suplemento cultural - hp 379

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Comunicante Comunicante Comunicante VIERNES 03 DE ABRIL DE 2015 SUPLEMENTO CULTURAL 23 Canek Un buen libro para estos días de guardar, de Ermilo Abreu Gómez, a quien León Felipe llamó "poeta" ¿Ya no somos los de entonces? El tiempo nos cambia la vida, pero siempre quedan recuerdos de lo que fue, por ejemplo, las misiones de Semana Mayor Como una conexión entre dos mundos, la Galería Episcopal de la Catedral exhibe Los Apostolados, una de las obras más emblemáticas de la Nueva España, de Sebastián López de Arteaga, que recuerdan el martirio de Jesucristo y los 12 Apóstoles, como una parte de la esencia de la evangelización en Durango Por: Ricardo Bonilla Esparza Págs: 4 y 5 Redacción Comunicante Pág. 6 Juan L.Simental Pág. 7 Martirio de Cristo y apóstoles, en arte sacro del siglo XVII

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Martirio de Cristo y apóstoles, en arte sacro del siglo XVII

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Page 1: SUPLEMENTO CULTURAL - HP 379

ComunicanteComunicanteComunicanteVIERNES 03 DE ABRIL DE 2015 SUPLEMENTO CULTURAL 23

Canek

Un buen libro para estos días de guardar, de Ermilo

Abreu Gómez, a quien León Felipe llamó "poeta"

¿Ya no somos los de entonces?

El tiempo nos cambia la vida, pero siempre quedan recuerdos de lo que fue, por ejemplo, las misiones de Semana Mayor

Como una conexión entre dos mundos, la Galería Episcopal de la Catedral exhibe Los Apostolados, una de las obras más emblemáticas de la Nueva España, de Sebastián López

de Arteaga, que recuerdan el martirio de Jesucristo y los 12 Apóstoles, como una parte de la esencia de la evangelización en Durango

Por: Ricardo Bonilla Esparza Págs: 4 y 5

Redacción Comunicante Pág. 6 Juan L.Simental Pág. 7

Martirio de Cristo y apóstoles, en arte sacro del siglo XVII

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Hablar de Nirvana es invo-car a un monstruo. Todo lo que tenga que ver con

el trío y su líder Kurt Cobain se pinta con brocha gorda. Cobain fue la voz de una generación y una figura trágica casi helénica. Nada de lo que se diga del grupo es de nuestra tierra. Fueron una leyenda increíble de atestiguar y para los que no lo vivieron resul-ta difícil de creer.Desde la muerte de Cobain en 1994 no ha habido un artista que

haya tomado su lugar. Esto se debe en parte a que vivimos en un mundo muy diferente al que Kurt Cobain conoció. La indus-tria musical misma ha cambiado. Históricamente se han dedicado a desarrollar talento pero, ya que esa tarea es desarrollada por los mismos artistas y usuarios a tra-vés de blogs y redes sociales; las disqueras ahora viven de sus glorias pasadas. Se dedican a la nostalgia.Nirvana era una banda que no le

interesaba la mitología ni el lujo, sino hacer música emocionante en lugares pequeños a volúmenes muy altos. Vestían ropa de se-gunda y camisetas de sus bandas amigas. El éxito era subirse a una camioneta y tocar en recintos clandestinos, sacar sencillos en ediciones limitadas y ser entre-vistados para fanzines. Para ellos los rockstars eran el enemigo.“Extraño la comodidad de sen-tirme triste”, cantó Cobain en un coro alguna vez, algo que, aun-

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¿Por qué no habrá un nuevo Nirvana en el futuro próximo?

“La nostalgia del paraíso es el deseo del hombre de no ser hombre”,, Milan Kundera,en La insoportable levedad del ser. (nació el 1 de abril de 1929).

que contradictorio, no deja de ser verdad, algo que muchos hemos sentido aunque no logramos expresarlo con tanta facilidad. Entre el final de un chiste y la abstracción de la palabra poética, Kurt tenía justo la cantidad correcta de vulnerabilidad para hablar por la angustia humana y expresarlo en una canción que todos podemos tararear después de escucharla por primera vez. (Marcos Hassan, Letras Libres; 15 de agosto de 2014).

El 4 de abril de 1968 murió asesinado Martin Luther King. La autopsia reveló que, aunque

solo tenía 39 años, su corazón parecía el de un hombre de 60, mostrando físicamente el efecto

del estrés de 13 años en el movimiento de los derechos civiles. Entre 1957 y 1968 había recorrido más de 9.6 millones de kilómetros,

hablado en público más de dos mil 500 veces, arrestado por la policía más de 20 y había

sido agredido físicamente al menos en cuatro ocasiones. (Wikipedia).

La Efeméride

Director Editorial / Juan Lorenzo Simental Editor / Ricardo Bonilla Editor / Daniel Azdar Diseño / Grupo Editorial HADEC

VIERNES 03 DE ABRIL DE 2015

Nomás por hablar de algoDurante la gala de la entrega 45

de los premios Oscar, el ganador en la categoría de Mejor Actor declinó el

reconocimiento y ni siquiera asistió; se trataba de Marlon Brando, galardonado

por su papel como Vito Corleone en “El Padrino”. Después, dijo durante una entrevista: “cuando fui nominado por ‘El Padrino’ me pareció absurdo ir a la ceremonia. Resultaba grotesco festejar

a una industria que había difamado y desfigurado sistemáticamente a los

indios norteamericanos a lo largo de seis décadas”. (Nació el 3 de abril de 1924).

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Piropo: lisonja, requiebro, especial-mente dirigido a una mujer. Adular, dar motivo de envanecimiento. De-

leitar, agradar. La Real Academia Espa-ñola. Piropo: dícese del halago para la mujer, soltera, bonita, con maquillaje impecable y sonrisa a flor de piel; que es frecuente en sus primeros años y es motivo de molestia por la recurrencia de ellos. Palabras de elevada elocuen-cia que son dirigidas a la dama con tres hijos, jeans con tenis, con el cabe-llo que dice a gritos: “¡córtame por pie-dad!”, con un horario de trabajo y cuya frecuencia para ser escuchados es tan rara que el día que suceden nos sentimos tan conmovidas que no sabemos si llorar o agradecer profundamente. El siempre in-comprendido, jamás interpretado y nunca apreciado gremio de “Madres de Familia”.

-Mamá, qué dices cuando vas por la calle y te gritan: “¡adiós!, ¿te acompaño?” -pregunta la adolescente.

-Diría que… ¡tienes mucha suerte! ¿Por cuál calle caminabas? ¿Qué hora era? ¿Fue en la mañana o en la tarde? -pregunto con entu-siasmo dispuesta en ese momento a tomar mi bolsa e “irme a encontrar a mi destino”.

-No, mamá. Es en serio. Mis amigas di-cen que nunca hay que hacerles caso por-que después no te los quitas de encima ¿es cierto? -¿no te los quitas de encima? Fue la pregunta que repetía en mi mente tratando de encontrar la última vez que “traté de qui-tarme de encima algún piropo”, y lo único que encontré entre las hojas de mis recuer-dos fue un soleado día de mayo cuando traía aún aparatos de ortodoncia y mi mejor pei-nado era trenzado a media cola.

Se acercó hasta mi banca del parque otro “espécimen” en iguales condiciones de aparatos de ortodoncia y peinado “a la Benito Juárez”. Me miró con curiosidad y, acercándose con timidez, me preguntó: “¿me das de tus palomitas?”.

¡Qué desacato! Un total y perfecto ex-traño pidiendo algo “tan personal” como es compartir tu refrigerio. Por supuesto que me lo quité de encima con una mira-da extrañada, levantándome de inmedia-to y dirigiéndome a paso veloz hacia la

seguridad de mi hogar. -Bueno, todo depende qué clase de

elogio te digan -digo a la niña que espera ansiosa la respuesta sin percatarse de mi es-tado “hipnótico” por recordar en el tiempo.

Volviendo a retroceder, reconozco que no hace mucho tiempo, mientras caminaba apurada hacia el estacionamiento del auto, llevando de la mano a mi hijo, que más pa-recía “banderín de jeep” en carreras por la playa que infante disfrutando de una cami-nata con su mamá, ya que con las prisas muchas veces tenía que correr y saltar para llevar el ritmo, un menudo jovenzuelo se acercó (más de lo permitido por los cáno-nes de etiqueta y urbanidad) y me dijo unas palabras. A la velocidad que iba, el frenar de mi carrera fue como diez metros des-pués, parándome en seco al caer en cuenta que “alguien” me había hablado.

Presurosa por saber qué cosa “se le ofrecía” al transeúnte, quizá alguna calle o la hora de ese mediodía, me devuelvo sobre mis pasos para alcanzarlo y corregir la fal-ta de cortesía que había realizado con “un buen ciudadano”.

El niño jadeó por el giro brusco que tuvimos que dar y correr como “degenera-dos”, gritando yo a todo pulmón, para que el joven detuviera su marcha.

Por supuesto, el hombre, desconcerta-do, volteaba a ambos lados de la acera bus-cando el origen lógico para que, alguien aparentemente normal, empezara de pron-to a gritar a media calle.

Una vez que lo alcancé, el susodicho tra-taba de escabullir la mirada hasta que rela-tivamente “lo acorralé” cerca de una pared.

-¡Disculpe!, ¿qué me dijo? -lo enca-ré jadeante, sin tomar en cuenta que el niño que llevaba de la mano estaba a punto de un colapso respiratorio, por lo que se sentó sobre sus rodillas frente al personaje cortándole cual-quier posibilidad de huida.

- ¿Que qué le dije? -murmuró sor-prendido más para sí mismo.

-Sí señor, disculpe, no lo escuché bien –le dije corrigiendo la falta de cortesía co-

metida por andar con prisas y tropiezos.-Le dije que… “¡la acompaño!” –luego,

por instinto, alzó el brazo tratando de pro-tegerse de una posible reacción de mi parte.

Un baño de agua helada recorrió mi cuerpo. De pronto me sentí en otra dimen-sión y yo como estrella de esa dimensión que no conocía.

Aquí estaba ante un “buen hombre, amable, cordial y humano”, que se dignó a ofrecerme una frase de aliento, y yo me comporto como salida de un pueblo caver-nícola, obviando, ¡por supuesto!, la falta de experiencia en ese ramo. Alisándome el saco, me acomodé los lentes y compro-bé que estuvieran en su lugar los aretes de mis orejas.

Tratando de aclarar mi voz, me acerco con seguridad y exclamo:

-Bueno… ¡pero que sea la última vez! -y doy media vuelta, levantando al pequeño que se había acomodado plácidamente en la banqueta, y me retiro a toda prisa, no sin antes darme cuenta que mi interlocutor no había cerrado por completo la boca, tratan-do de comprender lo que realmente había sucedido.

¿Un piropo? Hija créemelo: agradécelos siempre, porque el día de mañana “mata-rás” por conseguir que te digan uno.

Quién fuera abrigo… para andar contigo

3MELOMANÍA

VIERNES 03 DE ABRIL DE 2015

Satín y Seda

Por: Nadia Bracho

Aunque hoy dicen que es una descortesía, un piropo a tiempo a veces hace bien

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VIERNES 03 DE ABRIL DE 2015

Martirio de Cristo y apóstoles, en arte sacro del siglo XVII

Por Ricardo Bonilla Esparza

La Galería Episcopal de la Catedral exhibe Los Apostolados, una de las obras másemblemáticas de la Nueva España, de Sebastián López de Arteaga

Como una conexión entre dos mundos, entre lo divino y lo terrenal, entre el tormento y la vida misma, las obras de arte sacro Los

Apostolados, siguen recordando el martirio de Jesucristo y los 12 Apóstoles, como una parte de la esencia de la evangelización en Durango. Un mensaje de conversión a través de la pintura.

Los Apostolados, del artista sevillano Sebas-tián López de Arteaga, creadas en el siglo XVII -en 1620-, del barroco rococó, dramático, son ex-hibidos en la Galería Episcopal de la Catedral, Museo de Arte Sacro, con un valor artístico e histórico incalculable.

Estas pinturas fueron adquiridas en la Ciudad de México por el Canónigo Magistral Francisco Rojas de Ayora, uno de los sacerdotes más acau-dalados en su tiempo, quien además se dedicaba a comprar distintos objetos, obras de arte, entre ellas Los Apostolados.

A su muerte, deja a la Catedral su dinero, obras y una casa ubicada a espaldas que luego se convierte en la Casa del Obispo, recalca José Alonso Martínez Barrios, historiador y custodio de la Galería.

Sebastián López de Arteaga viene de España a la Nueva España a ejercer su trabajo principal-mente para la Iglesia; realiza pinturas que actual-mente son obras muy importantes en la Ciudad de México, como el retrato de 2 Arzobispos, que se encuentra en la Sala Capitular, algunas otras ornamentales en algunas capillas e iglesias.

Con un estilo muy ecléctico, realiza pinturas muy del estilo de Baltazar Echavé, por los azules que maneja, esa gran musculatura, vientres poco inflamados, pectorales resaltados, figuras muy dramáticas, sangrientas que corresponden a la época dramática del barroco español, del drama-tismo de Nicolás Poussin, Michelangelo de Meri-si Da Caravaggio.

Las pinturas representan el martirio de cada uno de los Apóstoles y de San Pablo, según lo cuenta Santiago de la Vorágine en su libro La Le-yenda Dorada, escrito en el siglo XV, en la que menciona cada uno de los martirios a partir de que ellos llevan a cabo el evangelio.

Jesucristo les pidió llevar el mensaje de evangelio; sin embargo, advirtió que también serían perseguidos y padecerían el mismo sa-crificio que él, probarán la corona de martirio. Todos los Apóstoles se convirtieron en márti-res, fueron crucificados, martirizados, por la

principal causa de la Iglesia: el evange-lio, precisa Martínez Barrios.

SAN TADEOHijo de Afeo Cleofás, her-mano de José el Padre de Jesús. Según la tradición, San Simón fue aserrado por la mitad; San Tadeo fue de-capitado y apuñalado, por lo cual es representado en esta pintura resaltando su martirio con una espada atravesando su pecho.

SAN PABLOUna aparición de Jesús lo con-virtió en el más ardiente propa-gandista del cristianismo.

Fue encerrado en horrenda cárcel, vivió los últimos meses iluminado por esta esperanza sobrenatural. Fue condenado a muerte; como era romano fue decapitado con espada.

SAN ANDRÉSLa Leyenda Dorada dice que San Andrés fue Crucificado en Patras, Acaya, en Grecia.

Sebastián López de Arteaga, lleva a cabo la composición del Apostolado, representan-do a San Andrés muerto a los pies de la cruz en donde fue amarrado.

SAN FELIPEFue apresado por paganos y coaccionado para que ofreciese sacrificios ante una imagen de Mar-te. En el acto, de debajo de la estatua del ídolo surgió un dragón que mató a un hijo del pontífice que cuidaba el fuego de sacrificios, y a dos tri-bunos, jefes de los soldados. Según San Isidro y la Leyenda Dorada, fue apedreado y crucificado.

SAN BARTOLOMÉFue flagelado para después ser despellejado y desollado; en ocasiones es representado con un cuchillo haciendo alusión a su martirio, y en otras es representado soste-niendo su propia piel. Sebastián López de Arteaga lo re-presenta atado y su piel cortada por el martirio.

SAN JUANAlgunas tradiciones dicen que San Juan murió pacíficamente en Éfeso, hacia el año cien de la era Cristiana, a los 94 años. La pintura muestra a San Juan con sus manos en actitud de oración y mirando al cielo en un cazo en llamas, proporcio-nándole una gran musculatura.

SAN PEDROLlamado el Príncipe de los Apóstoles mu-rió martirizado bajo el mandato de Nerón en el circo vaticano. La pintura muestra a Simón Pedro con cuerpo atlético y muscu-loso, lográndolo el estereotipo tenebrista.

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VIERNES 03 DE ABRIL DE 2015

Martirio de Cristo y apóstoles, en arte sacro del siglo XVII

La Galería Episcopal de la Catedral exhibe Los Apostolados, una de las obras másemblemáticas de la Nueva España, de Sebastián López de Arteaga

JESUCRISTOA través del tiempo, distin-tos artistas han representa-do la imagen de Jesús Cru-cificado, con variantes. Esta pintura muestra un Cristo agonizante en el contexto de la pintura barroca cla-roscuro de Sebastián López de Arteaga, y a sus espaldas el pueblo de Jerusalén.

SAN BARTOLOMÉFue flagelado para después ser despellejado y desollado; en ocasiones es representado con un cuchillo haciendo alusión a su martirio, y en otras es representado soste-niendo su propia piel. Sebastián López de Arteaga lo re-presenta atado y su piel cortada por el martirio.

Estas obras son únicas, afirma Alonso Martínez; hay algunas colecciones de apostola-dos, pero nunca se podrá encontrar otras exactamente a estas, son únicas por su anti-güedad, su realización, tipo de técnica y su artista, “Sebastián es una joya. En Durango gozamos del privilegio de conservar como patrimonio este apostolado”.

SAN SIMÓN EL CANANEOSan Simón aportó una carta y una imagen de Cristo; des-pués de discutir con magos persas,derribaron sus ídolos y fue degollado. Fue cortado en dos con una sierra junto al Apóstol San Tadeo. Es composición pictórica basada en cá-nones dentro del barroco claroscuro.

SANTIAGO MENORFue martirizado en Jerusalén, hacia el año 44, degollado por orden de Herodes Agripa I, rey de Judea. La pintura muestra gran drama-tismo, objetivo primordial de la pintura de la época, con Santiago Menor de gran musculatura.

SANTIAGO MAYORRecurriendo a las escrituras, de-mostró cómo Jesús había cum-plido todas las profecías que en ella se contenían acerca del naci-miento y sacri-ficio del mesías, que muchos de los judíos se con-virtieron. Esto provocó enor-me indignación el Apóstol para martirizarle.

SAN MATÍASEl Santo Apóstol que devolvió la vista a más de 200 ciegos en Macedonia y quien fuera perseguido por el mismo demonio, instando a los macedonios a su martirio por predicar en contra de sus dioses paganos; atándole de las manos por la espalda fue golpeadoencarcelado; en la celda fue asediado por demonios que rechinaban sus dientes con odio.

SANTO TOMÁSSe distingue su figura por aparecer en varios pasajes del evangelio. La tradición antigua dice que Santo Tomás Apóstol fue martirizado en la India el 3 de julio del año 72. El autor lo representa atravesado por una lanza en el pecho.

SAN JUANAlgunas tradiciones dicen que San Juan murió pacíficamente en Éfeso, hacia el año cien de la era Cristiana, a los 94 años. La pintura muestra a San Juan con sus manos en actitud de oración y mirando al cielo en un cazo en llamas, proporcio-nándole una gran musculatura.

SAN MATEOLas tradiciones dicen que San Mateo fue mar-tirizado, azotado y atravesado por una lanza, de aquí que también es representado icono-gráficamente con una lanza en su mano, ma-nifestando el martirio. El autor lo realiza en el contexto tenebrista barroco claroscurista de la primera mitad del siglo XVII.

SAN PEDROLlamado el Príncipe de los Apóstoles mu-rió martirizado bajo el mandato de Nerón en el circo vaticano. La pintura muestra a Simón Pedro con cuerpo atlético y muscu-loso, lográndolo el estereotipo tenebrista.

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VIERNES 03 DE ABRIL DE 2015

¿Quién me dice qué significan dos piedras verdes y una cruz calzada?

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Las cosas no vienen ni van. Las cosas no se mueven. Las cosas duermen. Somos nosotros los que vamos a ellas

Canek, un librito posible para estos días

Semana Mayor, días de guardar, de recogimiento y descanso; de tener tiempo para todo aquello que,

generalmente, no se tiene. Muchas son las opciones. Hay quien prefiere viajar, dejar la casa y los lugares en los que la vida se ha convertido en rutina, el inevitable día a día que a todos envuelve.

Mucho hay por hacer en días como estos… y leer es una opción inmejorable, al menos para algunos.

Afortunadamente las posibilidades para una buena lectura son abundantes y hay opciones para todos los gustos. Y, para no quedar en el intento porque los días de Semana Mayor se van como agua entre las manos –por aquello de que lo bueno pasa más deprisa-, vale la recomendación de un libro que se puede leer en dos o tres días, con toda calma para que el disfrute sea completo.

Se trata de Canek, de Ermilo Abreu Gómez. De él dijo León Felipe: “¿Por qué no habéis dicho que él es, ante todo, un poeta? Ermilo es el niño Guy que hoy puede escribir su mensaje sobre el rostro de la tierra”.

Acerca de la creación de sus páginas, el propio Abreu Gómez explica: “Cuando era yo niño, acompañaba a mi padre por tierras de Yucatán. (…) Por la noche, después de la cena, junto al fogón de la cocina, aquellos hombres se ponían a contar historias y leyendas de la región. Una de ellas se relacionaba con la vida de Canek. Sus aventuras y sus sentencias quedaron grabadas en mi memoria”.

Ojalá, pues, que haya tiempo y exista voluntad. Un libro para estos días de guardar podrá ser un goce de esos que, de vez en vez, el hombre tiene que saber que merece.

(La versión electrónica está en: http://www.bibliotecabasica.yucatan.gob.mx/archivos_modulos/biblioteca/pdf_200904012351.pdf).

La intimidad… y sucedió que incontables gracias nacieran de una piedra de gracia

16Canek habló a Guy:

-Mira el cielo; cuenta las estrellas.-No se pueden contar.Canek volvió a decir:-Mira la tierra; cuenta los granos de

arena.-No se pueden contar.Canek dijo entonces:-Aunque no se conozca, existe el

número de las estrellas y el número de los granos de arena. Pero lo que existe y no se puede contar y se siente aquí adentro, exige una palabra para decirlo. Esta palabra, en este caso, sería inmensidad. Es como una palabra húmeda de misterio. Con ella no se necesita contar ni las estrellas ni los granos de arena. Hemos cambiado el conocimiento por la emoción: que es también una manera de penetrar en la verdad de las cosas.

41Cuando Guy regresó del campo se

dobló como espiga y se quedó dormido. Canek le acostó sobre la yerba; se sentó a su lado y veló su sueño. Bajo la sombra de sus manos, Canek sintió que descansaba. Sin hablarle, en la paz de sus ojos cerrados, leyó el mensaje bueno que vivía en su espíritu.

42Guy no puede dormir. La noche es

ácida y los vientos del sur caen pesados sobre la tierra calcinada mientras un polvo amarillo entenebrece los luceros. Guy no deja de toser. A veces sonríe apoyando su cabeza en las manos de Canek. Canek le cuenta cuentos viejos.

43Apenas amaneció, el niño Guy pidió

agua. Había pasado la noche con angustias y sudores. Canek tomó la jarra de agua serenada y se la dio. Guy bebió con ansia casi dolorosa. Después preguntó:

-¿Por qué es tan buena el agua serenada, Jacinto?

-Porque está llena de la luz de los luceros. Y la luz de los luceros es dulce.

44-¿Es cierto, Jacinto, que los niños que se

mueren se convierten en pájaros?-No sé, niño Guy.-¿Es cierto, Jacinto, que los niños que se

mueren se vuelven flores?

-No sé, niño Guy.

-¿Es cierto, Jacinto, que los niños que se mueren van al cielo?

-No sé, niño Guy.-Entonces, Jacinto, ¿dime qué les pasa a

los niños que se mueren?-Los niños que se mueren, niño Guy,

despiertan.45Amaneció muerto el niño Guy. Nadie

le vio morir. Entre los pliegues de su hamaca parecía dormido. Tenía en los labios, pálidos, finísimos, una leve sonrisa también dormida. Canek, sin hacer ruido, en un rincón lloraba como un niño.

La tía Charo se acercó le tocó el hombro y le dijo:

-Jacinto, si no eres de la familia, ¿por qué lloras?

46Canek recordó lo que Guy había escrito

en la arena: Mamá: quisiera ser el huésped de tus ojos.

47La muerte de Guy y la desaparición

de Exa han entristecido el corazón de Canek. Le brilla una lumbre negra en los ojos. Sentado en el pretil de la noria pasa las horas. Junto a él tiene un cayado que no necesita. A veces se levanta y pasea por la acequia. Es como si ensayara un viaje. A veces habla. Es como si ensayara una oración. A veces alza los brazos. Es como si mandara.

La guerra… y fueron matados los huérfanos, los desamparados y las viudas que vivían sin fuerza para vivir.

30En un recodo del camino a Cisteil,

Canek encontró al niño Guy. Juntos y sin hablar siguieron caminando. Ni sus pisadas hacía ruido ni los pájaros huían delante de ellos. En la sombra sus cuerpos eran claros, como una clara luz encendida en la luz. Siguieron caminando y cuando llegaron al horizonte empezaron a ascender.

Redacción Comunicante

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A más de treinta años de distancia, hay pedazos de la vida que se lleva-rán por siempre “Gracias a la vida,

gracias por un día más, y gracias por todo aquello que nos será concedido”

El tiempo ha hecho su parte y somos ahora lobos de otras ovejas.

Muy de mañana, 04:15 el horario en el re-loj. Hora de dejar la cama luego de tres, cua-tro horas a lo mucho, de un sueño cansado, insuficiente y apresurado. Se trata de alargar al máximo los minutos pocos de un descanso que, nos decían, llegará cuando debamos de-jar la vida; mientras tanto, el día espera.

Meter la cara en agua fría, bajo el cho-rro en el lavabo –si es que lo había- o en el tambo de 200 litros en el patio, debajo de aquel mezquite añoso; agua serenada en la que cuajan estrellas.

Ensayar un intento de peinado y salir al frío de abril o finales de marzo. Salir y andar caminos de tierra, apresurados los pasos en medio de sombras y olores origi-nales, como de paraíso; la Luna que se va llenando. El silencio, roto apenas por ladri-dos de perro a lo lejos.

Primera llamada, 04:30, primer aviso y es-perar, y acurrucarse en la soledad de la capilla donde santos y vírgenes, desvelados también, miran compasivos. En el altar, crepitar de pa-bilo hundido en el cebo de veladoras; la fe que hace milagros, la piedad de los sencillos, esos que arrebatarán el Cielo a los eruditos.

Hora de la segunda, 04:45. Coger de nuevo el mecate quemado por el sol y ja-lar: una, dos, tres, cuatro, cinco veces con-tinuas y luego dos aisladas; una, dos, tres, cuatro, cinco… soga cortante que abre es-trías en las manos ateridas. Bronce que re-suena; segunda llamada. Oración interior a ojos cerrados, y sueños atravesados del sueño que se niega a morir. Afuera, voces venidas de la noche se acercan. El resto fiel

por el que el Dios de Abraham conserva

también la vida de los que ya no creen.Mujeres de rebozo y hombres que se

han quitado el sombrero, respetuosos de las devociones que les inculcaron sus padres cuando niños. Saludos, buenos días, manos callosas, duras, que aprietan; sonrisas ape-nas bosquejadas y ojos que miran con serie-dad. A la puerta de la capilla, la cruz del altar espera… “Gracias a la vida y gracias por un día más y gracias, también, por todo aquello que, sin pedirlo siquiera, nos será concedido si ayuda en la salvación de nuestras almas”. Es ya la hora, 05:00, llamada tercera. Luego peregrinar. Los cuarenta días en el desierto y combatir contra Satán, para que no solo de pan viva el hombre; los cuarenta años en el desierto, en combate contra uno mismo y sus miedos y desesperanzas. Dicen los pro-fetas que existe una tierra prometida.

Es la hora ya. Rosario de aurora en tierra de misiones, andar misterio a misterio hasta completar quince, y rogar por la lluvia, rogar por la salud, por el hijo que se fue, por aquel que yace en agonía; es implorar, confiados, para que Dios cumpla sus promesas. Cinco en punto. Gloria sea para la gran Madre de Dios. “Ave María purísima, sin pecado con-cebida. Por la señal de la santa cruz…”.

Esos fuimos una vez, así fuimos tam-bién alguna vez, cuando la fe era la coti-diana experiencia: natural, incuestionada, sustancia del ser que éramos entonces. Misioneros de Semana Mayor, de quince, dieciséis, diecisiete años tan solo y tantos años por delante aún, cuando darlo todo por la fe era como llamarse Juan o Rafael o Leticia. Era dejar la casa paterna, las vaca-ciones y el descanso; los libros y la escuela podían esperar también. Eran las prepara-ciones en aquel salón pequeño de mosaicos azules y alto techo; la Misa de Envío y can-ciones y guitarras, y las palabras del pastor al imponer la cruz del misionero: “mira que te envío como oveja entre lobos”. La con-

sustancial existencia oblativa…Ahora son ya otros los años y levan-

tarse a las 05:30 es porque los pendientes aguardan, porque todo urge y nos gana la prisa. El día es corto y los afanes se acumu-lan porque desconocen, tal vez, la sentencia que afirma que a cada día le basta su propio afán. Y ya no hay voces que se acercan en medio de la noche ni cruces que aguardan a la entrada de capilla alguna ni plegarias por los idos o miradas de santos que se compadecen… ¿qué fue del tambo aquel debajo del mezquite añoso donde las estre-llas se cuajaban en un agua serenada?Ya no se oyen perros que ladran a lo lejos, aho-ra son camiones, autos tempranos porque alguien tiene que llegar, ir hacia alguna parte. Bronce que ha enmudecido. En las mañanas ahora el silencio es distinto.

El tiempo ha hecho su parte y somos ahora lobos de otras ovejas; la sustancia es, tan solo, el resto que conserva los vestigios que aún le quedan al nombre. Recuerdos de Semana Mayor que nos invaden, nos reple-tan y, a veces, nos desbordan.

Sin embargo, si hoy somos los que so-mos, sucede tal vez que aún quedan restos de lo que fuimos.

Algo, en algún lugar, debe haber de aque-llas manos callosas, de aquellos ojos serios, del olor de la tierra mientras la Luna se iba llenan-do; de aquellos cantos como de plañideras, y de escapularios en el pecho y rosarios en la mano… y de la fe de los sencillos que, un día, rogaron al buen Dios por la conversión de to-dos los pecadores: nosotros tal vez.

Hay que haberlo vivido para contarlo. Y aunque “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”, igual que a Jean-Domi-nique Bauby, nos queda el privilegio de la memoria: “mi imaginación y la memoria son los dos únicos medios de huir de mi escafan-dra… Puedo imaginar lo que sea, a quien sea, a donde sea, vivir mis sueños de niño”.

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VIERNES 03 DE ABRIL DE 2015

Misioneros de Semana Mayor… los que fuimos alguna vez

¿Ya no somos los de entonces?Juan L. Simental

Gracias a la vida, gracias por un día más, y gracias

por todo aquello que nos será concedido

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VIERNES 03 DE ABRIL DE 2015

Libros prohibidos, advertencia o invitaciónEl objeto que parece inofensivo –¿lo será?– ha sufrido prohibición y censura desde la creación de la imprenta

Daniel Azdar

El Index librorum prohibitorum, es decir, el Índice de libros prohibidos, es una lista de ciertas publicaciones

que la Iglesia católica describió como obras peligrosas para la fe.

Aunque el papa Paulo IV lo promulgó en 1559 bajo la Inquisición romana, el que comprendía todo el ámbito de la Cristiandad católica fue promulgado a petición del Concilio de Trento por el papa Pío IV el 24 de marzo de 1564.

Entre los autores cuya obra completa –opera omnia– se incluían en esta lista estaba, naturalmente, Martín Lutero, el monje dominico Giordano Bruno, el astrónomo Nicolás Copérnico, el inglés Francis Bacon, el matemático y filósofo francés René Descartes, Voltaire y el enciclopedista Denis Diderot.

Asimismo, las obras particulares iban desde El libro de los espíritus de Allan Kardec, hasta el medieval Libri Carolini, supuestamente de la autoría de Carlomagno; los Ensayos de Montaigne, los cuentos y las fábulas de Jean de La Fontaine, El contrato social de Jean Jacques Rousseau –que sentó las bases ideológicas de la Revolución Francesa–, las escandalosas Memorias de

Giacomo Casanova, Los Miserables de Víctor Hugo –“exonerado” en 1959– y Justine y Juliette del Marqués de Sade.

5 libros prohibidos del siglo XX Ya para el siglo XX la lista, aunque no propiamente por la Iglesia, creció en tamaño y forma. Allí se incluyó Las uvas de la ira, de John Steinbeck, que en Estados Unidos fue prohibido y públicamente quemado; Trópico de Cáncer, de Henry Miller, cuando la Corte Suprema de Pensilvania dijo queera “un hoyo de putrefacción, una reunión resbalosa de todo lo que está podrido en el debris de la depravación humana”; Los versos satánicos, de Salman Rushdie, que valía en Venezuela 15 meses de prisión y una multa en Japón; Psicópata americano, de Brett Easton Ellis, que fue clasificado en Alemania como nocivo para menores; Lolita, de Vladimir Nabokov, cuando el editor del SundayExpress dijo que era “el libro más sucio que había leído”, y Home Office retiró todas las copias del libro con el argumento de que era pornografía. En fin, ya el lector sabrá si toma este artículo como una invitación a leerlos o una advertencia a no leerlos.

Leer Los versos satánicos, de Salman

Rushdie, valía 15 meses de prisión en

Venezuela

Home Office retiró todas las copias de Lolita bajo el

argumento de que era pornografía

El negro pasado de LovecraftH.P. Lovecraft tuvo un pasado

negro en un sentido literario, no

esotérico, pues decidió aceptar

100 dólares para escribir un

libro mercenario que terminó en

menos de una semana y se llamó:

Encerrado con los faraones.

¿Para quién escribió Lovecraft ese

libro? Pues nada menos que para

el mago y maestro del escapismo

Harry Houdini, que se convirtió en

un fan y le dio más oportunidades

de escribir y no llevarse fama

alguna por ello.