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Proyecto de translocación de tapir (Tapirus terrestris) del Parque Nacional El Impenetrable (Chaco) al Parque Iberá (Corrientes) Proyecto elaborado por Talía Zamboni, Gerardo Cerón, Ana Carolina Rosas, Soledad de Bustos, Sebastián Di Martino y Emanuel Galetto.

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  • Proyecto de translocación de tapir

    (Tapirus terrestris) del

    Parque Nacional El Impenetrable (Chaco)

    al Parque Iberá (Corrientes)

    Proyecto elaborado por Talía Zamboni, Gerardo Cerón, Ana Carolina Rosas, Soledad de

    Bustos, Sebastián Di Martino y Emanuel Galetto.

  • Resumen

    El tapir es el mayor herbívoro terrestre de Argentina, Tienen una amplia distribución en

    Sudamérica que abarca hasta el norte de nuestro país. Está catalogado como en peligro de

    extinción en Argentina, extinguiéndose en la provincia de Corrientes durante el siglo XX. En

    esta provincia, el Parque Iberá de 700,000 ha representa una excelente oportunidad para

    recuperar la fauna nativa amenazada. En este sentido, The Conservation Land Trust (CLT)

    lleva realizando desde el año 2006 un programa de restauración de fauna localmente extinta

    incluyendo especies como el oso hormiguero gigante, el venado de las pampas, el pecarí de

    collar, el tapir y el guacamayo rojo, sumado a la creación del Centro Experimental de Cría de

    Yaguareté (CECY), con fines de reintroducción. El objetivo del proyecto de reintroducción del

    tapir, es establecer poblaciones autosustentables y restablecer una especie clave en el

    ecosistema.

    La primera población de tapires comenzó a constituirse en la reserva privada Rincón del

    Socorro en el Parque Iberá con la liberación de siete ejemplares provenientes de cautiverio.

    Los ejemplares se están adaptando a su nuevo ambiente, con el nacimiento de una cría. Se

    prevé que esta población inicial sea reforzada con más ejemplares, sumado a la conformación

    de otros núcleos poblacionales en Iberá. Debido a la limitante de ejemplares provenientes de

    cautiverio en instituciones del país, se propone la translocación desde poblaciones silvestres

    en buen estado de conservación. Datos de muestreos preliminares sugieren una alta

    abundancia de esta especie en el PN El Impenetrable (Chaco), el cual representa la mejor

    opción como fuente de ejemplares a ser translocados.

    Los ejemplares a ser translocados serán capturados mediante jaulas trampa colocadas en

    sitios frecuentemente utilizados por los individuos. Los mismos serán sedados para la toma

    de muestras y colocación de collares de telemetría. Se prevé la extracción de un máximo de

    cinco ejemplares para el primer año, evaluando el número de ejemplares a extraer durante los

    siguientes tres años. Los animales serán trasladados en tráileres especialmente

    acondicionados hasta su destino final en la Reserva Rincón del Socorro propiedad de CLT. Los

    tapires permanecerán un periodo de tiempo en corrales de aclimatación y serán luego

    liberados y monitoreados mediante telemetría.

    Se realizará un monitoreo de la población fuente de tapires en el PN El Impenetrable con el fin

    de evaluar el impacto de las translocaciones sobre la misma. Para ello, se realizará

    anualmente un muestreo con cámaras trampa. Las mismas serán colocadas en los sitios de

    captura y permanecerán un mes en funcionamiento. Mediante los registros se estimará la

    abundancia relativa de tapires en cada muestreo, permitiendo comparar dichos valores entre

    los diferentes años.

  • Introducción

    Características principales del tapir

    El tapir (Tapirus terrestris) es el mamífero terrestre nativo de mayor tamaño que habita las

    selvas y bosques de Argentina. Si bien su área de ocupación actual en Sudamérica es amplia,

    en nuestro país sólo alcanza el 2% (237.807 km2) de la misma y presenta el límite austral en las

    Yungas, los Bosques Chaqueños y la Selva Paranaense (Taber et al. 2008, Chalukian et al.

    2009). A lo largo de su amplia área de distribución el tapir se puede encontrar en 25 regiones

    ecogeográficas, demostrando una gran adaptabilidad a diversos ambientes.

    Históricamente el tapir estaba presente en nueve provincias del norte argentino, habitando en

    la actualidad solo en Salta, Jujuy, Formosa, Chaco y Misiones, y habiéndose extinguido en

    Entre Ríos, Corrientes y Tucumán y probablemente en Santiago del Estero y Santa Fe

    (Chalukian el al, 2009). A escala continental, el tapir se encuentra categorizado como especie

    “Vulnerable” a la extinción, con una tendencia poblacional decreciente (Naveda et al. 2007);

    mientras que a escala nacional es considerado “En Peligro” (Chalukian et al. 2012). Esto último

    en parte ha sido atribuido a que la distribución geográfica se redujera en un 46% en los

    últimos 100 años, siendo la pérdida de hábitat, la caza y la competencia con el ganado

    doméstico las causas principales que provocaron dicha reducción (Chalukian et al. 2009). En

    Argentina la tendencia poblacional es también decreciente y el 81% de las áreas donde la

    especie subsiste han sido categorizadas como con media o baja posibilidad de supervivencia

    para el tapir.

    Los tapires son usualmente de hábitos solitarios. Durante el día suelen moverse dentro de

    bosques y en la noche salen hacia zonas más abiertas como matorrales o pastizales, ríos y

    lagunas (Padilla y Dowler, 1994), si bien pueden pasar largos períodos de tiempo sumergidos

    en el agua durante los días calurosos. En general prefiere los bosques en regeneración

    respecto a los bosques maduros (Salas y Fuller, 1996; Lepera, 2005), probablemente debido a

    una mayor abundancia de especies vegetales pioneras más palatables y con menos

    estructuras de defensa. También prefieren sectores de palmares. Las densidades de tapires

    son muy variables, variando de 1,6 individuos por km2 (Redford y Eisemberg, 1992) hasta 0,11

    - 0,52 individuos por km2 (Peres, 2000). Según algunos autores (Richard y Juliá, 2000a), las

    densidades en torno a los 0,5 individuos por km2 serían las más esperables.

    Los tapires son principalmente herbívoros-frugívoros, alimentándose de hojas, flores, brotes,

    tallos, cortezas, frutos secos y carnosos, siendo selectivos en cuanto a las especies que

    consumen, por lo que su dieta puede variar regional y estacionalmente dependiendo

    principalmente de la disponibilidad de frutos (Janzen 1982, Bodmer 1990, 1991a, Rodríguez et

    al., 1993, Salas y Fuller 1996, Olmos 1997, Henry et al. 2000, Richard y Juliá 2000, Montenegro

    2004, Giombini et al. 2009, Talamoni y Assis 2009, Tobler et al. 2010, Hibert et al. 2011,

    Chalukian et al. 2013).

    En cuanto a la reproducción, se estima que la madurez sexual en vida silvestre es alcanzada a

    los cuatro años (Medici et al., 2007). Generalmente tienen una cría por parto, que nace

    después de aproximadamente 13 a 14 meses de gestación. Se ha observado que la hembra

    puede concebir al mes de haber parido (Padilla y Dowler, 1994), aunque este período es

  • variable según el hábitat. La cría es amamantada hasta los 8 o 9 meses, aunque a partir de la

    semana de vida comienza a incorporar alimentos sólidos en pequeña cantidad. Alcanza el

    tamaño definitivo de adulto aproximadamente a los 18 meses. Puede permanecer junto a su

    madre hasta casi los dos años, caminando siempre cerca de ella durante su andar. La

    longevidad del tapir en estado silvestre es de unos 22 años y hasta esta edad pueden

    reproducirse (Medici et al, 2007).

    El tapir es considerado una especie clave (Chalukian et al, 2004; de Bustos, 2006), una especie

    paisaje (Chalukian et al, 2009) y una especie arquitecta o ingeniera de paisaje (Taber et al,

    2008) por su importante papel en el funcionamiento y estructura de los ecosistemas donde

    habita y especialmente por su rol de dispersor de semillas de hierbas, arbustos y árboles. Dos

    de las cuatro subespecies de tapires reconocidas en base a criterios morfológicos (Cabrera,

    1961) habitan en Argentina. Según este sistema de clasificación (Tapirus terrestris terrestris)

    habitaría en la eco-región Selva Paranaense y Tapirus terrestris spegazzinii en las eco-regiones

    Selvas de Montañas o Yungas y en El Chaco Seco y Chaco Húmedo (Padilla y Dowler, 1994;

    Chébez et al, 2008). En el Plan de Acción para la Conservación del tapir en Argentina

    (Chalukian et al, 2009) se menciona que esta diferenciación en subespecies no está

    confirmada.

    Estudios genéticos recientes sobre el genoma mitocondrial de la especie (de Thoisy et al,

    2010) cuestionan esta diferenciación en subespecies. Estos estudios postulan que el tapir se ha

    diferenciado como especie en las selvas altas del oeste amazónico y que durante el

    cuaternario se produjo la divergencia de cuatro linajes. Uno de estos linajes se distribuye al sur

    del Amazonas y abarca todas las poblaciones argentinas. Este patrón de divergencia del tapir

    es similar al reportado en otras especies de grandes mamíferos supramazónicos como el

    yaguareté y el zorro de monte (Eizirik et al, 2001; Tchaick et al, 2007), en los que las

    diferencias genéticas no son significativas a través de grandes regiones biogeográficas, más

    allá de una moderada estructuración a ambos lados del Río Amazonas. En este sentido, los

    estudios genéticos sugieren que las barreras geográficas tuvieron impactos limitados en la

    estructuración poblacional del tapir (de Thoisy et al, 2008). Por lo tanto, en relación a la

    conservación del tapir, estos estudios cuestionan la utilidad de la distribución en ecorregiones

    a la hora de tomar decisiones y determinar prioridades de conservación, ya que la especie

    sería un gran continuo genético, al menos en la región situada al sur del Amazonas. Esto

    facilita la toma de decisiones en relación al manejo y conservación del tapir en Argentina.

    Parque Nacional Impenetrable

    El PN El Impenetrable en la provincia del Chaco alberga el mayor remanente natural del

    bosque chaqueño del país. Cuenta con 128.000 hectáreas y es el parque nacional más grande

    del norte argentino. El mismo constituye un hábitat ideal para muchas especies amenazadas,

    incluyendo el tapir.

    Las tierras del actual parque fueron previamente una estancia privada (La Fidelidad) que fue

    promovida para ser convertida en parque nacional. Muchas ONGs y particulares han sido

    parte del proceso de creación del parque. Entre ellos, CLT ha sido la encargada de sostener la

    logística y la presencia en el área desde diciembre de 2012, instalando un campamento en el

  • interior del parque para que se puedan desarrollar relevamientos de vida silvestre, trabajos de

    capacitación, promoción y relaciones públicas. En dicho año se realizó el primer relevamiento

    formal de fauna en el área. A partir del 2017 se logró presencia continua de guardaparques

    nacionales e investigadores de diferentes instituciones, lo cual permitió continuar los

    relevamientos e investigaciones en la zona.

    La presencia de distintos ambientes en el interior del parque es la clave de su gran diversidad

    biológica, la cual incluye especies en peligro de extinción como el, el tapir, el chancho

    quimilero (Catagonus wagneri), el pecarí labiado (Tayassu pecari) el tatú carreta (Priodontes

    maximus), el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), el ganso de monte (Oressochen jubatus)

    y el águila coronada (Buteogallus coronatus). El parque posee bosques de altura de

    quebrachos, formaciones de acacias, bosques ribereños, bosques de palmeras, bosques de

    cactus cardón, pastizales, y humedales (Tiddi et. al., 2014). Por su parte, existen varias lagunas

    formadas por el antiguo cauce de los ríos con barrancas pronunciadas y parches de bosques

    alrededor. La diversidad de ambientes incluyendo una gran superficie de bosques continuos,

    la ubicación del parque a orillas del río Bermejo, sumado a una historia de escasa ocupación

    humana que en la actualidad se reduce a personal dedicado a la conservación del área,

    permiten la existencia de una de las últimas porciones del Gran Chaco argentino en buen

    estado de conservación.

    La situación del tapir en el Parque Nacional Impenetrable

    Relevamientos preliminares hechos con cámaras trampa en el interior del parque durante los

    año 2017 y 2018, han registrado una alta presencia de tapires (incluso con crías) y sugieren una

    alta abundancia.

    El tapir fue registrado en el 62% de las trampas cámaras (n=30, figuras 6 y 7) operadas durante

    33 días consecutivos y fue el segundo mamífero más registrado (30% de los registros) luego de

    la corzuela parda (Mazama gouazoubira).

    Por otro lado, en un solo punto de muestreo (25° 00' 58.5'' S 60°56' 41.8'' O) donde se

    colocaron dos cámaras trampa enfrentadas, desde el 19 de noviembre de 2017 al 19 de marzo

    de 2018, se obtuvieron registros que asignamos a 12 individuos (ver fotografías en Anexo 1) en

    base a marcas distintivas (cortes en orejas, manchas, clases de edad).

    Dichos registros sumados a la abundante presencia de rastros indirectos (huellas, fecas y

    sendas) y observaciones directas, indican que la población de tapires de El Impenetrable sería

    lo suficientemente grande como para poder establecer un cupo de extracción conservador de

    unos 5 ejemplares por año. realizar una extracción mínima de ejemplares sin causar impactos

    significativos en la misma.

    En este sentido, la población de tapires del PN El Impenetrable representa la mejor opción

    como fuente de ejemplares a ser translocados. CLT cuenta con experiencia previa en la

    translocación de individuos de diversas especies desde una población natural a otras zonas

    seleccionadas para su reintroducción. En este sentido, desde el año 2009 se viene

    desarrollando la reintroducción, vía translocación de individuos silvestres, de venado de las

    pampas mediante el traslado de ejemplares desde la población original en los bañados del

  • Aguapey hasta el Iberá. El éxito de dicho proyecto permite respaldar acciones futuras de

    translocación de animales silvestres, considerando además la experiencia del equipo en la

    captura, traslado y monitoreo de ésta y otras especies, incluido el tapir.

    El Parque Iberá y el proyecto de reintroducción de fauna localmente extinta

    La Reserva Natural Iberá (RNI) es una de las áreas protegidas con mayor diversidad biológica y

    potencial turístico en el Norte argentino (Canziani et. al., 2003). La zona sufrió durante el siglo

    XX uno de los procesos de defaunación más graves en la región debido a las actividades

    humanas llevadas a cabo en la zona, provocando la disminución poblacional de numerosas

    especies y la extinción de otras. Entre las mismas, seis especies de mamíferos (oso

    hormiguero gigante, pecarí de collar, tapir, lobo gargantilla y yaguareté) y tres especies de

    grandes aves (muitú, guacamayo rojo y guacamayo violáceo, esta última extinguida a nivel

    global) desaparecieron de la región en el siglo pasado.

    Desde la creación de la RNI de alrededor de 1.300.000 ha en el año 1983, el proceso de

    recuperación de la biodiversidad de la región permitió un aumento poblacional notable de

    numerosas especies. La RNI incluye unas 550.000 ha de tierras públicas (Parque Provincial

    Iberá, creado en 2009) y 750.000 ha de propiedad privada (Reserva Provincial Iberá) en las que

    se realizan diferentes actividades productivas. CLT ha adquirido unas 150.000 ha de tierras

    privadas adyacentes al Parque Provincial, que han sido destinadas a la producción de

    naturaleza, es decir, a la restauración del ecosistema, garantizando la presencia de vida

    silvestre y colaborando con el desarrollo local a partir del ecoturismo. Dichas tierras están

    siendo progresivamente donadas al estado argentino desde el 2016 para crear el Parque

    Nacional Iberá. En conjunto, el Parque Provincial y el Parque Nacional Iberá conforman el

    denominado Gran Parque Iberá, que en sus 700.000 ha constituye el área protegida de

    categoría Parque más extensa del país.

    Sumado a las actividades de conservación para la recuperación natural de la biodiversidad

    local, especialistas han recomendado la reintroducción de diversas especies extintas en la

    zona del Iberá, como una medida de manejo posible para la recuperación de sus poblaciones

    (Parera et al 2004). Entre las especies de mamíferos con potencial para ser reintroducidas, se

    citaban el tapir, el oso hormiguero gigante (Myrmecophaga tridactyla), el pecarí de collar

    (Pecari tajacu), el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus), el yaguareté (Panthera onca)

    y el lobo gargantilla (Pteronura brasiliensis).

    A partir de dichas recomendaciones, y dado el escenario ideal para llevarlo a cabo, CLT viene

    desarrollando de manera exitosa un proceso de restauración ecológica a gran escala que

    incluye la reintroducción de grandes mamíferos y aves localmente extintos. Este proyecto de

    reintroducción integral de la fauna extinta constituye uno de los más ambiciosos y complejos

    del neotrópico (Zamboni et al., 2017).

    El proyecto de reintroducción de fauna se inició formalmente en el año 2006 con la

    reintroducción del oso hormiguero gigante, seguido por la reintroducción del venado de las

    pampas en 2009, el guacamayo rojo (Ara chloroptera) y el pecarí de collar en 2015, el tapir en

    2016, sumado al establecimiento del Centro Experimental de Cría de Yaguareté (CECY), con

  • fines de reintroducción en 2015 (Zamboni et al., 2017). En cuanto al proyecto de

    reintroducción del tapir, el objetivo es establecer poblaciones autosustentables y restablecer

    una especie clave en el ecosistema.

    El proyecto de reintroducción del tapir en Iberá

    La primera población de tapires comenzó a constituirse en la reserva privada Rincón del

    Socorro con la liberación de siete ejemplares provenientes de cautiverio. Cuatro hembras y un

    macho proveniente de la Estación de Fauna Autóctona de Salta, sumado a dos machos

    donados por la Reserva Experimental Horco Molle han sido reintroducidos en Socorro y son

    periódicamente monitoreados por telemetría. Los ejemplares se están adaptando a su nuevo

    ambiente de manera exitosa, habiendo nacido la primera cría durante el 2017, mientras que

    varias hembras se encontrarían en estado de preñez. Otros siete ejemplares provenientes de

    cautiverio (Ecoparque de Mendoza, Estación de Fauna Autóctona de Salta, Temaikén, Refugio

    el Puma) serán liberados próximamente y algunos ya se encuentran transitando la fase de

    cuarentena.

    Se prevé que esta población núcleo inicial sea reforzada con más ejemplares. Eventualmente

    se espera generar varios núcleos poblacionales en Iberá. Considerando la limitante de

    ejemplares provenientes de cautiverio en instituciones del país, se considera una segunda fase

    del proyecto que incluya translocaciones desde poblaciones silvestres que presenten un buen

    estado de conservación.

    La translocación de especies amenazadas entre parques nacionales como estrategia de

    conservación.

    Cabe destacar que el proyecto propuesto de translocación de tapires desde el PN El

    Impenetrable al Parque Iberá representaría la primera iniciativa de su tipo en el país. Si bien

    resulta una herramienta novedosa para la conservación de fauna en argentina, la

    translocación de ejemplares de fauna silvestre entre áreas protegidas es frecuentemente

    implementada para el manejo de fauna de numerosos países. Entre los pioneros y con mayor

    trayectoria se encuentra sin dudas Sudáfrica. Este país, al que se le han sumado otros en la

    región, posee décadas de experiencia en la captura, traslado y monitoreo de especies desde

    áreas protegidas donde todavía subsisten a otras en las que se encontraban extintas,

    permitiendo recuperar de esta forma la vida silvestre de ecosistemas enteros, que recuperan

    así su funcionalidad (Van Niekerk y De, 1962; Mabunda et. al., 2003). En este sentido, y con el

    avance de experiencias de este tipo, nuestro país tendría el potencial de convertirse en un

    precursor en la región en términos de reintroducción y translocación de fauna.

    Considerando los crecientes desafíos en la conservación de especies a nivel global, el manejo

    activo de fauna resulta una herramienta efectiva que puede aplicarse ampliamente en áreas

    protegidas y proyectos de conservación. Asimismo, la reintroducción de especies con el fin de

    restaurar ecosistemas completos en los que la fauna sea abundante y fácil de ver, representa

    un gran potencial para el desarrollo de comunidades locales basadas en el ecoturismo, en el

    modelo mencionado previamente como producción de naturaleza (Zamboni et. al., 2017).

  • Objetivos

    El objetivo de este proyecto es consolidar la población de tapires establecida en el Parque

    Iberá a partir de ejemplares cautivos, con ejemplares silvestres del PN El Impenetrable.

    Otras metas del proyecto

    Desarrollar métodos y protocolos establecidos para la translocación de tapires.

    Metodología

    La metodología para llevar adelante estas translocaciones resulta de modificaciones

    realizadas a propuestas ya publicadas (Medici et al, 2008, IUCN, 2013) en base a la experiencia

    adquirida por el equipos de CLT que lleva adelante el proyecto de reintroducción de tapir en el

    Parque Iberá.

    1.1- Captura de ejemplares

    La captura de ejemplares se llevará a cabo en base a la metodología desarrollada por Medici

    (com. pers.) en Pantanal, Brasil (Fig. 1).

    Figura 1. (a) Figura 1. (b)

    Figura 1. (a) Jaula trampa de madera utilizadas para la captura y estudio de tapires en Pantanal.

    (b) Anestesia de un tapir capturado para la colocación de un radiocollar

    Las jaulas serán colocadas en proximidades a caminos vehiculares para facilitar la logística y

    movimiento de ejemplares. Las jaulas de captura se colocarán en sitios frecuentados por

    ejemplares de interés (machos y hembras adultas) registrados previamente mediante

    cámaras trampa. Los sitios de captura estarán ubicados en el área donde se instalará la grilla

    de monitoreo de trampas cámara (ver sección 1.4) y en la zona de influencia de la misma.

  • Dos meses antes a la instalación de las jaulas, se dispondrán saladeros en la zona con el fin de

    atraer a los ejemplares al sitio donde se colocará cada jaula, lo que facilitará su captura.

    Las jaulas serán construidas con madera sólida, con cuatro postes en los extremos, enterrados

    unos 40 centímetros para mantener la estructura fija. Los laterales de la jaula tendrán

    tablones de madera y una puerta de tipo guillotina en uno de los lados. La misma será

    activada cuando el animal pise una madera colocada en el interior de la jaula, que estará

    comunicada a la puerta por una soga (Fig. 2).

    Figura 2. Bosquejo de la estructura de la jaula de captura.

    Una vez colocadas las jaulas, se cebará la zona con sal en los alrededores de las mismas, y

    luego en su interior. Transcurridos unos días para que los animales se familiaricen con la

    presencia de las estructuras, se activará el sistema de cierre para capturar ejemplares. Las

    jaulas serán revisadas varias veces al día, intentando hacerlo desde cierta distancia con el fin

    de evitar dejar rastros olfativos que pudieran espantar a los animales.

    Una vez capturado el animal, se constatará que el mismo sea apto para ser translocado

    (teniendo en cuenta proporción de sexos, edad, apariencia física). Pertinentemente, a

    continuación, el personal veterinario a cargo procederá a realizar la sujeción química necesaria

    para su manipulación e introducción en la caja de transporte.

    El protocolo de trabajo prevee la ejecución de la sedación a través de la inyección remota de

    un protocolo anestésico acorde para la inmovilización de la especie. Se utilizará cerbatana o

    rifle anestésico de CO2 Dan- Inyect según la situación así lo permita buscando en todos los

    casos una distancia óptima de disparo y que el impacto se ejecute en las grandes masas

  • musculares, siendo de elección los cuartos traseros (West et al., 2014; Tapir Specialist Group,

    2007). La combinación de drogas quedará definida en función de la disponibilidad de los

    fármacos y sus reversores al momento de la captura, siendo de elección la utilización del

    siguiente protocolo:

    - Butorfanol / Xilacina: Para un peso promedio estimado en 200 kilogramos, la dosis total

    quedará compuesta por la combinación de 40 miligramos de Butorfanol y 100 miligramos

    de Xilazina, preparados en el mismo dardo para su administración intramuscular. Acorde a

    la respuesta individual y el efecto deseado, una vez transcurridos 10 minutos de la

    aplicación se procederá a la administración de 200 - 300 miligramos de Clorhidrato de

    Ketamina, según valoración veterinaria. Las dosis empleadas corresponden a 0,15-0,20

    mg/kg para el Butorfanol, 0,5-0,6 mg/kg para la Xilazina y 1-1,5 mg/kg para el Clorhidrato

    de Ketamina. Utilizándose como reversores Yohimbina y Naloxona, no pudiéndose

    antagonizar la Ketamina. (West et al., 2014; Fowler 2014; Tapir Specialist Group, 2007;

    Hernández-Divers et al., 2000; Hernández-Divers et al., 2001; Hernández-Divers et al.,

    1998).

    Cabe destacar que el protocolo anestésico presentado con anterioridad ya fue experimentado

    por el equipo veterinario de trabajo de The Conservation Land Trust, empleándose desde el

    año 2016 para todas las intervenciones que requieran una sujeción química para la especie en

    cuestión (Tapirus terrestres) en el marco del proyecto de Reintroducción de Tapires en los

    Esteros del Iberá, advirtiéndose muy buenos cuando se evalúan la profundidad anestésica

    obtenida, los parámetros fisiológicos registrados, la seguridad para el equipo de trabajo y el

    cumplimiento de los objetivos deseados.

    Durante la sedación se tomarán muestras para estudios genéticos, clínicos y epidemiológicos.

    Las muestras incluirán pelo con bulbo, sangre anticoagulada, coágulo sanguíneo desuerado,

    frotis sanguíneo periférico, suero, materia fecal, orina o semen si se obtuvieran; muestras no

    invasivas que pudieran ser de interés para el estudio de la población, su chequeo sanitario de

    origen y la detección de patógenos como individuos centinelas. La lista es dinámica e irá

    actualizándose en función de la colaboración con la comunidad científica y a medida que

    surgieran nuevos estudios en la especie.

    Adicionalmente, se identificará cada ejemplar capturado con un Microchip Trovan

    (Rosenbusch) que será colocado de forma subcutánea ubicándose sistemáticamente entre

    escápulas del lado derecho para facilitar su búsqueda. Se aprovechará este momento para

    colocar un radiotransmisor de VHF MOD 500 de Telonics con sistema de microprocesador

    MS6, sensor de mortalidad y antena TEA-1 para su seguimiento tras la liberación.

    Se intentará realizar las capturas durante la época seca para facilitar la logística y movimiento

    de vehículos, aprovechando además que los tapires frecuentan más los cuerpos de agua,

    evitando además transportarlos durante los meses más cálidos. Por su parte, el arribo de los

    ejemplares a Iberá durante la primavera o inicios de verano permitirá que los mismos tengan

    una mayor disponibilidad de alimento durante el proceso de adaptación al nuevo ambiente.

    Los ejemplares a capturar serán adultos y, en el caso de las hembras, no se considerarán

    aquellas con crías, o con evidencia de estar en proceso de lactancia o preñez avanzada. Se

    intentará conseguir una proporción 1:1 de machos y hembras ya que existiría una tendencia a

  • la monogamia en la especie (P. Medici, com. pers.; datos propios obtenidos en Iberá). Se

    prevé la captura de ejemplares durante cuatro años consecutivos. Cada año se intentará

    capturar un máximo de cinco animales. Dependiendo de los resultados de las primeras

    capturas, se evaluará la posibilidad de incrementar hasta 8 el número de capturas en los

    siguientes años, para lo cual se notificará a las autoridades correspondientes.

    1.2- Traslado

    Una vez capturados, se procederá al traslado de los ejemplares desde El Impenetrable a Iberá

    mediante traileres y cajas de transporte especialmente diseñadas que ya han sido

    previamente utilizadas en el transporte de tapires en largas distancias (Fig. 3, 4 y 5). Las

    mismas poseen varios compartimentos que permiten transportar hasta tres tapires a la vez.

    .

    Figura 3. Tráiler adaptado para el traslado de tapires

  • Figura 4. Interior del tráiler adaptado para el transporte de tapires.

    Figura 5. Tapir descendiendo del tráiler con la ayuda de una rampa.

  • Durante el transporte, los animales irán despiertos y se valorará la necesidad de utilizar

    tranquilizantes que disminuyan el estrés durante estas fases de manejo intensivo según

    recomendaciones del Tapir Veterinary Manual (Quse et al, 2014).

    1.3- Sitio previsto de liberación

    Los ejemplares serán trasladados a las reservas donde CLT lleva a cabo el proyecto de

    reintroducción de especies en el Parque Iberá. En un principio, los ejemplares serán liberados

    en las reserva Rincón del Socorro, evaluando posteriores liberaciones en las reservas San

    Alonso y Cambyretá (Di Martino et. al., 2015, Anexo 2).

    Aclimatación y monitoreo post liberación

    Para la fase de aclimatación y el monitoreo de los ejemplares translocados una vez liberados,

    se llevarán a cabo las metodologías descriptas en el Proyecto de Reintroducción de Tapir en la

    Reserva Iberá (Di Martino et. al., 2015, Anexo 2).

    1.4- Monitoreo de la población fuente

    Se llevará a cabo un monitoreo de la población fuente de tapires en el PN El Impenetrable. La

    misma permitirá evaluar la tendencia de la población, y el impacto que la extracción de

    ejemplares pudiera tener sobre la misma. Dicho monitoreo consistirá en el muestreo de

    tapires mediante cámaras trampa para realizar estimaciones de abundancia relativa. Se

    realizará un muestreo previo a la extracción de los primeros ejemplares, repitiendo el mismo

    cada año durante la misma época, durante el tiempo que dure el proceso de extracción de

    ejemplares.

    Se propone la colocación de 30 cámaras trampa emplazadas en una grilla cuadriculada de 1

    km de lado, cubriendo una superficie de 4 km de ancho por 5 de largo (Figs. 6 y 7), abarcando

    los sitios de extracción de ejemplares. En la superficie ocupada por la grilla se desarrollan

    ambientes de monte chaqueño, humedales y pastizales. La misma abarca parte de los sitios

    propuestos para extracción de ejemplares. Los sitios de colocación de las cámaras estarán

    alejados al menos 300 metros de caminos vehiculares y en un radio no mayor a 20 m del punto

    de GPS perteneciente a la grilla original. Las cámaras funcionarán por un mes tras lo cual se

    procederá al análisis de datos.

  • Figuras 6 y 7. Ubicación de cámaras trampa para el monitoreo de la población de tapires en el PN

    El Impenetrable.

  • Al dificultarse una estimación de abundancias absolutas que implicaría la identificación de la

    mayoría de los tapires, se utilizará como parámetro un índice de abundancia relativa de

    tapires (Díaz Pulido y Payán Garrido, 2012). El mismo se estimará en base al número de

    observaciones independientes de tapires por cámara (dividiendo el número de avistajes

    independientes por los días que funciono cada cámara). La información se presentará como

    número de visitas independientes / días / cámara. Cada observación se considerará

    independiente de otra si se produce en un intervalo de tiempo mayor a doce horas. El índice

    obtenido permitirá evaluar la tendencia poblacional de tapires mientas dure la intervención.

    Se presentarán informes anuales detallando los resultados de los muestreos realizados y los

    análisis del monitoreo de la población mediante la comparación de los resultados obtenidos

    cada año.

    1.5- Comunicación a la sociedad

    Siguiendo la tradición de los otros proyectos de reintroducción desarrollados por CLT, los

    resultados (tanto positivos como negativos) del proyecto de translocación de tapires serán

    comunicados proactivamente a mediante informes técnicos anuales que serán presentados a

    autoridades y disponibles en el sitio web, boletines informativos generales del Programa de

    Restauración de Fauna, un sitio web, facebook, folletos divulgativos, charlas técnicas o

    educativas, videos y artículos científicos. Esta política de comunicación proactiva se puede ver

    en otros proyectos consultando a http://www.proyectoibera.org/especiesamenazadas.htm.

    http://www.proyectoibera.org/especiesamenazadas.htm

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