suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida

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DALE CARNEGIE Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida EDICIÓN REVISADA Traducción de MIGUEL DE HERNANI EDITORIAL SUDAMERICANA BUENOS AIRES

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Psicología

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  • DALE CARNEGIE

    Cmo suprimirlas preocupaciones

    y disfrutar de la vidaEDICIN REVISADA

    Traduccin deMIGUEL DE HERNANI

    EDITORIAL SUDAMERICANABUENOS AIRES

  • PrefacioCOMO Y POR QUE FUE ESCRITO ESTE LIBRO

    En 1909, yo era uno de los jvenes ms desgraciadosde Nueva York. Me ganaba la vida vendiendo camiones.No saba qu era lo que haca andar a un camin. Y estono era todo: tampoco quera saberlo. Despreciaba mioficio. Despreciaba mi barata habitacin amueblada dela Calle 58 Oeste, una habitacin llena de cucarachas.Recuerdo todava que tena una serie de corbatascolgando de la pared y que, cuando tomaba una de ellaspor las maanas, las cucarachas huan en todas direccio-nes. Me deprima tener que comer en restaurantes bara-tos y sucios que probablemente tambin estaban infesta-dos de cucarachas.

    Volva todas las noches a mi solitaria habitacin conun terrible dolor de cabeza, un dolor de cabeza que eraproducto de la decepcin, la preocupacin, la amarguray la rebelda. Me rebelaba porque los sueos que habaalimentado en mis tiempos de estudiante se haban con-vertido en pesadillas. Era esto la vida? Era esto laaventura que haba esperado con tanto afn? Era estolo que la vida significara siempre para m: trabajar enun oficio que desdeaba, vivir con las cucarachas, ali-mentarme con psimas comidas, sin esperanzas para elfuturo? Ansiaba tener ocios para leer y para escribir loslibros que haba soado escribir en mis tiempos de estu-diante.

    Saba que tena mucho que ganar y nada que perdersi abandonaba el oficio que despreciaba. No me interesa-

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  • ba hacer mucho dinero sino vivir intensamente. Enpocas palabras: haba llegado al Rubicn, al momentode la decisin que enfrentan la mayora de los jvenescuando se inician en la vida. En consecuencia, tom unadecisin, una decisin que cambi completamente mifuturo. Hizo mis ltimos treinta y cinco aos ms felicesy compensadores que en mis aspiraciones ms utpicas.

    Mi decisin fue sta: abandonara el trabajo que odia-ba y, como haba pasado cuatro aos en el Colegio Nor-mal del Estado de Warrensburg, Missouri, preparndomepara la enseanza, me ganara la vida enseando en lasclases de adultos de las escuelas nocturnas. De este modotendra mis das libres para leer libros, preparar con-ferencias y escribir novelas y cuentos. Quera "vivir paraescribir y escribir para vivir".

    Qu tema enseara a los adultos por las noches? Alrecordar y evaluar mi preparacin universitaria, vi que eladiestramiento y la experiencia que tena como oradorme haban servido en los negocios y en la vida msque el conjunto de todas las dems cosas que haba es-tudiado. Por qu? Porque haban eliminado mi timidezy mi falta de confianza en m mismo y me habanprocurado valor y aplomo para tratar con la gente. Tam-bin me haban hecho ver que el mando correspondepor lo general a la gente que puede ponerse de pie y de-cir lo que piensa.

    Solicit un cargo de profesor de oratoria en loscursos nocturnos de ampliacin de las Universidades deColumbia y Nueva York, pero las dos decidieron que po-dan arreglarse sin mi ayuda.

    Qued entonces decepcionado, pero ahora doy graciasa Dios de que me rechazaran, porque comenc a ensearen las escuelas nocturnas de la Asociacin Cristiana deJvenes, donde tena que obtener resultados concre-tos y obtenerlos rpidamente. Cmo me vi puesto aprueba! Estos adultos no venan a mis clases en busca de

    ttulos universitarios o de prestigio social. Venan poruna sola razn: queran resolver sus problemas. Queran sercapaces de ponerse de pie y decir unas cuantas palabras en unareunin de negocios sin desmayarse de miedo. Losvendedores queran poder visitar a un cliente difcil sin tenerque dar tres vueltas a la cuadra concentrando valor. Querandesarrollar el aplomo y la confianza en s mismos. Queranprogresar en sus negocios. Queran disponer de mas dineropara sus familias. Y como pagaban su instruccin a plazos dejaban de pagar si no obtenan resultados, y a m se mepagaba slo un porcentaje de los beneficios, tena que serprctico si quera comer.

    En aquel tiempo me dije que estaba enseando encondiciones desfavorables, pero ahora comprendo queobtena un adiestramiento magnfico. Tena que motivar amis alumnos. Tena que ayudarles a resolver susproblemas. Tenia que hacer cada sesin tan interesanteque provocara en ellos el deseo de continuar.

    Era un trabajo que me entusiasmaba y que me gustaba.Qued atnito al ver cun rpidamente estos profesionalesdel comercio adquiran confianza en s mismos y seaseguraban en muchos casos ascensos y aumentos deremuneracin. Las clases iban constituyendo un triunfoque exceda de mis esperanzas ms optimistas. Al cabo detres sesiones, la Asociacin Cristiana de Jvenes, que mehaba negado un salario de cinco dlares por noche, meestaba pagando treinta dlares por noche de acuerdo con elporcentaje. En un principio ense slo oratoria, pero conel correr de los aos vi que estos adultos tambinnecesitaban la habilidad de ganar amigos e influir en laspersonas. Como no poda encontrar un texto adecuadosobre las relaciones humanas, lo escrib yo mismo. Fueescrito... Pero no, no fue escrito al modo habitual: surgide las experiencias de los adultos en estas clases. Lo llamCmo ganar amigos e influir sobre las personas.

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  • Como fue escrito nicamente como un libro de textopara mis propias clases de adultos, y como ya haba escritootros cuatro libros de los que nadie ha odo hablar jams,nunca so que ste tendra una venta considerable; soyquizs uno de los autores ms asombrados que actualmenteexisten.A medida que corran los aos, fui comprendiendo que

    otro de los grandes problemas de estos adultos era lapreocupacin. Una gran mayora de mis alumnos estabandedicados a los negocios, como gerentes, vendedores,ingenieros, contadores; constituan una seccin transversal detodos los oficios y profesiones. Y casi todos tenan susproblemas! Haba mujeres en las clases: profesionales yamas de casa. Y tambin tenan sus problemas! Eramanifiesto que necesitaba un libro de texto sobre el modo deimponerse a la preocupacin;por lo tanto, trat de encontraruno. Fui a la gran Biblioteca pblica neoyorquina de laQuinta Avenida y la Calle 42 y descubr con asombro queeste centro slo tena veintids libros bajo el rubroPREOCUPACIN. Tambin advert, muy divertido, quetena ciento ochenta y nueve libros bajo el rubro deGUSANOS. Haba casi nueve veces ms libros sobregusanos que sobre preocupaciones! Asombroso, no esas? Como la preocupacin es uno de los mayoresproblemas que encara la humanidad, cabra suponer quetodos los centros de enseanza secundaria y universitaria delpas daran un curso sobre "Cmo librarse de lapreocupacin". Sin embargo, si es que hay un curso as enuna universidad cualquiera del pas, nunca he odo hablarde l. No es extrao que David Seabury dijera en su libroCmo preocuparse eficazmente (How to WorrySuccessfully): "Llegamos a la madurez con tan pocapreparacin para las presiones de la experiencia como ungusano de libro al que se le pidiera un ballet".

    El resultado? Ms de la mitad de las camas de hos-

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    ptales estn ocupadas por personas con enfermedadesnerviosas o emocionales.

    Hoje esos veintids libros sobre preocupaciones quedescansaban en los estantes de la Biblioteca Pblica deNueva York. Adems, adquir todos los libros sobre el temaque pude encontrar. Sin embargo, no pude descubrirninguno utilizable como texto en mi curso para adultos.Fue as como decid escribir uno yo mismo.

    Comenc a prepararme para escribir este libro hace sieteaos. Cmo? Leyendo lo que filsofos de todas laspocas haban escrito acerca de la preocupacin. Tambinle cientos de biografas, desde Confucio a Churchill.Tambin tuve entrevistas con docenas de personasdestacadas en todos los campos de la vida, como JackDempsey, el general Omar Bradley, el general Mark Clark,Henry Ford, Eleanor Roosevelt y Dorothy Dix. Esto fueslo el comienzo.

    Pero tambin hice algo que era ms importante que lasentrevistas y las lecturas. Trabaj durante cinco aos en unlaboratorio para librarse de las preocupaciones, un laboratorioque funcionaba en nuestras propias clases de adultos. Que yosepa, es el primero y nico laboratorio de su clase en elmundo. Lo que hicimos es esto: dimos a los alumnos unaserie de normas sobre cmo dejar de preocuparse y lespedimos que aplicaran estas normas a sus propias vidas ydijeran despus a la clase los resultados obtenidos. Otrosdieron cuenta de las tcnicas que haban utilizado en elpasado.

    Como resultado de esta experiencia, creo haber escu-chado ms conversaciones acerca de "Cmo me libr dela preocupacin" que cualquier otro individuo que hayapasado jams por este mundo. Adems, le cientos de otrasdeclaraciones sobre "Cmo me libr de la preocupacin";eran declaraciones que se me enviaban por correo,declaraciones que ganaron premios en nuestras clases,organizadas en todo el mundo. Por tanto, este

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  • libro no ha salido de una torre de marfil. Tampoco es unaprdica acadmica sobre el modo en que la preocupacinpodra ser vencida. Por el contrario, he tratado de escribirun informe gil, conciso y documentado sobre el modoen que la preocupacin ha sido vencida por miles deadultos. Una cosa es cierta: este libro es prctico. Todospueden hincarle los dientes.

    "La ciencia es una coleccin de recetas afortunadas", dice elfilsofo francs Valry. Tal cosa es este libro: unacoleccin de recetas afortunadas y sancionadas por eltiempo para librar nuestras vidas de la preocupacin. Sinembargo, permtaseme una advertencia: no ha de encontrarseen l nada nuevo, sino muchas cosas que generalmente no seaplican. Y, si vamos a esto, ni usted ni yo necesitamos quenos digan nada nuevo. Sabemos lo bastante para llevarunas vidas perfectas. Todos hemos ledo la regla urea y elSermn de la Montaa. Nuestro punto flaco no es laignorancia, sino la inaccin. La finalidad de este libro esrefirmar, ilustrar, estilizar, acondicionar y glorificar una seriede antiguas y bsicas verdades. Y, al mismo tiempo, darle austed un golpe en la espinilla e inducirlo a hacer algo paraaplicarlas. Usted no ha tomado este libro para enterarte decmo fue escrito. Usted quiere accin. Muy bien, vamos aello. Lea la Parte I y la Parte II de este libro, y si no sientepara entonces que ha adquirido un poder nuevo y una nuevainspiracin para vencer a la preocupacin y disfrutar de lavida, tire el libro al cajn de la basura. Este no es para usted.

    DALE CARNEGIE

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    Nueve sugerencias sobre la manerade obtener el mximo provecho

    de este libro

    1. Si usted desea obtener el mximo provecho de estelibro, hay una condicin indispensable, algo esencial quees infinitamente ms importante que cualquier norma otcnica. Como no cuente usted con este requisito fundamental, un millar de normas acerca del modo de estudiarle servirn de muy poco. Y si dispone de esta facultad cardinal, conseguir usted maravillas sin necesidadde leer indicaciones sobre la manera de conseguir el provecho mximo de un libro.

    En qu consiste esta mgica condicin? Slo en esto:un fervoroso deseo de aprender, la vigorosa deter-minacin de librarse de la preocupacin y de comenzar avivir.

    Cmo puede crearse este afn? Recordando constan-temente cun importantes son estos principios para usted.Imagnese lo que el dominarlos ha de ayudarle para llevaruna vida ms rica y feliz. Dgase usted una y otra vez: "Mipaz de espritu, mi felicidad, mi salud y tal vez hasta misingresos dependern en gran parte, a la larga, de laaplicacin de las viejas, evidentes y eternas verdades que seensean en este libro".

    2. Lea cada captulo rpidamente en un principio, afin de obtener de l un cuadro a vista de pjaro. Tal vezsienta la tentacin de pasar en seguida al captulo siguiente. Pero no lo haga. A no ser que est usted leyen-

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    Lea cada captulo rpidamente en un principio, a fin de obtener de l un cuadro a vista de pjaro. Tal vez sienta la tentacin de pasar en seguida al captulo si guiente. Pero no lo hag

    un fervoroso deseo de aprender, la vigorosa deter- minacin de librarse de la preocupacin y de comenzar a vivir.

  • do nicamente como pasatiempo. Pero si est usted le-yendo porque quiere dejar de preocuparse y comenzar avivir, retroceda y lea de nuevo a fondo cada captulo. Ala larga, esto significar ahorrar tiempo y obtener resul-tados.

    3. Detngase frecuentemente en su lectura parapensar acerca de lo que est leyendo. Pregntese cmo ycundo puede aplicar cada sugerencia. Este modo deleer le ayudar mucho ms que correr como un lebreltras un conejo.

    4. Lea con un bolgrafo resaltador en la mano y,cuando llegue a una indicacin que le parezca utiliza-ble, trace una lnea junto a ella. Si es una indicacinmuy importante, subraye todas sus frases o mrquelas con"XXXX". Marcar y subrayar un libro es hacerlo msinteresante y de mucha ms fcil revisin.

    5. Conozco a una mujer que ha sido gerente de unaoficina de una importante empresa de seguros durantecinco aos. Lee todos los meses todos los contratos deseguros que emite la compaa. S, lee los mismos contratos mes tras mes, ao tras ao. Por qu? Porque laexperiencia le ha enseado que es ste el nico modo detener claramente en la cabeza las diversas clusulas.

    En una ocasin pas casi dos aos escribiendo unlibro sobre oratoria y, sin embargo, tena que volver decuando en cuando sobre mis pasos para recordar lo quehaba escrito en mi propio libro. Es asombrosa la rapi-dez con que olvidamos.

    Por tanto, si usted quiere obtener un beneficio real yduradero de este libro, no se imagine que una lectura su-perficial ser suficiente. Despus de leerlo detenidamen-te, debe dedicar todos los meses varias horas a repasarlo.Tngalo todos los das sobre su mesa de trabajo, frente austed. Hojelo con frecuencia. Fomente constantementela impresin de que son muy ricas las posibilidades queexisten todava para usted mar afuera. Recuerde que el

    uso de estos principios slo puede convertirse en unhbito inconsciente mediante una vigorosa campaa derevisin y aplicacin. No hay otro modo.

    6. Bernard Shaw observ una vez: "Si se ensea algoa un hombre, nunca lo aprender". Shaw tiene razn.Aprender es un proceso activo. Aprendemos actuando.As, si usted desea dominar los principios que est estudiando en este libro, haga algo en relacin con ellos.Aplique estas normas en todas las oportunidades que sele presenten. Si no lo hace, las olvidar rpidamente.Slo el conocimiento que se utiliza queda grabado en elespritu.

    Probablemente le parecer difcil aplicar estas reco-mendaciones todo el tiempo. Lo s, porque yo soyquien ha escrito este libro y, sin embargo, me ha resulta-do difcil muchas veces aplicar cuanto aqu propongo.Por tanto, mientras lee este libro, recuerde que no estusted limitndose a adquirir informacin. Est usted tra-tando de formarse nuevos hbitos. S, est usted inten-tando un nuevo modo de vida. Esto reclamar tiempo,perseverancia y una aplicacin cotidiana.

    Refirase, pues, con frecuencia a estas pginas. Con-sidere este libro como un manual en activo sobre elmodo de vencer a la preocupacin y, cuando se vea anteun grave problema, no se ponga todo exaltado. No hagala cosa natural, la cosa impulsiva. Esto es por lo generaluna equivocacin. En lugar de ello, vuelva a estas pgi-nas y revise los prrafos que haya usted subrayado. Des-pus, pruebe estos nuevos modos y observe cmo obranmaravillas para usted.

    7. Ofrezca a los miembros de su familia o amigos unasuma de dinero por cada vez que sea sorprendido violando uno de los principios propugnados en este libro.Lo mantendr en vilo!

    8. Vaya a las pginas 252 y 253 de este libro y leacmo el banquero de Wall Street H. P. Howell y el

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    Detngase frecuentemente en su lectura para pensar acerca de lo que est leyend

    m

    Despus de leerlo detenidamen- te, debe dedicar todos los meses varias horas a repasarlo. Tngalo todos los das sobre su mesa de trabajo, frente a usted. Hojelo con frecuencia. Fomente constantemente la impresin de que son muy ricas las posibilidades que existen todava para usted mar afuera

    manual en activo sobre el modo de vencer a la preocupacin y, cuando se vea ante un grave problema, no se ponga todo exaltad

  • bueno de Ben Franklin corrigieron sus equivocaciones. Porqu no utiliza las tcnicas de Howell y Franklin paraverificar el modo en que aplicaron los principios de estelibro? Si lo hace, resultarn dos cosas.

    Primeramente, se ver usted dedicado a un procesoeducativo que es interesantsimo y de un valor incalcu-lable.

    En segundo lugar, ver usted que su capacidad para eltrato de gentes crece y se extiende como un verde laurel.

    9. Lleve un diario, un diario en el que consigne todos sustriunfos en la aplicacin de estos principios. Sea concreto.Incluya nombres, fechas, resultados. Llevar un registro as loinducir a grandes esfuerzos. Y qu interesantes sern estasanotaciones cuando las recorra durante alguna velada,transcurridos ya los aos!

    En sntesisNUEVE SUGERENCIAS SOBRE LA MANERA

    DE OBTENER EL MXIMO PROVECHODE ESTE LIBRO

    1. Desarrolle un fervoroso deseo de dominar los principios devencer la preocupacin.

    2. Lea cada capitulo dos veces antes de pasar al siguiente.

    S. Mientras lea, detngase con frecuencia para preguntarse cmoaplica cada sugerencia.

    4. Subraye toda idea importante.

    5. Repase el libro todos los meses.

    6. Aplique estos principios en todas las oportunidades. Use estevolumen como un manual en activo que le ayuda a resolversus problemas cotidianos.

    7. Haga un juego de su aprendizaje ofreciendo a alguna personaamiga una moneda por cada vez que sea sorprendido por ellaviolando uno de estos principios.

    8. Verifique todas las semanas el progreso que est haciendo. Pregntese qu equivocaciones ha cometido, cmo ha mejorado,qu lecciones ha aprendido para el futuro.

    9. Lleve un diario junto a este libro que muestre cmo y cundoha aplicado estos principios.

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    9. Lleve un diario, un diario en el que consigne todos sus triunfos en la aplicacin de estos principios

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  • PRIMERA PARTEDatos fundamentales

    que debe saberacerca de la preocupacin

  • 1VIVA EN "COMPARTIMIENTOS ESTANCOS'

    En la primavera de 1871 un joven tom un libro yley veintids palabras que tuvieron un profundo efectoen su futuro. Estudiante de Medicina en el Hospital Ge-neral de Montreal, estaba preocupado por sus exmenesfinales, lo que deba hacer, adnde ira, cmo se crearauna clientela, cmo se ganara la vida.

    Las veintids palabras que este joven estudiante deMedicina ley en 1871 le ayudaron a convertirse en elmdico ms famoso de su generacin. Organiz la mun-dialmente famosa Escuela de Medicina Johns Hopkins.Se convirti en Regius Professor de Medicina en Oxford,lo que constituye el mayor honor que se puede concedera un mdico en el Imperio Britnico. Fue hecho caballe-ro por el Rey de Inglaterra. Cuando muri, hicieronfalta dos volmenes con 1466 pginas para contar lahistoria de su vida.

    Su nombre es Sir William Osler. Aqu estn las vein-tids palabras que ley en la primavera de 1871, lasveintids palabras de Thomas Carlyle que le ayudaron avivir libre de preocupaciones: "Lo principal para nosotroses no ver lo que se halla vagamente a lo lejos, sino loque est claramente a mano ".

    Cuarenta y dos aos despus, en una suave noche deprimavera, cuando los tulipanes florecan en los jardi-nes, Sir William Osler habl a los estudiantes de la Uni-versidad de Yale. Dijo a estos estudiantes que sola su-ponerse que un hombre como l, que haba sido catedr-

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    Lo principal para nosotros es no ver lo que se halla vagamente a lo lejos, sino lo que est claramente a mano ".

  • tico en cuatro universidades y haba escrito un libromuy ledo, tenia "un cerebro de calidad especial". De-clar que esto era inexacto. Dijo que sus ms ntimosamigos saban que su cerebro era "de la naturaleza msmediocre".

    Cul era, entonces, el secreto de su triunfo? Mani-fest que ste era debido a lo que llam vivir en "com-partimientos estancos". Qu quera decir con esto?Pocos meses antes de hablar en Yale, Sir William Os-ler haba cruzado el Atlntico en un gran paquebotedonde el capitn, de pie en el puente, poda apretar unbotn y, zas!, se produca un estrpito de maquinaria yvarias partes del barco quedaban aisladas entre ellas,aisladas en compartimientos estancos. Y el Dr. Osler dijoa los estudiantes: "Ahora bien, cada uno de vosotros esuna organizacin mucho ms maravillosa que el gran pa-quebote, y efecta un viaje ms largo. Lo que os pido esque aprendis a manejar la maquinaria que os permitavivir en compartimientos estancos al da, como el mejormodo de garantizar la seguridad del viaje. Subid al puentey comprobad si por lo menos los grandes mamparosfuncionan bien. Apretad el botn y escuchad, en todoslos niveles de vuestra vida, las puertas de hierro que cie-rran el Pasado, los ayeres muertos. Apretad otro botn ycerrad, con una cortina metlica, el Futuro, los maanasque no han nacido. As quedaris seguros, seguros porhoy... Cerrad el pasado! Dejad que el pasado entierrea sus muertos. Cerrad los ayeres que han apresurado lamarcha de los necios hacia un triste fin... Llevar hoy lacarga de maana unida a la de ayer hace vacilar al msvigoroso. Cerremos el futuro tan apretadamente como elpasado... El futuro es hoy... No hay maana. El da dela salvacin del hombre es aqu, ahora. El despilfarro deenergas, la angustia mental y los desarreglos nerviososestorban los pasos del hombre que siente ansiedad por elfuturo... Cerrad, pues, apretadamente, los mamparos a

    proa y a popa y disponeos a cultivar el hbito de unavida en compartimientos estancos al da".

    Quiso decir acaso el Dr. Osler que no debemos haceresfuerzo alguno para preparar el futuro? No. En absolu-to. Pero continu diciendo en ese discurso que el mejormodo de prepararse para el maana es concentrarse, contoda la inteligencia, todo el entusiasmo, es hacersoberbiamente hoy el trabajo de hoy. Es ste el nicomodo en que uno puede prepararse para el futuro.

    Sir William Osler invit a los estudiantes de Yale a co-menzar el da con la oracin de Cristo: "Danos hoy elpan nuestro de cada da".

    Recordemos que esta oracin pide el pan solamentepara hoy. No se queja del pan rancio que comimos ayery no dice tampoco: " Oh, Dios mo! Ha llovido muypoco ltimamente en la zona triguera y podemos tenerotra sequa. Si es as, cmo podr obtener mi pan elprximo otoo? O supongamos que pierdo mi empleo...Oh, Dios mo! Cmo podr conseguir entonces mipan cotidiano?"

    No, esta oracin nos ensea a pedir solamente el pande hoy. El pan de hoy es el nico pan que se puede co-mer.

    Hace aos un filsofo sin un centavo deambulaba porun pas pedregoso donde las gentes se ganaban la vida demodo muy duro. Un da se congreg una multitud a sualrededor en una altura. Y el filsofo pronunci lo queconstituye probablemente el discurso ms citado detodos los tiempos: "No os cuidis, pues, del maana,porque el maana cuidar de sus propias cosas. Cada datrae su afn".

    Muchos han rechazado estas palabras de Jess: "Noos cuidis del maana". Han rechazado estas palabrascomo un consejo de perfeccin, como cosa de misticis-mo oriental. Y dicen: "Tengo que cuidarme del maana.Tengo que asegurarme para proteger a mi familia. Tengo

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    No os cuidis, pues, del maana, porque el maana cuidar de sus propias cosas. Cada da trae su afn".

    cie- rran el Pasado, los ayeres muertos

    cerrad, con una cortina metlica, el Futuro, los maanas que no han nacido

  • que ahorrar dinero para mi vejez. Tengo que establecerplanes y prepararme para salir adelante".

    Claro que s! Ello es indudable. Lo que pasa es queesas palabras de Jess, traducidas hace ms de trescientosaos, no significan hoy lo que significaban durante elreinado del Rey Jacobo. Hace trescientos aos la palabracuidado significaba frecuentemente ansiedad. Las versionesmodernas de la Biblia citan a Jess con ms exactitud aldecir: "No tengis ansiedad por el maana".

    Hay que cuidar del maana por todos los medios, me-ditando, proyectando y preparndose. Pero sin ansiedades.

    Durante la guerra, nuestros jefes militares proyectabanpara el maana, pero no podan permitirse el dejarse ganarpor la ansiedad. El almirante Emest J. King, que mand laMarina de los Estados Unidos, dijo: "He proporcionado losmejores hombres con los mejores equipos y les he sealadola misin que parece ms acertada. Es todo ,1o que puedohacer". Y continu: "Si hunden a uno de nuestros barcos,no puedo ponerlo a flote. Si est destinado a hundirse, nopuedo evitarlo. Vale mucho ms que dedique mi tiempo alos problemas de maana que a enojarme con los de ayer.Adems, si dejo que estas cosas se apoderen de m, nodurar mucho tiempo".

    En paz o en guerra, la principal diferencia entre el modode pensar bueno y el malo radica en esto: el buen pensarexamina las causas y los efectos y lleva a proyectos lgicosy constructivos; el mal pensar conduce frecuentemente a latensin y a la depresin nerviosa.

    Tuve el privilegio de visitar a Arthur Hays Sulzber-ger(1935-1961), editor de uno de los ms famosos diarios delmundo, The New York Times. Sulzberger me dijo que,cuando la segunda guerra mundial envolvi a toda Europa,qued tan aturdido, tan preocupado por el futuro, queapenas poda dormir. Se levantaba

    muchas veces a media noche, tomaba unas telas y unaspinturas, se miraba a un espejo e intentaba retratarse. Nosaba nada de pintura, pero pintaba de todos modos, a finde borrar de su espritu las preocupaciones. Sulzbergertambin me dijo que nunca fue capaz de conseguir esto yencontrar la paz hasta que adopt un lema de cincopalabras de un himno religioso: Un paso me es bastante.

    Conduce, amable Luz...Mi guia t sers, que lo distanteno quiero ver; un paso me es bastante.

    Hacia aquella misma poca, un joven de uniforme enalgn punto de Europa estaba aprendiendo la mis maleccin. Se llamaba Ted Bengermino y era de Balti-more,Maryland. Estaba muy preocupado y cayendo en un casoagudo de agotamiento de combatiente.

    Ted Bengermino escribe: "En abril de 1945 mis preo-cupaciones haban provocado lo que los mdicos llaman un'colon transverso espasmdico'. Es un estado que causaun intenso sufrimiento. Si la guerra no hubiese acabadocuando acab, tengo la seguridad de que miderrumbamiento fsico hubiera sido completo.

    "Mi agotamiento era total. Era suboficial a cargo delregistro de sepulturas de la 94a. Divisin de Infantera. Mifuncin consista en ayudar a organizar y conservar losregistros de los muertos, los desaparecidos y los hos-pitalizados. Tambin tena que ayudar a desenterrar loscadveres de los soldados aliados o enemigos que habancado y sido enterrados apresuradamente en hoyossuperficiales en plena batalla. Tena que reunir los efectospersonales de estos hombres y procurar que los mismosfueran entregados a los padres o parientes cercanos quepudieran tenerlos en mucho. Siempre estaba con lapreocupacin de que pudiramos cometer embarazosos ycostosos errores. Me preguntaba si podra salir de todo

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  • aquello con bien. Me preguntaba si podra alguna vez te-ner en mis brazos a mi hijo nico, un hijo de diecisismeses, al que nunca haba visto. Estaba tan preocupadoy agotado que perd ms de quince kilos. Era un verdaderofrenes y me senta fuera de quicio. Me miraba a lasmanos, que apenas eran ms que pellejo y huesos.Estaba aterrado ante la idea de volver a casa convertidofsicamente en una ruina. Me senta deprimido y llorabacomo un chiquillo. Estaba tan trastornado que las l-grimas me brotaban en cuanto me vea a solas. Hubo unperodo poco despus de iniciada la Batalla de la Salien-te en que lloraba con tanta frecuencia que casi abandonla esperanza de volver a considerarme un ser humanonormal.

    ' Termin en un dispensario del Ejrcito. Un mdicomilitar me dio consejos que cambiaron mi vida por com-pleto. Despus de hacerme un examen fsico detenidome dijo que mi enfermedad era mental. Me dijo esto:Ted, quiero que se diga usted que su vida es como unreloj de arena. Usted sabe que hay miles de granos dearena en lo alto de tales artefactos y que estos granos pa-san lentamente por el estrecho cuello del medio. Ni ustedni yo podramos hacer que los granos pasaran ms deprisa sin estropear el reloj. Usted, yo y cualquier otrosomos como relojes de arena. Cuando empezamos lajomada, hay ante nosotros cientos de cosas que sabe-mos que tenemos que hacer durante el da, pero, si nolas tomamos una a una y hacemos que pasen por el dalentamente y a su debido ritmo, como pasan los granospor el estrecho cuello del reloj de arena, estamos desti-nados a destruir nuestra estructura fsica o mental, sinescapatoria posible'.

    "He practicado esta filosofa en todo instante desdeque un mdico militar me la proporcion. ' Un grano dearena cada vez... Una tarea cada vez.' Este consejo me salvfsica y mentalmente durante la guerra y tambin

    me ha ayudado en mi situacin presente en la profesin.Soy empleado verificador de existencias de la Compaade Crdito Comercial de Baltimore. Vi que haba en miprofesin los mismos problemas que haban surgido du-rante la guerra: docenas de cosas que haba que hacer enseguida, con muy poco tiempo para hacerlas. Las exis-tencias eran insuficientes. Tenamos que manejar nue-vos formularios, que hacer una nueva distribucin de lasexistencias, que cambiar direcciones, que abrir y cerraroficinas y que abordar otros muchos asuntos. En lugarde ponerme tenso y nervioso, record lo que el mdicome haba dicho: ' Un grano de arena cada vez, una tareacada vez' . Repitindome estas palabras a cada instante,realic mi trabajo de un modo muy eficiente y sinaquella sensacin de confusin y aturdimiento que es-tuvo apunto de acabar conmigo en el campo de batalla."

    Uno de los comentarios ms aterradores sobre nuestroactual modo de vida es recordar que la mitad de lascamas de nuestros hospitales estn ocupadas por pacien-tes con enfermedades nerviosas y mentales, por pacien-tes que se han derrumbado bajo la abrumadora carga delos acumulados ayeres y los temidos maanas. Sinembargo, una gran mayora de estas personas estaranpasendose hoy por las calles, llevando vidas felices ytiles, con slo haber escuchado las palabras de Jess:"No tengis ansiedad por el maana "; o las palabras deSirWilliamOsler: "Vivid en compartimientos estancos".

    Usted y yo estamos en este instante en el lugar en quese encuentran dos eternidades: el vasto pasado que yano volver y el futuro que avanza hacia la ltima slabadel tiempo. No nos es posible vivir en ninguna de estasdos eternidades, ni siquiera durante una fraccin de se-gundo. Pero, por intentar hacerlo, podemos quebrantarnuestros cuerpos y nuestros espritus. Por tanto, conten-tmonos con vivir el nico tiempo que nos est permiti-do vivir: desde ahora hasta la hora de acostarnos. "Todo

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  • el mundo puede soportar su carga, por pesada que sea,hasta la noche. Todo el mundo puede realizar su trabajo,por duro que sea, durante un da. Todos pueden vivirsuavemente, pacientemente, de modo amable y puro,hasta que el sol se ponga. Y esto es todo lo que la vidarealmente significa." As escribi Robert Louis Steven-son.

    S, esto es todo lo que la vida exige de nosotros, perola seora E. K. Shield, de Saginaw, Michigan, fue lleva-da a la desesperacin y hasta el borde del suicidio an-tes de que aprendiera a vivir slo hasta la hora de acos-tarse. La seora Shield me cont su historia y habl deeste modo: "En 1937 perd a mi marido. Estaba muydeprimida y casi sin un centavo. Escrib a mi anteriorpatrn, el seor Leon Roach, de la Roach-Fowler Com-pany de Kansas City, y consegu que me devolvieran miantiguo empleo. Anteriormente me haba ganado la vidavendiendo libros escolares a las juntas de enseanza ur-banas y rurales. Haba vendido mi coche dos aos antes,cuando mi marido cay enfermo, pero me las arregl yara el suficiente dinero para pagar la cuota de un co-che de segunda mano, lo que me permiti vender librosde nuevo.

    "Pens que volver a las carreteras me ayudara avencer mi depresin, pero conducir y comer a solas re-sult, superior a mis fuerzas. Parte de mi territorio noproduca mucho y tena dificultades para pagar las cuo-tas del coche, aunque eran muy pequeas.

    "En la primavera de 1938 estaba trabajando por elcontorno de Versailles, Missouri. Las escuelas eranpobres y los caminos malos; estaba tan solitaria y desa-lentada que llegu a pensar en el suicidio. Me parecaque el triunfo era imposible. Mi vida no tena finalidad.Me asustaba el despertarme cada maana para enfrentarla existencia. Tena miedo de todo: de no poder pagarlas cuotas del coche, de retrasarme en los alquileres de

    mi habitacin, de no tener lo suficiente para comer.Tema que mi salud se quebrantara y que careciera dedinero para llamar al mdico. Lo que me impeda suici-darme era pensar en la pena que causara a mi hermanay en que no habra dinero para pagar mi entierro.

    "Pero un da le un artculo que me sac de mi desa-liento y me dio el valor de vivir. Nunca dejar de agra-decer a una inspirada frase de este artculo. Deca: ' Ca-da da es una nueva vida para el hombre sabio' . Co-pi esta frase y la coloqu en el parabrisas de mi auto-mvil; all poda verla mientras conduca. Encontr queno resultaba tan duro vivir un solo da cada vez.Aprend a olvidar los ayeres y a no pensar en los maa-nas. Cada maana, me deca: Hoy es una nueva vida.

    "Haba conseguido vencer mi miedo a la soledad, mimiedo a la pobreza. Ahora soy feliz y prospero bastan-te; poseo entusiasmo y tengo amor a la vida. Ahora sque no debo nunca tener miedo, con independencia delo que la vida me pueda reservar. Ahora s que no debotemer al futuro. Ahora s que debo vivir un da cada vezy que cada da es una nueva vida para el hombre sabio."

    De quin se creer que son los versos que siguen?

    Feliz es slo el hombre bien templadoque de hoy se hace dueo indiscutido,que al maana increparle puede osado:"extrema tu rigor, que hoy he vivido ".

    Estas palabras parecen modernas, no es as? Sin em-bargo, fueron escritas treinta aos antes de que nacieraCristo por el poeta romano Horacio.

    Una de las cosas ms trgicas acerca de la naturalezahumana que yo conozca es la tendencia de todos noso-tros a escapar de la vida. Todos soamos con un mgicojardn de rosas que vemos en el horizonte, en lugar dedisfrutar de las rosas que florecen al pie de nuestras ven-tanas.

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    Ca- da da es una nueva vida para el hombre sabio'

  • Cabe preguntarse: Por qu somos tan necios, tan tr-gicamente necios?

    Stephen Leacock escribi: " Qu extraa es nuestrabreve procesin por la vida! El nio dice: Cuando sea unchico grande. Pero qu es eso? El chico grande dice:Cuando sea mayor. Y el mayor dice: Cuando me case. Peroqu es ser casado, en fin de cuentas? El pensamientocambia a: Cuando pueda retirarme. Y despus, cuando llegael retiro, se vuelve la vista hacia el paisaje atravesado;parece correr por l un viento fro. Hay algo que no se halogrado y que desaparece. La vida, segn lo aprendamosdemasiado tarde, est en vivir, en el tejido de cada da ycada hora".

    El extinto Edward S. Evans, de Detroit, casi se mat consus preocupaciones antes de comprender que la vida est "envivir, en el tejido de cada da y cada hora". Criado en lapobreza, Edward Evans gan su primer dinero vendiendoperidicos y despus trabaj como empleado de un tendero.Ms adelante, con siete bocas que alimentar, consigui unempleo de ayudante de bibliotecario. La paga era nfima,pero tena miedo de abandonar la colocacin. Pasaronocho aos antes de que se decidiera a proceder por sucuenta. Pero, una vez decidido, organiz con unainversin original de cincuenta y cinco dlares tomados aprstamo un negocio que le procuraba veinte mil dlaresanuales. Despus vino una helada, una helada terrible. Avalun fuerte pagar de un amigo y el negocio de ste quebr.Tras este desastre vino otro: el Banco donde tena todo sudinero se hundi. No solamente perdi Evans cuantotena, sino que qued con una deuda de diecisis mildlares. Sus nervios no podan resistir. Y me cont: "Nopoda ni dormir ni comer. Era una enfermedad extraa. Laspreocupaciones y nada ms que las preocupacionesprovocaron esta enfermedad. Un da, cuando iba calle abajo,me desmay y ca en la acera. Ya no poda cami-

    nar. Me metieron en la cama y mi cuerpo se llen de di-viesos. Estos diviesos avanzaban hacia dentro, y permaneceren la cama se convirti en una agona. Cada da estaba masdbil. Finalmente el mdico me dijo que slo tena dossemanas ms de vida. Qued aterrado. Concentr toda mivoluntad y, tendido en el lecho, esper mi fin. No haba yamotivo para luchar o preocuparse. Me abandon conprofundo alivio y me dorm. No haba dormido dos horasseguidas desde haca semanas, pero, ahora, con misproblemas terrenales tocando a su trmino, dorm como unacriatura. Mi agotamiento comenz a desaparecer. Volvimi apetito. Recuper peso.

    "Unas cuantas semanas despus pude caminar conmuletas. Y mes y medio despus pude volver a trabajar.Haba estado ganando veinte mil dlares por ao; ahora metena que contentar con un empleo de treinta dlaressemanales. Mi nuevo empleo consista en vender tarugosque se colocan detrs de las ruedas de los automvilescuando stos son cargados. Tena ya aprendida la leccin.Se haban acabado las preocupaciones para m; ya no melamentaba de lo sucedido en el pasado; ya no tena miedodel futuro. Concentr mi tiempo, mi energa y mientusiasmo en la venta de esos tarugos."

    Edward S. Evans subi ahora muy de prisa. En pocosaos lleg a presidente de la compaa. Su compaa laEvans Product Company lleva ya mucho tiempo incluidaen las cotizaciones de la Bolsa de Nueva York. Si algunavez van ustedes por aire a Groenlandia, cabe que aterricenen el aeropuerto de Evans, un aeropuerto nombrado en suhonor. Pero Edward S. Evans no hubiera conseguido estostriunfos si no hubiese aprendido a vivir en"compartimientos estancos".

    Recordarn lo que dijo la Reina Blanca: "La regla es:mermelada maana y mermelada ayer, pero nunca mer-melada hoy". Casi todos nosotros nos lo pasamos preo-cupndonos por la mermelada de ayer y por la de maa-

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  • na, en vez de untar ahora mismo la mermelada en nues-tro pan.

    Hasta el gran filsofo francs, Montaigne, cometi eseerror. "Mi vida dijo ha estado llena de terribles des-dichas, la mayora de las cuales nunca ocurrieron." Lomismo me ha pasado a m... y a ustedes.

    "Pensad dijo Dante que este da nunca volver aamanecer." La vida se desliza con increble rapidez. Nosprecipitamos a travs del espacio a ms de treinta ki-lmetros por segundo. Hoy es nuestra posesin ms va-liosa. Es lo nico de que somos realmente dueos.

    Tal es la filosofa de Lowell Thomas. Recientementepas un fin de semana en su granja; observ que tena enun marco que colgaba de la pared en su puesto de radio-transmisin, en forma que pudiera siempre verlas, lassiguientes palabras del Salmo CXVIII:

    Este es el da hecho por el Seor;regocijmonos y alegrmonos en l.

    John Ruskin tena sobre su mesa una simple piedra enla que estaba grabada una palabra: HOY. Y si yo notengo una piedra sobre mi mesa, tengo pegado en mi es-pejo un poema que leo todas las maanas al afeitarme,un poema que Sir William Osler siempre tena a la vista,un poema escrito por el famoso dramaturgo indio Ka-lidasa:

    SALUTACIN AL ALBAMira a este da!Porque es la vida, la mismsima vida de la vida. En su'breve curso estn todas las verdades y realidades de tuexistencia:

    La bendicin del desarrollo,la gloria de la accin,

    el esplendor de las realizaciones... Porque el ayeres slo un sueo y el maana slo una visin, pero elhoy bien vivido hace de todo ayer un sueo

    de felicidady de cada maana una visin de esperanza.Mira bien, pues, a este da! Tal es lasalutacin del alba.

    Por tanto, la primera cosa que se debe saber acerca dela preocupacin es sta: si quiere usted que no entre ensu vida, haga lo que Sir William Osler hizo:

    1. Cierre las puertas de hierro al pasado y al futuro.Viva en compartimientos estancos al da.

    Por qu no se formula usted estas preguntas y es-cribe sus respuestas?

    1. Tiendo a huir de la vida presente con el fin de preocuparme por el futuro o aoro algn "mgico jardn de rosas que veo en el horizonte"?

    2. Amargo a veces mi presente lamentndome de cosas que sucedieron en el pasado, de cosas que terminaron y no tienen remedio?

    3. Me levanto por la maana dispuesto a "tomar elda", a sacar el mximo provecho de estas veinticuatro horas?

    4. Puedo conseguir ms cosas de la vida "viviendo encompartimientos estancos al da"?

    5. Cundo comenzar a hacer esto? La semana prxima? Maana? Hoy?

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    Rectangle

    Sticky noteHace mucho tiempo y, gracias a una persona interesante que conoc como Janeth Ortuo aprend a vivir el presente y desde entonces trato de vivir as. Obvio que a veces uno tiende a soar con el futuro pero, es muy rara vez. El pasado, creo que lo tengo superado pues ya no me preocupa para nada.

    Sticky noteno, hace mucho tiempo no me pasa eso y vivo tranquila con mi pasado

    Sticky notesi me levanto cada maana dispuesta a vivir un da nuevo y trato de que sea el mejor.

    Sticky noteobvio que si, hace mucho tiempo que vivo en mi estanco del presente. Mis ejercicios fueron, concentra te en el presente y eso me ayudo muchsimo.

  • 2UNA FORMULA MGICA PARA RESOLVERSITUACIONES DE PREOCUPACIN

    Quieren ustedes una receta rpida y probada paraenfrentar situaciones de preocupacin, una tcnica quese pueda utilizar desde ahora, antes de continuar estalectura?

    En tal caso, djenme que les hable del mtodo elabo-rado por Willis H. Carrier, el brillante ingeniero que crela industria del aire acondicionado y que est ahora alfrente de la mundialmente famosa Carrier Corporationen Syracuse, Nueva York. Es una de las mejores tcni-cas que conozca acerca del modo de resolver los proble-mas de la preocupacin y la obtuve del propio seor Ca-rrier cuando almorzamos juntos un da en el Club deIngenieros de Nueva York.

    El seor Carrier me dijo: "Cuando era joven, trabajen la Buffalo Forge Company en Buffalo, Nueva York.Se me asign la tarea de instalar un mecanismo para lim-piar el gas en una fbrica de la Pittsburgh Plate GlassCompany en Crystal City, Missouri; era una fbrica quecostaba millones de dlares. La finalidad de esta instala-cin era eliminar las impurezas del gas, en forma queste pudiera arder sin dao para las mquinas. Este m-todo de purificacin del gas era nuevo. Haba sidoprobado slo una vez con anterioridad y en condicionesdiferentes. En mi trabajo de Crystal City surgieron difi-cultades imprevistas. La instalacin funcion a su modo,

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    pero no lo bastante bien para hacer frente a la garantaque se haba dado."Qued abrumado por mi fracaso. Era casi como sialguien me hubiera dado un mazazo en la cabeza. Miestmago y mi intestino comenzaron a causarme seriasmolestias. Durante algn tiempo estuve tan preocupadoque no pude dormir.

    "Finalmente el sentido comn me record que lapreocupacin no me llevaba a ninguna parte; por lo tanto,elabor un modo de tratar mi problema sin preocupar-me. Este modo funcion a las mil maravillas. He estadoutilizando esta tcnica desde hace ms de treinta aos.Es sencilla y cualquiera puede utilizarla. Consiste en trespasos:

    "Paso I. Analic la situacin valientemente y con hon-radez y me imagin lo peor que pudiera sucedermecomo consecuencia de este fracaso. No iban a metermeen la crcel ni a fusilarme. Esto era indudable. Exista,es cierto, la posibilidad de que perdiera mi trabajo ytambin la de que mis patrones tuvieran que retirar lamaquinaria y perder los veinte mil dlares que habaninvertido en la instalacin.

    "Paso II. Despus de imaginarme lo peor que pudierasucederme, me hice a ello y lo acept, si resultara nece-sario. Me dije: este fracaso ser un golpe para mi hoja deservicios y puede significar la prdida de mi empleo,pero, si as fuera, siempre podr encontrar otro trabajo.Las condiciones pueden ser an peores, y en lo quese refiere a mis patrones... Bien, tienen que comprenderque estamos haciendo experimentos con un mtodonuevo de purificar el gas y, si este ensayo les cuesta.vein-te mil dlares, pueden soportarlo perfectamente. Puedencargarlo a investigaciones, porque se trata de un experi-mento.

    "Despus de descubrir lo peor que pudiera suceder-me, de hacerme a ello y de aceptarlo, si resultara necesa-

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    Paso I. Analic la situacin valientemente y con hon- radez y me imagin lo peor que pudiera sucederme como consecuencia de este fracaso

    Paso I. Analic la situacin valientemente y con hon- radez y me imagin lo peor que pudiera sucederme como consecuencia de este fracaso

    Paso II. Despus de imaginarme lo peor que pudiera sucederme, me hice a ello y lo acept, si resultara nece- sario.

    "Paso II. Despus de imaginarme lo peor que pudiera sucederme, me hice a ello y lo acept, si resultara nece- sario.

  • rio, ocurri algo en extremo importante: inmediatamen-te, sent un alivio y una paz que no haba experimen-tado desde haca das.

    "Paso III. Desde entonces, dediqu con calma mitiempo y mi energa a tratar de mejorar lo peor que yatena mentalmente aceptado.

    ' Trat ahora de dar con el modo y los medios dereducir la prdida de veinte mil dlares que encarba-mos. Hice varias pruebas y finalmente llegu a la conclu-sin' de que, si invertamos otros cinco mil dlares deequipo, nuestro problema quedara resuelto. Hicimosesto y, en lugar de que la firma perdiera veinte mil d-lares, ganamos quince mil.

    "Probablemente nunca hubiera conseguido esto si hu-biese continuado preocupndome, porque una de laspeores caractersticas de la preocupacin es que destru-ye nuestra capacidad de concentracin. Cuando nospreocupamos, nuestros espritus andan de aqu para all,sin pararse en ninguna parte, en forma que perdemostoda facultad de decidimos. En cambio, cuando nosobligamos a encarar lo peor y a aceptarlo mentalmente,eliminamos todas esas imaginaciones y nos colocamos en.condiciones de concentrarnos en nuestro problema.

    "Este incidente que he relatado ocurri hace muchosaos. Lo expuesto funcion tan bien que lo he estadoutilizando desde entonces. Y, como resultado, mi vidaha estado casi completamente libre de preocupaciones."

    Ahora bien, por qu la frmula mgica de Willis H.Carrier es tan valiosa y tan prctica desde el punto devista psicolgico? Porque nos saca de las negras nubes enque andamos a tientas cuando la preocupacin nosciega. Hace que pisemos tierra firme. Sabemos donde es-tamos. Y si no pisamos tierra firme, cmo es posibleque podamos pensar con fundamento en nada?

    El profesor William James, el padre de la psicologaaplicada, falleci en 1910, pero si viviera y oyera esta

    frmula de encarar lo peor, la aprobara con entusias-mo. Que cmo lo s? Porque dijo a sus propios alum-nos: "Aceptad que haya sido as... Aceptad que hayasido as, porque la aceptacin de lo que ha sucedido esel primer paso para superar las consecuencias de cual-quier calamidad".

    La misma idea fue expresada por Lin Yutang en sumuy ledo libro La importancia de vivir. Este filsofochino declar: "La verdadera paz de espritu viene de laaceptacin de lo peor. Psicolgicamente, creo que estosignifica una liberacin de energa".

    As es, exactamente! Psicolgicamente significa unanueva liberacin de energa. Cuando aceptamos lo peor,ya no tenemos nada que perder. Y esto significa autom-ticamente que tenemos todo que ganar. Willis H. Carriermanifest: "Inmediatamente, sent un alivio y una pazque no haba experimentado desde haca das. Desde en-tonces, pude pensar".

    Es lgico, no es as? Sin embargo, millones de perso-nas han destrozado sus vidas en furiosos torbellinos, por-que se negaban a aceptar lo peor; se negaban a mejorara partir de aqu; se negaban a salvar lo que se pudiera delnaufragio. En lugar de intentar reconstruir su fortuna, seenzarzaban en una spera y "violenta lucha con la expe-riencia". Y terminaban vctimas de ese rumiar ideas fijasque se llama melancola.

    Quieren ustedes ver cmo otra persona adopt lafrmula mgica de Willis H. Carrier y la aplic a sus pro-pios problemas? Bien, aqu hay un ejemplo, el de un co-merciante de combustible de Nueva York que era alumnode una de mis clases.

    Este alumno se expres as: " Era vctima de unchantaje! No lo crea posible, no crea que fuera posiblesalvo en las pelculas, pero era un chantaje! Lo que su-cedi fue esto: La compaa petrolera a cuyo frente es-taba posea una serie de camiones de reparto y contaba

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    Paso III. Desde entonces, dediqu con calma mi tiempo y mi energa a tratar de mejorar lo peor que ya tena mentalmente aceptado.

    Paso III. Desde entonces, dediqu con calma mi tiempo y mi energa a tratar de mejorar lo peor que ya tena mentalmente aceptado

    Lin Yutan

    a importancia de vivir.

    La verdadera paz de espritu viene de la aceptacin de lo peor.

  • con cierto nmero de choferes. En aquel tiempo las re-gulaciones de la guerra estaban rigurosamente en vigor yse nos racionaba en cuanto al combustible que podamosentregar a cada uno de nuestros clientes. Yo no lo saba,pero, al parecer, algunos de nuestros choferes habanestado entregando menos combustible del debido anuestros clientes regulares y revendiendo despus elexcedente a sus clientes propios.

    "La primera indicacin que tuve de estas transaccio-nes ilegtimas se produjo cuando un hombre que declarser inspector del gobierno vino a verme un da y mepidi dinero por su silencio. Haba obtenido pruebasdocumentales de lo que nuestros choferes haban estadohaciendo y amenazaba con entregar estas pruebas en laoficina del fiscal del distrito si yo no aceptaba sus exi-gencias.

    "Saba, desde luego, que no tena motivos de preocu-parme, personalmente, por lo menos. Pero saba tam-bin que la ley dice que una firma es responsable por losactos de sus empleados. Adems, saba que si el asuntoiba a los tribunales y se aireaba en los diarios, esta malapublicidad arruinara mi negocio. Y yo estaba orgullosode mi negocio; haba sido fundado por mi padre veinti-cuatro aos antes.

    "Estaba tan preocupado que ca enfermo. No com nidorm en tres das. Me paseaba de aqu para all comoun loco. Pagara el dinero cinco mil dlares, o diraa aquel hombre que siguiera su camino e hiciese lo quele diera la gana? En cualquiera de los dos casos el asuntoterminaba en una pesadilla.

    "En estas circunstancias sucedi que tom el folletosobre Cmo librarse de las preocupaciones que me ha-ban dado en mi clase Carnegie de oratoria. Comenca leerlo y llegu al relato de Willis H. Carrier. ' Encara lapeor' , deca. Ante esto, me pregunt: ' Qu es lo peorque puede sucederme si me niego a pagar y estos chanta-

    jistas entregan sus constancias al fiscal del distrito?'"La respuesta era: la ruina de mi negocio. Tal era lo

    peor que poda sucederme. No poda ir a la crcel. Todolo que poda ocurrir era que la publicidad que se diera alasunto me arruinara.

    "Y yo entonces me dije: ' Muy bien, mi negocio se haido al traste. Lo acepto mentalmente. Y qu ms?' .

    "Bien, una vez arruinado, tendra probablemente quebuscarme otro trabajo. No era la cosa tan mala. Sabamucho sobre combustible; haba varias firmas que me em-plearan muy a gusto... Comenc a sentirme mejor. Lassombras en que haba vivido durante tres das y tres no-ches se disiparon un poco. Mis emociones remitieron...Y con asombro por mi parte, fui capaz de pensar.

    "Tena la cabeza suficientemente despejada paraabordar el Paso III: mejorar lo peor. Al pensar en lassoluciones, se me present un punto de vista' completa-mente nuevo. Si yo contara todo lo sucedido al fiscal,ste podra encontrar alguna frmula en la que yo nohaba cado. S que parece estpido decir que esto no seme haba ocurrido antes, pero, desde luego, yo no habameditado. Haba estado solamente preocupndome!Inmediatamente decid que lo primero que hara por lamaana sera hablar con el fiscal. Despus me met enla cama y dorm como un lirn.

    "Cmo termin la cosa? Bien, a la maana siguiente,mi abogado me dijo que fuera a ver al fiscal del distritoy le contara toda la verdad. Es lo que hice. Acabado mirelato, qued atnito al or del fiscal que aquella bandade chantajistas estaba operando desde haca meses y queel hombre que actuaba como ' agente de gobierno' eraun granuja buscado por la polica. Qu alivio fue oresto despus de haberme atormentado durante tres dasy tres noches preguntndome si deba entregar los cincomil dlares a un pillo profesional!

    "Esta experiencia me ense una leccin para siem-

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  • pre. Ahora, siempre que me veo ante un serio problemaque amenaza con preocuparme, le aplico lo que deno-mino la vieja frmula de Willis H. Carrier."

    Si ustedes creen que Willis H. Carrier tuvo problemas,an no han odo nada. Les contar la historia de Earl P.Haney, de Winchester, Massachusetts, tal como l mismome la cont el 17 de noviembre de 1948 en el Hotel Stat-ler, de Boston.

    "All por los aos veinte me dijo, estaba tan preo-cupado que las lceras empezaron a devorarme el est-mago. Una noche tuve una hemorragia terrible. Me lle-varon a un hospital vinculado a la Facultad de Medicinade la Northwestern University de Chicago. Perd la mi-tad de mi peso. Estaba tan mal que me ordenaron que nisiquiera levantara la mano. Tres mdicos, entre ellos unclebre especialista en lceras, dijo que mi caso era' incurable' . Viva a base de polvos anticidos y unacucharada de leche con crema cada hora. Una enferme-ra me introduca un tubo de goma en el estmago todaslas maanas y todas las noches, y me extraa el conte-nido.

    "As pasaron meses... Al fin me dije a m mismo:' Oye, Earl Haney, si lo nico que te espera es la muerte,ser mejor que aproveches el poco de tiempo que te que-da. Siempre has querido viajar alrededor del mundoantes de morir; si deseas hacerlo, tendr que ser ahora' .

    "Cuando les dije a mis mdicos que pensaba viajar al-rededor del mundo y bombearme el estmago dos vecespor da, quedaron estupefactos. Imposible! Jams ha-ban odo semejante cosa. Me advirtieron que si empren-da ese viaje, me sepultaran en el mar. ' No, no' , repli-qu. ' He prometido a mis parientes que me enterrarnen la sepultura familiar de Broken Bow, Nebraska. Portanto, llevar el fretro conmigo.'

    "Compr un fretro, lo llev a bordo, y llegu a unarreglo con la compaa de navegacin para que, en caso

    de mi muerte, pusieran mi cadver en un compartimien-to frigorfico y lo mantuvieran all hasta que el barco re-gresara. Y part de viaje, con el espritu del viejo Ornar:

    Disfrutemos, as, cuanto antes podamosque el Polvo nos devore ruin;antes que Polvo en Polvo nos volvamos,

    sin Vino ni Amor... y tambin sin Fin.

    "No bien me embarqu en el President Adams en LosAngeles y zarp hacia Oriente me sent mejor. Poco apoco dej los polvos anticidos y el bombeo de estma-go. Pronto empec a comer toda clase de alimentos, in-clusive mezclas extraas que hubiesen podido matarme.A medida que avanzaban las semanas, hasta fum largoscigarros y beb licores. Me divert ms que nunca enaos! Nos vimos en medio de monzones y tifones capa-ces de llevarme al fretro, aunque slo fuera de miedo,pero fue magnfica esa aventura.

    "En el barco jugu, cant y me hice de nuevos ami-gos. No me acostaba hasta la madrugada. Cuando lle-gamos a China y la India, comprend que las zozobrasque haba padecido en casa a causa de los negocios eranun paraso comparadas con la pobreza y la miseria delOriente. Acab con mis insensatas preocupaciones y mesent muy bien. Cuando volv a Norteamrica haba ga-nado cuarenta kilos de peso. Me haba olvidado caside que haba tenido lceras. Nunca en mi vida me sentmejor. Me apresur a revender el fretro al dueo de laspompas fnebres y volv a ocuparme de mis negocios.Desde entonces no he estado enfermo ni un solo da."

    Earl P. Haney me dijo que ahora comprende que es-taba aplicando los mismos principios que Willis H. Ca-rrier para controlar la preocupacin.

    "Primero, me pregunt, ' Qu es lo peor que podraocurrir?' La respuesta fue la muerte.

    "Segundo, me prepar para enfrentar la muerte. De-

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  • ba hacerlo. No haba eleccin. Los mdicos decan quemi caso era fatal.

    ' Tercero, procur mejorar la situacin obteniendo dela vida los mayores goces posibles en el poco tiempo queme quedaba...". "Si continu, si segua preocupn-dome despus de embarcarme, sin duda regresara en elfretro. Pero me tranquilic... y olvid mis preocupacio-nes. Y esa serenidad me inyect nuevas energas que mesalvaron la vida."

    Por tanto, la Regla 2 es: Si usted tiene un problemade preocupacin, aplique la frmula mgica de Willis H.Carrier haciendo estas tres cosas:

    1. Pregntese: "Qu es lo peor que puede suceder-m?"

    2. Preprese a aceptarlo, si ello es necesario.3. Despus, tranquilamente, proceda a mejorar lo

    peor.

    3EL DAO QUE LA PREOCUPACION PUEDE

    HACERNOS

    Aquellos que no saben cmo combatirla preocupacin mueren jvenes.

    Dr. Alexis Carrel.

    Hace muchos aos un vecino llam a mi puerta y meinst a que me vacunara y vacunara a toda mi familiacontra la viruela. Era uno de los miles de voluntarios queestaban llamando a todas las puertas de la Ciudad deNueva York. Asustadas, las gentes esperaban horas ente-ras para ser vacunadas. Los puestos de vacunacin seabran, no slo en los hospitales, sino tambin en esta-ciones de bomberos, puestos de polica y grandes fbri-cas. Ms de dos mil mdicos y enfermeras trabajaron fe-brilmente noche y da, vacunando a las multitudes.Cul era la causa de toda esta excitacin? Ocho perso-nas de la Ciudad de Nueva York tenan viruela y otrasdos haban fallecido. Eran dos muertes en una poblacinde casi ocho millones.

    Ahora bien, yo haba vivido en Nueva York durantems de treinta y siete aos y, sin embargo, nadie haballamado a mi puerta para prevenirme contra la enferme-dad emocional de la preocupacin, una enfermedad que,durante los ltimos treinta y siete aos, ha causado diezmil veces ms dao que la viruela.

    Ningn visitante me ha advertido que una persona de

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    1. Pregntese: "Qu es lo peor que puede suceder- m?"2.Preprese a aceptarlo, si ello es necesario.3. Despus, tranquilamente, proceda a mejorar lo peor.

  • cada diez entre las que viven ahora en los Estados Unidospadecer un desfallecimiento nervioso, causado en lamayora de los casos por la preocupacin y las emociones.Por esta razn escribo este artculo para llamar a las puertasde ustedes y prevenirles.

    El gran ganador del premio Nobel de Medicina, AlexisCarrel, dijo: "Aquellos que no saben cmo combatir lapreocupacin mueren jvenes". Y otro tanto sucede con lasamas de casa, veterinarios y albailes.

    Hace unos cuantos aos pas mis vacaciones paseando enautomvil por Texas y Nuevo Mxico en compaa deldoctor O. F. Gober, mdico jefe de la Gulf Colorado andSanta Fe Hospital Association. Hablamos acerca de losefectos de la preocupacin y mi compaero me dijo: "Elsetenta por ciento de todos los pacientes que acuden a losmdicos podran curarse por s mismos con slo liberarsede sus temores y preocupaciones. Y no piense por unmomento que quiero decir que sus enfermedades sonimaginarias. Sus enfermedades son tan reales como unterrible dolor de muelas y en ocasiones cien veces msgraves. Me reero a enfermedades como la indigestinnerviosa, algunas lceras del estmago, perturbacionescardacas, el insomnio, algunas jaquecas y algunos tipos deparlisis.

    "Estas enfermedades son reales. S de qu estoy ha-blando, porque yo mismo he padecido una lcera deestmago durante doce aos.

    "El miedo causa preocupacin. La preocupacin pone auno tenso y nervioso, afecta a los nervios del estmago,cambia los jugos gstricos de normales a anormales yfrecuentemente provoca lceras estomacales."

    El Dr. Joseph F. Montague, autor del libro Nervios yproblemas del estmago (Nervous Stomach Trouble),dice algo muy parecido. Dice esto: "Las lceras del es-tmago no vienen de lo que se come. Vienen de lo queest comiendo a uno".

    El Dr. W. C. Alvarez, de la Clnica Mayo, asegura: "Confrecuencia las lceras empeoran o mejoran de acuerdo conlas subidas y bajadas de las perturbaciones emocionales".

    Esta declaracin se ve confirmada por un estudio de15.000 pacientes tratados de desrdenes digestivos en laClnica Mayo. Cuatro de cada cinco de ellos no tenan unabase fsica para sus enfermedades del estmago. El miedo,la preocupacin, el odio, un egosmo supremo y laincapacidad para ajustarse al mundo de las realidades eran enbuena parte las causas de sus enfermedades y sus lceras deestmago...

    De acuerdo con la revista Life, hoy est en la lista de lasdiez enfermedades ms fatales.

    Recientemente estuve en correspondencia con el doctorHarold C. Habein, de la Clnica Mayo. Este mdico ley uninforme en la reunin anual de la AsociacinNorteamericana de Mdicos y Cirujanos Industriales ydeclar que haba efectuado un estudio de 176 ejecutivosque tenan un promedio de edad de 44,3 aos. Einform que algo ms de una tercera parte de estosejecutivas padecan uno de los tres achaques peculiaresde una vida de tensin: enfermedad del corazn lcerasdel aparato digestivo y presin sangunea alta. Piensenustedes! Una tercera parte de nuestros ejecutivos estnechando a perder sus organismos con enfermedadescardacas, lceras y presiones altas antes de llegar alos cuarenta y cinco aos. Qu precio para el xito! Y nisiquiera lo compran! Cabe considerar pagar el xito, laprosperidad en los negocios con lceras de estmago yperturbaciones del corazn? Qu consigue una persona sigana el mundo entero y pierde la salud? Aunque fueradueo del mundo, slo podra dormir en una cama a la vez ycomer tres veces por da. Cualquier mozo de cuerda puedehacer esto y probablemente dormir ms profundamente ydisfrutar ms

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  • de sus comidas que un poderoso hombre de nego-cios. Francamente, prefiero ser una simple persona sinresponsabilidad que en la ruina a los cuarenta y cincoaos por el afn de estar dirigiendo una empresa de fe-rrocarriles o una fbrica de cigarrillos.

    Uno de los fabricantes de cigarrillos ms conocido enel mundo cay muerto hace poco como consecuencia deun sncope cardaco mientras trataba de disfrutar deunas vacaciones en los bosques del Canad. Habaamasado millones... y muri a los sesenta y un aos.Probablemente cambi aos de vida por lo que se llama"xito en los negocios".

    A mi juicio, este magnate de los cigarrillos con todossus millones no fue la mitad de realizador siquiera quemi padre un labrador de Missouri, que muri a losochenta y nueve aos sin un centavo.

    Los famosos hermanos Mayo declararon que ms dela mitad de nuestros lechos de hospital estaban ocupa-dos por personas con padecimientos nerviosos. Sin em-bargo, cuando los nervios de estas personas son estudia-dos con un poderoso microscopio en un examen post-mortem, parecen en la mayora de los casos tan sanoscomo los de Jack Dempsey. Sus "padecimientos nervio-sos" son causados, no por un deterioro fsico de los ner-vios, sino por emociones de inutilidad, frustracin, an-siedad, zozobra, miedo, derrota, desesperacin. Platndijo que "el mayor error que los mdicos cometen esintentar la curacin del cuerpo sin intentar la curacindel alma; sin embargo, alma y cuerpo son uno y nodeberan ser tratados separadamente".

    La ciencia mdica necesit dos mil trescientos aospara reconocer esta gran verdad. Estamos empezandoahora precisamente a desarrollar una nueva especie demedicina llamada psicosomtica, una medicina que trataa la vez el alma y el cuerpo. Es hora ya de que realice-mos esto, porque la ciencia mdica ha eliminado en gran

    parte el terrible mal causado por los grmenes fsicos, lasenfermedades como la viruela, el clera, la fiebreamarilla y docenas de otras plagas que han llevado a in-numerables millones a la tumba prematura. Pero laciencia mdica ha sido incapaz de hacer frente a las rui-nas mentales y fsicas causadas, no por los grmenes, si-no por las emociones de la preocupacin, el miedo, elodio, la frustracin y la desesperacin. Las bajas ocasio-nadas por estas enfermedades de tipo emotivo estn au-mentando y extendindose con rapidez catastrfica.Uno de cada seis de nuestros jvenes llamados al serviciomilitar durante la segunda guerra mundial fueron recha-zados a causa de enfermedades psicosomticas.

    Cules son las causas de la enfermedad mental? Na-die conoce todas las respuestas. Pero es muy probableque el miedo y la preocupacin fueran en muchos casosfactores contribuyentes. El individuo angustiado yacosado que es incapaz de hacer frente al spero mundode la realidad rompe sus contactos con el ambiente y seretira a un mundo privado de sueos que l mismo se fa-brica, y esto resuelve sus problemas de preocupacin.

    Mientras escribo, tengo sobre mi mesa un libro deldoctor Edward Podolsky titulado Stop Worrying and GetWell (Deje de preocuparse y pngase bien). He aqu losttulos de algunos de los captulos de este libro:

    Cmo afectan las preocupaciones al corazn. Laalta presin sangunea est alimentada por la

    preocupacin.El reumatismo puede tener por causa la preocu-pacin.Preocpese menos, por el bien de su estmago.Como la preocupacin puede causar un resfro. Lapreocupacin y la tiroides. La preocupacin y ladiabetes.

    Otro libro que ensea mucho acerca de la preocupa-cin es Man Against Himself (El hombre contra si

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  • mismo), del Dr. Karl Menninger, uno de los "hermanosMayo de la psiquiatra". El libro del Dr. Menninger no darecetas para suprimir las preocupaciones, pero ofrece unaasombrosa revelacin acerca de cmo dejamos que laansiedad, la frustracin, el odio, el resentimiento, la rebelindestruyan nuestro cuerpo y nuestra mente.

    La preocupacin puede hacer un enfermo de la personams vigorosa. El general Grant lo descubri durante losltimos das de la guerra civil. La historia dice as: Granthaba estado sitiando a Richmond durante nueve meses. Lastropas del general Lee, harapientas y hambrientas, fueronvencidas. Desertaban regimientos enteros. Otros se dedicabana rezar en sus carpas; gritaban, lloraban y vean visiones. Elfin estaba muy prximo. Los hombres de Lee prendieronfuego a los almacenes de algodn y tabaco de Richmond,destruyeron el arsenal y huyeron de la ciudad durante lanoche, mientras enormes llamas rasgaban la oscuridad.Grant los persigui de cerca; acos a los confederados porlos flancos y la retaguardia, mientras la caballera de Sheridanlos atacaba de frente, cortaba las lneas de comunicacin yse apoderaba de trenes de abastecimiento.

    Grant, medio ciego y con una violenta jaqueca, sesinti muy enfermo detrs de su ejrcito y se detuvo en unagranja. Y consigna en sus Memorias: "Pas la noche con mispies en un bao de agua caliente y mostaza y ponindomeemplastos de mostaza en las muecas y la es palda, con laesperanza de estar curado por la maana".

    A la maana siguiente se cur instantneamente., Y lo quelo cur no fue la mostaza, sino un jinete que lleggalopando por el camino con una carta de Lee en la que stedeca que quera rendirse.

    Grant escribi: "Cuando el oficial (el que llevaba elmensaje) lleg hasta m, segua todava con mi violentajaqueca, pero, en cuanto vi el contenido de la nota, mecur".

    Evidentemente, eran las preocupaciones, tensiones yemociones de Grant las causas de su enfermedad. Se curinstantneamente en cuanto sus emociones fueron las de laconfianza, la realizacin y la victoria.

    Setenta aos despus, Henry Morgenthau, Secretario dela Tesorera en el gabinete de Franklin D. Roosevelt,descubri que las preocupaciones lo enfermaban hastaaturdirlo. Consigna en su diario que se sinti terriblementepreocupado cuando el Presidente, con el fin de elevar elprecio del trigo, compr en un solo da 4.400.000bushels de este producto. Dice: "Me sent literalmenteaturdido al ver en marcha la cosa. Me fui a casa y tuve quepermanecer en la cama dos horas despus de almorzar".

    Si se quiere ver lo que la preocupacin significa para laspersonas, no hace falta ir a una biblioteca o a un mdico. A mme basta mirar por la ventana de mi casa; puedo ver as, amenos de una cuadra, una casa donde la preocupacin causun derrumbamiento nervioso y otra casa donde un hombre sepreocup hasta la diabetes. Cuando la Bolsa baj, el azcarde su sangre y su orina subi.

    Cuando Montaigne, el ilustre filsofo francs, fue elegidoalcalde de su ciudad Burdeos, dijo a sus conciu dadanos:"Quiero tomar vuestros asuntos en mis manos, pero no en mihgado o mis pulmones".

    Este vecino mo tom los asuntos de la Bolsa en susangre y casi se mat.

    La preocupacin puede colocamos en un silln deruedas con reumatismo y artritis. El Dr. Russell L. Ce-cil,de la Escuela de Medicina de la Universidad Cornell, es unaautoridad mundial en artritis y, como he indicado ya, haenumerado cuatro de las situaciones que con ms frecuenciaprovocan esta enfermedad:

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  • 1. Fracaso en la vida matrimonial.2. Desastre financiero.3. Soledad y preocupacin.4. Resentimientos largo tiempo alimentados.

    Como es natural, estas cuatro situaciones emotivas noson ni mucho menos las nicas causas de la artritis. Haymuchas clases de artritis que obedecen a distintas causas.Pero repito que las situaciones que ms frecuentementeprovocan la artritis son las cuatro enumeradas por el Dr.Russell L. Cecil. Por ejemplo, un amigo mo sufri gol-pes tan rudos durante la depresin, que la compaa degas le cort el suministro y el Banco dio por vencida lahipoteca sobre su casa. Su mujer tuvo repentinamenteun doloroso ataque de artritis y, a pesar de las medicinasy los regmenes, la artritis continu hasta que mejor lasituacin financiera.

    La preocupacin puede causar hasta las caries denta-les. El Dr. William I. L. McGonigle dijo en un informeante la Asociacin Dental Norteamericana que "las emo-ciones desagradables, como las causadas por la preocu-pacin, el miedo, el enfado... pueden trastornar el equi-librio del calcio en el organismo y originar las caries".El Dr. McGonigle se refiri a un paciente que. tuvo unadentadura perfecta hasta que comenz a preocuparseante la repentina enfermedad de su mujer. Durante lastres semanas que dur la permanencia de la esposa en elhospital, este hombre tuvo nueve caries. Eran caries cau-sadas por la preocupacin.

    Han visto ustedes alguna vez a una persona con unatiroides muy hiperactiva? Yo s, y puedo decirles quepersonas as tiemblan y parecen alguien a quien se hadado un susto mortal. En realidad, a esto equivale tal es-tado. La glndula tiroides, la glndula que regula el orga-nismo, ha sido sacada de quicio. Acelera el hgado ytodo el cuerpo ruge furiosamente, como un horno contodos sus tiros abiertos. Y si esto no se remedia con una

    operacin o un tratamiento, la vctima puede morir,puede "quemarse a s misma".Hace poco tiempo fui a Filadelfia con un amigo mo

    que padeca esta enfermedad. Fuimos a ver a un famosoespecialista, un mdico que haba estado tratando estaclase de enfermedades desde haca treinta y ochoaos. Y qu consejo creen ustedes que colgaba de unapared de la sala de espera, escrito en un gran cuadro demadera para que todos los pacientes pudieran verlo?Helo aqu. Lo copi en el reverso de un sobre mientrasesperbamos:

    DESCANSO Y RECREO

    Las fuerzas que ms descansan y recrean sonuna religin saludable, sueo, msica y risas.Tened fe en Dios, aprended a dormir bien,amad la buena msica y ved el lado divertido de la vida.Y la salud y la felicidad sern vuestras.

    La primera pregunta que el mdico hizo a este amigomo fue: "Qu perturbacin emocional le ha trado aeste estado?" Advirti a mi amigo que, si no dejaba depreocuparse, poda tener complicaciones: irregularida-des cardacas, lceras de estmago o diabetes. Eleminente mdico dijo: "Todas estas enfermedades sonprimas, primas carnales". Y es claro que son primas,pues todas ellas son enfermedades de la preocupacin.

    Cuando entrevist a Merle Oberon, me dijo que se ne-gaba a preocuparse porque saba que la preocupacindestruira su principal atractivo en la pantalla: su buenapresencia.

    Me habl as: "Cuando intent por primera vez entraren el cine, estaba preocupada y asustada. Acababa de lle-gar de la India y no conoca a nadie en Londres, dondetrataba de encontrar una ocupacin. Vi a varios produc-tores, pero ninguno me contrat y se me acab el pocodinero que tena. Durante dos semanas viv nicamente

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    Text box

    Tened fe en Dios, aprended a dormir bien,

  • de galletas y agua. No solamente estaba preocupada, si-no que tena hambre. Me dije: ' Tal vez seas una tonta.Tal vez no consigas entrar nunca en el cine. Al fin y alcabo, no tienes experiencia, nunca has representado yqu puedes ofrecer fuera de una cara bonita?'

    "Me fui al espejo y, cuando me vi en l, vi lo que lapreocupacin haba hecho de mi buena presencia. Vique se me estaban formando arrugas. Vi una expresinde angustia. Y me dije: ' Tienes que acabar con esto in-mediatamente. No puedes preocuparte. La nica cosaque puedes ofrecer es tu buena presencia y la preocupa-cin la echar a perder' ."

    Pocas cosas pueden envejecer a una mujer y destruirsu buena presencia ms rpidamente que la preocupa-cin. La preocupacin aja el rostro. Nos hace apretar lasmandbulas y surca nuestros rostros con arrugas. Noscrea un ceo permanente. Hace que nuestros cabellos sevuelvan grises, y, en ocasiones, hasta que caigan. Puedeechar a perder el cutis y hasta provocar toda clase demanchas, erupciones y granos.

    Las enfermedades del corazn constituyen actual-mente el criminal nmero uno de Norteamrica. Durantela segunda guerra mundial, casi un tercio de millnmurieron en combate, pero, durante el mismo perodo,el mal del corazn mat a dos millones de civiles y unmilln de estas bajas tuvieron por causa ese mal de cora-zn que provocan las preocupaciones y la vida tensa. S,la enfermedad del corazn es una de las principales razo-nes que hicieron decir al Dr. Alexis Carrel: "Aquellosque no saben combatir la preocupacin mueren j-venes".

    William James dijo: "El Seor puede perdonar nues-tros pecados, pero el sistema nervioso nunca lo hace".

    He aqu un hecho impresionante y casi increble: sonms los norteamericanos que se suicidan que los que ,mueren de las cinco enfermedades ms corrientes.

    Por qu? La respuesta es en gran parte: "Preocupa-cin".

    Cuando los crueles seores de la guerra chinosqueran torturar a sus prisioneros, los ataban de pies ymanos y los colocaban bajo una bolsa de agua que cons-tantemente goteaba... goteaba... goteaba... da y no-che. Estas gotas de agua que caan sin cesar sobre la ca-beza acababan siendo martillazos y enloquecan a lasvctimas. Este mismo mtodo de tortura fue empleadopor la Inquisicin espaola y en los campos de concen-tracin alemanes.

    La preocupacin es como la gota, gota, gota constan-te; y la gota, gota, gota constante de la preocupacinlleva frecuentemente a los hombres a la locura y el sui-cidio.

    Cuando era yo un muchacho campesino del Missourime aterraba escuchar a Billy Sunday la descripcin delos fuegos infernales en el otro mundo. Pero nunca le omencionar los fuegos infernales de la agona fsica quelos que se preocupan tienen que soportar aqu y ahora.Por ejemplo, si usted padece una preocupacin crnica,puede usted verse asaltado por uno de los dolores msespantosos que jams haya soportado el hombre: la an-gina de pecho.

    Ama usted la vida? Quiere usted vivir mucho y dis-frutar de buena salud? He aqu lo que usted puedehacer. Estoy citando otra Vez al Dr. Alexis Carrel. Dijoas: "Quienes conservan la paz interior en medio del tu-multo de la ciudad moderna son inmunes para las enfer-medades nerviosas y orgnicas ".

    Puede usted conservar la paz interior en medio deltumulto de la ciudad moderna? Si es usted una personanormal, la respuesta es "s". "Decididamente, s." Lamayora de nosotros somos ms fuertes de lo que cree-mos. Poseemos recursos internos a los que probablemen-te nunca hemos recurrido. Como Thoreau dijo en su li-

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  • bro inmortal, Walden: "No conozco hecho ms alenta-dor que la incuestionable capacidad del hombre para ele-var su vida mediante un empeo consciente... Si unoavanza confiadamente en la direccin de sus sueos y seafana por vivir la vida que se ha imaginado, triunfar enuna forma que no cabe esperar en las horas corrientes".

    Es indudable que muchos de los lectores de este librotendrn tanta fuerza de voluntad y tantos recursos inte-riores como los que tiene Olga K. Jarvey, de Coeur d'Alene, Idaho. Descubri que poda eliminar la preocu-pacin en las circunstancias ms trgicas. Creo firme-mente que usted y yo tambin podemos hacerlo,siempre que apliquemos las muy viejas verdades que seestudian en este volumen. He aqu la historia de Olga K.Jarvey tal como me la escribi: "Hace ocho aos ymedio fui condenada a morir una muerte lenta, tor-tuosa y aterradora de cncer. Las mejores inteligenciasmdicas del pas, los hermanos Mayo, confirmaron lasentencia. Estaba en un callejn sin salida, perdida todaesperanza. Era joven y no quera morir. En mi desespe-racin telefone a mi mdico en Kellog y le expuse todala amargura de mi corazn. Con impaciencia, me recon-vino: ' Qu le pasa, Olga? Es que no le quedanfuerzas? Claro que se morir usted si no deja de llorar.S, le ha sucedido lo peor que le poda suceder. Muybien, pero haga frente a la situacin. Deje depreocuparse! Y haga despus lo que se le ocurra' . Enaquel mismo momento hice un juramento, un juramentotan solemne que las uas se hundieron profundamenteen mi carne y los escalofros recorrieron toda mi espinadorsal: 'No me preocupar. No llorar. Y si cabe haceralgo, triunfar. Vivir!'

    "La cantidad corriente de rayos X en casos tan avan-zados, en los que no cabe aplicar el radio, es diez minu-tos y medio diarios durante treinta das. Me dieron ca-torce minutos y medio diarios durante 49 das y,

    aunque los huesos se sealaban en mi esculido cuerpomo las rocas de una rida ladera y aunque mis piesparecan de plomo, no me preocup. No llor ni unavez! Sonre! S, me obligu a sonrer.

    "No soy tan estpida que crea que la mera sonrisapueda curar el cncer. Pero creo que una animosa acti-tud mental ayuda al organismo a combatir la enferme-dad. En todo caso, experiment una de las milagrosascuras del cncer. Nunca he tenido tan buena salud comoen los ltimos aos y esto lo debo a las palabras comba-tivas y retadoras del Dr. McCaffery: ' Haga frente a lasituacin. Deje de preocuparse! Y haga despus lo quese le ocurra.' "

    Voy a terminar este captulo repitiendo las palabrasdel Dr. Alexis Carrel: "Aquellos que no saben cmocombatir la preocupacin mueren jvenes. "

    Los fanticos seguidores del profeta Mahoma tenanfrecuentemente tatuados en sus pechos versos del Co-rn. Me gustara tatuar el ttulo de este captulo en elpecho de todo lector de este libro: "Aquellos que nosaben cmo combatir la preocupacin mueren jvenes".

    Estaba el Dr. Carrel hablando de usted?Tal vez.

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    eliminar la preocu- pacin en las circunstancias ms trgicas

    No me preocupar. No llorar. Y si cabe hacer algo, triunfar. Vivir!'

    Haga frente a la situacin. Deje de preocuparse! Y haga despus lo que se le ocurra.'

    Haga frente a la situacin. Deje de preocuparse! Y haga despus lo que se le ocurra.'

  • En sntesisREGLAS FUNDAMENTALES PARA CONTROLAR LA

    PREOCUPACIN

    Regla 1: Viva solamente el da de hoy. No viva en el ayer ni elmaana. "Compartimientos estancos al da."

    Regla 2: Haga frente a los problemas.a. Pregntese a s mismo: "Qu es lo peor que puede

    suceder?"b. Preprese para aceptar lo peor.c. Trate de mejorar la situacin partiendo de lo peor.

    Regla 3: Recuerde el precio exorbitante que puede pagar con suvida y salud, por las preocupaciones.

    SEGUNDA PARTETcnicas bsicaspara el anlisis

    de la preocupacin

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    Regla 1

    Regla 2

    Regla 3

  • 4COMO ANALIZAR Y RESOLVER LOS PROBLEMAS

    DE PREOCUPACIN

    Seis honrados servidoresme ensearon cuanto s;

    Sus nombres son Cmo, Cundo,Dnde, Qu, Quin y Por qu.

    Rudyard Kipling

    Es que la frmula mgica de Willis H. Carrier, des-crita en la Parte Primera, Captulo II, resuelve todos losproblemas de preocupacin? No, claro est que no.

    Entonces cul es la respuesta? La respuesta es quedebemos equiparnos para tratar las diferentes clases depreocupaciones aprendiendo los tres pasos bsicos delanlisis del problema. Los tres pasos son:

    1. Obtenga todos los hechos.2. Considere todos los hechos, entonces llegue a una

    decisin.3. Despus de tomar una decisin, acte!

    Pura evidencia? S, Aristteles la ense... y la utili-z. Y usted y yo debemos tambin utilizarla, si es quequeremos resolver los problemas que nos acosan y trans-forman nuestros das y noches en verdaderos infiernos.

    Tomemos la primera regla: Obtenga todos los hechos.Por qu es tan importante obtener los hechos? Porquesin tener los hechos no podemos ni intentar siquiera

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    mo, Cundo, Dnde, Qu, Quin y Por qu.

    tres pasos bsicos del anlisis del problema. Los tres pasos son:

    tres pasos bsicos del anlisis del problema. Los tres pasos son

  • resolver nuestros problemas de un modo inteligente. Sinlos hechos, todo lo que podemos hacer es acalorarnos enplena confusin. Idea ma? No, es la idea del extinto Her-bert E. Hawkes, que fuera Decano de la Universidad deColumbia durante veintids aos. H. E. Hawkes habaayudado a doscientos mil estudiantes a resolver sus pro-blemas de preocupacin y me dijo que "la confusin erala causa principal de las preocupaciones". Me lo dijo deeste modo: "La mitad de la preocupacin que existe enel mundo obedece a que las personas intentan tomar de-cisiones sin un conocimiento suficiente sobre el quebasar una decisin. Por ejemplo, si yo tengo un proble-ma que debe ser encarado a las tres del prximo martes,me niego a intentar siquiera una decisin hasta que elprximo martes llegue. Entretanto, procuro obtener to-dos los hechos que se refieren al problema. No me preocuponi mi problema me angustia. No pierdo el sueo.Simplemente, me dedico a conseguir los hechos. Y paracuando llega el martes, si he conseguido todos los he-chos, el problema se resuelve por s mismo..."

    Pregunt al decano Hawkes si esto significaba que ha-ba eliminado las preocupaciones por completo. Y mecontest as: "S, creo que puedo decir honradamenteque mi vida est casi totalmente libre de preocupacio-nes. Entiendo que, si una persona dedica su tiempo a ob-tener los hechos de un modo imparcial y objetivo, suspreocupaciones se disiparn por lo general a la luz delconocimiento".

    Permtaseme que repita que, "si una persona dedica sutiempo a obtener los hechos de un modo imparcial y ob-jetivo, sus preocupaciones se disiparn por lo general ala luz del conocimiento".

    Pero qu hacemos la mayora de nosotros? Si es quenos dedicamos algo a los hechos Thomas Edison dijocon toda seriedad que "no hay expediente al que lagente no recurra para evitarse el trabajo de pensar",

    nos lanzamos como perros perdigueros tras los hechosque refuerzan lo que ya pensamos y pasamos por altotodos los dems. Slo queremos los hechos que justifi-can nuestros actos, los hechos que encajan en nuestromodo de pensar y nuestros deseos y sirven de apoyo anuestros juicios preconcebidos.

    Como dijo Andr Maurois: "Todo aquello que est deacuerdo con nuestros deseos personales parece verdad.Todo lo que no est de acuerdo nos enfurece".

    Puede extraar as que nos parezca tan difcil llegara la solucin de nuestros problemas? No nos resultaratan difcil resolver un problema de aritmtica elemental,si partiramos de la presuncin de que dos y dos son cin-co? Sin embargo, hay muchas personas en este mundoque se amargan la vida y amargan la de los dems porinsistir en que dos y dos son cinco... o tal vez quinien-tos..

    Qu cabe hacer con esto? Tenemos que mantenernuestras emociones al margen de nuestros pensamientosy, como dijo Hawkes, debemos obtener los hechos de un"modo imparcial y objetivo".

    Esto no es una tarea fcil cuando estamos preocupa-dos. Cuando estamos preocupados, nuestras emocionesson muy vivas. Pero he aqu dos ideas que me ayudanmucho cuando trato de apartar mis problemas, con ob-jeto de ver los hechos de una manera clara y objetiva.

    1. Cuando trato de obtener los hechos, simulo queestoy recogiendo la informacin, no para m, sino paratercera persona. Esto me ayuda a ver la evidencia de unamanera fra e imparcial. Esto me ayuda a eliminar misemociones.

    2. Cuando trato de recoger los hechos acerca de unproblema que me preocupa, simulo a veces que soy unabogado que se prepara a defender a la parte contrariaen el asunto. En otros trminos, trato de conseguir todos los hechos que me perjudican, todos los hechos que

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    la confusin era la causa principal de las preocupaciones"

    "si una persona dedica su tiempo a obtener los hechos de un modo imparcial y ob- jetivo, sus preocupaciones se disiparn por lo general a la luz del conocimiento".

  • daan a mis deseos, todos los hechos que me disgustaencarar.

    Despus consigno tanto el punto de vista mo como elpunto de vista contrario y, por lo general, me doycuenta de que la verdad se encuentra en algn punto in-termedio de estos dos extremos.

    Aqu est lo que quiero sealar. Ni usted, ni yo, niEinstein, ni la Suprema Corte de Justicia poseemosla inteligencia suficiente para alcanzar una decisinacertada acerca de un problema cualquiera sin obte-ner primeramente los hechos. Thomas Edison lo saba.En el momento de su muerte tena dos mil quinientoscuadernos de notas llenos de hechos referentes a los pro-blemas que estudiaba.

    Por tanto, la Regla 1 para resolver nuestros problemases: Obtener todos los hechos. El decano Hawkes lo hizo:no intentemos siquiera resolver nuestros problemas sinrecoger primeramente todos los hechos de un modo im-parcial.

    Sin embargo, recoger todos los hechos del mundo nonos servira de nada hasta analizarlos e interpretarlos.

    Despus de costosa experiencia, he llegado a la con-clusin de que es mucho ms fcil analizar los hechos sistos han sido consignados por escrito. En realidad, lamera circunstancia de tener escritos los hechos en untrozo de papel y de plantear nuestro problema con cla-ridad ayuda mucho a llegar a una solucin razonable.Como dice Charles Kettering, "un problema bien plan-teado es un problema medio solucionado".

    Permtaseme que muestre cmo esto funciona en laprctica. Ya que los chinos dicen que un cuadro valediez mil palabras, supongamos que yo les muestro uncuadro de cmo un hombre pone en accin concreta loque estamos hablando.

    Tomemos el caso de Galen Litchfield, un hombre aquien conozco desde hace varios aos; es uno de los

    hombres de negocios norteamericanos del Lejano Orienteque ms fortuna ha tenido. El seor Litchfield estaba enChina en 1942, cuando los japoneses ocuparon Shan-gai.Y he aqu el relato que me hizo durante su permanenciacomo invitado en mi casa.

    Galen Litchfield se expres en estos trminos: "Pocodespus de que los japoneses dieran el golpe de PearlHarbor, cayeron como un enjambre sobre Shangai. Yoera gerente de la Asia Life Insurance Company, una em-presa de seguros de vida, en la metrpoli china. Nos en-viaron un ' liquidador militar' se trataba de un almiran-te, en realidad, y me dieron rdenes para que ayudaraa este hombre en la liquidacin de nuestros bienes. Yono tena opcin en el asunto. Tena que cooperar o deotro modo... Y el ' otro modo' significaba una muertesegura.

    "Inici la labor que se me peda, porque no tenaalternativa. Pero haba un paquete de valores que, supo-niendo 750.000 dlares, dej fuera de la lista que presental almirante. Hice esto porque los valores pertenecan anuestra organizacin de Hong Kong y nada tenan quever con nuestros bienes de Shangai. De todos modos, te-.ma verme en apuros muy serios si los japoneses descu-bran lo que haba hecho. Y lo descubrieron muy pronto.

    "Yo no estaba en la oficina cuando se hizo el descu-brimiento, pero mi jefe de contabilidad presenci lo su-cedido. Me dijo que el almirante japons se enfureci,pate el suelo, lanz juramentos y me llam ladrn ytraidor. Haba desafiado al ejrcito japons! Saba loque aquello significaba. Sera arrojado a la Bridgehouse,la "Casa del Puente".

    "La Bridgehouse... La sala del tormento de la Gestapojaponesa! Haba tenido amigos personales que se habanmatado antes de dejarse llevar a aquella prisin. Ahorase me daba a m mismo ese destino...

    "Qu hice? Las noticias me llegaron un domingo por

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    un problema bien plan- teado es un problema medio solucionado

  • la tarde. Supongo que lo natural es quedarse aterrado. Yyo me hubiera quedado aterrado, si no hubiese contadocon una tcnica muy concreta para solucionar mis pro-blemas. Desde hacia aos, siempre que haba estadopreocupado, haba ido a mi mquina de escribir y es-crito dos preguntas y las respuestas a las mismas:

    "1. Qu es lo que me preocupa?"2. Qu puedo hacer acerca del asunto?"Haba intentado contestar a estas preguntas sin escri-

    birlas. Pero abandon el sistema haca tiempo. Entenda' que escribir las preguntas y las respuestas aclaraba mispensamientos. Por lo tanto, aquella tarde de domingofui derechamente a mi habitacin en la Asociacin Cris-tiana de Jvenes de Shangai, saqu la mquina de escri-bir y escrib:

    "1. Qu es lo que me preocupa?"Temo ser arrojado a la Bridgehouse maana por la

    maana.

    "En seguida escrib la segunda pregunta: "2. Qu puedohacer acerca del asunto? "Pas horas pensndolo yconsign los cuatro cam