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Texto 3
La enfermedad que vino del mar
Recientes hallazgos revelan las asombrosas características de la bacteria causante del cólera.
1992 no fue un buen año para comer cebiche, pero mi buen amigo Enrique cedió a la tentación y
se zampó un enorme y suculento plato. No tardó en pagar las consecuencias: un para de días
después, sufría de incontenibles vómitos y de una terrible diarrea acuosa. Cuando digo terrible,
me refiero a más de 50 “idas al baño” por día. Enrique había enfermado de cólera.
Afortunadamente, recibió atención médica oportuna, que consistió en una terapia de
rehidratación, oral e intravenosa, para reponer el agua y las sales perdidas, acompañada de
antibióticos. A los pocos días se recuperó, aunque adquirió una aversión marcada al pescado.
Enrique, dentro de todo, tuvo suerte; en los casos graves de cólera, el enfermo puede llegar a
perder un litro de agua por hora durante las primeras 24 horas. Una deshidratación de esta
magnitud pone en peligro la vida misma.
Gracias a Robert Koch, desde 1883 sabemos que el agente biológico responsable de esta
enfermedad es una bacteria conocida como Vibrio cholerae. No todas las personas que se infectan
con la bacteria se enferman: cerca del 75% de la gente infectada no presenta síntomas; 20%
desarrolla una diarrea moderada y el resto enferma con diarreas graves, vómitos y acaba por
deshidratarse. En aquellos lugares donde no hay acceso a servicios médicos, el cólera puede llegar
a matar al 50% de los enfermos, como siempre, las regiones más pobres son las más golpeadas.
Todavía no tenemos claro el por qué algunas de las personas infectadas de cólera no se
enferman, y otras mueren, aunque sabemos que las personas con sangre de tipo O tienden a
desarrollar síntomas más severos que el resto. Dado que los ambientes ácidos inhiben el
desarrollo de la bacteria del cólera, aquellas personas que toman cotidianamente antiácidos se
enferman más fácilmente. Para los curiosos que se preguntan cómo fue posible que mi amigo
Enrique se enfermara de cólera, si el cebiche se cuece en el ácido jugo de limón, les diré que si
bien el jugo de limón sí mata a los Vibrio cholerae, usualmente no penetra en la carne del pescado
lo suficiente como para deshacerse de todas las bacterias. Con esto no quiero decir que el cólera
no tenga otros modos de transmisión; John Snow, en 1854, descubrió que el agua contaminada es
un excelente medio de transmisión; también alimentos crudos o cocinados ligeramente pueden
ser muy buenos medios para propagar el cólera.
Las pandemias
El cólera es una enfermedad vieja entre nosotros; ya en el Sushruta Samshita, un texto escrito
sánscrito aproximadamente en el año 500 A. C., se describe una enfermedad con los síntomas del
cólera. Por siglos, la enfermedad probablemente tuvo un carácter estacional, esporádico y
restringido al subconsciente indio, pero en 1817 las cosas cambiaron; ese año, por primera vez, el
cólera se extendió a muchas más regiones del mundo razón por la cual a esta epidemia en gran
escala se le conoce como la primera pandemia de cólera. Desde entonces siete pandemias han
infectado a la humanidad y han cobrado la vida de millones de víctimas. La séptima pandemias de
inició en el años de 1961 en las islas Célebes, en Indonesia. En enero de 1991 llegó a las costas
peruanas, donde rápidamente se extendió por enormes regiones de Latinoamérica y marcó el
regreso del cólera al continente americano, luego de cien años de ausencia. Para junio de ese
mismo año había tocado ya territorio mexicano.
Todas las pandemias de cólera, excepto la séptima, se han iniciado abruptamente en
Banglandesh, en el delta del Ganges, y se han extendido a regiones muy lejanas, siguiendo las
costas. Una pandemia puede durar muchos años para luego desaparecer, dejando tras de sí
regiones en las cuales el cólera se vuelve endémico (es decir, se localiza en regiones circunscritas a
un área determinada donde permanece de forma recurrente). Típicamente, los primeros casos
que se reportan aparecen entre los pescadores, y de ahí la enfermedad se extiende tierra adentro
por medio del agua o alimentos contaminados, o los viajeros infectados que se trasladan de una
zona contaminada a una que no lo está. La rapidez con que se extiende depende en gran medida
de la higiene de las personas y desde luego del acceso que tengan a agua bien tratada y a buenas
instalaciones de drenaje.
Los verdaderos culpables
Uno de los aspectos más interesantes de la biología del Vibrio cholerae, es que de las
aproximadamente 155 variedades de esta bacteria, sólo dos han sido las responsables de las
pandemias; el resto son básicamente inocuas. Si comparamos un Vibrio patógeno, capaz de
desatar una pandemia, con uno inocuo, las diferencias entre uno y otro pudieran parecer mínimas.
Sin embargo, un análisis cuidadoso de su material genético revela que la variedad patógena tiene
algunas agrupaciones de genes que el Vibrio inocuo no tiene, conocidas como “islas de
patogenicidad”, es decir, cuenta con unos genes “de más”. Una de estas islas es la denominada
CTX, produce, entre otras cosas, la toxina colérica, causante de los desagradables síntomas del
cólera.
Otra isla de patogenicidad, la VPI, es la responsable de producir los llamados factores de
colonización, que son una serie de sustancias que requiere el Vibrio para poder cambiar de un
ambiente acuático costero (estuarios y lagunas costeras), donde vive normalmente, al intestino
del hombre. Las isla VPI también es responsable de que se produzcan pequeñas estructuras en
forma de “pelos” que se localizan en el exterior Vibrio, y conocen como “pilus co-regulado con la
toxina”, este nombre obedece a que la producción de los pilus está estrechamente relacionada
con la toxina colérica, como se verá más adelante. Quiero subrayar que la existencia del pilus co-
regulado depende de la isla VPI, y la de la toxina colérica depende de las islas CTX; ambas islas
únicamente se encuentran en las variedades patógenas del Vibrio cholerae y nunca están
presentes en las inocuas. Muchas palabras técnicas en un par de renglones, pero dan nombre a los
actores de una historia extraordinaria.
En 1996, Matthew Waldor y John Mekalanos, investigadores de la escuela de medicina de
Harvard, en los Estados Unidos, hicieron un descubrimiento sorprendente: ¡una “variedad” inocua
de Vibrio puede volverse patógena por contagio! Estos investigadores encontraron que los genes
contenidos en la isla CTX en realidad no pertenecen al ADN del Vibrio, sino a un virus llamado
CTXφ. En ciertas condiciones, la isla CTX se “activa” y comienza a producir nuevos virus. Una vez
liberados, estos nuevos virus pueden infectar a otros Vibrio, y cuando lo hacen “integran” sus
genes al ADN del Vibrio obligándolo a producir la toxina colérica y, por tanto, a volverse
patógenos. Sin embargo, estos virus no pueden infectar a cualquier tipo de Vibrio, sólo a aquellos
que tengan los pilus co-regulados con la toxina, ya que esta estructura es la que usa el virus como
puerta de entrada para introducir su material genético en el Vibrio. Las variedades que no tienen
pilus son solamente inmunes al ataque de virus y, por tanto, inocuas e incapaces de volverse
patógenas.
Pero esta historia no termina aquí. En mayo de 1999 David K. R. Karaolis reportó un
descubrimiento aún más sorprendente: la isla VPI, que, como ya hemos dicho, es responsable de
que se produzcan los pilus, es a su vez el ADN de otro virus integrado al material genético del
Vibrio, al cual se le llamó VPIφ. En otras palabras, para que una cepa inocua de Vibrio se vuelva
dañina se requiere primero que la infecte un virus VPIφ, mismo que la obliga a fabricar los pilus,
una vez que el Vibrio los tiene, ya puede ser infectado con el segundo virus, el CTXφ, quien obliga
al Vibrio a producir la toxina colérica. Nunca antes se había descubierto que un virus necesitara
que otro estuviera presente en una bacteria para poder infectarla.
Ahora hay que preguntarse para qué le sirve a un Vibrio inocuo volverse patógeno, y qué
provecho pueden sacar los virus CTXφ y VPIφ de todo esto. Los Vibrio tanto inocuos como
patógenos viven en estuarios y lagunas costeras, donde se multiplican lentamente y dependen de
los nutrientes que existan a su alrededor. Si el ambiente es poco propicio para su desarrollo, los
Vibrio disminuyen su capacidad de multiplicación, hasta llegar a un estado de “animación
suspendida”, en el cual siguen vivos pero no se reproducen. En este caso pueden permanecer
mucho tiempo, hasta que las condiciones ambientales vuelvan a ser favorables y reinicien una fase
activa de reproducción. Cuando un Vibrio se vuelve patógeno, adquiere la novedosa propiedad de
poder vivir en el intestino humanos, donde se multiplica rápida y eficientemente. Una vez que el
hospedero se enferma de diarrea, gracias a la toxina colérica, excreta millones y millones de
nuevos Vibrio en sus evacuaciones que podrán afectar a miles de personas. Lo que al final de
cuentas hace el Vibrio es prosperar a nuestras costillas. En medida en que los Vibrio patógenos
prosperen, también lo harán los dos tipos de virus cuyo ADN se encuentra ligado íntimamente al
ADN del propio Vibrio.
El cólera, los copépodos y el cebiche
Por inusual que suene la palabra “copépodo” en realidad nombra a un grupo de organismos que
quizá sean los más abundantes del planeta. Los copépodos son unos pequeñísimos crustáceos
(parientes de los cangrejos y de los camarones) que viven en el mar, en los lagos y en los ríos.
Existen unas 11 500 especies y son una parte muy importante de lo que llamamos plancton. Son
tan extraordinariamente abundantes, que constituyen un eslabón esencial de las cadenas
alimentarias marinas. De ellos dependen muchos peces e incluso las ballenas que habitan en el
hemisferio norte: sin ellos, la vida en el mar no sería posible. Vibrio tiene la extraña capacidad de
pegarse a la boca y al aparato digestivo de los copépodos donde puede vivir cómodamente y de
hecho, resistir mejor los avatares del medio ambiente. En un solo copépodo puede haber hasta 10
000 Vibrio, por lo que tomarse un vaso de agua que contenga unos cuantos copépodos infestados
es una vía muy eficiente para infectarse de cólera. Por ello filtrar el agua es una recomendación
importante para evitar la enfermedad en las regiones en las que no se cuente con servicios
adecuados de potabilización del agua.
Al igual que las algas que conforman el plancton marino, los copépodos prosperan cuando
el agua de la superficie del mar se calienta. Los análisis meteorológicos vía satélite y los estudios
epidemiológicos en la bahía de Bangladesh, indican que los casos de cólera se incrementan
sensiblemente después de que aumenta la temperatura del agua superficial marina y cuando sube
el nivel del mar. Bangladesh está ligeramente arriba del nivel del mar; cualquier aumento en el
nivel de las mareas hace que el nivel del mar se introduzca a grandes distancias tierra adentro,
contaminando de esta manera el agua de los ríos. Las personas que utilizan el agua del río para su
consumo o para su aseo, se exponen al Vibrio del cólera. Estos hechos nos ofrecen una
herramienta invaluable para prever posibles epidemias de cólera, puesto que el aumento de la
temperatura del agua superficial del mar, el “florecimiento” del plancton marino y el aumento del
nivel del mar, pueden vigilarse vía satélite.
Para terminar, hay que recordar que el cólera es una enfermedad prevenible. Basta cuidar
que el agua que se bebe esté filtrada y desinfectada; lavarse las manos antes de comer y después
de ir al baño; comer alimentos bien cocinados y correctamente desinfectados. Y desde luego, no
caer ante el hechizo de un “vuelve a la vida” en los tiempos de cólera.
Actividad 1. Lectura analítica. Contesta el siguiente cuestionario.
1. ¿Qué tratamiento recibió el amigo del autor para recuperarse de los problemas
ocasionados por el cólera?
2. ¿Por qué un enfermo de cólera puede llegar a morir?
3. ¿Quién descubrió la bacteria del cólera y qué nombre le dio?
4. ¿Qué síntomas presentan los pacientes infectados con esta bacteria?
5. ¿Por qué quienes toman antiácidos se infectan más fácilmente de la bacteria del
cólera?
6. ¿Quién descubrió otros medios de transmisión de la enfermedad y cuáles son éstos?
7. ¿Desde cuándo se conoce ésta?
8. ¿Cuándo se produjo la primera pandemia del cólera y por qué se le llamó así?
9. ¿Cuándo y en dónde aparece la séptima pandemia del cólera?
10. ¿Cómo se expande el cólera?
11. ¿Qué son las islas de patogenicidad?
12. ¿Qué produce la isla CTX?
13. ¿Qué son los factores de colonización?
14. ¿Qué descubrieron Mathew Waldor y John Mekalanos?
15. ¿Cómo infectan los virus patógenos a otros inocuos?
16. ¿Qué tipo de bacteria inocua del cólera puede ser infectado por el virus CTX?
17. ¿Qué se requiere para que una cepa inocua de la bacteria del cólera se vuelva
dañina?
18. ¿Por qué una bacteria inocua del cólera necesita volverse patógena?
19. ¿Qué son los copépodos?
20. ¿Qué relación hay entre los copépodos y la bacteria del cólera?
21. ¿Cuándo aumentan los casos de cólera en Bangladesh?
22. ¿Cómo se previene la infección del cólera
Actividad 2
A Agrupa y categoriza las palabras claves del texto
B Identifica la estructura predominante del texto elegido y explica
brevemente ésta.
C Elabora un mapa o cuadro del texto.
Actividad 3.
A. Redacta una paráfrasis del texto.