gridad, entonces asustar a al-guien es una manera de mos-trarle poder, burla o rechazo”, comenta el Psicólogo Valdez.

SIN MIEDO AL MIEDOas anécdotas que se cuentan en las reunio-nes con los amigos, las

leyendas que se mantienen vi-vas en la mayoría de las cultu-ras y la creatividad de nume-rosos autores dedicados a es-cribir libros y guiones consa-grados al género de terror, son un claro augurio de que nun-ca faltará material para que sigan germinando aquí y allá temores a lo sobrenatural, quepor cierto distan de ser un me-ro refl ejo de ignorancia (como algunos afi rman): por más que hoy tenemos cuantiosa infor-mación al alcance de la mano, aún hay muchas cosas que no han podido ser comprobadas o descartadas al 100 por cien-to. Y mientras un halo de mis-terio rodee cualquier situa-ción, el miedo podrá estar pre-sente. Baste decir que aún no ha sido posible determinar por qué algunas personas se muestran aterradas ante de-terminada situación o escena y la reviven en su mente duran-te días, mientras que otras no se asustan y/o la olvidan a los pocos minutos.

Si tomamos en cuenta la Historia podemos suponer quealgunos de los miedos que has-ta ahora han sido comunes en

distintas épocas y sociedades continuarán presentes en ge-neraciones venideras. Hay mie-dos que cambian de rostro pe-ro no de esencia: antes se temíaa las plagas, ahora al sida; an-tes se creía que al caminar entes se creía que al caminar enun callejón oscuro podía sor-prendernos un vampiro, aho-ra lo evitamos por miedo a un asaltante. El instintivo apego por la vida sigue siendo el prin-cipal motor de la mayoría de los temores.

Sentir miedo no puede con-siderarse malo ni bueno; es simplemente natural. “Lo reco-mendable es aprender a iden-tificar los temores, analizar cuáles son sus raíces; pero no para superarlos sino para uti-

lizarlos en benefi cio del equi-librio psicológico”, expone Ló-pez Franco. Necesitamos per-manecer alertas para vigilar que nuestros miedos no se transformen en fobias, que no interfi eran con no interfi eran con nuestro de-nuestro de-sarrollo personal. Tampoco debemos permitir que los mensajes de miedo que satu-ran nuestras pantallas y me-dios impresos nos impidan llevar una existencia tranqui-la o que paralicen nuestras ac-tividades cotidianas. Pero es preciso darle cabida al miedo en nuestras vidas. Después de todo, no olvidemos que des-de siempre su presencia ha sido esencial para la supervi-vencia de nuestra especie. §

Fuentes: Doctor en Psicología José Luis Valdez, profesor e investigador de tiempo completo de la Universidad Autónoma del Estado de México; Doctor en Geografía e Historia con especialidad en Antropología Cultural Rafael Pérez-Taylor, catedrático e investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores; Licenciada en Antropología y Maestra en Desarrollo Humano Leonor Domínguez, catedrática e investigadora de la Universidad Iberoamericana Laguna; Licenciado en Psicología y Maestro en Comunicación Roberto López Franco, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila; archivos de Discovery Fit & Health; archivos de United Press International (UPI); publicaciones electrónicas Wired y Live Science.

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Siglo nuevo

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