teoría de la pequeña comunidad
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En este escrito número 13 se discuten los aspecto teóricos en los cuales se basa la idea de la pequeña comunidadTRANSCRIPT
ESCRITOS DE FORMACIÓN
Número 13 – Septiembre de 2004
E A S
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA PEQUEÑA
COMUNIDADEnrique Posada Restrepo
COMUNIDADES CRISTIANAS COMPROMETIDAS EAS DE COLOMBIACIUDAD DE MEDELLÍN COMITÉ DE FORMACIÓN
El comité de Formación genera documentos periódicamente para beneficio de los EAS y su formación. Los invitamos a leer estos documentos y reflexionar sobre ellos, ojalá algunas veces en comunidad. Los invitamos a coleccionarlos y a divulgarlos.
Los documentos se basan en recopilaciones de documentos de diversos autores, incluyendo personas de los EAS, sometidos en algunos casos a adaptaciones que los hagan más afines y prácticos para los EAS, bajo la responsabilidad del comité.
Son bienvenidos los comentarios y los aportes.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA PEQUEÑA COMUNIDAD
Enrique Posada Restrepo
Agradecimientos
El autor desea agradecer a su comunidad De La Luz, por todo el aporte y el
compartir que ha recibido durante los 12 años de pertenencia a la misma. La
comunidad está compuesta por Jorge Rodríguez y su esposa Gloria Hernández; por
Luis Fernando Castro y su esposa Estella María García; por Juan Gonzalo Jaramillo
y su esposa Lucía Victoria Bernal; por Iván Darío Palacios y su esposa Sol Beatriz
Bedoya, por María Eugenia Gallo y por mi esposa Luz Alba Pineda.
También agradece la lectura y corrección de los textos y los aportes que hicieron su
esposa Luz Alba Pineda, Juan Gonzalo Jaramillo y Lucía Victoria Bernal, y
especialmente Manuel Cantero, de la Comunidad de La Alegría.
Agradece igualmente a Manuel Cantero y a su esposa Angelines Aceña, pareja
acompañante de nuestra comunidad, a quienes se deben las bases fuertes que han
fundamentado nuestro trabajo comunitario.
Finalmente, se dedica este trabajo a todos los EAS, especialmente al fundador
Antonio Hortelano y a Hernando Villa y María Elena Córdoba, coordinadores
internacionales de los EAS y amigos de calidad.
INTRODUCCIÓN
Este libro tiene dos partes y acá se presenta la primera, donde se explica el
concepto de pequeña comunidad, se señalan los objetivos y ventajas que se logran
cuando uno hace parte de una pequeña comunidad y se presentan principios y
métodos de trabajo que facilitan la formación de pequeñas comunidades para
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compartir amistad y vida. En la segunda parte, que no se presenta en este escrito,
se presentan 30 talleres prácticos para enriquecer las reuniones de la pequeña
comunidad.
Estos talleres han sido preparados con base en la experiencia que el autor ha
tenido en su pequeña comunidad llamada Comunidad De La Luz, la cual hace parte
de las Comunidades Cristianas Comprometidas EAS, en Medellín, Colombia. Son
talleres que se han ensayado durante las reuniones semanales de la comunidad.
Corresponden a una práctica real y han sido de mucha ayuda para enriquecer la
vida de la comunidad.
Invitamos a los lectores a formar pequeñas comunidades y a ensayar algunos de
los talleres. Con toda seguridad que disfrutarán y crecerán.
PEQUEÑAS COMUNIDADES
1. CÓMO ESTABLECER PEQUEÑAS COMUNIDADES.
Queremos proponer que los lectores de este libro formen pequeñas comunidades
de vida y de amistad, centradas en el concepto de una amistad que dure muchos
años, ojalá para siempre, pase lo que pase. Quienes hemos escrito estos
materiales conocemos bien de qué estamos hablando, pues pertenecemos a las
Comunidades Cristianas Comprometidas, EAS, y llevamos muchos años
compartiendo las vivencias de una pequeña comunidad, algunos más de 30 años.
Les queremos proponer que formen pequeñas comunidades de 8 a 16 personas.
Pueden estar formadas por parejas, entre 4 y 7 parejas y pueden pertenecer a
ellas, también, personas solteras, viudas o separadas o célibes. Se trata de un
grupo de amigos que desea vivir los valores de la amistad creciente y que está
ilusionado con la idea de compartir vida de forma también creciente.
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El modelo EAS, es muy bueno, pero no es el único. Lo que proponemos es que se
atrevan a ayudar a construir el tejido social, asumiendo entre todos la
responsabilidad alegre de comunicarse bien y de respetar el espacio de los demás.
La conformación de una pequeña comunidad es un espacio único para asumir
valores individuales y para evolucionar en la escala de valores; para compartir vida
y para darle sentido a la historia personal; para pasar bueno y para reír y gozar;
para aprender del otro y para enseñar lo que uno sabe; para formarse y para
ayudar a formar; para apoyar y recibir apoyo en las situaciones complejas o
conflictivas. Ese espacio se puede aprovechar muy bien si se utilizan herramientas
sencillas que le dan mayor sentido a las reuniones.
¿Qué es una reunión? Es una oportunidad para crear un mundo nuevo. La creación
se basa en el deseo de renovación, el cual se expresa en forma de una declaración
que crea realidades. En este caso, se trata de realidades colectivas, en un mundo
que aparentemente pertenece a los miembros de una pequeña comunidad, pero
que puede trascender al entorno social en formas insospechadas.
Las pequeñas comunidades se reúnen con una frecuencia establecida, por ejemplo
semanal, en una de las casas de uno de los miembros. Se trata de reuniones de
dos o tres horas en un día fijo a la semana. Las reuniones se van turnando, de tal
manera que cada miembro (o cada pareja miembro), va a tener la oportunidad de
recibir una reunión en su casa cada mes, o cada dos meses, o algo así,
dependiendo del número de miembros o parejas miembros de la pequeña
comunidad. Es importante buscar la regularidad en las reuniones, hacerse el
propósito de no fallar y de respetar el orden. Como la memoria puede ser débil, es
una ayuda establecer claves nemotécnicas para recordar el orden, por ejemplo, que
se base en los apellidos de las personas por orden alfabético.
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Cada reunión de pequeña comunidad es organizada por la persona o por la pareja
en cuyo hogar se lleva a cabo la reunión. Como las personas y las parejas son muy
distintas las unas de las otras, lo natural es que existan distintos estilos de trabajo,
distintas formas de orientar las reuniones, distintas propuestas. Esta es una de las
grandes riquezas y oportunidades del concepto de pequeña comunidad.
Conscientes de lo anterior, en las reuniones se debe seguir una metodología de
trabajo flexible y se debe respetar la orientación dada por los organizadores de
cada reunión. En ningún caso se debe criticar a los que organizan las reuniones o
hacer comparaciones con otras reuniones o formas de trabajo. Criticar o comparar
puede dar lugar al desánimo, a la controversia, y a la destrucción paulatina de una
amistad que se ha sembrado con amor.
No obstante lo anterior, es bueno contar con una sencilla estructura básica, con
cierto nivel de definición, que se respeta en lo posible. Proponemos que en cada
reunión haya cuatro espacios, así:
El lugar de la lectura. Las personas de la casa donde se hace la reunión leen
un tema seleccionado por ellos, que ayude a crecer, a intercambiar ideas, a
compartir puntos de vista. Terminada la lectura, todos intervienen de forma
voluntaria y ordenada, oyendo al otro con atención y aprecio.
El ámbito del compartir. Los miembros de la pequeña comunidad cuentan
cosas propias, alegrías, temores, proyectos, vivencias, situaciones familiares,
del trabajo, etc. Es una oportunidad para la escucha activa, para el
reconocimiento, para la reformulación respetuosa. Es una interacción
voluntaria, donde no se obliga al otro, donde todos se animan con el ejemplo.
El espacio social. Para compartir un sencillo refrigerio, para las noticias, para
los temas ligeros y divertidos, para reír y para hacer bromas cariñosas.
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El momento de la oración y de la interiorización. Para reforzar la presencia
divina que anima al grupo, para la espiritualidad, para comunicarse con Dios y
para sentir la plenitud y la energía íntima del grupo.
Además de estas reuniones semanales, la pequeña comunidad tiene espacios para
las familias, para los hijos, para la cultura, para la recreación, para pasear, es decir,
para compartir vida de forma razonable y creciente. La idea es pasar bueno, sin
afectar la vida familiar ni la vida personal de cada miembro.
La propuesta va más allá. Queremos que se propongan ser amigos más allá
de cada pequeña comunidad que lleguen a conformar, de manera que además
de que existan pequeñas comunidades aisladas, nuestra idea es que haya más
comunidades que sean amigas unas de otras, conformando una gran comunidad de
comunidades. Nuestro sueño es que se vayan conformando amistades amplias que
fortalezcan la convivencia sin límites.
2. LA PEQUEÑA COMUNIDAD Y LAS
COMUNICACIONES EFECTIVAS.
La conformación de pequeñas comunidades para la práctica de la amistad es una
forma excelente de crecer en las comunicaciones. Es un ámbito lleno de aprecio y
de tolerancia, donde no hay castigo, sino estímulo creativo. Allí es fácil aplicar los
distintos conceptos que son el fundamento de una buena comunicación (1):
El reconocimiento es la capacidad que uno tiene para dar valor a lo que otro
dice y lo que el otro siente. Todos nos sentimos muy bien cuando somos
reconocidos como personas valiosas, merecedoras de atención, de confianza y
de amor. Como seres capaces de hablar, de comportarnos en formas propias y
personales, de expresar lo que sentimos y pensamos. Nos encanta ser oídos.
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En el ambiente de una pequeña comunidad, se da de forma muy natural el
reconocimiento, como resultado del compartir comunitario y es muy
enriquecedor estimular en comunidad lo positivo que piensa, siente o hace el
otro.
La escucha activa es la práctica que nos permite prestar atención cariñosa al
otro, sin interrupción, sin entrar en discusiones ni en consejos. Al escuchar
activamente hacemos que el otro se sienta acogido, comprendido y amado. Es
esencial en una pequeña comunidad. Es hermoso oír al otro cuando está
compartiendo en grupo y dejarlo que termine, para que sienta la energía del
grupo que lo acompaña.
La reformulación y el reflejo se usan para que el otro pueda tener certeza de
que lo hemos escuchado con atención y que desde nuestro punto de vista,
compartimos lo que siente, lo que dice y lo que piensa. Estos instrumentos son
el alimento del compartir comunitario. Con la reformulación uno repite lo
esencial de lo que el otro dice. Con el reflejo, uno le hace de espejo, permite
que el otro se vea en uno cuando habla. Para practicar estas habilidades, los
amigos ponen su atención cariñosa en el que habla y con este cariño y esta
concentración están en plena capacidad de asumir lo esencial del mensaje del
amigo y de sentirlo como propio. Uno observa los lenguajes diversos del que
habla y crece la empatía. Se llega de modo natural a sentir lo que el otro siente
y a expresar esos sentires. El grupo se concentra como grupo en el otro y la
energía se vuelve sinergia. El otro ve reflejado en nosotros su mensaje y por
ello se entiende más a sí mismo.
Dado el carácter eminentemente social de la pequeña comunidad, es un
espacio de práctica continua para la habilidad de comunicaciones que se
denomina consecuencias lógicas. Esta consiste en que cada quien vaya
entendiendo y asumiendo las consecuencias de lo que hace y de lo que dice.
Se es libre de escoger opciones y de tomar decisiones y actuar, pero las
consecuencias van a llegar y debemos ser conscientes de ellas. La pequeña
comunidad es un excelente laboratorio para la práctica de las reglas sociales,
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del respeto a los derechos mutuos y a las obligaciones que se conviene
adquirir. Allí se es consciente, en grupo, de que como resultado de las opciones
que escogemos y de las decisiones que tomamos, llegan las consecuencias
lógicas inexorables. En comunidad se vive a plenitud la dimensión educativa de
esta realidad social y se entienden de una manera muy práctica las
consecuencias de asumir los papeles de salvador, víctima y perseguidor y por
ello se abren las opciones para escaparse de estos círculos viciosos de
comportamiento que amargan la vida.
Como las personas pueden expresar lo que sienten, se van reformando las
costumbres que nos hacen acusar a los demás de las cosas que nos pasan y
empezamos a asumir la responsabilidad mediante el uso de un lenguaje
apropiado. En vez de usar el tú o el usted acusadores y manipuladores, se
estimula el uso del yo responsable que expresa lo que siente sin atacar, sin
asumir posiciones de víctima, de salvador o de perseguidor. En esta forma los
miembros del grupo expresan sus propios sentimientos y necesidades en forma
respetuosa y amable, sin atacar al otro. Esta práctica se denomina el mensaje-
yo y se posibilita en las pequeñas comunidades, pues hay muchas opciones
para asumir responsabilidades y dejar de lado la tendencia a culpar al otro. Uno
ve al otro asumiendo su espacio de responsabilidad personal y así va
aprendiendo a expresarse sin atacar.
El conflicto es parte de las relaciones entre las personas, aún si se
comprometen a formar pequeñas comunidades. Es importarte saber manejarlo
para que no se destruya la unidad. En una pequeña comunidad bien
fundamentada se facilita la práctica correcta de la habilidad de la
confrontación-yo, para el manejo de situaciones conflictivas. Mediante ella,
sabemos comunicar al otro, con mensajes yo sentidos, los riesgos que vemos
en las situaciones que se presentan, para que el otro los tenga en cuenta. En la
pequeña comunidad el apoyo del grupo, el empleo de la escucha activa, del
sano humor y de la risa, nos van ayudando a cambiar de velocidad para que
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no nos enganchemos en la zona de conflicto y para que nos desplacemos
creativamente a la zona de respeto y amor.
La pequeña comunidad sirve de modelo para la práctica del liderazgo
constructivo. Es modelo de lo que serían los consejos familiares o los
consejos de grupo. Te permite aprender a establecer reglas y a organizar el
ambiente y el tiempo, teniendo en cuenta al otro. Toda reunión de comunidad
es un laboratorio práctico y efectivo para aprender a desarrollar reuniones.
En el espacio de la pequeña comunidad, todos pueden compartir sus vivencias
familiares y personales en lo relativo a cómo manejan sus conflictos y de qué
forma hacen sus negociaciones. Con el compartir del otro, uno aprende a hacer
negociación. Además, la pequeña comunidad en sí misma requiere de
espacios de negociación de los propios conflictos. Hay momentos de definición
de necesidades, de búsqueda de soluciones, de evaluación de esas posibles
soluciones con respecto a las necesidades, de tomar decisiones, de distribuir
responsabilidades, de poner en práctica lo decidido y de evaluar los resultados
y retroalimentar.
El manejo de la interpelación comunitaria te permite avanzar hacia una
verdadera coherencia entre tus valores y tu práctica de vida. Además te permite
adquirir criterio y crecer y profundizar en tus ideas y creencias, sin que ellas te
hagan su esclavo.
La pequeña comunidad es un excelente espacio para la transmisión de
valores, especialmente de los valores de la amistad, del compartir, del trabajo
en grupo, de la solidaridad y del amor. En grupo y con frecuencia se pregunta
uno sobre sus valores, sobre cómo se viven y sobre las oportunidades para
crecer y evolucionar.
3. LA PEQUEÑA COMUNIDAD: UNA SOLUCIÓN PARA
LA SOLEDAD
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La vida actual conduce casi que irremediablemente a la soledad. Las parejas tienen
pocos hijos, quizás tres como mucho, casi siempre uno o dos. Los hijos se educan
con ideas de independencia y desde muy jóvenes se van del hogar a formar su
propia vida, muchas veces en otras ciudades o aún en otros países. Los padres
eventualmente estarán solos.
La vida actual es larga. Lo normal es que las personas lleguen a vivir más de 80
años y se jubilen a los 60 años. Es muy probable entonces que las personas deban
vivir 20 años de soledad, sin compañeros de trabajo y sin presencia familiar.
La soledad se podrá mitigar entrando a formar grupos de tercera edad o a vivir en
una casa para ancianos. Pero de alguna forma se sentirá la carencia de un hogar y
se tendrá la sensación de que se está a merced de otros, sin independencia.
Es en este escenario donde el concepto de la pequeña comunidad y de la amistad
para siempre, pase lo que pase, tiene un significado atractivo y especial. La idea
que proponemos es la de conformar pequeñas comunidades de vida, que
compartan de modo creciente todo lo que son, en el ambiente de la amistad para
siempre.
En este contexto, es posible vencer la soledad y tener amigos de verdad hasta el
final. La inversión de muchos años en amistad se recibe con creces en la vejez.
La soledad se resuelve con la amistad comunitaria porque la vida se enriquece y se
llena de temas para compartir, de alegría y de trabajo comunitario. Los amigos
viejos se apoyan y se atienden entre sí, con el apoyo y comprensión de los amigos
jóvenes. Estos amigos viejos son una carga liviana para la sociedad y sienten su
independencia y su autoestima realzadas más allá de la jubilación.
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Nuestra propuesta para todos ustedes, es que se atrevan a formar una pequeña
comunidad y a construir la amistad para siempre. Únete a un grupo de amigos y
vence desde ya la soledad.
4. PUNTOS A TENER EN CUENTA PARA EL
FUNCIONAMIENTO DE UNA PEQUEÑA COMUNIDAD.
Conformar una pequeña comunidad es una tarea creativa que corresponde a una
visión de confianza en los demás. Uno se atreve a confiar en el otro, a conformar el
nosotros, la nueva persona potente que va más allá de las limitaciones individuales.
Es una aventura que vale la pena vivir bien, de forma que perdure para siempre.
Los siguientes puntos se sugieren como muy útiles para tener éxito y se señalan
como guía para los que se quieran atrever.
Contar con una pareja acompañante. Es decir, con una pareja que ya haya
tenido la experiencia de conformar una pequeña comunidad estable y que
desee ayudar a otros a reproducir esta forma de vida. Esta pareja acompañante
está con el nuevo grupo por cierto tiempo, por ejemplo un año, hasta que se
sienta que la nueva pequeña comunidad es estable y conocedora de la
metodología comunitaria. La pareja acompañante no coordina al nuevo grupo ni
lo dirige. Respeta su autonomía. No le impone formas de trabajo. Aplica en lo
posible las herramientas ya señaladas para el logro de buenas comunicaciones.
La pareja acompañante trabaja de tal forma que no se llegue a una
dependencia.
El grupo escoge un nombre, un nombre que tenga significado y que anime al
grupo a soñar. Es bueno hacer unas camisetas con el nombre, escoger algún
lema o logosímbolo, hacerlo conocer de otros y ponerlo en escarapelas en las
reuniones con otros grupos.
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Se hacen dinámicas de presentación con cierta frecuencia. Reconocemos que
todos somos seres infinitos, que nunca acabamos de conocernos.
Aprovechamos cualquier pretexto para intimar, por ejemplo, hablamos de las
familias, de nuestro trabajo, de la juventud, de los viajes, de los abuelos, de los
hijos.
Se respeta la forma en que cada pareja o cada persona organiza las reuniones
semanales cuando le corresponde. No se critica a nadie en este sentido. Se
aprovecha cuando toca el turno de cada cual para organizar la reunión como la
soñamos o como la queremos, pero sin contrastar, ni competir. Esto es muy
importante.
Evitar a toda costa el chisme como forma de comunicación.
Celebrar los eventos de la comunidad, de las personas. Los cumpleaños, los
aniversarios, los grados, de forma sencilla y cariñosa.
Hacer un registro de las cosas que pasan en el grupo, en un álbum, con fotos y
recortes, con los documentos del grupo. Para ello nombrar una pareja
responsable de estos detalles.
Contar con un pequeño fondo comunitario, para disponer de dinero para los
pequeños detalles y para las celebraciones. Nombrar una pareja responsable
de la parte económica.
Enfocarse más en dar que en recibir, pero saber recibir.
Si se pertenece a un grupo mayor, compartir de modo creciente con las demás
comunidades, ser cumplido con las normas, ayudar a administrar.
Confiar en el poder del grupo, soñar con la reunión semanal, animar a la gente
que se desanime, reconocer la energía divina presente cuando las personas se
reúnen para crecer juntas en la amistad.
Nombrar una pareja como pareja coordinadora, que sirva de enlace con las
otras comunidades del grupo, que ayude a que se cumpla la metodología, que
ayude a que haya objetivos, que ayude a que el grupo no se vuelva meramente
un grupo de tipo social.
Rotar las distintas funciones, para que no haya fatiga.
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5. CELEBRACIONES EN GRUPO: COMPARTIR LO QUE
SE SIENTE POR EL OTRO.
Es muy bonito y constructivo aprovechar los cumpleaños y los eventos especiales
para compartir las cosas positivas que se sienten por el otro y para desear, en
grupo, lo mejor para los amigos.
Una forma de hacerlo es la siguiente:
Los amigos se reúnen en grupo alrededor de una mesita.
En la mesita se coloca un plato.
A cada quien se le da una vela.
Por turnos, cada quien enciende su vela, tomando el fuego de las velas ya
encendidas. Al encenderla señala qué significa para él el fuego y luego expresa
un sentimiento cariñoso hacia la persona o las personas que son el objeto de la
celebración, Luego expresa un deseo para ella o ellas. Todos escuchan con
atención y amor y luego aplauden.
Luego de expresar esto, la persona pone la vela en el plato de la mesita central
junto con las demás velas ya encendidas.
Al final le toca el turno a la pareja de la persona y finalmente a la persona
misma que recibe el homenaje.
Las velas se dejan encendidas hasta el final de la reunión y no se apagan.
Terminada la ceremonia de deseos y de luces, se parte una torta y se
comparte.
6. HACIA UN TRABAJO DE GRUPO QUE VALGA LA
PENA. CÓMO TRABAJAR EN GRUPO EN LA PEQUEÑA COMUNIDAD
DE FORMA EFECTIVA
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La pequeña comunidad es un grupo y como tal, hace con frecuencia trabajos y
actividades que se pueden clasificar como “trabajos en grupo”. Entre ellos están los
siguientes:
Organización de actividades. Por ejemplo un paseo, una reunión grupal
grande, un proyecto.
Discusión de temas importantes, sobre los cuales se desee llegar a una
posición grupal o comunitaria.
Solución de problemas.
Talleres de crecimiento grupal o ejercicios.
Además de estas ocasiones más formales, toda reunión es en realidad un
trabajo de grupo, aún si no está muy estructurada y si es informal.
Un buen trabajo de grupo es aquel en el cual todos aportan con cariño y con
generosidad, en un ambiente de confianza, de tolerancia, de participación, en busca
de lograr objetivos que se puedan llevar a cabo y que den la sensación de ser
alcanzados por el grupo. Desafortunadamente, es común que muchas de las
personas se queden calladas en las reuniones, dejando que unos pocos asuman el
liderazgo, o que tomen sobre sí la carga de las decisiones o que solamente se
oigan sus opiniones. Existe el riesgo de la no participación, del no compromiso, y de
la apatía por el resultado. Se pierden así opciones de crecimiento al no participar
activamente. Esto puede pasar también en las reuniones de las pequeñas
comunidades. Sin embargo, lo importante es la intencionalidad, el proceso de
mejora continua, el deseo creativo de conocer al otro, de aportar. A veces las
personas están con ganas de quedarse calladas, de no participar. Esto se debe
respetar.
Este libro se ha preparado para que las pequeñas comunidades tengan a su
disposición un abundante conjunto de ejercicios que hagan más agradables y
productivas las reuniones. Muchos de ellos se basan en la participación de todos.
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Por ello consideramos de interés el presentar unos sencillos principios, que a
continuación se enumeran, para ayudar a mejorar la participación en grupo.
Comunión y unidad. Mediante el trabajo en grupo se debería buscar la unidad y la
comunión entre las personas, es decir, que actúen en una misma dirección los
poderes y las capacidades individuales de las personas, buscando mayor
capacidad y mayor poder colectivo. Es mayor la potencia de un grupo unido, con
una visión compartida, que la que tienen las personas individuales obrando
separadas. Si bien la pequeña comunidad no tiene que estar siempre unida
alrededor de un tema, ocurre con frecuencia que se quiera llegar al fondo de un
asunto. En este caso la comunión y la unidad son importantes. También es
importante que los trabajos de grupos no terminen “en punta”, que no se queden en
el aire, que no haya un sabor de fracaso o de inutilidad en el grupo.
Liderazgo. Es muy conveniente que alguien, a modo de líder servidor, asuma un
papel de facilitador del trabajo en el grupo, vigilando el desarrollo de la reunión y
llevando anotaciones sobre las ideas que vayan resultando y los acuerdos a que se
llegue. En general este papel es asumido por la persona o la pareja que recibe en
su casa a los demás. En el caso de reuniones más formales de trabajo, el liderazgo
lo puede asumir la pareja o persona que ha propuesto el tema para el trabajo de
grupo. Es importante que, en estos casos, el líder anote las tareas que quedan
pendientes o asignadas, que haga un resumen de los conceptos, que retome temas
que se están trabajando.
Por otra parte, más allá de los trabajos específicos de grupo que se hagan en una
reunión dada, toda pequeña comunidad debe tener varios líderes naturales para las
distintas cosas que se hacen: celebraciones, formación y crecimiento, aspectos
económicos, registro de la historia, enlaces con las demás comunidades de un
grupo mayor, comunicaciones. El liderazgo es un gran servicio a la pequeña
comunidad.
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Temas y su manejo. Manejar temas es una tarea creativa. El grupo tiene sus
temas naturales, los cuales deben aparecer de forma recurrente, para que se
genere un crecimiento, una formación continua. Estos temas no se agotan, se van
revelando y descubriendo a medida que pasa el tiempo, que se reformulan. Es una
buena idea contar con una lista de temas que hacen parte del hacer del grupo, para
que sean tratados de forma regular, unas cuantas veces por año. Los talleres que
hacen parte de este libro, están concebidos como ayudas para tratar estos temas
de forma creativa.
Cada reunión tiene su tema o sus temas. Es responsabilidad de los que organizan
la reunión seleccionar el tema. Esta selección se debe respetar y aceptar con
agrado. Para lograr la unidad y la comunión, es conveniente que los miembros del
grupo deseen de antemano buscarla. Esto se facilita mediante la presentación del
tema por parte del que tiene la responsabilidad de la reunión. Ojalá todos se
unieran en el propósito de llegar a una visión de grupo.
Si los responsables se atreven a presentar el tema acompañado por una o varias
preguntas relacionadas con él, se facilita enormemente el logro de la unidad entre
los miembros del grupo. Buena parte de los ejercicios propuestos incluyen este
concepto, como herramienta decisiva para unir al grupo alrededor de los temas y
para lograr centrar la atención. Las preguntas son “atractores” que señalan la ruta.
Manejo de la atención individual. La atención es la base de la creatividad de los
grupos, mientras que la falta de atención lleva al desánimo y a la reactividad. La
reactividad se manifiesta en miedos, incomodidades, agresividad y tendencia a
sacar al aire los recuerdos negativos. La sabiduría creativa surge cuando se presta
atención a lo que el otro dice, dejando que la escucha atenta y activa nos atrape en
el sentir y en la magia del otro. Esto se denomina contemplación individual.
Conduce a la imaginación, a la intuición, al compromiso, al amor, a la
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responsabilidad, a la sanación. Cada miembro del grupo “contempla” el tema y
pondera las preguntas de alineación en silencio por corto tiempo. Para ello pone su
atención y su imaginación sobre la pregunta, y luego se relaja anotando alguna
palabra clave o respuesta que se le ocurre. Esta contemplación se puede hacer un
par de veces para enriquecer las respuestas.
Para facilitar la atención en el tema y en las preguntas, se deben utilizar técnicas,
ya que las personas tendemos a perder la atención por causa de los numerosos
“distractores” que hay por todas partes, en nuestra mente, en el ambiente, en
nuestro cuerpo. Nos distraen los ruidos, los dolores, los recuerdos, el calor, el frío,
las impaciencias y los afanes, nuestra tendencia a etiquetar y a criticar.
Una técnica poderosa es pedir a cada persona que anote su respuesta o su
comentario en una hoja de papel, antes de expresarla en público. Como no todo es
verbal, se pueden hacer dibujos o símbolos, o simplemente anotar una palabra
clave. Lo importante es anotar para centrar la atención.
Más poderosa todavía es la atención recurrente. Es decir, aquella que se escapa
del tema y de la pregunta, como respuesta natural a los “distractores”, pero que
regresa al centro, mediante la reconsideración de la pregunta y del tema. Resulta
que las distracciones amplifican el poder de la atención cuando vuelve al centro y
se atreve a responder de nuevo de forma que resulta, casi siempre, más creativa.
De ahí la importancia de anotar una nueva respuesta. En general basta con dos o
tres respuestas, ya que luego viene el compartir en grupo y allí se va a amplificar el
proceso en forma muy significativa.
Manejo de la atención colectiva. El respeto por toda respuesta es esencial. Por
ello se debe prestar atención a todas las respuestas distintas de las personas del
grupo. Si se está trabajando de manera formal y se desea llegar a un resultado
grupal, esto significa que el facilitador de la reunión las debe anotar en un tablero o
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en un diario de la reunión. Es excelente usar un tablero que todos puedan ver,
donde se anota el tema principal y las preguntas relacionadas, junto con los aportes
de los participantes.
En el caso de las reuniones normales de pequeña comunidad, en general, no hay
tableros ni se está buscando un resultado grupal para mostrar o compartir con
terceros. En tal caso, basta con estar atento a lo que todos van expresando. Si
cada quien se pone en el lugar del otro cuando da su aporte, se crea un
espectacular efecto de sinergia y de unidad, más allá del hecho probable de que las
respuestas sean variadas y distintas.
La invitación es a experimentar un ambiente de respeto y admiración por todas las
respuestas que se anotan o que se comparten. Esto se refleja en que cada cual
dice su aporte sin que se lo discutan o refuten los demás. Todos tienen derecho a
que se anote o se oiga su aporte sin menoscabo alguno.
Hace parte de este manejo superior de la atención colectiva, la práctica de la
contemplación en grupo. El grupo contempla en silencio todas las respuestas y
aportes anotados o compartidos con sentimiento de aprecio por todas ellas. Esta
actitud de contemplación y aprecio continúa hasta el final.
Construcción de nuevas realidades. El objetivo del trabajo grupal es el cambio y
la transformación. Esto se logra mediante juegos de puntos de vista, es decir,
mediante un manejo refinado de la perspectiva individual y colectiva. Con el paso
del tiempo, la humanidad ha ido descubriendo los senderos de la interpolación y de
la extrapolación, que sacan a las personas de las posiciones fijas, constantes e
inflexibles y las llevan al cambio y a la aceptación de nuevas realidades
Nuestra tendencia natural es aferrarnos al pasado, a mantenernos rígidos y serios,
a no movernos, a no dejarnos afectar por el otro o por la realidad. La pequeña
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comunidad es un instrumento de cambio y de evolución en la medida en que nos
atrevamos a jugar con puntos de vista distintos. En ese juego de perspectivas,
permitimos que las respuestas que surgen en un grupo se compartan y se
amplifiquen, buscando patrones comunes, verdades más amplias y conceptos útiles
para resolver y centrar el tema. En este juego, los participantes se asocian, se
toleran en sus especulaciones y cambian sus puntos de vista en busca de
conceptos comunes.
Esto tiene su técnica. A modo de ejemplo tomemos el caso de la vista, uno de los
cinco sentidos, que son las ventanas de la percepción mental. Los ojos y la vista se
estimulan con ejercicios de enfoque y desenfoque. Uno mira alternadamente algo
que está cerca y algo que está lejos. Aprende a mirar lo lejano y a enfocar lo
cercano. A mirar lo cercano y a enfocar lo lejano. También se entrena la vista con
ejercicios de rotación de la mirada. Uno mira hacia arriba, a los dos lados, hacia
arriba lado derecho, hacia arriba lado izquierdo, hacia abajo, hacia abajo lado
izquierdo y hacia abajo lado derecho. Una buena forma de hacerlo es rotando los
ojos, con la cara inmóvil.
La percepción de los pensamientos se estimula con ejercicios similares. Uno puede
jugar con el enfoque de los pensamientos y de las ideas. Mirar las cosas desde
puntos de vista distintos, para lograr la percepción total. Uno puede rotar sus puntos
de vista. Uno puede tocarse con ideas y hacerse masajes mentales, entrando en
contacto con ideas refrescantes y estimulantes. También puede uno calmarse con
ideas y con pensamientos. Uno puede acariciar al otro con poesía y con acogida
mental. Uno puede escuchar al otro y ser testigo mental.
Uno puede armonizar el ambiente con ideas amorosas y respirar la influencia de los
seres buenos que van pasando por nuestra vida. En una pequeña comunidad
pasan por nuestros ojos, en forma continua, estos seres amables. Podemos captar
sus aspectos trascendentes y profundos o sus aspectos sencillos. Es cuestión de
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sentir. El sentir es una forma especializada de percepción, en la cual uno se
identifica con otros objetos. Uno se siente, como se siente ser el objeto que está
sintiendo. En esta forma de percibir, se desarrollan estados de conciencia
avanzados y se descubren aspectos sutiles y ocultos de la realidad.
Para comprender a mi amigo de comunidad, me siento como mi amigo. Para
percibir a mis hijos y sus formas de pensar, me siento como ellos se sienten. Para
estudiar un nuevo tema, me identifico con lo que se dice y se expresa por parte de
los autores y de la gente y siento desde distintos puntos de vista.
Esto nos lleva a la interpolación y la extrapolación, que consiste en nuevas formas
de expresar las realidades, teniendo en cuenta las opiniones e ideas de los demás.
Es así como se llega a construir una nueva forma de ver la realidad, mediante la
verbalización de declaraciones finales o esenciales. Estas resumen, de tal forma
que el grupo los ve claros, los conceptos comunes finales desarrollados y se
constituyen en el resultado práctico de la reunión. El facilitador anima todo este
proceso y anota los conceptos. Todos sienten que las declaraciones tienen en
cuenta sus aportes y pueden comprometerse con ellas si se van a llevar a la
práctica.
Hacia proyectos individuales y de grupo. La expresión máxima de la creatividad
personal y grupal es la toma de decisiones para emprender un nuevo proyecto. Si
se llegara a este caso, es importante escribir y producir algún tipo de documento
final, que registre los acuerdos y declaraciones del grupo, de forma sencilla y clara.
Este documento se guarda en el archivo de la pequeña comunidad; si es del caso
se dan copias a los miembros y se comparte con las demás pequeñas
comunidades. Por otra parte, a nivel personal, es importante comprometerse con el
cambio, mediante acciones concretas, y algún tipo de reflexión escrita puede
ayudar a que uno se alinee con las nuevas realidades.
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Este es un proceso desafiante, pero debe mantenerse dentro de las capacidades
personales y grupales. No hay ventajas en comprometerse con realidades que no
se desea experimentar o con realidades imposibles o demasiado exigentes. Esto
puede desanimar al grupo. Es importante que cumplas lo que prometes.
NOTAS
(1) Los conceptos de habilidades de comunicación se basan, en su mayor parte, en
material de los talleres LECI, “Los espacios y la comunicación interpersonal”, de
Raymond Roy y Edy Juvenil de Egea
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