -Tracie Puckett

Giré el bastidor por el pasillo y al final de la clase a la izquierda. Una

vez en la habitación, abrí el armario de vestuario y deslicé de la ropa

dentro. Cerré la puerta y fui rápidamente a la sala para encontrar una

Bridget angustiada tonteando en la máquina de coser.

—No es tan difícil, de acuerdo, cariño. Debiste decirme que no sabías

cómo cerrarla. —Tomé una y solté la tapa de la máquina—. ¿Ves? Fácil,

pan comido.

Una lágrima corrió por su mejilla mientras ella se apartaba de la mesa.

—Nate le pidió a Rachel ir al baile.

—¿Qué? ¿Cuándo?

—¡Mientras no estabas! El Sr. Rivera preguntó a todos si tenían

grandes planes para el baile y Rachel casi gritó de alegría cuando dijo

que iba a ir con Nate.

—¿Le preguntaste al respecto? Tal vez sólo estaba tratando de

provocarte…

—Yo no pude. —Ella enjugó una lágrima—. Ya se ha ido.

—Bridge —le dije, abrazándola—. No dejes que esto te moleste hasta

que realmente sepas lo que está pasando. Habla con Nate. Estoy segura

de que hay una explicación…

—Él estaba enamorado de ella desde el sexto grado, Steph —dijo,

todavía secándose las lágrimas—. Esa es toda la explicación que

necesito.

—Oh, Bridge... —Abracé a mi mejor amiga y dejé que llorara en mi

hombro durante unos pocos minutos—. ¿Quieres venir esta noche?

Podemos hacer un poco de palomitas, ver una película. Olvídate de los

niños y la escuela; durante la noche…

—Pensé que tenías que escribir tu trabajo para inglés…

Page 70: The new girl -Tracie Puckett

—Mierda —dije, recordando de pronto mi increíblemente larga lista de

cosas por hacer—. Sí, creo. Pero ¿sabes qué? No te preocupes. Me

levanto temprano mañana por la mañana. No es gran cosa.

—¿Estás segura?

—Positivo.

Jueves, 13 de octubre

La alarma sonó a las cuatro de la mañana. Abrí los ojos y miré el reloj,

odiándome por posponerlo. Me levanté de la cama, fui al baño y tomé

una ducha rápida para ayudar a despertarme. De vuelta en mi

habitación, me senté frente a la computadora y me puse a trabajar. Mis

pensamientos estaban corriendo salvajes, inconsistentes y apenas

lógicos. Después de llegar al requisito de cinco páginas, miré el reloj y

me di cuenta que ya llegaba cinco minutos tarde a la clase del Sr. Rivera

de las 7:20.

Imprimí el ensayo, me colgué la bolsa, me metí en un par de zapatos y

salí corriendo a la escuela lo antes posible. En el momento en que

llegué a la clase, el Sr. Rivera estaba en sus quince minutos de lectura.

Sin querer interrumpir, me deslicé por la pared opuesta y esperé en el

pasillo hasta las 8:05. Sonó el timbre y la puerta se abrió. Los

estudiantes salieron y se fueron por caminos separados por cada

pasillo. Nate se fue con Rachel e ignoró mi saludo.

Bridget los siguió de cerca, sin notarme.

—Bridge. —Agarré su muñeca—. ¿Puedo hablar contigo un momento?

—No. Tengo un examen de francés que hacer.... —Obviamente su

humor no había mejorado mucho desde la noche anterior. Le di un

apretón rápido.

—Lo harás bien. Me pondré al día contigo en el almuerzo.

—Seguro —dijo ella, alejándose.

Page 71: The new girl -Tracie Puckett

Entré en el aula del Sr. Rivera y golpeé ligeramente la puerta abierta. Él

levantó la vista de su escritorio y levantó la ceja.

—Srta. Ghijk —dijo—. ¿Alguien llenó su casa de papel higiénico ayer

por la noche?

—No, señor —le dije, ignorando su sonrisa juguetona—. Lo siento, no

llegué a clase a tiempo…

—Le sucede al mejor de nosotros —dijo, echándose hacia atrás en su

silla—. ¿Qué está pasando?

—Me preguntaba si todavía podía entregar la tarea.... Sé que es tarde y

lo siento mucho…

—No es un problema —dijo—. Pero habrá una deducción de diez

puntos en tu calificación. —Le entregué al papel y me giré para salir—.

Steph —dijo, poniéndose de pie—. Lo siento. Por mucho que me

gustaría ayudarte, no puedo mostrar favoritismo.

—Sr. Rivera —le dije, mirando hacia atrás—. No espero un trato

preferencial. Esperé hasta esta mañana para hacerlo, así que... me

atengo a las consecuencias.

—¿Es por eso que llegaste tarde? ¿Estabas trabajando en el ensayo?

—Sí.

—¿Está todo bien... en casa? ¿Con Caroline?

—Sí. —Apreté los labios. Yo no quería ser breve, pero mis nervios

estaban de punta. Y la verdad, todavía estaba enojada por la llamada

telefónica que había escuchado la noche anterior.

—Entonces, voy a preguntar otra vez —dijo—. ¿Qué está pasando?

—Escuche, he estado despierta desde las cuatro. Estoy cansada, de mal

humor y, francamente, no estoy de humor para tener esta

conversación. Ahora, si no le importa, me tengo que ir a clase. No me

puedo permitir dos retrasos en un día.

Page 72: The new girl -Tracie Puckett

Giré sobre mis talones y me dirigí a la puerta.

—Una última cosa, Srta. Ghijk —dijo el Sr. Rivera mientras cruzaba el

umbral.

—¿Qué? —le pregunté, regresando para mirarlo de nuevo.

Él escribió algo en un pedazo de papel y me lo pasó, una nota,

disculpando mi tardanza al segundo período.

—Esto te dará tiempo —dijo, sonriendo—. Corre a casa y ponte

zapatos a juego, muchacha. La secundaria es un lugar terrible para

tomar decisiones equivocadas.

Miré a mis pies y cerré los ojos.

Mierda.

Page 73: The new girl -Tracie Puckett

Traducido por MaryJane♥

Corregido por bibliotecaria70

Miércoles, 19 de octubre

El comedor estaba iluminado cuando mamá, Calvin, Bridget y yo nos

sentamos alrededor de la mesa comiendo la famosa tarta de manzana

de Calvin. No necesité ningún recordatorio acerca de la primera vez

que probé el postre, pero no podía rechazar la oferta cuando él

preguntó. Honestamente, nunca probé nada tan delicioso en mi vida.

Todavía estaba enojada por la relación de mamá, pero lo estaba

tomando con calma. Como el Sr. Rivera prometió, su hermano era un

gran tipo. Y aunque todavía pensaba que la relación iba demasiado

rápido, había algunas ventajas. Por lo menos, tener a Calvin significaba

que en realidad podría empezar a comer algo más que basura

procesada y congelada.

—Apestan —dijo Bridget con la boca llena—. Cada vestido de la tienda

era feo, vulgar, de fulana o demasiado caro.

—¿Y ahora qué? —intervino Calvin, fingiendo estar interesado en su

búsqueda del vestido perfecto.

—¿Quién sabe? El baile es sólo en dos días...

—¿Qué tipo de vestido quieres? —pregunté. Había terminado el

vestuario final para Romeo y Julieta el domingo, sólo en el último

momento y mientras disfrutaba de un breve descanso, me encantaría la

Page 74: The new girl -Tracie Puckett

oportunidad de diseñar algo para Bridget—. Probablemente podría

hacer algo si te interesa.

—¿En serio? —preguntó Bridget—. ¿No estás ocupada?

—Lo estoy —admití—. Pero... vamos, B, eres tú.

—¡Genial! —dijo ella—. ¡Porque hay un diseño en tu portafolio que me

encantaría probar!

—Vamos a echar un vistazo.

Subimos a mi habitación, cerrando la puerta detrás de nosotras. Y cada

vez que entraba allí, no podía dejar de encantarme un poco

más. Quiero decir, paredes de color púrpura y un póster de Alejandro

Rivera eran inmejorables, ¿verdad?

Sí. Bien. En realidad había hecho uno por mí misma. Después de la

video-llamada con Bridget, no había manera de deshacerme de él. Y el

panorama no era tan malo. Para ayudar a llevar a cabo la pequeña

mentira que le había dicho esa noche, el señor Rivera me dejó echarle

una rápida y supuestamente inocente foto de él con mi teléfono antes

de salir en la noche del compromiso. Y... bueno, sí. Tener el póster en

mi pared se sentía infantil, pero daba un poco de consuelo, no

obstante. Y dado que mamá nunca se molestaba en venir, era una

cosa menos para explicar.

—Así que... ¿Calvin no te recuerda a alguien? —preguntó Bridget,

arrojándose sobre la cama y tirando de mi cartera.

—Como... ¿quién?

¡Ja! Como si no supiera las próximas dos palabras que iban a salir de su

boca…

—El Sr. Rivera.

—Supongo. —Me encogí de hombros—. No lo había notado.

—¿Qué? —preguntó—. ¿No ves el parecido? La piel, el pelo, los ojos, la

cara. ¡Diablos, incluso sus sonrisas! Podrían ser hermanos, Steph.

Page 75: The new girl -Tracie Puckett

Me encogí de hombros otra vez.

—Supongo.

Odiaba no decirle la verdad, pero a Bridget le encantaba hablar y

siempre he sido cuidadosa con su capacidad para mantener las cosas

en secreto. Aun así, sin embargo, no necesitaba ningún recordatorio de

lo mucho que Calvin se parecía a su hermano más joven y sexy. De

hecho, había tenido problemas para mantenerme en la misma

habitación con Calvin la mayoría de los días... el parecido era

demasiado insoportable.

—Calvin es chef, ¿verdad? —preguntó Bridget.

—Sí.

—Es una pena.

—¿Por qué es malo? —pregunté. Personalmente, estaba muy

emocionada con la idea de algunas comidas cocinadas en casa en mi

futuro.

—No está mal —dijo—. Sólo recuerdo que el señor Rivera hablaba de

su hermano una vez... pero estoy bastante segura de que había un

hermano menor que era policía, no un hermano mayor que era chef.

—Tienes bastante memoria, Bridge —dije, asombrada de que supiera

tanto acerca de nuestro profesor de inglés. Porque, según mi madre,

Calvin tiene un hermano en las fuerzas armadas. Lo que significaba que

Bridget no andaba muy lejos. Pero, obviamente, todavía tenía algunas

cosas que aprender... y mientras menos supiera, mejor.

—Futuro padre de mis hijos —Me recordó—. ¡Aquí está! ¡Este es el

vestido!

Me pasó el portafolio.

—Ah, sí. ¿Especificaciones de color?

—Negro, igual que la imagen.

Page 76: The new girl -Tracie Puckett

—Entonces, estoy a punto de hacerte una chica muy feliz —dije—.

Diseñé este el año pasado para el baile de graduación en el instituto

Carrollton, no, Wesley, espera, sí, Instituto Carrollton. Nunca llegué a

usarlo, así que…. —Me dirigí a mi armario y saqué el vestido de la parte

trasera—. Es todo tuyo.

—¿Ya está hecho?

—Y completamente nuevo.

Me lo arrebató de las manos y lo acercó a su cuerpo, examinándose en

el espejo de cuerpo entero.

—Nathaniel Bryan lamentará el día que invitó a Rachel Canter al baile

en vez de a su mejor amiga —dijo. Admiró el vestido unos pocos

minutos más—. ¡Dios! Te quiero, Steph! Me encanta, me encanta, te

quiero.

—Sí. —Sonreí—. Lo mencionaste una o dos veces.

Viernes, 21 de octubre

Bridget y yo nos preparamos para el infame baile de

bienvenida. Siguió recordándome que la práctica hace la

perfección: no puedes apresurar a la belleza.

—¡Oh, Dios mío! —dijo Bridget mientras daba la vuelta en el espejo—.

¿Alguna vez has visto algo tan hermoso en toda tu vida?

—¿Te amas tanto a ti misma? —Bromeé.

—No puedo agradecértelo lo suficiente, Steph.

Bridget estaba trabajando horas extras para reconstruir su

confianza. Su autoestima había recibido un golpe muy duro después de

que Nate invitara a Rachel al baile. Lo más triste de todo esto es que él

nunca le dijo que había cambiado sus planes. Sólo dejó de hablar con

ella. Peor aún, había dejado de hablarme. Yo aún no había descubierto

la razón por la que estaba siendo desterrada de su círculo íntimo. Esta

no era mi lucha, pero de alguna manera quedé atrapada en el medio.

Page 77: The new girl -Tracie Puckett

—Voy a vestirme ahora.

Saqué una bolsa de ropa del armario y la llevé por el pasillo hasta el

cuarto de baño. Abrí la cremallera del plástico y me quedé mirando el

vestido sin tirantes, azul cielo, elegante y largo. Lo mejor de todo,

estaba listo para ser usado por primera vez. Me deslicé en el vestido de

diseño propio y la cremallera a un lado.

Miré mi reflejo en el espejo. Rizos oscuros caían por mis hombros y mis

ojos marrones brillaban, sin las gafas habituales. Apenas reconocí a la

persona mirándome. Abcdef Ghijk era una empollona, moño

desordenado, gafas de cerebrito. Mientras me miraba, me di cuenta de

que no estaba viendo a Steph en absoluto. El reflejo era una nena Levin,

mi nombre de nacimiento... con la apariencia y el comportamiento que

mi madre había trabajado tan duro para fabricar en los últimos años.

Salí del baño hacia el pasillo de mi habitación. La boca de Bridget cayó

cuando entré, girando una vez para mostrar el vestido.

—Caray —dijo ella—. ¿Supongo que estás lista, entonces?

—Sí, señora.

Juntas caminamos por el pasillo y por las escaleras, mirando a mamá y

Calvin manipular sus cámaras.

—No te muevas, nena —dijo mamá—. Espera un minuto. Deja de

moverte. Quiero una foto tuya en la escalera…

—¡Date prisa! Ya estamos llegando tarde…

—Sólo quédate quieta…

—¡Sonríe! —intervino Calvin, tomando un foto de nosotras de pie en el

cuarto escalón.

—Una más y nos largamos, señorita G —dijo Bridget—. Quiero ser la

primera en preguntarle al Sr. Riv…

—Adiós chicos —interrumpí a Bridget, agarrando su mano y tirando

de ella hacia la puerta.

Page 78: The new girl -Tracie Puckett

Momentos después estábamos en la cola fuera del gimnasio. Diez

minutos pasaron antes de que el grupo se trasladara hacia adelante. En

materia de tiempo nos quedamos esperando, recibimos casi veinte

cumplidos por nuestros vestidos, aumentando mi confianza a un nivel

superior. Tal vez en realidad tendría suerte de entrar en el programa

de verano con Adriana Holbrook. Es evidente que el Sr. Rivera creía en

mí.... Sólo el tiempo lo diría.

Un acompañante en la puerta tomó nuestros billetes, mientras

entrabamos en el gimnasio decorado. Un fotógrafo profesional se

estableció en la esquina, dispuesto a tomar un montón de dinero a

cambio de un pegajoso recuerdo. Bridget y yo zigzagueamos por las

mesas alineadas en la parte exterior de la pista de baile hasta que

encontramos un lugar que satisfacía nuestras necesidades... lo

suficientemente cerca del baile sin estar demasiado lejos de las puertas

de los baños. Como afirmó Bridget, el acceso al baño era

imprescindible. Nunca se sabe cuándo una emergencia de la moda

puede atacar.

—Ugh —dijo Bridget mientras ponía sus ojos sobre una mesa en el

lado opuesto de la habitación—. Nate y Rachel ya están aquí. Y ¡aggg!

¿Qué lleva puesto? Steph, mírala. ¿No es ese vestido horrible?

—Terrible —dije, en desacuerdo en silencio. Rachel se veía

espectacular en un vestido de princesa color rosa.

—Voy a decir hola.

—Eh, eh, Bridge. —La retuve—. ¿Estás segura de que es una buena

idea?

—¡Por supuesto! Tengo que ser una persona grande, Steph. No puedo

dejar que Rachel Canter tenga la sartén por el mango. —Salió de mi

agarre y empezó a alejarse—. Si no vuelvo en cinco minutos, envía un

acompañante.

—¡Bridge! —Ella desapareció en la pista de baile. La música y el baile

comenzaron sin previo aviso.

Page 79: The new girl -Tracie Puckett

Las luces estaban bajas y la habitación era ruidosa. Había estado en el

baile durante dos minutos y ya estaba ideando un plan de escape. Con

mi voluntad de huir tanto últimamente, era difícil no preguntarme si

tuviera más de mi madre en mí de lo que jamás querría admitir.

—¿Sola esta noche? —preguntó el señor Rivera mientras se quedaba

junto a la mesa. Llevaba pantalones negros y una camisa abotonada

con un lazo que emparejaba perfectamente con mi vestido azul.

—Llevar a la chica nueva siempre es un juego…

—Un dato interesante —dijo, avanzando un poco más cerca—. ¿Sabes

que los profesores pueden participar?

—¿En qué?

—Baile.

—Ah, ¿sí? —pregunté.

Él asintió.

—La cosa es... no se nos permite precisamente pedir un baile. Pero

sería muy descortés rechazar a un estudiante que propuso la idea.

—Entonces —dije, echando una mirada de soslayo—. ¿Me estás

pidiendo que te invite a bailar, Alex?

—¿Yo? —Sonrió—. No. Me pueden despedir si hiciera algo así. —

Compartimos una mirada persistente antes de que rápidamente negara

con la cabeza—. ¿Acabas de llamarme…?

—Oh, bueno, es una pena que no estuvieras preguntando —dije,

levantándome. Lo miré de pies a cabeza y dejé escapar un silbido—. Sí,

la verdad. Es una pena; porque me hubiera gustado haber dado un giro

contigo. —Le di un guiño rápido y desaparecí entre la multitud, aun

sintiendo que sus ojos me observaban mientras me movía más y más

en la pista. Alejarme de él fue la cosa más difícil que había hecho. Pero

sólo coqueteaba con él. Igual que... gran coqueteo. Y si alguien más se

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hubiese dado cuenta, sobre todo otro maestro, no podía imaginar las

consecuencias.

Encontré a Nate sentado sólo en una mesa en la esquina trasera, con

una botella de agua en la mano. Me senté junto a él y lo miré con

desaprobación.

—¿Qué?

—Oh, nada —dije—. Acabo de averiguar cómo una persona puede

pasar de ser el mejor amigo de un día a odiarte al siguiente.

—No te odio —dijo, tomando un trago de agua.

—No estaba hablando de mí.

—Oh, ella —dijo, girando su rostro.

—¿En serio, Nate? ¿Qué es lo que te pasa?

—Ella vino aquí y me dijo que tenía que prestarle a Rachel. Dijo: un

minuto, te lo prometo. Bueno, han pasado cinco y no hay rastro de

ellas en ningún lugar.

—Estoy segura de que sólo fueron al baño por una charla de chicas —

dije, pero de repente sentí la necesidad de salir corriendo a

asegurarme de que Bridget no hubiese asesinado a la cita de Nate—.

Iré a comprobar y te enviaré a Rachel.

—Gracias —dijo—. Te ves... genial, Steph.

Sonreí.

—Gracias, Nathaniel. Tú también.

Giré sobre mis talones y corrí al baño tan pronto como me fue posible.

Los gritos se hicieron eco en el pasillo. Una multitud de jóvenes se

habían reunido alrededor de las puertas para ver a Bridget y Rachel

luchando en el suelo. Nadie trató de detener la pelea, sólo alentaban la

pelea con silbidos y aplausos.

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—¡Que alguien traiga un profesor! —grité. Luché contra la multitud

para llegar a las dos chicas ensangrentadas en el centro de la

habitación—. Bridget! ¡Alto! ¡No vale la pena!

Con eso, Bridget, que estaba sentada encima de su oponente, ladeó su

puño hacia atrás y golpeó a Rachel en la mandíbula.

Las separé, pataleando y gritando. Rachel se abalanzaba a Bridget de

nuevo cuando otra chica intervino para retenerla.

La señorita Holt atravesó el grupo de espectadores. La mayoría de los

estudiantes saliendo a su llegada.

—Tú, tú y tú. Suspendidas —gritó.

El Sr. Rivera rodeó la esquina y se detuvo junto a su compañera de

trabajo.

—¿Alguien dijo que había una pelea?

Su mirada se posó en nosotras tres y dejó caer los hombros.

—Chicas…. —Como la señorita Holt, él debería haber estado

enojado. Pero vi más decepción en sus ojos cuando me miró

fijamente—. ¿Qué pasó?

La señorita Holt me señaló.

—¿Por qué no le preguntas a la señorita Ghijk?

—¿Yo? Sólo estaba tratando de…

—Ahórreselo —dijo ella, levantando su mano—. Estuvo involucrada en

una pelea en la escuela. Tendrás suerte si te dan menos que una

suspensión de cinco días. Y ustedes tres se pueden olvidar de

presentarse en la producción de otoño…

—¡No! —dijo Bridget—. ¡No puede hacer eso!

—Lo hice —dijo con un sentido definido de finalidad en su voz—. El

programa se cancela.

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El Sr. Rivera negó con la cabeza.

—Cállate, Karen — le dijo a la señorita Holt. Ella lo miró con

asombro. Él cambió su atención de nuevo a nosotras—. Está bien,

señoras. Hablemos de esto.

—Sr. R… —Se quejó Rachel—. Vine a retocar a mi lápiz labial y Bridget

se me abalanzó…

—Per…

—Cuide su boca, señorita Wright —dijo el señor Rivera, alzando la

voz—. Ya está en agua caliente.

La sala se quedó en silencio.

—Vamos a tener que llamar a cada uno de sus padres y las

acompañarán a casa.

—Puedo sólo caminar…

—Lo siento, señorita Ghijk —interrumpió—. Alguien también tendrá

que hablar con Caroline.

El rostro de Bridget se arrugó y la señorita Holt se animó,

probablemente preguntándose cómo el Sr. Rivera conocía a mi madre

por su nombre. Él continuó:

—Informe a la oficina la mañana del lunes para discutir las

consecuencias de sus acciones. A pesar del error de la señorita Holt, el

castigo no descansa en nuestras manos.

Me quedé mirando el suelo. Mis experiencias en el instituto Webster

Grove se estaban acumulando a ser poco menos que memorables. En

primer lugar, consigo toda una vida de trabajo en la producción de

otoño. En segundo lugar, acepté una cita a ciegas, o algo por el estilo,

con el profesor más caliente del planeta. Y ahora, en el baile de

bienvenida, estoy siendo expulsada y frente a la suspensión de... bueno,

nada dentro de mi control.

Maravilloso.

Page 83: The new girl -Tracie Puckett

Traducido por rihano

Corregido por Vericity

Viernes, 28 de octubre

—Bienvenida de nuevo, Srta. Ghijk —dijo el Sr. Rivera mientras yo

entraba en clase, el viernes siguiente.

Bridget, Rachel y yo habíamos recibido una suspensión de cuatro días

por la pelea en el baño en el baile de bienvenida. El tiempo libre fue

miserable y aburrido… y mamá aún no me había perdonado por

“seguir a la burda multitud”.

Sería afortunada si ella alguna vez dejaba a Bridget poner un pie en

nuestra casa de nuevo. Tristemente, no había visto o hablado con mi

mejor amiga desde que sus padres la recogieron del baile.

La clase estaba vacía, a excepción de nosotros dos, e hice un gesto de

asentimiento en reconocimiento mientras tomaba asiento. Sostuve mi

cabeza en una mano y golpeé un lápiz sobre un libro con la otra,

deseando que alguien más entrara pronto y aliviara la incomodidad.

—Ha sido extraño sin ti por aquí. —Finalmente él rompió el silencio,

caminando e inclinándose sobre el escritorio en frente de mí, como

había hecho en mi primer día de escuela.

—Mmm-hmm. —Pretendí ignorarlo.

—¿Vas a estar molesta el resto del año?

Page 84: The new girl -Tracie Puckett

—Podrías haber tratado más de ayudarme —dije, encontrando

finalmente su mirada—. Sabes que no tenía nada que ver con esa pelea

y sólo te quedaste ahí y me regañaste…

—Tú dijiste que no querías trato preferencial, Steph…

—En las tareas —solté—. Pero lo que pasó en el baile… eso no fue

justo.

—Algunas veces la vida no es…

—No necesito tus palabras de sabiduría, Alex —dije, aguantando mi

frustración—. Sé mejor que nadie lo injusta que es la vida. He estado

saltando alrededor del país durante los pasados quince años; he tenido

muy pocos amigos, una jodida perdedora por madre y ahora estoy

lidiando con todos estos sentimientos… —Me detuve y tomé una

respiración profunda—. Olvídalo. La vida apesta. Lo sé. Ahórrame el

sermón.

Él miró al suelo.

—Steph, lo siento si he hecho las cosas difíciles para ti. Nunca quise…

—¿Qué pasó con la producción? —dije, esperando cambiar la dirección

de la conversación—. ¿Encontraste un reemplazo para Julieta?

—El elenco realmente se unió y trabajó muy duro estos días pasados.

El regreso de Bridget esta noche al escenario será bienvenido con los

brazos abiertos.

—¿Bridget aún está en el programa? ¿Cómo? No ha ensayado desde la

semana pasada. Esta noche es el estreno…

—Encontramos una manera para evitar las reglas, Steph. Arreglé

ensayos privados del elenco fuera de la escuela.

Asentí.

—Eso fue agradable…

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—Alguna gente, como tú, puso literalmente sangre, sudor y lágrimas en

esta producción. Yo no iba a lanzarla a la basura tan rápidamente como

la señorita Holt lo hizo.

Yo quería estar molesta, pero él lo hacía casi imposible. Lo que había

hecho por Bridget… por todos nosotros… era admirable.

—¿Telón a las seis, entonces?

—Sí señora —dijo, sonriendo—. ¿Vamos a estar bien? ¿No más peleas?

—Sí.

—¿Amigos? —preguntó, inclinándose para encontrar mi mirada.

—Amigos.

Viernes, 28 de octubre 5:55 pm

—¡No, no, no! —le grité a Nate—. ¡Traje equivocado! ¿Cómo están

estropeando esto la noche del estreno? ¿No ha estado alguien aquí para

vigilar el protocolo correcto? ¡Dios! ¡Sin ofender, pero en verdad odio a

los actores! ¡No van consiguiendo mi aprobación sólo porque estén en

el escenario!

—Respira profundo, Steph. —Bridget me abrazó desde atrás.

—Oh, tú —dije con los ojos muy abiertos, reconociendo el tono

demoníaco en mi voz. Me giré y apunté un dedo a su cara—. Tú eres la

razón de que estemos en este desastre para comenzar. ¡Nadie tiene una

maldita idea de qué pasa con los trajes, porque yo he estado sentada en

mi trasero cada noche de la última semana porque tú no pudiste

mantener tu temperamento a raya!

—Steph —dijo Nate, interviniendo—. Escucha, cariño. Te amamos,

pero no estamos exentos de matarte. Relájate un poco.

—¿Alguien puede conseguirle un vaso con agua a Steph? —gritó

Bridget.

Page 86: The new girl -Tracie Puckett

—Tranquilos, muchachos —dije, tratando de bajar mi presión

arterial—. Las voces se transmiten hasta la audiencia. Vamos a ser

profesionales aquí…

—Tú eres una de las que hablaba —masculló Nate.

—Actores al escenario, telón en cinco minutos —dijo el director de

escena en el vestuario.

El elenco comenzó a cambiarse. Con un buena suerte abracé a Nate y a

Bridget, tomé una respiración y solté mi cabello. El cuarto estaba vacío

finalmente. Me senté y apoyé mi cabeza en mis manos.

—Cálmate, Steph —me dije a mí misma—. Sólo tres actuaciones y todo

esto quedará detrás de ti.

La mayoría de la noche estuvo desdibujada. Vagamente recuerdo

varias botellas de agua y recuerdo claramente los cientos de viajes al

baño. Mantenerme hidratada era mi plan para la motivación. Nadie

podía ponerse demasiado perezoso cuando tenían que mantenerse

corriendo hacia el baño. Los actores entraron y salieron del vestuario

toda la noche, cambiando los trajes, acomodando el cabello y

retocando el maquillaje. Los momentos de silencio iban y venían;

estaba agradecida por cualquier momento de paz que conseguía.

Finalmente la presentación terminó. La llamada a escena se acabó. Los

actores habían hecho sus reverencias, la audiencia había aplaudido a

rabiar y la multitud estaba comenzando a dispersarse en la noche. Una

hora más tarde, la ropa estaba dispersa por la habitación, apoyada en

sillas, apilada en el suelo y una incluso echa un ovillo en la esquina.

Puse a mi equipo a trabajar, para comenzar a recoger y colgar los

trajes, tomando nota de cualquier pieza que podría haber sido

estropeada, rasgada o dañada. Gracias a Dios, ningún daño fue

encontrado, lo que quería decir que yo estaba exenta del problema de

llegar temprano para el programa de mañana para hacer arreglos.

El equipo terminó sus obligaciones y dijo buenas noches, dejándome

sola para cerrar el vestidor. Saqué las llaves del gancho y me moví

Page 87: The new girl -Tracie Puckett

hacia la puerta mientras la abría. El Sr. Rivera estaba de pie, sonriendo

por un momento antes de morder su labio.

—¿Nervioso? —pregunté.

—¿Por qué?

Toqué mi propio labio.

—Me he dado cuenta que tú sólo haces eso cuando…

—Steph —dijo, entrando en la habitación y cerrando la puerta detrás

de él—. ¿Podemos hablar?

—Um… seguro, ¿qué pasa?

—Quería preguntarte algo.

—¿Sí?

—No te rías —dijo—, pero de verdad tengo curiosidad por saber… ¿si

tú crees en el destino?

—Yo… ah… bueno, no sé… creo… tal vez…

—Yo sí —dijo, asintiendo. Tomé una respiración profunda, insegura de

adonde se estaba encaminando esta conversación—. Durante el

verano, la Sra. Basting se cayó de una escalera y se rompió las piernas,

dejándome para manejar la producción. Luego, de todos los lugares

para que te aparecieras, aterrizas en mi clase donde conoces a Bridget.

No es un secreto que ella es la razón de que tú te presentaras a las

audiciones. Y luego tú, chica, y tu increíble talento, terminan diseñando

los mejores trajes que la Secundaria Webster Grove haya visto. Y

escuela aparte, tengo el honor de pasar una tarde contigo, aprendiendo

de tu más grande sueño y por qué has sido inspirada para diseñar. Y

sumando todo esto… es el destino. Estoy seguro. Estábamos destinados

a conocernos…

—Oh, chico —dije, frotando mis palmas sudadas en mis vaqueros—. Sr.

Rivera, no estoy segura…

Page 88: The new girl -Tracie Puckett

—¿Puedes concederme unos minutos extras antes de irte esta noche?

Atrapé un pequeño vislumbre de esperanza en su mirada y asentí.

—Claro.

—Bien —dijo, retrocediendo y abriendo la puerta. Asomó su cabeza al

el pasillo y masculló algo a alguien que yo no podía ver. Abrió la puerta

y una hermosa mujer hispana entró en el cuarto. Sus ojos eran tan

oscuros como los del Sr. Rivera y plata natural iluminaba su cabello.

Una ligera sonrisa se extendía por sus labios e inclinó la cabeza.

—Abuela —dijo mi maestro, la excitación bailando en sus ojos—. Esta

es ella. Esta es Steph.

Oh, Dios. ¡Él me estaba presentando a su familia! Y tal vez yo estaba

loca… pero se parecía muchísimo a…

—Steph —continuó el Sr. Rivera, colocando suavemente su mano en la

parte baja de mi espalda e instándome a acercarme más a la mujer—,

me gustaría presentarte a mi abuela… la célebre diseñadora, Adriana

Rivera-Holbrook.

Page 89: The new girl -Tracie Puckett

Está comenzando a parecerse mucho

a la Navidad en Webster Grove, pero

Steph, de diecisiete años, no está de

ánimos para celebrarlo. Cuando la

actitud del Sr. Rivera va de mal en

peor, Steph hace que su prioridad

número uno para ayudar a que el

aguafiestas de las Navidades reavive

su relación con el espíritu navideño.

Mientras tanto, el nuevo estudiante

del instituto Webster Grove, Isaac

Peyton, está levantando las cejas de

todas las niñas en la escuela y

manteniendo a Steph de puntillas

con sus motivos cuestionables. Con

cada segundo pasando, todo lo que

Steph quiere es transformar una

Navidad aparentemente azul en unas vacaciones que nunca olvidará...

Page 90: The new girl -Tracie Puckett

Es una actriz de teatro a la que le encanta soñar y jugar, pasa sus días explorando la vida de los personajes, tanto reales como de ficción. Es la autora de la serie Webster Grove y de la serie “Just a Little”. Aparte de escribir, le gusta leer, hornear y las siestas (aunque rara vez tiene tiempo para hacer esto último).

Tracie obtuvo su AA en

Comunicación en 2011 (y

actualmente está trabajando para

conseguir su licenciatura en la

Universidad de Louisville). Vive en Dayton, Ohio con su alocado,

divertido y adorado hijo.