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    siglo veintil/no editores saCERRO OEL AGUA 246 MExlCO 20 .D.F

    siglo veintiuno de espaa editores saEMUO RUlIN 7. MADRID 33 .ESPAAsiglo veintiuno argentina editores saAv.PERO 9S .BS.AS.ARGENTlNA

    edicin al cuidado de ins conchaportada de ricardo harteprimera edicin en espaol, 1975 siglo xxi editores, s. a.cerro del agua 248-mxico 20 d. f.primera edicin en francs, 1972 unon gnrale d ditions, parsttulo original: la socit contre naturederechos reservados conforme a l leyimpreso y hecho en mxicoprinted and made in mexico

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    NDICE HE TOR l. S U ~ Z

    INTRODUCCINPRIMERA PARTE: EVOLUCIN E HISTORIA

    1: LOS PRIMEROS PRIMATES PROMOTORES DE LA HISTORIA 392: LAS SOCIEDADES SIN PALABRA 59

    SEGUNDA PARTE: LA NATURALEZA DEL HOMBRE3: EL NUEVO MUNDO ANIMAL4: LOS DOS NACIMIENTOS DEL HOMBRE5 DE LA SELECCIN A LA DIVISIN NATURAL

    TERCERA PARTE: SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDADHUMANA

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    6: SOCIEDADES QUE VIENEN DE LA NADA 1657: LA CAZA Y EL PARENTESCO: PRIMERAS DEMOSTRACIONES 1868: LAS MUJERES EN LA SOCIEDAD DE LOS HOMBRES: ELPROBLEMA DEL INCESTO9: LA LUCHA DE SEXOS ,, 10: LA MITAD NATURALEZA Y LA MITAD CULTURA

    11: ELOGIO DEL ORDEN12: RETROSPECTIVA

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    CAPTULO DCIMO. LA MITAD NATURALEZA Y LA MITAD CULTURA

    l. LA DIFERENCIA FUNDAMENTAL

    1 Dos fenmenos universalesDos fenmenos tienen el privilegio de la universalidad en las sociedades humanas: la prohibicin del incesto y la divisin de .las ac- ;tividades segn el sexo.83 Esta coincidencia no es de ninguna ma- nera fortuita: proporciona un hilo conductor capaz de guiarnoshacia una explicacin del sentido que hay que dar a la lucha desexos y a la regla que expresa sus relaciones jerrquicas. La importancia de la divisin, los motivos por los cuales se le menospreciaen el anlisis de los fenmenos sociales, han sido ya expuestos haceun medio siglo: La divisin por sexos es una divisin fundamentalque ha gravado con su peso a las sociedades en un grado qt.e no sos-pechamos. Nuestra sociologa es en este punto, muy inferior a loque debera ser. Podemos decir a nuestros estudiantes, sobre todoa aquellos y a aquellas que algn da podran hacer observacionessobre l terreno, que no hemos hecho ms que la sociologa de loshombres y no la sociologa de las mujeres o la de los dos sexos .S4Desde la poca en que Marcel Mauss escriba estas lneas, nada hacambiado verdaderamente. Las mujeres siguen siendo tierra desconocida, un recoveco de nuestro saber, presentes en la realidad peroausentes de la t e o q a ~ 5 como los pueblos o las clases, que hace me-

    83 C . . S t r a u s s The family , op. cit. p. 275.S4 M. Mauss, Essais de sociologie Pars, 1968 y 1969, p. 137.85 Grande es la falta de curiosidad en lo que respecta a las razones de lano reciprocidad de las relaciones entre los hombres y las mujeres, a las reglasque perpetan esta no reciprocidad, a las consecuencias y al lugar hist6ricode estas relaciones. Comentando en un texto reciente los trabajos de Marxy de Engels consagrados a las sociedades primitivas Sur la socit prcaPi-taliste Pars 1970),. Maurice Godelier se contenta con reproducir las com

    probaciones sin aventurarse en la teora, que s610 habra tenido sentido sidichas constataciones hubieran sido transformadas en cuestiones. En fin, hayque recordar que en las sociedades primitivas la mujer tiene, por sus funcionesreproductivas y econ6micas, una importancia decisiva para el mantenimientode las comunidades y esta importancia determina la necesidad del control social[255 ]

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    256 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAnos de dos siglos slo jugaban en . la historia el papel de simplescomparsas. sta prcticamente no se ocupaba sino , de reyes y denobles dejando a los otros estados excluidos de la definicin de lasociedad. Desde que, gracias a las revoluciones y a partir del pro-blema social, fueron haciendo or su voz, la historia comienza acontarlos entre los actores y las ciencias sociales 'se esfuerzan porconocerlos. Yo retomara, aunque incompleta, la sugerencia delgran socilogo francs: demostrara que las mujeres, objetos de rela-ciones colectivas, son tambin los trminos de estas relaciones y ashara resaltar el sentido de la coincidencia sealada. Esta opcininvita a volver a la divisin natural y a dar un rodeo por las socieda-des de afiliacin. Cul es la razn? En la familia arcaica se combinan una clulasocial y una unidad productiva; reoea los individuos que puedencasarse y excluye a los que no 1 pueden hacer, asocia a un hombrey a una mujer y ambos aportan recursos y conocimientos comple-mentarios. La sola reunin en la clula familiar parecera requeriruna explicacin; la prohibicin y la exogamia le han dado una.del acceso a las mujeres. Pero este control, lo ejercen siempre los hombresLa relacin entre los sexos en las sociedades primitivas es, por lo tanto,fundamentalmente asimtrica y no recproca. La reciprocidad no existe msque entre los hombres" (p. 173). '

    La falta de curiosidad conduce tambin a una utilizacin irregular de lascomillas y a un empleo descuidado de los conceptos. Por una parte, cuandose trata de bienes, en general, la escasez aparece como "socigena" y secomprueba , la existencia de faltas que parecen "artificiales", "instituidas"(p. 119). Por otra parte, a propsito de las mujeres, se desemboca en unaescasez natural: "La comunidad garantiza su supervivencia (de sus miembros)y asegura (la) continuidad ' fsica cuando, al' autorizar la competencia entorno a los bienes escasos, da acceso a las mujeres y a la autoridad, ase-gurando su existencia en tanto que sociedad" (p. 120). Se funda el carcter social de un bien o de una relacin, segn elmaterialismo dialctico, en la escasez o en la prohibicin?"Se comprueba que todo sistema de parentesco supone una forma cualquie-ra de prohibicin sexual y conyugal y que esto demuestra el carcter social delas relaciones de parentesco. Al renunciar a sus derechos sobre ciertas mu-jeres (madres, hermanas, hijas) los hombres de un grupo las hacen dispo-nibles, las ofrecen y adquieren los derechos sobre las mujeres de otros grupos"(p. 11 2). Quin les ha dado es'tos derechos? Cmo se mantienen estosderechos? . Por qu los hombres los u san hacia los miembros femeninos yno hacia los miembros masculinos del grupo (hijos, hermanos, etc.)? Talparece que estos problemas no piden una solucin.

    De aplicar los instrumentos conceptuales de .Carlos Marx en lugar de. limi-tarse a recordarlos) e inspirndose en su coraje intelectual, los marxistaspodran llegar a mirar las cosas de frente, en lugar de mirar siempre msall o ms ac.Faltando lo anterior, no resulta muy instructivo encontrar en sus escritosparfrasis de lo que otros ya han expuesto con ms talento y fuerza.

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    MITAD NATURALEZA MITAD CULTURA 257La asociacin en la unidad productiva y la diferencia que la suscita parecan obvias y sin ninguna necesidad de ser justificadas. Ellopor dos razones: lo concerniente a la actividad productiva, a la,civilizacin material, al lado instrwnental de la vida colectiva, sconsidera accesorio, no comprometedor de lo esencial de las , instituciones las que, ubicadas en un nivel ms elevado de la cultura,no le estn supeditadas. Por lo dems, como la particularidad delos trabajos masculinos y femeninos se atribuye a su especificidadbiolgica, s excluye la necesidad de tales instituciones. Entre stas,la prohibici:l del incesto se limita al dominio del parentesco, a ladiferencia entre las mujeres posibles de desposar y las prohibidas;no considera la diferencia entre los hombres y las mujeres segn losrecursos y los talentos de que disponen. En otros trminos, la reciprocidad de los hombres, concretada en la alianza matrimonial, stomada como regla, situndose en la sociedad; en cambio; la asociacin con las mujeres, por situarse en la naturaleza, ' puede omitirtal regla, puesto que la naturaleza ha aplicado ya la suya. La heterogeneidad que acabo de mencionar ha impedido ver la concordancia de los dos fenmenos; por ello resulta importante examinarms de cerca los argumentos expuestos, a fin de esclarecer el procesode divisin, reubicndolo nuevamente en el marco que l ha dadoorigen.

    La divisin de las actividades segn el sexo de los indjviduos estconcebida, a primera vista, como respuesta racional a un dato psicolgico objetivo: las tareas propias de la maternidad y de la educacinde los hijos. Las mujeres son constreidas a ello, los hombres dispensados y esto acarrea la divisin de la vida social, el confinamiento ,de las primeras a los menudos trabajos del hogar y la obligacin de ,los segundos de hacerse cargo de los deberes importantes de la co- ,lectividad. Durante la mayor parte de la historia humana, escribeel antroplogo ingls Robin FOX,8il las mujeres s han ocupado de latarea altamente especializada de traer al mundo y de criar a los hijos. Eran los hombres los que cazaban, combatan a los enemigosy tomaban las decisiones. Esto s arraig, estoy convencido, en lanaturaleza de los primates y aunque desde un pasado muy recientelas condiciones sociales de ciertas sociedades avanzadas hayan dadoocasin a las mujeres de ' expresar ms frecuentemente su opinin,sigo pensando que la mayor parte de ellas concordaran conmigo: quelas necesidades puramente fsicas de la crianza, hacen secundario elpapel de la mujer frente al del hombre, en lo referente a tomardecisiones en los niveles superiores y en el de los simples asuntosdomsticos.

    Sil R. Fox, Kinship and marriage op. cit. p. 32.

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    58 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAAdems de la necesidad de parir, de las aptitudes orgnicas quehabran impedido a las mujeres participar plenamente y en un pie deigualdad con los hombres en las empresas colectivas, la morfologa

    y la particularidad de sus aptitudes psicolgicas y fsicas las elimi-naran de ciertos trabajos productivos o por lo menos, les limitaranla gama de trabajos que estaran en posibilidad de ejecutar. He aqualgunos textos significativos: "Las mujeres son capaces de un trabajomontono y continuo, disposicin que no comparten con los hom-bres; los hombres son, por el contrario, capaces de movilizarse enbruscos sobresaltos de energa que enseguida les exigen reposar yrecuperar sus fuerzas." 8 En virtud de las diferencias primariasentre los sexos, un hombre y una mujer componen, al cooperar, unaunidad excepcionalmente eficaz. Debido a su mayor fuerza fsica elhombre es ms apto para emprender el trabajo ms penoso . . . Noestando impedido, como lo est la mujer, por los fardos fisiolgicosdel embarazo y la lactancia, puede alejarse ms para cazar, pescar,cuidar los rebaos y realizar el comercio. No obstante, la mujer noest desfavorecida para las tareas ms ligeras, que puede cumpliren la casa o en los parajes . . . Todas las sociedades conocidas handesarrollado ms o menos la especializacin y la cooperacin entrelos sexos, segn la lnea de separacin determinada biolgicamente".88Emile Durkheim. vea en esta lnea de ruptura, ms bien la conse-cuencia de una divisin que ha conducido al sexo femenino a sersuave, dbil, a acaparar las funciones afectivas y lo ha hecho psqui-ca, anatmica y neurolgicamente distinto del sexo masculino. "Nosolamente el tamao, el peso, las formas generales -escriba- 89 sonmuy diferentes en el hombre y en la mujer, sino que.. . con elprogreso de la civilizacin el cerebro de los dos sexos se diferenciams y ms".Este estado de cosas implica lgicamente la inferioridad social delas mujeres, la superioridad de los hombres: La cadena de factoresdeterminantes es visible: el dimorfismo biolgico induce a una repar-ticin de las actividades colectivas y productivas; el grado de im-portancia de estas actividades desva a su vez el status de cada sexo.Un economista ha calculado que las mujeres ocupan una posicininferior en un 73% de las comunidades . agrarias y en un 87%de las comunidades pastorales. Se justifica la diferencia diciendo quela domesticacin de los animales es obra de los hombres, que el

    87 M. Mead, Male and temale Nueva York, 1949, p. 164.88 G. P. Murdock, Social structure Nueva York, 1949, p. 47.8 9 E. Durkheim, e la divisin du travail social Pars, 1960, 7a. edicin, 1p. 24. .

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    MITAD NATURALEZA MITAD CULTURA 259cuidado de los rebaos siempre se ha confiado a los hombres y uen tal caso, la cultura no est cerrada a las mujeres. Con una baseorgnica tan manifiesta, trasmitida por medio de leyes genticas,la divisin de los sexos no tiene necesidad de sostenerse en ningunaley artificial para ser apoyada y perpetuada. Esta conclusin no siem-pre se traduce explcitamente: va de suyo, teniendo en cuenta elhecho de que no se ha buscado desprender la ley que le corresponde-ra ni examinar sus prolongaciones en la estructura social. Los inves-tigadores han repetido a este respecto, en un tono .contenido y frocomo si derivara de una ciencia segura, lo que el Marqus de Sadehaba declarado con ms mpetu y como cosa resuelta: Qu eslo que veo, procediendo con sangre fra a este examen? Una cria-tura endeble, siempre inferior al hombre, infinitamente menos bellaque l, menos ingeniosa, menos sabia, constituida de manera repug-nante. . . en fm, una criatura tan perversa, que el concilio de Maconse inquiet seriamente durante muchas sesiones para decidir si esteextrao individuo, tan distinto al hombre como el mono de los bosques,podra pretender el ttulo de criatura humana. 90 ApareiJtemente elconcilio todava no ha terminado sus trabajos.

    Sin embargo, al yuxtaponer los datos etnogrficos e histricos, sellega a muchas comprobaciones: la especializacin forzada en la re)produccin l a s mujeres producen los hombres, los hombres produ :cen el bienestar- es compatible con una actividad productiva deltiempo completo. Durante la mayor parte de nuestra historia, en efec-to, las mujeres han asumido o recibido tareas esenciales. Es solamen-te en las familias de puros consumidores , en las clases acomodadas(aristocracia, burguesa, etc.), que su funcin se limita a mantenerla llama del hogar y a traer herederos al mundo. Las numerosasprcticas anticonceptivas -espaciamiento de los nacimientos, infan-ticidio, etc.-, pueden relacionarse directamente con la participacinde las mujeres en el trabajo colectivo. Reduciendo los cuidados queproporcionan a los hijos, cuentan con el tiempo suplementario que seconsagra a las actividades productivas. No todas las tareas femeni-nas estn dispuestas en torno a la casa, ni son menos pesadas nimenos cargadas de responsabilidad en la recoleccin, la agriculturao el comercio. El contenido de lo que se entiende por trabajo mascu-lino y trabajo femenino -es te hecho nada tiene de sorprendentese interpreta de manera muy variada. En Amrica del Norte la pre-paracin de las pieles est reservada a las mujeres; en el sudoeste, sonlos hombres los que se ocupan de ello. En el norte de Arizona,

    90 D. A. F. de Sade, Justine ou les malheurs e la vertu s l., 1969,p. 216 .

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    26 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAentre los hopi y e n Egipto, reporta Herodoto los hombres rulany tejen, mientras que entre sus vecinos, los navajos y e n Grecia-estas labores se consideran femeninas. Los bant no permiten a lasmujeres cuidar el ganado; pero las mujeres de los hotentotes se encar-gan de las vacas. No obstante, en todos los lugares se constata ladiferenciacin de las actividades y el trabajo ejecutado por las mu-jeres se considera generalmente de calidad inferior, siendo menos-preciado o evitado aun cuando se trate de operaciones tcnicamentesimilares.De ah que el dimorfismo sexual, las facultades orgnicas, no cons-tituyan una razn suficiente para justificar la distribucin rigurosade las ocupaciones confiadas a unos y otras. Por lo dems, si estadistribucin tuviera un fundamento anatomofisiolgico, si respondie-

    ra espontneamente a las aptitudes de cada sexo, no se comprenderapor qu numerosas sociedades han credo procedente prohibir a lasmujeres la caza o el uso de instrumentos exclusivos para los hombres.Como la galantera masculina y la solicitud del futuro padre fren-te a sus compaeras ,(generalmente varias) no tienen explicacionesadmisibles d a lo mismo lo que hayan pensado sus autores sloqueda por creer que las medidas dictadas estaban destinadas a crearuna distancia, a mantener intacta una diferenciacin de las habili-dades, en sntesis, a consolidar una diferencia que no tena nada debiolgica. Se puede agregar que la jerarqua no aparece como el efec-to de la divisin y de la repartiCin de las ocupaciones productivas yreproductivas; puesto que la biologa es impotente para compro-barlo y la separacin social no remite a una separacin natural,resulta necesario admitir que es la jerarqua la que entraa la va-lorizacin o desvalorizacin de los trabajos y su distribucin ulte-rior. stas suponen tensin y separacin, concurrencia y competencia,coordinacin y distancia; no tienen relacin con los individuos y lasfamilias que deciden tranquilamente las tareas apropiadas a cadacual, sino con la sociedad en su conjunto, y a travs de las diversassociedades, con el conjunto de la h u m n i d d ~ En cualquier caso, nose puede sostener la heterogeneidad de todo lo que se refiere al pa-rentesco, al que se situara entonces en la sociedad y del lado del hom-bre, mientras todo lo que se refiere a la divisin se situara en lanaturaleza y del lado de la mujer.2 l sexo antes que la claseLa imposibilidad de atribuir la divisin de las actividades segn elsexo a condiciones biolgicas, incita a considerarla en el marco de

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    MITAD NATURALEZA MITAD CULTURAun desarrollo ms general: el de las divisiones naturales. Nuestroestudio se limita aqu a la fase que nos interesa y que, adems, es lams larga en la historia de la humanidad: la recoleccin se convierte en ocupacin de las mujeres; la caza en patrimonio de loshombres, en el curso de una serie de transformaciones que hemosanalizado con respecto a los recursos, el volumen de la poblacin,las facultades orgnicas e inorgnicas, los intercambios con el mundoexterior. Sin estas transformaciones no habra habido dicotoma entrelos sexos, ya que como se ha notado: La recoleccin de alimentos nocre, por lo que sabemos, una divisin sexual del trabajo, porqueen ese aspecto proceden ambos sexos de la misma manera. 91 Laheterogeneidad de los sexos, desde el punto de vista de las habilidades y de los instrumentos, no es una situacin 'de hecho, la reparticin ptima consciente de las cualidades y de los medios ni elresultado de la intervencin de una planificacin oculta; expresala consecuencia de una serie de cambios en los cuales ellos han es-tado involucrados. La insercin de cada sexo en un dominio 'distintono es la respuesta a un medio material predeterminado, a las aptitudes de los individuos, sino a su obra, el contrapunto de sus relaciones en tanto que grupos, de las facultades y oe los medios que elloshan descubierto, conservado y organizado. Como todas las divisionessimilares,92 sta se conforma de acuerdo con exigencias generales. Laseparacin firme y casi rgida de los recolectores y de los cazadoreses, en este orden de ideas, una condicin sine qua non. Tiene por ',funcin orientar las interacciones de las fuerzas materiales, evitanoOtoda interferencia; determina a los grupos as circunscritos a consagrar- (se a la trasmisin y l perfeccionamiento de los talentos que les son 'propios, a renovar sin cesar el vnculo con el medio, medio vegetal yanimal en este caso, teniendo cada sexo acceso solamente a uno delos aspectos de la naturaleza. La situacin no significa para ellosni alternativa ni apremio: estn constituidos y se constituyen en suuniverso propio, el que impregna toda su manera de ver y de actuar ;estn, por as decirlo, adaptados a l antes de instaurarlo. Semejante grupo o categora natural- tiende a considerar su universocomo nico ; lo percibe tambin como general y, por consiguiente,busca acrecentarlo relacionndose integralmente con l. Toda disminucin de este universo se tiene por empobrecimiento del grupo ytodo crecimiento es saludado como enriquecimiento. Su arte p r ~ticular, su conocimiento, su realidad, se viven como el arte, el conocimiento, la realidad. Por la fuerza de las cosas, la escicin adquiere

    91 V. H. Steward, op. cit ., p. 335.92 S. Moscovici, Essai sur [histoire humaine de la nature op. cit.

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    6 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAel sentido de una negacin, entraa la edificacin de barreras oetodo orden en torno al ncleo central que una fraccin de la sociedad se atribuye, rehusndolo a la otra fraccin. Esta ltima, vistadesde cierto ngulo, est identificada con la materialidad, con elno saber, porque adolece del arte que posee la primera fraccin.As es como el cazador rechaza del mundo de la habilidad y de lacultura al colector ; posteriormente el agricultor hace lo mismo con elcazador, el artesano con el agricultor, el ingeniero con el artesano.La quintaesencia de lo humano cambia as de figura, de la mismamanera que lo no humano; la distancia instaurada se encuentra justificada y recibe fuerza de ley.El carcter absoluto del contraste, de la distincin que introduce,no debera sorprender. Cuando un grupo humano es inducido acomportarse y a considerarse como si concentrara en sus medios y susfines lo principal de la realidad material y social, el resto le pareceaccesorio y desprovisto de autonoma. Sus prcticas intelectuales, ideolgicas e incluso religiosas, resienten el cntragolpe de esta necesidadde establecer su existencia, de legitimar sus relaciones frente a otrogrupo. Estos fenmenos concomitantes a la divisin natural no hansido objeto de un estudio sistemtico. Se encuentran, sin embargo,abundantes testimonios e l cazador, el pastor, el agricultor, sonpersonajes clave, sus relaciones temas recurrentes en los mitosy las religiones relaciona16s con el perodo subsiguiente a la revolucin neoltica o al que la precede. a Los buenos trabajos de M. M.Vernant; Dtienne y Vidal-Naquet nos logran convencer de que lafilosofa griega ha continuado por esta va.

    La separacin no se hace sin antagonismo. Una categora queposee facultades especficas se desarrolla a expensas de las facultadesy de los recursos de otra categora, que le parece que limita su propia accin. Los cazadores entraron en conflicto con los recolectores,porque las pocas o las regiones ms favorables para las empresascinegticas pocas veces corresponden a las pocas y a las regiones quepermiten la recoleccin. Posteriormente, los agricultores padecieronla competencia de los artesanos, en la medida en que stos los despojaban cre la parte domstica de su habilidad traoajando sus materias primas ms hbil y refinadamente. La lista podra alargarse.Cada una de estas categoras ha adquirido se ha esforZado poradquirir correlativamente un derecho a la existencia social s i noa la supremaCa tratando de convertirse en una fuerza productivareconocida s i no dominante considerando como sede de las ri-

    93 H. Frankfort, Before philosophy Londres, 1949 ; J. B. Pritchard, n-cient Near Eastern texts relating to the Old Testament Princeton, 1955 .

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    MITAD NATURALEZA MITAD CULTURA 263quezas de la colectividad sus propios recursos materiales e intelectuales, intensificando resistencias y oposiciones. El relato bblico de lamuerte del pastor Abel por el agricultor Can, los concreta en su forma extrema. El asunto es doble: integridad del campo de actividad, .posicin focal en la vida colectiva. La nueva categora, al anteponer 'sus talentos y sus producciones, sustrae a la que predominaba, su razn de ser, su poder. Sus artes, desvalorizadas, son rebajadas a segundo rango o caen en desuso; ms exactamente, la antigua categora noencuentra su .ubicacin en el mundo material cambiado. Las sociedades que sufren el contragolpe necesariamente toman partido; ratifican las secuelas de este proceso, adoptan las nuevas artes y lasnuevas producciones y se reorganizan para este efecto. Y si atenindonos a estos casos, la artesana o la caza toman el ascendiente, el colector o el agricultor se eclipsan, se convierten en subalternos. Una categora nueva, antes de alcanzar la primaca, permanece marginadaalgn tiempo. En ciertas tribus africanas, herreros y trabajadores dela madera son mantenidos fuera de los pueblos, privados del derecho de cultivar la tierra, reducidos a mendigar cereales; se les asociaa la hiena o al zorro, animales que representan lo salvaje, la nocultura y la muerte. El comportamiento nada tiene de excepcional;a fuerza de presin y de identificacin, el artesanO' adopta los rasgosque se le atribuyen, se hace inquietante, astuto, etc. En Grecia, eni:londe ste ha triunfado, significa inteligencia, reflexin y los filsofosse instruyen en su escuela.El antagonismo se inscribe en un orden y no se atena sino convirtindose en un orden. Sus trminos son modificados en y por lahistoria: sin embargo, se sitan en todas partes y siempre, en unaescala de valores, orientando la disparidad. RemontndoSe ms lejos en el pasado, escribe Gilbert Simondon,95 se encontrara que talo cual civilizacin habra hecho tambin una eleccin entre las tcnicas nobles y las que no lo son: la historia del pueblo hebreo acuerdaun verdadero privilegio a las tcnicas pastorales y considera la tierracomo maldita. El Eterno agradece las ofrendas de Abel y no las deCan: el pastor es superior al agricultor. La Biblia contiene una multitud de esquemas de pensamientos y de paradigmas trazados demanera de hacer prosperar loS rebaos. Los Evangelios, por el contrario, introducen los modos de pensamiento extrados de la experiencia del agricultor. Tal vez pudiera encontrarse, en los orgenes de lasmitologa y de las religiones, un cierto prejuicio tecnolgico que consa-

    94 G. Calarne-Griaule y Z. Ligers, L'hornrne-hyene dans les traditionssoudanaises , L Homme, 1961, 1 89-119.95 G. Simondon, Du mode d existence es objets techniques, Pars, 1958,p. 86.

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    264 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAgre como noble una tcnica y rehse el derecho a las otras, aun cuando se les utilizara efectivamente: esta eleccin inicial entre una tcnicamayoritaria y una t ~ ~ i c minoritaria, entre una tcnica valorizada yuna tcnica desvalorizada, proporciona a la cultura que incorporalos esquemas tcnicos as descubiertos, un aspecto de parcialidad, deno universalidad.

    Separacin, antagonismo, jerarqua, sntomas y medios, todos se relacionan con la divisin natural, cualquiera que sea el sexo o la clasesocial a que pertenezcan los grupos implicados. Sin embargo, comparadas con los hombres, las mujeres, en tanto que categora de poseedores de talentos especficos y de productores, han sido degradadas a un rango inferior y ello independientemente de su producciny de sus talentos. Federico Engels . observ con penetracin ynuestras propias observaciones han tendido a demostrar cmo y porqu-: La divisin del trabajo entre los sexos depende de otras caus s que nada tienen que ver con la posicin de la mujer en la sociedad. 96 A qu tiende esta separacin? En realidad, la sociedadconduce a las divisiones sucesivas, a sus medios y sus sntomas a tomarsu forma, a expresarse en su lenguaje: el de la disparidad y la diferencia de los sexos principalmente. Para captar su sentido, no hay queolvidar que la dominacin del sexo masculino sobre el femenino, sintener un carcter gentico los ensayos emprendidos con el fin deprobarlo han sido poco concluyentes-97 hunde sus races en las socieoades de afiliacin. En ellas, sta concierne nicamente a los vnculossexuales y estatutarios; los vnculos con el medio, las facultades, lasactividades, son prcticamente idnticas para los dos sexos. Los machos aseguran al mximo la defensa del grupo, el respeto de los l-mites territoriales. La especializacin de los cazadores y de los recolectores extiende sus vnculos al dominio de las facultades y de losintercambios con el reino animal y con el reino vegetal. El ascendiente de los hombres est limitado, simultneamente, por una dobledependencia frente a l s mujeres. Por una parte, al transformarse encazadores, es decir, al formar una clase definida de productores, loshombres establecen a las mujeres como clase equivalente y diferente de productores; estn obligados a asegurar su participacin,a velar porque ellas les reserven un aprovisionamiento indispensable;en este aspecto las tareas femeninas son compatibles con las de ellos.El desdoblamiento sustituye a la uniformidad inicial. Por otra parte,en las colectividades de primates y en las de los primeros homni-

    96 F. Engels, l origen de l familia la propiedad privada y el Estado enCarlos Marx, Federico Engels, Obras escogidas .en dos tomos tomo I I p. 208,Ed. Progreso, Mosc, 1966.97 L. Tiger, Men in groups Londres, 1969.

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    MITAD NATURALEZA MITAD CULTURA . 265dos, la escicin del sexo masculino en reproductores y no reproductores repercute en la organizacin de los intercambios, en la aelimi- '.tacin de las reas de exploracin de los recursos. En este plano ycomo consecuencia en el plano social-se ponen en juego tensionesque atraviesan todas las generaciones, sobre tooo las masculinas.Hay que suponer que con la divisin, estas tensiones se trasladana las relaciones .entre los sexos, pasanao las diferencias entre generaciones a segundo plano., Recordemos, adems, que las socieaades de afiliacin tienen ten- ;dencia a rechazar a los machos jvenes a la periferia. En realidad,el nico vnculo, dbil y amenazado, de las bandas de adolescentes es el que tienen con las agrupaciones de mujeres, con las madres.Las cohortes de machos les pierden el inters: es el precio de la integridad del grupo. Ahora bien, los grupos de hombres tienen intersen asegurar el reclutamiento de los muchachos, en romper sus acercamientos con el grupo de mujeres. Desde el momento en que cadasexo detenta facultades particulares y reina sobre un campo especfico de accin, la progenie masculina pasa a ser una prenda importante. La supremaca que los hombres mantienen en la vida colectivales permite asegurarse la disposicin de esta prenda. A su lado, lasmujeres constituyen una entidad que goza de cierta autonoma, deun poder de oposicin nada despreciable; los hombres estn obligados a contemporizar con ellas, intentanao siempre plegarlas a supropia autoridad. En este aspecto, el control social en estas colectividades se ejerce directamente sobre las personas; la jerarqua sefunda en la regulacin de su participacin en los actos esencialesde la vida de los grupos, confundinaose los objetos con la persona.Por el contrario, en las nuestras, en las que el control social se ejercesobre los objetos, la jerarqua se funaa en la propiedad y la personase confunde con el objeto.

    SiQ pretender sobrepasar los lmites ae una especulacin razonable,se pueae afirmar que la primera divisin ae la caza y la recoleccin,tuvo lugar y se difundi en el marco de una jerarqua de participacin, en la que las diferencias de rango estaban fuertemente acentuadas y marcaaas en todos los repliegues de la organizacin colectiva.stas han contribuido a acrecentar la separacin y el antagonismohasta el punto que sus manifestaciones , indujeron a Bronislaw Malinowski a escribir que la divisin del trabajo est arraigada en elembrutecimiento del sexo dbil por el sexo fuerte .98 Las divisionessucesivas han estado predeterminadas; han conservaao el mismo estilo

    9 B Malinowski, he family among the australian aborigines; a sociolog-ical study Londres, 1913, p. 287.

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    266 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAde reparticin de las facultades humanas. Al confonnarse as lasocupaciones, los recursos, las modalidades de invencin y de reproduccin de los conocimientos, los vnculos singulares con el medio,todos han sido obra de los hombres o de las mujeres y al llevar lamarca de un sexo definido, se han atribuido, ya sea a los hombres,ya sea a las mujeres. Artes, instrumentos o poderes materiales hansido juzgados, en un momento o en otro, segn el grado de desarrollo o las reas geogrficas hay una agricultura o un artesanadofemeninos , as corno una agricultura o un artesanado masculinos - corno el patrimonio de uno u otro sexo, con su sello respectivo.Corno contrapartida evidente, se les ha ordenado siguiendo la lneadivisoria preestablecida y valorizados o desvalorizados a este tenor, seles ha estimado principales o secundarios, dominantes o subalternos.La jerarqua social, de la cual se disciernen aqu sus lejanos orgenes,ha interferido con la jerarqua de las divisiones naturales, imprimindole su colonicin. Esta combinacin modifica su punto de aplicacin y sus propiedades, extendindolas a la esfera productiva yreproductiva, que en otro tiempo no estaba bajo su influencia.Se podra pensar que, durante todo este perodo, la doble dependencia hacia los recursos de las mujeres y su progenie conserv intacta su fuerza y la manifest en todos los planos de los comportamientos colectivos, imponiendo el apoyo a las instituciones y a lasnonnas apropiadas. Y esto tanto ms, cuanto que, antes de que ladistancia entre los poseedores y los no poseedores refleje fielmenteel estado .de la propiedad y antes de que tenga lugar la ruptura entre los que producen y los que viven del trabajo de otros, las relaciones de los grupos sociales son simultneamente relaciones entregrupos de productores. El rango de los individuos en la sociedad estdeterminado por el rango de sus ocupaciones, cuyo honor o deshonorrecae sobre ellos. La humanidad se compone sobre todo de cazadores, colectores, agricultores, pastores, etc., indicando cada una de estassubdivisiones tambin la pertenencia a un clan, a una tribu, a un sexo,a una categora de edad y los poderes biolgicos y psquicos particulares; en una palabra, sealando el status social, al que estn asociadas prerrogativas o servidumbres. Es por ello que las articulacionesde los agrupamientos humanos son vividas y pensadas corno la prolongacin de la articulacin de las especies biolgicas o fsicas. Enuna y otra perspectiva (la de las castas y la de los agrupamientostotmicos), escribe Claude Lvi-Strauss, hay que admitir que el sis-tema de funciones sociales corresponde al sistema de las especies naturales, el mundo de los seres al mundo de los objetos. 9

    99 C. Lvi-Strauss, a pense saUlJage Pars, 1962, p. 169.

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    MITAD NATURALEZA MITAD CULTURA 267De esta manera, los agrupamientos sociales se identifican con lascategoras' naturales: la sociedad es una naturaleza, la naturaleza unasociedad. Mientras que grupos y categoras, con sus respectivos campos de accin, se asimilan a uno u otro sexo, el doble movimiento de

    socializacin y de naturalizacin, contribuye a reforzar la asimetra,la oposicin que los separa en la existencia y la evolucin colectivas.Los proyecta igualmente en el plano csmico, porque todo lo queaparece y se dibuja, tanto en la tierra como en el cielo, todo lo qne semanifiesta, crece, reacciona e incluso las regiones mismas del espacio y del tiempo, son ya sea masculinos, ya sea femeninos. La epistemologa es sexuada; tambin lo es la fsica y la astronoma, la tecnologa, la biologa. Mitos y religiones han recogido el eco y le handado una forma durable, que sera grave interpretar literalmentey ms grave an, considerar simples ficciones del espritu, sin relacincon el modo en que el hombre construye la realidad. looEl surgimiento de la sociedad de clases ha operado una transformacin radical. Los circuitos econmicos y polticos indirectos substituyen a los circuitos directos; la jerarqua y la organizacin fundadasen la apropiacin han remplazado a la jerarqua y la organizacin fundadas en la participacin de hombres y mujeres. La calidadde poseedor y no poseedor es decisiva y atraviesa toda la trama delas dems relaciones. Al criterio del sexo, utilizado para , clasificar ydividir las facultades, los recursos y sus practicantes -aquellos queMarc Bloch llamaba los portadores de invencin - sucede el criterio, igualmente orgnico, que opone la mano al cerebro, el trabajomanual al trabajo intelectual; aqul juzgado indigno de un ser humano e s decir del amo-- y ste cubierto de honores algunas vecesficticios. Los principios masculino y femenino, ordenadores delmundo, son destronados en beneficio del principio espiritual y delprincipio material, dicotoma de la inteligencia y de la sustancia, enla fbrica y en la composicin del hombre y del mundo. Su montajedesigna claramente el trmino superior y el trmino inferior. La,epistemologa es demoniaca -demonio que puede ser forma idea ocuerpo-- de la misma manera que la astronoma, la fsica, la biologa, la psicologa. Aparte de este trastocamiento, los procedimientos que expresan en una sociedad las diferencias, las oposiciones, lasdisparidades entre las categoras de productores e inventores de artes,el hiato que separa las modalidades particulares de relacionarse con

    l mundo material y remodelarIo, no han cambiado. Parece quedenotan la necesidad de un duro combate contra la naturaleza100 C. Lvi-Strauss, Origen de las maneras de mesa Editorial Siglo XXI,Mxico, 1970 .

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    268-para emplea SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAd r Unse a entre un - a expruna naturale ~ o h eSlon corriente-, combate que en el hechoZa q UInano -La divisin o Ue rehs contra otro grupo humano y contrade talentos y tIene Su dO ~ r ~ c o n o c e r como suya.de t n a I n l c a -d -hombres una realid d propIa, como genera ora de hacescla f a es de f o -das delimitad SI ac' ronteras que mtro ucen entre losOs y S - Ion virtu l L l d dmiembros, los 19uiend a . a co ectIVI a , en los espacioscentro o haci separa y las ~ e y e s de su estructura, distribuye a susNumerosos ina la Perife oos reune, dirige sus movimientos hacia el

    causas en las \ l e s t i ? a d o r e ~ ~ h a ~ i a las regiones. ~ u ? e r o i o r e s o i n f ~ r i o r e sf u ~ d i e ~ d o SUs P:.ttlcUlaridadan Ignorado, s ~ ? m a ~ l l C a , b u s c a ~ a o sussubordmacin fectos, Prin :s anatomofISlologIcas ae la espeCIe, conefectos de Un de i s In oclpalmente las fOrmas que ha tomado lacin de las IIIP;oceso g uJ;:es en las sociedades arcaicas, con losgels- de rel ~ ~ e r s P enIetIco, Hablar a este respe.cto de apropia-aClo . 01' os h b l hO - oservado en la 11 de cl om res -como o IZO FederICO En-contentan los s Sociedad s e ~ o de un control idntico al control obde las prtesi e t n l o ~ o s es de primates -explicacin con la que sedivisin de laS anaIgic y antroplogos- es permanecer en el nivelal nivel de P s activid ads. Estas asimilaciones impropias reoajan larabI a es las l o h b oLas disparidad elllas i : l re aCIOnes entre om res Y mUJeresintil el confl' Se int e pura tcnica, de economa o de instinto.ciertamente u ICto e11tre eiretan a la luz del dimorfismo tornando

    plano secunda illlposib; Ias; adems, las presiones biolgicas creandad de estas l oo Por el 1 Idad terica y postergan el conflicto a uncuenta de la Onstrucci contrario, si se est persuadido de la fragilisistencia. POI uch a de s ones, la amplitud de la dinmica descrita dao., otra exos' pr o l l'VISIOn concebod Part l oporCIOna as razones y exp Ica su per-una o r g a n i z a c ~ ' a de ae, a lucha materializa la confluencia de ]a dihombres la a u ~ O l 1 S o c i a ~ u e r d o Con sus verdaderas dimensiones, y detivo. De esta Ol dai:l d qUe ah se manifiesta y que garantiza a losnecesidad de llla11era elsde el punto de vista institucional y produc-reCtt ,a sub dO 'd oque van de la rrir or maCIOn se encuentra elUCl ada smdel cerebro a ~ r o l l l i s c U ~ d u n a multitud de reconstituciones hipotticas,a la insuficieh ~ S e n ad a las cargas de la maternidad, del.tamaob' , 1 h

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    NATURALEZA MITAD CULTURAMITADDE LA PROHIBICIN DEL INCESTO EN EL REPARTOEL LUG.(\.R ,U. EXbGl\1JCO y LA DlVISlON NATURAL

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    ro bicin concuerda con las exigencias principales de la orgaL.a p., concreta que los hombres se han dado en el curso de estemzaclon .,. drodo: hombres y mUjeres estan estrIctamente separa os enlargo pe los recursos, a las facultades, a los instrumentos. Las inter

    c u n t ~ a se han reducido y los dominios respectivos se han salvaf e r e n ~ l ~ con el fin de asegurar la continuidad de las ocupacionesguar a.:s para las colectividades. Cada fraccin de la sociedad se

    n e c e s r ~ asociada a una fraccin de la realidad mediante el juego deenCUben ras levantadas Y de las prohibiciones dictadas, culminacinlas arre 1 1 , . . b' , 1h rizonte inte ectua y practICO, que garantiza taro len a pre-de su . ,0 de los poderes relativos, de las funciones singulares en elservaclon A 1 . d d . , 1 . . dd 1 conjunto. qw a In IVI uaClOn esta a serVICIO e una

    ~ e n o r d e e endencia que hay que reanimar constantemente: los esfuermte ~ i s t r i b u y e n los desplazamientos se ordenan, las tareas obedezas s ~ ritUlO n u ~ y e s t ~ c i o ~ ~ r i o . Desde el nacimiento, el sexo. decen. la ubicacion del IndiVIduo en un lugar u otro, lo seleCCIOna

    t e r n u ~ a t a s a perpetuar los grupos sociales y productores. La inserC ? ~ ~ s las nias en el grupo de mujeres y el reclutamiento de losClanh ehas por los hombres, evidentemente se imponen y todo conmuC acara este fin. Quizs basta llamar la atencin -escribe uncurre ~ 10"0 demgrafo con respecto a las sociedades primitivas-IOI

    a n t r o p ~ SO diferencias principales ccon nuestra sociedad): la de lassobre. ~ s madre hijo y padre hijo. En cuanto un muchacho sale der e l ~ c r n cia no queda sino bajo la autoridad paterna. La madre dejala In anr ~ o z en su educacin y de ejercer sobre l una influenciade tene l . b ' l l d1 por su lado, a mna VIve aJo o ~ t r o caSI exc USIVO e suread .fuera de los acuerdos prenupclales, el padre se mteresama re y .Poco en suS asuntos. . . d dI ., b' l ' .llegar a ello, no eXlstIen o na a en a constltuclOn 10 oglcapara d' . 1 . d l . ,. 'te a esta lvergencla y a a aceptaclOn e una re aClOn pre-que InCI d h bal con el padre o la ma re, los om res o las mUJeres, es In-

    f ~ r e n c I ble preparar a los nios. Toda una serie de reglas que se-dIspensa los nios de las nias, los someten a disciplinas diversas,paran a . dItraan la evItaclOn reCIproca y mo e an sus comportamIentos,que e ~ o c n d o en el aislamiento y la oposicin que siguen obligatod.esem t a la diferenciacin: "En la medida en que las sociedades

    r ~ a r n e n ena divisin sexual del trabajo y cierta forma de matriet 1 e n ~ n ~ n papel sexual bien definido se convierte en una necesidadmomo,101 E. Evans-Pritchard, a femme dans les socits primitiues Pars, 1971,

    p. 41

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    27 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAfuncional en el momento en que el muchacho se acerca al umbralde participacin de este modelo social . 102 En el eje de los contem-porneos o en el de las generaciones, en l esfera de la reproduccinde las personas como en la de la produccin de bienes, la lneadivisoria que importa trazar respetar es la de la masculinidadla de la feminidad.

    La separacin de la madre y del hijo se presenta como un aspectoparticular de tal tendencia. Todo el inters que tienen los hombresen asociarse a los muchachos en lugar de eliminarlos, obedece a lasola razn de que, al obtenerlos, se los sustraen a las mujeres. Paraconservarlos en el grupo impidindoles hacer coalicin causa comncon ellas, es necesario tambin fijarlos al padre, prohibindoles, res-pecto de la madre, toda relacin susceptible de debilitar los lazos es-tablecidos. Las sociedades de afiliacin prcticamente no conoceneste peligro: la autonoma de la pareja reproductora y de la parejanuclear, la consecuente ausencia de relaciones de parentesco, hacenal incesto a la vez intil e inoperante. Junto a las 'dos parejas, en launidad constitutiva que representa, la familia hace aparecer la posi-bilidad del incesto, y su operacin es un medio de realizar esta uni-dad: la unin de la madre y del hijo arrebatado al padre reabsorbela pareja reproductiva en la pareja nuclear, del mismo modo en quela unin de la hija y del padre, que rehsa darla a otro hombre,identifica la pareja nuclear con la pareja reproductiva; en el pri-mer caso, la , mujer contrara la autoridad del hombre y, en elsegundo caso, l grupo familiar se sustrae a sus vnculos dedpendencia hacia la sociedad. 'Paliar semejante peligro, conservarlas relaciones con los hijos hacerse de auXiliares, transforma laevitacin de las relaciones prolongadas, principalmente la de las re-laciones sexuales con la madre, en un prembulo de la iniciacin queconsolida este movimiento. Cuando la propiedad llega a dominary con ella el dinero y el poder secular, el ceremonial permanecer,la institucin se har intil. El derecho natural hablar, a su vez,de 'que es necesario que el vencedor sea el amo y seor del vencido.De ah deriva el que, en virtud del mismo derecho, un hijo est bajola dominacin inmediata de aqul que es el primero en tenerlo ensu poder. Ahora bien, como el nio que acaba de nacer est enpoder de su madre antes que de nadie ms, ella puede criarlo o con-ducirlo como mejor le parezca y no es responsable ante nadie. Si me-diante' el contrato matrimonial la mujer se obliga a vivir bajo eldominio del marido, los hijos comunes estarn bajo la dominacin

    102 F. W. Young, The function of male initiation ceremonies , AmericanJournal 1 Sociology 1962, 68, p . 381.

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    MITAD NATURALEZA MITAD CULTURA 271paterna a causa de que la madre est ya supeditada a esta mismadominacion .103Algunos autores se han apoyado, refirindose a tiempos tan re-motos, en un combate entre padre e hijo y en un acuerdo entre ellospor la posesin de las mujeres. Sera ms exacto decir que todas lassociedades arcaicas se han centrado, por el contrario, en la lucha depadres contra madres por la posesin de los nios, de los hijos. Muchosrituales sirven para este fin, porque es igualmente evidente que elpadre es quien separa al hijo de la madre, y que en el origen deesta separacin est el conflicto edipiano 104 Ello, a menos que nosea ms plausible afirmar que esta separacin y las causas que lahan provocado, estn ellas mismas en el origen del conflicto edi-piano, en tanto que estructura psicolgica elaborada y trasmitidapor las colectividades que se han sucedido hasta nuestros das.Las diferencias de rango se difunden en todas las ramas de la vidacolectiva. La disparidad de hombres y mujeres tericamente tropiezaen la familia con un obstculo. Sera imposible preservarla si her-manos, hermanas, padres, madres, hijos, consanguneos o clasifica-torios, se casaran entre ellos. Un hombre no podra, en efecto,tratar a su hermana, a su hija, etc., como un objeto, un recurso o unainferior, si los vnculos de parentesco coexistieran con los de ordenconyugal. Por otra parte, las relaciones de filiacin que uniran ala mujer con el hombre, seran relegadas a una posicin subordina-da: el hombre mismo sera afectado. Adems, suponiendo que ladivisin exogmica no alejara sino a una parte de las mujeres mien-tras la otra permaneciera en el clan y que los hijos circularan dela misma manera que las hijas, el obstculo no sera destruido; seradifcil aplicar reglas comunes de no reciprocidad a un grupo ascompuesto.

    La prohibicin del incesto responde a esta doble exigencia de se-paracin de jerarqua. De manera general, levanta una barrerraentre los sexos, convierte la diferencia en escicin; se trate en efectotie madre, hermana o de hija, por un lado, de padre, hijo o hermanopor el otro, cada vez est en cuestin la constitucin de una relacininterna en cada sexo, el establecimiento de otra relacin que losaleja. Para prepararse en la que ser su vida, conviene que lasnias y los muchachos vivan una ruptura, sean dirigidos por cami-nos diferentes, antes de que se establezca una relacin demasiadofuerte entre ellos. Se les prepara al mismo tiempo para un cambiode rango, porque la hija y la hermana estn d e ~ t i n d s a llegar a ser

    1 T. Hobbes, De Civitate cap. IX104 G Roheim, op. cit. p. 108.

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    7 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAsocialmente inferiores al padre y al hermano. La carga excepcionalde la prohibicin que pesa sobre la madre se comprende en la medida en que se considere no slo el alejamiento sino tambin la disposicin en que se pone a los hijos varones a- fin de cederlos completamente a los hombres. e esta forma, en tanto que no reproductores, pueden permanecer en la clula clnica o familiar. Elriesgo de que los papeles sociales se modifiquen disminuye entoncescuando los muchachos son integrados al grupo de hombres, reengendrados por ellos. Se ha sealado frecuentemente que los pueblosprimitivos no establecan una relacin de causa a efecto entre lasrelaciones sexuales y la concepcin. 'Podra invocarse la carencia deconocimientos; tambin podra-suponerse que tenan buenas razonespara no percibir esta relacin, porque el reengendramiento de loshijos por los hombres, incluso asistidos por los muertos, no hubieraborrado los derechos que las mujeres hubiesen hecho valer. El ritualinicitico sella este alejamiento en lo ms profundo, de la mismamanera en que sella todas las separaciones, dndole la apariencia depaso de una generacin a otra al paso de un sexo al otro, de un rango al otro.La amplitud de la prohibicin, la significacin que confiere a laindividuacin de los agrupamientos cuando los reintegran a las divisiones que determinn las facultades y las actividades humanas,viene de ms all de los seres particulares, de los hombres y de

    las mujeres, se extiende a los conocimientos, a las fuerzas materiales,a los alimentos, etc., para lograr un alcance csmico. Un espritupositivista vera en ello una proyeccin fantasmagrica del hombrehacia el universo, de la reglamentacin del comercio biolgico a losacontecimientos naturales. Al margen de que las prcticas se pliegana ello armonizando la realidad social, material, con a imaginaria,nada prueba que la relacin se haya conformado a lo descrito, yendode los grupos sociales hacia los objetos y el medio; creera yo debuena gana, que la prohibicin se ha significado en todos estos planosa la vez, porque en todas partes, el universo de las mujeres es distinto al de los hombres. Siendo solidarios, aquello u ~ se convalidabaen el orden de la sociedad se prolongaba al orden de la naturalezapor intermedio de los seres humanos, sirviendo la escala de estos paragraduar todo el resto y recprocamente. El evitar la mezcla, el confinamiento de las partes a los lugares que les -son asignados, son lascondiciones para la unidad, para la simetra en toda -la arquitecturade este tipo. Por consiguiente, la humanidad ha preferido guiarse porla disparidad de lo alto y de lo bajo, del mundo celeste y del mundoterrestre, del espritu y _ e la materia, del ser y del devenir, cada cualman tenido en su pureza; hoy se sabe que la filosofa de los griegos en

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    MITAD NATURALEZA MITAD CULTURA 273las edades clsicas significa, a su manera, un intermediario humano.En su propio marco, la prohibicin ha jugado el mismo papel orde-nador y diferenciador.Impidiendo, en el nivel del parentesco, unirse entre ellos a losmiembros de un grupo, dicho parentesco erige el obstcu,lo que seopone a la introduccin de la gradacin propia de la sociedad enla familia, e ~ el clan. Emile Durkheim as lo observ cuando escri-ba: la causa que impide a los hombres y a las mujeres de unmismo clan contraer relaciones conyugales, es tambin la que losobliga a reducir al mnimo posible sus relaciones de todas clases 105El matrimonio con las mujeres de otro grupo, algunas veces rivales la solucin. En lugar de las hermanas, esposas no sometidas, nodiscriminables socialmente o slo a costa de grandes dificultades, sedispone de esposas, de hermanas sometidas y discriminables. Tienencomo cualidad principal ser extranjeras, hecho que justifica plena-mente el comportamiento que se usa hacia ellas. En lo relativoa la mentalidad del cazador, se lee en una obra autorizada,HJ6 losona (de Tierra del Fuego) nos la muestran de manera muy ex-plcita. Exista un cierto nmero de instituciones muy ingeniosascuyo fin era reducir al mnimo las hostilidades entre los grupos y ca-nalizar la agresividad dirigindola contra los extranjeros y las es-posas, tambin ellas extranjeras, estrictamente hablando . Siendo ex-tranjeras, se les puede asimilar como sbditos, mantenerlas en unaposicin subalterna, sin que haya co'nflicto entre la subordinacin y elparentesco, entre los lazos establecidos en el interior de la familia y losque se mantienen fuera de ella. Por lo dems, al entregar sus mu-jeres, hacen por intermedio de otro grupo 19 que no podran fcil-mente hacer en el propio, a saber, tratar como inferiores a sus pro-pias hermanas e hijas. No se excluye este ltimo caso; hay, sinembargo, lmites y esta conducta interfiere con otras. Por el conJra-rio, en la transferencia de las mujeres de un grupo a otro, en sureparto, las asociaciones que se renen concurren de clan a clan parapreservar un c u ~ r d o que fija cada sexo y edad en su lugar.y se llega, tericamente, al resultado de que las mujeres de unclan son originarias de otro clan o banda, o familia extens quese compone de dos mitades mutuamente exteriores y situadas en losdos extremos de la escala social. De Australia, describe sobriamenteun antroplogo la situacin de las mujeres introducidas de estamanera: Ah la situacin de la mujer es tal, que sta tiene pocasprobabilidades de actuar sobre la' lengua, las ceremonias y las u n ~

    105 E. Durkheim, arto cit., p . 47.106 P. B. Lee, 1. de Vore, op cit. p. 94.

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    274 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAciones de los hombres en la cultura total. Estas esposas importadasson no-entidades silenciosas, hasta que aprenden la lengua del grupode su marido; entonces se integran rpidamente a la banda o a latribu del marido y l Instrumento que desde -su creacin sirve paracomunicar, para cooperar, el lenguaje es simultneamente un ins-trumento que sirve para no comunicar, para disociar. La proliferacin de los dialectos,de las sintaxis, de los campos semnticos, de loscanales fsicos de trasmisin, de los signos, la superposicin de losdobles y de los triples sentidos responden al deseo de estar entre s deintroducir lo incomprensible y lo diferente en lo comprensible y locomn. Tal vez los hombres hayan empezado a hablar para engaara los animales, a escribir para engaar a los que hablan, dndose asuna de las armas ms poderosas para intimidar y amenazar. Pinsese en la gama de posibilidades de intimidacin y de terror contenidos en una lengua que no se posee. Siguiendo este rastro, sepueden examinr las religiones, los mitos, las filosofas y las ciencias enlas leyes del trabajo que formulan para extraer una significacin delcaos; el propio esfuerzo realizado para anudar los efectos a sus causas,y en una palabra, para hacer inteligible lo ininteligible, reintroduce elcaos en la significacin, separa los efectos de u causas, duplica la luzen una zona oscura. El pensamiento designa al borrar, -construyeocultando. Preso en la -turbulencia de los movimientos opuestos, elque est implicado entrev el ncleo duro en torno al cual flotanfiguras mviles, capta la seduccin de lo que se dice, de lo que sepiensa, del descubrimiento. En esta extraeza de la lengua, de lascostumbres, del comercio intelectual, las nuevas esposas son desposedas de su mundo, hacen el aprendizaje de la sujecin, objetos ysignos de un discurso del que se sienten excluidas y despojadas.A travs de este sistema, teniendo en cuenta la edad precoz en laque se concluyen las uniones, particularmente en el grupo patrilineal,este ltimo contiene raramente una mujer adulta nacida en el interior del clan que pueda reivindicar otros derechos que los de proteccin derivados de la filiacin. De la misma manera, las tareasde cada sexo estn fuertemente inscritas en la escala de valores yconstantemente aseguradas mediante el juego de intercambios. Elmatrimonio, liberador para el hombre porque entra al crculo delos detentadores de la autoridad, del poder ceremonial y del sabersuperior, es sujecin para la mujer, que se ve relegada a un rangoinferior y encerrada en la regin domStlca, en donde prosigue eltrabajo que realizaba-su madre. El dominio de los hombres sobre loshijos varones afecta a las mujeres que pertenecen, de alguna manra,

    107_ J. B. Birdsell, arto cit., p 196.

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    MITAD NATURALEZA MITAD CULTURA 275a otro grupo, a un clan diferente sin posibilidad de reintegrarse, deatacar al dan dOllnante: ella no hace ms que reforzar su Sull-sin. La alianza de los hombres est roda en este aspecto por unaprofunda ambigedad : en el instante de celebrar la reciprocidad lacomunicacin mediante el intercambio de las hembras de sus linajesrespectivos, tambin proclaman que en estas mujeres se tratarn ellosen la no reciprocidad y la no comunicacin como extranjeros, comoinferiores; que ellos no cesarn de ser sus adversarios. Es la raznpor la cual Georges Davy comprobaba que el matrimonio est im-bricado con la lucha de sexos y en consecencia con las luchas pri-vadas entre familias entre tribuS .108 El hecho de ser inseparablede la prohibicin del incesto, expresa el fin al que tiende el matrimo-nio en las colectividades.

    La prohibicin es su obra, al relacionarse con los vnculos naturalesy sociales. Su primera llsin es favorecer, reafirmando fa distanciaentre los dOllnios de actividad, los talentos apropiados, las relacionesmantenidas con el medio, la autonoma de cada sexo en tanto quesujeto dotado de valores y de responsablidad. En el plano de lasorganizaciones tribales, clnicas familiares, se vUelve a encontrarntidamente la necesidad que las hace fluir hacia un marco singularde vida. Dentro de estos llltes se puede decir que la regla asegurala estabilidad del orden material sobre el cual se edifica la sociedad;si esta escicin no existiera, si hombres mujeres no siguieran el cami-no designado, se comprometera la disposicin del medio. Su aplicacina la produccin de recursos en individuos, conocllentos bienes,garantiza la perennidad del medio; ls llembros de cada grupo que-dan, de partida, orientados en tina direccin deterllnada, al llsmotiempo que se hacen cargo de un sector de la realidad objetiva. Porconsiguiente, al prescribir esta separacin, ella la ha adaptado a lacurvatura de la estructura social, a su valorizacin del dOllnio mas-culino, al control ejercido sobre las mujeres. Aqu se revela su ver-dadera razn de ser, porque est en la esfera de las interacciones denuestra especie con el mundo l a bsqueda reglamentada de un com-paero no es ms que un aspecto s e c u n d r i o ~ que esta prohibicinse ha hecho indispensable y se ha realizado. Manifestacin social dela divisin natural d e ah la convergencia que seal ms arriba-ella es la instancia que, una vez formada la pareja de la caza larecoleccin, ha perlltido a las sociedades derivar las institucionesidneas a la creacin y al desarrollo de su nmero y de sus facul-tades. Tambin ha dado a la diferencia entre los sexos su significa-cin humana.

    108 G. Davy, a oi jure Pars, 1922, p. 118.

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    276 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAAl actuar sobre la familia, unidad productiva, la enlaza como c-lula social a las propiedades de conjunto del sistema colectivo. Enseguida s generaliza el carcter de oposicin y de asimetra, trans-formndose la autonoma en dependencia unilateral. El reparto exog-mico, desviado, s hace concordar con la jerarqua de participacinantes de ajustarse a la jerarqua de apropiacin e l sexo masculino s

    arroga, aqu tambin, la autoridad y la precedencia sobre el sexofemenino. Las reglas de parentesco trazan el tablero de alianzas, entrehombres l a sociologa lo precisa para que las mujeres, permuta-das, s mantengan en su rango, que s el de objetos y bienes; enton-ces, el tablero de alianzas est dirigido contra ellas, cuestin que lasociologa deja entender solamente con discrecin. La circulacin delas esposas las transforma en posesiones y signos, mientras la prohi-bicin sirve, a la vez, de operador de la transformacin y de sealde lo que s transformado.La l y conc erniente al incesto tiene tambin una doble inscrip-cin. Asociada a la divisin, expresa la funcin de la sociedad vueltahacia su fundamento natural: la distribucin de sus miembros entrelos diversos sectores de la realidad, del conocimiento, del trabajo,el modelado de los instintos y la consolidacin de los comportamien-tos apropiados. Asociada a la exogamia, expresa la funcin de lasociedad de unir entre ellos a los grupos que la componen, orientando

    para este fin el poder que s ejerce por medio del parentesco enuna direccin s e x u l ~ e n t e definida. Es, en este aspecto, el eco de unantiguo orden, porque la primaca del hombre s respetada, y s tam-bin el ndice de un orden nuevo, desde que han sido cambiados elrepertorio y el teatro en que los dos sexos s encuentran para actuar.

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    CAPTULO QUODCIMORETROSPECTIVA

    l. EL PARADIGMA DE LA CUESTIN

    La relacin del hombre con la naturaleza de la sociedad con la na-turaleza ha vuelto a ser bajo diferentes formas -cientficas prcticasy hasta polticas- un problema. No se le puede abordar o resolver sino se abandona el nivel en el que uno se ha detenido largo tiempo elde las teoras elaboradas a propsito de cada uno de los trminos paratrasponerlo al de paradigmas de la sociedad y de la naturaleza preci-sando lo que se entiende por una y por otra. Pero qu significacinhabra que acordar al hecho de situar el debate en un nivel diferen-te? Un paradigma admite por lo general ms de una teora. As losastrnomos al adoptar un modelo heliocntrico que coloca al sol en elcentro del sistema planetario cuyos diversos elementos permanecenjuntos por la fuerza de la gravitacin han concebido la grave-dad de muchas maneras -basta mencionar. los nombres de Newtony de Einstein- y han atribuido a la trayectoria de los planetasuna forma ya circular -como Coprnico y Galileo- ya elpticacomo Kepler.

    En el caso que nos ocupa si se da a la sociedad un sostn biol-gico y por funcin el reprimir los instintos es posible poner el acento ora sobre el instinto agresivo ora sobre el instinto sexual y acumularlas observaciones y .las hiptesis que hacen resaltar la preponderanciade uno en detrimento del otro y viceversa. Los resultados son sinembargo referidos a un marco nico aun si guiados por presupuestossuplementarios e s bueno el hombre? es malo?- sus divergen-cias los siten en polos opuestos. Por otra parte cuando se conci-be este paradigma histrico en dos estadios en el que uno la in-fraestructura encierra los factores econmicos tcnicos mientras queel otro la superestructura contiene los factores psquicos o ideolgi-cos se pueden construir dos teoras contrarias. Para la primera losfactores econmicos son determinantes y los factores psquicos o ideo-lgicos determinados; para la segunda el papel motor corresponde alos factores psquicos o ideolgicos mientras los factores econmicosno juegan sino un papel subalterno. Las controversias modernas de lahistoria han sido motivadas como todos saben . por la necesidad de

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    302 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANArepresenta, si se quiere, un intento de ponerlo en prctica. Los ele-mentos o los conjuntos ya probados se conservan evidentemente enun contexto modificado, como sucede con todos los rdenes de co-nacimiento; pero su campo de validez es reconsiderado. El acierto,que no juzgo, importa menos en estas circunstancias que la con-viccin de haber iniciado la tarea y que sta debe ser llevada atrmino.

    II. EL TEMA DE LA RUPTURA Y DE LA CONQUISTA

    1 l rtificio soci lLos rasgos de un paradigma son familiares. La naturaleza es unensamblaje autnomo de fuerzas y de criaturas que existen en todotiempo, de acuerdo a un desarrollo propio, armonioso. Estas fuerzasy sus criaturas, de las que cada quien puede disponer inmediata-mente, representan dones gratuitos , ya que no exigen de parte dequien quiera utilizarlos, apropirselos temporalmente, ningn es-fuerzo particular aparte de aquel que se halla inscrito en el cursode las cosas. La luz, el aire, el agua, los vegetales, los animales,simbolizan esta disponibilidad. El hombre es, eI? tre ellos, el fruto deuna evolucin tarda que le ha asignado un lugar, as como propieda-des uniformes, notorias en cada individuo de la especie. Su dotacinfsica e intelectual y su medio son datos autoconstituidos, previos, lgi-cos y materiales, de un devenir ulterior indicado por el encuentro conun lmite. Sea que l medio o el organismo presente una deficienciao que este ltimo se vea dotado de caracteres originales -capacidadcraneana, posicin erguida, lenguaje, etc.- el equilibrio inicial hasido roto. Surge la necesidad de restablecerlo, mediante una orga-nizacin colectiva, un actividad acabada. Asociados para esca-par de la naturaleza y constreidas a la sumisin sus fuerzas y suscriaturas, extranjeros en lo sucesivo, los hombres han construido unmedio diferente, el de los artificios, y un artificio nico que lessirve de medio propio, la sociedad. Ella da fe del poder de inter-vencin del hombre, de su dominio sobre la naturaleza biolgicainterna, haciendo del individuo aislado y completo una parte de unconjunto que lo supera y que vigila la satisfaccin de sus necesida-des distribuyendo las riquezas; regla, moral, cultura colectivas re-fuerzan el modo de existencia precaria que sera el suyo sin ellas.En la conClenCla del ser que al llegar al da humano ha conservado

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    T RETROSPECTIVA 303intactos los rasgos ocultos de la noche aninial, la fe y la razn frente. al instinto y a las pasiones del corazn, el pensamiento y el lenguaje frente a los cuerpos y al trabajo, asumen la funcin de disciplinadel todo sobre las partes. La sociedad es tambin un medio, el instrumento de la lucha contra las fuerzas materiales a las que los individuos unidos quieren tener libre acceso, contra la naturaleza queal se manifiesta y que se les resiste. De diversas maneras, los conocimientos, las artes, la produccin nacen de este combate. Lo queel hombre consigue por sU intermedio, deja de pertenecer a los circuitos naturales, a la manera de estos ready made insignificantes, vulgares, abandonados, que el artista separa de su contorno para incorporarlos a su obra, convirtindolos en objetos de arte. El contrasteentre lo que est dado y lo producido expresa no tanto al acto comoal actor, a la presencia o a la ausencia con la cual se relacionan susesfuerzos. Todo lo que remite a una mezcla, a una ingerencia hu-mana, rompe con la naturaleza y se aleja de e l ~ a

    De modo an ms general, el intercambio, como lleva el sello deun esfuerzo y de una intencin, es irrevocablemente declaradoantinatural y no podra efectuarse sino dirigido contra la naturaleza.Conquistar sta es una tarea cotidiana. Todo lo que se arranca asu dominio es traspasado al de la sociedad. La acumulacin continuade conocimientos, de bienes, de instituciones, de leyes, de monumentos, de tcnicas, de fuerzas de energa, de especies aniniales yvegetales domesticadas, de ciudades, de sabios, seala una suStraccin regular, que agrega a un lado lo que se sustrae del otro. Sepuede medir el grado de cultura por la cantidad reunida de estoselementos: sta mira ms lejos y ms alto hacia su pasado animal,se siente tanto ms al abrigo del mundo material cuanto que se sabeasentada sobre un amontonamiento ms imponente y ms elevado.La historia sera esencialmente este proceso de sustraccin y atesoramiento que, a travs de la sucesin de triunfos, consolida laempresa de controlar el universo, sinnimo de su explotacin. Satisfaccin de la carencia inicial, sustitucin de la escasez por eldesahogo: e as como se representa el trmino de su movimiento,liberando el sistema social de las amarras que an lo ataban alsistema natural. De ah la preocupacin constante por oponer estossistemas, por consagrar su alejamiento y por buscar la prueba de unaseparacin definitiva en las parejas de contrarios: lo colectivo y loindividual, lo urbano y lo rural que expresa tambin la famosaoposicin de lo social y lo comunitario), lo civilizado y lo primitivo,lo domstico y lo salvaje. La negacin significa aqu distancia yruptura. La comunicacin, el trabajo, el pensamiento, la prohibicindel incesto son considerados no como las transformaciones de ele-

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    304 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAmentos anteriores, sino como mutaciones sin precedente, como losactos que instalan al gnero humano en la naturaleza sin que stepertenezca a la naturaleza.

    2 a cont min cin por lo hum noLa sociedad es una modalidad de olvido de la naturaleza. Es unarealidad secundaria, sobrepuesta. Su desarrollo goza de una libertadvigilada, comprometida en la estricta aplicacin de un contrato: larestauracin local de un orden en el desorden, la administracin deun remedio donde existe deficiencia. Como llevados por un impulsoirresistible, colocando en su punto extremo la lgica de la negacin,sus actos, sus conocimientos, sus instituciones imaginadas para estefin toman el carcter de usurpadores, se abandonan a la tendenciainterna de los artificios, exceden el dominio que en el origen se lesconcediera; en un movimiento que deja de ser" gobernable, elantiguo vnculo con el medio se revela, los sntomas de desmesuraproliferan. Pero, qu tiene que ver la naturaleza en esta visin?A intervalos regulares se nos solicita imperativamente regresar aella, dar marcha atrs, anular los cambios, trabajar para restablecerel equilibrio, retornar a su marco, nuestro pasado, nico fin prctico.No hay ninguna necesidad de recurrir a textos eruditos para descubriresos rasgos, el modelo de sus relaciones con la sociedad; stos sobresalen de las numerosas declaraciones y gritos de alarma que llegande todas partes.Por una parte, parece que se avisa del peligro que amenaza lanaturaleza interna, orgnica: est en juego la sobrevivencia de laespecie. El desplazamiento entre el control obtenido sobre las fuerzasmateriales, entre la explotacin lograda e ilimitada del universo yla incapacidad de reglamentar los asuntos humanos, de levantarlosal nivel de este control y esta explotacin, produce inquietud ydesolacin. El fin tanto tiempo perseguido, la conquista, ha sidoalcanzado. Sin embargo, al haber sobrepasado los lmites inherentesa nuestra constitucin, el movimiento degenera en desprecio e indiferencia hacia sta. El 'hombre crea haber acumulado suficientepoder como para liberarse de su ser biolgico, pero el artificio socialtiende a destruir esta herencia. La violencia colectiva ha .falseado oroto los mecanismos que regulan el combate entre animales de lasotras especies. La densidad urbana alcanza un umbral crtico. Laagresividad crece constantemente en las ciudades en donde prontolos hombres, como las ratas aprisionadas en un recinto demasiadoestrecho, se masacrarn sin piedad. La tensin que la superabun-

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    RETROSPECTIVA 305dancia de estmulos -:-ruido, rapidez de los desplazamientos, etc.y las relaciones entre generaciones y naciones hacen pesar sobre el. cuerpo social, vencern a las instituciones antes de que sobrevenga elhambre. Esta tensin no se compensa con el mejoramiento de lacoordinacin de las funciones del cerebro; los riesgos de explosinafectiva son crecientes. Querr la humanidad recaer al nivel de laanimalidad, en lugar de preservar una sabia mesura entre sus acciones- y sus capacidades psquicas, psicolgicas e . instintivas? Elriesgo parece tanto ms grande cuanto que el hambre amenaza conabatir las barreras ecolgicas para invadir el dominio .de otras es-pecies y modificar el medio hasta hacer imposible la vida. Se rompera el contacto entre la dotacin del organismo y la de la bisfera.El mal etolgico roe nuestras sociedades; sus causas son los pecados mortales contra la biologa y la ecologa de la humanidad, queperpetran sin cesar todos los gobiernos, la explotacin, la poluCin,la destruccin definitiva de la bisfera en la cual y de la cualvivimos .129 Si quiere .sobrevivir, l hombre no tiene otro recursoque el de reconciliarse con la naturaleza animal, respetar las exigencias genticas permanentes y modificar en este sentido las decisiones que toma en la sociedad.Las\ relaciones que, por otra parte, mantiene con la naturaleza externa :no parecen mejores. Hasta ahora la humanidad se ha mostrado discreta, de manera que el equilibrio fundamental ha estadopreservado cada momento. Pero el pacto ha sido bruscamente roto.Las diversas poluciones aumentan y se generalizan. Est en primerlugar la sobrepoblacin, En l curs de los ltimos veinte aos,el nmero de seres humanos ha aumentado en un cincuenta porciento, ejerciendo una extraordinaria presin sobre el medio. Elhambre, la sub alimentacin, el conflicto de las generaciones, la amenaza de la guerra, el deterioro de la flora y de la fauna provienende ah. La mayor parte de las especies frenan su expansin demogrfica, conservando una proporcin ptima entre su volumeny los recursos de su medio. La nuestra p ~ e c e haber olvidado estasnormas de prudencia y conviene aplicarlas con urgencia: Si lasobrepoblacin, se seala, es en efecto uno de los factores fundamentales de la conservacin de la naturaleza en el siglo xx) para elbilogo no existe ninguna duda de que es igualmente importantetomarla en consideracin para la supervivencia del hombre sobrela Tierra .UlO

    El diagnstico contiene en s mismo la solucin. El control de los129 K. Lorenz, The enmity between generations and its probable ethologicalcause , he Psychoanalytic Review 1970, 57, p. 365.130 J. Dorst, L a nature dnature Pars, 1970.

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    306 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAnacimientos por los medios anticonceptivos y la autorizacin del abor-to, al establecer la tasa de natalidad en un nivel tolerable, estarande acuerdo con el mecanismo mencionado. Las necesidades cuanti-tativas de alimentos y de productos industriales se moderaran, laviolencia y la agresividad, resultantes del hacinamiento en un te-rritorio exiguo, se relajaran, la paz del mundo se restablecera, ocasi. Una vez que la presin sobre el medio hubiera decrecido, stese regenerara ms fcilmente.Estos argumentos se encadenan siguiendo una lgica poco con-vincente, cuyas fallas permiten ocultar la inaplicabilidad de las no-ciones a los hechos. En lo que concierne a la sobrepoblacin, lascosas son relativamente claras. Cuando los investigadores agitan elespantajo de la explosin demogrfica, no tienen en cuenta ladinmica propia de las poblaciones humanas. Menosprecian el hechode que, en nuestra historia, el aumento del nmero es requerido porel crecimiento, por la transformacin del conjunto hombre pode-res materiales, asimilacin de recursos complementarios en conoci-mientos, individuos y riquezas. A menos que tuviera lugar un cambioradical, no podra suponerse que en el porvenir se llegue a eliminarel fenmeno de la sobrepoblacin, factor decisivo en la mecnicasutil de nuestras relaciones objetivas, del cual depende, en ltimainstancia, la marcha de estas relaciones. Sin poblacin supernume-raria lo hemos comprobado a su debido t iempo no habra ha-bido ninguna divisin natural ni hombre bajo su forma biolgica ysocial actual. Por lo dems, no cometeremos la indiscrecin de pedira estos mismos investigadores que nos den las cifras de una poblacinnormal y los criterios que les permiten calcularlas. Hagamos algunasobservaciones. Cuando con tono pattico se denuncia el exceso depoblacin que desorganiza a nuestras sociedades y el cortejo de con-flictos; de violencia y de hambre que sta entraa, ellos' se refierenal crecimiento general del nmero de hombres ms all del volumenconsiderado como razonable y tambin a la concentracin en elmedio urbano. e trata de dos fenmenos distintos. Aun en unapoblacin constante, la afluencia a las ciudades est inscrita en elmovimiento de las sociedades. Ciertamente trastorna los modos devida, de las organizaciones sociales, de los comportamientos. Lasconcomitantes econmicas y polticas de tal trastorno explican sufi-cientemente la deplorada turbulencia. Relacionar el hacinamientocon la rivalidad, hacer de la tensin que lo acompaa un simpleefecto de la densidad, anlogo al que se observa en las sociedadesanimales, es discutible; no se ve por qu, en este campo, se estaraautorizando a extrapolar del ;mimal al hombre con menos reservaque en otros.

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    El vnc ;1lo que une la explosin demogrfica a la amenaza ecolcgica permanece, a pesar de todo, muy dbil. Esta explosin tienelugar en los pases pobres de Asia o de Amrica Latina y no se ma-nifiesta en los pases ricos de Europa o de Amrica del Norte. A lainversa, es en estos ltimos que la amenaza ecolgica surge aterra-dora, mientras los primeros casi no la sufren. Los pueblos que semultiplican tienen mucho aire para respirar y muchas reservas ma-teriales, mismas que las naciones opulentas usan ampliamente; laspoblaciones cuya densidad crece moderadamente carecen de oxgenoo de reserVas materiales. e modo que resulta difcil entender, almenos en los trminos en que ha sido enunciada, el sentido de unarelacin que hace de la degradacin del medio una consecuenciadel aumento del nmero de organismos. La solucin que se hapreconizado es en todo caso ingenua o vana. El control de la pobla-cin por los medios anticonceptivos y por el aborto, difcilmentepuede pasar por medida revolucionaria; de una manera o de otra,junto con el infanticidio, se han practicado desde siempre. Se puedecreer verdaderamente que una vez frenada la expansin demogr-fica, los pueblos saldrn de su estado de desnutricin y de miseria?Como sugerencia concreta, habra que recordar que ,la disminucindel nmero de nacimientos es frecuentemente un resultado, y nouna causa, del desahogo; solucin de ricos, ha sido adoptada porlas naciones y las clases favorecidas. Si entonces las mismas vocesrecomendaran a los pases que conocen el azote de la sobrepoblacin,enriquecerse, elevar el nivel de vida, darse la organizacin socialadecuada, llegaramos l fin deseado. .El progreso cientfico y tcnico es otro factor de polucin. Elempleo de productos qumicos, la circulacin de vehculos, la radio-actividad propagada en el mundo por los residuos de las explosionesnucleares, tienen efectos deletreos. El ~ l i m de la Tierra cambia ocambiar; somos los agentes de estas modificaciones, en razn de lasgrandes cantidades de gas carbnico expandidas en la atmsfera. Elagua, por su parte, est envenenada por las enormes cantidadesde desechos que la civilizacin industrial arroja en ella. Nos lamenta-mos porque la naturaleza est convertida en un basurero. El equilibrioque una tecnologa y una ciencia: temperadas lograran mantener, esdestruido por una tecnologa y una ciencia de alto rendimiento; loscambios se revelan a la larga como irreversibles. Sus efectos sonestriles y esterilizan tes. Ciertamente toda obra, y hay acuerdo sobreeste punto, niega a la naturaleza o sirve como mediacin para losintercambios de la naturaleza y el hombre. Pero la tcnica, frutode la invencin cientfica y del trabajo industrial, no transforma ala naturaleza; la elimina. El decrecimiento de la actividad cientfica

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    308 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAy tcnica, al disminuir la polucin atmosfrica, alimentaria, que eldesarrollo de la "industria del conocimiento" ha hecho crecer tanpeligrosamente, contribuira a restablecer condiciones sanas de vida;en ia escala de nuevas necesidades.

    En qu consistira semejante anticoncepcin del espritu y delhacer humanos, a decir verdad no lo sabemos. Menos an, si nose nos indica lo que debe entenderse por este famoso balance 1nature esta naturaleza en equilibrio. Los hombres, igual que las otrasespecies, no han podido evolucionar sino perturbndola; las innume-rables catstrofes de las que tenemos ejemplo en las diversas partesdel cosmos han forzado la bsqueda de soluciones nuevas. Pero hayms. Cuando se denuncia el dao asociado a la tcnica y a la cienciase hace con la intencin de mantener el punto de vista del Hom-bre, con mayscula, es decir, se pretende considerar las cosas desdeun punto de vista universal. Ahora bien, se trata de pura imagina-cin, proyeccin de la situacin particular de las colectividades quecreen haber alcanzado la cima y que pueden ofrecerse una tregua.Las otras colectividades, que son la mayora, se interesan por elcontrario no slo en aplicar estas tcnicas y estas ciencias, sinotambin en promoverlas con el fin de poder superar las dificulta-des que les son propias. A menos de persuadirlas y persuadirnosde que nos representamos seriamente su presente o su pasadocomo nuestro porvenir, ellas vern, justamente en esta alternativade la ignorancia, en esta muerte de la invencin, una supercherams, destinada a preservar las diferencias existentes en nombre delos intereses supremos de la especie. Esta actitud revela la profundaambigedad que se experimenta desde hace mucho tiempo haciael conocimiento y el trabajo, considerados como actividades a lasque uno se entrega por necesidad, coacciones a las que las comuni-dades deben someterse, ocupaciones subordinadas a sus necesidades,apndices y no partes integrantes de una humanidad esttica. Dehecho, por momentos o en circunstancias excepcionales, se les cele-bra como triunfos y fuerzas del hombre en general; pero, en cuantose comprueba que afectan la realidad, que entraan cambios pro-fundos, que crean el devenir humano, la reaccin es brutal. Secondena todo en bloque: uno se entrega al elogio del no saber y.de la espontaneidad, se busca la va bruta y la supuesta frescura delinstinto, se glorifica el mundo obtenido sin esfuerzo y sin pensa-miento; el resto, es decir, la disciplina del arte y del conocimiento,es deshonrada a nombre del concreto armado, que dificulta o in-terrumpe la fiesta natural, purgatorio que amenaza con p r e c i p i t r ~nos, si no nos ponemos en guardia, al paraso pasado, al infierno por venir.

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    RETROSPECTIVA 309En fin, la explotacin abusiva de los recursos bajo el impulso com-binado de 'la productividad y de la sobrepoblacin, conduce a suagotamiento, sin que nos sea posible reconstituirlos. Habiendo llegadoal apogeo de lo que se supona el progreso, nos descubrimos de pron-to en pleno salvajismo, en vsperas de penuria, sin que ni siquiera '

    las funciones fisiolgicas elementales -respirar, comer, etc . - pue-dan ya cumplirse. La humanidad tiene la obligacin de hacer frentea problemas anlogos a los que asaltan a toda especie animal en unmedio peligroso en nuestro caso, consecuencia de nuestras obrascon una herencia gentica y colectiva disminuida, perturbadas lasnormas de una sana adaptacin. El hombre, escribe el gran bilogoKonrad Lorenz, est destruyendo poco a poco la naturaleza, devas-tando el biotope en el cual y del cual vive. 131 La proteccin dela naturaleza completa la panoplia de soluciones, moviliza a los burcratas, crea la posibilidad de empleos polticos y es ocasin paragrandes conferencias internacionales. En la prctica, se propone salvaguardar los sitios, detener la masacre de las especies animales,restituir su integridad y su esplendor al paisaje vegetal. Hace falta,afirma un acadmico,132 que la necesaria explotacin ' de los recur-sos naturales preserve los bellos paisajes, en donde reposa el espritudel hombre tanto como en las obras de arte. Por su lado, el Pre-sidente de la Repblica declara con gran autoridad: Francia nodebe convertirse en una polvareda de aglomeraciones urbanas, enun desierto que incluso florece. Hay que salvar la naturaleza, pri-mera necesidad del hombre moderno, la naturaleza cultivada yhabitada. Otra naturaleza es una naturaleza fnebre. 133 Este rescateofrece adems un beneficio econmico, como lo trasluce el comen-tario: ''Y aun colocndose en el punto de vista de la contabilidadeconmica, esta solucin sera la mejor: retener a ciertos campesinosen la tierra, a reserva de ayudarlos a permanecer, saldra menos caroque mantener las reservas con funcionarios. Tanto ms cuanto queestos campesinos son tambin electores que cuidaron con la mismavigilancia l paisaje poltico y el paisaje natural.La recomendacin ms ferviente para constituir reservas de na-turaleza virgen, es la institucin de una especie de cadena de museosde la naturaleza, tal cual se crearon reservas de poblaciones primi-tivas, poniendo el arte en vitrinas y encerrando a los animales enjardines zoolgicos. El acceso a estos lugares estara prohibido y suaspecto debera conservarse intacto: La primera y ms importante131 K Lorenz, arto cit p. 365.132 e Monde 29 de mayo de 1911, p. 11.133 e Monde 29 de junio de 1971, p. 8.

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    - 310 SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANAmedida es, a los ojos de los naturalistas, escribe Jean Dorst,1M laconstitucin de reser vaciones naturales integrales, colocadas bajo elcontrol pblico y en las cuales todo acto humano tendiente a 'modificar el hbitat o a provocar cualesquiera perturbaciones a la faunao a la flora, estara estrictamente prohibido. La naturaleza estaraabandonada a s misma ; todo sucedera, por lo menos en teora, comosi el hombre no existiera. La nica utilizacin reconocida para estasreservaciones consistira en ser laboratorios naturales para el bilogo'( y, por cierto, lugares de excursin para l turista) de la misma manera que - l a comparacin se impone las poblaciones primitivas loson o lo han podido ser para el antroplogo. Estos territorios protegiHos formaran un punto cero del medio; la intervencin humana seramnima y reflexiva, se les podra comparar tilmente con otros melios, empezando por ste en el que vivimos: Estos estudios de inters capital en lo que respecta.a la investigacin pura, son igualmentefundamentales en cuanto a las ciencias aplicadas, el medio naturalas conservado en las reservaciones, sirve de trmino de comparacincon los medios transformados por el hombre. 1811

    La doctrina de la proteccin de la naturaleza que se desea aislary embellecer en los parques, como l barroco la ha recreado en loscastillos, reposa en una paradoja sutil. Se decide que todo 10 queno es vegetal o animal es artificial, que no hay otros equilibrios enla bisfera sino aqullos de la planta y el organismo. Ello no impidedescribiiIos como factores cuantitativos de oxgeno, de gas carbnico,de energa, es decir, en trminos no orgnicos, qumicos o fsicos.Estamos invitados retornar al marco que era pretendidamentenuestro, a recuperar el mundo de las montaas, de las praderas, delos aires puros, nuestro estado natural, sin relacin con el estadotcnico en el que el equilibrio se establece en mquinas, leyes al:)stractas, cifras, laboratorios, etc. El camino sugerido aislara una parteae nuestra realidad de la que seran expulsados trabajo y conocimierito. Al repoblar las ciudades inutilizadas por la mquina econmica, convertidas en desiertos por sus habitantes y decayendo enruinas, la vegetacin crecera silvestre, los animales erraran, loshombres recuperaran la inocencia perdida, festejaran sus reencuentros con la naturaleza: campesinos y artesanos de opereta que retornaran a la tierra, no para fecundarla, sino para all retirarse. Nadatiene de asombroso que se considere a la naturaleza como desprovistade todo conocimiento y de toda actividad, ya que se le asigna unafuncin puramente vegetativa, de destierro y no una funcin activa,

    134 J. Dorst, op . cit., p. 170.5 em p . 173.