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  • 7/25/2019 SLYL-2007-18

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    Signos

    L iterarios y

    Lingsticos1.2 (diciembre 1999), 29-49

    LOS SMBOLOS DEL MAL

    EN L S ORPRESIDENTE

    DE MIGUEL NGEL ASTURIAS

    Juan Antonio RosadoZ

    Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa

    Las palabras,

    operaras de la luz...

    (Miguel ngel Asturias.

    (

    la r vigilia primaveral)

    Introduccin

    M

    iguel ngel Asturias (1899-1974)es,antes que nada, un poeta. Afirma el

    novelista guatemalteco que "El poeta 'endiosa* las cosas que dice..."

    (Lpez lvarez 168); por ello est ms cerca del mito que de la realidad,

    y esta ltima llega a justificarse en la obra asturiana alenvolverse con los man

    tos del primero.Lasculturas tradicionales pensaban con imgenes poticas, fabulando

    o mediante el uso de parbolas. El lenguaje simblico se haca presente por doquier

    y la ciencia tambin participaba del.En la cuarta parte de su texto

    "ElSeor Presi

    dente

    como mito", dice Asturias que esta novela debe considerarse dentro de las

    llamadas "narraciones mitolgicas" (303). Si bien esta apreciacin tiene completa

    validez, el escritor en su ensayo se concentr prcticamente en la figura del

    Presidente como "hom bre-mito", como "ser-superior"

    y

    soslay otros temas mticos,

    as como las dimensiones simblicas de los personajes ms importantes y de la opo-

    29

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    Juan Antonio Rosado Z.

    sicin luz-sombra, reflejada en caracteres y situaciones.

    1

    Eje fundamental en

    E l Se

    or

    Presidente

    (1946), este antagonismo simblico es, sin lugar a dudas, una de las

    obsesiones cardinales a lo largo de la obra de Asturias. Sin embargo, por tratarse de

    una obra muy extensa y casi inabarcable, slo recurrir a algunos ejemplos cuya

    carga simblicasevincule directamente con el problema del mal. Elinters deAsturias

    por los juegos de luz y sombra y por la oposicin de estas entidades, si bien se

    manifiesta desde sus primeros escritos, en muchos de ellos adquieren dimensiones

    simblicas que las ubican dentro de unaestructura

    mtica.

    Afirma Gerald Martn;

    Aun en los primeros artculos, el escritor va desarrollando una concepcin histrica

    (mejor, antropolgica) del arte como ritual desacralizado, y va profundizando en la

    relacin entrelamateriay elpensamientoyentrelahistoriay elmito pormedio delas

    oposiciones de luzysombra, movilidad e inmovilidad, hombreymujer, etc. (Pars,

    1924-1933, 538).

    Pero es el contraste luz-sombra, as como las connotaciones malignas de la se

    gunda entidad, lo que encabezar el sistema simblico de su novela ms leda:El

    SeorPresidente,obra de denuncia donde se percibe una realidad pesadillesca con

    personajes-tteres enajenados por el poder, pero tambin obra en la que el mito se

    respira desde la primera pgina, con la evocacin de Luzbel, hasta la asociacin del

    Presidente con la divinidad maya Tohil. En Asturias existe un vnculo entre mito y

    denuncia social,entre lo real y loirreal. La mtificacin precisamente convierte la denun

    cia en algo atemporal, fuera de las estrechas limitaciones que impone un espacio-

    tiempo determinado. Analicemos, pues, las implicaciones simblicas que adquirieron

    lasentidades luz-sombray lasconnotaciones malficas delasegunda, as como otros

    smbolos de la maldad. Empecemos con algunos artculos que en forma clara prefi

    guran algunos elementos deEl

    Seor

    Presidente,para despus analizar de modo ms

    profundo los smbolos del mal en la primera novela del premio Nobel guatemalteco.

    1

    Al final de su ensay o, Asturias reconoce que ha abierto un enfoque mtico sobre

    El Seor Presdeme,

    que hasta 1967 se haba estudiado slo desde el punto de vista literario-poltico. pero que habr

    tambin que estudiarse como una serie de mitos vivos, actuantes.

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    Los smbolos del mal enEl SeorP residente,de Miguel ngel... 31

    Los smbolos del mal

    En Florencia, con motivo de uno de los Congresos de Prensa Latina (julio de 1925),

    Asturias, que entonces viva en Pars, enva a ElImpetreial,de Guatemala, diversos

    artculos al respecto. En uno de ellos se hace notoria la oposicin luz-sombra, as

    como las dimensiones simblicas de estas entidades: "El automvil pasa raudo entre

    las frondas silenciosas. Sus ojos de oro asesinan en cada abismo una sombra de mala

    intencin" (Pars, 1924-1933, 44). Si aqu la sombra es de "mala intencin", ms

    adelante, en otro artculo, ya las sombras se asocian al

    demonio

    y a los poderes

    malignos, visin que se retomar en

    El

    SeorPresidente:

    Salasen lapenumbradeuna niebladeesencias exquisitas. Enlasombraseven surgir

    losmsraros dedos,losdedosdeunamanoenguantadaenrojo, quese nosantoja por

    asociacin sacrilega de luces, asociacin de contraste, la mano de un cardenal o la

    misma mano del demonio. Es la mano de este ltimo que por temor ya no menciono

    ms, que va alargando los bellsimos envases que en el infierno de los caprichos ha

    fundidoyforjado a fuego lento

    {Pars, 1924-1933,

    67).

    En este texto, dirigido a una "Am iga", tambin se asocia el demonio a la mujer, y

    Asturias concluye con irona: "Iba a firmarte Fausto, pero he preferido mi nombre

    porque tambin tiene algo diablico: el 'ngel'". Si es cierto que Miguel Cara de

    ngel, "bello y malo como Satn", es adems de sus referentes reales (un esbirro

    de Estrada Cabrera;vid.Rosado, "La realidad" 1-3) un desdoblamiento del "lado

    oscuro" del autor, este artculo, del 18de noviembre de 1925. sin dudas

    prefigura

    al

    personaje Cara de ngel.

    Posteriormente, en el artculo "Regresin", del 21 de julio de 1927, no slo se

    enfatizaeltema delaoposicin luz-sombras, sino tambin otro muy relacionado con

    aqul: la

    animalizacin.

    Redactado con gran pasin poltica, este texto subraya ade

    ms la fuerza bruta que se ha confundido con el podery la riqueza de Estrada

    Cabrera, as como la de los Estados Unidos. Su autor se queja de una Guatemala "en

    bancarrota espiritual" . Veamos cmo la dicotoma luz-sombras posee un claro senti

    do simblico:

    En la sombra, sobre los cadveres que se pudren, las vctimas del lujo se pasan una

    copa vaca tienen sed,ysed de luz..., perosusojos sondecristal;lasvctimas de

    la pasin de mandosetiran de los pelosodel pellejo del vientre, quelescuelga intil

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    Juan Antonio Rosado Z.

    despus de todos los banquetes, y los que en la fuerza creyeron se dan coces y se

    muerden Pars, 1924-1933. 198 .

    La ammalizacin se ubica dentro de un sistema sim blico ; es parte del proceso

    de mitificacin de las entidades reales. En este excelente texto , donde la tirana es

    exhibida en su forma ms grotesca y maligna, nacen elementos de lo que ser El

    Seor Presidente, en cuyo captulo "Cara de n gel", elPelele suea que un pjaro

    (que era tambin campanita de oro), le dice:

    Soy la Manzana-Rosa del Ave del Paraso, soy la vida, la mitad de mi cuerpo es

    mentira y la mitad es verdad; soy rosa y soy manzana, doy a todos un ojo de vidrio y

    un ojo de verdad:losque ven conmiojodevidrio ven porque suean,losque ven con

    mi ojo de verdad ven porque miran Soy la vida, la Manzana-Rosa delAvedel Para

    so;soy la mentira de todas las cosas reales, la realidad de todas las ficciones (27).

    2

    Se nos revela aqu el simbolismo delojo de vidrio (o de cristal, como en el texto

    de 1927), que no perm ite la entrada d e laluz(o de la verdad) . Tambin se sub raya la

    mezcla de realidad y ficcin, de mentira y verdad, que abarcar toda la novela. En el

    captulo IX de El Seor Presidente, titulado precisamente "Ojo de vidrio", Genaro

    Rodas se encuentra en la alcoba con su mujer Fedina. Haba presenciado el asesinato

    del Pelele yconoca la orden de aprehensin contra Canales y Carvajal: "Un ojo se

    le paseaba por los dedos de la mano derecha como una luz de lamparita elctrica"

    (62). Fedina le pregunta qu le ocurre. Cuando ste le habla del ojo, la mujer cree

    que est borracho, y le dice: "Algo hiciste [...]; es el ojo de Dios que te est miran

    do " y apaga la luz. Entonces el ojo

    crece en la sombra

    con gran rapidez. Fedina

    volvi a encend er la luz: "no es el ojo de D ios, es el ojo del Dia blo ..." (63 ); es decir,

    el ojo del Seor Presidente, del "ser-superior": el ojo que crece en las sombras:

    Fedina se santigu. Genaro le dijo que volviera a apagar la luz. El ojo se hizo un ocho

    al pasar

    de

    la claridad a la tiniebla, luego tron, pareca que se iba a estrellar

    con

    algo,

    y no tard en estrellarse contra unos pasos que resonaban en la calle...

    - E l Portal El Portal grit Genaro S S Luz Fsforos Luz Por vida

    tuya, por vida tuya (63).

    ?

    Todas

    las

    citas

    tomadas deEl Seor Presidente

    corresponden

    a la edicin de

    Alianza

    / Losada por se

    lamscomn en castellanoyla autorizada por Asturias a Gonzalo Losada (en 1948).

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    Los smbolos del mal enElSeorP residente,de Miguel ngel... 33

    El paso de la claridad a la tiniebla y la desesperacin de Rodas por la luz, es

    manifestacin de la batalla entre las dos entidades y cmo la oscuridad finalmente

    vence.

    Otro artculo que prefigura elementos deE l SeorPresidente es "Atrios de la

    Constituyente", publicado en septiembre 22 de 1927. All se vincula a funcionarios

    polticos con la oposicin ngel-demonioyclaro-oscuro:

    Elpresidente, por mediode sussecretarios,dir al odo de cadapatricio,el nombre de

    un color, prefiriendo los colores obscuros a los claros [...] As que todos sepan su

    color, entrarelngel delaboladeoro,que puede serelngel de registroo demuni

    cipio,

    y el diablo de los once mil cachos

    (sin

    meterse en la

    vida privada

    de los

    diputa

    dos,el presidente escoger)...

    (Pars,

    1924-1933.204).

    Cada uno por su lado, gritar un color y los que hicieron el papel de ngel y de

    diablo se enfrentarn "en lucha tremenda, sin ir a la frontera ni llevar armas". El

    narrador seala que siempre podr ms el de los "once mil cachos", o sea el

    diablo.

    Ntese en este texto, muy ldico y simblico, que elpresidenteprefiere los colores

    oscurosa los claros, lo mismo que ocurrir en

    El

    SeorP residente,donde siempre

    vestir denegro.Pero ms importante an que este detalle, es la influencia del ar

    tculo en el captulo "Cara de ngel", donde aparece tambin el "ngel de la bola de

    oro"y el "diablo de los once mil cachos". En la inmundicia del basurero, el Pelele

    suea:

    Su mirada vagaba por el espacio de una bveda muy alta. Los volantines le dejaron

    perdido en un edificio levantado sobre un abismo sin fondo de color verdegay. Los

    escaos pendan deloscortinajescomo puentescolgantes.Losconfesionarios suban

    y

    bajaban

    de la

    tierra

    al

    cielo, elevadores

    de

    almas manejados

    por el

    ngel

    de

    la Bola

    deOro yel Diablo de los Oncemil Cuernos" (27).

    Luego, a manera luz, sale la Virgen del Carmen y "conversa" con el Pelele.Es

    interesante la imagen del confesionario como un "elevadordealmas", pues la oposi

    cin arriba-abajo (cielo-infierno o cielo-tierra) posee las mismas connotaciones que

    la de ngel-diablo. La

    bola de

    oro,atributo del ngel, es brillante (por el material),

    mientras que la expresin

    once

    m il

    cachos

    ("cacho" significa "cuerno"

    en

    Guatema

    la) denota lo demoniaco, elmal.

    En cuanto a su primer libro importante,LeyendasdeGuatemala(1930), es de

    particular importancia la "Leyenda del Cadejo", ser mtico y medio demoniaco. En

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    Juan Antonio Rosado Z.

    este relato interviene el contraste luz-sombras. Estas ltimas

    borran

    el pensamiento

    de Elvira de San Francisco

    (Leyendas

    deGuatemala,34).

    Prcticamente en todas las novelas de Asturias hallamos la oposicin simblica

    de luz y tinieblas, as como el tema demoniaco o del mal (representado en muchas

    figuras y asociado siempre a laoscuridad).

    El escritor guatemalteco afirma que en

    El

    Seor Presidente"se halla como una

    especie de niebla surrealista.

    Es,

    sin lugar a dudas, obra de carcter poltico, pero no

    exenta de 'penum bra"

    1

    (Lpez Alvarez 174). Dos elementos pone en relieve en esta

    cita: el claroscuro, la atmsfera onrica o de pesadilla, con elementossurrealistas, y

    el tema poltico. El surrealismo, en particular, ha ayudado al realismo a encontrar,

    por medio de otra realidad el sueo las realidades ocultas tras las realidades, y

    con ellas a aumentar su intensidad, a "trasladar la experiencia de la vida corriente

    y cotidiana a la experiencia de la conciencia en los procesos del sueo" (Rama,

    "Fantasmas, delirios y alucinaciones" 49) , pero tambin a descubrir los estados de

    locura, las pesadillas y alucinaciones como la del ojo de vidrio, "ms horroroso

    que el infierno''[El SeorP residente,62) que produce el sufrimiento meta fsico o

    la tortura.

    En "La Arquitectura de la vida nueva" (1928) afirma Asturias que

    la

    vida afectiva

    y la del pensamiento

    tienen un fondo que desconocemos: el inconsciente. El edificio, en sus partes ms

    altas tanairoso ybello,detan giles lneaslas columnas y detan atractivos ornamen

    tosloscapitelesyrompimientos,en sus stanoscerradosesciega tiniebla, sombra por

    donde pasan desnudoslosinstintos.Qu hacer? Nosdetendremosa la puerta?Cuan

    imprudente seria entrar sin luz {Pars, 1924-1933,257).

    Es significativo que en su poema

    Clarivigilia

    primaveral (1967), las palabras

    sean "operaras

    de

    la luz"

    y

    que

    El Seor Presidente

    est influido por

    el

    surrealismo.

    tendencia interesada en los "stanos", el inconsciente y las fantasas. Con su poder

    evocador de sensaciones auditivas, las palabras son las llaves para abrir la puerta de

    ese stano.

    Pero el elemento onrico se asocia con la noche, con laoscuridad.En este senti

    do,es de suma importancia enEl SeorP residente, donde, sin dudas, predomina la

    tiniebla. En

    De

    tiranos, hroes y brujos,Giuseppe Bellini observa que "es recurrente

    en la obra de Asturias, a partir de

    El

    SeorP residente,la representacin de la noche

    como reino de lo negativoydel mal"(93).Cuando la mujer de Abel Carvajal, en el

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    Los smbolos del mal en

    El Seor Presidente,

    de Miguel ngel... 35

    captu lo "Ce ntinelas de h ielo", ruega a un m ilitar que le deje ver al P residente, pues

    van a fusilar a su m arido, los centinelas de hie lo, una y otra vez le impiden el paso

    durante la noche. La mujer se transforma en una sombra y el tiempo "se le haca

    eterno". El narrador pregunta: "De dnde saldr tanta oscuridad y tanto sapo?..." y

    ms adelante contina:

    El peso de los muertos hace girar la tierra de noche y de da el peso de los vivos...

    Cuando seanmslos muertos que losvivos,la noche ser eterna,notendr fin, faltar

    para que vuelva el da el peso de los vivos..." (227).

    La noche, la oscuridad, se convie rte en adversaria del da. Esta oposicin simb

    lica de luz y sombras es determinante y se manifestar en sucesivas ocasiones:

    La presencia o ausencia de la luz, lo mismo que de los sonidos desempea un papel

    muy importante en la creacin del purgatorio-infierno.

    A

    travs de toda la novela, la

    mayor

    parte

    de la accin se desenvuelve

    en

    la oscuridad

    o

    de la noche o de los calabo

    zos.Lapalabralumbrey otras palabras derivadas de la misma raz se usan muchsimo

    para dar nfasis a la inmensidad de la oscuridad. Varios captulos terminan con el

    amanecer. Muchas veces la luz o la sombra tiene un sentido simblico bastante claro.

    El nico captulo inundado de luz se llama "Luz para ciegos" y presenta una bella

    escena amorosa completamente platnica entre Camila y Cara de ngel bajo un sol

    brillante (Mentn 208).

    El ttulo de ese captulo indica que Cam ila y Cara de ngel son unos ciegos, pero

    este adjetivo posee un sentido metafrico: no pueden ver el trgico destino que les

    espera. El caso contrario es el del

    Mosco,

    un ciego "autntico" y el nico que se

    aferra a la verdad. La pesadilla continua en que Asturias introduce a sus lectores

    se inicia desde la evocacin infernal del inicio:

    Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre Como zumbido de odos per

    sista el rumor de las campanasala oracin, maldoblestardela luz enlasombra, de la

    sombra en la luz. Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre, sobre la

    podredumbre Alumbra, lumbre de alumbre, sobre la podredumbre, Luzbel de

    piedralumbre Alumbra, alumbra, lumbre de alumbre..., alumbre..., alumbra..., alum

    bra, lumbre de alumbre..., alumbra, alumbre... (9).

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    36 Juan Antonio Rosado Z.

    Las repeticiones se llegan a convertir en frmulas rituales que evocan la presen

    cia del mal. El sonido de las campanas y la oracin insinan la Catedral cercana al

    Portal del Seor. Esta imagen religiosa contrasta con Luzbel. Mal-doble-estar: un

    estar mal de la doble entidad simblica: la luz en la sombra, la sombra en la luz.

    Ninguno de estos ingredientes est bien dentro del otro: la pugna, el conflicto de luz

    y sombra, la lucha de dos sistemas de valores opuestos, se pone en evidencia desde

    este primer prrafo. Luzbel, el ngel cado, la luz bella, es tambin Lucifer, que

    significa "portador de luz", de ah que alumbre con una lumbre no de fuego, sino de

    alumbre

    (sal hecha a base de cido sulfrico): una especie de "luminosidad

    1

    ' malig

    na que se dirige hacia la podredumbre.

    La podredumbre es alumbrada con lumbre de alumbre. Las descripciones de los

    pordioseros nos ilustran el ambiente violento y sobrecargado que no cesar. Los

    mendigos son deshum anizados: "Nunca se supo que se socorrieran entre ellos; ava

    ros de sus desperdicios, como lodo mendigo, preferan darlos a los perros antes que

    a sus compaeros de infortunio" (El Seor

    Presidente

    10). Aparecen sus sueos y

    pesadillas. Se trata de imgenes tanticas: "fantasmas de Padres que entraban a la

    Catedral en orden de sepultura, precedidos por una tenia de luna crucificada en ti

    bias heladas" (10). Estas imgenes contrastantes, surrealistas, son interrumpidas

    por los gritos "de un idiota que se senta perdido en la Plaza de Armas", por los

    sollozos de una ciega "que se soaba cubierta de moscas, colgando de un clavo,

    como la carne en las carniceras", por los pasos de una patrulla que arrastraba a

    golpes a un preso poltico, por un simple ronquido

    o

    por la respiracin de una sordo

    muda encinta... "Pero el grito del idiota era el ms triste. Parta el cielo. Era un grito

    largo, sonsacado, sin acento humano" (10). El grito deshumanizado es delPelele,

    pordiosero idiotizado, "hazmerrer de los mendigos", quienes, para burlarse, lo lla

    maban "M adre ", voz que designa a su nico ser querido, a quien haba perdido en

    el pasado.

    Ms adelante se describe la llegada de un "bulto": "Los pordioseros se encogie

    ron como gusanos. Al rechino de las botas militares responda el graznido de un

    pjaro siniestro en la noche oscura, navegable, sin fondo..." (13). Nuevamente, los

    mendigos son animalizados: se les compara con gusanos, mientras el graznido de un

    "pjaro siniestro"respondaal rechino de las "botas militares". Losiniestro, pues,

    se comunica con lam ilicia El "bulto" que camina

    no es

    otro que

    el

    Coronel Parrales

    Sonriente, quien, en son de broma, le grita al

    Pelele:

    "Madre ". El mendigo no

    soportad insulto:

  • 7/25/2019 SLYL-2007-18

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    Los smbolos del mal en

    E lSeor

    Presidente,de Miguel ngel,.. 37

    Arrancado del suelo por el grito, el

    Pelele

    se le fue encima

    y,

    sin darle tiempo a que

    hiciera uso de sus armas, le enterr los dedos en los ojos, le hizo pedazos la nariz

    a

    dentellada

    y

    le golpe las partes con las rodillas hasta dejarlo inerte (13).

    Cuando esa "fuerza ciega" le quita la vista y luego mata a Parrales, empieza a

    amanecer

    y

    finaliza el primer captulo:

    u

    En el Portal del Seor", que evoca, a pesar

    de que el Portal ex isti en la realidad, a las "puertas del infierno".

    Todo el captulo IV, titulado "Cara

    de

    ngel", se

    mueve en los

    terrenos del sueo.

    Pero no slo este captulo: toda la obra se halla inundada de elementos onricos y

    encuentros simblicos y, en este sentido, el mismo autor ha declarado queE l

    Seor

    Presidente "no es en realidad, como muchos han credo, una biografa de Estrada

    Cabrera, sino elsmbolode un dictador, comn a todos los pases. La enfermedad

    era la misma, pero los enfermos variaban" (Alegra 70). Sin em bargo, el Presidente

    trasciende esa dimensin simbl ica, ya

    que ms

    que la dictadura ens

    es

    smbo

    lo del mal en todos los sentidos: social, individual, poltico... El mal que, como el

    cncer, se expande y destruye lo que halla a su alrededor. Concuerdo con Gerald

    Martn cuando afirma que el tema dominante deEl

    Seor Presidente

    no es la dicta

    dura ni el miedo, sino algo anterior

    a

    ambos: el mal(

    u

    El

    Seor Presidente

    andHow

    To Read

    11,234).

    Para el cristianismo, el demonio simboliza el mal, Fue en la Ciudad de Guatema

    la donde, desde temprana edad, Asturias recibi

    el

    catecismo y la doctrina cristiana.

    Una de sus primeras experiencias con lo demoniaco tuvo lugar precisamente en su

    infancia y fue en un

    stano.

    Comenta Asturias:

    En el

    stano

    de una de

    las iglesias

    de

    Guatemala [...]

    a m me

    llam

    la

    atencin

    que en

    uno de los rincones haba un

    crucificado

    que no era

    Cristo,

    que no era tampoco

    Dimas,

    era

    el

    crucificado llamado Gestas,

    y

    recuerdo mucho que era

    una

    cruz

    muy

    alta, muy

    alta,

    y el

    crucificado estaba totalmente encogido

    y

    con una cara

    de

    demonio espanto

    sa. Era

    el

    mal ladrn. Indudablemente

    que

    en

    la

    alusin

    que yo hago enElalhajadito,

    que es una novela de mi infancia, y luego en mi libro

    El maladrn

    hay mucho de la

    impresin

    que a m me

    causaba esta figura esculpida

    de

    color amarillo

    en

    el stano, al

    que entraba la luz por

    unas

    claraboyas, especie

    de

    tragaluces (Lpez Alvarez 52-53).

    El infierno son las zonas inferiores. La impresin que tuvo Asturias sobre el mal

    asociado a lo oculto (el stano)

    y

    a la casi carencia de luz, es parte de la concepcin

    tradicional de la religin. No es casual que en El Seor

    Presidente

    predomine la

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    38

    Juan Antonio Rosado Z.

    oscuridad, m ientras que la luz prcticamente slo aparezca en veladoras o amanece

    res.El escritor, adem s, sincretiza las figuras que simbolizan el mal en el cristianis

    mo con las que lo hacen en la tradicin prehispnica. Esto es notorio, por ejemplo,

    en la "Leyenda del Cadejo", pero tambin enMualade al, donde se distingue entre

    las fuerzas malignas prehispnicas y los demonios cristianos, as como en menor

    medida en Maladrn, donde se crea una secta que le rinde culto a esta figura

    durante la conquista. No obstante, ya enEl SeorP residente,Asturias haba asocia

    do la figura del Presidente con la divinidad maya Tohil y con Luzbel. El tema diab

    licoenAsturias es tambin notorioenesas obras donde existe un compromiso poltico

    ms explcito. Por ejemplo, en la triloga bananera se llega a vincular al Papa Verde

    con el demonio. En el ltimo captulo deWeek-EndenGuatemala, "Torotumbo",

    Estanislao Tamags, violador de Natividad Quintuche nia de siete aos es

    convertido en el mismo Diablo. Natividad se transforma

    en

    una

    virgen

    violada por el

    Diablo.

    Estanislao era nada menos que miembro del "Comit de Defensa contra

    el Comunismo'

    7

    , con lo que el escritor hace una denuncia poltica. El anticomunista

    logra encubrirseyms adelante, un sacerdote afirma que fue "la terrible encarnacin

    demonaca del comunismo" la que viol y asesin a la nia, con lo que tambin

    denuncia la complicidad de la Iglesia, que calumnia al comunismo

    {Week-End

    en

    Guatemala.159-163).

    El sincretismo de Tohil con Luzbel es tambin, enElSeor Presidente,parte de

    una denuncia poltica, pero va mucho ms lejos. Ya el hecho de que el pas donde

    ocurren los sucesos sea annimo, es un rasgo acaso inicialmente influido por Ra

    mn Valle-Incln y suTirano Banderas(1926) (en el sentido de pretender abarcar la

    realidad hispanoam ericana) que aumenta la sensacin de un lugar con dimensio

    nes de purgatorio o infierno terrenal, dimensiones que no alcanza la novela de Valle,

    ya que Santos Banderas respeta

    a

    un elemento subversivoRoque Cepeda , como

    Porfirio Daz respet la vida de Madero y,gracias a ello, pudo darse la R evolucin.

    Para ngel Rama, el Seor Presidente, "ms que un personaje histrico, es un

    mito,

    soado y no pensado, odiado y no analizado"{Los dictadores latinoamerica

    nos,42). La pretensin de A sturias fue mostrar los efectos de la dictadura, ms que

    hacer del dictador mismo un personaje de novela, pues ste se esfuma constante

    menteynunca llegamosasu conciencia.Loque Rama afirma de la novela ocurri en

    realidad, desde la ptica de una persona comn que vivi en el rgimen de Estrada

    Cabrera (1898-1920), de ah que la novela

    tambin

    se refiera al personaje histrico.

    El autor jams pretendi desmilificar al dictador, sino mostrarlo

    tal como era

    para

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    11/21

    Los smbolos del mal enE l Seor Presidente,de Miguel ngel... 39

    una persona comn : un mito. Sin em bargo, Jacqu es Joset opina que , a diferencia de

    lo que ocurre enLa sombra del Caudillo (1929), de Martn Luis Guzmn, Asturias

    desmitific al Presidente en la conversacin que, borracho, mantuvo con Cara de

    ngel, pues el Cau dillo

    aparece ms sutil, ms astuto, ms "maligno" que el Presidente de Asturias, cuya

    divinidad es desmitificada despus de una conversacin que mantiene con Cara de

    ngel, su consejero [...].Laconversacin entre el CaudilloyAguirre, a la inversa [...]

    mitifica al dictador (Joset 208).'

    No obstante, la "divinidad" del Presidente nunca se apaga, como si ocurre, por

    ejemplo, con la de Santos Banderas. El hecho de haber aparecido vulgar y borracho

    no significa que el Seor ha perdido sus rasgos mticos (los hubiera perdido Baco

    en la antigua Rom a?). Adem s, el mundo de espas, el plan para m atar a Can ales y la

    tortura sicolgica de Miguel, entre otros elementos, son pruebas contundentes de

    que el Presidente es tambin "'sutil", "astuto" y "maligno".

    Muchos historiadores coinciden en que Guatem ala sufri un estancam iento en el

    tiempo durante la dictadura cabrerista. Asturias no tuvo dificultad para trasladar a

    un hom bre que se hizo m ito en la realidad, a un lugar mtico, sin tiem po. Cuando el

    escritor fue m iembro del tribunal que proces al tirano, casi todos los das tena que

    visitarlo:

    Y comprob dice Asturias que indudablemente esos hombres tienen un poder

    especial sobre la gente. Hasta el punto de que cuando estaba preso la gente deca:

    "'No,ese no puede ser Estrada Cabrera. El verdadero Estrada Cabrera se escap. Este

    es algn pobre viejo que han encerrado all". En otras palabras, el mito no poda estar

    preso (Harss 92).

    En diversas ocasion es esta apreciacin es reiterada por el autor, lo que dem uestra

    hasta qu punto elproceso de nulificacin se haba operado en la realidad antes de

    5

    Le Caudillo

    "apparat

    plus

    subtil, plus

    ruso,

    plus "malin' que

    le

    Prsident d*

    Asturias dont la

    divinit

    est tottt fait dmytliifie lorsd'uneconversaron qu'il tient avee Cara de ngel, son conseiller

    {...).

    La

    conversation entre

    le

    Caudillo et Aguirre. l'inverse [...] mythifie

    le

    dictateur".

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    4

    Juan Antonio Rosado Z.

    ser novelado. As, dice Asturias que Estrada Cabrera "era un personaje invisible y

    todopoderoso" (Lpez Alvarez 174). En una carta fechada el I

    o

    de enero de 1950,

    define

    la

    poltica

    del

    SeorPresidente:"Hacerse misterioso por

    no

    dejarse

    ver

    (Cartas

    deamor.49). Tambin asegura que Cabrera "posea una fuerza macabra, casi sobre

    natural", y que su rgimen "era una dictadura invisible. Nadie vea nunca al Presi

    dente.Nohabams quesospechas, murmullos, rumores...",ya que el tirano"inspiraba

    terror sagrado; maniobraba entre las

    tinieblas"

    (Harss

    91-92,

    El subrayado es mo).

    Lo mismo ocurre con el personaje novelado, a quien Asturias define como "el hom

    bre-mito, el ser-superior (porque es eso aunque no queramos), el que llena las fun

    cionesdeleje tribal en las sociedades primitivas, ungido por poderes sacros, invisible

    como Dios, pues entre menos corporal aparezca ms mitolgico se le considerar"

    ("ElSeor Presidentecomo mito", 303).

    Cuando el Auditor de Guerra, en el captulo "Todo el orbe cante ", se acerca al

    Presidente para darle parte de la fuga de Canales y felicitarle por su "discurso", "se

    detuvo cohibido por un temor extrao, por una fuerza sobrenatural"

    (El SeorPresi

    dente,

    103). Asturias, en su artculo "Experiencia de la infamia", haba comparado a

    Cabrera con un dios: "Un portero no se mova del rbol administrativo sin la volun

    tad del Dios. El empleado de la escuela manuelista se distingue por su afn de con

    sultarlo todo con el superior, y acasoaesta virtud perruna se refieren los que hablan

    de experiencia"

    (Pars, 1924-1933,

    240). La omnipresencia del autcrata en

    El Se

    or Presidenteseenfatiza con una hiprbole: el "bosque monstruoso que separaba al

    Seor Presidente de sus enemigos" era un "bosque de rboles de orejas que al menor

    eco se revolvan como agitadas porelhuracn"(41).Tambin se dice que una red de

    hilos invisibles "comunicaba cada hoja con el Seor

    Presidente"(41).

    Lainvisibilidad

    del autcrata real y novelesca se asocia al mundo de las sombras. Este atributo

    sagrado se complementa con su

    omnipotencia

    y

    tambin con suom nisciencia, pro

    ducto de su refinado sistema de espionaje. El amo no tolera que alguien sepa ms

    que l. Recordemos lo que le dice al Auditor sobre Lucio Vsquez, el asesino del

    Pelele:"sabe ms de lo que le han enseado" (138). Por si fuera poco, luego de que

    el SeordecideenviaraMiguel a W ashington,el"favorito", plido, atemorizado, no

    acaba una frase, ya que el dictador lo interrumpe para completarla:

    El

    se...

    ORRR Presidente todo lo sabe (230).

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    Los smbolos del mal enEl SeorP residente,de Miguel ngel... 41

    Confrntense estas palabras con lo que se dice en elPopolVuhde Tohil cuando

    los pueblos quieren hacerlo prisionero para adorarlo: "Pero Tohil lo saba todo"

    (PopolVuh,

    135). La omnisciencia del dictador se vincula tambin con el smbolo

    del "ojo de vidrio". El Presidente posee un ojo omnipresente, como apreciamos en el

    captulo "Ojo de vidrio", que crece en la

    sombra

    y no permite la entrada de luz.

    El tirano es tan poderoso que el mismo argumento de la obra es manipulado por

    l:culpa a dos hombres inocentes Canales y Carvajal de un crimen cometido

    por un idiota, asesinado despus por Lucio Vsquez, quien a su vez ser conde

    nado por ello. El Presidente es tambin el que decide la fuga de Canales y para ello

    encomienda a Miguel, quien en la maniobra conoce a la hija del general.

    Pero esta omnisciencia, omnipotencia e invisibilidad de ningn modo ponen en

    duda su carcter grotesco, herencia del esperpentodeValle. EnTirano Banderashay

    un dictador "ajeno a la fusilera"yque juegaal"juego de la ranita", con el que diario

    se entretiene: "Es mi medicina para esparcir el nimo, mi juego desde chamaco, y lo

    practico todas las

    tardes"

    (28).La mencin de la rana aparece ocho veces en la obra,

    lo que acenta el carctermonomaniacodel sanguinario. La rana es una constante y

    es en uno de estos juegos en los que el coronel de la Gndara cae de la gracia de

    Banderas. Por qu el autor eligi a un batracio? Sin duda para resaltar el carcter

    csperpntico del personaje, quien es tambin con seguridad para asimilarlo a la

    rana una "mueca verde". En

    El Seor

    Presidente observamos, aunque slo una

    vez, el "juego de la mosca", clara influencia de Valle. Msan:el paralelismoescasi

    total: el Seor Presidente tambinlopractica desde nio: eljuego de la moscaesde

    lo ms divertidoyfcil de aprender;loque se necesitaespaciencia. En mi pueblo yo

    me entretena de chico jugando reales a la mosca" (231), le dice a Cara de ngel.

    Pero si Valle utiliza la rana para acentuar lo esperpntico, en Asturias la

    mosca

    cumple una doble funcin: por un lado, la misma que en Valle, pero adems se ins

    cribe dentro de un plano

    mtico,

    ya que la mosca posee dimensiones simblicas:

    Zumbando, revoloteando, picando sin cesar, las moscas son seres insoportables. Se

    multiplican sobrelapodredumbreydescomposicin, transportanlos peoresgrmenes

    de enfermedadesydesafian toda proteccin: simbolizan una incesante persecucin.

    [...]una antiguadivinidadsiria,Belzebuth,cuyo nombresignificara etimolgicamente

    elseorde las

    moscas,

    lleg a ser elprincipede los demonios(Chevalier/Gheerbrant

    729).

  • 7/25/2019 SLYL-2007-18

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    42

    Juan Antonio Rosado Z.

    Belzebuth fue tambin venerado como el destructor de las moscas.

    4

    El

    Mosco,

    nico mendigo que os mantener su individualidad sin dejarse intimidar, fue asesi

    nado por el A uditor de Guerra. Luego de morir, el

    Mosco

    es trasladado, con la basu

    ra, a un lugar

    santo:

    el cementerio. El Presidente

    atrapa

    m oscas, y si le revela a Cara

    de ngel este juego es porque el favorito se ha transformado en una mosca. En el

    captulo "Capturas", las moscas tambin se hacen presentes, pero arrojadas por

    ma

    nos invisibles

    a la nana de Camila, la

    Chabelona,

    a quien Nia Fedina encuentra en

    la casa de C anales, antes de que los soldados la capturen:

    La esposa de Genaro Rodas, Nia Fedina. encontr a la sirvienta tirada en el patio,

    con las mejillas baadas en sangre, los cabellos en desorden, las ropas hechas peda

    zos,luchando con las moscas que manos invisibleslearrojaban por puosa lacara;y

    como la que se encuentra con un espanto, huy por las habitaciones presa del miedo

    (ElSeorPresidente, 93).

    La presencia de las moscas es

    simultnea

    a la del Auditor y sus soldados, que

    rodean la casa del general, y quienes poco despus capturarn a Fedina y sacarn,

    agonizante, a la

    Chabelona,

    comparada por el narrador con una "basura humana".

    Su cadver ser trasladado luego al anfiteatro.

    El siniestro Auditor es tambin asociado a una mosca. Una vez, se bebi su taza

    de chocolate y "luego se limpi el bigote color de ala de

    mosca

    con la manga de la

    camisa" (135. El subrayado es mo). Ms adelante se alude a su "cara siniestra"

    (240).

    En una ocasin, el Presidente "Dej caer los ojos como dos mosquitos atonta

    dos,

    ebriedad de sangre" (267).

    Enferma, Camila aparece tambin rodeada de moscas; "El reloj y las moscas

    acompaaban a Camila casi moribunda",

    y

    "Las moscas corran por las paredes lim

    pindose las alitas del fro de la muerte" (183). En el relato que el sacristn hace a

    Carvajal en el captulo "Habla en la sombra", aparecen de nuevo las moscas que,

    como en el caso de Camila, representan la ubicuidad del dictador: el sacristn "se

    vea atravesar la iglesia cohibido por la presencia del Santsimo yla inmovilidad de

    las veladoras y la movilidad de las moscas" (208). El sacristn quit, por error, el

    papel del jubileo de la madre del Presidente y fue capturado. En el captulo "Luz

    4

    Vase, por ejemplo, la entrada "Beelzebud", en Gertrude Jebes (Dictionary ofMythology. part I).

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    Los smbolos del mal enElSeorP residente,de Miguel ngel... 43

    para ciegos", dedicado a la relacin Camila-Miguel, aparece "el vuelo inquieto de

    las moscas verdes'*ylos caballos que '"se espantaban las m oscas"

    (248).

    Nuevamen

    te,

    la presencia diablica. Las moscas, sin duda, se hallan asociadas al

    mal.

    Cuando

    Miguel va en el tren para cumplir la misin del dictador, se nos describe con "una

    nube de moscas en la frente" (275). El dspota es elprincipe(Je lo s

    demonios,

    un

    Belzebuth invisible e impasible segn el Viejo Testamento. Belzebuth es tambin

    cualquier persona de naturaleza diablica que persigue moscas y establece el rei

    nado de la podredumbre.Estambin sintomtico que el dspota use siempre el color

    negro y posea rasgos esperpnticos:

    El Presidente vesta, como siempre, de luto riguroso: negros los zapatos, negro el

    traje, negralacorbata, negro el sombrero que nunca se quitaba; en los bigotes canos,

    peinados sobrelascomisurasdelos labios, disimulabalas encassin

    dientes,

    tena los

    carrillos pellejudosylos prpados como pellizcados" (39).

    Si el color del tirano de la obra de Valle es elverdey su animal larana,el color

    del Seor Presidente es el

    negro

    y su insecto lamosca.El negro tambin tiene su

    simbolismo en el nivel mtico de la obra: "Simblicamente es ms frecuentemente

    entendido en su aspecto fro, negativo. Contracolordetodo color, est asociadoalas

    tinieblas primordiales '' (Chevalier/Gheerbrant 747). El da en que Cabrera se entre

    g,Asturias, con un compaero llamado Jorge Serrano, fue en representacin de los

    estudiantes. Lo interesante es que el escritor relata que lo vieron "tal como estaba

    cuando iban a capturarlo, vestido de negro con su sombrero negro" (Lpez lvarez

    108).

    Realidad y mito se confunden.

    Ahora bien, en la novela no se habla de Belzebuth, sino de Luzbel y de Satn

    (este ltimo epteto, para referirse a Cara de ngel), pero tambin aparece una divi

    nidad prehispnica: Tohil. En la primera edicin (mexicana y privada, con sello de

    Costa Amic) haba un epgrafe que Asturias suprimi despus: "Y entonces se sa

    crific a todas las tribus ante su rostro"{El

    Seor

    P residente. Ed. crt.. 259).

    5

    Esta

    cita pertenece al

    Popol

    Vuk

    s

    de donde el escritor extrajo su visin del dios maya

    Tohil. En el "Vocabulario" aparecido al fina l deEl SeorP residente,Asturias escri

    be que Tohil es "el dios maya de la lluvia en la mitologa maya-quich" (304). Pero

    * Esteepgrafetambin encabeza el manuscrito deTohil

    (1933).

    ttulooriginalde /:.'/Seorhvsidente.

  • 7/25/2019 SLYL-2007-18

    16/21

    44 Juan Antonio Rosado Z.

    quien tiene la visin de Tohil es precisamente el ex favorito y all aparece como dios

    del fuego. Despus de que el Presidente le ordena partir a Washington, una "visin

    inexplicable", llena de tinieblas y escasa luz, se hace presente. Cara de ngel vio

    "Cuatro sombras sacerdotales" y escuch el sonido de un tambor:

    Un grito se unt a la oscuridad que trepaba

    a

    los rboles y se oyeron cerca y lejos las

    voces plaideras de las tribus que abandonadas en la selva, ciega de nacimiento, lu

    chaban con sus tripas animales del hambre, con sus gargantas pjaros de la

    sed y su miedo, y sus bascas, y sus necesidades corporales, reclamando a Tohil,

    Dador delFuego,que les devolviera el ocote encendido de la luz. Tohil lleg cabal

    gando un ro hecho de pechos de paloma que se deslizaba como leche. [...] Tohil

    exiga sacrificios humanos. Las tribus trajeron a su presencia los mejores cazadores,

    los de la cerbatana recta, los de las hondas de pita siempre cargadas. "Y estos hom

    bres.

    qu ; cazarn hombres?", pregunt Tohil (270).

    Con tal de que Tohil les devolviera el fuego, las tribus contestaron afirmativa

    men te. El dios extern su alegra: "Estoy conten to Sobre hom bres cazad ores de

    hombres puedo asentar mi gobierno. No habr ni verdadera muerte ni verdadera

    vida. Que se me baile la jica ra " (27 0). Tohil "exiga sacrificios hum ano s". E sta

    figura obsesion a Asturias y tambin la menciona en la "Leyenda de Matachines",

    los cuales salen a la plaza, entre otras cosas, con "cuchillo s de sacrificio con la forma

    del rbol de la Vida y afilados por la risa de Tohil, afilador de ob sidianas" {Elespejo

    de Lida Sai 144). El Presidente es asociado a esta divinidad: la frase "Sob re hom

    bres cazadores de hombres puedo asentar mi gobierno" posee connotaciones mtico-

    polticas. Afirma Asturias: "Qu otra cosa exiga el Seor Presidente? Sacrificios

    hum anos. N o eran ejecuciones, sino sacrificios, y no queris llevar esto a la inm ensa

    pantalla mundial de la dictadura hitleriana" (" /Seo r Presidentecomo mito", 304).

    En la sombra figura del Seor Presidente se sincretiza Luzbel con Tohil. Conoz

    camos la opinin de Asturias sobre las fuerzas demonacas:

    Las fuerzas diablicas indgenas, esencialmente telricas, tendan a la destruccin

    total de la raza humana, de su mundo y de sus obras. Eran terremotos, huracanes,

    devastaciones. No dejaban nada, lo aniquilaban todo. Convertan al hombre y sus

    trabajos en tierra, devolvan

    a

    la naturaleza su estado primitivo. Las fuerzas cristianas

    del mal, al contrario, las de Lucifer y Ca; buscan multiplicar la especie humana. Tal

    desarrollo es necesario para alimentar las calderas del infierno (Senz 219-220).

  • 7/25/2019 SLYL-2007-18

    17/21

    r

    Los smbolos del mal en

    El SeorPresidente,

    de Miguel ngel... 45

    En la novela, el dictadores claramente asociado al mal en generalyconstituye su

    explicacin.

    El es la causa del mal poltico, social e individual. El dictador, dice

    Anderson Imbert en el volumen II de su

    Historia de la novela

    hispanoamericana,

    "aparece slo seis veces pero motiva todos los captulos, como Satn reina en todos

    los crculos del infierno y un dictador real domina todas las actividades de un pa s"

    (216).

    El Presidente es una especie de dios del mal. La violencia, la sangre que

    requiere, posee un paralelismo con la sangre que piden los dioses en ciertas religio

    nes y mitologas. Por ello el Seor Presidente es un ser mitolgico.

    En Tirano Banderas, el tirano es mortal, puede ser derrocado, a pesar de que

    quiz luego llegue otro como l. En

    El Seor Presidente,

    el dictador no es

    desmitificado: es un ente inmortal, que abarca toda la realidad de su reino, que es el

    mismo reino de las tinieblas, de donde no hay escapatoria y donde no slo el presi

    dente

    todo lo sabe,

    sino que es el mismo autor de la realidad, llena de engaos,

    mentiras, traiciones... Esto se comprueba tanto al principio, cuando el presidente

    trama la huida y muerte de su propio enem igo, como al final, cuando el sufrimiento

    y la crudeza llegan al paroxismo al ser Cara de ngel torturado mientras su esposa,

    quien cree que fue enviadoaWashington, piensa en l en la lejana. Luego le llega la

    noticia de que el hombre se ha ido a Singapur y cree que la ha abandonado con su

    hijo.

    Asu vez, un hombre pagado para "com partir" la condena con Miguel (Vich), le

    comunica que su esposa se ha convertido en la preferida del Presidente, tortura que

    finalmente lo mata.

    Es interesante el hecho de que Estrada Cabrera, en sus ltimos aos, se haya

    hecho rodear por espiritistas y agoreros. Esto nos recuerda a Santos Banderas. Afir

    ma Arvalo MartnezenEccePericles que Estrada "crea en su sinoyen elauxil io

    de fuerzas ocultas,lo que leproporcionaba seguridadens mismo"

    (28),

    y que uno desus

    primeros actos como presidente fue mandar a empastar un libro que era un tesoro

    para l; elOrculo novsimo

    o

    libro

    de

    losdestinos,"por cuyo medio una profesora

    quezalteca le haba pronosticado que sera presidente'

    1

    (48-49). Tambin menciona

    que Cabrera era supersticioso: "crea que el mes de abril le traa mala suerte y que el

    nmero21era de su fortuna" (204). Las dos primeras partes deEl Seor Presidente

    transcurren entre los das 21 y 27 de

    abril.

    No es casual que el primer da de la

    novela, el da del asesinato del general Parrales, sea precisamente el 21.Pero hay un

    personaje que participa de estas caractersticas: el

    Tcher,

    que, "adems de profesor

    de ingls, dedicaba sus ocios al estudio de la teosofa, el espiritismo, la magia, la

    astrologa, el hipnotismo, las ciencias ocultas" (219).

  • 7/25/2019 SLYL-2007-18

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    46

    Juan Antonio Rosado Z.

    En el captulo "Matrimonio

    in exremis".

    Camila, enferma, velada por Cara de

    ngel, estaba rodeada por personas como Petronila ("la de la casa de

    las doscien

    tas")

    y la Masacuata. El mdico deca que slo un milagro la salvara. Petronila

    quiso saber si era posible salvar a Camila por medios sobrenaturales y recurri al

    Tcher. Le cont los pormenores de la relacin de Camila con su novio y cmo ste

    la haba respetado. Dice el

    Tcher:

    -Pues yo tengo la clave; provocaremos el milagro. A la muerte nicamente se le

    puedeoponer elamor, porqueambosson igualmente fuertes,comodiceEl Cantar de

    los

    Cantares:

    y si comoustedmeinforma,el novio de esaseoritalaadora [...], puede

    salvarla

    de

    la muerte

    si

    comete el sacramento del matrimonio, que

    en mi

    teora

    de

    los

    injertos se debe empleareneste caso (221).

    LaMasacuataentonces llam al cura y ese mismo da se casaron Camila y Cara

    de ngel. Asistieronlas doscientasy otras personas, como el

    Tcher.

    Para Asturias,

    la vuelta a la vida de Camila por la magia del matrimonio

    in extremis,

    es una forma

    de creencia mitolgica

    ("El Seor

    Presidente como mito", 304).

    6

    Sin embargo, el

    narrador nos otorga tres indicios de la prxima tragedia: el

    Tcher,

    como el Seor

    Presidente, estaba "vestido de negro". Asimismo, senosdice que ensu juventud fue

    protegido por una ta rica que quera que se dedicara al sacerdocio y finalmente se

    dedic a dar clases de ingls porque la ta lo convenci de que el ingls es ms fcil

    que el latn y ms til, adems de que "dar clases de ingls es hacer sospechar a los

    alumnos que el profesor habla ingls aunque no le entiendan; mejor, si no le entien

    den"

    (220),

    esdecir, elTcher,como el Presidente, podra ser maestro del engao, de

    la traicin, del mal.

    Conclusiones

    La presencia del mal es prcticamente ubicua en la primera novela de Miguel ngel

    Asturias, donde es notorio un extraordinario equilibrio entre el mito y la denuncia

    Corno se ha

    dicho,

    en este ensayo Asturiasseconcentra prcticamenteenla figura del Presidente.

    peroanota brevementesuimpresinsobre otrasfigurasysituacionesde laobra.

  • 7/25/2019 SLYL-2007-18

    19/21

    Los smbolos del mal en

    E l

    SeorP residente,de Miguel ngel... 47

    sociopoltica. Su hroe. Cara de ngel, se va paulatinamente apartando de las som

    brasyadquiriendo una fisonoma individual, aunque tenga que adular al Presidente.

    Y si bien al inicio an no piensa por s mismo, despus de que el Seor le ordena

    preparar la fuga del general C anales chivo expiatorio para asesinarlo en la hui

    da, Miguel titubea. Empieza a hacer el bien a una serie de personas, incluido su

    futuro captor, Farfn, por amoraCamila. Al final est convencido de lo negativo que

    haba significado pensar conlacabeza del Seor Presidente, Pero Cara de ngel, por

    suhybris,recibir la muerte y la tortura{vid.Rosado, "La estructura mtica"

    23).

    Se

    trata, en efecto, de una transvaloracin: si se hace el mal se recibe bien,yviceversa.

    Lo que ocurre con Cara de ngel ocurre tambin con el padre de Camila, quien llega

    a convencerse de que hacer el bien era lo mejor. En efecto, a pesar de que Canales

    haya concebido la idea de una revolucin un poco de modo visceral, despus de caer

    de la gracia del tirano, eso mismo lo ayudar a cobrar conciencia de la injusticia.

    As, por ejemplo, ya en el destierro, se interesa por la historia de un indio que haba

    sido honrado, pero que fue despojado de su tierra. Con ese relato, Asturias se antici

    pa a lo que despus ser uno de los temas de su triloga bananera: la venta forzada o,

    si hay negativa por parte del dueo legtimo, el despojo de los terrenos de los campe

    sinos para drselos

    a

    los norteamericanos. Pero A sturias era antimilitarista

    y

    el padre

    de Camila tena que morir. Slo una figura positiva relevante permanece con vida

    hasta el final de la novela: se trata del estudiante, que en la crcel clama por la

    revolucin. Esto es natural si recordamos que el mismo Asturias, como estudiante.

    haba sido encarcelado por unos das, y que la participacin de los estudiantes en el

    derrocamiento de Estrada Cabrera fue decisiva. Adems, en 1922 Asturias fue uno

    de los fundadores de la Universidad Popular de Guatemala. En muchos de sus artcu

    los escritos en Pars entre 1924 y1933,no slo defendi esta U niversidad y elogi la

    poltica educativa del mexicano Jos Vasconcelos, sino que tambin asoci la oscu

    ridad a la ignorancia y a la carencia de movimiento que entre el pueblo de su patria

    tuvieron las ideas. No todo en

    El Seor Presidente

    es negativo. En el estudiante,

    smbolo de un futuro benfico, Asturias deposit sus esperanzas en un pas donde

    Luzbel smbolo del mal ser finalmente derrocado por las fuerzas del estudio y

    del conocimiento.

  • 7/25/2019 SLYL-2007-18

    20/21

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