texto paralelo, pedagogía del oprimido

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TEXTO PARALELO PEDAGOGIA DEL OPRIMIDO PAULO FREIRE CAPITULO I TEXTO ORIGINAL DOXA Una vez más los hombres, desafiados por la dramaticidad de la hora actual, se proponen a sí mismos como problema. Descubren qué poco saben de sí, de su “puesto en el cosmos”, y se preocupan por saber más. Por lo demás, en el reconocimiento de su poco saber de sí radica una de las razones de esa búsqueda. Instalándose en el trágico descubrimiento de su poco saber de sí, hacen de mismos un problema. Indagan. Responden y sus respuestas los conducen a nuevas preguntas. El dilema del hombre que en su momento se da cuenta de que su conocimiento, de su ser mismo no es real ni completo, en su lugar se da cuenta que su conocimiento es simple, incompleto, un ser incompleto; nacen nuevas preguntas, de las respuestas surgen nuevas preguntas, es una característica del hombre que descubre que sin el conocimiento critico de su existencia, no es. ¿Quién mejor que los oprimidos se encontrará preparado para entender el significado terrible de una sociedad opresora? Es un hecho que solamente aquellos que sufren en sí mismos las injusticias de la sociedad, de un régimen o de las condiciones reales de su existencia, son quienes están preparados

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Un breve análisis sobre la obra de Paulo Freire: La Pedagogía del Oprimido

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Page 1: Texto paralelo, Pedagogía del Oprimido

TEXTO PARALELO

PEDAGOGIA DEL OPRIMIDO

PAULO FREIRE

CAPITULO I

TEXTO ORIGINAL DOXAUna vez más los hombres, desafiados por la dramaticidad de la hora actual, se proponen a sí mismos como problema. Descubren qué poco saben de sí, de su “puesto en el cosmos”, y se preocupan por saber más. Por lo demás, en el reconocimiento de su poco saber de sí radica una de las razones de esa búsqueda. Instalándose en el trágico descubrimiento de su poco saber de sí, hacen de sí mismos un problema. Indagan. Responden y sus respuestas los conducen a nuevas preguntas.

El dilema del hombre que en su momento se da cuenta de que su conocimiento, de su ser mismo no es real ni completo, en su lugar se da cuenta que su conocimiento es simple, incompleto, un ser incompleto; nacen nuevas preguntas, de las respuestas surgen nuevas preguntas, es una característica del hombre que descubre que sin el conocimiento critico de su existencia, no es.

¿Quién mejor que los oprimidos se encontrará preparado para entender el significado terrible de una sociedad opresora?

Es un hecho que solamente aquellos que sufren en sí mismos las injusticias de la sociedad, de un régimen o de las condiciones reales de su existencia, son quienes están preparados para reconocerlo, para darse cuenta de su realidad, porque aquellos que no están en esa situación no son capaces de ver la realidad de las masas, la realidad de los oprimidos.

Sin embargo, hay algo que es necesario considerar en este descubrimiento, que está directamente ligado a la pedagogía liberadora. Es que, casi siempre, en un primer momento de este descubrimiento, los oprimidos, en vez de buscar la liberación en la lucha y a través de ella,

Es de hecho un suceso que se comprueba en la práctica diaria de la realidad humana. Todos aquellos que en algún momento son oprimidos y salen de esa opresión; o se consideran que han sido liberados, terminan en un primer momento reproduciendo la misma actitud de sus opresores,

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tienden a ser opresores también o subopresores.

tornándose ellos mismos en opresores, aun cuando su lucha liberadora se encuentre con personas que se encuentran en la misma lucha por liberarse.

Liberación que no puede darse sin embargo en términos meramente idealistas. Se hace indispensable que los oprimidos, en su lucha por la liberación, no conciban la realidad concreta de la opresión como una especie de “mundo cerrado” (en el cual se genera su miedo a la libertad) del cual no pueden salir, sino como una situación que sólo los limita y que ellos pueden transformar.

La liberación del oprimido no es entonces un sueño, un mero anhelo idealista, tiene que partir de la lucha del oprimido por liberarse de la concepción de que ese es un mundo cerrado, existe mundo más allá de la opresión, existe una realidad libre y liberadora más allá de esa realidad ficticio en que los oprimidos existe creyendo que no existe mundo más allá de ese. Esa limitación solamente se puede sortear desprendiéndose del miedo a la libertad.

Decir que los hombres son personas, y como personas son libres, y no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa.

Todos manejamos esos conceptos en nuestra mente, pero en muchos de los casos son solo percepciones abstractas porque en la realidad aun siendo personas no son ni somos libres, permanecemos esclavizados en nuestra conciencia, en nuestra percepción de la realidad, realidad que es nada más la que nos han transmitido y no la que hemos conquistado por nosotros mismos para nosotros mismos. Es imperativo que hagamos de esas concepciones abstractas se conviertan en concretas, trabajando para ello desde nuestro propio ámbito de acción, y que mejor posición para realizar esta lucha, promover estos cambios de pensamiento que desde la docencia, con la capacidad de formar personas libres, en el amplio sentido de la palabra.

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Al hacerse opresora, la realidad implica la existencia de los que oprimen y de los que son oprimidos. Estos, a quienes cabe realmente luchar por su liberación junto con los que con ellos verdaderamente se solidarizan, necesitan ganar la conciencia crítica de la opresión, en la praxis de esta búsqueda.

Cuando aceptamos nuestra realidad nos damos cuenta que somos oprimidos, esta misma realidad nos demuestra la existencia de los opresores y los oprimidos. Es a estos últimos que atiene la imperante necesidad de la lucha por la liberación y de aquellos que siendo también oprimidos y aquellos que realmente toman conciencia se solidarizan con estos. Y la conciencia crítica de su realidad como oprimidos es el inicio de la búsqueda de la liberación de esa condición.

Ninguna pedagogía realmente liberadora puede mantenerse distante de los oprimidos, vale decir, hacer de ellos seres desdichados, objetos de un tratamiento humanitarista, para intentar, a través de ejemplos sacados de entre los opresores, la elaboración de modelos para su “promoción”. Los oprimidos han de ser el ejemplo de sí mismos, en la lucha por su redención.

Ninguna pedagogía puede mantenerse alejada de la realidad del oprimido, de lo contrario solo será una más de las usadas por los opresores para mantenerlos en su condición. Pedagogía que solamente considere al oprimido como necesitado y destinatario del falso humanitarismo del opresor, solamente se convierte en una herramienta más para mantener el estatus de estos últimos, negándoles el derecho y la posibilidad de considerarse a ellos mismos dentro de su realidad e intentar cambiarla a través de una conciencia crítica.

La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora, tendrá, pues, dos momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van descubriendo el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su transformación y, el segundo, en que una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente

Es imperativo que la pedagogía del oprimido pase por estos dos momentos, el primero en el cual se desarrolla y se aplica por parte de los oprimidos como parte de su toma de conciencia crítica de la realidad, de su realidad y la consiguiente lucha por erradicar su condición, por liberarse. En un momento cuando estos ya se han liberado no puede seguir siendo del oprimido porque estos en la realidad dejan de existir, dejan de ser oprimidos,

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liberación. en ese momento tiene que volverse una pedagogía de hombre que están en proceso permanente de liberación, en constante lucha por mantenerse en libertad.

Son los que oprimen, quienes instauran la violencia; aquellos que explotan, los que no reconocen en los otros y no los oprimidos, los explotados, los que no son reconocidos como otro por quienes los oprimen.

Existe la concepción errónea de que los oprimidos son quienes instauran la violencia, como resultado de su lucha por la liberación; sin embargo la misma actividad cotidiana del opresor, negándole derechos legítimos y la posibilidad de liberarse, es la que en esencia se constituye como violencia, es por eso que podemos afirmar que la violencia que se pudiera dar en el proceso de toma de conciencia y lucha liberadora por parte de los oprimidos, es en realidad reflejo de la misma violencia instaurada por el opresor.

Mientras la violencia de los opresores hace de los oprimidos hombres a quienes se les prohíbe ser, la respuesta de éstos a la violencia de aquéllos se encuentra infundida del anhelo de búsqueda del derecho de ser.

La violencia instaurada por los opresores es en función de negarles a los oprimidos el hecho de ser, obligándolos a ser lo que el opresor quiere, necesita o le conviene. Por el contrario la violencia de parte de los oprimidos en la búsqueda ineludible de ser.

Lo que ocurre, sin embargo, aun cuando la superación de la contradicción se haga en términos auténticos, con la instalación de una nueva situación concreta, de una nueva realidad instaurada por los oprimidos que se liberan, es que los opresores de ayer no se reconocen en proceso de liberación. Por el contrario, se sentirán como si realmente estuviesen siendo oprimidos. Es que para ellos, “formados” en la experiencia de los opresores, todo lo que no sea su derecho antiguo de

En el proceso de liberación de los oprimidos, inevitablemente se libera a los opresores de su condición como tales; sin embargo estos últimos no se consideran a sí mismos como liberados. Contrariamente a eso se consideran ellos ahora como los nuevos oprimidos, como aquellos que ahora son víctimas de las mismas prácticas que eran propias de su calidad, concepción o percepción.Aunque no pasen ellos a la condición de oprimidos, se consideran como tal

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oprimir, significa la opresión. porque para ellos cualquier cosa que no sea las prácticas propias como opresores es sinónimo de opresión.

En esta ansia irrefrenable de posesión, desarrollan en sí la convicción de que les es posible reducir todo a su poder de compra. De ahí su concepción estrictamente materialista de la existencia. El dinero es, para ellos, la medida de todas las cosas. Y el lucro, su objetivo principal.

La percepción de los opresores es que pueden reducirlo todo a un simple producto que es factible de compra, incluso la persona humana como tal mediante la compra o manejo de su fuerza de trabajo, la cual considerándola mercancía, considerando que su fin único es el lucro, subvalúan el esfuerzo del hombre por convertir su fuerza de trabajo en producción, en productos, el en lucro para el opresor. De ahí su ímpetu por mantener a los oprimidos en la realidad creada por el par ellos.

En la medida en que para dominar se esfuerza por detener la ansiedad de la búsqueda, la inquietud, el poder de creación que caracteriza la vida, la conciencia opresora mata la vida.

La vida plena se considera como tal cuando los hombres alcanzan realmente sus ideales de libertad, libertad que al ser y no solo dejarse ser, el opresor por lo tanto, en su afán de evitar la toma de conciencia de los opresores, en su determinación por ahogar y evitar la inquietud de conocimiento que precede a la libertad mata la vida, mata la posibilidad de vida de las ansias libertadoras de los oprimidos.

Los oprimidos, como objetos, como “cosas”, carecen de finalidades. Sus finalidades son aquellas que les prescriben los opresores.

Esta es la pedagogía que utilizan los opresores, esta es la actitud de quienes ostentan el poder, reducir al mínimo las mentes de los oprimidos, reducir al mínimo su capacidad de pensamiento crítico. En procurar que estos últimos consideren como propias las finalidades que le son impuestas por los que ostentan el poder, aun sin ser las propias se asumen como tal, es el trabajo de la comunicación realizada para alienar las mentes de estos.

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Decirse comprometido con la liberación y no ser capaz de comulgar con el pueblo, a quien continúa considerando absolutamente ignorante, es un doloroso equivoco.

Es una constante en nuestro medio, en la realidad que vivimos. Ninguno de aquellos que se dicen comprometidos con el pueblo comparten, comulgan o conviven con el pueblo, ni siquiera en aquellos momentos que se supone que están cercanos a ellos simplemente los están usando para justificar sus actuaciones, sus ansias de poder, sin compartir ni comulgar realmente sus necesidades.

La autodesvalorización es otra característica de los oprimidos. Resulta de la introyección que ellos hacen de la visión que de ellos tienen los opresores.

El creerse uno mismo que no tiene la capacidad de realizar o de adquirir conocimiento más allá del que el opresor le permite, es resultado de la introyección que el mismo oprimido hace para sí de las actitudes y visión que de ellos tiene y proyecta el mismo opresor.Tenemos que considerar valiosos y capaces de formar conocimiento y pensamiento crítico para romper con nuestra propia desvalorización.

Hasta el momento en que los oprimidos no toman conciencia de las razones de su estado de opresión, “aceptan” fatalistamente su explotación. Más aún, probablemente asuman posiciones pasivas, alejadas en relación a la necesidad de su propia lucha por la conquista de la libertad y de su afirmación en el mundo.

El grado de aceptación de parte de los oprimidos de su realidad no permite que estos tomen conciencia y una posición activa para el cambio de esa realidad, se convierten en meros actores pasivos y serviles a los métodos y objetivos del opresor.

Poco a poco, la tendencia es la de asumir formas de acción rebelde. En un quehacer liberador, no se puede perder de vista esta forma de ser de los oprimidos, ni olvidar este momento de despertar.

Justo a partir del momento que el oprimido toma conciencia de su realidad inicia un cambio de actitud un cambio en la toma de acciones a fin de lograr su libertad.En el momento del despertar de la conciencia de oprimidos inician la toma de acciones que se consideran de tipo

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rebelde por oponerse a seguir sumisos a los caprichos del opresor.

Es preciso convencerse de que el convencimiento de los oprimidos sobre el deber de luchar por su liberación no es una donación hecha por el liderazgo revolucionario sino resultado de su concienciación.

No se puede asumir, o no debería de asumirse, que el convencimiento de los oprimidos sobre el deber de su liberación, proviene de la donación hecha por líderes revolucionarios. Considerar esto como tal es asumir que siguen siendo solamente corderos que necesitan siempre la guía y la conducción, por el contrario su despertar liberador proviene de la toma de conciencia de su propia condición de oprimidos y del deseo real por la liberación.

La propaganda, el dirigismo, la manipulación, como armas de la dominación, no pueden ser instrumentos para esta reconstrucción.

En el proceso de la lucha liberadora por parte de los oprimidos no puede considerarse el uso de las mismas herramientas de dominación utilizadas por los opresores. La propaganda, el dirigismo y la manipulación, son armas eminentemente opresoras y por lo tanto en la búsqueda autentica de libertad tiene que prescindirse de dichos métodos.

Educadores y educandos, liderazgo y masas, co-intencionados hacia la realidad, se encuentran en una tarea en que ambos son sujetos en el acto, no sólo de descubrirla y así conocerla críticamente, sino también en el acto de recrear este conocimiento.

Es desde la trinchera de la educación donde los educadores se encuentran en una posición inmejorable para despertar la conciencia crítica en los educandos, inculcar el conocimiento liberador de toma de conciencia y posterio0r toma de acción por parte de los oprimidos en su lucha liberadora, en su lucha por el ser; y no por el ser menos, sino por ser mas, ser libres.

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CAPITULO II

TEXTO ORIGINAL DOXACuanto más analizamos las relaciones educador-educandos dominantes en la escuela actual, en cualquiera de sus niveles (o fuera de ella), más nos convencemos de que estas relaciones presentan un carácter especial y determinante —el de ser relaciones de naturaleza fundamentalmente narrativa, discursiva, disertadora.

Es, y ha sido una constante en el sistema educativo de nuestro país, en todos los niveles, en todo el devenir de su historia, la relación eminentemente del educador hacia el educando; una simple actividad de transmisión de conocimientos de forma narrativa, discursiva, disertadora. Simple actividad de dar conocimiento sin la posibilidad de que se despierte la capacidad cognoscitiva del ser humano, sin despertar la curiosidad por el saber, por experimentar nuevos conocimientos.

De este modo, la educación se transforma en un acto de depositar en el cual los educandos son los depositarios y el educador quien deposita.

Esto es lo que se y es lo que tiene que aprender. Esto es lo que existe y les tengo que transmitir. Ustedes están aquí para aprender y yo para enseñar. Las anteriores son frases que muy a menudo escuchamos en nuestro medio en las cuales el educador considera a los educandos como meros depositarios y simples receptores del conocimiento que se les transmite.

El educador que aliena la ignorancia, se mantiene en posiciones fijas, invariables. Será siempre el que sabe, en tanto los educandos serán siempre los que no saben. La rigidez de estas posiciones niega a la educación y al conocimiento como procesos de búsqueda.

Existe la concepción, y aplicada realmente en los sistemas educativos, de que es necesario mantener a las masas, a las sociedades, en un nivel de ignorancia, con una falsa concepción de educación. Y de eso es culpable el sistema y muchos educadores que por un lado no consideran ni siquiera la posibilidad de la adquisición de nuevos conocimientos o actualizar los que ya tienen y por ende se proponen obstruir el proceso de adquisición de conocimientos por considerarlos innecesarios.

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Si el educador es quien sabe, y si los educandos son los ignorantes, le cabe, entonces, al primero, dar, entregar, llevar, trasmitir su saber a los segundos. Saber que deja de ser un saber de “experiencia realizada” para ser el saber de experiencia narrada o trasmitida.

La obligación del educando es transmitir a los educandos el conocimiento, esta es la percepción de muchos educadores, considerando a los educandos como seres ignorantes, seres que deben ser formados; sin embargo esta formación no se basa en la experiencia vivida, en conocimientos adquiridos a travez de la experimentación, en su lugar los conocimientos son solamente la narrativa de experiencias ajenas, sin la posibilidad de ser ellos mismos inspiradores del conocimiento y la investigación.

En verdad, lo que pretenden los opresores “es transformar la mentalidad de los oprimidos y no la situación que los oprime”. A fin de lograr una mejor adaptación a la situación que, a la vez, permita una mejor forma de dominación.

Este es justamente el objetivo de la educación bancaria, no transformar la realidad de los oprimidos, en su lugar lo que procuran es crear una mentalidad de personas libres cuando realmente no lo son, haciéndoles así personas fáciles de mantener en la opresión porque no son conscientes de su realidad ni de la situación de opresión en la que se vive.

Dado que en esta visión los hombres son ya seres pasivos, al recibir el mundo que en ellos penetra, sólo cabe a la educación apaciguarlos más aún y adaptarlos al mundo. Para la concepción “bancaria”, cuanto más adaptados estén los hombres tanto más “educados” serán en tanto adecuados al mundo.

Es precisamente lo que pretende la educación de los opresores, que los educandos creen en los educandos personas pasivas, que permanecen impávidas ante la realidad de opresión en la que se vive, entre más “educados” están a su conveniencia más adaptados estarán al mundo ya que no representan dificultad de manejarlos a su antojo.

La opresión, que no es sino un control aplastador, es necrófila. Se nutre del amor a la muerte y no del amor a la vida.

La opresión es necrófila, es decir, se alimenta del amor a la muerte, muerte intelectual de los oprimidos ocasionada por la educación transmitida por los opresores que mata en aquellos la posibilidad de vivir en libertad.

Así, cuando por un motivo cualquiera los hombres sienten la prohibición de

Como sucede justo cuando experimentamos la pérdida de un ser

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actuar, cuando descubren su incapacidad para desarrollar el uso de sus facultades, sufren.

querido, es el mismo sentimiento que se despierta en nosotros cuando nos damos cuenta que podíamos hacer más, que somos capaces de hacer mas pero esa posibilidad nos es arrebatada por la educación bancaria que nos proveen los opresores.

La educación como práctica de la dominación que hemos venido criticando, al mantener la ingenuidad de los educandos, lo que pretende, dentro de su marco ideológico, es indoctrinarlos en el sentido de su acomodación al mundo de la opresión.

La acomodación al mundo de la opresión es parte de la práctica educativa de hoy en día, mantener a las personas en la ingenuidad, creyendo que están bien, falso sentimiento de estabilidad inculcado a través de la educación. La indoctrinación se da incluso en nuestro tiempo, en nuestros sistemas educativos actuales.

Lo que nos parece indiscutible es que si pretendemos la liberación de los hombres, no podemos empezar por alienarlos o mantenerlos en la alienación. La liberación auténtica, que es la humanización en proceso, no es una cosa que se deposita en los hombres. No es una palabra más, hueca, mitificante. Es praxis, que implica la acción y la reflexión de los hombres sobre el mundo para transformarlo.

El proceso de liberación de los oprimidos no puede comenzar con una nueva alienación a través de la educación, no es continuar con la práctica de la educación bancaria, es imperante el inicio de la humanización de los oprimidos a través de la educación, esto es acción, es movimiento y no simple teoría, simple enunciado, es acción lieberadora.

El antagonismo entre las dos concepciones, la “bancaria”, que sirve a la dominación, y la problematizadora, que sirve a la liberación, surge precisamente ahí. Mientras la primera, necesariamente, mantiene la contradicción educador-educandos, la segunda realiza la superación.

Es evidente la contradicción entre las dos concepciones de la educación, mientras la educación “bancaria” se utiliza como medio de dominación y alienación de las personas para que se consideren bien en su condición de oprimidos, la segunda realiza la superación de esa concepción, se vuelve iluminadora, transformadora de la realidad imperante en las sociedades oprimidas.

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De este modo, el educador ya no es sólo el que educa sino aquel que, en tanto educa, es educado a través del diálogo con el educando, quien, al ser educado, también educa. Así, ambos se transforman en sujetos del proceso en que crecen juntos y en el cual “los argumentos de la autoridad” ya no rigen.

Es trabajo de la pedagogía del oprimido romper con la práctica de que el educador es quien educa al educando, logrando como parte del proceso de liberación el sentido de mutua educación ya que el educador aprende también del educando a través del diálogo, la discusión y la retroalimentación de conocimientos. El educador no es autoridad por ser el poseedor del conocimiento, ambos son autoridad porque ambos están en proceso de liberación.

De este modo el educador problematizador rehace constantemente su acto cognoscente en la cognoscibilidad de los educandos. Estos, en vez de ser dóciles receptores de los depósitos, se transforman ahora en investigadores críticos en diálogo con el educador, quien a su vez es también un investigador crítico.

Es en síntesis el papel que tiene que jugar el educador, ya libres de las ataduras de la educación tradicional, deja de ser simplemente quien transmite conocimientos, sino también quien los adquiere de los educandos a través del diálogo, de las investigaciones realizadas tanto por el como por los educandos.

La educación como práctica de la libertad, al contrario de aquella que es práctica de la dominación, implica la negación del hombre abstracto, aislado, suelto, desligado del mundo, así como la negación del mundo como una realidad ausente de los hombres.

La educación individualista es la que procura que el hombre se considere como un ser abstracto, que existe única y exclusivamente en su propia realidad, este es el método usado para la dominación del hombre, extraerlo de la realidad de la sociedad, de la realidad del mundo que le rodea, lleno de retos, de prácticas opresoras que es necesario erradicar para llegar a ser plenamente libres.

La educación problematizadora se hace, así, un esfuerzo permanente a través del cual los hombres van percibiendo, críticamente, cómo están siendo en el mundo, en el que y con el que están.

Cuando se cambia la práctica de la educación y esta se convierte en una educación problematizadora como sinónimo de liberadora, esta se esfuerza porque los hombres vayamos percibiendo de forma crítica el mundo

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en el cual estamos y con el que estamos en la realidad.

La concepción y la práctica “bancarias” terminan por desconocer a los hombres como seres históricos, en tanto que la problematizadora parte, precisamente, del carácter histórico y de la historicidad de los hombres.

Desconociendo al ser humano como ser histórico, extrayéndolo de esta haciendo parecer la historia como hechos que se dieron de forma fortuita y no como parte del proceso de lucha del hombre por la adquisición de conocimiento, es como l educación “bancaria” promueve mantener la dominación sobre los oprimidos, mientras que la educación problematizadora procura precisamente hacer al hombre darse cuenta que esta y siempre a estado inmerso en la historia como fuerza de cambio, como parte de los grandes sucesos que han terminado en la revolución de las sociedades.

De esta manera, profundizando la toma de conciencia de la situación, los hombres se “apropian” de ella como realidad histórica y, como tal, capaz de ser transformada por ellos.

Es justamente hasta el momento que los seres humanos se dan cuenta que su papel en la historia ha sido determinante que se apropian de ella y se dan cuenta que son capaces de transformar su realidad, de ser parte de la historia y de ser parte de la trasformación de su propia historia.

Para la práctica “bancaria” lo fundamental es, en la mejor de las hipótesis, suavizar esta situación manteniendo sin embargo las conciencias inmersas en ella. Para la educación problematizadora, en tanto quehacer humanista y liberador, la importancia radica en que los hombres sometidos a la dominación luchen por su emancipación.

Considerando que nuestra lucha tiene que ser liberadora, no podemos tomar como la mejor de las opciones el hecho de suavizar la realidad para hacerla aceptable y mantener a la sociedad inmersa en ella, debemos, por el contrario, practica una educación humanista, liberadora y en línea con la concepción que el hombre tiene que luchar por su propia liberación y no esperar que otros lo hagan por él.

Es por esto por lo que esta educación, en la que educadores y educandos se hacen sujetos de su proceso, superando el intelectualismo

Cuando se llega a la aplicación educativa en donde los educadores y los educandos se hacen sujetos de su proceso, compartiendo y adquiriendo

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alienante, superando el autoritarismo del educador “bancario”, supera también la falsa conciencia del mundo.

conocimiento mutuamente mediante la dialogicidad, se supera el intelectualismo alienante que se usa como medio y arma de opresión, dejando de lado la educación y al educador bancario que pretende inculcarnos una falsa conciencia del mundo.

Ningún “orden” opresor soportaría el que los oprimidos empezasen a decir: “¿Por qué?”

Es justamente en el momento que los hombre empiezan a cuestionarse por su realidad que comienza a tomar conciencia de su realidad, de las condiciones reales en las cuales se le ha obligado a estar, comienza a cuestionar el orden que los tiene sometidos, es esto lo que pretenden precisamente evitar con la educación bancaria, y es justo lo que la educación problematizadora pretende generar en los hombres, una actitud y conciencia de cuestionar y transformar la realidad en que viva.

En el proceso revolucionario, el liderazgo no puede ser “bancario”, para después dejar de serlo.

Es un hecho innegable que en un proceso revolucionario, un proceso de cambio el liderazgo no puede ser “bancario” ya es precisamente este medio el que no permite a los hombres tomar conciencia de su realidad, la lucha liberadora no es de un liderazgo, es del hombre mismo, del hombre insertado en la sociedad.

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CAPITULO III

TEXTO ORIGINAL DOXAAl intentar un adentramiento en el diálogo, como fenómeno humano, se nos revela la palabra: de la cual podemos decir que es el diálogo mismo. Y, al encontrar en el análisis del diálogo la palabra como algo más que un medio para que éste se produzca, se nos impone buscar, también, sus elementos constitutivos.

Una vez superada la educación “bancaria” se hace indispensable en el proceso de construcción de una nueva sociedad, utilizar el diálogo se hace indispensable en el proceso de enseñanza aprendizaje. La palabra como parte integral del diálogo se vuelve objeto de estudio, de análisis, por ser esta parte constitutiva del diálogo.

Si, por lo contrario, se subraya o hace exclusiva la acción con el sacrificio de la reflexión, la palabra se convierte en activismo. Este, que es acción por la acción, al minimizar la reflexión, niega también la praxis verdadera e imposibilita el diálogo.

La palabra, como parte del diálogo, como parte de la expresión de los hombres en proceso de liberación de las ataduras opresoras, se convierte en acción. Solamente cuando la palabra se convierte en acción transformadora se puede considerar como parte del diálogo, caso contrario seguirá siendo solamente narrativa que no promueve ni posibilita un cambio real en la mente del ser humano hacia su libertad.

Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión.

Mientras el hombre permanezca en silencio se negará a sí mismo la opción de ser, y llega a ser solamente cuando utilice la palabra como su arma para la acción para la reflexión, para encontrar y compartir su realidad que es la realidad de muchos más.

Si diciendo la palabra con que al pronunciar el mundo los hombres lo transforman, el diálogo se impone como el camino mediante el cual los hombres ganan significación en cuanto tales.

Es definitivamente la palabra del hombre, organizada, expresada mediante el diálogo la que puede cambiar y transformar al mundo. Es el diálogo, en definitiva, que construido mediante la palabra del hombre le da significación, no solo al diálogo, a la misma existencia del hombre en el mundo.

El diálogo, como encuentro de los El único punto de encuentro válido para

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hombres para la tarea común de saber y actuar, se rompe si sus polos (o uno de ellos) pierde la humildad.

los hombres en el proceso de liberación es el diálogo, de ahí que la humildad tiene que ser parte integral de este. De perderse la humildad en uno de los dos polos o interlocutores, este dialogo deja de ser constructivo y pasa a convertirse en una farsa ya que es utilizado incluso en forma de opresión.

No hay diálogo, tampoco, si no existe una intensa fe en los hombres. Fe en su poder de hacer y rehacer. De crear y recrear. Fe en su vocación de ser más, que no es privilegio de algunos elegidos sino derecho de los hombres.

Todo hombre tiene derecho de ser más, no se puede menospreciar la capacidad cognoscitiva de estos, todos somos capaces de aprender y de cambiar revolucionando nuestro mundo, nuestra concepción del mundo, partiendo de esto no se puede entablar diálogo si no se tiene fe en el hombre y en su capacidad de dialogar, de transformar y cambiar su realidad.Es indispensable para el docente mantener fe en los educandos y no menospreciar sus capacidades para transformar la realidad.

Hablar de democracia y callar al pueblo es una farsa. Hablar del humanismo y negar a los hombres es una mentira.

Palabras de moda en muchas sociedades incluyendo la nuestra, se habla de que existe democracia pero se niega el derecho a expresarse, se coarta, se restringe el derecho del pueblo de expresarse, de exponer sus ideas críticamente, lo que en suma resulta en una negación del hombre, en una negación de su existencia y capacidad transformadora.

Para el educador-educando, dialógico, problematizador, el contenido programático de la educación no es una donación o una imposición —un conjunto de informes que han de ser depositados en los educandos—, sino la devolución organizada, sistematizada y acrecentada al pueblo de aquellos

Es necesario que el cambio de actitud se concrete en el mismo educador-educando, que se vuelva hacia la concepción de que es parte de un proceso de cambio, de un proceso transformador desde el mismo momento que su catedra o su enseñanza no tiene que ser un simple

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elementos que éste le entregó en forma inestructurada.

acto mecanizado de enseñar, tiene que ser una actividad sistemática de transmisión adquisición de conocimientos, devolviendo a la sociedad aquello que de ella ha recibido. Entiéndase por sociedad al hombre mismo.

Para el educador humanista o el revolucionario auténtico, la incidencia de la acción es la realidad que debe ser transformada por ellos con los otros hombres y no los hombres en sí.

Es la realidad que mantiene a los hombres oprimidos la que realmente es necesario cambiar, el hombre oprimido llega a aceptar o introyectar su condición y aceptarla como normal porque la realidad que le han presentado es una; sin embargo al mostrar al hombre la realidad que existe más allá del mundo de la opresión, este exterioriza la capacidad que siempre ha tenido, no se cambia al hombre, debe cambiarse la realidad y la forma que estos la perciben.

Aprovechando esta inmersión de la conciencia oprimida, las élites; la van transformando en aquella “vasija” de que hablábamos y depositando en ella aquellos marbetes que la hacen aún más temerosa de la libertad.

Parte de los métodos que se usan para mantener a los hombres en la opresión es la educación “bancaria” de la que ya hemos hablado, esta considera a los hombres simples “vasijas” que se van llenado con los depósitos que les hacen; dichos depósitos son nada más que fragmentos, partes de la realidad, de modo tal, que esas partes de realidad que depositan en los hombres los convierte en seres temerosos de la libertad y por ende sumisos a sus caprichos.

Por esto mismo, muchas veces, educadores y políticos hablan sin ser entendidos. Su lenguaje no sintoniza con la situación concreta de los hombres a quienes hablan. Y su habla es un discurso más, alienado y alienante.

Las élites, políticos y muchos educadores no conocen ni comparten la realidad de los hombres oprimidos, desconocen o manipulan el conocimiento de la realidad de los hombres y por lo tanto sus discursos, disertaciones y enseñanzas no se comprenden por no

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estar apegadas a la realidad.En la realidad de la que dependemos, en la conciencia que de ella tengamos educadores y pueblo, buscaremos el contenido programático de la educación.

La educación tiene que estar apegada ala realidad delos pueblos, a las necesidades específicas del hombre, en la medida que todos tengamos conciencia y conocimiento de ella seremos capaces de sistematizar y programar los contenidos necesarios para el despertar de los hombres.

A través de su permanente quehacer transformador de la realidad objetiva, los hombres simultáneamente crean la historia y se hacen seres histórico-sociales.

Los hombres crean historia, la historia de las sociedades es inherente a la actividad transformadores del hombre mediante la conciencia de su realidad. Es el hombre el que está permanentemente transformando las sociedades, ellas no cambian no evolucionan si no es por la acción del hombre como ser social y transformador.

Éste es un esfuerzo que cabe realizar en la metodología de la investigación que proponemos, como en la educación problematizadora que defendemos. El esfuerzo de presentar a los individuos dimensiones significativas de su realidad, cuyo análisis crítico les posibilite reconocer la interacción de sus partes.

El hombre como parte de la sociedad debe de integrarse en su lucha transformadora y liberadora, la educación problematizadora o transformadora debe presentar a los hombres la realidad, desde las distintas dimensiones que la integran, presentársela como un todo que debe ser restaurado desde distintos ángulos, desde cada arista de la situación social que es imperativo cambiar.

Este movimiento de ida y vuelta, de lo abstracto a lo concreto, que se da en el análisis de una situación codificada, si se hace bien la descodificación, conduce a la superación de la abstracción con la percepción crítica de lo concreto, ahora ya no más realidad espesa y poco vislumbrada.

Si la codificación, si la integración de las partes como un todo concreto, no se realiza de manera adecuada no es posible conocer completamente la realidad y esta permanecerá como neblina, que no se vislumbra completamente, que no queda esclarecida por lo tanto incomprendida.

Teóricamente, es lícito esperar que los Cuando el hombre llega a conocer su

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individuos pasen a comportarse de la misma forma frente a su realidad objetiva, de lo que resulta que ella deja de ser un callejón sin salida para ser lo que en verdad es: un desafío frente al cual los hombres tienen que responder.

realidad y despierta en él un pensamiento crítico y transformador, deja de ver y concebir esa realidad como un callejón sin salida, como una situación de la que no se puede salir. En cambio cuando este llega a conocer la realidad de manera objetiva, ese mismo conocimiento lo hace comprender que es necesario cambiar, que es necesario transformar y por lo tanto adquiere el ímpetu de trabajar para ello.

Investigar el “tema generador” es investigar, repitamos, el pensamiento de los hombres referidos a la realidad, es investigar su actuar sobre la realidad, que es su praxis.

Hablando de tema generador podemos determinar que este consiste en estudiar el pensamiento del hombre respecto a la realidad, respecto a su actuar sobre la realidad para lograr su transformación y liberación. Es el actuar del mismo hombre sobre su realidad es en si el teme generador ya que es en ese momento que se genera el conocimiento.

Cuanto más asuman los hombres una postura activa en la investigación temática, tanto más profundizan su toma de conciencia en torno de la realidad y, explicitada su temática significativa, se la apropian.

Es una verdad innegable que para hacer mucho más efectivo en trabajo de la búsqueda del conocimiento transformador, es indispensable apropiarse de esa idea, de esa lucha, y eso se logra tomando una postura en sumo activa sobre la investigación.

Investigadores profesionales y pueblo, en esta operación simpática que es la investigación del tema generador, son ambos sujetos de este proceso.

Como ya se dijo anteriormente, la relación entre investigadores profesionales y pueblo, tiene que ser simbiótica en la generación de conocimiento, en el estudio del tema generador que es el papel del hombre ante la realidad. Ambos son sujetos en el proceso,, ni uno más activo, importante o indispensable que el otro, la relación es complementaria.

Sin embargo, al temer al cambio, al Esa es una actitud de los sistemas

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intentar aprisionar la vida, al reducirla a esquemas rígidos, al hacer del pueblo objeto de su acción investigadora, al ver en el cambio el anuncio de la muerte, mata la vida y no puede esconder su marca necrófila.

opresores que utilizan la educación como arma para mantener a los hombres con permanente temor al cambio, matando la vida, matando la esperanza de los hombres por ser libres.

Cuanto más investigo el pensar del pueblo con él, tanto más nos educamos juntos. Cuanto más nos educamos, tanto más continuamos investigando.

Esa debe de ser una actitud permanente de los educadores, comulgar con el pueblo, con los educandos en su momento, una actitud de permanente investigación, de permanente adquisición y generación de conocimiento, cuanto más se estudia y se investiga, mas surgen preguntas y temas de investigación.

La tarea del educador dialógico es, trabajando en equipo interdisciplinario este universo temático recogido en la investigación, devolverlo no como disertación sino como problema a los hombres de quienes lo recibió.

La finalidad y la tarea de todo educador dialógico tiene que ser en primer lugar trabajar en equipos multidisciplinarios para abarcar la mayor cantidad de opiniones y conocimientos, necesarios para la resolución de los problemas. Posteriormente transmitir a los hombres el conocimiento no en forma de disertación, sino como la exposición de un problema que necesita solución. Con la concepción de que cada problema resuelto constituye un reto más y una problemática nueve que debe de ser resuelta.

Si los individuos se encuentran adheridos a estas “situaciones límites”, imposibilitados de “separarse” de ellas, el tema a ellas referido será necesariamente el de fatalismo y la tarea a él asociada es la de no tener tarea alguna.

Esta es la manera en que los opresores mantienen a los hombres a su merced y sumisos, les hacen creer que viven en limita de sus posibilidades y que cualquier intento por cambiarlo resultaría en un esfuerzo vano, inútil. De eso deviene la actitud fatalista de los hombres, de la creencia que no es útil esforzarse y por lo tanto no es necesario realizar tarea alguna al respecto.

No sería posible, ni en el proceso de Tanto en el proceso de investigación

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investigación, ni en las primeras fases de lo que a ella sigue, el de la devolución de la temática significativa como contenido programático, proponer representaciones de realidades extrañas a los individuos.

como en el proceso mismo de la aplicación de los nuevos conocimientos adquiridos, es imposible y nada práctico proponer representaciones de realidades extrañas a los individuos, debe de utilizarse la propia realidad para que esto sea entendible.

Promoviendo la percepción de la percepción anterior y el conocimiento del conocimiento anterior, la descodificación promueve, de este modo, el surgimiento de una nueva percepción y el desarrollo de un nuevo conocimiento.

La percepción de la percepción anterior y el conocimiento del conocimiento anterior podría parecer incoherente e incomprensible; sin embargo, el conocimiento del conocimiento anterior se refiere a la toma de conciencia del conocimiento que existía antes del despertar del conocimiento crítico, la percepción de la percepción anterior se refiere al conocimiento claro de la percepción que se tenía sobre el mundo, sobre la realidad y el hombre, contrastando todo esto con la nueva percepción y el nuevo conocimiento.

El único camino a seguir, en este caso como en otros, es la concienciación de la situación, intentándola desde la etapa de la investigación temática.

Como se ha mencionado en repetidas ocasiones en este libro y en este análisis, el único camino viable, indispensable y que hay que seguir es la toma de conciencia sobre la situación real de los hombres, de la situación en que se vive, condición de falsa seguridad y desarrollo.

La dramatización funcionaría como codificación, como situación problematizadora, a la que seguiría la discusión de su contenido.

Al utilizar la dramatización como medio de enseñanza sería eficaz si esta se da en un contexto que desde ella se cuestionen las concepción de de la educación “bancaria”. Su uso como herramienta problematizadora debe venir acompañada de la posterior discusión y análisis de su contenido contrastándola con la realidad de la sociedad.

CAPITULO IV

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TEXTO ORIGINAL DOXASerán repeticiones o retorno a puntos ya referidos, ora con la intención de profundizar sobre ellos, ora porque se hacen necesarios para una mayor claridad de nuevas afirmaciones.

En este capítulo el autor vuelve a retomar puntos ya tratados, pero con la intención de profundizar sobre ellos, de extender los conceptos que generen una mayor conciencia del conocimiento que se quiere transmitir, siendo esta mismo materia como inicio, como antorcha que alumbre los primeros pasos para aplicar, para entender y extender la pedagogía del oprimido.

Los animales, que no trabajan, viven en su “soporte” particular al cual no pueden trascender. De ahí que cada especie animal viva en el “soporte” que le corresponde y que éstos sean incomunicables entre sí para los animales en tanto franqueables a los hombres.

Para el autor los animales viven en su medio, en su soporte, con una seria de factores que no pueden modificar, no pueden cambiar y para ellos no existe nada más allá; para los hombres, por el contrario todo su medio, toda su realidad no es algo infranqueable, es modificable, puede adaptarse a su realidad, puede trabajarse ´para mejorarlo y que esté acorde a las mayorías.

El esfuerzo revolucionario de transformación radical de estas estructuras no puede tener en el liderazgo a los hombres del quehacer y en las masas oprimidas hombres reducidos al mero hacer.

El trabajo y esfuerzo de transformación de la realidad de los hombres no puede estar supeditada a una élite, a unos cuantos pensadores que se dediquen a generar conocimiento, la fuerza transformadora tiene que venir de los hombres en acción, en colectivo, no solo de las acciones sino también del pensamiento.

Su quehacer, acción y reflexión, no puede darse sin la acción y la reflexión de los otros, si su compromiso es el de la liberación.

No es posible la acción transformadora sin la participación de todos, sin el pensamiento reflexivo del hombre y su compromiso con la liberación, con la liberación de la sociedad del sistema opresor imperante.

Pueden también aspirar a la revolución como un simple medio de dominación y no concebirla como un camino de

Es una actitud del hombre que después de ser liberado de la opresión se convierte en el opresor que lleva dentro.

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liberación. Pueden visualizarla como su revolución privada, lo que una vez más revela una de las características del oprimido, a la cual ya nos referimos en el primer capítulo de este ensayo.

El opresos puede ver en su momento la revolución como la oportunidad de seguir esclavizando, no solo a aquellos que antes eran opresores, sino también al pueblo, a aquellos que en su momento ha dicho acompañar en su lucha liberadora

La verdadera revolución, tarde o temprano, debe instaurar el diálogo valeroso con las masas. Su legitimidad radica en el diálogo con ellas, y no en el engaño ni en la mentira.

La revolución que después de instaurarse en el poder, se olvida de las masas, de aquellos a quienes se suponía que defendía, pierde su validez, pierde su razón de ser ya que deja de escuchar el pensamiento crítico y revolucionario de las masas. Se concierte en engaño cuando ellos mismos se convierten en los nuevos opresores y utilizan a las masas como trampolín para llegar y mantenerse en el poder.

Nuestra convicción es aquella que dice que cuanto más pronto se inicie el diálogo, más revolución será.

La revolución no puede dejar de lado el diálogo, este es en suma el arma más poderosa de una verdadera transformación de la sociedad, de ahí la inmediatez de su instauración ya que en la medida que este s dé mayor revolución será, el hombre necesita estar en dialogo permanente para generar nuevos conocimientos, nuevos problemas sobre los cuales trabajar.

Al ejercer un análisis crítico, reflexivo sobre la realidad, sobre sus contradicciones, lo que puede ocurrir es que se perciba la imposibilidad inmediata de una forma de acción o su inadecuación al movimiento.

Es necesario realizar permanentemente un análisis crítico de la realidad, un análisis crítico de las acciones realizadas y por realizar, esto con el objetivo de establecer su factibilidad, su vialidad o adecuarlas al movimiento de los factores que imposibilitan su ejecución. Esto se aplica en muchas áreas de pensamiento, igualmente es aplicable a la lucha liberadora del hombre.

En realidad, la revolución no es hecha para el pueblo por el liderazgo ni por el

No es concebible en una verdadera revolución que esta sea impulsada o

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liderazgo para el pueblo sino por ambos, en una solidaridad inquebrantable.

hecha por un liderazgo, no sería verdadera revolución si esta condición se cumpliera de esta forma. Una verdadera revolución es hecha por el pueblo junto con el liderazgo, tiene que ser hecha en conjunto para que haya plena coincidencia de métodos y objetivos, en plena solidaridad.

Lo que pretende una auténtica revolución es transformar la realidad que propicia un estado de cosas que se caracteriza por mantener a los hombres en una condición deshumanizante.

Es innegable que una verdadera revolución pretende transformar la realidad que propicia, que se esmera y permite que los hombres permanezcan en una condición deshumanizante, negándoles la vida, entiéndase por vida la plena posibilidad de ser, de actuar por si y para si mismos, de trabajar por organizar sus conocimiento.

Por otro lado, seríamos falsamente realistas al creer que el activismo, que no es verdadera acción, es el camino de la revolución.

La verdadera revolución no se logra ni se puede llevar a cabo con un simple activismo, es necesario que todos sean actores reales y no pasajeros del proceso, de las actividades y retos de la verdadera revolución. El activismo puede llegar a ser temporal y oportunista, simplemente para aprovechar una coyuntura, un actor real estará siempre comprometido con el trabajo la libertad.

Si el liderazgo revolucionario les niega a las masas el pensamiento crítico, se restringe a sí mismo en su pensamiento o por lo menos en el hecho de pensar correctamente. Así, el liderazgo no puede pensar sin las masas, ni para ellas, sino con ellas.

No se puede arrogar el liderazgo revolucionario ser propietario del pensamiento crítico, del conocimiento liberador, y de estar siempre en lo correcto y la verdad. El liderazgo no puede pensar por las masas ni pensar para ellas. Los hombres tiene su propio conocimiento y razonamiento, el liderazgo debe acompañar y dar forma a este pensamiento de las masas.

En esto, el liderazgo revolucionario debe encontrar no sólo su razón de ser,

En términos de la acción, del actuar en la realidad y por su capacidad e influir, el

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sino la razón de una sana alegría. Por su naturaleza él puede hacer lo que el otro, por su naturaleza, no puede realizar en términos verdaderos.

liderazgo debe encontrar en esto su verdadera alegría y reforzar su razón de ser de actuar y de trabajar. Todo movimiento necesita el liderazgo real y todo liderazgo real necesita una motivación, una causa. No hay mejor causa que luchar junto a los que luchan y hacer aquello que otros por su misma naturaleza y posición no pueden realizar.

El humanismo científico revolucionario no puede, en nombre de la revolución, tener en los oprimidos objetos pasivos útiles para un análisis cuyas conclusiones prescriptivas deben seguir.

Es lo que sucede en la práctica en muchas realidades de la sociedad y en muchas sociedades, el humanismo científico revolucionario pretende mantener en los hombres a puros objetos pasivos, sin acción inertes bajo las conclusiones y recomendaciones de la élite, del liderazgo; conclusiones a las cuales deben ceñirse y aplicarse ciegamente sin posibilidad de cuestionar.

Lo que debe hacer el liderazgo revolucionario es problematizar a los oprimidos no sólo éste sino todos los mitos utilizados por las élites opresoras para oprimir más y más.

Es trabajo del liderazgo revolucionario y problematizador, abrir los ojos de los hombres a la realidad, exponer y dilucidar sobre los mitos y concepciones que utilizan para mantener a los hombres oprimidos en su estado actual, exponer a la luz de las masa aquellas actitudes que han sido inculcadas en los hombres y que constituyen medios y métodos para oprimir cada día más.

La revolución se genera en ella como un ser social y, por esto, en la medida en que es acción cultural, no puede dejar de corresponder a las potencialidades del ser social en que se genera.

El hombre es un ser social, inmerso en esta y por ende en su historia, la revolución es un acto de acción cultural, de cambio actitudinal y del pensamiento de estos. Por lo anteriormente expuesto es que toda revolución debe corresponder con las potencialidades que los hombres tienen de ser entes de cambio en la sociedad, en el medio que le rodea.

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El antidialógico, dominador por excelencia, pretende, en sus relaciones con su contrario, conquistarlo, cada vez más, a través de múltiples formas. Desde las más burdas hasta las más sutiles. Desde las más represivas hasta las más almibaradas, cual es el caso del paternalismo.

El antidialógico es por su misma naturaleza un dominador por excelencia de los hombres, por lo tanto sus acciones y actividades estará siempre encaminadas a conquistar y oprimir cada día mas utilizando todo tipo de formas, de acuerdo a las que le sean efectivas en su momento, estas pueden ser desde las más suaves y forradas de humanismo y dulzura falsa hasta las más represivas y crueles.

Instaurada la situación opresora, antidialógica en sí, el antidiálogo se torna indispensable para su mantenimiento.

Esto sucede en los regímenes totalitarios y opresores, se instauran y una vez instaurados el antidialógico, el opresor, se convierten en indispensables para mantener dicha situación. Lo mismo sucede en aquellos casos donde la revolución s lleva a cabo por personas, por lideres revolucionarios que no comulgan con el pueblo y una vez se instauran en el poder utilizan a las masas para mantenerse en el poder convirtiéndose en los nuevos opresores.

Finalmente, no existe una realidad opresora que no sea antidialógica, tal como no existe antidialogicidad en la que no esté implicado el polo opresor, empeñado incansablemente en la permanente conquista de los oprimidos.

Permanentemente opuestos y contrarios como el día y la noche, los opresores y los oprimidos, la realidad opresora innegablemente es antidialógica, y tampoco existe antidialogicidad en la que no esté inherentemente el polo opositor que s encuentra permanentemente en lucha por mantener la opresión.

En la medida que las minorías, sometiendo a su dominio a las mayorías, las oprimen, dividirlas y mantenerlas divididas son condiciones indispensables para la continuidad de su poder.

Es una práctica que se puede ver en muestra realidad, tanto por aquellos que en su momento aplicaron la antidialogicidad como en aquellos que han procurado acabar con ellos, “divide y vencerás” dice un antiguo adagio aplicado a las luchas por el poder, los opresores han mantenido y mantienen

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ese misma premisa, mantener a los hombre divididos para vencer su capacidad de interrelacionarse y volverse críticos.

Conceptos como los de unión, organización y lucha, son calificados sin demora como peligrosos. Y realmente lo son, para los opresores, ya que su “puesta en práctica” es un factor indispensable para el desarrollo de una acción liberadora.

Desde el mismo momento que los conceptos de organización, lucha y unión aparecen en las sociedades, estos son tildados de peligrosos porque realmente lo son, esos conceptos son precursores de sociedades pensantes y por lo tanto revolucionarias, comprometidas con el cambio de las sociedades.

Lo mismo se verifica en el proceso denominado “capacitación de líderes”, que, aunque realizado sin esta intención por muchos de los que lo llevan a cabo, sirve, en el fondo, a la alienación.

Existen los falso líderes y la preparación de estos en muchos casos se lleva a cabo con el fin mismo de que estos no sean realmente eso, sirven como formadores de personas alienadas, no son capacitados como tal aunque estos tengan esa capacidad y disposición. En el proceso se de forma y terminan siendo nada más nuevas herramientas para mantener el sistema y a los hombres en estado de opresión.

Defienden la armonía de clases como si éstas fuesen conglomerados fortuitos de individuos que miran, curiosos, una vitrina en una tarde de domingo.

Es una historia que hemos visto repetirse en el transcurso de los años, pensadores, educadores y personas que se esperan por mantener el sistema opresor se ocupan y se preocupan por mantener las clases como tal y promueven la armonía entre ellas con la falsa presentación de que cada una de ellas existen de manera fortuita y que es imposible cambiar, como algo que solamente se puede observar y no cambiar.

Inseguros en su dualidad de seres que “alojan” al opresor, por un lado,

En casos donde el opresor otorga por ejemplo a obrero el cargo de capataz

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rechazándolo, por otro, atraídos a la vez por él, en cierto momento de la confrontación entre ambos, es fácil desde el punto de vista del opresor obtener resultados positivos de su acción divisoria.

este se vuelve una persona que replica las actitudes del opresor, se debe a que el hombre inseguro de su dualidad se convierte en aquel a quién por un lado a rechazado pero a la vez atraídos por él. Es una cualidad de los hombres que en su momento es usado como medio de división de los hombres.

Por el contrario, unificados y organizados, harán de su debilidad una fuerza transformadora, con la cual podrán recrear el mundo, haciéndolo más humano.

Esta es justo la razón por la cual, los opresores procuran mantener la división de los hombres, porque saben y son conscientes de la capacidad pensante y transformadora de la unión de los hombres, de su capacidad de rehacer las sociedades y recrear el mundo volviéndolos mas humanos.

Los héroes son exactamente quienes ayer buscaron la unión para la liberación y no aquellos que, con su poder, pretendían dividir para reinar.

En el devenir de la historia nos hemos encontrado con hombres que han procurado con su poder, crear y mantener la división de los hombres, y también hombres que buscaron y trabajaron por unificar a los hombres, por unificar sus luchas; estos hombres son precisamente a quienes la historia reconoce como héroes.

El apoyo de las masas populares a la llamada “burguesía nacional”, para la defensa del dudoso capital nacional, es uno de los pactos cuyo resultado, tarde o temprano, contribuye al aplastamiento de las masas.

Parte de las estrategias utilizadas para dividir son actividades relacionadas con hacer creer a algunos que no son parte de las masas, que no son oprimidos, que son una clase aparte, dividiéndolos de la realidad de la sociedad en la cual están inmersos y de cuya lucha deberían ser parte.

La manipulación se impone en estas fases como instrumento fundamental para el mantenimiento de la dominación.

La manipulación de los hombres, de las sociedades es una preocupación cotidiana de la clase opresora con el fin de mantener la opresión, se manipula todos los aspectos que rodean al hombre, su capacidad real de generar conocimiento, su capacidad de

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pensamiento crítico y reflexivo, se manipula su realidad presentándola como ineludible e insalvable y por ende que no hay posibilidad ni necesidad de transformarla.

Si las masas asocian a su emersión, o a su presencia en el proceso histórico, un pensar crítico sobre éste o sobre su realidad, su amenaza se concreta en la revolución.

Es necesario que los hombres asocie su emersión a una nueva sociedad, que se asocien y se sientan parte, actores reales de la transformación de la sociedad y de su realidad, su amenaza, su lucha y esfuerzo se concreta en la revolución, en la transformación de la sociedad y de la realidad en la cual se encuentran inmersos.

El liderazgo revolucionario debería aprovechar la contradicción planteada por la manipulación, problematizándola a las masas populares a fin de lograr el objetivo de la organización.

Es de la misma realidad de la manipulación existen los insumos para que el liderazgo revolucionario pueda aprovecharse de ella, problematizandola y presentándola a los hombres con el objetivo de lograr unidad de pensamiento, unidad de esfuerzos y propiciar asi la organización de los hombres para luchar por su liberación.

Finalmente, sorprendemos, en la teoría de la acción antidialógica, otra característica fundamental — la invasión cultural. Característica que, como las anteriores, sirve a la conquista.

Es sorprendente que aquellos que quieren perpetuarse en el sistema opresor utilicen incluso la invasión cultural de las masas como herramienta de opresión, es una forma de sacar a los hombres de su realidad y presentárselas como la situación óptima, para que estos no piensen en las implicaciones de esta invasión cultural.

Como manifestación de la conquista, la invasión cultural conduce a la inautenticidad del ser de los invadidos. Su programa responde al cuadro valorativo de sus actores, a sus patrones y finalidades.

Con el afán de conquistar las mentes y las voluntades de los hombres y evitar su despertar a un mundo y una sociedad libres, los sumerge en invasión cultural para crearles a los individuos realidades ficticias en las cuales su realidad es la misma o mejor que la que anhelan tener.

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Este cambio cualitativo en la percepción del mundo, que no se realiza fuera de la praxis, jamás puede ser estimulado por los opresores, como un objetivo de su teoría de la acción.

El opresor no procura en ningún momento que los hombres tengan una percepción crítica del mundo, procura por el contrario mantener a los hombres sumisos, sumergidos en su voluntad, esta percepción no es la que se realiza en las mentes de los hombres sino la que les es implantada por aquellos que pretenden mantenerse como los opresores.

No se debe escuchar al pueblo para nada, pues éste, “incapaz e inculto, necesita ser educado por ellos para salir de la indolencia provocada por el subdesarrollo”.

Como estrategia de dominación los hombres utilizan las mismas necesidades de los hombres para fingir que las conocen, que las comparten y que luchan para solventarlas. Esta percepción es la que los lleva a generar métodos de menospreciar la capacidad cognoscitiva del hombre.

El “miedo a la libertad” se instaura entonces en ellos. Durante el desarrollo de este proceso traumático, su tendencia natural es la de racionalizar el miedo, a través de una serie de mecanismos de evasión.

Esta es una situación de orden psicológico que es aprovechada por las élites, el miedo a la libertad se instaura en el hombre a raíz de la tendencia de evadir el miedo, de evadir aquellas situaciones que nos son traumáticas, y así se nos presenta la libertad, un proceso traumático y doloroso y por ende una aspiración a la que tenemos que evitar.

Tal como la entendemos, la “revolución cultural” es el esfuerzo máximo de concienciación que es posible desarrollar a través del poder revolucionario, buscando llegar a todos, sin importar las tareas específicas que éste tenga que cumplir.

Al contrario de la invasión cultural utilizada como herramienta de opresión, la revolución cultural consiste en poner en perspectiva la realidad a la cual nos han sometido con la invasión cultural, y esta busca llegar a todos haciéndolos actores del proceso de cambio, con acciones y actividades para todos desde cada una de sus propias posibilidades.

Los oprimidos sólo empiezan a desarrollarse cuando, al superar la

Cuando el hombre deja de ser para el opresor, de ser para el sistema y

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contradicción en que se encuentran, se transforman en los “seres para sí”.

empieza a ser para sí, todos y cada uno confluyendo en su propio y común esfuerzo y trabajo de convertirse en personas críticas, en ese momento empieza a desarrollarse el hombre.

En forma general, este liderazgo es encarnado por hombres que de una forma u otra participaban de los estratos sociales de los dominadores.

En la historia hemos podido ver que los más grandes liderazgos del pensamiento revolucionario y problematizador de las sociedades han estado en algún momento de sus vidas en los estratos sociales de los dominadores y han llegado a conocer la realidad desde el punto de vista de los opresores.

En la primera hipótesis, el liderazgo revolucionario se transforma, dolorosamente y sin quererlo, en contradicción de las masas.

Esta es una de las hipótesis del surgimiento de los liderazgos revolucionarios, una es que estos se generan de manera dolorosa y sin quererlo cuando sus mentes, su pensamiento se transforma y aparece como fruto de las injusticias vividas en pleno o vistas desde la perspectiva del opresor sin compartirlas.

En la segunda, al emerger el liderazgo, recibe la adhesión casi instantánea y simpática de las masas, que tiende a crecer durante el proceso de la acción revolucionaria.

En esta hipótesis el liderazgo emerge de forma casi instantánea y generando adhesiones de las masas que con el paso del tiempo y de la lucha se van incrementado y acrecentando.

En tanto en la teoría de la acción antidialógica la conquista, como su primera característica, implica un sujeto que, conquistando al otro, lo transforma en objeto, en la teoría dialógica de la acción, los sujetos se encuentran, para la transformación del mundo, en colaboración.

Se expone aquí las dos realidades contrapuestas de la teoría de la acción antidialógica y la teoría dialógica de la acción; mientras la primera tiene como característica principal la conquista del hombre por el hombre convirtiéndolo posteriormente en mero objeto e incluso en mercancía con la cual puede acrecentar su capital, la segunda tiene como característica el encuentro de los hombres como sujetos de cambio, como actores de la transformación de la sociedad y de su realidad en

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colaboración y trabajo conjunto.La importancia de su papel, sin embargo, no lo autoriza para mandar a las masas populares, ciegamente, hacia su liberación.

No es el liderazgo revolucionario el que tiene que desarrollar la lucha liberadora, es este es nada más un simple organizador del esfuerzo y del pensamiento de los hombres, el liderazgo no puede obligar a las masa a su liberación, este es un trabajo y convicción que debe surgir de los mismos hombres.

En este caso, nadie descubre el mundo al otro, aunque cuando un sujeto inicie el esfuerzo de descubrimiento de los otros, es preciso que éstos se transformen también en sujetos en el acto de descubrir.

No se puede usar la premisa de que el hombre debe enseñarle el mundo a otro hombre ya que este tendrá su propia convicción y valoración sobre este, es el mismo hombre desde su propia visión de la realidad que tiene que descubrir el mundo como sujeto de cambio y transformación.

Desconfiar de los hombres oprimidos, no es desconfiar de ellos en tanto hombres, sino desconfiar del opresor “alojado” en ellos.

La desconfianza en el hombre que es oprimido consiste en la desconfianza del opresor que esta introyectado en este, opresor que se ha alojado en esta a través de las mismas herramientas opresoras que en él han sido utilizadas.

Lo que exige la teoría de la acción dialógica es que, cualquiera que sea el momento de la acción revolucionaria, ésta no puede prescindir de la comunión con las masas populares.

No se puede concebir revolución de las masas sin el aporte en la acción de estas, sin la comunión de los hombres con la realidad de los otros hombres, no se puede hablar de hombres en construcción, en proceso de liberación si estos no participan en él.

Si en la teoría de la acción antidialógica se impone, necesariamente, el que los dominadores provoquen la división de los oprimidos con el fin de mantener más fácilmente la opresión, en la teoría dialógica de la acción, por el contrario, el liderazgo se obliga incansablemente a desarrollar un esfuerzo de unión de los oprimidos entre sí y de éstos con él para

Solo con el esfuerzo y el trabajo en conjunto de los hombres será posible desarrollar un verdadero proceso de transformación y de liberación, esta es una premisa de la teoría dilógica de la acción, igualmente válida para fines prácticos y de estudio como lo es la premisa de la teoría antidialógica de la acción que dice que dividir a las masas

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lograr la liberación. es una herramienta de dominación.La “cultura del silencio”, que se genera en la estructura opresora. y bajo cuya fuerza condicionante realizan su experiencia de “objetos”, necesariamente los constituye de esta forma.

No es extraño encontrar a los hombres bajo regímenes opresores que no puedan expresarse, no quieran hacer valer su palabra ya que están sumergidos en la mera existencia de objetos que se les ha inculcado y enseñado a través de la educación, usando esta como método de deshumanización de los hombres.

Descubren que, como hombres, no pueden continuar siendo “objetos” poseídos, y de la toma de conciencia de sí mismos como hombres oprimidos derivan a la conciencia de clase oprimida.

Como fruto del proceso de liberación y de toma de conciencia de los hombres está el descubrir que no pueden continuar como objetos poseídos, tomando conciencia de ellos, se dan cuenta que son parte de la sociedad oprimida al ver en los demás hombres la misma situación y realidad en la que ellos están.

Las formas de acción cultural, en situaciones distintas como éstas, tienen el mismo objetivo: aclarar a los oprimidos la situación concreta en que se encuentran, que media entre ellos y los opresores, sean aquéllas visibles o no.

La acción cultural como parte del proceso de liberación de los hombres se tiene que dar en distintas situaciones, principalmente aclarando a los hombres en la situación real en la que s encuentran, dándoles a conocer también las situaciones y herramientas que en ellos han o siguen siendo utilizadas por parte de los opresores.

En tanto en la teoría de la acción antidialógica, la manipulación útil a la conquista se impone como condición indispensable al acto dominador, en la teoría dialógica de la acción nos encontramos con su opuesto antagónico: el de la organización de las masas populares.

Como ya hemos expuesto anteriormente una de las herramientas utilizadas por la teoría antidialógica de la acción es la manipulación útil de las masas a través de la conquista, conquista del hombre y de su mente pensante, de su mente transformadora; por otro lado la teoría dialógica de la acción usa el opuesto antagónico de la primera que es la organización de las masas.

Lo que puede variar en función de las condiciones históricas de una sociedad

El testimonio es parte importante en el proceso dialéctico de la liberación de los

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determinada es la forma de dar testimonio. El testimonio en sí, es, sin embargo, un elemento constitutivo de la acción revolucionaria.

hombres, ellos mismos desde su propia experiencia que exponen la realidad que cada uno está viviendo y la realidad que todos tendrían que compartir, es por ello que el testimonio se convierte en acción revolucionaria ya que este pone al descubierto las herramientas utilizadas por las clases dominantes y opresoras, de las cuales es necesario liberarse.

Todo testimonio auténtico, y por ende crítico, implica la osadía de correr riesgos, siendo uno de ellos el de no lograr siempre, o de inmediato, la adhesión esperada de las masas populares.

Todo testimonio por autentico que sea, por inspirador y motivador corre el riesgo de no lograr la adhesión de las masas, de no lograr un efecto transformador de la conciencia de los hombres de forma inmediata, sin embargo esto no le quita al testimonio su validez como acción revolucionaria, como acción de cambio válida para los hombres en el proceso de su búsqueda de libertad.

Si para la élite dominadora la organización es la de sí misma, para el liderazgo revolucionario la organización es de él con las masas populares.

Los opresores sin consideran la organización como medio y herramienta, pero esta es solamente una organización entre ellos mismos para mantener el estatus de la sociedad dominante, por el contrario el liderazgo revolucionario procura la organización de las masas en su lucha por el cambio, en su lucha liberadora.

La teoría dialógica de la acción niega tanto el autoritarismo como el desenfreno. Y, al hacerlo, afirma tanto la autoridad como la libertad.

En la lucha por la libertad de los hombres a través de la teoría dialógica de la acción se niega el autoritarismo porque este promueve la permanencia de la clase opresora y al hacer esto promueve y afirma la autoridad y la libertad, autoridad mas no autoritarismo.

De ahí que, como forma de acción deliberada y sistemática, toda acción

La acción y formación cultural de las sociedades es indispensable en la

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cultural tiene su teoría, la que, determinando sus fines, delimita sus métodos.

construcción de una sociedad más humanizada, más consciente de las necesidades de los hombres y por lo tanto más dispuesta a trabajar por sortear todas las desigualdades que afectan el desarrollo del hombre como ser, todo esto se establece a través de teorías que delimitan los métodos y las herramientas que han de utilizarse en el proceso de la construcción de una nueva sociedad.

En el fondo, en la acción antidialógica, implícita o explícitamente, encontramos la intención de perpetuar en la “estructura” las situaciones que favorecen a sus agentes.

Por más que los opresores traten de disfrazar sus sistemas de democráticos, encontramos siempre en ellas implícita o explícitamente la intencionalidad de perpetuar, no necesariamente a las personas per si s los sistemas, a las estructuras que les faciliten la alienación de los hombres para mantenerlos en la oscuridad, para negarles la vida, el ser, el conocimiento.

En este primer momento de la acción, momento investigador entendido como síntesis cultural, se va constituyendo el clima del acto creador, que ya no se detendrá, y que tiende a desarrollarse en las etapas siguientes de la acción.

Entiéndase la síntesis cultural como el momento primero en que los hombres empiezan a sintetizar sus conocimientos de la realidad, aquel momento en que despierta su conocimiento de los hechos reales culturales y de los hechos ficticios o realidades subjetivas inculcadas en ellos por los opresores. A partir de ese momento empieza el acto creador de nuevo conocimiento, de una nueva sociedad.