temas de historia economica ecologica- joan martinez alier

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Temas de historia económico-ecológica J. iv!artinez Alier * El estudio histórico de la influencia del ambiente sobre la huma- nidad v de la humanidad sobre el ambiente no es una novedad. Al- gunos 'historiadores franceses fueron inicialmente geógrafos y, por tanto. muy conscientes de los debates entre el determinismo y el po- sibilismo geogníficos. Otros historiadores. de origen marxista, provo- caron grandes debates acerca de la relación entre el ambiente y la es- tructura sociaL por ejemplo, entre los sistemas de aprovechamiento del agua para la irrigación de los campos y el modo de producción asiático. ¿.En qué reside. pues, la novedad? Sin ánimo alguno de sis- tematización completa, sino simplemente de introducir la historia ecológica. propongo una lista de temas. no mucho más que una bi- bliografía comentada, para llegar. al final, a una conclusión en la que discutiré las relaciones entre la historia ecológica y la historia econó- mica y social. ¿ Es la historia ecológica una nueva especialidad his- toriográfica con entidad propia e independencia? ¿,Se trata. por con- tra. sólo de dar una tonalidad verde de moda a la historia económi- co-social habitual? ¿O. como tercera se quizá, de am- pliar y modificar la historia económico-social. combinando dentro de una misma narrativa o explicación histórica los aspectos ecológicos con los económicos y sociales? ¿Es posible esta combinación, o quizá existen contradicciones excesivamente fuertes entre la perspectiva ecológica y la perspectiva económica? * Catedrático de Historia Económica de la Universidad Autónoma de Barcelona. AYER 11*1993

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Temas de Historia Economica Ecologica

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  • Temas de historiaeconmico-ecolgica

    J. iv!artinez Alier *

    El estudio histrico de la influencia del ambiente sobre la huma-nidad v de la humanidad sobre el ambiente no es una novedad. Al-gunos 'historiadores franceses fueron inicialmente gegrafos y, portanto. muy conscientes de los debates entre el determinismo y el po-sibilismo geognficos. Otros historiadores. de origen marxista, provo-caron grandes debates acerca de la relacin entre el ambiente y la es-tructura sociaL por ejemplo, entre los sistemas de aprovechamientodel agua para la irrigacin de los campos y el modo de produccinasitico. .En qu reside. pues, la novedad? Sin nimo alguno de sis-tematizacin completa, sino simplemente de introducir la historiaecolgica. propongo una lista de temas. no mucho ms que una bi-bliografa comentada, para llegar. al final, a una conclusin en la quediscutir las relaciones entre la historia ecolgica y la historia econ-mica y social. Es la historia ecolgica una nueva especialidad his-toriogrfica con entidad propia e independencia? ,Se trata. por con-tra. slo de dar una tonalidad verde de moda a la historia econmi-co-social habitual? O. como tercera opcin~ se trata~ quiz, de am-pliar y modificar la historia econmico-social. combinando dentro deuna misma narrativa o explicacin histrica los aspectos ecolgicoscon los econmicos y sociales? Es posible esta combinacin, o quizexisten contradicciones excesivamente fuertes entre la perspectivaecolgica y la perspectiva econmica?

    * Catedrtico de Historia Econmica de la Universidad Autnoma de Barcelona.

    AYER 11*1993

  • :20 Juan iVJartinez i1Lier

    1. Los sistemas energticos

    En primer lugar, la historia de las relaciones entre la sociedad hu-mana \' la naturaleza se ha hecho con diferentes instrumentos de an-lisis. en momentos histricos diferentes. Las relaciones entre la hu-manidad y la naturaleza son histricas. La percepcin y la interpre-tacin de estas relaciones (en lenguajes populares o cientficos) tam-bin son histricas y. por tanto, la historia ecolgica no se puede ha-cer separadamente de la historia de las ideas sobre la naturaleza. Porejemplo, hasta mediados del pasado siglo y del establecimiento de lasleyes de la energtica o termodinmica. nadie hubiese podido tenerla idea de estudiar el flujo de energas en las sociedades humanas.cuantificar el consumo endosomtico y exosomtico de caloras \'cuantificar las aportaciones de diferente's fuentes de energa segn S~lorigen renovable o no. El estudio del equivalente mecnico del calor.de la fisiologa de la conversin de la energa de los alimentos, de ladisipacin de la energa. empezaba entonces y las leyes ms imp0I1an-tes se establecieron hacia 18-10 y 1850. Otro ejemplo: antes de finalesdel siglo pasado y de las teoras de Arrhenius sobre el incremento delefecto invernadero. el estudio de la influencia humana sobre el climadebida a los combustibles fsiles quemados desde la revolucin indus-trial no hubiese podido ser materia de estudio histrico 1.

    Es sorprendente que., desde 1850., se haya tardado tantos dece-nios en hacer investigacin sobre los flujos de energa en la economahumana. El estudio del flujo de energa es un til instrumento de an-lisis de la Ecologa desde los aos 1930 1940., pero en la historiaeconmica se introdujo todava ms tarde. Puestos a escoger un sololibro de historia ecolgica, yo recomiendo, por sus virtudes didcti-cas, el de Debeir, Delage y Hmery (1986) 2 que es un estudio delos diversos sistemas energticos en la historia de la humanidad. Elflujo de energa es un aspecto parcial de la historia ecolgica que has-ta hace poco tiempo era desconocido para la mayora de los historia-dores. Desde hace aos existe una antropologa ecolgico-energtica

    1 GRI~EVALD, JACQUES: .L'effect de serre de la biosphhe, en Stratgies nergti-ques, Biosphere et Socit, nm. 1, Ginebra, 1990, pp. 9-34.

    2 DEBEIR,1. c.; DELAGE, 1. P., Y HMERY, D.: Les servitudes de la puissance. Unehistoire de l'nergie, Flammarion, Pars, 1986.

  • Temas de historia econmico-eculrra

    bien establecida en el campo acadmico, pero no hay una historia eco-lgico-energtica. A pesar de las sugerencias de autores como Podo-linsky, Patrick Geddes, Bernard Brunhes, Henry Adams. ~'ilhelmOstwald, entre los aos 1880 y 1910, Y a pesar del excelente librode Cottrell, de 1955, hasta que en 1962 se public el pequeo librode CarIo Cipolla, The Economic History 01 U'orld Population :J, la his-toria energtico-econmica no tuvo aceptacin acadmica. Algunosresultados han sido muy interesantes: por ejemplo, la comprobacinde que el carbn y la mquina de vapor tuvieron un papel menos im-portante que la energa de las corrientes de agua. en las revolucionesindustriales de diversos pases. Tambin la hiptesis de Radkau. deque no se puede hablar en Alemania, ni quiz en generaL de una cri-sis de falta de energa de lea y carbn de lea anterior a la revolu-cin industrial, ya que precisamente el comienzo de la explotacin delos bosques de forma racional. con un rendimiento sostenido. es an-terior a la industrializacin. No es suficiente. pues, una descripcingeneral de las fuentes de energa animada u orgnica anteriores a larevolucin industriaL y de las nuevas fuentes de energa inanimadaposteriores; el objetivo es explicar histricamente los ecosistemas hu-manos utilizando como instrumento de anlisis. no como el nico. lacuantificacin del flujo de energa. La cuantificacin presenta nue-vos problemas, ya que la posibilidad de contar en caloras todas lasfuentes de energa no quiere decir que todas tengan la misma signi-ficacin econmica y social. Por ejemplo, quiz encontraremos. al ha-cer la parte de esta historia que trata de la energa para cocinar y ca-1entarse en el espacio domstico, que el cambio de la lea y el carbnde lea al queroseno o al gas butano (que en muchos territorios delEstado espaol no se produjo hasta los aos sesenta) comporta unareduccin de la cantidad de energa, y, por tanto, el crecimiento eco-nmico no implica un aumento proporcional de la cantidad de ener-ga, sino que las relaciones entre ambas magnitudes son ms compli-cadas. El estudio de esta relacin nos llevar, inevitablemente, a unadiscusin en torno a la diferencia entre los tiempos de produccin 4de fuentes renovables y no renovables y, por tanto, tambin a discu-

    : CIPOLU. CARLO: The Economic History of GroU'th Population. Penguin. Lon-dres. 1962 (6." edicin 1974) .

    .. PtrvrL ALBERT: Energy Accounting: Sorne New Proposals. en Human Ecolo{l.nm. 16(1).1988. pp. 79-86.

  • .).) Juan Martinez tlier

    tir las consecuencias ambientales de diversas fuentes de energa: as..un uso de lea o carbn de lea que no sea mayor que la produccinneta anual de lea~ no representa una contribucin neta al dixidode carbono de la atmsfera~ mientras que quemar stocks de carbn~petrleo o gas puede hacer aumentar la cantidad de dixido de car-bono en la atmsfera, si no es absorbido por los ocanos o por vege-tacin nueva~ y desde hace muchos aos se plantea la cuestin acer-ca de si esta cantidad adicional de dixido de carbono har aumen-tar el efecto invernadero. A menudo, los procesos industriales y losconsumos de las sociedades industriales aceleran tanto la cantidad dedesperdicios en la atmsfera~ en el agua~ o en el suelo~ que la capa-cidad asimilativa o depuradora de estos medios no acta con sufi-ciente rapidez. As.. es obvio que la naturaleza ofrece de forma gra-tuita un ciclo biogeoqumico de reciclaje del fsforo~ pero hoy segu-ramente no tiene fuerza y rapidez suficientes para reciclar la grancantidad de fertilizante fosforado que va a parar a las aguas. La nue-va Economa Ecolgica, que estudia la compatibilidad entre la eco-noma humana y los sistemas ecolgicos con la idea de que ni el sis-tema de precios existente, ni un complemento de preos sombra queintente internalizar las externalidades, garantizan esta compatibili-dad, debera poner mucho nfasis en las divergencias de los tiemposde produccin y reciclaje. Es necesario, pues~ insistir: estudiar los sis-temas energticos no significa adherirse a una absurda teora del va-lor-energa que algunos eclogos, como Odum~ han propuesto y quehara desvia_r la historia ecolgica por sendas que no conducen a nin-guna parte .).

    El estudio de los flujos de energa (que por s mismo no mereceun artculo~ sino un libro) ha llevado tambin a estudiar,las revolu-ciones agrarias anteriores a 1840 (menos barbecho. nuevas rotacio-

    Este tema sigue provocando confusiones. aqu y fuera de aqu, como la del ar-quitecto Luis Fernndez Caliano en su libro sobre arquitectura y energa publicadoeste mismo ao. en el que reproduce unos artculos que public en la revista JlientrasTanto -que mejor hubiera sido dejar tranquilos- en los que present la tesis errneade que autores como Ceddes. Soddy o Ceorgescu-Roegen fueron partidarios de una teo-ra del valor-energa. La tesis est parcialmente basada en materiales de segunda mano(en lugar de leer a Soddy directamente. el arquitecto Fernndez Caliano cit a Soddy.exclusivamente. segn las citas que aparecen en FOLEY. CER\LD: The energy ql1Pstion.Penguin. 1976. y adems sin citar la fuente). La atribucin de una teora del valor-ener!a a Ceddes. Soddy y Ct'Orgescu-Roegen es esperpntica.

  • 1pmas de histqria econmico-ecolgica 23

    nes) como sistemas ms eficientes de aprovechamiento de la energasolar y como sistemas de incorporacin y reciclaje de nutrientes~ comoha hecho Pfister~ y tambin ha llevado a una discusin muy impor-tante para la nueva Economa Ecolgica sobre el descenso de eficien-cia energtica de la agricultura moderna posterior a la introduccinde abonos externos a la agricultura que empez quizs a gran escalacon la importancin de guano del Per y con la nueva ciencia agro-qumica de Liebig y Boussingault despus de 1840~ y ms tarde conla mecanizacin de la agricultura impulsada no tanto por la mqui-na de vapor como por el motor de combustin interna. En los terri-torios del Estado espaol~ donde estos cambios fueron ms tardosque en otros pases de Europa~ hay importantes investigaciones em-pricas de Naredo y Campos 6.

    2. Historia econmica e historia ecolgica

    Jean-Paul Delage, un conocido militante del ala izquierda de losVerdes franceses es~ a su vez~ autor de estudios de eficiencia energ-tica de la agricultura francesa realizados en los aos setenta~ y de unatesis doctoral reciente sobre la Historia de la Ecologa como ciencia ? ~un excelente estudio que seala cmo las diversas formas de estudiarlos problemas ecolgicos~ ecologa de las sucesiones de plantas y bio-geografa~ ecologa de poblaciones~ ecologa de sistemas.. en diversosmomentos de los ltimos cien aos~ se han utilizado para dar diver-sas interpretaciones de la historia humana. Uno de los historiadoresecolgicos norteamericanos ms conocidos~ Donald Worster~ ha he-cho una obra~ eomo Delage~ que es a la vez historia de las ideas ehistoria de las realidades socioecolgicas 8. Ambos aspectos son inse-parables porque el medio ambiente es una construccin social. Di-versas culturas y diversos grupos sociales~ en diferentes momentos

    histricos~ se hacen representaciones diferentes de las relaciones en-tre los humanos y la sociedad. Por lo tanto~ no se puede hacer histo-ria eeolgica sin hacer historia social de la ciencia y de la tecnologa.

    ( I\.\REDO. 1. ~L YCnlPOS. PABLO: La energa en los sistemas agrarios. en Agri-cultura y Suciedad. nm. Vi 1980.

    - DELAGE. JEt\ PUL Une histoire de l'Eculugie. Pars. 1991.H WORSTER. DO:'JALD: No ture 's Ecurwrn.y, 2." ed . Cambridge. 1985.

  • 2-t Juan VJartnez Alier

    Worster tambin es com~ilador de una coleccin de artculos de otroshistoriadores ecolgicos ,volumen que incluye una bibliografa mag-nfica. La historia ecolgica de los Estados Unidos, bajo el nombrede environmental history~ ha sido pionera 10; hasta hace poco tiempono tena todava un puesto institucionalizado dentro de las cienciashistricas, y quizs era mejor as, ya que haba el entusiasmo de losque comienzan una empresa intelectual, ms que el oportunismo delos que huelen nuevas ctedras y dinero caliente. La environmentalhistorx de los Estados Unidos adquiri consciencia de ella misma enla oleada ecologista de los aos setenta, y su reconocimiento exterioLtodava precario, ha llegado con la nueva oleada ecologista de finalesde los ochenta. El mismo Worster organiz recientemente un simpo-sio sobre historia ecolgica en una revista que no es del ramo, el Jour-nal o/American Historx (vol. 76, n." 4,1990), en el que propone unaperspectiva agroecolgica de la historia, no simplemente una his-toria de la naturaleza inmaculada, sino el estudio de la incidencia delas estructuras sociales y de las representaciones sociales de la natu-raleza. la historia socioeconmica del uso o el abuso de la naturaleza.con la idea de que el uso agrcola tradicional no iba contra la ecolo-ga, sino que las tecnologas agrarias pertenecen a sistemas agroecol-gICOS.

    En el pasado del ecologismo norteamericano ha predominado elconservacionismo de la naturaleza salvaje y la defensa de los grandesparques naturales, un elogio de la naturaleza esplendorosa sin per-sonas, en la lnea de Muir y de Leopold, ms que un ecologismo so-cial que se interesase por los vnculos entre estructuras sociales y de-gradacin o conservacin ambiental, como encontramos, por ejem-plo' tambin en Estados Unidos, en la importantsima obra de LewisMumford. La perspectiva agroecolgica actual de Worster se intere-sa por una naturaleza poblada por agricultores y permite, por lo tan-to' un contacto ms fcil entre los historiadores ecolgicos norteame-ricanos y los de otros continentes. En una perspectiva parecida, los

  • Temas de historia emnmico-ecolgica 2.)

    estudios de historia ecolgica de ~ueva Inglaterra~ hechos por Cro-non y Merchant~ explican cmo los colonizadores norteamericanosfueron perdiendo el conocimiento agroecolgico~ hasta llegar en sumarcha hacia el Oeste a expoliaciones de la tierra como la del Dust

    Bowl~ estudiado por Worster. Lo que de todos modos todava separaa los historiadores ecolgicos norteamericanos de los dems es quizsque en ~orteamrica es difcil encontrar el tipo de luchas que yo hedenominado el ecologismo de los pobres, que slo encontramos~ re-

    trospectivamente~ en las culturas indgenas desaparecidas~ aunquetambin estn en muchos conflictos sociales por la salud en las f-

    bricas~ por la zonificacin urbana~ etc. En los Estados Unidos~ la con-ciencia ecologista actual~ que se halla detrs del crecimiento de la his-toriografa ecolgica~ nace quizs ms de los problemas ecolgicos dela abundancia~ que del ecologismo de la supervivencia~ del cual ve-remos ejemplos en las ltimas secciones de este artculo.

    Worster y Crosby son los historiadores ecolgicos ms conocidosde Norteamrica v, a la vez~ son los directores de la coleccin de his-toria ecolgica pu'blicada por la Cambridge University Press. Se pue-den encontrar excelentes bibliografas de historia ecolgica en la En-vironmental History Newsletter, n." 2~ 1990~ en Sieferle 11 y en Brg-gemeier y Rommelspacher 12~ que muestran el considerable trabajoque han hecho en Alemania historiadores que ocupan todava pues-tos marginales de la jerarqua acadmica~ y por lo que a Norteam-rica se refiere~ en la Environmental Review que es la revista de la aso-ciacin norteamericana de historia ecolgica. Para la India, donde laidea del ecologismo de los pobres tiene mucha realidad, hay una bue-na bibliografa e,n el ensayo de historia ecolgica que han publicadoGuha y Gadgil u. Con respecto a Amrica Latina, existe una buenarecopilacin de cuestiones de historia ecolgica en Desarrollo y Ale-dio Ambiente en Amrica Latina y el Caribe (cuyos autores son Fer-nando Tudela y otros, editado por el MOPT~ Madrid~ 1991), ttuloun tanto inspido para un libro de historia ecolgica realmente exce-

    lente~ que sigue la lnea de Crosby para la poca de la conquista eu-

    11 SIEFERLE. ROLF PETER (comp.): Fortschritte der Naturzerstorung. Suhrkamp.Frankfurt. 1988.

    12 BRCcnIEIER. F. J., YRmnlELSPACHER. T. (coords.): Besiegte Natur. Geschichteder Umwelt im 19. und 20. Jahrhundert. Beck'sche Reihe. ~lunich. 1987.

    1:\ CUIL\. R.. y CADCIL. ~.: This Fissured Land. An Ecological History ol India.Oxford U.P.. Delhi. 1992.

  • .fuan JfarHnez /l/ier

    ropea. y muy crtico tambin respecto de la vocacin exportadora deminerales y productos agrcolas de Amrica Latina despus de la in-dependencia. Es necesario recomendar la lectura obligatoria del mis-mo para historiadores y economistas. El libro no es una cronologada a da. sino una coleccin de episodios notables con la bibliografapertinente. desde la poca anterior a la invasin europea y al colapsodemogrfico. ahora hace quinientos aos. hasta el momento actual.Los autores. a diferencia de sus patrocinadores~ no forman parte delnuevo establishment ecotecnocrtico internacional~ pero~ de todosmodos. quizs al libro le falte investigacin histrica de los actoressociales del ecologismo popular. ms all del recuerdo ritual de Chi-co ~lendes. ya que en Amrica Latina el ecologismo de la supervi-vencia ha existido histricamente.

    Para los historiadores econmicos. esta nueva historia ecolgicasignifica un cuestionamiento muy fuerte de sus instrumentos de an-lisis. ya que implica la sustitucin del anlisis econmico neoclsico.como en la ~ueva Historia Econmica de los aos setenta o del an-lisis econmico clsico o incluso schumpeteriano~ por un enfoque eco-lgico-econmico. Este nuevo enfoque~ al cual se acerc mucho Po-lanyi. plantea cuestiones sobre la compatibilidad entre los sistemasde produccin y el marco ecolgico que los rodea~ sobre las diferen-cias ecolgicas entre minera. agricultura~ pesca~ produccin indus-trial. sobre la demanda de generaciones futuras y sobre la evaluacinde externalidades, que las diferentes escuelas de historia econmicahan dejqdo hasta ahora de lado. As~ los historiadores econmicos pu-blican series de aumentos de productividad por persona en diversospases. como ha hecho Maddison~ y parece que todos entendemos quhay detrs de esas cifras. Ahora bien. los outputs quiz estn conta-dos a precios demasiado altos porque no les restamos el valor de losdesperdicios o los subproductos perjudiciales~ y los inputs son quizdemasiado baratos porque no incluyen en su valor el sacrificio quesu uso ha impuesto a las generaciones futuras~ a causa de su no dis-ponibilidad posterior. si se trata de recursos no renovables~ o de re-cursos renovables agotados. y tampoco se cuentan las externalidadesactuales y futuras que el uso de los inputs quiz implica como pr-dida de otras funciones ambientales. Los aumentos de productividadde la historia econmica se basan~ pues~ en una contabilidad dudosa,sin que esto quiera decir que sepamos cules son los valores que ver-daderamente internalizan las externalidades dentro del sistema de

  • Te1ll0s de historia econfl/ico-ecolgica 27

    precios. Por ejemplo~ cmo debera tratar la historia econmico-ecolgica el hecho de que la productividad agrcola haya aumentado~por persona y por hectrea~ segn la contabilidad econmico-crema-tstica habituaL mientras que la productividad energtica ha dismi-nuido?

    Los historiadores econmicos han hecho tambin estimaciones re-trospectivas del PNB de diversos pases y han construido ndices deproduccin industrial~ pero todava no han hecho reconstruccioneshistricas de las series de gastos protectores contra el impacto am-biental de la economa~ ni tampoco han reconstruido histricamenteseries de PNB corregidas segn la actual crtica ecolgica~ tanto porlo que se refiere a la contabilidad de los recursos no renovables~ con-tados como ingresos segn la Contabilidad Nacional habitual~ en lu-gar de disminucin del patrimonio~ como por lo que se refiere a lacontabilidad de las funciones ambientales deterioradas por el creci-miento de la economa 14. Tenemos ndices de produccin industrial~no tenemos series de indicadores de contaminacin industrial y to-dava menos tablas de conversin de indicadores de contaminacinindustrial en valores crematsticos (j quiz sea mejor as! ). Finalmen-te~ como veremos ms adelante~ la perspectiva ecolgica tambin poneen cuestin la habitual historia econmica de las relaciones regiona-les e internacionales. En el caso espaol~ hay que destacar la contri-

    bucin~ pionera desde el punto de vista metodolgico~de Naredo~ Ga-viria y otros 15 en el estudio de la explotacin exterior de Extrema-

    dura~ que es un trabajo importante de geografa ecolgica regional yun intento de intervencin poltica aprovechando la contradiccin en-tre ecologa humana y economa crematstica.

    2.1. La longue dure?

    Implica la historia ecolgica una periodizacin diferente? Eltema se ha discutido en referencia a la nocin puntual en el tiempo

    l-t AIl'vIAD, YUSUF, S. EL SERAFY, y Lurz, E. (ed.): Environmental Accounting lorSustainable Development, Washington De., 1989. HL!ETl~C, ROEFlE: New Scarcity andEconomic Growth. More Welfare through Less Production?, North-Holland, Amster-dam, 1980. LEIPERT, ClIRISTIA~: Die heimlichen Kosten des Fortschritts, FrankfurL1989.

    \:> NAREDO, 1. ~.; GAVIRIA, ~ARlO, y otros: Extremadura saqueada: recursos na-turales y autonoma regional, Barcelona, 1979.

  • 28 Juan il1artnez Aler

    de revolucin industrial, tan atacada hoy desde diversos lados, porejemplo, por los estudiosos de la protoindustrializacin. He citado yaantes las discusiones actuales sobre el modesto papel real de la m-quina de vapor como fuerza motriz. En cualquier caso, si hay queconservar la mquina de vapor como smbolo, quiz sea mejor ha-blar' como hizo Grinevald de la revolucin carnotiana, o quiz dela revolucin termoindustrial, para bautizar la nueva visin de la con-versin y la disipacin de la energa en el siglo XIX, diferente de lavisin mecnica anterior. Pero en esta seccin quiero discutir un temamucho ms amplio que el de las enmiendas ecolgicas a la periodi-zacin de la revolucin industrial.

    El medio ambiente se debe ver como un fenmeno de longue du-re. La obra de Crosby 16 sobre los enormes cambios ecolgicos enlas neo-Europas provocados por la llegada de los europeos, es un buenejemplo de ello. Por el contrario, en la historiografa francesa de razgeogrfica se acepta la tesis posibilista segn la cual el medio am-biente no determina la estructura socioeconmica, sino que permitediversas posibilidades, pero se piensa que el ambiente cambia de for-ma ms lenta que la economa, o que la poltica y, por tanto, se con-sidera que el medio ambiente es un fenmeno de la longue durebraudeliana. Ahora bien, precisamente en la poca de Felipe 11, yunos aos atrs, haba rapidsimos cambios ecolgicos en una partede su imperio, un autntico colapso demogrfico y una sustitucin deespecies de enormes dimensiones. La ecologa cambiaba con mayorrapidez que la economa e incluso que la poltica. En los dos ltimossiglos, los cambios ecolgicos son a menudo tan rpidos que no se ade-cuan en absoluto a la idea de la longue dure. Un ejemplo es el cam-bio de las pautas de consumo desde 1950 en los pases ricos, con uncambio importante del ritmo de extraccin de los recursos de la na-turaleza' con la motorizacin generalizada, con un aumento sin nin-gn precedente del consumo de carne; pero en otros lugares se hanproducido tambin otros cambios de pautas de consumo (por ejemplo,la sustitucin del maz por el trigo en algunos pases de Amrica, decronologa distinta pero tambin muy rpida). Es posible incluso queel clima, que pareca un fenmeno de larga duracin, con evolucioneslentas, tenga ahora cambios globales rapidsimos de origen humano.

    16 CROSBY, A. W.: El intercambio colombino, UNA.\1, Mxico, 1992; Imperialismoecolgico, Crtica-Grijalbo, Barcelona, 1988.

  • Temas de historia econmico-ecolgica 29

    La historia socioecolgica aporta, pues, una investigacin abiertano slo a la influencia de la naturaleza sobre la economa humana,sino a la influencia humana sobre la naturaleza, sin ninguna suposi-cin de partida acerca de las respectivas periodicidades de cambio.Son temas de antigua tradicin geogrfica (Marsh, Woeikof, Sauer,Brunhes y la escuela alemana de la Raubwirtschaft), sin que de to-dos modos la geografa histrica haya sido por completo una historiaecolgica. Si en geografa se habla, por ejemplo, de geografa de laenerga, ttulo de un libro de George, se piensa en la distribucin delas minas de carbn y de los pozos de petrleo en el espacio, y en eltransporte de estos combustibles y de la hidroelectricidad, y no en ladescripcin de los sistemas energticos de la humanidad.

    En la historia econmica todava se estudian menos los temas deecologa humana, y han estado tambin ausentes en la historiografamarxista. En los ltimos aos se ha avanzado mucho en el estudiode la falta de relacin entre el marxismo y la ecologa. Actualmentees bien conocida la reaccin de Engels contra la ecologa energticahumana de Podolinsky 17, el autor que, como explic Vernadsky, en-tendi pronto el funcionamiento de la energtica de la vida como unsistema abierto a la entrada de energa y aplic estas ideas al estudiode los fenmenos econmicos. Marx y Engels eran contemporneosde los fsicos que, entre 1840 y 1851, establecieron las leyes de la ter-modinmica (Joule, Mayer, Clausius, Thomson que se convirti enLord Kelvin); y es sorprendente la falta de inters por el estudio delflujo de energa manifestado por Marx y Engels y por los historiado-res marxistas posteriores. Quiz la razn sea el economicismo mar-xista, es decir, el marxismo es una rama de la economa clsica queno ha podido escapar de la prisin de las categoras econmicas a pe-sar de sus pretensiones de ser un materialismo histrico. O quizs alos historiadores marxistas, que presentan el capitalismo como un sis-tema econmico histrico, no natural, les ha parecido que introducirconsideraciones ecolgicas conduca a una naturalizacin de los sis-temas socioeconmicos, a buscar las causas de su estabilidad o su

    t: ~ART~EZ ALlER, 1., y NAREDO, 1. ~.: A ~arxist Precursor of Energy Econo-mics: Podolinsky, en Journal 01 Peasant Studies, enero 1982. ~ART~EZ ALlER, 1., yNAREDO, 1. ~.: La cuestin de la energa y el concepto de fuerzas productivas, enCuadernos de Ruedo Ibrico, pp. 65-67, 1979. ~ART~EZ ALlER, 1.: L 'ecologisme i l'e-conomia. Historia d'unes relacions amagades, Barcelona, 1984. ~ART~EZ ALlER 1., ySCHLP'1A...~~, KLAUS: La ecologa y la economa, ~xico, 1991.

  • :Hl Juon V1ort[nez Ahpr

    cambio en la naturaleza y no en la historia humana de los conflictosentre clases sociales. De hecho, las diferencias entre la ecologa hu-mana y la ecologa de otras especies son lo bastante claras como paradisipar cualquier reduccionismo naturalista. Yo veo tres grandes di-ferencias: en primer lugar, no tenemos instrucciones genticas conrespecto al consumo exosomtico de energa y materiales; en segun-do lugar, la demografa humana, a pesar de seguir la curva logsticacaracterstica de cualquier poblacin, es una demografa conscien-te, que depende de estructuras sociales, de la libertad social de lasmujeres; finalmente, la territorialidad humana y la distribucin geo-grfica de la humanidad, las migraciones, y las prohibiciones de mi-graciones, no son hechos de la naturaleza ni se pueden explicar deforma convincente con analogas etolgicas. Por tanto, lejos de natu-ralizar la historia, la introduccin de la ecologa en la explicacin dela historia humana historiza la ecologa, ya que la ecologa humana,es decir, las relaciones entre las sociedades humanas y la naturalezano se entiende si no entendemos la historia de los humanos v sus con-flictos. La ecologa no es ningn teln de fondo de longue dure, sinoparte de nuestra historia. Actualmente se hacen importantes esfuer-zos para ecologizar el marxismo desde el punto de vista teorco 18.Pero, evidentemente, no ha habido hasta ahora una historiografamarxista ecolgica.

    3. Una teora del intercambio ecolgicamente desigual?

    Algunos temas de historia ecolgica han sido estudiados por lageografa histrica, pero ahora se estudian con una perspectiva mscrtica, con nociones como Raubwirtschaft, que haba permanecidoen el olvido cientfico a pesar de haber sido acuada hace tiempo porgegrafos 19, y de que fue introducida por lean Brunhes en un cap-

    18 ALTVATER, ELYlAR: Die ZukunJl des Marktes, ~nster, 1991. O'CO:'l:'lOR. lt\IEs:Las condiciones de produccin. Por un marxismo ecolgico. una introduccin teri-ca, en Ecologa Poltica. nm. 1, Barcelona. 1991.

    19 RAU\IOLl:'l, 1.: L'homme et la destruction des ressources naturelles: la Raub-wirtschaft au tournat du siecle. en Annales E.S.c., nm. 39 (4), 1984. RAU\10Ll:'l, 1.:Recent Trends in the Development of the Forest Sector in Finland and Eastern Ca-nada, Zeitschrift der Gesellschaft fr Kanada-Studien, nm. 11, 1986. pp. 89-114.RA1'\IOLl:'l,1.: The World Economy of Forest Products and the Comparative ~tudy of

  • Temas de historia econmico-ecolgica

    tulo de su clsica Geographie humaine. Tambin hay una nueva dis-cusin de la staple theory 01growth, teora que a menudo se atribuyea los trabajos del historiador canadiense Harold Innis sobre las ex-portaciones de materias primas del Canad y la relacin entre estasexportaciones y el crecimiento econmico por los diversos linkages.Ms tarde, se olvid la perspectiva crtica de Harold Innis y los doc-trinarios neoliberales glorificaron el crecimiento econmico basado enla extraccin de recursos naturales 20. Recientemente, dentro de losintentos de llegar a una teora de los intercambios ecolgicamente de-siguales, se han dado argumentos contra la staple theory 01growth 21.Las economas extractivas producen pobreza en el mbito local y. ala vez, falta de poder poltico, con la incapacidad consiguiente de fre-nar la extraccin de recursos o poner un precio ms alto. Esta es .. porejemplo, la situacin de Argelia, con las exportaciones actuales y pre-vistas de recursos no renovables, como el petrleo y el gas. tambines el caso de Mxico: cules sern los movimientos y las organiza-ciones polticas que adoptarn la perspectiva de la historia ecolgicapara defender estos recursos? Qu lenguaje poltico utilizarn? Al-gunas regiones se han desarrollado a partir de empresas extractivas.como Sau Paulo, donde, a pesar del desplazamiento continuo del cafhacia una nueva frontera agrcola a causa de la explotacin excesivadel suelo, se crearon muchos vnculos locales por el hecho de que loslazendeiros y los exportadores residiesen en el propio estado. Hay mu-chos ejemplos contrarios que hacen dudar de la staple theory 01growth, y que dan una nueva fuerza a la teora del subdesarrollocomo consecuencia de la dependencia que se expresa en intercam-bios desiguales, no slo por la infravaloracin de la fuerza de trabajode los pobres del mundo, no slo por el deterioro de la relacin deintercambio en trminos de precios, sino tambin por los diferentestiempos de produccin intercambiados 22 cuando se venden losproductos extrados, de reposicin larga o imposible, a cambio de pro-

    the Development Impact oC the Forest Sector, en Yearbook of the Finnish Soeie~v forEeonomie Research. 198;~-84, pp. 188-211.

    20 SCIIEDH'

  • Juan Martnez Jlier

    ductos de fabricacin rpida. En el caso de los minerales~ es evidenteque la exportacin es ms rpida que la reposicin: a menudo el re-sultado es dejar nicamente un agujero fsico.~ muy contaminado~ ya la vez un agujero social en la zona minera 23. Si la exportacin noes de minerales sino agrcola o forestaL puede parecer que si no sehace a un ritmo ms rpido que el de reposicin y los precios son ra-zonables' slo puede reportar beneficios econmicos perdurables.Pero hay que tener en cuenta que~ desde el punto de vista ecolgico,estas exportaciones no son slo de energa solar gratuita incorporadapor la fotosntesis. sino tambin de nutrientes del suelo. En el casode las exportaciones pesqueras, que en principio parecen tambin bio-lgicamente renovables, hay que tener en cuenta la extrema variabi-lidad de la formacin de plancton. No es aplicable la nocin de ren-dimiento sostenible mximo desarrollada por la economa forestalalemana y, ms tarde~ por Gifford Pinchot en los Estados Unidos. Enla prctica vemos cmo una zona despus de otra agotan los recur-sos, se han hecho ya algunas historias de estos desastres: por ejem-plo, la de California 2-1, Y otras esperan todava su historiador: la dePer. por ejemplo.

    4. Historia de la contaminacin atmosfricaLa historia ecolgica aporta otros temas totalmente nuevos~ por

    ejemplo. el estudio histrico de la contaminacin 2.~. La tendencia ac-tual en las ciudades ricas del mundo es el descenso de dixido de azu-fre y el aumento de los xidos de nitrgeno y el ozono superficial. Lasustitucin de smog de Londres por el smog de Los Angeles. La mis-ma palabra smog, un neologismo ingls, combinacin de smoke y fog,

    2; Esta perspectiva es bastante atractiva para la historia de Andaluca. DORE, ELl-S\BETII (1991) ha publicado una primera introduccin a la historia ecolgica de la ex-traccin de minerales en Amrica Latina. Naturalmente. la explotacin ecolgica y hu-mana de Amrica en la poca coloniaL sin comercio libre y con trabajo forzado, quedafuera de la discusin de la staple theory of growth, que es pertinente para la pocadel imperialismo de libre comercio. DORE. ELlS\BETH. "Open Wounds, en Reportun the Americas. The Conquest ofNature 1492-1992, NACLA. XXV. 2. ~1xico, 1991,pp. 14-18.

    2-l ~hcEnH. A. F.: The Fherman 's Problem: Ecology and Law in the CaliforniaFisheries, 1'J50-1980, Cambridge. 1986.

    r, BRI\1BLECO\IBL PETER: The Big Smoke. A Htof)' ofAir Po/lution in London sin-ce Medieval Times, Londres. 1987.

  • Temas de historia econmico-ecolgica

    no es muy aplicable filolgicamente a la contaminacin caractersti-ca de Los Angeles~ y cada vez ms fuerte tambin en Barcelona. Mien-tras el dixido de azufre tena a menudo orgenes claramente visiblesy dio lugar a muchas luchas sociales en toda Europa en los siglos XIXy x.x~ la contaminacin atmosfrica producida por los automviles esmucho ms difusa~ menos localizable desde el punto de vista social~y la responsabilidad est mucho ms extendida en ciudades como LosAngeles o Barcelona~ donde casi todo el mundo es propietario o usua-rio de automviles. En otras ciudades del mundo~ aumentan de ma-nera simultnea los dos tipos de contaminacin. Veremos~ en ciu-dades como por ejemplo Mxico~ movimientos sociales~ no slo con-tra la contaminacin del aire por dixido de azufre~ sino tambin con-tra los automviles y el smog de Los Angeles~ protagonizadas por ciu-dadanos que ni tienen coche ni esperanzas de tenerlo? Qu capas so-ciales son ms ecologistas? Hay~ en la actualidad y en la historia~un ecologismo de los pobres?

    La historia ecolgico-social conoce numerosos episodios de luchaspopulares contra el dixido de azufre producido por instalaciones in-

    dustriales~ como por ejemplo fundiciones de cobre~ desde Ro Tintoen Andaluca~ hasta la Oroya en Per~ y en Alemania hay una nuevahistoriografa sobre la lluvia cida desde el siglo pasado~ que recogela polmica sobre las normas de emisin de azufre por metro cbicode aire y la polmica sobre las dimensiones de las chimeneas: en lanueva historia ecolgica~ los humos de la industria no se ven comosmbolos de progreso~ sino como seales claras de diversas contami-naciones que las chimeneas disimulan y esparcen ms lejos. Precisa-

    mente~ este tipo de conflictos sociales que se traducen a menudo enprocedimientos administrativos o judiciales sobre las dimensiones delas chimeneas~ ms altas~ ms contaminacin~ sobre normas cuanti-tativas de contaminantes~ sobre responsabilidades jurdicas y pago de

    daos~ y tambin en documentacin sobre alborotos y masacres comoen Ro Tinto en 1888~ han dejado un rico material histrico muy an-terior a las actuales legislaciones ambientales y a los casos actualesde procesos por infracciones administrativas o delitos ecolgicos.

    5. Urbanismo ecolgico y ecologa urbana

    Otro de los nuevos temas que aporta la historia sociecolgica esel estudio del urbanismo desde perspectivas ecolgicas. As~ no slo

  • :~-t Juan Martinez Alier

    se elaboran nuevas historias del urbanismo haciendo una revisin fa-vorables a las Ciudades-Jardn y al urbanismo ecolgico-regional deGeddes y Mumford, contrario a la extensin de las conurbaciones si-guiendo el tipo de mancha de aceite, como en el caso de Barcelo-na, sino que tambin se hacen nuevos estudios histricos empricosde la ecologa de las ciudades. Geddes 26 y Mumford 27 iniciaron lahistoria ecolgica de las tecnologas y de las ciudades, distinguieronentre tecnologas paleotcnicas basadas en el carbn y el hierro, quehaban producido pautas de urbanizacin feas y antiecolgicas, y unnevo urbanismo posible basado en tecnologas neotcnicas, de im-plantacin potencialmente ms descentralizada, por ejemplo la hi-droelectricidad 28 no est. Ms que la recomendacin de tcnicas con-cretas, lo que resulta sugerente de Geddes y Mumford es la visin his-trico-ecologista, no del todo pesimista pero s crtica, del proceso deindustrializacin y urbanizacin. As, la hidroelectricidad ha traicio-nado las expectativas de descentralizacin y, adems, la fuente pre-dominante de electricidad han sido los combustibles fsiles y ahoralo es la energa nuclear en algunos pases como Francia o Catalunya.En la actualidad, el proceso de urbanizacin produce, piensan algu-nos, desastres ambientales en los pases industrializados, prdida detierra agrcola, concentracin de desperdicios no reciclables de trata-miento peligroso, contaminacin atmosfrica que son, sin embargo,de dimensiones reducidas en comparacin con el fenmeno, nuevo enla historia de la humanidad, de ciudades de treinta o cuarenta millo-nes de habitantes en pases pobres. La visin optimista de la urba-nizacin que ha influido sobre la forma de hacer su historia no tienemucho sentido si pensamos qu seran las ciudades de la India o deChina, si se produjese un xodo rural relativamente parecido al deMxico o Brasil.

    Dentro de la historia ecolgica urbana, hay que considerar la ciu-dad como una consumidora y excretora de energa y materiales, y seestudian y cuantifican las entradas para el aprovisionamiento de las

    :!6 CEDDES, PATRICK: Cities in Evolution: an Introduction to the Town Planning Mo-vement and to the Study 01 Civics, Londres, 1915.

    :2: ~U.\1FORD, LEWIS: Technics and Civilization, Harcourt and Brace, Nueva York,19:H, traduccin castellana de Alianza, ~adrid, 1982, y The Culture 01 Cities, NuevaYork, 19:~8.

    28 CUflA, R'-\1ACflA.'JDRA: Lewis ~umford: el olvidado ecologista norteamericano.Un ensayo de recuperacin, en Ecologa Politica, nm. 3, 1992.

  • Temas de historia econmico-ecolgica 35

    ciudades (entrada de alimentos, de materias primas, de energa, deagua) y la produccin de residuos, as como los sistemas para eva-cuarlos. Existe material reciente, en parte producido dentro del pro-grama MAB, Man and the Biosphere, de la UNESCO sobre diversasciudades del mundo, hay tambin un estudio sobre Madrid, uno delos trabajos pioneros de Naredo 29, y otro sobre Barce,lona, pero nosobre la conurbacin entera, obra de Terradas y otros 30. Este es to-dava un campo de estudios histricos casi indito que permitira, porejemplo, hacer la historia del efecto de isla de calor en las ciuda-des:31 o, por ejemplo, hacer una historia social de la Barcelona delsiglo XX haciendo la historia de las basuras, su composicin, las ten-dencias de la produccin, por persona, por barrios, su reciclaje par-cial, sus efectos txicos. Los arquologos han reconstruido las formasde vida y las pautas sociales del pasado por medio del estudio de losdesperdicios, en ausencia de documentacin escrita. Para la historiacontempornea hay un montn de documentacin sobre desperdiciospor explorar, aunque tambin conviene aadir un poco de arqueolo-ga. De este modo, los arquelogos industriales, que hacen una his-toria reciente, no deberan interesarse slo por mquinas y sistemasde trabajo, sino tambin, por ejemplo, por la historia de la contami-nacin del aire y del agua. De igual modo, el estudio histrico deluso urbano del agua, domstico e industrial, requiere a la vez cono-cimientos de ciencias naturales, ya que est relacionado con cuestio-nes de higiene y salud pblica, y conocimientos sociales porque el usodel agua depende tambin de la diferenciacin social. La cantidaddiaria de agua por habitante de ciudad vara actualmente entre vein-te y mil litros, entre pobres y ricos de ciudades pobres y ricas y tam-bin est relacionado con el impacto de la ciudad sobre el territorioregional.

    Es una lstima que el nombre de Ecologa Humana fuese adop-tado por la escuela de sociologa urbana de Chicago de los aos vein-

    :2'] NAREDO, 1. ~.: Los flujos de energa, agua e informacin en la Comunidad deMadrid, ~adrid, 1988.

    :\0 PARS, ~ARGARIDA; Pov, GISELA, y TERRADAS, JAVME: Ecologia d'una ciutat: Bar-celona, Barcelona, 1985.

    :11 CARRERES, C.; ~AR~, ~.; ~ART~ , 1.; ~ORE~O, ~. C., Y SABI, 1.: ~odificaciones trmicas en las ciudades. Avance sobre la isla de calor en Barcelona, en Docu-ments d'Analisi Geografica, nm. 17, Publicacions de la UAB, Bellaterra, 1990,pp. 51-77.

  • Juan lvlarlnez Alier

    te~ que utiliz algunos conceptos de la ecologa de las plantas (suce-sin~ clmax) de forma analgica para describir fenmenos socialesen las ciudades~ la degradacin de algunos barrios~ por ejemplo~ peroque no hizo realmente un anlisis de la ecologa urbana como el queaqu he propuesto.

    6. Historia de la tecnologa y gestin de los riesgos

    Dentro de la historia ecolgica~ la historia de la tecnologa~ rela-cionada con la historia de la industria y del urbanismo~ se ve de unmodo ms cercano a la visin crtica de Lewis Mumford que al op-timismo de Bernal. Hay que hacer la historia de los descubrimientoscientficos v de su contexto social~ la historia de las razones socioe-conmicas 'de las aplicaciones tecnolgicas y tambin la historia delas repercusiones ambientales de estas tecnologas. La percepcin so-cial de estas repercusiones ambientales no es inmediata: el conoci-miento tcnico y tambin la ignorancia se construyen socialmente. Esinteresante estudiar los miedos hacia las nuevas tecnologas~ tambinlo es estudiar los silencios sociales ante el DDT~ ante la energa nu-clear civil durante muchos aos. Empieza ahora una nueva historio-grafa de la tecnologa que incluye sus impactos ambientales :~2 ~ loque para los historiadores econmicos es una novedad~ comparada~por ejemplo~ con los entusiasmos industrialistas de David Landes o~en Catalunya~ de Jordi Nadal~ y para los economistas plantea~ en elpasado~ una cuestin de gran importancia y gran dificultad actuales:la gestin del riesgo en una situacin incierta~ cuando la apuesta esmuy importante como es el caso de la energa nuclear~ o de las bio-

    tecn~logas pero n,o sabemos realment,e ~~ c?stes ~ocia.les y ec?l~icos futuros tendra la nueva tecnologm ... NI la hIstona economIca

    neoclsica~ ni tampoco la historia econmica de raz schumpeterianahan incluido hasta ahora los aspectos ecolgicos. En mi opinin~ ni

    ;12 R\DK\L', JO\CIIt\1: Technik in Deutschland vom 18. Jahrhundert bis zur Gegen-wart, Frankfurt, 1989.

    :1:1 FLI',ITO,,"ICZ. S.. y R\HTZ. 1.: Three Types of Risk Assessemt and the Emer-gence of Post-normal Science en GOLDI',IG, D., y SKRI\1SKY (eds.): Theories o/ Risk,1991.

  • Temas de historia econmico-ecolgica 37

    Wilkinson :H ni Boserup :35 hicieron realmente historia ecolgica, aun-que estaban muy cerca de hacerla.

    Es fcil ridiculizar la mentalidad luddita de los que se han opues-to a nuevas tecnologas por miedos irracionales o, a veces, por mie-dos interesados. Ahora bien, dentro de la conciencia popular occiden-tal, incluso dentro de la conciencia proletaria en estos ciento cincuen-ta aos de industrialismo, se mantienen nostalgias ruralistas que co-bran un nuevo valor desde la perspectiva de la historia ecolgica. EnCatalunya hay fantsticos campos de estudio poco explorados sobreel vegetarianismo popular, el control de la natalidad y el feminismopopulares, el excursionismo y el ciclismo populares. El tema es unpoco complicado desde el punto de vista poltico, porque en la dere-cha han existido otros tipos de nostalgias ruralistas, y porque los fas-cismos las quisieron aprovechar con la retrica del Blut und Boden 36.Pero la prctica general de los fascismos y particularmente del na-zismo fue, claramente, Blut und Autobahnen y el mismo Hitler hizoencendidos elogios del automvil, concretamente el Volkswagen, unsucesor del cual, en la forma de Volkswagen-Seat, es producido aho-ra por la mayor empresa de la conurbacin barcelonesa. Hitler dijoen 1934:

    Nos produce un sentimiento amargo saber que millones de seres huma-nos trabajadores, virtuosos y valientes no disponen de un medio de transpor-te que, especialmente los domingos y das de fiesta, fuera para ellos una ale-gre fuente de felicidad que hasta ahora no conocen... Hay que acabar con elcarcter clasista del coche, con el hecho triste de que el coche separe la so-ciedad en clases sociales; es necesario que el coche sea un objeto de uso paratodos y no un objeto de lujo 37.

    La frase de Hitler la poda haber pronunciado Henry Ford veinteaos antes, o algn jerarca de la DDR treinta aos despus. Es unafrase poco realista porque el automvil no puede ser un producto ge-

    :H WILKI:'

  • 38 Juan Nfartinez Aler

    neralizable a toda la humanidad. En el siglo xx, la industrializaciny la industria del automvil han sido casi sinnimos. Pero, por razo-nes ecolgicas, el automvil es un bien posicional. La historia econ-mica habitual, fiel a su maestra la teora econmica, no se fija mu-cho en las repercusiones ecolgico-sociales externas al mercado de lasdiversas pautas de consumo. En la historia econmica, ms que unadescripcin de los cambios materiales en las estructuras de consumoy un anlisis de su viabilidad y consecuencias ecolgicas, se hacen se-ries de cifras de la produccin industrial o del producto nacional bru-to de las diversas economas que entran en procesos de crecimientoeconmico.

    7. Formas de propiedad y uso de los recursos naturales

    La nueva historia ecolgica estudia, o debera estudiar, los con-flictos sociales como conflictos ecolgicos, motivados por la desigual-dad en el acceso a los recursos naturales y en el acceso desigual a lacapacidad asimilativa o depuradora de la naturaleza. En esta cues-tin hay un considerable embrollo conceptual, al estudiar la reper-cusin de formas de propiedad sobre la conservacin de los recursos:acceso abierto, propiedad comunal, propiedad estatal, propiedad pri-vada :J8. El famoso artculo de Garrett Hardin 39, The tragedy 01 thecommons, explicaba los problemas de agotamiento de los recursos yde contaminacin, como resultados de la contradiccin entre las ga-nancias marginales privadas que corresponden exclusivamente aquien utiliza un terreno comunal, poniendo, por ejemplo, una ovejaextra y los costes sociales marginales de degradacin del pasto quese deben repartir entre todos los usuarios, actuales y futuros. La re-percusin del artculo de Hardin ha sido muy grande, hoy los pro-blemas ecolgicos globales se discuten a menudo bajo el rtulo deThe global commons. Pero la atmsfera o el agua del mar no son bie-nes comunales con reglas de gestin establecidas por costumbres y le-

    :J8 ACUILERA KLI~K, FEDERICO: La tragedia de los comunes o la tragedia de la -malinterpretracin en economa, en Agricultura y Sociedad, nm. 61, 1991, Y Elfin de la tragedia de los bienes comunales, en Ecologa Poltica, nm. 3, 1992.

    ;\

  • Temas de historia econmico-ecolgica

    gislaciones ancestrales~ son ms bien recursos de acceso abierto a todoel mundo~ como pasaba~ por ejemplo~ con la pesca de ballenas en altamar antes de los tratados que la regulan~ o pasa con el uso de la at-msfera o de las aguas para esparcir contaminantes. De hecho~ en lapesca vemos a menudo el conflicto entre la lgica del acceso abiertoy la lgica de la gestin comunal~ regulada por cofradas de pesca-

    dores~ por ejemplo. Tambin encontramos conflictos ecolgico-nacio-nales~ como los que hay entre Marruecos y Espaa~ o entre Islandiay Gran Bretaa~ y podemos entender los esfuerzos para evitar el ac-ceso abierto: por ejemplo~ la extensin~ muy temprana~ de los dere-chos exclusivos de pesca a 200 millas en Per~ con una legislacinbajo la presidencia de Bustamante y Rivero~ el ao 1947 ~ un episodiohistrico que merece mucha atencin.

    Dentro de la historia social~ se haba hablado de the traged,Y 01the enclosures ms que de la tragedia de los bienes comunales, yaque la privatizacin de los comunes~ con los bien conocidos argumen-tos liberales la magia de la propiedad convierte la arena en oro,dijo Arthur Young~ dej a los pobres sin un medio de vida y los pro-letariz. Se podra decir que tambin desde el punto de vista ecol-gico hay una tragedy 01 the enclosures, ms que una tragedy 01 thecommons; quiz no en Inglaterra~ pero s en otros lugares. Por ejem-

    plo~ en la Amazonia vemos ahora~ en los ltimos treinta aos, un pro-ceso de privatizacin de tierras de los ms espectaculares en la his-toria de la humanidad~ con consecuencias ecolgicas graves, motiva-das en parte por los sistemas de subsidios que hubo para la produc-cin de carne en nuevos pastos sobre bosques quemados. La reaccin

    popular~ simbolizada por Chico Mendes~ es una reaccin contra thetragedy 01 the enclosures por las consecuencias sociales y ecolgicas.En el Estado espaol~ el ecologista Mario Gaviria tuvo hace ya tiem-po la osada idea de interpretar el carlismo desde el punto de vista eco-lgico 40. Este fue un movimiento social que~ con un lenguaje polti-

    "O Desde las investigaciones de TORRAS J.-\l~IE, en Liberalismo y rebelda campe-sina, 1820-1823, Barcelona, 1976, el carlismo se ha visto como una respuesta cam-pesina, manipulada si se quiere, con motivaciones propias, entre las cuales estaba laresistencia contra el avance de la privatizacin de la tierra. Se puede lamentar que loscarlistas tuviesen no slo un lenguaje poltico reaccionario, sino unas aficiones tan pocoecologistas como, por ejemplo, la monarqua absoluta. (CL .\1ILL..l'l, JESlIS: Contrarre-voluci i mobilitzaci a rEspanya contempornia, en L Itvenf, nm. 154, des. 1991 l.Pero la idea es que su base popular, que desgraciadamente no expres su descontento

  • ...0 Juan jVfartinez Alier

    co reaccionario, posiblemente era contrario a la privatizacin de lastierras comunales y tambin a la depredacin de los recursos quecomporta la privatizacin, por el hecho de que los propietarios pri-vados tienen unos horizontes temporales ms cortos y unas tasas sub-jetivas de descuento ms altas que los gestores de propiedades comu-nales. Pero la sabidura popular est indecisa acerca de qu sistemade propiedad lleva a tener ms cuidado de los recursos: existe, a buenseguro, la figura del heredero malversador al que le es indiferente lasituacin de las generaciones futuras e incluso su propia suerte cuan-do sea viejo, pero tambin hemos odo a menudo que el que s delcom, no es de ning 41, un dicho que hara feliz al bilogo social-darwinista Garrett Hardin si entendiera el cataln.

    En este contexto, el tema de la gestin del agua es particularmen-te interesante, ya que normalmente no hay una simple regla de cap-tura, excepto cuando se trata de aguas subterrneas, como ha estu-diado Aguilera Klink en Canarias, es decir, un sistema de accesoabierto, sino que la sociedad civil ha creado a menudo institucionescomplejas precisamente para hacer frente a las contradicciones entrelas ganancias privadas y los costes sociales. En otros aspectos de larealidad socioecolgica, conservacin del suelo por medio de terra-zas, sistemas colectivos de rotacin agraria, adems de la regulacindel uso de los pastos y de los recursos marinos ya citados, la propie-dad comunal es particularmente conservadora del medio ambiente 42.

    En la gestin del bosque y en el uso de la lea y el carbn delea, que en caloras significa ms cantidad que las destinadas a laalimentacin incluso en sociedades muy pobres, el sistema de propie-

    con otra ideologa poltica ms agradable posible en la poca, demcrata federalistapor ejemplo, tena, sin embargo, unos motivos de protesta antiliberal, vinculados a laprdida del acceso a recursos naturales como medios de subsistencia, fuera de la eco-noma crematstica. CAVIRIA, ~ARIO: entrevista, ArchipiLago, nm. 8, 1991.

    H Lo que es del comn, no es de nadie. (N. de la T.)42 BERKES, F. (ed.): Common Propert'Y Resources: EcoLogy and Community Based

    SustainabLe DeveLopment, Belhaven, Londres, 1989.En un excelente estudio comparado de diversas zonas montaosas del ~editerr

    neo, en algunas de las cuales, como el Rif, aumenta an la poblacin y la presin dela demanda exterior y la forma de exportaciones de kif o marijuana, John McNeill haargumentado (Mountains 01 the Mediterranean, Cambridge Univ. Press, 1992) que enmuchas de las zonas montaosas de Italia y Espaa, la desamortizacin del siglo XIXjunto con el aumento de poblacin de esa poca ms la presin de la demanda exterior(por ejemplo en la forma de carbn de lea para fundir metales, como en la Sierra de

  • Temas de historia econmico-ecolgica 41

    dad es importante. Se puede hacer una historia socioecolgica quepermita entender los robos y otros conflictos sociales posteriores a lasdesamortizaciones de los bosques, y que explique el papel de estos re-cursos de uso comunal dentro de los ecosistemas humanos privatiza-dos por la oleada liberal de finales de los siglos XVIII y XIX 43. En lahistoria ecolgica de la India, la gestin comunal de los bosques seha contrapuesto no a la propiedad privada, sino a la estatal 44. Ladepredacin del bosque no vino de los abusos de los pobres (la po-breza como causa de degradacin ambiental es el tema central del In-forme Brundtland, de 1987 45), sino que tuvo por causa la estatali-zacin britnica y la explotacin colonial siguiendo criterios comer-ciales de corto plazo, en especial para vender traviesas de ferrocarri-les. Aqu se enfrentan histricamente dos actores: el Estado colonial,despus, el Estado republicano, y las comunidades campesinas y tri-bales, con sus reglas de acceso y uso del bosque. Es un caso claro deecologismo de los pobres, ya que estas comunidades hacen un uso me-nos intenso porque siguen la lgica del valor de uso y no la del valorcrematstico. Por tanto, Guha y Gadgil contraponen la estatalizaciny la explotacin comercial, antiecolgicas, al uso comunitario y a laeconoma moral de los pobres, utilizando ex profeso la categora deanlisis de E.P. Thompson y James Scott y analizando las diversasformas de lucha social, que en la India han sido la prehistoria del fa-moso movimiento actual de mujeres y hombres que defienden los r-boles en el Himalaya contra las empresas papeleras: el movimientoChipko.

    Gdor vecina a la Alpujarra), llev a una deforestacin que es, pues, reciente. Quhubiera ocurrido sin desamortizacin, si se hubiera conservado la propiedad pblicao comunal? La presin de la poblacin sobre los recursos naturales ms la presinde las exportaciones eran suficientes para llevar a la deforestacin, cualquiera que hu-biera sido el rgimen de propiedad y gestin?

    43 Vase la investigacin de G:'oIZLEZ DE MOLL'IA, .MA.'mEL, y sus colaboradores,de la Universidad de Granada, que empieza a publicarse. Vanse tambin los artculosde GO:'olZLEZ DE .MOLl:'olA y SEVILLA Gun1.'1 sobre el agrarismo populista ecolgico.

    H GUHA, RA.\1ACHA.'1DRA, y .MADHAV GADGIL: State Forestry and Social Conflict inBritish India, en Past and Present, mayo 1989.

    45 Cf. .MART:'oIEZ ALtER, 1.: La pobreza como causa de la degradacin ambiental,en Documents d'Anlisi Geogrfica, nm. 18, 1991, pp. 55-73.

  • -+:2 Juan Martnez Alier

    8. El ecologismo de los pobres

    Se podra encontrar en otros movimientos sociales de la historiauna conciencia ecolgica popular similar? En qu lenguaje social seexpresara esta conciencia ecolgica? Seguramente, deberamos en-tender como luchas ecologistas muchos de los conflictos sociales ha-bidos en la industria y en la minera para defender la salud en el tra-bajo, contra las enfermedades industriales, y tambin muchos con-flictos populares urbanos, para conseguir alquileres ms baratos, con-tra la aglomeracin, que es causa de tuberculosis, para disponer deagua, contra enfermedades diarreicas, incluso el clera, a favor de es-pacios verdes. Esto no significa que estos movimientos histricos uti-licen el lenguaje de la ecologa cientfica; utilizan lenguajes propios,populares o indgenas, posiblemente religiosos: por ejemplo, los pes-cadores artesanales de Kerala en la India se defienden contra la pes-ca industrial con argumentos ecolgicos, ellos utilizan tecnologas dul-ces, y su uso del mar es sostenible y a la vez afirman que el mar essagrado y no puede ser profanado con barcos de gasleo. La nuevahistoria ecolgica busca el contenido ecolgico de los conflictos so-ciales rurales y urbanos, tambin de los conflictos internacionales.Del mismo modo que el movimiento feminista ha conseguido hacervisible la contribucin no remunerada del trabajo domstico a la eco-noma, donde la palabra economa tiene el significado de aprovisio-namiento material del oikos: oikonomia, pues, y no crematstica, losmovimientos sociales ecologistas hacen visibles algunas de las externa-lidades ambientales causadas por la economa. Son precisamente lasmujeres quienes a menudo tienen un papel socialmente ms importan-te en el combate contra estas externalidades. Las luchas proletarias so-bre salarios eran ms bien un asunto de hombres, las luchas tpicas delecologismo de los pobres las llevan a cabo mujeres y hombres 46.

    46 Por ejemplo, las mujeres en ~aharashtra, la India, llevan el peso de la luchasocial contra el creciente uso del agua para la agricultura comercial de caa de azcarque agota los pozos de los pueblos y las obliga a andar ms, a ellas y a sus hijos ehijas pequeas, en busca de agua. (BRI"lDA RA: Las mujeres y el agua en ~aharashtra, en Ecologia Poltica, nm. 1, 1991). La especial proximidad de las mujeres a laiokonomia y, por tanto, a la ecologa en oposicin a la economa crematstica, y, portanto, su papel predominante en el ecologismo de los pobres, destacado por autorasbien conocidas como Vandana Shiva, no tiene quizs su causa en ninguna relacin

  • Temas de historia econmico-ecolgica 43

    Para los economistas la idea de que el mercado no mide las ex-ternaldades es obvia, es parte de la definicin de externaldadescomo perjuicios (o beneficios) no medidos por los precios del merca-do. El problema, para economistas convencionales o para historiado-res econmicos convencidos de las virtudes explicativas de la econo-ma neoclsica, es qu sustitutos o complementos del mercado se pue-den utilizar para dar precio a las externaldades, para aproximar,pues, los costes privados y los costes sociales (impuestos pigouvia-nos? el establecimiento de derechos de propiedad sobre el ambientey un mercado coasiano (de Coase) de externaldades?). Por contra,los crticos ecolgicos de la economa encuentran que estos intentosde los economistas convencionales no llevan a ninguna parte. La eva-luacin crematstica de externalidades futuras e inciertas, por mediode instituciones que imitan o complementan el mercado, es una qui-mera porque los no nacidos no pueden participar en ninguna tran-saccin autntica o ficticia. Los elementos de la economa son incom-mensurables, no existe una nica medida de valor 47.

    A medida que el sistema de mercado generalizado se ha extendi-do en el mundo, el uso de recursos renovables y no renovables hasido ms intenso, y tambin lo ha sido la produccin de externalida-des, es decir, de perjuicios no medidos por valores de mercado, in-cluido el perjuicio que representa el agotamiento de los recursos paralas generaciones futuras. El mercado crece y, paradjicamente, utili-za o echa a perder ms recursos y servicios ambientales que estn fue-ra del mercado y, como no estn en el mercado, no les da ningn va-lor. Este es el trance en el que nos hemos ido metiendo. Igual que el

    esencialmente cercana entre las mujeres y la naturaleza, de raz biolgica, sino, de for-ma ms prosaica, la causa es el papel social de trabajadoras sin remuneracin en laeconoma domstica, adjudicando a las mujeres en la divisin social del trabajo. Esnecesario, entonces, preguntarse sobre las razones de la falta de valoracin social, porparte de los hombres, de este trabajo domstico, que es obviamente tan importantepara la supervivencia humana como es cocinar, lavar, buscar agua y lea, tener cui-dado de los hijos pequeos y que, incluso en economas de mercado muy generalizado,como es el caso de nuestra sociedad, es un trabajo que est fuera de la economa cre-matstica. La razn de la escasa valoracin del trabajo domstico femenino reside, alparecer, en la estructura social de dominacin sobre las mujeres, la causa de la cuales el control sobre su sexualidad con el fin de asegurar una reproduccin social ade-cuada: incluso en la sociedad burguesa, los matrimonios son estadsticamente muchoms frecuentes entre socialmente iguales, y todava lo son ms en sociedades de casta.

    "i~ YfART:'\IEZ AUER, 1. y SCIILP~A.'\j:'\l, KLAUS: Op. cit, 1991.

  • -H Juan Martnez Alier

    trabajo domstico no remunerado se da gratuitamente debido a con-venciones y estructuras sociales, las condiciones de la produccin enforma de agua suficiente, fuentes de energa, atmsfera no muy car-gada, terrenos y sistemas para la evacuacin de residuos, las propor-ciona la naturaleza desde fuera del mercado. Y si la naturaleza se de-grada, se supone que es el Estado quien deber encargarse de corre-gir el impacto ambiental o de buscar nuevos recursos naturales, in-cluso haciendo guerras por el petrleo, para proporcionar aquellascondiciones: por tanto, el papel del Estado, y no slo el del mercado,hace que los conflictos sobre las condiciones ecolgicas de la produc-cin pronto se politicen 48.

    Ciertamente, como ha escrito Delage, los problemas ecolgicosno empiezan con el capitalismo, no ha habido ninguna civilizacinecolgicamente inocente. Por ejemplo, la agricultura itinerante, quea menudo se ha puesto como modelo de eficiencia energtica y deadaptacin al medio, incomprendida por los administradores colo-niales pero ejemplo del conocimiento tcnico indgena resulta menosmodlica y ejemplar si se pone en los clculos energticos como inputel valor calrico de la vegetacin quemada, como claramente sera ne-

    . h . 1 49 Hcesano acer SI pensamos que no se regenera tota mente . ay mu-chos otros casos de formas de uso de la naturaleza ecolgicamente dis-cutibles, muy anteriores al triunfo del sistema de mercado generali-zado. Ahora bien, la apropiacin humana de la naturaleza nunca hasido tan grande como ahora, y as lo sealan diversos indicadores:por ejemplo, la humanidad se apropia o echa a perder la cuarta par-te de la produccin neta anual de la biomasa en la superficie de latierra .::;0. Es un indicador interesante que quiz se podra reconstruirhistricamente.

    El impacto humano sobre la naturaleza procede no slo del cre-cimiento de la economa de mercado y del gran consumo exosomti-co de energa y materiales que hacen los ricos, sino tambin del cre-cimiento de la especie humana, sin embargo, muy irregular en diver-

    Hl O'CO'/'/OR. h~IES: Op. cit., Barcelona, 1991.-+9 R\PPORT. ROL Pigs lor the Ancestors: Ritual in the Ecology 01 a New Guinea

    People, Yale University Press (nova ed .. 1985), 1967, trad. cast., Siglo XXI, .\fadrid,1987.

    :;0 D.\LL HER..\IA'/: Elements od Environmental.\facroeconomics, en CO'/STA..\IZA,Roo Ecological Economics. The Science and Management 01 Sustanability, ColumbiaUniversity Press, New York, 1991, pp. 32-46.

  • Temas de historia econmico-ecolgica 45

    sas zonas de la Tierra. En Amrica~ Australia y Nueva Zelanda~ enHawai v otras islas del Pacfico~ el hecho ms notable de su historiademogr"'fica es el colapso que sufrieron a raz de la conquista eu-ropea~ por falta de inmunidad contra algunas enfermedades euroa-siticas. En muchos casos~ las poblaciones nativas desaparecieron onunca se han recuperado 51. La historia demogrfica del mundo hasido una historia de expansin europea~ dentro y fuera de Europa~ enlos ltimos quinientos aos. Por ejemplo~ las densidades de muchospases europeos medidas en habitantes por hectrea cultivada son delas ms altas del mundo. La tendencia slo ha cambiado claramenteen los ltimos decenios: la poblacin de los pases pobres aumentacon mayor rapidez. Pero las diferencias de consumo exosomtico yde energa y materiales por persona en el mundo son enormes y~ se-

    guramente~ son crecientes. Por tanto~ el factor demogrfico slo esuno de los factores que contribuye a la carga humana sobre los ecosis-temas.

    Adems de la demografa~ el impulso principal al uso de recursosprocede de la expansin econmica que~ a la vez~ crea externalida-des. A veces~ estas externalidades son la causa de movimientos socia-les: por ejemplo~ contra la contaminacin acstica producida hoy dapor una autopista~ o contra los humos de una fundicin en cualquiersuburbio industrial europeo o norteamericano hace cien aos. Lasprotestas hace subir los costes de las empresas o de los servicios es-tatales v de este modo tienen la funcin de internalizar en cierta me-dida la~ externaldades. Pero~ a menudo~ las externalidades slo se-rn perceptibles en un futuro incierto y lejano~ y su percepcin y va-loracin sociales no son en absoluto automticas: el ejemplo ms cla-ro es el movimiento antinuclear~ dirigido durante veinte aos slocontra sus aspectos militares. Las externaldades que tienen un m-bito global~ el agujero de la capa de ozono~ el incremento del efecto

    invernadero~ la desaparicin de especies no han sido causa de ningnmovimiento social espontneo en contra. Hay muchos otros ejemplos

    :; 1 Ver, por ejemplo, los artculos de Ecologa Poltica, nm. 3, 1991, sobre elQuinto centenario del colapso demogrfico, con las bibliografas relevantes. Si la eco-loga humana estudia el balance entre poblacin y recursos, podramos decir, cierta-mente, que el estudio histrico de la poblacin, a cargo de la historia demogrfica, haavanzado sobre un terreno ms seguro que el estudio histrico del uso humano de losrecursos, demasiado influido por los conceptos y las construcciones tericas de la eco-noma convencional.

  • -t6 Juan Marlnez Alier

    de aceptacin social pacfica. La qumica agraria ha sido aceptada so-cialmente durante dcadas, incluso se la ha visto como una de las se-ales ms claras de progreso econmico, pero, por ejemplo, las lu-chas obreras en los campos de algodn de Amrica central contra eluso de pesticidas posiblemente tengan antecedentes no estudiados enotros lugares, en la Andaluca de los aos sesenta, por ejemplo? Silos buscramos, posiblemente encontraramos indicios, incluso en lahistoria de Catalunya anterior a 1939, en un pas tan industrialistay relativamente tan proletarizado, de un movimiento agroecolgicoconsciente que quiz existiera.

    Es posible que muchas luchas campesinas hayan sido implcita-mente luchas por una agroecologa. El inmenso capital de conoci-mientos botnicos de los campesinos y los grupos tribales no ha sidomuy valorado, ahora lo es, cientficamente, en la ciencia denominadaEtnobotnica, y el avance de la gricultura moderna comporta un pro-ceso acelerado de erosin gentica, es decir, de prdida de variedadesautctonas. Esto se podra estudiar histricamente en Catalunya, aligual que se estudia actualmente en los Andes o en Africa occidentaly tambin se puede estudiar en algunos casos la resistencia indgenay campesina a adoptar las variedades proporcionadas por el sistemade agrobusiness 52,

    Ahora est empezando un movimiento de defensa de estos cono-cimientos agroecolgicos indgenas y campesinos, que a menudo lasempresas farmacuticas o agrcolas aprovechan gratuitamente unproceso cada vez ms fuerte debido a las nuevas biotecnologas. Losagricultores, cuando disponen de tierra, disponen a la vez de unafuente de energa gratuita, la energa solar, y disponen tambin delagua de la lluvia, y de la materia prima para sembrar y esto les dauna capacidad considerable de resistencia contra el sistema de mer-cado generalizado, ya que pueden retirars~ del mercado sin perder to-talmente las posibilidades de existencia 53.

    ;'2 BRUSH, STEPHE!'J: Diversity and Change in Andrea Agriculture, en L1TTLE, PE-TER D., Y HORO\\lTZ, ~ICHAEL (eds.), 1987, pp. 21-89. RICHARDS, PAUL: IndigenousAgricultural Revolution: Ecology and Food Production in West Alrica, Hutchinson,Londres, 1985.

    53 POSEY, D. A.: The Road to an Amazonian "Consumer Democracy" with a fewComments on the ~ajor Detour of Intelectual Property Rights, en ARAG!'J, LUIS E.(ed.): A Desordem Ecolgica na Amaznia, UNA..\1AZ, Belm, Par, 1991; HOBBELI~K,HE!'JK: Biotechnology and the future 01 world agriculture, Zed, Londres, 1991.

  • Temas de historia econmico-ecolgica

    9. Una conclusin

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    Los temas de historia ecolgica que he presentado aqu no com-ponen un repertorio exhaustivo. Mi lista de temas y la forma en quelos trato son~ de todos modos~ suficientes para aclarar cul es mi con-cepcin de la historia ecolgica que~ por otra parte es similar a la deRamachandra Cuha y otros autores~ incluso los ms biolgicos y re-lativamente menos sociales~ como~ por ejemplo~Alfred Crosby. Cu-les deberan ser las relaciones entre la historia ecolgica y la historiaeconmico-social? La pregunta~ para m~ que soy economista y autorde un libro de Economa Ecolgica en el que se hace la historia dealgunas crticas ecolgicas contra la ciencia econmica convencional~se parece mucho a la de cules ~eberan ser las relaciones entre laEcologa humana y la Economa ;:>4. Aparte de los sectarios fanticosque piensan que la Economa ha tratado suficientemente bien~ en sumagnfica autarqua intelectual~ las cuestiones de asignacin de re-cursos naturales~ y aparte de los que querran cobijar la Ecologa Hu-mana en las facultades de ciencias como una pequea especialidadque no hace dao a nadie y no tiene relacin alguna~ ni manifiestani escondida~ con la economa~ hay otras dos escuelas. La de la Eco-noma Ambiental y de los Recursos Naturales: cmo introducir algu-nas pequeas modificaciones en la economa habitual para medir lasexternalidades, que se consideran fenmenos ms bien secundarios~y para establecer criterios de asignacin intertemporal de recursos~ re-novables y no renovables~ que tengan en cuenta que la tasa de des-cuento no puede salir de una transaccin entre generaciones~ ya quelas generaciones futuras no han nacido todava. La Economa Am-biental y de los Recursos Naturales va a parar a una poltica econ-mica de impuestos pigouvianos~ a mercados de externalidades~ a ta-sas de descuento sociales inferiores a las del mercado~ a tcnicas deevaluacin de contingencias~ y otros loables y meritorios intentos deponer de manifiesto que no existe una verdadera contradiccin entrela economa crematstica y la ecologa humana. Por contra~ hay otraescuela ms radical~ la Economa Ecolgica~ que no es una rama deltronco comn de la Teora Econmica habitual~ sino una revisin a

    Ji NARED, 1. YI.: La economa en evolucin, Yladrid, 1987: YlART~EZ AUER, 1. vSCHLPMA..'1~ KLAUS: Op. cit., 1991. .

  • Juan lv!artinez Alier

    fondo, quiz un ataque destructivo, contra la ciencia econmica, yaque llega a la conclusin de que los elementos de la economa son in-conmensurables, destruye, pues, la teora del valor econmico y pro-pone que la ciencia econmica no sea slo una crematstica, el estu-dio de la formacin de los precios, sino tambin una oikonomia, estoes, el estudio del aprovisionamiento material y energtico de las co-munidades humanas, es decir, ecologa humana.

    Para la historia ecolgica, las opciones son parecidas. Separarsede todos, hacer una escuelita. 0, por el contrario, ser un pequeocomplemento de moda, una pincelada verde dentro de la historia eco-nmica y social habitual. 0, tercera opcin, la que yo propongo, ac-tuar subversivamente dentro de la historia econmica y social, haceruna historia ecolgica que incorpore el estudio histrico de los con-flictos sociales, una historia ecolgica que arrincone, modifique y tras-torne la historia econmica haciendo acopio de argumentos sacadosde la Economa Ecolgica ms radical. Hasta el momento, los histo-riadores ecolgicos europeos no han discutido explcitamente estastres opciones, pero nuestra ltima reunin tuvo lugar en Lovainacomo una sesin e dentro del congreso mundial de historia econ-mica. Esta vinculacin organizativa con la historia econmica indica,o debera indicar, que afortunadamente no se adopta la primera op-cin y que la duda se sita entre la segunda y la tercera: el toquede naturaleza verde, o la crtica ecolgica radical desde dentro con-tra una historia econmica que ha confiado demasiado en los con-ceptos y teoras no slo de la economa convencional, sino tambinde las interpretaciones schumpeterianas y de las interpretacionesmarxistas? *

    * Versin castellana de Elena Grau.