sobre la naturaleza autoploide de algunas por a. … · el análisis de las meiosis, hecho con...
TRANSCRIPT
-
Anal. Inst. Bot. Cavanilles 32 (2): 633-648 (1975)
SOBRE LA N A T U R A L E Z A AUTOPLOIDE D E A L G U N A S PLANTAS SILVESTRES
por
A. SAÑUDO y M. RUIZ REJÓN
Trabajo dedicado en homenaje al Profe-sor S. Rivas Goday en su 70 aniversario.
Introducción
La existencia de táxones de naturaleza estrictamente autopoliploide
(panautoploides de Lóve, 1971), es decir, poliploides no híbridos, deri-
vados de un simple biotipo diploide, se ha venido considerando como
un fenómeno extraordinariamente raro en la naturaleza (Stebbins, 1950,
1971). Se pensaba, hasta hace muy poco tiempo, que los autopoliploides
debían presentar en meiosis frecuencias relativamente altas de configu-
raciones cromosómicas multivalentes, más bien que frecuencias bajas,
y manifestar, además, un tipo de herencia polisómica. Este punto de
vista algo simplista, que tomaba como base de diagnóstico las asocia-
ciones derivadas del apareamiento cromosómico en los poliploides y
que atribuía de un modo principal la presencia de multivalentes a las
homologías estructurales de los cromosomas, es el que ha prevalecido
hasta hace relativamente pocos años. Sin embargo, en las últimas
décadas varios investigadores (Stanford, 1951; Riley, 1960; Werman
y cois., 1964, etc.) han obtenido evidencia demostrativa de que la fre-
cuencia de multivalentes observada en algunas plantas poliploides puede
ser mucho más baja que la esperada, debido a la influencia de genes
que ejercen un control del apareamiento cromosómico.
El número de autopoliploides estrictos y espontáneos citados hasta
hace pocos años es muy reducido. Stebbins (1950, 1971), por ejemplo,
cita solamente los casos de Galax aphilla (Diapensaceae) y Achlys tri-
phila (Berberidaceae), especies evidentemente muy antiguas, perte-
necientes ambas a la Flora Arcto-Terciaria, que incluye muchos grupos
-
€34 ANALES DEL INSTITUTO BOTÁNICO A. J. CAVANILLES. TOMO XXXII, VOL. II
que han evolucionado desde principios del Terciario, hace sesenta mi-
llones de años. Por otra parte, estos ejemplos suelen presentarse como
pruebas indicativas a favor de la hipótesis generalmente admitida de
que la poliploidía es una fuerza estabilizante y conservadora en la
evolución. En efecto, a pesar de su antigüedad, Galax y Achlys sólo
han sido capaces de producir poliploides que, morfológica y ecológica-
mente, son muy semejantes a sus progenitores diploides.
Después de un análisis que se extiende aproximadamente a 100
táxones de plantas silvestres, pertenecientes a la tribu Getiisteas, de las
Papilionaceas, y a diferentes familias del orden Luíales, Sañudo y
Ruiz Rejón creen haber encontrado datos demostrativos de que la
autopoliploidía en la naturaleza es más frecuente de lo que se ha venido
creyendo hasta ahora y que, por consiguiente, debe de haber desempe-
ñado en la evolución un papel más importante del que se le atribuye
generalmente.
Material y técnicas
Las plantas analizadas, todas ellas silvestres, pertenecen a los
siguientes taxones:
1. Urginea maritima (L.) Baker (2 « = 60) (Liliaceae)
Localidades: Padul (Granada), Izbor (Granada), Félix (Almería),
Sierra Mágina (Jaén).
2. Muscari racemosum (L.) Miller (2 n = 36) (Liliaceae)
Localidad: Padul (Granada).
3. Asphodelus albus Miller (2 n = 56)
Localidad: Túnel de Viella (Lérida).
4. Asphodelus cerasiferus Gay (2 n = 56)
Localidades: Trevenque (Granada), Cuesta de la Reina (Málaga).
5. Genista lobelii DC. ssp. longipes (Pau) Heywood (Genista tejeden-
sis (P. & R.) C. Vic.
Localidad: Sierra Tejeda (Granada).
En cuanto a las técnicas citológicas, se remite al lector a la Ref. 26
de. la Bibliografía: Sañudo, A., 1971.
-
Tabla
I
Frecuencia de configuraciones cromosómicas multivaltntes en M-1
de Urginea
maritima
N*
VI
V IV
III II
I
Izbor(G
de cédulas = 5
... 1,6 ± 0,5
...0
... 2.2 + 0,5
... 0,6 + 0,9
.. 18,8 -r 4
... 0,6
1,8
ranada)
Máximo
2 0 3 2 23 2
Míni
mo
1 0 2
0 17 0
N."
VI
V IV
III
11
I
Padul
de célul»» = 6
... 1.5+0,5
... 0,3 ± 0,4
... 1,6+0,4
... 0,5 + 0,7
...
19 + 2,3
... 3,1 ± 2,7
(Granada)
Máximo
2 1 2 2 23 8
Mínimo
1 0 1 0 16 0
Tabla
II
Frec
uenc
ia d
e co
nfig
urac
ione
s cr
omos
ómic
as m
ulti
valc
ntes
en
M-1
de l
as e
spec
ies
que se
relacionan
Especie
M racemosum
A. cerasifer..
N.'d
e células
23
16
16
Max.
5 7
6
Mín.
1 1
2
IV
Med
2,39 + 2
3,8
± 1,5
3,3 ±0,9
Max.
3 2 3
Mín 0 0
0
III
Med
0,1 + 0,4
0,8 + 0.8
0,4 ± 0,7
Max.
16
23
24
Min.
7 14
15
II
Med.
12,9 + 2,5
18,1 + 2,7
20
+ 2,3
Max.
4 3 3
Mín 0 0 0
I
Med.
0,7 + 1,3
0,6 ± 0.9
0,6 + 0,9
-
SOBRE LA NATURALEZA AUTOPLOIDE DE ALGUNAS PLANTAS- SILVESTRES 639
Asphodelus albus Miller (2 n = 28)
Localidad : Túnel de Viella (Lérida).
El análisis meiótico que hacemos aquí; por primera vez revela la pre-
sencia en la M-I de la meiosis de configuraciones cromosómicas multi-
valentes, tetravalentes, trivalentes, además de bivalentes y univalentes,
•con las frecuencias que se detallan en la tabla II (lámina 2, fig. 6).
Asphodelus cerasiferus Gay (n = 28).
El análisis de las meiosis, hecho con plantas de El Trevenque (Gra-
-nsda) y de la Cuesta de la Reina (Málaga), revela asimismo la presencia
de configuraciones cromosómicas multivalentes, tetravalentes, trivalen-
tes, además de bivalentes y univalentes, con las frecuencias que se
-detallan en la tabla II (lámina 2, fig. 7). Se han observado fenómenos
de endopoliploidía con bastante frecuencia (lámina II, fig. 8).
•Genista lobelii DC. subsp. longipes (Pau) Heywood (n = 18, 2 n = 36)
Localidad: Sierra Tejeda (Granada).
En un trabajo anterior (Sañudo, 1971, ref. 26) se dieron a conocer
los resultados del análisis citológico de plantas de esta misma especie
procedentes de Sierra Espuña (Murcia), que corresponden al citotipo
•diploide (n = 9, 2 n = 18). Posteriormente se estudiaron las poblacio-
nes del Monte Maimón (Almería), que resultaron también del mismo
número cromosómico, pero el análisis de las poblaciones de Sierra
Tejeda nos permitió descubrir un nuevo citotipo de n = 18, 2 n = 36.
En el estudio de las meiosis de este último citotipo aparecen en todas
las M-I analizadas configuraciones cuadrivalentes, sustituidas, a veces,
por trivalentes y univalentes, además de bivalentes. Las dificultades que
•este material ofrece para poder esclarecer con detalle las diferentes
asociaciones cromosómicas de cada metafase y, por tanto, también la
determinación precisa de las frecuencias de los diferentes tipos de con-
figuraciones nos impiden su inclusión en la tabla correspondiente. N o
obstante, podemos afirmar que en casi todas las metafases primeras
"hemos podido observar tres o cuatro cuadrivalentes (lámina II, fig. 9).
El número cromosómico observado en meiosis se confirma en el
•estudio de las mitosis somáticas. El análisis morfológico de los cromo-
-
640 ANALES DEL INSTITUTO BOTÁNICO A. J. CAVANILLES. TOMO XXXII, YOL. II
somas revela además en estas últimas la posibilidad de agruparlos en»
cuatro grupos de nueve cromosomas cada uno, morfológicamente idén-
ticos o casi idénticos (lámina II, fig. 10).
Discusión
Morrison y Rajhathy (1960a y llHiOb) después de hacer un análisis.
meticuloso de diez especies autotetraploides, pertenecientes a diferentes-
órdenes y familias, encontraron que las 2/3 partes de los cromosomas
aproximadamente, aparecían asociados durante la meiosis formando
configuraciones cuadrivalentes. Las plantas ofrecían, además, un margen;
amplio de variación, por lo que respecta al tamaño de los cromosomas-
y también al número. Los resultados mencionados sugieren, según
estos dos investigadores, que, en todos los autotetraploides, 2/'¿ de Ios-
cromosomas deben de asociarse para formar configuraciones cuadri-
valentes en meiosis, y que esta proporción no es afectada por el tamaño-
diferente que estos elementos pueden presentar en especies diferentes.
Observaron, además, que en seis de los autotetraploides estudiados no«
se encontraba evidencia de incremento en el número de configuraciones
bivalentes, y reducción, por tanto, del de cuadrivalentes, después de-
varias generaciones. Los resultados mencionados no desmienten, sin
embargo, la existencia de genes que controlan el apareamiento cromo-
sómico y, por tanto, la frecuencia en algunos casos de configuraciones-
multivalentes. Tampoco parecen tener en cuenta estos dos investigadores
que la poliploidía puede tener un origen remoto, y que puede haberse
producido entonces una diferenciación de genes y cromosomas que
reduce el grado de homología entre algunas de las parejas y, por tanto,.
la frecuencia de las configuraciones multivalentes. Señalan, también,
como muy significativa, la ausencia de evidencia sobre una progresión'
hacia la diploidización en seis de los autotetraploides estudiados. Estas
conclusiones parecen estar en contradicción, por tanto, con la idea
generalmente admitida de una evolución de los autopoliploides hacia el
estado diploide en generaciones sucesivas. Esta evolución se produciría-
corno consecuencia de la diferenciación de genes y cromosomas, que,.
en algunos casos, puede dar lugar a la aparición de genes que ejercen-
un control del apareamiento cromosómico. Estos genes reducen o
impiden de una manera específica la formación de algún tipo de confi-
-
SOBRE LA NATURALEZA AUTOPLOIDE DE ALGUNAS PLANTAS SILVESTRES 641
curaciones multivalentes, favoreciendo a sus expensas la formación de
bivalentes.
Hay, por otra parte, observaciones y experimentos hechos con
poliploides espontáneos y artificiales que ponen de manifiesto, tanto
•en autopoliploides estrictos como en poliploides derivados de híbridos
intervarietales y de híbridos interespecíficos, una reacción específica
diferente de los genotipos implicados en el paso de un nivel de ploidía
a otro más elevado. Por ejemplo, Lamm (1945) encuentra en el Solanum
rybinii autotetraploide una frecuencia de 3 IV por célula, mientras que
Swaminathan (1953) encuentra en Solanum stenotonum, S. rybinii y
S. macaolae frecuencias respectivas de 3, 65, 3, 45 y 3, 47 IV, con
máximos que oscilan de 2 a 6 IV, tratándose en todos los casos de
plantas de 2 « = 48. En un estudio posterior (Sañudo, 1963) se obtu-
vieron artificialmente tres autoploides estrictos, nueve autotetraploides
derivados de híbridos intervarietales, y cuatro derivados de híbridos
interespecíficos, utilizando como material de partida las siguientes
•especies diploides (2 n = 24): Solanum cardiophillum Lindl., 5. lanci-
forme Rydb., S. Ehrembergii (Bitt) Rydb., S1. sambucinum Rydb.,
5. pinnatisectum Dum, y 5. jamesii Torr. Después de un análisis deta-
llado de las meiosis de los diferentes tipos de poliploides obtenidos, se
demuestra, tal como puede verse en la tabla 3, que las frecuencias de
multivalentes en las diferentes líneas de poliploides (2 b = 48) ofrecen
variaciones importantes. Puede observarse en dicha tabla que las fre-
cuencias más altas corresponden a los autopoliploides estrictos (los seña-
lados con un asterisco), con valores de 6, 32 ± 1, 28 y máximo y mínimo
respectivos de 11 y 4 en el E-76 (S. Ehrembergii), de 6, 10 + 0, 68 y
máximo y mínimo respectivos de 9 y 4 en el E-74 (S. pinnatisectum),
•de 5, 28 + 0, 92 y máximo y mínimo respectivos de 8 y 2 IV en otra
línea de S. Ehrembergii, la E-85.
Las frecuencias de configuraciones meióticas cuadrivalentes se redu-
cen, en cambio, para los poliploides derivados de híbridos intervarie-
tales, en los que oscilan entre 3, 48 + 0, 45 y 5, 520 + 1, 10, mientras
que para los poliploides derivados de híbridos interespecíficos las fre-
cuencias de IV oscilan entre 1, 62 ± 0, 60 y 4, 75 + 0, 5.
A la vista de los últimos resultados mencionados, consideramos que
la cifra de 2/3 de cuadrivalentes que, según Morrison y Rajhaty (1960a
y 1960b), podía servir como base de diagnóstico de los autopoliploides
estrictos, no se alcanza en todos los casos.
-
Tabla
I IJ
Conf
igur
acio
nes
meta
fásk
as y
su
frec
uenc
ia e
n au
tote
trap
loid
es y
anf
idtp
loid
es
Material
E-74
* . ...
E-75
E-76
* .. ..
E-77
E-78
E-79
E-80
E-81
E-82
E-83
E-84
E-85
* E-86
E-87
E-88
E-89
Núm. de
células. . .
40
32
25
45
25
25
25
25
25
25
25
25
31
24
13
I por célula
± D/S
2,47 +
2,31 +
2,50 +
2,75 ±
4.32 ±
4,28 ±
4.52 ±
ó ,80 ±
5,68 +
3,08 +
8,28 ±
2,00 ±
3,58 ±
3,70 ±
8,50 + 0,61
1.00
1,50
1,83
1,07
2,30
1 22
2.37
3,21
0,93
3,10
1,20
4,06
2,47
Máximo
y mínimo
de I. . .
9-0
(5-0
80
10 0
10 1
11-0
8-1
13-1
10-0
8 0
17 :¡
60
li-0
11-2
1 '1
II por célula
+ D/S
5.ai ±
6,68 ±
0.88 ±
10,26 ±
6.76 ±
8,12 ±
9,68 ±
7,90 ±
8.30 ±
8.56 ±
7.92 ±
8.60 +
8.61 +
10,20 ±
8,61 + ~
1.11
1,83
2,48
2,7
2,14
1.54
1,43
1,88
2,48
2,45
1,87
1,32
2.20
2,18
Máximo
y mínimo
de 11...
10-1
12-2
13-2
21-4
12-2
12-4
14 6
13-4
133
15-3
12-1
12-5
14-2
14-4
12 4
III por célula
3,47 ±
4.43 ±
2,08 ±
2.20 ±
3,12 ±
3.56 ±
3,40 +
3.48 ±
3.84 +
2.70 +
2.84 +
2.56 +
3.12 +
5.08 ±
3,00 +
1.03
1,29
0.64
0.64
1.08
0,85
0,70
0,68
1,16
0,79
0,83
1,15
0,33
0,84
Máximo
y mínimo
de III. .
7-0
9-2
4 0
5 0
6-3
6-1
6-2
6-2
6 0
8-0
5-1
6-1
5-1
7-3
4-1
IV por célula
+ D/S
0,10 +
4,75 +
0.32 ±
4.57 +
5.20 +
4,20 ±
3.48 +
3,90 ±
3,52 +
4,88 ±
3,84 +
5,28 ±
1,45 ±
1,02 +
3,30 ±
0,08
0,50
1,28
1,17
1,10
0,50
0,45
0,77
0,68
1,«3
0,53
0,92
0,76
0,60
Máximo
y mínimo
de IV
9-4 7-3
11-4
7-3
62
6-2
5-2
6 2
5-1
9-1
63
8-2
7-2
4-1
5-1
~
£1 asterisco corresponde
a los autopoliploides estrictos,
-
SOBRE LA NATURALEZA AUTOI'LOIDE DE ALGUNAS PLANTAS SILVESTRES 643
Mosqtjin (1!)GG) admite, no obstante, que en aquellas especies poli-
ploides en las que la frecuencia de cuadrivalentes en meiosis es inferior
a los 2/3 del número cromosómico puede obtenerse una evidencia
adicional a favor de la autopoliploidía mediante el análisis morfológico
y estudio de lo distribución geográfica de las especies. De esta manera,
mediante el estudio de un total aproximado de 100 plantas silvestres
•de Epilobium angustifolium (Onagrácea), Mosquin cree haber encon-
trado evidencias de autopoliploidía en 6 de las plantas estudiadas.
Partiendo de las informaciones que acabamos de discutir, nos vamos
a referir ahora de una manera concreta a los táxones que son objeto
•del presente estudio.
Urginea maritima (L.) Baker (2 n = 60)
Investigaciones precedentes de diferentes autores habían puesto ya
•en evidencia la naturaleza poliploide de este taxon y el descubrimiento
•de los citotipos 2 n = 20 (diploide), 2 w = 30 (triploide), 2 » = 40 (te-
traploide), 2 n = 60 (hexaploide), admitiéndose también como muy
probable la existencia del pentaploide (2 n = 50).
Gracias a los estudios de Martinoli (1949) y de Battaglia (1957,
1964), realizados con plantas no españolas, en los que se hace una des-
cripción detallada del cariotipo, hemos podido comprobar la coincidencia
con los rasgos cariotípicos de las plantas españolas aquí estudiadas. Hay
un estudio anterior hecho en plantas de Carmona (Sevilla) (Giménez
Martín, 1957), pero en el que no se hace descripción detallada del
•cariotipo.
Partiendo de las observaciones realizadas en mitosis somáticas, sobre
la distribución geográfica, y de las consideraciones de los sistemáticos,
que no reconocen en los diferentes citotipos mencionados formas, varie-
dades, etc., sino solamente el taxon Urginea maritima (L.) Baker;
Battaglia atribuye a esta planta el carácter de autopoliploide estricto,
de nivel hexaploide (panautoploide de Lóve, 1951). Nosotros llegamos
a la misma conclusión, pero reforzada ahora gracias a los datos obte-
nidos en el análisis meiótico, ya mencionados, hecho por primera vez
en plantas españolas, que ponen en evidencia la presencia en D y M-I,
configuraciones hexavalentes, pentavalentes, cuadrivalentes, trivalentes,
además de bivalentes y univalentes (tabla 1, lámina 1, fig. 2).
-
644 ANALES DEL INSTITUTO BOTÁNICO A. J. CAVANILLES. TOMO XXXII, YOL. II
Muscari racemosum (L.) Miller (2 « = 36).
Las investigaciones precedentes realizadas con plantas no españolas
de este taxon por diferentes autores, mencionados en páginas prece-
dentes, pusieron también de manifiesto la existencia de varios citotipos,
2« = 18, 36, 45 y 54. Sin embargo, en ninguno de estos estudios se
hace la descripción del cariotipo 2 n = 36, ni tampoco de las caracte-
rísticas del comportamiento de los cromosomas en meiosis. El análisis
hecho por los autores es el primero que se refiere a plantas de la
flora española, y el primero, también, que contiene una descripción.
detallada del cariotipo y del comportamiento meiótico (lámina, 1, figu-
ras 2 y 3, tabla 2).
La identidad morfológica de los cuatro genomios, de 9 cromosomas
cada uno, y la presencia constante de configuraciones cromosómicas
multivalentes en meiosis, tetravalentes, trivalentes, además de biva-
lentes y univalentes, inclinan a los autores a considerar también a este
taxon como autoploide estricto o panautoploide.
Asphodelus albus Miller (2 n = 56)
El citotipo 2 n = 56, que aquí estudiamos, es el único citado
ahora en la flora española, pero existe también el citotipo 2 « = 28,
estudiado por Susnik (1962). Aunque en esta planta no hemos podido
hacer una definición precisa del cariotipo a causa de las dificultades
que supone un número tan alto de cromosomas y la escasa diferencia
morfológica entre algunas de las parejas, el comportamiento de los
cromosomas en las meiosis, que revela una frecuencia alta de configu-
raciones cuadrivalentes y trivalentes, además de los bivalentes y uni-
valentes (tabla II. fig. 6), sugiere para los autores una naturaleza de
autopoliploide.
Asphodelus cerasiferus Gay (2 n = 56).
Se ha citado en plantas de la Flora española el citotipo 2 n = 28
(Lóve y Kjellquist, 1973), pero el citotipo 2 n = 56 se analiza aquí
por primera vez, tanto en mitosis como en meiosis. El comportamiento
-
SOBRE LA NATURALEZA AUTOPLOIDE DE ALGUNAS PLANTAS SILVESTRES 645"
meiótico, que revela asimismo una frecuencia relativamente alta de
configuraciones multivalentes, cuadrivalentes, trivalentes, además de
bivalentes y univalentes (tabla 2, fig. 7) sugiere también a los autores-
su carácter de autopoliploide.
Genista lobelii DC. subsp. longipes (Pau) Heywood
La similitud morfológica entre las plantas diploides (2 n = 18) y
tetraploide (2 n = 36), que los sistemáticos reúnen en el mismo taxon,
y el comportamiento meiótico de la raza tetraploide, en el que se ponen
de manifiesto constantemente configuraciones cuadrivalentes, además-
de trivalentes, bivalentes y univalentes y, finalmente, los datos obte-
nidos en el estudio morfológico de las mitosis somáticas (lámina 2r
figs. 9 y 10), aparte de las consideraciones sobre su distribución geo-
gráfica, constituyen para los autores evidencia muy importante para
atribuirle el carácter de autotetraploide.
Tabla IV
Fertilidad y tamaño de los granos de polen
Táxones Localidad °/, de Pert. Tamaño |i
G. lobelii subsp. longipes .... S. Tejeda 92,6 35,3 + 1,3 18 Urginea maritima Padul 99,5 43,0 + 1,4 30 Muscari racemosum Padul 98,9 24,3 ±1,2 18 Asphodelus albus Viella 99,9 58 +2,3 28 Asphodelus cerasif Trevenque 99,6 56 6 + 2.3 28
R e s u m e n
Se ha hecho un análisis meiótico en las plantas silvestres españolas Urginea maritima (L.) Baker. Muscari racemosum Miller, Asphodelus albus Miller, A. cerasiferus Gay, y Genista lobelii (DC.) Heywood, de-terminando los tipos y frecuencias de las configuraciones cromosómicas en M-I, que se resumen en tablas.
Se hace, asimismo, una descripción de los cariotipos de Urginea maritima y Muscari racemosum, así como algunas observaciones sobre
-
SOBRE LA NATURALEZA AUTOPLOIDE DE ALGUNAS PLANTAS SILVESTRES 647
Battaglia, E. —1957 — Filogenia del cariotipo nel Genere Urginea. I-III. U. marí-tima (L.) Baker, U. fugax (Moris) Steinh, ed U. undulata (Desf.) Steinh. — Caryc— logia, vol. IX, núm. 2.
Delaunay, L. N. — 1926 — 2. Zellforsch., 4, 338. Giménez Martín, G. & Abian Burgos, J. —1957 — Variación cromosómica numérica
de Scilla maritima L. española espontánea — Genética Ibérica, vol. IX, núm. 4. Garbari, F. — 1966 — Contributo alio studio citologico dei Muscari italiani — Caryo-
logia, 19: 419-428. Garbari, F. —1969 — Nuove observazione citologiche sui Generi Muscari & Leopol-
d i a — Giornale Botánico Italiano, vol. 103 núms. 1-9, núm. 1: 1-9. Garbari, F. & Greuter, W . — 1 9 7 0 — O n the Taxonomy and Typification of Muscari
Miller (Liliácea) and allied Genera, and on the Typification of Genera ñames — Taxon, 19 (3): 329-335.
Giuffrida, C. —1950 — Mutazioni genomatiche in Urginea maritima (L.) Bak. — Ca-ryologia, vol. III, núm. 1.
Kozuharov, S. & Kuzmanov, B. —1962-1063 — Chromosome numbers of some Bul-ganan plant species —• Annuaire de l'Université de Sofía. Faculté de Biologie, Geologie et Geographie. vol. LVII, livre 1 Biologie (Botanique), 1-16.
Lambert. A. M. —• 1969 — Espéces á localisation remarquable — Inf. Ann. Caryosyst-et cytogenet., 3: 14.
Lóve, A. —1965 —• The Evolutionary framework of the biological species concept — Proc. XI Int. Congr. Genet, 2: 410-15.
Lóve, A. & Kjellquist, E. —1973 — Cytotaxonomy of Spanish plants. II. Monocoty-ledonea — Lagascalia, 3 (2): 147-182.
Maugini, E. — 1956 — Contributo a la Citogeographia di Urginea maritima (L.) Bak. (Liliácea) — Caryologia, IX : 174-176.
Maugini, E.—19... — N o u v i reperti di Biotipi diploidi di Urginea maritima Bak. (Li-liácea) — Caryologia. 5: 249-252.
Maugini, E. —1960—Ricerche sulla Citogeografia e sulla Taxonomía dell Urginea: maritima Bak. — Caryologia, vol. 130 I, núm. 3.
Martinoli, G. —1949 —- Ricerche citotassonomische sui generi Urginea e Scilla della Flora Sarda — Caryologia, vol. I, núm. 3.
Morrison, J. W . and Rajhathy, T. — 1960a — Frequency of multivalents in autotetra-ploid plants — Nature, 187: 528-530.
Morrison. J. & Rajhathy, T. — 1960b — Chromosome behavior in autotetraploíd cereals and grasses — Chromosoma (Berl), 11: 297-309.
Mosquin, T. —1966 — Toward a more useful taxonomy for chromosomal races — Brittonia, 18: 203-214.
Müntzing, A. — 1936 — The evolutionary significance of Autopoliploidy — Hereditas, 21: 263-378.
Rivas Goday, S. & Rivas-Martínez, S. —1969 — Matorrales y tomillares de la Penín-sula Ibérica comprendidos en la Clase Ononido-Rosmarinetea Br.-Bl. 1947 — Ana-les del Instituto «Antonio José Cavanilles» de Botánica, del C. S. I. C , tomo X X V , 5-201.
Ruiz Rejón, M. —1974 — Estudios citogenéticos en Liliales de la Flora española — Facultad de Ciencias (Sec. de C. Biol.) de la Universidad de Granada (sin publicar).
-
•648 ANALES DEL INSTITUTO BOTÁNICO A. J. CAVANILLES. TOMO XXXII, VOL. II
Sañudo, A. — 19C3 — Estudios citogenéticos en el gen. Solanun: series Cardiophilla y Pinnatisecta. II. Poliploides artificiales: autotetraploides y anfidiploides — Ana-les (I. N. I. A.), vol. XI, núm. 2, 157-190.
Sañudo, A. —1971 — Variabilidad cromosómica de las Genisteas de la Flora española en relación con su ecología. I: número y comportamiento de los cromosomas du-rante la meiosis — A. Secciones, Erinacoides Spach, Scorpioides (L.) D C , y Aste-rospartum Spach del género Genista L. — Cuadernos C. Biol., núm. 1, 1-21. Uni-versidad de Granada.
Stebbins, G. L. —1959 — Genes, Chromosomes and Evolution — Vistas in Botany, ed. by W . B. Turrill. Pergamon Press. London, 258-290.
Stebbins, G. L. —1971 — Chromosomal Evolution in Higher Plants — Edward Arnold (Publishers) Ltd. London.
Swaminathan, M. S. & Howard, H. W . —1953 — The Cytology and Genetics of the Potato (Solanum tuberosum) and related species. La Haya.
Departamento de Genética Facultad de Ciencias Universidad de Granada