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TEMA 1. – CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL NIÑO Y LA NIÑA HASTA LOS SEIS AÑOS. PRINCIPALES FACTORES QUE INTERVIENEN EN SU DESARROLLO. ETAPAS Y MOMENTOS MÁS SIGNIFICATIVOS. EL DESARROLLO INFANTIL EN EL PRIMER AÑO DE VIDA. EL PAPEL DE LOS ADULTOS . 1. INTRODUCCIÓN Comenzaremos con un párrafo introductorio partiendo de la idea de que para lograr una intervención educativa eficaz es necesario conocer a los niños y niñas con los que vamos a trabajar, así como su desarrollo. La evolución del niño y de la niña durante los primeros seis años es muy rápida y de gran importancia ya que a partir del conocimiento de sus características, de su desarrollo y maduración podremos adecuar los objetivos y los medios a utilizar e intervenir en el proceso de enseñanza-aprendizaje. El conocimiento del niño y la niña, es fundamental para actuar con éxito en el terreno educativo. Conocimiento que ha de ser específico de todos y cada uno de los alumnos, de sus características y circunstancias particulares y de sus necesidades concretas. Para educarle, tenemos que conocerle, y para ello utilizaremos la técnica de la observación. Observaremos sus conductas afectivas, sociales, motrices, su lenguaje…, para así poder inferir su grado de desarrollo y sus necesidades básicas. Debemos tener muy claras sus características, así como sus necesidades para respetarlas, estimularlas y potenciarlas. Así pues, a lo largo del tema conoceremos cuáles son las características generales de los niños hasta los seis años para poder ampliar y promocionar el desarrollo de los mismos. Centrándonos en los aspectos físicos, cognitivos, afectivo-social y el psicomotriz y sensorial. Identificaremos los principales factores que intervienen en dicho desarrollo, de forma que nuestra actuación sea adecuada a las características del niño/a teniendo siempre en cuenta los factores que están interviniendo en su desarrollo. Posteriormente, hemos de conocer cuáles son las etapas y momentos más significativos, de forma que podamos reconocerlos y estar atentos y dispuestos para favorecer, optimizar y potenciar al

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TEMA 1. – CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL NIÑO Y LA NIÑA HASTA LOS SEIS AÑOS. PRINCIPALES FACTORES QUE INTERVIENEN EN SU DESARROLLO. ETAPAS Y MOMENTOS MÁS

SIGNIFICATIVOS. EL DESARROLLO INFANTIL EN EL PRIMER AÑO DE VIDA. EL PAPEL DE LOS ADULTOS.

1. INTRODUCCIÓN

Comenzaremos con un párrafo introductorio partiendo de la idea de que para lograr una intervención educativa eficaz es necesario conocer a los niños y niñas con los que vamos a trabajar, así como su desarrollo. La evolución del niño y de la niña durante los primeros seis años es muy rápida y de gran importancia ya que a partir del conocimiento de sus características, de su desarrollo y maduración podremos adecuar los objetivos y los medios a utilizar e intervenir en el proceso de enseñanza-aprendizaje. El conocimiento del niño y la niña, es fundamental para actuar con éxito en el terreno educativo. Conocimiento que ha de ser específico de todos y cada uno de los alumnos, de sus características y circunstancias particulares y de sus necesidades concretas. Para educarle, tenemos que conocerle, y para ello utilizaremos la técnica de la observación. Observaremos sus conductas afectivas, sociales, motrices, su lenguaje…, para así poder inferir su grado de desarrollo y sus necesidades básicas.

Debemos tener muy claras sus características, así como sus necesidades para respetarlas, estimularlas y potenciarlas.

Así pues, a lo largo del tema conoceremos cuáles son las características generales de los niños hasta los seis años para poder ampliar y promocionar el desarrollo de los mismos. Centrándonos en los aspectos físicos, cognitivos, afectivo-social y el psicomotriz y sensorial. Identificaremos los principales factores que intervienen en dicho desarrollo, de forma que nuestra actuación sea adecuada a las características del niño/a teniendo siempre en cuenta los factores que están interviniendo en su desarrollo.

Posteriormente, hemos de conocer cuáles son las etapas y momentos más significativos, de forma que podamos reconocerlos y estar atentos y dispuestos para favorecer, optimizar y potenciar al máximo sus posibilidades, al tiempo que podamos detectar indicios de sospecha ante posibles alteraciones en su desarrollo.

Dada la significatividad específica que tiene el primer año de vida en el proceso evolutivo, nos detendremos a analizar con especial detalle el desarrollo en este primer año y terminaremos subrayando el papel de los adultos en estos primeros seis años en la estimulación del desarrollo, que como podremos ver va a ser crucial en todos los aspectos.

El estudio de este tema resulta imprescindible para cualquier maestro/a de Educación Infantil pues del conocimiento que tengamos sobre las características generales de nuestros alumnos/as va a depender en gran medida que realicemos una correcta intervención educativa.

Sin más dilación abordaremos las…

2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL NIÑO Y LA NIÑA HASTA LOS SEIS AÑOS

En primer lugar, vamos a definir el término desarrollo y a considerar una serie de características propias del desarrollo en general para posteriormente pasar a realizar una descripción de los rasgos característicos de los niños y niñas desde el nacimiento hasta los seis años según los distintos aspectos del desarrollo.

2.1. Definición de desarrollo

El término desarrollo infantil explica el proceso por el que los distintos aparatos y sistemas orgánicos adquieren madurez funcional. Mientras que el crecimiento es un proceso cuantitativo, el desarrollo es un proceso de cambio cualitativo, consistente en la transformación y madurez de las capacidades funcionales.

El desarrollo se nos presenta como una variación en el tiempo de las formas orgánicas, de las conductas y de las formas de pensar y de sentir. La variación va de un estado inicial a un estado final considerado como término. Frecuentemente este camino se recorre en varias etapas o estadios.

Además, según la genética lo que se transmiten no son cualidades ya desarrolladas, sino potencialidades que se desarrollan en mayor o menor grado dependiendo de los estímulos que reciba del medio.

Teniendo esto en cuenta ha surgido la polémica entre si se debe adelantar o acelerar el ritmo madurativo de cada niño o no. Piaget, por ejemplo, considera que no es muy eficaz adelantar los aprendizajes si no se han adquirido unas condiciones previas necesarias, mientras que Cohen sostiene que la estimulación precoz favorece el desarrollo acelerando el ritmo madurativo.

A continuación continuaré comentando las…

2.2. Características generales del desarrollo

El desarrollo es un proceso global, que está sometido a la influencia de múltiples factores: ambientales, genéticos o hereditarios, sociales, familiares…

Es un proceso de construcción dinámico fundamentado en la interacción con el medio.

El desarrollo es una sucesión ordenada de cambios que implica un aumento, tanto cuantitativo como cualitativo.

Es un proceso adaptativo, el niño va asimilando e incorporando la información que recibe del mundo, y al mismo tiempo, modifica su comportamiento adaptándose a él.

Los patrones de desarrollo son similares para todos los seres humanos, es decir, todos se rigen por unas leyes determinadas, pero no hay que olvidar que cada persona presenta unas características peculiares y un ritmo propio de aprendizaje que hace que sea única.

Esto implica que hay diferencias entre los niños y las niñas, por consiguiente, la acción educativa deberá ir orientada a intervenir en la individualidad.

El desarrollo tiene un carácter integrador/integral, es decir, las conductas dependen de otras conductas anteriores (previas), de tal forma que las últimas, las conductas posteriores, son más complejas que las primeras.

Cuanto mayor es el grado de desarrollo, mayor será la posibilidad de que el niño vaya adquiriendo determinadas capacidades, hay una mayor diversificación de las capacidades del individuo, y éstas son cada vez más complejas.

El desarrollo de la persona parte de unas capacidades generales e inespecíficas, hasta llegar a otras capacidades, específicas y en relación directa con el medio en el que se desenvuelve el niño.

Seguiremos explicando el…

2.3. Desarrollo Biológico/Físico

El cual se rige en base a cuatro leyes básicas según Ramona Rubio y otros autores.

La primera es la ley céfalo-caudal, según la cual el desarrollo se va sucediendo en un avance desde la cabeza hacia las extremidades inferiores.

En segundo lugar está la ley próximo-distal, que regula el desarrollo en la dirección de lo más cercano a lo más distante con respecto al eje corporal, es decir, desde la parte central del cuerpo hacia la parte periférica.

La tercera es la ley del desarrollo de los flexores y extensores, que indica prioridad de los movimientos de los músculos flexores antes que los extensores. Los niños adquieren antes la capacidad de agarrar los objetos que de soltarlos.

Y por último se encuentra la ley de las actividades en masa a las específicas o ley de diferenciación progresiva que asegura que se utilizan primeros los músculos grandes y luego lo más pequeños, por lo que los movimientos amplios preceden a los movimientos específicos, y la motricidad gruesa antecede a la motricidad fina.

Desde el punto de vista biológico, el ser humano pasa de un estado de indiferenciación a uno definido. El crecimiento físico es un proceso altamente organizado, muy regular y continuo, que funciona de acuerdo a una cierta secuencia y a un cierto calendario madurativo.

El crecimiento físico también tiene una determinada trayectoria y unos controles internos que llevan al cuerpo desde la inmadurez inicial a niveles crecientes de madurez. Con la maduración general del organismo se produce un crecimiento de talla y peso que permite la locomoción, la dentición, el control de esfínteres, la maduración ósea y muscular, a parte de la maduración neurológica que permite la coordinación de movimientos finos. El crecimiento humano también tiene un control y unos mecanismos correctores que hacen que, cuando algún problema o trastorno aparta al crecimiento de su trayectoria prevista, haya una tendencia a recuperar el camino perdido. A esto se le denomina proceso de recuperación.

Estos problemas en el desarrollo físico pueden ser causados por factores naturales o por factores de malnutrición.

El ritmo de crecimiento es muy intenso durante los dos primeros años de vida, el cual disminuye progresivamente y tiende a estabilizarse en el periodo comprendido entre los 3 y los 6 años.

Veamos a continuación cómo evolucionan determinados aspectos del desarrollo físico en estos primeros años. (Es importante vigilar estos factores para conocer el desarrollo biológico de los niños y niñas y poder valorar su evolución y progreso).

Peso. El recién nacido aumenta su peso, en las primeras semanas, de forma muy rápida. A partir del segundo trimestre, el aumento de peso sigue un ritmo más lento. Por lo general, un niño dobla su peso de nacimiento a los 5 o 6 meses, y los 5 años tiene un peso aproximado de 17 kilos.

Talla o altura. Para controlar el desarrollo saludable del niño es importante vigilar tanto su altura como su peso. El aumento de altura durante el primer año es el más importante de toda la vida, el niño aumentará entre 20 y 25 centímetros. La talla media del recién nacido es de 50 centímetros, y a los 5 años medirá aproximadamente unos 105 centímetros.

Cabeza. El bebé cambia rápidamente el aspecto que tenía de recién nacido, pero las proporciones de su cuero y algunas de sus características persisten durante bastante tiempo. La cabeza, que al nacer representa casi la cuarta parte del tamaño corporal, sigue siendo durante mucho tiempo grande en proporción al cuerpo, porque crece muy deprisa, el peso del cerebro, entre 300 y 400 gramos al nacer, alcanza los 900 gramos o incluso el kilo en los primeros años. En cuanto al perímetro craneal, durante los primeros años experimenta un gran aumento que refleja el rápido crecimiento del encéfalo y consecuentemente la maduración estructural del sistema nervioso central. Al nacer el perímetro craneal suele ser de 34 a 36 cm, alcanzando hacia los 3 años los 49 cm.

Abdomen. Durante los primeros meses el niño presenta un vientre voluminoso, que progresivamente se va aplanando, hasta que los músculos abdominales adquieren un tono y una potencia muscular suficientes para que el niño pueda sentarse desde la posición decúbito supino (tumbado boca arriba), sin apoyarse en las manos.

Dentición. La aparición del primer diente oscila entre los 6 y 8 meses. Pero niños completamente normales pueden no tener su primer diente hasta los 10 meses, al año e incluso más tarde. Normalmente, entre los 2 años y los 2 años y medio termina la erupción de la primera dentición, que consta de 20 piezas. En los años siguientes, serán sustituidos por los definitivos, que hacen su primera erupción hacia los 6 o 7 años.

Sistema muscular. Durante la etapa infantil, el sistema muscular tiene una triple función: volitiva (movimientos voluntarios), expresiva (actitudes faciales) y de mantenimiento (equilibrio corporal).

Una vez vistas las características del desarrollo biológico continuaremos con el…

2.4. Desarrollo Cognitivo

Piaget en su obra la psicología de la inteligencia explica el desarrollo psicológico como un proceso continuo de organización y reorganización de estructuras, de forma que cada nueva organización integra en sí misma a la anterior. Según la teoría de Piaget las estructuras psicológicas se desarrollan a partir de los reflejos innatos, se organizan durante la infancia en esquemas de conducta, se internalizan durante el segundo año de vida como modelos de pensamiento, y se desarrollan durante la infancia y la adolescencia en complejas estructuras intelectuales que caracterizan la vida adulta. La teoría de Piaget afirma que la inteligencia del niño se desarrolla desde el nacimiento a la adolescencia a través de cuatro etapas o periodos cuyo orden es invariable, estas pueden alcanzarse a edades ligeramente distintas, pero todas en el mismo orden.

Es importante que conozcamos cuales son estas etapas y qué es lo que las caracteriza para entender la mentalidad de los niños y niñas y para enriquecer su desarrollo. Cada momento evolutivo está definido, con las lógicas variaciones individuales, por unas características, que debemos conocer para educar a nuestros alumnos.

A continuación nos vamos a ocupar de los dos primeros periodos que son los que se corresponden con la etapa infantil. Estos son:

Periodo seonsorio-motriz (que abarca desde el nacimiento a los 2 años) Periodo preoperacional (que tiene lugar entre los 2 y los 7 años)

Durante la etapa sensoriomotora pasa de tener reflejos primarios e innatos (durante el primer mes) a convertirse en un ser que tiene perspicacia rudimentaria en su comportamiento. Aparecen las reacciones circulares primarias (a partir del primer mes hasta los 4 meses aproximadamente) y con estas los primeros esquemas mentales.

Más adelante el niño/a se interesa por el mundo exterior y descubre los procedimientos como forma de reproducir hechos y de esta manera elabora ya acciones intencionadas. La inteligencia senso-motora está basada en las propias acciones del niño sobre el ambiente, se apoya en la percepción y el movimiento, está ligada a lo sensorial y a la acción motora. El pensamiento se caracteriza por ser intuitivo: solo se da en presencia del objeto, en contacto con los sentidos. Al finalizar el periodo, se desarrolla el concepto de permanencia del objeto y se dan las primeras representaciones mentales y el acceso a la función simbólica.

En cuanto al lenguaje, aparece la palabra frase que resulta difícil de entender porque le dan significados muy diferentes, después aparece la prefrase compuesta de 2 o 3 palabras.

Durante la etapa preoperacional se produce un avance en la forma de pensar, tiene lugar el desarrollo de la función simbólica que permite al niño representar lugares y eventos de su mundo interior, de su propio mundo. Esta función se manifiesta en el lenguaje (que en esta etapa va a ser el medio expresivo y comunicativo principal, y se desarrolla a partir del pensamiento, y en general a partir de toda la actividad del niño/a), la imitación diferida (es capaz de reproducir algo en ausencia de modelo) y el juego simbólico (a través del cual reproducen la realidad, aprenden acerca del mundo y hacen frente a sus sentimientos en conflicto al reescenificar situaciones de la vida real)

De los 2 a los 4 años su pensamiento es preconceptual. Los preconceptos son esquemas representativos que se basan en imágenes que evocan ejemplares característicos. Utiliza un razonamiento transductivo, no se produce ni por inducción ni por deducción, sino de lo particular a lo particular, manifestando ausencia de reversibilidad y de ordenación lógica. De los 4 a los 7 años su pensamiento es intuitivo, se centra en la acción actual y carece de equilibrio entre la asimilación y la acomodación. Progresivamente va produciendo una mayor coordinación de relaciones que antecede a las operaciones de la inteligencia.

Además de las características anteriores están otras como:

El egocentrismo o incapacidad de ver las cosas desde otro punto de vista que no sea el propio. El niño/a es incapaz de establecer relaciones causales o analogías, y sus planteamientos son puramente subjetivos.

Centración. Tendencia a seleccionar y atender a un solo aspecto de la realidad dejando de lado otros muchos, revelando la incapacidad para coordinar diferentes aspectos de una situación al mismo tiempo. (Dirige su atención a un aspecto limitado de la situación)

Irreversibilidad. Incapacidad de percibir una misma acción en ambos sentidos de su trayectoria, invirtiendo su trayecto. No puede volver al punto de origen porque no hay conservación en su pensamiento, no comprende que ciertas características de los objetos permanecen invariables. Es incapaz de razonar teniendo en cuenta dos o más datos a la vez.

Yuxtaposición. Tendencia a la fragmentación inconexa de un relato. Es la incapacidad del niño/a para relatar o explicar algo de forma coherente. En sus explicaciones no existen conexiones causales o temporales ni relaciones lógicas.

Sincretismo. Las representaciones del niño proceden de esquemas globales y subjetivos, sin análisis previo.

Tras explicar el desarrollo cognitivo pasamos a ver el…

2.5. Desarrollo del Lenguaje

El desarrollo del lenguaje está enmarcado dentro del proceso de desarrollo evolutivo de las personas, por lo tanto, está dentro de unas etapas que caracterizan los periodos evolutivos y presentan, con las lógicas variaciones individuales, unas características generales. El lenguaje infantil es un fiel reflejo del entorno social en el que se desenvuelve el niño, la imitación del lenguaje de los demás y el deseo y la necesidad de comunicarse, son las dos variables que hacen que se forme el lenguaje.

Hoy en día coexisten varias teorías sobre el proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje:

Dentro de la perspectiva conductista, Skinner sugiere que el lenguaje se adquiere por medio del condicionamiento operante, a medida que los bebés hacen sonidos los padres refuerzan los más parecidos con el lenguaje por medio de sonrisas, abrazos… Para estos teóricos la imitación y el refuerzo son herramientas que contribuyen al aprendizaje temprano del lenguaje y se combinan entre ellas. Desde este punto de vista, el proceso de aprendizaje del lenguaje consiste esencialmente en determinar las condiciones ambientales que posibilitan los mecanismos responsables de dicho proceso.

Por otra parte, desde la perspectiva innatista, Chomsky sostiene que las estructuras mentales internas están en la base de nuestra capacidad para interpretar y generar lenguaje. Según él la capacidad del habla está determinada genéticamente. Para este autor es necesario que los humanos nazcamos con un dispositivo de adquisición del lenguaje que permite a los niños combinar palabras en oraciones nuevas y comprender el significado de las palabras que oyen. Este mecanismo asegura que el lenguaje se adquirirá temprana y rápidamente a pesar de su complejidad. Las propuestas innatistas atribuyen al niño un conocimiento innato de las propiedades universales de las reglas lingüísticas. Chomsky propuso que el niño genera sus propias reglas lingüísticas a partir del análisis del habla que escucha a su alrededor.

Por último, las teorías dentro de la perspectiva interaccionista enfatizan la interacción entre las predisposiciones internas y los inputs ambientales. Prestando especial atención al contexto social del aprendizaje. La combinación de la capacidad innata con un fuerte deseo para interactuar con otros y un ambiente lingüístico y socialmente rico, ayuda al niño a descubrir las funciones y regularidades del lenguaje. Para Bruner, en el desarrollo del lenguaje serán necesarios mecanismos innatos que predispongan al niño a la interacción social, pero serán precisos los soportes y ayudas ofrecidas por el adulto en la interacción con el niño.

Generalmente se distinguen dos grandes periodos en el desarrollo del lenguaje, un primer momento denominado prelingüístico, en el que se desarrollan los precursores y componentes del lenguaje, y otro lingüístico que se sitúa en algún momento entre el año y el año y medio y que comienza con la emisión de las primeras palabras.

El periodo prelingüistíco abarca desde el nacimiento hasta los 13 meses aproximadamente. Consiste principalmente en el desarrollo de los sonidos que van a componer el lenguaje, así como el de pautas de comunicación gestuales y vocales que constituyen las funciones con las cuales se utilizarán las primeras palabras.

Antes de la adquisición del lenguaje, los niños aprenden las bases de la comunicación, en esta etapa emplean para comunicarse las miradas, los gestos y las expresiones faciales. También comienzan a emitir sonidos, similares a los de su lengua materna. Hacia el mes y medio ejercitan su aparato vocal con sonidos vocales llamados arrullos.

Hacia los 6 meses, estos sonidos vocales empiezan a combinarse con sonidos consonánticos y se entra en la fase de balbuceo, al principio son sonidos silábicos aislados, después con secuencias silábicas. (Los sonidos producidos en la fase del balbuceo se deben al ejercicio espontáneo del aparato fonador, no a imitar las palabras del adulto. Sin embargo, los niños

poseen la capacidad de discriminar los sonidos del lenguaje adulto que oyen y muestran un especial interés por los sonidos que corresponden al lenguaje humano).

Durante el primer año de vida desarrollan los movimientos articulados que necesitan para adquirir el lenguaje y algunas de las funciones comunicativas. Al final del primer año de vida, los niños son capaces de comunicarse con los adultos mediante gestos y vocalizaciones.

Etapa lingüística: Todos los niños empiezan emitiendo palabras aisladas que suelen corresponder a verbos, nombres o adjetivos, pero nunca a palabras funcionales como preposiciones o conjunciones.

El momento de emisión de la primera palabra puede variar mucho aunque suele ocurrir entre los 12 y los 18 meses. Las primeras palabras se denominan holofrases, son palabras aisladas que cumplen con las que son capaces realizar funciones comunicativas semejantes a las que antes realizaban mediante gestos.

Alrededor de los 2 años y medio, los niños empiezan a combinar palabras de dos en dos. Estas combinaciones parecen obedecer a una organización y poseer sentido, no son imitaciones del habla adulta, sino genuinas creaciones del niño.

Durante los 3 y 4 años el lenguaje experimenta un crecimiento vertiginoso, el vocabulario aumenta mucho, pasando a ser de varios cientos de palabras. Entre los 4 y los 6 años empiezan a comprender las utilidades del lenguaje y se produce el dominio completo de todos los sonidos del habla. Continúa aumentando el vocabulario y hace ya construcciones sintácticas más elaboradas.

Terminado el desarrollo del lenguaje pasemos a ver el…

2.6. Desarrollo Motor y Sensorial

Cualquier conducta motora cumple tres requisitos fundamentales: se ejecuta con el cuerpo, se lleva a cabo en un espacio y se lleva a cabo durante una secuencia temporal. De ahí se deducen los tres contenidos que suponen tres aprendizajes fundamentales en el desarrollo del niño, estos son el esquema corporal, la organización espacial y la organización temporal. Veamos a continuación cada uno de ellos por separado.

En primer lugar, por lo que respecta al esquema corporal el niño progresivamente debe ir adquiriendo una conciencia de su propio cuerpo. Sus órganos sensoriales y su cerebro le permiten ir descubriendo y acumulando datos sobre los objetos y al mismo tiempo, está acumulando experiencias y conocimientos sobre su propio cuerpo y sus posibilidades de acción. El esquema corporal puede definirse como la organización de todas las sensaciones referentes al propio cuerpo en relación con los datos del mundo exterior. Es un fenómeno de carácter perceptivo que se basa en las sensaciones tomadas del interior y el exterior del cuerpo. Se elabora al compás del desarrollo y la maduración nerviosa, de la evolución sensorio-motriz en relación con el medio y con los demás y la experiencia vivida. Una buena organización del esquema corporal implica:

En primer lugar, un conocimiento de la imagen corporal: en los primeros meses el niño/a logrará el control de la cabeza y del tronco, lo que le permitirá sentarse y mejorar las experiencias manipulativas. Posteriormente llegará a la reptación, al gateo, a la marcha erguida y a la manipulación de objetos. De los 2 a los 5 años se encontrará en el periodo de aprendizaje del manejo del cuerpo. La motilidad o habilidad de mover espontánea e independientemente las partes del cuerpo, y la cinestesia que hace referencia al desplazamiento corporal en el espacio, permiten al niño una utilización cada vez más diferenciada y precisa de todo su cuerpo.

En segundo lugar, dominar el equilibrio, tanto el estático como el dinámico, es fundamental en el conocimiento del cuerpo.

En Tercer lugar, dominar una parte del cuerpo sobre la otra, es decir, definir la lateralidad. Esta puede ser homogénea o cruzada.

En cuarto lugar, implica la coordinación de movimientos, en los primeros momentos el niño realiza movimientos bilaterales simétricos con la parte derecha e izquierda del cuerpo al mismo tiempo. Progresivamente lograrán realizar movimientos unilaterales inhibiendo una parte del cuerpo cuando actúa con la otra.

Y por último, conlleva un control respiratorio. Es necesario que el niño/a realice su aprendizaje respiratorio para lograr convertirlo de movimiento reflejo, en movimiento voluntario y controlado, sin olvidar su carácter de automático.

En cuanto a la organización y estructuración espacial, esta es un proceso integrado en el desarrollo perceptomotor, fundamental para la construcción del conocimiento. Desde la perspectiva del propio niño podemos distinguir dos espacios:

Primero un espacio postural, que es el que ocupa su cuerpo y se corresponde con las percepciones interioceptivas, que son las que le informan sobre su propio organismo.

Y segundo un espacio circundante que constituye el ambiente en el que el cuerpo se sitúa y establece relaciones con las cosas. La información de este espacio la recoge a través de dos sistemas sensoriales: el visual, que recoge información sobre superficie, forma, tamaño, distancia… y el táctil, que facilita información acerca de la presión, el desplazamiento, la tensión, la textura, la temperatura…

Por lo que se refiere a la organización temporal, el tiempo, indisociable con el espacio, es la coordinación de los movimientos. Los desplazamientos ocasionan disposiciones espaciales distintas y sucesivas y la duración de estas es a lo que denominamos tiempo. La única forma de percibir el tiempo es a través de movimientos o acciones en los que se involucra el espacio. En educación infantil el tiempo se trabaja siempre de manera vivencial a partir del mantenimiento de horarios fijos que van a permitir al niño prever acontecimientos y ubicarse a lo largo de la jornada. Durante el periodo sensorio-motor, el niño es capaz de ordenar acontecimientos referidos a su propia acción. Hacia los 4 o 5 años, el niño vive un tiempo subjetivo: conoce secuencias rutinarias y es capaz de recordarlas en función de la acción que las desencadena. La percepción temporal va unida a la percepción espacial. Hasta los 6 años el niño no sabe manejar los conceptos temporales como valores independientes de los espaciales, y por tanto, no puede operar con ellos.

Tras explicar el desarrollo motor finalizaremos este apartado con el…

2.7. Desarrollo Afectivo y Social

Respecto al desarrollo emocional ha habido mucho desacuerdo en las diferentes teorías, así, mientras el conductista Watson atribuía a los niños/as un carácter innato en tres tipos de emociones (amor, ira y temor) y consideraba el desarrollo emocional un proceso de condicionamiento, Bridges sostenía que los niños solo tenían una emoción, la excitación, que gradualmente se va diferenciando en una gama más amplia de manifestaciones emocionales. Hoy a las dos teorías se les considera interpretaciones limitadas de las emociones infantiles.

Otras teorías muy influyentes en la ciencia del comportamiento son la psico-sexual de Freud y otra es la psico-social de Erickson.

Freud caracteriza la etapa desde el nacimiento hasta el año y medio como la etapa oral o búsqueda del placer y la satisfacción a través de la boca o los estímulos orales. Posteriormente, desde el año y medio a los 3 años en lo que denominó etapa anal, los estímulos placenteros se recibirán a partir de los movimientos intestinales. A partir de los 3 años aparece la etapa fálica, obteniendo placer en su estimulación genital. En esta etapa es donde aparecen los complejos de Edipo y Electra. Durante esta primera infancia el niño/a trabaja fundamentalmente bajo el principio del placer, con lo que busca una gratificación inmediata. Todos los sucesos ocurridos en estas etapas influirán sobre la personalidad adulta del niño/a.

Erickson sostiene que el niño/a desde que nace hasta el año y medio de vida experimenta la primera de una serie de 8 crisis que influyen en el desarrollo psico-social a lo largo de la vida, es la crisis de la confianza-desconfianza básica, seguida por otra crisis entre el año y medio y los 3 años en la que desarrolla un sentido de autonomía o sentimiento de vergüenza y duda.

Wallon diferencia en el desarrollo de la personalidad las siguientes etapas:

Estadio impulsivo-emocional, hasta el año aproximadamente. Estadio sensorio-motriz, entre los 2 y los 3 años. Estadio denominado personalismo, desde los 3 años y hasta los 6 años. Durante este

periodo se da la toma de conciencia y la afirmación de la personalidad en la construcción del yo. Aparece la crisis de oposición y el negativismo, a través de los cuales tiene la necesidad de diferenciarse de los demás. Surgen las rivalidades, los celos, la envidia y los secretos. El niño busca la aprobación de los otros y tiene lugar la imitación de los adultos, la representación de roles. También se dan otros momentos como la autonomía y la identidad sexual.

También son muy significativas en la etapa infantil las siguientes características:

Una conducta de apego como resultado de una relación afectiva fundamentalmente madre-hijo, que va a tener una relevancia importante en la configuración de la personalidad del niño/a. Este proceso se caracteriza por un sistema de conductas de aproximación a la figura de apego y de angustia y desconsuelo cuando se separa de ella. *APEGO

El auto-concepto también desempeña un papel fundamental, siendo de gran importancia para su experiencia vital, su salud psíquica, su actitud hacia sí mismo y hacia los demás y en definitiva, para el desarrollo constructivo de su personalidad.

Un reconocimiento o autoconocimiento de sí mismo, comenzando por la propia imagen, diferenciando el yo de no-yo, para descubrir la existencia de los otros.

Una conducta de grupo, tras el descubrimiento de los otros, donde se van a desarrollar aspectos tan importantes como el juego. En cuanto al jugo, el niño pasa por distintas fases:

Juego solitario, hasta los 2 años aproximadamente. Juego paralelo, surge entre los 3 y los 4 años. El niño juega al lado de sus

compañeros. Están juntos aunque cada uno desarrolla su actividad particular Juego asociativo, aparece alrededor de los 4 y 5 años. Hay interacciones entre

los niños y aceptan determinadas reglas, sin embargo no existe intento de coordinar los roles de los compañeros.

Destacar que el conocimiento de estas características, junto con las necesidades derivadas de los ritmos biológicos propios de esta edad, no solo permiten avanzar en el desarrollo armónico e integral de nuestros alumnos, sino que también justifica el trabajo por rutinas y gran parte de la organización de un centro de Educación infantil.

Expuestas ya las características generales continuaremos con los…

3. PRINCIPALES FACTORES QUE INTERVIENEN EN SU DESARROLLO 3.1. Teorías

Los factores que inciden en el desarrollo del niño son básicamente dos: los factores genéticos y los factores ambientales. El grado de aportación y de uno y otro factor ha dado lugar a distintas posturas, los teóricos innatistas defendían que la mayor aportación provenía de los genes mientras que los ambientalistas mantienen la idea de que la mente del recién nacido es una especie de “hoja en blanco” sobre la que los comportamientos vendrían determinados por las circunstancias ambientales de las experiencias. Hoy día, todos están de acuerdo en que las pautas del desarrollo del niño están determinadas conjuntamente por ambos factores, genéticos y ambientales, por lo que se adopta una posición de carácter interaccionista.

Teoría de Vygotsky

Desde la perspectiva de la etiología (estudio sobre las causas de las cosas) los factores que determinan el desarrollo humano pueden dividirse en:

3.2. (Por un lado) Factores endógenos (o internos)

Son los originados dentro del organismo de cada individuo.

En primer lugar, la herencia genética es la encargada de dotar a cada individuo de unas determinadas características y de proporcionar pautas generales de conducta.

En segundo lugar, el desarrollo orgánico, que incluye una nutrición equilibrada y el crecimiento físico.

Y por último, la maduración del sistema nervioso, que determina la aparición de un tipo u otro de conductas del proceso de desarrollo.

3.3. (Por otro lado) Factores exógenos (o externos)

Son aquellos que están determinados socialmente. El medio ambiente tiene una influencia decisiva en el desarrollo del individuo y la formación de su inteligencia. Las principales variables de estos factores son las que se insertan en los procesos de socialización como la cultura, que incluye todas las manifestaciones de un pueblo, la comunidad y experiencias educativas, donde la educación formal juega un papel fundamental al transmitir conocimientos y valores que influyen en el desarrollo, y la familia, que se considera como un agente que, en un ambiente estimulante, cálido y de aceptación, favorece el crecimiento intelectual y afectivo del niño. Por el contrario, un ambiente con poca estimulación, lleno de presiones y problemas, puede tener como resultado un bloqueo en el crecimiento del niño.

Otras variables determinantes del desarrollo son la cantidad y la calidad de estímulos que reciba, estos pueden ser sensoriales (se relacionan con todo aquello que estimule la percepción, la motricidad o el lenguaje), afectivos (son fundamentales las experiencias que el recién nacido experimenta) o intelectuales (son aquellos estímulos que desarrollan las capacidades que nos sirven para pensar, conocer, razonar, aprender y entender el mundo).

A parte de los ya comentados, la alimentación es muy importante para que el organismo pueda funcionar de manera óptima, se requiere de una serie de sustancias que sólo pueden adquirirse a través de una nutrición adecuada. Una situación de malnutrición en un periodo crítico puede tener consecuencias muy negativas en el futuro.

Según Feuerstein hay otro elemento relevante que se denomina “aprendizaje significativo”, que cuando se lleva a cabo correctamente tiene efectos significativamente positivos en el desarrollo del individuo. El aprendizaje mediado es un tipo de interacción entre el organismo del sujeto y el mundo que lo rodea. Ciertos estímulos del medio ambiente, son interceptados por un agente, que es un mediador, que los selecciona, los organiza, los reordena y los agrupa, estructurándolos en función de una meta específica. Feuerstein explica que este tipo de aprendizaje puede ser el factor que marque la diferencia radical entre el desarrollo de diferentes individuos, que en apariencia crecieron en contextos muy similares, inclusive en la misma familia.

Una vez conocidos los factores que intervienen en el desarrollo me centraré en las…

4. ETAPAS Y MOMENTOS MÁS SIGNIFICATIVOS

Tradicionalmente se ha descrito el proceso evolutivo del individuo a través de etapas o estadios que venían marcados por unos hitos evolutivos que señalaban y caracterizaban los principios y finales de esas etapas o estadios.

Palacios (1990) señala que en los primeros meses de vida se van sucediendo las oleadas madurativas, permitiendo el acceso a nuevas posibilidades y siendo muy evidente el paso de una de una incapacidad casi absoluta en el nacimiento, a capacidades motrices, lingüísticas o sociales cuando se aproxima el primer año de vida.

A partir de este momento, el oleaje madurativo se irá ralentizando, siendo menores y muy espaciados los cambios producidos. A medida que el niño avanza en edad se nos hace más

difícil encuadrarlo en etapas o estadios pues la influencia del entorno será cada vez más importante y por tanto el ritmo de desarrollo será muy diferente de unos niños a otros.

Las etapas son los periodos en los que se divide el desarrollo infantil. Cada etapa se caracteriza por unos rasgos propios que evolucionan en la medida en la que se avanza hacia la siguiente etapa. A continuación vamos a presentar etapas significativas aportadas por diferentes autores relevantes.

Freud señala las etapas oral (durante el primer año), anal (entre 1 y 3 años) y fálica (entre 3 y 7 años).

Para Wallon el primer periodo consta del impulsivo (un mes) y emocional (hasta final del primer año), el segundo se denomina sensoriomotor y proyectivo (de 1 a 3 años) y el tercer periodo personalista (de 3 a 6 años).

Piaget apunta dos estadios en el desarrollo del pensamiento: el estadio sensoriomotor (de 0 a 2 años), donde adquiere los esquemas sensorio-motores, la capacidad de la imitación y la conservación del objeto, y el estadio preoperatorio (de 2 a 7 años), donde el pensamiento se hace cada vez más reversible. En esta etapa lo más importante es la adquisición de la conducta simbólica y su manifestación en el juego, el lenguaje oral y el gesto.

Y ¿Cuáles son los momentos más significativos? Podemos considerar como significativos aquellos acontecimientos que tienen una repercusión en la vida del niño.

El nacimiento es un momento crucial, con rasgos comunes para todos los individuos y diferente para cada sujeto.

La aparición de la sonrisa. Marca un momento importante porque indica que el niño ha empezado a reconocer al menos los atributos superficiales del objeto, que es el primer paso para identificar y distinguir a las personas posteriormente. La sonrisa consciente se da entre los 2 y 3 meses y es fruto del reconocimiento social.

La manifestación de la angustia a los 8 meses la cual tiene consecuencias muy importantes para su desarrollo social. El niño comienza a distinguir entre conocidos y extraños y a reaccionar con miedo ante los desconocidos.

Aparición de las primeras palabras y con ellas el lenguaje. La adquisición del lenguaje es un soporte fundamental para el pensamiento del niño y el desarrollo de sus relaciones sociales. Suele aparecer a partir de los 11 meses de edad aproximadamente.

Aparición de la intencionalidad, sobre los 8-12 meses. El niño ya es capaz de distinguir entre medios y fines, es decir, distingue entre el objetivo que se propone y los medios para conseguirlo.

Los primeros pasos que tienen lugar entre los 12 y los 18 meses El comenzar a caminar va a repercutir de forma decisiva en su conocimiento de los objetos, en la adquisición de la noción del yo corporal y de nociones como el espacio y el tiempo. La adquisición de la marcha le permite ampliar su campo de experiencia y la relación con el medio físico.

La crisis de la oposición, que se da en torno los 2 y 3 años. El niño quiere actuar por sí mismo, ser independiente. Se niega a recibir los cuidados que antes agradecía, quiere valerse por sí mismo pero no puede, entonces se enfada y se opone a la voluntad adulta.

Aparición de la función simbólica, alrededor de los 3 y los 4 años. El niño es capaz de manejar imágenes mentales, formas características del pensamiento simbólico son el lenguaje, el juego simbólico, la imitación y el dibujo.

Conservación del objeto, que es la capacidad para entender que la cantidad no cambia cuando la forma cambia. Se da entre los 3 y los 4 años.

Control total de esfínteres, entre los 3 y los 4 años. Lo cual indica una progresiva autonomía en la adquisición de hábitos. Si es llevado a cabo sin presiones desencadenará una personalidad sana y equilibrada.

El abandono del egocentrismo, en torno a los 5 años. Comienza a darse cuenta de la existencia de otros puntos de vista diferentes al suyo y a sentir la necesidad de explicar y justificar sus ideas y actuaciones. Esta descentración es un prerrequisito imprescindible para el desarrollo social, moral e intelectual.

Después de analizar las etapas y momentos más significativos, veamos…

5. EL DESARROLLO INFANTIL EN EL PRIMER AÑO DE VIDA

Comenzaremos con el…

5.1. Desarrollo físico

El crecimiento y desarrollo durante el primer año es muy acelerado, el niño triplica el peso del nacimiento (al año pesa en torno a los 10 kilos), aumenta el doble su estatura (crecen alrededor de 25 cm en los primeros 12 meses) y alcanza el 70% del crecimiento cerebral.

El perímetro craneal aumenta 0,25 cm/mes. Al año puede medir alrededor de los 50 cm.

A los 3 meses aproximadamente se produce el cierre de las suturas craneales y la fontanela posterior o landa, la fontanela anterior tarda más en cerrarse, lo hace entre los 9 y los 18 meses. Las fontanelas son partes blandas localizadas en la cabeza del recién nacido, son zonas donde los huesos del cráneo no se han cerrado.

La dentición por lo general comienza alrededor de los 3 o 4 meses, pero el primer diente puede no aparecer hasta algún momento entre los 5 y los 9 meses.

Continuamos ahora con el…

5.2. Desarrollo psicomotor

En los primeros meses, el niño adopta una posición tumbada. Poco a poco el control de los músculos del cuello le permite mantener la cabeza erguida por unos momentos, en especial cuando está boca abajor.

Pronto aprende a girar su cuerpo a voluntad, lo que le permitirá poder cambiar de postura voluntariamente.

Una vez que el control del cuerpo se afiance, hacia los 4 meses el niño estará en disposición de lograr la posición de sentado. Es un hito importante que le permite una perspectiva visual nueva e infinitamente más rica de su entorno.

Hacia el décimo mes los niños gatean perfectamente y poseen una coordinación de brazos y piernas suficiente para poder sentarse y levantarse. La siguiente posición a conseguir será la erguida, base de la adquisición de la marcha, que se consolida alrededor del año, esta adquisición facilitara y desarrollará sus posibilidades de investigación y exploración.

Ahora pasaremos a ver el…

5.3. Desarrollo cognitivo

El cual corresponde con la etapa sensorio-motriz, en la que, según Piaget, el ejercicio de los reflejos asegura la supervivencia el individuo.

El recién nacido presenta movimientos involuntarios conocidos como reflejos arcaicos que facilitan el desarrollo posterior, son respuestas no aprendidas a estímulos específicos. La mayor parte de estos reflejos desaparecerán en el curso de los 4 primeros meses y otros permanecerán a lo largo de la vida. Estos son:

Reflejo de moro o sobresalto: se desencadena en respuesta a un estímulo brusco, un movimiento súbito o un ruido fuerte, responde con un movimiento en forma de abrazo.

Reflejo de succión: es un movimiento rítmico y coordinado de la lengua y de la boca, que aparece cuando cualquier objeto roza sus labios.

Reflejo de búsqueda, llamado también de orientación: consiste en la aplicación de un estímulo cerca de la zona bucal, al que responderá girando la cabeza hacia el lado en el que se le aplica el estímulo y abriendo la boca.

Reflejo de prensión palmar y plantar: si presionamos la palma de su mano la cierra apretando y si ejercemos presión en la parte anterior de la planta del pie, flexiona con fuerza los dedos.

Reflejo de Babinski: se desencadena al estimular el borde externo de la planta del pie desde el talón, los dedos en lugar de flexionarse se abren en abanico y el dedo gordo se eleva.

Reflejo de marcha automática: se observa al sostener al recién nacido por debajo de las axilas e inclinarlo levemente hacia delante, cuidando que uno de sus pies toque la superficie plana. En esta condición, el neonato dará un paso con el pie opuesto de forma automática, flexionará y estirará las piernas una tras otra, avanzando con los pies como si quisiera caminar.

Reflejo tónico del cuello: se aprecia si cuando estando tumbado el bebé boca arriba giramos su cabeza hacia un lado, extiende y separa del cuerpo el brazo del lado hacia el que mira la cabeza y flexiona el contrario. Al invertir la posición de la cabeza se invierte también la de los brazos.

Reacciones circulares primarias (1-4 meses). La acción es el instrumento básico a través del cual el niño se relaciona con su medio. Las acciones tienen dos características básicas: organización interna y regularidad, por lo que se denominan esquemas. En este estadio se desarrollan los esquemas simples descubiertos fortuitamente por el niño y circunscritos a su propio cuerpo. (Por ejemplo, de la succión pasa a chupetear la mano).

Reacciones circulares secundarias (4-8 meses). Se desarrollan esquemas simples descubiertos de forma fortuita por el niño y relacionados con objetos del medio exterior. (Por ejemplo, mueve la cuna y suenan las campanillas).

Reacciones circulares terciarias (12-18 meses). Se descubren nuevos medios por tanteo o experimentación, cuando los que ya saben y pone en funcionamiento no son suficientes para lograr el objetivo. Esto nos indica que toda acción conlleva la puesta en funcionamiento de dos mecanismos indisociables: asimilación y acomodación.

Seguiremos con el…

5.4. Desarrollo afectivo-social

En el momento del nacimiento, el niño está sumido en un narcisismo primario del que va saliendo al reconocer a las personas que lo rodean como las que satisfacen o frustran sus necesidades. Poco a poco el bebé se alegra con la presencia de la madre a la que asocia con la satisfacción de sus impulsos y necesidades y se entristece si no la ve.

Alrededor de los 3 meses ya distingue el rostro de entre los demás estímulos del medio y le sonríe. Si se presenta otro objeto puede que haga algún movimiento de acercamiento, pero no le sonreirá. El bebé sonríe a cualquier cara que aparezca en su cambo de visión, de frente no de perfil, y no sólo a la de la madre. El niño ha aislado un conjunto de rasgos en un todo o forma y reacciona a esta totalidad, la cara se ha convertido en una señal.

A los 6 meses reconoce a sus padres y conocidos y a los 8 meses llora y se molesta ante la presencia de extraños o situaciones desagradables.

Por un lado veamos el desarrollo psicosocial desde la perspectiva de Erickson, este se va desarrollando en la resolución de conflicto. Nos habla de 3 etapas:

Confianza vs desconfianza (0-1 año) Autonomía vs vergüenza y duda (2-3 años) Iniciativa vs culpabilidad (3-6 años)

Nos centraremos en el primer estadio, el de infancia o etapa sensorio-oral que comprende el primer año de vida. La tarea consiste en desarrollar la confianza sin eliminar completamente la capacidad para desconfiar.

Si los padres proveen al recién nacido de un grado de familiaridad, consistencia y continuidad, el niño desarrollará un sentimiento de que el mundo, especialmente el mundo social, es un lugar seguro para estar, que las personas son de fiar y amorosas.

También, a través de las respuestas paternas, el niño aprende a confiar en su propio cuerpo y las necesidades biológicas que van con él.

Durante el primer año, el autor plantea que el elemento primero y más importante para desarrollar una persona sana es la confianza básica y se logra por las experiencias satisfactorias del niño a esta edad. La desconfianza aparece cuando las experiencias positivas son deficientes o cuando las necesidades básicas se satisfacen de forma inadecuada. Esta tarea puede lograrse mediante un cuidado cariñoso y constante.

Por otro lado veamos las primeras manifestaciones afectivas, los organizadores de la personalidad que, según Spitz, ayudan a los niños/as a expresar sus emociones desde los primeros días de vida son tres:

Primero, la sonrisa. Aparece alrededor del primer mes de vida en estado de vigilia y se vuelve cada vez más selectiva según los estímulos que la incitan siempre en contextos sociales. En esta edad, los niños no aprenden a sonreír, sino que identifican rasgos de la cara de la persona que los cuidan, por lo tanto, el estímulo más determinante es el rostro humano.

Segundo, la ansiedad ante el extraño. Surge de forma diferente en cada niño, tanto en la edad en la que aparece como en el grado de intensidad con que se manifiesta, es resultado del desarrollo de la memoria de evocación: el niño compara a la persona extraña con su cuidador. Como consecuencia, entre el sexto u octavo mes aparece la ansiedad de separación: el niño protesta cuando es separado de su adulto significativo.

Y Tercero, la aparición del No, aproximadamente a los 2 años: el niño comienza a rechazar las normas que le imponen, se muestra muy exigente cuando quiere algo. Puede acarrear mayor conflictividad en las relaciones con su entorno al reivindicar su autonomía rechazando las pautas que le quieren aplicar.

Con respecto a sus relaciones con los iguales, a los 6 meses ya pueden mantener relaciones limitadas no conflictivas con otros niños. Con 12 mese, todos los niños manifiestan conductas pro-sociales. Los niños que hacia los 6 y 9 meses se muestran muy sociables con sus madres, lo son a su vez con otros niños. Lo que indica que la calidad y el tipo de relaciones que establecen con los padres influyen en los estilos sociales que desarrollan con los compañeros de su edad.

Para finalizar ese apartado, analizaremos el…

5.5. Desarrollo del lenguaje (durante el primer año de vida)

Desde que nace hasta más o menos los 2 meses, las únicas expresiones que utiliza el niño son el llanto y la sonrisa, con las que comunica sus necesidades y emociones. En torno al tercer mes aparecen las primeras vocalizaciones y responde a los sonidos humanos mediante la sonrisa y a veces, con arrullo.

Alrededor de los 3 o 4 meses el niño produce sonidos guturales que se denominan balbuceo o lalación, que consiste en la emisión de sonidos mediante redoblamiento de sílabas como por ejemplo “ta…ta..ta”. En un principio sólo tienen el valor de ejercicios articulatorios y son una muestra que evidencia el desarrollo que va alcanzando su aparato fonador.

Hacia el quinto y sexto mes aparece lo que se denomina imitación de sonidos, comienza en forma de autoimitaciones de los que el mismo produce (reacción circular) y más tarde empieza a repetir sonidos que el adulto u otro niño produce. Al sexto mes el niño suele emitir los primero elementos vocálicos y consonánticos, siendo un progreso importante con respecto a los gritos y distintos sonidos laríngeos de los primeros meses de vida.

De los 7 a los 8 meses, según Bateson (1975), los intercambios vocales que se dan entre la madre y el niño tienen un carácter de protoconversación, aunque no son intercambios con contenidos significativos. En la última fase de este periodo aparece la ecolalia, que es considerada como la repetición involuntaria de las palabras escuchadas a modo de eco.

Bruner (1979) señala que entre los 7 y los 10 meses el niño va pasando progresivamente de la modalidad de demanda a la modalidad de intercambio y reciprocidad en las interacciones madre-niño. El dar y recibir objetos pronunciando el nombre de cada uno logra enriquecer la aptitud lingüística y comunicativa del niño, constituyendo esta “conversación” un buen ejercicio de entrenamiento para el habla.

De los 9 a los 10 meses el niño empieza a decir palabras cortas, pero no son más que la repetición de lo que dicen los demás, pues es todavía imitación. En esta edad el niño manifiesta comportamientos claramente intencionados y por tanto, inteligentes. La incorporación de los músculos accesorios del habla y de la masticación aumenta la destreza de la lengua y de los labios, favoreciendo la vocalización articulada.

El niño de 11 meses cuenta en su repertorio lingüístico con más de 5 palabras. En esta edad el niño emplea idénticas palabras que el adulto, pero no los atribuye el mismo significado, no significa que no comprenda, sino que su capacidad expresiva es todavía limitada, sin embargo, a medida que va progresando los significados que va atribuyendo a las palabras se van aproximando a los significados atribuidos por el adulto. Al año ya puede imitar acciones y acompañar con actitudes su lenguaje.

6. EL PAPEL DE LOS ADULTOS

El desarrollo infantil también es consecuencia de las relaciones que establece con los adultos. La influencia de los adultos no sólo se produce desde una intervención planificada sino que es consecuencia de todas aquellas interacciones que se producen de forma espontánea.

A través de las interacciones que el niño establece, capta multitud de valores, actitudes, normas… que influyen en su forma de ser y de actuar. Ayudados por las relaciones que establecen con los adultos, con sus iguales y con el entorno que les rodea, los niños progresan en el conocimiento y valoración de sí mismos y, por consiguiente, en la formación del autoconcepto y la autoimagen que tan importante papel desempeñan en el desarrollo infantil.

A continuación exponemos una serie de pautas para orientar la intervención del adulto en los niños/as de 0 a 6 años:

Utilizar un lenguaje claro y correcto, con un lenguaje sencillo y evitando en todo momento las expresiones infantiles. Los niños/as necesitan sonrisas y muestras de satisfacción ante cualquiera de sus actuaciones o progresos por pequeños que estos sean.

Colaborar en el desarrollo de su autonomía dándole siempre la oportunidad para que actúe de la forma más independiente posible, siempre de acuerdo con sus capacidades.

Ofrecerles ambientes acogedores, cálidos y seguros, espacios libres de obstáculos y peligros evitando en todo momento los cambios bruscos de las personas que les cuidan.

Partiendo de sus rutinas crear actividades variadas, estimulantes y motivadoras que despiertan su interés.

Estimular los sentidos a través de actividades multi-sensoriales. Utilizar el juego como vehículo del aprendizaje. Por medio del juego, niños y niñas

observan, experimentan y manipulan los objetos del entorno, utilizando todos sus sentidos. De ahí, que el juego permita la construcción de conceptos y nociones de manera gradual y natural.

Estimular la observación, exploración y experimentación con los objetos del entorno, ayudándoles a descubrir sus cualidades y características más importantes.

Teniendo en cuenta las pautas de orientación expuestas, las intervenciones de los adultos tendrán que considerar el desarrollo global de las capacidades del niño e ir encaminadas a potenciar:

El desarrollo sensorial: a través de los sentidos el niño/a descubre e investiga el medio en el que se desenvuelve y percibe sus primeras sensaciones del entorno. Para ello prepararemos objetos con el fin de fomentar la estimulación sensorial.

El desarrollo personal: las actuaciones del adulto irán encaminadas a propiciar el paso de una total dependencia inicial a una progresiva independencia personal. La dimensión personal pretende el conocimiento de uno mismo, el descubrimiento de la intimidad, la potenciación de la autonomía y la persecución de mayores niveles de independencia.

El desarrollo lingüístico: el mejor medio para el desarrollo del lenguaje lo descubre el niño en la comunicación natural, por tanto nuestra labor consistirá en programar tiempos para conversar y posibilitar situaciones de comunicación donde jugar y crear juntos. Propiciaremos un desarrollo del lenguaje en sus tres componentes esenciales: forma, contenido y uso. Se buscará la progresión del gesto a las primeras palabras, de las comprensiones más simples a las más difíciles y de las expresiones más llanas a los enunciados más completos.

El desarrollo social: en su doble aspecto, tanto en su relación con las personas como con el medio, la intervención consistirá en desarrollar actitudes y valores de respeto, de solidaridad y aceptación. Crearemos climas estables, respetando el ritmo de cada uno así como sus rutinas y marcando unas pautas de actuación que le ayuden a organizar su comportamiento. Ofreceremos situaciones de grupo en las que se estimule la participación, la cooperación y el compañerismo.

El desarrollo cognitivo: los adultos debemos ser mediadores entre el niño y el mundo que le rodea, debemos facilitar la construcción de aprendizajes respetando su nivel de desarrollo, sus capacidades y provocando a su vez la necesidad de aprender. Para ello seguiremos un proceso gradual de estimulación, empezando por lo más sencillo para llegar a lo más complejo.

Todas estas dimensiones guiarán la acción educativa, pero habrá que entenderlas desde un punto de vista funcional y globalizador como potenciadores de una educación integral, equilibrada y armónica. El desarrollo completo necesita del trabajo en equipo de los maestros y maestras, de la colaboración con los padres y madres, y de la coordinación de todas las personas implicadas en los procesos enseñanza-aprendizaje.