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Las influencias bizantinas en la decoración arquitectónica del nordeste peninsular son más bien escasas, reducidas casi siempre a pequeños motivos decorativos. Sin embargo, esta tónica se rompe en los stipites de altar, muchos de los cuales copian de forma fiel los modelos bizantinos. La pre- sencia en el nordeste peninsular de algunos objetos litúrgicos de origen bizantino puede relacio- narse con la existencia de una arquitectura menor inspirada en los modelos orientales. PALABRAS CLAVE CAPITEL, DECORACIÓN, TALLER, INFLUENCIAS BIZANTINAS, CATALUÑA The byzantine influences in the architectural decoration of the Iberian peninsular northeast are rather scarce and reduced, almost always, to small ornamental motifs. However, this trend breaks in the altar stipites, many of which copy the byzantine models very closely. The presence in the peninsular Northeast of some liturgical objects of byzantine origin can be related to the existence of a smaller architecture inspired by oriental models. KEY WORDS CAPITAL, DECORATION, WORKSHOP, BYZANTINE INFLUENCES, CATALONIA Introducción En época tardoantigua se produjo un descenso en la construcción de nuevas grandes obras públicas; la actividad se centró en esos momentos principalmente en el enriquecimiento y embellecimiento de las grandes residencias privadas y en la restauración de edificios públicos preexistentes, con el empleo muchas veces de spolia arquitectónica. Esta prácti- Talleres locales e influencias orientales en el nordeste peninsular en época paleocristiana y visigoda. Tres posibles stipites de altar JAVIER ÁNGEL DOMINGO MAGAÑA Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma, CSIC Via di Torre Argentina 18, 3, I-00186 Roma [email protected] 141 PYRENAE, núm. 41, vol. 1 (2010) ISSN: 0079-8215 (p. 141-00) REVISTA DE PREHISTÒRIA I ANTIGUITAT DE LA MEDITERRÀNIA OCCIDENTAL JOURNAL OF WESTERN MEDITERRANEAN PREHISTORY AND ANTIQUITY Data de recepció: 20-05-2009. Data d’acceptació: 22-01-2010

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  • Las influencias bizantinas en la decoración arquitectónica del nordeste peninsular son más bienescasas, reducidas casi siempre a pequeños motivos decorativos. Sin embargo, esta tónica se rompeen los stipites de altar, muchos de los cuales copian de forma fiel los modelos bizantinos. La pre-sencia en el nordeste peninsular de algunos objetos litúrgicos de origen bizantino puede relacio-narse con la existencia de una arquitectura menor inspirada en los modelos orientales.

    PALABRAS CLAVECAPITEL, DECORACIÓN, TALLER, INFLUENCIAS BIZANTINAS, CATALUÑA

    The byzantine influences in the architectural decoration of the Iberian peninsular northeast arerather scarce and reduced, almost always, to small ornamental motifs. However, this trend breaksin the altar stipites, many of which copy the byzantine models very closely. The presence in thepeninsular Northeast of some liturgical objects of byzantine origin can be related to the existenceof a smaller architecture inspired by oriental models.

    KEY WORDSCAPITAL, DECORATION, WORKSHOP, BYZANTINE INFLUENCES, CATALONIA

    Introducción

    En época tardoantigua se produjo un descenso en la construcción de nuevas grandes obraspúblicas; la actividad se centró en esos momentos principalmente en el enriquecimientoy embellecimiento de las grandes residencias privadas y en la restauración de edificiospúblicos preexistentes, con el empleo muchas veces de spolia arquitectónica. Esta prácti-

    Talleres locales e influencias orientalesen el nordeste peninsular en épocapaleocristiana y visigoda.Tres posibles stipites de altar

    JAVIER ÁNGEL DOMINGO MAGAÑAEscuela Española de Historia y Arqueología en Roma, CSICVia di Torre Argentina 18, 3, I-00186 [email protected]

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    PYRENAE, núm. 41, vol. 1 (2010) ISSN: 0079-8215 (p. 141-00)REVISTA DE PREHISTÒRIA I ANTIGUITAT DE LA MEDITERRÀNIA OCCIDENTALJOURNAL OF WESTERN MEDITERRANEAN PREHISTORY AND ANTIQUITY

    Data de recepció: 20-05-2009. Data d’acceptació: 22-01-2010

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  • ca, de la que se conocen ejemplos ya en época republicana (Peña, 2004: 26-27), fue muyfrecuente a partir del siglo IV d.C., cuando surgió una auténtica organización dedicada aldesmontaje y reaprovechamiento de todo tipo de materiales marmóreos. Muchos de losmateriales recuperados se depositaban provisionalmente en almacenes creados para estefin (Herrmann, 1988: 95, 100 y 124, y Pensabene, 1998: 1-56), algunos de los cuales hanpodido documentarse en la ciudad de Tarragona (Domingo, e.p. 1).

    El reaprovechamiento de material antiguo, muchas veces centrado en la recuperaciónde elementos decorativos destinados a las nuevas iglesias que se levantaban, respondía avarios factores. Por un lado, mostraba el triunfo de la fe cristiana sobre los antiguos cultospaganos, al mismo tiempo que señalaba la continuidad entre el mundo clásico y el mundocristiano. Por otro lado, también podía ayudar a justificar ideológicamente un determina-do poder, gracias al vínculo que el uso de spolia, estratégicamente colocados en los luga-res más visibles de los edificios, establecía con una civilización pasada: el monarca AlfonsoII de Asturias, por ejemplo, se presentó como heredero legítimo del reino visigodo deToledo, para justificar de esta forma la conquista del territorio ocupado por los musulma-nes (Bango Torviso, 1996: 19-28), por ello reaprovechó material decorativo visigodo enlas nuevas construcciones que emprendió. Lo mismo hicieron los musulmanes en la cons-trucción de la mezquita de Córdoba (Peña, 2004: 217-222). Finalmente, el uso de spoliatambién respondía a una función práctica o económica, pues conseguía abaratar los cos-tes de las nuevas construcciones. Todas estas razones —económicas, funcionales e ideoló-gicas— explican el gran auge que tuvo el fenómeno del reaprovechamiento en el mundotardoantiguo.

    Consecuentemente, tanto el descenso de la actividad constructiva como el uso de spo-lia provocaron una menor actividad de los talleres especializados en la elaboración de ele-mentos de decoración arquitectónica, fenómeno que repercutió en la calidad de sus pro-ducciones: la plasticidad y vivacidad de los motivos vegetales que una vez caracterizaronlas producciones de los talleres imperiales desapareció casi por completo en esos momentos.

    Al mismo tiempo, los talleres de Roma abandonaron el papel de generadores y unifi-cadores de las nuevas «modas» decorativas, dejando tras de sí un vacío que reforzó el rolde los talleres locales a lo largo del siglo IV-V d.C., vacío que fue rellenado paulatinamen-te por las producciones de la nueva capital imperial, Constantinopla. Las canteras de la islade Proconeso exportaron ingentes cantidades de capiteles a todo el Mediterráneo, mos-trando de esta forma cuál era el estilo oficial de la nueva corte (Barsanti, 1989).

    Sin embargo, la incidencia de las producciones bizantinas en Hispania fue bastanteescasa, donde solamente han podido documentarse seis capiteles importados: uno rea-provechado como pila de agua bendita en la iglesia de Bamba, en Valladolid (Bermúdez,1997: 136, n.º 8, y Schlunk, 1945: 177-204, fig. 23), otro reutilizado en una fuente de lalocalidad de Villagonzalo, en Soria (Blanco García, 1997: 390, fig. 1), y cuatro ejemplaresmás también reaprovechados en la iglesia mozárabe de San Cebrián de Mazote, en Valladolid,aunque reelaborados parcialmente en el siglo VIII-IX d.C. (Domingo, 2006: 343-345,n.º MOZ051-054, y Noack, 1985: taf. 75a-f, 76a-f). Además, no hay que perder de vista

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    Fig. 1. Capiteles bizantinos del área de Barcelona. A y B) En la iglesia de Sant Just i Sant Pastor de Barcelona; C y D) En el Museude Mataró, n. inv. 5446; E) En el Museu d’Arqueologia de Catalunya, n. inv. 7.542, de la iglesia de San Polyeuktos de Constantinopla;F) En el Museu d’Arqueologia de Catalunya, n. inv. 19.060, de la calle Avinyó de Barcelona.

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    que los capiteles bizantinos conservados en la zona de Barcelona —dos en la iglesia deSant Just i Sant Pastor (fig. 1A-B) (Guàrdia i Pons, 1999: 244, n.º 21-22, y Schlunk, 1945:201), otro en el Museu Comarcal de Mataró (fig. 1C-D) (Guàrdia i Pons, 1999: 243, n.º20, y Schlunk, 1964: tab. 65) y otro más en el Museu d’Arqueologia de Catalunya, pro-cedente de la iglesia de San Polyeuktos de Constantinopla (fig. 1E) (Guàrdia i Pons, 1999:243, y Harrison, 1972: 325-326, 1973: 297-300, y 1986: fig. 132-133)— llegaron segura-mente durante la Edad Media como botín de guerra (Schlunk, 1964: 234-254). Solamenteuno de ellos, de la segunda mitad del siglo V d.C. o de inicios del siglo VI d.C., probable-mente bizantino importado, podría ser realmente originario de Barcelona, pues fue halla-do en una excavación de la calle Avinyó (fig. 1F) (Gimeno, 1991: 1046, y Pensabene, 1986:353, fig. 21d).

    Influencias bizantinas

    La escasez de importaciones bizantinas en Hispania reforzó todavía más el papel de lostalleres locales como generadores de nuevos modelos decorativos. A pesar de ello, las éli-tes locales no quisieron renunciar a los modelos cortesanos que se estaban imponiendo deforma masiva principalmente en la zona oriental del Mediterráneo; se aprecia perfecta-mente una dualidad entre el papel ejercido por los talleres locales, como generadores denuevos modelos decorativos, y la voluntad por incorporar algunos elementos propios dela plástica bizantina. Dualidad que caracteriza en gran parte la realidad estilística penin-sular durante la etapa visigoda.

    Concretamente, en el nordeste peninsular, sólo en algunos pocos capiteles visigodosaparecen pequeños detalles decorativos que derivarían de los modelos constantinopolita-nos. Ello ocurre, por ejemplo, en tres ejemplares procedentes del complejo episcopal deBarcelona —uno de tipo compuesto (fig. 2A) y dos derivados del modelo corintio romano(Domingo, 2005: n.º 3, y 2006: n.º BAR002 -008-009, y Guàrdia i Pons, 1999: 231, n.º 1)—en los que se observa la disposición del tallo de las volutas ligeramente inclinada, surgien-do por detrás del labio superior del cálatos, imitando de esta forma la disposición de estostallos en los capiteles compuestos bizantinos. Lo mismo ocurre en un capitel compuestoprocedente de la basílica de Sant Cugat del Vallès (fig. 2B), Barcelona, (Barral, 1974: 903-904, fig. 29; Domingo, 2005: n.º 1, y Guàrdia i Pons, 1999: 241, n.º 14) en el que tanto ladisposición de los tallos de las volutas como del equino recuerda los modelos compuestosbizantinos. Sin embargo, la talla de la pieza y la decoración del cálatos participan plena-mente del estilo de los talleres del nordeste peninsular y de la Galia (Domingo, 2005: 133,136-137, y 155-156, n.º 1). Finalmente, un capitel procedente probablemente del edificiode Sant Miquel de Terrassa (fig. 2C) (Domingo, 2006: n.º BAR019, y Guàrdia i Pons, 1999: 237,n.º 1) deriva del modelo bizantino denominado «con volutas en V o en U».

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  • Esta realidad cambia completamente al analizar la serie de seis pequeños capitelesconservados en el nordeste peninsular. Muchos de ellos seguramente pertenecientes a sti-pites de altar, según un modelo difundido del siglo IV al IX d.C. (Ripoll y Chavarría, 2005:37-41; Barroso y Morín, 2007: 139 y 146-147, y Sastre, 2009: 309-330), aunque no puededescartarse para ellos otros usos, como ajimeces de ventanas, pequeñas balaustradas decoronación de canceles, como las observadas en algunas basílicas coptas y probablemen-te en un cancel de Recópolis (Vázquez de Parga, 1967: fig. 5, y Cruz Villalón, 1985: 195,n.º 112) o, finalmente, como parte de baldaquinos, bien sea en torno al altar o a la pisci-na bautismal, como el que se conserva en El Bovalar (Pita y Palol, 1972: 383-389, y Palol,1994: 28). Sea como sea, todos ellos pueden adscribirse con gran probabilidad a un ámbi-to arquitectónico de tipo religioso.

    De los seis ejemplares mencionados, tres presentan claras influencias bizantinas.Curiosamente, estos tres ejemplares son los que con mayor probabilidad pueden asociar-se a stipites de altar, pues, como veremos a continuación, uno de ellos fue hallado justodetrás del ábside de la basílica septentrional de la necrópolis de Tarraco, en cuyo interiorse levantaría el altar (López Vilar, 2006: 266), según la colocación más frecuente en lasbasílicas hispanas (Ripoll y Chavarría, 2005: 33-37), otro procede de Centcelles, donde enépoca paleocristiana o visigoda existió probablemente una basílica, tal como veremos másadelante, y el último ejemplar, conservado en el Monasterio de Montserrat, presenta untipo de talla muy fina y delicada que sugiere esta funcionalidad:

    — Capitel de la basílica septentrional de la necrópolis de Tarraco (fig. 3A) (Guàrdia iPons, 1999: 227, y López Vilar, 2006: 126, figs. 137 y 223). MNAT. Altura total: 32,5 cm,altura del capitel: 10 cm, altura del ábaco: 3,75 cm, diámetro máximo conservado del fuste:

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    Fig. 2. Capiteles con pequeños detalles decorativos que derivan de los modelos bizantinos. A) En el Museu d’Història de la Ciutatde Barcelona, n. inv. 2.982, del complejo episcopal de Barcino; B) En el Museu d’Arqueologia de Catalunya, n. inv. 30.785, de labasílica de Sant Cugat del Vallès; C) En la iglesia de Sant Miquel de Terrassa, del complejo episcopal de Terrassa (Museu de Terrassa.Seu d’Ègara. Esglésies de Sant Pere).

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    10 cm, diámetro superior del fuste: 8,4 cm. Mármol blanco. Se halla fracturado a la altu-ra del fuste. El fuste es liso y presenta un engrosamiento en la parte superior, a modo decoronamiento. El cálatos se decora mediante una corona de cuatro esquemáticas hojasangulares, formadas por cuatro lóbulos dispuestos en torno a un nervio central liso de sec-ción plana. El ábaco, de perfil cuadrangular, es liso y de gran altura.

    — Capitel de Centcelles (fig. 3B) (Guàrdia i Pons, 1999: 229). MNAT-Cent. Oberfl.Feld. Altura total: 18 cm, anchura: 14 cm, grosor: 10 cm. Mármol blanco, quizá Carrara.La pieza se halla fracturada por todos sus costados. El capitel se ha labrado junto al fuste,que presenta estrías helicoidales y una moldura de coronamiento simple, formada a par-tir de dos listeles secantes que dejan un breve tramo de sumoscapo liso. El cálatos se deco-ra mediante una corona de cuatro hojas angulares de tipo corintio-asiático labradas conel bisel. La factura es bastante fina y entre los foliolos inferiores se generan espacios desombra ojivales. En el punto de contacto entre las diversas hojas aparece la superposiciónde espacios de sombra con forma triangular y romboidal.

    — Capitel del Monasterio de Montserrat (fig. 3C). Museu de Montserrat. Donado por unparticular y procedente seguramente de un área más o menos próxima a dicho monasterio.1

    Fig. 3. Probables stipites de altar con claras influencias orientales. A) En el Museu Nacional Arqueològic de Tarragona, de la basílicaseptentrional de la necrópolis de Tarraco (foto cedida por Jordi López); B) En el Museu Nacional Arqueològic de Tarragona, de Centcelles;C) En el Museu de Montserrat, de procedencia desconocida (imagen propiedad del Museu de Montserrat, Abadia i Santuari de Montserrat).

    1. Quiero agradecer al director del Museu de Montserrat, Josep de C. Laplana, el conocimiento de esta pieza, asícomo la posibilidad de proceder a su estudio.

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  • Altura total: 25,5 cm, altura del capitel: 12,5 cm, longitud del ábaco: 10,5 cm, altura delábaco: 2,5 cm, diámetro del fuste: 7 cm. Mármol blanco. La pieza se halla fracturada en laparte inferior, a la altura del fuste. El capitel se ha labrado junto al fuste, que presenta estrí-as helicoidales y una moldura de coronamiento simple formada a partir de un engrosa-miento de la superficie. El cálatos, bastante estilizado, se decora mediante una corona decuatro hojas angulares de tipo acantizante labradas con el bisel; éstas tienen un potentenervio central liso de sección plana en torno al cual se articulan los distintos foliolos, esti-lizados y con los extremos apuntados. En el punto de contacto entre las diversas hojas apa-rece la superposición de espacios de sombra con forma triangular. El ábaco presenta unperfil cuadrangular y su superficie se decora mediante un surco horizontal situado a mediaaltura. En el centro de cada una de sus caras aparece la flor del ábaco convertida en unbotón circular liso.

    Estos tres capiteles reúnen algunas características comunes, como el cálatos decoradomediante una corona de cuatro hojas angulares. Hojas que son distintas en todos ellos: enel primer ejemplar, fruto de una esquematización del modelo acantizante; en el segundo,derivadas del modelo bizantino denominado «con grandes foliolos» (Barsanti, 1989: 111),y en el tercero, de tipo acantizante. Los dos últimos capiteles comparten además la presen-cia de un fuste con acanaladuras helicoidales, modelo de origen oriental que llegó a Occidenteen el último cuarto del siglo II d.C. (Tuzi, 2002: 41, y Pensabene, 2007: 241-242), segura-mente a través del norte de África (Conce, 1997: 138).

    Para el capitel procedente de la basílica septentrional de la necrópolis de Tarraco (fig. 3A),J. López cita algunos paralelos en Oriente, principalmente en la mensa auxiliar de la basíli-ca funeraria suburbana de Dion, en Grecia (Chalkia, 1991: 84-85, fig. 70). Sin embargo, ya pesar de las similitudes, estos capiteles han sido decorados mediante una corona de apro-ximadamente ocho hojas de agua con el nervio central inciso. El ejemplar más parecido,

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    Fig. 4. Basílica de Dinogetia, Rumanía (Barnea, 1977: fig. 77/2).

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  • de hecho prácticamente idéntico, al capitel de Tarraco, se halla en la localidad de Dinogetia,en Rumanía (fig. 4), capitel realizado en mármol griego importado y procedente segura-mente de una basílica localizada en la ciudad (Barnea, 1977: 155-156, 211-212 y fig. 77/2).Otro ejemplar también muy similar procede de la localidad de Velilla de Ebro, en Zaragoza(fig. 5) (López Vilar, 2006: 126, fig. 139, y Domingo, 2006: n.º ZAR002); su presencia allípuede explicarse a través de la existencia de una ruta de penetración de modelos decorativosque desde la costa del nordeste peninsular remontaba el valle del Ebro (Domingo, 2005: 163).

    En el capitel de Centcelles (fig. 3B), cuyas hojas de acanto resultan muy próximas aalgunas producciones bizantinas, el coronamiento del fuste es muy simple, formado pordos listeles secantes que dejan un breve tramo de sumoscapo liso. Esta composición simpli-fica el modelo más frecuente en los ejemplares bizantinos, formado por un engrosamien-to de la banda superior del fuste seguida por un listel.

    Por lo que respecta al capitel del Monasterio de Montserrat (fig. 3C), su proximidad alas producciones bizantinas no es tan evidente, pues en la labra de las hojas de acanto seobserva perfectamente la participación de un taller local de la zona nordeste peninsular,como veremos más adelante. De todos modos, y en cuanto a la estructura, podemos citaralgunos paralelos en Jordania, uno de ellos procedente de la capilla de la Theotokos en elMonte Nebo que podría fecharse en el siglo VII d.C. (Acconci, 1998: 501, n.º 99-101) y otros,ligeramente más toscos, procedentes del monasterio de la Visión de Moisés, también en el

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    Fig. 5. Velilla de Ebro, Zaragoza (foto cedida por el Museode Zaragoza).

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    Monte Nebo, que podrían fecharse en el siglo VI d.C. (Russo, 1987: 190-191, fig. 57).También en Salona aparece un ejemplar muy similar, aunque con las hojas talladas deforma mucho más fina y próxima al modelo de acanto espinoso (Duval y Marin, 1994: 92,pl. XXII), en la basílica de Traianoupolis, en Grecia, con las hojas de clara inspiración bizan-tina, aunque con el ábaco idéntico al ejemplar de Montserrat (Pallas, 1977: fig. 85a-b), yen Egipto, donde se conservan varios capiteles de este tipo fechados entre la segunda mitaddel siglo V d.C. y la primera mitad del siglo VI d.C. (Pensabene, 1993a: n.º 528-541).

    Estos capiteles hispánicos no tienen por qué inspirarse directamente en los modelosorientales, pues muchos de los motivos decorativos fueron exportados a Occidente: un capi-tel similar al ejemplar de Montserrat apareció, por ejemplo, entre los restos de un barcohundido durante la primera mitad del siglo VI d.C. en las costas de Marzamemi, Sicilia(Kapitän, 1969: 129). También en Sicilia, concretamente en la ciudad de Siracusa, se con-serva un capitel con el ábaco y las cuatro hojas del cesto parecidos al ejemplar de Montserrat,pero con espacios de sombra con forma rectangular y romboidal y con dos delgados tallosque generan en sus extremos diminutas volutas (Sodini, 2000: 439, fig. 31).

    En el norte de África también se hallan capiteles de este tipo, como algunos ejempla-res procedentes de una basílica al norte de la ciudad de Cartago de la primera mitad delsiglo VI d.C. (Sodini, 2002: 587-592, fig. 9-10). También es frecuente este modelo de capi-tel en la ciudad de Rávena, en ejemplares realizados mediante una talla muy fina y conlas hojas derivadas del modelo de acanto espinoso. A pesar de ello, el ábaco es idéntico alejemplar de Montserrat (Olivieri, 1969: 85-87, n.º 73).

    Los capiteles del nordeste peninsular podrían fecharse en el siglo VI d.C., momento enque las producciones bizantinas que sirvieron de modelo tuvieron mayor auge (Grabar,1963: 65, pl. XIX, 1-2) y fueron exportadas de forma masiva (Harrazi, 1982: 175, y Sodini,2002: 588-589).

    Por lo que respecta a los otros tres pequeños capiteles documentados en el nordestepeninsular, estos se alejan completamente de la plástica constantinopolitana y siguen esque-mas compositivos propios de la plástica visigoda peninsular: dos de ellos se conservan enTarragona —uno en la Casa Canals-MHT (fig. 6A) (Domingo, 2006: n.º TAR024) y otro enel Museu Nacional Arqueològic (fig. 6B) (Guàrdia i Pons, 1999: 229, n.º 8, y Palol, 1953:lám. LI, n.º 13)— y el último procede de la iglesia de Santa Quitèria, en la Sentiu de Sió,Lleida, actualmente conservado en el Museu de la Noguera (fig. 6C) (Domingo, 2006:n.º LLE006, y AA.VV., 2001: 265).

    La presencia en el nordeste peninsular de solamente seis pequeños capiteles de estetipo contrasta con los aproximadamente 150 ejemplares documentados en el resto penin-sular, concentrados principalmente en torno a las grandes ciudades como Córdoba, Mériday Toledo (Domingo, 2006). Sin embargo, de todos ellos, solamente un ejemplar cordobésinédito del siglo V-VI d.C. (Domingo, 2006: n.º SIN168) se inspira en las producciones bizan-tinas: presenta un cesto decorado mediante cuatro hojas angulares de acanto espinoso yun potente ábaco que nos remite a las producciones orientales y norteafricanas, con para-lelos en el complejo eufrasiano de Poreč, de 559 d.C. (Terry, 1988: 14, n.º 27-44 y 48), y

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    en diversos capiteles de Salona del siglo V-VI d.C. (Duval y Marin, 1994: 92, n.º VI.a.1). Elresto de ejemplares hispánicos participa de una tradición visigoda perfectamente asimila-ble a los ejemplares de la figura 6.

    Consecuentemente, los tres pequeños capiteles del nordeste peninsular con clarasinfluencias bizantinas resultan excepcionales por diversos motivos: se encuentran en unazona donde las influencias bizantinas son muy escasas, reducidas prácticamente a la rein-terpretación de algunos pequeños detalles decorativos (fig. 2), y pertenecen precisamen-te a una tipología de pequeños capiteles en los que las influencias bizantinas resultan bas-tante extrañas: un único ejemplar entre los aproximadamente 150 capiteles de este tipodocumentados en el resto de Hispania.

    Talleres locales del nordeste peninsular

    El capitel procedente de la basílica septentrional de la necrópolis de Tarraco posee un para-lelo idéntico en Rumanía, realizado con mármol griego importado. El capitel de Centcelleses el que reproduce de forma más fiel el modelo bizantino, mientras que es el ejemplar de

    Fig. 6. Pequeños capiteles de tradición visigoda. A) En la Casa Canals-Museu d’Història de Tarragona; B) En el Museu NacionalArqueològic de Tarragona, n. inv. 3.128; C) En el Museu de la Noguera, Balaguer, n. inv. MN-257, de la iglesia de Santa Quitèria, enla Sentiu de Sió, Lleida.

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  • Montserrat el que puede insertarse de forma más clara en la tradición de los talleres loca-les de la zona: su talla, realizada mediante el bisel, encaja perfectamente con el modo detrabajar de los talleres del nordeste peninsular y de la Galia (Domingo, 2005), pudiendodistinguirse al menos tres niveles o talleres distintos:

    Al primer taller, que genera las producciones de mayor calidad técnica, pertenecentres capiteles del siglo VI d.C. El primero de ellos, de Tarragona (fig. 7A), reaprovecha unfuste de columna altoimperial de mármol de Luni. De él únicamente se conserva la parteinferior, formada por una corona de cuatro hojas angulares de perfil globular y con los dis-tintos foliolos labrados en su interior (Domingo, 2005: n.º 11). El segundo procede de lavilla de Paret Delgada (Domingo, 2005: n.º 5, y Guàrdia i Pons, 1999: 229, n.º 1), a 20 kmal norte de Tarragona (fig. 7B), cuya labra y disposición de los foliolos parece inspirarse enel modelo anterior, mientras que su estructura se asemeja a algunos ejemplares galos(Larrieu, 1964: n.º C.33; Cabanot, 1972: fig. 18, y Lacoste, 1977: fig. 1); incluso el már-mol con el que ha sido labrado podría proceder de las canteras galas de Saint-Béat (AA.VV.,2009: 71, n.º 2.21). Finalmente, el tercer ejemplar procede del complejo episcopal deBarcelona y fue labrado en mármol de Afyon (fig. 7C) (Domingo, 2006: n.º BAR00, yGuàrdia i Pons, 1999: 232, n.º 6).

    Al segundo taller pertenecen algunos ejemplares de menor calidad, también del siglo VId.C.: dos fragmentos procedentes del complejo episcopal de Barcelona (fig. 8A-B), la

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    Fig. 7. Capiteles del primer taller. A) En el Museu d’Història de Tarragona, n. inv. 1.498; B) En el Museu Nacional Arqueològic deTarragona, n. inv. 12.388, de la villa de Paret Delgada; C) En el Museu d’Història de la Ciutat de Barcelona, n. inv. 2.582, del complejoepiscopal de Barcino.

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  • superficie de cuyas hojas presenta una sección plana (Domingo, 2005: n.º 6, y 2006: n.ºBAR003 -007, y Guàrdia i Pons, 1999: 232, n.º 3-4), y un capitel de Tarragona con unatalla ligeramente menos esquemática que los anteriores (fig. 8C) (Domingo, 2006: n.ºTAR025) y una disposición de los foliolos muy similar al capitel procedente de ParetDelgada (fig. 7B); es precisamente en este nivel en el que podemos incluir el capitel deMontserrat (fig. 3C).

    Por último, al tercer taller pertenecen las producciones de menor calidad, todas ellaslocalizadas en la zona interior del nordeste peninsular. Disponemos de un capitel del sigloV-VI d.C. hallado en la villa de El Romeral, en Albesa, Lleida (fig. 9A) (Domingo, 2005: n.º 7,y Guàrdia i Pons, 1999: 240, n.º 8), con los foliolos dispuestos verticalmente, y de loscapiteles de la vecina basílica de El Bovalar, en Seròs, Lleida, de cuyo baptisterio proce-den dos ejemplares idénticos que pueden fecharse entre la segunda mitad del siglo VI d.C.e inicios del siglo VII d.C. (fig. 9B) (Domingo, 2005: n.º 9-10; Guàrdia i Pons, 1999:242-243, n.º 18, y Pita y Palol, 1972: 388-389, lám. CLXXVII-CLXXIX). La configuraciónde los foliolos de este capitel, dispuestos en vertical y representados de forma esquemá-tica y geometrizada, es muy parecida a la del ejemplar de la villa de El Romeral, en el queprobablemente se inspiraron sus artesanos (Domingo, 2005: 161-162; en contra, Bermúdez,2007: 226).

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    Fig. 8. Capiteles del segundo taller. A) En el Museu d’Història de la Ciutat de Barcelona, n. inv. 9.513, del complejo episcopal deBarcino; B) En el Museu d’Història de la Ciutat de Barcelona, n. inv. 7.842, del complejo episcopal de Barcino; C) Colección privadade Tarragona.

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  • Conclusiones

    La presencia de influencias bizantinas en Hispania es en general bastante escasa si la com-paramos con lo que ocurre, por ejemplo, en Italia o el norte de África, donde la importa-ción de capiteles bizantinos fue abundante. Además, una de las zonas peninsulares dondeesta influencia fue menor es precisamente el nordeste, donde predomina una fuerte regio-nalización de la producción y una cierta vinculación a los modelos y tipos de talla galos.

    Dentro de este contexto sorprende la presencia de tres capiteles de pequeño tamaño,muy probablemente stipites de altar, inspirados claramente en las producciones constanti-nopolitanas; precisamente en este tipo de capiteles, de los que conservamos pocos ejem-plares en esta zona del nordeste y en los que, a escala peninsular, las influencias bizanti-nas son prácticamente inexistentes.

    No resulta fácil dar una explicación a este fenómeno, aunque tampoco hemos de pen-sar que el nordeste peninsular vivió de espaldas a la realidad artística bizantina. Recordemosque aquí se instalaron algunas comunidades orientales, como la de origen judío griego-oriental de Tarragona que todavía existía en el siglo VII d.C. o la comunidad de orientalesde Tortosa (García Moreno, 1972: 132-133); comunidades que debían ser bastante nume-rosas, a juzgar por la carta que el metropolitano Juan de Tarragona envió en 516 d.C. al

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    Fig. 9. Capiteles del tercer taller. A) En el Institut d’Estudis Ilerdencs, n. inv. L-2287, de la villa de El Romeral, Albesa, Lleida; B) Enel Institut d’Estudis Ilerdencs, n. inv. L-5211, del baptisterio de la basílica de El Bovalar, Seròs, Lleida.

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  • Papa Hormosidas para ver qué podía hacer con la gran cantidad de eclesiásticos griegosque, en palabras suyas, infestaban la Península de todo tipo de herejías (Puig i Cadafalch,1924: 520-521). Además, en 619 d.C. el clérigo Stephanus, tras la ocupación de Egipto porlos persas, llegó a Tarragona (Hoppe, 2000: 324), mientras que el obispo de Girona, Joande Biclar, vivió 17 años en Constantinopla (Puig i Cadafalch, 1924: 520-521). Esta reali-dad liga con el hallazgo de algunos objetos arqueológicos de procedencia oriental en elnordeste peninsular, como una colección de jarritas bizantinas del siglo VII d.C. (LópezSerrano, 1976: 758); el altar de Rubí, con un esquema compositivo que imita prototiposdel norte de Siria y de Egipto del siglo V d.C. (Palol, 1953: 33-34, y 1957-1958: 87-88;Vives 1941: 401, y Ripoll y Chavarría, 2005: 41-42), o el sarcófago de plomo de Terrassa,probablemente importado de Siria y que podría fecharse en la primera mitad del siglo IV d.C.(Rodà, 1990: 292-293).

    Algunos de estos objetos son de tipo litúrgico, por lo que pueden relacionarse a nivelfuncional con los capiteles de Tarragona, Centcelles y Montserrat, seguramente pies dealtar o, por lo menos, piezas vinculadas a una arquitectura religiosa. No hemos de olvidarque, por ejemplo, en el interior de la gran sala con cúpula de Centcelles, de mediados delsiglo IV d.C. o de la primera mitad del siglo V d.C. (Remolà, 2002: 106), se instaló en 1151una iglesia dedicada a Sant Seles (Schlunk y Hauschild, 1962: 12), quién sabe si en recuer-do de alguna antigua iglesia que pudo existir en la zona durante la etapa visigoda y a la quepodría haber pertenecido, según P. de Palol, el jarro litúrgico de fabricación itálica halladoen la partida de La Grassa, muy cerca de Centcelles, con 800 trientes de oro en su interior,los últimos pertenecientes a Chindasvinto (Palol, 1953: 76). Por otro lado, el capitel halla-do en la necrópolis de Tarragona procede del estrato de derrumbe de la basílica septen-trional, a pocos metros del ábside, y el capitel de Montserrat, de procedencia desconocida,seguramente fue hallado en la zona central de Cataluña, donde podemos imaginar la exis-tencia de alguna basílica visigoda. No olvidemos que en esta zona se erige el complejo epis-copal de Terrassa y la basílica de Sant Cugat y que precisamente de ella proceden las pie-zas orientales de Rubí y Terrassa anteriormente citadas.

    Tal como hemos podido observar en los capiteles, muchas veces las influencias orien-tales llegan de forma indirecta o son imitadas por los talleres locales de forma bastantelibre o con la introducción de los métodos de talla que les son propios. Esta fusión de ten-dencias se pone claramente de manifiesto en el capitel de Montserrat, cuya estructura deri-va de los modelos orientales bizantinos, mientras que su talla y disposición de foliolos deri-va de la tradición regional de los talleres locales. Además, esta imitación de los modelosbizantinos no se produce solamente por parte de los talleres más experimentados en latalla (fig. 7), sino que se documenta en un taller que podemos clasificar de segunda cate-goría (fig. 8), probablemente conocedores de las producciones de los talleres de mayor cali-dad, pero sin llegar a una talla a bisel tan perfecta ni a una representación tan naturalistade los foliolos.

    Además, la presencia de esas influencias bizantinas nos indica cuáles eran los gustosde los comitentes de las obras para las que se labraron dichas piezas. No hemos de perder

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  • de vista que Constantinopla se erigió como el gran centro político, económico y culturalde la época. Las obras artísticas producidas por sus talleres eran consideradas las más pres-tigiosas y fueron exportadas a gran parte del Mediterráneo (Barsanti, 1989: 91-220), o almenos imitadas por infinidad de talleres locales con mayor o menor destreza. Las élitesmás refinadas y cultas debían sentirse indudablemente atraídas por esos modelos que inten-tarían reproducir en las obras que financiaban. Es esta voluntad la que puede explicar lapresencia de capiteles inspirados en las producciones bizantinas en gran parte de las villastardorromanas hispanas (Domingo, e.p. 2), como Aguilafuente y Quintanares, situadas enel centro peninsular y cuyos capiteles pueden fecharse en el siglo VI d.C. (AA.VV., 1974:73, n.º 46; Domingo, 2006: n.º CEN025-028, y Ortego, 1969: 238, tab. LXXXI-LXXXII), oen la villa de La Sevillana, cerca de Mérida, de la que procede un capitel también del sigloVI d.C. (Domingo, 2006: n.º OES002, y Aguilar y Guichard, 1993: 68).

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    Introduzione

    Nel II-III sec. d.C. si registra un forte calo dellecostruzioni pubbliche, ma allo stesso tempo, siattua un fenomeno di recupero di materiale archi-tettonico decorativo. Questi fenomeni fanno sì chediminuisca l’attività delle officine di decorazionearchitettonica peninsulari, ma provocano anchela regionalizzazione della sua produzione e unaimportanza notevole sempre più accentuata delleofficine locali come generatrici delle nuove cor-rente stilistiche. Roma non è più il «modello crea-tore» dei nuovi stili decorativi e pian piano il suoruolo sarà acquisito dalle officine di Costantinopoli.

    Le produzioni costantinopolitane irromponocosì in tutto l’occidente già nel IV-V sec. d.C., sopra-tutto in Italia e nel nord d’Africa, mentre inSpagna la sua presenza sarà minore: soltanto seicapitelli importati sono stati documentati.

    Comunque, non dobbiamo dimenticare che i capi-telli bizantini conservati a Barcellona arrivaronosicuramente durante il periodo medioevo (fig. 1).

    Questa diminuzione d’importazioni rinforzòancora di più lo sviluppo delle officine locali delnordest peninsulare. Ciononostante, i settori piùpotenti della società non rinunciarono mai aimodelli decorativi più diffusi e prestigiosi delMediterraneo orientale. Infatti, si può osservareuna dualità di ruoli, tra le officine locali, portatricidi nuovi modelli decorativi, e la volontà di incor-porare alcuni motivi decorativi propri della pro-duzione bizantina.

    Studio dei capitelli

    Nella maggior parte del capitelli visigotici del nor-dest peninsulare appaiono soltanto piccoli moti-

    Riassunto

    Officine locali e influenze orientali nel nordestpeninsulare in epoca paleocristiana e visigotica.A proposito di tre possibili stipites di altare

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  • vi decorativi ispirati alle produzione bizantine(fig. 2). In questi, effettivamente, non è ripro-dotta un’autentica imitazione dei modelli bizan-tini, eccezione fatta dai tre stipites di altare quianalizzati. Questi, presentano una corolla di quat-tro foglie angolari nel calato, alcune derivate daimodelli bizantini.

    Il primo capitello (fig. 3A), proveniente dallabasilica settentrionale della necropoli diTarragona, possiede tutte le caratteristiche di unaltro capitello ritrovato nella località diDinogetia, in Romania (fig. 4), ed un altro aVelilla de Ebro, in Saragozza (fig. 5), che docu-menta l’esistenza di un tentativo di penetrazio-ne di motivi decorativi della costa lungo la valledell’Ebro. Il secondo capitello (fig. 3B), prove-niente da Centcelles, è l’esemplare più prossi-mo alle produzione bizantine. Il terzo capitello(fig. 3C), nel Museu de Montserrat, riproduceun modello ampliamente diffuso in tutto l’o-riente, ma la sua tecnica di lavoro, così come laforma delle foglie d’acanto, si vincolano perfet-tamente con la tradizione delle officine localidel nordest peninsulare.

    Questo tipo di piccoli capitelli non sonomolto frequenti nel nordest peninsulare, dovesoltanto si documentano altri tre esemplari:due a Tarragona ed un altro nella provincia diLleida, tutti secondo un modello perfettamen-te visigotico (fig. 6). Nel resto di Spagna cono-sciamo più di 150 capitelli di questo tipo, masoltanto uno di loro assomiglia ai modellibizantini.

    Così, gli stipites del nordest peninsulare risul-tano eccezionali per due motivi: si trovano in unazona dove l’influsso bizantino è scarso ed appar-tengono a una tipologia di piccoli capitelli neiquali, a livello peninsulare, l’influsso bizantino èquasi inesistente.

    Contesto

    Il capitello di Montserrat è quello che può vin-colarsi più fortemente con le produzioni delleofficine locali. Nel lavoro di queste possono distin-guersi tre livelli:

    Al primo livello sono incluse le produzioni dimaggiore qualità che si trovano nell’area diTarragona e Barcellona (fig. 7). Al secondo livel-lo appartengono alcuni esemplari di minore qua-lità, che si trovano a Barcellona e Tarragona (fig.8), ed al quale appartiene il capitello diMontserrat. Finalmente, al terzo livello appar-tengono le produzioni peggiore, tutte localizza-te nella zona più interna del nordest peninsula-re: villa di El Romeral (fig. 9A) e basilica di ElBovalar (fig. 9B).

    Questa divisione ci permette di osservarecome l’influsso delle produzioni bizantine nonarriva soltanto ai capitelli di maggiore qualità, malo si può documentare perfettamente anche nelcapitello di Montserrat, che appartiene al secon-do livello.

    Conclusioni

    Nei tre piccoli capitelli qui analizzati si osservaun forte vincolo alle produzioni bizantine, tutta-via la sua produzione è locale. Infatti, questiesemplari si trovano in uno dei settori peninsu-lari meno prossimi alle produzioni bizantine.Ciononostante, elementi dell’arte bizantina sonopresenti, in questa zona, in alcuni elementi litur-gici. Infatti, non dobbiamo dimenticare che que-sti capitelli sicuramente provengono da un’ar-chitettura di tipo religiosa.

    Ringrazio Cristian Benvenuto per la corre-zione di questo testo in italiano.

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