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Universidad Nacional de SaltaFacultad de HumanidadesEscuela de Antropologa

Tesis de LicenciaturaNios y Jvenes Sujetos de Derecho. Las polticas pblicas desde el paradigma de los derechos humanos en Salta.

Noemi LigiaDirectora: Dra. Sonia lvarez Codirector: Lic. Miguel Martinez

Ao 2.009

Nios y Jvenes sujetos de derecho.

INTRODUCCIN El presente trabajo de investigacin pretende analizar las diferentes formas en que se construye y problematiza socialmente a los nios y jvenes hacia los cuales se dirigen las polticas pblicas, y las diversas maneras de intervenir sobre ellos, la forma en que esas construcciones se fueron transformando (es decir, la manera en que se reactualizan y renuevan acorde a: por un lado el contexto social, poltico y econmico, y por el otro a los avances de los diferentes saberes cientficos psicolgico, jurdico, sociolgico, antropolgico, pedaggico, etc.); los discursos y representaciones que se han generado, en relacin a este tema, en la ciudad de Salta; en los ltimos aos, recortando temporalmente nuestro objeto entre los ao 2.003 y 2007. Con este propsito se abordar dicho estudio desde el anlisis de las polticas sociales que se implementaron e implementan desde el Estado Provincial, en nuestra ciudad. El objetivo fundamental de esta investigacin es el de analizar de qu manera la provincia de Salta responde a la ratificacin de la Convencin de los derechos del nio y del adolescente, cmo se va adecuando la legislacin, qu cambios se produjeron, cmo influy este acontecimiento en la planificacin y ejecucin de las polticas sociales que desarrolla, qu nuevas representaciones se generan a partir de este cambio de paradigma que promueve actualmente el gobierno de la provincia. El recorte temporal del objeto de estudio se debe a que es en el ao 2003 en el que se crea la Secretara de la Niez y la Familia, acontecimiento que fue asociado al fortalecimiento del paradigma de los derechos y que implica (...) el abandono de la concepcin del nio como objeto de proteccin, para considerarlo sujeto de

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Introduccin derechos.1 Tambin se realizar un recorte en lo que se refiere a las polticas que se estudiarn, se trabajar slo con los programas e intervenciones de prevencin y/o asistencia desarrollados por la Secretara, cuya forma de intervencin no implican judicializacin, institucionalizacin2 o reubicacin del nio. Esto se debe a que aqu consideramos que es en ellas en donde el discurso de los derechos del nio y del adolescente se observa con mayor nfasis, considerando las fuertes crticas que han venido realizndose a las antiguas instituciones y formas de intervencin que suelen asociarse al anterior rgimen de minoridad3, las que implicaban la institucionalizacin y reubicacin4 del menor como principal modo de proteccin. Se pondr entonces especial hincapi en las polticas y programas desarrollados en los ltimos tiempos, los cuales, segn el discurso de la Secretara de la Niez y la Familia, tienen como marco de referencia y eje orientador, la convencin de los Derechos del Nio y la Ley Nacional N 26.061 que pone el acento en el fortalecimiento y preservacin de los vnculos familiares, relegando la reubicacin del nio para casos excepcionales y por tiempo limitado, Slo en forma excepcional, subsidiaria y por el ms breve lapso posible puede recurrirse a una forma convivencial alternativa a la de su grupo familiar, debindose propiciar, a travs de mecanismosSecretara de la Niez y la Familia. Gestin 2000 2005. (S/F). Gobierno de Salta. 2 Como observaremos en el desarrollo de este trabajo, en el programa de la Secretara que ms hemos analizado (Prevencin y Asistencia a la Familia en Riesgo) tambin se realizan intervenciones destinadas a casos judicializados, sin embargo esta forma de intervencin no es el objetivo principal de dicha poltica; sino que, desde el discurso, se promueve la prevencin de estas situaciones de judicializacin. 3 Cuando nos mencionamos el rgimen de minoridad estamos haciendo referencia al concepto que est basado fundamentalmente en la dicotoma minoridad infancia, en donde los menores (sujetos de intervencin) son considerados en situacin irregular que implica el necesario gobierno sobre sus cuerpos y almas; situndolos en una posicin inferior y subordinada. Otra caracterstica de la minoridad es la invariabilidad de esa situacin, la minoridad es esttica, transita por un lugar nico que constituye su inicio y llegada; mientras la niez es una momento inicial que tiene el futuro libre. (Costa y Gagliano. 2005). 4 La reubicacin implica la separacin del nio de su familia.1

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Nios y Jvenes sujetos de derecho.

rpidos y giles, el regreso de las nias, nios y adolescentes a su grupo o medio familiar y comunitario5. Con el objetivo que acabamos de plantear, en el captulo primero, que hemos denominado Infancia y Juventud como Construccin Social, dispositivos, discursos y representaciones desarrollaremos la forma en la que abordaremos esta investigacin y los conceptos tericos fundamentales que servirn de gua a lo largo del trabajo. Se explicitar tambin qu entendemos por construccin social de la infancia y de la juventud y porqu consideramos necesario comprender estas nociones. En los dos captulos siguientes, se desarrollar un anlisis de la infancia y la adolescencia como construcciones sociales; se realizar un breve recorrido histrico por las diferentes maneras en que los nios, en tanto sujetos de intervencin, fueron representados en el Pas desde principios del siglo XX; se presentarn los diferentes discursos dominantes que los definieron. En el captulo segundo, Las Infancias de Argentina en la primera mitad del Siglo XX, se indagarn los discursos benfico e higienista que consideraba necesaria la intervencin al menor en peligro material o moral. En el captulo III Breve recorrido por la historia de las polticas sociales en Argentina a partir de la segunda mitad de la dcada de 1940, proseguiremos con el anlisis del discurso paternalista hegemnico en la etapa del peronismo clsico en donde se considera a los nios como vctimas de la sociedad, como resultado de un Estado despreocupado y desinteresado; y en donde una de las tcnicas de intervencin fundamentales es la tutela y la educacin.

Ley de Proteccin Integral de los Derechos de las nias, nios y adolescentes, nmero 26.061, publicada en el Boletn Oficial del 26-10-2005, Sancionada: Septiembre 28 de 2005, Promulgada de Hecho: Octubre 21 de 2005. Art. 41-b5

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Introduccin Finalmente se analizar la predominancia del discurso del desarrollo con la teora del derrame que propona el crecimiento econmico como solucin a la pobreza, la aparicin de las polticas sociales focalizadas y el desarrollo humano en donde la pobreza ya no ser considerada slo como un problema de mala distribucin, sino como producto de la mala utilizacin de recursos productivos y, por lo tanto, se promueve la fortificacin de redes primarias y locales de reciprocidad en los nuevos programas sociales, en ese discurso los vnculos primarios se transforman en recursos, activos o capitales6. Para esto hemos trabajado mediante una revisin bibliogrfica de diversas investigaciones sobre el tema que pudieran brindarnos alguna aproximacin sobre las diferentes formas de intervencin y discursos predominantes en nuestro pas. Tambin se revisaran algunas leyes y decretos que aportan a nuestro anlisis. En el captulo cuarto Doctrina de la Proteccin Integral. El discurso de los Derechos, se analiza el surgimiento de esta doctrina mediante la creacin de la Convencin Internacional de los Derechos del Nio, su inclusin en la Constitucin Nacional y la subsiguiente adecuacin de la legislacin (a nivel nacional y provincial) en lo que respecta a este tema para, posteriormente, profundizar en el anlisis de los derechos humanos y los derechos del nio como discurso dominante y hegemnico del momento. En este apartado nuestras fuentes estarn comprendidas fundamentalmente por las declaraciones, pactos, convenciones, directrices internacionales y leyes (nacionales y provinciales) relacionadas con la legislacin infantil que nos permitir analizar la doctrina de la proteccin integral ligada al discurso de los Derechos.

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lvarez, 2003

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En los dos ltimos captulos trabajaremos en base a nuestro trabajo de campo que comenz, con una primera aproximacin, a finales del mes de agosto de 2007 y que finaliz en el mes de febrero de 2008. En este lapso de tiempo se utilizaron tcnicas etnogrficas como observacin y realizacin de entrevistas al personal de la Secretara y a otras personas relacionadas de alguna manera con la institucin7. Tambin trabajaremos con fuentes secundarias como folletera, cartillas, cartas de servicio, la pgina web de la secretara (www.familiasalta.gov.ar) y documentos oficiales de la Secretara8. En el quinto captulo Sobre la Creacin, funcionamiento y las polticas pblicas de la Secretara de la Niez y la Familia, nos abocaremos fundamentalmente a la descripcin de las polticas desarrolladas por la Secretara, sus objetivos y su modo de funcionamiento. Finalmente en el sexto y ltimo captulo, La Construccin de la Alteridad desde el Discurso de los Derechos, realizamos un anlisis del discurso presente en la institucin, en relacin a las nociones de crisis, riesgo, ciudadano y derechos humanos; prestando atencin a la representacin de las familias, individuos y nios en riesgo que se genera desde este discurso. En la seccin de los anexos, incluiremos los textos legales que consideramos ms sobresalientes en lo que a la legislacin de la infancia se refiere.

Se realizaron veintids entrevistas, trece de ellas al personal de la Secretara y las restantes en ONGs, comedor, centro de salud, iglesia, polica, escuela, estudiantes de la carrera de trabajo social de la Universidad Catlica de Salta que realizaban actividades para la secretara y a jvenes beneficiarios del rea de Juventud. 8 Proyecto de creacin del programa de Prevencin y Asistencia a la Familia en Riesgo, objetivos y funciones del mismo programa y del rea de Juventud, objetivos y propuestas de programas nacionales recibidas por la Secretara.7

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Nios y Jvenes sujetos de derecho.

CAPTULO I Infancia y Juventud como Construccin Social. Dispositivos, discursos y representaciones.Este captulo inicial tiene el propsito de explicitar la forma y lugar de abordaje del objeto de estudio y al mismo tiempo desarrollar y definir los principales conceptos tericos de los cuales parte esta investigacin y que van a conformarse como ejes transversales que acompaarn y atravesarn todo el devenir del trabajo; se pretende hacer de ellos una herramienta fundamental que permita una mejor comprensin del problema que se ha planteado y que adems brinde la posibilidad de lograr los objetivos propuestos9. Como ya adelantamos en la introduccin, nuestro objetivo es el de realizar un anlisis de polticas sociales desarrolladas por la Secretara de la Niez y la Familia de la Provincia de Salta para lograr comprender de qu manera el discurso de los derechos humanos en general y de los derechos del nio en particular se incluyen y modifican (o no) la forma de intervencin desde la que se llevan a cabo estas polticas del Estado provincial. Aclararemos aqu qu entendemos por poltica social, qu entendemos por discurso y cul es el marco conceptual que utilizaremos para el abordaje de nuestra investigacin. Como primer punto entonces creemos imprescindible definir lo que se entiende aqu por poltica social y, en este sentido, coincidimos con lvarez quien la concibe como un complejo entramado de relaciones en el cual se generan lneas de fuerzas, relaciones de poder, y cuyo anlisis puede llevarnos a comprender laEs necesario aclarar aqu que en estas pginas iniciales nos proponemos hacer una presentacin y primera aproximacin de los conceptos centrales de manera que nos permitan ordenar y comprender el modo de abordaje del trabajo, sin embargo estos conceptos se irn ampliando y extendiendo conforme avance el trabajo, este es el motivo de la sinttica presentacin que sigue.9

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. naturalizacin de lo social y de las jerarquas sociales. Las polticas sociales, afirma, (...) son en s mismas un discurso sobre lo social donde hay una serie de visiones y representaciones del mundo y sobre los otros, a los que se les aplica ciertos dispositivos de saber10 que implican la intencin de modelacin de sus comportamientos, al mismo tiempo que van naturalizando representaciones sobre su lugar en la sociedad y sobre el tipo de bienes materiales y simblicos a los que tienen derecho o no a acceder (...) son formas culturales particulares, cosmovisiones del mundo y de la vida que implican un campo de lucha.11 Siguiendo a la misma autora, esta manera de entender las

polticas sociales, se aleja de las definiciones clsicas, ya que desde la teora clsica de las Ciencias sociales, las polticas sociales se definen slo mediante su materializacin en las diferentes instituciones que permiten el acceso a bienes y servicios para posibilitar la reproduccin social. Lo que resulta con frecuencia extraamente ausente en las definiciones de poltica social son los elementos poco visibles, pero constituyentes como son los discursos, representaciones, los vnculos, las cambiantes y siempre presentes relaciones de poder que se tejen y entretejen con su aparicin; restndole complejidad e impidiendo una comprensin ms profunda de las mismas12. Esta perspectiva, nos permitir analizar el fenmeno en toda su complejidad, ya que las entiende no slo como el producto social de un momento histrico determinado que son, sino que adems reconoce y permite desentraar la multiplicidad de factores que se ponen en juego al momento de la generacin y puesta en marcha de estas polticas, elementos visibles pero tambin invisibles, bienesLos dispositivos de saber que lvarez menciona hacen referencia al ... modo en que las relaciones de poder activan las reglas del derecho mediante la produccin de discursos de verdad (Abraham, en: Foucault:1976; 10/11). Se realiza esta aclaracin ya que esta definicin de dispositivo difiere de la que se tomar en este trabajo y que se desarrollar a continuacin. 11 lvarez; 2006 12 Idem anterior10

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materiales pero tambin simblicos, acciones y sujetos concretos pero tambin discursos, intereses, representaciones y formas de comprender lo social y el mundo. Se establecen as verdaderos campos de fuerza, dinmicos y cambiantes, en los cuales se irn generando una diversidad de dispositivos que tendrn el propsito de intervenir en los problemas socialmente se construyen como relevantes. Dentro de las polticas sociales que se han ido generando en nuestro pas, son estos dispositivos de intervencin los que nos proponemos analizar, para ello tomaremos la nocin foucaultiana de dispositivo que a continuacin se presenta. Por dispositivo se entiende (...) un conjunto decididamente heterogneo, que comprende discursos, instituciones, instalaciones arquitectnicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados cientficos, proposiciones filosficas, morales, filantrpicas; en resumen: los elementos del dispositivo pertenecen tanto a lo dicho como a lo no dicho. El dispositivo es la red que puede establecerse entre estos elementos.13 Foucault distingue dos momentos en la gnesis de estos dispositivos: en el primero, dice, predomina un objetivo estratgico, su formacin se produce en un contexto histrico determinado como respuesta a una urgencia, por lo que el dispositivo tiene una posicin estratgica dominante. En el segundo momento se constituye el dispositivo propiamente dicho, y sigue sindolo en tanto se produzca en l, por un lado, el proceso de sobredeterminacin funcional, mediante el cual los efectos generados por el dispositivo (negativos o positivos, deseados o no deseados) entran en contradiccin, y por otro lado, esta misma contradiccin demanda una renovacin, un reacomodamiento de los elementos heterogneos; proceso de perpetuo relleno14; es decir, los elementos que constituyen un dispositivo son altamente dinmicos y es siempre en momentos de crisis, como13 14

Foucault;1985 Foucault; 1985

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. afirma Deleuze, que se descubre una dimensin nueva, una nueva lnea (elemento)15. Un aspecto fundamental del dispositivo es el hecho de que siempre se inscriben en una relacin de poder16, es decir, la existencia de un dispositivo implicar en todos los casos la presencia de lneas de fuerza en tensin permanente, aunque sus direcciones puedan ser variables y cambiantes, que actuando como flechas (...) no cesan de penetrar las cosas y las palabras, que no cesan de librar una batalla. La lnea de fuerzas se produce en toda relacin de un punto con otro y pasa por todos los lugares de un dispositivo.17 Giorgio Agamben brinda una generalizacin an mayor de la definicin Foucaultiana de dispositivo poniendo un nfasis especial en las relaciones de poder, as con el trmino dispositivo designa a (...) cualquier cosa que tenga de algn modo la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes. No solamente, por lo tanto, las prisiones, los manicomios, el panptico, las escuelas, la confesin, las fbricas, las disciplinas, las medidas jurdicas, etc., cuya conexin con el poder es en cierto sentido evidente, sino tambin la lapicera, la escritura, la literatura, la filosofa, la agricultura, el cigarrillo, la navegacin, las computadoras, los celulares y por qu no - el lenguaje mismo, que es quizs el ms antiguo de los dispositivos, en el que millares y millares de aos un primate probablemente sin darse cuenta de las consecuencias que se seguiran tuvo la inconciencia de dejarse capturar.18

Deleuze; 1990:155 Foucault define el poder como un conjunto ms o menos coordinado de relaciones, es decir, que prefiere no hablar de Poder sino ms bien de relaciones de poder, por lo tanto el poder no se encuentra situado en un lugar especfico, no emana de un punto en particular. El poder segn l no es algo que se transfiere, no se delega; el poder circula y se infiltra en todas las relaciones. Las sociedades estn impregnadas por diferentes y numerosas relaciones de poder que conforman el cuerpo social. (Foucault; 1985) 17 Deleuze; 1990:156 18 Agamben; 200515 16

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Si bien consideramos que esta es una definicin, que para nuestros objetivos, resulta demasiado amplia y general; por lo que aqu se utilizar la primera nocin mencionada; rescatamos la importancia que Agamben le atribuye a las relaciones de poder en el anlisis de los dispositivos y la forma en que stos intervienen con una bsqueda constante de modificacin e influencia en las conductas, estilos de vida y discursos. La nocin de dispositivo, que se presenta como central en este trabajo, permite, como es evidente, el reconocimiento de los numerosos y variados elementos que conformas a las polticas sociales, que, a veces, por la heterogeneidad misma que los caracteriza pueden parecer no relacionados pero que, sin embargo, estn interconectados por esa red que, a travs del anlisis, puede llegar a entreverse y tornarse inteligible. Pero tambin nos exige estar atentos, no tanto a las linealidades histricas, sino, por el contrario, a las rupturas, a esos momentos de crisis, a esos momentos de urgencia en los que el dispositivo surge como novedad y como respuesta; exige orientar la atencin hacia el campo de lucha dentro del cual se produce la emergencia del dispositivo, con ese carcter estratgico que permanecer en el perpetuo reemplazamiento y reorganizacin permanezcan. Dentro de este complejo conjunto de elementos que conforman los dispositivos, en este trabajo se pondr especial nfasis en el anlisis de dos de los elementos que consideramos de fundamental importancia19, a saber: los discursos que se instituyeron como hegemnicos y con la legitimidad suficiente para definir y nominar a los grupos que devienen en sujetos de intervencin, su formacin, sus cambios y su funcionamiento; y las representaciones, quesin que esto signifique pasar por alto o restar importancia al resto de los elementos. El anlisis en profundidad de cada uno de los elementos constituyentes del dispositivo, aunque necesario, va ms all de los alances y objetivos de esta investigacin.19

(que

tambin

tiene

un

carcter

novedoso)

de

elementos que definir el devenir de los dispositivos mientras

10

Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. mantienen una ntima relacin con los primeros. Los siguientes apartados se destinarn entonces a definir y aclarar qu se entiende por cada uno de estos conceptos.

DISCURSO Y PODER.Se entiende aqu al discurso como formas de conocimiento, sistemas de poder y formas subjetivas de comprender y vivir ese discurso. Las prcticas discursivas constituyen fuerzas con direcciones modificables, los saberes ocupan un campo estratgico y son elementos de tcticas variables20. En la construccin de los discursos existe siempre una relacin directa entre saber y poder. Foucault afirma que (...) en una sociedad como la nuestra, pero en el fondo en cualquier sociedad, relaciones de poder mltiples atraviesan, caracterizan, constituyen el cuerpo social; y estas relaciones de poder no pueden disociarse, ni funcionar sin una produccin, una acumulacin, una circulacin, un funcionamiento del discurso. No hay ejercicio de poder posible sin una cierta economa de los discursos de verdad que funcionen en, y a partir, de esta pareja21. El anlisis de los discursos resulta de particular importancia en tanto al ser producidos se construyen conjuntamente las entidades de las que se habla (sean objetos, conceptos o fenmenos sociales); sin embargo mediante el discurso, se pretende revelar el objeto o el hecho del que se trata como algo natural y se pretende obstaculizar las posibilidades de aparicin de otros discursos que tengan capacidad cuestionadora. El discurso traduce las luchas y los sistemas de dominacin, pero no slo eso, el discurso es aquello (...) por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno aduearse22.

20 21 22

Abraham; en Foucault, 1976:11. Foucault, 1976:34. Foucault;1970:13.

11

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En sociedades como la nuestra el discurso se construye respondiendo siempre a determinadas reglas que actan conforme ciertos procedimientos cuya funcin es ejercer control sobre la produccin de dichos discursos, de esta manera los selecciona y redistribuye a fin de prever y evitar poderes y peligros, controlar los acontecimientos aleatorios y (...) esquivar su pesada y temible materialidad23. De esta manera Foucault reconoce que existen sistemas y procedimientos mediante los cuales los discursos se ordenan y, al mismo tiempo, influyen en la conformacin de los discursos dominantes y en la exclusin de todos aquellos que no lo sern. Este autor realiza entonces una clasificacin de los diferentes sistemas y procedimientos que afectan al orden del discurso. Definiremos aqu dos de ellos que, segn consideramos, sern de gran utilidad en el anlisis que nos proponemos. Estos procedimientos se ejercen sobre el discurso desde el exterior, desde la sociedad, y funcionan como sistemas de exclusin. El primero que menciona y que caracteriza como el ms evidente y conocido, es el de lo prohibido, es decir, no se puede hablar de todo (tab del objeto), tampoco se puede decir cualquier cosa sin considerar el lugar y contexto en el que se diga (ritual de la circunstancia), por ltimo es necesario considerar que no todas las personas tienen la misma posibilidad de hablar, se considera que no todos tienen la misma competencia (derecho exclusivo o privilegiado del sujeto que habla). El segundo principio que definimos es el de la voluntad de verdad, sistema histrico, modificable e institucionalmente coactivo, mediante el cual se llegan a establecer las normas o reglas que determinarn qu es lo verdadero y qu lo falso. Entre los siglos XVI y XVII, dice Foucault, apareci una voluntad de verdad (...) que impona al sujeto conocedor (...) una cierta posicin, una cierta forma de mirar y una cierta funcin (...), que prescriba (y de un modo ms23

Idem:11.

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. general que cualquier otro instrumento determinado) el nivel tcnico del que los conocimientos deberan investirse para ser verificables24. Se trata de reconocer y rescatar, por medio de estos principios, el carcter de acontecimiento que los discursos poseen, es decir, su carcter histrico; de lo que se trata es de analizar cmo se han formado, respondiendo a qu necesidades, cmo han ido cambiando y desplazndose, qu coaccin han ejercido y en qu medida se han alterado25. Estos discursos responden a condiciones histricas determinadas y estn ntimamente relacionados con el ejercicio del poder. El poder necesita y, por lo tanto, obliga a producir discursos de verdad y es slo por medio de esta produccin de verdad que el poder puede ejercerse. Puesto que en nuestras sociedades, es decir, en las sociedades occidentales, estos discursos de verdad estn dotados de efectos muy poderosos, la bsqueda de la verdad se institucionaliza y profesionaliza, en este punto Foucault considera que es importante centrar nuestra atencin en la relacin existente entre Poder, Derecho y Verdad; l se pregunta Cules son las reglas de derecho26 que las relaciones de poder ponen en accin para producir discursos verdaderos (...) Despus de todo dice somos juzgados, condenados, clasificados, obligados a cumplir tareas, destinados a cierta manera de vivir o a cierta manera de morir, en funcin de discursos verdaderos que llevan consigo efectos especficos de poder.27 Tanto en el sistema judicial como en el campo de los derechos se producen constantes relaciones de dominacin, pues es el propio derecho quien pone en accin mltiples y polimorfas relaciones de sometimiento de poder que habitan y funcionan en nuestra sociedad. Lo que Foucault propone y lo que aqu se pretende hacer esIdem:18. Idem:51. 26 Foucault concibe al derechos no slo como sinnimo de ley, sino como el conjunto de aparatos, instituciones y los reglamentos que aplican el derechos (Foucault;1976:36) 27 Foucault; 1976b:34.24 25

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Nios y Jvenes sujetos de derecho.

analizar dichas relaciones en sus formas y manifestaciones ms locales; en las instituciones en las que se objetivizan, en las tcnicas, tecnologas y estrategias de intervencin que se van implementando, modificando y sustituyendo. Pero en este modo de anlisis es necesario aclarar que el poder no se concibe como algo que puede situarse en determinados lugares o individuos, no es tampoco un sinnimo de dominacin homognea y esttica, no puede uno apropiarse del poder como si fuera algn bien que puede poseerse y transferirse, el poder funciona, transita por los individuos. El poder se ejerce en red y, en ella, los individuos no slo circulan, sino que estn siempre en situacin de sufrirlo y tambin de ejercerlo.28 Uno de los factores, sin el cual el ejercicio del poder no es posible, es el de la conformacin y puesta en circulacin de aparatos de saber, esta formacin y acumulacin del saber es lo que se encuentra en las bases de las redes de poder, el cual tiene obvias relaciones con la produccin de verdad y la produccin y ordenamiento de los discursos; se trata de regmenes de poder saber cuyo origen est en las prcticas de poder, estos saberes no deben ser considerados en tanto que instrumento de bsqueda de la verdad, sino como una herramienta cuyo objetivo se orienta hacia la legitimacin (por medio de estos saberes) del ejercicio del poder. Finalmente queremos mencionar otros dos conceptos foucaultianos que consideramos indispensables para el estudio de las polticas sociales y que estn ntimamente ligados a la nocin de poder o, mejor, de relaciones de poder. Nos referimos a la Disciplina y a la Gubernamentalidad. Foucault marca entre los siglos XVII y principios del XVIII la aparicin de una nueva mecnica de poder a la que denomin mecanismo disciplinario. Este tipo de poder, ejercido generalmente desde el Estado, surge de la mano de las sociedades capitalistas industriales, con un discurso propio, separado de la ley, (...) portarn un discurso que ser (...) el de la regla natural, vale decir,28

Idem:38.

14

Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. de la norma. Definirn un cdigo (...), el de la normalizacin, y se referirn necesariamente a un horizonte terico [que ser el] de las ciencias humanas. Y la jurisprudencia de esas disciplinas ser la de un saber clnico29. El mecanismo disciplinario, que necesariamente implica una relacin de dominacin, se refiere a todas aquellas prcticas y tcnicas correctivas que se orientan a la regulacin de la actividad corporal y permiten el control meticuloso de los cuerpos, de manera tal que garanticen una sujecin constante que permita la formacin de cuerpos tiles y dciles30. As la disciplina aparece como una cuadrcula coercitiva, de vigilancia constante, con jerarquas, inspecciones, escrituras, informes, etc.; que pretende intervenir en los cuerpos, es decir, el poder disciplinar se ejerce a travs del continuo control y mediante tecnologas y estrategias de intervencin especficas que buscan la modificacin de los comportamientos y las conductas. En la segunda mitad del siglo XVIII se puede situar el nacimiento de una nueva tecnologa de poder, cuyo proceso de aparicin es estudiado por Foucault y que l mismo denomina Gubernamentalizacin, segn el cual el Estado redefine su forma de intervencin influyendo de manera ms fuerte en la conducta, aunque esta vez su objeto de intervencin no sean los individuos, sino la poblacin. Esta nueva forma de ejercicio de poder va de la mano con la aparicin de las primeras medidas estadsticas, son stas las que permiten los clculos demogrficos de ciertos fenmenos como son la natalidad, mortalidad, etc., que se constituyen como problemas sociales en esos momentos y se busca regularizarlos. Por lo tanto se trata de intervenir ahora en problemas colectivos, es la sociedad la que se constituir como el fin ltimo del gobierno. Se conforma entonces29 30

todo

un

conjunto

de

aparatos

instituciones,

Idem:45. tiles y Dciles tanto en trminos blicos como productivos. Los mecanismos disciplinarios logran fabricar cuerpos sometidos y obedientes aumentando sus fuerzas en trminos econmicos y de utilidad.

15

Nios y Jvenes sujetos de derecho.

procedimientos, anlisis y reflexiones, clculos y tcticas cuyo objeto de intervencin es la poblacin, cuya forma de saber ser la economa poltica y cuyos instrumentos tcnicos sern los dispositivos de seguridad31. Este concepto de gubernamentalidad acuado por Foucault, es posteriormente ampliado por l mismo a finales de la dcada del 70, de manera que deja de estar ligado exclusivamente al ejercicio del poder estatal y se generaliza para poder aplicarse a todas (...) las tcnicas y procedimientos destinados a dirigir la conducta de los hombres, ampla sus objetos (el Estado, sin duda, pero tambin la casa o el individuo mismo) y sus metas (los cuerpos, pero tambin las almas o las conciencias)32. Cabe aclarar que no se trata del paso de una sociedad disciplinaria del Siglo XVII y principios del XVIII a otra gubernamentalizada en la segunda mitad del Siglo XVIII, pues estas dos formas distintas de ejercicio de poder no se excluyen (...) esos dos conjuntos de mecanismos, uno disciplinario el otro regularizador, no son del mismo nivel. Lo cual les permite, precisamente no excluirse y poder articularse uno sobre el otro. Inclusive, podemos decir que, en la mayora de los casos, los mecanismos disciplinarios de poder y los mecanismos regularizadores de poder, los primeros sobre el cuerpo y los segundos sobre la poblacin, estn articulados unos sobre otros33.

SOBRE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES.La pobreza, entendida como el objeto de intervencin de las polticas asistenciales, ha sido problematizada desde diferentes perspectivas tericas, y ha posibilitado la construccin de un saberFoucault; 1978:23 Cuando Foucault habla de Dispositivo de Seguridad se refiere a un conjunto de tcnicas y prcticas de control y vigilancia que garantizan de alguna manera el correcto funcionamiento del aparato gubernamental; se trata de intervenir en las situaciones posibles, se trata de prevenir acontecimientos no deseados 32 Chartier; 2001:118 33 Foucault; 1976c: 22631

16

Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. sobre lo social que, segn lvarez, est vinculado al conocimiento de negatividades en base a carencias. Dentro de este conocimiento fueron desarrollndose categoras y clasificaciones que permiten nombrar a los otros. El anlisis de estos campos de saber, relacionados a las polticas sociales, se torna necesario para comprender la construccin de la pobreza como la otredad de las sociedades modernas y del Estado Nacin. Prestar atencin a las prcticas discursivas que surgen de estos saberes, es fundamental para comprender la construccin de ese otro radical, el orden de las cosas que trae implcito, los campos de saber y sus configuraciones.34 Las representaciones sociales, producto de esas clasificaciones, posibilitan la cristalizacin y naturalizacin de la diferenciacin social, de las jerarquas y de las formas legtimas de intervencin estatal. Dicha naturalizacin implica a su vez, operaciones sociales que producen una serie de creencias, marcos de significados, perspectivas, concepciones del mundo que luego parecieran dadas por naturaleza. Estas operaciones son llevadas a cabo por ciertos grupos sociales que se consideran envestidos con poder legitimo para tutelarlos. Como veremos a continuacin Estas operaciones sociales parten de un mecanismo humano muy primario que es el de clasificar. Clasificar es a la vez diferenciar, separar, marcar lmites entre las cosas y las personas, dar valor a las cosas que pertenecen a cierto grupo y distinguirlas de otro35. Es en este sentido que consideramos necesaria la nocin de representaciones sociales, pues nos permitir comprender cmo la alteridad de los beneficiarios de las polticas sociales es construida. El concepto de representaciones sociales tiene una larga historia, a travs de la cual ha sido interpretado y redefinido de diferentes maneras y desde diferentes perspectivas. Los orgenes de dicho concepto pueden remontarse a principios del siglo XX, cuando34 35

lvarez; 2005a Idem anterior

17

Nios y Jvenes sujetos de derecho.

Emile

Durkheim

desarrollaba

la

nocin

de

representaciones

colectivas. En un artculo que escribi con Marcel Mauss, ambos autores analizan las formas que diferentes grupos primitivos tienen de clasificar y ordenar la realidad36. Partiendo de la afirmacin de que las cosas no se presentan en el mundo naturalmente agrupadas, que los grupos y ordenaciones de cosas, que permiten en nuestra cotidianeidad que la realidad se torne inteligible, no estn simplemente dados y que adems estos grupos responden a una clasificacin jerarquizada que no puede ser producto de un modelo brindado por la conciencia individual37; llegan a la conclusin de que existe una ineludible y siempre presente correlacin entre los modelos lgicos de clasificacin colectivos y la estructura social. Todos los cuadros de clasificacin, utilizados para la comprensin y sistematizacin del mundo que se pueden encontrar (aunque de diferente manera) en todas las sociedades, expresan la organizacin social del grupo que les ha dado origen, por lo tanto dichos cuadros son de procedencia social, el modelo clasificatorio es provisto por la sociedad y no por el individuo. De manera que Durkheim y Mauss consideran que al establecerse las relaciones sociales, fueron stas las que han servido como modelo de las relaciones lgicas que luego se establecieron entre las cosas, por lo tanto las primeras categoras lgicas fueron categoras sociales38.Ver: DURKHEIM Y MAUSS. Sobre algunas formas primitivas de clasificacin. En Durkheim Emile. Clasificaciones primitivas (y otros ensayos de antropologa positiva). Ariel: Barcelona pp. 23-103. 37 (...) clasificar no significa nicamente construir grupos: significa disponer esos grupos de acuerdo a relaciones muy especiales. Nosotros nos lo representamos como coordinados y subordinados los unos a los otros, decimos que stos (las especies) estn incluidos en aquellos (los gneros), que los segundos subsumen a los primeros (...) Toda clasificacin implica un orden jerrquico del que ni el mundo sensible ni nuestra conciencia nos brindan el modelo (Durkheim y Mauss; 1901/02: 30) 38 La sociedad no ha sido simplemente un modelo sobre el que el pensamiento clasificatorio habra trabajado, sino que son sus propios cuadros los que han servido de cuadros al sistema. Es porque los hombres estaban agrupados y se pensaban bajo la forma de grupos que han agrupado idealmente a los dems seres, y ambos modods de agrupamiento empezaron a confundirse al punto de hacerse indistintos (Durkheim y Mauss; 1901/02: 97-98)36

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. La divisin o clasificacin social y la clasificacin de las cosas no slo se corresponden y correlacionan, sino que, una vez que se establecen, estos dos cuadros clasificatorios estarn entrelazados, yuxtapuestos y confundidos. (...) las ideas [dicen los autores] aparecen organizadas a partir de un modelo que ha sido provisto por la sociedad. Pero una vez que esta organizacin de la mentalidad colectiva existe, es susceptible de volverse sobre su causa y contribuir a modificarla39 Estas representaciones colectivas, tal y como las conciben estos autores, una vez elaboradas, y con el paso del tiempo y los cambios sociales, se van complejizando, de manera que pueden llegar a ser aplicables tambin a las sociedades ms cultas, Las clasificaciones primitivas no constituyen (...) unas excepcionales singularidades, sin analoga con aquellas que encontramos en uso entre los pueblos ms cultos; al contrario, parecen remitir sin solucin de continuidad a las primeras clasificaciones cientficas40. En el ao 1912 Durkheim vuelve a abordar el tema de las representaciones colectivas41, all sostiene que el pensamiento lgico, mediante el cual nos representamos al mundo y a los individuos con los que nos relacionamos est conformado por conceptos42. Los conceptos se diferenciarn entonces de lo que Durkheim llama representaciones sensibles, ya que estas ltimas estarn caracterizadas fundamentalmente por su carcter efmero e irrepetible; cada una de nuestras percepciones y sensaciones se producen en funcin del instante en el que han tenido lugar. El concepto por el contrario (...) est como fuera del tiempo y delDurkheim y Mauss; 1901/02: 52 Idem: 96 (resaltado nuestro) 41 DURKHEIM, EMILE. 1968 (1912). Las Representaciones Colectivas como Nociones Tipos en las que Participan los Individuos. En: E. Durkheim, Las Formas elementales de la vida religiosa. 42 Aqu el autor hace nuevamente referencia a que las clasificaciones cientficas se construyen de la misma manera en que lo hacen las representaciones utilizadas cotidianamente y las compara pues, segn l, los conceptos que utilizamos diariamente estn (...) groseramente formados; pero hasta entre los conceptos cientficos, hay muchos que sean perfectamente adecuados a su objeto? En este aspecto, no hay, entre unos y otros, ms que diferencias de grado. (Durkheim; 1912)39 40

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devenir (...) resiste al cambio. Es una manera de pensar que, en cada momento del tiempo, est fijada y cristalizada. En la medida en que es lo que debe ser, es inmutable. Si cambia, no es porque est en su naturaleza cambiar; es que hemos descubierto en l alguna imperfeccin; es que tiene necesidad de ser rectificado43. Otra particularidad del concepto es su propiedad de ser universalizable, es decir, es una representacin impersonal, los individuos se comunican a travs de l, y por lo tanto su estabilidad y continuidad es mucho mayor que la de las representaciones individuales, el cambio no es inherente al concepto, sino todo lo contrario. Los conceptos logran expresar el modo en que la sociedad se representa las cosas, los sujetos y las relaciones que existen entre ellos. Para Durkheim, Pensar conceptualmente no es simplemente aislar y agrupar en conjunto los caracteres comunes a un cierto nmero de objetos; es subsumir lo variable bajo lo permanente, lo individual bajo lo social44 Este concepto durkhemiano ha sido olvidado por varios aos, en la dcada de 1960 recin va a ser retomado, desde la psicologa social, de la mano de Serge Moscovici, quien considera que el concepto de representaciones colectivas es criticable por ser demasiado general, ya que inclua tanto creencias, como ideologas, mitos, etc. Esto, en palabras de Moscovici, llevaba a borrar los lmites entre el aspecto individual y el aspecto social. La amplitud de la nocin se constitua como un impedimento (...) a la hora de identificar las formas de organizacin del pensamiento es decir, de los procesos psquicos que se englobaban bajo el trmino, haciendo que la nocin misma perdiera nitidez y solidez como marco de interpretacin de los fenmenos sociales45. De esta manera los esfuerzos de Moscovici se centraron en diferenciar a las representaciones sociales de los mitos, la ciencia y la religin. La diferencia con el mito es de importancia fundamental43 44 45

Idem anterior Idem anterior Charry Joya; 2006

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. para este autor, ya que En nuestra sociedad se considera al mito una forma arcaica y primitiva de pensar y de situarse en el mundo. Por lo tanto, de algn modo una forma anormal o inferior (...) Por extensin se llegan a considerar las representaciones sociales de la misma manera (...) estas representaciones no son ni una forma arcaica ni una forma primitiva de pensar o de situarse en el mundo, son excrecencias normales de nuestra sociedad46.

As para

Moscovici el hecho de identificar el mito con la representacin social, tal como lo hizo Durkheim, es una falacia. Interpretadas de esta manera, las representaciones sociales quedan reducidas a una textura psicolgica propia y exclusiva de nuestra sociedad o, ms precisamente, del sentido comn de nuestra sociedad47. Las representaciones, segn Moscovici, sean individuales o sociales, son procesos psquicos que permiten la comprensin del mundo, permiten que el mundo mismo sea lo que pensamos que es o que debe ser; a travs de ellos podemos hacer habitual lo extrao, podemos (...) volver familiar, situar y hacer presente en nuestro universo interno lo que se halla a cierta distancia de nosotros, lo que de alguna manera est ausente y cuando ya lo hemos hecho propio y familiar es transformado y transforma48. Por otra parte, las representaciones tienen la capacidad de contener en si mismas una doble relacin con los objetos, dos aspectos las constituyen, por un lado el aspecto perceptivo que implicar la presencia del objeto, por otro lado el aspecto conceptual implica su ausencia. Desde el punto de vista del concepto, la presencia del objeto, incluso su existencia, es intil; desde el punto de vista de la percepcin, su ausencia o inexistencia es una imposibilidad. La representacin mantiene esta oposicin y se desarrolla a partir de ella: re presenta un ser, una cualidad, a la

Moscovici; 1979 Cuando se trata de la ciencia o teoras cientficas, Moscovici las considera como representaciones, slo en los casos en que el individuo o la sociedad las retoma, las reinterpreta y las hace propias. 48 Moscovici; 197946 47

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conciencia, es decir, las presenta una vez ms, las actualiza a pesar de su ausencia y an de su no existencia eventual49. Esta oposicin, de presencia y ausencia, que se reconcilia en las representaciones sociales, es tambin analizada por Luois Marn, quien rescatando las definiciones, en las dos diferentes acepciones que brinda el diccionario de Furetire de 1727, intenta mantenerlas unidas en su trabajo. En la primera de las definiciones dada por este diccionario, la representacin se define ms bien por la ausencia de un objeto; se presenta como la imagen que nos devuelve como idea y como memoria los objetos ausentes, y que nos los pinta tal como son. En la segunda de sus acepciones lo que caracteriza a la representacin es la presencia, la representacin se presenta representando algo, (...) dcese en Palacio de la exhibicin de algo (...) significa tambin comparecer en persona y exhibir las cosas (...) dcese en ocasiones de las personas vivientes. De un semblante grave y majestuoso se dice: He aqu una persona de bella representacin; en este sentido entonces, tal como dice Chartier, la representacin es la mostracin de una presencia50. Con la influencia de los gramticos y lgicos de Port Royal, Marin atribuye a las representaciones dos dimensiones diferentes, que permite articular las operaciones en las que la representacin hace presente lo que est ausente. La primera de las dimensiones es la (...) transitiva o transparente del enunciado, toda representacin representa algo; [la segunda dimensin es la] reflexiva u opacidad enunciativa, toda representacin se presenta representando algo51. Para explicar este dispositivo representacional constituido por las dos dimensiones mencionadas, Marin apela al modelo teolgico de la Eucarista que permite la comprensin del funcionamiento de la representacin del monarca en la sociedad cristiana, en este caso encontramos, dice Marin (...) la representacin de un cuerpo histrico ausente, la ficcin de un cuerpo simblico (el reino en lugar49 50 51

Ibid; el subrayado es nuestro, resaltado con cursivas en el original. Chartier; 1996:78/79 Ibid: 80, el subrayado es nuestro, resaltado con cursivas en el original.

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. de la Iglesia) y la presencia de un cuerpo sacramental, visible bajo las especies que lo disimulan52. Se articulan as lo ausente y lo presente, la dimensin transitiva y la reflexiva, dispositivos que permiten que las representaciones se presenten representando algo. Por lo tanto, desde la concepcin de Marin es importante el anlisis de las modalidades y los medios a travs de los cuales la representacin se presenta, y para ello hay que analizar tanto los dispositivos discursivos como la materialidad e historicidad que los acompaa. Por otra parte, una de las caractersticas fundamentales de la nocin de Marin que queremos rescatar aqu es el hecho de que concibe a las representaciones en trminos de luchas. En algn momento histrico, dice el autor, se produce una transformacin de las luchas fundadas en la violencia fsica o la fuerza pura, que devienen en luchas que, en simblicas, las luchas del que tienen las representaciones por armas y por apuestas53. Este proceso de pacificacin sociedades Antiguo Rgimen, paulatinamente fue quedando en manos del Estado absolutista hizo posible el ejercicio de la dominacin poltica respaldado en la ostentacin de formas simblicas. Para Marin estas formas simblicas de dominacin aseguran la negacin y la conservacin de lo absoluto de la fuerza: negacin porque la fuerza no se ejerce ni se manifiesta, porque est en paz en los signos que la significan y la designan; conservacin porque la fuerza por y en la representacin se dar como justicia54. Si concebimos a las representaciones como medios y fines de luchas simblicas, se deriva de all una tensin existente entre los efectos de sentido buscados por esas representaciones, que se presentan en los discursos o las imgenes, y los desciframientos que los diferentes individuos o la sociedad hacen de ellas. En este sentido lo que Marin propone es que, mediante el estudio crtico de las obras,52 53 54

Ibid: 81 Ibid: 84 Ibid: 87

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el estudio de las formas de circulacin de las mismas y el estudio de sus significaciones e interpretaciones, se llegue a comprender (...) de qu manera la produccin de sentido operada por un lector (...) singular est siempre encerrada en una serie de coacciones: en primer lugar, los efectos de sentido buscados por los textos (...); a continuacin, los desciframientos impuestos por las formas que dan a leer o a ver la obra; por ltimo, las convenciones de interpretacin propias de un tiempo o una comunidad55. Tanto Marin como Roger Chartier proponen, de alguna manera, un regreso a la concepcin durkhemiana que pone nfasis en el contexto social, el contexto conformado por fuerzas y tensiones en el que los discursos y las representaciones se producen y circulan, y donde slo ciertas prcticas se promueven. Segn Chartier el estudio de las representaciones permite observar la articulacin de tres modalidades diferentes segn las cuales los individuos o grupos recrean y se relacionan con el mundo social, stas son: primero, las distintas formas en que los grupos recortan y clasifican la realidad social, produciendo configuraciones mltiples a travs de las cuales esa realidad es percibida, construida y representada. Segundo, las prcticas y los signos mediante los que una identidad social se reconoce, identidad que al mismo tiempo le da sentido a los modos de clasificar y representar el mundo social. Por ltimo, las formas institucionalizadas por las que los individuos singulares o las instancias colectivas representan o presentifican de manera visible la coherencia de una comunidad56. Desde la perspectiva de Chartier, y apoyando la visin de Marin, lo importante es (...) estudiar las luchas de representacin; luchas de las que se

Ibid: 97. Cabe aclarar que, a pesar de esta serie de coacciones que se ejercen al momento de la interpretacin o lectura de las representaciones, Chartier reconoce que entre el sentido propuesto por la representacin y los sentidos construidos por quienes las perciben (el lector o espectador) las discordancias son posibles, puesto que existe siempre la posibilidad de que hagan uso de su libertad, este lector siempre puede ser rebelde; es esta libertad que nunca se menciona pero siempre se teme la que justifica las artimaas y maquinaciones discursivas. 56 Chartier; 1996:83/8455

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. derivan tanto las dinmicas complejas de estructuracin del campo social, como del entramado de representaciones que emergen sobre el mismo57. Finalmente queremos hacer referencia a Pierre Bourdieu quien, en coincidencia con los ltimos autores mencionados, concibe a las representaciones en trminos de luchas simblicas, el mundo social es entendido como el campo de lucha permanente para definir la realidad. Al definir representaciones Bourdieu distingue entre: Representaciones mentales, que se refieren a los actos de percepcin y de apreciacin, de conocimiento y reconocimiento en que los agentes invierten sus intereses y presupuestos; en segundo lugar, las representaciones objetales, que se presentan en forma de cosas, como los emblemas, banderas, etc.; y por ltimo los actos que seran las estrategias interesadas de manipulacin simblica cuyo objeto es determinar la idea que los dems pueden hacerse de esas propiedades y de sus portadores58. A partir de aqu encontramos en Bourdieu dos ideas que consideramos cardinales en nuestro trabajo; primeramente el hecho de que relaciona de manera directa las representaciones con el poder, ya que las luchas simblicas son concebidas como (...) luchas por el monopolio respecto al poder de hacer ver y hacer creer, hacer conocer y hacer reconocer, imponer la definicin legtima de las divisiones del mundo social. De ah la importancia del acto, en tanto contempla, dentro de las luchas, las estrategias y artimaas utilizadas con el fin de imponer una visin o concepcin del mundo como legtima y hegemnica. Por otra parte Bourdieu reconoce que las representaciones, cuando su procedencia es reconocida como legtima, tienen el poder y la capacidad de producir la realidad; es decir, en el caso de los discursos, por ejemplo, cuando la autoridad del enunciador es reconocida, puede provocar el advenimiento de aquello que enuncia.57 58

Charry Joya; 2006 Bourdieu; 2001:87

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As en los discursos performativos El acto de categorizacin, cuando consigue hacerse reconocer o es ejercido por una autoridad reconocida, ejerce por s mismo un poder: (...) instituyen una realidad utilizando el poder de revelacin y de construccin ejercido por la objetivacin en el discurso59. Desde la concepcin de Bourdieu, y recordndonos a Mauss y Durkeim, las representaciones estn siempre relacionadas y ligadas a la estructura social; por esto, al momento del anlisis Bourdieu afirma que los resultados nunca sern satisfactorios mientras las investigaciones se continen realizando desde perspectivas nicamente objetivistas o nicamente subjetivistas; lo que propone el autor es captar conjuntamente lo que se produce de manera inseparable en la realidad, es decir, considerar tanto las estructuras sociales objetivas, lo que est instituido, las clasificaciones objetivas u objetivadas (sin descuidar el hecho de que igualmente se trata del resultado de una lucha, que puede situarse en un contexto histrico determinado, (...) para hacer existir o inexistir lo que existe60 y la subjetividad de la representacin, (...) la relacin prctica, actuada o representada, con esas clasificaciones, particularmente las estrategias individuales o colectivas (...) mediante las cuales los agentes pretenden ponerlas al servicio de sus intereses, materiales o simblicos, o transformarlas y conservarlas; o incluso las relaciones de fuerza objetivas, materiales y simblicas, y los esquemas prcticos (es decir, implcitos, confusos y ms o menos contradictorios) mediante los cuales los agentes clasifican a los otros agentes y aprecian tanto su posicin en esas relaciones objetivas como las estrategias simblicas de presentacin y representacin de si mismos que se oponen a las clasificaciones y representaciones (de ellos mismos) que los otros les imponen61.

59 60 61

Bourdieu; 2001:90. (resaltado nuestro) Op. Cit.: 92 Ibidem: 94/95

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. En sntesis, lo que aqu se pretende es realizar un anlisis de las representaciones sociales, relacionadas siempre, aunque no de la misma manera, a las estructuras sociales, pues consideramos que las representaciones no pueden entenderse como mera abstraccin sustrada del contexto sociopoltico, econmico y cultural en el que se enmarcan, coincidimos con Durkheim en que es en las mismas representaciones que la sociedad se expresa y refleja todas sus relaciones y organizaciones sociales. Consideramos que slo teniendo en cuenta esta compleja relacin podremos comprender las diferentes concepciones de infancia y adolescencia que se han ido generando en nuestro pas. Por otra parte pretendemos observar esos acontecimientos de gravedad, mencionados por Durkheim, que hacen que las representaciones cambien, que los conceptos deban adecuarse; o en palabras de Foucault, se trata de analizar los momentos de ruptura, los momentos de crisis que obligan a los dispositivos a adecuarse, a modificar y reacomodar los elementos que los componen, elementos tales como las formas de clasificaciones o representaciones. Por esta razn entendemos que es imprescindible pensar las representaciones en trminos de poder y luchas, pues esto nos permitir comprender cmo se han ido conformando las clasificaciones, las formas de nominar, designar y definir la realidad social en cuanto a la niez y juventud como sujetos de asistencia. Trataremos entonces de percibir cules fueron las voces autorizadas62 que han logrado instituir lo que existi y existe socialmente en relacin a este tema.

CONSTRUCCIN SOCIAL DE LA INFANCIA.

Nos referimos a la aparicin de expertos o especialistas a quienes se le atribuye una autoridad legtima; autoridad que le es confiada por la institucin poltica que tiene el poder de hacerlo (Estado, Iglesia, Asociaciones profesionales, la universidad, etc.) (lvarez; 2004) La eficacia simblica de las palabras slo se ejerce en la medida en que quienes la experimentan reconocen que quien la ejerce est autorizado para ejercerla. (Bourdieu; 2001: 77)62

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Creemos necesario aclarar aqu, aunque de alguna manera ya lo venimos haciendo, que en este trabajo se abordar tanto a la infancia o niez, como a la adolescencia63 y Juventud como construcciones sociales64. Esto significa fundamentalmente que estas categoras son consideradas en tanto constituyen el resultado de un proceso histrico que las fue configurando y que, por lo tanto, existen varias infancias, adolescencias y juventudes que van a depender del contexto histrico y geogrfico en el que se siten y de los diferentes procesos econmicos, sociales, culturales y polticos que all tengan lugar. Anne-Marie Mtaili (en una entrevista con Bourdieu) al referirse a la juventud, sostiene que las divisiones etarias no slo son arbitrarias sino que adems stas son objetos de luchas. Las diferentes clasificaciones (por edad, sexo, clase, etc.), afirma, imponen lmites y producen un orden en el que cada uno debe mantenerse en un lugar determinado; en todas las sociedades laEn este trabajo haremos uso indistinto de los trminos adolescencia y juventud; sin embargo es necesario aclarar que hemos privilegiado el uso del segundo, esto se debe a la confusin a la que el trmino adolescencia se puede prestar en el hecho de que a veces se lo relaciona con adolecer; como incluso nosotros mismos, equivocadamente, lo hicimos en algn momento en el transcurso de este trabajo. Sobre la etimologa de la palabra adolescencia, se puede consultar el interesante anlisis desarrollado por Sebastin Muoz en su tesis de licenciatura La niez problemtica en instituciones de asistencia, una perspectiva antropolgica. 2009. Universidad Nacional de Salta. 64 Berger y Luckmann, en su libro llamado La Construccin Social de la Realidad de 1966, son los primeros socilogos en afirmar de manera explcita que eso que se suele considerar como realidad no es sino un producto de una construccin social. Segn ellos el socilogo debe ser conciente de que lo que los hombres en general consideran realidades establecidas, son diferentes entre una sociedad y otra. Segn estos autores (...) la necesidad de una sociologa del conocimiento est dada por las diferencias observables entre sociedades, en razn de lo que en ellas se da por establecido como conocimiento (...) una sociologa del conocimiento deber tratar no solo las variaciones empricas del conocimiento en las sociedades humanas, sino tambin los procesos por los que cualquier cuerpo de conocimiento llega a quedar establecido socialmente como realidad. Sostenemos, por lo tanto, que la sociologa del conocimiento deber ocuparse de todo lo que una sociedad considera como conocimiento, sin detenerse en la validez o no validez de dicho conocimiento (...) En otras palabras, sostenemos que la sociologa del conocimiento se ocupa del anlisis de la construccin social de la realidad.(Berger y Luckmann; 1968:15). Cabe aclarar que algunos autores como Rinesi cuestionan, aunque sin restar importancia al aporte de Berger y Luckmann, la originalidad de esta tesis de la construccin social, pues Rinesi ve en, por ejemplo, los concepto de Fetichismo de C. Marx y de reificacin de G. Simmel un antecedente de sta.63

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. frontera que se establece entre jvenes y viejos implica una divisin de poder, en el sentido de reparto de los poderes65. Pierre Bourdieu tambin seala estas relaciones de poder, que se constituyen en luchas por el monopolio respecto al poder de hacer y deshacer grupos, (...) lo que se ventila en esas luchas es la posibilidad de imponer una visin del mundo social a travs de principios de divisin que, cuando se imponen al conjunto de un grupo, constituyen el sentido y el consenso sobre el sentido66. El poder sobre el grupo que se trata de hacer existir en tanto que grupo es inseparablemente un poder de hacer el grupo imponindole principios de visin y de divisin comunes, por tanto, una visin nica de su identidad y una visin idntica de su unidad67. La divisin de la sociedad por grupos etarios conforma una clasificacin mediante la cual se establecen las pautas y normas de conducta que se esperan para el modo de ser nio, joven o adulto. Mara Moral define a la adolescencia y juventud como constructos socioligsticos reificados que tienen la capacidad de homogeneizar las individualidades y recrear visiones estereotipadas68. El abordar a la infancia, adolescencia y juventud como construcciones sociales significa que van a presentar variaciones histricas y culturales, que como partes constituyentes de la estructura social, tambin estarn afectadas por las diversas fuerzas polticas, econmicas y sociales. Tambin significa tener en cuenta que en sociedades tan heterogneas como las actuales existen diversas y cambiantes infancias y juventudes si pensamos en las diferencias culturales, sociales y en la desigualdad econmica. Coincidimos con Colngelo cuando considera que es la articulacin de las dimensiones de diversidad y desigualdad lo que hace posible

65 66 67 68

Bourdieu; 2000:142/43 Boudieu; 2001:88 Ibidem; 91 Moral;1998

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analizar

los

problemas

sociales

de

la

infancia

en

toda

su

complejidad69. En el ao 1960, el historiador Philippe Aris realiza un estudio sobre el lugar de la representacin de la infancia mediante el anlisis de obras de arte (pinturas, grabados, miniaturas) y obras literarias. En este interesante trabajo el autor remarca la escasez de representaciones de nios en el arte medieval70, sealando que en las obras que los incluan, stos slo se distinguan de las figuras de adultos por su tamao, sin presentar ninguna diferencia de expresin o rasgos. Estos hombres de tamao reducido permanecen en las obras artsticas a lo largo de todo el siglo XIII; a continuacin aparecern representaciones ms realistas pero stas estarn restringidas a la iconografa religiosa que se ir laicizando recin entre los siglos XV y XVI; sin embargo estas pinturas tampoco mostrarn al nio solo, sino que ste aparecer formando parte de escenas de costumbres en las que ellos estn lejos de ser los protagonistas. Es recin en el siglo XVII que comienza a vislumbrarse el deseo de conservar retratos de los nios; al contrario de lo que suceda hasta entonces, los retratos familiares comenzaron a organizarse en torno al nio convirtindolo ahora en la figura principal; tambin las escenas de costumbres reflejarn su lugar privilegiado. Esta prctica de conservar retratos de la infancia persiste hasta la actualidad a pesar de que en el siglo XIX se haya comenzado a realizar por medio de la fotografa. Es con este trabajo que Aris se convierte en uno de los primeros en plantear la idea de que la concepcin de infancia tal y como se la piensa hoy tiene una historia relativamente reciente; ya que es, en palabras de Aris, un descubrimiento de la modernidad. El autor sostiene que el arte medieval desconoca la infancia, yColngelo; S/F. El autor seala que Hasta aproximadamente el siglo XVII, el arte medieval no conoca la infancia o no trataba de representrsela. (Aries; 1973)69 70

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. explica este hecho diciendo que la infancia no formaba parte de los intereses de aquel momento, sino que era considerada como una etapa de transicin que suceda rpidamente y que, con las misma celeridad, se olvidaba. Por otra parte, si el nio mora tampoco resultaba necesario conservar una imagen de l pues, dada la alta mortalidad infantil del momento, (...) nadie pensaba que esa cosita que desapareca tan pronto fuera digna de recordar71. Por medio de la observacin de las escenas de costumbres Aris concluye que en la Edad Media, e incluso en los inicios de la modernidad, los nios no se diferenciaban de los adultos y que todos vivan mezclados. Desde una edad de aproximadamente siete aos los pequeos entraban de golpe en la comunidad de los adultos compartiendo con ellos tanto los trabajos, como juegos de la vida cotidiana. El acontecimiento que impulsar el proceso de cambio hacia la concepcin actual de la infancia, segn el autor, ser la reaparicin72 del inters por la educacin. Dicho inters provena de eclesisticos, legistas e investigadores que aumentaron en los siglos XVI y XVII; eran, dice Aris, moralistas que tuvieron fuerte influencia en la transformacin de la educacin (desde la escuela libre al colegio vigilado) y produjeron abundantes obras literarias que tenan el fin de ensear a los padres que eran ellos los responsables, ante Dios, del alma y cuerpo de sus hijos. Se produce una verdadera moralizacin de la sociedad En lo sucesivo se reconoce que el nio no est preparado para afrontar la vida, que es preciso someterlo a un rgimen especial, a una cuarentena, antes de dejarle ir a vivir con los adultos. De manera que La familia y la escuela retiraron al nio de la sociedad de los adultos. La escuela encerr a la infancia antao libre en un rgimen disciplinario cada vez ms estricto, lo que condujo en los siglos XVIII y XIX a la reclusin total del internado. La solicitud deAris; 1973 El autor habla de reaparicin porque considera que este inters estaba presente en las clases de edad del Neoltico y en el Perodo Helenstico, donde existan diferencias entre nios y adultos y se marcaba claramente el paso de una etapa a otra; este cambio se realizaba por medio de la iniciacin o de la educacin.71 72

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la familia, de la Iglesia, de los moralistas y de los administradores priv al nio de la libertad de que gozaba entre los adultos. Esta solicitud le inflingi el ltigo, la prisin, las correcciones reservadas a los condenados de nfima condicin. Sin embargo, este rigor reflejaba otro sentimiento diferente de la antigua indiferencia: un afecto obsesivo que domin a la sociedad a partir del siglo XVIII73. Otro historiador que abord el tema fue Lloyd De Mause quien, segn sus propias palabras propuso, una tesis totalmente opuesta a la de Aris74, ya que este ltimo ha puesto demasiado nfasis en la produccin cultural y poco en las prcticas de la vida; por esto l presenta una teora psicogentica de la historia mediante la cual diferencia seis etapa de evolucin de la infancia en relacin al vnculo padre / hijo, a saber: infanticidio (que se produce principalmente en la Antigedad, en el siglo IV), abandono (situado entre los siglos IV y XIII), ambivalencia (entre los siglos XIV y XVIII), instruccin (en el siglo XVIII), socializacin (se produce entre los siglos XIX y mediados del siglo XX), ayuda (comienza a mediados del siglo XX: se basa en la idea de que el nio sabe mejor que el padre lo que necesita en cada etapa de su vida y de satisfacer sus necesidades. El nio no recibe golpes ni reprimendas y s disculpas, cuando se le da un grito motivado por la fatiga o el nerviosismo). Esta valorizacin del nio que trae la ltima etapa se difunde en la prctica familiar y social de las sociedades actuales75. El socilogo Norbert Elias tambin realiza, en coincidencia con De Mause, una crtica a la visin de Aris por considerarla demasiado romntica, piensa que eso lo lleva a percibir en el pasado las cosas que, comparando con la actualidad, son buenas y olvida los aspectos negativos del pasado, como ser el uso recurrente de la violencia.Idem De Mause afirma La tesis central de Aris es totalmente contraria a la ma. l afirma: mientras el nio de la sociedad tradicional era feliz porque tena la libertad de tratar con muchas clases y edades, a comienzos de la poca moderna se ha inventado un estado especial, a saber, la infancia; esto condujo a una idea tirnica de la familia que tuvo como efecto la destruccin de la amistad y la sociabilidad. (Citado en Elias; 1998:427) 75 Gallardo y Tayara; s/f73 74

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. Afirma adems que el proceso de descubrimiento de la infancia es en realidad ms largo de lo que este investigador pensaba, pues incluso la actualidad se haya inmerso en l, para los adultos los nios siguen representado un misterio y ... el estado social del conocimiento acerca de los problemas de la infancia an hoy es bastante fragmentario76. Elias propone la utilizacin de lo que l llama el modelo del proceso de civilizacin, para poder entender el devenir de la concepcin de infancia y afirma que para entenderlo es preciso enfocarse en la relacin padre / hijo y observar, segn las condiciones sociales de cada momento, cul es la funcin que los nios tienen para los padres y viceversa. En determinados contextos tener muchos hijos puede significar una gran ventaja, sin embargo en las sociedades urbanas no es as; por ello, cuando se mira en la historia de las grandes sociedades urbanas, se encuentran numerosos y diversos mtodos para matar nios77. En la Edad media e incluso en la temprana Edad Moderna la barrera de sensibilidad con respecto a los nios era muy diferente, con frecuencia se recurra a la violencia y nadie conceba la idea de que los ms pequeos necesitaran trato especial alguno. El poder que los adultos ejercan sobre los nios era mucho ms considerable que en la actualidad, en este contexto resultaba mucho ms evidente que (...) la relacin entre padres e hijos es una relacin de dominio (...) con un balance de poder extremadamente desigual78. En lo que s coincide con el historiador francs Aris es en que en la Edad Media los nios eran parte del mundo de los adultos y que estos ltimos no guardaban secretos ante los pequeos, no se pensaba en la necesidad de separarlos o reservarles un espacio diferente.

Elias; 1998:409 El autor plantea lo frecuente y habitual de estos mtodos en antigua Grecia y Roma. Afirma que hasta el Imperio tardo no haba leyes contra el asesinato de nios. (Elias; 1998: 414/15) 78 Idem: 41876 77

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El inicio del proceso paulatino por el cual el nio es separado y llevado a una especie de isla juvenil comienza en la poca Moderna. Elias nota que este proceso tiene una innegable correspondencia con los cambios que se han sucedido en la estructura social; as la relacin entre padres e hijos dentro de la familia, cambia en relacin directa con las transformaciones que experimenta la sociedad de la cual forma parte. En las sociedades actuales la familia cedi a ciertas instituciones (especialmente al Estado) funciones que antes tena a su cargo, por este motivo las funciones afectivas y emocionales que conserv toman mayor relevancia y son acentuadas. Se produce tambin una modificacin en las relaciones de poder, tanto entre los hombres y mujeres como entre padres e hijos, tornndose un poco ms simtricas que en tiempo anteriores. Al referirse al trabajo de De Mause, Elias critica el hecho de que su estudio psicogentico se realiza sin ninguna relacin con los estudios sociogenticos; por lo que, en su consideracin, no puede ser apropiado para descubrir las estructuras de los procesos histricos. Todos estos procesos de cambio, dice Elias, no pueden explicarse fuera del entramado de relaciones en la que las personas estn insertas, para explicarlos es imprescindible recurrir a los correspondientes cambios sociales. El obstculo para la comprensin del proceso de construccin de la infancia reside en la dificultar de entender que ... los problemas de los nios tienen que ver con la interaccin de un proceso biolgico de maduracin, por un lado, y de un proceso social de civilizacin, de acoplamiento en el correspondiente nivel social de civilizacin, por el otro. A los problemas del crecimiento y de la relacin padres hijos, que tienen su origen en la cambiante interrelacin de este proceso biolgico con el proceso social individual, con frecuencia se les considera todava como si se tratase de un problema exclusivamente biolgico; se les considera (...) como hechos naturales inmutables79.

79

Idem:433

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. A pesar de las crticas de los autores entre si y de las diferentes maneras en que han abordado el tema, lo que se pretende rescatar aqu es la concepcin de infancia como construccin social que queda suficientemente evidenciada. El descubrimiento de la infancia, que no es otra cosa que el inicio del proceso (que an sigue en marcha) a travs del cual se comenz a forjar la definicin contempornea, est sin duda ligada a cambios en el contexto socioeconmico y poltico, est ligado al surgimiento del capitalismo, a los inicios del proceso de industrializacin y de los Estados Modernos o Estados Nacionales. De la misma manera que la infancia, la juventud resulta tambin una construccin moderna. Producto del desarrollo de las fuerzas productivas occidentales, la juventud indicar el perodo que se destina a la educacin necesaria para convertirse en parte activa de la vida productiva. El progresivo avance del sistema capitalista, acompaado de la complejizacin productiva, comenzar a demandar una mayor capacitacin, generar la necesidad de individuos calificados y con cierta formacin para lograr integrarse en las fbricas, en los nuevos sistemas productivos. El espacio privilegiado para recibir esta capacitacin ser la escuela secundaria, sta ser el foco del nacimiento de la juventud. Ser entonces el desarrollo del capitalismo y de las sociedades burguesas las que posibilitarn la visibilizacin de de este grupo etreo y la escuela ser el espacio privilegiado de produccin de juventud80. Estado y escuela son las dos grandes instituciones que hacen emerger a la infancia (...) La intervencin del Estado efectiviza la escuela como espacio privado de ella, sustrayndola de la familia y de la comunidad, en vistas a una socializacin diferente, ms uniformizante, en pos de su formacin y disciplinamiento futuro (...) La escuela pasa a ser mbito por excelencia de la infancia (...) y la intervencin del Estado incorpora tambin la figura del nio y del adolescente en el Derecho, en el Derecho Penal en particular, creando

80

Balardini; 2000 y 2002

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Nios y Jvenes sujetos de derecho.

para

l,

cuerpos

jurdicos

especficos,

cdigos,

tribunales,

instituciones asilares, etc.81. Hasta aqu, hemos presentado nuestra forma de abordaje explicitando las principales nociones tericas que utilizaremos. Orientados por este marco conceptual, en adelante nos proponemos analizar estas infancias y juventudes, objetos de las polticas sociales, desde una perspectiva antropolgica; es decir, pretendemos indagar, a travs del anlisis de los discursos, representaciones y relaciones de poder, cmo los nios y jvenes son construidos como otros. La Antropologa, desde sus inicios (que podramos situar a finales del Siglo XIX), se ha constituido como ciencia que tiene por objeto el estudio del otro cultural. perspectivas tericas (desde el Segn sus diferentes estructural evolucionismo,

funcionalismo, particularismo histrico, estructuralismo hasta los enfoques marxistas y neomarxistas) han tomado por objeto de estudio la otredad construyndola desde la diferencia, la diversidad y la desigualdad82. Cuando, pasada la mitad del siglo XX, esta ciencia comienza a ampliar su objeto de estudio, dando origen a la Antropologa Urbana, con las pioneras etnografas urbanas de la Escuela de Chicago, luego con la etnologa francesa, y los estudios de la Escuela de Manchester83, ese otro cultural se desdibuja y se vuelve difuso, planteando serios dilemas epistemolgicos. Una manera de responder e este devenir de la Antropologa fue (...) establecer que era el antroplogo el que de manera consciente y metdica marcaba la distincin. Ya no era el objeto el distinto por sus caractersticas propias, sino que el antroplogo construa la distincin, lo extrao. Es ste el que distingue, desconoce, se extraa. Esto modific la base de

81 82 83

Iglesias;1996 Boivin, Rosato y Arribias; 2004. Homobono; 2000.

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Captulo I. Infancia y Juventud como Construccin Social. observacin participante e introdujo el extraamiento como un recurso metodolgico y como punto de partida necesario de toda investigacin antropolgica.84. Este recurso metodolgico ideado desde nuestra disciplina se constituye en herramienta imprescindible en esta investigacin. Existe una necesidad de extraamiento del investigador, pues no slo el objeto de estudio que nos hemos propuesto es extremadamente cercano, sino que adems no se puede negar que al analizar las denominadas "Infancias pobres" o en riesgo existen valores en juego; existe tambin, porqu negarlo, un compromiso moral y social que no se puede ignorar y que exigir un arduo trabajo reflexivo; que permita a lo largo del proceso investigativo desnaturalizar y exotizar nuestras propias categoras y valores. Sin embargo, como ya mencionamos, Mauss y Durkheim nos advierten de la existencia de procesos a travs de los cuales los individuos clasifican y nominan a otros individuos, diferencindolos agrupndolos y asignndoles un lugar determinado dentro de la jerarqua social, generando representaciones; por eso sostenemos aqu que la alteridad u otredad, presente en la perspectiva antropolgica, no slo nos servir metodolgicamente; sino que adems nos permitir entender, cmo se construye la infancia pobre, marginal o en riego como un otro, como ese sujeto de intervencin que necesita proteccin y tutela. Es decir, nos permitir mirar como esa relacin de alteridad (nosotros - los otros), ese reconocimiento de las diferencias, presente en el contexto social estudiado, es construida. lvarez sostiene que en las sociedades occidentales como la nuestra, la pobreza es representada como una alteridad radical que debe ser controlada, disciplinada, moralizada, excluida o integrada pero como subalterna. En este sentido, dice la autora, las polticas sociales que han estado histricamente destinadas a los ms pobres84

Idem anterior.

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Nios y Jvenes sujetos de derecho.

y a las cuales se les ha encargado de alguna manera la intervencin y regulacin de la pobreza, constituyen el lugar por excelencia en el que esa construccin de la alteridad se evidencia85. Lo que pretendemos aqu es mirar esa alteridad sin perder de vista que es un producto de relaciones sociales, es en la relacin entre un nosotros/ los otros que la otredad es posible. Si bien nuestro anlisis se enfocar en el discurso y las representaciones presentes en la Secretara de la Niez y la Familia de Salta, intentamos tener presente que es en el encuentro con los otros (los beneficiarios de las polticas sociales) sonde la alteridad tiene su origen. Sostenemos que esta perspectiva antropolgica nos permitir comprender y desnaturalizar lo social, las diversas relaciones de poder que se establecen, analizando ese discurso sobre lo social que estas polticas construyen y constituyen. La pregunta que intentamos responder es cmo se construye esa alteridad desde el discurso y las prcticas de la Secretara, cules son las representaciones que surgen, especialmente a la luz de la incorporacin del paradigma de los derechos humanos que, segn el discurso de esta institucin, implica una modificacin en la concepcin de los beneficiarios, dejando de considerarlos como objetos de asistencia para concebirlos ahora como sujetos de derechos. A continuacin, en los dos captulos siguientes, presentaremos de manera breve la forma en que esta construccin social, traducida en diferentes concepciones y representaciones de infancia, estuvo presente en nuestro pas a lo largo del siglo XX expresndose en diversos discursos y formas particulares de intervencin.

85

lvarez; 2005

a

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Captulo II. Las Infancias de Argentina en la primera mitad del Siglo XX.

CAPTULO II Las Infancias de Argentina en la primera mitad del Siglo XX.... cmo luchar la vida desde mi rincn... si estoy arrebujada, marmolada de fro y de terror... cmo sentirte a vos, humano, si vos mismo me inmolaste en nombre de este glido vaco que llaman amor... y por ese amor, y en nombre de tu libertar, me mandaste a morir86.

En el captulo anterior, hemos dejado planteada nuestra forma de abordaje y, como ya lo mencionamos, sta nos obliga a volver nuestra mirada al pasado. Si bien, como lo venimos trazando desde un principio, nuestro propsito es lograr comprender las recientes polticas sociales dirigidas a los nios y jvenes que van acompaadas del discurso de los derechos, consideramos necesario analizar ciertos aspectos del pasado sin los cuales no podramos lograr dicha comprensin. Proponemos esta mirada al pasado porque consideramos que las diferentes formas de intervencin a la infancia, que se han ido desarrollando a lo largo de la historia de nuestro pas, han sido posibles porque la infancia misma se ha constituido como una problematizacin social87 desde la conformacin del Estado Nacin y an persiste. De manera que, en los captulos segundo y tercero, pretendemos analizar de qu forma los diferentes dispositivos de intervencin dirigidos a la infancia en nuestro pas se han ido

Dubaniewicz, 1997. La autora del libro Abandono de Menores. Historia y problemtica de las instituciones de proteccin, es psicloga, pas 14 aos de su infancia y adolescencia internada en siete establecimientos distintos de proteccin en nuestro pas. 87 Entendiendo, junto a Castel, Problematizacin como ... la existencia de un haz unificado de interrogantes (...), que han emergido en un momento dado (...), que han sido reformulados varias veces a travs de crisis e integrando datos nuevos (...) y que siguen vivos en la actualidad. Este cuestionamiento est vivo y por ello impone el retorno a su propia historia, a fin de constituir la historia del presente. (Castel; 2006:19. Cursivas en el original)86

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Nios y Jvenes sujetos de derecho.

conformando, modificndose, renovndose, metamorfosendose88, hasta llegar a conformar los actuales. Es importante reconocer aqu que el trmino metamorfosis no se contradice con el marco Foucaultiano que en el anlisis de los dispositivos busca los momentos de ruptura o acontecimiento, pues el mismo Castel aclara que estudiar la metamorfosis que se producen dentro de determinadas problematizaciones sociales, no significa afirmar que por debajo de los cambios de atributos (podramos agregar cambios de formas, discursos, estructuras materiales, representaciones, etc.) perdura una perenne sustancia, sino que ...una metamorfosis hace temblar las certidumbres y recompone todo el paisaje social, lo que el autor sostiene es que los cambios no sern novedades absolutas en tanto se inscriban dentro de un mismo marco de problematizacin. En el caso de nuestro trabajo en particular, como veremos a lo largo de este captulo, los cambios que analizaremos girarn siempre en torno a la problematizacin de la infancia, particularmente la infancia que habita los mrgenes de la sociedad, es decir, desde nuestro trabajo se intentar realizar una interpretacin de la metamorfosis de la problematizacin social de la infancia, que como lo dijimos, est presente desde los mimos inicios del Estado Argentino. Se intentar vislumbrar los momentos de crisis en los que diferentes factores (que tambin trataremos de identificar) han hecho posible (y necesario) que los elementos de estos dispositivos se reacomoden a fin de permanecer. En este captulo haremos referencia a los dispositivos de intervencin y las representaciones de las infancias que estuvieron presentes durante la primera mitad del siglo XX; para en el captulo siguiente realizar el mismo anlisis desde los inicios del gobierno peronista hasta llegar a abordar las polticas de intervencin de la dcada de 1990 y que persistirn hasta el siglo XXI.

Entendiendo metamorfosis en el sentido que Castel le atribuye al trmino, es decir, como la ... dialctica de lo igual y lo diferente, as sea bajo formas que no permiten reconocerlas de inmediato.88

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Captulo II. Las Infancias de Argentina en la primera mitad del Siglo XX. Desde finales del siglo XIX se fue consolidando y

crecientemente se fue concibiendo como ms urgente e importante el problema de las poblaciones marginales que iban incrementndose como el efecto del sistema econmico y poltico que se intentaba implementar y establecer. En estos momentos en nuestro pas se encontraba establecido un rgimen cuyas principales caractersticas eran la elevada concentracin del poder econmico y social, y el manejo del control poltico retenido en manos de una reducida elite. La sociedad se encontr desde sus inicios segmentada, con un crecimiento poblacin alto que no se corresponda con el crecimiento econmico, esto trajo resultados como, entre otras cosas, el desempleo, la migracin campo ciudad y mayor pobreza. Esto mismo trajo aparejado adems la segmentacin social y cultural, ... sociedades de hombres, blancos y propietarios, yuxtapuestas a la sociedad de indios, mestizos y negros, no propietarios, mujeres y nios89. Podramos decir entonces que la pobreza se constituye, ya desde aquellos tiempos, en una cuestin social90, entendida sta de la manera en que la define Castel, es decir, como ... una apora fundamental en la cual una sociedad experimenta el enigma de su cohesin y trata de conjurar el riesgo de su fractura. Es un desafo que interroga, pone de nuevo en cuestin la capacidad de una

Iglesias, Susana. 1996 Castel en el anlisis que realiza para Europa, sita la aparicin de lo social en la dcada de 1830. segn este autor, el surgimiento de la cuestin del pauperismo hizo que se evidenciara la contradiccin entre la supuesta igualdad en el orden jurdico/ poltico y la desigualdad econmica que se manifestaba en las franjas ms desocializadas de trabajadores presentes en las sociedades industriales, lvarez (2003) agrega: la cuestin social no slo intenta resolver la tensin mencionada, sino tambin la tensin que surge entre la igualdad jurdica y desigualdades tnicas, polticas y culturales). El pauperismo que emerge de esta situacin abre un hiato, una discontinuidad ... entre la organizacin poltica y el sistema econmico [que permite] sealar por primera vez con claridad, el lugar de lo social: deba desplegarse en el espacio intermedio, restaurar o establecer vnculos que no obedecan a una lgica estrictamente econmica ni a una jurisdiccin estrictamente poltica. Cabe aclarar que a pesar de que Castel sita en la dcada de 1830 la aparicin explcita de la cuestin social, tambin reconoce que sta ya estaba presente con anterioridad en mltiples formas institucionalizadas de relaciones no-mercantiles. (Castel; 2006:20)89 90

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Nios y Jvenes sujetos de derecho.

sociedad (...) para existir como un conjunto vinculado por relaciones de interdependencia91. En este contexto, la respuesta a esta cuestin social de la pobreza fue la promocin de un conjunto de dispositivos que, en teora, intentarn unificar el pas. La educacin, la religin, la ley y el orden, el trabajo, la raza, las buenas costumbres, fueron principios rectores para conformar una sociedad integrada, moderna y avanzada92. La emergencia de lo social, ms tarde, se manifestar en la aparicin de polticas gubernamentales que se caracterizarn por el establecimiento de relaciones tutelares y la progresiva conformacin de instituciones especializadas. Las diferentes formas de intervencin que pretendan conjurar los riesgos que amenazaban el orden social y el status quo se fueron modificando y transformando a lo largo del tiempo y fueron dirigidas (y son) por diferentes actores e instituciones (religiosas, laicas, gubernamentales y no gubernamentales); sin embargo a pesar de las diferencias, como afirma lvarez, ... estas prcticas han mantenido la idea de que la pobreza es una alteridad radical con relacin a los grupos de poder y a la modernidad que hay que controlarla, diferencindola, disciplinndola, invisivilizndola o reprimiendo sus luchas93. En este captulo entonces, se tratar de analizar los elementos ms sobresalientes de los dispositivos de intervencin mediante los cuales trataremos de estudiar como se construye al nio sujeto de intervencin como un otro.Castel; 2006:20 Utilizamos la definicin de cuestin social, no porque se haya presentado o mencionado en ese momento histrico explcitamente, sino con el propsito de hacer referencia a la manera en que la pobreza era concebida socialmente, sta resultaba una amenaza y pona en peligro el orden social y es en ese intento mismo de conjurar los riesgos que las poblaciones marginales comienzan a ser intervenidas y stas intervenciones paulatinamente comienzan a profesionalizarse. Tambin queremos aclarar que la cuestin social surge en el pensamiento social francs, con autores como Durkheim cuando plantea la diferenciacin entre solidaridad mecnica y orgnica y Donzelot. Como no es nuestro propsito realizar un anlisis ms detallado de este concepto sugerimos la lectura de Castel (2006) o lvarez (2003). 92 Iglesias, Susana. 1996 (resaltado nuestro) 93 lvarez 2003.91

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Captulo II. Las Infancias de Argentina en la primera mitad del Siglo XX.

CARIDAD CRISTIANA Y ECONOMA DE SALVACINEn la etapa del perodo colonial, las actividades avocadas a l