Rafael Hidalgo de la Torre

SUGERENCIAS SUGESTIVAS CON LAS PALABRAS

editorial octaedro

ÍNDICE

Introducción 11

I. Alfabeto y alfabetos 15

II. El tautograma 23

III. Las palabras monovocálicas 29

IV. El lipograma 36

V. El acróstico 46

VI. El acrónimo 54

VII. El palíndromo 61

VIII. El anagrama 71

IX. Inventar palabras 79

X. El calambur 87

XI. La charada 94

XII. El doble sentido 103

XIII. La adivinanza y el enigma 113

Bibliografía consultada 121

Índice onomástico 124

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INTRODUCCIÓN

Este libro es un viaje al centro del planeta lengua, un viaje de exploración del lenguaje a partir de textos literarios conoci-dos, poéticos o narrativos; una exploración centrada en los juegos de palabras que sus autores diseminaron en ellos y, además, en un conjunto de actividades que tratan de explo-tar algunas de las posibilidades de juego y de expresión que la lengua ofrece.

El escritor italiano Gianni Rodari es uno de los más fecun-dos a la hora de utilizar los juegos de palabras en su produc-ción literaria. En su Gramatica de la fantasía teorizó las poten-cialidades de la palabra como estímulo creativo. Al respecto, escribió:

No de otro modo una palabra, lanzada a la mente por azar, produce ondas de superfi cie y de profundidad, provoca una serie infi nita de reacciones en cadena, atrayendo en su caí-da sonidos e imágenes, analogías y recuerdos, signifi cados y sueños, en un movimento que interesa a la experiencia y a la memoria, a la fantasía y al inconsciente, y que es complicado por el hecho de que la misma mente no asiste pasiva a la repre-sentación, sino que interviene en ella continuamente, para aceptar y repeler, enlazar y censurar, construir y destruir.

Siguiendo a Rodari, nuestras sugerencias sugestivas se cen-tran en la escritura de textos, donde los juegos de palabras des-

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empeñan un papel central; son un punto de partida para ras-trear las potencialidades expresivas de la lengua. De ahí el doble carácter, lúdico y didáctico, de las sugerencias que se proponen.

Éste es un libro para pasar el rato, libro de lectura a la vez que libro de juegos, un libro cuyo objetivo primero es entre-tener y divertir, pero con unas miras bien precisas: adentrar-se en el mundo del lenguaje, que es juguetón por naturaleza, para, de este modo, recorrer nuevas vías de conocimiento de la realidad, de expresión creativa, lingüística y literaria, de apropiación de la lengua de forma lúdica. Porque la lengua es juego, juego sonoro, juego de signifi cado, juego de equívocos, involuntarios o buscados, artifi cio imaginativo y expresivo. Un libro para que jóvenes y adultos se formen o amplíen sus conocimientos; y de manera muy especial, un libro que ayu-da a enriquecer el vocabulario, fortalecer el dominio léxico, afi anzar un buen número de capacidades cognitivas. Un libro, por tanto, fuera de los cánones establecidos, un libro que con los cañones del juego pretende bombardear el aburrimiento de una tarde cualquiera o el tantas clases de lengua.

Sobre el alcance del juego, Rodari afi rma:

Deformar las palabras es un modo de volverlas producti-vas, en sentido fantástico. Lo hacen los niños, por juego: un juego que tiene un contenido muy serio, porque los ayuda a explorar las posibilidades de las palabras, a dominarlas […], forzándolas a declinaciones inéditas; estimula su libertad de «hablantes», con derecho a sus hablas personales (gracias, se-ñor Saussure); incentiva en ellos el anticonformismo.

Entonces, lo que vale para los niños puede valer también para jóvenes y adultos, y no sólo por medio de la deformación de las palabras.

De ahí que nuestro viaje conste de trece etapas: el alfabeto, el tautograma, el monovocalismo, el lipograma, el acróstico,

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el acrónimo, el palíndromo, el anagrama, la invención de pa-labras, el calambur, la charada, los dobles sentidos y, por últi-mo, las adivinanzas y los enigmas. Trece formas de juego que corresponden a otras tantas maneras de explorar la lengua, acompañadas de un sinfín de orientaciones para ponerlas en práctica.

Este libro nos invita a:

• Utilizar el lenguaje con fi nalidades creativas.• Escribir siguiendo determinadas pautas restrictivas im-

puestas de antemano.• Reelaborar textos conocidos.• Manipular letras, palabras, frases y textos.• Crear e interpretar textos ambiguos. • Descubrir signifi cados poco habituales de las palabras.• Crear neologismos.• Sorprender con choques verbales inesperados.• Observar el entorno de forma nueva e inesperada.• Emplear la rima.

Y lo que conseguimos jugando con las palabras es:

• Reconocer y distinguir letras y sonidos.• Practicar los nombres de las letras y el deletreo.• Aumentar el propio léxico y enriquecer el vocabulario.• Estimular la imaginación y la creatividad.• Saber exponer ideas de forma creativa.• Mejorar la capacidad de expresión oral y escrita.• Mejorar la capacidad de comprensión lectora.• Saber hallar y detectar información signifi cativa.• Aprender a manejar el diccionario.• Saber seleccionar el léxico.• Mejorar la capacidad de razonamiento.• Mejorar la capacidad de observación.

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• Saber manejar diferentes acepciones de las palabras.• Acrecentar el conocimiento del mundo.

No queremos terminar estas notas sin dejar de subrayar el papel fundamental del diccionario en la realización de las diferentes sugerencias de este libro. Al consultar diccionarios, se refuerzan los conocimientos que ya se poseen; se aclaran posibles dudas de orden léxico, ortográfi co o gramatical; se amplía el propio vocabulario, bien descubriendo nuevas pala-bras, bien adquiriendo acepciones que se añaden a las que ya se sabían; se descubren nuevos registros y variedades lingüí-sticas; se adquiere un mayor dominio de uso de la lengua, etc. Las entradas del diccionario son, precisamente, la puerta a una novela, porque cada una de ellas permite adentrarse en el nacimiento y la muerte de las palabras y narran sus múltiples vicisitudes a lo largo del tiempo.

El diccionario encierra el conjunto de las palabras de la len-gua, creadas a partir de las 27 letras del alfabeto, y de sus in-numerables combinaciones, y por medio de ellas designamos toda realidad del universo. La potencialidad del alfabeto es inmensa y la riqueza del léxico, prácticamente infi nita. Una herramienta maravillosa, pues. Y un amigo entrañable para cualquier amante del lenguaje y de los juegos de palabras. Como estas sugerencias sugestivas.

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I. ALFABETO Y ALFABETOS

Hay alfabeto y alfabetos. Seguro que todos conocemos el alfa-beto de nuestra propia lengua. Sin embargo, ¿quién o quiénes conocen otros alfabetos, o qué sabemos de los alfabetos litera-rios? De estos últimos existen muchos y muy variados. Ahora lo vamos a ver. Y luego crearemos los nuestros.

Se entiende por alfabeto un conjunto de signos gráfi cos (de letras, en nuestro caso) que reproducen, en el papel o en una pantalla, los sonidos producidos al hablar. Unas pocas letras –menos de treinta– se combinan entre sí para formar miles y miles de palabras, todo el léxico de nuestra lengua. Las letras que componen el alfabeto constituyen, por lo tan-to, los pilares de la comunicación. Las letras son, pues, aque-llos elementos que, combinándose entre sí, permiten hablar y describir el mundo que nos circunda, nos facilitan la mani-festación y expresión de nuestra personalidad, y constituyen uno de los mecanismos que hacen posible nuestras relacio-nes con los demás.

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Ahora bien, las letras que componen el alfabeto se pueden manejar no sólo como elementos básicos del código comuni-cativo sino también como instrumento de juego. El fuego del juego. Así es como se emplea el alfabeto en la creación o cons-trucción de los denominados alfabetos.

En la historia de la literatura hallamos a numerosos escri-tores y pensadores que han empleado el alfabeto a manera de guía, o incluso de guión, para la escritura de sus textos, como demuestran los fragmentos seleccionados. Nuestro primer ejemplo pertenece a Bernardo Atxaga, pseudónimo literario de José Irazu Garmendia. Atxaga nació en un pueblo de la pro-vincia de Guipúzcoa, en 1951, y empezó a escribir con sólo 17 años, para, al cabo de diez años, a los 27, abandonar uno de sus múltiples empleos y entregarse por completo a la escritu-ra. En este manual nos interesa especialmente su Lista de locos y otros alfabetos, que, como su nombre indica, es una recopi-lación de textos escritos que tienen como punto de arranque el orden alfabético. En esta primera lectura, el escritor vasco nos cuenta el método de escritura adoptado en muchas de sus divagaciones literarias con el fi n de desarrollar las temáticas más variadas.

En los Alphabeta exemplorum se trataba de que el peso de los discursos estuviera bien repartido, y de que cada una de las veintitantas letras del alfabeto correspondiente arrimara su diminuto hombro y contribuyera a llevar la carga [...].

Decidí, pues, sin apenas dudarlo, apropiarme del méto-do, y redacté enseguida un alfabeto sobre la literatura infan-til que comenzaba con la A de Alicia y seguía con la B de Bag-dad y la C de Collodi; luego completé otro sobre la poesía de Blas de Otero; más tarde la emprendí con los fantasmas y los plagios literarios; pasó un año, y ya llegaban a la decena los alfabetos que habían salido de mi mesa para ser leídos o publicados en los lugares más dispares.

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En los ratos libres, en algunas noches de insomnio o de aburrimiento, extendía las veintitantas letras sobre la mesa y hacía solitarios: buscaba historias, mensajes, señales. A veces los encontraba y otras no; a veces los olvidaba y otras no. La historia que voy a relatar ahora no la he olvidado aún. Todo comenzó cuando levanté la primera letra y me encontré con la palabra Azar.

BERNARDO ATXAGA, Lista de locos y otros alfabetos.

El segundo autor seleccionado es el poeta granadino Fede-rico García Lorca, nacido en 1898 y asesinado en 1936, cuya popularidad es una de las mayores del siglo xx. Hoy día, en todo el mundo se conocen sus poemas y obras teatrales en verso. Pero es menos conocido el hecho de que, ya desde muy niño, aprendía canciones populares y escenifi caba ofi cios re-ligiosos. El poema de García Lorca que presentamos habla de la importancia de las letras, que no es poca, ya que de cuatro de ellas depende la vida entera (uve, i, de, a); y, además, nos advierte del peligro de la desaparición del alfabeto.

Si muriera el alfabeto,morirían todas las cosas.Las palabrasson las alas.

La vida enteradependede cuatro letras.

FEDERICO GARCÍA LORCA

El tercer fragmento elegido es el conocidísimo y archicita-do Abecedario de amor, de Miguel de Cervantes. Como bien dice

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José Calero Heras en su libro De la letra al texto. Taller de escri-tura, «los abecedarios de amor fueron juegos de ingenio muy del gusto de los escritores barrocos. Cervantes nos dejó uno en su novela corta El curioso impertinente, incluida en la primera parte de El Quijote. Una doncella, para eliminar los escrúpulos de Camila, le enumera las virtudes de su amante Lotario, ín-timo amigo de su esposo, con el que éste quiso tentarla para probar su honestidad».

Y que no sólo tiene las cuatro eses [sabio, solo, solícito, secre-to] que dicen que han de tener los buenos enamorados, sino todo un «ABC» entero: si no, escúchame, y verás cómo te lo digo de coro. Él es, según yo veo y a mí me parece, agradeci-do, bueno, caballero, dadivoso, enamorado, fi rme, gallardo, honrado, ilustre, leal, mozo, noble, onesto, principal, quan-tioso, rico y las eses que dicen, y luego, tácito, verdadero. La X no le cuadra, porque es letra áspera; la Y ya está dicha; la Z, celador de tu honra.

MIGUEL DE CERVANTES, El curioso impertinente.

Y nuestra selección alfabética cierra con broche de oro gra-cias a uno de los mayores autores de libros para niños de nuestra época. Nos referimos al escritor, maestro y pedagogo italiano Gianni Rodari (1920-1980) autor de muchas obras –entre las cuales destaca la conocida Gramática de la fantasía– y ganador, en 1970, del Premio Andersen de literatura infantil y juvenil. En sus cuentos y poemas no faltan nunca los juegos de pala-bras, utilizados no como fi n en sí mismos, sino como instru-mento de libertad y de creatividad del niño, del joven e incluso del adulto. Y además, cabe destacar que, en sus innumerables traducciones al castellano, Mario Merlino ha respetado y adaptado fi elmente sus fascinantes juegos de palabras.

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Retahíla del ABC (selección)

A es astro y asterisco.B, un bizco basilisco.C, cabe el coche en la cochera.CH, de chopo y de chopera.[...]LL, en la llanura, la lluvia que llora.M, mi mamá me mece en la mecedora.[...]P palabras presta al poeta.Q, quisquilla en la quilla quieta.R, de rana rumorosa.S, ¡sala la sopa sosa!T, en tetera y tentempié.U, unas uvas para usted.[...]Y, yo en el yogur y el yoyó.Z zar por azar zarcillos.

GIANNI RODARI, Juegos de fantasía. Versión de Mario Merlino.

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SUGERENCIAS SUGESTIVAS

1. ABCDario

En la palabra abecedario se esconde un nombre, Darío, y de ahí entresacamos nuestra primera propuesta. Con las letras del abecedario −ABCDario− describe a tu mejor amiga o amigo utilizando veintisiete palabras, ordenadas alfabéticamente o no, que empiecen con cada una de las letras del abecedario; un ejemplo sería:

Amigo brillante, cariñoso, Darío es fiel...

Si, con alguna letra, no se te ocurren palabras que hagan al caso, el diccionario es el amigo fi el que no defrauda nun-ca porque sus páginas contienen el tesoro de la lengua con palabras idóneas a la expresión de las cosas y los matices más variopintos y variados. La consulta del diccionario es la mejor herramienta para expresarse de forma adecuada y con precisión y apropiarse del lenguaje. Cuanto más se consulta, más fácil resulta manejarlo y más cuidada será nuestra ex-presión.

2. Recorrido alfabético

Nuestra segunda propuesta tiene como punto de partida una cita del Alfabeto sobre la montaña de Bernardo Atxaga, quien así se expresaba:

Un alfabeto puede ser un camino hecho de palabras, o un río, o una serpiente, y también –esto es lo que nos interesa aho-ra– un paseo, una travesía, una subida a la montaña. Así es: podemos partir de la A para recorrer los parajes de la B, C, D, E, F, G, H, I, J, K y L y alcanzar la alta M situada casi en el

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mismo centro del alfabeto. [...] Al fi n y al cabo, no necesita-mos tanta concreción: nos basta con tener un itinerario –que, gracias al alfabeto, ya tenemos–, un poco de tiempo y ganas.

Vayamos, pues. Fijémonos en ese caminante que ya está en el punto de partida, la A de Abajo.

Como se ve, un alfabeto puede ser un camino de palabras, el sendero adecuado que recorre espacios, objetos, o temas cua-lesquiera. Te invitamos a elegir ahora un nombre o un tema que te parezca interesante o resulte sugestivo y a servirte de él como título de tu composición. Escribe en vertical el alfabeto completo de forma tal que cada letra ocupe la posición inicial de las palabras o frases con las cuales se irá desarrollando el tema elegido.

AMOR

Amistad Buena, Con Deseo, Emociones Fuertes, [...]

¿Qué te parece si completas este tema, lo empiezas desde el comienzo o te inventas otros que te agraden más? Adelante con la imaginación y la creatividad.

Y con el diccionario bajo el brazo. Sí, porque el diccionario es como el sombrero de los magos, que contiene un sinfín de sorpresas. Basta hojearlo, abrir una página al azar o buscar en la letra que desees, y hallarás innumerables palabras de entre las cuales elegir las que más te plazcan, o las que mejor co-loreen el texto que estás dibujando. Sin olvidar que, con una ojeada atenta, podrás descubrir también acepciones de las pa-labras ignotas hasta ese momento.

Por cierto, intenta defi nir, con palabras tuyas, (h)ojear, con y sin hache. Luego busca las defi niciones de esas dos palabras en el diccionario y compáralas con lo que habías escrito tú.

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3. Alfabetos encadenados

Las letras del alfabeto pueden encarnarse no sólo en persona-jes con la misma letra inicial (Amalia, Antonio) sino también en nombres y apellidos que empiecen por letras consecutivas. Un buen ejemplo es el del conocido actor español Antonio Banderas. Trata ahora de localizar nombres de personajes co-nocidos y con ellos ve completando cadenas alfabéticas que vayan de la A a la Z. Utilizando cualquier buscador de Inter-net, seguro que hallarás más que sufi cientes.

Y recuerda que si no conocías a esas personas, en wikipedia encontrarás información sobre ellas, y así podrás descubrir quiénes son dichos personajes.

4. Nombres y apellidos peculiares

Tal vez no se te haya occurrido nunca pensar en que existen nombres y apellidos de personajes famosos cuyas iniciales re-únen peculiaridades letrísticas.

Pero así es. Por ello resulta fácil afi rmar que el ABC de las letras argentinas es Adolfo Bioy Casares, precisamente por-que su nombre y apellidos empiezan con las tres primeras le-tras: la A, la B y la C.

Pero las peculiaridades pueden ser otras. Una sería la de poseer iniciales idénticas, y en este caso tiene cabida tanto el director de cine Alejandro Amenábar como el cómico Charles Chaplin (iniciales dobles) o a la poetisa rusa Anna Andriévna Ajmátova (iniciales triples).

A ver si encuentras otros ejemplos del tipo de los que aca-bamos de citar, u otras peculiaridades y sus correspondientes personifi caciones. Una buena enciclopedia, consultada en In-ternet, en casa o en alguna biblioteca, proporcionará un sinfín de nombres entre los que buscar y descubrir más particulari-dades inherentes a los nombres de famosos de todos los tiem-pos y países.

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II. EL TAUTOGRAMA

La palabra tautograma deriva del griego tautó («idéntico», «lo mismo») y de gramma («letra»); signifi ca, por lo tanto, «la mis-ma letra». Así pues, con la palabra tautograma nos referimos a aquellos textos compuestos con palabras que tengan todas ellas la misma letra inicial. Ello quiere decir que es tautogra-mática la frase: «Mi mamá me mima mucho».

En general, al hablar o al escribir no solemos fi jarnos en las letras que forman las palabras que empleamos ni en cuáles son sus iniciales. Y, las más de las veces, todo esto es irrelevante. Naturalmente, nada nos impide que lo haga-mos e, incluso, puede realizarse adrede con la intención de obtener un determinado efecto impactante. Y al empeñar-nos así, de esta forma, estamos seleccionando las palabras que empleamos, estamos eligiendo solamente aquellas que tienen idéntica letra inicial. Entonces estamos jugando a los tautogramas.

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En la historia de la literatura no son pocos los escritores que, en sus obras, han utilizado el mecanismo retórico del tau-tograma. En nuestra selección presentamos, en primer lugar, a uno de los tres grandes autores del Siglo de Oro español, el conceptista Francisco de Quevedo, cuyo ingenio se aplicó a numerosos campos de la actividad humana; aquí destacamos, en relación con los juegos de palabras, el soneto tautogramáti-co «Antes alegre andaba; agora apenas», donde celebra a una dama poeta, llamada Antonia.

Antes alegre andaba; agora apenas alcanzo alivio, ardiendo aprisionado;armas a Antandra aumento acobardado;aire abrazo, agua aprieto, aplico arenas.

Al áspid adormido, a las amenas ascuas acerco atrevimiento alado;alabanzas acuerdo al aclamado aspecto, a quien admira antigua Atenas.

Agora, amenazándome atrevido.Amor aprieta aprisa arcos, aljaba;aguardo al arrogante agradecido.

Apunta airado; al fi n, amando, acaba aqueste amante al árbol alto asido adonde alegre, ardiendo, antes amaba.

FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS. Soneto CCXVI.

La segunda muestra, mucho más cercana temporalmente a nosotros, es de la poeta y escritora Gloria Fuertes, cuya pro-ducción literaria está repleta de juegos de palabras, especial-

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mente en sus cuentos para niños y en sus poemas. Pero no sólo, ya que en su obra poética mayor, la Historia de Gloria, se encuentra el conocido poema tautogramático Carta de la eme, al igual que un sinfín de aliteraciones, calambures, dobles sen-tidos y palabras inventadas, elementos todos ellos que maneja admirablemente. En la citada carta, María Morena se dirige a Manolo con palabras cuya inicial es única y exclusivamente la letra eme.

Carta de la eme (fragmento inicial)

Manolo mío:Mi madrileño marchoso,maduro melocotón maleable,macedonia mascaré mañana,mortadela moscatel mío.Madrugaré maestro−me manipulas−.Manolo, macho mío,mándote majuelas, magnolías,maíz, mijo.Me matas, majo.

GLORIA FUERTES, Historia de Gloria.

El tercer fragmento recopilado es del semiólogo Umberto Eco, ensayista y escritor de fama universal, pero además gran jugador con las palabras. En este sentido, en su Segundo dia-rio mínimo propone varios juegos, entre los cuales se cuenta la descripción de personajes por medio del mecanismo tauto-gramático. El texto presentado está dedicado al escritor Ita-lo Calvino, autor, entre otras, de la novela El barón rampante, cuyo protagonista, Cosimo, como protesta contra su familia, decide irse a vivir en la copa de un árbol.

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Italo Calvino

Cosimo cabalga cimas campestres, caballeros cesan coexis-tencia, cadetes craquelés, cosmicómicas, códigos, cartas cabalísticas, ciudades ciegamente creíbles... Cuentos como Candide, chacoteo cantando, con crítica celeridad.

UMBERTO ECO, Segundo diario mínimo. Traducción del italiano de Helena Lozano Miralles.

SUGERENCIAS SUGESTIVAS

Al disponerse a escribir un tautograma hay que tener en cuen-ta que no todas las letras del alfabeto aparecen con igual fre-cuencia en las palabras, y menos aún en posición inicial.

Las letras que concurren con mayor asiduidad en nuestra lengua son la E, la A y la O –tres vocales–, seguidas de la S y la R; las letras que se presentan más raramente son la K, la W y la X.

Es ésta la razón por la que, en función de la letra que se eli-ja para las composiciones tautogramáticas, existirán niveles diferentes de difi cultad en la composición de los mismos. Sin embargo, con cualquiera de las letras del alfabeto se pueden pergeñar textos con sentido.

Al componer tautogramas, la consulta del diccionario faci-lita mucho la labor, llegando a resultar, a veces, insustituible.

Al recorrer los lemas de las letras se descubren palabras inusitadas, muchas de las cuales pasarán a engrosar nuestro patrimonio lingüístico y contribuirán, sin duda, a enriquecer el vocabulario y a mejorar las posibilidades de expresión del hablante.

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1. Carta con la letra preferida

En la vida sucede lo mismo con la lengua que con las personas, que cada uno tiene sus preferencias.

Aquí se te invita a elegir una letra, la que desees, y, a la ma-nera de Gloria Fuertes con su Carta de la eme, a escribir la carta de tu letra preferida.

Cuando hayas elegido tu letra, escribe una buena lista de palabras, que ya conozcas, con dicha inicial. Pero ahora, si consultas el diccionario y anotas otras palabras de nueva adquisición, ampliarás tu vocabulario.

Y de todas podrás servirte al escribir la carta con tu letra preferida.

2. Autodefi nición tautogramática

Y ahora un ejercicio de introspección. ¿Por qué no tratas de defi nirte tautogramáticamente por medio de un texto en el que la mayoría de las palabras lleven la misma letra inicial? En este caso, para facilitar la redacción del escrito, la regla del tautograma no deberá aplicarse a preposiciones y conjuncio-nes; de lo contrario, sería demasiado difícil, casi imposible, escribirlo.

3. Personajes tautogramáticos

Al igual que contigo mismo, ahora puedes defi nir a personajes conocidos con palabras que empiecen por la letra inicial del apellido del personaje elegido. Ya se ha visto de qué manera Umberto Eco defi nió a Italo Calvino. Pues de forma parecida caracterizamos nosotros al semiólogo italiano en el ejemplo siguiente.

Eco: escritor excepcional, excelente es él.

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4. Composiciones tautogramáticas

En esta actividad te invitamos a escribir el nombre de una per-sona que te guste o te caiga bien, de un amigo, de un familiar, etc. A continuación, establecida la letra inicial de su nombre, conviene preparar una lista de palabras que empiecen por di-cha letra. Luego, imitando a Francisco de Quevedo o a Gloria Fuertes, hay que elaborar una composición poética celebrativa que lleve por título el nombre de la persona que antes haya-mos determinado.

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