rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/fa.foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me...

77
3 '/r

Upload: others

Post on 25-Apr-2020

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

3 ' / r

Page 2: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

W M

Page 3: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

INGLES,

JUEZ DE SU PROPIO DELITO.

GO>ISDU EN CUATRO ÁCT0 5 *

V A L E N C IA :I jnp r ín ta de J. F E R R F -R d e ORGA.

1822.

Page 4: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

PERSONAS.

P A V ID L U M B R A Y , gobernador político y mili- t a r d e la ciudad de Louvre.

PA U K , auditor.BOGH , capiian de milicias urbanas.C L A R IS A , su esposa.ISABKL, su bija.C A R L O S , amante de ésta.R A F F , criado del capilan.£ ] I I N , oficial amigo del auditor.JAMES,L I S E T “* / criados del auditor.ISETA, )TOM , criado del gobernador. U n alcaide. t Jn escribano.U n ministro.U d su b ten ien te . ^Soldados q u e do hab lan .

Le esccna es en la casa del auditor contigua á 1« c á rc e l , y en una sala de ésta.

Page 5: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

> 3 0 » ® o0í© 0 D j< ® o0 3 ® 0 0 9 ^ > o0’ 9 o3jÍ5'o09

ACTO PRIMERO.

Safa de la casa del A u d ito r con varias puer^ tas. En el fondo una mesa con su reloj: ha ­cia el medio otra con recado de escribir y dos luces.

ESCENA I .

James sentado y recostado sobre la mesa^ Pes~ pues de un momento de silencio se levanta y mira el reloj.

James. X ja s once y cerca del c u a r t o , y m i atnu no parece : siti duda ocasiona su ta r ­danza alguna desg rac ia , pues jamas ha estado fuera de casa á estas lioras.... No , pues como no haya venido á las once y media tom o el som brero y me voy á ,buscarle : ¿pero á dón­de? sin embargo, saldré y reco rre ré toda la c iu­dad.

ESCENA I I .

Liscia y dicho.Lisefa. ¡Qué pensativo estás! ¿ tienes cuidado

po rque tarda el am o?James. Si que )e tengo. Ya sabes que no acos-

tuutbra á re t ira rse tan tarde. iJse ta . ¿Y qué im p o r ta? alguna vez ha de ser

Page 6: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

la prim era. Ademas que no está obligado á hacer b o y lo m ism o que hizo ayer.

James. Es c ierto j pero yo sé b ien su m odo de {)( nsav.

Liseia. Ese varía según las c i rcu n s tan c ias , y m ucho mas en las c iudades populosas, donde liay tantas casas de juego y tantas niñas bo ­nitas.

James. El amo es h o m b re de b i e n , y conoce que su enxpleo le obligsi no solo á con tene r los escesos de los o tros sino tam bién á dar­les egemplo.

Liseta. Con todo en Douvre hay m uchachas capaces de p resentar ba ta lla al au d i to r de mas gravedad.

James, f . ise ta , no m urm ures . El amo es....Liseta, Un hom bre capaz de hacer todo lo que

hacen los demas.James. V tú una m uger incapaz de hablar b ien

de nadie.Liseta. Porque nadie da ocasion de que se

háble bien.James. Gente suena : voy á v e r si es el amo.Toma la lu zjr va hacia la puerta , y sale B rin

m uy apresurado,

ESCENA I I I .

B rin y dichos.^ r in . ¿Está en casa el señor aud ito r?James. Todavía no ha venido.B rin . Lo siento.

Page 7: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

James. Y yo tam bién. No sé á qu¿ a tr ib u ir su t a r d a n z a .

Brin. ¡Infeliz !....James. ^Sospecbais que Je liaya sucedido al­

guna desgracia ?Brin. No.fAseta. ^Ni sabéis poco mas ó m enos dónde

pueda estar?B rin . T.-itnpoco.James. Como sois su amigo....B rin . Pero no el depositarlo de sus secretos.James. ¡Caramba que mal h u m o r t iene esta

nocbe!B rin . Miicbo ta rd a , y cada instante que se

pierde acrecienta mas su peligro.... esto ba de s e r : ¡ojalá hubiese llegodo un m in u to a n ­te s ! . . . . [Se pone d escribir ab itado .) f|uÍ7.á le hubiera l ibrado del p rec ip ic io . . . {^Dice esto dejando de escribir^ vuelve d seguir y sus­pendiéndolo de nuevo , dive.") No hay duda, este es el m ejor medio para ev itar su mu&rte. El favor del lord N’arington es el único re ­curso que se me presenta; ( f ueíve describ.')

James. Parece que ha perdido el ju ic io : ¿no miras como habla en tre d ientes y que de prisa escribe?

Liseta. Yo creo que éste y el amo están t ra tan ­do de despachar al o tro m undo á a lguno de los m uchos que incom odan en la ciudad.

James Puede ser... . ¿si habrán pillado á los que robaron á lady Slillex?

Liseta , Si así fu e se , p ro n to los despacharan.

Page 8: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

€James. Pero esta no es ho ra de sen tenciar

sino de dorm ir.Lisefa. Con e fec to , lo que escribe es un b i l le te

y ya le esta cerrando.B rin . James.James. Señor.B rin. Entrega este billete al señor aud ito r lue ­

go tjueJames. ¿Sin d e i i r le nada mas?B rin . Sin decir le nada.James. si pregunta que si venís á cenar

com o acostum bráis?B rin . Entrégale el b il le te : adiós. (yase.)

ESCENA i r .

Dichos menos B rin.Lisefa. V.iya que el señor Brío no tiene gana

de o o n v f rsac ioD .James. Que me maten sino tiene tam bién sus

recelos de que al amo le ha sucedido alguna desgracia.

Liseta. Por lo menos cree que ha de volver á casa pues que le deja el billete.

James. jY qué infieres de eso?Liseta. Que no será m uy grande la desgracia,

pues le perm ite volver á casa.James. Yo no sé qué pensar de todo e s to , pero

en tan to e l t iem po se pasay el amo no parere: v o y a asojnarme al balcón que da á la plaza.

Liseta. ¿Para qué?Jantes. La noche está clara y hace luna: quizá

Page 9: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

tendré el gusto de ver al amo apenas salga de la calle de enfreiile . {vflse.)

Liseta, Buena ton luna vs ir á coger fr ió .. . . Pa­rece t |ue ab ren la puerla del cuarto del se­ño r gobernador.. . . ¡Ay que es &u ayuda de cá m a ra !

ESCENA V.

D icha Y Tom.Tom. Señora L ise ta , me alegro ver la aurora ¿

media noche.Liseta. Y yo me alegrarla m ucho rnas de que

no me viese á estas horas el señ o r Totti.Tom. Sin duda será porcjue estos solos querrían

estar ya en el poniente de la caena.Liseta. M ucho; j)oro mt amo parece no piensa

en venir esta noche.Tom. Eso venia á saber de parte del mió , pues

no quiere cenar sin é!.Liseta, Yo creo <jue ten<lrá que aguardar un

ralo el señor gobernador.Tom. Kl lo hará con gusto po r lo m ucho que

le estima.Liseta. Sin duda lia sido fortuna que dos amigos

tan íntimos se hayan reunido por sus destinos en una misma ciudad v en una propia casa.

Tom. Yo lo creo que ha sido fo r tuna : p o r mi par te digo que la c iudad me gusta , pero no la casa.

Liseta. Por qué?Tom. Porque es(á en ella la cárcel y no m e

place el ru ido de ios grillos.

Page 10: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Liseta. Con el t iem po os acoslum brare ís . Ahora no es estí’año i|ue os d isuene esa música, pues no h a j mas que tres dias que la estáis oyendo. Yo como hace ya dos a ñ o s , estoy acostum brada.

7'oni. Ed vuestra compañía no me incomodar» auuque ia oyésQ p o r espacio de u n siglo.

ESCENA VT.

Dichos y James.James. Gracias á lJios que ya viene el amo. Voy

corriendo á a lum brarle , {l'om auna luz y t*.)Tom. Y yo á dar esta noticia al señor goberna­

dor. Hasta luego, hermosísima Liseta. (yase.)Liseta. Hasta cuando gustéis, señor ponderativo.

Por f in , ahora sabremos en qué ha consistido U tardanza.

EscENJ v r i .

D ich a , el A u d ito r y James.James. Vaya , s e ñ o r , que hemos ten ido uu mal

ra to . . . . ya son las once j media.A u d ito r. Lo sé.Liseta. Estábamos tem iendo que os hubiese

sucedido alguna desgracia.A ud itor. Estimo vuestro cuidado : re t iraos .Liseta. Tampoco tiene gana de conversarion :

esta noche todos son lacónicos, (a ^ . y vose.)James. El señor Brin ba venido á b u s c a ro s , y

viendo que tardabais me dió este billete. A ud itor. ¡Escribirme Brin! (fqué podrá se r?

Page 11: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

James. No sé , pero sin duda es cosa di? im p o r­tancia lo que «^scrihió ; digolo po rque estaba tan agitado. {E l A u d ito r hahrd abierto el billete y lee con agitación.')

A uditor. ' jN o preguntes po r m í. . . . quizá ta r ­daré algunos días en volver. . . . en esle in s ­tan te tom o la posta .” ¿Por qué causa tom a la posta ?

James. Yo no sé.... estaba fuera de sí ... . yo sos- peciío que .. . .

A u d ito r. »Espero am anecer rn Londres .. . . soy vues tro amigo y voy á nianifestarlo.... m o r i­ré de dolor sino os puedo ser ¿Que es e s to , James ?

James. Repito que no en tiendo palabra de cuanto dice el billete.

A ud itor. ¡Si se habrá divulgado mi crimen!..«* si acaso á estas horas . . . . (^/^*)

James. ¿S eñor , qué agitación es esa?A ud itor. Nada: t r á e m e u n vaso de agua.James. Que me m aten sino le ha sucedido

algo, {yase.)ESCENJ y i i i .

E l A ud itor.A ud ito r. Salí de casa inocen te y vuelvo á ella

reo del mas te rr ib le delito .. , , ¡fatal instante! ¡Qué consecuencias tan funestas p rodu jo l ¿dónde está la paz que reinaba en mi a lma? jay Dios! eu adelante vivirán en ella la des­esperación y los rém ordim ientos . Yo dep o ­sitar io de las leyes yo elegido p o r el so b e -

Page 12: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

10rano para mantenerlas en su v igor, jh e po - diílo violarlas! ¡Qué ho rro r! ¡Qué to ro iea tos cruelus despedazan nii corazou!

ESCENA IX .

Dicho y James con un vaso de agua.James. Aquí esl:i el agtia : l),*bed y t r a n q u i l i ­

zaos. {Bebe el Auditor.')A u d ito r. ¡Ay Dios ! la t ranqu il idad huyó de mí

pai’a siem pre.Se quita el sombrero y el biricú y se lo dd ,

James. ¿Quereis la bala?A u d ito r . No.Jatnes. ¿Qué es e s to , s e ñ o r , traéis la espada si*

vaina ?A u d ito r . ¿S in vaina?James. Vedlo.A u d ito r. Se habrá caido.James. ¿Y estas manchas de sangre?A u d ito r . ^V>ónáe} {Asustado.)James. En la espada.A u d ito r. No es sangre.... n o . . . . será un poco

de orin .James. S eñ o r , ¿habéis ten ido algún desafío , y

acaso..; .A u d ito r. Calla.James. Hablemos c la ro , señor. La hora q u e es,

las señales que veo y v ues tra agitación me d icen c laram ente que os ha sucedido.. . .

A u d ito r. Nada; le rep ito que nada.James. Bien sabéis m i lealtad , contadm e lo que

Page 13: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

11ha pasarlo y fiaos ele m í : m oriré conten to si con mi vi ía puedo saWar la vuestra .

j4uditor. ¡Qué celo tan im p o r tu n o 1 re t íra te y guarda esa espada.

James. ;X o merezco que me confiéis lo que os ha sucedido?

^ t t í / í ío r . J a m e s , m uestra tu celo obedeciéndo­me ; re tíra te y guarda esa espada.

James. A silo baré .. . . m-íldito insti-umento.... ¡y que se haya de llevar consigo como adorno lo qtie puede ser ocasion do un preci[>iiio!

( ihren la puerta del Gobernador.')A u d ito r. ;Qiiién viene? [Asustado.)James. Será el señor g o b e rn a d o r , pues su se­

c re ta r io acaba de venir.A ud itor. En e fec to , él es... . ¿Cómo podré rec i­

birle en el estado en que me hallo ? re tíra te .James. Cada vez se confirman mas y mas las

sospechas que tenia, [ fa se ocultando la es­pada porque no la vea el Gobernador.')

ESCEXA X.

F,l Gobernador y el A ud itor.Gobernador. Amigo D o rs e l , os esperaba con

impaciencia , ¿ no os acordabais que hab ía ­mos de cenar ju n to s?

A u d ito r. Siento baberos incomodado con mi tardanza.

Gobernador, No puede incom odar un amigo , y ya sabéis que lo soy vuestro .

A u d ito r . IAmigo! qu izá p ro n to se verá p re -

Page 14: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

12cisado á ser mi contrario . . . . las leyes le ob li­garán á pers«?guirrae. ('^^0

Gobernador. ¿Qué ten é is , estáis disgustado?A ud itor. No señor.Gobernador. Vuestro sem blante anuncia c ie ita

pena cuya causa debo saber.A ud itor, jO nunca la sopas!Gobernador. ¿No me respondéis?A ud itor. Señor gobernaflor , la estrecha am is­

tad que nos une no perm ilir ia que os ocul­tase la causa de mi tristeza á tene r ésta un m otivo conocido ; y así pues que guardo silen­cio poHois c ree r qxie yo mismo la ignoro.

Gobernador. Lo creo desde luego : me ofende­ríais si me ocultaseis cosa alguna. N*o puedo olvidar que os debo el honorífico em pleo que disfru to . A no ser po r vuestra protección se­r ia á esta hora un pobre soldado del regi­m ien to de O xford; pero mi buena suerte hizo que os hallase en la .íamayca cuaudo vos erais aud ito r del mismo re g im ie n to , y p o r vuestra recom endación .. . .

A u d ito r. De nada hubiera servido ella sin el m órito que os asiste y el es tud io de las leyes q u e con tanto fru to cultivasteis en vuestros pr im eros años. Estas c ircunstancias y no mi favor os p roporc ionaron los pr im eros ascen ­sos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fo rtuna v u es tra , no debeis acor­darm e unos favores que ya encon tra ron eu vuestra amistad la recom pensa mas lisonjera.

Gobernador. Amado Dorsel , lo qu» llamais

Page 15: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

amistad ha sido en m í una verdadera ob l i ­gación , y seria el mas ingrato de los hom bres si no os revelase un seci’eto.

A uditor. ¡Un secre to ! . . . . ¿qué decís? todo me agita en este instante. (^/’*)

Gobernador, Estrañareis que haya sido capaz de conservarlo p o r tantos años sin manifes­tarle á mi amigo. No me culpéis , pues yo m ism o hubiera quer ido olvidarle.

A ud itor. No os culpo, señor gobernador. . . pero sepamos ya cuál es ese secreto .

Gobernador. El nom bre de sir David L um bray con el que me c o n o cé is , oo es m i verdadero nojnbre.

A u d ito r. ¿Qué decís?Gobernador. Me le pUse c u a n d o s e n té p laza á

fìn de q u e o cu l ta se m e jo r m i n a c im i e n to , a u n m i de l i to .

A ud itor. ¿Vuestro de lito? . . . . proseguid«

E S C E y J X í ,

Dichos y James.James. Un capitan de las milicias urbanas de*

sea hablar á V. S.Gobernador. ¿Á eslas horas?James. Dice (jue es un asun to de la mayor im ­

portancia el que le obliga.... pero y a v iene ^ q u í , pues le ha faltado la paciencia para aguardarme. {^'ase.)

Page 16: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

i 4

ESCENA X I I .

Dichos y el Capitan.Gobernador. ¿Señor c a p i ta n , qué novedad ha

ocurrido en !a ciudad?Capitan. Una que será m uy sensible á V. S. y

á tüdos los hom bres de bien . Acaban de ase­sinar al maestre de nuestras tropas.

A u d ito r. ¡Ay Dios!Gobernador. ;Y en dónde?Capitan. En los um brales de su propia casa.Gobernador. ¿Se sabe qu ién ha sido el agresor?Capifan. Sí señor.A u d ito r. ¡Justo cielo! ya se ba descubierto

mi crim en. ( /■'•)C(tj)itan. Dos vecinos lionrados que viven en la

misma calle v ieron pasar nn jo v e n , que es bastan te conocido en todo el barrio. Notaron que llevaba un bu lto y que iba á paso bas­tan te acelerado , c o n io cual sospecharon que fuese el reo y enviaron un cria<lo á que le siguiese. To pasaba casualmante po r a l l í , é

■ inform ado de! suceso di las correspondien tes íSrdenes para que una de nuestras patrullas arrestase al de l incuen te en cua lqu ie r parte donde se le ba l le : espero que ya estará se> guro el bribón.

A u d ito r. ¡Qué escucho!Gobernador. Mucho siento que en los prim eros

«lias de mi gobierno haya sucedido se m e ­jan te lance.

Page 17: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Capitan. Ay s e ñ o r , aqu í son m u y frecuentes . £ n este país se hftllaiJi lionilires de peo r índo­le «_ue en la Jamayca; perseguidlos sin com­pasión , que son la pesie de la sociedad.

A ud itor. Yo no puedo resistir . . . .Gobernador. ¿Qué teneis , señor a u d i to r?A ud itor. La idea del delito es para mí la mas

horrorosa .Capitan. El señor aud ito r es u n h om bre de

aquellos que hay pocos en el m undo ; pero t iene el defecto de se r demasiado compasivo para con los bri!>ones que debe castigar. Los tra ía como á hijos , y bace m uy m a l : si yo fuera juez no pasarian muchas horas en tre la averiguación del delito y la im posic iou de la pena.

A ud itor. Señor c ap i tan , el buen Juez no ha de ob ra r con prec ip ilac iou . En estas cosas es necesaria la prudencia.

Capitan. Jamas seré de ese parecer. El que matíi debe m o r i r , la ley lo d i c e , y yo no me detendría en cum plir lo .

A u d ito r . ¡ La ley!.. . ¡ la ley!... ¡ te rr ib le pa lab ra !Capitan. ¿Que misericordia se h a d e te n e r con

un asesino , y m ucho m enos con un ladrón, como probablem ente lo será el que ha dado la m uerte al pobre Roberto G rúm er?

Gohcrnadoy'. ¿Roberto G rúm er?Capitan. Así se Humaba el infeliz m aestre . Era

un pobre diablo incapaz de hacer daño á un* mosc«. En dejándole g^larda^ su caudal no se m etia con nadie. Eso s í , n e daria una m o -

Page 18: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

íned« á un pobre aunque le viese esp ira r ; poi? otra parte era un buen hom bre : sobre todo ^ visitaba mi casa y era de mi reg im ien to , p o r lo cual estoy deseando que se castigue á u n asesino. ^

Gobernador. ¿ Era natura l de Londres?Capitan. Sí señor.(?o¿tv7?aí/or. j Hijo de sir Estcvan G rúm er? ^Capitan. El n iism o: ¿le conociais acaso? ya

sabréis que po r m u e r te de su padre heredó un caudal muy considei 'a tde , pues unió á su p a r te la de su herm ano que fue deshereda­do por haber casado con una m uger de i n ­fe r io r calidad.

Gobernador, jInfeliz de mí!A uditor. Señor gobernador , ¿qué significan eso»

estrem os?Gobernador. Compadeced á vuestro amigo. Yo

soy ese R oberto , y el que ha m u er to era mi herm ano.

A u d ito r . ¿Qué oigo?Capitan. Sospecho que era voestro a m ig o , y

no dudo que vengareis su m uerte .Gobernador. S í, la vengaré : t iem ble el pérfido

a se s in o , tengo motivos m u y justos . . . .A u d ito r . Para com padecer al infeliz de lincuen te .Gobernador. ¿ C o m p a d e c e rá un reo ?A u d ito r. Quizá no será mas que un desdichado.Gobernador. ¿Tendríais piedad con él? Yole odio.A u d ito r . Y yo le compadezco.Capitan. Ya os dije que el señor aud ito r era

demasiado bueno .

Page 19: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Gobernador. Venid conmigo, mas b ien para cas­tigarle que para compadecerle .

A u d ito r. Señor , á vuestros pies....Gobernador. ¿Qué es esto? ¿conocéis p o r v e n ­

tu ra ai de lincuente?A ud itor. N o , pe ro conozco las casualidades

de la vida y los peligros que rodean á los hom bres.

Gobernador. Perezca el que los in ju r ia . Noso­tros debem os aliviar á la sociedad del peso d é lo s in icu o s : empezaré po r e s t e , y ju ro . . . .

A u d ito r , Suspended el ju ram en to . Pensad que tai vez un acc id en te , una casualidad obliga al h om bre mas ju s to á co m e te r un crim en. Yo os sup lico que suspendáis vuestra ira.

Gobernador. |Q ué oigo! in te rcede is po r un ase­sino....

A ud itor. ¿Quién sabe si en descubriéndole le m irare is con la m ayor piedad?

Gobernador, Nunca.A u d ito r . La com pasion... .Gobernador, En tales casos es culpable.A ud itor. M irad....

ESCENA XIT I .

Dichos y Tom.Tom. Un cabo de milicias da parte de que se

ha arrestado á u n joven que dice ha hecho una m uerte .

Capitan. ¿£1 b r ib ó n ha caído en la red ? m e alegro.

Page 20: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

A u d iio r . jHomlire im p ru d en te ! Quiera el cieîo «o tengáis que a r repeu tiro s de ese p lacer tan cruel.

Gobernador, Dile que quedo enter.ndo.Torn. Sírvase V. S. escuchai'rae. El caho me

p reg u n tó quó sugetos estahari con V. S., y l iabiéndole d icho que un o de ellos era el c a p i t a n , me encargó dijese á V. S. que le prec isaba hablarle á solas.

A u d ito r . IHablarle á solas!... yo tiem blo .Gobernador. Está bien , vamos.A u d ito r . g o b e rn ad o r , no procedáis co a

ligereza.Gobernador. Tengo m u y presen te la calidad del

d e l i t o , y le castigaré cotí brevedad .A u d ito r . En n om bre de la hum anidad ... .Gobernador, Esto ya es dem asiado , señ o r a u ­

d itor . En nom bre de las leyes os m ando que cum pláis con vuestros deberes.

/ ase y Torn.A u d iio r . ¡Infeliz de mí!Capitan. Dice m uy b¡en el señor gobernador:

si todos los jueces fuesen tan compasivos com o v o s , nos com eríam os unos á otros.

A u d ito r, B as ta , señor capitan. Hacedme el gusto de re tiraros.

Capitan. Sin duda lo haré pues l«i hora no es para visita. Soy serv idor de V. S. (k’rtíe.)

Page 21: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

ESCENA X ir »

E l A ud ito r,A u d ito r . ¡Qué siluacioQ tan crue lI He dado

m u er te al herm ano de mi mayor amigo. Es­cucho las mas terr ib les amenazas contra m í m ism o ) Y en tan to )os indicios recaen sobre o tro . . . . ¡ y qué! . . . ¿seré capaz de guardar si­lencio? ¿Perm itiré se castigue á un inocen te p o r salvar mi vida y mi repu tac ión? ¡O fatal consecuencia del crim en! j r o m e te r o tro y o tros para expiar el p r im e io !

ESCENA XV,

Dicho y Tom,Tom. Mi amo os espera.A u d ito r , T iem blo de ponerm e en sn presencia.

Hace una hora que le miraba com o amigo, y ya le tem o como juez .. . . pe ro es preciso o b e d e c e r : vamos. {yanse.)

Page 22: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

»Oj3®o9J®O05®«J’»^O0í®30>^503^O33®O')3í

ACTO SEGUNDO.

Sala de la casa del Capitan,

ESCENA I.

Sale el Capitan apresurado mirando d todos lados.

Capitan. ¿ C ^ u é solas están estas piezas?... ¡ola, C la r isa , lu i l ' , Raíl'! nadie responde , ; q u é es e s to ? ¡RafT!

Sale Baff". ¿Señor?Capitan. ¿Qué diablos estáis haciendo allá d e n ­

tro ?Haff. Estamos sobresaltados.Capitan. ¿Por qué?

Por el a rres to de ese joven.Capitan. ¿Que ya ba llegado aqu í la notic ia?Baff, Sí s e ñ o r , pues si fue .. . .Capitan. Calla : b ien hecho está lo hecho ; á

los b ribones se les debe t ra ta r así.Haff. ¡Á los b r ib o n es! . , . . Maldito si en tiendo

una palabra. El señor Carlos es u n hom bre m u y h o n rad o ; mi capitan le daba casa y m e s a , y aun le tenia des tinado para esposo de su hija ; pero de rep en te envía una pa­tru l la y se le llevan preso.

Page 23: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Capitari, ¿Qué estás liablando en tre d ien tes?Jiaff. Nada,Capitan, ¿Y mi ten ien te?liaj > Estuvo esperando largo ra to ; pe ro al fin

se marchó.Capitan. ¿Pero volverá?Raff. Creo que no.Capitan. Lo siento. No puedo d o rm ir si des-

pues de cenar no juego u n ra to al ajedrez.Raff. Por esta noche m e parece que os ocosta-

reis sin esa circunstancia.Capitan. No hay t a l : ve á b u sca r le , y dile que

le espero.Raff. ¿Cómo á buscarle? vive al o tro estrem o

de la c iu d ad , y yo....Capitan. Dices b ie n , no estás para n a d a : eres

m uy viejo y tendré que buscar o tro criado.Raff. Con que estoy desped ido .. . . despues de.. . .Capitan. Calla, bestia : ¿qu ién habla de despe­

d ir te? digo que eres viejo.Raff. Y que po r ser viejo no puedo.. . .Capitan. No puedes ni debes salir de mi casa.Raff. Y’a , pero tenéis unas cosas....Capitan. ¿Por qué diablos se ha ido el ten ien te

tan tem prano?Raff. Estaba de mal h u m o r con lo que ha pa­

sado.Capitan. Tam bién tiene u n corazon de m an te­

ca. ¿Y mi b ija ?Raff. Llorando en com pañía de su m adre.Capitan, ¡Llorando! y ¿ p o r q u é ?Raff^ Buena p regun ta : ¿pues no lo sabéis?

Page 24: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Capitán. ¿*Yo acaso soy adivino de lágrimas de m ugeres ?

Aquí no hay m ucho que adivinar.Capitan, ¿Si el difunfo cu arte l-m aestre estaria

enam orado de mi hija? Ahora conozco que sus frecuen tes visitas... .

Raff. P e ro , s e ñ o r , ¿qué tiene que v e r con lo que pasa en casa el señor cu a r te l-m aestre?

Capitan. Le han m uerto esta noche.Maff. Pobre diablo , ¿de veras? ya tenem os un

avaro menos e n e i m undo . ¿P e ro , s e ñ o r , con que ha m uer to?

Capitan. ¿Pues no dices que sabéis cuanto ha pasado ?

Baff. Yo hablaba to can te i la prisión de.. . .Capitan. C alla , y llama á mi m uger y á mi

hija : no q u ie ro p e rde r el t iem po hablando con u n tonto» {P'asc B aff,)

ESCENA I I ,

Capitan solo.Capitan, ¿*Qué em brollos son estos? ó se han

vuelto locos , ó aquí hay algún duende . ¿Pero cóm o habrán sabido tan presto lo que ha pa­sado? El ten ien te les habrá dado la noticia, que es U Q hablador insufrible.

ESCENA I I I .

V icho y Raff.B aff. S e ñ o r , mala noticia. Áli señora se ha en*

cerrado en su cuar to y no qu ie re venir.

Page 25: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Capitan. Vaya, se volvió loca.Itaff. Y ha mandado llevar allí su cama.Capitan. E n h o ra b u e n a , tan to se me da q u e

duerm a en su c u a r t o , com o q u e duerm a en los p ir ineos: dame la pipa.

Raff. Aquí es tá : lo q u e m e encanta es su d i­simulo. (a/;.)

Capitan. ¿Sabes jugar al a jedrez?No señor.

Capitan. Eres un asno.Ho-jf. Y sin fo r tu n a , q u e es cosa particu lar .Capitan. Llega aquella m e s a : daré pa r te al co ­

ronel de lo que ha pasado.Baff. Es capaz de en tre ten erse en m o n d a r len ­

te ja s , po r no p e rd e r la cos tum bre de acosr ta rse cuaudo viene el dia.

ESCENA IV.

Dichos y C larisa m u y seria.Capitan. Chis, {Viéndola venir.')liajf. ¿Señor?Capitan. Mira.

Ya, y a : me parece que hab rá tem pestad .h l Capitan se pone d escribir sin dejar de

fu m a r C la j 'is a toma una silla y se i>uelue de espaldas d él.

Capitan. No im porta , ya e s toy acostum brado: s e ñ o r a , vuestro servidor.

rxaff. No responde.Capitan. M ejor: Douvres á..>. a .. . . ¿á cuántos

estamos?

Page 26: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Baff. A vein ticuatro .Capitan, Muy b ie n : á ve in ticuatro de enero.

Pongo en noticia de V. S. un suceso que escitará su enojo. {M ientras moja la plum a m ira d Clarisa y dice.') ¿Con que no m erez­co respuesta?

Baff. Ni por esas.Capitan. Ya hablará. Han m uer to al cua r te l-

m aestre Grúmer.Clarisa. ¿Han m u er to al cu a r te l-m aestre?Capitan. jHoia! parece que hab ló . Si señora,

le han m uer to esta n o ch e : ¿os causa pena la notic ia ?

Clarisa. No hablo con vos.Capitan. Sea enhorabuena.Clarisa. RajF.B aß. ¿Señora?Clarisa. ¿Es c ierto que han m uer to á G rúm er?Raff. Así lo dice mi amo.Clarisa. Pero ¿dónde? ¿cóm o?Capitan. Si os dignáis acercar un poco vuestra

silla lo sabréis. ¿No quere is?B<iff- Volvió á enm udecer.Capitan. Ojalá fuera para s iem pre . Todavía se

ignora el nom bre de .. . . Maldita pluma que apenas señíila ; voy á c o r t a r l a : {Mientras corta la plum a m ira d R a ,ffy dice.) ¿y Car­los no ha venido de su te r tu l ia?

Raff. Ya estamos en el lance crítico, i . fe mia q u e no sé qué responderle .

Capitan. ¿ H h s enm udec ido t ú tam bién?Raff, Señor.. . .

Page 27: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Capitan, P ron to : ¿lia vcmíJo? sí 6 no.Clarisa. ¿Y tienes la im prudenc ia de p reg u n ­

tarlo ?Jia.0'. Ya comienza la tem pestad .Capitan. ¡Hola, lióla! ¿q u é tono es ese?Clarisa. Repito ¿ q u e si tienes valor para hacer

tal p regun ta? iVo te avergüenzas de haber violado las leyes de la am is tad , de la h o s ­p i ta l id ad , y....

Capitan. ¡Clarisa , Clarisa ! ¿has perd ido el ju i ­c io? ca lla , aquí viene Isabel.

ESCENA r .

Dichos é Isabel llorando.Capitan. M uchacha, ¿qué lágrimas son esas?Isabel. ¡Padre!.. .Capitan. ¿Por qué lloras? vamos.... no des l u ­

gar á que me formalice.Isabel. S eño r , no os ofenda m i llanto. Yo le

am aba: vos mismo protegisteis este am or s in ce ro , yo le miraba como u n amigo ver­dadero.

Capitán. ¿A qu ién?Isabel. Á t’árlos.Capitan. ¿Y quién dice q u e no le am es? sí,

á m a le , lo merece.Clarisa. ¡Qué disim ulo tan cruel! jq u é p e r­

fidia !..•Capitan- Deja que hable Isabel y no rae h a ­

gas impacientar. Habla I sa b e l : ¿de qué na~ cen esas lágrimas?

Page 28: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Isabel. S e ñ o r , m u r ie ro n ya mis e spe ranzas , y vos fuisteis q u ien .. . . No lo puedo c ree r . . . . ¡ Aii señor! ¿dónde le m andasteis c o n d u c ir?

Capitan. ¿Cóm o co n d u c i i? . . . ¿á qu ién?Isabel, k Carlos.Capitan. Muchaclia , ¿qué dem onios dices?Clarisa. Hom bre c r u e l , ¿á qué fin es el disi­

m u l o , cuando le ban arrancado de nuestros m ism os brazos?

Capifan. S eñ o re s , ¿q u é em bolism o es este?Raff. Mi cap i tan , liablemos claro. ¿No env ias­

teis l ina patru lla con ó rd e n de que le a rres­tasen ?

Capitan. ¿ i Cái’lo s?lia ff. ¡Daie bola! á C a r lo s , á Carlos.Isabel. ¿Qué c rim en ha co m etido el infeliz?

¿ P o r q u é vos no le habéis p ro p o rc io n ad o la lu^a antes de se r qu ien le en tregase?

Clarisa. Jamas hubiera c re ído q u e cup iese en tí una crueldad sem ejante .

Capitan. Poco á poco , señ o ra s ; habíais con una lornialidad que me adm ira.

Clarisa. ¿Aun quieres d is im ular?Capitan. Os a seg u ro q u e no lie d a d o ta i o r d e n ,

V q u e e s to y a b s o lu ta m e n te i g n o r a n t e d e todo .Clarisa, Pues si el m ismo cabo d e la patru lla

dij ) qtie su cap itan . . . .Capitan. .•*> in c ie r to . . . . Yo vo y á averiguar

qué enrn l ) f>s es te . . . . c re e d m e : e s to y igno" rau te . . . . iialF, «lame la espada , p r o n t o , es p r e ­ciso salir de tantas dudas.. . ¿Pero qué es esto?

Page 29: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

ESCENA VI.

Dichos^ un Oficial y Soldados.Oficial. Señor rap ita ti , ¿es esla vuestra casa?Capitan. Sí señor:, ¿ pero por qué m otivo entráis

en ellí»?Oficial. 01)edezco al señor gobernador : ¿cuál

es vuestra liija?Capitan. Aquella.Oficial. Señorita , es preciso me acom pañéis á

vuestro c u a r to , pues debo reconocerle .Isabel. ¿ Cómo ?Oficial. Esta es la orden que t ra ig o : señora,

acom pañad á vuestra bija.Isabel. A ladre, ¿q u é es e s to?Clarisa. No puedo c o m p re n d e r lo ; es le caba­

llero oficial podrá quizás inform arnos.Oficial. Solo sé cu m p lir lo que se m e ba

m a n d a d o ; v e n id , y vosotros custodiad esa puer ta .

Se entra con Clarisa Isabel y un Soldado.

ESCENA V I I .

Capitan, B a f f y Soldados.Capitan. E s toy com o una esta tua á vísta de

este lance. ¿Cómo se allana asi mí casa , sin respe to á mi nacim iento y graduación? ¿Po­d ré to le ra r tal insulto sin oponerm e?

¿O ponerse? á bu en tiem po. Según veo

Page 30: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

solo sois valiente cuando se tra ta de u l t ra ­ja rm e á mí.

Capitan. ¿Pero á qué fin se manda reconocer cuarto de mi h ija? no sospechas tú . . . .

ü a ff. Yo no sé cosa alguna. Desde que ano ­checió parece que el diablo se ha venido á

estab lecer en esta casa.

ESCENA V I H .

Dichos^ el Oficial^ Clarisa^ Isabel, y el S o l­dado <fue trae una cajita.

Isabel. Úna cajita que con e l m ay o r secre to me en tregó Carlos.

Capitan. Cárlos... . si acaso.... p e ro no 5 es u n jóven incapaz de un cr im en semejante.

Oficial. ¿Que criados tiene u s ted , señor capitan?Capitan. Esle.Oficial. Conducidle á la cá rce l .

A los Soldados.¿ i dónde? .. . aguárdense un poco .. . . ¿ á

dónde habéis d ich o ?Oficial. A la cárcel.Haff". ¿Cóm o? ¿pues que soy yo acaso algún

m alliechor? jYo á la cárcel al cabo de mis a ñ o s !

Oficial. Esta es la ó rd en del señ o r gobernador . Señoras, sienfo verm e en la prec is ión de d e ­ciros que ol señor gobernador me ha manda­do os acom pañe hasta el cuar to de l alcaide que 0« servirá de p r is ión .

I s a b e l , ¡Madre !

Page 31: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Clarisa. ¿Nosotras á una p r is ió n ? qué causa... .OficiaL Sé la o r d e n , pero no los motivos.Capitan, Señor su b te n ie n te , esta es una v io ­

lenc ia , y no consentiré .. , .Oficial. No creo que uíi oücial de b o n o r se

res is tirá á las órdenes del gobierno. Mostrad q u e sois b u e n m il i ta r obedeciendo y e n t re - gándom e la espada.

Capitan. Pues yo tam bién .. . ,OJicial. Debeis presentaros en palacio á la o r ­

den diíl señ o r gobernador.Capitan. ¡Maldita subo rd inac ión !

E ntrega la espada.liaff. ¿Con qne ya está la casa desalquilada?OficiaL Conducid á ese bom bre .lia ff. Buena cama me espera. [Le llevan,')Oficial, Vamos , señoras , y no tem an ustedes,

pues el cielo s iem pre favorece á la inocencia .Isabel, ¡M ad re , cuántas penas nos cercan !Clarisa, Ten constanc ia , bija mia. El cielo vol­

verá po r nosotros.Capitan. Vamos , señor su b ten ien te : esta es

una t ro p e l ía ; pero yo sabré con fund ir i mis enemigos.

Oficial. Lo creo así: pero debo obedecer.

Page 32: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

ACTO TERCERO.

Sala de casa del A u d ito r como el prim er acto.

ESCENA / .

E l A u d ito r.

A u d ito r . ¡ E n f in , me v r o precisado á Iiacer Averiguaciones acerca de m i propio delito! ¡El inocen te padece en prisión y el reo va á ser juez! jq u é h o rro r! He violado las leyes, y me obligan á vengarlas en la persona de u n infeliz.

ESCEI^A I I ,

Dicho y un M inistro,M inistro . Señor a u d i lo r , esta es la cajita ro b a ­

da a! d ifunto c u a r te l -m ae s t re , y que se e n ­con tró en el cuarto de mis Isabel B o g h , de qu ien es amante el jóven que está preso. A quí está tam bién la vaina que se halló in ­m edia ta al c a d áv e r , y que sin duda es de la espada con que le d ieron m uerte .

A ud itor. ¡Dios soberano , qué fatal testigo viene á c o n fu n d irm e ! Me iiorroriza su vista, (a ^ .) Está b i e n ; dejadlo sobre esa mesa , y r e ­t iraos. {P’ase e l M in istro .) ¡Q ué el jó v eu á

Page 33: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

3 iqu ien se impiUa la m u e r te Uevó està cnjila a! aposen to de su smoda! y que esta cajilu era del d ifun to cua r teU inars tre . . . . jquc ve- l iem ente indicio contra aquel infeliz!... l*a- rece que la fortuna ine proporciona el n>edio de salvar mi vida , y mi re jju tac ion .. , . ¿ |)ero seré capaz de abrazar es te p a r t id o ? ¿iJeberé m i h o n o r y m i existencia al sacrificio de una v íc tim a in o cen te? N o : los rem ord im ien tos q u e me acom pañarian todo el curso de mis tr is tes años , serian m ucho mas crueles que el suplic io que merezco. S í , joven desgra­c ia d o , espera t u l ib e r ta d ; la t e n d r á s , y vo m e entregaré á la p ris ión j á la in fam ia , á la m u e r te . . . . ¡Qué c rue l a l te rna tiva l ¿pero q u ien se acerca?

«r .sc E X A i i r .

Dicho y James.James. El señor gobei nador me manda deciros

que deiiitro de media liora asistirá al t r ib u - íial donde deben com parecer los iniciados en el asesinato de anoche.

A u d ito r. ¡S í , los iniciados!... los inocentes, y el reo verdadero se presen ta rá á su vista como juez. ¿Será el órgano de la ley e l mismo q u e la violó? i^P ')

James. S e ñ o r , no tom éis tan ta par te en las pe­nas de los o tro s . . . . ¡Qué d iablos! s iem pre que habéis de sen tenc ia r estáis as í tan in ­qu ie to , y tan .. . . vaya , vaya , v a lo r , y el que la hizo que la pague.

Page 34: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

A ud itor. Caíla , insensato.Jamf.s. Digo m u ^ bien : el reo debe.. . .A ud itor. C a lla , c a l la : no sabes lo q u e bas

dicho.James. Pero....A u d ito r. ¿Fstá p ron to el caballo que mandé

dispoiiet ?James. Sí señor.A u d ito r. Esto es preciso. Demos liber tad á ese

j o v e n , y p rocurarem os que su fuga sirva para o cu lta r mi delito.

James. Señor.. . .A u d ito r . ¿D en tro de media ho ra ha de i r el

gobernador al t r ibunal?James. Así me ha d icho que os lo partic ipe.A u d ito r, No podem os p e rde r t iem po , (a^.)

C o rre , di al alcaide que conduzca á esta sala á ese infeliz acusado.

James. ¿ Solo ?A u d ito r . Solo.James, Es que tam bién están en la t rena la

esposa é bija de aquel capitan tan fanfarrón. Vaya, si en este m undo no se puede fiar de nadie. La tal Isabelita parece una santa , y guardaba en su aposento lo que el o tro . . . .

A u d ito r . Calla; no juzgues así de la inocencia.James, Pero si ya se ha descub ier to . . . .A u d ito r . Nada. C alla , te r e p i to , y haz lo q u e

te he m andado.James. Allá voy .. . . Ho!» s e ñ o r , ¿pareció la vai«

na de vu#»stra espada? {C ógela vaina,yA ud ito r. ¿Qué d ice s?

Page 35: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

James. Que esta es la vaina de vuestra espada: la misma.

A uditor. No j no es esa.James. ¿Pues que no la conozco yo?A uditor. No la conoces.. . . no . . . . mira , guarda

el mas profundo s i le n c io , nada digas si te interesa mi felicidad.

James. ¡O! de ese m odo enm udeceré . . . . ¿Qué misterios son estos que no en tiende? Voy á hacer que el alcaide suba el preso, (yase.)

A uditor. Pensaba h u i r de este pais , pero mi fuga serviria para aclarar lo mismo que d e ­seo sepultar en el m ayor silencio. Ademas el infeliz acusado quizá m o r i r la : los indicios que hay contra él bastarían á causar su m u e r te 5 y m ucho mas cuando el goberna­d o r t iene tanto deseo de lom ar venganza. No , no debo h u ir : huya ese infeliz ; sálvese, y sálveme yo con su fuga.

ESCENA IV.

Dicho t el A lcaide., Carlos y James,A lcaide. Señor a u d i to r , este es el jóven que

mandais conducir.A ud itor, Está bien : retiraos.Alcaide. Perm itidm e que os advierta que es

reo de u n delito gravísimo , y así... .A ud itor. Lo s é : re tiraos.A lcaide. No quisiera que vuestra bovdad os

espusiese y me com prom etiese .. . .A ud itor, B la k , yo creo no habréis olvidado lo

que me debeis.

Page 36: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

A lcaide. No señ o r : m i fo r tuna es obra vuestra; pero....

A u d ito r. Nada temáis.., , yo... .A lcaide. ¿Qué?A ud itor, j Im p ru d e n te , qué iba á d e c i r l Blak,

yo respondo de este hombre.A lcaide. De ese m odo me re tiro .

{Vase j - James.)

ESCENA y .

A u d ito r j Carlos.A ud itor. Infeliz jo v e n , acercaos y nada temáis.Carlos. S e ñ o r , el inocente mira con serenidad

el ros tro de su juez.A u d ito r. Yo no lo soy en este caso.... soy

u n amigo que desea vuestro bien , y que tiene el mayor Ínteres en libraros de la p r i ­s ió n , y de sus íatales consecuencias.... Sí.... t iene el mayor Ínteres de libraros.

Cdrlos. Lo creo así, y no me sorprende tanta bondad como hallo en vos : toda la ciudad publica vuestro generoso corazon y vues tra vir tud .

A uditor. ¡Mi v ir tud!. . . ¡ a h ! (a/>.) Respondedme con la sinceridad de u n am igo : ¿conocéis esta cajita?

Cdrlos. Sí señor.A ud itor, ¿Qué contiene?C a V /o f .^ a s tan te porcion de monedas de oro,

algunas a lha jas , y no sé qué papeles.A ud itor, ¿Cómo vino á vuestro poder?

Page 37: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Cdrlos. Os digo con verdad que m e la entregó el difunto G rúm er al t iem po de espirar.

A uditor. ¿Pues no m urió en el m ismo sitio don­de le h ir ie ron ?

Cdrlos. No señor. Yo pasaba po r aquel sitio cuando el infeliz estaba revolcándose en su sangre. La hum anidad me hizo llegar á so> c o r re r le ; le ayudé á le v a n ta r , y le conduje hasta la puerta de su casa , pocos pasos dis­tantes del puesto donde le h ir ie ron . Pero la m ucha sangre que habia perdido y lo pene­tran te de la herida no le perm itie ron en tra r en su casa , y espiró allí mismo en mis b ra ­zos. Antes de m orir m e entregó las llaves de de su habitación , en la que vivia abso lu ta ­m en te so lo , y me dijo señalándom e una de aquellas l lav es : to m a , hijo m ió , abre m i es­crito rio y llévate cuanto en él halles , an­tes que otros se apoderen de ello j tu y o es, y yo en esta hora te lo re s t i tu y o , aunque tarde.. . . conozco que he faltado á todo los derechos de la naturaleza y de la sangre.... No habló m a s , pues cayó postrado en el ú ltim o desmayo.

A u d ito r. »¡Conozco que he faltado á todos los derechos de la naturaleza y de la sangre!” ¿Qué quiere dec ir?

Cdrlos. No puedo com prenderlo . . . . pe ro estas fu e ro n sus últimas palabras.

A uditor. ¿Y no descubrió el au to r de su muerte? Cdrlos. No se ñ o r : pero al levantarse del suelo

Page 38: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

apoyado en mis brazos, repetía .. . . yo te p e r ­dono , yo te perdono.

A ud itor. ¡Me perdonó!.. . ¡Ü Dios! {ap.) ¿En f in , amigo m ió , tú no fuiste quién le hirió?

Carlos, No señor : he pasado mi niñez en la m ayor ind igencia , he sufrido todas las ad­versidades de la v ida ; pero jamas ha a b r i ­gado mí corazon la m entira ni el crimen. Creedm e, que sí hubiera com etido alguno, yo mismo le publicaría ; pero estoy inocente.

A ud itor. S í, in o c e n te : demasiado lo sé. (ap. con el m ayor dolor.) Pero , hijo m ío , los in ­dicios le culpan. Mira tu vestido manchado con la sangre del infeliz G rúm er; sus joyas depositadas j io r t í en el aposento de la que amabas.... to d o , todo te hace reo.

Cdrlos. Nada im p o r ta : Dios sabe mi inocencia.A u d ito r . Pero el hom bre jnzga seaunlos in d i ­

cios que se le p resen tan ; t e m e , tem e la sentencia f i inesta , pues no puedes p robar lo contrarío á lo que d icen los indicios tau vehem entes que hablan contra tí.

Cdrlos. ¡O Dios!A ud itor. Sin em bargo , aun te queda un re c u r ­

so para sa lvar le , y es tu mismo juez qu íeu te le ofrece.

Cdrlos. Un recurso .. . . cuál. . . . hab lad , señor.A uditor. H u y e , hijo m ió , huye de esta cárcel:

un caballo le espe ra : h u y e , y lejos de este. p a ís . . . .Cdrlos. Desprecio un recurso que m e baria

Page 39: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

delincuente : soy ¡nocen te , y lo diré delante de mis ju e c e s , á la faz de todo el universo.

A ud itor. Pero no serás oido : te faltan p ru e ­bas....

Cdrlos. La verdad siempre sabe triunfar.A uditor. Sin em bargo , la verdad se manifiesta

m e jo r en libertad , que en tre las rejas de una cárcel. H uye , hijo m ío ; no desprecies un favor....

Cdrlos. Que me baria odioso á l o d o s , acred i­tándome culpable. Huya en buen hora el reo, pe ro no el in o cen te : aquel llevará siempre consigo los horrores de la cárcel : no verá sus pies oprim idos con el duro h ie r ro , pero su conciencia le oprim irá día y n o c b e , y su delito se le presentará en tre las sombras del sueño. No así el in o cen te : la luz de la verdad le a lum brará en la oscuridad de su calabozo: sabrá m irar con tranquilidad lodos los indicios que le cu ipnn ; responderá coa sencillez á los cargos.... y si no fuese o ído.... ay de aquellos qne le sentencien .

A uditor. Tiemblo al escucharle ; estas palabras traspasan mi corazon.

Cdrlos. S eño r , habéis tenido la bondad de pre­guntarm e como am ig o ; pero no penseís que mis respuestas sean menos sinceras cuando me preguntéis como juez. Soy inocente : esta es mi única defensa.

A u d ito r. Tem e que no sea suficiente.Cdrlos. Al con tra r io : tengo mas confianza en

ella que en ia fuga que me proponéis.

Page 40: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

A uditor. ¿En qu ién esperas, Joven im prudente?Cdrlos. Hay u n Dios que ve las acciones de los

h o m b re s , p ro te je al in o c e n te , y su justicia persigue al cu lpado au n q u e huya á los mas rem otos eli mas.

A ud itor. A unque huya .. . . le persigue.. . . ve aquí el re t ra to de mi suerte : el te rr ib le anuncio de las penas que me aguardan, {ap.'^

ESCENA r i .

Dichos y James,James. El señor gobernador va á venir.A uditor. ¿El gobernador? ¡Ay Dios! amigo

m ío , sigue mi consejo: no le desprecies: huye j huye.

Cdrlos. De n ingún modo.A uditor. ¡Eres infeliz!Cdrlos. No puede serlo el h om bre que no se

aparta de las sendas de la v irtud.James. S e ñ o r , que v iene.A ud itor. Que en fin....Cdrlos. Esta es m i re so lu c ió n : volvedme á la

cárcel.A u d ito r. ¡ Ah ! ¡ si supieseis á cuántos riesgos me

esponeis! (a/>.) ¿B lak? conducid á ese hom ­bre á la prisión. {Blak se presenta y lo hace.')

James. ¿S < ñor, qué es esto? ¿habíais de fuga? ¿acaso ibais á darle l ibertad?

A ud itor. J a m e s , compadéceme y no m e cen ­sures.

James. Pero no sabré.... ya no sabré nada , pues viene el gobernador. {Fiéndole venir.)

Page 41: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

ESCENA V I I .

Dichos y Gobernador, el M inistro y un Es­cribano.

Gobernador. I<1 á p revenir á los reos para sa declaración.

Escribano. Está b ien : esas son las prendas que deben form ar el cuerpo del delito.

f ase y el M inistro,James. Calla , calla ; la vaina que se le perdió

al amo dicen que lia de form ar el cuerpo del delito .. . . ¡Válgame D io s , cuán ciertas eran mis sospechas! (yase.)

M ientras todo esto el A u d ito r se habrá estado sentado en una silla con mucho dolor.

Gobernador. Amigo D orsel, ¿es posible que os han de abatir hasta este estrem o las desgra> cias agenas ?

A udilor. I Ah ! si supieseis cuán horrorosa es á mis ojos la idea del delito.

Gobernador. La ¡dea del delito es horrorosa en e fec to ; mas por lo mismo debemos implicarnos a perseguir y cs term inar los delincuentes.

A uditor. ¡A li , señor gobernador! á veces e l juez mas perspicaz no puede encontrarle.. . . y si castigase al inocente .. . . si usase de las armas de las leyes para perseguir.. . . para op rim ir . . . .

Gobernador. Es m u y difícil que la verdad se oculte hasta ese estrem o : si faltase la decla- racioD del r e o , hablan los indicios.

Page 42: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

A uditor. Suelen ser engañosos. GGobernador. Hay pruebas.

A ud itor. No s iem pre son sufic ien tes: en fio, señor gobernador , yo acabo de hablar al jó - ^ ven que está preso , y sus respuestas . . . . ^

Gobernador. Desde luego habrá procurado aparen ta r inocencia.

A u d ito r. No digáis que la aparen tó .. . . la v ir tud brillaba en su sem blante .. . . el c a n d o r , la sin- • ceridad mas ingenua movia su Jengua.... c re e d m e , señor gobernador , está inocente.

Gobernador. ¡Inocente!A uditor. S í , amigo m ío , inocente.

Con la mayor ternura tomándole la mano.Gobernador. Apartad.A uditor. No penseís que en vano os he dado

el nom bre de amigo.... po r él y nuestra an­tigua amistad os suplico m e dispenséis de in te rven ir en esta causa.

Gobernador. No es posib le: la obligación de vuestro empleo.. . .

A uditor. Desde ahora le renunc io .. . . s í , le r e ­n u n c io , y m añana, ahora mismo me ausento de Douvres.

Gobernador. ¿Cóm o?A uditor. No puedo juzgar esta causa.... no

puedo in te rven ir en ella.Gobernador. Podéis y debeis hacerlo . El infeliz

que fue asesinado era herm ano mió.. . . Vos Jo s i b e i s , y yo no rae de te rm inaré jamas á descubrirlo .

A ud itor. ¿No lo descubriré is?

Page 43: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Gobernador. Este es un secreto que solo á un amigo como vos se puede confiar.

Leve pausa abrazándole.A uditor. Pero sepa el origen de que nace.Gobernador, Lo sabréis , mas no aliora.... el

tiempo urje , urje : v e n id , amigo m ió , jamas me ha sido tan necesaria vuestra asistencia: ei odio ó !a venganza pudieran dirigir mis operac iones : quiero ser juez im p arc ia l , y la sangre de mi herm ano clama venganza.... no m e abandonéis en esta s i tu ac ió n : deseo ser j u e z , y no podré serlo sin vos.

A uditor, Si supieseis... . ¿qué iba á hacer? una sola palabra me precipitarla.

Gobernador. No dudé is , amigo m ío ; seguidme po r la obligación de vuestro cargo y po r la de nuestra amistad.

A uditor. ¡Qué horrorosas escenas voy á presen­ciar! En ün .. . . pues me falta valor para con ­fesar mi crimen , debo tener le para sufrir las resultas de mi silencio.

Gobernador. Esta es la prim era vez que voy á escuchar á un reo sin com padecerm e de él.

2'oca la campanilla y se presenta el Escribano y el A lcaide.

Gobernador. ¿Están los reos p rontos?Escribano. Sí señor.Gobernador. ¿Y también ha declarado el c i ru ­

jano acerca de las heridas que recibió el in ­feliz Grúmer?

Escribano. Sí s f ñ o r ; y po r su informe resulta que la herida fue hecha cou arma estrecha y

Page 44: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

p u n z a n te , tal como esta espada que sin vai­na se halló en el cuarto del jóven indicado.

A ud itor. ¡Una espada desnuda en su cuar to ! qué funesta casualidad.

Escribano. Conducid al criado del capitan. {Fa­se el A lcaide.) Supuesto que habéis exam i­nado al jóven que se cree au to r de esta des­gracia , y se obstina en defender su inocencia, Lien será rec ib ir la declaración á los que pueden deponer contra él.

A uditor. No los creáis , señor. . . . ese jóven está inocente : m irad que las p ruebas.. . .

Gobernador. Estamos en el caso de averiguar su inocencia ó su delito.

ESCENA FIIT»

Dichos y el A lcaide yA lcaide. Andad de prisa que está esperando el

señor gobernador.Raff. Que se e s p e re , pese á m i a lm a; desde

anoche que le estoy yo aguardando á él en m i calabozo. {M irad los jueces y les saluda.) ¡Buf! qué tres dem onios se han juntado.

Gobernador. A cercaos, bu en an c iano , y no t e ­máis.

Raff. S eño r , eso es imposible á vista de la jus­ticia.

Gobernador. ¿*Por qué? la ju stic ia e s l a pro tec­tora de los inocentes.

Raff. Sí s e ñ o r , pero empieza á p ro tegerlos en­cerrándolos e a la cárcel. Setenta y tres años

Page 45: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

h e vivido sin que se m e note la m en o r falta, y po r último me veo cooio un m alhechor en u n oscuro calabozo en conversación con los ratones.

Gobernador. En vos depende salirde él al in stan teBaff. O , pues si es eso , desde ahora do y mi

consentim iento.Gobernador, Solo se exige de vos q u e habléis

verdad.Raff, Estoy acostum brado á ello desde niño.Gobernador. ¿Cóm o os llamais?

E l Escribano escribe.Jacobo RaíT, criado del capitan B ogh , é

hijo de Jaime RaiT, tam bor que fue de m ili­cias, y n ieto de Pablo....

Escribano. Despacio.Baff. Es que en sem ejan tes cosas es b u en o d e s ­

pachar pronto .Gobernador. ¿Conocéis á un jóven llamado C ar­

los ?Habrá unos catorce á quince años que le

co n ozco ; iba con bastante frecuencia en casa de mi a m o ; es u n jóven m uy h o n ra d o , in ­capaz de n iügun d e l i to , y no sé verdadera­m ente porque .. . .

Escribano, Ko se os pregun ta eso.Baff. Ya, pero yo lo respondía adelantado.Gobernador, ¿No sabéis q a c motivos ocasiona­

ban tan frecuen tes visitas?Baff. ¡Q ué diablos sé yo!Gobernador. Decid la verdad.Baff, Qué preguntones son los jueces. Señor,

Page 46: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

el capitan tiene una hija agraciada, y Garlos pretendía casarse con ella.

Gobernador. ¿Y el capltau era sabedor de sus jutenciones ?

Y las fomentaba.Gobernador. ¿ De qué familia es ese joven Cárlos?Raff. ¿Cómo de qué familia?Gobernador. ¿Quiénes fueron sus padres?Baff. Eso.... no lo sé.Gobernador. ¿Cómo es posib le que lo ignoréis

conociéndole tantos años hace?Baff. Pues seño r , no lo sé.Gobernador. ¿Ni el capitan 'vuestro amo?Baif. 1 a mpoco.Gobernador. í ío es posible que sin conocer á

su familia quisiera adm itir le en la suya ca- sániiole con su hija.

BaJ^. Pues, señor, sea posible, ó no lo se a , lo c ierto es que ese jóven ignora él m ismo su nacim iento . Es uno de aque llos infelices, cu ­yos padres son unos b r ib o n es , que los aban­donan á que se crien á espensas de la caridad.

Gobernador. jCómo traspasan mi corazon eslas espiesiones! Decid, ¿po r qué motivo le co ­noció vuestro amo?

Baff. Vino á esta ciudad sin mas apoyo que una carta de recom endación para el capílan. Este ▼ió su talento y honradez , y le prot<*gió en térm inos que ya en el dia t iene su caudalito adquirido en el comercio.

Gobernador, ¿^.onrurrlan aleunos otros suge­tos á casa de vuestro a inu?

Page 47: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Raff. Sí señor; j el que mas la frecuenlaba eva el pobre cua r le l- in ae i t re , que d icen fue asesinado anoche.

Gobernador. ¿Y c o n q u e motivo iba con la fre* cuencia que decís?

Raff. Se dará tal curiosidad .. . . señor esas son unas cosas que .. . .

Gobernador. Es preciso responder.Raff. Yo.creo que tam bién aspiraba , como Car­

los, á lograr la mano de la señorita.Gobernador. ¿De qué lo inferís?Raff. De que el la) G rúm er cou todos era rega­

ñón menos con ella.Gobernador. ¿Y’ Carlos sabia sus pretensiones?R a ^. Alguna cosa sospechaba, pues no le gus­

taban m ucho aquellas visitasA uditor. ¡Dios m ió , cómo se reúnen los i n ­

dicios !Gobernador. ¿Hubo alguna vez en tre los dos

indicios de desazón ó desafío?Ro-ff. Tatito como e so , no seño r ; pero antes de

ayer tuvieron una corla altercación.Gobernador. ¿En dónde?Raff. Á la puerta de nuestra casa. Carlos iba á

en tra r y el o tro salia ; pero no fue nada.Gobernador. Decid cuanto sepáis , ó tem ed .. . .

cómo fie espUca mi p ro tec­tor. {ap.) Pues seño r , yo estaba en el haicou* y esí uché que el viejo le amenazaba sí p ro ­seguía enam orando á la seño ri ta : Carlos le respond ió con firmeza y e l o tro se fue g ru ­ñendo.

Page 48: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Gobernador. Señor a u d i to r , ya se aclaró la cau­sa de la m uerte de mi hermano.

A ud itor. No... suspended todavía vuestro juicio.Gobernador. ¿Cómo? ¿si eran riva les , sí alter*

carón antes de ayer y G rúm er le amenazó, qué duda hay?

A ud itor. Señor gobernador , los indicios mas claros suelen engañar.

Gobernador. Los de esta clase no engañan: ¿sa­béis algo mas en este asunto?

Haß. No señor.Gobernador. Está bien.Hace señas d un ministro y le habla aparte

mientras Hajf dice lo que sigue.Raff. Ni tanto juzgué yo que sabia; pero en la

cárcel se aprende á hacer exám en de con ­ciencia.

Escribano. Voy á obedeceros. (yase.)Gobernador. Ya podéis retiraros.Baff. ¿Á m i casa ?Gobernador. Aun no es tiempo.llaff. ¡Eh! volvamos al calabozo á esperar la pro­

tección de la señora justicia.Fase y el A lcaide.

ESCENA IX .

E l Gobernador^ A ud ito r^ y M inistro que con­duce d Clarisa^ Isabel y el Capitan.

Escribano. Aquí es tán los sugetos que manda V. S. llamar.

Capitan. Señor gobernador, este es un insulto que se hace al lustre de m i familia y al nn i-

Page 49: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

form e que visto. Mi reputación está sin boi> ron a lg u n o ; y aun debiera V. S. p roceder. . . .

Gobernador. Señor capitan , respetad en m í la persona del soberano y la voz de las leyes.

Clarisa. Esposo m ió , modérate: reflexiona que hablas en presencia de nuestro gobernador. S e ñ o r , disimulad os ru e g o ; el do lor de ver en esta situación á su amada familia le hace p ro ru m p ir en tales espresiones.

Capitan. En fiti, sepamos los motivos que hay para tan estraño procedim iento : deseo saber con qué ocaston se ha conducido á la cárcel la familia de un soldado que sirve al rey con e l mayor celo , y que se gloría de cum plir todos sus deberes.

Gobernador. Señor cap i tan , venerad las dispo­siciones de la justicia. Os gloriáis de h o n ra ­dez y p ro b id a d , y uno de vuestros amigos ha egecutado un robo y le ha depositado en vuestra misma casa.

Capitan. ¿Q ué depósito es ese? ¿qué robo?Gobernador. Este. {Señala la cajita,)Capitan. ¿Ese? ¿qué hiciste Isabel?Isabel. ¡Infeliz de mí!Gobernador. Responded, señ o r i ta ; ¿ á quién

fue entregada esta caja?Isabel. A mí.Gobernador. ¿Cuándo?Isabel, A noche , poco despues d é l a s diez.Gobernador. ¿Quién os la ctjtregó?Isabel. C ár los , para que la tuviese como en

depósito.

Page 50: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Gobernador. ¿Y qué os d ijo?IsabeL Llegó á casa m uy ag itado; pero al mis-

nio t iem po manifestando un singular placer. I s a b e l , me d i jo , el cielo ha querido favore­ce rm e: custodiad ese tesoro que ya es mio: guardadle , que ya sabréis como ha venido á m is manos. Yo le ins té para que m e aclarase esle e n ig m a , pero él lo rehusó ; y todavía estábamos hablando cuando llegó una pa­t in i la de milicias y le arrestó.

Capitan. Pero, señores, ¿qué contiene esa caja?Gobernador. Los bienes de u n hom bre que

m urió anoche á manos de un asesino.Capitan. ¡Qué oigo!... ¿pero cómo se halló en

poder de Cárlos ?Gobernador. Las circunstancias manifiestan

claramente que la ha robado.Clarisa. S eñ o r , perm itidm e que os haga p r e ­

sen te que Cárlos es incapaz de un crimen tfin horroroso . Le conocemos m uy b ien para ]ifider dudar un instante de su virtud.

Gobernador. Genova, el hom bre mas justo pasa á ser criminal en un m omento.

Isabel. Es c ie r to : pero Cárlos.... ¡ah! si le conocieseis... .

Gobernador. Los indicios le acusan.Capitan. Los indicios m ie n te n : sí señor,

m ie n te n ; y apenas tenga libertad buscaré al infame que le acusa y le haré desdecir á estocadas.

Gobernador. ¿Qué espresiones son esas en p r e ­sencia de un juez y en desprecio de las leyes?

Page 51: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Clarisa. Señor, perdonadle : el cariño que profesa á ese joven acusado le hace olvidar que está en presencia de V. S.

Gobernador. £slá b ie n : conducid á Carlos.I ase el A lcaide.

Capitan. ¡Qué poco se acomodan á mi genio estas formalidades de la ley!

ESCENA X.

Dichos^ A lcaide y Cdrlos.Gobernador. Llegad, desgraciado joven ... . ¡qué

presencia tan gallarda! su semblante an u n ­cia candor y bondad.

Isabel. ¡Infeliz! ¡en qué situación me veo!Clarisa. Ten v a lo r , hija mia ; yo no dudo que

está inocente. [ap. las dos.)Isabel. S í, lo e s ta rá : no es capaz de com eter

tal crimen.Gobernador. ¿Cuál es vuestro uombre.^Cdrlos. Cárlos.Gobernador. ¿Y el apellido?Cdrlos. Le igno ro , pues no sé á qu ién debo

ia existencia.Gobernador. ¿Dónde os habéis criado.Cdrlos. En la casa de espósitos de Oxford.Gobernador. ¡Cuán presente está en mi m em o­

ria esa casa! (ap.) D ec idm e, ¿no tuvisteis ninguna noticia, aunque confusa , de quiénes fueron vuestros padres?

Cdrlos. Cuando tuve edad com peten te par* salir de aquella casa, supe que mi padre descendia de una familia i lustre , y que mi

4

Page 52: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

maílre era liija de un jiobie artesano. Tam- h íen me dijeron que ésla m urió á pocos dias de liaber yo nac id o , y que mi padre babia salido para siempre de su patria dejándome abandonado.

Gobernador. ¡Ay Dios!Clarisa. A dvierte , bija mia, qué turbado se ba­

ila el gobernador.Isabel. Ojalá se interese po r Cárlos , y conozca

su inocencia.Gobernador. ¡Cruel necesidad! ¡fatal obligación

de m i em pleo!..., p rocurem os doseiiipeñaría y aparen tar serenidad, {l'om a la espada que esta sobre la mesa.) ¿(Conocéis esta espada?

Cdrlos. Me parece....’ j>oro ¿cómo está aquí?Capitan. No le acobardes, Cárlos, ten valor, y

triunfa de la impostura.Gobernador. No olvidéis que estais obligado á

bablar verdad.Cdrlos. Jamas he faltado á ese principio. Señor,

esta espada ha m uchos años que está en mi posada , pero nunca la he llevado conmigo.

Gobernador. ¿Y esta vaina no es suya?Cdrlos, No señor.Gobernador. Probad si es ó no de esta espada.

A l Escribano que la envaina varias veces.Escribano. Sin duda que sí.Gobernador, Mirad si hay suficientes pruebas

para condenarle. i/^P' A uditor.).iu d ito r . No os fiéis de lo mismo que mirais.

Desconfiad de vuestros o jos: un acaso.... un acaso....

Page 53: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Gobernador. ¿Sois ju ez , ó venís como abogado ,de este hom bre?

A udilor. Yo siempre haré.... lo que debo como juez.

Gobernador. ¿Conocéis esta cajita?Cdrlos. Sí s e ñ o r : e) mismo G rúm er me la en­

tregó a) tiempo de espirar.Gobernador. ¿Con qué m otivo?Cdrlos. Me insinuó que me pertenecía.Gobernador. ¡Qué oigo! ¿qué os pertenecía,

dijo? Señor a u d i to r , re« onoced los papeles que incluye esa caja. ¡Válgame Dios , si se verificarán mis so sp ech as !

Clarisa. Parece que el juez se enternece.Capitan. Qué sé yo.... no veo nada , p o rq u e

estoy rabiando.Gobernador, ¿Xo sabéis quién le dió m uerte?Carlos. No señor.Gobernador. Pues esa sangre que se ve en vues­

tro vestido....Cdrlos. Conozco que es un fuerte indicio con­

tra mí; pero no por eso negaré que esta sangre salió de la herida que le atrave­saba el pecho.

Gobernador. ¿Pero cómo es posible que ves?...A ud itor. Suspended el in te r roga to r io , y leed

la cláusula del te s tam en to de Grúmer,Gobernador, (-Íí«.) »Dejo por único heredero de

todos mis bienes á Odoardo G rú m e r , hijo de mi herm ano Ricardo, que vive descono­cido en esta ciudad bajo el nom bre de

Page 54: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

C arlos." ¡O justo c ie lo , en qué fatal ins- Inhle hallü á mi amado b ijo!Se levanta precipitadaniente y le abraza,

Isabel, jQué o ig o !Clarisa. jHay novedad mas estrañalCdrlos. ¿ S e ñ o r , es posible? ¿vos mí padre?Gobernador. S í, infeliz...» ¿p»"ro en qué lugar

tengo el placer de encon tra r te? En el lugar del oprobio y la aflicción.... en una cárcel.

Cdrlos, S e ñ o r , los horrores de esla mansión se desvanecen á vista de un padre (jue llora­ba perdido 5 pe rm itid que en vuestros brazos....

Gobernador. infeliz. Este inslante , porel que tanto suspiraba , es el mas funesto para m í : te encuen tro sum ergido en el delito.

Cdrlos. S eñ o r , soy inocente.Capitan, Yo lo ju ro por mi honor.Gobernador, No puedo creerlo.. . . ¡Ah infeliz!

¡cuántos indicios hablan contra t í! Defiéndele si es posible , desmiéntelos.

Cdrlos. No tengo mas apoyo que decir que soy inocente.

Gobernador. Débil apoyo , hijo mío.. . . muy dé­bil.. . . busca o t r o : defiéndete.

Cdrlos. Pero vos....Gobernador, Yo no puedo favorecerle : mi de­

b e r , la órden del soberano.... 1« voz de las l e y e s , todo exige que yo sea tu m ayor enemigo.

Cdrlos. i Qué oigol ¿mi padre mi enemigo?

Page 55: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

5S,Gobernador. T u padre.. . . ¡Ah!

Le vuelve la espalda,Cdrlos. S eño r , por ese mismo nom bre que

jamas luve la dicha de p ro n u n c ia r , no me abandonéis : m iradme á vuestros pies.

Gobernador, ¡ ü m om ento el mas terrib le! no )uedo re s is t i r : huyamos.... huyam os de esle ugar de horror. {yase.)

Cdrlos. ¿En f in , me abandonais de nuevo?Capitan. N o , amigo m ió : no te puede abando­

n a r : su misma tu rbac iou manifiesta que le a m a : v e n , sigámosle.

A’a d sa lir , y el A lca ide y M inistro se ponen d la puerta.

Sale el A lcaide. Deteneos.Capitan. Bárbaros, respetad las voces de la

naturaleza.A lcaide. Aquí solo se obedece la voz de Iftfi

leyes.Capitan. Pues yo sabré....Isabel. Padre.Clarisa. JEsposo.A uditur. Conteneos , señor cap itan , y conoced

el lugar en que os hallais.Capitan. También vos....A ud itor. Yo os ofrezco que haré en favor de

ese jóven cuanto sea posible.Cdrlos, Acordaos de mi inocencia.A ud itor. ¡Qué cruel recuerdo!. . . Sf, amigo mío,

confiad , confiad en vuestra inocencia: con­ducidlos. {A l A lcaide.)

Cdrlos. Isabel.

Page 56: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Isabel. Carlos.Cdrlos. ¡Infeliz de mí! adiós.Clarisa. V am os, hija m ia ; ten esperanza.

Fanse.yíuditor. Yo soy el mas infeliz de todos.... Mi

coi'azon conoce sus d eb e re s : los rem ord i­m ientos me despedazan , y me falta valor para acallarlos confesando mi delito.

Page 57: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

ACTO CUARTO.

La misma sala del antecedente»

ESCENA 7.

E l Gobernador entrando en la sala y- James,

Gobernador. D e c i d al señor aud ito r que de­seo hablarle.

James, Voy á obedecer á V. S...... Qué resulta­do tendi'án estos secretos. ( ra íe .)

Gobernador. Busquemos en la amistad el con­suelo de mis penas y el consejo en tantas dudas.. . . ¿pe ro qué consuelo puede haber p.ira m í? La esperanza me a lum bra po r u a instante para abandoiiarnie luego y hacer mas horrorosa mi desesperación.

ESCENA I t ,

Dicho y el A ud ito r.Gobernador. Venid, am igo; jamas he necesitado

tanto de vuestros consejos : mirad en mí el hom bre mas in fe l iz , el mas desventurado que puede existir.

A ud itor. ¡Ah! ¡cuánto mas lo soy yo!Gobernador. ¿Vos? ¿vos mas infeliz? uo es po-

Page 58: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

sibìe... . ¿Sois acaiìo un bom bre devorado tantos años bace po r los rem ordim ientos? ¿Un hom bre cjue apenas llega á esta ciudad y toma pospsíon de un empleo que niiral)a como e! último grado de su fo r tu n a , se ve precisado por este mismo em pirò á conden.Tr á un h i jo? Compadecedme , llorad conmigo; conoced que iio liay situación mas infeliz que la mia.

A uditor. ¡Justo Dios!Gobernádor- Sí, el Señor es j u s to : castigó en

mi herm ano la inhumanidad con <]ue me persiguió : él fue causa de todas mis desgra­cias : acrim inó un desliz fie mi juventud: abusó del Cciriño que le tenían mis padres: consiguió que me desheredasen ; y luego tuvo la inhum anidad de perm itir que su so ­b r ino se viese espuesto á la mayor indigen­cia. Este inconsiderado jóven tomó posesion de los bienes que le correspondiaii : pero en qué instan te .. . . por qué m edios.... me es tre ­mezco al recordarlo.

A uditor. Olvidad por un instante el crimen que se le im p u ta , y dadme parte di' vue^-lros sucesos. Quizás su relación no$ dará alguit medio , alguna luz en el caos de tantas con ­fusiones.

Gobernador. En aquella edad , en que el fuego de las pasiones arrastra el corazon hácia el mayor p rec ip ic io , me enam oré de la hija de un pubre a r te san o ; y á pesar de mis padres la di la mano de esposo : esto me grangeó el

Page 59: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

odio (íe toda mi familia ; y como su calidad y sus riquezas Ies proporcionaban el favor de la córte , me persiguieron de m an era , que m e vi precisado á re tirarm e á Oxford , donde viví siete meses sin acordarme de las co­modidades que en Londres d is fru taba; pues todos mis deseos eran estar en compañía de m i amada esposa. La belleza de ésla fue cau­sa de que un jóven de las prim eras familias de aquella ciudad se enamorase de ella, creyendo que sus riquezas y nuestro itifoliz estado le proporcionaba un salvo conducto para sus infames intentos. El bonor y el am or me obligaron á oponerm e á e l lo s , y una noche que le h i l lé cerca de mi casa, m e respondió en térm inos que tuve (jue valerme de la espida para castigar su inso­lencia. Quedó m uerto á mis p ie s , y yo me \ f en la pi'ecision de te n e r que h u ir para evitar mi castigo ; pues el favor de los pa­rien tes del difunto me baria dudar de (jue fuese atendida mi razón, l'asé á la Jamaica, d« jando en Oxford á mí esposa , que poro despues de mi partida dio á luz al infeliz Cárlos. Mi deseo era buscar mi fortuna en la carrera de las armas ; y con e fec to , senté plaza en el regim iento de que erais auditor, tom ando el noml)re de Pavid Lumbray: vuestro favor me proporcionó los prim eros ascensos; y los lances de aquella campaña, en que las tropas españolas estrecharon tan­to á las inglesas, me d ie ron ocasiou de ma-

Page 60: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

nífestar mi v a lo r , y grangearme el aprecio de lodos mis g e fe s : en tre éstos se dislinguió el lord "Waringlon , gobernador de aquoHa plaza; quien reconocido al favor que le hice, salvándole la vida en un encuen tro con los españoles, é informado por vos de que en mi juventud habia cultivado las ley es , me I h z o abandonar la carrera m i l i ta r , y me elevó al em pleo de juez de aquellas inm e­diaciones. Desempeñé este encargo á satis­facción del soberano , y habiendo el lord pasado á la córte á d isfru tar la recompensa de sus señalados serv ic ios , me llamó para el gobierno de esta plaza. ¡Cuán presuroso me em barqué para E uropa , y cuántas veces ben- díge los muros de esla c iu d a d , dónde me aguardaba la m ayor desven tu ra!

A ud itor. P roseguid , amigo mió.Gobernador. Mis in ten tos eran de ap rovechar

la prim era ocasion favorable para dar á co­n o ce r mi verdadero n o m b re , alcanzar el correspondien te indulto del so b e ran o , y bus­car después el fruto de mi desgraciado h i­m eneo . Pero cóm o se burla con tinuam ente la suer te de los planes que forma el h o m ­b r e ; apenas he llegado á esta c iu d ad , me ha presentado á mi h i jo , s í , me le ha presen­ta d o ; pero en tre los h ie rros de una cárcel, y reo del m-is execrab le delito .

A ud itor. Xo.... Cárlos no es reo.Gobernador. Eji vano p re leude is consolarme:

su delito está bien probado , p o r mas que el

Page 61: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

infeliz lo niegue. La espada que se halló en su c u a r to , las joyas que depositó en poder de su ainada^ todo , todo le hace reo: quizás llegó á sospechar su verdadero no r jh re , y resentido de la inhum anidad de su t i o , le dió m uerte para tom ar venganza : tal vez le cegó el criminal deseo de poseer los bienea que le perteoecian .. . , j horrorosa c ircuns- liiticia !

A ud itor. No os abandonéis á vuestra imagin-i- cion : Cárlos no puede saber que G rum er era su tio : lo ignoraba ; sí , creedm e.

Gobernador. Pero aun cuando lo ignorase, te ­nemos otros indicios de que él fue su asesi­no. Mi herm ano pretendía la mano de la que él adoraba: aquel criado presenció que el dia antes se vió amenazado por el otro .. . . ¿Qué indicios mas vehem entes pueden b u s ­carse ?

A uditor, j A h! ¡obligación de adm in is tra r j u s ­ticia! obligación tan sagrada como difícil. Las casualidades, los acasos se r e u n fn para d e s lu m b ra r lo s ojos del juez mas rec to : se forma un caos ai rededor del inocente que no tiene mus defensa que p ronuncia r uu déhil no que nadie c r e e , y en tanto el v e r­dadero reo se aplaude de su triunfo.

Gobernador, ¿Y creeis acaso que eslo se ve­rifique en el lance presente?

Auditor. ¿Si lo creo? lo sé , lo sé.Gobernador. ¿Qué sabéis?A u d ito r. Que Cárlos no es reo.

Page 62: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Gobernador. ¿Pero qué pru«?I)as?...A uditor. ¡Cruel pregiuita! («/>-) Las pruebas

que puedo p resen ta r , son las mismas que acredUnn mi delilo. Salvaré á Cárlos e n tre ­gándome á un suplicio.

Gobernador. Vuestra misma turbación me está diciendo que conocéis t-uau débil es la nega- tiv«i del infeliz Cárlos: lo sé , lo sé: todo le acusa. Será declarado re o , y yo tendré la c ruel obligación de.. . .

A nditor. No.Gobernador. ¿Pero qué digo? ¿Yo le b e de con­

denar? ¿Yo que le abandoné , le desamparé p o r no a treverm e á hacer fren te á unos con­trarios poderosos: yo que me separé de mi esposa , por no tene r valor de sufrir las pe­nas de una p r is ión , hasta que se aclarase cuán digno de disculpa fue un delito hecho en defensa del honor? ¡Ah! yo solo soy el d e l incuen te , y merezco el odio de mi hijo y la abominación de todos.

A ud iior. S e ñ o r , olvidad por un instante que sois ju ez , y acordaos solamente que sois pa­dre. Las puertas de esta cárcel se abren á vuestra voz.... huya C á r lo s , y quizá el t iem ­po logrará....

Gobernador. ¡ Dónde ha de h u i r un h om bre lle ­vando consisio los terr ib les delilos de asesi­no y lad rón! La ley me obliga á castigarle, la sociedad me impele á cum plir esta ley, pues reúne en mí la voz de todos ; y el so­berano m ism o } el soberano me autoriza para

Page 63: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

que adm inistre justic ia ; ¿y yo m e olvidaré d e I')S deberes que lodos me in>ponen? ¿seré capaz de an teponer el afecto de p a d re , á la observación de las leyes? ¿al desem peño de mis sagradas obligacionesr N o, no le sal­varé po r tan infames medios; tendré valor para averiguar su d e l i to , me arrojaré á los p ies del soberano , im ploraré su gracia.... ¿pe ro qué digo? j Gracia para un lad rón!. . . ¿qu ién borrará esla infamia de mi familia?... solo podrá hacerlo la m uerte del infeliz : sí, amigo m ío : s í ; Cárlos es r e o : Cárlos m o r i­rá. La propia mano que recibió los j u ­ram en tos , la fidelidad de su m a d re , esta misma será....

A uditor. La que le resti tuya su l ibertad.Gobernador. Sin h o n o r , sin vii-tud, no puede

verse l ib re ; jamas oirá de mi hoca el nom> bre de h i jo , si p rim ero no le veo inocente.

A ud itor. Mirad que me parece imposible que pueda justificar su inocencia.

Gobernador. Pues entonces.. . .A uditor. ¿Qué?Gobernador. Morirá.AuditO", ¡Qué oigo! ¡m orirá ! y será su padre

quién...«Gobernador. Será su juez quien v indique las

leyes u ltra jadas; pero luego será su padre qu ien huya á los mas rem otos climas á bus­car la m uerte en tre los pueblos mas separa­dos del resto del universo .. . . allí donde nadie

Page 64: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

m e conozca , donde nadie sepa mi desgracia; allí viviré infeliz y olvidado.

A uditor. Y si en to n ces , cuando ya estuviera egecutada la falo) senlencia , se descubriese el asesino de vuestro hermano : si vieseis que e) infeliz Cárlos babia sido la víctima de las casualidades, de los indicios inci»?rtos, aunque vehem en tes : al l¡n si el cielo m a­nifestase su inocencia cuando ya uo existie­se el ¡nocente , entonces., . .

Gobernador. Entonces el dolor mas cruel aca­llaría mi v ida; pe ro antes de m orir im plora­ría la venganza del cielo contra ese hom bre ci'ímínal.

A uditor. ¡Ah! tal vez en este instante sabe que Cárlos está próximo á sufrir la pena que él ha m erecido : tal vez....

Gobernador. ¿Y (juíén podrá ser el m onstruo que vea padecer al inocente y no corra á U presencia del juez á manifestar su crim en? Si un bom bre semejante existe sobre la tierra, será el objeto de la ira del Criador: podrá b u ¡r de un sup!ic¡o m o m en tán eo , pero le llevará consigo e te rnam ente : su mismo co- r.izon sera el cadalso, y su conciencia el ver­dugo mas c ru e l : vivirá para m orir cada ins tan te : su desgraciada vida....

A u d ito r . ¡Dios mió!Gobernador, La paz no reinará jamas en su

alm a; y síem pie , siempre resonará en sus oídos el clamor de la víclima que fue sacri-

Page 65: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

fìcada, y la maldiciou de todos los hombres. Su existencia será....

À u d ito r . Una tr is te y eterna cadena de infor­tun ios . He aqu í mi esperanza. He aquí la suerte que me aguarda.

Gobernador. ¿Qué decís? ¿La suerte que os aguarda? No puedo en tender el significado de esas espresiones....

A ud itor. R o b e r to , Roberto.. . . la prim era Tez que pronuncio vuestro verdadero nom bre es para re s t i tu ir la felicidad á vuestro co ra­zon. Cárlos está ¡n o cen te : in o cen te ; esta sola palabra iiicluye en sí lodo el tesoro que os presenta este infeliz. Como David Lum bray fuisteis mi sincero amigo: como Roberto Grúmer sereis mi juez.

Gobernador. Aguardad, aclaradme este enigma. A uditor. Ahora lo sabréis. ¿Jam es?James. Señor.A u d ito r . Trae aquella espada.James. ¿La vuestra?A ud itor. Sí,James. ¿Para qué?A ud itor. Obedece. (yase James).Gobernador. Amigo m ío , no diíierais la espli-

cacion de tan confuso enigm a... . ¿qué espa­da es esa que pedís? En nom bre de la amis­tad os sup ico que no m e tengáis suspenso. Hablad.

A ud itor. Sí, bablaré.... ya sabréis cuán per ju ­dicial ha sido mi silencio.

Page 66: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

H

ESCENA l i l .

Dichos y James con la espada.James. Aquí está la espada.A uditor. Dámela.James. Luego. [Limpiando la hoja con su

pañuelo).A uditor. ¿Qué haces?James. Quitar esta mancha de orín.A uditor. Nada importa. {Se la quita.) Baja á

la liahitacion del a lca ide , y de orden del señor gobernador, dile que conduzca consi­go todos los que hay presos y detenidos p o r el homicidio de anoche.

Gobernador, ¿Qué decís? ¿de mi órdcn? aguardad.

A uditor. Sí, de vuestra orden: obedece James.Gobernador. Pero....A uditor. Presto sabréis que es ju s ta : obedece«James. No puedo en tender una palabra.

A p . y vase.

ESCENA IV.

Dichos menos James.A udilor. Oid y teml)lad: van á desaparecer

todos los indicios que hablan contra Cárlos. Mirad estas manchas de sangre.

Gobernador. Me estremezco al mirarla. ¿De quién es esta sangre?

A u d ilo r. De las venas de vuestro herm ano.

Page 67: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Gobernador. jÓ Dios! ¿y esta espada?A u d ito r, Mia.Gobernador. Luego vos....A u d ito r, Soy su homicida : vedrae á vuestros

píes esperando mi sentencia.Gobernador. ¡Qué oigo! ¿Vos su hom icida?A ud itor. S í, ningún respe to os con tenga : yo

soy el r e o ; vos mi ju e z : cum plid vuestros deberes.

Gobernador. Levantad: ¿será posible que vos seáis el asesino de mi herm ano? No puedo creerlo . P a r k , con tem plad lo que decís. Acaso la am istad os sugiere esle arriesgado a rb itr io para l ibe r ta r á Cárlos.

A ud itor. No j los rem ord im ien tos que despe­dazan mi corazon , las voces de mi c o n c ie n ­cia : desde anoche he sufrido los m ayores to rm e n to s , sin reso lverm e á deber mi vida al sacrificio de un in o c e n te , ni poder tam ­poco vencerm e á dela tarm e com o reo: pe ro al fin la luz de la verdad ha venido. No lo d udé is : y o di m uerte á vuestro- infeliz herm ano.

Gobernador. ¿Pero qué causa tuviste is ? ¿* quién os indujo á com ete r un c rim en sem ejan te?

A ud itor. Mi d es t in o , y los jus tos resen tim ien­tos de mi h o n o r ultrajado. Vuestro herm auo era mi en em ig o , po rque yo cum pliendo con la obligación de mi em pleo le juzgué cu l­pable.

Gobernador. ¿Culpable mi he rm an o ? ; d e qué d e li to? ^

Page 68: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

A ud ilor. Se valió de los Intereses de la caja m ili ta r para com erciar con ellos en d e t r i ­m en to del so ld a d o , y no pude menos de liacer justicia despues de probado el hecho de que le acusaron. Desde entonces tuvo la debí idad de vengarse de esta imaginada ofensa , p re tend iendo desac red i ta rm e , y p in ­tando como faltas mis O|)eraciones mas s in ­ceras. Anoche le hallé inm ediato á la puer­ta de su casa: conoc ióm e, y tuvo la im p ru ­dencia de insu ltarm e. En aque l in f lan te no fu i dueño de mi m is m o : me acordé de que había sido s o ld a d o , y le respondí cou esa espada: v e n c í , tom é satisfacción de la in ­ju r i a ; pero mas quisiera haber m uerto á sus roanos que verm e devorado por las penas que m e cercan.

Gobernador. ¡Qué infeliz soy!A u d ito r . ¿Qué dudáisr castigadme y dad l ibe r­

tad á Cárlos.E l Gobernador se pasea discursi\>o y dice.

Gobernador. Esto ha de se r . . . . está resuelto . ¿H ola , T o m , T om ?

Sale Tom. Señor.Gobernador. P revea al instante dos caballos:

al in s ta n te , no pierdas un m om ento . f a s e Tom.

A ud itor. ¿Qué in tentáis?Gobernador. Amigo m ió , ¿ves la ofensa que

m e has h echo? pues q u ie ro sa lvar te : uno de los caballos que he mandado p revenir te facilitará la fu^a , m ientras yo en el o tro

Page 69: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

- 1 , , ^7paso a la córte á im p lo ra r tu perdón á los pies del soberano. Él lo rd W aring ton me ofreció su am istad , y yo reclamaré su p ro ­m esa: le acordaré que me debe la v id a , y alcanzaré que me vuelva mi tranquilidad con ­siguiendo tu perdón : liuye, amigo m ió ; huye.

A ud itor. ¿H u ir? |A h ! yo p ropuse este medio á vuestro h i jo , y sus respuestas se grabaron en mi alma. Vos m ism o no le quis is te is acep ta r cuando de nuevo os le p ropuse respec to á Crírlos: ¿ y quere is que y o le ad ­m ita? N o, amigo m ió : sed mi ju e z : ya he confesado m¡ d e l i to , y debo expiarle.

Gobernador. No te aven tu res á su fr ir quizás u n te rr ib le castigo. Yo tengo la m ayor e sp e ­ranza en el favor de lo rd W aring ton . I.a d e ­claración de tu delito la escuchó un sincero amigo lu y o : no la oyó lu ju e z : querle s e ­pu ltado en este pecho : hu y e pues que na­die te acusa ni puede p reven ir . . . .

A u d ito r. Pues po r lo misino debo yo declara» á todos el crimen (jue he com etido . Los i n ­dicios culpan á Cárlos: si yo vuelvo la e s ­palda ¿qu ién podrá acred ita r su inocencia?

Gobernador. Mi voz.A ud itor. Es la voz de u n padre q u e hablará

en defensa de su h i jo , y no será escuchado. La malicia del ho m b re , p ronta á censu rar las acciones del s u p e r io r , publicará que este es u n ard id para dar á Cárlos la libertad y el honor . N o , amigo mió. Yo debo quedarm e: debo pub l ica r mí c r im en y espe ra r el ca&ligo.

Page 70: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Gobernador. Gente se acerca. Querido Park, en nom bre de la amistad vuelvo á sup li­carte... .

A ud itor. Callad : be aqu í el inocente.

ESCENA V.

Dichos^ Cdrlos^ Clarisa^ Isahel^ Capitan.^ A l ­caide y James y (¡ue sale un poco antes.

James. Vive Dios que el señor alcaide estuvo bien dudoso en darm e crédito . Por fia le !ie convencido , y ya está aquí con todos los presos.

A lcaide. S e ñ o r , la novedad de la orden me sirve de disculpa.

A uditor. La orden fue leg ít im a: C árlos , llega á los brazos de tu pad re : ya se ha manifesta­do lu inocenc ia ; y vos conducidm e al lugar que ocupaba Cárlos. {A l A lcaide.)

Gobernador. ¿Qué dices infeliz?Capitan. ¿Qué nuevo em brollo os este?A u d ito r . J k b o pasar al sitio destinado á los

delincuen tes . . . . S í , yo be sido quien dió la m u e r te al cu ar te l-m aestre G rú m e r : ved ahí el in s t ru m en to de mi venganza; miradle te ­ñido en su sangre: ¿á qué aguardais? condu­cidm e á la prisión.

Gobernador. Esperad.A u d ito r. Señor g o b e rn a d o r , las leyes deben

an teponerse á la amistad : sed mi ju e z , y o l ­vidad que sois m i amigo.

Cdrlos» ¿Pero qué euignia es es te?

Page 71: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Gobernador. Un generoso esfuerzo de virtud.A ud itor. No digáis que es sino el tr iunfo de

la verdad. Cárlos, conoce ahora el sentido de m is e sp res iones : conoce la cau sa ; el íin con que te p ropuse la fuga. Tú rehusaste mis ofertas , y me obligaste á declarar mi fatal secreto.

Cdrlos. Conozco cuán justas son vuestras r e ­convenciones ) y si yo hubiese sabido el m otivo... .

ESCENA VI.

Dichos y Brin que sale apresurado con botas y vestido de camino.

B rin . Señor g o b e rn ad o r , abrid ese pliego que m e lia entregado en Londres el lord Wa- r ing ton .

Gobernador. ¿En Lóndres?... ¿cóm o?B rin . L e e d , que su conten ido nos interesa.Isabel. Afadre, alguna feliz noticia inc luye ese

pliego.Clarisa. Ojalá se encuen tre alguna felicidad

en tre tantas penas.Gobernador. jDios soberano! ¡qué felicidad tan

inesperada! P a r k , abrázame.A u d ito r . ¿Qué decís? acaso ese pliego incluye .. .Gobernador. Tu indulto alcanzado po r el lord á

instancia de tu amigo Brin.A u d ito r , Ah generoso amigo. [Le abraza.)B rin , Supe la m uerte del cuar te l-m aestre á

pocos iostautes de haber su c e d id o ; y qu ien

Page 72: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

m e <3¡ó la noticia , no me ocultó q u e tú La­bias sido el au to r de la desgracia. Él oyó cuan to te dijo el infeliz G rú m e r ; oyó tus re sp u es tas , y conoció cuán disculpable fuiste al darle la m uerte . Apenas escuché esta n a r ­rac ión , cuando vine á tu casa ; pero no te hallé. En aque l instante no hallé o tro recu r­so que dejarte un bille te y tom ar la posta. Llegué á L ó n d re s , me p resen té á lord \Va- r i r jg to n , hícele ver las circunstancias de tu d e l i l o , hablé á tu favor con toda la energía q u e presta la amistad , y conseguí que su es- celencia fuese á palacio á im plorar tu per- don : con efecto no tardó en volver trayendo ese pliego para nues tro g o b ernador : y yo poseído del gozo mas verdadero volví á to­m ar el caballo , pareciéndom e que eran siglos los instantes que lardaba en darte nueva tan fe l iz , y de volverte tu antigua tranquilidad.

Acaba esto arrojándose en los brazos del A u d ito r ,

Gobernador. ¡Ó egemplo de la verdadera amis­tad! tu nom bre no se apartará jamas de mis labios. Semejantes acciones deben eternizarse cii la m em oria de todos.

B rin . Sin e m b a rg o , no puede estrañarlas el h om bre virtuoso.

Capitan. Así e s ; pero p o r desgracia hay tan pocos de esta clase , que viendo uno parece q u e se ve el ave lénix. En fin señor gober­n a d o r , pues está averiguada la inocencia de C á r lo s , ¿S e m e p e rm it i rá p regun ta r cóm o

Page 73: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

llegó á sus manos aquella maldita cajita que tan tas penas nos ha causado?

Gobernador, Dejemos ahora esos funestos r e ­cuerdos que solo servirán para p e r tu rb a r la alegría. Cárlos ama á Isabe l , y es correspon­dido ; po r lo cual... .

Capitan. Por roí par le no hay inconvenìeute en que se casen ahora m ism o.

Gobernador. Por la mia sí la hay.Isabel. ¡Qué oigo!Cdrlos. P a d re , ¿quere is p rivarm e de la única

felicidad á que aspiro?Gobernador. Pío, amado h ijo m í o , no te privo

de ella... . p e ro la defiero hasta que vuelva de Lóndres. No puedo ser en te ram ente felis hasta que me p resen te á los pies de l so­berano .

Cdrlos, Pero no sabré... .A u d ito r. Amigo m ío , no indaguéis u n secreto

q u e no le es dado revelar. C o rre , querido G rú m e r , nuestros corazones no hallarán des­canso hasla ver te volver con la notic ia que el mío te pronostica.

Gobernador. S í , lograré el objeto de m i viage, pues Dios jamas deja sin consuelo al infeliz que le im plora con hum ildad . Hijos míos, am ig o s , abrazadm e, y esperad que m u y en b reve será com pleta nues tra felicidad.

FIN .

Page 74: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

Afftt»rtr tn i f.' ' .¿Û.I ’« <l-Mi -'.■l>i4.i »

-Hfl«! ¿001 >[yft.*•* v■• Án’íisR i|4 '7 jÍí4h )I tti|.p»?Rq MSiÎ-i r ïé ot'*« ^ ííp loàVïU*:' -litijS3no3:.(ja X < tí>W? >‘;«hgf«rf»

. . ' ....ís;í'i*oí^>*q; :¿ « 3ií8r¿‘Tm iiîM

.. »oniaii^i 6 1 0 ^ > i> '.at» njúd kÍ ic feun « í‘ ío ’l ‘ .‘'vwiv^isA*^

- 'wf . , ; , ' ' > ■'' ¡ .Vs4ci\'■9fa¿ «l a b .» i i i ic f i iy <îrf-jiip|^ ^ V 'f ' \ .'A',À\J

. * . . ’a :^ à í.sKi'jiivÍb ^ iiíj :*î i-a « oiíU ó [ ':í ^-L'¿«t'c*vf-uív üitpvAiW ít gVv i' .% «Ì a;; ♦ Ábiélfí»! t,- V ‘ 'Wu Ö'fT'.i ii-, ú > -*i.-í/n ^ í»^ ^ Ì, ' • > t ín r ífp íímiC

.''•OT'tOií

ntM OM n o siftü^cbini o a ,« í i i i c jf-.iA . t t u i j u k . , ìiTRì!) . lÄ i 'j / j i obfifa í» aíí cíT - írap

" 8d;3: .flio s & oiJa)im ,."'“»«p aI ^ ■ • ••

' .• Míi'owmíi -i o*‘»fi í i '^“,^^81/ in ’- o b .v,','wUv>

!■•. rtUitZiro*» ni- r;-ji> g cm o f^ o K i 2>aq ■ "'^«¿nfí »:.fíÜ ,iÍ>«bifiTfüíÍ « o a CTöfq a ' .•' -up

■ ' ( < ■ « l u u q • f.arrtb«xsi<{,,• -< ^Ltbijííiík . íÍi>Í<i<iJf: ♦ T • lí

> « . j. . s * .

.• • ■ . ' . n ■ . '

Page 75: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron

W .

i m

Page 76: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron
Page 77: rdadun.unav.edu/bitstream/10171/28699/1/FA.Foll005.209.pdfsos: pero aun cuando así no fuese y me debieseis la fortuna vuestra, no debeis acor darme unos favores que ya encontraron