tercera jornada parte

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“Tercera jornada. El miedo al ¿Cómo se vuelve uno Aclaro de antemano que ese miedo no es solamente algo que atañe a los jóvenes. Se encuentra también en su entorno, sobre todo cuando nacieron en un medio en el que el libro es poco familiar. Se piensa que el acceso al libro debería ser algo “natural”, partir del momento en que tiene unas ciertas capacidades, en que tiene uno un grado El difícil escape de la A pesar de la alfabetización relativamente antigua, la lectura sigue siendo una actividad menos común en el campo Francés que en las ciudades. Y cuando preguntamos a los lectores rurales como les había nacido el gusto por la lectura, evocaron historias llenas de obstáculos. Todavía hoy hay gente que se esconde para leer. Muchas veces la gente del campo accedió a la lectura desde fuera de su marco habitual de vida. Pero la gente del campo que leía, en el fondo era siempre un poco más tránsfuga. Tránsfugas eran los que se sentían desarraigados y se habían convertido a esta actividad. Los libros los transportaban a otras partes, los invitaban a escaparse. A partir de ese espacio de lectura discretamente conquistado, esos lectores rurales veían las cosas de manera diferente. Aprendían, se apropiaban de los conocimientos. Adquirían un dominio más amplio del mundo circundante, y se deliberaban del yugo de los que hasta ese momento detentaban el monopolio Del lado de los poderes: el horror de que las En la historia, el miedo que sienten los que tienen el placer de que el monopolio del sentido se les escape de las manos tiene una legión de ejemplos. Para no tomar más que uno de ellos, recordemos las leyes que prohibían a los negros el aprendizaje de la lectura, especialmente en Carolina del Sur. Manguel evoca a esos propietarios de Así pues, leer es arriesgarse a ser alterado, invadido, a cada instante. Y el miedo al libro es también el miedo a esa invasión, el miedo a una fisura de nuestro ser, que provocaría el desplome de todo el edificio, de toda la Para un gran número de gente del campo con la que platicamos, la lectura era una actividad riesgosa. Tienen que transgredir con frecuencia, todavía en la actualidad diversos tabúes. o El primer tabú es al que leer se entrega uno a una actividad cuya utilidad no está bien definida. Es malo perder tiempo, es malo estar inactivo, es malo estar sin hacer nada. oPero este tabú que afecta a la lectura “inútil” se ve duplicado, en todos los niveles de edad, por el hecho de ser un placer solitario: en nuestra época, mientras uno lee, se retira del grupo se aparta. Para entregarse a la lectura tiene que escapar del grupo caminando de puntitas. o Tercer tipo de tabú: en el campo el dominio

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Page 1: Tercera jornada parte

“Tercera jornada. El miedo al libro”

Michele Petit

¿Cómo se vuelve uno

lector?

Aclaro de antemano que ese miedo no es solamente algo que atañe a los jóvenes. Se encuentra también en su entorno, sobre todo cuando nacieron en un medio en el que el libro es poco familiar.

Se piensa que el acceso al libro debería ser algo “natural”, partir del momento en que tiene unas ciertas capacidades, en que tiene uno un grado escolar.

La práctica de la lectura puede resultar imposible, o arriesgada, particularmente cuando presupone entrar en conflicto con las costumbres, con los valores del grupo, del lugar en que se vive.

El difícil escape de la actitud comunitaria

A pesar de la alfabetización relativamente antigua, la lectura sigue siendo una actividad menos común en el campo Francés que en las ciudades.

Y cuando preguntamos a los lectores rurales como les había nacido el gusto por la lectura, evocaron historias llenas de obstáculos.

oObstáculos físicos: lejanía geográfica de las librerías o bibliotecas. oObstáculos sociales: culturales, psíquicos.

Para un gran número de gente del campo con la que platicamos, la lectura era una actividad riesgosa.

Tienen que transgredir con frecuencia, todavía en la actualidad diversos tabúes.

o El primer tabú es al que leer se entrega uno a una actividad cuya utilidad no está bien definida. Es malo perder tiempo, es malo estar inactivo, es malo estar sin hacer nada.

o Pero este tabú que afecta a la lectura “inútil” se ve duplicado, en todos los niveles de edad, por el hecho de ser un placer solitario: en nuestra época, mientras uno lee, se retira del grupo se aparta.

Para entregarse a la lectura tiene que escapar del grupo caminando de puntitas.

o Tercer tipo de tabú: en el campo el dominio de la lengua y el acceso a los textos impresos han sido por largo tiempo el privilegio de quienes detentaban el poder: los notables, los representantes del Estado y de la Iglesia.

En diferentes regiones, muchos habitantes del campo hablaron de la difícil conquista de un espacio de lectura, un tanto clandestino: ¡cuántos recuerdos de lecturas a la luz de una linterna bajo las sabanas!

Todavía hoy hay gente que se esconde para leer. Muchas veces la gente del campo accedió a la lectura desde fuera de

su marco habitual de vida. Pero la gente del campo que leía, en el fondo era siempre un poco

más tránsfuga. Tránsfugas eran los que se sentían desarraigados y se habían convertido a esta actividad.

Los libros los transportaban a otras partes, los invitaban a escaparse. A partir de ese espacio de lectura discretamente conquistado, esos

lectores rurales veían las cosas de manera diferente. Aprendían, se apropiaban de los conocimientos. Adquirían un dominio más amplio del mundo circundante, y se deliberaban del yugo de los que hasta ese momento detentaban el monopolio del saber.

La lectura podía introducirnos en círculos más amplios de pertinencia, en nuevas sociabilidades, en formas diferentes de vivir con los demás.

La soledad del lector ante el texto siempre ha sido causa de inquietud.

Del lado de los poderes: el horror de que las líneas se muevan.

En la historia, el miedo que sienten los que tienen el placer de que el monopolio del sentido se les escape de las manos tiene una legión de ejemplos. Para no tomar más que uno de ellos, recordemos las leyes que prohibían a los negros el aprendizaje de la lectura, especialmente en Carolina del Sur.

Manguel evoca a esos propietarios de plantaciones que colgaban a cualquier esclavo que intentara enseñar a leer a los demás. Evoca también a esos esclavos que a pesar de todo aprendieron a leer por los medios más insólitos.

Así pues, leer es arriesgarse a ser alterado, invadido, a cada instante. Y el miedo al libro es también el miedo a esa invasión, el miedo a una fisura de nuestro ser, que provocaría el desplome de todo el edificio, de toda la armadura que uno piensa que es su identidad.

Page 2: Tercera jornada parte

“Tercera jornada. El miedo al libro”

Michele Petit

También esos jóvenes se enfrentan con varios obstáculos y tabúes que se refuerzan unos a otros. Muchas veces encontramos en sus familias características parecidas a las que pudimos observar en el medio rural: la ausencia de los libros, la imposición de “lo útil”, la desconfianza respecto a lo que se piensa que es algo propio de los ricos.

La imagen que el educador construye en la cabeza del niño es destruida en el hogar. Entonces el niño queda confundido.

El hecho de introducir conocimientos o valores nuevos puede ser percibido como algo peligroso, que desequilibra demasiado un universo frágil.

“debes tener gusto por la lectura”, es decir: “debes desear lo que es obligatorio”. Y ciertos padres pueden por un lado incitar a sus hijos a la lectura porque podría ser para su estudio y al mismo tiempo irritarse porque los sorprendieron con un libro en sus manos, bastándose a sí mismos.

Si bien ciertos profesores hacen todo para “sacar adelante” a los niños para ayudarlos a salir de los sederos trazados, otros maestros contribuyen, por desgracia, a que la escuela funcione como una máquina para reproducir el orden social, una máquina de excluir.

Es necesario observar que incluso muchos jóvenes que lograron concluir con éxito sus estudios no son benevolentes hacia la escuela.

Cuando más asisten a la escuela menos libros leen.

¿Traicionar a los suyos?

Tienen miedo de que los libros se lleven a sus hijos, temen perder el control sobre ellos, y más aún sobre ellas; les asusta la idea de que vengan a distraer a las muchachas del mundo doméstico al que pensaban confinarlas.

Había, claro está, una rivalidad, consciente o inconsciente, una inquietud de ser superado, de la que se protegían burlándose de esos muchachos que mejor habían hecho.

Pierre Bordieu: vuelve a encontrar al observar del desgarramiento que surge de la experiencia del éxito vivida como una transgresión: “cuando más éxito tienes, mas fracasas, mas matas a tu padre, mas separas a los tuyos”

Todo ello no significa evidentemente que no haya que moverse de su puesto, sino que se trata de una aventura compleja, más compleja de lo que se cree, y que exige ser elaborada, pensada, acompañada.

Hay que leer para mejorar el francés para alcanzar el conocimiento, para tener buenas calificaciones en la escuela, en esta época en que la tasa del desempleo es tan alta y en la que uno se pregunta cómo brindar a sus hijos algunas posibilidades de encontrar un ejemplo.

Page 3: Tercera jornada parte

EL MIEDO A LA INTERIORIDADEl temor de los padres de que los libros lleven demasiado lejos a sus hijos. Con frecuencia al intelectual se le rechaza o se le trata como lambiscon

- En medios populares, y a veces más allá de ellos, muchos hombres piensan que la lectura afemina al lector.- El hecho de aproximarse a los libros y el riesgo de perder la virilidad tal vez se da ante todo lenguaje escrito que se expone a riesgos de verse influido .-La pasividad, la inmovilidad, que parecen ser necesarias para lectura, pudan vivirse como algo angustioso .

- La cultura de las letras es reconocida como un valor. Leer significa para el inconsiente tomar la ciencia del interior del cuerpo.Hacerles sentir a los jovenes en que medidad la lectura no es la acividad que carece de importncia , además de ayudarles a reducir estos miedos al leer. Despertar la lectura y la situacion de aprendizaje . Gran cantidad de chicos confesaron que les gusta leer poesía o escribirla.

-En los medios populares no cualquier joven sigue el camino el camino de la literatura. La individualización y la lectura van de concierto, pero tal vez la lectura, constotuye un punto de apoyo decisivo en la elaboración de singularidad propia. La lectura y la biblioteca posibilitan grandes cosas para quien tiene el deseo de cambiar. La lectura puede ayudar a construirse, además de reforzar la autonomia

-Para leer libros y más aun para leer literatura, es necesario tal vez que haya una especie de estructuración minima del sujeto. -La lectura se ve asociada con las mujeres, lejos de volverse despresiable insita un ambiente atractivo.-La lectura como un medio para accesar al conocimiento y como una experiencia unica, constructiva, de goce estetico.