terapia rogeriano
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optimizadoras para el organismo, tendrían un valor positivo; por lo tanto, las
que no mantienen ni mejoran el organismo, tendrían un valor negativo.
Este trabajo abordará la visión de Carl Rogers sobre la persona humana,
centrándose en los aspectos de la tendencia a la actualización y el concepto
del yo que los tienen los individuos, junto a una breve reseña de la terapia
creada por Rogers, basada en estos conceptos.
La primera parte de este informe definirá el concepto de tendencia a la
actualización, su expresión en el ser humano como potencial del desarrollo del
yo y las características de los individuos que dan curso libre a éste. Después,
se tratará del concepto del sí mismo, la discrepancia posible entre éste y el yo
ideal - la denominada incongruencia- con sus consecuencias y los efectos de la
resolución de la discrepancia. Tras esto, se entregarán las características del
enfoque personalizado de terapia de Rogers: las condiciones necesarias para
su establecimiento, el proceso de cambio en el cliente y las consecuencias de
la terapia en la conducta posterior de éste. Finalmente, se establecerá una
discusión acerca de las ventajas, limitaciones y desventajas de los puntos
fundamentales del modelo de Rogers, junto al resumen de este trabajo.
Este informe expondrá algunos conceptos básicos de la teoría de Rogers,
como son el de tendencia a la actualización y el de concepto de yo, sin ahondar
en los conceptos de valoración organísmica ni en los de incongruencia; se
darán algunas nociones sobre la terapia rogeriana, ya que las formulaciones
teóricas de Rogers se hacen plenamente comprensibles al enmarcarlas dentro
de la relación terapéutica. El modelo de Rogers pertenece a la corriente de la
psicología humanística, denominado específicamente terapia no directiva,
terapia centrada en el cliente o enfoque personalizado, nombres variables de
acuerdo al grado de desarrollo de las ideas de este psicólogo.
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AGRADECIMIENTO
Quiero agradecer a Dios, porque ha sabido guiarme por el camino del bien,
dándome sabiduría, inteligencia para culminar con éxito una etapa más de mi
vida, y poder servir a la sociedad con mis conocimientos.
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DEDICATORIA
Dios, por darme la oportunidad de vivir y por estar
conmigo en cada paso que doy, por fortalecer mi
corazón e iluminar mi mente y por haber puesto en mi
camino a aquellas personas que han sido mi soporte y
compañía durante todo el periodo de estudio.
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RESUMEN
Este ensayo pretende mostrar un modelo terapéutico centrado en el paciente,
con un fundamento humanístico y científico que es el desarrollo humano, se
presentan las principales habilidades, actitudes, valores y experiencias
necesarias para facilitar el desarrollo integral de los individuos. Y se centrará
principalmente en las cualidades necesarias de un profesional idóneo en este
enfoque. Antes de señalar los principales aspectos de su abordaje para inter
actuar con sus consultantes, realiza una síntesis de proceso de desarrollo de
la Psicoterapia, en el cual predomina la relación significativa entre el terapeuta
y el paciente como elemento central de cambio.
Palabras clave: Desarrollo humano, Enfoque Centrado en la Persona,
psicoterapia auto dirigida, relación terapéutica.
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ABSTRACT
This paper aims to show a therapeutic patient-centered model with a humanistic
and scientific basis is human development, the main skills, attitudes, values and
necessary to facilitate the integral development of individuals experiences are
presented. And it will mainly focus on the necessary qualities of a qualified
professional in this approach. Before pointing out the main aspects of his
approach to inter act with its consultants, provides a synthesis of the
development process of psychotherapy, in which predominates the significant
relationship between the therapist and the patient at the center of change.
Keywords: Human Development, Person Centered Approach, auto
psychotherapy, therapeutic relationship.
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LA TERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE DE CARL ROGERS
Enfoque centrado en la persona
El Enfoque Centrado en la Persona o la psicoterapia autodirigida, se basa en la
obra de Carl Rogers (Rogers, 1951) del cual resalta un continuo empeño en el
camino de la libertad y de la liberación de las fuerzas del ser humano como
motor de la actualización de sus potencialidades a partir de la confianza y el
respeto a la persona.
Enmarcada dentro de la llamada “tercera fuerza”, la psicoterapia “rogeriana” es
el enfoque que mayor influencia ejerce actualmente sobre los psicoterapeutas y
consejeros norteamericanos, aún por encima de la terapia racional emotiva de
Albert Ellis y del psicoanálisis freudiano (Rogers, 1972).
La influencia que tuvo Carl Rogers fue de las corrientes existencialistas, la
fenomenología y psicología de la Gestalt, de donde adquirió una actitud de
confianza en la capacidad del ser humano en actuar libremente y decidir sobre
su propio futuro.
En la obra de Rogers nos presenta una teoría sobre la persona o la
personalidad, parte de ciertas hipótesis de trabajo. Lafarga (1986) las sintetiza
de la siguiente manera.
1. a) El proceso terapéutico está fundamentalmente motivado por el
impulso de la persona hacia el crecimiento, la salud y la adaptación. La
psicoterapia consiste en liberar a la persona de los elementos que
obstaculizan su desarrollo normal.
2. b) Este proceso está más vinculado a la expresión y clarificación de los
sentimientos que a la comprensión intelectual de la experiencia.
3. c) La compresión de las circunstancias del presente inmediato de la
persona es más importante que su pasado.
4. d) La experiencia de la relación terapéutica, y no la conceptualización de
ésta, es el elemento determinante del crecimiento en el proceso
psicoterapéutico.
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Sin embargo, la hipótesis central de la propuesta de Rogers, es la de que “el
individuo tiene la capacidad suficiente para manejar en forma constructiva
todos los aspectos de su vida que potencialmente pueden ser reconocidos en
la conciencia”. (Rogers, 1972).
Para el Enfoque Centrado en la Persona el individuo se ha visto siempre desde
su contexto sociocultural e histórico. Por ello, y en contra de algunas opiniones,
la consideración dinámica o constructiva de la tendencia actualizante está en
correspondencia con la existencia de una condición central de tipo relacional o
social: la aceptación de dicho potencial manifestada por la existencia de un
espacio de libertad de crecimiento como una comprensión empática, unas
condiciones favorables al aprendizaje significativo, un espacio para el
encuentro y el intercambio interpersonal libre y creativo.
Se puede decir que este es el planteamiento esencial del enfoque, y a su vez,
lo que genera mayores polémicas.
Rogers asume que en todo ser humano hay una tendencia innata a la
actualización, esto es, al desarrollo y a la superación constante, si se
encuentran presentes las condiciones adecuadas; que es algo similar que
propone Maslow al hablar de la autorrealización.
La raíz de este planteamiento es que la persona cambia, y esta persona que
cambia es descrita como un ser capaz de comprenderse y de reaccionar libre y
responsablemente a lo largo del desarrollo de su existencia y este desarrollo
será, como ya se mencionó, positivo si se encuentra en ciertas condiciones
ambientales favorables creadas por una relación interpersonal.
Rogers dice que el hombre es positivo por naturaleza, y por ello requiere de
respeto absoluto, especialmente en cuanto a sus aspiraciones de superación.
Rogers considera a la persona como un todo –organismo-organizado, dinámico
y abierto, en la que existe un deseo de estabilidad, de coherencia y deseo de
unidad y orden. Este organismo, dice, está constantemente en movimiento
hacia niveles superiores de conciencia y de realización. Para la realización de
este desarrollo dispone de un potencial organísmico como una tendencia a la
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autorrealización y autoperfecionamiento. Una tendencia direccional
constructiva.
Todo proceso determina un sistema fluido cambiante, en el que la relación de
ayuda va a permitir que el organismo encuentre un clima adecuado para que la
persona sea capaz de percibir su experiencia, ser más ella misma,
posibilitándose, de esta forma, aquel proceso de crecimiento que Rogers ha
encontrado experimentalmente en sus clientes en la relación psicoterapéutica.
Se trata de establecer un clima relacional orientado a que la persona se pueda
encontrar consigo misma y así pueda desarrollar sus potencialidades
inherentes. Es decir, el profesional que establece esa relación de ayuda por un
lado y la tendencia actualizante del individuo por otro llevan a la persona total a
su desarrollo integral.
Rogers le da verdadera importancia al paciente o cliente, como antes era
usado, y la aceptación incondicional y el respeto que se le tiene cobran igual
importancia, que se les considera factores que favorecen u obstaculizan la
adquisición del enfoque centrado en la persona. Aceptación y respeto deben
estar enraizados en la personalidad del terapeuta, formar parte esencial de su
ser, y ello pasa, antes que nada, por aceptarse a sí mismos.
Se puede decir, entonces, que el ser humano puede, si se le presentan las
condiciones adecuadas, desarrollarse o actualizarse, ampliar sus capacidades
y ser consciente de lo que experimenta a fin de poder autocontrolarse. “no se
puede manejar eficazmente lo que no se percibe conscientemente”, propone
Rogers, de ahí la necesidad de ampliar el concepto de sí mismo del paciente,
su “self”, y de incluir en él, el todo (o casi todo) lo que vivencia. Pero no se
pretende hacerlo actuando sobre él sino, como dice Kinget, “acompañándolo”
en la experiencia, brindándole las condiciones requeridas y dándole seguridad
(Rogers y Kinget, 1971).
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LA TERAPIA ROGERIANA
La terapia rogeriana ha cambiado de nombre a lo largo de su evolución:
Rogers la llamó no-directiva, por creer que el terapeuta al posicionarse frente al
cliente no lo debe guiar, pero sí estar ahí, mientras el cliente mismo llevaba el
curso de su proceso terapéutico. A través de la experiencia, Rogers se dio
cuenta que mientras más “no-directivo” era, más influía en sus pacientes,
precisamente, al asumir esa postura. En definitiva, los clientes buscaban un
guía en el terapeuta y lo encontraban aunque éste intentara no guiarles.
De manera que modificó el nombre de su terapia a “centrada en el cliente”. En
la actualidad, pese a que la denominación “no-directiva” y “centrada en el
cliente” siguen en vigor, se usa el término terapia rogeriana. Una de las frases
que Rogers utiliza para definir su terapia es “de apoyo- no reconstructiva”.
Terapia que no explica “el cómo” sino que apoya al cliente en que este trate por
sí mismo su dificultad, ya que si el terapeuta sostiene continuamente al cliente
éste no termina de responsabilizarse de su problema.
Si la independencia (autonomía, libertad con responsabilidad) es el objetico
terapéutico, el cliente no lo logrará si se mantiene dependiente del terapeuta.
Los pacientes deben experimentar sus introspecciones por sí mismos, en la
vida cotidiana, fuera de la consulta de su terapeuta. Un abordaje autoritario en
la terapia puede resultar aceptable en la primera parte de la terapia, pero al
final solo crea una persona dependiente.
La técnica básica rogeriana es el reflejo. El reflejo es la imagen de la
comunicación emocional, el terapeuta promueve, mediante intervención directa
sobre lo escuchado, que el cliente se dé cuenta de lo que él mismo está
comunicando. El reflejo es una técnica que debe ser tratada con mucho
cuidado, ya que de no ser así puede restar confianza al vínculo terapéutico. La
intervención debe surgir del corazón (genuino, congruente).
Así conectamos con los requerimientos que según Rogers debe tener un
terapeuta.
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Para ser un terapeuta efectivo debe tener tres cualidades especiales:
Congruencia. Ser genuino, ser honesto con el paciente.
Empatía. La habilidad de sentir lo que siente el paciente.
Respeto. Aceptación, preocupación positiva incondicional hacia el paciente.
Rogers dice que estas cualidades son “necesarias y suficientes”, si el terapeuta
posee estas tres cualidades el paciente mejorará, aun no haciendo uso de otro
tipo de técnicas. Si el terapeuta no muestra estas tres cualidades, la mejoría
será mínima, sin importar la cantidad de recursos técnicos y de conocimiento
científico de los que disponga.
La teoría de Rogers está construida a partir de una sola “fuerza de vida” que es
llamada la tendencia actualizante, una motivación innata presente en toda
forma de vida dirigida a desarrollar sus potenciales hasta el mayor límite
posible. No hablamos solamente de sobrevivencia. Rogers entendía que todas
las criaturas buscan lograr lo mejor de su existencia, y si no lo consiguen no
será por falta de deseo propio. Rogers resume en esta gran única necesidad o
motivo, todos los otros motivos que las demás escuelas terapéuticas
mencionan, porque es propio de nuestra naturaleza como seres vivos hacer lo
mejor que podamos.
Teoría de la personalidad de Rogers
Las proposiciones que están al comienzo de la serie son las más alejadas de la
experiencia del terapeuta y, por lo tanto, las más sospechosas, mientras que
las que aparecen hacia el final se acercan cada vez más al centro de nuestra
experiencia.
A. Características del niño
1. Percibe su experiencia como una realidad.
2. Posee una tendencia innata a actualizar las potencialidades de su
organismo.
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3. Interactúa con su realidad en función de esa tendencia fundamental a la
actualización.
4. En su interacción con la realidad, el individuo se comporta como una
totalidad organizada (gestalt).
5. Se inicia un proceso de valoración organísmica, en el que el individuo valora
la experiencia al tomar como criterio de referencia la tendencia actualizante.
B. El desarrollo del yo
1. Como consecuencia de la tendencia a la diferenciación
2. Como consecuencia de la interacción entre el organismo y el medio.
C. La necesidad de consideración positiva
1. A medida que se exterioriza la conciencia del yo, el individuo desarrolla una
necesidad de consideración positiva. La teoría no se interesa en saber si se
trata de una necesidad innata o adquirida. De acuerdo con Standal, que
formuló este concepto, es una necesidad adquirida:
2. La satisfacción de esa necesidad se logra necesariamente por medio de las
inferencias obtenidas a partir del campo experimental de otra persona.
3. La satisfacción de esa necesidad se relaciona con una gama muy amplia de
experiencias del individuo.
4. El proceso desatisfacción de la necesidad de consideración positiva es
recíproco, ya que cuando el individuo se da cuenta de que satisface esa
necesidad en otro, satisface, por eso mismo, su propia necesidad de
consideración positiva.
5. Los efectos de esa satisfacción son intensos en el sentido de que la
consideración positiva manifestada por cualquier persona se comunica, en
aquel que es objeto de ella, al conjunto de la consideración que éste
experimenta hacia esta persona.
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PRINCIPALES APORTES Y DESARROLLO DE SU ENFOQUE
Sobre la primera Fase: (un modelo de la ayuda)
La noción de No directividad, basamento no solo técnico en sus primeras
etapas de diferenciación de otros modelos, sino principal y fundamentalmente
ideológico filosófico.
La autorrealización como ejecución de un suceso abierto y continuo, y su
diferencia con otros autores, tales como Maslow y Bühler, que la consideraban
como proceso con una finalidad establecida. O como Erich Fromm que la
categorizaba con parámetros puntuales para alcanzarla.
Esto hizo que, Salvatore Maddi en su libro "Teorías de la Personalidad" (Edit.
El Ateneo), ubique al ECP, como una teoría de ejecución de los potenciales.
La necesidad de facilitar la apertura perceptual, desde donde se entraman los
conceptos nodales del marco actitudinal: empatía, incondicionalidad y
congruencia, como construcciones vinculares facilitadoras de un proceso de
ayuda, que se implementa a través de recursos, que en el caso de Rogers se
limitaron a los verbales.
Sobre la segunda Fase (Teoría del Si mismo): Si bien muchos autores
refieren al Self, a la noción de sí mismo (James, Rank, Jung entre muchos
otros), la posición de Rogers es propia. Es en principio una mirada
estrictamente fenomenológica, que si bien no desdeña la posibilidad de que
puedan haber cuestiones acerca de lo desconocido de sí mismo en cada
persona (para ello inventa el término de subcepción), se considera (al modo de
Husserl), un observador del fenómeno de la conciencia en sí misma.
No de lo consciente, sino de la conciencia como el fluir de lo propiamente
humano.
De la que cada uno capta fenomenológicamente de si, de la percepción del
campo fenomenal, de esa conciencia en tránsito existencial, y nos dice que lo
que determina la conducta humana está implícito en la dinámica de la
percepción consciente de la conciencia.
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Esta posición no es ingenua, sino todo lo contrario, en tanto se dirige a declarar
contra el peligro de las posiciones que suponen que las conductas humanas
están dirigidas" por aspectos desconocidos de sí mismas (que no niega que
pueden existir o leerse de esa manera).
Estas últimas implican una posición éticamente opuesta a la que sostiene la
"obligatoriedad" de hacerse responsable de sí mismo, tal como lo hace Rogers.
Si en algo es no directivo, y no permisivo, es en esto, en el dejarnos llevar por
un pensar que estamos determinados por fuerzas ocultas, y que muchas veces
hacemos cosas, y entonces cometemos actos de los cuales no nos hacemos
responsables.
En esto Rogers es bien Sartreano, bien humanístico existencial.
Desde allí nos ubica en una perspectiva unificadora del Self, que expresa en 19
tesis acerca de la personalidad, de las cuales sintetizamos las diez primeras,
porque que marcan la rigurosidad y coherencia de su pensamiento. Las nueve
que continúan se refieren al funcionamiento congruente o incongruente, óptimo
o conflictivo, que en el orden de la idea de este escrito no corresponden
analizar en esta oportunidad.
- El individuo vive en un mundo de experiencia, cuyo centro es él.
- El organismo reacciona frente a esa experiencia haciéndola su realidad.
- El organismo reacciona siempre como un todo organizado.
- El organismo tiende a autoactualizarse.
- Sus conductas tienden a satisfacer necesidades vitales, y se dirige a
metas que las faciliten.
- Estas metas son en general promovidas por emociones.
- Toda conducta emerge desde el marco de referencia interno.
- Ese marco de perceptivo de autoreferencia se desarrolla poco a poco y
va constituyendo el Self.
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- Este self, producto de la interacción con el medio, y de las valoraciones
que circulan entramadas, se organiza en forma intelectiva e incluye
percepciones y valoraciones de sí mismo.
- Estos valores, sean propios (mismicos) o de otros (yoicos e
introyectados), son experimentados en forma directa por el organismo.
Está clara la mirada holística del sí mismo que elige plantearnos nuestro autor.
Como sabemos, toda teoría es una construcción que pretende dar cuenta de
los fenómenos, es un mapa, no es el camino (de allí la frase de Levrero, como
epígrafe de este trabajo), por ello la de Rogers como tal nos conduce hacia un
lugar: el de la autoresponsabilidad de todo lo que hacemos, pensamos y
somos.
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PRINCIPALES IDEAS DE CARL ROGERS APLICADAS A LA
PSICOTERAPIA
La No directividad: Que brinda la libertad a la persona de tomar sus propias
decisiones, respetando sus tiempos y criterios, siendo el terapeuta un
acompañante del proceso que busca la comprensión de la propia persona y
sus circunstancias.
La Tendencia Actualizante: Es definida, en un principio por Rogers como ¨la
capacidad que tiene el ser humano, latente o manifiesta, de comprenderse a sí
mismo y de resolver sus problemas de modo suficiente para lograr la
satisfacción y la eficacia necesarias a un funcionamiento adecuado¨.
La Escucha Empática: Es la capacidad de entender, comprehender y
responder a la experiencia única del consultante. Es una modalidad de estar
que resulta de sentirse en la experiencia vívida del otro, colocándose ¨en los
zapatos que el otro calza¨, o dicho de otra manera ¨pretender ver el mundo del
otro con los ojos del otro¨. Por lo dicho implica tanto los aspectos emocionales
como los cognitivos del mundo vivido, es decir aquello que circula las
emociones y lo sentimientos o significaciones personales de las mismas.
La Aceptación o Valoración Positiva Incondicional: Implica aceptar al otro
tal cual es en el momento en que se está ofreciendo la ayuda, en el encuentro.
Esto significa que cuando el terapeuta experimenta una actitud fenomenológica
y positiva, no calificativa, de aceptación hacia cualquier cosa que el paciente es
en ese momento, el movimiento terapéutico o el cambio es más probable. Vale
aclarar que aceptar no es lo mismo que aprobar, en tanto lo que se acepta es
la experiencia vivida tal cual es, aunque la conducta sea reprobable desde
nuestro marco valorativo: En síntesis es comprender y aceptar lo que el otro
siente o experimenta, no lo que hace.
La congruencia o Autenticidad: Define la importancia de ser el que uno es en
la relación, sin construirse máscaras o fachadas que oculten los verdaderos
sentimientos que circulan en la misma. El terapeuta ECP debe estar abierto a
su experiencia, en plena conexión consigo mismo, sin abortar nada de ella,
para después ponerla con sumo cuidado a disposición del vínculo de ayuda.
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Chequeo de Percepciones: Es el modo en que definimos las intervenciones
terapéuticas desde el ECP, sean estas de carácter verbal, gestual, o desde
recursos imaginarios, corporales o de acción. Las intervenciones o
devoluciones que realicemos ante lo discursivo de nuestro consultante, serán
siempre un intento de acercamiento a lo que este, y nosotros en relación con
él, estemos percibiendo como expresado en el intento de búsqueda que
estamos facilitando.
Noción de Sí mismo: Es el concepto central desde el cual se construye toda la
teoría de la Personalidad que sustenta el ECP. Carl Rogers lo define así: ¨Es
un conjunto organizado y cambiante de percepciones de un sujeto que se
refieren a él mismo. Es una estructura perceptual que incluye las
características, atributos, cualidades y defectos, capacidades y límites, valores
y relaciones que el sujeto reconoce como descriptivos de sí mismo, y que
percibe como datos de su identidad. Esta estructura engloba todas las
experiencias del sujeto en cada momento de su existencia¨. El ECP es un
modelo de vínculo que propone la aceptación de la experiencia, de sí mismo y
del otro como un sí mismo semejante, facilitando el encuentro de persona a
persona.
Organismo:Representa el conjunto total de la persona, tanto en su vertiente
psíquica cómo física, alberga el campo experiencial o fenoménico y también el
sí mismo o el autoconcepto. El campo experiencial o fenoménico incluye todo
aquello que es experimentado por el organismo de modo consciente e
inconsciente, incluyendo las representaciones psicológicas de los impulsos
fisiológicos (hambre y sed) así como la influencia momentánea del recuerdo, la
experiencia pasada y el impacto de los estímulos internos en los órganos de los
sentidos.
El sí mismo o autoconcepto: Es una parte del organismo diferenciada de
modo gradual a través de la experiencia compuesta por las percepciones de las
características del yo, de las características de las relaciones del yo con los
demás y otros aspectos de la vida, junto con los valores ligados a estas
percepciones. El sí mismo está en contaste cambio debido a las nuevas
experiencias aunque no por eso deja de ser una “gestalt”, es decir un todo que
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es más que la mera suma de las partes. No importa cuanto pueda cambiar una
persona a lo largo del tiempo ya que está siempre retiene el sentido interno de
que aún es la misma persona. Además de nuestra percepción sobre cómo
somos, sobre nuestro “sí mismo real”, poseemos también nociones acerca de
lo que nos gustaría ser o “sí mismo ideal” y tendemos a aproximarnos desde el
“sí mismo real” al “sí mismo ideal” a través de la tendencia actualizadora.
Tendencia actualizadora: Es una tendencia innata en el organismo a
desarrollar todas las capacidades que sirven para mantener o mejorar el
organismo y también al sí mismo como parte del organismo. Esta tendencia
sería para Rogers el principio motivacional.
La tendencia actualizadora tiene las siguientes características:
a) Es innata: todos nacemos con ella, aunque el aprendizaje puede influir en
el modo específico de desarrollarla.
b) Es direccional: las personas actualizan capacidades positivas, es decir,
aquellas que sirven para mantener y mejorar el organismo. Las capacidades
negativas, como por ejemplo degradación y autodestrucción, no tienen que ver
con la tendencia actualizadora, ni son una característica de la persona; sino
que son algo que procede del ambiente exterior.
c) Promueve la autonomía: ya que a través de la tendencia actualizadora la
persona logra internalizar un mayor nivel de autocontrol.
d) Se expresa de diversas formas: siendo la responsable de toda la
diversidad y riqueza psicológica del ser humano.
e) Promueve el crecimiento y la diferenciación: el niño al nacer es una
totalidad débil, dependiente e indiferenciada, ya que tiene una escasa
diferenciación de las funciones psicológicas y no tiene autoconcepto. La
tendencia actualizadora posibilita que logre la diferenciación que da lugar al sí
mismo.
Funcionamiento pleno: Rogers describió una serie de características de
personalidad de aquellas personas que funcionan plenamente, lo que les
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acercaría a una vida plena. Estas características podrían ser un objetivo
psicoterapéutico o de los procesos de orientación y serían:
– Apertura a la experiencia: A estas personas ninguna experiencia o emoción
corriente les resulta amenazante, por lo que no tienen un sistema defensivo
excesivo y son capaces de explorar su propia interioridad y de conocerse cada
vez mejor a sí mismos.
– Vivir la existencia: Viviendo plenamente cada momento de la vida ya que al
hacerlo, según Rogers, cada momento es nuevo y diferente del anterior, ya que
lo que una persona es o será en el momento siguiente nace en ese momento
del presente sin que se pueda predecir por esa persona ni por los demás. Por
tanto, Rogers niega el determinismo. (Centrarnos en el presente).
– La confianza organística: Las personas que funcionan plenamente, cuando
tienen que tomar una decisión lo hacen en función de sus propias experiencias
internas organísmicas y no en función de las normas sociales de un grupo o
institución, ni siguiendo directamente las opiniones de otras personas.
– Libertad experiencial: La persona es libre y responsable para vivir su vida
del modo que elija libremente, dentro de sus posibilidades y circunstancias. Se
trata de una libertad experiencial que produce el sentimiento de ser el único
responsable de sus comportamientos y consecuencias.
– Creatividad: La persona que está comprometida con una vida adecuada es
del tipo de persona de la que surgen productos creativos como ideas,
proyectos, acciones nuevas, etc. y de la que surge un vivir creativo, son
personas que está y son miembros de la sociedad pero no prisioneros de ella.
Asumen responsabilidades de lo que hacen.
CLIENTE EN OPOSICIÓN A PACIENTE
Para muchos el uso del término cliente puede resultar chocante y contrario al
espíritu de la psicología humanista. El motivo de abandonar el término paciente
viene dado por la connotación del vocablo, relacionado con la patología, lo cual
implica una relación asimétrica en donde el enfermo busca la ayuda de un
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superior, el terapeuta o sanador. La contrapropuesta es que no existe tal cosa
como la enfermedad mental, sino formas disfuncionales de vivir.
El solicitante de un servicio o proceso psicoterapéutico toma así el término
cliente, ya que es una persona activa en la solución de su problema y, como
parte de esa búsqueda activa, ha decidido iniciar este proceso
psicoterapéutico. Dentro de la relación terapéutica, cliente y psicoterapeuta
tienen por tanto el mismo "estatus", de modo que el cliente es totalmente libre
para dirigir por medio de la psicoterapia su propio camino de desarrollo
personal.
EL PROCESO TERAPÉUTICO
Según Rogers, el cliente es el que lleva el peso de la terapia (auto-directividad)
y no el terapeuta. Sin embargo, el terapeuta tiene que ofrecer al cliente una
relación que se define por tres condiciones necesarias y suficientes para lograr
el éxito de la misma. Las tres primeras características o condiciones son
Empatía, Aceptación positiva incondicional y Autenticidad o Congruencia.Todo
el proceso de la psicoterapia puede traducirse como la actitud del
psicoterapeuta en una profunda creencia de respeto y aceptación del cliente y
de sus propias capacidades para el cambio: de este modo, todo lo que se hace
en la psicoterapia (si entendemos esta como una escuela o enfoque, de la que
surgen técnicas o estrategias) es la instrumentalización de esa actitud. Desde
el uso del silencio a la empatía, vienen a trasmitir este mensaje implícito.
Estas tres condiciones relacionales mencionadas son llamadas actitudes de
base:
- La aceptación y consideración incondicionalmente positiva de la persona
en búsqueda de ayuda. Se acepta sin condición alguna la manera en
que ella está dispuesta a revelarse y demostrarse en la relación frente al
terapeuta.
- La empatía centrada en la persona sufriente. Es la capacidad del
terapeuta de entrar en el mundo del cliente y de comprender con
exactitud sus vivencias como si el terapeuta fuese el otro. Esta
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comprensión empática facilita la concientización, favorece el
acompañamiento terapéutico y promueve el desarrollo personal.
- La autenticidad del terapeuta permite a menudo un diálogo sincero y
constructivo directo entre el terapeuta y el cliente.
- siendo un experto, pero él se comunica también como ser humano al
servicio del cliente sufriente.
La relación centrada en el cliente se define además por un mínimo de contacto
establecido entre el cliente y el terapeuta, el cliente debe estar en un estado de
incongruencia y por último, el cliente debe, de una manera u otra, darse cuenta
de la presencia del terapeuta y de la relación ofrecida (lo que, a veces, no
ocurre, por ejemplo en caso de una psicosis aguda).
Una relación definida por las actitudes de base genera una multitud de
interacciones terapéuticas cada vez más adaptadas a la relación con el cliente,
a su persona y situación particular, favoreciendo la capacidad natural e
inherente en cada persona de poder desarrollarse de manera constructiva
(tendencia natural de cada persona a su auto-actualización, es decir a
desarrollarse y madurar.
El ser humano nace con un conocimiento intuitivo (inmediato) de sus
necesidades organísmicas. A medida que se desarrolla, va empezando a
construir un esquema de sí mismo con base a ese conocimiento. En los
avatares de sus relaciones con el mundo y los otros, puede recibir dos clases
generales de retroalimentación: consideración positiva incondicional y
consideración positiva condicional. En tanto recibe ésta última, el sujeto, quien
tiene necesidad de aceptación, aprende a rechazar partes de su sí mismo que
los demás desaprueban, con lo cual pierde parte de su proceso de satisfacción
de esas necesidades que ya no reconoce de sí.
La tesis central e hipótesis de trabajo terapéutico, es que al dar consideración
positiva incondicional, entre otras "condiciones suficientes para el cambio
terapéutico", el cliente podrá recuperar su funcionamiento organísmico óptimo.
Constantemente, Rogers en su obra "Psicoterapia Centrada en el Cliente",
enfatiza que las emociones, en muchos casos disfuncionales, se manifiestan
visceral o fisiológicamente, pero que estas expresiones emocionales no han
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sido representadas (o simbolizadas según sus propias palabras)
adecuadamente en la consciencia, ya que su representación podría suponer un
peligro para la propia percepción que se tiene de sí (sí-mismo) y peligrar con
ello la propia autoestima. A través de esta psicoterapia el cliente toma
conciencia de tal expresión fisiológica y puede representarla e integrarla en el
conjunto de sus percepciones sobre sí mismo y el mundo).
EL PROCESO DE CONVERTIRSE EN PERSONA
Rogers describe el proceso que viven las personas que ingresan a terapia y
describe siete etapas.
1. Fijeza: es el estado que comúnmente es descrito como neurótico.
2. Vivir la experiencia de ser plenamente aceptado: al inicio de la relación
terapéutica, el primer cambio que vive la persona es entrar en un ambiente que
no le condiciona, lo que convierte en innecesarios los patrones de
comportamiento que ha desarrollado para enfrentar al mundo hostil y
condicionante en que se desenvuelve cotidianamente.
3. Desarrollo y flujo de la expresión simbólica: la persona en proceso comienza
a desarrollar una expresión verbal más allá de los lugares comunes y que le
permita expresarse con más propiedad conforme a su vivencia.
4. Flexibilización de los constructos y flujo de los sentimientos: se comienzan a
cuestionar los valores y creencias que han llevado a la persona a un estado de
permanente insatisfacción, y se permite ver las cosas de forma distinta.
Además, en esta etapa se advierte una mayor libertad para expresar los
sentimientos.
5. Flujo organísmico: la estructura personal del cliente manifiesta una mayor
relajación, los sentimientos son expresados con mayor libertad, las creencias
son libremente cuestionadas y hay una necesidad por explorar nuevas formas
de comportamiento.
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6. Inicio de la experienciación plena: es la fase de la terapia en que las
personas llegan al "punto de no retorno", donde es posible que abandonen el
proceso terapéutico y no experimenten retrocesos dado que toman conciencia
de que son ellas las responsables de su vivencia y experiencia.
7. Fluidez: es la descripción de una persona que funciona plenamente.
INCONGRUENCIA
La parte nuestra que encontramos en la tendencia actualizadora, seguida de
nuestra valoración organísmica, de las necesidades y recepciones de
recompensas positivas para uno mismo, es lo que Rogers llamaría el verdadero
yo (self). Es éste el verdadero “tú” que, si todo va bien, vas a alcanzar.
Por otro lado, dado que nuestra sociedad no está sincronizada con la tendencia
actualizante y que estamos forzados a vivir bajo condiciones de valía que no
pertenecen a la valoración organísmica, y finalmente, que solo recibimos
recompensas positivas condicionadas, entonces tenemos que desarrollar un
ideal de sí mismo (ideal del yo). En este caso, Rogers se refiere a ideal como
algo no real; como algo que está siempre fuera de nuestro alcance; aquello que
nunca alcanzaremos.
El espacio comprendido entre el verdadero self y el self ideal; del “yo soy” y el
“yo debería ser” se llama incongruencia. A mayor distancia, mayor será la
incongruencia. De hecho, la incongruencia es lo que esencialmente Rogers
define como neurosis: estar desincronizado con tu propio self. Si todo esto les
suena familiar, es porque ¡precisamente es de lo que habla Karen Horney!
DEFENSAS
Cuando te encuentras en una situación donde existe una incongruencia entre
tu imagen de ti mismo y tu inmediata experiencia de ti mismo (entre tu Ideal del
yo y tu Yo) (a partir de este momento utilizaremos indistintamente los
conceptos de Ideal del Self, Ideal del Yo, Yo ideal, etc. Para definir de forma
más simple el mismo concepto exclusivamente con fines docentes, aún
sabiendo que estos conceptos son etimológicamente distintos según las
distintas escuelas psicológicas. N.T.), te encontrarás en una situación
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amenazante. Por ejemplo, si te han enseñado a que te sientas incómodo
cuando no saques “A” en todos tus exámenes, e incluso no eres ese
maravilloso estudiante que tus padres quieren que seas, entonces situaciones
especiales como los exámenes, traerán a la luz esa incongruencia; los
exámenes serán muy amenazantes. Cuando percibes una situación
amenazante, sientes ansiedad. La ansiedad es una señal que indica que existe
un peligro potencial que debes evitar. Una forma de evitar la situación es, por
supuesto, poner “pies en polvorosa” y refugiarte en las montañas. Dado que
esta no debería ser una opción muy frecuente en la vida, en vez de correr
físicamente, huimos psicológicamente, usando las defensas.
La idea rogeriana de la defensa es muy similar a la descrita por Freud,
exceptuando que Rogers la engloba en un punto de vista perceptivo, de
manera que incluso los recuerdos y los impulsos son formas de percepción.
Afortunadamente para nosotros, Rogers define solo dos defensas: negación y
distorsión perceptiva.
La negación significa algo muy parecido a lo que significa en la teoría
freudiana: bloqueas por completo la situación amenazante. Un ejemplo sería el
de aquel que nunca se presenta a un exámen, o que no pregunta nunca las
calificaciones, de manera que no tenga que enfrentarse a las notas finales (al
menos durante un tiempo). La negación de Rogers incluye también lo que
Freud llamó represión: si mantenemos fuera de nuestra consciencia un
recuerdo o impulso (nos negamos a recibirlo), seremos capaces de evitar la
situación amenazante (otra vez, al menos por el momento).
La distorsión perceptiva es una manera de reinterpretar la situación de manera
que sea menos amenazante. Es muy parecida a la racionalización de Freud.
Un estudiante que está amenazado por las calificaciones y los exámenes
puede, por ejemplo, culpar al profesor de que enseña muy mal, o es un “borde”,
o de lo que sea. (Aquí también intervendría la proyección como defensa –
según Freud- siempre y cuando el estudiante no se crea además capaz de
superar exámenes por inseguridad personal. N.T.) El hecho de que en efecto
existan malos profesores, hace que la distorsión sea más efectiva y nos pone
en un aprieto para poder convencer a este estudiante de que los problemas
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son suyos, no del profesor. También podría darse una distorsión mucho más
perceptiva como cuando uno “ve” la calificación mejor de lo que realmente es.
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EL TERAPEUTA, CARACTERISTICAS Y FORMACIÓN
Rosemberg sintetiza brillantemente la participación y el rol del terapeuta en el
proceso antes mencionado: "El terapeuta es la verdadera persona que
realmente comprende las vacilaciones y debilidades del cliente y las acepta, sin
intentar negarlas o corregirlas. Acepta, aprecia y valora al individuo íntegro,
dándole, incondicionalmente, seguridad y estabilidad en las relaciones que
necesita para correr el riesgo de explorar nuevos sentimientos, actitudes y
conductas. El terapeuta respeta a la persona tal como es, con sus ansiedades
y sus miedos, por lo que no le impone criterio alguno sobre cómo debe ser. La
acompaña por el camino que ella misma se traza, y participa como elemento
presente y activo en este proceso de auto creación, facilitando en todo
momento la percepción de los recursos personales, y de los rumbos seguidos
en el camino, tal y como la persona los vivencia" (Rogers y Rosemberg)
Las características personales que Rogers considera necesarias en todo buen
terapeuta que intente instrumentalizar su enfoque son las siguientes: a)
Capacidad empática; b) Autenticidad; c) Consideración positiva incondicional.
Ello induce a pensar que el terapeuta centrado en el cliente no puede ser una
persona común y corriente, sino alguien especial, que cuenta con la
tranquilidad y la coherencia internas propias de la persona autorrealizada,
autorrealización que intentará contagiar al cliente. Sin embargo, no debe verse
al terapeuta como una persona superior; es alguien que sencillamente ha
logrado dar libre paso a su capacidad de actualización, y que por lo mismo
puede manejar con más eficacia y productividad su campo experiencial y
ayudar a que los otros también lo hagan.
Los rasgos mencionados no son innatos o imposibles de aprender. Rogers y
Kinget (1971) consideran que hasta una persona autoritaria puede desarrollar
actitudes no directivas; lo principal, el inicio digamos, es el deseo real de querer
adoptarlas. El proceso restante viene solo y se adquiere en la práctica
terapéutica, aunque puede ser catalizado a través del entrenamiento.
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ACERCA DE LA FORMACIÓN DE LOS TERAPEUTAS
Rogers (1972) establece cuatro fases en la formación de terapeutas centrados
en el cliente.
- La primera fase hace hincapié en el esclarecimiento de las actitudes del
aspirante a terapeuta, antes de centrarse en los aspectos técnicos. El
deseo de querer ser terapeuta rogeriano debe ser resultado de un
proceso de descubrimiento personal que no puede ser fomentado desde
fuera de ninguna manera.
- La segunda fase hace énfasis en las técnicas una vez que se han
aclarado las actitudes del estudiante.
- La tercera fase considera justo proporcionar al estudiante una
experiencia propia de la terapia, si es posible haciendo que él mismo se
someta a ella en condición de cliente.
- La cuarta fase señala que el estudiante debe ejercer la práctica
psicoterapéutica desde el momento mismo en que ésta sea practicable.
APLICABILIDAD DEL ENFOQUE ROGERIANO
Las experiencias terapéuticas, de consejería y orientación, desde la
perspectiva rogeriana, abarcan una amplia gama que va del trato de personas
normales, en condiciones pedagógicas o vocacionales, hasta la psicoterapia en
psicóticos esquizofrénicos (Rogers y otros, 1980).
Hay aplicaciones de esta concepción en diversas áreas como la clínica, la
educación, las relaciones de pareja, la ludo terapia, la dinámica de grupos (los
famosos grupos de encuentro), etc. Cubre un amplio espectro de edades,
desde niños de dos años hasta ancianos. Y esto es posible, creemos, porque el
enfoque no directivo o centrado en el cliente constituye además de una técnica,
aplicable a tal o cual problema, una concepción del ser humano y de las
relaciones interpersonales. Por ello trasciende los linderos del consultorio para
conformar una teoría sobre el "buen vivir", esto es, sobre el vivir plenamente,
en constante superación, abiertos a todas las experiencias, sin miedo, con
capacidad de elección y de responsabilizarnos por lo elegido.
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LAS TRES CONDICIONES PARA FACILITAR EL DESARROLLO
Para Rogers, el cambio constructivo de la personalidad en el paciente durante
la psicoterapia depende hipotéticamente de tres actitudes esenciales del
terapeuta., que son más importantes que las cualidades profesionales, la
orientación terapéutica o las técnicas de entrevista del terapeuta.
Su tesis es que existirán cambios en el paciente si existen en el terapeuta tres
patrones de actitud y en el paciente una condición especial.
El primero; es cuando el psicoterapeuta es él mismo, cuando en la relación con
el paciente él es genuino; se presenta sin “fachada”, o máscara y muestra
abiertamente los sentimientos y las actitudes que en ese momento fluyen en él,
a esto es a lo que Rogers define con el término de “congruencia”.
El segundo punto consiste en que cuando el terapeuta experimenta una actitud
cálida, positiva y aceptante hacia la realidad del paciente, se facilita el cambio.
Esto implica la disposición genuina por parte del terapeuta para que el paciente
manifieste todos sus sentimientos durante la terapia. A esto es lo que
denomina “interés positivo incondicional”.
La tercera condición esencial para el cambio es que el terapeuta experimente
una exacta comprensión empática del mundo interno del paciente; es decir,
que sienta el mundo de significados privados y personales del paciente como si
fuera el propio mundo, pero sin perder jamás la cualidad de “como si”. Esto es,
la empatía esencial para el cambio terapéutico.
Para estas tres condiciones siempre tiene que estar presente la relación
dialógica, así como determinadas condiciones personales y sociales como el
respeto al ser humano, el no ejercer el poder sobre el otro, el compartir el poder
dentro un clima de autenticidad en el que uno puede aprender del otro. Y como
ya lo dijimos estas condiciones nos deben permitir que consigamos lograr el
desarrollo favorable de la persona.
Carl Rogers es uno de los teóricos, terapeutas e investigadores más influyentes
en psicología. Su enfoque de terapia consiste en permitir que el paciente, que
él prefiere llamar cliente, tenga el control de su propia terapia. Originalmente, él
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lo llamó terapia no directiva, porque creía que el terapeuta debe mantenerse
alejado de tratar de ayudar activamente al cliente. En cambio, el terapeuta
debe ser un comprensivo ayudante que escucha.
Escuchar es una de esas habilidades que todo el mundo piensa que tienen,
pero pocos lo hacen en realidad. Rogers introdujo una "técnica" conocida como
reflejo: El terapeuta escucha al cliente y "refleja" los pensamientos y
sentimientos significativos diciendo al cliente lo que les oyó decir. Algunos
terapeutas hacen esto de una manera mecánica, lo que los hace sonar como
loros con un grado de psicología, pero eso no es lo que Rogers deseaba. Debe
ser una auténtica comunicación de comprensión y preocupación. Hoy en día, el
reflejo es sólo una parte de lo que se denomina la escucha activa.
Rogers cree que el trabajo del terapeuta no es tanto hacer esto o aquello, sino
"estar" de cierta manera para el cliente. Él habla de tres cualidades que el
terapeuta debe exhibir durante las sesiones de terapia:
1. Él o ella debe ser congruente. Básicamente, esto se reduce a ser honesto,
no ser falso. Rogers estaba preocupado en particular de que el terapeuta debe
ser honesto en lo que respecta a sus sentimientos. Sintió que los clientes
siempre pueden decir cuando estás fingiendo, por lo que con el fin de generar
confianza en la relación terapéutica, la congruencia es una necesidad.
2. Él o ella debe ser empático. El terapeuta debe ser capaz de identificarse
con el cliente, entendiéndolos no tanto como psicólogo sino como una persona
que también ha visto parte de sus problemas. El terapeuta debe ser capaz de
mirar a los ojos del cliente y verse a sí mismo. La escucha activa es la forma en
que el terapeuta puede mostrar que él o ella está tratando realmente entender
al cliente.
3. Él o ella debe mostrar al cliente una consideración positiva
incondicional. Esto no significa que el terapeuta tiene que amar al cliente, o
incluso como ellos. Significa que él o ella debe respetarles como ser humano, y
no juzgarles. Esta puede ser la cosa más difícil de hacer para un terapeuta,
pero Rogers cree que sólo sintiendo respeto puede mejorar un cliente.
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Ellis es una persona muy diferente de Rogers. Mientras que Rogers es un
terapeuta tranquilo y relajado, Ellis es más dinámico y tiene las mismas
posibilidades de discutir con sus clientes como de simpatizar con ellos.
Básicamente, Ellis cree que los problemas de una persona provienen de sus
creencias erróneas sobre el mundo, los demás y sobre sí mismos. Sus
creencias le llevan a ver las cosas, sentir las cosas, y hacer las cosas de cierta
manera, y si esas creencias son incorrectas, también lo serán su percepción,
sus emociones y sus comportamientos. Aquí están las doce creencias erróneas
más comunes:
Debo ser amado.
Algunos actos son irremediablemente malos y algunas personas están
condenadas.
Es absolutamente horrible cuando las cosas no van bien.
Todo mi sufrimiento viene de fuera, de los demás.
Me molestan los problemas y obsesionarme con ellos.
Debo evitar los problemas.
Necesito a alguien o algo más fuerte en que apoyarme.
Debo ser muy competente en todas las cosas, porque es malo ser imperfecto.
Una vez que sucede algo malo, me va a afectar para siempre.
Debo tener control sobre todo.
Solo puedo estar feliz evitando toda acción.
No tengo control sobre mis emociones.
Simplifica la lista un poco con tres creencias sobre el mundo, los demás y
nosotros mismos:
El mundo tiene que darme felicidad o moriré.
La gente debe tratarme bien, o ellos son malos.
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Tengo que ser totalmente competente o no valgo nada.
Su manera de lidiar con estas creencias erroneas es bastante simple: ¡Discute
con sus clientes! Les pregunta por qué tienen esta creencia, ¡qué tipo de
pruebas tienen que sean verdaderas - y qué tipo de pruebas también podría
tener que no sean ciertas! Él les pregunta, qué es lo peor que puede pasar si
usted renuncia a su creencia - y lo que es lo mejor ¡que puede suceder!
A pesar de que TRE suena muy diferente de la terapia de Rogers, tienen un
montón de puntos en común. Ellis, al igual que Rogers, cree firmemente que
todas las personas deben desarrollar una autoestima incondicional y deben
dejar de emitir juicios sobre sí mismos. Muchos terapeutas que combinan
aspectos de Rogers y Ellis comienzan con un acercamiento de escucha
tranquila de Rogers y más tarde, cuando el terapeuta y el cliente han
desarrollado la confianza y una relación real, empezará a usar el enfoque más
agresivo de Ellis.
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CONCLUSIONES
Se ha presentado aquí un nuevo Enfoque Centrado en la Persona, esbozando
algunas de las condiciones necesarias para facilitar el desarrollo integral del
individuo y de las instituciones.
Considero que el Enfoque Centrado en la Persona, reconoce el gran valor de
cada persona, promoviendo que el acompañamiento sea personal, atendiendo
y adecuándose a las necesidades individuales, respetando el tiempo y el
proceso de cada uno.
Esta puede ser una experiencia terapéutica que propicie la responsabilidad y
madurez y que favorezca el desarrollo de potencialidades creativas,
estancadas o maniatadas por los miedos y ansiedades. Permitiendo que sea
un verdaderamente un proceso de ayuda.
Rogers se intereso en el estudio del individuo en si mismo. Para esto desarrolló
una teoría de la personalidad centrada en el yo , en la que se ve al hombre
como un ser racional.el ser humano desarrolla su personalidad al servicio de
maspositivas,unaperSona con funcionamiento optimo es aquella cuyo
aoutoconcepto corresponden a sus capacidades innatas
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RECOMENDACIONES
Nosotros como grupo luego de realizar el trabajo monográfico compartimos con
muchos de los pensamientos del autor Rogers:.
• El objetivo de la Psicología Humanista es comprender y mejorar la
personalidad.
• Todas las personas tienen un potencial de crecimiento y el fin de la persona
es el desarrollo de sus capacidades positivas.
• El eje vertebrador del comportamiento son los procesos motivacionales.
La personalidad madura y equilibrada es el resultado del proceso de
autorrealización, es decir del proceso de convertirse en persona.
Esto supone cultivarse, crecer y madurar en armonía. Luego, aunque pueda
parecer un proyecto a largo plazo, no es así, significa saber vivir el presente.
La autorrealización no es un fin sino un proceso: es saber disfrutar de la vida;
aceptarse sin apartar la posibilidad de cambiar; valorar lo que uno piensa y
siente; ser independiente, valorar las relaciones con los demás sin someterse a
sus expectativas, resolver adecuadamente los conflictos; y además, es aceptar
la responsabilidad de la propia vida.
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ANEXOS:
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