taki onqoy por jose carlos vilcapoma

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Taki Onqoy José Carlos Vilcapoma A mediados del año 1500, mientras avanzaba la tarea envagelizadora de los conquistadores en el Perú, en la zona de Parinacochas había ocurrido un gran movimiento religioso nativista. Había llegado un indio llamado Juan Choqne, que con el torso desnudo y acompañado de dos mujeres, las que se hacían llamar las Marías, y entre danzas invocaba el poder de las huacas, a las que proclamaba haber encarnado, rechazaban todo aquello que tuviera visos de religiosidad occidental. Cristóbal de Molina, el del Cuzco, escribirá entre 1574 y 1575 sobre este movimiento y señalará al cura Luis de Olivera como quien descubrió y sancionó tal rebelión: “Hará diez años poco más o menos, que hubo una yerronía entre estos indios y era que hacían una manera de canto al cual llamaban Taqui Hongoy, porque en la provincia de Parinacocha, un Luis de Olivera, clérigo presbítero que a la sazón era cura de dicho repartimiento, fue el primero que vio la dicha yerronía o idolatría (...)”1 Por su parte, Cristóbal de Albornoz, que fue visitador de la ciudad de Arequipa en 1568, para inspeccionar la situación del clero, se atribuye haber descubierto el movimiento. Lo cierto es que éste fue de dimensiones mayores, y convocaba una serie de ritos asociados a viejas deidades como las huacas prehispánicas: “(...) que entre ellos se guardaba que se dize Taqui Ongo, y por otros nombre Aira, la qual muchos de los dichos naturales predicavan a los demás y les dezían que no creyesen en Dios ni en sus mandamientos, ni adorasen en las cruzes ni imágenes, ni entrasen en las iglesias, y que no se confesasen con los clérigos, sino con ellos, y que ayun [sic] ciertos ayunos en sus formas ciertos días, no comiendo sal ni agí ni maíz, ni tubiesen cópula con sus mugeres, sino que sólo bebiesen cierta açua destemplada, y mandándoles que les adorasen y ofreciesen de las cosas suyas naturales que ellos tenían, que heran aves, carneros y chicha, y

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Taki Onqoy por Jose Carlos Vilcapoma

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Taki OnqoyJos Carlos Vilcapoma

A mediados del ao 1500, mientras avanzaba la tarea envagelizadora de los conquistadores en el Per, en la zona de Parinacochas haba ocurrido un gran movimiento religioso nativista. Haba llegado un indio llamado Juan Choqne, que con el torso desnudo y acompaado de dos mujeres, las que se hacan llamar las Maras, y entre danzas invocaba el poder de las huacas, a las que proclamaba haber encarnado, rechazaban todo aquello que tuviera visos de religiosidad occidental. Cristbal de Molina, el del Cuzco, escribir entre 1574 y 1575 sobre este movimiento y sealar al cura Luis de Olivera como quien descubri y sancion tal rebelin:

Har diez aos poco ms o menos, que hubo una yerrona entre estos indios y era que hacan una manera de canto al cual llamaban Taqui Hongoy, porque en la provincia de Parinacocha, un Luis de Olivera, clrigo presbtero que a la sazn era cura de dicho repartimiento, fue el primero que vio la dicha yerrona o idolatra (...)1

Por su parte, Cristbal de Albornoz, que fue visitador de la ciudad de Arequipa en 1568, para inspeccionar la situacin del clero, se atribuye haber descubierto el movimiento. Lo cierto es que ste fue de dimensiones mayores, y convocaba una serie de ritos asociados a viejas deidades como las huacas prehispnicas:

(...) que entre ellos se guardaba que se dize Taqui Ongo, y por otros nombre Aira, la qual muchos de los dichos naturales predicavan a los dems y les dezan que no creyesen en Dios ni en sus mandamientos, ni adorasen en las cruzes ni imgenes, ni entrasen en las iglesias, y que no se confesasen con los clrigos, sino con ellos, y que ayun [sic] ciertos ayunos en sus formas ciertos das, no comiendo sal ni ag ni maz, ni tubiesen cpula con sus mugeres, sino que slo bebiesen cierta aua destemplada, y mandndoles que les adorasen y ofreciesen de las cosas suyas naturales que ellos tenan, que heran aves, carneros y chicha, y otras ynmunducias y supersticiones que ellos solan tener en su tiempo de su yngas y gentilidades, y que ellos venan a predicar en nombre de las guacas Titicaca, [f. 47r/] Tiaguanaco y otras muchas que tenan, y que ya estas guacas / avan vencido al dios de los cristianos y que ya hera acabada su mita y otras muchas cosas de grandes deshrdenes contra el servicio de Dios Nuestro Seor y de su Magestad. 2

Parece que la cruz fue uno de los conos religiosos centro de la agresin o rechazo de los indios, pues la crnica hace mencin que se le rechazaba al punto que se les retiraba de las partes altas y se les pona a un rincn de las iglesias o centros de adoracin.

(...) los predicadores de la dicha seta dezian e davan por exenplo a los demas indios: Quereis ver como lo que nosotros os dezimos es verdad? Mira como todos los que son bautizados e los que no lo son todos entran en la iglesia; pues si fuera verdad lo que dicen los cristianos no pudieran entrar en la iglesia los que no son bautizados; y que haziendo los dichos predicadores y otros hechizeros sus maldades y bellaquerias, en la casa donde las hazian metan una cruz e la ponian a un rincon, e los tales predicadores hechizeros hablaban en la dicha casa con sus guacas e como las dichas guacas les respondian a los que predicavan: Veis como ese palo no habla por la cruz, y que este que nos habla es nuestro dios y criador y a este hemos a adorar e creer, e lo demas que nos dicen e predican los cristianos es cosa de burla; (...) 3

Muchos especialistas en el tema plantearon que este movimiento fue focalizado en este rea4 y se dudaba que abarcara un mbito tan extenso como el obispado del Cuzco, que entonces abarcaba Huamanga y Arequipa. Sin embargo, una nueva crnica, como la de Bartolom Alvarez, escrita entre 1587 y 1588 en el pueblo indgena de Aullagas, actual Pampa Aullagas, al suroeste del lago Poop, en Bolivia, donde entonces era doctrinero, nos dice que este movimiento haba sido visto en tal zona casi veinte aos despus:

216. (...) Es la fiesta que, juntos dellos la cantidad que se conciertan y a veces uno o dos solos que quieren hacer la cerimonia-, comienzan a cantar un cantar que no es palabras, ni razones ni sentencias ni cosa que se pueda entender que dicen algo. Slo suena u, u, u, u: es menester orlo y verlo para entenderlo, que es tal que no se puede escribir. Y con este canto muy alto estn de pie, dando de pie y mano, alzando un pie y abajando otro, y asimismo [=lo mismo] haciendo con las manos, los puos cerrados, meneando la cabeza a un lado y a otro, de suerte que con todo el cuerpo trabajan. Y para [=permanecen] en este canto tres o cuatro das con sus noches, y ms: lo que las fuerzas les duran, que no cesan si no es que les venga necesidad de hacer cmara [=de defecar] o de orinar; que a esto salen, y luego vuelven a la tahona del demonio5.

217. No comen casi nada o nada; lo ms es coca, que en la boca tienen de ordinario para este ejercicio. Beben todas las veces que quieren, sin gana o con ella: lo cual es causa de que con el mucho beber y aquel ordinario trabajar con todo el cuerpo, y aquel devanear6 con la cabeza, a que desflaquecidos por el cansancio y la falta de comida y borrachera, faltos de aliento y fuerza- caigan en aquel suelo entre los otros; los cuales todos estn casi de aquella figura [=modo], de suerte que poco a poco van cayendo hasta que todos tumban. Suele acontecer que otros vienen a mirar a stos y a orlos, que no entran dentro sino desde fuera escuchan y miran desde la puerta, y unos van y otros vienen; y stos por la mayor parte son gente moza y muchachos, y no hay quien entre a levantarlos ni socorrerlos, ni a ver si mueren o viven. Tienen por ms honrado y valiente y mejor al que ms ha durado en el baile y que ms ha bebido; y al que cae, ms perdido y peligroso y ms cercano a la muerte. En efecto algunos acaban [=mueren] en su ejercicio, y van en poder de quien los engao [=el demonio]; y si alguno tarda en morir y llega alguna persona que sea conocida, no dicen: scame de aqu, ni crame, ni dame de comer. Sino, como si estuviesen deificados, o como gente que entiende haber conseguido gran bien y que por ello merecen ser honrados, como gente que merece ser colocada en lugar de glorioso merecimiento, dice: pues cmo no veis que estoy ya para partir, que he hecho el tala?,7 no veis que ya quiero morir porque ya estoy de partida?, por qu no me ofrecis alguna cosa, ni me dais cosa alguna de lo que se suele ofrecer a los que hacen el tala?. Y con esto acontece acabar su diablico intento y fin. Si muere luego, juntan un poco de oro y plata, y plumas de las que ya he dicho- y coca y chaquiras* -de las que traen las mujeres por gargantillas, que llaman mollo y capa8- y se lo ponen all junto. Si muere, le entierran con su ofrenda; y si escapa con la vida, hacen una ventanilla [=hornacina] en la pared de la casa: y all esconden aquel sacrificio*, metido en una vasija y tapndolo con un adobe o piedra y barro, de suerte que no parece estar all cosa alguna.

218. Tienen despus a estos tales en veneracin, como a hombres dedicados a su diablico culto; llaman a este ejercicio en lengua aimara talausu9, y en lengua del Cuzco **taquiongo, que quiere decir canto enfermo. Cuando se comenz a entender la maldad de suerte que del disparate moran algunos, el remedio que a esto se puso fue tan liviano que no bast a que cesase; y, si en algo ces, no fue ms que en la publicidad [=en pblico, ostensiblemente] porque en lo secreto se hace, como en todas las otras cosas que he contado. Y as en la confesin lo he sacado: que, como es ordinario en ellos confesar los pecados ajenos y callar los suyos, si se hallaron con otros que hacan ese canto diablico, o mirando u obrando, dicen lo que vieron y no lo que hicieron. Vinindose a confesar los dems de aquella fiesta, algunos apurndolos [=presionndolos] y dicindoles lo que han hecho- se allanan y lo confiesan. Lo dems de la confesin que apunt, lo dir en otra parte 10.

Tales descripciones son las ms puntuales y pueden darnos mejor imagen de cmo se presentaban tales cultos en Parinacochas, veinte aos antes.

Cuando arrib Francisco de Toledo al Per las reformas estructurales y sus reducciones tuvieron implicancias en la zona. Las poblaciones que estaban ubicadas en las partes altas, fueron bajadas para fundar los diversos pueblos de indios y de espaoles.

Para entonces la provincia perteneca, eclesisticamente, al obispado del Cuzco. Las doctrinas eran Pausa, Lampa, Paca, Pararca, Coracora, Pullo, Chumpi, Sancos y Chala. Los repartimientos que existan entonces eran los de Parinacochas (sede Pausa, abarcaba Lampa y Pararca), Collanas-Parinacochas (Coracora, Chumpi, Pullo, Pacapauza), Pomatambos (Oyolo, Colta, Corculla) y Guaynacotas (actuales distritos de La Unin: Taurisma, Saila y Charcana, en Arequipa). Sobre este base se optara por una radical reforma que inclua un profundo intento de evangelizacin que eman de los dos primeros concilios limenses. Por esta razn, en adelante, los corregidores en Parinacochas asumiran otros cargos simultneamente. Muchos de los corregidores ocuparon al mismo tiempo el cargo de Alcalde Mayor de Minas y Registros, Juez de Censos y Comisario del Juzgado Mayor de Bienes de Difuntos, Juez de Composicin y Venta de Tierras y Valdos, adems de ser llamados por ttulos personales que poseyeran, como general, capitn, caballero de alguna orden militar. Un ejemplo de esta forma de complejidad administrativa fue el caso del corregidor de Parinacochas Juan Medina de Avellaneda, entre 1588 a 1592. A esta situacin se sumaba la presencia de caciques virreinales, que tenan relativa autoridad para con sus aillos. Hubo, en 1588, un gran cacique de la zona, Alonso Chancavilca, de Qollana Parinacochas. Las confesiones religiosas pasaban por un sinnmero de cargos administrativos, donde el alma indgena y su ritualidad antigua se haba encapsulado, mantenindose viva aunque sumergida bajo otras formas de religiosidad.

NOTAS

1 Molina, Cristbal de, el Cuzqueo. Ritos y fbulas de los incas. Buenos.Aires: Futuro, 1959: p. 98.

2 Millones, Luis (comp.) El retorno de las huacas; estudios y documentos del siglo XVI. Lima: IEP-SPP, 1990: p. 135. Informacin de Servicios (Huamanga, 1570) de Cristobal de Albornoz.

3 Ibid: p. 147. Esta referencia es importante, pues siglos ms adelante la religiosidad de la zona est marcada por la presencia de cruces, como principales centros ceremoniales.

4 Varon Gabai, Rafael. El Taki Onqoy: las races andinas de un fenmeno colonial. En El retorno de las huacas. Estudios y documentos del siglo XVI. Lima: IEP-SPP, Luis Millones (comp.), 1990: p. 340.

5 Figuradamente, al reino del demonio.

6 Decir o hacer desconciertos o devaneos; disparatar, delirar (Diccionario de la RAE); Decir deconciertos, por el movimiento causado en la cabea de algn accidente (Covarrubias).

7 De la voz aimara thala, sacudida, raz verbal de sacudir.

8 El mollo (de la voz mullu en quechua y aimara) era la concha del gnero Spondylus. Cuentas hechas de fragmentos de ella, de color rosado o escarlata, se traam de la costa del actual Ecuador. Tena un alto valor econmico por el uso religioso y mgico. Esta bella mercanca fue la base de una lucrativa ocupacin mercantil en los primeros aos de la Colonia, la demanda era muy alta entre los indios de todo el ex Tahuantinsuyu y se sospecha que se deba, ms que al empleo de hacer con l gargantillas, ya indicado aqu por Bartolom lvarez, y del que tambin hablara Bertonio aos ms tarde, ... (1984 [1612]: II, 627), a que fuera dado en ofrenda a las divinidades; consta por el mito de Huarochir referente al dios local Macahuisa, en el Per central (Arguedas 1966), que el mullu era el alimento que stas pedan. Rechinaban sus dientes: Cap, cap al masticarlo, lo que explicara la sinonimia con la voz (onomatopyica tal vez) capa, que tambin seala nuestro autor. Cf. John V. Murra (1975c [1971]: 258).

9 Palabra compuesta a partir de la voz thala. Thala usu es enfermedad de las sacudidas, lo que se corresponde con el trmino quechua taquiongo, explicado en la siguiente nota.

10 lvarez, Bartolom. De las costumbres y conversin de los indios del Per Memorial a Felipe II (1588) Crnicas y Memorias. Madrid: Ediciones Polifemo, 1998: pp. 124-126.

Extracto de: Gentiles, Incas y Cristos Caminantes en Parinacochas. Tradicin popular y documentos del siglo XVII, de JOSE CARLOS VILCAPOMA

Fuente: Diccionario de Mitos y Leyendas - Equipo NAyAhttp://www.cuco.com.ar/taki_ongoy.htm