suplemento cultural - hp 362

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Comunicante Comunicante Comunicante VIERNES 13 DE MARZO DE 2015 SUPLEMENTO CULTURAL 20 Cuando un Barqo llega a El Muelle El Barqo Nave Cultural sube a bordo a 25 creativos locales que estarán buscando nuevas tierras este próximo 14 y 15 de marzo, de 10:00 a 22:00 horas, para ofrecer a los visitantes lo mejor de los tesoros de la imaginación y el trabajo creativo El cliché de sufrir Escribir entre bombardeos, derrotas, exilio, cuartos diminutos e inundados; entre abandonos, traiciones, flacos bolsillos, tripas rapaces, ropa arrugada, sábanas sucias, oficinas, exceso de pasado y orfandad es un cliché Jorge Luis Borges visitó la Ciudad de México en 1973, y de la breve entrevista que sostuvo con Luis Echeverría se sabe poco. El extinto periodista colombiano Miguel Cantero le preguntó meses después por la impresión que le causó el mandatario, a lo cual Borges respondió: “nunca me tomé en serio. Pero si ese es el presidente, prefiero no imaginar al gobierno” Por: Juan L. Simental Pág: 4 Carlos Yescas Pág. 7 Daniel Azdar Pág. 8 Muriéndome por ahí

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Muriéndome por ahí

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Page 1: SUPLEMENTO CULTURAL - HP 362

ComunicanteComunicanteComunicanteVIERNES 13 DE MARZO DE 2015 SUPLEMENTO CULTURAL 20

Cuando un Barqo llega a El Muelle

El Barqo Nave Cultural sube a bordo a 25 creativos locales que estarán

buscando nuevas tierras este próximo 14 y 15 de marzo, de 10:00 a 22:00

horas, para ofrecer a los visitantes lo mejor de los tesoros de la imaginación

y el trabajo creativo

El cliché de sufrir

Escribir entre bombardeos, derrotas, exilio, cuartos diminutos e inundados; entre abandonos, traiciones, flacos bolsillos, tripas rapaces, ropa arrugada, sábanas sucias, oficinas, exceso de pasado y orfandad es un cliché

Jorge Luis Borges visitó la Ciudad de México en 1973, y de la breve entrevista que sostuvo con Luis Echeverría se sabe poco. El extinto periodista colombiano Miguel Cantero le preguntó

meses después por la impresión que le causó el mandatario, a lo cual Borges respondió: “nunca me tomé en serio. Pero si ese es el presidente, prefiero no imaginar al gobierno”

Por: Juan L. Simental Pág: 4

Carlos Yescas Pág. 7 Daniel Azdar Pág. 8

Muriéndome por ahí

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Editor / Ricardo Bonilla Editor / Daniel Azdar Diseño / Grupo Editorial HADEC

Nomás por hablar de algo…

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La Efeméride

El 13 de febrero de 1325 se fundóla Gran Tenochtitlán

“Id y ved un nopal salvaje: y allí tranquila veréis un águila que está enhiesta. Allí come, allí se peina las plumas, y con eso quedará contento vuestro corazón: ¡allí está el corazón

de Copil que tú fuiste a arrojar allá donde el agua hace giros y más giros! (…) El sitio donde el águila grazna, en donde abre las alas; el sitio donde ella come y en donde

vuelan los peces, donde las serpientes van haciendo ruedos y silban. ¡Ese será México Tenochtitlan, y muchas cosas

han de suceder!”, Crónica Mexicáyotl.

Se dice que el 12 de marzo de 1945 murió Ana Frank. El 4 de agosto de 1944, Karl Silberbauer y sus oficiales llegaron para arrestar a los Frank, y lo hicieron por la información de alguien que sabía dónde se escondían, probablemente alguien cercano, pero hasta el día de hoy es un misterio quién fue.

VIERNES 13 DE MARZO DE 2015

Jack Kerouac, realidad y percepción literaria

(nació el 13 de febrero de 1963).

“Nadie nos prometió un jardín de rosas; hablamos del peligro de estar vivos”, Fito Páez

Muchas carreteras conver-gen en la vida de Jack

Kerouac, caminos personales que abarcan cada rasgo de su naturaleza. Recorriéndolos, el autor canalizó sus inquietudes para materializarlas en forma literaria y satisfacer la necesi-dad que sentía de realizar una práctica intelectual propia.Los caminos de la vida siempre están determinados por las circunstancias. En este caso, las raíces católicas y francó-fonas de su familia marcaron

la personalidad de “Ti-Jean”, nacido el 12 de marzo de 1922 en Lowell, Massachusetts. Su educación religiosa se vio reforzada por la relación con su hermano Gerard, que murió cuando el pequeño Jean Louis apenas tenía cuatro años. Esa temprana influencia fue muy importante para el camino lite-rario de Kerouac, que en Visio-nes de Gerard (1963) reconocía: “Me enseñó la reverencia por la vida... Así que yo estoy es-cribiendo para honrar eso”.

En el camino espiritual de Ke-rouac, catolicismo y budismo confluyen para formar una visión mística propia, abierta y plural. (...) En Kerouac, la literatura también se alimenta de una ruta sonora, que tiene el ritmo sincopado del jazz y la velocidad del bop. (...) Kerouac hace de su escritura un acto de culto. (...) Sus textos poseen un ritmo que recuerda el latido del corazón. También muestran la necesidad de trascender actitudes previas, de incumplir

acuerdos tácitos, en especial aquellos que favorecen lo con-vencional.“Todavía nos quedaba mucho camino. Pero no nos importaba: la carretera es la vida”, Jack Kerouac. (Tomado de “Jack Kerouac, realidad y percepción literaria”, de Xabier F. Corona-do, La Jornada; 19 de octubre de 2014. Kerouac nació el 12 de marzo de 1922).

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Satín y Seda

ella decida cortarse las venas con una hoja de lechuga-. Me refiero a que si el pantalón te queda “perfectamente bien” -recalco las palabras pronun-ciándolas lentamente-, y la prenda se encuentra en buen estado. Solo pido que me digas la causa, razón o cir-cunstancia que te orilló a tomar una decisión como esta -el breve discurso me dejó mentalmente exhausta.

-Lo que pasa es que no está a la cadera y si lo llevo hasta acá -y se-ñala el lugar donde generalmente se encuentra la cintura- voy a parecer una “señora” -sus palabras me deja-ron pensativa y por más que medita-ba no era razón suficiente el “parecer señora” para deshacerse de ropa en buen estado.

Con decisión llevé el pantalón a mi recámara y me lo medí. ¡Exacta-mente!, el pantalón era “a la cintu-ra” y estaba segura que me quedaría perfecto si yo lograba encontrar la cintura por algún lado. Desistiendo de la búsqueda (estoy hecha un perfecto óvalo), lo situé entre la costilla flotan-te y dos dedos arriba del ombligo. Así quedó perfectamente acomodando y salí airosa directamente a la calle.

Estaba segura que mis demás pan-talones eran a la cintura, pero al traer uno que realmente era vi la diferen-cia y esta era radical. Cabe mencionar que durante mi juventud solamente usé pantalones en este estilo, pero creo que el tiempo ha borrado cual-quier vestigio de esa parte conocida entonces como “cintura” y con ello, al mismo instante, la sonrisa de mi boca.

Mi figura lucía normal, como cual-quier persona que es portadora de un cuerpo de “Twinki Wonder”, y todo estaría perfecto si no fuera porque a la media hora sentí que me estaban “ahorcando”. La incomodidad de la prenda no me permitía ni siquiera sentarme, ya que me figuraba que el pantalón se me iba a subir al nivel de la nariz y, temiendo “desaparecer de la vista y sumergirme en ellos”, opté por seguir de pie aunque cada tres minu-tos luchaba por bajármelo de donde “estuviera trepado”.

La lucha llegó a su nivel máximo a las dos horas cuando una amiga (de esas tiernas, por cierto) me vio cami-

Por: Nadia Bracho

Moda.- Uso pasajero en materia de trajes o cos-tumbres; estar de moda, ser moda o de moda. Usar una prenda de vestir, tela, color, etcétera.

llevar atuendo de acuerdo a la época. Contrario a lo anti-guo. La Pontificia y Real Academia Española.

Moda.- Recordatorio que tienen los hijos adolescen-tes hacia sus padres en cuanto a la forma de vestir de ellos. Prendas de las que tenemos repleto nuestro clóset y son un insulto a las actuales pasarelas de París. “Cos-tumbrita” que tienen las jovencitas para vestirse en for-ma idéntica a la de sus amigas. El siempre “ecléctico” y nunca igualado vulgo.

-Este pantalón no me lo voy a poner nunca -dice la jovencita al tiempo que saca uno que, a simple vista, está en perfecto estado, por lo que lo tomo con precaución después de que ella lo desdeña y lo avienta a la cama.

En la primera inspección la prenda no tiene ningu-na costura mal hecha: la bastilla está impecable, el cierre funciona a la perfección y no hay ninguna gota que indi-que que fue salpicado por cloro u otro blanqueador que hiciera de las suyas en él.

Con bastante desconcierto, le pregunto con delicade-za a mi hija (es bien sabido que hay etapas en los adoles-centes que deben tomarse con tiento y prudencia, ya que los estudiosos manifiestan que de enfrentarlos sin tomar en cuenta sus sentimientos, forma de pensar y tempe-ratura ambiental puede desestabilizarlos emocionalmen-te... ¡recórcholis!).

-Hija, yo no veo nada malo en este pantalón, ¿acaso ya no te queda? -nunca debí mencionar este aspecto. Me di cuenta de mi error cuando voltea a verme, incrédula ante mis palabras y con firmeza exclama:

-¡Por supuesto que no!, ¿me estás diciendo que estoy gorda? Si quieres ya no como nada, ¿quieres que nada más tome agua? ¡Claro, tu consentida es mi hermana porque ella sí está flaca! -si Shakespeare estuviera es-cuchando hubiera desechado su tragedia de “Otelo” por

considerarla un “lecho de rosas” en comparación con el drama que estaba viviendo con mi hija.

-Claro que no -la interrumpo antes de que

Eso de “rejuvenecer” con base en un cambio de “look” entraña sus riesgos

Brecha generacional:la distancia entre las tallas de una hija y las de una madre

VIERNES 13 DE MARZO DE 2015

Sobrevivir a los estándares de la moda… sin ahorcarse en el intento

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nar tratando de bajarme el pantalón. Me si-guió unos pasos y después se adelantó y me detuvo la marcha con un: “querida, ¿qué ha-ces con esos pantalones de “señora”?

Varias eran mis opciones: una, debí ha-berle dicho que yo era una señora; dos, uno se puede vestir como le dé la gana; tres, es una de las 345 cosas que le debe importar a uno un comino; y cuatro, tenía toda la razón...

¿Conoce de moda? Está en un error. Esta se debe sentir, es algo palpable a la piel y a las sensaciones del cerebro. Si hasta ahora el re-sultado es que siente como que “lo ahorcan” de la cintura para abajo, deséchelo de inme-diato. Seguramente y, sin temor a equivo-carme, está usted superpasado de moda.

Dicen que “de la moda, lo que te acomoda”, pero hay veces que es mejor pensárselo dos veces

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Jorge Luis Borges visitó la Ciudad de México en 1973. Amable, accedió a todos los “impiadosos compromisos”

que, según sus palabras, “confundían a un modesto autor con un pésimo actor”.

De la breve entrevista que sostuvo con Luis Echeverría se sabe poco. El extinto periodista colombiano Miguel Cantero le preguntó meses después por la impresión causó el mandatario. A lo cual Borges res-pondió: “nunca me tomé en serio. Pero si ese es el presidente, prefiero no imaginar al gobierno”.

A su llegada al país, el escritor argentino pi-dió “un favor” a sus an-fitriones. Quería hablar con Juan Rulfo. Le sugirieron entonces un desayuno. “Pido clemencia –respon-dió-. Prefiero los atardeceres. Las maña-nas me derrotan. Ya no tengo el brío ni las fuerzas para entregar al día lo que se merece. Hoy el crepúsculo me sienta me-jor. Solo quiero conversar con mi amigo Rulfo”.

Aquí está algo de lo que hablaron...-Maestro, soy yo, Rulfo. Qué bueno

que ya llegó. Usted sabe cómo lo estima-mos y lo admiramos.

-Finalmente, Rulfo. Ya no puedo ver un país, pero lo puedo escuchar. Y escu-cho tanta amabilidad. Ya había olvidado la verdadera dimensión de esta gran cos-

tumbre. Pero no me llame Borges y

“Nunca me tomé en serio. Pero si ese es el presidente, prefiero no imaginar al gobierno”

Una conversación entre Borges y Rulfo

menos “maestro”, dígame Jorge Luis.-Qué amable. Usted dígame entonces

Juan.-Le voy a ser sincero. Me gusta más

Juan que Jorge Luis, con sus cuatro letras tan breves y tan definitivas. La brevedad ha sido siempre una de mis predileccio-nes.

-No, eso sí que no. Juan cualquiera, pero Jorge Luis, solo Borges.

-Usted tan atento como siempre. Dígame, ¿cómo ha estado últi-mamente?

-¿Yo? Pues murién-dome, muriéndome por ahí.

-Entonces no le ha ido tan mal.

-¿Cómo así?-Imagínese, don Juan, lo desdichado

que seríamos si fuéramos inmortales.-Sí, verdad. Después anda uno por ahí

muerto haciendo como si estuviera uno vivo.

-Le voy a confiar un secreto. Mi abue-lo, el general, decía que no se llamaba Borges, que su nombre verdadero era otro, secreto. Sospecho que se llamaba Pedro Páramo. Yo entonces soy una re-edición de lo que usted escribió sobre los de Comala.

-Así ya me puedo morir en serio...(*Publicaciones Periódicas del Uru-

guay).

Muriéndome por ahí *Cuadernos de marcha

“No me llame Borges y menos

‘maestro’, dígame Jorge Luis”

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Entre los cinco y los siete años tra-sunté lo desconocido, perfilando los contornos de la tosca mano de

Manuelico que, dueño del aire y de mi mente, me sacaba a pasear más allá del arroyito que estaba a diez minutos de la casa.

Él conocía todas las historias y –su-pongo– todos los mapas, los puertos, las ciencias. Sabía tanto que, en su boca, la guerra era un juego de niños, asoleán-dose o correteando sobre el pasto de los días.

No tengo noticias de que, nunca en su vida (Manuelico que, acariciando la noche sobre el brillante lomo de su fiel e inseparable “Macorís”, acostumbraba internarse en lo más claro del bosque a montear puercos cimarrones, buscar leña, gina, bayas y caimitos), temiera o presintiera la irrupción de la televisión, expulsándolo del centro de nuestras no-ches sin fondo.

Tampoco, alguna vez –que yo recuer-de– hurgando en el corazón de los pinos secos, tuvo confrontaciones ni conflic-tos con los vecinos para rajar la cuaba, y compartir la lumbre y el calor de un mundo que ignoraba el advenimiento de tiempos en los que el óleo de las piedras sería la piedra de la discordia. Qué iba yo a saber, entonces, que la lumbre de la cua-ba iba a venir a menos.

De vez en cuando me asalta la duda y me cuestiono: seré, en verdad, un ente de estos tiempos. Sobre todo, cuando miro en la televisión que, por falta de pericia y vuelo, a ciertos aprendices de presti-

digitadores las argucias y petardos de

De vez en cuando me asalta la duda y me cuestiono: seré,

en verdad, un ente de estos tiempos

Ejércitos que quieran darnos el supremo recurso de la paz: librar al mundo de ellos

Lo demás, el silencio*René Rodríguez Soriano

VIERNES 13 DE MARZO DE 2015

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“¿Qué demonios saca un

hombre de pensar? Solo

problemas”, Bukowski

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Yo también nací un 9 de marzo, uno como otros tantos 9, pero del 67, siglo pasado.

Decía la prensa el jueves aquel: “La situación en Cantón es tensa”; “Bajas de E.U. en Vietnam”; “Abbey Road. Sesiones para Sgt. Pepper. Los Beatles comenzaron a trabajar en la canción de Paul ‘Getting Better’”; “En Nueva Delhi (India), Svetlana Allilu-yeva (la hija de Stalin) deserta a Esta-dos Unidos”...

Sin embargo, como Sabina cantó: “el diario no hablaba de mí”; los dolo-res de parto de Manuela fueron anó-nimos. Fui uno más entre los tantos clase 67. Job, ansioso, esperaba... “esta vez sí será”.

Yo también nací un 9 de marzo, y la astrología dice que los nacidos en este día somos “conceptuales”, “analí-ticos”, “espíritus que se inclinan hacia el arte”... que nos “gobierna la intui-ción”. Pero dice también que venimos de Neptuno, de ahí la oscuridad que constante nos embarga; esa tendencia melancólica inevitable de mirar nu-bes que, en pleno día soleado, en al-gún lugar han de existir. La felicidad es un azar; la desgracia, una certeza. Con el tiempo llegan el amargo en la boca y el negro humor, el sarcasmo y la distancia. No siempre gusta lo que se es, sin remedio, no especialmente

a las almas que son delicadas. La

De vez en cuando me asalta la duda y me cuestiono: seré,

en verdad, un ente de estos tiemposQuiero un día mirar la vida hacia atrás, y saber que

valió la pena

Ejércitos que quieran darnos el supremo recurso de la paz: librar al mundo de ellos

La felicidad es un azar; la desgracia, una certeza

Por: Juan L. Simental

dualidad de los peces que nadan en sentido contrario; el constante debate entre ser o no ser.

Nací un 9 de marzo, yo también, y me gusta pensar. No pasa un momen-to sin que el pensamiento me ocupe. Dijo Bukowski: “¿qué demonios saca un hombre de pensar? Solo proble-mas”. Por cierto, Bukowski nació también el 9 de marzo, pero del 44. Dijo también: “existen cosas peores que estar solo, pero a menudo lleva décadas darse cuenta y la mayoría de las veces cuando lo haces es demasia-do tarde y no hay nada más terrible que demasiado tarde”. No quiero que sea demasiado tarde. Quiero, un día, que mi perro me lama la cara; quie-ro, un día, cultivar mi propia comida en mi propia tierra; quiero, un día, sentarme en el porche y mirar la vida hacia atrás y saber que valió la pena.

Yo también nací un 9 de marzo, del 67, siglo pasado.

Y eso algo tiene que significar.

Lo demás, el silencio*René Rodríguez Soriano A 48 años de distancia

VIERNES 13 DE MARZO DE 2015

artificio que artillan para engatusarnos les estallan en pleno pecho, antes de en-cender la mecha. Mas, me prometí no re-tornar sobre el tema. A veces soy tozudo, lo reconozco. Pero a mis amigos les gusta verme sonreír, y viceversa.

Si Manuelico volviera me encantaría, a la luz de la luna, contarle unas historias sin historia o sonsacarlo para que cierre filas conmigo en la anónima legión del Partido Comunista del Niño Jesús.

Hace tiempo me deshice del rosario de nácar, la flor de lis, el libro rojo de Mao, y algún escapulario que me acompañó du-rante años.

Lerdo, inane, insignificante lector en rosa como soy, certifico y doy fe de que, con la misma sangre o savia con la que firmé para la paz, rubrico para la guerra.

Nunca he sido militante, acérrimo pancarteador, caminador o voceador. Ni he ido a la manigua ni a las grandes aveni-das ni a las plazas. Daría, eso sí, a todo pul-món, a toda sangre, mi firma por la guerra.

Anticipo que hay un pero, ha de ser en campo abierto, en pleno desierto, sin un ser vivo que interfiera el supremo deseo de dos –de todos– los ejércitos que quie-ran darnos el supremo recurso de la paz: librar al mundo de ellos.

Tal vez habría que sentir pena por los simples soldados que, como siempre, cumplen órdenes y no serán capaces de voltear hacia atrás y librarnos de los ge-nerales y atildados señores que comandan y se benefician de la guerra, por siempre, amén. (*René Rodríguez Soriano es un es-critor dominicano).

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“… qué tipo de adjetivos se deben usarpara hacer el poema de un barco..”Silvio Rodríguez

Playa Girón

Bazar de diseño y arte para crear comunidad

Carlos Yescas Alvarado

A pesar de crisis o desencuentros, los jóvenes duran-guenses no han dejado de seguir una posibilidad vital: crear. Ya sea zapatos, camisetas, collares,

alimentos, libros, con tendencias modernas o vintage, existen personas que le apuestan a la creatividad, el arte y el diseño como una forma digna y por qué no, aventurera de vivir, lo que hace recordar a aquellos antiguos navegantes que descu-brieron mundos, tesoros y sobre todo, a otros aventureros.

El Barqo Nave Cultural, inspirado en la necesidad de cinco tripulantes deseosos de encontrar en el arte a otros aventureros, sube a bordo a 25 creativos locales que estarán buscando nuevas tierras este próximo 14 y 15 de marzo, sábado y domingo, de 10:00 a 22:00 horas ambos días, para ofrecer a los visitantes, que tendrán el acceso libre a este Barqo, lo mejor de los tesoros que han encontrado tras largas horas por los mares y las islas de la imaginación y el trabajo creativo.

Si bien es cierto este no es el primer Bazar que se realiza en Durango, sí tendrá particularidades en sus aspiraciones: ser permanente y fomentar una comunidad artística sólida, que hace falta en la ciudad, pues si bien el trabajo de los jóvenes en lo particular ya resulta interesante, el conjugarlos en un solo espacio para conocerse primero entre ellos y luego compartir los públicos de cada uno para lograr mejores posibilidades económicas y de interacción, es un paso importante en esta larga travesía del arte.

Con la finalidad de romper con la idea de que “no se vive del arte”, se conjuntan los esfuerzos de los creadores de El Barqo como espacio cultural, que en un futuro albergará diversas expresiones artísticas que van desde la literatura, el teatro, la pintura, entre otros, con la creatividad de los jóve-nes que buscan nuevos espacios para mostrarse a un público que también está ávido de encontrar nuevas propuestas para el vestir, el leer, para comer o usar accesorios diferentes.

Esta oportunidad estará abierta para todos, pues al final de cuentas la comunidad no está completa sin esos ojos expectantes. ¿Qué hubiera pasado si los navegantes solo hubieran encontrado islas desiertas en sus viajes por el mundo? No tendríamos la oportunidad de descubrirnos en las visiones de otros, de esas tierras geográficamente lejanas, pero que se acercan en el arte, en las letras, en una pince-lada, en un diseño atrevido. Al final, todos, al menos en los sueños, estamos llenos de aventuras. Es tiempo de empezar a cumplirlas y realizar un anhelo: ser realmente una capital cultural.

El Barqo comienza a navegar, y El Muelle Bazar de Arte y Diseño es una oportunidad para atracar un momento, mostrar y compartir, encontrarse, y posteriormente, fortale-

cidos continuar su viaje. Quién sabe y tal vez en algún momento veamos un Barqo con alas.

Cuando un Barqo llega a El Muelle

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VIERNES 13 DE MARZO DE 2015

Durante El Muelle también habrá venta de alimentos, además de regalos por parte de

los expositores

El Barqo Nave Cultural está en bulevar Durango no. 100 C, fracc. SARH (a un costado de las canchas de la Prepa).

El Muelle Bazar de Arte y Diseño incluiráa 25 creativos locales y la entrada es libre

Esta será la primera edición, y se espera hacerlas cada dos meses

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Escribir entre bombardeos, derrotas, exilio, cuartos diminutos e inundados; entre abandonos, traiciones, flacos bolsillos, frigobares (no alcanza para

un refri y sus dimensiones) vacíos, tripas rapaces, ropa arrugada, sábanas sucias, oficinas y sus malditas comidas rápidas, alcoholismo, exceso de pasado y orfandad es un cliché?, sí; ¿es necesario para escribir bien?, no sé -no creo-; pero al menos se divierte uno.

Sufrir está bien, pero ¿y el talento? Bukowski decía que no importa un carajo si eres disciplinado o no, si te pasas horas frente a la máquina y lees a todos los clásicos; si no tienes talento todo lo demás es lo de menos: “Se tiene talento o no”, dice tan despectivo como borracho en cierta entrevista.

¿Inspiración? ¿Emoción? Menos. Me acuerdo de Horacio Quiroga, que dijo: “No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado a la mitad del camino”.

¿Entonces?¿Es una o la otra? ¿O es ambas? ¿Hay

que sufrir mientras lees a los clásicos? ¿Hay que llorar frente a la máquina

porque no tienes ni sexo ni comida ni padre ni papel de baño ni dinero (o mucho dinero porque trabajas y no comes, pero no tienes tiempo)? ¿Hay que leer La Iliada, como Reinaldo Arenas, mientras cientos de hombres te violan y golpean en la prisión El Morro?

¿Hay que escribir con un pie en la tumba como Roberto Bolaño?

¿Hay que escribir solo y sin amor como Jaime Sabines cuando estudiaba lejos de Chiapas y de Chepita?

¿Hay que escribir encerrado y cada vez más loco como Leopoldo Panero?

¿Hay que escribir olvidado, odiado, a la sombra del mayor escritor y con decenas de gatos como Elena Garro?

¿Hay que escribir (o antiescribir) con más de cien años y esperando el Nobel como Nicanor Parra?

O, por lo contrario: ¿hay que escribir con la solvencia económica de la que disfruta Vargas Llosa? ¿Escribir despreocupado como el cabrón de Coelho o la maldita Isabel Allende?

¿Hay que escribir bajo ese absurdo cliché de hábitos?: caminar hacia el café de la esquina con unos cuantos libros en el sobaco, pedir un americano y un

Por: Daniel Azdar

El cliché de sufrircenicero; encederse un cigarro (está nublado, para variar), sentir en los pulmones el aire de esa mañana de otoño y leer y leer y leer (bah...).

Me pregunto otra vez: ¿entonces?Yo qué sé. He intentado todos esos clichés en

mi vida y nada; otros, como sufrir (pues aunque son clichés algunos no son por determinación) y tampoco nada; incluso los he mezclado y nada, nada; nunca nada.

Menos escribo esto en el café de la esquina con unos cuantos libros en el sobaco. Ahora no estoy pidiendo un americano y un cenicero; no me estoy fumando un cigarro ni mucho menos está nublado ni siento en mis pulmones el aire de la mañana.

No. Estoy en uno de los trabajos que tengo. Mi jefe está a mi lado y mientras escribo esto intento que no vea mi plantilla de Word; hace un calor terrible.

Estoy editando textos como “10 lugares que debes conocer”, o “Cómo saber si tu novia te ama”, o “30 señales para saber que estás entrando a los 30”.

Pues bueno, estoy entrando a los 30 y escribo esto sin esos absurdos clichés.

Y me siento bien de abrir una ventana para escribir en ella “Cómo saber si tu novia te ama”, minimizarla, y escribir en otra sobre Arenas y La Iliada, sobre Bolaño, Garro y Panero; o sobre frigobares vacíos, exilios, padres fugitivos y más adornos bonitos para escribir no sé si bien o mal; pero escribir.

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