sueños equivocados. capítulo gratis

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  • ColeccinNovelas

    Sueos equivocadosCaptulo gratis

    Ricardo Rosales lvarez

    www.librosenred.com

  • Direccin General: Marcelo PerazoloDiseo de cubierta: Stefanie SancassanoDiagramacin de interiores: Guillermo W. Alegre

    Est prohibida la reproduccin total o parcial de este libro, su tratamiento informtico, la transmisin de cualquier forma o de cualquier medio, ya sea electrnico, mecnico, por fotocopia, registro u otros mtodos, sin el permiso previo escrito de los titulares del Copyright.

    Primera edicin en espaol en versin digital LibrosEnRed, 2013Una marca registrada de Amertown International S.A.

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  • ndice

    Eugenio 5

    Acerca del autor 15

    Editorial LibrosEnRed 16

  • 5LibrosEnRed

    eugenio

    La tarde era como cualquier otra; sin embargo, en nuestra edad temprana es comn confundir-nos y no es raro pensar que ha habido muchas y diferentes tardes en nuestras vidas. La reali-dad es que solamente hay tres clases de das: los hermosos, los tormentosos y los comunes. Exactamente como le sucede al corazn, este goza, sufre o est vaco

    Al final de cuentas, la tarde puede estar como se le antoje, pero, aqu o all, es inevitable que algunas vidas sufran, y ni cambiando los dio-ses, los das, los aos o los siglos terminar el caos del dolor. No importa cuntos intentos se realicen para hacer desaparecer el sufrimiento; este ha echado sus perennes races en la pobre humanidad, as que la felicidad ha cambiado de esencia; esta se ha vestido de tonalidad utpica.

    Eugenio se asom por la ventana sin saber exactamente el porqu; creo que esto ya era su costumbre. Probablemente, esperaba que algo mgico le sucediera a su pensamiento y as pudieran aclarar sus confusiones. Tena un espritu que luchaba por encontrar en su interior la verdad de su incon-formidad y su sensacin de vaco. Despus de quedarse en ese espacio de tiempo perdido, se percat de que era momento de ir a ver a su amada Sofa.

    No quiero decir que Eugenio fuese un don nadie o un valemadres; no obs-tante, no haca nada de provecho que pudiera vestirlo con ms decoro y orgullo, a pesar de pertenecer a una familia jodida y numerosa. El pobre padre de Eugenio, aunque no haba tenido la oportunidad de llenarse la cabeza con los conocimientos escolares elementales, haca lo que poda para que su tumultuosa prole no pasara hambre.

    Antes de huir de su pobre seno familiar, su madre pronunci, casi suplicn-dole:

    Por favor, Eugenio, no llegues tarde. Me preocupa mucho que andes por ah con tus amigos. Por favor, no vayas a tomar

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    No te preocupes, madre le contest Eugenio desde el pasillo de la vi-vienda. Solamente voy a ver a Sofi; llego temprano.

    Antes de dejar atrs la puerta de su casa, alcanz a escuchar nuevamente la splica de su madre, mas Eugenio se hizo el desentendido.

    Lo que haca Eugenio lo hacen los vagos de su edad, y digo de su edad porque a veces esta maa dura toda la vida. A sus 18 aos, no estudiaba, no trabajaba ni estaba aprendiendo algn oficio que lo defendiera hono-rablemente en la vida. Haba abandonado la preparatoria porque era un huevn irresponsable, como la mayora de sus amigos, as que el panora-ma venidero en la vida de este personaje no representaba ningn paisaje honroso. Hedonista probablemente sea un concepto aplicable a este joven y a un gran nmero de su especie, sin excluir edades. Aunque no es una relevancia en todo el gnero humano, no es nada raro.

    Entre las sombras de la noche, en una calle oscura cercana a la casa de Sofa, l luchaba por no manifestar tan punzante impulso deshonroso. Aunque pareciera un valemadres, tena el prejuicio de la deshonra amorosa. Ms bien, tena muchos prejuicios codificados que se encargaran de confundir-lo en su camino a la redencin moral.

    Vamos maana al cine? le pregunt Eugenio. Qu te parece si paso por ti a las cuatro?

    Me parece bien contest Sofa, aunque no estoy segura de que me dejen ir.

    En qu piensas? lo interrog Sofi tmidamente. Has estado muy ca-llado. Qu hiciste hoy?

    Nada. En la maana, estuve un rato en la relojera con Ramn. Creo que voy a aprender el oficio. Con el tiempo, hasta puedo poner un negocio. Aunque yo no quiero eso para m. l no gana mucho dinero y pareciera que siempre anda de jodido.

    Por qu no sigues estudiando? inquiri Sofa. An puedes terminar la prepa y hasta a lo mejor estudiar una profesin

    Pero yo no sirvo para eso afirm severamente, con su estpida con-viccin. Ya ves lo que me ha pasado: siempre me andan reprobando. Adems, no solo estudiando se hace dinero. Hay gente que ni termin la primaria y tiene mucha ms lana que algunos profesionistas. No, yo no nac para eso. Adems, estudiar una profesin es muy tardado. Imagnate, dos aos de prepa y luego cinco de profesin. No Es mucho tiempo. Ya voy a salir muy ruco. Yo quiero hacer dinero ms rpido.

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    Me gustara saber qu pasaba en la mente de Sofi en esos momentos. de qu otra manera se entiende que se mantuviera al lado del pattico de Eugenio?

    Despus de despedirse de ella, se dirigi por la repetida ruta de algunos ayeres, ese camino que siempre lo llevaba al mismo lugar, aunque exista en l la esperanza ingenua de que algn da le sucediera algo diferen-te, algo mgico que diera un giro de 180 grados a su vida. A pesar de su insaciable deseo de que las cosas cambiaran, siempre terminaba en el mismo refugio, donde existan las interminables discusiones obtusas envueltas con delirios de grandeza y conquistas amorosas de los jvenes alcohlicos

    No es fcil entender por qu algunos o a lo mejor muchos no se dan cuenta de su realidad y la enfrentan como tal. Y pregunto por qu mu-chos s pueden hacerlo? Para estos ltimos no es tan complicado vestirse normalmente con las obligaciones y responsabilidades que corresponden a su edad. Podra decirse que existen bastantes ejemplos sociales que pueden constatarlo.

    Ramn! interrumpi el alegato Salvador. Ya se qued tirado Euge-nio en el bao. Est bien pedo y se est uacareando.

    Djalo al cabrn, al rato se le pasa profes enfticamente Ramn. Ya sabemos que siempre se pone as; no sabe tomar el pendejo

    Pero si viene su hermano a buscarlo? inquiri Mario. Ya ves que siempre se preocupa por l. Qu le vamos a decir?

    Pues que no est, gey afirm Humberto, as no tenemos que lidiar dando explicaciones. Su hermano es un tipazo; yo no s por qu este ca-brn sali as.

    Es buen amigo lo defendi Ramn.

    Es puro cabrn valemadres reafirm Humberto. Se sali de estudiar porque no pudo con el paquete, y ahora no hace nada; solamente se la pasa causndole problemas a su familia.

    Tampoco te hagas el digno, Humberto reproch Mario, si a todos nos gusta el desmadre y el chupe.

    S, pero yo sigo estudiando y cumplo con lo que me toca.

    Pero tampoco trabajas! le refut Mario, as que no me vengas con golpes de pecho. Todos sabemos el sacrificio que hace tu madre para sa-carte adelante y t no haces nada para remediar eso; te comportas como nio bien

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    No s si los dilemas de borrachos cambien con las pocas, pero casi podra asegurar que no. Este contexto corresponde a los setenta del siglo pasado. Bueno, no tiene importancia, ya que esto es cosa de jvenes inmaduros de clase media baja. Y lo sito en esta escala social debido a que todo nece-sita un grado o un nombre; de otra forma, todo se hara ms confuso. Por ejemplo, no es lo mismo los que estudian para salir de jodidos que los que estudian por otras cosas

    Bien, quisiera preguntar por qu un joven se intoxica con alcohol u otras sustancias hasta el grado de embrutecerse. Casi escucho las mil respuestas que existen en la gente normal. Pero creo que me equivoqu. Esta pregun-ta se la debera hacer a los anormales, a esos pobres diablos que no saben adnde van ni quines son Al fin, como toda conducta humana tiene un porqu, la respuesta ms cercana a la verdad podra venir de quien sufre la adiccin. O no?

    Sin acordarse de cmo lleg a su cama, Eugenio se despert con los estra-gos de la borrachera. Aunque estos no eran los momentos ideales para ha-cerse una introspeccin existencial, no pudo evitarlo. Entonces, no era un valemadres; tena un fuerte sentimiento de culpa que le punzaba ms que la nusea misma.

    Por qu diablos no puedo tomar como mis amigos?, se preguntaba Eu-genio. Siempre me pasa lo mismo: despus de empezar no puedo dete-nerme hasta quedar completamente ebrio y perdido.

    Desde la primera vez que tuvo contacto con el alcohol se manifest su ob-sesin. Tena 15 aos cuando se embriag totalmente en el velorio de la madre de su amigo Salvador. Quien tiene cruda moral sabe del pequeo infierno a que se someten estos tipos anormales; ms bien, estos viciosos inadaptados.

    Para qu hablar de los regaos amorosos de su madre y de las miradas sen-tenciadoras de sus hermanos. Qu haba pasado con Eugenio? Era el nico incongruente e irresponsable de la familia. Su hermano mayor era un ejem-plo en toda la extensin; se podra decir que casi era un virtuoso. Puedo decir lo mismo del resto de los hermanos; ninguno manifestaba tan negro presagio como l. Bueno, puedo decirles que, a pesar de ser una familia del medio jodido, no se permita ningn vocabulario prosaico y vulgar; y esto no era todo: todos los miembros de la familia eran catlicos y tenan el de-ber de ir a misa y de comulgar.

    Ya conocemos las maanas de los domingos de estas familias de creyentes, y aunque Eugenio ya no asistiera a estos cultos, prefera no hacrselo saber a su madre. As que como ese da necesitaba nuevamente el perdn y la

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    mirada compasiva de la familia, fingi salirse de la casa con la intencin de ir a misa. Pero qu maa de cabrn, haba aprendido al dedillo el fraude religioso: arrepintete de tus pecados y sers perdonado. Qu fcil y simple la tienen estos

    Despus de perderse quin sabe dnde ese domingo por la maana, lleg a su casa despus del medioda y se alist para salirse a disfrutar su placentera tarde en el cine, como si se la mereciera A lo mejor s era un valemadres?

    Aunque l no lo aceptara, como sucede con la estupidez propia, bien que saba el sentido de la ida al cine. A esta edad, los que son como Eugenio y tambin los que no lo son, solo van al cine por lo que ustedes ya saben

    Qu de interesante puede tener una hoja al viento o una vida sin sentido si todos sabemos que terminarn arrastrndose en el suelo? No saber adn-de dirigirte ni quin eres hace de la vida un camino lleno de aburrimiento y fracasos. Todo lo contrario puede suceder si sigues los cdigos sociales: saber que terminars una profesin, que te casars, que tendrs hijos y que trabajars con espritu de esclavitud para conseguir el anhelado dinero y el prestigio social, esto s es interesante y prometedor de una posible felici-dad Sin embargo, puede suceder que se cometa una equivocacin total y no se encuentre tan feliz anhelo, y tarde o temprano aparecer la nece-sidad de enfrentar tal encrucijada. Ante tal acontecimiento existencial solo quedan dos caminos: se contina engandose con la inexistente felicidad y la dudosa moral, o se enfrenta la confusa verdad de lo que siempre se ha sido A veces, el hombre solo se encuentra con las propias miserias huma-nas y la decrpita vejez

    Como lo mencion anteriormente, qu podra tener de interesante la vida de este personaje si solo era un pobre pendejo con ensoaciones? Entre sus ensueos se atravesaba la ilusin de ser alguien importante, tal vez un hroe. Algo haba conseguido de sus fantasas: era el borracho ms reco-nocido de entre sus amigos. A cierta edad y bajo ciertas circunstancias, esta vicisitud da algo de prestigio. O no?

    Para tipos como Eugenio todo en la vida es aburrido y tedioso, excepto, embriagarse y ver a su amada.

    Qu pas, Eugenio? De dnde vienes? lo salud Vctor con esta pre-gunta.

    l era un amigo mayor que estudiaba la Licenciatura en Derecho y viva en la misma calle del barrio.

    Vengo de ver a Sofi contest tranquilamente Eugenio. Y t, qu haces?

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    Estoy esperando que salga la Madalena contest Vctor con una sonri-sa maliciosa.

    No me digas que es tu novia inquiri Eugenio. Si es una pobre criada que vive en la vecindad.

    Cmo crees? Si no es mi novia; solo la quiero para el cachondeo.

    No mames le refut Eugenio, es mucho ms chica que t. No te apro-veches de ella.

    Me vale madres, y en un descuido me la chingo respondi Vctor con perverso orgullo.

    O qu?, a poco t no haces lo mismo? A todas les gusta el cachondeo. Si an no lo haces, ms vale que le empieces, sino otro cabrn te la va a ganar y te vas a quedar como estpido.

    Cmo crees?! respondi nerviosamente Eugenio. Sofi es mi novia, no una puta.

    Bueno, ah nos vemos, ya sali la Madalena se despidi Vctor apresu-rado, dejando a Eugenio preocupado y pensativo

    Djenme tratar de hacerles entender lo que pas por la mente de Eugenio en ese momento. Podra empezar con los prejuicios de la deshonra. Creo que esto se le codific en su mente viendo las pelculas de Pedro Infante y otros Adems, no era nada raro escuchar ese concepto en los progeni-tores de esa poca. Las imgenes lujuriosas de sus masturbaciones jams tocaban ni por equivocacin a su amada Sofa. Claro que la manoseaba y se calentaba en el furor de los besos, pero si se pasaba de la raya tendra que responder como hombre a tal agravio. As que la idea estaba desechada, y ni l mismo se permita que algo as le sucediera a su inmaculada.

    Pero qu tal si Vctor tena razn y alguien ms astuto se interesaba en su Sofa? De pronto aparecieron las imgenes de las miradas de otros para su amada; los detalles se hicieron ms ntidos. Sofa estaba madurando ante muchos ojos, y a sus 17 aos era una transformacin hermosa. Su caminar se haba vuelto seductor y su mirada haba cambiado de tono: se estaba convirtiendo en mujer Sofa se haba vuelto centro de las miradas adultas, esas miradas llenas de impulsos cargados de libido que desean el nctar de la flor que empieza a abrir su capullo. Ya sabemos que tendran que pasar aos para que Eugenio entendiera muchas cosas; por el momento, se con-formara con su pensamiento obtuso del sexo y del amor.

    Nadie saba a ciencia cierta como sucede a esta edad quin de sus ami-gos ya haba perdido la virginidad Comnmente se miente y con orgullo

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    se pregona: Yo ya!. Eugenio bien saba que su mximo atrevimiento sexual eran sus masturbaciones. Como su inmaculada era sagrada para l, solo exista esa nica alternativa.

    No les contar de dnde sac 100 pesos ese da, mas eso fue suficiente para comprar el boleto para hacerse hombre. Tampoco les contar lo que pas en las vsperas de tal acontecimiento; lo nico que puedo decirles es que este suceso lo puso muy nervioso.

    Ese dinero fue suficiente para pagar el hotel de quinta y para lo dems. As que imagnense la clase de servicio que se haba conseguido. Puedo decirles que la imagen que podra representarlo esa significativa noche es la de un diminuto ratn acorralado, a punto de ser devorado.

    Cmo te llamas? le pregunt la fulana, sin dejar de mascar chicle.

    Me llamo Eugenio contest tibiamente. Y t, cmo te llamas?

    Eso no importa, mi amor; lo importante es saber si quieres estar conmigo.

    Claro que s respondi inciertamente Eugenio, pero antes quiero sa-ber cunto me va a costar.

    Mira, un rato te cuesta tanto, y toda la noche tanto

    Eugenio se qued callado unos segundos. Su nula experiencia le evitaba dar la respuesta correcta, mas un momento despus le ilumin la idea al pensar que sera de ms orgullo gastarse con la fulana toda una noche completa de sexo. Imagnense lo que diran sus amigos!

    Lo que les cont Eugenio a sus amigos fue muy diferente a la verdadera his-toria. La fulana no se acercaba en lo ms mnimo a lo deseado en sus fan-tasas; ms bien podra decirse que esa dama aniquilaba cualquier impulso. Era una mujer que podra determinarse como vieja para estos menesteres, no era bonita y le sobraban algunos kilos. Sin hacer ms prembulo al acon-tecimiento, se desvistieron y se metieron en la cama; todo lo dems fue catico. Eugenio grab en sus recuerdos el momento en que la mujer lo abraz. En ese instante, l percibi a la susodicha desconocida como una gran masa de carne que lo asfixiaba y lo sofocaba con el olor penetrante de su perfume. Sin saber qu hacer ni de dnde agarrarse, hizo lo posible por separarse de tal agona.

    No te preocupes, mi amor le susurr la fulana. Si al rato quieres, me despiertas. Dndole la espalda, se ech a dormir.

    Eugenio se sinti aliviado cuando lo solt. Sin saber qu hacer, se prendi un cigarro, pensando as poder desaparecer el nerviosismo y la frustracin. En ese momento de confusin, no se percat ni por equivocacin de que

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    ese instante de su vida representaba un acto comn y trivial de la especie y que no tena significado alguno. Sin embargo, l le daba la mxima impor-tancia Su angustia tocaba ms el filo de la hombra, la vanidad y el orgu-llo. l se senta terriblemente mal por no haber respondido como hombre. As que no en esa instancia de su vida, pero s muchos aos despus, com-prendi la incertidumbre de tal angustia En este insignificante contexto sexual, la mujer tiene todo el poder: ellas abren las piernas cuando quieren, fingen cuando quieren y jams tienen que probar su vala. Bueno, para no hacer de este tema una discusin de machos, solamente quiero preguntar-les si han escuchado esta frase: No sirves como hombre. A m manera, y ya como un hombre viejo, creo entender por qu el falo simboliza tanta dignidad, orgullo, poder, hombra y tantas otras cosas

    Bueno, qu puedo decir de esta estructura de persona que es Eugenio? No es tan difcil entenderlo, aunque a veces estas interpretaciones estn totalmente equivocadas. Eso ustedes lo pueden juzgar

    Bien, pienso que estos personajes estn incapacitados para ver la verdad de su realidad, y sus fantasas cobraban ms poder real de lo que son, al grado de idealizarlas como hechos a futuro. Adems, tienen un espritu con gran tendencia a la frustracin y al sufrimiento. Aunque parezca perverso y de poca sutileza moral, el acto masturbatorio representa idealmente lo que son las ensoaciones de estos jvenes; ms bien de todos En este acto se tiene imaginariamente el poder absoluto de lo que se desea, sin que exista un impedimento para su realizacin culminatoria. O no?

    Darle ms valor de realizacin a las ensoaciones es catastrfico en algunas vidas, ya que podra ser el punto de partida para que la realidad tenga una tonalidad gris y vaca. El sentido de vacuidad que poseen estos seres que vi-ven aqu o all es real y desolador. Cuando este sentimiento fro con punta de diamante atraviesa el corazn, la vida pierde su sentido y toda la huma-nidad se vuelve un despojo No s exactamente por qu este sentimiento gris y turbio es purificado y apaciguado con las fantasas empapadas en alcohol u otras cosas; pareciera que todo recobra su sentido de importan-cia y grandeza, y la vida miserable y catica se transforma en un torrente clido; mejor dicho, en una meloda llena de dulces quimeras. Padecer esta incongruencia existencial te da el crdito suficiente para ser descalificado de la normalidad.

    Como en tantas ocasiones, la madre de Eugenio se encontraba nuevamen-te en su encrucijada maternal, ese sentimiento confuso que se entrelaza entre un sentimiento de culpa, resentimiento y dolor. Lgico, esta clase de sentimiento solo habita en el corazn de una madre que ama a su vstago.

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    Pero, hijo suplicaba la madre, por qu no puedes llevar una vida normal, una vida como la de tu hermano mayor? Qu necesidad tienes de echarte a perder como tus amigos? Con lgrimas en los ojos, contino: Tu padre se mata trabajando para darles lo indispensable. Quin sabe c-mo la est pasando, tan lejos y solito? Dime en qu hemos fallado, qu hemos hecho para que te comportes as.

    Eugenio, que se estaba recuperando de la borrachera, se encontraba exas-perado, mas las lgrimas de su madre lo conmovieron.

    T no tienes nada que ver, madre le manifest suavemente. T has sido un verdadero ejemplo para todos nosotros. De mi padre, puedo decir lo mismo. Lo mo no tiene nada que ver con ustedes.

    Pero, entonces, por qu te comportas as? Qu problema tienes? Dme-lo. Prometo ayudarte en lo que pueda.

    Creo que no lo entenderas, madre repuso seriamente Eugenio, por-que ni yo mismo lo entiendo. Te juro que he hecho el intento por caminar dentro del sendero normal, mas no he tenido la voluntad suficiente para mantenerme a flote; siempre me he dejado vencer fcilmente por mis de-monios.

    No menciones ese nombre, por Dios! profiri enrgicamente su ma-dre. Bien sabes que solo con la ayuda de Dios podremos salir adelante de cualquier cosa.

    Lo ves, madre? respondi Eugenio con voz ms grave. Estas cosas no son fciles de entender.

    Despus de decir eso, se levant de la cama y acercndose a ella la mir fijamente a los ojos y le pregunt:

    Qu ves en mi mirada? Acaso ves lo mismo que yo?

    Ella no supo qu responder; ms bien, un poco desconcertada, dio un paso hacia atrs.

    Te lo dije, madre, nada fcil es ver con claridad lo sucio del alma. Todo parece confuso dentro de m. Cuando trato de ver mi interior me vislumbro como una especie rara. Pareciera ser la mezcla de una hiena feroz babean-do su instinto con la de un desolado cordero muriendo de desesperanza y miedo.

    Sin querer seguir escuchando a su hijo, la madre sali del cuarto sollozando su angustia

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    Pobre Eugenio, no la tena nada fcil. En su profundo espritu atormenta-do, l quera ser normal y representar dignamente su papel ante la socie-dad. De esa forma, podra lograr levantar el orgullo propio y el familiar. No obstante sus deseos, su naturaleza no estaba dispuesta a complacerlo.

    Alguien por ah dijo: Una pintura dice ms que mil palabras. Tratar de interpretar tal contexto podra llevar a un sinnmero de controversias, ya que es posible argumentar desde diferentes conceptualizaciones. As que, para no equivocarnos, la nica persona que podra aclararnos su verdadero significado sera el propio autor. Aunque esta frase de la pintura pareciera estar dentro de un conocimiento filosfico profundo y lleno de sabidura, no sabemos con exactitud su naturaleza real

    Cuando haces un recorrido por tu interior y puedes ver con claridad cada uno de tus instintos ests en condiciones de entender algo de tu propia na-turaleza, aunque es probable que solo veas lo que quieres ver; no obstante, cuando tienes la capacidad y honestidad, porque esto no se trata de valen-ta, puede ser que desnudes la miseria de tu infierno y puedas reconocer los fuegos que torturan tu alma. Ese monstruo de miedo que no queremos enfrentar, esa sangre nauseabunda de la envidia y la avaricia, la punzante lujuria, ese vaco de amor, la terrible soledad, la debilidad de tu voluntad y la miseria de tu espritu

    Entre ms pronto descubras tus demonios, ms cerca estars de ti, teniendo as la posibilidad de transparentar tu esencia y dejar de vivir la peor y ms cruel de las mentiras: tu propia hipocresa

  • Acerca del autor

    Ricardo Rosales lvarezE-mail: [email protected]

    (Guanajuato, Mxico, 1951) Es mdico anestesi-logo. Despus de una adolescencia conflictiva, a los 18 aos abandon los estudios y emigr a los Estados Unidos de Amrica, con la intencin de forjarse un futuro. Durante su estancia en ese pas, trabaj como obrero en diferentes em-presas. Para su fortuna, conoci a un maestro de ingls de origen cubano, que lo motiv a que continuara con su prepa-racin acadmica. Para hacerlo decidi regresar a su pas.

    An sin tener clara su identidad propia y profesional, estudi la carrera de Medicina y e hizo un posgrado en Anestesiologa. De la conciencia de su problemtica, le naci el gusto por las disciplinas afines al estudio de la conducta. En su bsqueda, encontr las respuestas necesarias para despe-jar sus confusiones. De estas encrucijadas existenciales, surgi el deseo de escribir su manifiesto, que no deja de ser una analoga ficticia de su narra-tiva biogrfica.

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