teologÍa del evangelio de juan

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TEOLOGÍA DEL EVANGELIO DE JUAN En la teología de Juan se produce una concentración cristológica que no se encuentra en ninguna otra parte del Nuevo Testamento. Desde el punto de vista de la historia de la Iglesia y la teología esto se debe al hecho de que la problemática del tiempo en que se redactó el cuarto Evangelio era sobre todo cristológica. La concentración cristológica que ahí va implicada repercute no sólo en la cristología, sino también en la soteriología, en la «mística», en la escatología e incluso en la ética. Hasta en los principios formales de exposición se ve la inconfundible fisionomía joánica. Esencialmente esos principios son los siguientes: a) El principio del dualismo, que aparece en los conceptos antitéticos frecuentemente empleados (vida - muerte; luz - tinieblas; espíritu - carne; verdad - mentira; (de) arriba - (de) abajo; cielo - mundo). El mundo divino de la vida se contrapone de lleno al mundo de muerte del cosmos. b) El principio de las expresiones con doble sentido (p. ej., ánothen guennethenai = ser engendrado de nuevo o ser engendrado desde arriba). Con su ayuda el evangelista logra desarrollar y explicar un problema en el diálogo, apoyándose en la confusión que de momento se produce y acercándose así a una profundidad teológica. c) El principio de la estilización kerygmática. Los discursos, las meditaciones y las acciones simbólicas están continuamente al servicio del kerygma de Cristo; esto condiciona en el cuarto Evangelio el escaso uso de aquel elemento que se ha llamado “novelle Dibelius” en la historia de las formas. En cada caso se narra un suceso sólo hasta que se alcanza el objetivo kerygmático; las circunstancias accesorias interesan poco.

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breve analisis de la teología jonica

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Page 1: TEOLOGÍA DEL EVANGELIO DE JUAN

TEOLOGÍA DEL EVANGELIO DE JUAN

En la teología de Juan se produce una concentración cristológica que no se encuentra en ninguna otra parte del Nuevo Testamento. Desde el punto de vista de la historia de la Iglesia y la teología esto se debe al hecho de que la problemática del tiempo en que se redactó el cuarto Evangelio era sobre todo cristológica.

La concentración cristológica que ahí va implicada repercute no sólo en la cristología, sino también en la soteriología, en la «mística», en la escatología e incluso en la ética. Hasta en los principios formales de exposición se ve la inconfundible fisionomía joánica. Esencialmente esos principios son los siguientes:

a) El principio del dualismo, que aparece en los conceptos antitéticos frecuentemente empleados (vida - muerte; luz - tinieblas; espíritu - carne; verdad - mentira; (de) arriba - (de) abajo; cielo - mundo). El mundo divino de la vida se contrapone de lleno al mundo de muerte del cosmos.

b) El principio de las expresiones con doble sentido (p. ej., ánothen guennethenai = ser engendrado de nuevo o ser engendrado desde arriba). Con su ayuda el evangelista logra desarrollar y explicar un problema en el diálogo, apoyándose en la confusión que de momento se produce y acercándose así a una profundidad teológica.

c) El principio de la estilización kerygmática. Los discursos, las meditaciones y las acciones simbólicas están continuamente al servicio del kerygma de Cristo; esto condiciona en el cuarto Evangelio el escaso uso de aquel elemento que se ha llamado “novelle Dibelius” en la historia de las formas. En cada caso se narra un suceso sólo hasta que se alcanza el objetivo kerygmático; las circunstancias accesorias interesan poco.

d) El empleo de una terminología gnoseológica especial. Conceptos como ver, oír, acordarse, dar testimonio revisten en Juan una peculiar significación gnoseológica. Así el acordarse siempre es más que un mero proceso reproductivo. El acontecimiento histórico, que es visto, del que uno se acuerda, del que se da testimonio, abre su dimensión profunda en el ver, oír, acordarse, testificar. De este modo se llega al conocimiento de un segundo plano trascendente al principio oculto del episodio; el misterio se abre y se hace formulable para el kerygma.

Los temas centrales de la teología de Juan son cinco: cristología, soteriología, escatología, ética y eclesiología