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TEMA 10 LA LENGUA COMO SISTEMA. LA NORMA. LAS VARIEDADES SOCIALES Y FUNCIONALES DE LA LENGUA

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Tema 10

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TEMA 10

LA LENGUA COMO SISTEMA. LA NORMA. LAS VARIEDADES SOCIALES Y FUNCIONALES DE LA LENGUA

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0.- INTRODUCCIÓNLa moderna lingüística arranca del Curso de Lingüística General de F. de Saussure,

en el que -partiendo de la metodología positivista de la época y superándolo en muchos aspectos- formuló los principios básicos de la nueva ciencia.

El primer problema con que se encontró fue la formulación del objeto de su investigación, el objeto de estudio de la ciencia en cuestión. En este sentido distinguió entre objeto natural y objeto teórico de la lingüística, sentando así las bases metodológicas de esta ciencia.

Hasta entonces los estudios gramaticales habían abarcado aspectos del lenguaje heterogéneo, a veces acotados de manera un tanto arbitraria, y se habían mostrado insuficientes para desarrollar un método científico de estudio de la lengua. Saussure parte de la acotación del objeto de estudio, distinguiendo entre materia y objeto. La materia es el lenguaje como capacidad comunicativa humana, pero en esa materia tan vasta (que puede estudiarse desde la perspectiva lingüística, psicológica, sociológica, etc.), acota el objeto de estudio: el lenguaje verbal humano, que más adelante perfila como la lengua como estructura, como sistema, prescindiendo de las múltiples realizaciones en que se manifiesta. De este modo, por un proceso de abstracción progresivo, llega a acotar el objeto sobre el que se debe centrar la lingüística como ciencia del estudio de la lengua.. La lingüística estudiará, por tanto, lo sistemático existente en la lengua, dejando fuera de su interés todo lo referente a la realización de esa lengua.

1.- LA LENGUA COMO SISTEMA

Lengua y hablaDesde un punto de vista general y no científico entendemos la lengua como un

instrumento de comunicación, un sistema de signos vocales específicos de los miembros de una misma comunidad de hablantes.

La variedad misma de sus acepciones que nos muestra la experiencia común es fuente de ambigüedades al intentar definir el término lengua. Por una parte, existe una infinidad de lenguas diversas cuya tipología puede ser estudiada y, por otra, se comprueba que en el seno de una comunidad lingüística determinada todos los miembros de ella producen enunciados que, a pesar de las variaciones individuales, les permiten comunicarse y comprenderse. Estos enunciados se basan en un mismo sistema de reglas y de relaciones, susceptible de ser descrito. A este sistema abstracto, subyacente a todo acto de habla, F. de Saussure (Curso de lingüística general) le ha dado el nombre de lengua.

Para F. de Saussure, para la Escuela de Praga y el Estructuralismo americano la lengua se considera como un sistema de relaciones o, más exactamente, como un conjunto de sistemas vinculados entre sí, cuyos elementos (sonidos, palabras, etc.) no tienen ningún valor independientemente de las relaciones de equivalencia y de oposición que los vinculan. Toda lengua presenta este sistema gramatical implícito, común al conjunto de los hablantes de ella. Saussure distingue en el lenguaje, facultad común a todos los humanos, dos aspectos: el de la lengua y el del habla. Reserva el término de lengua para designar a este sistema, mientras que las variaciones y realizaciones individuales constituyen para él el habla. Uno de los principios esenciales de F. de Saussure, fundamental para la lingüística moderna, es la definición de la lengua como sistema de signos solidarios. El signo se define como tal dentro de un conjunto de otros signos; su valor reside en las oposiciones que contrae con ellos.

La oposición lengua / habla es la fundamental para el profesor ginebrino, que al mismo tiempo distingue del lenguaje. Así lenguaje se configura como la capacidad que tenemos los humanos de comunicarnos por medio de un sistema de signos como consecuencia de nuestra facultad de simbolizar la realidad, y presenta dos componentes: la

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lengua y el habla.

LENGUA HABLA

. La lengua es un producto social de la facultad del lenguaje

. El habla, un acto individual de voluntad y de inteligencia.

. La lengua es un sistema supraindividual que determina el proceso de la comunicación humana

. El habla es la realización concreta de la lengua, en un lugar y en un momento determinados, por cada uno de los miembros de la comunidad lingüística

. La lengua es la parte del lenguaje que existe en la conciencia de todos los miembros de la comunidad lingüística, la suma de las impresiones depositadas por la práctica social de innumerables actos de habla concretos

Humbolt había distinguido también estos dos aspectos del lenguaje, pero para él la esencia de éste se halla, sobre todo, en su despliegue como actividad creadora. Para Saussure, en cambio, es la lengua el objeto de su atención preferente.

No todos los lingüistas han visto tan clara la dicotomía lengua/habla como Saussure. Entre los que han estudiado la dualidad saussuriana y han tratado de perfeccionarla está Karl Bühler, el cual establece cuatro elementos:

1. Sprechhandlung o actividad individual, que podemos llamar acción verbal.2. Sprachwerk o resultado de dicha actividad individual, que podemos llamar

producto verbal.3. Sprechakt o actividad del sujeto que habla en relación con el sistema, que

podemos denominar acto verbal.4. Sprachgebilde o sistema lingüístico de carácter abstracto.

De estos cuatro elementos, el primero y el cuarto vienen a coincidir con la parole y langue saussurianas, respectivamente. El primero y el tercero se oponen, por su carácter subjetivo, al segundo y cuarto, que tienen un carácter objetivo.

H. Delacroix, filósofo y psicólogo del lenguaje francés, establece también cuatro aspectos del lenguaje: 1) el lenguaje como función humana; 2) la lengua como convención; 3) el habla o formulación verbal; 4) el habla como mecanismo psicofisiológico. Explicando su concepto de lengua, nos dice que es un conjunto de convenciones lingüísticas que corresponde a un nivel del espíritu, a un momento del desarrollo del espíritu y de la civilización.

A. Martinet (Elementos de lingüística general, Gredos, Madrid, 1991) introduce los términos código y mensaje para esclarecer la distinción saussuriana entre lengua y habla: “La lengua no manifiesta su existencia más que por el discurso o, si se prefiere, por actos de habla. Pero el discurso, los actos de habla, no son la lengua. La oposición, que es tradicional, entre lengua y habla puede expresarse también en términos de código y mensaje. El código es

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la organización que permite la redacción del mensaje y con el que se confronta cada elemento de un mensaje para obtener sentido”.

Igualmente no puede olvidarse la dualidad que establece la gramática generativa transformacional (Chomsky) formada por la competence Acompetencia@ y la performance Aactuación@, relacionada hasta cierto punto con la dicotomía saussuriana (por competence se entiende la aptitud del hablante para hacer uso de una lengua y por performance, el uso concreto que hace de ella).

Esquema, norma, uso y actoHjelmslev, creador de la Glosemática, distingue entre el esquema, la norma, el uso y

el acto (habla).El esquema es la lengua como forma pura, definida independientemente de su

realización social y de su manifestación material. Esta realidad puramente formal se halla constituida por el conjunto de relaciones abstractas que se establecen entre sus elementos.

La norma es la lengua como forma material, definida por una realización social dada, pero todavía independiente del detalle de la manifestación. Es el conjunto de rasgos distintivos que permiten oponer unos elementos a otros.

El uso es la lengua como simple conjunto de hábitos adoptados en una sociedad determinada y definidos por las manifestaciones observadas.

La norma presupone el uso, pero no viceversa. El uso precede lógica y prácticamente a la norma, que nace de él. El esquema presupone la norma y el uso.

El acto (habla) se distingue de la lengua por tres cualidades: a) ser una ejecución, no una institución; b) ser individual, no social, y c) ser libre, no fijado.

La norma, entre la lengua y el hablaEugenio Coseriu, en un trabajo titulado “Sistema, norma y habla”, tras analizar las

diversas interpretaciones de la dicotomía saussuriana lengua/habla, llega a la conclusión de que ésta es, por un lado, excesivamente rígida y, por otro, insuficiente para explicar la realidad del lenguaje; por ello, utilizando términos ya empleados por Saussure y Hjelmslev, propone la tricotomía sistema, norma y habla, que expondremos a continuación en orden inverso.

El habla se halla integrada por el conjunto de actos lingüísticos concretamente realizados y registrados en el momento mismo de su producción. La norma supone un primer grado de abstracción, que contiene sólo lo que en el hablar concreto es repetición de modelos anteriores, por lo que eliminamos de ella lo que en el habla es totalmente inédito, variante individual, ocasional o momentánea, conservando únicamente los aspectos comunes que se comprueban en los actos lingüísticos.

El sistema supone un segundo grado de abstracción, que contiene sólo lo que en la norma es forma independiente, oposición funcional, por lo que eliminamos de él lo que en la norma es simple costumbre, pero sin valor funcional, conservando únicamente lo que es funcionalmente pertinente.

Desde el campo de la sociolingüística se entiende por norma el modelo que define el uso correcto de la lengua y que viene establecida en las sociedades por personas o instituciones que velan por la lengua, como las academias de la lengua, los escritores, los lingüistas, los profesores, etc. Se trata, por tanto, de “modelo de bien hablar”. Naturalmente que este modelo se basa en el sistema y en los usos más repetidos (Coseriu), pero incluye también el factor “prestigio” del grupo humano o zona geográfica que define tal norma. El proceso de definición de la norma se llama Anormativización@, que puede ser formal cuando todos los elementos de la norma quedan definidos explícitamente o (más

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frecuentemente) informal, que sigue modelos aceptados por la sociedad, como escritores, intelectuales, etc. en este caso hablamos de Aestándar@, que es el modelo de lengua generalmente aceptado en una sociedad.

La conexión entre las dos acepciones es clara: la norma académica o prescriptiva (norma social) se basa generalmente en la aceptación como correcto de un uso que se ha generalizado y se ha hecho común en norma lingüística entre los hablantes. Los niveles de uso de la lengua se determinan a partir de la norma académica según su grado de adecuación o distanciamiento de la misma.

2.- VARIEDADES DIASTRÁTICAS O SOCIALES

El carácter social de la lengua se fundamenta en el hecho de pertenecer a todos los individuos de una comunidad y no a uno o unos pocos, es decir, todos los individuos de una comunidad lingüística comparten la lengua como bien común y se identifican, a través de ella, como miembros de una colectividad diferenciada de las demás. Sin embargo ese mismo carácter social provoca diferencias derivadas de la propia condición de los hablantes, los cuales proyectan en el habla, de forma involuntaria, su grado de instrucción y cultura o las peculiaridades de su grupo social.

La lengua, decimos, es una abstracción que se nos presenta fragmentada geográfica y socialmente. La estratificación social de los hablantes implica a menudo una correlativa estratificación del uso lingüístico, variación que se encuentra en toda sociedad por primitiva que sea, esta variedad que pertenece a un grupo social determinado es a lo que llamarnos sociolecto. Esta variedad suele estar en función de ciertos factores extralingüísticos, fundamentalmente de carácter social: la diversidad de roles desempeñados en la sociedad conlleva una diversidad del habla.

Los factores sociales que inciden en la variación lingüística son varios, pero los antropólogos y dialectólogos señalan estos como principales, que resumimos con H. López Morales:

La edad. Las diferencias generacionales han sido puestas de manifiesto como uno de los

factores de diversificación lingüística. En las sociedades tribales pequeñas se aprecian distinciones importantes entre el habla de niños y adolescentes no iniciados y la de los adultos. En sociedades modernas, sobre todo urbanas, tales diferencias también existen y a veces más acentuadas, pero se deben a otros factores de cohesión grupal, afán de diferenciación, muestras de rebeldía, etc. Es raro el caso en que las diferencias de edad no marquen alguna diferencia lingüística. El estudio de estas variaciones suele indicar la edad de los fenómenos lingüísticos, ya que cada generación exhibe la norma adquirida en su adolescencia y primera juventud.

El sexoEs un hecho que ha llamado la atención de los estudiosos desde siempre y que se da

sobre todo en sociedades reducidas, aunque también se han detectado en las sociedades de Occidente; las mujeres tienen un habla distinta a la de los hombres. Es evidente que las diferencias no pueden atribuirse al sexo -como si hubiera alguna predisposición condicionada por este factor- sino que hay que buscarla en otras causas. Las razones que han aducido son fundamentalmente dos:

-Jespersen habla del tabú como factor determinante. Ciertas palabras son tabú para las mujeres y no para los hombres, por lo que éstas deben utilizar otras en su lugar.

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-Más convincente parece el factor educacional. Las diferencias léxicas entre hombres y mujeres se deben a los distintos patrones educativos para hombres y mujeres operantes aun en nuestras sociedades.

Raza y etniaEn comunidades multirraciales -pensemos en USA- las diferencias raciales suelen

comportar distinto registro idiomático, que evidentemente no se debe a factores genéticos (la lengua no está relacionada con la genética al consistir en un aprendizaje), sino a otros factores. La variedad es la que cada uno adquiere en su entorno. Ciertamente los negros de USA hablan "inglés negro", una variedad muy característica, pero lo hablan igualmente los blancos criados y educados en los mismos ambientes. La raza no es factor determinante de la variedad lingüística, como puede probarse por el español del Caribe en el que no se aprecian diferencias entre blancos y negros al no haberlas en el plano social. Las causas hay que buscarlas en factores socioculturales, ambientales, en una inmigración reciente, condiciones de substratum.

Factores socioculturalesA medida que las sociedades se desarrollan técnicamente y que aumenta la

especialización de roles, éstas comienzan a estratificarse según criterios culturales y económicos: estratos o niveles socioculturales presentes en todas las comunidades desarrolladas industrialmente son el resultado de este proceso. Los sujetos que por su origen, situación económica, educación etc, pertenecen a un estrato determinado pueden mantenerse dentro de él interactuando con los miembros de ese nivel. Hay casos en los que no se establecen relaciones entre los distintos grupos sociales, por ejemplo, el caso extremo de las castas de la India. Fuera de éste y otros casos extremos, los sujetos de estratos sociales distintos suelen interactuar entre sí en una diversidad de grados que va desde la máxima fluidez vertical hasta aquellas en las que las interacciones son, sobre todo, horizontales. Las diferencias lingüísticas que se observan entre sociolectos de una misma comunidad están en proporción directa con el grado de distanciamiento social existente entre sus miembros. No existen sociedades complejas en las que le factor sociocultural no incida en la lengua.

La Ciudad La ciudad representa el caso extremo de comunidad sociocultural. Las ciudades son

consecuencia de asentamientos de grupos humanos de diverso origen geográfico y social atraídos por un proceso de industrialización. El reparto de roles es evidente en la sociedad y como consecuencia, la diversidad lingüística; sin embargo, la ciudad propicia la existencia de factores de nivelación cultural y por ello, lingüística, al propiciar la mayor interacción de los grupos sociales. En la ciudad se dan una serie de factores niveladores del habla entre los que habría que incluir, en primer lugar, a la escuela, donde se utiliza una norma estándar culta; los medios de comunicación e incluso los lugares de diversión, los transportes, comercio, etc. En definitiva, medios que propician una mayor interacción y facilitan el uso de un estándar nivelador.

Se originan así unos niveles en la sociedad que se denominan estratos, es decir, capas o clases sociales reconocibles en el habla, y unas diferencias que llamamos variedades diastráticas, que son fundamentalmente tres:

1.-Lengua vulgar: es el uso del idioma de las personas incultas. Se caracteriza por el uso de vulgarismos, esto es, variantes incorrectas y vulgares del lenguaje, que se producen en todos los niveles de la lengua. Los principales son:

Fonéticos: - indecisión vocálica (sigún, acordión, ceviles, tualla, etc.),

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- simplificación consonántica (dotor, istancia, solenidad, etc), - relajación consonántica (ná, toavía, esperdiciar, etc.), - formación de diptongos cuando dos vocales van hiato (rial,

baul,acordión), - desarrollo de “g” ante “u”, “hu” (güevo, güeso), relajación de la -d-, -g-,-r-

intervocálicas (mia éste) El tratamiento de la -d- puede constituir uno de esos datos fronterizos que sirvan para determinar el nivel de los hablantes. en los participios en -ado es frecuente que se elimine o que se pronuncie de forma muy atenuada, incluso en los niveles cultos. Lo característico del nivel vulgar es la supresión en cualquier caso, como deo (dedo) y en los participios de la 20 y 30 conjugación. el prefijo des pasa a ser es (esgraciao).

- amalgama de palabras (enca lagüela=en casa de la abuela),- apócope de la vocal en los pronombres personales me, te, se, le y el

relativo que (ma dicho, qua dicho).

Morfosintácticos: - formaciones analógicas (haiga, hicistes, friegar, etc.), - leísmo, laísmo y loísmo, - concordancias incorrectas (lo perro, la vinagre, veintiún personas, etc),- uso del artículo con nombres de persona (la Carmen, el Antonio, etc.).- uso impropio de las partículas (dempués, contra más se estudia, pienso de que, etc.),- alteración en del orden de los pronombres personales me, te se (me se hace tarde),- arcaísmos en los pretéritos indefinidos (truje, vide) y en el presente de indicativo (semos)- cambio de vocal en el indefinido (21 pers. pl.): lleguemos, juguemos,- colocación de “s” en la 2ª pers. s. del indefinido (vistes)- uso del adverbio “aquí” como sustituto de una persona presente (aquí dice)- dequeísmo (pienso de que) y queísmo (estoy seguro que)

Léxicos: - solecismos (explosionar por explotar, ves- veste por ve-vete, etc.), - léxico argótico (limpiar=robar, chivato, pasma, madero, etc), de origen gitano (pinreles, gachó, parné, etc.).

2.- Lengua coloquial: W. Beinhauer en su libro ya clásico, El español coloquial, precisa el significado de esta expresión con estas palabras: "entendemos por lenguaje coloquial el habla tal como brota natural y espontánea en la conversación diaria, a diferencia de las manifestaciones lingüísticas conscientemente formuladas, y por tanto más cerebrales, de oradores, conferenciantes, etc., o las artísticamente engalanadas de escritores, periodistas, etc.. Al tratar de lenguaje coloquial nos referimos únicamente a la lengua viva conversacional". La expresión coloquial responde más que a un nivel de uso de la lengua, a una situación de comunicación en la que dos personas intercambian información, a un nivel de habla, en expresión de M. Seco.

Distingue este autor entre lengua coloquial y lengua popular sobre la base de la dicotomía lengua/habla. La lengua popular es un nivel del sistema, propio de determinadas capas sociales; se trata por tanto de un sociolecto y está condicionado por las características socioculturales del hablante; la lengua coloquial, por el contrario, es un registro elegido por el usuario en función de la situación en que se produce la comunicación. El hablante -dice

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Seco- utiliza una sola variedad de la lengua común, determinada por el lugar geográfico y sociocultural en el que se ha formado, y por otra parte, dispone de un abanico de variantes, de donde elige la que considera apropiada en cada situación. Estos dos aspectos se corresponden con lo que se denomina "dialecto" (o nivel de lengua) y registro (o nivel de habla). Hay que decir que sólo cambia de registro el que posee un nivel de lengua lo suficientemente rico como para dominar varios niveles de habla. Muchas de las características que el mismo Seco atribuye al nivel coloquial son las que tradicionalmente se han dado para caracterizar al habla popular, por lo que no está tan clara su diferencia, nosotros trataremos de fijar sus características aquí:

Emilio Lorenzo identifica lenguaje coloquial con lengua de coloquio, de la conversación. Señala dos condiciones:

1) Presencia física de varias personas con cuya atención, iniciativa o reacción oral o no oral cuenta el hablante.

2) Un marco espacial y temporal que sirve de referencia a toda la comunicación

Sobre estas condiciones señala como características más destacadas las siguientes: a) Carácter deíctico.- La lengua coloquial hace continuas apelaciones a la

circunstancia en que se produce el acto de comunicación.b) Egocentrismo.- La subjetividad del hablante está siempre presente en el coloquio,

lo que implica frecuentemente una ordenación de los elementos de la oración que responde más al punto de vista del hablante que a cualquier orden lógico. Estructuralmente se refleja en la organización de la oración en torno al eje tema-rema con preferencia al eje sujeto- predicado. Aquello que al hablante le parece más importante se tematiza y encabeza la oración, al margen de cualquier esquema sintáctico. De ahí la dificultad, a veces, de analizar expresiones coloquiales como: "Un chulo, eso es lo que eres tú". El egocentrismo del yo hablante requiere a su vez un oyente-receptor del coloquio al que continuamente se está apelando, se apela a su atención según fórmulas de aceptabilidad social: "no le digo más", "usted me dirá", etc. De ahí la abundancia de interrogativas retóricas: "¿Qué le vamos a hacer?"

c) La experiencia en común.- El lenguaje coloquial requiere una experiencia común por parte de los interlocutores, que va a permitir que el receptor sea capaz de interpretar las referencias a vivencias u objetos de otro plano temporal por medio los elementos anafóricos, fundamentalmente los se dan como consabidos. Como consecuencia de estas omisiones la lengua coloquial se presenta con frases truncadas como: "si yo te contara..."

d) Elipsis, o eliminación de elementos no estrictamente necesarios para la comprensión del mensaje, aunque sí sean necesarios desde un punto de vista estructural.

e) Uso abundante de refranes, proverbios y fórmulas fijas, lo que se viene llamando "lenguaje repetido", expresiones de un significado muy genérico e impreciso que se acomodan fácilmente al discurso informal y que como señala Lázaro, participan de las características del "lenguaje literal", destinado a repetir siempre de la misma forma junto a una clara pobreza de caudal léxico, como consecuencia de lo cual surge la inflación semántica y funciona] de un reducido número de palabras de alta frecuencia.

3.- Lengua culta: es el uso del idioma, tanto en el léxico como en la construcción gramatical, de las personas instruidas o dotadas de cultura. Hay lingüistas que, tal vez de modo exagerado, la identifican con la lengua cercana a la literaria y poética. El nivel culto representa la norma que la comunidad hablante acepta como ideal de habla, que no se considera ligada a ninguna circunscripción geográfica. Representa el habla de las personas cultas en situaciones no coloquiales, es decir, en situaciones más formales en que se hace precisa la selección de un habla cuidada. Fonéticamente, y referido al español, se puede decir

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que viene representada, al menos en España, por la lengua descrita por Navarro Tomás en Fonética, que no sólo elimina cualquier vestigio de vulgarismo, sino que exige una pronunciación cuidada. Hay que hacer notar que desde esta perspectiva quedan fuera de esta norma todos los rasgos dialectales del sur y del español de América, entre ellos el seseo, sentido como aceptable por muchos hablantes. Rechaza cualquier tipo de relajación aunque se recomienda huir de la afectación. La norma culta no prescribe la pronunciación plena de la /d/ intervocálica del participio, ni tolera la supresión. Recomienda la pronunciación de una /d/ atenuada. La enfatización la realiza por medios fonológicos más que léxicos, manejando adecuadamente el acento y la entonación, y rechazando las frases interjectivas.

En lo referente a la morfosintaxis, se utilizan oraciones construidas rigurosamente, eliminando las oraciones truncadas y las frases simplemente alusivas; la consecutio temporum es la adecuada y se ordena la oración atendiendo más al orden lógico que al psicológico. En nivel culto se nota muy especialmente en la utilización adecuada y precisa de las conjunciones y demás enlaces oracionales, en los que se procura matizar el encadenamiento lógico de las oraciones y períodos, sin anacoluto ni elipsis.

En el aspecto léxico, se caracteriza por una mayor riqueza y variedad, rehuyendo de la utilización de verba ómnibus; oponiendo la expresión adecuada, la palabra precisa a las palabras de sentido tan general que prácticamente están vacías de él, hiperónimos demasiado generales. Este registro se caracteriza con frecuencia por el empleo de términos abstractos correspondientes a generalizaciones, que en otro nivel se expresan mediante ejemplificación; el ejemplo vale para ilustrar el caso, la conclusión se expresa mediante el término abstracto.

Se trata en definitiva de un lenguaje cuidado, rico que sirve de modelo a las capas sociales de menor cultura y viene representado por la expresión literaria o por el periodismo cuidado. En resumen, éstas son sus características:

Corrección. La corrección es la base de la lengua culta en todos los niveles: en el fonético, con la pronunciación correcta que evita todo vulgarismo o forma local; en el gramatical, con el uso correcto de las formas y las palabras, sobre todo conjunciones y preposiciones; en el léxico y semántico, con la precisión de los significados y el rechazo de vulgarismos y barbarismos.

Riqueza léxica. A la lengua culta no sólo le caracteriza la corrección, sino también un más amplio registro de vocabulario, en especial el que se relaciona con las ciencias y la cultura.

Capacidad de abstracción. La lengua culta se diferencia de la popular y la vulgar en que es capaz de expresar con mayor profundidad y precisión los conceptos abstractos.

Capacidad cultural e intelectual. Relacionado con la abstracción, el uso culto de la lengua es el único apropiado para desarrollar disertaciones interculturales y culturales.

Tradición literaria. La lengua culta recoge el peso de la tradición literaria y puede compartir con ella su belleza formal.

En el ámbito de la lengua culta y a causa de la diversidad de grupos sociales que la utilizan -científicos, profesionales, artísticos, etc.- existen registros idiomáticos diferenciados que identifican a dichos grupos del resto de la comunidad lingüística. Constituyen las

3.- VARIEDADES FUNCIONALES DE LA LENGUA Son los llamados lenguajes específicos, entre los que hay que enumerar el científico,

el técnico, el jurídico, el administrativo, el ensayístico o humanístico, el periodístico y el literario:

Lenguaje de la ciencia y la técnica

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Las principales características son:

- Univocidad.- Frente al lenguaje común, frecuentemente ambiguo y connotativo, el lenguaje técnico y científico es unívoco: cada uno de sus términos y proposiciones se refiere a un hecho de la realidad y sólo a uno.

- Universalidad.- Este lenguaje tiende a ser universal en la medida en que lo son las cosas a las que se refiere. No hay verdad científica o técnica propia de cada país, ya que la realidad a la que se alude con este lenguaje es la misma, sea cual sea la lengua que se utilice.

- Verificabilidad, que significa probar que algo es verdad y, en último término, la verificación se basa en nuestra experiencia de la realidad. Este lenguaje es fácilmente verificable, y ello porque para la ciencia y la técnica las palabras son los “sustitutos” de las cosas; hay una adecuación entre las palabras y el objeto designado.

-Junto a la lengua común, se caracterizan por el uso de un lenguaje formalizado propio de cada ciencia. Este lenguaje se codifica mediante símbolos específicos: matemáticas, física, etc., constituyendo un código restringido. La explicación y el acceso a tal código, sin embargo, se realizan mediante la lengua común, que se convierte en metalenguaje, lengua para explicar el lenguaje.

-Es convencional y monosémico.- La necesidad de claridad y precisión hace que cree su propio lenguaje y que a cada término de le dé un solo significado.

-Necesita incorporar abundantes tecnicismos, neologismos y frecuentemente extranjerismos.

-Desde el punto de vista morfosintáctico se caracteriza fundamentalmente por:

Objetividad: En lo sintáctico importa el contenido de lo que se enuncia, por lo que el sujeto tiende a desaparecer o a mantenerse en un segundo plano, además abundan las oraciones impersonales y las pasivas reflejas sin agente expreso; en cuanto a lo morfológico, predomina el presente de indicativo propio de la actitud objetiva y el tiempo presente con valor de presente gnómico o atemporal. .

Generalización.- La ciencia se basa en la generalización que se obtiene por el método hipotético-deductivo. Ello conlleva la abundancia de nombres abstractos, el empleo del artículo generalizador, el uso de tecnicismos y en general, el empleo de la palabra con su valor denotativo.

- Desde el punto de vista semántico el lenguaje técnico y científico debe evitar la vaguedad y opacidad de sus términos, así como desde el punto de vista gramatical, la ambigüedad sintáctica. Así, para evitar la imprecisión cuenta con tres recursos fundamentales:

La definición, mediante la cual se consigue un acuerdo semántico y se evita la posible vaguedad u opacidad de los términos.

La sistematización u ordenación estricta de los elementos lingüísticos impidiendo cualquier tipo de libertad expresiva.

La formalización o reducción a símbolos de los términos y y reglas que los combinan.

El lenguaje jurídico-administrativoDebe ser preciso y claro al igual que el lenguaje científico; pero la materia sobre la

que se basa el lenguaje jurídico no es formalizable ni fácilmente aprehensible, ya que su objetivo es regular la conducta humana. Aquí el lenguaje no puede ser unívoco y mucho menos formalizado.

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Las características del lenguaje jurídico son las siguientes:

- Desde el punto de vista léxico, la necesidad de determinar a su objeto y a la vez la imposibilidad de hacerlo mediante un lenguaje formalizado y unívoco obliga a la mención explícita de todos los supuestos y referencias necesarios. Ello implica el empleo abundante de sinónimos que expresen los matices necesarios, así como la abundancia de vocabulario. Suele tener un léxico rico y abundante.

- Definición del objeto.- Lo que requiere el uso de numerosas palabras y el establecimiento de sutiles distinciones.

- El carácter ritual y representación cuasi ceremonial del acto jurídico hace que este lenguaje tenga ciertas características del lenguaje ceremonial-religioso: lenguaje repetido, fórmulas estereotipadas, léxico propio y frecuentemente arcaizante, abundancia de latinismos y giros sintácticos anticuados.

- Presenta una estructura rígida que se apoya en formularios ya estereotipados que se emplean siempre y que aseguran su utilización.

- Es normativo, imperativo y prescriptivo.-Abundancia de arcaísmos sintácticos y morfológicos: uso de la tercera persona en

instancias, abuso del gerundio, frases largas y farragosas, junto con los tecnicismos propios de cada materia, abundancia de fórmulas fraseológicas, fórmulas jurídicas, abundancia de latinismos, frecuencia de aforismos y complicada lista de tratamientos.

- El estilo se presenta poco evolucionado, arcaico y se presenta poco comprensible para los no iniciados, provoca oscuridad y no pocas veces ambigüedad.

Las características fundamentales del lenguaje administrativo son:

- Frecuencia de tratamientos, como: Excelentísimo (Excmo.), Ilustrísimo (Ilmo.), etc.- Giros negativos que conforman un “estilo prohibitivo”: no se ajusta; no justificación; no universitario, etc., junto a verbos de significación negativa: denegar, excluir, prohibir, desestimar, rehusar, anular, etc.- Personificación de elementos e instancias administrativos: Decreto que regula, Orden Ministerial que impone, Fondo de Compensaciones que abonará, etc.- Empleo de fórmulas estereotipadas al comienzo, en el interior o al final del texto: En virtud de las atribuciones que me confiere..., en consecuencia, y al amparo de lo establecido en artículo X..., etc.- Empleo de tecnicismos administrativos, procedentes del campo jurídico, político y económico, y por el uso frecuente de eufemismos: reconstrucción del sistema de precios, modificación de tarifas, comarcas deprimidas, etc.

Lenguaje de las disciplinas humanísticas¿Qué entendemos por tales? Pues abarcan los más variados campos del quehacer

intelectual humano. En una primera aproximación se definen por oposición a las ciencias físico-naturales y serán todas las disciplinas y ciencias que de un modo u otro tienen al hombre como objeto de estudio. Así, a pesar del inmenso y heterogéneo campo en el que nos movemos, podemos decir que, frente a las ciencias naturales, predomina en las humanísticas el aspecto teórico sobre el práctico.

Características:

- Sustantivos abstractos, ya que éste sólo tiene existencia mental, frente a los

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concretos que designan objetos reales. Las ciencias físico-naturales se ocupan de describir los seres de la naturaleza por lo que han de emplear muchos nombres concretos; frente a ellas, las disciplinas humanísticas describen y estudian los comportamientos humanos, sus costumbres, ideas, valores, etc., y lo que les impone un alto grado de abstracción.

- Lenguaje tradicional: El lenguaje humanístico presenta como una de sus características la de su permanencia a lo largo del tiempo, sin la aceleración renovadora que se advierte en el científico. Muchos de los términos que utilizamos hoy provienen del mundo grecorromano, unos con el mismo sentido, otros con alguna adaptación semántica. Se puede decir que sus tecnicismos son más estables y duraderos que los científicos, pero menos rigurosos. Algunos rasgos de sus tecnicismos son:

Con frecuencia el mismo término es utilizado con significado distinto en las diversas disciplinas.

Al mismo concepto se le designa con nombres distintos dependiendo de la escuela, tendencia o a veces del autor.

Duplicidades, al pervivir el término tradicional con el neologismo. Presencia del emisor y del receptor frente a la impersonalidad del método científico,

aquí está presente la subjetividad del autor, que emite opiniones, juicios, saca conclusiones a veces personales, rebate opiniones ajenas, etc. y frecuentemente apela al lector.

Como formas más características están la exposición, la argumentación y el ensayo, todas las cuales se estudian específicamente en otro tema.

Lenguaje periodístico Características:

Debido al carácter informativo y objetivo del género, el lenguaje no posee abundancia de recursos y artificios retóricos, sino ausencia.

- El léxico ha de ser apropiado y preciso, ajustado al tema y sin rebuscamiento. Los adjetivos, descriptivos y no valorativos.

- Los verbos, en pretérito indefinido o en presente de indicativo. - La sintaxis, no demasiado compleja, sin excesos de subordinación, sin anacolutos ni

demasiadas interrupciones explicativas.- El rasgo más llamativo quizá sea el estilo nominal: uso del sustantivo en la función que

normalmente le corresponde al verbo. el estilo nominal no sólo aparece en los titulares -en los resulta recomendable por la concisión y brevedad-, sino también en el desarrollo del texto:

Ejemplos de titulares:Detención de una banda de delincuentesTrágica jornada estival

Ejemplos en el interior del texto:Negaron cualquier vinculación del anuncio de dimisión de L. X. con el movimiento a favor de su subordinado de parte de la Ejecutiva del partido.

La nominalización se consigue también mediante el frecuente uso de giros prepositivos, cuyo núcleo es un nombre: a favor de, en protesta por, en línea con, a la hora de, etc.-

- Empleo de adjetivos terminados en -al, -ista, -ario: coyuntural, puntual, inflacionista, mayoritario, prioritario.

- Uso frecuente de la aposición: el señor Martínez, conocido investigador- Uso de proposiciones de relativo y de gerundios, a veces incorrectos.

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Lenguaje literarioFrente al lenguaje técnico y científico, que es fundamentalmente denotativo, monsémico

y sin ambigüedad, el lenguaje literario se caracteriza por la connotación, la polisemia y la ambigüedad, pues el escritor tiene una voluntad de llamar la atención sobre el lenguaje, percibiéndose siempre en él una voluntad de estilo. Así el escrito, al crear una obra literaria, moldea el lenguaje e inventa (si es preciso) nuevas formas de expresión para poder interpretar las múltiples sensaciones, emociones y sentimientos surgidos en contacto con una realidad cambiante. Partiendo de esa realidad y transmutándola por la fantasía, el escritor crea un mundo de ficción dotándolo de una existencia autónoma en la esfera del arte. A ello contribuyen los recursos expresivos (fónicos, morfosintácticos y semánticos) y las llamadas figuras retóricas. No obstante conviene no perder de vista que también en la lengua estándar o común podemos observar ciertos recursos expresivos (hipérboles, paradojas, metonimias, metáforas, interrogaciones retóricas, etc.) que el hablante utiliza de una manera inconsciente y automática.

Este hecho plantea un problema teórico importante: el de la diferencia entre la lengua literaria y la lengua común o estándar. Dicho problema fue abordado ya por los formalistas rusos y por los representantes del Círculo de Praga, así como por los de la lingüística idealista, estructural, generativa, etc.

A lo largo de la historia se han sucedido las interpretaciones sobre la naturaleza del lenguaje literario; en la actualidad podemos reducir a tres las opiniones dominantes:

1.- El lenguaje literario es un desvío del lenguaje común. Esta concepción está representada por la RAE, que considera el lenguaje literario como una variedad del lenguaje común, del que se diferencia por el uso de las figuras retóricas. Asimismo esta opinión es sustentada por buena parte de las teorías sobre el lenguaje poético más o menos contemporáneas: la estilística de Leo Spitzer, A. Alonso, D. Alonso, H. Hatzfeld, C. Bousoño, etc., la mayoría de las poéticas estructuralistas y lo más difundido de la estilística generativa.

En relación con esta concepción de desvío se encuentra el concepto de desautomatización, que tiene su origen en el formalismo ruso y en sus continuaciones en la escuela de Praga. Para los formalistas rusos, el lenguaje cotidiano se encuentra automatizado, en el sentido de que las palabras son sólo instrumentos para lo que queremos decir; no nos interesan las palabras, sino los objetos nombrados; la relación signo-realidad se hace habitual, automática. Por el contrario, el lenguaje literario tiende a la desautomatización, la palabra es sentida como palabra y no como simple sustituto del objeto nombrado. Dentro de esta línea de pensamiento surgió la propuesta de R. Jakobson, que, entre las funciones del lenguaje, señaló la función poética, como aquella centrada en el mensaje como tal.

2.- El lenguaje literario es independiente del lenguaje común. Esta opinión es sustentada por F. Lázaro Carreter, para quien el problema de qué sea la lengua literaria sólo es concebible en el marco de la historia; esto es, repartido en una casuística de autores, obras, escuelas o épocas. El lenguaje literario es, según Lázaro, el léxico y gramática de un solo hablante (el escritor), que echa mano del Aestándar@ cuando le conviene, que pone en tensión sus posibilidades para extrañar, que lo tiñe de connotaciones subjetivas y que lo contraría, si ésa es su voluntad de artista.

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3.- El lenguaje literario no es independiente, pero sí autónomo, en relación con el lenguaje usual. Esta posición es defendida por los cultivadores de la gramática textual. Según esta teoría, el lenguaje de la literatura (L1) es distinto del lenguaje estándar (Ln), pero específico dentro de un lenguaje (L) que incluye a ambos:

{ L = Ln, L1} Desde el punto de vista de la descripción de estos lenguajes habrá una gramática textual que formula, por un lado, las reglas comunes al lenguaje usual y al artístico, y por otro, las reglas propias del lenguaje literario. La Poética no sería Acomplementaria@ de la lingüística, ni tampoco Aindependiente@, sino autónoma.

A partir de estas reflexiones y teniendo en cuenta los estudios realizados posteriormente en el campo de la Semiótica y de la Pragmática, parece razonable concluir que es imposible ofrecer una definición precisa y omnicomprensiva de lenguaje literario, sin embargo se pueden señalar ciertos rasgos que pueden considerarse como caracterizadores de los textos literarios:

La recurrencia, evidente en las reiteraciones fónicas, en las simetrías y paralelismos, en figuras como la anáfora, reduplicación, etc.

La perdurabilidad del mensaje poético, destinado a su reproducción literal, como ya señaló Jakobson en Lingüística y Poética.

La connotación, peculiaridad del lenguaje literario por la que “la configuración representativa del signo verbal no se agota en un contenido intelectual, ya que presenta un núcleo informativo rodeado e impregnado de elementos emotivos y volitivos” (V. M. Aguiar e Silva, Teoría de la literatura).

La semantización global del mensaje La ficcionalidad, entendida por los estudiosos de la Pragmática como un rasgo que

supone un uso desviado del lenguaje, en el sentido de que el narrador ficcional simula realizar actos ilocutivos del lenguaje.

Finalmente, para concluir diremos que

El lenguaje literario no se refiere a la realidad objetiva, sino que centra su atención en el mismo mensaje; de este modo, crea un mundo imaginario, un mundo de ficción.

El lenguaje literario es plurisignificativo. En él los signos lingüísticos, junto a su significado intelectual, son portadores de múltiples significados emotivos y volitivos.

El lenguaje literario se caracteriza por la recusación de los hábitos lingüísticos ordinarios y por la exploración inhabitual de las posibilidades significativas de una lengua.

Frente al lenguaje ordinario, filosófico, científico, etc., en el que el significante de los signos utilizados tiene escasa o nula importancia, y lo que cuenta es el significado o el referente que denotan, el lenguaje literario concede una importancia capital al significante: la contextura sonora de las palabras y de las frases, las sugerencias rítmicas, las aliteraciones, etc., son elementos importantes del arte literario

BIBLIOGRAFÍA:

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