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En el caso peruano -otra de las formaciones nacionales con fuerte incidencia del componente originario indígena y con marcado desarrollo de las variadas formas de mestizaje- también aparece una discusión racial, que si bien no alcan:z;ará ni a montar un proyecto regeneratívo inmigratorio a la manera argentina ni un auspicio político-ideológico del mestizo liberal a la manera mexicana, asimismo implicará debates finiseculares de los cuales emergen fuertes características de su partícular vía de modernidad, como queda expuesto en el significativo texto de H. Neira, Hacia la tercera mítad39
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39 Hada la Tercera Mitad. Perú XVI-XX, del historiador y sociólogo H. Neira, Lima, Sidea, 1996, es un importante esfuerzo para cruzar lecturas políticas, culturales e históricas en la voluntad de analizar la conformación de loperuano, como algo más que una nación y, quizá, como una entidad históricocultural en que se manifestó de manera central -junto con México-- la cuestión de los legados precolombinos, la temática del indigenismo, la constitucióndel mundo del mestizaje y el acceso a una modernidad lastrada por los temasanteriores. El volumen arranca con un análisis polémico del siglo de la conquista, el XVI, examinando el perfil complejo del conquistador, por ejemplo enLope di: Aguirre, continuando con una consideración equivalente de la era virreinal, sobre todo en torno del caso de Potosí y del análisis global de la econo-mía de los siglos XVII y Jtvur. • ·
Siguen luego varios capítulos signados por umi. mirada antropológica, alrededor de sucesivos paradigmas de actores sociales históricamente significativos: el hombre ceremonial, el hombre jerárquico, el hombre festivo, el hombre ilµstrado, para desembocar en problemas constícituvos de la dialéctica republican,¡¡. entre los caudillos o «señores del desorden» y la «inteligencia mesiánica» de "los intelectuales urbanos González Prada, Mariáteguí, Haya de la Torre. Para con� duir, después de una visita a temas culturales de lo cotidiano social (el vals peruano, la «huachaferfa», la crioHidad e indianidad kitsch) con un análisis del «fin de siglo» (de Velasco a Fujimori y Sendero Luminoso) y un examen de la «crisis de los paradigmas» o la oscilación americana entre una modernidad impertinente y una postmodernidad sui generis y rélemática:
La diferencia entre modernidad y postmodernidad· -dirá Neíra- no es tan complicada. Es, en parce, un asunto de calendarios y también de lógica.-;o, cial; la manera cómo se construyeron cierras sociedades industriales en el pasado y como hoy pueden enfrentar sus problemas las más jóvenes. Si la mo: dernidad es la nación, una unickd en el tiempo y en el espacio geográfico, fa poscmodernidad viene a ser la región, la diversidad de culturas, el relativismo,
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El discurso finisecular -apto para balances-. se plantea hacia el novecientos, como momento crítico y ácido para la materia fundante originaria de lo americano, la hibridación mestiza y sus componentes indianos: «Razas de segunda» para el mexicano José Vasconcelos, que no hesita en tildar de retrógrados tanto a vlllistas como a zapatistas, por si alguien suponía la eclosión de ajgún fermento indigenista en tales variantes del caciquismo revulsivo; en su «Indología», además, lo que hace Vasconcelos es la retrospección comparativa respecto de la colonización norteame.dcana, para acentuar las divergencias y el retraso. En el Perú posterior a su fracaso frente a Chile en la guerra del Pacífico, surgió
· fJ discurso nietzscheano de Manuel González Prada, capaz.. · . d.e presentar los términos de la mentada regeneración equiva
... _ l!!nte al 98 hispano. Especie de Karl Kraus limefío -hacía pan·. ;fletos y conferencias públicas cumpliendo un nítido papel de· :·provocador, cuestionando todo tipo de poder decadente- ter
minó por encontrar como única positividad nacional a los indítenas andinos, los «verdaderos peruanos»: la superioridad de losJ;:kiollos frente a los dominados indios es la mayor prioridad a
.. 4�montar y así lo hace en nombre de la perplejidad histórica,que le suministraban las novedades sociales de la modernidad {Comte, Spencer). Antipolítico y anticlerical, terminó sin queterlo, en erigirse como pensador radical y anarquista, doctrinario
· �in sistema que, embistiendo contra lo negativo concluyó en po. sitivizar la indianidad y el mestizaje como la única materia prima: de un proyecto americano.
Analizando el papel de los mestizos, el ya citado Kusch4º in-
y menos que el proyecto, la deriva. Pero una deriva ínreligence y creativa, donde cuenta menos el plan y más, la espontaneidad social (pág. 717).
;•\;,. Con lo cual «la hipótesis de contraponer al terrorismo de la teoría el adve··· nimiento de la razón local-en el sentido que le dio J. E Lyotard y que H. Ur. lano evoca- nos conviene perfectamente», dice en su frase final H. Neira (página. 718).· , -;: 40 R. Kusch, La seducción de la barbarie, Editorial F. Ross, Rosario, Argen
. �J;ta, 1983. Reedid6n de uno de los primeros escritos de Kusch,-de 1953, este :líp,ro se propone, como reza su subrítulo, un «análisis herético de un continente
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