cuadernillo siglo xix

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Gua para la Historia Argentina Siglo XIX

Formarnos Para Ser Libres

Formarnos1

para ser Libres

espacio de formacion politica y pensamiento revolucionario

Luchar, fracasar, volver a luchar, fracasar de nuevo, volver otra vez a luchar y asi hasta la vistoria.www.formarnosparaserlibres.blogspot.com

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Gua para la Historia Argentina Siglo XIX- INTRODUCCIN

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DISTINTAS MIRADAS SOBRE LA HISTORIA ARGENTINA

- LA REVOLUCIN DE MAYO DE 1810 - LAS GUERRAS DE INDEPENDENCIA (1810-1826) - LAS GUERRAS CIVILES (1826-1852) - CONSTRUCCION DEL ESTADO NACION ARGENTINOParte 1: Consolidacin del Mitrismo. Guerra del Paraguya y las ltimas montoneras Parte 2: Consolidacin de la oligarqua agroexportadora

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INTRODUCCIONPara qu estudiar la historia?El mundo en el que nos toca nacer y vivir es el producto de una larga historia. No elegimos cmo ni dnde nacer, sino que nos toca vivir en determinadas condiciones sociales materiales que ya existan antes de nosotros. Esas condiciones materiales de vida (el trabajo, la educacin, la vivienda, las relaciones sociales en las que estamos inmersos) no se decidieron porque los hombres libres se pusieron un da todos de acuerdo. Tampoco son producto de un orden divino, ni siempre se dieron de la misma manera. Por el contrario, se produjeron histricamente a travs de la lucha de clases. Lucha entre distintos grupos sociales que tienen intereses antagnicos y que estn enfrentados entre s. El origen de esa lucha tiene que ver con el enriquecimiento y el dominio de una minora a costa de una mayora, a travs de la explotacin de su trabajo y la expropiacin de sus recursos. La forma concreta en que se desenvuelve esta lucha, vara en distintos momentos histricos. En los ltimos siglos se viene dando bajo la forma del capitalismo, es decir, una clase burguesa, propietaria de los medios de produccin, que explota a la mayora trabajadora supuestamente libre. Si bien surgen individuos que expresan los intereses de determinado grupo social, la historia la hacen las clases sociales, no los individuos. El rumbo de la historia y la existencia misma de las clases sociales no dependen del deseo individual de un individuo por separado, sino que tiene que ver con la actividad consciente y las formas de organizacin que se dan las clases a s misma para encarar la lucha. Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es la historia de luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, seores y siervos, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos se enfrentan siempre, en una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que conduce en 4

cada etapa a la transformacin revolucionaria de toda sociedad o al exterminio de las clases enfrentadas Carlos Marx Si bien estamos condicionados por las relaciones histrico-sociales, no estamos determinados. La historia, como todo, est en disputa y sujeta a la transformacin. La lucha sigue abierta. Los pueblos siempre luchan por tomar en sus manos su propio destino y ofrecen resistencia a la opresin.

Es importante conocer la historia de nuestro pas?La historia no empieza ni termina con nosotros. La lucha de clases no empieza porque uno toma conciencia de esta. Existe una tradicin de lucha y organizacin en nuestro pueblo que tenemos que recuperar. Es nuestro punto de partida fundamental para poder triunfar. Las clases dominantes son conscientes de la importancia de ocultar y manipular la historia a su favor, para seguir en el poder y que las cosas sigan como estn. No es casualidad. Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan hroes y mrtires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece as como propiedad privada cuyos dueos son los dueos de todas las otras cosas. Rodolfo Walsh Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale, debe, nuevas ilusiones sucedern a las antiguas y ser tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tirana. Mariano Moreno La historia de Argentina est atravesada por una lucha constante. Si miramos bien nuestro pasado son pocos los perodos de calma, ms bien es un pueblo que para resolver los problemas no escoge el dilogo, sino el enfrentamiento. Desde el siglo XIX hasta nuestros das son muchsimas las veces en que sectores populares se levantaron frente a la injusticia. 5

No somos un pueblo sumiso. Nuestra historia lo demuestra, aunque las clases dominantes se han ocupado bien de cortar nuestras tradiciones de resistencia, organizacin y lucha; siempre las retomamos en donde las dejamos. La disputa por nuestra historia es la disputa por nuestro futuro. Se trata de identificar las tendencias revolucionarias y emancipadoras del pasado que nos sirven de gua para poder avanzar hacia adelante.

Implicancia de las distintas miradas histricasPor todo lo anterior, es fundamental posicionarse y retomar seriamente la historia de nuestro pas. Si no abordamos esta tarea, caminaremos a ciegas y estaremos condenados, antes de comenzar cualquier intento revolucionario que pueda perdurar y plantear seriamente la revolucin. Las lecturas de la historia estn directamente relacionadas con las propuestas polticas. La clase dominante argentina siempre se esforz por plantear una mirada oficial de la historia argentina. Eso le permite mantener aisladas y fragmentadas a las clases populares, haciendo el intento por extirpar las experiencias revolucionarias histricas. Toda lectura de la historia responde a intereses concretos de grupos sociales enfrentados entre s. La historia que aprendemos en la escuela con los manuales escolares, o la cantidad de smbolos que aprendemos desde chicos, el nombre de las calles, de las ciudades, los monumentos, responden a la visin de la historia que en diferentes momentos nos impusieron las clases dominantes. De hecho, los manuales escolares bajan La Historia como la nica posible, y desde esa mirada monoltica, legitiman el actual orden social de explotacin. Cuentan la historia como historia de prceres, de individuos, disociados de sus intereses de clase. Mezclan todo. La revolucin de mayo es un caso claro: ponen juntos a Mariano Moreno, Rivadavia, Saavedra, como si hubieran representado a las mismas ideas. El monumento de Roca est en la calle Bolivar. Toman experiencias y dirigentes revolucionarios y los vacan de contenido, vulgarizan sus ideas para justificar el presente, y lo neutralizan. Basta acercarse al saln de patriotas y ver al Che pintado en la Casa de Rosada. 6

Por lo tanto no hay miradas neutrales, siempre hay un inters y una posicin poltica detrs de nuestra mirada. Resulta entonces indispensable apropiarnos de nuestra historia como pueblo, estudiarla desde el presente, desde una mirada crtica, para poder elaborar un proyecto emancipador.

DISTINTAS MIRADAS SOBRE LA HISTORIA ARGENTINA- LA VISION LIBERAL La visin liberal de la historia argentina es la que se constituy histricamente como la visin oficial. De hecho esta surge al mismo tiempo que la clase dominante logra consolidar su proyecto nacional, y es la que impone los smbolos patrios oficiales, las estatuas, los parques, las calles, los manuales escolares, etc... Surge por tanto luego de 1860 y se impone con la Generacin del 80. Es la historia que contada por los vencedores de las guerras civiles del siglo XIX en Argentina. Estamos hablando de la clase terrateniente pampeana y de la burguesa comercial portea. Son estas las fuerzas sociales que apostaron y sometieron al pas a la dependencia del imperialismo britnico y luego, al yanqui. La clase dominante fue la que se impuso y escribi la historia a su favor, en un momento donde se estaba consolidando el Estado nacin argentino y haca falta que el pasado sirva para legitimar el presente a su favor. El principal historiador fue Bartolom Mitre, perteneciente a una familia terrateniente y quien fuera presidente y fundador del hasta hoy existente diario La Nacin, bajo el lema Tribuna de Doctrina. La clase dominante debi contar su propia visin de la historia, que consiste en: La historia est hecha por una serie de hombres ilustres (Rivadavia, Sarmiento, San Martn, Moreno, Belgrano, Alberdi), a los cuales se los vaca de contenido y se los transforma en estatuas que glorifican el rgimen existente. Tanto es as que por ejemplo alguien como Alberdi era anti-mitrista o San Martn no estaba a favor de Rivadavia) 7

La historia est atravesada por la disputa entre Civilizacin y Barbarie, donde la civilizacin son los blancos proinglaterra (Mitre y Rivadavia) que luchaban por la Libertad; y la barbarie, los caudillos del interior salvajes que impedan el progreso de la nacin (Quiroga, Pealoza, Varela, Gemes) que representaban la Tirana. La Revolucin de Mayo estaba dirigida a la independencia de Espaa y al comercio libre con Inglaterra. Fue solamente una revolucin anti-espaolista. Hay un elogio permanente por el capital ingls como el portador del progreso para Amrica Latina. EL REVISIONISMO HISTRICO Esta corriente tiene varias tendencias en su interior. Surge a partir de empezar a reivindicar la figura de Rosas, por parte de grupos ms bien conservadores a principio del siglo XX. En 1935 al interior del radicalismo surge una corriente conocida como el grupo FORJA (Fuerza de Orientacin Radical de la Joven Argentina), cuyo principal idelogo fue Ral Scalabrini Ortiz, seguido por personajes como Arturo Jauretche y Homero Manzi. Este grupo irigoyenista rastrea en la historia argentina el contenido nacionalista y coloca a la figura de Rosas como representante de lo nacional y popular en contra de la opresin del imperialismo ingls. Son crticos de la lnea oligrquica de Rivadavia y levantan las figuras de los caudillos. El Reviosionismo logra imponerse como una corriente histrica con la llegada del peronismo, sobretodo despus de 1955, equiparando la figura de Pern a la de Rosas. Sus principales historiadores son Jos Mara Rosa y Fermn Chavez. Si la corriente liberal ve a la historia como la lucha entre dos principios ideales: Libertar vs.Tirana; el Revisionismo cambia ese esquema por otro: Nacin vs. Anti-Nacin, convirtiendo en estandarte de las fuerzas nacionales a Rosas en oposicin a las fuerzas antinacionales y entreguistas unitarias. Para esta corriente, Rosas se convirti en una figura histrica intocable, smbolo de lo nacional y popular. 8

Estas dos corrientes, la Liberal y la Revisionista, son las que marcaron las distintas formas de contar la historia y respondieron a diversos momentos. La liberal es propia de la oligarqua terratenientes que se consolida a finales del siglo XIX e impuso la visin oficial de la historia a partir de la cual se configur el Estado Nacional con sus smbolos patrios. La Revisionista surge en otro momento histrico, fruto de una fraccin del Ejrcito Nacional que se propone una nueva alianza de clases entre una burguesa nacional y la clase trabajadora; para lo cual se levantan figuras que hasta el momento venan siendo defenestradas por los terratenientes como es la de Rosas y la chusma que lo segua. LAS CORRIENTES DE IZQUIERDA Frente a esto, fueron surgiendo corrientes de izquierda que no pudieron escapar a estas visiones tradicionales de la historia que las distintas fracciones de la clase dominante fueron generando, la Izquierda Reformista y la Izquierda Nacional: La Izquierda Reformista, por su parte, analiz la historia por una visin teida por la corriente Liberal y a travs de esquemas dogmticos eurocntricos, encasillada en la ideologa del progreso. Dentro de esta corriente se ubican dos tradiciones histricas: La tradicin Socialista: con mayor irradiacin poltica, social y cultural sobre la sociedad argentina en las primeras cuatro dcadas del siglo, cont con el impulso de una vasta organizacin poltica, el PS Argentino. Los esfuerzos por echar races en la historia y la cultura argentina fueron sistemticos, y la tradicin socialista busc instituirse como consumacin y superacin de las mejores tradiciones democrticas del liberalismo argentino. Juan B Justo, quien plante las bases del socialismo en Argentina, tena una concepcin del marxismo dogmtica: al atraso de las montoneras primitivas haba que oponerle el desarrollo del progreso econmico. Desde esta perspectiva, la subordinacin al capital britnico era un 9

mal necesario que iba a permitir el desarrollo econmico del pas. Esta tradicin cuenta con historiadores como Jacinto Oddone, Amrico Ghioldi y el ms actual Julio Godio. La tradicin Comunista: como ruptura con el socialismo, el Partico Comunista hizo un gran esfuerzo por instituir una tradicin que entroncase con las luchas del pasado, tomando del siglo XIX las tradiciones jacobinas, democrticas y liberales. Aunque postulan una metodologa y una concepcin materialistas de la historia, y a pesar del talento historiogrfico de algunos de sus historiadores, el esfuerzo poltico de su organizacin por instituirse como continuacin de las tradiciones liberal-democrticas del pasado, los tornar francamente tributarios de muchos de los valores y los esquemas de la historiografa liberal. Es por eso que muchos han catalogado esta corriente como el mitromarxismo. Los historiadores ms representativos son Ghioldi, Sommi, Real, Agosti, posteriormente Leonardo Paso, as como la primera obra de Puiggros, expulsado del PCA en 1946. La Izquierda Nacional surge como una corriente ms radicalizada del Revisionismo y cae en una visin ideal haciendo apologa de la barbarie representante de lo nacional y popular en contra de la civilizacin de la oligarqua. Levanta como hitos a Rosas, Yrigoyen y Pern, como defensores de los intereses nacionales y anti-imperialistas. Su punto de partida fue una caracterizacin del peronismo distinta a la del resto de la izquierda, cuya originalidad consista en considerarlo como un momento necesario en el proceso de formacin de una conciencia nacional. As como la tradicin comunista argentina busc instituirse en contra de la tradicin socialista, disputndole ideas, valores, acontecimientos y figuras del pasado; la izquierda nacional busc forjar una identidad propia a partir de un ajuste de cuentas con la izquierda pre-existente, especialmente la comunista. Desarrolla una influyente accin poltica-cultural en los aos 60 10

a travs de la edicin de peridicos, revistas, libros, el dictado de cursos de formacin (como por ejemplo las ctedras nacionales), etc. Esta corriente no pudo despegarse de la visin idealista de buscar en la historia la contradiccin entre las fuerzas progresistas nacionales y las fuerzas reaccionarias extranjerizantes. Como consecuencia de esto, se acerc a posiciones cada vez ms inexplicables, viendo en el ejrcito argentino represor a sectores progresistas anti-imperialistas, por ejemplo, reivindicando las vertientes ms estatistas de la elite del 80, encabezadas nada ms y nada menos que por Roca. Ms adelante llegaron al punto de apoyar a la triple A y a los sectores ms reaccionarios del peronismo. El principal idelogo y terico fue Hernndez Arregui, quien plante una visin propia sobre el ser nacional. Tambin las bases de esta corriente fueron planteadas por el troskista nacionalista Abelardo Ramos, quien se caracteriza por su estilo literario audaz y provocativo. Actualmente continuador de esta corriente es Norberto Galasso, quien le pegar una lavada de cara a sus maestros, teniendo una visin historiogrfica ms rigurosa y posiciones ms coherentes, por ejemplo sobre el rosismo. As como reivindicando (haciendo una autocrtica silenciosa) el pensamiento y la accin del Che Guevara (ridiculizada histricamente por Abelardo Ramos). El Revisionismo Kirchnerista: actualmente el Kirchnerismo emprendi una importante embestida a la hora de disputar las tradiciones histricas. Se sustenta en una serie de historiadores que tienen diferencias entre s pero que tienen su raz en el Revisionismo. Al respecto creo el Instituto Oficial de Revisionismo Histrico, dirigido por el menemista hasta la ltima hora, Pacho Odonell, quien predica un federalismo conservador, propio del nacionalismo rosista reaccionario. A su vez, cuenta con historiadores como Norberto Galasso crticos de ese Instituto y con una lnea ms federal popular, que incluso llega a cuestionar la figura de Rosas. Tambin cuenta con una serie de divulgadores como Felipe Pigna, para legitimar en su visin de la historia lo que llama modelo 11

nacional y popular. Ante esto nos vemos en un desafo que no podemos esquivar. Particularmente cuando est en juego la apropiacin histrica de nuestras luchas y banderas. Ejemplo de esta embestida son los Festejos del Bicentenario, donde los idearios de los jacobinos Revolucionarios de Mayo son expuestos ante millones de personas. Donde el mismo Estado que asesin a mansalva a los pueblos originarios y los sigue asesinando, hace desfilar a Tupac Amaru por la Avenida de Mayo. Donde han montado en la propia Casa de Gobierno un Saln de Patriotas Latinoamericanos y vemos al Che Guevara colgado en la casa rosada. No podemos mirar para otro lado y regalar as noms a nuestros smbolos revolucionarios y a quienes dieron su vida por el cambio revolucionario. Hay que encarar la disputa, desde la apropiacin actual de nuestras tradiciones populares de lucha revolucionaria. Reivindicando los desafos que se planteaban en el pasado como vigentes en el presente.

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- LA VISIN REVOLUCIONARIAEs la que estudia la historia con una perspectiva revolucionaria. Lejos de legitimar el orden existente, es la visin que concibe la historia como la lucha de clases y por tanto desde ah se plantea el problema actual de la revolucin. Es la historia a contrapelo del proyecto nacional que sali triunfante: el de la clase dominante, aliada al imperialismo. Justamente por eso reconocemos que PARTIMOS EN DESVENTAJA, tenemos que reapropiarnos de nuestra historia como pueblo, que las clases dominantes sistemticamente nos pretenden cortar, manipular, anular. Como ya mencionamos en la presentacin, se trata de poder ver los procesos histricos desde una concepcin materialista: analizando los intereses materiales concretos de los grupos sociales y como se expresan en las fuerzas polticas que actan. Pero no nos quedamos solamente ah, sino en poder identificar los sectores que salieron a dar pelea por cambiar la realidad, a favor de los intereses de las mayoras populares. Las expresiones populares que se organizaron y lucharon contra los intereses del imperialismo, as no se hayan planteado la revolucin socialista (cuestin que sera ficticia en el siglo XIX). Entonces, buscamos reivindica a quienes plantearon la defensa de los intereses nacionales desde un punto de vista revolucionario, no solo contra las fuerzas imperialistas, sino tambin contra sus aliados nacionales locales (la clase terrateniente y la burguesa comercial). Aquellos que incluso fueron ms all, como San Martn, planteando que sin la unidad continental era imposible hacerle frente al imperialismo, poniendo sobre la mesa y siendo consecuentes con la cuestin de la Unidad Latinoamericana. Uno de los mximos exponentes de este ideario revolucionario y latinoamericano es Felipe Varela quien se dispuso a combatir al centralismo porteo, tanto rosista como mitrista, en defensa de los pueblos oprimidos del interior, con ejrcito compuestos por los mismos intereses populares, que no discriminaban entre argentinos, chilenos y bolivianos; y festejaban la resistencia heroica del pueblo paraguayo contra la barbarie mitrista. 13

Rastrear estas fuerzas histricas es nuestra tarea principal, para retomar nuestra tradicin de lucha y organizacin como pueblo y proyectarla hacia adelante. No es casualidad que no contemos con una visin de la historia sistematizada propia del campo revolucionario. Sino que contamos con esfuerzos individuales, que si bien no escapan del todo a la visin Revisionista o Liberal, nos permiten estudiar y reconocer los procesos histricos desde nuestra perspectiva. As nos nutrimos de historiadores de diversas tendencias revolucionarias, incluso enfrentadas entre s, como lo son: Milciades Pea: con un intento por sistematizar los perodos histricos de Argentina analizando seriamente la estructura de clases, pero con la problemtica de ciertos rasgos liberales que le impiden ver fuerzas emancipadoras y revolucionarias. Esto lo lleva a una visin trgica de la historia, donde las fuerzas populares pareceran contar con una impotencia histrica. Rodolfo Puigross: quien rompe con la tradicin comunista y sin abandonar el mtodo materialista se propone estudiar la historia tambin desde una perspectiva de clases. A diferencia de Pea las dificultades de su trabajo tienen que ver con rasgos revisionistas a la hora de tomar como punto de partida las causas internas enfrentadas a las causas externas y no comprender los procesos histricos desde una perspectiva global de desarrollo del imperialismo. En la misma lnea revisionista tambin podemos tomar los valiosos aportes de Rodolfo Ortega Pea y Eduardo Duhalde. Tambin debemos nutrirnos tanto de las corrientes de la izquierda reformista y de la nacional, teniendo siempre presente sus presupuestos y tomas de posicin. E incluso de las corrientes oficiales, como por ejemplo el personaje nefasto de Bartolom Mitre, quien relata las guerras de independencia con cierto rigor cientfico. La clave est en no dejar nunca de lado la perspectiva revolucionaria como gua de nuestra lectura de la historia.

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Revolucin de Mayo de 1810La Revolucin de Mayo es parte de un proceso histrico a nivel mundial. Para entender el proceso de Mayo de 1810, necesitamos comprender el contexto histrico en el que se enmarca. En el continente latinoamericano, antes de mayo de 1810, se produjeron hacia fines del siglo XVIII, numerosas rebeliones indgenas contra el dominio espaol. Fueron particularmente fuertes en el bajo y alto Per (actuales Per, Bolivia, Norte de Argentina y Ecuador). Tupac Amaru II, lider la llamada Gran Rebelin en 1780. Al ao siguiente, Tpac Katari y Bartolina Siza, formaron un ejrcito de cuarenta mil personas que cerc dos veces a la ciudad de La Paz. Si bien estas rebeliones fueron derrotadas por los espaoles, quienes apresaron y ejecutaron a todos los rebeldes, se trat del levantamiento ms extenso geogrficamente y con ms apoyo, de toda la poca colonial previo a las revoluciones y las guerras de independencia del siglo XIX. Asimismo, es la poca de las Revoluciones Burguesas y de los comienzos de la consolidacin del capitalismo en Europa y EEUU. Es fundamental, la influencia que ejerce la Revolucin Francesa de 1789 que afirma polticamente a la burguesa contra el absolutismo y destraba las relaciones feudales, posibilitando el desarrollo del capitalismo. La tendencia radical de la burguesa francesa, la jacobina, con lderes como Danton, Marat y Robespierre, ejerci una influencia clave en el grupo ms radical de nuestros revolucionarios de mayo. Los jacobinos se apoyaron en los artesanos, incipientes proletarios y siervos campesinos, para acabar con el poder monrquico feudal, oponindose a la contrarrevolucin interna y la invasin de las potencias monrquicas europeas, resueltas a restaurar el viejo orden. Libertad, Igualdad, Fraternidad! Guerra a los palacios, paz a las chozas! Eran sus consignas Tambien es importante la influencia de la independencia de Estados Unidos, declarada en 1776, liberndose de la dominacin colonial britnica. 15

Es dentro de estas tramas de lucha y en este contexto que, en las colonias hispanoamericanas, se van gestando y abriendo paso corrientes que se oponen al absolutismo y a las opresiones coloniales. El pueblo de Hait es el primero en levantarse. All se desencadena en 1795 una rebelin de esclavos generalizada que desemboca en la primera declaracin de Independencia de Amrica Latina. La expansin del imperialismo contra el monopolio espaol El proceso que se desencadena con la Revolucin de Mayo, se vincula ntimamente con la contradiccin entre la expansin del imperialismo britnico en el mercado mundial y la administracin colonial espaola. El sistema de monopolio impuesto por Espaa prohiba comerciar con otro pas que no fuera la propia Espaa. Esto encareca notablemente los productos y complicaba la exportacin. Por este motivo, en 1806 y 1807 Inglaterra invadi Buenos Aires. El pueblo porteo rechaz las invasiones inglesas, alistado en milicias de criollos y espaoles. En cada milicia, los jefes y oficiales fueron elegidos democrticamente por sus integrantes. Las milicias se transformaron en centros de discusin poltica. Las invasiones inglesas demostraron que Espaa estaba seriamente debilitada y que no poda ni abastecer correctamente ni defender a sus colonias. El objetivo de los ingleses era desestabilizar el Virreinato espaol y proponer una nueva forma de acumulacin capitalista, basada en el libre-comercio. En lo concreto, esta era una forma de dependencia ms moderna que la colonial: el desarrollo industrial del capital britnico colocaba a nuestros pases como meros exportadores de materia prima, impidiendo su propio desarrollo. Qu era en la poca colonial del territorio argentino actual? Hasta el siglo XVIII, Espaa organiz la administracin de sus colonias americanas en los siguientes virreinatos: Virreinato de Nueva Espaa (actuales Mxico, sur de EEUU y los pases centroamericanos) y Virreinato del Per (conformado por el istmo de Panam y gran parte de Amrica del Sur, a excepcin del Brasil). En este ltimo, como parte de un Plan de Reformas, los Borbones crearon el Virreinato de 16

Nueva Granada (1717-1810) y el Virreinato del Ro de la Plata (17761811), para facilitar la administracin del vasto territorio colonial, dividindolos entonces en tres partes. El Virreinato del Ro de la Plata integr los territorios de las gobernaciones de Buenos Aires, Paraguay, Tucumn y Santa Cruz de la Sierra, el Corregimiento de Cuyo y los corregimientos de la Provincia de Charcas. Esos territorios son actualmente parte de las repblicas de Argentina, Bolivia, parte sur de Brasil, parte norte de Chile y Paraguay, partes meridionales de Per y todo Uruguay. La capital se ubic en la ciudad de Buenos Aires. Esta se convirti en un gran puerto comercial al incrementarse notablemente la exportacin de cueros, charqui y de la plata proveniente de las minas del Potos. Las reformas borbnicas apuntaban a aumentar el control directo de la burocracia imperial sobre la vida econmica de las colonias, aumentando los tributos, redefiniendo el control sobre el territorio y reforzando el monopolio. El xito de las reformas fue limitado; es ms, el descontento generado entre las elites criollas locales acelerara el proceso de emancipacin a partir del cual Espaa perdera la mayor parte de sus posesiones americanas en las primeras dcadas del siglo XIX. La primera Junta Para febrero de 1810 casi toda Espaa se encontraba en manos de los franceses. Napolen, en su empresa expansionista, haba invadido Espaa, el Rey Carlos IV y su hijo Fernando VII haban sido capturados. Un Consejo de Regencia pas a gobernar la pennsula en nombre de Fernando VII. El 13 de mayo de 1810 llegaron a Buenos Aires las noticias de la cada de la Junta Central de Sevilla, ltimo bastin del poder espaol. Ante esta nueva situacin, la autoridad del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros se encontraba cuestionada. Ante la presin de las milicias criollas y de un grupo de jvenes revolucionarios, Cisneros debi ceder y convoc a un Cabildo Abierto para el 22 de mayo de 1810. Coincidan en la oposicin a la administracin virreinal diversas clases y sectores sociales. Indgenas, mestizos, negros, mulatos y criollos desposedos, para los que el orden colonial significa 17

explotacin, miseria, servidumbre o esclavitud. Tambin se oponen al rgimen colonial los artesanos, pequeos industriales, comerciantes y hacendados, y hasta voceros de grandes financistas y terratenientes. Estos ltimos deseaban solamente liberarse de la pesada carga monopolista hispana, para ocupar su lugar y usufructuar los grandes beneficios que esta representaba, y poder negociar sin trabas con la exportacin de sus productos y la importacin y comercializacin de las manufacturas de las grandes potencias industriales, en especial de Inglaterra. Solo apoyaban al rgimen colonial los grandes funcionarios coloniales y privilegiados comerciantes que viven del monopolio. Despus de Mayo, sufriran confiscaciones y destierros, pero lograrn mas tarde reinsertarse en la sociedad, mediante el comercio libre y la amistad con los ingleses. El Cabildo Abierto Aquel histrico Cabildo Abierto del 22 de Mayo fue, segn la vieja fbula escolar, una reunin de la gente decente, de los vecinos respetables, que discutieron respetuosa y amablemente. Pero los hechos ocurridos se hallan demasiado lejos de estas presunciones. Fueron jornadas de disputa enardecida entre los conservadores y los revolucionarios. Disputas dentro del cabildo que se combinaron con la lucha y movilizacin en las calles. Incluso con pequeos enfrentamientos. Si bien el Virrey pretenda todo lo contrario, ingresaron al cabildo hombres afines a la revolucin. Y esto fue gracias a la accin de los grupos de choque, apostados en las esquinas del Cabildo. Gracias a ello se dio una votacin democrtica. Pero el Cabildo, a partir de artimaas de los absolutistas que dentro se encontraban, burl la voluntad popular y estableci una junta de gobierno presidida por el propio Cisneros. Esto provoc la reaccin de las milicias y el pueblo. Moreno y otros hombres indignados ante la maniobra del Cabildo y el intento de burlar la voluntad popular, inician la movilizacin de repulsa desde la medianoche del 23 y durante el 24. Son ellos quienes logran torcer el brazo del absolutismo y frustrar la trampa reaccionaria orquestada por el Cabildo. Este accionar en las calles y en los cuarteles produce inmediato 18

efecto. Toda oficialidad de Patricios, se present en el Fuerte esa misma noche y todos a una voz le declararon al coronel Saavedra que no acataran las rdenes del Virrey, no otras cualesquiera que se les diesen permaneciendo ste en la presidencia de la Junta. As, es que durante todo el 24 los revolucionarios sostienen la idea de utilizar la violencia armada y se presiona sobre Saavedra. Se convoca urgentemente a una reunin de la Junta y all Saavedra, hacindose intrprete del reclamo de los jefes, y Castelli, en representacin de la turbulencia popular que va creciendo, le informan al virrey que es voluntad del pueblo su deposicin irrevocable y que ambos renuncian a la Junta que el Virrey pretende presidir. Cisneros, ofrece objeciones pero se convence de que no tiene otro camino. Se disuelve la Junta el 24 a la noche. En las primeras horas de la maana del 25 de mayo la plaza la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo,ya no est sola. Diversos grupos se mueven en las esquinas. Ah estn los chisperos con su gente y ya no llevan cintas blancas al sombrero y casacas porque si aquellas blancas significaban unin, stas rojas de ahora significan guerra (ni antes del 25 ni en ese mismo da hay constancia alguna de que hubiesen existido cintas celestes y blancas de las que habla Mitre, quien jams indic la fuente de donde tomo dato tan extrao y que, sin embargo, durante dcadas se ha considerado autntico). El 25 de mayo, el pueblo de Buenos Aires en la plaza, finalmente impuso su voluntad al Cabildo creando la Junta Provisoria Gubernativa del Ro de la Plata integrada por: Cornelio Saavedra, presidente; Juan Jos Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcunaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu, Juan Larrea, vocales; y Juan Jos Paso y Mariano Moreno, secretarios. Qued as formado el primer gobierno patrio, que no tard en desconocer la autoridad del Consejo de Regencia espaol que pretenda gobernar a las colonias. Se puso fin al perodo virreinal. El 18 de diciembre del mismo ao, con la incorporacin de diputados del interior, la Primera Junta se transform en la Junta Grande.

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Dos proyectos de Independencia antagnicosLa Primera Junta no era homognea. Dentro de ella existi una fuerte disputa que expresaba dos proyectos de independencia antagnicos:

El proyecto de independencia formal, es decir, en contra de los espaoles y su monopolio, pero proingles. Estaba encabezado por Cornelio Saavedra. Este defenda el librecomercio, que favoreca a un sector de la clase dominante (dentro del cual estn los Terrero, Rosas, Rivadavia, Anchorena) que produca cueros, tasajo y estaba en las redes de contrabando con Inglaterra. Su objetivo era que el Puerto de Buenos Aires se abriera a Inglaterra. En los aos previos a la revolucin, se consolid en Buenos Aires un grupo comercial de nuevo tipo, distinto al tradicional que se cobijaba en el monopolio establecido por la Ley de Indias. Lo integraban comerciantes que operaban al margen de las leyes, contrabandistas por lo general, cuyas posibilidades de enriquecimiento se vieron favorecidas por el debilitamiento del viejo sistema colonial. La alianza entre Espaa e Inglaterra, de la cual derivan concesiones a los ingleses para operar en el puerto de Buenos Aires en el trfico de esclavos favoreci sus negocios, estimulados por la apertura del comercio sancionada por el virrey Cisneros. La relacin con los ingleses, como tambin el desarrollo capitalista en Europa, provoca un fuerte crecimiento de la actividad comercial que se canaliza por nuevas vas. Resulta as una nueva burguesa comercial, de pronunciada tendencia probritnica, liberal, aventurera e inescrupulosa en razn de su origen ilegal, capaz de generar un Rivadavia primero, y ms tarde un Mitre. Hacia 1810 residan en Buenos Aires 124 familias inglesas dedicadas en su mayora al comercio. En 1809 Cisneros sancion el libre comercio, y 17 embarcaciones inglesas esperaban en el puerto para descargar sus mercancas.20

por los patriotas revolucionarios Moreno, Castelli, Monteagudo, Belgrano, Vieytes, Rodriguez Pea. Estos planteaban la necesidad del proteccionismo y de desarrollar de forma autnoma al pas. Vean la necesidad de que Buenos Aires se vinculase con las dems provincias. En esa sociedad, donde estaban por un lado los dueos del poder y la riqueza, y del otro los esclavos, peones y jornaleros, se fue conformando una pequea burguesa integrada por profesionales (abogados mayoritariamente), empleados (de comercio o de oficinas de gobierno), algunos artesanos y estudiantes que jugaran un importante papel en Mayo. Hijos de espaoles en su mayora, se sienten arrastrados por las nuevas ideas y convierten su disgusto por el sofocamiento en que viven, en violento reclamo de una democracia participativa, sa que los franceses enarbolaron en 1789 y que le pueblo espaol trata de levantar durante la invasin. Los Revolucionarios de Mayo lanzan consignas como la entrega de la tierra a los campesinos, la liberacin de los esclavos, la devolucin de derechos y libertades ciudadanas a los indgenas, la educacin del pueblo, el fomento de las ciencias, las artes y las industrias, la libertad de conciencia y el principio de la eleccin de los gobernantes por el pueblo, cuya salud y prosperidad invocan como objetivo fundamental de la Revolucin.

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El proyecto de independencia real, representado

Fue o no fue una revolucin?Para empezar a responder a esta pregunta, podemos decir que el proceso de mayo de 1810 fue una revolucin en tanto forma parte de un proceso histrico y mundial de revoluciones burguesas. Es necesario ubicarnos en ese contexto histrico para comprender el carcter revolucionario de la burguesa en la pugna por romper con el absolutismo y las trabas feudales al desarrollo industrial, en la pugna por las libertades individuales. Es cuando empieza a consolidarse en tanto clase hegemnica que su carcter revolucionario caduca, y aparece como horizonte la revolucin socialista, tarea histrica del proletariado. 21

Ahora, si bien se inspir en el ideario de la Revolucin Francesa, tuvo caractersticas distintas a las revoluciones de los pases capitalistas centrales, impuestas por el desarrollo del imperialismo. Podemos pensarla como revolucin, en tanto que se plante el problema de la independencia en el plano poltico: se expuls a la burocracia colonial del virreinato. Sin embargo, no se modific de lleno la estructura de clases. El proceso que se inicia con la Revolucin de Mayo, tuvo como resultado concreto la consolidacin de sectores dominantes locales: la clase terrateniente y la burguesa comercial portea, socias del capital britnico. Podemos hablar entonces de independencia poltica, que lleva a la consolidacin de una clase dominante nativa ante la ruptura con la dominacin colonial, pero que inaugura un nuevo tipo de dependencia econmica, a partir de la penetracin del Imperialismo Britnico. En el proceso revolucionario se puso sobre la mesa el problema de la independencia econmica. Ese problema fue tan profundo que llev varias dcadas de guerras civiles para que se termine de imponer la clase dominante aliada al imperialismo britnico. La Revolucin de Mayo inici entonces un periodo de luchas por el poder. En el cual la independencia fue asegurada gracias al partido morenista (como le deca Mitre), Belgrano y la accin del General San Martn; pero no pudo seguir avanzando debido a que, en la disputa entre los dos proyectos antagnicos que antes visualizamos, terminan triunfando los sectores reaccionarios. Por ltimo, reconocerla en tanto revolucin implica reivindicar y recuperar las expresiones ms radicales que existieron en ese proceso, negadas o vaciadas de su real contenido por la historia oficial. Al mismo tiempo, reconocerla en tanto revolucin implica visualizar que no fueron precisamente esos sectores ms revolucionarios los que vencieron, como nos quieren hacer creer desde una mirada progre de la historia. Por lo tanto, la lucha por una verdadera independencia sigue vigente en nuestros das y no es algo anecdtico o saldado. Y para esa tarea es clave recuperar y aprender del legado y las luchas del pasado, como las de los revolucionarios de mayo.

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CITASMilcades Pea sobre la estructura de clases: Sin embargo, tanto Espaa como Amrica Latina sirvieron a la expansin mundial y el triunfo del capitalismo industrial en Europa dnde estuvo confinado hasta fines del siglo XIX. El descubrimiento de Amrica abri nuevos horizontes e imprimi nuevos impulsos a la burguesa, atizando con ello el elemento revolucionario que se esconda en la sociedad feudal en descomposicin. Con el crecimiento de la burguesa brotaban necesidades nuevas que ya no bastaban a satisfacer los frutos locales sino que requeran productos coloniales y muy especialmente oro y plata. Y estos productos provenan de Amrica latina. Metrpoli y colonias sirvieron as al florecimiento del capitalismo industrial; entraron para beneficio en el remolino de la acumulacin capitalista. Ambas fueron engranajes decisivos en la estructuracin del moderno mercado mundial, en la difusin del intercambio mercantil por los cuatro confines de la tierra. Pero ni en Espaa ni en Amrica hispana jams hizo pie firme el capitalismo industrial. El poder real el econmico- de la sociedad colonial se hallaba en manos de las oligarquas terratenientes y comerciantes hispano-criollas. La jerarqua burocrtica de virreyes, gobernadores, capitanes generales, etc., tena la misin de proteger los intereses de Espaa (es decir, de la Corona y el comercio de Cdiz). Esa burocracia importada, fue el nico grupo social dominante en la colonia a quien la Independencia vino a liquidar. Las clases dominantes continuaron siendo los terratenientes y comerciantes hispanocriollos, igual que en la colonia. Solo que la alta burocracia enviada de Espaa por la Corona fue expropiada de su control sobre el Estado. En cuanto a que la Independencia se inspir en las ideas, los intereses y las perspectivas de desarrollo de la burguesa, hay que preguntarse ante todo de qu burguesa? De la inglesa, no hay lugar a dudas. De la burguesa comercial de las regiones portuarias de Amrica, tambin. Pero tambin en inters de los terratenientes, mineros y dems productores para el mercado mundial, y tambin en inters de las oligarquas quietistas y aristocratizantes como las del norte y noroeste de la Argentina, Alto Per, etc. Hay burguesa, pero es casi exclusivamente comercial e intermediaria en el comercio extranjero, o sea, eminentemente portuaria y antinacional.

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Y los productores para el mercado interno son artesanos u oligarquas interiores para quienes el desarrollo capitalista es una amenaza mortal, no una esperanza y menos un programa revolucionario a apoyar. En cuanto a la clase productora ms importante de la colonia estancieros en la Argentina, y en general, en toda Amrica Latina, productores para el mercado mundial-, son a no dudarlo capitalistas, sus intereses son capitalistas, pero de un capitalismo colonial que, como el capitalismo esclavista, es enemigo del desarrollo industrial y aunque por razones diametralmente opuestas- tan enemigo de la revolucin democrtico-burguesa como el ms feudal noble de la Edad Media. Las nicas masas existentes en la campaa eran los gauchos, ya que los agricultores no pasaban de una exigua minora. El gaucho reclamaba la libre apropiacin de la carne, tal cual exista en los primeros siglos de la colonia, antes de que la carne se valorizase y fuera celosamente guardada por estancieros y saladeristas. Su ideal, era la pampa libre. Aun siendo una colonia de Espaa, Amrica y en particular el Rio de la Plata eran una semicolonia econmica de Inglaterra, por cuanto esta compraba sus materias primas y ella la abasteca de artculos industriales, en parte mediante el contrabando, en parte por la interpsita persona de los monopolistas de Cdiz, que compraban en Inglaterra y revendan en Amrica. La relacin de fuerzas entre Espaa e Inglaterra no justificaba que esta siguiera soportando esa molesta interposicin y al contrario, la impulsaba a apoderarse de la Amrica Espaola, polticamente, si se poda, econmicamente en caso contrario, lo que de todos modos permita un efectivo control poltico. Y por su parte las oligarquas residentes en Amrica no ignoraban donde estaba el mejor comprador y el mejor abastecedor y el ms slido respaldo para sus pretensiones autonomistas Julio Novayo sobre la Revolucin de Mayo: La revolucin de Mayo es resultado de gravosas contradicciones entre el rapaz colonialismo hispano, que agobia a la enorme mayora de la poblacin, tanto de Buenos Aires como del interior, propietarios y desposedos, sectores pudientes y masas desprovistas de todo bien y de todo derecho. Es resultado de la centenaria lucha de indgenas y criollos por alcanzar la ruptura de las asfixiantes y crueles cadenas que arrancan de las entraas de Amrica, sus riquezas ms codiciadas, que se apoderan del trabajo y de la vida de sus habitantes, tratados con autoritarismo, ltigo, sangre y fuego. Miles de

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mrtires y adalides riegan con su sangre y con el sacrificio de sus vidas el camino hacia la libertad en los trescientos aos de dominacin colonial. Los alzamientos de granadinos, cuzqueos, asunceos, altoperuanos, chilenos, santafesinos, permiten afirmar que en la larga noche colonial no hay respiro en la lucha de unos y otros sectores contra el odiado ocupante y represor. En las provincias del Plata, Mayo es el triunfo de todos ellos. La unidad de clases y sectores sociales con tantos intereses encontrados, con propsitos disimiles, con rivalidades regionales y hasta personales, es esforzado fruto del afn del grupo de intelectuales de avanzada que, alzando un programa de lucha contra el autoritarismo y el monopolio coloniales, son el alma de la Revolucin de Mayo. A pesar del podero econmico de los grupos moderados y conservadores, el grupo de avanzada morenista consigue no solo participar en la Primera Junta, sino imprimirle a la gestin de esta una orientacin revolucionaria en muchos aspectos: adopcin de medidas para liquidar el latifundio, reestructurar el Gobierno y las Fuerzas Armadas con amplia participacin ciudadana; formulacin de planes de progreso socioeconmico, teniendo como meta el desarrollo y el bienestar general; trazado de un adecuado plan de operaciones para conquistar la libertad, procediendo con mano firme contra la conspiracin y el enemigo realista, etc. Este programa choca con el propsito de las clases altas. Grande es el alivio de estas cuando Moreno es separado del comando de la revolucin Desde el primer da de su integracin, hay profundos desacuerdos en la Junta de Mayo. Coexisten en ella elementos avanzados junto a otros vacilantes y a terceros francamente conservadores. Diariamente entran en juego divergencias y enfrentamientos abiertos o disimulados por imprimir una u otra orientacin a la Junta. Pero predomina en el primer periodo de su formacin la singular personalidad de Moreno, cuyas medidas provocan resistencia y maniobras por parte de los representantes de terratenientes, comerciantes y mineros. Ellas apuntan en primer lugar, a la eliminacin del monopolio del puerto de Buenos Aires. Dispone la apertura de los puertos de Ensenada, Maldonado y Rio Negro. Elimina gravmenes a la venta de los productos de los hacendados, dispone sanciones contra la usura. Dispone los primeros estudios para un plan de repartimiento de tierras. Junto a estas disposiciones, la severidad implacable con que castiga a los contrarrevolucionarios de Crdoba y a los verdugos del Alto Per; el plan de difusin de las ideas de avanzada que inspiran a la Revolucin traduce

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y hace publicar El Contrato Social de Rousseau-; el gran papel que en sus manos juega la Gaceta de Buenos Aires, concitan sobre l, el odio y la conspiracin. Lo mismo sucede con Castelli, que reparte tierras en el Alto Per, que exhorta a los indios a darse sus autoridades y a enviar participantes al Congreso Constituyente, y con Belgrano, que en el Reglamento de los Treinta Pueblos de Misiones, enumera con fuerza de ley similares disposiciones. Belgrano lleva a la prctica con este Reglamento, lo que predica anteriormente en la prensa

Mariano Moreno:La gloriosa instalacin del gobierno provisorio de Buenos Aires ha producido tan feliz revolucin en las ideas, que agitados los nimos de un entusiasmo capaz de las mayores empresas, aspiran a una constitucin juiciosa y duradera que restituya al pueblo sus derechos, ponindolos al abrigo de nuevas usurpaciones. Los efectos de esta favorable disposicin seran muy pasajeros, si los sublimes principios del derecho pblico continuasen misteriosamente reservados a diez o doce literatos, que sin riesgo de su vida no han podido hacerlos salir de sus estudios privados. Los pueblos deben estar siempre atentos a la conservacin de sus intereses y derechos y no deben fiar ms que de s mismos. El extranjero no viene a nuestro pas a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibmoslo en buena hora, aprendamos las mejoras de su civilizacin, aceptemos las obras de su industria y franquemosle los frutos que la naturaleza nos reparte a manos llenas; pero miremos sus consejos con la mayor reserva y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en medio del embelesamiento que les haban producido los chiches y coloridos abalorios. No deben escandalizarse por el sentido de mis voces, de cortar cabezas, verter sangre y sacrificar a toda costa. Para conseguir el ideal revolucionario hace falta recurrir a medios muy radicales En vano publicara esta Junta principios liberales, que hagan apreciar a los pueblos el inestimable don de su libertad, si permitiese la continuacin de aquellos prestigios que por desgracia de la humanidad inventaron los

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tiranos para sofocar los sentimientos de la naturaleza Qu comparacin tiene un gran pueblo de esclavos, que con su sangre compra victorias, que aumenten el lujo, las carrozas, las escoltas de los que lo dominan, con una ciudad de hombres libres, en que el magistrado no se distingue de los dems, sino porque hace observar las leyes, y termina las diferencias de sus conciudadanos?... La libertad de los pueblos no consiste en palabras ni debe existir en los papeles solamente. Cualquier dspota puede obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad; y este cntico maquinal es muy compatible con las cadenas, y opresin de los que lo entonan. Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad. Si me considero igual mis conciudadanos, porque me he de presentar de un modo que les ensee que son menos que yo? Mi superioridad solo existe en el acto de ejercer la magistratura, que se me ha confiado; en las dems funciones de la sociedad soy un ciudadano, sin derecho a otras consideraciones que las que merezca por mis virtudes. () 2 Habr desde este da absoluta, perfecta, e idntica igualdad entre el Presidente, y dems vocales de la Junta, sin ms diferencia, que el orden numerario y gradual de los asientos. 4 Ni el Presidente, ni algn otro individuo de la Junta en particular revestirn carcter pblico, ni tendrn comitiva, escolta, o aparato que los distinga de los dems ciudadanos. 6 Todo empleado, funcionario pblico, o ciudadano, que ejecute rdenes, que no vayan suscriptas en la forma prescripta en el anterior artculo, ser responsable al gobierno de la ejecucin. 8 Se prohbe todo brindis, viva, o aclamacin pblica en favor de individuos particulares de la Junta. Si stos son justos, vivirn en el corazn de sus conciudadanos: ellos no aprecian bocas que han sido profanadas con elogios de los tiranos. 9 No se podr brindar sino por la patria, por sus derechos, por la gloria de nuestras armas, y por objetos generales concernientes a la pblica felicidad. 10 Toda persona que brindase por algn individuo particular de la Junta ser desterrado por seis aos. 11 Habiendo echado un brindis D. Atanasio Duarte, con que ofendi la probidad del Presidente, y atac los derechos de la patria, deba perecer en un cadalso; por el estado de embriaguez en que se hallaba, se le perdona la

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vida; pero se destierra perpetuamente de esta ciudad, porque un habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener impresiones contra la libertad de su pas. 12 No debiendo confundirse nuestra milicia nacional con la milicia mercenaria de los tiranos, se prohbe que ningn centinela impida la libre entrada en toda funcin y concurrencia pblica a los ciudadanos decentes que la pretendan. El oficial que quebrante esta regla ser depuesto de su empleo. 13 Las esposas de los funcionarios pblicos polticos y militares no disfrutarn los honores de armas ni dems prerrogativas de sus maridos: estas distinciones las concede el estado a los empleos, y no pueden comunicarse sino a los individuos que los ejercen. 14 En las diversiones pblicas de toros, pera, comedia, etc. no tendr la Junta palco, ni lugar determinado: los individuos de ella que quieran concurrir, comprarn lugar como cualquier ciudadano

Monteaguado:Todos aman su patria, y muy pocos tienen patriotismo: el amor a la patria es un sentimiento natural, el patriotismo es una virtud: aquel procede de la inclinacin al suelo donde nacemos, y recibimos las primeras impresiones de la luz, y el patriotismo es un hbito producido por la combinacin de muchas virtudes, que derivan de la justicia. Muy fcil sera conducir al cadalso a todos los tiranos, si bastara para esto el que se reuniese una porcin de hombres, y dijesen todos en una asamblea, somos patriotas y estamos dispuestos a morir para que la patria viva: pero si en medio de este entusiasmo el uno huyese del hambre, el otro no se acomodase a las privaciones, aquel pensase en enriquecer sus arcas, en dilatar sus posesiones, en atraerse por un lujo orgulloso las miradas estultas de la multitud, y este temiese sacrificar su existencia, su comodidad, su sosiego prefiriendo la calma y el letargo de la esclavitud a la saludable agitacin y dulces sacrificios que aseguran la LIBERTAD; quedaran reducidos todos aquellos primeros clamores a una algaraba de voces insignificantes, propias de un enfermo frentico que busca en sus estriles deseos el remedio de sus males

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Cornelio Savedra, Presidente de la Primera Junta de Mayo, yrepresentante de estos sectores, bien lo reconoce cuando, luego de la eliminacin de Moreno, escribe a Chiclana: Como que las cosas han variado de circunstancias, por la reunin de las Provincias del Virreinato, tambin es consiguiente se varen las resoluciones, esto es, moderen y mitiguen los rigores que hasta ahora se haban adoptado. El sistema robespierrano que se quera adoptar en esta, la imitacin de la revolucin francesa que intentaba tener por modelo, gracias a dios que han desaparecido.

GUIA DE PREGUNTAS

La revolucin de mayo fue una revolucin? Qu podemos rescatar de ese proceso? Estn resueltas las problemticas que se plantearon en esa poca? Cmo vemos desde la actualidad los planteos de Moreno, Monteagudo, Castelli, Belgrano?

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Guerras de Independencia (1810-1826)Las Guerras de Independencia son un Proceso Continental Las Guerras de Independencia fueron una empresa continental que decidi, en los campos de batalla, el destino de Amrica Latina. Fueron un proceso histrico desencadenado a partir de mayo de 1810, donde se combati en todo el territorio latinoamericano, de las ms variadas formas, a los ejrcitos realistas espaoles que no queran retirarse del continente. El objetivo era la independencia cueste lo que cueste y el enemigo fundamental era el Virreinato espaol. Se apuntaba a expandirse territorialmente y a masificar los principios de Mayo, que hasta entonces estaban concentrados en algunos centros urbanos. Los pueblos empiezan as a ser protagonistas y tomar como propia la lucha por la emancipacin. Si bien fue un proceso continental y exista un ideario de unidad latinoamericana, tom la forma histrica de lucha por la independencia nacional que llev a la constitucin de naciones independientes. Esto se debe al contexto mundial de estas luchas, donde se estaba consolidando el Estado-Nacin como la herramienta poltica para la expansin del capitalismo. La unidad latinoamericana atentaba directamente contra la penetracin del imperialismo en el continente que, con Inglaterra a la cabeza, gener divisin y guerras entre pueblos hermanos, as como cont con una serie de aliados locales que sirvieron a sus intereses y destruyeron y eliminaron a todo aquel que se les opona. Las luchas de los pueblos ms all de las fronteras actuales, los intentos concretos de San Martn y Bolvar, expresaban una opcin revolucionaria contra los intereses del imperialismo. Si bien se pudo coordinar en los campos de batalla, en trminos polticos este proyecto qued en algunas intuiciones y deseos que no prosperaron, pero que iban en este sentido de luchar por la Patria Grande. Al respecto, Belgrano lleg a plantear en el Congreso de Tucumn de 1816 la instauracin de una Monarqua Inca. 30

Casi todos los pases hispanoamericanos continentales de la actualidad (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Mxico, Nicaragua, Paraguay, Per, Uruguay y Venezuela), reconocen en este movimiento sus orgenes como naciones independientes. Slo Panam, y los pases del Caribe de habla hispana (Cuba, Puerto Rico y Repblica Dominicana) reconocen sus orgenes independientes en otros procesos histricos posteriores. La Logia Lautaro Una cuestin que es importante tener en cuenta es que cuando hablamos de los revolucionarios de mayo y los libertadores, no hablamos de individuos sueltos o de simples intelectuales con ideas de libertad. Se trata de una disputa de tendencias real. Es decir, con organizaciones conspirativas y planes de accin que incluan divisin de tareas, plazos, objetivos. Al respecto el famoso Plan de Operaciones que es redactado por Moreno es fruto de una elaboracin y resolucin colectiva, entre los que se encontraban hombres como Belgrano y Monteagudo. En las Guerras de Independencia estas organizaciones conspirativas y clandestinas se siguen desarrollndose con ms fuerza. Podemos decir que las Logias eran los partidos polticos de la poca. La ms fuerte y conocida es la Logia Lautaro, Fundada por Francisco de Miranda en el ao 1797 en Londres. El objetivo de esta logia no era otro que el de lograr la independencia de Amrica de los espaoles, estableciendo un sistema republicano continental. El nombre de Lautaro es homenaje al caudillo mapuche de dicho nombre, el que llam a su pueblo a sublevarse contra los conquistadores espaoles de Chile en el siglo XVI. Entre los miembros principales que participaron en esta sociedad caben destacarse: Francisco de Miranda, Simn Bolvar, Bernardo OHiggins, Bernardo Monteagudo, Rodriguez Pea. Cmo se desarroll el proceso en el actual territorio argentino? Despus de 1810, en Buenos Aires se establecieron distintos rganos administrativos de gobierno: se sucedieron los gobiernos de la Primera Junta (1810), la Junta Grande (1811), Triunviratos (181131

1814) y el Directorio (1814-1820). Estos resultaron ineficientes para llevar adelante las tareas de independencia y no pudieron consolidar su poder en el clima de inestabilidad poltica que se viva. Finalmente, el 9 de julio de 1816, un Congreso de Diputados de las Provincias Unidas proclam la Independencia. En 1819 dict una Constitucin centralista, afn a los intereses porteos, que despert el enojo del resto de las provincias. Estos rganos de gobierno porteos, representantes de los terratenientes y comerciantes, conspiraban para salir beneficiados y dirigir a su favor el proceso profundo que se estaba dando. Por ejemplo, mientras firmaba tratados comerciales con los ingleses, la tendencia conservadora de Mayo ya se haba ocupado de asesinar conspirativamente a Mariano Moreno e ir corriendo a sus seguidores de las Juntas de Gobierno. Por el contrario, los Revolucionarios de Mayo pusieron todo su esfuerzo en la lucha contra el enemigo principal de aquel entonces, el colonialismo espaol, liderando ejrcitos populares y patriotas contra los ejrcitos realistas, garantizando as la independencia a toda costa. Paradjicamente, a pesar de que la lucha la dieron las masas pobres indgenas, artesanos, gauchos, campesinos del interior y, por lo tanto, pusieron los muertos; las guerras de independencia culminaron con el triunfo de las clases terratenientes y la burguesa comercial portea, que en 1820 pusieron a Rivadavia como Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores y luego como Presidente. Este fue el responsable del primer endeudamiento externo del pas a manos del Banco ingls Baring Brothers, hipotecando como garanta las tierras pblicas. A partir de este proceso comenzar un perodo de guerras civiles, como fruto de la resistencia al centralismo de Buenos Aires. Formas de combate En este proceso se combinaron las insurrecciones locales espontneas -particularmente fuertes en el Alto Per (actual Bolivia), que ante la avanzada del ejrcito realista espaol se volvan a levantar sistemticamente-, con ejrcitos regulares patriotas 32

-cuyos principales exponentes fueron Manuel Belgrano, Castelli y el General San Martn - y acciones de ejrcitos provinciales irregulares que utilizaban la guerra de guerrillas, liderados por caudillos, cuyo ejemplo emblemtico es la guerra emprendida por Gemes y sus gauchos Infernales. En estas guerras por la emancipacin impidieron los intentos de restauracin monrquica de Espaa. En lo que hoy es Argentina, las guerras de independencia se desenvolvieron principalmente en el norte. Slo una parte menor de estos enfrentamientos tuvo lugar en el resto del territorio. La mayora ocurri en los territorios del antiguo Virreinato del Ro de la Plata que al finalizar la guerra quedaron fuera de las Provincias Unidas, o en otras regiones de Amrica del Sur que nunca pertenecieron a ese Virreinato, tales como Chile, Per y Ecuador. Se pueden distinguir tres frentes militares principales: el frente oriental o del litoral, sobre los ros de la cuenca del Plata, que incluye las campaas en el Paraguay, la Banda Oriental, la Mesopotamia argentina y los combates navales en el Ro de la Plata y sus afluentes; el frente norte, con enfrentamientos en las provincias del Alto Per y la Intendencia de Salta del Tucumn; y el frente de los Andes, que incluye la accin ofensiva sobre posiciones realistas en Chile, Per y Ecuador.

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Ejemplos de Lucha por la Justicia y la Libertad de los Pueblos Artigas, San Martin, GuemesArtigas y la Reforma AgrariaJos Gervasio Artigas (1764-1850) fue uno de los caudillos que lider el proceso de independencia y desarroll un pensamiento y una prctica que sedimentan las bases del anti-imperialismo latinoamericano. Con Artigas se incoporan las masas a la revolucin, rompe con la poltica de elite y realiza un poltica revolucionaria que se desarrolla en las masas. De origen terrateniente empieza sirviendo en el Cuerpo de los Blandengues al Virrey del Ro de la Plata, Javier de Elo. Sin embargo en febrero de 1811 rompe con su guarnicin y se pone a disposicin de la Junta Revolucionaria de Buenos Aires. No estaba solo, lo acompaaron los campesinos Pedro Jos Viera y Venancio Benavdez, con el apoyo del sublevado comandante militar de la regin, Ramn Fernndez, que el 23 de febrero de 1811 dieron el Grito de Asencio por la libertad del pueblo oriental y se disponan a luchar junto a Artigas. As, Artigas fue reclutando un verdadero ejrcito popular formado por los gauchos orientales, empobrecidos por la administracin virreinal. Reparti entre sus paisanos las tierras y los ganados que les iba tomando a los espaoles. Con estas fuerzas, el 18 de mayo de 1811 derrot a los realistas en el combate de Las Piedras y, puso sitio a Montevideo hasta que, sorpresivamente y sin consultarlo, el Primer Triunvirato de Buenos Aires, lo traicion y firm el 20 de octubre un armisticio con Elo por el cual se comprometa a retirar las tropas patriotas. Se inici el xodo del pueblo oriental siguiendo a Artigas, quien se vio obligado a retirarse a Entre Ros para reorganizar su fuerza. De todos lados llegaban familias huyendo de la persecucin espaola a colocarse bajo su proteccin y a ofrecerse para luchar contra los espaoles y los portugueses. Mil carretas y unas 16 mil personas, hombres, mujeres y nios, con sus pocos ganados y pertenencias, 34

cruzaron el ro Uruguay y se instalaron en Ayui, cerca de la actual Concordia (Entre Ros) preparados para continuar la lucha. Al volver a ser reconocido por Buenos Aires, Artigas envi dos representantes a la Asamblea del Ao XIII (1813), con instrucciones claras de contenido federalista y revolucionario: inmediata declaracin de Independencia, constitucin republicana, libertad civil y religiosa, igualdad de todos los ciudadanos, gobierno central con respeto a las autonomas provinciales y el establecimiento de la capital fuera de Buenos Aires. Argumentando pretextos formales, la Asamblea rechaz los diplomas de los diputados orientales. Rondeau convoc otro Congreso para elegir nuevos diputados y Artigas rompi entonces abiertamente con Buenos Aires. El Director Supremo Gervasio Posadas lo declar traidor y puso precio a su cabeza. El gobierno porteo hizo esta maniobra frente a la clara preocupacin de que los intereses britnicos se vieran alterados por la influencia y la enorme popularidad del caudillo oriental se extendiera a las otras provincias. Incluso que se diera una posible alianza entre Artigas y San Martn para acelerar la declaracin de la independencia. Las clases altas porteas vean en la accin de Artigas un peligroso ejemplo que propugnaba un serio cambio social: el reparto de tierras y ganado entre los sectores desposedos. Para 1814 se fund la Liga de los Pueblos Libres, siendo Artigas declarado Protector. Varias de las actuales provincias argentinas se plegaron, afectadas, al igual que la Banda Oriental, por la poltica de libre comercio y puerto nico, promovida por Buenos Aires, que arruinaba a los artesanos y campesinos del Interior: Santa Fe, Entre Ros, Corrientes, Misiones y Crdoba. Contra el centralismo del Directorio. La liga form una especie de mercado comn regional en el que se protega a los productores locales y se fomentaba la agricultura a travs del reparto de tierras, animales y semillas. No pagaban impuestos las mquinas, los libros y las medicinas y derivaba el comercio del Litoral al puerto de Montevideo. En 1815 Artigas recuper Montevideo, ocupada hasta entonces por las tropas porteas, y convoc en Concepcin del Uruguay el 29 de Junio de 1815 al Congreso de los Pueblos Libres (se propone 35

el autentico programa de la revolucin de mayo). All estaban los diputados por la Banda Oriental, Corrientes, Santa Fe, Crdoba, Entre Ros y Misiones. Elabora el Reglamento de Tierras donde se propone una verdadera Reforma Agraria. Sus primeros actos fueron jurar la independencia de Espaa, izar la bandera tricolor (igual a la de Belgrano pero atravesada por una franja roja, smbolo del federalismo) y resolvieron no concurrir al Congreso de Tucumn convocado por el Directorio, en protesta por la actitud del gobierno porteo de fomentar la invasin portuguesa a la Banda Oriental para terminar con Artigas. ste, contra el centralismo porteo, consideraba a la Banda Oriental como una provincia ms de las Provincias Unidas del Rio de la Plata. Que no fue lo que paso, con la separacin de Uruguay. Mientras se reuna el Congreso de Tucumn, Artigas y su gente defenda el territorio contra una nueva invasin de los portugueses, que tomaron Montevideo en 1817. A fines de 1819 la Liga estaba entre dos fuegos, por un lado los directoriales y por el otro los portugueses. Artigas concibi un plan militar. l atacara el campamento portugus en Ro Grande mientras que las fuerzas de Entre Ros y Santa Fe atacaran Buenos Aires. Pero mientras el caudillo de Santa Fe, Estanislao Lpez, y su compaero de Entre Ros, Francisco Ramrez, invadan exitosamente Buenos Aires con las montoneras artiguistas y triunfaban en Cepeda, Artigas era derrotado por los portugueses en Tacuaremb. Aprovechando esta situacin de debilidad de su antiguo jefe, los caudillos firmaron a espaldas del pueblo y del plan de Artigas el Tratado del Pilar, abandonando a su suerte al caudillo oriental. Ante la traicin, Artigas decidi unir sus escasas fuerzas con las de Corrientes y Misiones. Entr en Entre Ros dispuesto a someter a Ramrez, pero fue derrotado definitivamente en Las Huachas y debi marchar hacia el exilio en el Paraguay. En el Paraguay vivi humildemente, bajo la proteccin de los sucesivos gobernantes paraguayos, Gaspar Rodrguez de Francia y Carlos Antonio Lpez. Viva en una modesta chacra rodeado de indios y campesinos que lo llamaban en guaran Cara Marangat (Padre de los pobres). Despus de tres dcadas de exilio paraguayo, Artigas muri, a los 86 aos, el 23 de setiembre de 1850. 36

Pero tras la derrota de Artigas, la revolucin sigue en pie. Continua en Cuyo en manos del General San Martn.

San Martn y le Ejrcito de los AndesJos Francisco de San Martn nacido en Yapeyu en 1777, adquiere su formacin militar en Espaa. Por ese entonces, hasta los cuarteles espaoles llega el viento renovador de la Francia revolucionaria. En 1812 decide volver a Amrica a continuar su lucha por la revolucin democrtica, por los Derechos del Hombre, por las banderas de la Revolucin Francesa, que juzga derrotada en Espaa. Apenas llegado, su principal tarea consiste en organizar el Regimiento de Granaderos a Caballo. El 8 de octubre de 1812 se produce su primera accin pblica. Junto con Alvear colocan sus tropas frente a la Casa de Gobierno y exigen la renuncia del Primer Triunvirato. Actan conjuntamente con la Sociedad Patritica, dirigida por Bernardo de Monteagudo. A su vez, San Martn y Alvear constituyeron la Logia Lautaro, cara clandestina de dicha Sociedad Patritica. El 3 de febrero de 1813 triunfa en el combate de San Lorenzo. San Martn atiende solcitamente al capitn Zabala, jefe de los invasores. Lo invita a almorzar y parece haberlo persuadido ideolgicamente, pues el capitn espaol se incorpora, aos ms tarde, al Ejrcito de los Andes. San Martn en el norte de Cuyo. Agravada sus disidencias con Alvear, la Logia muestra dos bandos en pugna. San Martn se aleja nombrado a cargo del Ejrcito del Norte en reemplazo del general Manuel Belgrano, quien ha sido derrotado en Vilcapugio y Ayohuma. Llegado al norte, se convence que por all ser imposible derrotar a los espaoles. Conoce a Martn Miguel de Gemes y aprueba su lucha de guerrillas, que San Martn ya haba conocido y valorado en Espaa. En 1814, solicita licencia y pasa a la provincia de Crdoba para mejorarse de sus dolencias. All, en Saldn, nace la idea de llegar a Lima, va Chile. Hacia 1815/16, se declara separatista de Espaa, independentista como no lo manifest nunca. Nombrado gobernador de Cuyo, se pone 37

en la tarea de levantar el Ejrcito de los Andes. Obtiene recursos de Buenos Aires a travs de su acuerdo con Pueyrredn, pues Buenos Aires tambin desea romper con Espaa. Pero la base del ejrcito est dada por la poltica econmica que desarrolla en Cuyo. La independencia de Chile Se sabe que el ejrcito de los Andes triunf en Chacabuco fue sorprendido en Cancha Rayada (donde tambin Manuel Rodrguez jug un importante rol para salvar las tropas y reorganizar las fuerzas) y alcanz un triunfo importante en Maip, en Abril de 1818. Logrado el triunfo en Chile, la preparacin de la expedicin al Per se complica porque en Buenos Aires retacea su apoyo. La burguesa comercial portea estaba preocupada por el artiguismo en la Banda Oriental y en todo el litoral mesopotmico, y por la expedicin espaola que se arm para recuperar las tierras americanas. Se encierra sobre sus problemas y no responde a los reclamos de San Martn. Ms an, le exige que retorne con el Ejrcito de los Andes para defender a Buenos Aires del peligro montonero. Este reclamo se inicia en abril de 1819 y San Martn, durante casi un ao y con diversas excusas, difiere el cumplimiento de la orden portea. La reiterada negativa de San Martn a cumplir las rdenes de volcar sus fuerzas en apoyo de Buenos Aires, con excusas diversas, provoca hondo disgusto al Director Supremo y sus amigos. No resultara extrao que Rondeau hubiese decidido la destitucin del General. Mientras arma la expedicin para pasar por mar al Per, San Martn mantiene correspondencia con los caudillos Estanislao Lpez y Jos Artigas. As intenta mediar en el conflicto del litoral, conducta que provoca profundo desagrado en los directoriales porteos. Desde abril de 1819 hasta Enero de 1820 prosiguen los reclamos porteos para que regrese con el ejrcito. San Martn esquiva los reclamos. porque privilegia la campaa americana sobre la orden portea. El 1 de febrero de 1820 el director Rondeau es derrotado por las montoneras de Estanislao Lpez y Francisco Pancho Ramrez, en la batalla de Cepeda. El 2 de abril de 1820, San Martn, informado de la cada del gobierno, rene a sus oficiales en Rancagua y arguyendo que cay el gobierno directorial, 38

renuncia antes sus oficiales para que ellos elijan a su nuevo jefe. All se redacta el Acta de Rancagua, por la cual San Martn, por voluntad de sus oficiales, pasa a ser jefe del ejrcito expedicionario. As se crea un ejrcito hispanoamericano con soberana flotante que no se subordina a gobierno alguno. Su objetivo es concluir con el absolutismo en Amrica para lo cual inicia en agosto de 1820 la marcha hacia el Per. La liberacin del Per Hacia mediados de 1820, el ejrcito expedicionario marcha, por mar, hacia el Per. El 8 de septiembre desembarca en la Baha de Paracas y establece su cuartel general en Pisco. Desde all, organiza la campaa de la sierra que pone al mando de Arenales, mientras prepara un nuevo desembarco cerca de Lima. Considera resguardada la frontera norte de la Provincias Unidas a travs de los hombres de Martn Gemes. La campaa para la liberacin del Per se caracteriza por los movimientos tcticos realizados por San Martn, dirigidos, en general, a evitar grandes choques frontales con el ejrcito absolutista. Se propone minar las fuerzas de estos, al cercarlos con un juego de pinzas que se complementara con el avance de un ejrcito (previa reestructuracin del Ejrcito del Norte dispersado en el motn de Arequito) para lo cual cuenta con el apoyo de Juan Bautista Bustos, Felipe Ibarra y otros jefes provinciales. Por otra parte, la revolucin liberal encabezada por Riego en Espaa, en 1820, le permite a San Martn una poltica de persuasin, de capacitacin de oficiales del ejrcito enemigo. San Martn entra en Lima el 10 de julio de 1821. El 15, el Cabildo Abierto proclama la voluntad general de declarar la independencia del Per, que se jura en la plaza principal de Lima el 28 de julio. El 2 de agosto, San Martn es proclamado Protector del Per. En Guayaquil se renen San Marn y Bolvar, el 26 y 27 de julio de 1822. En estas reuniones secretas se alcanz el punto ms alto de la independencia latinoamericana. Pero las contradicciones polticas con el gobierno de Buenos Aires, quien no estaba preocupado por la unidad continental, hacen que San Martn deba volver hacia atrs y le deje la mayor responsabilidad a Bolvar quien contaba con el apoyo de la Gran Colombia. 39

Reside en Mendoza desde el 4 de febrero de 1823 hasta el 20 de noviembre de 1823, fecha en que parte hacia Buenos Aires para embarcarse con destino a Europa. En esos nueve meses es hospitalizado por el gobierno rivadaviano y se convence de la imposibilidad de vivir en su pas. Por ende, parte al exilio. Escribe: A mi regreso del Per, el gobierno que exista en Buenos Aires me era notoriamente hostil. Esta enemistad es la que conduce a San Martn a reclamarle a dos amigos suyos, en Londres, en 1825 que acten como padrinos para retarlo a duelo a Rivadavia. Tal es la relacin San Martn-Rivadavia, aunque sus retratos aparezcan juntos en los colegios, como si hubieran perseguido idnticos objetivos. En cambio, expresaban, en sus personas, dos proyectos de nacin enfrentados entre s. El General San Martn muere en el exilio el 17 de agosto de 1850, en Boulogne Sur Mer, lejos de su Patria Grande.

Gemes y la guerra gauchaMartn Miguel de Gemes, el lder de la guerra gaucha que fren el avance espaol con sus tcticas guerrilleras, naci en Salta el 8 de febrero de 1785. Tras la Revolucin de Mayo, se incorpor al ejrcito patriota destinado al Alto Per y form parte de las tropas victoriosas en Suipacha. Regres a Buenos Aires y colabor en el sitio de Montevideo. En abril de 1814 San Martn le confi la comandancia de las fuerzas patriotas de avanzada formada por gauchos de Salta y de Jujuy. La estrategia haba cambiado, y la direccin de la gran cruzada, que inicialmente seria hacia el norte, fue desplazada hacia el oeste, hacia Chile. Los guerrilleros altoperuanos debieron replegarse hacia el sur, hasta las posiciones de Gemes. As la celebre Juana Azurduy, se puso a sus ordenes. Gracias a su experiencia militar, pudo ponerse al frente de la resistencia a los realistas, organizando al pueblo de Salta y militarizando la provincia. Cmo organiz sus fuerzas? Conformo una red de milicias que cubra un amplio territorio, desde Humahuaca con ramificaciones en Potos-, pasando por Jujuy, la ciudad de Salta y las poblaciones 40

aledaas del Valle de Lerma, el Chaco salteo y el Valle Calchaqu. Los milicianos fueron organizados en unidades de 20 a 30, bajo el mando de jefes locales, llamados capitanes de Gemes. Los gauchos, as organizados, basando su superioridad en el conocimiento del terreno y en su astucia, rechazaron varias incursiones espaolas, y seis intentos de invasin: la del brigadier Joaqun de la Pezuela en 1815; la de La Serna en 1817; dos de Pedro Antonio de Olaeta tambin en 1817; la de Canterac en 1820 y la de Olaeta en 1821, que le cuesta la vida al mismo Gemes. Todo el mundo participaba en la lucha: como guerreros los hombres, como espas o mensajeros las mujeres, los nios y los ancianos. Las emboscadas se repetan en las avanzadas de las fuerzas de ataque, pero ms an en la retaguardia y en las vas de aprovisionamiento. Cuando los realistas se acercaban a un pueblo o una hacienda, los habitantes huan con todos los vveres, el ganado, cualquier cosa que pudiese ser til al enemigo. Por supuesto que esta clase de lucha arruin la economa saltea, pero nadie se quejaba, al menos en las clases populares. Por cierto, jams tuvo apoyo alguno del gobierno del Directorio; y la ayuda que le prest el Ejrcito del Norte fue muy limitada. Como obtiene recursos? El gobierno central le proporciona recursos nfimos, puesto que la prioridad se encuentra en Cuyo, en el ejercito que San Martn esta formando. La mayor parte proviene de la misma provincia (de la cual es gobernador desde 1815), de los impuestos que pesan sobre los comerciantes y los estancieros. Es creado el Fuero Gaucho, que es una suerte de condonacin de las deudas por el arrendamiento de las tierras, que beneficia a sus soldados, de extraccin preponderantemente rural. A medida que la guerra se prolonga, los tributos pesan ms y ms sobre las clases acomodadas, que ven en dicho estado de combate permanente, un clima poco propicio para el desarrollo de sus actividades lucrativas, especialmente el contrabando. Gemes pudo gobernar durante cinco aos en nombre de las clases populares y contra los grupos oligrquicos. El sistema de Gemes se caracteriz por el tono popular que adquiri en virtud de haber volcado sobre la oligarqua todo el peso de la 41

guerra patritica. En efecto, fue ella quien soport las frecuentes requisas de ganado, las confiscaciones y contribuciones forzosas con las que se provean las campaas contra los espaoles. De esta manera pudo, incluso, identificarse a ricos con realistas y a pobres con patriotas. Es de sealar que, adems, la clase alta sufri las consecuencias del cierre de la ruta comercial al Alto Per. Por estar a vuestro lado me odian los decentes; por sacarles cuatro reales para que vosotros defendis su propia libertad dando la vida por la Patria. Y os odian a vosotros, porque, os ven resueltos a no ser ms humillados y esclavizados por ellos. Todos somos libres, tenemos iguales derechos, como hijos de la misma Patria que hemos arrancado del yugo espaol. Soldados de la Patria, ha llegado el momento de que seis libres y de que caigan para siempre vuestros opresores!.

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CITASProclama de Jos de San Martin Cuartel general de Santiago de Chile, 30 de diciembre de 1818 Soldados del ejrcito de Lima. El fin de mi marcha hacia la capital del Per es el de hacer con ella una firme reconciliacin para el consuelo de todos los hombres. Nueve aos de horrores han inundado de sangre y lgrimas la Amrica. Vosotros mismos habis sido oprimidos y fatigados de los males de una guerra emprendida no por el bien de la nacin espaola, sino por las pasiones orgullosas de los agentes de aquel Gobierno. La opinin y las armas de toda esta parte del mundo van en fin a presentarse delante de Lima para poner trmino a tantas desgracias. Vosotros no haras sino prolongar los sacrificios estriles, cuando ciegos a la irresistible fuerza de la voluntad comn, queris sostener un empeo temerario. Cada uno de vosotros ha pertenecido a la causa de los pueblos; cada uno pertenece a la humanidad: los deberes militares no pueden alterar aquellas fuertes obligaciones de la naturaleza. Los soldados de la Patria, fieles en el camino del honor como en el del triunfo, no son terribles sino para los enemigos de la libertad. Ellos dan mucho ms valor a la victoria por las injusticias que hace reparar, que por la gloria con que los cubre. Huid, pues, la ignominia de perecer al lado de tiranos detestables: en las filas de nuestros hermanos patriotas encontrareis el camino del honor, de la felicidad y de la paz. Os lo asegura un general que nunca ha faltado a su palabra. Orden General de Jos de San Martin Mendoza, 27 de julio de 1819 Compaeros del Ejercito de los Andes. Ya no queda duda de que una fuerte expedicin espaola viene a atacarrnos; sin duda alguna los gallegos creen que estamos cansados de pelear, y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan: vamos a desengaarlos. La guerra se la tenemos que hacer del modo que podamos; si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos ha de faltar; 43

cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con la bayetita que nos trabajen nuestras mujeres, y si no, andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios: seamos libres, y lo dems no importa nada. Yo y vuestros oficiales daremos el ejemplo en las privaciones y trabajos. La muerte es mejor que ser esclavos de los maturrangos. Compaeros, juremos no dejar las armas de la mano, hasta ver el pas enteramente libre, o morir con ellas como hombre de coraje.

Dir San Martn: Los gauchos de Salta solos estn haciendo al enemigo una guerra de recursos tan terrible que lo han obligado a desprenderse de una divisin con el solo objeto de extraer mulas y ganado. Belgrano tambin valoraba la accin de Gemes. De esta forma naci entre ellos una gran amistad. Esto le dice Gemes a su amigo en una carta: Hace Ud. Muy bien en rerse de los doctores; sus vocingleras se las lleva el viento. Mis afanes y desvelos no tienen ms objeto que el bien general y en esta inteligencia no hago caso de todos esos malvados que tratan de dividirnos. As pues, trabajemos con empeo y tesn, que si las generaciones presentes nos son ingratas, las futuras venerarn nuestra memoria, que es la recompensa que deben esperar los patriotas. El jefe de las fuerzas realistas, general Joaqun de la Pezuela, envi una nota al virrey del Per, sealndole la difcil situacin en que se encontraba su ejrcito ante la accin de las partidas gauchas de Gemes. Su plan es de no dar ni recibir batalla decisiva en parte alguna, y s de hostilizarnos en nuestras posiciones y movimientos. Observo que, en su conformidad, son inundados estos interminables bosques con partidas de gauchos apoyadas todas ellas con trescientos fusileros que al abrigo de la continuada e impenetrable espesura, y a beneficio de ser muy prcticos y de estar bien montados, se atreven con frecuencia a llegar hasta los arrabales de Salta y a tirotear nuestros cuerpos por respetables que sean, a arrebatar de improviso cualquier individuo que tiene la imprudencia de alejarse una cuadra de la plaza o del campamento, y burlan, ocultos en la 44

maana, las salidas nuestras, ponen en peligro mi comunicacin con Salta a pesar de dos partidas que tengo apostadas en el intermedio; en una palabra, experimento que nos hacen casi con impunidad una guerra lenta pero fatigosa y perjudicial. El panorama de la provincia de Salta era desolador. La guerra, permanente, los campos arrasados y la interrupcin del comercio con el Alto Per haban dejado a la provincia en la miseria. As lo cuenta Gemes en una carta a Belgrano: Esta provincia no me representa ms que un semblante de miseria, de lgrimas y de agonas. La nacin sabe cuntos y cun grandes sacrificios tienen hechos la provincia de Salta en defensa de su idolatrada libertad y que a costa de fatigas y de sangre ha logrado que los dems pueblos hermanos conserven el precio de su seguridad y sosiego; pues en premio de tanto herosmo exige la gratitud que emulamos de unos sentimientos patriticos contribuyan con sus auxilios a remediar su afliccin y su miseria.

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Artigas segn Artigas Yo no hice otra cose que responder con la guerra a los manejos tenebrosos del Directorio me haca por considerarme enemigo del centralismo, el cual slo distaba un paso del realismo (la monarqua). Pero los Pueyrredones y sus aclitos queran hacer de Buenos Aires una nueva Roma imperial, mandando sus procnsules a gobernar a las provincias militarmente y despojarlas de toda representacin poltica, como lo hicieron rechazando los diputados al Congreso que los pueblos de la Banda Oriental haban nombrado y poniendo precio a mi cabeza.

Jos Artigas. Reglamento de Tierras. 1815 () 6o. Por ahora el seor alcalde provincial y dems subalternos se dedicarn a fomentar con brazos tiles la poblacin de la campaa. Para ello revisar cada uno, en sus respectivas jurisdicciones, los terrenos disponibles; y los sujetos dignos de esta gracia con prevencin que los ms infelices sern los ms privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y los criollos pobres, todos podrn ser agraciados con suertes de estancia, si con su trabajo y hombra de bien propenden a su felicidad, y a la de la provincia. 7o. Sern tambin agraciadas las viudas pobres si tuvieren hijos. Sern igualmente preferidos los casados a los americanos solteros, y estos a cualquier extranjero. 12o. Los terrenos repartibles son todos aquellos de emigrados, malos europeos y peores americanos que hasta la fecha no se hallan indultados por el jefe de la provincia para poseer sus antiguas propiedades.

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Guerras civiles(1826-1852)Los intereses que estaban en disputa Despus de las guerras de independencia se inici un proceso de guerras civiles donde los dos proyectos de independencia se vieron enfrentados. La independencia no reconcilio las divergentes tendencias economicas latentes en el Virreinato, sino al contrario. Los problemas constitucionales y de organizacin estatal se articularon con el conflicto entre intereses econmicos opuestos de clases y regiones. Fue principalmente por esta razon que las luchas del periodo de la organizacin resultaron tan violentas y encarnizadas. Estas disputas se expresaron polticamente en la oposicin interna entre unitarios y federales. En concreto se pueden delimitar tres sectores que estaban enfrentados entre s y a partir de los cuales se van haciendo y deshaciendo las alianzas y las batallas. Estos sectores enfrentados pueden asociarse a tres regiones distintas: Buenos Aires: la clase terrateniente y la burguesa comercial que se beneficiaba del libre-comercio con Inglaterra. Litoral: estancieros que estaban en contra del monopolio del Puerto del Buenos Aires, respecto a los puntos d la libre navegacin de los ros, el puerto nico y la renta de la Aduana. De hecho una de las claves de la guerra civil en el Ro de la Plata es la disputa por la renta aduanera. Interior (de Crdoba hacia el norte y el oeste): las provincias del interior, que levantaban la bandera del proteccionismo econmico con el objetivo de defender sus incipientes industrias de carcter artesanal de la competencia extranjera, principalmente britnica. El verdadero federalismo estaba expresado en estos intereses, que sin embargo se encontraban desorganizados en las distintas montoneras provinciales dirigidas por caudillos. 47

Haba, un claro antagonismo entre Buenos Aires y el litoral por un lado, interesados en exportar los productos de su ganaderia y comprar en cambio los productos extranjeros, y por lo tanto librecambistas, y del otro lado el interior, carente de productos exportables, pero poseedor de una rudimentaria industria abastecedora del mercado interno, para quien la libre introduccion de productos extranjeros significaba la ruina. Pero si el Litoral coincidia con Buenos Aires en su librecambismo ganaderil opuesto al proteccionesmo artesanal del interior, sus intereses se unian a los del interior y se contraponian de plano a los de Buenos Aires ante el problema decisivo de la Aduana. Casi todo lo que el pais exportaba e importaba pasaba por la Aduana del puerto de Buenos Aires, y Buenos Aires era quien se quedaba con el jugo producido de esa Aduana, sin dar a las restantes provincias ninguna participacion en sus beneficios. Dentro de Buenos Aires, hay una rivalidad colaborante entre estancieros y burguesia comercial. Las dos vertientes de la oligarquia portea son ante todo eso, porteos, es decir, defensores del monopolio de la aduana, cuyo producto las provincias querian compartir. Estos sectores, econmicamente diferenciables y enfrentados, compartan ciertos intereses e iban tejiendo alianzas, entrecruzandose y chocando bajo las banderas del unitarismo y el federalismo. En las Provincias Unidas la vinculacin entre la elite portea y Gran Bretaa encontr terreno frtil durante la presidencia de Rivadavia, cuando con el emprstito Baring Brothers en 1824 se inaugura la triste historia de la deuda externa, un arma de dominacin que cumplir una doble funcin opresora como imposicin de planes econmicos expoliadores y como saqueo permanente de recursos en toda Latinoamrica. El posterior fusilamiento de Dorrego a manos de los unitarios ser la antesala de una feroz represin conducida por Lavalle, utilizando todos los mtodos necesarios para derrotar los intereses populares, torturando y degollando a mansalva. Fue un perodo de lucha sangrienta y de violencia que gener las bases para que triunfe el proyecto nacional de la oligarqua terrateniente por sobre las masas populares, posibilitando la sumisin al capital ingls. 48

Las montoneras. El Federalismo del interior. En el Interior y el Litoral, se conformaron las montoneras como formas de organizacin donde se expresaba la mayora del pueblo. Estaban conformadas por gauchos, privados de su tradicional modo de vida por la valorizacion de la carne que trajo el librecomercio, y por los mas variados sectores de la poblacion del interior, al ver destruidas sus fuentes de subsistencia por la competencia inglesa. Eran fuerzas democraticas en el sentido de que representaban a la mayoria del pais en su lucha contra la oligarquia. En Buenos Aires no hubo montoneras, porque los estancieros y su Estado, con el privilegio del puerto, fueron capaces de proletarizar al gaucho, enganchandolo como peon de estancia o saladero, o como milico. En Buenos Aires los estancieros subordinan a los gauchos, los cuales forman sus ejrcitos privados. En este perodo aparece la figura del caudillo co