siglo xix español

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UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal UD 4: GUERRA, REVOLUCIÓN y ESTADO LIBERAL EN ESPAÑA 1. INTRODUCCIÓN El siglo XIX en España es una época muy convulsa. En este período se suceden los siguientes hechos: reinado de Carlos IV, Estado satélite de Francia, Guerra de la Independencia y promulgación de nuestra primera Constitución; regreso del absolutismo más conservador y posterior levantamiento contra él, pérdida de los dominios coloniales en América; instauración de un Estado liberal, que pasará por todas sus versiones: la moderada, la progresista y la democrática. 2. EL REINADO DE CARLOS IV (1788-1808) Carlos IV, heredero de Carlos III, subió al trono en 1788, justo cuando se iniciaba la Revolución francesa , en el país vecino. Este hecho marcó definitivamente todo su reinado . En un principio la reacción del rey Carlos IV y de su valido, el conde de Floridablanca, fue la de enviar tropas a Francia para someter la Revolución, ayudar a su primo Luis y cerrar las fronteras para evitar la entrada de la propaganda revolucionaria. Sin embargo, las derrotas españolas llevaron al nuevo valido, Godoy, a la firma de diversos tratados de paz y de amistad con Francia y contra Inglaterra. Por estos tratados España iniciará una serie de batallas al lado de Francia como la batalla de Trafalgar en 1805, por la que España sufrió una humillante derrota frente a los británicos. De nuevo, en 1807, Napoleón y Godoy vuelven a firmar un nuevo acuerdo: el Tratado de Fontinebleau, que permitía a las tropas francesas cruzar España por tierra para someter a Portugal, aliado de Gran Bretaña. A cambio España recibiría una parte de Portugal por esta ayuda. Tras la firma del tratado, los españoles no tardaron en darse cuenta de que los franceses estaban tomando las principales plazas españolas del norte, como Pamplona. La ocupación militar del norte y el rumor de que los reyes y Godoy tenían planeado huir a Sevilla en dirección a las Américas provocaron el Motín de Aranjuez en 1808, alentado por el príncipe heredero Fernando quien pretendía provocar la abdicación de su padre. Este motín provocó la dimisión de Godoy y la llamada de Napoleón a padre e hijo a reunirse en Bayona (Francia) a fin de solucionar los desórdenes internos entre ellos. El encuentro se saldó con abdicaciones de Bayona (forzadas por Napoleón) tanto por parte del padre como del hijo, y la entronización de José Bonaparte (hermano de Napoleón) como rey de España. De esta manera, España pasó a convertirse en un Estado satélite de Francia. 3. LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808-1814) 3.1. EL DESARROLLO DE LA GUERRA: El reinado de José Bonaparte (José I) fue bien recibido por parte de algunos intelectuales españoles, apodados afrancesados, ya que trató de introducir en España alguna de las mejoras que había llevado a cabo Napoleón en Francia. Sin embargo, las fuerzas más conservadoras y el pueblo español en sí no tardaron en mostrar su rechazo a la invasión. Este rechazo se materializó en el levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid. A raíz de esta sublevación se sucedieron los levantamientos populares por todo el país, como rechazo al poder político impuesto por Francia. Los levantados se organizaron en juntas provinciales, locales y centrales que

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UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal

UD 4:

GUERRA, REVOLUCIÓN y ESTADO

LIBERAL EN ESPAÑA1. INTRODUCCIÓN

El siglo XIX en España es una época muy convulsa. En este período se suceden los siguientes hechos:

reinado de Carlos IV, Estado satélite de Francia, Guerra de la Independencia y promulgación de nuestra primera

Constitución; regreso del absolutismo más conservador y posterior levantamiento contra él, pérdida de los dominios

coloniales en América; instauración de un Estado liberal, que pasará por todas sus versiones: la moderada, la

progresista y la democrática.

2. EL REINADO DE CARLOS IV (1788-1808)

Carlos IV, heredero de Carlos III, subió al trono en 1788, justo cuando se iniciaba la Revolución francesa, en

el país vecino. Este hecho marcó definitivamente todo su reinado.

En un principio la reacción del rey Carlos IV y de su valido, el conde de Floridablanca, fue la de enviar tropas

a Francia para someter la Revolución, ayudar a su primo Luis y cerrar las fronteras para evitar la entrada de la

propaganda revolucionaria.

Sin embargo, las derrotas españolas llevaron al nuevo valido, Godoy, a la firma de diversos

tratados de paz y de amistad con Francia y contra Inglaterra. Por estos tratados España

iniciará una serie de batallas al lado de Francia como la batalla de Trafalgar en 1805, por la

que España sufrió una humillante derrota frente a los británicos. De nuevo, en 1807, Napoleón

y Godoy vuelven a firmar un nuevo acuerdo: el Tratado de Fontinebleau, que permitía a las

tropas francesas cruzar España por tierra para someter a Portugal, aliado de Gran Bretaña. A

cambio España recibiría una parte de Portugal por esta ayuda.

Tras la firma del tratado, los españoles no tardaron en darse cuenta de que los franceses

estaban tomando las principales plazas españolas del norte, como Pamplona.

La ocupación militar del norte y el rumor de que los reyes y Godoy tenían planeado huir a Sevilla en dirección

a las Américas provocaron el Motín de Aranjuez en 1808, alentado por el príncipe heredero Fernando quien

pretendía provocar la abdicación de su padre. Este motín provocó la dimisión de Godoy y la llamada de Napoleón a

padre e hijo a reunirse en Bayona (Francia) a fin de solucionar los desórdenes internos entre ellos.

El encuentro se saldó con abdicaciones de Bayona (forzadas por Napoleón) tanto por parte del padre como

del hijo, y la entronización de José Bonaparte (hermano de Napoleón) como rey de España. De esta manera,

España pasó a convertirse en un Estado satélite de Francia.

3. LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808-1814)

3.1. EL DESARROLLO DE LA GUERRA:

El reinado de José Bonaparte (José I) fue bien recibido por parte de algunos intelectuales españoles,

apodados afrancesados, ya que trató de introducir en España alguna de las mejoras que había llevado a cabo

Napoleón en Francia. Sin embargo, las fuerzas más conservadoras y el pueblo español en sí no tardaron en mostrar

su rechazo a la invasión. Este rechazo se materializó en el levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid.

A raíz de esta sublevación se sucedieron los levantamientos populares por todo el país, como rechazo al

poder político impuesto por Francia. Los levantados se organizaron en juntas provinciales, locales y centrales que

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UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal

asumieron el poder poder político y organizaron la defensa del país, derrotando a los franceses en la batalla de

Bailén (19 de julio de 1808).

La respuesta de Napoleón no se hizo esperar:

él, en persona, al frente de su ejército, entró en España

ocupando casi toda la Península, a excepción de

Cádiz. A ello se opusieron los españoles desarrollando

la guerra de guerrillas. La guerra de guerrillas

consistió en atacar al ejército francés mediante

pequeños grupos irregulares armados que gracias a su

conocimiento del terreno y los ataques rápidos y

sorpresivos, infringieron graves daños al ejército

francés. Evitaban el cuerpo a cuerpo porque sabían de

la superioridad de las tropas francesas.

En 1812, la guerra dio un giro inesperado cuando Napoleón tuvo que trasladar sus tropas urgentemente a

Rusia, para su campaña en el este europeo. Este hecho fue aprovechado por los españoles que firmaron una alianza

con Inglaterra para derrotar a los franceses. Estas victorias fueron rápidas, destacando las batallas de Arapiles, San

Marcial y Vitoria. Finalmente, en diciembre de 1813 Napoleón firmó el Tratado de Valençay por el cual le devolvía el

trono de España a Fernando VII.

3.2. LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812.

Durante la contienda la Junta Central de Sevilla, en ausencia del rey, asumió la legitimidad política de

España. De esta forma entre 1808 y 1814 se dio en España un doble gobierno: uno asentado en Madrid, dirigido por

José I Bonaparte y apoyado por intelectuales liberales afrancesados, y el que acabamos de nombrar en Sevilla,

formado por un grupo de hombres intelectuales de muy diversa procedencia, desde miembro del clero a nobles del

Antiguo Régimen y liberales.

En 1810 la Junta Central tuvo que moverse a Cádiz (único lugar a salvo de Napoleón) y se convocaron

elecciones constituyentes para elegir a los representantes del pueblo y formar unas cortes en Cádiz, para que dieran

legitimidad al Gobierno mientras perdurase la ocupación francesa.

Pero su labor no quedó ahí, sino que estas Cortes, influidas

por los ideales liberales, decidieron elaborar la primera

Constitución española, apodada la Pepa por el día en que se

promulgó: el 19 de marzo de 1812. En ella quedaban recogidos

principios fundamentales del liberalismo político como la

soberanía nacional, la división de poderes (monarquía

constitucional), abolición de los estamentos, la abolición de la

Inquisición, la libertad de prensa, se estableció el sufragio

universal masculino y la igualdad ante la ley. Esta actuación

revolucionaria supuso el primer intento de establecer en España

una nueva forma e Estado: el liberal. La Pepa fue transcendental

para terminar con el entramado social y económico del

Antiguo Régimen.

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UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal

4. EL REINADO DE FERNANDO VII: ABSOLUTISMO Y REVOLUCIÓN

5. EL REINADO DE ISABEL II

5.1. LAS REGENCIAS (1833-1843)

EL PROBLEMA SUCESORIO

En 1830, Fernando VII estaba enfermo y su mujer, María Cristina de Borbón, embarazada de pocos meses.

Por este motivo, y como no se sabía el sexo de la criatura, Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción, que

anulaba la Ley Sálica que impedía reinar en España a las mujeres. Más tarde nació su hija, Isabel, la futura reina,

pero don Carlos María Isidro, hermano del rey (y candidato al reino si la Ley Sálica continuara vigente), y sus

partidarios se negaron a reconocer a la niña como princesa heredera. La muerte del rey en 1833 dejaba abierto el

conflicto sucesorio, y también un conflicto ideológico entre dos mentalidades: la absolutista y la liberal.

LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA (1833-1840)

En 1833 murió Fernando VII, dejando el trono a su única hija Isabel, de apenas dos años de edad. Ante la

minoría de edad de la reina, actuó como regente su madre María Cristina de Borbón.

Al principio, María Cristina, intentó mantener intacto todo el poder absoluto frente al liberalismo, pero al

necesitar la ayuda de los liberales frente a su cuñado Carlos María Isidro (apoyado por el bando de los absolutistas),

tuvo que ceder y abrirse poco a poco a la política liberal. Por ese motivo, en 1834 promulgó el Estatuto Real en el

que otorgó tímidos derechos a los liberales.

En 1837 se firmó la Constitución de 1837, de espíritu liberal y que desmanteló completamente la estructura

socio-económica del Antiguo Régimen con la supresión definitiva de los señoríos y del diezmo. Además se iniciaron

las primeras desamortizaciones (venta de las propiedades de la iglesia para pagar la deuda del Estado): la de

Mendizábal. Esta constitución era más conservadora que la de 1812 y el voto quedó muy restringido.

Esta regencia se vio muy alterada por distintos acontecimientos: principalmente la guerra carlista, una guerra

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(1814-1820)

(1820-1823)

(1823-1833)

LA VUELTA DEL ABSOLUTISMO

En 1814 regresó a España el “deseado” Fernando VII como rey. Pero nada más llegar abolió todos los esfuerzos liberales y avances sociales alcanzados en Cádiz, reinstauró el absolutismo y con el apoyo del clero y el ejército persiguió a los liberales que habían luchado por liberar al país de los franceses y encarceló a cualquiera que fuese sospechoso de tener ideas contrarias al absolutismo monárquico.

LA REVOLUCIÓN Y EL TRIENIO LIBERAL

En 1820, tras algunas sublevaciones puntuales de sectores liberales del ejército, que fueron reprimidas, estalla la revolución: el general Riego se subleva y proclama de nuevo la Constitución de 1812. Ante el apoyo que recibió de muchas ciudades, Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución. A partir de aquí se inicia el período de tres años, conocido como el Trienio Liberal (1820-1823), y que terminó cuando Fernando VII recibió la ayuda de la Santa Alianza, quien le envió un ejército organizado llamado los Cien Mil Hijos de San Luis.

LA DÉCADA OMINOSA

Desde 1823 y hasta su muerte en 1833 Fernando VII vuelve a instaurar el absolutismo más conservador. Por este motivo esta década es conocida como la Década Ominosa, es decir, abominable. Algunos de los hechos subrayables son: la anulación de la Constitución, la reinstauración de la Inquisición y la persecución de los liberales.

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UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal

civil que enfrentó a los liberales y a los absolutistas. Además, tuvo mucha oposición debido a la vida privada (e

indecorosa) de la regente María Cristina de Borbón, unida sentimentalmente a un soldado de la guardia real del

que tuvo numerosos hijos y con el que expolió una parte del tesoro de la Corona.

LA GUERRA CARLISTA

Esta guerra se precipitó en 1833 cuando Fernando VII falleció dejando a su única hija, Isabel, como

descendiente. En esta contienda se distinguen dos bandos: don Carlos apoyado por los partidarios del absolutismo

(nobleza, clero, algunos campesinos) y la reina Isabel apoyada por los liberales (gran parte del ejército, la burguesía

y clases populares urbanas). La primera guerra carlista se desarrolló entre 1833 y 1839.

El carlismo luchó en defensa de la monarquía absoluta, del catolicismo y de los privilegios forales. Su

ideología queda resumida en el lema “Dios, patria y rey”. Los carlistas, bajo la dirección del general Zumalacárregui,

tomaron la iniciativa, protagonizando expediciones que llegaron hasta las puertas de Madrid.

En el año 1839 el general Espartero (del bando liberal) firmó el Convenio de Vergara que ponía fin a la

guerra carlista y que reafirmó a la reina Isabel en su trono. No obstante, el carlismo reaparecerá constantemente en la

vida política española.

LA REGENCIA DE ESPARTERO (1841-1843)

El final de la guerra carlista animó a los moderados a volver al poder y frenar las reformas. Esto originó

nuevas insurrecciones ciudadanas que, finalmente, obligaron a María Cristina a renunciar a la regencia. La regencia

fue asumida por Espartero, progresista y artífice de la derrota carlista. No obstante, la regencia de Espartero estuvo

marcada por numerosos conflictos políticos con moderados, a la división del progresismo y a levantamientos

radicales. Espartero reaccionó ante estos últimos de forma violenta, como ocurrió en 1842 en Barcelona, que fue

bombardeada desde Montjuic.

Para combatir la deriva dictatorial de Espartero se formó una especie de coalición nacional entre progresistas,

moderados y liberales radicales, que protagonizó la sublevación de 1843 en Torrejón de Ardoz. Esta coalición

expulsó al exilio a Espartero y adelantó la mayoría de edad de la reina Isabel, que juró su cargo en 1843 como Isabel

II.

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UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal

5.2. EL REINADO DE ISABEL II

El reinado de Isabel II(1843-1868) produjo la consolidación definitiva del régimen liberal bajo la

hegemonía política del liberalismo moderado.

PRINCIPIOS IDEOLÓGICOS DE LOS PRIMEROS PARTIDOS POLÍTICOS EN ESPAÑA

MODERADO PROGRESISTA DEMÓCRATA

IDEOLOGÍA LIBERALISMO REFORMISTA

PRINCIPIOS POLÍTICOS

Soberanía nacional Soberanía nacional

Sufragio censitario Sufragio censitario Sufragio universal

Estado centralizado Descentralización

Confesionalidad religiosa

BASES SOCIALES

PRINCIPALES LÍDERES Narváez (militar) Espartero, Prim (militares) Orense, Rivero (civiles)

ETAPAS DE GOBIERNO 1835-1837; 1854-1856 Ninguna hasta 1868

CONSTITUCIÓN 1845 1837

LIBERALISMO DOCTRINARIO

LIBERALISMO DEMOCRÁTICO

Soberanía compartida (Rey y Cortes)

Estado centralizado. Autonomía municipal

Confesionalidad y tolerancia religiosa

Estado aconfesional. Libertad de cultos.

BURGUESÍA TERRATENIENTE, ANTIGUA NOBLEZA, MILITARES.

BURGUESÍA DE NEGOCIOS, COMERCIANTES Y ARTESANOS, MILITARES.

ARTESANOS, PEQUEÑOS COMERCIANTES, OBREROS E INTELECTUALES.

1837-1840; 1845-1854; 1856-1858; 1863-1868

Entre 1858 y 1863 formó gobierno la Unión Liberal (partido compuesto por políticos moderados y progresistas), presidido por el general O'Donnell

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DÉCADA MODERADA (1844-1854)

Durante 10 años los moderados estuvieron al poder, encabezados por Narváez y Bravo Murillo.El Estado se reguló gracias a la Constitución de 1845, que establecía la soberanía compartida entre el rey y las Cortes y un sufragio muy restringido (tan solo un 0,8% de la población tenía derecho al votoEspaña firmó un Concordato con la Iglesia, por la que se reconocía como un Estado confesional, además estos gobiernos se apoyaron en el ejército y se limitó la libertad de prensa.

BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)

Los últimos años de la Década moderada se caracterizaron por el autoritarismo de los gobiernos, que dejaron de convocar a las Cortes.En 1854 se produjo el pronunciamiento de Vicálvaro, protagonizado por O'Donnell y que puso fin a la década moderada.Durante estos dos años la reina tuvo que ceder el gobierno a Espartero, apoyado por O'Donnell, quien inició una serie de reformas dirigidas a realizar una nueva constitución (la de 1856 o la Non Nata, porque no llegó a publicarse) que también apoyaba el sufragio censitario, pero no tan restringido como el de 1845 y una soberanía nacional, que residía en las Cortes, representantes del pueblo.

LA UNIÓN LIBERAL Y LA AGONÍA DEL MODERANTISMO (1856-1868)

En 1856 se rompió el binomio O'Donnell – Espartero, quedando el primero como jefe de gobierno. En esta ocasión O'Donnell pretende crear un partido centrista, que una los intereses entre moderados y progresistas, por lo que crea la Unión Liberal.Entre 1856 y 1868 se van a alternar en el poder la Unión Liberal de O'Donnell y el partido moderado de Narváez. Entre 1866 y 1868 la monarquía entró en un profunda crisis y por ello en 1866 progresistas, demócratas y republicanos firmaron el Pacto de Ostende, donde acordaron la expulsión de los Borbones y la democratización de la vida política.El 18 de septiembre de 1868, la flota al mando de Topete se sublevó en Cádiz, iniciando la revolución “gloriosa”, que consiguió que la reina huyese a Francia después de 25 años de reinado.

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UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal

6. EL SEXENIO DEMOCRÁTICO

El reinado de Isabel II provocó numerosos descontentos, ya que la monarquía se había alineado de

parte de los sectores más moderados y reaccionarios e impedía que entrasen nuevas vías de democratización,

tolerancia y secularización religiosa. A esto se sumó la crisis agraria y financiera de 1866 que provocó grandes

desigualdades sociales y una creciente conflictividad social.

Todos estos motivos confluyeron en la alianza entre progresistas, demócratas y republicanos, denominada

como Pacto de Ostende, y que giraba en torno a dos principios: el rechazo a la dinastía borbónica y la convocatoria

de nuevas Cortes Constituyentes mediante sufragio universal masculino.

Dos años después, en 1868, se produjo un levantamiento militar, encabezado por los generales Serrano,

Prim y Topete y que es conocido como la revolución Gloriosa. Esta revolución mandó al exilio a Isabel II e impuso en

España un Gobierno provisional que instauró en España las libertades básicas (asociación, expresión, enseñanza),

expulsó a los jesuitas y proclamó la libertad de cultos. Este gobierno se decantó por un gobierno monárquico y se

lanzó a la búsqueda de un nuevo rey para España. Además, convocó elecciones constituyentes mediante sufragio

universal masculino que aprobaron la Constitución de 1869: España era una monarquía constitucional, con

soberanía nacional, sufragio universal, con declaración de derechos individuales y libertades del ciudadano y

descentralizada.

Este periodo comprende dos fases:

6.1. La monarquía democrática de Amadeo I (1870-1873)

En la Constitución de 1869 se aprueba que en España exista una monarquía, pero no borbónica. El elegido

para ser el nuevo rey de España fue el candidato que apoyaba Prim: Amadeo I de Saboya. Sin embargo, este rey

tuvo que enfrentarse a muchos problemas nada más llegar a España y sin Prim (que había sido asesinado): por un

lado a los moderados, que pretendían la vuelta de Isabel II al trono; por otro lado, los carlistas que pretendían

restaurar a Carlos VII (hijo de Carlos Mª Isidro) en el trono e iniciaron una nueva guerra en 1872. Finalmente, los

republicanos abogaban por la abolición de la monarquía en España. A esto, se suma una revuelta en Cuba. Por todo

ello, tras tres años en Madrid, Amadeo I decidió abdicar y renunció al trono.

6.2 La primera República (febrero 1873-diciembre de 1874)

Tras la abdicación de Amadeo I se proclamó la República que duró muy poco tiempo debido al escaso apoyo

social que tenía y a la división interna dentro del grupo entre federalistas (descentralización administrativa) y

unitarios (Estado centralizado). Este periodo pasó por tres etapas:

1. República federal: se elaboró la Constitución de 1873, pero el régimen se tuvo que enfrentar a

monárquicos y a las guerras de Cuba y carlistas. Además, también se enfrentaron a una creciente

conflictividad obrera y a la aparición del movimiento cantonalista (ciudades como Cartagena,

Valencia o Salamanca se proclamaron como cantones independientes).

2. República unitaria: el régimen se orientó entonces hacia posiciones más conservadoras hasta que

en 1874 sufrió un golpe de Estado dirigido por el general Pavía que disolvió las Cortes e instauró

una dictadura.

3. Dictadura republicana: el gobierno del general Serrano intentó mantener la República con un

carácter conservador, pero en diciembre de 1874 el general Martínez Campos protagonizó un

pronunciamiento en Sagunto y proclamó como rey de España a Alfonso XII.

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UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal

7. LA RESTAURACIÓN

En 1875 se inicia una nueva etapa de la historia de España: la Restauración (1874-1931). Así se

denomina al periodo iniciado con la vuelta de los Borbones a España. La Restauración se vio facilitada por la

abdicación de Isabel II en su hijo Alfonso, quien desde el exilio, aconsejado por Cánovas del Castillo, firmó el

Manifiesto Sandhurst, en el que el futuro rey expresaba al pueblo español su fe en la monarquía liberal y sus deseos

de conciliación y de paz. La Restauración tendrá diversas fases:

7.1. EL REINADO DE ALFONSO XII (1875-1885)

En 1874 Alfonso XII fue proclamado rey de España y se inició el régimen de la Restauración,

basado en el sistema ideado por Cánovas del Castillo (sistema canovista): turnismo en el

poder entre dos partidos políticos, conservadores (liderado por Cánovas -alta burguesía, clases

medias tradicionales y aristocracia) y liberales (liderados por Sagasta – clases medias

progresistas-). En este sistema el rey o el Gobierno decide a quién le toca gobernar. A

continuación, dicho partido formaba Gobierno y convocaba elecciones, pero éstas se

manipulaban para que saliera vencedor el partido convocante (caciquismo). Se trataba, por

tanto, de una ficción parlamentaria, en la que la corrupción y el desentendimiento de los

verdaderos deseos de la población manifestados en el voto provocarían su crisis.

En 1876 se aprobó la Constitución de 1876, con soberanía compartida entre el rey y las Cortes, volvía a la

confesionalidad del Estado, pero dejaba “intactos” los derechos y libertades individuales de la Constitución de 1869.

7.2. LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA DE ABSBURGO (1885-1902)

En 1885 Alfonso XII muere de tuberculosis. A los pocos meses su mujer, la reina María Cristina, dio a luz al

que sería Alfonso XIII. Ella estará al frente de la monarquía hasta que su hijo cumpla la mayoría de edad, y será ella

la que deba de enfrentarse a los graves problemas políticos que empiezan a surgir como los nacionalismos

periféricos, las críticas ante las elecciones amañadas, los conflictos sociales que empiezan a surgir con el desarrollo

del movimiento obrero y sobre todo, tuvo que enfrentarse al problema colonial de Cuba.

EL DESASTRE DEL 98: Desde mediados de siglo, las élites cubanas y portorriqueña, influidas por la independencia

del resto de colonias, empezaron a pedir una mayor intervención en la política local, cosa rechazada por las autoridades

españolas. Este hecho provocó un movimiento independentista, que fue especialmente importante cuando los

norteamericanos decidieron apoyarlos, ya que Estados Unidos buscaba expandir su influencia por el Caribe. En 1898,

explotó el Maine, un acorazado estadounidense que estaba en el puerto de La Habana. Este hecho fue el detonante que

provocó la entrada de Estados Unidos en la guerra de parte de los cubanos. En muy poco tiempo, la derrota española fue

evidente y España se vio obligada a firmar la paz con Cuba (Tratado de París), reconociendo la pérdida de sus últimos

territorios coloniales: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y las islas del Pacífico.

Aparte del elevado número de vidas humanas y los enormes gastos que supuso este conflicto, el llamado Desastre del 98

tuvo las siguientes consecuencias:

– Total desprestigio de la clase política de la Restauración.

– Reestructuración de la política económica española: ya no había colonias.

– Conmoción de la población: creció un sentimiento de crisis y decadencia de la nación, especialmente entre los

intelectuales, que dará lugar al movimiento regeneracionista.

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UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal

LOS NACIONALISMOS PERIFÉRICOS: Durante este periodo surgieron numerosos movimientos nacionalistas

en algunas regiones periféricas como:

• Cataluña: Inicialmente este nacionalismo tan solo tuvo un carácter cultural y lingüístico. A finales

del siglo XIX alcanzó un componente político con la Unió Catalanista de Enric Prat de la Riba y la

Lliga Regionalista.

• País Vasco: la abolición de los fueros tras la derrota del carlismo dio origen al nacimiento del

Partido Nacionalista Vasco (PNV) fundado por Sabino Arana.

• Galicia: En esta época el galleguismo fue fundamentalmente un movimiento cultural.

7.3. EL REINADO DE ALFONSO XIII: CRISIS DEL ESTADO LIBERAL EN ESPAÑA

Después del Desastre del 98, la monarquía trató de revitalizar el sistema de la Restauración, pero al no poder

conseguirlo, el régimen entró en una continua y prolongada crisis. Esa continua y prolongada crisis va a ser la

principal característica del reinado de Alfonso XIII (1902-1931). En sus inicios de su gobierno intentó dar continuidad

al sistema del turnismo de los dos partidos (conservador y liberal), pero estos dos partidos no lograron dar solución a

las dificultades que vivía el país, y esto trajo consigo la sucesión de una serie de acontecimientos que agravaron aún

más la inestabilidad política:

1909: Semana Trágica de Barcelona, motivada por la guerra con Marruecos. El gobierno decide enviar tropas al norte de

Marruecos (Rif) para defender los intereses mineros de las empresas españolas y se producen revueltas violentas por

toda la ciudad que terminaron con cientos de bajas y con una dura represión.

Crisis de 1917 fue la que condujo al final del turnismo pacífico de partidos. La medida del Gobierno del conservador

Eduardo Dato de suspender las Cortes y las garantías constitucionales, junto a las graves tensiones sociales, provocó el

estallido de revueltas entre distintos sectores: los militares, que reclaman mejoras profesionales y económicas, los

diputados y senadores que pedían un cambio de Gobierno y los sindicatos (UGT y la CNT) convocaron una huelga

general para reclamar mejoras salariales y laborales, cambios en el Gobierno y tierras para los jornaleros. Esta huelga fue

duramente reprimida.

1921: El desastre de Annual en Marruecos agravó aún más el descontento social. Un ataque del jefe guerrillero del Rif

provocó enormes pérdidas humanas y materiales, y demostró la imposibilidad de controlar el territorio. Además, ese

mismo año fue asesinado Eduardo Dato, agravándose aún más el clima de crisis en España.

Aprovechando el descontento social, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado en el

año 1923 e instauró una dictadura con el beneplácito del rey. Su mandato puede dividirse en dos etapas:

• Directorio militar: (1923-1925). Desarrolló una serie de medidas como la persecución del nacionalismo y la

represión del movimiento obrero. Consiguió solucionar el problema de la guerra de Marruecos tras el

desembarco de Alhucemas (1925).

• Directorio civil: (1925-1930). Impulsó diversas iniciativas económicas como la construcción de

infraestructuras o la creación de confederaciones hidrográficas. Sin embargo, la falta de libertades provocó una

creciente oposición a su régimen por lo que en 1930 abandonó el poder.

Tras la dimisión del general Primo de Rivera, Alfonso XIII intentó restablecer el régimen constitucional

previo a la dictadura, pero se encontró con una amplia oposición, especialmente entre nacionalistas, republicanos y

socialistas. Estos grupos habían firmado en 1930 el Pacto de San Sebastián por el que se comprometían a colaborar

con el fin de derrocar a la monarquía. Al mismo tiempo, intelectuales como Ortega y Gasset iniciaron una campaña

en contra del rey, mientras que los militares comenzaron una serie de sublevaciones militares como las de Jaca

(Huesca) y Cuatro Vientos (Madrid). Finalmente, el 12 abril de 1931 se celebraron las elecciones municipales que

dieron la mayoría absoluta a los republicanos en las principales ciudades: el 14 de abril Alfonso XIII abdicó y fue

proclamada la Segunda República.

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UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal

8. LA ECONOMÍA Y LA SOCIEDAD DEL SIGLO XIX

8.1. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN

Durante el siglo XIX, la población española experimentó un proceso de transición demográfica que produjo

un notable crecimiento demográfico. Este proceso se debió a la distinta evolución de la mortalidad y la natalidad:

• La mortalidad se redujo gracias a las mejoras higiénicas y sanitarias, si bien siguió siendo muy

elevada.

• La natalidad disminuyó en menor medida y se mantuvo alta durante todo el siglo XIX.

La combinación entre una natalidad alta y una mortalidad en retroceso permite diferenciar dos etapas en la

evolución demográfica del siglo XIX:

1ª. Crecimiento lento hasta 1870, dado que la mortalidad se mantenía muy elevada.

2ª. Crecimiento acelerado en las últimas décadas del siglo por la reducción de las tasas de mortalidad.

Sin embargo, el aumento demográfico fue desigual, ya que se concentró sobre todo en las regiones

periféricas e industriales, tal y como se observa en el siguiente mapa:

Durante el siglo XIX se intensificó el proceso

migratorio hacia el exterior, especialmente hacia

América. Muchos españoles optaron por “hacer

las Américas” en busca de mejores condiciones

de vida.

Por regiones, los emigrantes procedían de

Galicia, Canarias, Asturias y Cantabria, mientras

que los principales países de acogida fueron:

Cuba, Argentina, México, Brasil y Uruguay.

A lo largo del siglo XIX se inició en España el

éxodo rural, una corriente migratoria desde las

zonas rurales hacia las urbanas. Estas

migraciones se centraron en los principales focos

de industrialización como Madrid o Barcelona.

El éxodo rural significó un importante crecimiento de las ciudades, que provocó que España duplicase su

población urbana. No obstante, a finales del siglo XIX la población española continuaba siendo eminentemente

rural.

8.2. LA SITUACIÓN DEL CAMPO: LAS DESAMORTIZACIONES

El bajo desarrollo agrícola fue uno de los problemas de la economía española, puesto que apenas se

realizaron innovaciones técnicas en los campos. A esto se unió la deficiencia de los transportes y el fuerte contraste

en la distribución de la tierra, ya que encontramos zonas minifundistas (norte de España) y latifundistas (en

Andalucía, Extremadura y submeseta sur).

Pese al retraso del mundo agrícola, el sector experimentó algunos cambios a lo largo del siglo XIX:

• Abolición del régimen señorial

• Desamortizaciones. Procesos de expropiación y de subasta de tierras. La reforma agraria liberal

consistió en una serie de leyes para convertir la propiedad de manos muertas (que no se podía

vender) en propiedad privada. Con las desamortizaciones se pusieron en venta las tierras de la

Iglesia (Ley de Mendizábal, 1836) y la de los bienes de Propios de los ayuntamientos (Ley de Madoz,

1855) en subasta pública.

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En el siglo XIX, a pesar del éxodo rural y las migraciones, la población española continuará siendo

principalmente rural y con una ocupación en las tareas agrícolas que rondan el 60% de la mano de obra.

8.3. LA INDUSTRIALIZACIÓN

La industrialización en España fue más lenta e incompleta que en otros países europeos, y solo alcanzó

cierta relevancia a partir de 1870. Este retraso se debió a distintas causas:

1. Escaso crecimiento demográfico

2. Falta de inversiones, debido a la debilidad de la burguesía

3. Inestabilidad política derivada de la Guerra de la Independencia y de los conflictos entre

liberales y absolutistas.

Así pues, la industrialización fue en un principio bastante débil y localizada. Los primeros focos industriales

se situaron en la provincia de Málaga gracias a los altos hornos; sin embargo, esta zona entrará pronto en declive. El

testigo lo recogió entonces Cataluña, que era la región más industrializada de España gracias al desarrollo de una

importante industria textil algodonera.

Durante esta primera etapa también se desarrolló el ferrocarril, aunque de forma insuficiente debido a la

compleja orografía y a la falta de inversiones. De hecho, a mediados de siglo tan solo contábamos con dos líneas

férreas: Mataró-Barcelona y Madrid-Aranjuez.

El despegue industrial vendrá a partir de 1870 de la mano de diversos sectores como la minería, favorecida

por la Ley de Bases sobre Minas. Este sector fue especialmente productivo en Asturias (carbón), Vizcaya (hierro) y en

el sur peninsular Huelva (cobre), Jaén (plomo) o Ciudad Real (mercurio). Sin embargo, la falta de inversiones hizo que

la explotación se llevase a cabo con capital extranjero, sobre todo británico y francés.

La siderurgia se reactivó a partir de 1860 en Asturias, aunque alcanzó su mayor grado de desarrollo en el

País Vasco. El ferrocarril se impulsó gracias a la Ley de Ferrocarriles (1855) y la Ley de Sociedades de Crédito (1856)

que facilitaban la inversión en la construcción ferroviaria. En España, la red ferroviaria es un trazado radial con

centro en Madrid y que deja desconectados puntos periféricos. Además, debemos subrayar que nuestro ancho de

vía es diferente al europeo.

8.4. EL MOVIMIENTO OBRERO EN ESPAÑA

Las condiciones laborales de los obreros industriales y de los trabajadores agrícolas eran duras, con largas

jornadas laborales, bajos salarios y ausencia de derechos. Por ello, poco a poco se organizó un movimiento en

defensa de sus intereses.

Los inicios del movimiento obrero tuvieron un carácter ludita, es decir, de rechazo a las máquinas. Sin

embargo, en la década de 1840 aparecieron las primeras asociaciones y sindicatos como la Sociedad de Tejedores de

Barcelona, pero las autoridades públicas se apresuraron a prohibirlos. Durante el bienio progresista (1854-1856) el

movimiento obrero incrementó sus fuerzas y continuó atacando a las máquinas. Será en el Sexenio democrático

cuando se reconozca el derecho a la asociación y se fundó la Federación Española de la Asociación Internacional

de Trabajadores, que volvió a ser ilegalizada en 1872.

El anarquismo en España fue introducido por el italiano Fanelli. Su estrategia de “acción directa” les llevó a

cometer atentados como el del Teatro del Liceo de Barcelona, el del Parlamento o el asesinato de Cánovas del

Castillo. Esta estrategia provocó una dura represión y un giro hacia posiciones más moderadas, lo que le llevó a la

creación de sindicatos como la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en el año 1910.

El marxismo se difundió durante el sexenio democrático gracias a la labor de Pablo Iglesias, que en 1879

fundó el PSOE. En 1888 se fundó el sindicato socialista UGT (Unión General de Trabajadores). Los socialistas se

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inclinaron por participar en las elecciones, siendo Pablo Iglesias el primer diputado socialista de España en

1810.

8.5. LA CULTURA Y EL ARTE EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX

Durante el siglo XIX, España fue un país atrasado en los planos cultural y científico. La educación era un

privilegio por lo que las tasas de analfabetismo eran muy altas. En el año 1857, la Ley Moyano reorganizó todo el

sistema educativo y unificó la enseñanza en todo el territorio nacional. Además, la difusión de valores obreros y

democráticos hizo surgir numerosas instituciones que promovieron la educación de las clases populares.

En las últimas décadas del siglo se produjo una cierta renovación intelectual, vinculada con la difusión del

krausismo, corriente cultural que inspiró la creación de la Institución de Libre Enseñanza, fundada por Giner de

los Ríos.

La renovación también fue promovida por el regeneracionismo, cuyo principal representante fue Joaquín

Costa. Por las mismas fechas, la Generación del 98 (Machado, Unamuno, Baroja, etc) denunció los males del país y

reivindicó su modernización y europeización.

En cuanto a las artes debemos destacar los siguientes campos:

• LITERATURA: La corriente dominante hasta 1850 fue el Romanticismo, gracias a autores como José de Espronceda,

Rosalía de Castro, Gustavo Adolfo Bécquer o Mariano de Larra. Posteriormente se difundió el Realismo, que permitió un

gran desarrollo de la novela, con autores como Galdós o Leopoldo Alas Clarín.

• PINTURA: el siglo XIX se abrió con uno de los grandes genios del arte español: Goya. Tras su muerte, la pintura

predominante será el Romanticismo histórico y costumbrista de autores como Federico Madrazo. Posteriormente se

impuso el naturalismo de Antonio Gisbert, Rosales o Mariano Fortuny, que derivó hasta corrientes impresionistas como

Sorolla.

• ARQUITECTURA: surgió una línea historicista con obras que recreaban estilos antiguos (neoclásico, neogótico o

neomudéjar). La industrialización favoreció la aparición de la arquitectura del hierro en estaciones de ferrocarril,

puentes, fábricas, etc. Además, a finales del XIX irrumpió en España el modernismo cuyo principal representante será

Antonio Gaudí, autor de obras como la Sagrada Familia, la Casa Milá o el Parque Güell