sigue la voz

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Eduardo era un hombre que seguía la monotonía, trabajo, casa, sueño. Hasta que un dia Empezó a tener sueños extraños, esto sucedió después que su esposa falleciera de un paro cardiaco, solo quedaron él y su pequeña hija. Su sueño era que estaba el solo en una habitación blanca, y oía su nombre de la nada, alguien gritaba desesperadamente su nombre, a gritos y lamentos, hasta que el sueño acababa con el último grito ahogado. Los días iban pasando y el sueño se repetía, en el trabajo no era tan bueno como antes, tenía sueño y su mirada era perdida. No entendía lo que le pasaba. La noche llegó, era hora de dormir, el hombre cayó en un sueño profundo, y se repitió el sueño de siempre, esta vez decidió hacer lo posible para despertar en la mitad del sueño, escuchó atentamente los gritos, eran de una mujer, no de cualquier fémina, era de su esposa. Eduardo despertó, pero los gritos no desaparecían, eran muy molestos los lamentos, cada vez se hacían más fuertes e insoportables. Llegó a la cocina, su hija se había despertado al escuchar las cosas caer que su padre botaba mientras se volvía loco con los quejidos. Eduardo le dijo a su hija que si escuchaba algo, su hija le dijo que sí, la niña le respondió que la única manera de cesar los gritos era terminando con su vida. Eduardo agarró el cuchillo más cercano y se cortó la yugular y las venas de las manos dándole una muerte rápida. La niña mirándolo en el piso, le dijo a su cuerpo inerte, mamá quería que fueras con ella, al infierno. “Ahora sigues tú”. (Imagen de una niña mirando al espectador) Date la vuelta…Voltea (Imagen horrible de alguien muerto y un grito desgarrador) Ahora puedes irte a dormir escuchando dulces gritos.

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Un esposo lleno de culpa reserva todo para si mientras es consumido por los lamentos de su esposa en el otro mundo.

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Page 1: Sigue La Voz

Eduardo era un hombre que seguía la monotonía, trabajo, casa, sueño. Hasta que un dia Empezó a tener sueños extraños, esto sucedió después que su esposa falleciera de un paro cardiaco, solo quedaron él y su pequeña hija. Su sueño era que estaba el solo en una habitación blanca, y oía su nombre de la nada, alguien gritaba desesperadamente su nombre, a gritos y lamentos, hasta que el sueño acababa con el último grito ahogado.

Los días iban pasando y el sueño se repetía, en el trabajo no era tan bueno como antes, tenía sueño y su mirada era perdida. No entendía lo que le pasaba. La noche llegó, era hora de dormir, el hombre cayó en un sueño profundo, y se repitió el sueño de siempre, esta vez decidió hacer lo posible para despertar en la mitad del sueño, escuchó atentamente los gritos, eran de una mujer, no de cualquier fémina, era de su esposa. Eduardo despertó, pero los gritos no desaparecían, eran muy molestos los lamentos, cada vez se hacían más fuertes e insoportables.

Llegó a la cocina, su hija se había despertado al escuchar las cosas caer que su padre botaba mientras se volvía loco con los quejidos. Eduardo le dijo a su hija que si escuchaba algo, su hija le dijo que sí, la niña le respondió que la única manera de cesar los gritos era terminando con su vida. Eduardo agarró el cuchillo más cercano y se cortó la yugular y las venas de las manos dándole una muerte rápida. La niña mirándolo en el piso, le dijo a su cuerpo inerte, mamá quería que fueras con ella, al infierno. “Ahora sigues tú”. (Imagen de una niña mirando al espectador) Date la vuelta…Voltea (Imagen horrible de alguien muerto y un grito desgarrador) Ahora puedes irte a dormir escuchando dulces gritos.