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Andrea Ferrero El street art: crítica a la distopía del siglo XXI Capitalismo, consumismo masivo y medios de comunicación. ”Sí que es cierto que la distopía suele aparecer en épocas de crisis, ya sea por la aparición de regímenes totalitarios, la amenaza nuclear, la crisis del petróleo... La ciencia- ficción que se ha hecho entre esos períodos ha sido más recreativa” Ruiz Garzón 1 Distopía es el término opuesto a utopía (‘una utopía negativa’ ) y, como tal, designa una suerte de 2 mundo imaginario, recreado en la literatura, cine, cómics, anime, etc. que se considera indeseable. En una distopía, la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal, representando una sociedad hipotética indeseable . A pesar de que la palabra distopía no 3 figura aún en el Diccionario de la Real Academia (mientras que su antónimo si), pero el escritor José María Merino, miembro de la institución, mantiene un compromiso con su incorporación y la define, oficialmente, como una «representación imaginaria de una sociedad futura con características negativas que son las causantes de alienación moral». 4 El concepto de distopía proviene de los ingleses, pero el término se forma con las raíces griegas δυσ (dys) ‘malo’, y τόπος (tópos) ‘lugar, paisaje, escena’ . De acuerdo con el Oxford English 5 Dictionary, el término fue acuñado a finales del siglo XIX por John Stuart Mill. Tanto la noción de utopía (como la conocemos ahora) como la noción de distopía (que vino varios años más tarde), se basaron en el término utopía (un lugar imaginario no existente donde habita una sociedad idealizada), utilizado por primera vez por Tomás Moro en su obra Utopía escrita en 1516 para describir un lugar inexistente mediante el cual pudo opinar acerca del presente político de Gran Bretaña. Sin embargo, hay un hilo muy muy delgado entre utopía y distopía y ha sido común, desde que se “creó” este género encontrarse con una utopía que tiene mucho de distopía e incluso la primera utopía jamás documentada ya incorporaba nociones distópicas; como dijo David Pringle: “La utopía tiene el desagradable hábito de transformarse en distopía. Incluso la obra de Tomás Moro, que bautizó el género literario de la utopía, tenía una doble cara. Es un cliché afirmar que describe una sociedad mejor, pero, de hecho, había algunos aspectos de esa sociedad imaginada que Moro contemplaba probablemente con horror: por ejemplo, la ausencia de Dios. Soy de los que piensan que realmente no estaba abogando por un buen lugar. Por el contrario, estaba imaginando un no-lugar como atalaya desde la que comentar, disimuladamente, el mundo que le rodeaba”. 6 La distopía ha sido un tema muy recurrente en los últimos años en la literatura, dando pie a una “triología” de grandes novelas distópicas dentro de la cual se encuentran Un mundo feliz (1932) de Aldous Huxley, 1984 (1949) de George Orwell y Fahrenheit 451 (1953) de Ray Bradbury. Estas exploran el totalitarismo, la industrialización y las guerras mundiales, además de tratar temas como la eugenesia o la erradicación de la cultura, pues, como dice Ruiz Garzón, “la distopía (es) el género que mejor casa con la denuncia social y la crítica política.” . 7 - - 1 David Morán. Literatura distópica: Cuando el futuro se vuelve una pesadilla ABC, libros, 05 de agosto del 2014, http:// 11 www.elcultural.com/revista/letras/A-la-sombra-del-futuro/34891 Distopía, Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Distop%C3%ADa 2 Idem 3 David Morán. Literatura distópica: Cuando el futuro se vuelve una pesadilla ABC, libros, 05 de agosto del 2014, http:// 4 www.elcultural.com/revista/letras/A-la-sombra-del-futuro/34891 Henry George Liddell, Robert Scott, A Greek-English Lexicon. (originalmente en inglés) 5 Costa, Jordi - El tiempo de la distopía. El País, 10 de octubre, 2014 http://cultura.elpais.com/cultura/2014/10/01/ 6 babelia/1412173689_539421.html+ David Morán. Literatura distópica: Cuando el futuro se vuelve una pesadilla ABC, libros, 05 de agosto del 2014, http:// 7 www.elcultural.com/revista/letras/A-la-sombra-del-futuro/34891

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”Sí que es cierto que la distopía suele aparecer en épocas de crisis, ya sea por la aparición de regímenes totalitarios, la amenaza nuclear, la crisis del petróleo... La ciencia- ficción que se ha hecho entre esos períodos ha sido más recreativa”Ruiz GarzónDistopía es el término opuesto a utopía (‘una utopía negativa’) y, como tal, designa una suerte de mundo imaginario, recreado en la literatura, cine, cómics, anime, etc. que se considera indeseable. En una distopía, la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal, representando una sociedad hipotética indeseable. A pesar de que la palabra distopía no figura aún en el Diccionario de la Real Academia (mientras que su antónimo si), pero el escritor José María Merino, miembro de la institución, mantiene un compromiso con su incorporación y la define, oficialmente, como una «representación imaginaria de una sociedad futura con características negativas que son las causantes de alienación moral».

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Page 1: Street art: crítica a la distopía del siglo XXI - Capitalismo, consumismo masivo y medios de comunicación

Andrea Ferrero

El street art: crítica a la distopía del siglo XXI Capitalismo, consumismo masivo y medios de comunicación.

”Sí que es cierto que la distopía suele aparecer en épocas de crisis, ya sea por la aparición de regímenes totalitarios, la amenaza nuclear, la crisis del petróleo... La ciencia- ficción que se ha hecho entre esos períodos ha sido más recreativa” Ruiz Garzón 1

Distopía es el término opuesto a utopía (‘una utopía negativa’ ) y, como tal, designa una suerte de 2

mundo imaginario, recreado en la literatura, cine, cómics, anime, etc. que se considera indeseable. En una distopía, la realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad ideal, representando una sociedad hipotética indeseable . A pesar de que la palabra distopía no 3

figura aún en el Diccionario de la Real Academia (mientras que su antónimo si), pero el escritor José María Merino, miembro de la institución, mantiene un compromiso con su incorporación y la define, oficialmente, como una «representación imaginaria de una sociedad futura con características negativas que son las causantes de alienación moral». 4

El concepto de distopía proviene de los ingleses, pero el término se forma con las raíces griegas δυσ (dys) ‘malo’, y τόπος (tópos) ‘lugar, paisaje, escena’ . De acuerdo con el Oxford English 5

Dictionary, el término fue acuñado a finales del siglo XIX por John Stuart Mill. Tanto la noción de utopía (como la conocemos ahora) como la noción de distopía (que vino varios años más tarde), se basaron en el término utopía (un lugar imaginario no existente donde habita una sociedad idealizada), utilizado por primera vez por Tomás Moro en su obra Utopía escrita en 1516 para describir un lugar inexistente mediante el cual pudo opinar acerca del presente político de Gran Bretaña. Sin embargo, hay un hilo muy muy delgado entre utopía y distopía y ha sido común, desde que se “creó” este género encontrarse con una utopía que tiene mucho de distopía e incluso la primera utopía jamás documentada ya incorporaba nociones distópicas; como dijo David Pringle: “La utopía tiene el desagradable hábito de transformarse en distopía. Incluso la obra de Tomás Moro, que bautizó el género literario de la utopía, tenía una doble cara. Es un cliché afirmar que describe una sociedad mejor, pero, de hecho, había algunos aspectos de esa sociedad imaginada que Moro contemplaba probablemente con horror: por ejemplo, la ausencia de Dios. Soy de los que piensan que realmente no estaba abogando por un buen lugar. Por el contrario, estaba imaginando un no-lugar como atalaya desde la que comentar, disimuladamente, el mundo que le rodeaba”. 6

La distopía ha sido un tema muy recurrente en los últimos años en la literatura, dando pie a una “triología” de grandes novelas distópicas dentro de la cual se encuentran Un mundo feliz (1932) de Aldous Huxley, 1984 (1949) de George Orwell y Fahrenheit 451 (1953) de Ray Bradbury. Estas exploran el totalitarismo, la industrialización y las guerras mundiales, además de tratar temas como la eugenesia o la erradicación de la cultura, pues, como dice Ruiz Garzón, “la distopía (es) el género que mejor casa con la denuncia social y la crítica política.” . 7

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David Morán. Literatura distópica: Cuando el futuro se vuelve una pesadilla ABC, libros, 05 de agosto del 2014, http://1 1

www.elcultural.com/revista/letras/A-la-sombra-del-futuro/34891

Distopía, Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Distop%C3%ADa2

Idem3

David Morán. Literatura distópica: Cuando el futuro se vuelve una pesadilla ABC, libros, 05 de agosto del 2014, http://4

www.elcultural.com/revista/letras/A-la-sombra-del-futuro/34891

Henry George Liddell, Robert Scott, A Greek-English Lexicon. (originalmente en inglés)5

Costa, Jordi - El tiempo de la distopía. El País, 10 de octubre, 2014 http://cultura.elpais.com/cultura/2014/10/01/6

babelia/1412173689_539421.html+

David Morán. Literatura distópica: Cuando el futuro se vuelve una pesadilla ABC, libros, 05 de agosto del 2014, http://7

www.elcultural.com/revista/letras/A-la-sombra-del-futuro/34891

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Andrea Ferrero

Pues entonces, la distopía se “define” (si es que puede decirse así) como ficción - pero, ¿Hasta qué punto es sólo ficción? Hay muchas teorías de comunicadores sociales, filósofos y antropólogos que sugieren lo contrario - que sugieren que, más bien, estamos viviendo en una suerte de ‘esclavitud moderna’ causada por el consumismo y el capitalismo y que el siglo XXI es, en realidad, una distopía. Además de éstas teorías que analizaremos más adelante, esta noción distópica es plasmada en el arte desde hace ya algunos años, enfatizada con el - ahora popular - street art que viene revolucionando las nociones del arte desde la llegada del polémico y controversial Banksy.

Antes que nada, es necesario analizar el mundo actual con las nociones de distopía, que podemos entender con textos como “Vida de consumo”, de Zygmunt Bauman, que nos hace entender que no somos más que una sociedad de consumidores, y resulta inevitable plantearnos las preguntas: ¿Estamos viviendo en una distopía? ¿Es el capitalismo la esclavitud moderna? A pesar de que a principios del siglo XX, como expuso Thorstein Veblen en “Consumismo ostentoso”, el consumismo implicaba exhibir las riquezas de uno públicamente - cabe recalcar, una riqueza sólida y durable - mientras que hoy, este consumismo se ve reemplazado por una sociedad de consumo, en la que más importa demostrar la facilidad con la que se puede llegar a la riqueza instantánea. Una sociedad esclavizada y controlada por lo medios, que consiste de placeres inmediatos en lugar de duraderos; en una satisfacción instantánea: “el sueño del ser humano de un “estado estable” definitivo no sirve a los fines de una sociedad de consumidores.” 8

Mientras que la modernidad “sólida” creó un paradigma que se basaba en la estabilidad y durabilidad en el tiempo - es decir, no sólo se trataba de objetos materiales si no estamos hablando más bien de trabajo, educación, seguridad social… elementos que la modernidad “líquida” menosprecia, y que “desmanteló las nociones y las instituciones que daban certidumbre a la vida pública”. Como dijo Ulrich Beck, es aquí de donde parte la transición de la modernidad sólida a la líquida, que a su vez se transforma de una sociedad de productores a aquella de consumidores. Es válido, entonces, especular que en este caso, la distopía se convierte en una 9

expresión de un anti-modelo social.

Para que este nuevo modelo de sociedad distópica en el que estamos viviendo, en el cual estamos regidos no sólo por el sistema capitalista si no, también, por los medios de comunicación, el deseo humano de una búsqueda de estabilidad propone un problema para la sociedad de consumidores actual, y se convierte, más bien, en una amenaza para el sistema. El consumismo se distancia de las maneras de vivir en el pasado, y la felicidad deja de estar asociada con la “gratificación de los deseos” para pasar más bien a estar destinada a que los deseos se intensifiquen. El triunfo del consumismo justamente se basa en que tengamos cada vez más deseos, en que queramos reemplazar de inmediato los objetos que antes sí parecían satisfacer nuestros deseos (sólo por un momento, claro). Lo inmediato; los cambios, eso es lo que busca promover la sociedad de consumo, necesita mantenernos siempre en búsqueda de ésta felicidad utópica y, claro, imposible bajo este modelo capitalista. Como menciona Don Slater, el consumismo promueve y necesita “deseos insaciables combinados con la urgencia de buscar siempre satisfacerlos con productos”. El sistema capitalista actual necesita crear nuevas 10

necesidades que antes no existían, par así ser “llenadas” con productos pero que, irónicamente, jamás podrán ser completa y totalmente satisfechas: “Las necesidades nuevas necesitan productos nuevos. Los productos nuevos necesitan nuevos deseos y necesidades.” Mientras 11

que hoy en día una laptop no dura más de unos 3 o 4 años y un teléfono celular no dura más de un par de años, los objetos de valor antiguamente duraban muchísimo más - no existía la necesidad de “reemplazar” las cosas ni ésta nueva cultura de inmediatez. Podemos encontrar hoy en día máquinas de escribir, VHS, incluso celulares antiguos que continúan funcionando a la

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Zygmunt Bauman, Vida de Consumo, México, Fondo de Cultura Económica, 20078

Ruslan Posadas Velázquez, La vida de consumo o la vida social que se consume: apreciaciones sobre la tipología 9

ideal del consumismo de Zygmunt Bauman, México, mayo/agosto del 2013: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0185-16162013000200006&script=sci_arttext

Zygmunt Bauman, Vida de Consumo, México, Fondo de Cultura Económica, 200710

Idem11

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perfección después de 20, 30 o hasta 40 años. Pues entonces, quizás para un sujeto de la modernidad sólida, éste es justamente el modelo distópico, en la que nos obligan (y nos obligamos) a participar en un círculo vicioso, en una cultura de la inmediatez.

En una sociedad de consumidores, la palabra felicidad adquiere un nuevo significado completamente distinto al que existía en una modernidad sólida; la insaciable búsqueda de la felicidad deja de estar enfocada en producir cosas y pasa ahora a enfocarse en apropiárselas. “Felicidad” es la palabra más utilizada por campañas publicitarias, de compañías multi millonarias como The Coca Cola Company, por ejemplo, pero que, en realidad, buscan que estemos in felices para que continuemos “buscando” una felicidad inalcanzable. La sociedad de consumo funciona y triunfa siempre y cuando los miembros no estemos satisfechos. Mientras no lo estemos, vamos a querer más para poder así satisfacer nuestras necesidades, que como un círculo vicioso, nunca lo estarán. Buscamos satisfacer cada necesidad, deseo y apetito que tenemos, pero la sociedad de consumo continúa reluciendo en nosotros NUEVAS necesidades, deseos y apetitos. Mientras 12

que la sociedad de consumo busca satisfacer todos nuestros deseos, “la promesa de satisfacción solo conserva su poder de seducción siempre y cuando esos deseos permanezcan insatisfechos.” Irónicamente, el consumismo triunfa siempre y cuando el cliente no esté completamente satisfecho.

Pues entonces, el consumismo supone una continua frustración de los deseos, en la que la economía orientada al consumo necesita la insatisfacción de los deseos como ingrediente principal y vital para la supervivencia. Sin una renovación constante de los deseos y necesidades, no habría demanda y la economía de consumo dejaría de funcionar. Justamente por tratarse de una economía basada en el exceso y el deshecho, en la que siempre buscamos comprar más y por lo tanto botamos lo “viejo”, el consumismo se convierte en una economía del engaño, que necesita que no pensemos, que continuamos siendo robots que siempre necesitamos más, pero que no nos cuestionemos; “apuesta a despertar la emoción consumista y no a cultivar la razón.” El exceso, el deshecho y el engaño son, finalmente, las nociones que mantienen al mundo capitalista de hoy de pie y funcionando a la perfección. 13

La nueva felicidad es una felicidad paradójica que deviene del hiperconsumo, como lo advierte 14

Gilles Lipovetsky:

“Nace un "Homo consumericus" de tercer tipo, una especie de turboconsumidor desatado, móvil y flexible, liberado en buena medida de las antiguas culturas de clase, con gustos y adquisiciones imprevisibles. Del consumidor sometido a las coerciones sociales del "standing" se ha pasado al hiperconsumidor al acecho de experiencias emocionales y de mayor bienestar, de calidad de vida y de salud, de marcas y autenticidad, de inmediatez y comunicación (...) De ahí la condición profundamente paradójica del hiperconsumidor. Por un lado, se afirma como "consumactor", informado y "libre", que ve ampliarse su abanico de opciones, que consulta portales y compradores de costes, aprovecha las ocasiones de comprar barato, se preocupa por optimizar la relación calidad-precio. Por otro lado, los estilos de vida, los placeres y los gustos se muestran cada vez más dependientes del sistema comercial. Cuanto más obtiene el hiperconsumidor un poder que no conocía hasta entonces, más extiende el mercado su influencia tentacular, más autoadministrado está el comprador y más extrodeterminación hay vinculada al orden comercial.” 15

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Idem12

Zygmunt Bauman, Vida de Consumo, México, Fondo de Cultura Económica, 200713

Ruslan Posadas Velázquez, La vida de consumo o la vida social que se consume: apreciaciones sobre la tipología 14

ideal del consumismo de Zygmunt Bauman, México, mayo/agosto del 2013: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0185-16162013000200006&script=sci_arttext

Gilles Lipovetsky, La felicidad paradójica. Ensayo sobre la sociedad del hiperconsumo, Barcelona, Anagrama, 200715

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Asimismo, una noción que va muy de la mano con esta cultura del engaño, son los medios de comunicación - que nos mantienen cegados y nos moldean a su medida sin siquiera darnos cuenta. Crecemos siendo bombardeados por comerciales, por deseos y necesidades instantáneas e incluso por programas que nos mantienen estupidizados, sin pensar ni cuestionar el gobierno, que funcionan casi como cortinas de humo que nos hacen pensar que lo estamos eligiendo, pero que en realidad es todo parte de una sociedad de consumo distópico que necesita mantenernos en este estado. La popular frase de novela gráfica V for Vendetta, escrita por Alan Moore y David Lloyd desde 1981 hasta 1988 es una descripción muy cierta de la sociedad y su capacidad de “moldeo”, en la que creemos que somos libres y que escogemos qué queremos hacer con nuestra vida, pero sin darnos cuenta estamos siguiendo un patrón meticulosamente escogido para que sigamos siendo robots de una sociedad de consumo: “Anda a trabajar. Cásate. Ten hijos. Paga tus impuestos. Paga tus cuentas. Mira tele. Sigue la moda. Actúa normal. Obedece la ley. Ahora repite conmigo: SOY LIBRE”. Otra noción interesante, también señalada por Bauman, es aquella idea 16

de la “reinvención” de la identidad: ”La atracción de la vida de consumo es la oferta de una multitud de nuevos comienzos y resurrecciones... como oportunidades de volver a nacer" en la 17

que se nos hace creer que tenemos el poder de crear nuestra propia identidad, de reinventarnos, y de casi comprar un “kit” para ello : todo nos lleva a comprar, a querer más, a estar eternamente 18

insatisfechos para así satisfacer al mercado.

El diagnóstico que nos da Bauman sobre los patrones de consumo irracional que delinean esta nueva modernidad líquida y que comienzan a definir los mismos pilares de la estructura social, así como el control que ejercen los medios de comunicación sobre los sujetos y la estupidización masiva a causa de éstos, sugieren que estamos, en realidad, viviendo en una suerte de “esclavitud moderna” y que reflejan características de una distopía en una manera muy similar a la distopía descrita por Aldous Huxley en su novela “Un mundo feliz” (A Brave New World), escrita en 1932. En su novela, Huxley plantea una sociedad que es controlada a través del placer, en la que todos están demasiado distraídos con el entretenimiento como para oponerse a la sociedad y al gobierno - a diferencia de la otra gran novela distópica de George Orwell, 1984, en la cual la sociedad es controlada a través del dolor mediante el “Big Brother” que todo lo ve. Como dice Neil Postman, sociólogo y crítico cultural Estadounidense, en su libro “Divirtiéndonos hasta la muerte” (“Amusing Ourselves to Death: Public Discourse in the Age of Show Business”): “Orwell temía a aquellos que habrían de prohibir los libros. Huxley, en cambio, le tenía miedo al hecho de que no habría ya razones para prohibir los libros, porque no quedaría nadie que quisiera leerlos. Orwell temía a quienes nos habrían de privar de información. Huxley temía a aquellos que nos daría tanta información que nos veríamos reducidos a la pasividad y el egoísmo. Orwell temía que la verdad nos sería ocultada. Huxley temía que la verdad sería ahogada en un mar de irrelevancia. Orwell temía que nos transformásemos en una cultura cautiva. Huxley temía que nos convirtiéramos en una cultura ocupada en trivialidades. […] En 1984 la gente es controlada mediante el dolor. En Un Mundo Feliz la gente es controlada mediante el placer. Este libro es acerca de la posibilidad de que haya sido Huxley, y no Orwell, el que estaba en lo cierto.” Como 19

predijo Huxley, los “tiranos” han olvidado tener en cuenta el infinito apetito de distracción del hombre” por lo que el placer termina siendo un método bastante más efectivo en dominar las 20

masas que el miedo.

-Es que a mí me gustan los inconvenientes. -A nosotros no –dijo el interventor-. Preferimos hacer las cosas con comodidad.

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Alan Moore y David Lynch, V for Vendetta, 1981 - 1988. Originalmente en inglés: “Go to work. Get married. Have 16

some kids. Pay your taxes. Pay your bills. Watch your TV. Follow fashion. Act normal. Obey the Law. And repeat after me: I AM FREE”

Zygmunt Bauman, Vida de Consumo, México, Fondo de Cultura Económica, 200717

Ruslan Posadas Velázquez, La vida de consumo o la vida social que se consume: apreciaciones sobre la tipología 18

ideal del consumismo de Zygmunt Bauman, México, mayo/agosto del 2013: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0185-16162013000200006&script=sci_arttext

Neil Postman, Amusing Ourselves to Death: Public Discourse in the Age of Show Business, Paperback, 198519

Ver anexo 1. | https://www.youtube.com/watch?v=JmzOsSJ_BjY20

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-Pues yo no quiero comodidad. Yo quiero a Dios, quiero poesía, peligro real, libertad, bondad, pecado.

-En suma –dijo Mustafá Mond-, usted reclama el derecho a ser desgraciado. -Muy bien, de acuerdo –dijo el salvaje, en tono de reto-. Reclamo el derecho a ser desgraciado

(Huxley, 2008: 238). 21

Postman hace un interesante paralelo entre el mundo de Huxley y el mundo moderno, en el que estamos, efectivamente, casi cegados por el placer, que nos obliga a no pensar. Quizás Postman, de cierta forma, predijo la distopía que vendría a ocurrir pues cabe recalcar que escribió su libro en 1985, cuando el “mass media” no era ni la mitad de potente que ahora, ni existían las computadoras ni mucho menos las redes sociales que hoy forman una parte vital de la sociedad de consumo y justamente de ésta suerte de “robotización” que plantea Postman. Recalquemos también que su libro fue escrito un año más tarde que el año “1984”, por lo que el autor escribe que los Americanos estuvieron aliviados cuando llegó 1984 y la profecía de Orwell no se cumplió, pero “Lo que olvidamos fue que, junto con la oscura visión de Orwell, existía otra, un poco más antigua y algo menos conocida, pero igualmente aterradora: “Un Mundo Feliz”, de Aldous Huxley. (…) Orwell nos advirtió que seríamos dominados por una opresión impuesta desde afuera. Por el contrario, en la profecía de Huxley, no se necesita ningún Gran Hermano para privar a la gente de su autonomía, madurez e historia. Según lo veía Huxley, la gente llegaría a amar su opresión, a adorar las tecnologías que anulasen su capacidad de pensar.” Postman se adelanta a su época 22

al decir que la televisión nos está quitando el interés en la literatura, pues hoy en día, casi 20 años después de que haya escrito su libro, los medios de comunicación son cada vez más efectivos en su tarea de evitar que la gente piensa.

Algo interesante que menciona Anthony Brugess acerca de Un mundo feliz, es que “Lo que es una utopía para el pueblo, para “El Salvaje” se torna en lo contrario, una distopía”, lo que nos hace pensar en si quizás para alguien que ha vivido hace cien años, el mundo actual sería una distopía. Incluso, podríamos hasta decir que se está cumpliendo también la distopía de Ray Bradbury, Fahrenheit 145, en la que está prohibido pensar por uno mismo y los libros deben ser quemados para evitar que la gente lea. Según el mismo Bradbury, la novela no denuncia la censura estatal sino más bien la autocensura de los propios ciudadanos y la alienación que producen los ‘mass-media’; “es una historia de cómo la televisión destruye el interés en leer literatura” 23

Esto es exactamente lo que plantean (o cuestionan) los artistas urbanos en su arte. El street art, término original para hablar de arte urbano, comenzó a mediados de los años 90 como resultado del “boom” del aerosol que se dio a mediados de los 80 y como una suerte de Post-graffiti que se utiliza para describir el trabajo de artistas que han encontrado un lenguaje mediante el uso de técnicas utilizadas originalmente para el graffiti. Es generalmente ilegal y la mayoría de este tipo de arte es bastante político y social, muchas veces con un tono satírico o de burla al momento de criticar la sociedad, el gobierno, entre otros. El street art parte de un decontento general con la sociedad; como una subcultura - “la idea de subculturas es que son una representación de un momento de la historia, por lo tanto, podemos ver que a medida que el arte callejero nace a partir de una sensación de ser dejado de lado por la sociedad, éste va a seguir sobreviviendo como una subcultura mientras que una sola persona se sienta abandonada o excluida”. Es con este 24

sentimiento que se crea la idea de arte urbano, y que se distancia mucho del graffiti per se, en el que los artistas escribían sus nombres en letras grandes a modo territorial - el concepto del arte callejero hoy en día es sumamente distinto a eso y tiene un contenido bastante más potente también. El street art se convierte en un arte que critica, que cuestiona y que exige cambios.

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Aldous Huxley (1932). Brave New World, Londres: Paperback (originalmente en inglés)21

Neil Postman, Amusing Ourselves to Death: Public Discourse in the Age of Show Business, Paperback, 198522

Amy E. Boyle Johnston, Ray Bradbury: Fahrenheit 451 Misinterpreted, LA Weekly, 30 de mayo del 2007 http://23

www.laweekly.com/news/ray-bradbury-fahrenheit-451-misinterpreted-2149125

Rose, A & Strike C. (eds.) (2005).Beautiful losers: contemporary art and street culture. Iconoclast Productions in 24

Association with D.A.P. (Distributed Art Publishers)

Page 6: Street art: crítica a la distopía del siglo XXI - Capitalismo, consumismo masivo y medios de comunicación

Andrea Ferrero

“La sociedad está en un monólogo consigo misma, no permitiendo que voces externas o nuevos pensamientos ingresen. Los artistas callejeros interactúan juguetonamente con el gobierno que trabaja para llevar a cabo sus narraciones”

Veronica Saydak 25

Quizás el artista más popular en estos momentos sea el famoso Bansky, artista Inglés quien permanece en el anonimato, pero en realidad quien inició este movimiento varios años antes del “boob”, en 1981, fue el reconocido Blek Le Rat (llamado por muchos “padre de Banksy”), quien junto con la banda de abarco-punk Crass, fue uno de los pioneros en el street art como tal. Blek Le Rat estuvo fuertemente influenciado por el sténcil propagandístico de Benito Mussolini, por lo que no nos sorprende ver que su arte suele ser bastante pollitoco y anti-gobierno.

- � -6 Saydak, Veronica S. Street Art as Narrative (2011), Master of Arts Thesis, San DiegoState University25

Blek Le Rat Man and girl

Blek Le Rat

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La sátria es un elemento fundamental en el arte urbano político/anti sistema - así, critican las redes sociales y su fuerte crecimiento en los últimos años, el capitalismo y consumismo expuestos por Bauman, temas políticos como guerras y hasta mensajes sobre cómo los cuentos de hadas tergiversan la realidad - todo siendo parte de la distopía del siglo XXI. Quizás sin hacerlo intencionalmente, los artistas callejeros plantean el mundo actual como una distopía, a pesar de no ser ficción.

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Herr Nilson

Herr Nilson

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Banksy utiliza su arte urbano callejero para promover su crítica hacia los medios de comunicación y el consumismo, especialmente criticando grandes compañías como McDonalds y mezclando éstas nociones con pollítica, muchas veces apropiandose de la fotografía icónica del siglo XX , como lo hace en el caso de su obra “Napalm” (2004), en la que se apropia de la fotografía de Nick Ut, ganadora del Premio Pullitzer en el 72, donde figura una niña de 9 años corriendo desnuda en Trang Bang luego de que una nave de la fuerza aérea comenzara un ataque con napalm en Vietnam del Sur.

Del mismo modo, el artista se burla de temas como la religión y la poliica, además de criticar fuertemente el consumismo y, por sobre todas las cosas, la hipocresía.

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Banksy Napalm, 2004

Banksy Destroy capitalism

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Banksy

Banksy

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Andrea Ferrero

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Banksy Bomb hugger, 2002

Banksy CND Soldiers, 2005

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Andrea Ferrero

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Banksy

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Un tema importante también es la creciente furia de las redes sociales, en las que artistas callejeros como Banksy y Mogul se burlan de la necesidad de recibir la aprobación de los demás, como podemos observar en la foto de arriba, obra de Banksy.

Otros artistas que critican la sociedad de una manera similar, son Lotek, Mau Mau, Plastic Jesus, Herr Nilsson y Mogul, aunque es preciso mencionar que no muchas de las obras de arte callejero son anónimas y esta noción contribuye a la idea de criticar desde el exterior como una sub cultura descontenta con cómo se está formando la sociedad, los valores que se están creando, y la creciente cultura de “infelicidad” que estamos cosechando.

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Lotek Dear Capitalism

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Andrea Ferrero

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Mau Mau

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Andrea Ferrero

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Mediante el arte callejero, además, se critican también eventos como las Olimpiadas, como podemos ver en la obra de Mau Mau, sobre la que el escritor Jonathan Jones escribe en The Guardian: "Este ataque a una de las tradiciones contemporáneas más reconocidas de Londres revela cuán profundamente incómoda la relación cultural entre esta ciudad y los Juegos Olímpicos es en realidad. (…) Un evento que tiene que ver con la financiación masiva, escala colosal , hiper - organización y la cultura desde arriba está superponiendo a una capital que rápidamente pasa a ser el mejor en la improvisación, el realismo sucio, la estética del punk y el arte callejero. Es como Versalles contra los sans -culottes . Y esta vez Versalles está decidido a ganar " . 26

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Olympic Capitalism Is Choking Out London’s Street Art, —Abominable Ink. 9 de agosto del 2012 https://26

abominableink.wordpress.com/2012/08/09/capitalism-is-choking-out-londons-olympic-street-art/

Mau Mau

Banksy

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Pues entonces, después de analizar las maneras en las que la sociedad se está pareciendo cada vez más a la distopía planteada en la literatura, podemos ver también cómo es que ésta está siendo plasmada en el arte callejero actual, denunciando y criticando esta noción.

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Mogul

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Bibliografía

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