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Signos Literarios y Lingüísticos III 1 (cncro-junio. 2001), 53-67 CARNE COLOR CORRUPCIÓN: BILENGUA E HIBRIDEZ EN LA A UTOBIOGRAFÍA DE MI MADRE, DE JAMAICA KINCAID Áurea María Sotomayor Universidad de Puerto Rico we nave no solace bul utterance, henee this wild cry Dcrek Walcott ¡he liounty. ... siempre sospeché que la ley, como la lengua, estaba loca o, en todo caso, que era el único lugar y la primera condición de la locura. Jacqucs Derrida El monolingüismo del otro. C uando pienso en una novela como i ja autobiografía de mi madre,' de la escritora Jamaica Kincaid, 2 no puedo evitar sentir su dolor, el de su protagonista Si emocionamos ante un texto aún forma parte del análisis, trataré de situar desde otro espacio crítico, la conmoción particular que me pro- dujo la lectura de esta narración. Xuela, la protagonista de la novela, narra su vida desde los setenta años cumplidos. Enumero algunos momentos preferidos de mi lectura: la evocación de los talones de una madre fantasmal que desciende la escalera simbólica de la 1 T\K Autofiktgrapfty o/MyMotlier, de Jamaica Kincaid. New York: l'arrar, Straus, Cnroud, 19%. Todas las citas provienen de esta edición y las traducciones provistas son mías ma de las escritoras caribeñas contemporáneas más destacadas. Nació en la isla de Antigua y actualmente reside en Vcrmont, Kstados l Inidos I s. principalmente, narradora Entra sus libros se hallan Al Ihc Botloni afilie Rhvr (cuentos. 1984), las novelas AmueMm (1985). Lucy(\990). lite AutobiographyofmyMoltwrlWXi). RECEPCIÓN 28/02/01 53 ACEPTACIÓN- ii/ofi/oi

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Signos Literarios y Lingüísticos III 1 (cncro-junio. 2001), 53-67

CARNE COLOR CORRUPCIÓN: BILENGUA E HIBRIDEZ EN LA A UTOBIOGRAFÍA DE MI

MADRE, DE JAMAICA KINCAID

Áurea María Sotomayor Universidad de Puerto Rico

we nave no solace bul utterance, henee this wild cry Dcrek Walcott ¡he liounty.

... siempre sospeché que la ley, como la lengua, estaba loca o, en todo caso, que era

el único lugar y la primera condición de la locura. Jacqucs Derrida El monolingüismo del otro.

Cuando pienso en una novela como i ja autobiografía de mi madre,' de la escritora Jamaica Kincaid,2 no puedo evitar sentir su dolor, el de su protagonista Si emocionamos ante un texto aún forma parte del análisis,

trataré de situar desde otro espacio crítico, la conmoción particular que me pro­dujo la lectura de esta narración.

Xuela, la protagonista de la novela, narra su vida desde los setenta años cumplidos. Enumero algunos momentos preferidos de mi lectura: la evocación de los talones de una madre fantasmal que desciende la escalera simbólica de la 1 T\K Autofiktgrapfty o/MyMotlier, de Jamaica Kincaid. New York: l'arrar, Straus, Cnroud, 19%. Todas las citas provienen de esta edición y las traducciones provistas son mías

ma de las escritoras caribeñas contemporáneas más destacadas. Nació en la isla de Antigua y actualmente reside en Vcrmont, Kstados l Inidos I s. principalmente, narradora Entra sus libros se hallan Al Ihc Botloni afilie Rhvr (cuentos. 1984), las novelas AmueMm (1985). Lucy(\990). lite AutobiographyofmyMoltwrlWXi).

RECEPCIÓN 28/02/01 53 ACEPTACIÓN- ii/ofi/oi

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memoria, la crianza en soledad y la crueldad colonial del proceso educativo, la aficción de la niña a descubrir los olores de su cuerpo, la intensa reticencia de los hombres que amó, la borradura de una genealogía híbrida, la negación de la historia monumental, el activo rechazo a engendrar. En vista a la psicología de su protagonista La autobiografía de nú madre, podría leerse desde tres sitios: la renuencia a amar, la certeza avasalladora del abandono y la obsesión por el padre, cuya piel se ha convertido, a veces en caparazón y otras, en civilizada tela Ambas pieles son opciones del padre, protecciones circunstanciales y jerárquicamente instituidas. No obstante, su tonalidad es una:

La piel de mi padre era del color de la corrupción: cobre, oro, hierro; sus ojos eran grises, su pelo era rojo, su nariz era larga y estrecha, su padre era un hombre escocés. su madre, de la gente africana, y esta distinción entre "hombre" y "gente" era una distinción importante, porque uno de ellos bajó del bote como parte de una horda, ya demonizado, con la mente en blanco para todo menos para el sufrimiento humano, cada cara similar a la que estaba al lado, el otro bajó del bote por su propia volición, buscando cumplir un destino, una visión de sí mismo que llevaba en su mente (181).3

En la genealogía híbrida de la protagonista se debate el conflicto social, racial, cultural y psicológico producido por ser elJa hija de un afro-escocés y nieta de una esclava africana El marcado binarismo entre "hombre" y "gente" (delimitado antitéticamente como escocés vs africano) que se desprende del pasaje citado se torna irresuelto al concentrarse en toda su complejidad y desmesura, en un ser humano: precisamente allí donde todo binarismo tiende a desmoronarse En los personajes del padre y de la hija se tramita infinitamente la complejidad Hay un

JV/V Brother (1997), la memoria.! SHUIII l'law (1988) Su más reciente libro se titula Mydardaí (Book). De su prosa, ha dicho Salmun RushJic A jeremiad ofgreal dariy and (bree (bal ooe might havB called torrentia] «vece thc language not so Gneis controllcd" Y ti es^nlor caribeño y Premia Nobd de Literatura. Dcrck Walcott, lia señalado de su primer libro, Al ilu- Boüom oftht Rtver, "Ibis book will hum on your shelf. Il is too choked with

incite envv, too jumble for admiration, and stili too slartling to escape aslonishmcnt " 3 1.a traducción es mia. En la traducción de la editorial Lumen, sin embargo, se neutraliza el impacto de la frase que en el original inglés es "alrcady demoni/.cd". por la de "ya condenado" Para electos de mi análisis, esta sustitución no le hace honor al texto No se trata de '"condena", termino que porta dema­siadas connotaciones principalmente jurídicas, sino de "demom/ación". el sello que la cultura hegemónica le impone indefectiblemente a la diferencia, que en este caso órbita en torno a lo racial. Un excelente ejemplo de ello, recordémoslo, lo hallamos cu El amor y oíros demonios, de Gabriel García Márquez

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pasaje ejemplar que aproxima desde temprano en el texto las personalidades del padre y de su hija. Al referirse a su padre, Alfred, dice Xuela:

El era un animal de la neutralidad. Podía absorber amor; podía absorber odio. Podía continuar. Sus pasiones eran suyas: no obedecían la ley de la razan, no obedecían la ley de la convicción apasionada y, sin embargo, él podría describirse como razonable, como alguien con convicciones apasionadas. Yo era como él Yo no era como mi madre. que estaba muerta. Yo era como él. Yo estaba viva (108).

Ya cuando la protagonista aprecia el parecido con su padre ha mencionado antes que "el amor siempre la vencería a ella, y que era en una atmósfera de desamor que podría hacerse una vida" (29). Entendemos que el amor es para Xuela ese sentimiento del que habrá que huir para no perecer, y el desamor se le impone como el ámbito donde podría sobrevivir. Su padre, el ser viviente con el que se identifica, es una presencia ambigua que tratará de evadirla; y, para ella, es precisamente esa evasión la fuente de su ambivalencia, de su des­dicha y de su atracción: el origen de su amor que se le escapa En esa relación paradójica con el padre afro-escocés, momento viviente de su madre, porque representa en carácter y en lengua la antítesis de ésta, se debate la protagonista. Ella imitará al padre, que es su amor, pero parte de esa imitación conlleva el activo disimulo de su pasión. Un aspecto vital de ese disimulo lo maneja la hija mediante el juego con las lenguas, su manipulación de éstas.

El "asesinato" del padre es la condición que Xuela pone a su vida para disfrutar plenamente la orfandad. Ello se debe a que en esa doble genealogía asumida por ella como padecimiento, ésta no puede negar a ninguno de sus progenitores: ni la arrogancia del colonizador que asume su padre ni la humildad al ser descendiente de cautivos su madre. La niña ama a su madre, pero ésta ha muerto y Xuela, por el contrario, ha decidido luchar por la vida, de la cual es símbolo su padre. Éste es un experto simulador, la indiferencia emocional es el gesto de vencedor con el que sella todos sus actos. Después de apropiarse el gesto de neutralidad del padre, el cual ya es un desafio apasionadamente racional, el objetivo de Xuela viene a ser la sobrevivencia. No extraña, pues, que al finalizar esta travesía de búsqueda de sí misma, Xuela se convierta en la mediadora entre la "verdad" contenida en el libro que sustenta y su esposo

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ciego y, sobre todo inglés, que la escucha. Podríamos decir que su "verdad", se halla en un espacio lingüístico que negocia el intercambio entre la pasión y la razón, facilitando de un lado, la sobrevivencia, y del otro, la presentación de su conflicto a un oyente particular, el colonizador.

Por otro lado, la obsesión por aquel padre afro-escocés genera un recono­cimiento en la hija que se formula a regañadientes a lo largo del texto: su orfan­dad es de amor y, ante un padre que no puede darlo, la protagonista reclama la muerte a lo largo de toda su vida. Es sólo muriendo éste que la orfandad puede disfrutarse plenamente después de dedicar Xuela la vida a un reclamo asesino cuyo objeto es el padre. Por eso, el único porvenir de esta mujer que sólo aspira al presente es el disfrute de la orfandad después de la muerte de su progenitor. El relato de Xuela es el de una persona a la que nunca se le permitió ser y el de otra persona que ella misma no se permitió realizar.4 Así como su pa­dre no puede ver en la sonrisa de su hija su propia risa porque ambos no podían ser felices a la vez,s asi la hija ansia la muerte del padre para poder morir Xuela dedica toda su vida a desentrañar la figura de su padre y la raíz de su desamor. Es en la demarcación binaria que la narradora esclarece su experiencia.6 Ese

4 La novela termina señalando que "la muerte es la única realidad, porque es la única certeza, inevitable para todas las cosas" (228). ' "I once said to him that I una born standing on my hcad. thc world thcn was upside down at the momcnt I first laid eyes on it, and he said, with a laugh, that cvcrybody carne into thc world that way I was not cvcrybody, and it pleascd me to know he did not undcrstand this 1 le laughed whcn he told me this, 1 laughed whcn he told me this When he laughed, his face opened with pleasurc, grew wide as ifabout to split; but whcn he saw my own pleasurc in his plcasure. he understood his mistakc, wc could not both be happy at thc same time Ufe, history. whatever its ñame, had made such a thing an impossibilu> He never grew grim, there wcrc na hardships in his own life; his disappointmcnts wcrc nol known to him. I lis lifc grew darker. its opening was closing up. Sccing him in that way, standing at the edge of a cliff that faced east, the direction in which he would be buried, standing there on its very edge, prccariously yet soundly balanccd. likc a bird, not a bird of prey but the humblc winged beingthat inspires lovc and fantasy in children. I wanted to push him over, into the abyss, and not with delibérate anger but with a tap-tap. as if of recognition. as ¡fofa fnend. as if to say to him. You wcrc not the grcat lovc of my life and so l understand you complclcly and this sentiment is unusual, unique only to me. Ahhh!" (226-227) 6 La novela exhibe el binansmo que engendra la misma empresa colonial, al concentrarlo en la propia genealogía de la protagonista en el capítulo seis del texto: esclavos o esclavistas, conquistador o conquis­tado, escocés o caribe, vencedores o vencidos, aparentar o comportarse (187), ser hombre-isla o identificarse con la gente, ser creyente o cínico.(193). Ser un "untroubled fact" (197) o un hombre público (185), pertenecer a los que se han perdido a sí mismos (198) o a los poseedores de si mismos Cada extremo ejemplifica a cada uno de sus progenitores: la madre o el padre.

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binarismo es producto directo del amor, desde la cópula hasta la muerte Habita su genealogía y habita su necrología La habita desde la diferencia, ya sea rememorando con insistencia la diferencia racial entre sus padres o mediante las sucesivas historias de amor de Xuela con diferentes hombres, casi todos colo­nizadores blancos Ante ese panorama, pienso que parte de su resolución es la forma de comunicación lingüística y gestual adoptada por Xuela Y a ello se dedican estas notas.

Por el cuerpo entrampado en una cópula entra la diferencia y por la lengua sale. La lengua de Xuela hace posible la articulación misma de la experiencia colonial Xuela habla perfectamente la lengua inglesa enseñada en la escuela, además de su variante criolla, y el francés criollo. Xuela nunca podrá o querrá dirigirse a aquellos que ama en una lengua que le sea común Necesita distan­ciarse para marcar su soledad, su herida, su desesperanza. Y lo hace por vía de un aparato simbólico cuya función subvierte, desordenándolo, utilizándolo a la inversa Conoce tres lenguas y las usa a su antojo, es decir, a la inversa, depen­diendo de quién sea su interlocutor De esa forma sofoca la educación británica que recibió, no negándola sino instrumentando su uso De ese modo también modera la posibilidad de agresión en que vive amenazada por gente superior o inferior a ella desde el punto de vista educativo, económico o social Xuela no se resiste a aprender todo lo que el colonizador, con un gesto aparentemente magnánimo le ofrece, pero tampoco lo acepta incondicionalmente Lo tuerce a su deseo, lo domestica a su modo, lo subvierte para si Con la lengua, parecería que Xuela asume las diferencias que le impone el otro, como si no fueran tam­bién suyas Se las impone convirtiéndolas en un dechado de diferencias Si renegara de esa imposición se sumiría en el aislamiento ya que aquél es el dueño del mundo.

Aqui, en esta novela, es la vocación de lo inverso la que orienta el uso de la lengua. La protagonista habla inglés estándar con su madrastra criolla y francés criollo con su marido inglés. Cuando en una ocasión su padre se dirige a ella en francés criollo, ella contesta en el inglés más correcto Sólo cuando su padre se sentía íntimamente herido accedía a usar el criollo inglés o el francés Ella sólo le contestaba en inglés, evitando compartir el pánico que forzaba el dolor y el uso de otra lengua por el padre De hecho, las primeras palabras que articula esta

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niña las dice en inglés, en la lengua de un pueblo que, según ella, nunca amaría.7

Por el otro lado, la niña habla francés criollo sólo con ella misma para escuchar el sonido de su propia voz (16). La esposa de su padre le hablaba en francés criollo aunque ante el padre ésta le hablaría en inglés. La niña asocia el gesto de su madrastra con el intento de tornarla ilegítima e irla educando en la concep­ción de que ese criollo francés es la lengua de los humillados, la gente sombra (shadow peoplé) (30-31),8 lo que debía ser ella Hay un momento en la novela cuando Xuela casi opta por ninguna lengua, significando cuan valioso es el silen­cio en su mundo. Uno de estos momentos se halla al principio del texto, cuando la niña come la nuez del pajuil. El jugo que destilaba la fruta mientras la comía formó llagas en sus labios y la lengua se le amarró, dificultando el habla. Dice Xuela que fue delicioso concebir en la dificultad de hablar la posibilidad de que durante su vida poder hablar significara un esfuerzo (51). La única persona con quien Xuela comparte la misma lengua (criollo francés) es con madame La Batte, esposa de uno de sus amantes, pues con ella habla el lenguaje de los cautivos y de los "ilegítimos" No extraña que sea ella la única persona que realmente le de­muestre amor y que, precisamente, esa comunicación con ella en la lengua de los cautivos esté rodeada de un silencio que torna más valiosa su relación (74).

Por otro lado, su padre, que lleva el nombre del rey Alfredo el Grande, aprende de éste, según la hija, no el "lenguaje del poeta, que hubiera sido el lenguaje de la compasión, sino el lenguaje del conquistador" (109). Con este comentario de Xuela apreciamos el poder que la hija adjudica al uso del lenguaje, poder que trasciende las relaciones intelectuales para incidir en el aspecto afecti­vo. Recordemos que Xuela es "seducida" por su futuro marido cuando éste se acerca a ella con un libro en la mano (150). Su marido le habla en inglés y ella le contesta en criollo francés porque según ella, aunque no compartan la misma lengua, se entienden mejor en aquella lengua en que ocurren sus pensamientos.

7 That the first words I said wcrc in thc languagc of a pcoplc I would never like or love is not now a mystery to me, everything in my lile, good or bad, to which I am incxtricably bound is a source of pain" (7). 1 Entre ciertos sectores emigrados a Estados Unidos, existe la concepción errónea de que mantener el español constituye un atraso para el infante, y éste es sumergido a la fuerza en el "melling pol" estadounidense para que se americanice. Este niño comprende oralmente el español pero se niega a hablarlo, otra marca de inferioridad que convierte a esta persona en un monolingüe por vocación. Llega al extremo de preservar esa negación sólo para humillar a los suyos, queriendo borrar totalmente su otra lengua.

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Al morir el padre, lo que Xuela recuerda de la voz de él, es el sonido de un arroyo encontrado inesperadamente en un lugar que nunca olvidaría (219) Fi­nalmente, cuando Xuela logra convertirse en aquello a lo que aspiraba, en una verdadera huérfana, la paz que disfruta es sinónimo de silencio. Ya en ese mo­mento Xuela reconoce que su padre no puede hablarle una lengua en la que ella tenga fe, porque nunca podría creer las cosas que él decía. (223) Y respecto al esposo, su comunicación apenas es lingüística, mas bien gestual. Ella termina leyéndole los libros y traduciendo para él. Recordemos que él la seduce simbó­licamente con un libro. Y ahora es ella quien lo ostenta. Esa mediación —la de colocarse como traductora y portadora del mundo mediante el libro— le per­mitía ocultarle muchas veces la verdad. Su esposo, como dice la narración de Xuela, se había refugiado entre los muertos que hoy son los libros, pero ninguno podía producirle paz. Xuela media por él traduciéndole, sustrayéndole parcial­mente información y acceso total a aquel otro libro que fue.

Si el libro es símbolo de autoridad y de verdad en el discurso colonial,9 esta simbiosis trazada por la protagonista entre la muerte y el libro sólo sirve para destacar la ingerencia vital que tiene la ahora lectora (Xuela) en medio de este duelo. Ya no se trata del libro que porta el colonizador, sino el uso desplazado e híbrido que de éste hace Xuela como colonizada. Pero mi análisis no quiere incidir en el lastre binario que entraña la lectura formulada por la protagonista respecto a su hibridez cultural y racial. Es precisamente este binarismo del que Xuela no puede escapar el que la hunde en una vivencia trágica y negativa de su condición como mujer negra. Por el contrario, quisiera advertir las posibilida­des que la hibridez aporta a una lectura del mundo y al proceso de apropiación que hace el colonizado de los estandartes del proceso colonizador, a saber, la cultura, centrada en la lengua y en el libro en esta novela.

Es Xuela quien inicia ese proceso de desplazamiento y dislocación del sím­bolo privilegiado por el mundo colonial. Ella se convierte en la mediadora entre

9 Véase el articulo de Homi K. Bhabha, "Signs taken for Wonders". Allí se señala: "The discovery of the book installs the sign of appropriatc representation: the word of God, truth, art crcatcs the conditions for a beginning, a practicc of history and narrative. But the institution of the Word in the wilds is also an Enstellung, a proccss of displacemcnt. distortion, dislocation, repetition —the dazzling light of literature sheds only arcas of darkncss". (105)

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el mundo y la muerte. El esposo se convierte a su vez en su progenie, en la descendencia que ella como mujer se prohibió al negarse a tener hijos En su esquema mental, él no deja de ser el colonizador y, en consecuencia, se niega la posibilidad de fecundación abocándose ella misma a la esterilidad. Con un esposo debatiéndose en el lecho de muerte, la protagonista media como tra­ductora y ocultadora de una verdad que él mismo ha valorado menos impor­tante que la corrección Dice Xuela de su esposo. "Estaba tan seguro de que todas las cosas que sabia eran correctas, y no verdaderas, pero sí correctas. La verdad siempre lo habría deshecho, la verdad siempre está repleta de incertidumbre" (222-223) Es en ese mismo lecho que Xuela lo convierte en su víctima al serle infiel. Xuela lo priva de su territorio, convirtiéndose ella misma en el libro. En síntesis, la lengua está próxima al engaño y desarticula en muchas ocasiones la comunicación; es en ese tramado de relaciones lingüísticas que el silencio se torna más expresivo.

Respecto a la posición híbrida de Xuela, recordemos la definición que de esa condición se hace en los textos de Homi K. Bhabha. Xuela no se coloca en el texto como la oposición frente a su padre o su esposo. Su aportación es delimitarse ante ellos como diferencia y no como oposición aún cuando preserva ciertos espacios adversativos respecto a ellos, cifrados en el recuerdo del pro­venir de una mujer africana y de la emotividad materna. La tendencia de la prota­gonista es emular afectivamente la posición de la madre, aunque en su práctica cotidiana y visible recurra a imitar al padre El padre afro-escocés, en cierto sentido, es una figura más cuestionada por Xuela que el esposo inglés, cuando se trata de mirarlos como "colonizadores". Ello atañe al cuestionamiento mismo de la hibridez desde la hibridez. El esposo en ese sentido es menos el "coloniza­dor" que el padre. Xuela ejerce un tipo de resistencia respecto a lo que su padre y su esposo representan. Su resistencia no es oposicional respecto a lo que repre­sentan ellos. Es, como lo define Bhabha, "el efecto de una ambivalencia que se produce dentro de las normas de reconocimiento de los discursos dominantes cuando éstos articulan los signos de la diferencia cultural y los reimplican en el interior mismo de las relaciones diferenciales del poder colonial" ("Signs taken" 110). Ahora bien, ateniéndonos a esa definición, ¿en qué consiste la ambivalencia en la hibridez9 La ambivalencia, así como la hibridez —en el planteamiento

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teórico de Bhabha— atañen a un efecto y a una estrategia Es un efecto de las relaciones coloniales por razón de que sus signos de autoridad están vacíos, sirven tan sólo como artilugios estratégicos ("Signs taken" 113). Es el poder desprovisto de presencia, pero aparentándola, ya que en el espacio colonial la autoridad que produce el símbolo siempre se desplaza, se desvia, y porque en dicho espacio se disloca la idea ilustrada de la colectividad, la mayoría El reco­nocimiento por parte del subalterno de la autoridad, existe simple y llanamente porque la minoría colonialista, para detentar su poder, afirma de forma vacía que representa el todo social. De modo que la presencia autoritaria en el marco colonial es ambivalente No puede pregonar el cierre de su discurso sobre no­ciones epistemológicas, nacionalistas, etnocéntricas Su autoridad depende tan sólo de hacerse visible para ser reconocido. Afirma Bhabha en su desarrollo que en el doblemente inscrito espacio colonial se resiste la visibilidad del régi­men de reconocimiento que implica una autoridad repetida y desplazada. Su transparencia están sólo techne De ello resulta su ambivalencia. Añade más tarde que el "híbrido colonial es la articulación del espacio ambivalente donde el rito del poder se realiza, ejecuta o sanciona (enua) en el sitio del deseo hacien­do de sus objetos, a su vez disciplinarios y diseminatorios[ .], una transparen­cia negativa" ("Sign taken" 112) La práctica de la hibridez se organiza en torno a "una ambivalencia de la separación, la negación, la repetición", que él llama una estrategia de defensa.

Pensamos que esa ambivalencia del espacio colonial que produce la hibridez se manifiesta perfectamente en Xuela. Si en el espacio colonial el esencialismo racial, nacional, cultural o lingüístico del que se agarra la autoridad colonial se convierte en exceso para poder marcarlas diferencias entre colonizador y coloni­zado, Xuela entonces depreda sobre esa disparidad cultural que es, por ejemplo, la lengua y se la apropia a fin de propiciar la contusión en un proceso de "transpa­rencia negativa". Esa transparencia es su techne. su forma de resistir, su lidia Xuela se resiste con ambivalencia, pero con ello procura resistir mejor. Si el colonizado a veces recurre a la mímica, al camuflaje, ella recurre a la ambivalencia Asume una duplicidad colonial que resulta de un desplazamiento estratégico que cuestiona el valor Es lo que Bhabha llama un espacio separado de los orígenes y de las esencias que es "menos que uno y doble" ("less than one and

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double"), "sistemáticamente denegado por los colonialistas y los nacionalistas que conciben la autoridad en la autenticidad de los orígenes,,("Sign taken" 120). El cuestionamiento del valor colonial investido en la lengua inglesa o en un libro sagrado como la Biblia actúa por medio de signos vacíos cuando se desplaza al ámbito colonial La utilización híbrida de estos signos y de su valor, colocan a Xuela en esa resistencia ambivalente y en esa transparencia negativa de la que hemos hablado Ella desestabiliza la lengua del poder colonial después de apro­piársela, ella manipula el libro que lee a su esposo; ella torna productivo para el colonizado, desde el lado no oposicional sino hibrido de la resistencia el proce­so colonizador. Su productividad es resultado de un desplazamiento que es producto del cuestionamiento de la autoridad al no querer reconocerle supre­macía a aquellos signos investidos de poder Los usa solamente como acceso­rios de la autoridad, mecanismos de trabajo. No les reconoce, por el otro lado, a los colonizadores el ser propietarios de éstos; no radica en el colonizador su origen No es el colonizador el dueño o inventor de la lengua inglesa, tampoco es el origen de la palabra divina. Xuela ocupa dos lugares a la vez: estima el afán de sobrevivencia del padre que privilegia su relación con el poder y su genealo­gía escocesa. Pero a la vez cuestiona su "corrupción" dada esa actitud del padre. En Xuela se produce esa ambivalencia de la hibridez por vía de lo que discute Bhabha en otro artículo en que explica más claramente —a propósito de los escritos de Fanón— al sujeto colonial Señala Bhabha

In occupying two places at once [...], thc depersonali/ed, dislocated colonial subjcct can becomc an incalculable object, quite literaJly, diíficult to place. The demand of au-thority cannot unify íls message ñor simply identify its subjccls. For the strategy of colonial dcsire is to stage thc drama of idenlity at thc point at which thc black mask slips to reveal thc whitc skin" Y continua: "It is from tensión —both psychic and political— tliat a strategy of subversión emerges. It is a mode of negation that seeks not to unvcil thc fullncss of Man bul to manipúlate its representation It is a fonn of power that is cxcrcised at thc very limits of identity and authonty in the mocking spint of mask and image; it is the lcsson taught by the \ ciled Algenan woman in the course of the Revolution as shc crossed the Manichean lines to claim her hberty ("Rcmembering Fanón" 121).

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La pasión, la libertad de Xuela, a diferencia de aquella mujer argelina, es lograr la alienación absoluta, aligerar su vida ejemplar, su diferencia, con la or­fandad definitiva Respecto a genealogías, Xuela rechaza la maternidad y ansia no tener padre. Su madre es tan sólo un ente nostálgico. Su ganancia al finalizar el texto es este desasimiento de los orígenes y de las genealogías después de haber pasado por el trance de ser ella misma Ese sentido es su única "realidad" dado que ni siquiera en la memoria puede ella dibujar a su madre pues ésta muere al nacer Xuela La novela, por lo tanto, narra la imposible genealogía que ella misma no puede producir, negándose en consecuencia a procrear (202). La novela se convierte simbólicamente en su progenie. Es un canto al presente y es, sobre todo, la autobiografía de su madre porque su madre es ella. Es su pro­ducto, su descendencia, la negación a la descendencia, la verbalización de los motivos de su negación. Su "narración" relata su auto-engendramiento, reverti­do o vuelto afirmación a través de otro tipo de creación

Pero en vista de la vocación, por la inversión que mueve a la protagonista al hablar una lengua extraña con todos los que la rodean, valdría la pena pregun­tarse si seria productivo referirse al inglés como una "lengua del amo" en el contexto de esta novela de Kincaid Señala Jacques Derrida que establecer relaciones de propiedad respecto a la lengua es falaz:

[pjorque no es propia del amo, no posee como propio, naturalmente, lo que no obstante llama su lengua; porque, no importa qué quiera o haga, no puede mantener con ella relaciones de propiedad o identidad naturales, nacionales, congenitas. ontológicas, porque sólo puede acreditar y decir esta apropiación en el curso de un proceso no natural de construcciones político-fantasmáticas (38).

Añade Derrida que todos los pueblos y sus individuos hablan una lengua de otro y que el sentido de alienación respecto a la lengua se advierte sobre todo en situaciones (sujetos, experiencias) ejemplares consistentes en revelar la estruc­tura traumática Xucla en ese sentido es ejemplar Su vida es la del terror que produce la herida, la venganza y la lesión (Derrida 41), su vida es la del martirio.

Xuela es portadora de una lesión que puede cifrarse en el desamor, y nadie la entiende Sabe que la educación es un mecanismo posiblemente alienante (simboliza al imperio británico), las relaciones humanas están signadas por la

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desconfianza entre los suyos, su padrees un encarcelados ella se identifica con los Caribes. Sobre todo, la protagonista siempre utiliza un lenguaje que, ade­más de ser siempre otro en el sentido en que su adquisición se produce en el rigor mismo de una lesión,' su producción continua, su habla continua, recalca una diferencia respecto al otro a quien se orienta. Su propósito no es tanto comunicarse con el otro, sino comunicar quien es ella, ofendiendo a su interlo­cutor en el proceso Xuela no le concede una lengua al amo, más bien se la arrebata para alienarlo de ella misma (de la lengua y de ella)

En la novela, la protagonista afirma su habla1' con una lengua de más o con "una más que lengua", o con más de una lengua. ¿Por qué buscar en ese juego o desplazamiento de y con las opciones la lengua apropiada al momento, es decir, la (no) "apropiada" por su interlocutor9 ¿Por qué advertir en esa propiedad del hablar esa lengua, en ese momento, cali ese airo un rasgo de hibridez? Se trata de una conversación oscilando entre la alteridad y el desencuentro y la protagonista vive de la necesidad de esa contienda Como señala Homi K Bhabha, la cultura, como espacio colonial de intervención y agonía, puede ser transformada mediante un deseo parcial e impredecible de hibridez ("Signs taken", 115). En parte, ese es el significado de ese libro que contiene una "verdad" que oculta Xuela a su marido. En parte, es ese silencio el que la mantiene comunica­da con su padre al final de sus días. El padre, tanto como el cónyuge, conforma­ban el mundo de esa autoridad colonial que ya la incluía a ella porque son su obsesión y su deseo real Su madre, la mujer caribeña muerta no pasa de ser su reali­dad fingida, demasiado purificada en la ausencia como para representarse complejamente humana.1: Entre esos dos objetos contradictorios se debate la protagonista y su neutralidad, su vivir en el presente, su goce de orfandad, su negación a ser madre al finalizar la novela constituyen una decisión, un signo de hibridez "La hibridez invierte el proceso formal de denegación de modo que la

" I . a eahgralia mas bella \ decorativa surge de los golpes v las palabras rudas Vca.sc el comentario de la p. 19 de The Autobtograph} <</ »¡\ Wother. " Aqui destaco bdist inción entre lengua y habla, en el sentido saUSSUreano, Su habla es la partícula] afirma­ción de la lengua aprendida u Si el padre es color corrupción. \canios la descripción de la mudre tile color ofhcr skin bnmn tlie dcep orange oían oíd sunset mas nol (he result ot a lateiul meeting betwcen conqueror and vanquished, sorn iw and dcspair. vanity and huinilialioii. it was onl\ itseil". an unlioubled fací shc was ofthe Carib pcoplc"

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dislocación violenta del acto colonizador sustituye la condicionalidad del dis­curso colonial" ("Signs taken", 114). En ese hueco de la hibridez quiero pensar en el concepto de bilengua en el sentido derridiano.

Según Derrida, cualquiera puede declarar que la lengua que habla no es la su­ya, sino la del otro. Entonces, ¿qué diferencia hace el que Xuela hable la len­gua del otro a los suyos? Atañe a los afectos porque ella habla con la lengua del otro a todos los suyos ¿Difiere el concepto de una lengua cuando se ejercen opciones sobre su uso9 ¿Qué relación tiene —si alguna tiene— con la idea de subalternidad9 Señala Derrida que el amo no puede acreditar su pro­piedad sobre una lengua porque no "puede mantener con ella relaciones de propiedad o identidad naturales, nacionales, congénitas, ontológicas" (38). Lo que el amo trata de hacer es fingir que se la apropia y lo que se le impone al conquistado es hacerle creer que el amo trata de imponer su lengua como su propiedad, como amo En la novela de Kincaid, Xuela se apropia esa lengua, en una segunda jugada, pero sólo hasta cierto punto, según diría Derrida Lo hace mediante "la furia apropiadora, los celos sin apropiación. [... ] La lengua habla estos celos, la lengua no es más que los celos desatados. Se toma su revancha en el corazón de la ley De la ley que, por otra parte, es ella misma —la lengua— y loca. Loca por sí misma Loca de atar" (38-39).

Considero que esa locura, en medio de la ley, correspondería a la hibridez en medio de la cultura colonial. Es "un espacio de separación menor que uno y do­ble", según Bhabha, que tanto los colonialistas como los nacionalistas tratan de negar por su apego a las nociones de origen ("Signs taken", 120). El inglés es suyo, pero Xuela usa lo usa para afirmarse como ella, distinguiéndose de aquéllos con quien se comunica. La otredad colonial está también dentro de ella misma a través de su padre y de su madre, pero ella vive trágicamente la imposibilidad de colocar esa otredad afuera como su agonía. Esa vivencia trágica no le impide asumir espacios híbridos donde se reevalúan las oposiciones, no rene­gando de ellas, sino privándolas de reconocimiento o autoridad. Por eso Xuela no rechaza el inglés, sino que lo aprende para luego tajar su uso. Como la resis­tencia en el espacio colonial ya no es sólo de naturaleza oposicional, la protago­nista ha aceptado el discurso del colonialismo cultural dependiente de la antítesis sólo como parte de un proceso mucho más complejo que desembocará en un

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doble movimiento dancístico y guerrero. En medio de estos ardides, Xuela de­clara una tregua que clarifica el espacio ético de toda su vivencia: "los que dependen de esas falsas verdades como su padre y su marido son rudos, cíni­cos, no creyentes, vencedores, mientras que los perdedores nunca se endure­cen ante su pérdida; lo sienten profundamente hasta la eternidad" (193). Sólo este binarismo se sostiene en la novela.

No extraña que Jamaica Kincaid haya jugado con la lengua en una novela donde se "fábula una constitución de sí misma" (45). No sorprende que El monoüngüismo del otro, de Jacques Derrida, sea un amago de autobiografía. En ese espacio híbrido donde se aspira a cuestionar al otro asumiéndolo y consu­miéndolo, la lengua habla con celo, pero habla. No puede evitar apropiarse la autoridad de la lengua, inglesa en este caso, pero como espacio cultural formado por el discurso colonial. Se fortalece, no como lengua propia, sino a través de un uso propio. Como diría Frantz Fanón en un texto maravilloso de otro tiempo que abisma en ese himen que tiende Xuela: "hablar es existir absolutamente para el otro" (¡Escucha, blanco!).13 Pero ya éste es tema de otro escrito

Obras citadas

Bhabha, Homi K "Signstaken for Wonders". The Location of Culture. London andNewYork:Routledge, 1994: 102-122.

—. "Remembering Fanón". Colonial Discourse andPost-Colomal Iheory. Patrick Williams and Laura Chrisman, eds. New York: Columbia UniversityPress, 1994: 112-123.

Derrida, Jacques. Elnionolingüismo delotro o la prótesis de origen. Buenos Aires: Ediciones Manantial, 1997.

Fanón, Frantz. ¡Escucha, blanco!. Barcelona: Editorial Nova Térra, 1970. Kincaid, Jamaica. Al the Boltom oj'the River: New York: Plume, 1992. (1984)

—. Annie John New York: New American Library, 1985. . A Small Place New York: Farrar, Straus, Giroux, 1988.

En francés el título de su obra es Peau noire, masques blancs.

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—. Lucy New York: Farrar, Straus, Giroux, 1990. .My Brolher New York: Farrar, Straus, Giroux, 1997.

—. The Autobiography ofMyMother. New York: Farrar, Straus, Giroud, 1996.

—. MyGarden (Book). New York: Farrar, Straus, Giroux, 2000 Walcott, Derek The Bounty New York: Farrar, Straus and Giroux, 1997.

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