sue, eugenio - los misterios de paris (david y cecilia)

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 CAI ITILO XXII. HISTORIA DE DAVID Y DE CECILIA. Mr. Willis rico hacendado angloamericano de la Florida dijo Murph descubrió en uno de sus esclavos negros llamado David  joven desti- nado al servicio de la enfermería de su posesión  un entendimiento extraordinario j una profunda con- miseración hacia los enfermos á quienes prestaba con tierno cuidado el socorro que prescribian los médicos; y finalmente una vocación tan decidida para el estudio de la botáni ca aplicada á la medici- na que sin ningún género de instrucción habia llegado á clasificar una especie de Flora de las plan- tas de la hacienda de su amo y de las cercanías. La posesión de Mr. Willis estaba situada á a orilla del mar y distaba quince ó veinte leguas de la pobla- ción mas inmediata; y como los médicos del país eran harto ignorantes y poco exactos en el desem- peño de su ministerio á causa de las grandes dis- tancias y de la dificultad de las comunicaciones resolvió remediar este grave inconveniente en un país sujeto á frecuentes epidemias  teniendo siem- pre á la mano un facultativo hííbil; á cuyo fin dis- puso que David viniese á Francia para estudiar la medicina... David salió para Paris lleno de gozo con su nueva misión; pagóle su señor los estudios y al cabo de ocho años de una aplicación prodigiosa se recibió de doctor en medicina con un éxito bri-

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La historia de David y Cecilia (Los misterios de Paris)

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  • CAI'ITILO XXII.

    HISTORIA DE DAVID Y DE CECILIA.

    Mr. Willis, rico hacendado angloamericanode la Florida dijo Murph descubri en unode sus esclavos negros llamado David

    ,joven desti-

    nado al servicio de la enfermera de su posesin , unentendimiento extraordinario j una profunda con-miseracin hacia los enfermos quienes prestabacon tierno cuidado el socorro que prescribian losmdicos; y finalmente, una vocacin tan decididapara el estudio de la botnica aplicada la medici-na, que, sin ningn gnero de instruccin, habiallegado clasificar una especie de Flora de las plan-tas de la hacienda de su amo y de las cercanas. Laposesin de Mr. Willis estaba situada la orilla delmar y distaba quince veinte leguas de la pobla-cin mas inmediata; y como los mdicos del paseran harto ignorantes y poco exactos en el desem-peo de su ministerio causa de las grandes dis-tancias y de la dificultad de las comunicaciones,resolvi remediar este grave inconveniente en unpas sujeto frecuentes epidemias

    ,teniendo siem-

    pre la mano un facultativo hbil; cuyo fin dis-puso que David viniese Francia para estudiar lamedicina... David sali para Paris lleno de gozocon su nueva misin; pagle su seor los estudios,y al cabo de ocho aos de una aplicacin prodigiosa,se recibi de doctor en medicina con un xito bri-

  • 228 LOS MISTERIOS DE PARS,liante, y regres Amrica en donde volvi po-nerse disposicin de su amo. Pero David debihaberse considerado libre de hecho y de derechodesde el momento que pis el territorio de Francia. Pero es tal la lealtad de ese hombre, que ha-biendo ofrecido su amo regresar, prefiri su pa-labra su libertad... Ademas no consideraba comosuya una instruccin adquirida con el dinero de suseor; y , finalmente, esperaba poder aliviar fsicay moramente el padecer de sus antiguos compae-ros de esclavitud... No solo se propuso ser su mdi-co , sino tambin s'j amparo y defensa para con elamo comn. En efecto, es preciso estar dotadode una rara probidad y de un santo amor sus se-mejantes

    ,para volver al lado de su dueo despus

    de haber residido ocho aos en Paris... en medio dela juventud mas democrtica de Europa... Juz-?ad por ese hecho de su carcter. Lleg pues laFlorida, y debemos confesar que Mr. Willis lo tra-t con bastante consideracin

    ,pues David comia

    su misma mesa y dorma bajo un mismo techo : porlo dems el hacendado era un hombre estpido,mal intencionado, sensual y desptico como lo sonalgunos criollos

    , y crey que se mostraba bastantegeneroso con David sealndole 600 francos de sa-lario. Al cabo de algunos meses se declar el tifusen la hacienda

    , y habiendo sido atacado Mr. AVi-llis por esta enfermedad, debi su inmediato resta-blecimiento la asistencia de David

    , y de treintanegros gravemente enfennos solo murieron dos. Poreste y otros servicios subi Mr. AYillis el sueldo deDavid 1200 francos, con lo cual se tuvo el buenmdico por el hombre mas feliz del mundo. Suscompaeros le miraban como - su providencia ; yaunque para conseguir de su amo que mejorase algola situacin de aquellos infelices tenia que vencer

  • HISTORIA DE DAVID Y CECILIA. 229

    graves dificultades , esperaba sin embargo aliviarsu suerte en lo venidero: entretanto los moraliza-ba, los consolaba y los exhortaba la resignacin;les decia que Dios protege lo mismo al negro que alblanco

    , y les hablaba de otro mundo en donde nohay seores y esclavos, sino justos y pecadores;de una vida eterna , en donde las vctimas de estavida fugaz y transitoria eran tan felices que pediangracia para sus verdugos... Qu mas os dir?... Aaquellos desgraciados

    ,que , al contrario de los de-

    mas hombres, contaban con amarga alegra el pasoque daban cada dia hacia el sepulcro... aquellosinfelices que no esperaban mas que la nada, Davidhizo esperar una libertad eterna... sus cadenas lesparecieron entonces menos pesadas y su trabajo masleve y llevadero. David era su dolo... Un ao sepas de esta manera. Entre las esclavas mas her-mosas de la hacienda se distingua una mestiza dequince aos llamada Cecilia , cuya singular bellezainspir Mr. Willis un capricho de sultn; y porprimera vez en su vida fu desairado con una resis-tencia tenaz inesperada. Cecilia amaba... amaba David, que durante la ltima epidemia la habaasistido con un desvelo admirable : un amor castopag mas adelante la deuda del agradecimiento.David era demasiado delicado para abrigar ningunaesperanza de dicha , antes de casarse con Cecilia, yesperaba que cumpliese los diez y seis aos. Mr.Willis

    , ignorando la mutua pasin que unia a losdos esclavos

    , ech con arrogancia su pauelo lalinda mestiza : esta refiri David el brutal aten-lado de que apenas haba podido salvarse. El negrola consol

    , y fu en seguida pedir su mano Mr.Willis. Cspita 1 ya adivino , amigo Murph, larespuesta del sultn angloamericano... se neg noos verdad? Se neg. Dijo que tenia capricho por

  • 230 LOS MISTERIOS DE PARS.aquella muchacha

    , y que jamas haba sufrido eldesden de una esclava : que aquella le gustaba, yque nada le impediria conseguirla. Aconsejo Da-vid que eligiese otra para mujer propia para que-rida, segn le pareciese, pues habia en la haciendaotras diez mestizas tan lindas como Cecilia. Davidhabl largo rato de su amor correspondido, y suamo encoji los hombros. David volvi insistir,pero todo fu en vano. El criollo tuvo la impruden-cia de decirle que seria de muy mal ejemplo el queun amo cediese ante su esclava

    , y que no dara esteejemplo por satisfacer el capricho de David. Volvieste suplicar, y el amo se impacient. Avergon-zado de tanta humillacin, habl entonces con to-no firme de sus servicios y de su lealtad y desinte-rs

    ,pues se habia contentado con un mezquino sa-

    lario; lo que respondi irritado y con desprecioMr. W illis que era tratado con demasiada consi-deracin para un esclavo. Al or David estas pala-bras no pudo contener ya su indignacin... Porprimera vez en su vida habl como hombre ilus-trado de los derechos adquiridos en ocho aos quehabia residido en Francia. Mr. Willis se enfureci,lo trat de esclavo rebelde y lo amenaz con lacadenac. David profiri algunas palabras amargasy violentas. Dos horas despus se hallaba atado un poste y el rebenque crujia sobre sus miembrosensangrentados, mientras que su vista llevaban Cecilia al cuarto del tirano... La conducta deese hacendado es estpida y horrorosa... Eso sellama unir lo absurdo la crueldad mas detesta-ble... poique al fin dependa del negro para... Ytanto dependa que en aquel mismo dia el accesode furor por una parte

    , y por otra la embriaguez que se entregaba el brutal hacendado todas las no-ches , le originaron una fiebre inflamatoria de las

  • HISTORIA DE DAVID Y CECILIA. 231mas peligrosas, cuyos sntomas se declararon con larapidez peculiar de esta clase de enfermedades...Metise en el lecho con una calentura horrible ymand llamar un mdico; pero este no poda llegarantes de treinta y seis horas... A la verdad, lagrave y merecida peripecia de la enfermedad de esehombre parece providencial... El mal hacia pro-gresos espantosos... Solo David podia salvarlo

    ;pero

    Willis, desconfiado como todos los malvados, temaque el negro s vengase envenenndolo con algunapocin... porque despus de haberlo azotado, le ha-ba hecho meter en un calabozo... Asustado al finpor el rpido incremento de la enfermedad

    , abatidopor el dolor y creyendo que ya que la muerte erasegura le ofreca alguna esperanza la generosidadde su esclavo, hizo poner en libertada David des-pus de haber luchado con terribles dudas... Ysalv David la vida de su amo? Por espacio decinco dias y cinco noches le vel como s hubieravelado su padre sin separarse de su cabecera, ycombati con tan admirable a ierto la enfermedadque triunf por llimo de ella

    , con sorpresa delotro medico que no lleg hasla el segundo da. Y el amo... luego que san?... No queriendosufrir la presencia de su esclavo que le abrumarasin cesar con el recuerdo de su magnniriia gene-rosidad, consigui costa de enormes sacrificiosque se quedase en la hacienda el mdico quienhabla hecho llamar, y volvi encerrar David enel calabozo.

    Eso es horrible ! |)ero no lo estra-

    o: la presencia de David hubiera causado estehombre un continuo remordrniento... No, sololos zelos y la venganza dicl.iron osla brbara con-ducta... Los negros de Mr. Willis airaban Davidfon lodo el ardor de la mas viva graliiud, pues letenan por el redentor de su cuerpo y le su alma

    T. r. IG

  • 232 LOS MISTERIOS DE PARS,

    Saban el desvelo con que haba asistido su seoren la llima enfermedad... y as es que saliendo delembrutecimiento y apata que es el estado ordinariodel esclavo, manifestaron aquellos ifelicessu indig-nacin mas bien su dolor, cuando vieron la horriblecrueldad con que David fu azotado y preso. Mr.Wi-llis exasperado crey ver en esta manifestacin elgermen de una rebelin inmediata, y pens que dela influencia que haba adquirido David sobre losdems esclavos, se deba esperar el que se pusiese la cabeza de una conspiracin para satisfacer suvenganza. Este temor absurdo d motivo que elhacendado aumentase los tormentos de David

    , y seresolviese impedir por cualquier medio los sinies-tros designios que solo existan en su imaginacin. Bajo ese punto de vista, la conducta de Wiisparece menos estpida, aunque no menos feroz...porque era efecto del terror. Poco tiempo des-pus de estos sucesos llegamos nosotros Amrica.Monseor flet un bergantn ingls en Santo To-ms, y visitamos de incgnito todas las haciendasdel litoral Angloamericano... Mr. AVills nos recibicon magnificencia, y al dia siguiente por la nochenos cont con un descaro cnico y escitado por elvino que haba bebido , la historia de David y deCecilia, mezclando cada paso chistes groseros yhorribles. Haba olvidado deciros que el propieta-rio

    , despus haber violentado la infeliz escla-va , la encerr en un calabozo para vengarse desus desdenes. Al or S. A. R. una historia tan horri-ble , crey que Mr. WUis se alababa de lo queno existia por lo menos que estaba ebrio: estabaen efecto borracho, pero lo que refera era la puraverdad. Para disipar la incredulidad de monseor,levantse de la mesa el hacendado y mand unesclavo que encendiese una linterna y nos condujeseal calabozo de David,

  • HSTORIA de DAVID Y CECILIA. 233 / Ah ! veamos. Jamas he visto un espec-

    tculo tan horrible. David y Cecilia, macilentos,descarnados, medio desnudos y cubiertos de he-ridas, estaban atados por la cintura una cadenaen dos extremos opuestos del calabozo. Parecandos espectros la dbil luz de la linterna quealumbraba aquel tenebroso cuadro. David no pro-firi al vernos una palabra : su mirada tenia unafijeza espantosa. El hacendado le dijo con unairona cruel: Qu tal, doctor, cmo anda eso?...Ya que sabes tanto... porqu no te escapas deah?... El negro solo respondi con un ademany una palabra sublimes : elev lentamente el brazoderecho, seal con el ndice la bveda, y sinmirar su amo dijo con voz solemne: Dios/ yvolvi aguardar silencio. Dios? repuso el ha-cendado prorrumpiendo en una carcajada : anday dile Dios que te venga arrancar de misuas

    !

    II... Y cada vez mas fuera de s por el fu-ror y la embriaguez , aadi esta horrenda blasfe-mia : S, le desafio que me robe mis esclavosantes deque mueran/... Si no lo hace niego suexistencia I...

    Qu loco, brutal y estpido/ Esto nos llen de disgusto; y monseor no dijo unasola palabra. Salimos de aquel antro, que estaba si-tuado la orilla del marlo mismo que la casa, y vol-vimos bordo de nuestro bergantn que se hallabafondeado corta distancia. A la una de la noche,cuando toda la gente de la hacienda estaba entre-gada un profundo sueo, salt monseor tier-ra con ocho hombres bien armados, dirigise alcalabozo, forz las puertas , sac de la prisin David y Cecilia y trajo consigo bordo las dos vc-timas sin que nadie hubiese observado nuestra ex-pedicin. En seguida monseor y yo nos dirigimos la casa del hacendado. Es bien extrao el que

  • - 23i LOS MISTERIOS DE PARS.estos hombres que atormentan sus esclavos, notomen contra ellos la menor precaucin, puesduermen con las puertas y ventanas abiertas I Lle-gamos sin el menor obstculo al cuarto en que dor-ma Mr. Willis, el cual estaba alumbrado por unalamparilla; monseor dispert al hacendado, y estese incorpor en el lecho con la cabeza entorpe-cida aun por los vapores de la borrachera, o Estanoche habis desafiado Dios precindoos de queno seria capaz de arrebataros vuestras dos vcti-mas... antes de su muerte. Saclas ya de vuestropoder... dijo monseor; y cogiendo luego un ta-lego en que llevbamos 5,000 duros en oru, lo ar-roj sobre la cama del hacendado aadiendo: se dinero os indemnizar de la prdida de losdos esclavos... A vuestra violencia qumala, opon-go una violencia que redime... /Dios nos juzgarl...Y desapare irnos dejando Mr. Willis atnito, in-mvil y creyendo que era un sueo todo lo quepasaba. Algunos minutos despus se liabia hecho la mar nuestro bergantin. Me parece, queridoMurph, que S. A. K. pag con exceso ese mise-rable la prdida de esos dos esclavos; porque enrigor David no le perteneca ya. Hanamos cal-culado el costo de los esludios de David por espa-cio de ocho aos

    , y el triple valor, por lo me-nos, de este y de Cecilia como simples esclavos.Ya s que nuestra conducta era contraria al dere-cho de gentes... pero si hubierais visto la horribleagona de aquellos doi desgraciados, si hubieraisodo el desaf sacrilego de aquel hombre ebrio devino y de ferocidad, comprendeiiais fcilmenteporqu monseor se determin hacer el papelde la Provit/enrifiy como dijo S. A. R. en acjuellaocasin. Eso es tan controvertible y tan justifi-cable como el castigo del Maestro de Escuela, mi

  • HISTORIA DE DAVID Y CKCICIA. 235querido Murph. Y no tuvo mas consecuencias esaaventura? Ninguna poda tener. El barco lle-vaba bandera dinamarqu^sa, S. A. R. guardaba elincgnito mas severo y pasbamos por ingleses ri-cos. A quin se hubiera quejado ni dirigido susreclamaciones Mr. Willis? Ademas, \ mismo nosfaabia dicbo, y el mdico de monseor lo ha con-firmado en un proceso verbal; que los dos esclavosno hubieran vivido ocho dias en el horrible cala-bozo. Hubo que recurrir a los mayores esfuerzospara salvar David y Cecilia de una muertecasi inevitable; pero al fin se consigui restable-cerlos, y desde entonces permaneci David enclase de mdico al lado de monseor, quien pro-fesa la veneracin y el afecto mas entraables.Se cas David con Ceciliaal llegar Europa?

    Ese matrimonio, que prometa ser tan feliz, secelebr en la capilla del palacio de monseor;pero Cecilia por un trastorno singular de su con-ducta, apenas se v en situacin tan inesperada,cuando olvidada de todo lo que David haba pade-cido por ella y de lo que ella habia sufrido porl

    , y avergonzada de verse unida un negro eneste continente, se dej seducir por un hombre de-pravado y cometi el primer delito: cualquierahubiera dicho que la perversidad natural de esadesgraciada, hasta entonces oculta, solo esperabaeste peligroso estmulo para manifestarse con una es-pantosa energa. Sabis ya todo lo dems y el escn-dalo de sus aventuras. Al cabo de dos aos de uninconyugal , David

    ,que tenia en ella tanta confianza

    como era vehemente el amor que la profesaba,lleg conocer su proceder infame, y este golpeterrible le despert de su ciega seguridad. Dicen que quiso matar su mujer.S; pero

    consinti por fin en que fuese encerrada en un casti-

  • 236 LOS MISTERIOS DE PARS.lio por toda la vida instancias de monseor. Y esamisma prisin es la que monseor acaba de abrir...con asombro vuestro y mi: no quiero ocultroslo,mi amado barn. Pero se hace ya tarde

    , y S. A. R.quiere que vuestro correo salga lo mas pronto po-sible para Gerolstein... Antes de dos horas esta-r en camino. Adis

    ,querido Murph... hasta la

    noche... Hasta la noche. Os habis olvidadode que hay gran baile en la embajada de *** , alcual debe asistir S^ A. R. ? Es verdad.,. Desdeque se ausentaron el coronel Vamer y el condede Harneim, me olvido siempre de que tengo quedesempear las funciones de gentilhombre y deedecn... Ahora que hablis del conde y del co-ronel... cundo volvern ? Darn pronto fin sumisin?Ya sabis que monseor desea tenerlos le-jos de s el mas tiempo posible , fin de estar so-lo y obrar con mas libertad... En cuanto la mi-sin que les ha encargado S. A. R. para desemba-razarse de ellos con disimulo, enviando el uno Avion y el otra Estrasburgo... os la confiarun dia que estemos los dos de mal humor... porqueyo desafiara la seriedad del mayor hipocondracay me comprometera hacerle reir , no solo conesta confianza , sino tambin con alguna de las ins-trucciones que han llevado ambos caballeros , loscuales tomaron su pretendida misin cmi una for-malidad increible... Con franqueza os digo queyo no he comprendido jamas la razn por quS. A. R. habia encargado al coronel y al conde eseservicio especial. Qu decis ! no es el coronelVarner el tipo militar mas admirable? Hay entoda la confederacin germnica una talla mascompleta , bigotes mas lucidos ni aire mas marcial?Y cuando se pone cinchado con caparazn y bri-d|i de gala, puede darse iin aire mas triunfante y

  • HISTORIA DE DAVID Y CECILIA, 237

    glorioso ?... puede haber en el mundo mas com-pleto... animal ? Es claro... pero justamente esabelleza le impide tener un aire excesivamente in-telectual... Ah est la cosa' Y por eso dicemonseor que, gracias al coronel , se ha acostum-brado ya tolerar las gentes mas importunas ypesadas del mundo... Antes de dar algunas audien-cias mortales se encierra media hora con el coro-nel.v. y sale de la entrevista capaz de hacer frenteal mismo tedio en persona... Tambin el soldadoroman calzaba sandalias de plomo antes de em-f>render una marcha forzada , para que la fatiga see hiciese mas llevadera despus de quitrselas.Ahora s que aprecio la utilidad del coronel... Pe-ro el conde de Harneim?...Tambin es de sumautilidad para monseor : siempre que ve su ladoesa calabaza hueca , tersa y sonora ; al ver ese pe-llejo hinchado y lleno de... nada, tan magnfica-mente ataviado que representa la parte teatral ypueril del poder soberano, conoce monseor la va-nidad de esas pompas estriles, y mas de una vezha debido la contemplacin del intil y relum-brante gentilhombre las ideas mas serias y fecun-das. Pero seamos justos, amigo mi: en qucorte se hallara un modelo mas perfecto de gen-tilhombre? Quin conoce mejor que Harneim lasinnumerables reglas y tradiciones de la etiqueta ? Quin llevara con mas gravedad una cruz de es-malte al cuello y mas magestuosamente una llavede oro la espalda? A eso dice S. A. que la es-palda de un gentilhombre tiene una fisonoma par-ticular, porque se lee en ella una espresion tal desumisin y ae altanera , que causa dolor el mirar-la. En la espalda del gentilhombre brilla el signosimblico de su empleo... y por eso , segn dicemonseor, el dignsimo Harneim parece siempre

  • 238 LOS MISTERIOS DE PARS.dispuesto presenlarse de medio lado, para quese vea desde luego toda la altura de su valimiento... El hecho es que el asunto de la incesante medi-tacin del condees inquirir por qu fatal accidentese ha imaginado poner la espalda la llave delgentilhombre... porque, como dice l con hartasensatez y pesadumbie qu diablo 1 las puertasno se abren , ni se habla la gente por la espal-da I

    jEl correo , el correo , barn ! dijo Murphsealando al reloj. Qu m^^ldito de hombre Isieippre rae hace charlar mas de lo que conviene...vos tenis la culpa... Ofreced mi respeto S. A. R. dijo el barn de Gran corriendo tomar elsombrero. Hasta la noche

    ,querido Murph.

    Haata la noche , querido barn... algo tarde, por-que monseor querr visitar hoy mismo la casamisteriosa de la calle del Templo.